sábado, 2 agosto, 2025

Currículos, filtros, colágeno y viagra

Óscar Puente puso en evidencia a Noelia Núñez por mentir descaradamente en su currículo —realmente en todos sus currículos— y ha obligado a la pepera a dimitir de todos sus cargos. Desde el PP han salido en tromba a decir que no son como los del PSOE y que en cuanto se les pilla que han mentido dimiten. Igual se han lanzado demasiado rápido a ponerse medallas éticas porque tienen como presidente de la Junta de Andalucía a un señor, Juan Manuel Moreno Bonilla, más conocido como «el suavón», que ha mentido reiteradamente en el suyo y no dimite, ni nadie se lo pide. Pasó por licenciaturas en Turismo, gestión y cursos hasta no tener ni un mísero estudio superior. Un vividor de la política como tantos otros, por ejemplo, José Zaragoza del PSOE.

Si cualquier cargo público miente en algo tan banal como un currículo, que cualquier funcionario podría verificar dentro de la privacidad debida, ¿qué se puede esperar del resto de cuestiones importantes? El caso de Pilar Bernabé, delegada del gobierno en Valencia, también es sangrante porque nadie pidió su dimisión tras inventarse dos carreras. Y, cuidado, que este caso es bastante más grave porque para ser delegado, aunque legalmente no lo sea, se deberían tener ciertos estudios pues las materias de las que se es responsable así lo exigen. Para estar en política vale con ser honrado y saber leer y escribir, hasta ciertos niveles donde se exige cierta pericia, pero lo que no se puede consentir es la mentira. Núñez ha dimitido —no lloren por ella que la colocarán en cualquier lado—, Bernabé debería hacerlo mañana. Y al otro día Patxi López que dice haber estudiado Ingeniería Industrial y todo el mundo sabe en Bilbao que en cuanto entró a la primera clase de cálculo le dio un vahído del que nunca se ha recuperado.

Esther López, portavoz del PP, ha insinuado que Pedro Sánchez debería hacerlo por plagiar su tesis doctoral. ¿Tiene las pruebas y las ha llevado a un juzgado? Que todo el mundo sepa que esa tesis doctoral no es trigo limpio, por investigaciones periodísticas, no quiere decir que se haya probado el plagio. A los tribunales a demostrarlo y luego a pedir responsabilidades y retirada de título. Como también se podrían mirar otras tesis sospechosas de dirigentes del PP, como Francisco Camps, o carreras hechas en universidades o departamentos con cierto olor a tufillo. Vamos, de esas que pagas y tienes el título. Como la Fernando Marroquín, que Isabel Díaz Ayuso permite funcionar en Madrid, y que tenía entre su profesorado a Núñez, quien carece de cualquier titulación para ello, mucho más cuando pretendía oficiar en Ciencia Política —y no, ser político no sirve de nada para esa carrera—. Como los medios de derechas criticaban de Begoña Gómez, con razón, pero ahora callan y se tapan. Si no se tiene un mínimo, no se pueden dar clases en la Universidad. Y ya.

¿Por qué esta pretensión de aparentar? Marcelino Camacho o Nicolás Redondo no necesitaban demostrar nada en sus currículos para ser políticos y no comegambas. Desde luego hay una situación consustancial al sistema en el que se vive. No es tanto narcisismo, que también, sino el aparentar constantemente lo que no se es porque parece que es exigencia seguir ciertos estándares marcados por el propio sistema. ¿No tienes títulos universitarios? No eres apetecible en política, salvo que te acuestes con alguno o alguna o seas amigo de ciertas familias, entonces hay que aparentar. Hoy te inventas que estas/has estado estudiando el doctorado, como Díaz Ayuso aunque es evidente que no llega al mínimo intelectual para ello, y mañana subes una foto al Facebook/Instagram con filtros.

Sí porque muchos y muchas de las que se quejan en redes sociales o medios de comunicación también mienten. Saturan sus imágenes de filtros. Se inyectan colágeno, y lo que no es colágeno, para aparentar ser más jóvenes —aunque acaben pareciendo la momia de Tutankamón—, reducen caderas con la IA, se ponen pechos (ellas y ellos), y utilizan viagra en cuanto se descuidan para demostrar no se sabe bien qué fiereza —lo reducen todo al pene y se olvidan de otras artes amatorias—. ¿No es eso mentir? ¿No están engañando a los demás? ¿Qué nivel de exigencia piden a los demás cuando no lo tienen con ellos mismos?

