En política se puede impostar una personalidad. Se puede aparentar ser una cosa pero realmente ser otra. Incluso se puede ser partícipe del espectáculo de muy diferentes formas, salvo la ineptitud. Y ese es el problema que afronta cada día Francisco Núñez nada más levantarse de la cama, no parecer incapaz o algo peor. ¿Lo consigue? Casi nunca.
Ayer, tras mostrarle las cámaras de televisión bailando en Génova (saltándose las restricciones sanitarias, por cierto), quiso tener su minuto de gloria. ¿Lo consiguió? No, como es habitual en él desde que se hizo con la dirección del PP castellano-manchego y no tuvo mejor ocurrencia que pedir la privatización de la sanidad. ¿Consecuencia? Mayoría absoluta de Emiliano García-Page. Pero ayer no, no propuso la privatización de la sanidad sino que propuso que el presidente de Castilla-La Mancha convocase elecciones a la Junta. ¿El argumento? Que el presidente había afirmado que las elecciones madrileñas no son extrapolables al resto del país.
Se puso el disfraz de chulito de discoteca Núñez, agarró el cubata con firmeza y le espetó al presidente algo así como “¿a que no te atreves a convocar si tan seguro estás de lo que has dicho’”. ¿El problema de lo dicho por Núñez? Más allá de la fanfarronada de discotequero con cadenas de oro y palillo en la boca, no se ha percatado Núñez de que existe una pandemia que ha sido bastante cruel con la región debido al envejecimiento poblacional. Ahora que está toda la población mayor y se avanza en la que sufre enfermedades complicadas, más el comienzo de la recuperación de la economía, quiere poner a los manchegos a votar.
Demuestra Núñez que no le eligieron para dirigir al PP por su inteligencia -¿puede explicar por qué alguien con mayoría absoluta va a convocar elecciones a mitad de la legislatura y en medio de una pandemia?-, sino porque Pablo Casado necesitaba gente que no molestase mucho. Es verdad que al dirigente pepero le salió mal con Isabel Díaz, pero con Núñez sí que acertó. Fíjense que en otras regiones están laminando a los no afines (Valencia, por ejemplo) pero en Castilla-La Mancha ni lo piensan. Entre otras muchas cosas porque les da igual lo que pase en la región. Para el PP ese trozo de tierra existente entre Madrid y Andalucía no existe salvo para cruzarlo cuando se van a comer gambas de Huelva. Vamos que si estuviese dirigiendo el PP manchego un mono tití con sombrero vaquero les valdría igual.
Hasta el momento Núñez ha copiado todo lo que ha podido a Díaz sin que le haya servido para algo. Porque mientras la presidenta madrileña no ha dado ni un solo euro a la hostelería, Castilla-La Mancha es la región que más ayudas ha dado. Que no es suficiente pero es más de lo ofrecido por otros, lo que ha permitido bajar la incidencia del virus. El ser, porque no puede calificársele de otra forma, que dirige el PP manchego es incapaz de presentar propuestas propias y adecuadas para la región, sólo mira a ver lo que dice Casado, o Díaz para copiarlo –de Juan Manuel Moreno no dice nada porque hace lo mismo, o más duro, que el presidente manchego en Andalucía-. Lo más gracioso es que desde el PSOE de CLM todavía le intenten tomar en serio. Si cada vez que habla suben los votos de Page ¿para qué replicarle?