Hasta en las sectas más cerradas, y Ciudadanos es una secta de fieles y advenedizos (con lo cual redoblan la fidelidad), suele haber en algún momento quiebras en la confianza que se deposita en los dirigentes máximos. Eso ha pasado en Ciudadanos Andalucía. Resulta que había más incrédulos de los que se suponía. O eso es lo que demuestran los resultados de las, por así llamarlas, primarias que han celebrado en la región a la espera de unas inminentes elecciones regionales. Es tal la torpeza de Albert Rivera que sus candidatos “dirigidos” han estado a punto de perder las primarias.
El domingo emitían un escueto comunicado, ocultando la información de las votaciones en su generalidad, donde se alegraban de que Juan Marín, el “niño de los recados de Susana Díaz”, hubiese ganado ¡¡¡67%!!! de los votos, frente a otros candidatos. En cualquier otro proceso similar la cifra asombraría, pero en Ciudadanos, donde ni campaña en sí han hecho porque todo está controlado por Villegas y Girauta desde el centro de la península, el resultado es devastador. Existe un 33% de afiliados de Ciudadanos que no están de acuerdo con las normas y los deseos del “líder supremo”. Un 33% de descontentos para una formación que sólo ha podido reunir a unas 1700 personas para votar. Tanto es así que en Huelva y Jaén ni se han celebrado las mismas pues carecían de personal suficiente para votar.
Un gran fracaso de Albert Rivera que se ha empeñado en seguir apostando por Marín y su “clan de la Manzanilla” para dirigir el partido en Andalucía. Un clan que reporta buenos datos y beneficios monetarios (por el envío de fondos según la estructura partidista que investiga el Tribunal de Cuentas) y que se cree que podría ganar (aquí las risas en San Telmo son enormes). Con suerte, y porque Díaz jamás pactaría con la izquierda, entrarían en el gobierno de la socialdemócrata, eso si no se les da un susto en las elecciones pues, al fin y al cabo, compiten por votantes similares en muchas provincias, con el añadido de que para demagógica la señora de San Telmo.
¿Por qué este fracaso? En primer lugar, porque en Madrid no se fían de Luis Salvador. El granadino (y ex-senador del PSOE) tiene el apoyo de muchos militantes de Andalucía que ni ven bien el continuo amor y peloteo entre Marín y Díaz, ni soportan al clan de la Manzanilla y sus movimientos y nombramientos raros. No hay más que recordar que la sede de Huelva se estuvo pagando con dinero de la Diputación. Salvador concita un apoyo mucho mayor que Marín, pero juega en otro sentido, con otras artes y apuesta a ganar a Susana Díaz al fin. Y esto no gusta a los maquinadores del centro de la secta naranja.
En segundo lugar, el dedazo y algunas candidatas bastante caciquiles no gustan a los militantes. Que desde Madrid se impusiese al ex-seleccionador de baloncesto, Javier Imbroda, como candidato en Málaga ha gustado poco, muy poco. Así sólo el 65% (223 votos) de los que fueron a votar apostó por él. Con esos votos no se gana nada en algunas sedes del PP, agrupaciones del PSOE o sedes de IU. Pocos y enfrentados. Pero peor le han ido las cosas a Marta Bosquet, por la que sienten muchos militantes, como nos han contado, verdadero desprecio político, sólo ha logrado en Almería un 54% de los votos. Por tanto ha estado en el borde la derrota. Algo normal si se observa en el día a día quiénes trabajan y quiénes no. En términos de política que afecte a la ciudadanía porque para otros chanchullos internos sí que se mueven. ¿Han escuchado alguna crítica de Bosquet contra el cacique Amat? Pues eso.
Denuncia por irregularidades en el mecanismo de voto.
A todo esto se suma que un militante de Málaga, tal y como explican en ABC de Sevilla, ha denunciado el proceso de primarias porque no hay ninguna garantía de que el sistema utilizado garantice que el voto expresado se cuente. En Ciudadanos afirman que envían un certificado de la Casa de Moneda y Timbre para certificar que se ha votado electrónicamente, pero nadie dice qué pasa con ese voto. Ni existe una empresa auditora (como tienen en Podemos) que valide los mecanismos de voto. Y eso es lo que le extraña a Javier Carpio, que además es informático de profesión y algo más sabrá de los mecanismos de voto electrónico que Villegas y Girauta, que saben de otras cosas del centralismo democrático (un eufemismo de dictadura de partido).
Miren si serán torpes en Ciudadanos que sin un mecanismo garantizado hasta casi pierden sus propias primarias. ¿Cómo habrá sido la cosa para que reconozcan que existe un 33% de descontentos? A los militantes honrados, que los hay, parece que no les acaban de convencer. Aunque ello no es un problema para Ciudadanos, los expulsan en breve y se acabó el problema. No tienen ningún problema en “ejecutarlos” siguiendo las enseñanzas de Lavrenti Pávlovich Beria (el encargado de las grandes purgas en el PCUS de Stalin). Que no les gustan los comunistas salvo para estas cosas.
Una vez más lo raro sobrevuela a Ciudadanos. La sospecha de manipulación cuando se venden como los más democráticos. Albert Rivera está con ansias de vencer en Andalucía y poder controlar una gran región (junto a Madrid posiblemente) y de ahí lanzar su asalto al gobierno central. Por ello ataca a Susana Díaz todos los días, pero en el PSOE andaluz tienen el colmillo retorcido y una gran red que les permite jugar con cierta ventaja por su flanco derecha. Pues saben que Moreno Bonilla sacará su sonrisa a relucir frente al sieso de Marín y algo le rascará también. PSOE y PP juegan en esta ocasión a dejar en poco o nada a Ciudadanos y tienen los “medios” para ello. Díaz aspira a tener un Marín sometido con 10 diputados, y Moreno Bonilla a que entre ambos sumen y echar a la socialdemócrata, y ser él presidente. Y ¡ojo! Rivera porque Díaz ya te ha advertido dos veces en las redes, a la tercera utilizará todos los resortes mediáticos a su disposición.