miércoles, 23 abril, 2025

Cholistas y anticholistas a la gresca

Lo malo que tienen las redes sociales es que, cuando antes cualquiera opinaba sobre un tema como mucho tenía un auditorio de tres borrachuzos de sol y sombra o tres escaqueándose del trabajo en la máquina de café, hoy cualquier estupidez se eleva a la categoría de verdad por tres likes. Si le suman los youtubers, los podcasteros y los twitcheros normal que parezca que el mundo se ha llenado de zumbados. Y aunque no lo parezca la realidad no está en las redes sociales sino en otro lado. Miren lo que pasa con el fallecido papa Francisco, por ejemplo.

El sistema gusta de la polarización, no de la polaridad que diría Armando Zerolo, porque genera pingües beneficios. Da igual el tema, da igual el espacio, da igual quienes sean, debe haber polarización par tener más movimiento y generar más dinero para los dueños del cortijo digital. Los céntimos es lo que llega a los promotores con sus «seguidores» enfervorecidos dándole a la tecla o al teclado digital. Esto es lo que viene sucediendo en las últimas semanas alrededor del Atlético de Madrid. Se viene construyendo un discurso polarizado entre «cholistas» y «anticholistas» ahora que el equipo parece haber quedado fuera de todo. Cuando todo parecía ir bien sólo algunos advertían «cositas» el resto estaba a otras batallas.

Cholistas

Vienen diciendo los cholistas que sus años en el club como entrenador son los mejores de toda la historia pues se han conseguido ocho títulos y quedar siempre entre los cuatro primeros. Algo que no es falso en sí si sólo se tiene en cuenta un entrenador —tampoco es que un entrenador haya durado tanto—. El Atleti desde 1980 a 1990, salvo en dos temporadas, también quedó entre los cuatro primeros y un par de veces segundo, ganando dos copas. En los setentas se ganaron tres ligas, más otra que robaron, dos copas y una intercontinental. En los sesentas se rascó una liga —el nacionalmadridismo arramplaba con todo— pero cayeron tres copas del rey y una recopa. En los cincuentas dos ligas, una copa y una copa Eva Duarte. En los cuarentas, dos ligas. Si se hace comparación casi fue mejor la época de los años 1970s.

En la época del gilismo inilustrado no se puede decir que no sea la mejor. Desde la llegada de Jesús Gil a la propiedad de aquella manera, no ha habido mejor época en cuanto a títulos y puestos en la clasificación. Es más, desde que Miguel Ángel Gil se hizo cargo de los mandos del club, Enrique Cerezo es un señor que está ahí porque tiene que haber alguien, es la mejor época tras los años de plomo con la única salvedad del doblete. Con el Cholo Simeone el salto en ingresos ha crecido temporada a temporada pese a que las inversiones han sido más bien pequeñas. Ahí está el milagro cholista, hacer equipos aceptables con poca materia prima.

Anticholistas

Los argumentos principales de los anticholistas es que «el de negro», el «funerario» hace que el equipo sea aburrido de ver, que siempre se le acaba cayendo el equipo en los tramos en que hay que dar el golpe en la mesa, que tiene querencia especiales por ciertos jugadores y de ahí no le apea nadie, que no da oportunidades a los jóvenes canteranos, que no está bien entrenado… No existe un relato más o menos sostenido como los cholistas pero siempre es alguno de los argumentos arriba expuestos. Y, principalmente, que «ni el Cholo está por encima del escudo». No les gusta y ya está.

En algunas cuestiones también tienen razón, el equipo juega reguleras siempre y cuando lo excelso sea el Brasil de 1970 o cosas similares. Aburre bastante, hay que reconocer, ver todos los partidos del Atleti durante una temporada. En muchas ocasiones se vienen atrás cuando deberían rematar los partidos, sí. Eso lo ve hasta el miope sin gafas que está en la última fila del Metropolitano. Que se ha empeñado en el marido de Érica, también cuando podría haber buscado otro tipo de juego con otros jugadores, también. Que tiene excesivas manías, también. Que ha perdido el cholismo de los primeros años, evidentemente. Algunas cosas de estas las reconocen hasta los cholistas.

¿A qué viene pelearse?

Esta pelea, especialmente tras derrotas, tiene poca lógica. Los cholistas deberían decir «con lo mal que jugamos y estamos ahí arriba siempre» y los anticholistas afirmar «con lo que gasta Gil bastante que metemos goles». Así todos estarían contentos. Aunque la verdad es que son todos unos pedazo de, con perdón, cabrones.

Se pasan tres cuartos de temporada pajiplantilleando. Les gusta el más tonto de cualquier equipo. Hacen estrella al populista y asesinan al que entiende algo de fútbol. Ponen y quitan canteranos sin haber visto jugar un día al B. En realidad, cuando empieza la temporada, ya están viendo en qué lugar posicionarse para la gresca si se gana o se pierde. ¡Claro que se puede y debe criticar al Cholo! ¡Claro que se puede y debe criticar a la propiedad usurpadora! Esto es fútbol. Pero hacer el nacionalmadridista no.

Hay que pensar que La Liga está «peligrosamente» preparada para que los dos de siempre estén arriba y la ganen, salvo sorpresa —en las últimas veinticinco temporadas sólo dos equipos les han quitado cuatro títulos ligueros—. Y en Europa tras lo visto este año, tres cuartos de lo mismo. Eso no quiere decir que se permita que se pisotee la camiseta tocándose los dídimos. Tampoco el Cholo es la salvación a todos los males sino la salvaguarda de Gil Marín para hacer crecer el valor del club y dar el pelotazo, de cero euros puestos a mil millones de beneficio. Cuando dicen que con otro entrenador se ganaría más, olvidan todos los inconvenientes anteriormente citados —añádanle la inexistente secretaría técnica—. Cuando afirman que sólo con el Cholo es esto posible están cerrando las puertas a otra cosa que no tiene que ser peor. Al final todos tienen razón y no la tienen a la vez.

Eso sí, eso de que pitar al equipo, al Cholo o al palco está mal es para mandarles a la «M». A Luis se le han pegado broncas hasta en el descanso. A los jugadores se les han tirado almohadillas —de las gordas, pesadas y duras—. Al palco se le ha dicho de todo, estuviese el gordo o Vicente Calderón. Ese buenismo, tan propio de las posiciones en polarizaciones, no ha existido en la afición rojiblanca hasta ahora. Y no, no eran los ultras, era todo el estadio. Hoy en día, si estas personas viesen a Avi Nimny en vez de runrún dirían que debe ser titular y que el pobre es incomprendido por cholistas o anticholistas. Lo que nunca se suele ver es exigencias al palco desde hace años ¡qué raro!

Francisco I, un papa rodeado de chismes

Frente a un gran grupo de monjas el papa Francisco expresó que no había peor cosa que la «monja chismosa», la cual estaba inspirada por el diablo para malmeter dentro de la comunidad. Insistió mucho durante su pontificado sobre los chismes, las suegras que se entrometían y lo malos que son los rumores. No lo hizo por una cuestión pastoral, que también, sino porque casi todo su papado ha estado rodeado por los chismes, los chismosos, las mentiras, las puras fake news. De todo lo que la gente piensa del papa Francisco, la mitad de la mitad son producto de las malas informaciones, los chismes y la mala leche que se han gastado contra él.

Ayer falleció trabajando en su despacho de santa Marta, algo que ha sido lo habitual en su pontificado. Un constante no parar, de ir y venir aunque le faltasen las fuerzas, como bien se pudo comprobar en la pasada Semana Santa. Doce años de pontificado donde ha habido claroscuros como suele ser habitual en cualquier gobierno, más si lo espiritual está tan mezclado con lo ideológico como le ha sucedido a Bergoglio. No ha sido un papa al uso, es decir, al uso que estaba acostumbrada la curia romana. Se ha movido poco en las cuestiones excesivamente rituales que son del gusto de la parte conservadora de la Iglesia católica, la cual es mayoritaria en la prensa vaticanista. Cuando se eligió a Bergoglio no suponían que se elegía a un párroco de pueblo, a un Don Camilo —como el personaje fantástico creado por Giovanni Guareschi—.

¿Cómo ha repercutido esta forma de ser en el papado? En su forma de ser y actuar frente a las personas. Los periodistas han relatado que permitía las repreguntas, esto es, insistir sobre el tema que se estaba tratando. Hablaba con muy poca actitud pontificia. Desde luego el «nos» tradicional nunca pasó por su cabeza y siempre se expresó como lo hace el párroco cuando está con sus feligreses. Quitándose un poco de encima a la señora excesivamente rigorista y pía y dando explicaciones de andar por la calle al resto. Activo, al menos su equipo de comunicación, en redes sociales y con los medios de comunicación, en una actitud de entender en mundo en el que estaba, algo que los anteriores pontífices dejaron un tanto de lado.

Un papa poco ortodoxo

Los chismosos han afirmado que era un pontífice woke, un pontífice que estaba saltándose la doctrina católica, un sucesor de Pedro poco ortodoxo. ¿Verdad? Respecto a la ortodoxia católica Francisco no se movió ni un centímetro de lo que dicta la Iglesia. Todo lo que se ha dicho sobre su apoyo a los movimientos LGTBi+ es en buena parte una mentira azuzada por el wokismo y el mundo ultramontano. Cuando afirmó que si un homosexual se acercaba a Dios con plena convicción, él no era nadie para juzgarlo, no estaba apoyando a ningún movimiento —mucho menos el transgenerismo y las identidades inventadas múltiples—, estaba siendo misericordioso con un pecador. Un pecador al que diría «ve y no peques más». De hecho son bastantes las directrices dadas para evitar que la homosexualidad estuviese presente claramente en seminarios. Lo único que se salí un tanto de lo ortodoxo era la comunión de los divorciados, una adaptación a la realidad de un mundo en el cual no hay que estar de acuerdo para divorciarse.

