Todos esas personas estúpidas que alertan de la llegada del fascismo seguramente ni se han parado un minuto a mirar el programa electoral, lo que escriben en la fundación Disenso o lo que dicen, más allá de los cortes mediáticos, en sus mítines. Realizar un esfuerzo tan grande no está entre sus planes porque ni se han leído, ni han mirado, ni han escuchados a los que dicen los suyos propios. Si alguien se tomase la molestia de analizar el fenómeno Vox vería que, más allá de cierto postureo rancio-nacionalista, tan solo hay un enorme vacío que se llena con ideología evangélica más chulería. La realidad es que, en la práctica –algunos si fuesen marxistas de verdad y no de postureo sabrían aquello de teoría y praxis–, no son muy diferentes del PP de siempre.

Santiago Abascal gusta de “soltar perlas” en todas las campañas electorales. Que si el moro nos va a invadir. Que si media España tiene sus casas ocupadas. Que si están quitando el trabajo a los españoles. Que si esto y lo otro. Al final ¿qué hace donde gobierna en coalición? Nada, salvo abrir un chiringuito tipo Oficina antiocupación, colocar a algún amigo y a vivir que son dos días. Porque saben perfectamente que, al no tener competencias, cualquier oficina de ese tipo sirve para poco o nada y la gente acude antes a un abogado, que es el que le va resolver el problema de verdad.

Si hubiesen leído, los críticos, el programa económico –incluso si lo hubiesen leído los que les votan– verían que de cada seis, siete propuestas son contradictorias con las demás. En realidad las únicas propuestas que tienen congruencia son las propias de lo que se ha dado en llamar libertarismo liberal. O ¡sálvese quien pueda y a los autónomos que les jodan! Un programa económico que no asusta nada, pero nada, al gran capital o a la fracción dominante. Nada de patriotismo económico, ni nada por el estilo. En la práctica se observa que tampoco les importan los productos españoles de exportación cuando transitan hacia EEUU. Como son amigos, más cuando estaba Donald Trump, calladitos. Marine Le Pen es más patriota en términos económicos que ellos, por no hablar de su actual musa Giorgia Meloni.

Es curioso que los progres del wokismo inilustrado, esos nitzscheanos de izquierdas, se quejen y alarmen porque Abascal y su tropa hayan dicho que va a eliminar la Ley Trans. Que eso va a quitar derechos. Pensando que la izquierda española, la izquierda de verdad, la silenciada y vetada, también lo dice, igual es que no son derechos sino algún tipo de metedura de pata. Lo que sí es algo sumamente contradictorio y que demuestra que la inteligencia les sale por el culo, es esa frase de Abascal sobre que allí donde tengan las responsabilidades de Cultura harán lo que quieran. Toda la vida quejándose de la cultura de la cancelación, del #MeToo, de la ideología de género y cosas por el estilo para acabar siendo unos censores culturales.

Miguel Ángel Quintana Paz, director académico del ISSEP y vinculado a Disenso, ha escrito y explicado en televisión lo terrible que supone esa manía de vetar, de prohibir, de silenciar y mal informar de la izquierda postmoderna. Abascal se ha derretido al escucharle y ahora, en la práctica, viene a hacer lo mismo de lo que se queja. Y no solo eso sino que afirma que hará lo que le salga del nacle. Será que hará aquello que no sea contrario a las leyes ¿no? Será que hará aquello que haya programado y presupuestado ¿no? Será que defenderá, como ha dicho hasta saciarse, la libertad de expresión y pensamiento ¿no? ¿Será que han empezado así en dos o tres sitios para marcar territorio y luego tragarán con lo que haga falta, como tragaron en Andalucía con Blas Infante abrazados al PP?

Teoría y praxis. Una cosa es lo que dicen y otra lo que hacen. Y decir, dicen muchas cosas, muchas bravuconadas pero hacer, lo que se dice hacer, hacen poco. Trincar subiénsose los sueldos en ayuntamiento y autonomías, o montar chiringuitos oficiales para vivir de la mamandurria. O la enorme estupidez de eliminar las autonomías o revertir la educación y la sanidad a la administración central. No son tan idiotas, desde luego Jorge Buxadé no lo es, como para saber que para revertir esas competencias el único camino es que cada Comunidad modifique sus estatutos de autonomía.

¿Piensan en Vox que el PP va a perder una buena cantidad de colocados en Sanidad y Educación? De hecho, en cuanto Vox coloque a unos cuantos se olvidará. Y lo de las Autonomías solo se puede hacer modificando la Constitución. ¿Van a abrir el melón de la reforma constitucional sin consenso, sin mayoría y con la posibilidad de que quede peor aún? No son más que mentiras y saben que lo son. Bravuconadas para aparentar que son soberanistas, muy mucho españoles y alejados de las élites. Nada de eso. Ni fascistas, ni obreristas, ni soberanistas.

Abascal sabe van a molestar con sus bravuconadas a los biempensantes y a esa izquierda postmoderna que se piensa que el derecho, si es el suyo, es intocable pero el resto se puede debatir y modificar. Cuando Pedro Sánchez advierte que lo que está en juego es la democracia, especialmente la que no existe en el PSOE, es preso de esa mentalidad donde el debate está cercenado y la libertad de expresión coartada. Lo mismo que dicen haría/hace Vox. En este juego de trileros en el escenario del espectáculo político, todos utilizan ciertos símbolos –aunque habría que llamarles fetiches ideológicos– para movilizar. Luego acabarán haciendo lo que les dejen sus jefes, que no son los ciudadanos.

A Santiago se le va la fuerza por la boca y la inteligencia por las posaderas. Y verán como traga, como está tragando su amiga Meloni en Italia, con 500.000 inmigrantes para ocupar puestos de trabajo y precarizar aún más el mercado laboral español. Ni son soberanistas (rancio-nacionalistas), ni son obreristas, ni son católicos, ni son nada de lo que dicen ser. Bravucones generados por la oligarquía empresarial española. Como lo fue Ciudadanos. Si Albert Rivera hubiese sido inteligente hoy estaría presentándose a estas elecciones como vicepresidente del Gobierno y no tendría que estar persiguiendo chavalas en fiestas de empresarios. Abascal durará lo que quieran quienes les financian. Mientras tanto bravuconadas para engatusar a estúpidos y potenciales antisistema de derechas. Lo mismo que Sumar por la izquierda.

Post Scriptum. Si se toman la molestia de realizar una comparación, verán que las propuestas “morales” de Vox son las mismas que los evangélicos estadounidenses. Las mismas. También han copiado a Trump en el vídeo de los votantes hispanoamericanos. No dan más de sí.

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