Como quienes utilizan microaudífonos para que les vayan dictando lo que decir en una charla o un parlamento ¿no engañan? O cuando los parlamentarios llegan hasta con las contrarréplicas escritas ¿qué significa eso? Un individualismo atroz que sólo da importancia al yo, por mucho que digan. Les importa poco o nada lo que el otro tenga que decir, van a lo suyo. Es como cuando le preguntan a Ayuso por la sanidad en Madrid y responde que Sánchez es un corrupto. ¿Por qué esos medios, que se ponen tan dignos para algunas cosas, no le echan en cara esa carencia ética y política? Aquí es por dinero, pero también por no perjudicar la hipostatización política. Se crean, desde lo abstracto, imágenes falsa. Y da igual que sea un currículo, un filtro o un personaje.

La llamada del Cholo a Gilma

Quedan tres semanas y el Atlético de Madrid está entrenando con un central (Le Normand) porque Giménez —¡Qué raro!— está lesionado y Lenglet no se sabe dónde está —se espera no sea nada grave o familiar—. Cuando se habla de haber fichado bien no se mira a la situación de la plantilla y se dice aquello de que queda mucho mercado. Mal no se ha fichado pero quedan tres semanas para el inicio de la temporada y se han ido dos centrales multifuncionales, pero centrales para el entrenador.

En las dos sesiones en Los Ángeles de San Rafael —la familia siempre gana— el entrenador ha probado con dos sistemas (4-3-3 y 4-4-2) a decir de quienes allí han estado, pero no puede probar otros —como el 5-3-2 que más de una vez ha utilizado— porque como no se ponga él no hay donde elegir, pese a que Kostis siempre acabe sirviendo para un roto y un descosido. De ahí que el Cholo Simeone haya llamado a Miguel Ángel Gil Marín para exponerle la situación.

«¡Che, Miguel Ángel! Los chavales que trajiste bien pero voy a tener que poner a jugar a Vercellone. Te dije que primero los centrales porque ya sabes que Josema está siempre con sus dolores y Clemencio según el día». Al otro lado Gil Marín: «¡Diego no me jodas! Te dije que teníamos que sacar a unos cuantos jugadores. Mira, ya hemos colocado a Saúl, si no le da un algo en la cabeza y no va para Brasil. A Rodrigo que, desde que volvió con la pareja no funcionaba en el campo. Y si hay suerte a Lemar le empaquetamos para Francia».

«¡No jodás! El dinero en inversión todavía no lo veo en el campo de entrenamiento. Luego me ponés a la prensa en contra con ser candidatos a ganar el título. Mirá el cabrón del Aparicio ese que no para de atizar». Con hilillo de voz: «Hemos tenido mala suerte con Areso que casi estaba hecho, pero la no salida de Nahuel está complicando fichajes». «¡No me vendas panqueques Miguel Ángel! Centrales, te dije centrales, no laterales. ¿Cómo va lo del portugués ese que me dijiste?». Silencio al otro lado del teléfono lo que provoca a Simeone a afirmar: «¿No estarás otra vez dilatando fichajes por un millón? Por los pisos en pago de tu padre, Miguel Ángel».

«No, no Diego. Mira en la web del equipo que hemos anunciado el fichaje de Marc Pubill», con nerviosismo Gil Marín. «¿Marc qué? ¿De qué juega? ¿No me estarás colando algún fichaje de algún amigo de esos que tienes?» espeta el Cholo. «Es…, es… lateral» balbucea el CEO. «¡La concha de tu madre! ¡Centrales, necesito centrales! Y si me traés un regateador lo bordás». Y así hasta que Gil Marín logró calmarle, aunque Simeone sabe que está en la zona Gil y eso significa peligro.

Vale. Es inventado. Pero no me digan que más de una así han debido tener.

Si fichan a Roncero no les sale tan madridista

Si ustedes piensan en el más madridista, ese que piensa que existe una conspiración contra su equipo, que es capaz de juntarse con los más excéntricos aficionados, ese que hace caso a VelcroRM, sin duda lo harán con Tomás Roncero. Igual porque pueda ser el que menos asco les de si no son del Mal. Bueno, pues si a Tomás le hubiese fichado la Federación Española de Fútbol para el Comité Técnico de Árbitros no les habría salido más madridista.