Los hunos le han acusado de estar entregado a los pobres y al ecologismo, a esa teología de la liberación que han creído ver los críticos desde el principio. Teología del pueblo en el caso de los más moderados entre los conservadores. La «preferencia por los pobres y los marginados» no es un invento de Francisco, tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI hicieron de ello piedra de su doctrina pontificia. Lo mismo sucede con el tema del ecologismo donde, mucho más el papa Ratzinger, expresaron continuamente en diversos escritos y encíclicas la preocupación del romano pontífice por la devastación del planeta. Igualmente se quejaron del sistema económico que generaba tanta pobreza y dejaba a una buena parte del mundo en la miseria, lo que generaba grandes movimientos migratorios. De todo lo que le acusan a Francisco al respecto ya había hablado sus antecesores. Siguió la misma línea.

Y, por último, los de la ortopraxis, condenada por el papa Ratzinger aunque no lo crean —a ver si los que se dicen ratzingerianos lo leen alguna vez—, de la misa en latín se quejan de las restricciones puestas a la misma. El papa Francisco tenía buen olfato político, no en vano ser obispo y cardenal en Argentina curte mucho al respecto, y sabía que esa batalla no era eclesial sino política, o mejor dicho, ideológica. Su «hospital de campaña», su ánimo evangelizador no podía verse lastrado por un grupo que ha hecho de la misa en latín su arma contra cualquier pontífice. En Sudamérica, bueno en toda América, quienes están entregados a ese tipo de Eucaristía son especiales, bastante lefebvrizados, bastante lateralizados, bastante extremos, bastante relacionados con el mal que hay en esas tierras y que provoca las enormes bolsas de pobreza que Bergoglio vivió de primera mano. Si se permite la expresión, los ultras europeos son unos moderaditos en comparación. Además, siendo lógicos ¿no debería ser lo tradicional la misa en arameo o griego?

¿Un papa progre?

Le han calificado de papa progre o wokista, incluso los progres y wokistas han asumido eso y la realidad es que no es cierto. Como buen jesuita siempre ha jugado a dos bandas, si se puede decir con sencillez, pero la preferencia por lo pobres, su preocupación por acudir allí donde estaba en expansión la evangelización o donde se perseguía a los cristianos —cabe recordar que ha viajado a Iraq o al Congo donde se asesina a cristianos con frecuencia—, su preocupación por los migrantes no es más que producto de la gran misericordia de la Iglesia católica. No tiene nada que ver con el progresismo, como tampoco su preocupación por las guerras y el rearme. Ya no está la Iglesia en tiempos medievales de lanzar cruzadas, aunque algunos no lo entiendan.

Se ha posicionado contra los vientres de alquiler. Tan sólo ha defendido los anticonceptivos en casos extremos, como hiciera Pablo VI, donde existe peligro de violación o transmisión de enfermedades raras, en el resto de casos ha seguido la doctrina. Se ha quejado del relativismo progresista y sistémico que lleva a una espiritualidad estéril. Realmente, salvo el Sínodo de la Sinodalidad, y alguna cuestión del Sínodo de la Amazonia sobre los curas casados, que se debía estudiar, o las bendiciones a parejas homosexuales —un calentón de un momento y parece que influido por el Tucho—, no se ha movido de lo recto y doctrinal. Ni «papa Paco», ni leches. Su camino evangelizador y misericordioso caminaba por caminos distintos a los del wokismo. Léanlo antes de hablar.

Sí ha tenido cosas oscuras

Donde se puede decir que ha tenido menos éxito ha sido en las relaciones humanas con parte de la curia romana. Quienes hayan acudido a un colegio de jesuitas saben bien cómo se las gastan y eso ha quedado patente en sus relaciones. El comportamiento que ha tenido con los dos ayudantes de Benedicto, su antecesor, no es de lo más amable y misericordioso. A monseñor Alfred Xuereb le concedió la dignidad de obispo pero le tuvo lejos tras encomendarle el «marrón» del IOR (Banca Vaticana), luego como premio le hizo nuncio apostólico en Corea, Mongolia y Marruecos. Con monseñor Georg Gänswein las ha tenido de todos los colores, hasta llegar a negarle algún viaje a impartir conferencias. Tras un tiempo mano sobre mano, tras la muerte del papa Ratzinger, le mandó a Friburgo para que estuviese lejos del Vaticano aunque sin actividad alguna. Ya al final del papado le hizo nuncio apostólico en los países bálticos. Y así con unos cuantos menos conocidos.

Pese a estar en Roma, Francisco no ha viajado por Europa. Cuando acudió a Marsella lo hizo no como viaje de Estado sino sólo para comprobar la situación de los refugiados personalmente, al igual que hizo en la isla de Lampedusa. Pese a la situación de declive del catolicismo en en viejo continente, ha preferido que la evangelización fuese a lugares más lejanos, más desconocidos, con más posibilidades de conseguir nuevos fieles. No ha tenido una relación amorosa con el viejo continente.

Las preferencias subjetivas de cada persona son las que son. Aquí se le ha criticado mucho, como se le ha defendido cuando se le ha atacado sin razón. A algunos les gustará más y a otros menos. Lo que no puede ser es dejarse llevar por las infamias, los chismes y las mentiras que le han rodeado. Esa ha sido su cruz del pontificado. Tampoco se le podía pedir que se lanzase a cruzadas tomando la espada gelasiana del papado a matar herejes. No ha ido ni progre, ni ultraconservador. Era jesuita y con eso está dicho todo. No ha sido estricto en las formas, pero eso no significaba que hiciese de menos a la silla de Pedro. Que Dios le tenga en su gloria y le juzgue por sus obras.

Post Scriptum. Se ruega cierta rigurosidad a la hora de hablar de lo que rodea al Vaticano en este momento. Ni hay un derecho «canónigo», ni hay campañas electorales para ser el próximo papa, ni los todólogos son listos. La verdad es que lo que muestran los medios de comunicación es vergonzoso en estas situaciones. Si lo ha sido en algún caso durante su pontificado, ahora el coro celestial de hunos y hotros, que diría Unamuno, llega al máximo de la vergüenza ajena. Mediocres todos.

La misericordia como carisma del Papa Francisco

Desde su elección en 2013, el Papa Francisco, nacido como Jorge Mario Bergoglio, imprimió a su pontificado un carisma distintivo, caracterizado por la cercanía con los fieles, la humildad y un profundo sentido de la misericordia. Su estilo pastoral, alejado de toda pomposidad, fue clave para conectar con personas de todas las condiciones y creencias.

Uno de los pilares fundamentales de su mensaje fue la misericordia, entendida como un llamado a la compasión y la solidaridad con los más desfavorecidos. Su insistencia en que la Iglesia debía ser un “hospital de campaña” reflejaba su visión de una institución en salida, que no se encierra en sí misma, sino que va al encuentro de aquellos que más la necesitan. Esta perspectiva se cristalizó de manera especial en el Jubileo de la Misericordia (2025–2026), un año santo extraordinario dedicado a la reconciliación y el perdón.

El pensamiento de Francisco estuvo profundamente influido por su formación jesuita y por la teología del pueblo, una corriente que busca interpretar la fe en diálogo con la realidad social y cultural de los pueblos. Su liderazgo fue, en ese sentido, profético y desafiante, llamando constantemente a una conversión pastoral que pusiera en el centro a los pobres y a los marginados.

Entre sus principales encíclicas destacan Evangelii Gaudium (2013), que sentó las bases de su pontificado con una invitación a vivir la alegría del Evangelio; Laudato Si’ (2015), una reflexión pionera sobre el cuidado de la casa común y la crisis ecológica; y Fratelli Tutti (2020), un firme llamado a la fraternidad y a la amistad social en un mundo fragmentado.

Massimo Borghesi, uno de los principales estudiosos de su pensamiento, resalta en su libro Jorge Mario Bergoglio: Una biografía intelectual la coherencia de su visión cristiana, arraigada en la tradición ignaciana pero abierta a la renovación. Según Borghesi, “Francisco no es un Papa populista, sino un Papa del pueblo”, subrayando su empeño en una Iglesia cercana a las realidades concretas de los fieles y su rechazo firme al clericalismo.

A lo largo de su pontificado, Francisco generó tanto admiración como críticas, incomodando a sectores conservadores y progresistas por igual. Mientras unos lo consideraban demasiado abierto a reformas, otros le reprochaban no avanzar lo suficiente. Su figura fue también punto de referencia en debates sociales y políticos, donde creyentes y no creyentes recurrieron a sus palabras, a menudo descontextualizadas, para sustentar posturas ideológicas.

Con su testimonio y enseñanza, Francisco dejó una huella indeleble en la Iglesia y en el mundo. Su papado fue una invitación constante a la conversión, al servicio y al amor concreto por el prójimo.
Hoy, el Padre lo ha llamado a su presencia. Su voz se apaga en la tierra, pero su legado continúa resonando, como una semilla de esperanza y fraternidad sembrada en el corazón de la humanidad.

Vacaciones sí, felicitar la Pascua de Resurrección no

La Semana Santa se ha convertido en unas vacaciones largas para la mayoría de los miembros del Gobierno. No se sabe si se han ido con sobrinas, familia o en soledad. También lo son para el «jefe de la oposición». ¿Cuándo volverán? Se espera que hoy mismo estén al frente de sus negociados, cuestión bien distinta es si será así. De Pedro Sánchez, en esta ocasión, no se sabe si se ha ido a Lanzarote, a la Maleta o a Marruecos —últimos destinos elegidos en estas fechas—, lo que es seguro es que desde el 15 de abril no ha pegado ni golpe. Igual está en otra de esas retiradas para pensar.

