Si se contaran las promesas incumplidas por Pedro Sánchez, se pusiesen en una balanza y se midiesen con el nivel de hipocresía del presidente seguramente habría un equilibrio –algún malvado dirá que vencería la segunda-. Nuevamente el presidente del Gobierno ha incumplido una de las promesas hechas a la ciudadanía –y a la militancia que le aupó creyendo que eran de izquierdas (como sucedió con la derogación de la legislación laboral)-. En esta ocasión es la desaparición de Ética y Filosofía del currículo de la enseñanza obligatoria de la ESO.
“En cuanto lleguemos al gobierno recuperaremos enseñanzas como filosofía, música, ética y artes plásticas” dijo en una de aquellas Asambleas Abiertas que organizaba en 2015. Hoy, algo más de seis años después, sin mediar problema económico (justificación corriente), ni influencia de la guerra en Ucrania (otra justificación), la Ética y la filosofía salen por la puerta de la educación con la misma facilidad en que Sánchez excrementa en sus promesas.
Doblemente prometido
Los palmeros dirán que ha pasado mucho tiempo, que las circunstancias son otras (sin explicar cuáles), que igual las negociaciones son complicadas (debe ser que Bildu odia la Ética… bueno en ese caso sí), que él sabrá lo que es mejor para España. La realidad es que no ha sido solamente una vez cuando ha expresado ese deseo que tiene en sus manos como presidente del Gobierno. De hecho hizo la promesa siendo presidente.
“La filosofía debe volver a las aulas y ese es el compromiso del Gobierno. Como apunta Ángel Gabilondo, estudiarla resulta vital para entendernos unos a otros y para desarrollar un pensamiento crítico que nos ayude a hacer frente a las injusticias” contestó a Ángel Gabilondo en 2018. Lo poco que se impartía en ESO desaparece y en Bachillerato se reducen las horas. Debe ser que el pensamiento crítico le ha dejado de gustar o que era postureo, como es habitual en su persona.
Da armas al contrincante
Lo mejor de esto es que ha posibilitado que sus contrincantes puedan hacer demagogia. Isabel Díaz Ayuso. La persona que más utiliza la demagogia, la falsedad y los malos entendidos en la política española tiene la oportunidad de darle un zasca al presidente del Gobierno por una promesa incumplida. Algo que, además, está plenamente insertado en el pensamiento de la izquierda. De la izquierda, claro, no de los progresistas globalistas que detestan las humanidades y prefieren que se incluya en el currículo escolar Economía y Emprendimiento.
Díaz Ayuso tampoco es fan de las humanidades pero puede lanzarse a defenderlas porque Sánchez se lo permite. Si a eso se le suma la estupidez de estudiar la historia sin orden cronológico, lo normal es que le digan de todo. Vamos que lo innovador va a ser estudiar primero a Alfonso VI, luego a Carlos IV, posteriormente a Felipe II y así ad libitum. Cualquiera que tenga dos dedos de frente sabe que la historia es acumulativa y sin lo anterior no se explica lo posterior. Salvo que lo que se pretenda es borrar la memoria colectiva.
Experimento social y emprendimiento
Es curioso que incorporen el emprendimiento como materia (optativa). En España puede haber 200 escuelas de negocio y facultades de empresariales donde, en la mayoría de los casos, no saben qué es el emprendimiento. Como para que se lo expliquen a chavales de 15-16 años. Porque emprendedor no es sinónimo de empresario, porque emprender no es montar una empresa (se puede ser emprendedor sin ser el poseedor del medio de producción). La realidad es que esto tampoco lo saben en el gobierno, a la vista de sus documentos y acciones gubernamentales, y quieren explicárselo a adolescentes.
Cabe suponer, al final, que todo esto viene determinado por un experimento social de la clase dominante (donde hay personas de todos los colores). Quieren destruir todo aquello que permita discernir lo bueno de lo malo, lo justo de lo injusto, lo verdaderamente necesario de lo superfluo y que pueda servir para construir comunidad. Quieren individuos insertos completamente en el sistema a los que contentan con algunas disputas sobre cuestiones menores pero que carezcan de una base sólida. Esa base se construye con ética, filosofía, historia…
Para muestra el propio PSOE de donde no se escuchará una sola crítica. Unos por abducidos del sanchismo, otros porque están a mantener el cargo y algunos porque los estatutos impiden la crítica (incluyendo la interna). Eso sí, Sánchez es el mejor del mundo mundial, el más guapo y el más todo… Nunca hubo en el PSOE tanta adulación, ni en tiempos de Felipe González (que se las vio con dos crisis económicas mundiales, varias guerras, una inflación del 23% a su llegada al gobierno y la prioridad de establecer sanidad, educación y pensiones universales –esto para que comparen méritos con el volcán y una guerra-).