Susana Díaz se ha entregado, como ha hecho el establishment (o tal vez por esto), al sanchismo gubernamental. Se encuentra encantada con los nombramientos del gobierno estatal, aunque eso le haya supuesto tener que dejar ir a Montero. Pero considera que el nuevo gobierno «abre un nuevo tiempo de esperanza para España y para Andalucía». El carácter europeísta y feminista es algo de una indudable valía para la presidenta, y ha señalado que las ministras y ministros atesoran «talento y experiencia», al tiempo que ha valorado que el presidente haya designado a un buen número de mujeres al frente de las carteras ministeriales. Por tanto, se ha vuelto sanchista… de momento.
Porque, después de los elogios ha dejado claro que piensa seguir peleando por su tierra. Así, en el pleno del Parlamento andaluz, ha dicho claramente que al gobierno le seguirá «reivindicando lo mismo, lo que es de Andalucía, los intereses de esta tierra» y se ha mostrado convencida de la «sensibilidad» del nuevo Ejecutivo, con una especial valoración de los ministros andaluces. Señala desde San Telmo a quienes han de tener consideración con Andalucía, especialmente con la PAC, la cuota pesquera y la financiación autonómica que es lo que la tiene a maltraer.
Se muestra esperanzada Díaz con el nuevo gobierno porque «ahora será más fácil» avanzar hacia un acuerdo sobre financiación autonómica, y “aprovechar el nuevo contexto político”. Necesita dinero para sobrevivir políticamente, sin tener que hacer más recortes, especialmente en la administración paralela, y su salvación pasa porque María Jesús Montero, que conoce bien el paño, ponga de su parte para abrir la nueva financiación. Una financiación que beneficie a Andalucía y, más aún, a quien ostenta el poder en San Telmo.
«Andalucía está en condiciones de dar el salto de convergencia que por razones políticas, históricas y culturales no pudo dar con anterioridad”, ha asegurado la presidenta de la Junta, que ha afirmado que el Ejecutivo autonómico «va a aprovechar hasta el último esfuerzo para que los andaluces vivan mejor y tengan más igualdad de oportunidades». Y todo ello depende de un nuevo modelo de financiación que dote de suficientes fondos a la región como para pagar la administración paralela y los gastos directos para la ciudadanía.
Declaraciones de los nuevos consejeros
Susana Díaz ha señalado, en la toma de posesión de Antonio Ramírez de Arellano como consejero de Economía, Hacienda y Administración Pública y de Lina Gálvez como consejera de Conocimiento, Innovación y Universidad, que, aunque estamos ya en un «ciclo económico distinto», no se podrá «hablar de recuperación hasta que la sientan las personas».
Tras su toma de posesión, el consejero de Economía, Hacienda y Administración Pública ha confiado «abrir un espacio de diálogo con el Gobierno central sobre las inversiones y el modelo de financiación autonómica que necesita Andalucía». Antonio Ramírez de Arellano ha expresado su «agradecimiento a la presidenta de la Junta por la responsabilidad que recae sobre esta Consejería, que vuelve a reunir las competencias de planificación económica, fondos europeos, hacienda y administración pública». El consejero ha ensalzado la labor de Montero en una etapa de «enormes dificultades» y «con un nivel de solvencia muy reconocida» y con la «capacidad, que aspiro a continuar, de conseguir grandes consensos».
Por su parte, Lina Gálvez ha mostrado su «ilusión y ganas» de ponerse a trabajar «por Andalucía, como llevo haciendo mucho tiempo, pero desde el Gobierno andaluz en vez de la universidad». La consejera de Conocimiento, Innovación y Universidad ha fijado el «gran reto de pertrecharnos ante todos los cambios globales que vienen, sobre todo con la automatización y nuevas tecnologías», con la colaboración de las universidades y del tejido empresarial.