Ni Pedro Sánchez, ni Alberto Nuñez Feijoo han felicitado la Pascua de Resurrección, que es lo momento cumbre de la Semana Santa. Porque las procesiones y la magnífica imaginería de estos días son fervor popular, pero no son el culmen significativo de esta fiesta cristiana. La importancia no está en la muerte en sí de Jesús de Nazaret sino en su resurrección, en la confirmación de que es realmente el hijo de Dios. Por ello son numerosos los dirigentes políticos que felicitan la Pascua, sean o no cristianos. Ahí tienen al presidente de la India —con quien estuvo Sánchez el día de la Dana— Narendra Modi que no ha tenido a mal felicitarla. No siendo la religión mayoritaria, no se le han caído los anillos en tener un recuerdo en esta fecha especial para los cristianos. Son parte de la población india y muestra el mismo respeto que si fuesen budistas, hinduistas o islamistas.

En el resto del mundo Giorgia Meloni también ha felicitado el hecho festivo de la cristiandad. Algunos podrán decir que, al fin y al cabo, tiene al Vaticano metido en Italia, pero la secularización italiana es tan amplia como pueda ser la española. No hay más o menos fe que en España. Donald Trump, como antes sus antecesores, también ha felicitado la Pascua, mientras su vicepresidente J.D. Vance ha acudido a una breve audiencia con el papa Francisco. Vladimir Putin establece una tregua en la guerra con Ucrania… El PSOE de Madrid ha tenido un recuerdo para los cristianos, como muchos otros dirigentes regionales de diversos partidos, lo que indica que algunos sí tienen esa educación o esa mínima hipocresía. En España solamente Santiago Abascal, entre los dirigentes nacionales, lo ha hecho.

La Constitución Española en su artículo 16 establece la aconfesionalidad del Estado, como debe ser y defiende la propia Iglesia, pero en el punto 3 dice: «Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones». Están obligados los dirigentes del Estado a tener en cuenta las creencias de la sociedad y qué mínimo que ofrezcan un sencillo mensaje en los días clave. No hace falta que salgan en procesión como Emiliano García-Page (del PSOE), o José Luis Martínez-Almeida (del PP), o Juan Manuel Moreno Bonilla (capillita él), un sencillo mensaje como hacen para felicitar el Ramadán, el Yom Kipur o el Hakuna Matata. Que no le cuesta nada a su equipo de comunicación prepararlo y quedar bien.

No. Lo que tiene que ver con la religión católica, más allá de difundir un video preparado en el partido —como hizo Feijoo—, parece vetado para los altos dirigentes estatales, que eso sí son los primeros en coger el coche, el Falcon o lo que haga falta para salir pitando de vacaciones gracias a festividades religiosas cristianas. No se es más o menos izquierdista, o liberal por tener educación. En contra de lo que dice la Constitución se pasan las tradiciones y las creencias de la sociedad española por el forro. Normal, cuando no hay ni presupuestos después de ¿cuántos años? como obliga la Constitución, que les de lo mismo.

Están a lo suyo y en el caso de Sánchez parece que es lo islámico. ¿Se habrá convertido a esta religión? ¿Será que algún gobierno islamista le tiene cogido por los dídimos? ¿Será que lo español no le gusta? Si tiene la educación de presentar un ramo de flores en la tumba de un dictador como Ho-Chi-Ming ¿por qué no tiene detalles con los cristianos españoles? Que haberlos haylos de izquierdas —aunque por el alboroto ideológico, como bien a manifestado el cardenal Cobo, parezcan no existir—.

#NovedadesLiterariasD16 Ficción, reediciones y no ficción (21-25 abr)

Les ofrecemos las novedades de ficción, reediciones y no ficción literaria de la semana entrante (21-25 abr). La presentación de las obras se hace tomando los textos de publicitación de las obras tal y como ofrecen las editoriales o las distribuidoras, sin ningún tipo de apreciación sobre ellas, salvo la elección de unos u otros títulos.

Narrativa

A.K. Blackmore. Las brujas de Manningtree. Duomo. 21,80€

¿Qué amenaza entrañan las mujeres que deciden vivir su propia vida?

Inglaterra, 1643. Rebecca West vive con su madre en una casa destartalada, en la miserable aldea de Manningtree. Se las arreglan para ganarse la vida como costureras, pero los tiempos son difíciles. La mayoría de los hombres están fuera luchando en guerras y la comida suele escasear. La única perspectiva de esperanza o felicidad para Rebecca reside en un posible matrimonio con el joven que le enseña a leer cada tarde. Sin embargo, el fervor puritano que se ha apoderado de la nación persigue a marginados, pobres, mujeres solteras y todo aquel que pueda parecer «diferente». La llegada de Matthew Hopkins, un adinerado y misterioso individuo, abrirá una red de sospechas y originará un ambiente de desconfianza en el pueblo. Cuando un niño cae enfermo con síntomas inusuales, la madre de Rebecca será detenida y acusada de brujería junto con otras mujeres. Atrapada entre la traición y la persecución, ¿qué debe hacer Rebecca para sobrevivir?

Leslie Marmon Silko. Ceremonia. Capitán Swing. 23€

Tayo, un veterano de la Segunda Guerra Mundial de ascendencia mixta, regresa a la reserva de los lagunas. Está profundamente marcado por su experiencia como prisionero de los japoneses y herido por el rechazo de su pueblo. Solo sumergiéndose en el pasado indio puede empezar a recuperar la paz que le fue arrebatada. Pero, por muy poderosa que sea la historia de Tayo, el triunfo perdurable de Ceremonia se extiende mucho más allá de la narración de los acontecimientos. Entretejidas en la historia del héroe de Silko, que dan estructura a la novela y añaden significado a sus ideas, están las antiguas historias del pueblo Laguna: historias que exploran la naturaleza de la magia, que profundizan en los orígenes del mal y que también pueden señalar un camino hacia la purificación y la redención.

Walter Sidney Masterman. El muérdago amarillo. Hermida Editores. 22€

En esta emocionante narración de misterio y aventura, el prestigioso detective retirado sir Arthur Sinclair, de Scotland Yard, se ve envuelto en un caso tan impenetrable como escalofriante. El reverendo George Shepherd ha sido hallado muerto en un solitario pasaje del metro de Londres. Lo que al principio parece un lamentable accidente no tardará en revelarse como el preludio de un misterio más profundo, en el que antiguas traiciones y secretos familiares se entrecruzan con los vestigios de un milenario culto pagano.

En el núcleo de esta intriga se encuentra Diana, la enigmática hija del reverendo, quien tras sufrir una tentativa de secuestro y ser objeto de un inaudito intento de compra, desaparece sin dejar rastro. Sinclair y un intrépido grupo de jóvenes emprenden una búsqueda que los llevará desde las brumosas colinas de Derbyshire, en Inglaterra, hasta la región italiana del Lacio y los agrestes montes Ródope, entre Grecia y Bulgaria, donde habrán de enfrentarse a una comunidad de adoradores de la diosa Diana, decididos a convertirlos en víctimas propiciatorias de sus horrendos sacrificios. En un ambiente insólito y repleto de amenazas, la tensión, el horror y la aventura se entretejen, mientras sir Arthur y sus amigos se adentran en un mundo de dioses olvidados y luchan por salvar a Diana y desarticular el siniestro culto.

Publicada en 1930, El muérdago amarillo combina la intriga detectivesca al estilo de Edgar Wallace y Harry Stephen Keeler con la atmósfera de aventura característica de las novelas de «razas perdidas» de Henry Rider Haggard. Masterman teje una narrativa en la que el horror, la acción y la aventura se entrelazan para ofrecer una cautivadora experiencia literaria que mantiene al lector en vilo hasta la última página.

Luis Salaberría. Teresita Mortandad. Una novela ridículo. La Umbría y La Solana. 15€

Damián, un muchacho de diecisiete años, es invitado a participar en una sesión espiritista en un decrépito caserón construido sobre las ruinas de un palacio. Esa noche se enamorará de Teresa Rojo, una joven que ansía ser un referente en la historia del arte fotografiando la oscuridad y grabando el silencio. También conocerá, entre otros, excéntricos personajes: a una fantasma ninfómana y a un escritor fracasado, que convive con la momia de su madre.

Ana María Corredor. El medallón escarlata. EDA. 21,90€

Es sábado de carnaval en Barranquilla y Karen Steinberg va a acabar con su vida. Abre el escritorio de su padre y saca un arma. Pero la comparsa del rey Momo y su música irrumpen robándole el instante en que se dispone a apretar el gatillo. Al devolver el arma a su lugar, encuentra la fotografía de una bella mujer con un medallón al cuello. Una historia hecha de historias. Desde el holocausto nazi hasta la guerrilla colombiana, Ana María Corredor entrelaza la historia de ocho mujeres extraordinarias, mezclando opulencia y pobreza extrema, mezquindad y nobleza, santería, prostitución, narcotráfico y revolución.

