Muchas personas, ahora que el fenómeno Vox está en su punto álgido, se preguntan por qué el partido neofascista no despunta en Andalucía. Comprensible en la Andalucía interior pero menos en la urbanita, pues el movimiento de Santiago Abascal es plenamente urbano. Y la respuesta es bien sencilla, porque Juan Manuel Moreno Bonilla es Vox siendo el presidente del PP. Lo más reaccionario del partido conservador se encuentra justo en Andalucía y su mayor referente ejemplifica perfectamente los valores carcas y parafascistas. A su derecha no cabe nadie, ni el diablo se puede situar allí. No hay más ultraderecha que el dirigente andaluz.
Cuando uno piensa en ultraderecha en Andalucía surgen las imágenes de Carlos Herrera, José Manuel Soto o Antonio Burgos, por ejemplo. Todos ellos vinculados afectivamente al PP. No son Hermann Tertsch, pero no le andan a la zaga. En general Moreno Bonilla representa todo lo carca, lo caduco, la opresión del señorito andaluz, la folclorada del franquismo, la corrupción en distintos ayuntamientos y diputaciones (Almería y Roquetas de Mar del gran cacique Gabriel Amat últimamente), la chulería del cacique, la prepotencia de quien cree tener el poder por derecho divino, los golpes de pecho ante el Cristo del Gran Poder pero dejando en la calle a miles de personas… todo eso que es lo despreciable de Andalucía, porque no es así, lo representa Moreno Bonilla.
Así, Vox no puede tener cabida en la región. Ya le han quitado el discurso y las formas. Pero eso no empece para que los medios del establishment intenten edulcorar la imagen de quien acabó con la dependencia desde su secretaría de Estado, y nos lo intenten presentar como un tipo simpático (muy cansino con eso de que se le llame Juanma), un español muy mucho andaluz (pero el andaluz malo) y la alternativa a Susana Díaz. Así, la amiga de la derecha y la normalizadora del discurso ultraderechista, Susanna Griso, le acogió para tomar café hace unos días (como hace todas las semanas con Rivera prácticamente). De esta forma Moreno Bonilla, que no tiene la chispa de Javier Arenas, ni su capacidad política, ya puede presumir de lanzar su “referéndum” para acabar con el PSOE y la izquierda en general. Curioso en quien prohíbe referéndums a los demás. Se lanza a la demagogia, como cuando pidió que les diesen una prima a los médicos que compatibilizan sanidad pública y privada, para rascar votos sabiendo que Ciudadanos ya le ha quitado mucho terreno.
Moreno Bonilla, esa persona sin más principios que ayudar a enriquecerse a los ricos, y que es capaz de abandonar los amigos al minuto por salvar sus posaderas, como hizo con Soraya Sáenz de Santamaría, sabe que está en las últimas y por ello está sacando toda la artillería ultraderechista. Si pierde va fuera y como no tiene oficio ni beneficio, ni el PP gobierna en el Estado para buscarle un hueco, está mostrando su verdadera cara. La derecha más reaccionaria de España y a la que Vox no le llega ni a la suela de los zapatos, de Pertegaz por supuesto. Y si quieren violencia, Moreno Bonilla ya la ha utilizado contra Díaz montándole escraches, aunque fuese por una ilegalidad. Para quienes estén nerviosos por Vox deberían ver que en Andalucía no llegará, pero porque está Moreno Bonilla y el PP. Lo que igual es más espantoso.