Ya fue sorpresivo que en 2018 se eligiese a un desbrozador como Enrique Santiago como secretario general del PCE. En esos tiempos ya actuaba como mamporrero dentro de IU de Pablo Iglesias. Peor había sido su actuación, o no actuación, cuando la desfederación de IU Madrid, de ahí la labor de desbrozar, cuando no se aceptaba el invento aquel de Ahora en Común. Una pantalla para absorción de IU y el PCE en Podemos. Una IU de Madrid que, cabe recordar, era segunda en las encuestas pre-electorales superando, incluso, al PSOE. Se cargaron la organización llevándose por delante a militantes históricos, Santiago fue elegido cabe de cartel de aquel engendro y al final Podemos les quitó de en medio.
Desbrozando el PCE desde tiempo ha
Sabiendo eso los delegados, algunos de lo que se han quejado este fin de semana, le eligieron secretario general en sustitución de José Luis Centella. La alianza con los Meyer andaluces –por eso no ha extrañado que se eligiese a Amanda Meyer como presidenta de la mesa del Congreso (máximo órgano decisor)- y con Iglesias le aseguraba un futuro prometedor. Alberto Garzón, siempre tan avispado, le metió en su ejecutiva de IU y ahí le tienen desbrozando al ministro. Un Garzón, por cierto, que ha aparecido como si no fuese con él la cosa, pese a ser miembro del Comité Central. No vaya a ser que se le estropee la puerta giratoria.
El resumen de lo acontecido ante la atenta mirada de Santiago (con laminación de mujeres anti-vientres de alquiler en Madrid, por cierto), sirve para entender lo que ha sucedido en el auditorio Marcelino Camacho (¡vaya forma de ensuciar el nombre de un histórico!) este fin de semana. Ustedes que no habrán prestado atención, uno, porque lo que pase en el PCE a día de hoy no interesa a casi nadie (en eso han dejado al Partido esta banda), dos, porque Santiago se ha cuidado de que no se enteren. Se ha prohibido la acreditación de todos los medios de comunicación. No quería el general secretario que se supiese lo que iba a pasar. Ni en la URSS, ni en la RDA se prohibió a la prensa extranjera acudir a los congresos de los partidos comunistas.
Estos son mis principios sino a hostias
Hoy, si han prestado atención, habrán conocido que Santiago ha sido reelegido con el 54% del apoyo frente al otro candidato Alberto Cubero con el 45,8%. Curiosamente Santiago ha tenido menos votos que avales en un número de treinta. Curiosamente, también, los militantes que han apoyado a Cubero estaban más alegres que los que han apoyado a Santiago. Un Comité Central sin unanimidad (a buenas horas mangas verdes piensan muchos) es un grano en el culo del general secretario. Estos son los datos que ofrecerán todos los periódicos, lo que no les contarán es que para llegar hasta aquí, las hordas de Santiago han recurrido a las hostias. No virtuales o dialécticas, sino hostias reales. De esas de pegar a otra persona. Al mando, según cuentan desde dentro, un conocido eurodiputado.
Gracias a la militancia y al diario El Común se ha podido conocer lo que iba pasando en el auditorio y todas las tropelías que han cometido Meyer y Santiago. Tras la bronca de las hostias las UJCE y otras delegaciones abandonaron el plenario, lo que aprovechó la niña bonita (esa a la que ni Irene Montero aguantó, que ya tiene tela) para imponer la reducción de la representación territorial del Comité Central por sus ovarios. Ni enmiendas, ni votación, ni leches, porque ella lo vale y su papá también. Como el sábado por la noche no estaban por la labor de trabajar mucho, decidieron en la mesa que se acababa el Congreso hasta el domingo. Que los gin-tonics con cardamomo y los mojitos con sombrillita son sagrados. Más si se toman en esos selectos lugares a los que acuden algunes.
No piensen que era por los gin-tonics, al menos no sólo por ellos, el cerrar prontito el debate, no. Era parte de otro pucherazo (tan burdo como el que metió José Félix Tezanos en el Congreso del PSOE de Madrid) en lo relativo a las enmiendas. Un minuto para debatir y a votar en grupo, no vaya a ser que a la gente le dé por votar en conciencia y no puedan ser controlados. Nueva bronca, pero ya se la sudaba del todo a Santiago, quería llegar a la votación y salir reelegido cuanto antes. Total el programa del partido lo ha dejado claro, ser la bayeta de Yolanda Díaz –esa para la cual el comunismo es una cosa complicada-. O lo que es lo mismo abandonar cualquier cosa que se acerque, no ya al marxismo sino al análisis materialista. Todo debe ser amor y ternura.
Ni el Eurocomunismo se bajó tanto los pantalones como Santiago y demás compinches. Claro que igual es porque son muy listos, tan listos que no son capaces de ver que la hostia que se va a pegar Díaz, Podemos y cualquier cosa por el estilo va a ser épica. Y sin votos no hay cargos. De hecho ya han conseguido (enorme logro de los Meyer) que en Andalucía no haya ningún diputado del PCE. La misión de Santiago era acabar con el PCE pero quedarse con la supuesta estructura territorial. Al principio para entregársela a Iglesias y Podemos, ahora para la propuesta postmodernista de Díaz. Y como les va el sueldo en ello, lo han defendido a hostias. No se entiende que Bieito Rubido y demás jefes de prensa del movimiento andan todo el día hablando de comunismo, si de eso ya se han encargado estos de que no quede.