Dimas Mas. El guion de su propia vida. Oportet. 25€

Se trata de la primera novela sobre la vida y obra de Fritz Perls, el fundador de la terapia Gestalt. Pero la novela, un monumento de documentación —hasta el punto de que el biografiado acaba diciéndole al narrador que sabe de su vida y personalidad más que él mismo—, es además un recorrido por la sociopolítica del momento (nazismo, guerra, apartheid, fenómeno hippy…), los fenómenos culturales y artísticos de la época (como el dadaísmo), aparte de una reflexión sobre la novela y los efectos psicológicos en el propio narrador. En este sentido no es solo la novela de una biografía, sino una ingeniosa biografía de la novela, una suerte de enciclopedia de teoría de la narración y de la voz narratriz, con todos sus desdoblamientos literarios y psicológicos, de modo que hay en ella literatura y metaliteratura, psicología y metapsicología. Una verdadera obra maestra.

Pilar Sierra Garrido y Antonio Rodríguez Jiménez. La canadiense. Ediciones Complutense. 12€

El cuatro de enero de 1920, tras una larga y penosa enfermedad, falleció en Madrid Benito Pérez Galdós. A pesar de su resentida salud, el autor no quiso desvincularse de la actualidad hasta el final de sus días. Impactado por los sucesos acaecidos en el invierno de 1919 en Barcelona, comenzó a escribir el que sería el último de sus Episodios Nacionales: La huelga de la Canadiense. Su fiel asistente Paco, desde hacía tiempo sus ojos, le prestó también las manos para escribir al dictado del genial escritor. Lamentablemente, el mejor cronista de España, se fue dejando inconclusa su última obra.

Paco despertó, aquella primera mañana sin la compañía del que había sido como un padre, completamente roto de dolor. En ese estado de terrible melancolía, recibe una enigmática carta firmada por Teresa Roca, que le insta a continuar con el relato. Nadie, salvo don Benito y él, conocía la existencia de la novela. Por ello, cuando Paco extrañado consulta el sobre, comprueba que el matasellos es de Barcelona y está fechado en febrero de 1919. Entonces se da cuenta: Teresa Roca es una de las protagonistas del relato, alguien que tan solo puede existir en la mente de su creador, don Benito.

Diego Santana Caunedo. Con las mismas manos. Ediciones Complutense. 14€

Ocho cuentos, La Habana, cine, una devoción por Anna Karina y una frase que vuelve de forma insistente: «Somos lo que hacemos cuando estamos solos, cuando creemos que nadie nos observa».

Una pistola checa, que pasa de mano en mano y da mil vueltas antes de matar a un hombre, un intercambio de mensajes en un baño público de la ciudad y un hombre muy viejo que, de tantas vidas que cuenta, alguna tiene que ser mentira.

El proyecto de instalar cabinas de desahogo, para que cada quien pueda gritar a plenitud y caiga de a poco la censura, convive con una casa astringente y la ambición de una pequeña sociedad que dura apenas una madrugada, de la que muchos quieren salir y no pueden, a la que muchos quieren entrar y no pueden.

Una fantasiosa historia de amor entre unos trasuntos de Julio Cortázar y Alejandra Pizarnik, en La Habana de los años 60, convive con las contradicciones de los personajes y el interés común por las vidas de los otros.

Una Habana filmada, una ciudad de voyeurs en la que pervive una frase: «Quién soy yo para juzgar las felicidades de los otros, quiénes son los otros para juzgar la mía».

Antonio Torremocha Silva. Alí Bey. Almuzara. 25€

Año 1803. Domingo Badía Leblich, un ilustrado catalán de mente brillante y un espíritu aventurero, recibe una misión secreta del gobierno español. Con el respaldo del poderoso Manuel Godoy y el rey Carlos IV, adopta la identidad de un príncipe musulmán, Alí Bey el Abbassí, y parte rumbo al norte de África con un doble propósito: estudiar el mundo islámico y recabar información clave para la Corona. Desde las bulliciosas calles de Tánger hasta los suntuosos palacios de Fez y Marrakech, Alí Bey es acogido como un noble extranjero, un sabio versado en la cultura islámica. Sin embargo, tras los banquetes y las recepciones diplomáticas, se esconde una peligrosa red de alianzas, espionaje y traiciones. Sus informes detallan las fuerzas militares del sultán de Marruecos, la influencia francesa y británica en la región y la posibilidad de que España recupere su poder en tierras africanas. Pero su audaz empresa no se detiene allí. Su viaje lo lleva a cruzar el Mediterráneo, adentrándose en los dominios otomanos. En Egipto, Palestina, Damasco y Constantinopla, debe sortear la vigilancia de espías enemigos, la desconfianza de los ulemas y los peligros de su propia identidad secreta. Su mayor hazaña, sin embargo, será su llegada a la ciudad santa de La Meca, un territorio prohibido para los no musulmanes. Alí Bey desafía el destino con cada paso, pero su regreso a España no traerá el reconocimiento esperado. La caída de Godoy y la ocupación napoleónica lo dejan atrapado entre dos bandos en una España en guerra.

Novela gráfica, cómic, ilustrados

Julien Lambert. Villevermine. Nuevo Nueve. 25€

Villevermine, una ciudad sucia, inmunda… Una ciudad de pequeñas estafas, de pequeños negocios, en la que delincuentes y perdedores repiten una y otra vez la misma escena. Jacques Peuplier, un duro investigador privado, lidera una caótica investigación sobre la desaparición de la hija de la reina del inframundo, con la ayuda solo de objetos como compañeros, cuyas voces es el único que puede oír… y con los que conversa. Durante su viaje se enfrentará a un ejército de aviadores pilotados por un científico loco, encontrará el refuerzo inesperado de un pequeño niño de la calle (acompañado de su gato Mauvais-Poil), se enamorará, será perseguido, golpeado por unos hermanos desagradables y unos extraños bichos le harán la vida imposible.

Poesía

Javier Hernando. Una clase de escritura. La Uña Rota. 13€

Hay libros que llevan un reloj interior, una invitación a entrar en otro tiempo, eso sucede en Una clase de escritura, entramos en un tiempo extrañamente cotidiano,

que suene solo / por dentro.

Una escritura povera hecha con versos pequeños,

pues cada palabra / se ve, / se toca, / se puede probar.

Palabras que al bailar se convierten en materia, que pasan de materia a imagen, y luego vuelven a ser palabras, casi sin que nos demos cuenta, en

un espacio, / que pueda ser una medida.

Baile, deseo, es decir, aire. Aire de pensamiento que busca hacer un sentido-río hacia algún lugar. Avanzamos escuchando sonidos sencillos, conmovedoramente sencillos,

hola, sí, ey, / ¿funciona?, no funciona; / probando uno, dos, tres…

Y la forma, la estructura, la sintaxis, también aparentemente sencillas, hacen que ocurran ideas complejas, sombrías, desternillantes, ideas que te traspasan y te dan un poco la vuelta y que siempre dejan un hueco, algo imposible de rellenar. Ese hueco se alarga, como un túnel, se alarga y discurre poema a poema. ¿Habla el libro de ese hueco?

estos apuntes / y notas sueltas / quiero que sean así: / que al pasar / a su lado, / distraída, / al menos ladren

Javier Lostalé. Revelación. Bartleby. 14€

No daríamos una imagen completa de Javier Lostalé si no recordásemos su incansable labor de divulgación de la poesía a través de la radio. A ambas tareas, la poética y la radiofónica, las unifica el conocimiento hondo derivado de su amor a la poesía, por encima y más allá de cualquier alineamiento estético, cosa que todo el mundo le reconoce.

José Hernández Mondejar. Entre prosa y poesía. Mirahadas/Babidi-Bu. 21,95€

Entre prosa y poesía… estás tú, junto a los recuerdos tan vivos de aquellos apasionados besos que se grabaron en tu boca con el ardor de la primera vez. Entre prosa y poesía… andas tú, cada noche al recordar el sueño hecho realidad de sentir en tu pecho sus latidos corazón con corazón. Entre prosa y poesía… lloras tú, cuando del cielo al abismo caes sin previo aviso, ni por qué, teniendo con tristeza que pagar el amargo precio del desamor.

José Eugenio Sánchez. Un incesante caer de estrellas en la nada. Vaso Roto. 19€

La obra posee una elocuencia instintiva donde predominan el humor, la turbiedad, la belleza, la violencia y el caos que desemboca en una colección de poemas agresivos, desenfadados, irónicos, místicos, llenos de humor e hipercríticos, pero anclados en la tierra y que viajan entre nubes.

Con una lírica desbordante multitemática sustentada en la militancia de la libertad, que colinda con la tecnología y la cultura pop globalizada, y una postura original y auténtica que se desmarca de cualquier estética, el autor logra crear un diálogo directo con el lector y conformar un catálogo del exterminio y la evolución de las especies con el paso de la humanidad, compartiendo el mismo paisaje en este tramo de la supervivencia social.

Fernando Trujillo Sáez. Diario del día después. Valparaíso. 12€

Diario del día después es un libro sobre el amor a la vida justo en el instante en que ésta se rompe y solo se queda la ausencia; es un intento de poetizar el vacío del mayor dolor a pesar de tener la certeza de que esto no es posible: la palabra apenas roza la dureza del acero que abre el cuerpo en canal. Leer simplemente puede acercarnos a vislumbrar lo irracional de la vida, aunque exija asomarse al abismo con la esperanza de que no sea real y de que exista un camino de vuelta al pasado. Diario del día después es un viaje de ida y vuelta hacia la locura sin más aprendizaje que la necesidad de seguir viviendo.

Josep Oliver. Ritos nocturnos. Sloper. 15€

Amor, mitología y libros. Ese podría ser el resumen del corazón de «Ritos nocturnos», un viaje poético que cartografía las profundidades del amor perdido, la melancolía de la existencia moderna y los instantes de la aniquilación del yo a través del deseo. En todos esos puntos del mapa, los viejos mitos renacen en las sombras de lo cotidiano y se visten con nuevos ropajes para representar que nada se pierde, que todo vuelve, y que, mortales y dioses, todos seguimos realizando los mismos ritos para salvarnos.