Tantas campañas de desprestigio desde el MalTV contra los árbitros durante varias temporadas, ampliamente difundido por los medios de comunicación al servicio del Maligno, han tenido su recompensa. Pese a las quejas del colectivo arbitral, el presidente pepero de la RFEF Rafael Louzán se ha entregado al Mal sin miramientos. Si la mini-nistra del ramo, Pilar Alegría, junto al presidente del CSD, José Manuel Rodríguez Uribes, son de besar el culo de su majestad diabólica, por qué no lo va a hacer él y más quien tanto dinero ha invertido en el PP, su partido. Lo que ocurre es que igual se les ha ido la mano.

El nuevo presidente del CTA, comité elegido por el procedimiento de la dedocracia, Francisco Soto ha presentado a su equipo a la opinión pública. Nada más nombrarlo los perrillos del Maligno señalaron que era de cierto equipo que viste de blaugrana y no es el Levante para hacer la suficiente presión en el siguiente paso. Y a fe que lo han conseguido. El responsable técnico del arbitraje será David Fernández Borbalán, de muy buen recuerdo en las aficiones del Barça y Atlético de Madrid por su ecuanimidad. No llega a ser Gil Manzano pero no le anduvo lejos. El jefe del VAR, ese invento que tanto odio el Maligno porque sirve para hacer el bien o traer algo de justicia, será el ex-colegiado Eduardo Prieto Iglesias, otro que ha dejado buen recuerdo. Y para rematar la faena, el responsable de primera división será Javier Turienzo Álvarez, otro que…

Madridistas über alles

La responsable del arbitraje femenino será Yolanda Parga, pareja del delegado del Mal; la responsable de la portavocía y las relaciones institucionales será Marta Frías, algún aficionado rojiblanco debe sentir escalofríos y, el gran fichaje, del equipo y responsable de Innovación tecnológica e Inteligencia Artificial, Chema Alonso, madridista confeso y anti-losdemásequipos, especialmente Barça y Atleti. Es decir, todos madridistas confesos o inconfesos para organizar el arbitraje a la medida del Maligno. ¿Alguien dejaría la Inteligencia Artificial del VAR o los vídeos en manos de un supuesto hacker informático que teme que su hija se haga del Atleti? Igual tras su fracaso rotundo en Telefónica es mejor dejárselo —llegaron a hackear a la compañía—, pero en principio es peligroso.

¿Los otros equipos se quejarán? No porque son una banda de entregados. Unos porque sacan más beneficio estando callados —por el norte con arbitrajes favorables para que esté contentos los socios de gobierno y futuros socios— y el resto porque igual les ceden a esa superestrella que acabará estrellada. Hay uno que se callará porque sabe que le crujirán si protesta, como le pasaba a su padre. Y otro que esperará a ver qué pasa. Al final nadie dice nada y el Maligno consigue que Federación, CSD, Ministerio, Comunidad y Ayuntamiento se plieguen a sus deseos. Lo paradójico es que algunos se vendan de esa forma sabiendo que el Maligno es quien está moviendo los hilos para que los escándalos de corrupción parezcan mayores. Tontos a las tres han existido siempre y perros falderos del mal, recuerden los totalitarismos, sobran.

Vuelve el Atleti sin los deberes hechos

Mientras muchos de sus competidores ya llevan una semana, como poco, entrenando, incluso algunos ya han disputado partidos de preparación, el Atlético de Madrid vuelve al trabajo de pretemporada. Un retraso por la participación en el Mundial de Clubes —donde se demostró que le roba la RFEF, la UEFA y la FIFA con la misma premeditación y alevosía, porque pensar en reiteración de errores desquicia a la estadística— que no le ha dejado ni dinero —a penas 20 millones—, ni nada positivo. Un retraso que posiblemente se pague durante la temporada por intereses ajenos a lo deportivo.

