Están todos los periódicos desde el sábado anunciando la buena nueva de las elecciones presidenciales en EEUU. Cada uno defendiendo “lo suyo” pero todos plegados al poder del Imperio, decadente pero imperio, actuando como los cortesanos que acaban siendo. Análisis de todo tipo alabando o vilipendiando a cada uno de los candidatos como si fuesen unas elecciones propias y, por ende, filtrados esos análisis mediante el pensamiento ideológico propio. O lo que es lo mismo, tomando partido por uno u otro en función del posicionamiento del medio de comunicación en cuestión. Si de derechas, Donald Trump, si progresista Joe Biden. Y la realidad es que ninguno de los dos candidatos es bueno para España, lo miren por dónde lo miren.

Si se fijan en el actual inquilino de la Casa blanca, ha hecho todo lo posible por perjudicar las exportaciones agrícolas de España. El aceite, la aceituna de mesa, el vino, el queso u otros productos en los que España es potencia mundial por la calidad que atesoran sus productos han sido vetados directa o indirectamente por la administración Trump. En una decisión proteccionista, pero exigiendo tragar con todas las mierdas, especialmente culturales, que exportan, el actual presidente de EEUU ha perjudicado a las empresas españolas y aquí le ríen las gracias los mismos que piden libre mercado, ayudar al empresario propio y sacan banderas menos cuando se trata del Imperio. A ello hay que sumar que obligó a la Unión Europea, algo que celebró Alemania como cónsul europeo de la fuerza militar del otro lado del Atlántico, a establecer un bloque económico con la Rusia de Vladimir Putin. Esto ha supuesto que España haya perdido turismo eslavo y que numerosos productores de verduras españolas hayan visto cómo se perdían negocios consolidados con el país del norte de Europa. Porque, si les queda alguna duda, Rusia es Europa, oriental pero Europa, y EEUU no.

Esto solamente en el plano económico que se ve y se toca, porque a niveles de fondos buitre o de inversión bien que ha potenciado Trump la compra de acciones y el control de numerosas empresas de todo tipo en España. Desde periódicos hasta constructoras pasando por energéticas. Ahí ha sido el adalid del mercado libre y ha marcado el rechazo generalizado a las potencias económicas antagónicas como son Rusia y China y con las cuales España tenía una gran relación financiera y productiva. En el plano de las relaciones internacionales España, con Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, ha tragado con la doctrina Monroe (Venezuela, Chile…), los golpes de Estado blandos (Bolivia) y todo lo que desean desde Washington. Una política completamente plegada a la voluntad estadounidense de la que la UE es buen ejemplo de cobardía. Cuando los lazos de unión entre España y la América Latina van más allá de lo comercial, la administración Trump ha impuesto a los gobiernos españoles una política contraria a los intereses patrios. Al menos no ha empezado ninguna guerra más por el mundo.

Los medios de la derecha quieren que gane Trump en general pero saben que si vence Biden la ideología que defienden estará perfectamente protegida. No es este provecto un radical del socialismo sino un liberal de los de toda la vida. Igual con cierta mirada más social pero solamente en lo que se refiere a los conflictos internos de EEUU y sin ir más allá de algún proyecto de sanidad gratuita y poco más. Un liberal de mercado libre, para los demás, y mucha guerra por todo el mundo. Biden, que apoyó el golpe de Estado de los fascistas ucranianos y del que sacó una tajada económica importante cuando era vicepresidente de Barack Obama, sigue la tradición de la fuerza imperial de inmiscuirse en las economías de los demás, en los conflictos de los demás y de ir a buscar controlar las riquezas minerales de cualquier país que les interese. Un viejo halcón de Washington que une potencia militar a negocios personales del establishment estadounidense. Si usted que lee esto es de izquierdas si analizase el discurso completo, no lo que le cuentan los medios que dice, y las intenciones prácticas del personaje que le presentan como progresista pensaría “ese tipo es de derechas”. No piensen que los bloqueos comerciales serán quitados si gana Biden, igual hasta los aumenta porque la presión para que se vetase a España venía de la administración Obama ya.

¿Cuál es la diferencia entonces? Para el resto del mundo ninguna. Con la presidencia de Trump ya se ha cumplido lo que quería la internacional populista de derechas: llenar el mundo de noticias falsas, generar inestabilidad social en todos los países, volver a tiempos de guerra fría para establecer un falso miedo que permita que las sociedades acaben tragando con la limitación de libertades y acepten estar enganchados física y mentalmente a diversos dispositivos electrónicos que les controlan sin rechistar. Trump ha finalizado la creación del ser-dispositivo en las mentes de occidente (en oriente es algo distinto), algo que Obama no pudo lograr pero que Biden asegurará sin moverse un milímetro de lo ya conseguido. En el plano militar igual es peor Biden que Trump, no tanto en el gasto, el cual se aumentó por imposición trumpiana, pero sí en el uso de armamento en guerras éticamente reproblables pero que siempre son en beneficio de los mismos EEUU. Realmente a las españolas y españoles que gane uno u otro ni fu, ni fa, porque con ambos salen a perder. Pero si les hace ilusión seguir el desarrollo y pensar que dependiendo de quién gane, gana uno de los suyos tienen todo el día de hoy y el de mañana para entretenerse. Es más pónganse a sus telepredicadoras favoritas de las mañanas para análisis harto sesudos dominados por la ideología imperial o al señor de negro que es lo mismo que ellas pero vestido más acorde a su oficio de dar el sermón desde el púlpito. La realidad es que a España le irá mal con uno y con otro.

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