No ficción

José Ingenieros. El hombre mediocre. Renacimiento. 19,90€

José Ingenieros (1877-1925), muerto hace justamente ahora cien años es una de las mayores personalidades de la cultura argentina del siglo XX. Su vasta obra ensayística, realizada en apenas 48 años de vida, participa de la literatura, la filosofía, la psiquiatría, la sociología, la criminología y la medicina, entre otras materias. En todas ellas hizo importantes y originales aportes que le convirtieron también, gracias al enorme éxito de sus libros en un prestigioso y vigoroso divulgador de nuevas ideas. Su libro más decisivo e influyente y también el más representativo de su multifacética personalidad es El hombre mediocre, publicado en Madrid por la editorial Renacimiento en 1913. Durante más de medio siglo este libro tuvo en América un alcance continental gracias a sus numerosísimas ediciones. Quien quiera conocer a fondo la etiología de todo lo relacionado con la envidia y la mediocridad intelectual, encontrará en este libro un manual imprescindible.

Antonio Martín Puerta. El declive de la Iglesia en España (1808-1936). Espuela de Plata. 19,90€

A partir de 1808, tras la caída del Antiguo Régimen en España, se desarrolla para la Iglesia, institución central hasta esas fechas, un proceso de declive y marginalización. En vísperas de la Guerra Civil se encontrará en su punto más bajo en cuanto a influencia como sujeto social, pese a que de diversos modos un mayoritario número de españoles se siguiera considerando parte de ella. Llamativa contradicción que requiere explicaciones acerca de los fundamentos y desarrollos de tal evolución. Más aún cuando la percepción de los católicos españoles ha sido generalmente –con no poca inexactitud– que en ningún otro país ofrecía el catolicismo un brillo comparable. El presente texto analiza los pasos, etapas y causas de tal recorrido hacia una posición de mayor o menor marginalidad, habiendo jugado un papel notable el distanciamiento e incluso la hostilidad del Estado. Dándose otros elementos esenciales a considerar, como el deficiente nivel cuantitativo y cualitativo del clero, la escasa influencia en la educación superior –no siempre debida a restricciones legales–, la insuficiencia económica o la deficitaria repercusión en los campos de la política y la cultura.

María Zambrano. Palabra en libertad. Sabina. 22€

La singularidad de esta selección de escritos, diarios, sueños y poemas de María Zambrano del período 1930-1990, es su carácter autobiográfico. En ellos, la filósofa muestra con especial cercanía el sentir y el pensar radical que caracterizó su vida y su obra. María Zambrano abre nuevas vías de conocimiento y por eso su pensamiento es tan actual. El positivismo o la lógica racionalista no abarcan la complejidad de la vida humana, por eso ella va más allá incorporando el amor, la piedad, el dolor y la muerte con una libertad que desborda los límites de la filosofía tradicional, transformándola radicalmente. Alumbra así la razón poética: todo aquello que está en la poesía desde los orígenes de la humanidad y que procede de las entrañas del ser. Como ella escribió: “pensar es antes que nada descifrar lo que se siente”.

Emanuele Dattilo. El dios sensible. Adriana Hidalgo. 24,90€

¿Qué es el panteísmo? ¿Una noción oscura y vaga que afirma la unidad contradictoria de Dios y el mundo y que solo conocemos por la crítica implacable de los teólogos? ¿O algo que todavía tenemos que pensar en su verdad? Sus apariciones en la historia del pensamiento muestran que no es una doctrina sobre Dios, sino el intento de pensar la identidad de mente y materia; no es una tesis sobre un dios ubicuo sin lugar: es más bien el intento de pensar que todo tiene lugar en Dios y, a la vez, el hacerse sensible de Dios en todo.

Alemañ Berenguer. Pensamiento científico. Guadalmazán. 35€

Cuando la razón se enfrenta a sus propios límites: un viaje por el pensamiento científico. Una exploración de cómo avanzamos en el conocimiento y transformamos nuestra comprensión del mundo. ¿Qué ocurre cuando el conocimiento científico choca con nuestras creencias más profundas? ¿Qué buscaban grandes científicos como Newton, capaz de revolucionar la física y las matemáticas, en la alquimia y la cábala? ¿Cómo explicar que físicos como Steven Weinberg o Stephen Hawking declararan la guerra a la filosofía mientras construían, sin saberlo, nuevas corrientes filosóficas? Pensamiento Científico nos sumerge en estas paradojas y en otras igualmente fascinantes. Rafael Alemañ Berenguer explora los momentos en que la razón científica encuentra sus mayores retos: cuando un sistema complejo crea propiedades inexplicables a partir de sus partes, cuando la mente intenta comprender el infinito, cuando la ciencia se enfrenta al misterio de la consciencia que la crea. El viaje nos lleva desde Le Dantec, el provocador embriólogo que acuñó el término «cientificismo», hasta Gerald Holton descubriendo los patrones ocultos que guían a los investigadores. Nos muestra cómo Thomas Henry Huxley defendió el valor cultural de las ciencias físicas y por qué la tensión entre conocimiento y creencia sigue viva hoy. Descubrimos la paradoja de los cerebros conscientes estudiándose a sí mismos, el enigma de la complejidad cuando las matemáticas encuentran sus límites, y el intrincado camino que va del laboratorio a las decisiones que transforman la sociedad. Un recorrido por los territorios donde la razón científica encuentra sus mayores desafíos y sus descubrimientos más sorprendentes. Una exploración de cómo avanzamos en el conocimiento y transformamos nuestra comprensión del mundo… de cómo construimos la ciencia.

Alberto Javier Nicolás y Santos Benardo. Fraudes históricos. Editorial EAS. 19,95€

La célebre frase de Tácito, “la verdad se robustece con la investigación y la dilación; la falsedad, con el apresuramiento y la incertidumbre”, viene como anillo al dedo a lo que expongo en el presente libro. No se trata de presentar temas históricos a la ligera y sin haberlos cotejado o estudiado seriamente; sino de hacerlo con rigor y documentación, ya que uno se expone a hacer el ridículo.

Cuando publiqué mi libro “La Ahnenerbe en España”, ya me encargué de desenmascarar a otro de estos tipos nefastos que, disfrazados de periodistas-historiadores, dejan mucho que desear: el caso de Eric Frattini. Ahora le toca el turno a Margarita Torres (en el programa del coronel Baños ), Richard Evans, Giles Milton, Klaus Schmider, Nicholas O´Shaughnessy, Clare Mulley, Jorge Vilches y Jesús Hernández (en el programa de Jordi Wild – The Wild Project).

He querido empezar, con uno de los tópicos más tópicos, con la verdadera historia de lo que pasó en Berlín, en 1936, durante los juegos olímpicos: el caso Jesse Owens, ya que es uno de los más conocidos.

Valga este libro para que la mentira y la falacia de paso a la verdad, quitando las máscaras de todos estos propagadores de mitos y tópicos.

No ficción literaria

Louis Teste. Viaje por España (1872). Renacimiento. 19,90€

Louis Teste (1844-1926) fue un periodista francés que publicó varias obras de carácter histórico-político y dos libros de viajes poco conocidos. Un viaje a Roma e Italia, y L’Espagne Contemporaine. Journal d’un voyageur que ahora presentamos. El viaje por España de Teste ofrece una visión muy postromántica a la vez que ciertamente polémica, lo que le otorga un raro e inusitado interés. De este libro ha dejado escrito certeramente el escritor sevillano Fernando Iwasaki que «Louis Teste visitó España y se ganó muy pronto la enemistad de todos, pues a lo largo de una serie de crónicas publicadas en Le Journal de Paris, Teste expresó sus peculiares puntos de vista sobre el periodismo madrileño, los partidos políticos españoles, el anticlericalismo ibérico, los meapilas de campanario, los catetos de la aristocracia y otros asuntos que se le atragantaron por impertinentes a sus anfitriones de toda España». La actual edición cuenta además con un prólogo del profesor y ensayista Alberto González Troyano, excelente conocedor de los viajeros por España en el siglo XIX y de la materia romántica. A.G.T. destaca como Teste inaugura, de algún modo, un nueva perspectiva del «Viaje por España» en la que la mirada del cronista, del periodista, sustituye a la mirada del viajero romántico. Teste presta en su viaje una gran atención a la situación política de la España de esos días, que estaba sufriendo una profunda crisis, lo que no hace sino añadir interés a la mirada de nuestro viajero.

La trinidad de Bauplan

Tres semanas de publicación, tres joyas del ensayo. Una trinidad que la editorial Bauplan ha logrado en tan corto espacio de tiempo. Cada una distinta. Cada una con su propia identidad. Cada una con la capacidad de hacernos pensar sobre el mundo que nos rodea y obtener herramientas críticas para ello. Una sorpresa editorial que les presentamos al unísono.

«A la mierda la autoestima, dadme lucha de clases» de Jean-Philippe Kindler

La obra del artista alemán camina por donde indica el propio título. Kindler se muestra agotado, acongojado, aburrido sobre toda esa “literatura” que se centra en la autoestima, en el self, en el yo más profundo. Dicho de otra manera, toda esa literatura supuestamente ensayística que produce en la persona una conversión en la insociabilidad. Tanto centrarse en uno mismo acaba generando un desapego del otro, de lo que une en realidad.

