Van acusando a los demás de hacer postulados totalitarios, de ser unos colectivistas que quieren acabar con la libertad del individualismo (expresivo que diría David Cerdá –en breve tendrán un artículo de su libro Ética para valientes-) o de cualquier otro mal que se les ocurra. Resulta, pues, que Más País y el PP ayer hacían peticiones legislativas que atentan contra la libertad individual, contra la libertad de conciencia, contra la libertad de expresión, pero no les digan totalitarios. No. Eso siempre son los demás, aunque al final sean el mismo perro con distinto collar. Collar del sistema, evidentemente.
Comenzando por Íñigo Errejón, porque lo suyo es más banal y estúpido, cabe decir que ayer presentaron una propuesta para obligar a plataformas como Instagram a que señalen en sus imágenes o vídeos si se utilizan filtros de algún tipo. Filtros embellecedores, adelgazantes o de otro tipo. El argumento del errejonismo inilustrado es que los jóvenes pueden verse atrapados en una espiral de belleza fraudulenta y así caer en estereotipos corporales insanos. Ya se sabe que está en su cruzada a favor de la salud mental.
Nos tratan como tontos
Lo que no sabe Errejón, por falta de análisis riguroso o tener algún interés personal o empresarial, es que la mayoría de los jóvenes saben de sobra qué tipos de filtros se utilizan, qué tipo de estafas existen y qué es lo que quieren mostrar a los demás en esas redes del egocentrismo y el narcisismo. Igual es que Errejón se ha metido en alguna plataforma de ligues y ha sido tan poco hábil para no percatarse del engaño. Mucho problema en haberse encontrado con un transexual no debe ser porque defiende que son mujeres por mucho cipote y bigote que tengan. Por ahí no debe ir la cosa o ¿sí? Que las pollas femeninas están bien si se las comen otros pero no él mismo. Aquello de haz lo que te diga pero no lo que yo haga.
Hay que ser bastante estúpido para no darse cuenta de los filtros porque cualquiera, si pasa un rato en alguna de esas redes sociales, se percata que todas las caras son iguales. Es como una sucesión de rubias y morenas con la misma cara… o hay muchas mellizas en España o algo raro pasa ahí. Lo mismo con los cuerpos. No parece entonces que sea un problema social como para tener que legislar sobre ello. Pero sí indica ese puritanismo totalitario de cierta izquierda de origen californiano. Que no se enseñen pezones o tetas; que las personas no fantaseen con otras caras, pelos o cuerpos; que las personas no tengan libertad para dejarse llevar por la actitud “epocal” de una constante banalidad. En resumidas cuentas, que las personas no sean libres. Totalitarismo.
Prohibido hablar de los judíos para mal
El PP presentó ayer una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) para perseguir a las empresas que apoyen o tengan como principios cualquier ataque al pueblo judío o el Estado de Israel. Lo de la ILP todo el mundo sabe que es una cuestión que han movido desde el PP de Madrid porque no se han visto manifestaciones o recogidas de firmas multitudinarias en favor de la misma. Un truco de los populares para condenar a aquellas personas y empresas que tengan la tentación de vetar a Israel por los ataques a Palestina o los demás países limítrofes. Las patatas israelíes de Mercadona hay que venderlas, no vaya a ser que el señor Roig pierda dinero con la patata española. Muy patriotas hasta que el dinero hay que ponerlo encima de la mesa.
La diputada regional madrileña Almudena Negro, una gran luchadora contra el colectivismo, ha presentado la ILP en el Congreso de los Diputados donde se han sumado otros grupos parlamentarios (incluyendo al PSOE y Vox) para impedir que se subvencionen empresas que hagan lo siguiente (selección):
-Pedir, apoyar o justificar muertes o daños contra los judíos, en nombre de una ideología radical o de una visión extremista de la religión.
-Culpar a los judíos como pueblo o a Israel, como Estado, de inventar o exagerar el Holocausto.
-Acusar a los ciudadanos judíos de ser más leales a Israel, o a las supuestas prioridades de los judíos en todo el mundo, que a los intereses de sus propios países.
-Aplicar un doble rasero al pedir a Israel un comportamiento no esperado ni exigido a ningún otro país democrático.
-Usar los símbolos y las imágenes asociados con el antisemitismo clásico (por ejemplo, las calumnias como el asesinato de Jesús por los judíos o los rituales sangrientos) para caracterizar a Israel o los israelíes.
-Establecer comparaciones entre la política actual de Israel y la de los nacionalsocialistas alemanes de los años 30.
Prensa y editoriales perseguidas
Los puntos anteriores muestran a la claras el sionismo de buena parte de la clase política actual. Y su intento de atacar la libertad de expresión y de pensamiento de las personas en Occidente. El primer punto puede parecer muy lógico salvo que ¿quién determina la radicalidad de la religión en cuestión? Que no haya que justificar ninguna muerte por cuestiones políticas o religiosas, no empece para que esto suponga vetar a empresas de Oriente, en particular de la península arábiga, Irán, India, Pakistán, etc. Esto es, donde existen potentes grupos islámicos. No importa, eso sí, si la empresa es occidental y está deslocalizada. Tampoco parece que las empresas de allí vayan a pedir subvenciones pero hay que colar el relato sionista.
El gran problema lo tendrán los medios de comunicación y las empresas editoriales. Si el Estado de Israel decidiese decir que el Holocausto provocó 100 millones de muertes nadie podría rebatir, sin el peligro de perder subvenciones o publicidad, esa falacia según esta propuesta, por ejemplo. En el plano de la libertad de pensamiento y expresión ya no se podrá acusar a los judíos, el Sanedrín parece que ahora es bueno, de la muerte de Jesús. Cualquier libro donde se diga algo parecido o se les señale por la persecución posterior que se produjo contra los apóstoles podría ser eliminado de las subvenciones. Sin embargo, se podrá señalar a los españoles como genocidas en América Latina.
Sionismo de Estado
Si se fijan, en lo referente a exigir a Israel un comportamiento que no se exige a otras democracias, es otro intento de veto de las opiniones de columnistas o escritores. ¿Qué país democrático está constantemente ocupando un territorio que no es suyo según la ONU? Ninguno. Por tanto, lo que hay detrás de eso es algo mucho más totalitario, acabar con las críticas por la ocupación de territorio palestino por la fuerza. ¿Qué empresas pueden hacer ese tipo de declaraciones? Periódicos y editoriales. ¿Qué se persigue? La libertad de expresión y de pensamiento. Lo paradójico de todo esto, más allá de que los judíos merecen el mismo respeto que los demás, es que esta clase política acaba siendo más totalitaria de lo que dicen en sus discursos.
Son completamente sionistas en estas propuestas, pues ya se encargan los lobbies en sufragar lo que haga falta –ahí tienen a José María Aznar al frente de una asociación sionista internacional-. En Europa, por suerte, el antisemitismo hace mucho tiempo que es residual ¿por qué traer esto ahora si no es para vetar expresiones contrarias a los intereses de Israel? Con esta legislación alguna editorial católica que ha publicado a un judío como Alain Finkielkraut, el cual ha dejado por escrito críticas muy duras, alguna recogida en esa lista, contra Israel, sería vetada. Paradójicamente acaban, todos, pareciendo sionistas totalitarios. Justo lo que dicen que hay que evitar pensar.
Y luego la gente pasando hambre, llegando a fin de mes sufriendo, mientras ellas y ellos a sus cosas… ¡País!