Es tanta la insistencia de Pablo Casado en una mentira que cabe sospechar sobre su propia persona. ¿Pruebas sobre la vacunación del presidente del PP? Las mismas que existen de la vacunación del candidato del PSC Salvador Illa. El ex-ministro de Sanidad ha explicado esta misma mañana en el programa de Susanna Griso que se negó a hacerse la PCR previa al debate porque está siguiendo el protocolo que él mismo ha defendido desde el comienzo de la pandemia. Es decir, las PCR se realizan cuando hay síntomas de haber contraído la enfermedad o por haber estado en contacto cercano con un infectado. También ha explicado, para los más duros de mollera, que en otros programas de TV3 a los que ha acudido no se ha pedido realizar prueba alguna, así como la inexistencia de acuerdo previo al debate entre las diversas candidaturas.
¿Importa todo esto a Casado? No. En el mismo momento de la comparecencia de Illa, el pepero, fiel a su mitomanía, estaba lanzando insidias contra el ex-ministro en el programa de Ana Rosa Quintana y exigiendo su renuncia a presentarse a las elecciones –en realidad ha dicho dimisión, pero no se puede dimitir de un cargo que no existe- si se ha vacunado. Todo ello sin presentar prueba alguna, conocimiento alguno –aunque de conocimientos se sabe que el pepero no va sobrado-, sino cayendo en el burdo bulo de los secesionistas. Como ha dicho Illa en el programa citado, si se la hubiese hecho habrían dicho que se saltaba su propio protocolo y que, al fin y al cabo, no es más que producto del nerviosismo de la foto de Colón del secesionismo. Casado, aliándose como siempre, con las fuerzas de derechas por muy secesionistas que sean ha insistido en unas sospechas que podrían aplicarse a él mismo. ¿Cómo? ¿Por qué? Véase a continuación.
Casado no ha dejado de moverse por España desde marzo del año pasado incumpliendo tanto el confinamiento como las medidas de precaución mínimas que se exige al resto de los ciudadanos. Lo normal es que con un virus en fase expansiva, y no llevando la mascarilla salvo en los momentos de la foto –como se pudo comprobar en distintas fotografías que le han sacado, una con Feijóo al lado-, es que se haya contagiado. No ha pasado. Y si antes de diciembre no podría haber sospechas, sí es más sospechoso que ahora, cuando sigue sin dejar sus posaderas quietas, no se contagie en plena tercera ola.
A ello cabe añadir que en la Comunidad de Madrid, donde gobierna su íntima amiga Díaz Ayuso, se han pasado los protocolos de vacunación por el forro del abrigo y no sería extraño que Ruíz Escudero haya llamado a Casado diciéndole: “Pablo vente para la consejería que estamos vacunándonos”. ¿Es factible? Estando el PP detrás cualquier cosa es factible. O si no pregúntele por lo que dialogaron sus representantes con el abogado de Bárcenas. En realidad, cualquier cosa es posible estando el PP detrás. Un PP que está hipotecándose de manera excesiva con medios de comunicación como El mundo y ABC para intentar que la porquería que les llega hasta las cejas se expanda a otros partidos, como sucede con el inventado caso Isofón (acusando a una trabajadora de sospechosa de no se sabe bien qué).
Todo en Casado es mentir y difamar, por ello cabe sospechar que ha utilizado sus contactos para vacunarse porque ¿le han visto hacerse una PCR? ¿Le han visto hacerse un test de antígenos? Ya que se reúne con su equipo constantemente, acude a granjas porcinas (eso de revolcarse en el barro le gusta), hace diarios actos de campaña ¿por qué no se hace una PCR y la muestra a todo el mundo? Es para sospechar de la misma manera y forma en que lo hace insidiosamente contra Illa. Estando la situación como está, sabiendo que en donde gobierna el PP hacerse una PCR es casi un suplicio (pregunten en Andalucía), Casado banaliza los protocolos, la propia enfermedad y la política. Cuando exige a los demás dejar el espectáculo ¿lo hace para ser el único protagonista? ¿Es tanto su ego que le molesta que los demás actúen también? ¿Sabe de qué habla en algún momento? ¿Entiende lo que es la mesura? ¿Entiende algo? Misterios que nunca se resolverán sin duda, pero lo que demuestra Casado, más allá de que se sospeche de su vacunación, es que el PP debe estar hundidísimo para utilizar los mismos argumentos de los secesionistas.