La felicidad, en este nuevo utilitarismo barato, ya no se obtiene por una seguridad comunal, por una mínima base material sino por la completa independencia de los factores socioeconómicos. Como dice Kindler: «Cuando se habla de felicidad no se habla de un cambio político de las circunstancias que se traduzca en una mejora real de las condiciones de vida, sino de un “cambio de alma” dentro de una “sociedad personal”». Todas esas batallas entre coaches, influencers y políticos empodeadores no es más que otra forma, la actual de la lucha de clases. Gracias a la cual ya no se percibe, o aunque se perciba, el mundo como malo sino que se cambia a la persona para que se enfrente a él asumiendo toda la culpa.

Otra de las variantes, tras la individuación completa de la felicidad utilitaria, es la utilización del identitarismo marginal. Se presta una atención desmedida a grupos marginales, pero siempre bajo la pauta individualista, victimizados hasta el extremo —aunque sea falso o verdadero— para mover la crítica de lo material hacia lo insignificante. Con el añadido de que el no marginado de esos grupos, aunque marginado social, acaba siendo el culpable de la opresión de esa minoría. Una frase es clara en esta estrategia de la izquierda liberal: «Es difícil explicarle a un hombre heterosexual cis por qué es un privilegiado cuando vive en un piso minúsculo y cobra un subsidio mínimo». La clase social acaba utilizándose en las campañas electorales pero se olvida en el momento en que gobierna la izquierda y se dedica a fomentar la dinámica capitalista. Como dice el título, más lucha de clases, o lo que es lo mismo, más repolitizar el bien común.

«La miseria del narcisimo. Ensayo sobre la sumisión voluntaria» de Isolde Charim

De los tres que hoy les presentamos es, sin duda, el texto más sorprendente, más incisivo, más analítico. Pese a incluir en el título el «narcisismo» no piensen que es una continuación de lo escrito por Christopher Lasch en 1979. Sí se habla, al comienzo del ensayo, de narcisismo, pero no tiene nada que ver con con aquel, más bien todo lo contrario, es un análisis mucho más profundo de la ideología dominante actual. No se queda en algo un tanto individual sino que establece el narcisismo como ideología dominante del capitalismo avanzado. ¿Por qué ideología dominante? Porque es el mecanismo que permite al sistema obtener la sumisión voluntaria.

Este nuevo tipo de narcisismo no sólo es un impulso autónomo, no es un ensimismarse, bien al contrario supone una «invocación» para la captación de la totalidad de la persona. Mediante una mistificación de la autorreferencialidad, la cual obtiene que la competencia, individualizada, quede bajo la esfera del mito narcisista. La satisfacción narcisista, en el nuevo sistema del capitalismo avanzado, no se obtiene inmediatamente, producto de la competencia —o no es completamente obtenida con inmediatez, hay pequeños placeres como pisotear al compañero de trabajo y cosas por el estilo—, sino que se alarga como promesa. La meritocracia, si es que ha existido en plenitud, queda arrollada por el éxito, o la apariencia del mismo. Y es este supuesto éxito, efímero, o la promesa de él, el que acaba potenciando la maquinaria de la sumisión.

La paradoja de todo ello es que, absorbiendo esa idealización cristiana del ser humano como espejo de Dios, es que en todo ello se acaba necesitando a los demás. Sin los otros, a los que se desprecia y se abandona, nada puede funcionar. Es una identidad plena que necesita ser validada por los demás. Por el camino, la ideología dominante va construyendo mecanismos, técnicas del yo no en el sentido foucaltiano, como el empoderamiento, la resiliencia, el cuidado extremo de la persona, todo ello fomentado para contribuir a una normalidad sistémica, nada revolucionaria o rebelde.

La moral es trocada por reglas. Ya no hay imperativos morales, leyes, que indiquen qué sí y qué no es licito, pero ello no implica menor rigorismo. De hecho las reglas impuestas al ser narcisista son mayores y más extremas que las provenientes de la moral común. Como dice Charim: «Las reglas no se encuentran bajo el signo de la prohibición, sino que representan algo permitido. Más aún: algo exigido». La ética del ideal del yo acaba actuando como sustituto de una ley de obligado cumplimiento. Por ello la tortura personal que sufre el individuo, en su camino por alcanzar esas exigencias, no se toman como algo malo, pernicioso, patológico, sino como la constatación de que se va por el buen camino para la obtención del fin. Un fin inalcanzable realmente.

Sin el individualismo, sin el relativismo, esto no funcionaría. Todo lo que es bueno no puede determinarse exteriormente, aunque realmente se produzca así con la mediación de la ideología dominante, sino que el ser humano asume que es algo que ha decido per se. Esto es, el último criterio de la bueno o malo se cree fundado en el pensamiento individual, en lo decisorio individualista. Mediante la representación arquetípica la ideología dominante acaba presentando ciertos ideales, necesarios para toda ideología, que acaban conformando la ética del ideal. Un ideal construido en el sistema, el cual acaba destruyendo los antiguos ideales comunes e imposibilitando la concepción de ideales sociales. Así lo explica la filósofa alemana: «Carecemos de un modelo vinculante del bien. No sabemos qué es un buen ciudadano. No sabemos cuáles son las posiciones o las funciones que han de ocupar en la sociedad. Y, por ello, no tenemos ni idea de cómo se podrían desempeñar».

Al quedar todo referido al yo, como elemento de configuración de todo lo válido, lo social desparece, pierde su fuerza de comunión, de unión, de solidaridad. El individuo frente al sistema sólo tiene una salida, el sometimiento, que mediante todo el conglomerado ideológico, que se refleja en el libro, acaba por hacer suscribir en el individuo actual su sometimiento voluntario. Étienne de la Boétie ha quedado desfasado.

«El mundo insomne de 1914» de Stefan Zweig

Desde que escribió El mundo de ayer, Zweig ha quedado simbolizado como un pacifista, un humanista, una persona que prefería la utilización de la palabra que las armas, además de un magnífico escritor. Sin embargo no todo en su vida literaria fue siempre así. En las biografías, sean someras o profundas, se tiende a oscurecer, ocultar o absurdizar sus artículos de 1914, unos artículos recuperados en este libro y que muestran «otro» Zweig.

En los artículos que aquí se presentan, algunos inéditos hasta el momento, vemos a un Zweig plenamente nacionalista, plenamente alemanófilo, en los comienzos del conflicto armado que fue la Primera Guerra Mundial. Se observan ya los rasgos que marcarán su devenir escritor, ese buen gusto en la elección del contexto, de la visión, de la escritura en sí, pero también queda reflejado que todo su humanismo posterior, que fue creciendo durante el conflicto armado, tuvo un momento beligerante.

Véase lo escrito en el artículo titulado «A los amigos del extranjero». Allí afirma Zweig: «¡Ah, cómo sentíamos entonces que, con amor y confianza, la extrañeza de lo ajeno podía fecundar infinitamente el espíritu y hacernos vivir con mayor plenitud! El hecho de que mi lengua fuera el alemán y la vuestra el francés era sólo un estímulo creativo de nuestra comunidad: comparándonos constantemente, nos sentíamos orgullosos de tener valores propios y admirar los extranjeros. Si caía en nuestras manos un diario, un libro con provocaciones viscerales con la intención de separar a las naciones, nos burlábamos: nuestra comunidad, así lo creía yo y así os parecía a vosotros, era más fuerte que toda división, lo que nos unía, más poderoso —así pensábamos en aquellos tiempos— que el vínculo del nacimiento, que las cadenas del idioma».

A continuación, como se puede presumir del desarrollo discursivo anterior, Zweig asesta el golpe nacionalista, chovinista, que propició aquella matanza: «Todo esto se ha acabado mientras mis hermanos de lengua y los vuestros estén en guerra y prevalezcan las comunidades cuyo poder solo nos es revelado en el momento del peligro. No he olvidado lo que fuisteis, lo que en el fondo todavía sois para mí, pero yo ya no soy el que os frecuentó, mi naturaleza se ha volcado en una causa común y lo que hay de alemán en mí inunda todo mi ser. Aunque podría ser justo con vosotros, ya no encuentro la voluntad de serlo. Los valores han cambiado, lo que ahora hace auténtico a alguien es el vínculo con la comunidad de su nación. Mi causa personal no existe, no conozco otra amistad —no puedo conocerla— que la de todo el pueblo, mi amor y mi odio ya no me pertenece. Y solo alcanzaré la autenticidad total si reniego de vosotros».

¿Pudo ser un mecanismo para eludir el servicio militar? ¿Era realidad ese furibundo cambio de pensamiento? ¿Era un nacionalismo impostado? No se puede saber a ciencia cierta, lo que es obvio es que existió un Zweig que plasmó negro sobre blanco algo muy distinto a lo que acabaría por distinguirle para la posteridad. Una nueva cara de Zweig que no le hace mejor, ni peor, pero que sin duda no viene mal conocerla.

Se resignifica lo que tiene significado y no religioso precisamente

Es pura casualidad que este artículo se publique el día en que la cruz cristiana toma todo su significado. En una igual, cuando menos como proyección, falleció aquel que vino a perdonar todos los pecados y dar su vida por todos —sí, incluso por usted que reniega de cualquier manifestación religiosa, o de usted que mira de forma torcida a cualquiera—. Pero existe otra cruz, pegada a una basílica, como aquella nariz estaba pegada a un escritor, que está generando polémica, intra y extraeclesialmente: la propuesta del gobierno de resignificación del Valle de Cuelgamuros.

Sólo aquello que tiene un significado se puede resignificar. Pasó con los campos de concentración nazis, que han quedado como museos del horror humano, como monumentos tras los cuales se hace difícil escribir poesía —igual por ello este arte es cada vez más malo—, ahora toca hacer en España algo similar. Con una salvedad, justo en el monumento existe un complejo arquitectónico que por sí tiene una simbología propia: una basílica y un monasterio como elementos religiosos católicos. Entonces, ¿cómo resignificar toda esa mole moderna sin alterar el significado de lo religioso? Complicado porque todo el conjunto posee un significado suprarreligioso que o bien no se tiene en cuenta, o bien se defiende bajo presupuestos torticeros incorporados a lo sacro.

