Un sábado más las tropelías del colectivo arbitral han cercenado cualquier aspiración a obtener los tres puntos de forma lícita. Una vez más lo sibilino, refrendado desde las altas esferas del poder futbolístico, ha triunfado. De nuevo, el Atlético de Madrid, más allá de algunas carencias, ha visto como juega contra 16. Los once del equipo contrario, el dúo arbitral (en el campo y en la sala VOR), Luis Rubiales, Javier Tebas y los medios de comunicación. Ya en la cuarta jornada han reaparecido los garrafales errores que la temporada pasada machacaron al equipo rojiblanco. El mal juego tapaba un poco el destrozo pero este año, a los números hay que remitirse, parece que no es así.
Hace un tiempo se publicó en este mismo medio un artículo en el cual se afirmaba que Louis Althusser era aficionado rojiblanco, más que nada (porque seguramente ni le gustaba el fútbol) por aquello de los aparatos ideológicos. En esta ocasión hay que recuperar al filósofo francés ya que a los ideológicos se suman los represivos. Se conforman así una serie de mecanismos de control y sometimiento de la clase dominante (Real Madrid y FC Barcelona) para evitar cualquier tipo de lucha de clase, por futbolística que sea.
Dice Althusser en Ideología y aparatos ideológicos del Estado que la ideología (nacionalmadridismo y nacionalbarcelonismo) que “una clase que controla el poder hace dominante en sus aparatos ideológicos del Estado ‘se realiza’, por cierto, en esos aparatos ideológicos del Estado, pero los desborda: viene de otra parte” (p. 142). O lo que es lo mismo, para la reproducción de las relaciones de poder (duopolio) necesitan los aparatos ideológicos (medios de comunicación) y cuando estos no son capaces de dominar “el afuera” recurren a los represivos (sanciones y llamadas de teléfono impidiendo la libertad de prensa y expresión).
Una liga de dos ciertamente condicionada
Para nadie es desconocido que la RFEF gana 10 millones de euros (para dietas lo que sobra) si Real Madrid y FC Barcelona juegan la Supercopa. De ahí que, no ganando o siendo finalistas de la Copa del Rey (que suelen dejar tirada para centrarse en Champions, por ejemplo), sea casi obligatorio que queden primero y segundo. A esto hay que sumar que el jefe de la patronal (La Liga), esto es, Tebas jamás ha ocultado que para sus intereses lo mejor es que todas las ediciones de La Liga acaben siendo disputadas entre los dos equipos que constituyen la clase dominante. De vez en cuando, salta la sorpresa y se mete un tercero por medio y arrebata la competición a los poderosos (en este siglo sólo el Valencia y el Atlético de Madrid han conseguido esa hazaña en cuatro ocasiones).
Lo que no se había visto es la confluencia de aparatos ideológicos y represivos para acabar con cualquier discrepancia o posibilidad de trastocar los resultados ad maiorem gloriam dei. Atracos arbitrales los ha habido en partidos en los que los dos poderosos se han enfrentado a cualquiera (por ejemplo, un penalti a Fekir el pasado sábado), cada vez menos porque su poder económico (construido sobre los hombros del resto de equipos) les permite ganar casi con desgana en ocasiones. Pero que se atraque a los perseguidores por aquello de “no vaya a ser que despierten” y se anule cualquier posibilidad de verificación y protesta es novedoso.
Represión de Tebas a cara descubierta
En El diario han publicado, ayer mismo, las condiciones represivas de Tebas para evitar que en los aparatos ideológicos, normalmente bien engrasados, haya posibilidad alguna de señalar que alguien ha metido un gol con la mano y el VAR no ha actuado o que se han esfumado tres penaltis. Lo que le sucedió el sábado al Atlético de Madrid, no tanto por los errores, como por la inexistencia de repeticiones en goles anulados, manos, fueras de juego… es el nuevo mecanismo de control y reproducción de la clase dominante y los intereses pecuniarios de sus esbirros en La Liga y la RFEF.
Tres penaltis y un gol con la mano que nadie podrá saber si es cierto o no porque han desaparecido de los medios de comunicación. Justo en el fin de semana que, por contrato, la plataforma DAZN no ofrece ningún partido y, por tanto, no puede ofrecer las repeticiones. Porque, por si no lo saben, la producción de todos los partidos que se transmiten en Movistar es de la propia patronal del fútbol, La Liga de Tebas. Esos comentaristas que orgasmean cuando al Atleti, o al Betis, o al Sevilla les meten un gol han sido elegidos sibilina y cuidadosamente por Tebas y sus esbirros.
