Pedro Sánchez quería presentar la tarjeta de gran pacifista y parar grandes contratos de armamento que tenían firmadas empresas españolas con Arabia Saudí. Pero como viene siendo habitual lanzó la piedra y luego fue a buscarla corriendo. Al final no se paralizarán los contratos firmados y que supondrían unas pérdidas enormes para las empresas implicadas. No sólo los 321 millones de euros, sino no volver a tener contratos con ese país u otros. Margarita Robles, que parece que ha dejado de regar las plantas de su oficina, no podrá vender su exclusiva y seguirá en la opacidad gubernamental que la está matando. No es de extrañar que según cuentan fuentes internas de Moncloa se la vea conspirando con unos y otras, sin conseguir algo de momento.
Pero quien sí que se ha plantado frente al presidente del Gobierno ha sido Susana Díaz. Sánchez ha traspasado las líneas del acuerdo/pacto de no agresión y concordia al que llegaron con la ayuda de algún barón y algunos pesos pesados del partido. La presidenta de la Junta ha reclamado que se mantengan los contratos con Arabia Saudí para la construcción de cinco corbetas en la factoría de Navantia en la Bahía de Cádiz y garantizar así los empleos en la comarca.
Díaz ha manifestado que comparte y comprende la preocupación de los trabajadores de Navantia y ha pedido al Gobierno que «cuanto antes» encuentre una solución, ya que «estamos hablando de un contrato que viene a garantizar 6.000 empleos en la Bahía de Cádiz, el contrato más importante de los últimos 20 años». En otras palabras, que si quiere hacer demagogia y transformismo político lo haga, pero no a costa de empleos y desarrollo productivo andaluz. Ya que en estos años no ha dicho nada de los bombardeos y matanzas de Arabia Saudí en Yemen, ahora tampoco tiene que ponerse digno y acabar con 6.000 empleos y sus derivados.
Así Díaz ha explicado que «desde el momento en el que se tuvo en conocimiento la posibilidad de que ese contrato se podía rescindir nos pusimos en contacto con el Gobierno de España a todos los niveles». La presidenta, que está de gira europea en Carcassonne (Francia) con motivo de una reunión preparatoria del Comité de las Regiones, ha exigido mantener el empleo y garantizar los contratos de Navantia. Y Sánchez se la ha envainado porque necesita los votos andaluces y el apoyo del PSOE-A si quiere ganar las elecciones.