En ocasiones hay que dudar de las capacidades cognitivas de la clase política que tenemos en España. En especial con ciertas personas que se sitúan a la derecha del espectro político y más en los últimos tiempos donde acceden al poder de sus respectivas organizaciones aparateros y gentes que sólo han vivido de la política durante casi toda su vida. Lo curioso es que nos venden currículums amplios pero se observa que la mediocridad es su campo de juego. La simpleza de su lenguaje, de su pensamiento y de su acción política demuestra que no es cierto eso de que el pueblo está representado en las instituciones, bien al contrario, parece que es casi lo peor de ese pueblo lo que allí se aposenta. Porque no se entiende que se defienda la constitución a todas, no les caiga de la boca y acudan a un acto donde se pone en cuestión el propio texto constitucional.
Eso le ha pasado al Partido Popular con su participación, aunque no han acudido los grandes espadas sino que han enviado a los chusqueros del partido, en la concentración en favor de España, como si la gente de izquierdas no quisiese a su país, y contra el federalismo asimétrico, que es lo mismo que decir el sistema autonómico. No se han dado cuenta los próceres del PP, que allí han acudido, que las personas que les acompañaban, en un número muchísimo menor a lo que intentan vender los medios, no quieren un Estado de las Autonomías. O al menos no uno como el actual y que queda recogido en la Constitución de 1978 que esta misma semana celebra su cuadragésimo aniversario. El federalismo asimétrico que detestan en la Fundación Denaes, convocante del acto, y que tampoco gusta a Vox es lo que tenemos en España constitucionalmente. Al menos en lo relativo a las competencias y descentralización administrativa, que no en el nombre de las articulaciones territoriales. Claro que la Fundación y Vox tienen un fuerte vínculo con Santiago Abascal, el dirigente de la extrema derecha que está haciendo mucho daño al PP (fue su presidente).
No quieren los convocantes lo que Amando de Miguel llama elefantiásis autonómica, o lo que es lo mismo, el desarrollo del Título 8° de la Constitución. No quieren Estado de las autonomías, sino una España dominada por el centro y que aniquile todas las manifestaciones culturales de los distintos pueblos de España. Quieren acabar con la riqueza de España en nombre de una nación española que sólo ha existido en la cabeza del régimen fascista que dominó el país durante casi 40 años. Son más de los coros y danzas que de la riqueza de tener varios idiomas, de tener varias manifestaciones culturales conformando una España más rica. Curiosamente algo que ha potenciado el PP durante años, como el valenciano en las escuelas con Camps de presidente, o el gallego con Feijóo en Galicia. Pues eso no lo quieren ni Denaes ni Vox y eso es lo que ha apoyado el PP.
Debe ser cuestión de ignorancia o de regresión a los años anteriores a la aprobación de la Constitución Española, cuando en el PP (entonces AP) estaban los siete magníficos del régimen dictatorial, se abstenían en la votación de la constitución muchos de sus representantes y apostaban por la abstención en la votación de la ciudadanía. Una regresión ideológica hacia posturas plenamente fascistas, hoy en día neofascistas, que alejan al PP, por miedo a perder muchos votos por su extrema derecha, de la moderación que piden a los demás curiosamente. Quiere vender Isabel Díaz Ayuso, secretaria de Comunicación, que se manifestaban contra un gobierno rendido ante los independentistas, algo que nadie ha podido probar. Pero la verdad es que se manifestaban contra parte de la Constitución. Una manifestación antisistema contra un gobierno legítimo no es muy buena idea para un partido que se vende como constitucionalista y elimina a los demás de esa calificación.
“Crean problemas donde no los había; instigan al odio y a la división; reescriben la historia faltando al pacto que se dio el pueblo español; fomentan una falsa necesidad republicana; hispanofobia” ha dicho Díaz Ayuso contra el gobierno mientras se manifestaba contra la Constitución. Curiosamente el PP faltó al pacto del pueblo español el mismo día en que se producía ese pacto. La necesidad republicana no es fomentada por el gobierno, es más, como se ha podido leer aquí, tienen una actitud ampliamente cortesana. Cuestión bien distinta es que la sociedad sea republicana y se haya cansado de las corruptelas y manejos de los Borbones. Y la hispanofobia no existe en nadie salvo en las mentes perturbadas de cuatro en Cataluña y, por lo que se ve, en la calle Génova. Pensar en una España plurinacional es ser consecuentes con la realidad, no pensar en una España monocorde que no existe. No han leído estas gentes del PP y así les pasa. Pero es que no han leído ni a los clásicos del liberalismo que se asustarían de que estas personas se autocalifiquen de liberales.
Como sucedió hace cuarenta años, hoy el PP se ha vuelto a oponer a la Constitución y a la voluntad del pueblo español. Se han acercado al fascismo, a la ultraderecha, a lo antisistema, frente al Estado liberal y democrático. Ese intento de robarse la Constitución a las personas que realmente lucharon por ella, junto a su amigo Albert Rivera, parece no estar ya en sus prioridades. Ahora son antisistema y anticatalanes. Y una cosa es no estar de acuerdo del proceso secesionista lanzado por la derecha catalana principalmente y otra criminalizar a todos los pueblos españoles, como también han hecho insultando a los andaluces y andaluzas. Ya en su fundación afirmaron que se oponían a la legalización de partidos comunistas y nacionalistas, justo igual que hoy. No es que al PP haya vuelto Aznar, es que han vuelto Gonzalo Fernández de la Mora, Licinio de la Fuente, Laureano López Rodó, Cruz Martínez Esteruelas, Federico Silva Muñoz, Carlos Arias Navarro, Manuel Fraga, Enrique Thomas de Carranza y Gregorio López Bravo.