Periodistas condicionados
A más, a más, ayer mismo algunos periodistas, famosos porque los no famosos no cuentan, salieron en tromba a quejarse de la no intervención del VAR en el error del gol con la mano (los penaltis ya era traspasar un raya pensaban). Todos esos mismos periodistas se retractaron de sus palabras (incluso alguno borró mensajes en redes sociales) justo a la misma hora… ¿llamaron desde La Liga (o los propios medios tras mensaje del poder) para amenazar con suspensiones de contratos (los autónomos) u otro tipo de sanciones? No se puede saber pero es sospechosa esa retractación conjunta y al unísono. Si los viese Tomás Moro los corría a gorrazos por carencia ética.
Que tengan agarrados a los periodistas por sus partes es nuevo. Para ejecutar el elemento ideológico del nacionalmadridismo están predispuestos (en el nacionalbarcelonismo es aún más fuerte esa predisposición), no hace falta que nadie les indique qué decir o cómo decirlo. Tienen carta blanca, nunca mejor dicho, para sacar su forofismo y plasmarlo en lo que deberían ser informaciones. Incluso lo premian con más ingresos en los teleñecos de la noche, las radios o diversos diarios y televisiones. Pero llegar a utilizar los mecanismos represivos sí es nuevo y se suma a los que vienen aplicando a los jugadores.
Arbitrajes ideados para descentrar a los jugadores
La libertad de expresión y pensamiento no existe en La Liga, ni en la RFEF (por lo que parece por el escándalo de la selección femenina), cualquier jugador que se queje (con razón) del arbitraje es sancionado con dos partidos. Cualquier entrenador es sancionado, Cualquier directivo es sancionado. De hecho, si se percatan, ayer Tomás las declaraciones que realiza son para la pseudo-televisión del Atleti. Aunque no sería extraño que le sancionasen, ya lo hicieron la temporada anterior.
Ustedes dirán, con cierta razón, que si los equipos jugasen mejor igual los atracos arbitrales serían menos influyentes en el resultado. Si jugasen como el Brasil de 1970 tal vez, pero hay algo que no se tiene en cuenta. Los arbitrajes, al menos los que sufre el Atleti, son sibilinos. Son ese tipo de arbitrajes que, apoyados en la impunidad de que le dotan los aparatos represivos e ideológicos a posteriori, van sacando del partido al jugador hasta hacerle jugar condicionado. Si a Saúl por una entrada normal se le muestra tarjeta y a Le Normand por machacar el tobillo de João y hacer un penalti se le saluda… Condicionan el partido tal y como hicieron el año pasado en muchos partidos hasta que quedó claro que el Barça quedaría segundo.
Los jugadores ya salen al terreno, especialmente con ciertos árbitros como los Munuera, Soto Grado, Latre…, con el freno de mano puesto. Saben que alguna les van a hacer. Y esto que se cuenta es lo que le hacen al Atleti, que tiene cierta presencia social, imagínense lo que les pueden hacer (y les hacen si hace falta) a los otros diecisiete equipos. Atracos sin luz, ni taquígrafos cuando es menester.
Controladas las repeticiones y los programas de fútbol
Y por si fuese poco el control represivo, todas estas sinvergonzonerías se cometen en sábado. ¿Tiene importancia el día? Sí. Los sábados no suele haber programas deportivos de resúmenes y debate este año. Los domingos han desaparecido los programas de análisis, salvo los teleñecos de la noche que son RMTV y BarçaTV versión hardcore, y ya no hay lugar para la disidencia. El lunes en Gol saldrá Miró (o cualquier otro de ese estilo) a decir que toda la culpa es del Cholo y para casa con doscientos euros en el bolsillo por un trabajo bien hecho y acorde a los deseos de Tebas. Eso si llega algo al lunes y no se está ya hablando de la Champions.
Si les parecía un tanto pedante traer a colación a Althusser en un artículo deportivo (que un pelín sí que es), ahora podrán comprobar que esos aparatos de represión e ideológicos están muy bien engrasados para que La Liga (o el deporte en general) sea una batalla entre dos, los dos poderosos. Los dos equipos que están vinculados al poder económico (que ya saben que es determinante en última instancia). Al que proteste represión. El que ejerza la libertad de expresión, represión. Y para todos los demás piensos Sanders bien elaborados para deglutir con facilidad en los aparatos ideológicos. La culpa no es de los árbitros sino de los entrenadores cagones.
Dicho todo esto, si el Cholo vuelve al 4-4-2 tampoco pasa nada, porque el centro del campo no controla ningún partido… hasta el minuto 63, casualmente. Pero antes de pitarles o cagarse en sus familiares piensen que, sabiendo que ya ni habrá repeticiones, ni debates, saldrán mucho más aconjonados. ¡Perdón! Condicionados.