Dado que el retraso no es culpa del Atleti, sí se puede mirar hacia las oficinas de la SAD. Al tener menos tiempo de preparación, cabe recordar que en tres semanas vuelve la competición de liga, lo suyo hubiese sido tener los deberes hechos. Sí, es cierto que los de lengua, religión, tecnología y biología se han hecho con muy buen aprovechamiento, pero los de inglés, francés, geografía, historia y matemáticas ahí están, sin hacer. Debía, antes de volver a entrenar, haber equilibrado altas y bajas como poco. Se han marchado dos centrales y no ha llegado ninguno. Se ha cubierto el lateral izquierdo con Ruggeri, la ¿delantera? con Almada y el centro del campo con Baena y Cardoso. Centrales ninguno y eso que, pese al Zamora de Oblak, fueron de asustar el año pasado con errores impropios de profesionales en algún caso.

Nos cuentan que van a salir aquellos con los que no se cuenta pero la realidad es que, oficialmente, no ha salido nadie. Saúl se comenta que ha rescindido y se marcha a una liga tan potente como la turca. De Paul parece que lo tiene todo encaminado para irse a tocar los dídimos en Miami junto a su amigo Messi, pero los problemas burocráticos de su equipo impiden que se termine de concretar. Lemar no se sabe si irá a mojarse los pies en el Ródano o tendrá que seguir. Lino parece moneda de cambio por esas estrellas que los insiders-pseudoperiodistas italianos relacionan con el Atleti para encarecer fichajes de otros equipos, aunque nadie ha puesto dinero por él, ni se sabe si los ingleses picarán. Y luego está Gallagher al que colocan en Newcastle o en Londres peo nada medio serio.

Muchos frentes abiertos a tres semanas de comenzar el campeonato de liga. Porque de salir tantos como dicen, habrá que traer a casi tantos como salgan —no hay que ser optimistas con eso de «las que entren por las que salgan» porque es conocido que nunca ha sido así— y podría producirse el hecho de sólo tener dieciséis fichas del primer equipo para el primer partido. Todo el retraso del mundial y de las finanzas perjudicará al equipo. Los cuatro que ya están aquí podrán ser vistos y valorados por el «clan de los entrenadores argentinos», esperando que ninguno sea mal visto por un horóscopo raro, un bigote mufa o cualquier otra circunstancia que no es que sea rara de ver. Si pasan la prueba del algodón, bien.

El resto de posibles fichajes deberían haber llegado ya o estar volando en uno de esos aviones que controla Juantxito, pero no va a poder ser así y llegarán cuando el Cholo Simeone y sus secuaces ya estén metidos en la refriega competitiva y cualquier situación o hecho futbolístico que no les cuadre, el cual sería visto como algo normal en una pretemporada, acabe por condenar al fichaje realizado. Sin tiempo para adaptarse a las estructuras mentales y deportivas del cuerpo técnico un buen fichaje puede quedar tocado por carencia de tiempo. Alguno incluso pensará «¡Qué más da, si el marido de Érica va a ser titular!». Los deberes hechos bien, pero para aprobar o sacar nota hay que tenerlos todos hechos y ya se va deprisa y corriendo y esperando que el profesor no se fije en la caligrafía.

Post Scriptum. Si alguno piensa que este artículo es, en parte, intencionado, sí lo es. Ya se advirtió el otro día y no lo volvemos a repetir por aquello de la mufa.

Pilar Fraile profundiza en los miedos y desdichas del ser humano

La buena racha de la editorial Candaya con la novedades que viene presentando desde hace un año continua con Las leyes de la caza de Pilar Fraile. Si con Minimosca de Gustavo Faverón se iba más allá de la propia realidad, de la propia literatura, la novela que se presenta aquí retoma la profundidad de la escritura que interpela a lo más profundo del ser, a esos miedos ocultos, a esa sensación de estar leyendo algo que podría pasar mañana mismo, igual en una hora, tal vez en algún momento.

Todo comienza de un divorcio que ha hecho saltar en mil pedazos todo, loo que propia que la protagonista, Jana, tome la decisión de abandonar todo lo anterior y recluirse en en la montaña en una «comunidad» alternativa. He aquí que el hijo, Oliver, que ha llevado consigo desaparece y comienza a explorar el interior del ser humano con su culpa, su desasosiego, su vida relampagueando en su interior, todo ello bajo la luvia, el peligro de los lobos y un río que llama a muerte.

«Con una prosa contenida y una tensión creciente, Pilar Fraile firma una novela que trasciende las formas del thriller para adentrarse en los abismos de nuestro tiempo: el miedo a la pérdida, el espectáculo de la tragedia, la corrupción institucional, la voracidad del consumo. También la romantización de lo salvaje, ese anhelo moderno de que basta con irse al bosque para curarse por dentro.

