A seis días de que los ciudadanos de Cataluña acudan a votar para elegir su parlamento regional, parece que el PSC vencerá en las elecciones con un ±28% de los votos. Si usted es de los que piensa que da igual lo que suceda mientras que la derecha españolista, fascista, ultraderechista, franquista, reaccionaria, cavernícola se “joda”, tómese la libertad de no seguir leyendo, pues aquí se va a intentar exponer argumentos racionales y políticos. Si usted está interesado en otras cuestiones puede leer, le guste o no lo que se exponga.

El titular es suficientemente claro, es posible que votar a Salvador Illa, al final, sea desperdiciar el voto. Eso no quiere decir que ese votante sea menos de izquierdas que otro, o menos español que los que gustan en algunos medios, nada de eso. Pero sí que ese voto puede estar vendido y entregado antes de votar, o bien puede no servir para arreglar la situación interna (social y económica) de Cataluña que tanto le preocupa al votante que deposita su voto al PSC.

El PSC no es el PSOE

Lo primero que hay que dejar claro es que, aunque lo parezca, el PSC no es el PSOE. Puede ser tan sanchista como éste pero no es el mismo partido, ni tiene las mismas aspiraciones. De hecho, respecto a las aspiraciones, no hay que negar que el PSC es el partido de una burguesía progre catalanista, esa gauche divine de primeros años 1970s pero con menos arte, que igual aceptan ser parte de España que ser un país independiente. Ese ha sido el pensamiento de sus oligarquías, no el de buena parte de la militancia, durante este siglo xxi y casi desde su creación. En cuanto se quitaron de encima a todos esos obreristas de la industria, han ido por ese camino. De ahí el pacto del Tinell, el Tripartito o la indistinguibilidad con buena parte de la democracia cristiana de la extinta CiU.

La campaña electoral, hasta el momento, ha dejado fuera prácticamente las necesidades de los habitantes de Cataluña. Una sanidad hundida por la mala praxis y que no parece preocupar. Gastos excesivos en una administración sobredimensionada. Una deuda preocupante y que lastra la posibilidad de inversión productiva. Pobreza creciente, incluyendo a las personas de clase trabajadora que se han jubilado. Eso sí, a cambio, han mostrado mucha preocupación por las “cosas de los catalanes” y el wokismo en todas sus esferas. Es posible que con un gobierno de Illa mejoraran algunos de esos aspectos negativos. Peor es imposible hacerlo y algo recortarían de las majaderías de los secesionistas. Pero tampoco piensen que cambiarían mucho las cosas respecto al nacionalismo o la igualdad.

José Luis Rodríguez Zapatero, que sigue ejerciendo de buenista, ya ha avisado del camino de concordia y de unión —por cierto ha hablado de la unión en unos términos de sometimiento de aquellos que no son nacionalistas de forma preocupante— que prevalecerá con Illa. También ha dejado claro que cabe el autogobierno y permanecer en España dentro de la Constitución —hasta el momento, mediante el sistema autonómico eso es posible, a saber qué bálsamo de Fierabrás tiene este hombre en la cabeza—. Siendo esto lo que ha dicho lo mejor es echarse a temblar porque ya se sabe cómo terminaron la Alianza de las Civilizaciones o sus diálogos para acabar con las dictaduras Hispanoamericanas. Más bien parece Tontín el Magín, que hace caja por detrás se hace el bueno, el tonto que imagina ciudades en las nubes (esas que contaba), mientras los idiotas sufren las consecuencias.

Voto secuestrado

Al final de las cosas del comer, de todas las personas no solo de la clase política, no se habla. Lo que sí es evidente es que el voto del PSC, de Illa, ya está entregado a cuestiones bien distintas que nada tienen que ver con el bien común de toda la población. El PSC, salvo que obtuviese mayoría casi absoluta o absoluta, no va a gobernar. ¿Por qué? Porque lo hará cualquiera de los partidos secesionistas con los que Pedro Sánchez e Illa tienen acuerdos a nivel nacional. Si no llegaran a sumar, se volvería a nuevas elecciones, pero si hay una mínima posibilidad de que los secesionistas puedan gobernar (en solitario o en coalición ERC-Junts), no duden que esa será la solución. Illa, como hizo la última vez, pese a vencer en las elecciones ni intentará ser presidente. Ese voto ya está entregado al secesionismo.

Cuando cada votante elige a quien votar lo hace bien porque cree que su partido gobernará tras las elecciones, bien porque entiende que el partido elegido tendrá una voz importante en el parlamento o a la hora de formar algún tipo de coalición. A las gentes del PSC se les está diciendo que su partido ni gobernará (aunque gane), ni tendrá una voz importante. Antes de que los colegios electorales abran ese voto ya está secuestrado. Ese voto será, al final del camino, para ERC y Junts, o los dos a la vez. Ese voto es ya para Carles Puigdemont.

Ese voto no arregla la situación

Si ustedes no entendían por qué se hablaba en párrafos anteriores de las cosas del comer, ahora comprobarán que votar al PSC no servirá para arreglar la sanidad, la pobreza, el paro, la inversión y todo lo que al final es más importante para el bien común que los penes lesbianos, la historia inventada o el camino o no hacia la prisión de Puigdemont. La Amnistía no procura alimentos. La Amnistía no generá seguridad en las calles catalanas. La Amnistía no ofrece trabajo. Más bien todo lo contrario. Tan solo hay que ver lo que ha venido sucediendo durante el gobierno de Pedro Aragonés para verificar este dato objetivo.

El PSC ha sido el perrito faldero del presidente catalán y nada de lo que está mal en Cataluña ha mejorado. Entonces ¿de qué sirve votar al PSC si va a seguir todo igual o peor? Si no va a gobernar ¿cómo va a mejorar la situación de los ciudadanos de Cataluña ya que hasta el momento no lo ha hecho? Tampoco la convivencia ha mejorado. Ahí tienen la secesionistas diciendo que van a volver a liarla, por activa o pasiva. Ahí tienen al partido casi nazi de Junts separando a los habitantes según razas y culturas. ¿Con estos puede pactar un partido del ámbito socialdemócrata? Si es por el bien del “hombre pensativo” de la Moncloa parece que sí.

Si el PSC no va a gobernar, si no va cambiar las cosas del comer, si solo va a ser muleta del secesionismo ¿para qué votarle? Cierto que para alguien de clase trabajadora las alternativas no son halagüeñas. Entre los que son parecidos al PSC no hay nadie que les defienda (el PSUC es una basura woke y los Comunes unos pijos come brotes); entre los que están a la derecha tampoco es que vayan a mejorar las cosas del comer pues están a sus cosas y viven muy bien en la oposición. ¿Qué hacer? Eso lo deberá decidir cada cual sabiendo que su voto ha sido ya secuestrado y no servirá para aliviar a la clase trabajadora.

Post Scriptum. Si se fijan, ya el atril que utilizan para los mítines miente. Ni presidente, ni gobernará.

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