Que el conjunto arquitectónico del Valle de Cuelgamuros es producto del franquismo, a mayor gloria del dictador, no puede ser negado. Que la familia impulsase enterrarle allí, junto a una verdadera víctima y elemento de distracción del régimen —porque José Antonio Primo de Rivera fue un elemento simbólico utilizado por el franquismo—, indica claramente que aquello no era tanto un monumento para la reconciliación. La utilización de trabajo esclavo para su construcción tampoco indica que fuese algo impulsado por la misericordia cristiana —hasta el pobre Saza, por franquista, picó piedra allí en esa buenísima película que es Espérame en el cielo—. Un monumento de la dictadura franquista que como tal debe ser resignificado.

Aquí se propuso hace unos días que todo el conjunto se vendiese al Opus Dei, que tienen dinero, y ya está. Privatizar de algún forma que no atentase contra lo sacro del sitio, pero en el Gobierno piensan distinto porque quieren ganar una guerra, que a saber si sus antecesores perdieron o ganaron, muchos años después de terminada. Tras ver la documentación para el proyecto de resignificación, algo que ha molestado a la Conferencia Episcopal y al Vaticano, parece que se quieren utilizar espacios internos de la basílica para poner pósteres, cuadros y a saber qué sobre la Guerra Civil. Es de suponer que no pondrán los asesinados de los dos bandos, de las salvajadas cometidas por unos y otros. Siguen negando la saña con la que se lanzaron a por religiosos o personas de la cultura por pensar diferente.

Tampoco extraña que quieran meterse hasta en las capillas —dicen que no existe culto en ellas, en una muestra más de profundo desconocimiento de los ritos católicos— pues huelen los gubernamentales a anticlericales de manual, además con una fuerte represión psicológica de carácter adolescente, como si cagarse en la Iglesia fuese el más alto significado de la victoria revolucionaria. En el acuerdo alcanzado entre Gobierno y Santa Sede eso se excluía y como no se fiaban de ellos, se ha incluido en la revisión final de los proyectos a un delegado católico. Toda vez que la tumba del dictador ya no está allí, no queda mucho más que resignificar dentro de la basílica.

Escribía ayer José Francisco Serrano Oceja un interesante artículo en Religión ConfidencialO la cruz o la imagen de Kant») donde defendía que cualquier tipo de resignificación del monumento sacro, al final, no era más que una profanación, siguiendo la estela de Alejandro Rodríguez de la Peña. Si solo fuese un monumento religioso no habría más que darle la completa razón, pero se olvida siempre que sí tiene una significado más allá de lo propiamente católico. Un significado de cercenación de la libertad, del uso de personas a las que se quitó toda su dignidad, de exaltación de una dictadura.

Y esto, el ser un producto principalmente franquista, es lo que se viene ocultando, salvo los cuatro franquistas que lo dicen con claridad. Son muchos los que, aprovechando que el catolicismo pasaba por la sierra de Guadarrama, defienden en cierto modo el franquismo, no tanto por dictadura como por victoria de la derecha. Lo católico les interesa entre poco o nada pero sí que tocarles los dídimos a los rojos les aumenta el deseo sexual. Vamos que les pone. Lo mismo les sucede a los rojos, no crean. Al final acaban pisoteando a Cristo bajo la inspiración ideológica que nada tiene que ver con lo sacro. Al menos con lo sacro católico porque lo ideológico no deja de ser sacro de carácter laico y de tan profundas convicciones como lo emanado de lo que hoy se conmemora.

Claro que hay que resignificar el Valle de Cuelgamuros. Aquello es símbolo de una dictadura donde la dignidad de la persona fue pisoteada. Pero no se puede hacer en favor de otra ideología que también pisoteó esa dignidad. Hacerse los mártires porque van a poner un póster en el pasillo de una basílica igual no es tanto por Cristo como por el caudillo en la mayoría de los casos. Tampoco se dan cuenta, en muchas ocasiones, que el nacionalcatolicismo, ese error, comprensible en cierto modo, de la Iglesia, ha quedado asociado a una dictadura repudiable. Intentar recomponer errores, que no son defendidos y sí repudiados por la Doctrina posterior al Concilio Vaticano II, tampoco es un camino cristiano. Ni filofranquismo católico, ni filoateismo masónico. Se resignifica lo que tiene significado y no religioso precisamente

Premios Semana Santa 16

Como cada año por estas fechas, en Diario 16+ Mediterráneo traemos a nuestros lectores los premios Semana Santa 16. En ellos se da cuenta de todos esos personajes y santos que aparecen en el Nuevo Testamento y que están vinculados de algún modo a lo que se celebra en estos días, aunque el gobierno se olvide de recordarlo aunque sí lo haga con otras festividades de religiones que nada tienen que ver con la católica.

Premio san Pedro: Evidentemente para Pedro Sánchez por dos razones. Primera, como el apóstol es capaz de negar las veces que sea, setenta veces siete elevado a la n potencia (donde n es un número cercano al infinito), a los ciudadanos españoles. Y segunda como el apóstol se niega a reconocer que puede haber personas que no piensen como él, que no sean sanchistas y que, empero, deseen la prosperidad de España —por aquello de la discusión entre san Pedro y san Pablo en Antioquía por las prescripciones judías de los gentiles—.

Premio Simón el mago: Ex aequo para Koldo García y José Luis Ábalos. A cambio de favores (lo que aquel decía que eran milagros) pedían dinero o lo ofrecían, como hizo el propio Simón a san Pedro y que éste no aceptó. ¿No es la corrupción actual una forma laica de simonía?

Premio Poncio Pilatos: Es tan dado Alberto Nuñez Feijoo a lavarse las manos que es imposible que le quede algún tipo de aquellas sustancias con las que se manejaba su amigo el del yate. Al ser gallego ha aprendido muy bien a no mojarse ni cuando caen chuzos de punta, salvo las manos que esas las tiene siempre en el agua.

Premio Novio de las Bodas de Caná: Este premio se otorga a Miguel Ángel Gil Marín, por gastar siempre lo justo y tener que pedir a algún amigo que le solvente todos sus problemas con milagros.

Premio Sermón de la Montaña: A la prensa liberal-conservadora española, que ve cualquier mota o paja en el ojo ajeno (la supuesta izquierda) e ignora las vigas que tienen los propios. ¡Hipócritas!, como dice Jesucristo en todo el pasaje recogido en Mateo 7, 1-5, porque hermanos, esposas, sobrinas y amantes tienen en el PP por toda España.

Premio Judas Iscariote: Un premio que siempre está reñido pero que en esta edición habría que conceder a Santiago Abascal por dos cuestiones: traicionar a España (con eso de que si hay elecciones, y él trinca, hablará con Donald Trump) pese a lo patriota que dice ser; y estar todo el día pensando en las monedas (además de las 30 el apóstol era contable del grupo), lo que le lleva atraicionar a sus votantes pues tiene a la familia facturando en el entorno de Vox.

Premio Lázaro: A la afición del Valencia que estaba muerta y ahora comienza a recuperar el aire.

Premio Salomé: Las sobrinas de Ábalos.

Premio Barrabás: A todos esos políticos, casi todos del PP, que se libran de condena por corrupción por defectos de forma.

Premio Filemón de Colosas: Famoso por las cartas que le envió san Pablo, fue perseguido y martirizado por Nerón. ¿Quién es Nerón hoy en día? La UEFA. ¿A quién ha perseguido? A la afición del Atlético de Madrid.

Premio Gestas: Conocido como el mal ladrón, para Marca y As por justificar cualquier delito cometido por empleados del Real Madrid.

Premio Caifás: Como Sumo Sacerdote le gustaba condenar por herejía a todos aquellos que le contradijesen, ergo este premio debe ser para Miguel Ángel Quintana Paz.

Premio la Gran Prostituta o Babilonia: En el Apocalipsis aparece este personaje que luchará contra el Cordero, aupada por dos bestias, y será derrotada. Este premio es para Donald Trump, que se apoya en dos bestias: Elon Musk y J.D. Vance.

Premio Satanás: Real Madrid.

Coloca a los fieles pero que tengan estudios al menos

Está el gobierno de Pedro Sánchez en una cruzada inexplicable contra la universidad privada, más cuando él mismo es producto de ese tipo de universidad, por aquello de que supuestamente se paga por aprobar y sacar un título pese a carecer de capacidades —excluyendo a los médicos, abogados o gestores administrativos que deben pasar una prueba pública, en el caso de los médicos cuatro años de MIR y ahí se hace criba pública y privada—. Quien esto escribe ha sido profesor en la privada, se ha llevado por delante a quienes no llegaban al mínimo y ni decanato, ni rectorado han dicho esta boca es mía. Visto además el nivel que demuestran algunos, incluyendo asesores de gobierno (y oposición), también cabrían dudas sobre la pública, en especial en referencia a másteres.

Como el gobierno, por progre que se vista, no va a revertir el sistema educativo y situarlo en dependencia del Estado central, pues los nacionalistas se le quejarían ya que es uno de los elementos de constitución de comunidades imaginarias, por lo menos podría predicar con el ejemplo y colocar a los fieles… que tengan estudios. No se trata de clasismo o elitismo. Por ejemplo, en el parlamento puede haber representantes formados o no formados, universitarios, graduados de FP o gente que sabe leer y escribir como poco, pero para cargos de responsabilidad, de los que dependen la vida en su amplia magnitud de personas, al menos que tengan cierta formación (Universidad o FP), no gente sin estudios. Tanto apoyar la educación pública ¿para qué?