Las leyes de la caza es una novela coral, afilada, profundamente contemporánea, narrada desde múltiples voces —la madre, la comisaria, la periodista, el cazador, el niño manco— que nos enfrentan a nuestras propias trampas: el deseo de poseer, la idealización de lo natural, la fragilidad de los vínculos, el desconcierto ante el dolor.

El entorno natural donde ocurre la historia de Las leyes de la caza es uno de los elementos fundamentales del libro: detrás de la imagen idílica de una naturaleza llena de belleza y tranquilidad, se esconde un espacio agreste donde los peligros, tanto del entorno natural como de la esfera humana, están agazapados y al acecho. La novela cuestiona la romantización de la vida en la naturaleza, la idea del retorno al Edén, revelando que a veces, esos escapismos modernos, no son sino trampas del mismo capitalismo del que huyen los personajes.»

Estructurada a partir de las acciones y consignas que se siguen en una cacería, Las leyes de la caza trasciende la estructura clásica del thriller para reflexionar sobre la insatisfacción y la indolencia de nuestro tiempo, denunciar la corrupción policial y la malsana voracidad de la prensa, y poner en cuestión algunos mitos paralizadores del tardocapitalismo, como la idealización contemporánea de la vida en la naturaleza. Una novela que va más allá del mero entretenimiento y que provoca en el lector una profunda reflexión sobre lo que le rodea, lo que el mundo está haciendo al entorno en el que se mueve.

Pilar Fraile es doctora en Teoría de la Literatura y autora de las novelas: Días de euforia (2020) Premio de la Crítica de Castilla y León, y Las ventajas de la vida en el campo (2018). Asimismo, ha publicado el libro de relatos Los nuevos pobladores (2014), un ensayo sobre escritura creativa, Materiales para la ficción, de Poe a Foster Wallace (2018) y los poemarios: Especie (2023), por el que recibió una Beca de Creación del Ministerio de Cultura en 2022, Falta (2015), Larva seguido de Cerca (2012), La pecera Subterránea (2010) y El límite de la ceniza (2006), Premio de Poesía de la Universidad de Zaragoza.

Colabora con distintos medios como Turia, El Cultural, La Verdad y, desde 2019, con El País en la sección de opinión. Su novela Días de euforia fue traducida al inglés en 2024. Su obra ha sido traducida y antologada en varios idiomas.

León XIV es del Atleti

Los muy fervientes de otros equipos estarán pensando «el tocapelotas este del Atleti ya está arrimando el ascua a su sardina» con el muy insigne romano pontífice. Sí y no. La realidad es que Robert Prevost, de ser de algún equipo, seguramente sea de alguno peruano aunque su deporte favorito sea el béisbol. Nada extraño siendo estadounidense. Sin embargo, existen enormes similitudes entre León XIV y el Atlético de Madrid que o son solamente el vestirse de rojiblanco en las grandes ocasiones. A diferencia de Francisco I que era claramente del Mal.

El papa Prevost nació en un tiempo en el que la renovación espiritual de todas esas herejías que pueblan EEUU estaba en crecimiento a la par que la contracultura florecía en núcleos urbanos y universitarios. Un evangelismo que estallaría durante el reaganismo —recomiendo la lectura del libro de Kristin Kobes Du Mez Jesús y John Wayne (Capitán Swing)— y que hoy es la mayor mafia en aquel país. En ese ambiente el joven Rob sintió la llamada del Señor para recorrer juntos el camino hacia la eternidad. No sólo tomó los hábitos sino que lo hizo en la Orden de san Agustín. Nada del Opus Dei, el Camino Neocatecumenal o cosas similares —con el respeto debido a esas supuestas asociaciones laicales—, monje y misionero.

Algo así les ocurre a los aficionados del Atlético de Madrid —y los que realmente son de los equipos de su lugar o de uno que les guste y no tienen binarismos woke—. En territorio hostil, donde el protestantismo más agudo y anticristiano ejerce su poder desde la Castellana, existe un núcleo católico de monjes, de abnegados misioneros que luchan constantemente contra el Mal. Lo fácil y sencillo sería ser del Mal porque gana, porque parece mas brillante, porque parece más brillante, pero los caminos del Señor son inescrutables y obligan a tomar sendas que, en muchas ocasiones, no son cómodas. Así el monje Prevost fue al Perú, a los lugares más deprimidos a ofrecer la buena nueva como hacen los rojiblancos en otros lugares.

