El recientemente fallecido filósofo Gianni Vattimo acuñó en los años 1980s el concepto de “pensamiento débil”. Nada tenía que ver en sí con un pensamiento completamente relativista, aunque lo fuese en cierto sentido; ni tenía que ver con un pensamiento sin racionalidad, sin esfuerzo intelectual, sin apoyo en algo sustancial; se fundaba sobre la interpretación frente al pensamiento fuerte derivado de las convicciones propias y comunitarias que se asentaban en la verdad. Parte de esta propuesta se ha ido expandiendo en el mundo actual y casi domina las cabezas de las personas, especialmente si frecuentan mucho las redes sociales. Quienes tienen pensamientos fuertes son considerados ultras, conservadores o anticuados. La verdad ha dejado de existir para dejar paso a la interpretación.

Se ve en la casta política española donde lo que hoy es negro, mañana es verde y pasado blanco. El PP es muy católico en sus discursos pero lanza leyes queer, apoya sin dudas la eutanasia o el aborto. El PSOE es muy de izquierdas pero pacta con la burguesía racista, aprueba leyes y convenios internacionales que perjudican a la clase trabajadora o se trasviste en burguesía progre. Así todos los días y años. Engañando a los ciudadanos porque saben que éstos no van a responder al estar completamente alienados. Que la Comunidad de Madrid tenga una deuda colosal y sea un pudridero de corrupción y capitalismo de amiguetes es culpa del PSOE pese a llevar gobernando casi treinta años y tragan sus votantes. Que corruptos socialistas se gasten dineros en putas, lujos y comilonas (además de llevarse un buen pellizco) es culpa del PP por robar más. Y todo el mundo tragando.

Lo más gracioso, empero, es la disputa entre peperos y sanchistas en las redes sociales. Una especie de réplica de lo que acontece en los medios de comunicación vendidos a los dos partidos. Porque no se engañen, por mucha independencia que vendan, están todos entregados a un partido u otro. No es que un periódico conservador pueda tener más cercanía con algún partido, algo lógico, sino que están al dictado de las estrategias de partido y a poner el cazo evidentemente. En redes sociales acaba reproduciéndose esa dinámica de lo mío es soportable pero lo tuyo es vomitivo. Fernández Díaz se va a sentar en el banquillo por utilizar los aparatos represivos del Estado contra sus contrincantes políticos ¿han leído o escuchado a los muy demócratas periodistas o radioprofetas decir algo? Callados con “el putas”. Pero eso sí, son los más demócratas de toda España. Tampoco habrán leído a ningún pepero quejarse o exponer el asco que le produce.

En el lado sanchista la cosa es similar. Tragan con cualquier cosa. Que ayer se decía que Puigdemont era prófugo, que estando él escapado habían mejorado las cosas en Cataluña, que el PSC había crecido porque estaba mostrándose como el eje estabilizador de la región y hoy se dice todo lo contrario. A tragar porque es más importante que el señor de las gorrillas siga en Moncloa no vaya a ser que lleguen los fachas. Que se pacte con EH Bildu es lo más normal del mundo pese a que los seres que habitan ese partido se meen en las tumbas (literalmente) de los compañeros de partido asesinados. Da igual todo porque depende de cómo se interprete la situación. La supuesta verdad, y más si es ética, se interpreta cada día, cada segundo, cada vez que el amo lo pida.

Achacan los sanchistas que el PP pacta con la ultraderecha. Bien podría ser una opción ético-política aceptable si esas mismas premisas, acabar con el sistema constitucional, las aplicasen sobre sí mismos. Pero no, la ética solo aplica para los demás. Lo mismo ocurre con los peperos, ven horrible que se pacte con comunistas pero… ellos pueden pactar hasta con el diablo. Y lo han hecho todos como bien se lanzan a la cara en redes sociales. Demuestra esto que carecen de ética en realidad, son prisioneros del pensamiento débil. No a lo Vattimo, que va más allá, pero sí en su estructura básica. Si esto se amplía a sumaristas-podemitas-brillibrilli y voxeros la situación es completamente esperpéntica. No podrán decir que España no está a la última. Al menos en cuanto al pensamiento postmoderno más idiota es potencia mundial, aunque lejos de Canadá y EEUU pero esperen un tiempo.

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