Sin estudios no, porque claro han estudiado hasta el BUP/ESO o el COU/Bachiller. Lo justo para leer y escribir sin caer en el analfabetismo funcional. Porque en el mundo laboral ese tipo de personas aspiran, con suerte, a alguna función administrativa pero suelen ser pasto de supermercados, teleoperadores, conserjerías, bares y restaurantes o limpieza viaria, por ejemplo. En España el sistema laboral es ya bastante exigente y para un cargo menor en administración requiere un grado medio de FP, con inglés a ser posible. ¿Cómo puede entonces nombrarse a una delegada del Gobierno sin estudios? ¿O a un asesor ministerial? ¿O a consejeros y directivos de empresas públicas?

Resulta que la delegada del gobierno en la Comunidad Valenciana, Pilar Bernabé, ha pasado de tener dos licenciaturas (habiendo nacido en 1979 serían dos grados porque el sistema cambió en 1994) a haber iniciado estudios en dos grados. Vamos que carece de título universitario o grado de FP. Que se mienta con los CVs de los políticos se ha normalizado, ahí tienen al presidente del Junta de Andalucía que pasó de ser Licenciado a haber pasado un día por la Universidad de Málaga para ver a su churri (quien sí tiene una licenciatura). Juan Manuel Moreno Bonilla llegó a ser Secretario de Estado sin tener ni idea de nada relacionado con su secretaría, ni lo administrativo. Y así pasó, claro.

Cuando hay equiparación decisoria con los funcionarios de máximo nivel de la Administración, lo menos que se requiere es una igualdad en cuanto a título o una experiencia laboral o vital similar. De esto último, la verdad, es que carecen casi todos los enchufados (porque enchufados son), pero si tienen ciertos conocimientos podrán tomar decisiones racionales, lógicas y sin dudas. Lo mismo pasa en Asturias donde la delegada del Gobierno, Adriana Lastra, carece de titulación suficiente para tener un conocimiento mínimo a la hora de decidir. Que sí, que se conocen los intríngulis del politiqueo, pero la política requiere más, mucho más.

Nicanor Sen, por ejemplo, no explicita si tiene estudios o no, pero sí se ha pasado años currando en su asesoría —tendrá FP y le da vergüenza no se sabe por qué—, lo que ya es algo para ser delegado en Castilla y León. O José Luis Quintana, delegado en Extremadura, con su FP superior en Administración de Empresas. Un algo en las altas esferas de decisión. Evidentemente puede haber casos de universitarios que son unos completos zotes y de iletrados que resuelven perfectamente las situaciones —cabe pensar en todos esos alcaldes y alcaldesas de pueblos pequeños a los que le cae el “marrón” y lo solventan con buena cabeza—, pero en una sociedad como la española donde hasta para ser cualquier cosilla necesitas un mínimo de estudios —por si no lo saben, al edadismo se añade el sólo tener la EGB como veto curricular para muchísimas personas sin empleo—, qué menos que los gobiernos tengan gente preparada y no simplemente fieles de partido.

Lo sucedido en Asturias con las muertes en las minas, lo sucedido en Valencia con la Dana, lo que sucedió con la Dependencia en los años del PP indican, más miles de situaciones que suceden en Comunidades y Ayuntamientos grandes, tienen relación con estas carencias vitales. Se puede ser un José Zaragoza de la vida pero donde no se haga daño a las personas. Bien por acción, bien por omisión, bien por partidismo. Y en esto da igual PP, que PSOE, que Sumar, que Vox, todos colocan a los amigos, al hijo tonto de ese que da dinero, “apoya” infraestructuralmente o es caciquillo local/provincial. Sin embargo, los españoles somos asaltados con demasiados impuestos para que se coloque a los coleguillas. Y si lo hacen que menos que cumplan un mínimo. No es cuestión de elitismo, es cuestión de supervivencia personal de los pagadores.

Vargas Llosa, un escritor con una cara oscura

Dicen que el día que ha fallecido un personaje famoso no es momento de presentar cuitas personales o hacer ver que en su vida no todo ha sido fabuloso. Lo dicen los mismos que celebraron la muerte de Fidel Castro —a quien, por cierto, lisonjeaba el finado antes de su caída en el camino a Damasco— o de cualquier otro personaje siniestro, o que les parece siniestro. Como ya ha pasado un día no estará de más hablar de la cara oscura de Mario Vargas Llosa.

No tiene nada que ver con el puñetazo que le dio a Gabriel García Márquez por una supuesta puesta de cuernos. Tampoco tiene que ver con sus constantes amoríos. Cada cual es libre de hacer y deshacer siempre y cuando no se haga el mal a los demás. Lo que la mayoría desconoce, u oculta, son acciones que sí hicieron el mal a personas en busca de una supuesta finalidad beatífica que no era tal. Todo lo que como escritor fue excelso en el activismo político fue demoníaco. Y no es porque ora apoyase a Albert Rivera, ora a Isabel Díaz Ayuso, esto no deja de ser una preferencia personal, no exenta de cierto narcisismo. Hubiese apoyado al mismísimo Felipe González si éste no hubiese sido amiguete de García Márquez. Lo que sí son significativos son los bandazos que ha dado en referencia, especialmente, a América Latina.

Aquí es donde todo comienza a tornarse un tanto oscuro. En Tiempos recios se quejaba porque la CIA cometió el error de deponer al gobierno guatemalteco, lo que provocaría, en su pensamiento, la radicalización de Castro y la revolución cubana. Lo que la CIA habría hecho después le parecía perfecto, igual porque él tuvo mucho que ver en algunas escaramuzas. Todo el mundo antiwoke se ha alegrado cuando Elon Musk decidió eliminar los fondos USAID pues así se acababa el fomento del wokismo por el mundo. Lo que no dicen es que esos fondos se utilizaron para extender el American way of life antes del wokismo, pero, claro eso les parecía bien y a Vargas Llosa más ya que influyó en algún momento cómo y a quién darle esos fondos.

Se cuenta que el escritor hispano-peruano-dominicano habría sido agente de la CIA. Algo que, hasta la fecha, no se ha podido demostrar. Sería un tanto estúpido haberle tenido bajo contrato cuando gracias a numerosas entidades y congresos para la libertad ya le tenían en nómina. Lo que sí es cierto es que ha trabajado para los intereses de EEUU en todo el continente americano. Allí donde había que revocar algún gobierno que no gustaba en Washington, allí que iba Varguitas a sus charlas, a sus artículos o a su reparto de fondos de la National Endowement for Democracy (NED) —organización sostenida con fondos CIA para fomentar causas «aliadas» a los intereses imperiales—. Una organización que «financió» su campaña para la presidencia del Perú. Dinero perdido ¿o no? Luego se haría fujimorista en la figura de la hija del dictador Keiko —conocida por su gusto por despistar dinero extraño, relacionada con el narcotráfico y esas cosillas—.

La NED ha tenido una importancia enorme, aunque con numerosos fracasos también, en la configuración política de América Latina. Los fondos se han destinado no tanto a partidos, que también, como a alimentar en medios de comunicación —lo que hace Elon Musk con twitter/X y otros con Meta, por ejemplo— fake news, antes de que las llamasen así, contra cualquier movimiento político que no fuese adecuado a los patrones establecidos por EEUU. ¿Quién establecía esos patrones y decidía dónde colocar el dinero? Uno, se dice, era Vargas Llosa, pero también han sido implicados José María Aznar (gran amigo del Nobel) o Álvaro Uribe (el jefe de los paracos, como se le conoce en Colombia). Campañas de mentiras para condicionar las elecciones y que no ganase ni mero un socialdemócrata. ¡¡¡Viva la libertad, carajo!!!

El liberal más liberal, algo que no es reprochable, se dedicó a pisotear el liberalismo mientras lo defendía públicamente. En realidad neoliberalismo extractivo e imperialista en favor de empresas estadounidenses, y alguna que otra española. Se han llevado toneladas y toneladas de materias primas a precio de saldo, aunque untando muy bien a muchos políticos —una cosa como Aldama-Koldo-Ábalos pero a lo bestia—, mientras les daban fondos para comprar esas mismas materias primas procesadas. Materias a cambio de deuda y pérdida de soberanía.

El problema es que Vargas Llosa comenzó a tener fama de gafe. Cada candidato que apoyaba, pese a todo el apoyo mediático, tendía a perder. En España ahí tienen a Rivera, por ejemplo. Este fariseismo político se veía reflejado en sus artículos. Chile era la panacea de la democracia y el neoliberalismo hasta que elegían a uno que él no apoyaba y estaba casi al borde de la dictadura. Lo mismo con Colombia —el presidente Juan Manuel Santos tuvo que soportar alguna que otra tarascada siendo liberal—, ahora que está Gustavo Petro —que ya tenían que estar mal las cosas para elegir a este tipo (algo así como elegir a Pablo Iglesias o Santiago Abascal)— es una dictadura. Solo salvaba al Uruguay, ni el Brasil de Jair Bolsonaro terminó de convencerlo.

Por suerte para el finado siempre quedará su obra literaria. Excelsa, magnífica, increíble. El resto, las miserias humanas que se muestran constantemente pues nadie hay que sea puro y perfecto. Lo que no se puede hacer es ocultar que por su influencia muchas personas han sufrido el mal en sus propias carnes. No el de una mala gestión económica, de eso pocos políticos se libran, sino de la violencia institucionalizada. DEP