En ambos casos se hace caso de la «llamada» del Señor para defender el bien. Como le ha sucedido al Atlético de Madrid en sus competiciones, al ahora papa le llegaron ciertos éxitos estructurales como ser prior general de los agustinianos, acabar como responsable del Dicasterio para los Obispos y, finalmente, Papa. Siempre desde la modestia y la firmeza en la defensa de los principios básicos de la Fe, como hacen los rojiblancos buscando la limpieza en las competiciones. Si no existiesen los aficionados del Atleti —añadiría a algunos valencianistas— el Mal camparía a sus anchas en todos los deportes y manipularía mucho más de lo que lo hace.

Todavía no tenemos la primera encíclica de León XIV, algo que suele marcar el papado, pero lo visto hasta la fecha es que es una persona que hace bueno el dicho italiano de piano, piano se va lontano. Sin hacer ruido, sin pisar callos, sin hacer aspavientos, poco a poco se está consiguiendo ganar al catolicismo. Salvo a los de siempre, a esos protestantizados y asilvestrados que sólo serían felices con el maligno disfrazado en la sede romana. Lo mismo ocurre con el fútbol español. Sin hacer excesivo ruido, sin necesidad de estar constantemente ideologizando a la parroquia, el Atleti va ganando adeptos y aumenta su presencia hasta que el mal aparece para hacer lo que suele hacer, trampas. Uno es del Mal porque gana, porque suma triunfos diabólicos y terrenales a costa de todo. Alguien es del Atleti por una llamada a la santidad y a la verdadera fe. Lean a Txus RojasDios y Atleti (NPQ Editores)— y comprenderán mucho mejor todo esto.

25 años que han cambiado el fútbol para mal

Hace veinticinco años un decepcionado Lorenzo Sanz, tras dos copas de Europa después de décadas sin catarlas, entregaba el mando del Real Madrid al vencedor de la contienda. Un vencedor que había filtrado, para asegurar la victoria, que Luis Figo, capitán del FC Barcelona, acabaría jugando en Madrid, además de utilizar todos los trucos posibles para hacerse con el voto por correo. El egocentrista de OCP al fin alcanzaba su sueño de ser presidente del equipo de sus sueños, la verdadera máquina para controlar todos los resortes del poder del Estado.

Eso se vio nada más llegar a la presidencia al lograr que el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid le permitiesen dar el pelotazo con la ciudad deportiva y construir cuatro torres, más el dinero que prestó generosamente Caja Madrid para adelantar la cláusula de liberación del internacional portugués. Ahí comenzaba sus andanzas el Maligno, quien se dedicó a construir la primera megalomanía de su presidencia, el Mal de los Galácticos. Un fracaso completo que provocó que saliese por la puerta de atrás y dejase la presidencia a José Ramón Calderón, a quien desde la prensa el Maligno le hizo pasar las de Caín, pero que le dejaría a su jugador más estelar para el futuro: Cristiano Ronaldo.

Una de las claves del cambio en el mundo del fútbol es esa intervención del Maligno en los medios de comunicación. Sin duda el tirón de los equipos de Madrid y Barcelona ha sido mayor desde finales de los años 1980s, antes vendían bien otros equipos, pero la llegada de Johan Cruyff y la pelea con la Quinta del Buitre cambió ese contexto de ventas. Se organizó cierto duopolio informativo pero sin los excesos de bocabajismo que habría desde la llegada del Maligno, también influyó la entrada en el fútbol de las televisiones privadas que inyectaron millones a los equipos. En aquellos tiempos, a pesar de todo, había críticas sinceras, investigación y cierto pluralismo sin mala leche.

En cuanto el Maligno puso sus posaderas en la Castellana los periódicos y las radios debían plegarse completamente a sus deseos y órdenes. Así quitó a todos los periodistas que le criticaban o no seguían la línea correcta en Marca, As o TVE, lo cual provocó que los demás tomasen nota y comenzase el paso del periodismo al lameculismo. Y no, no es tanto una estrategia de ventas, sino un plegarse a los deseos del Maligno. No es que los medios vendan carne porque los lectores o espectadores quieran carne, es que ofrecen bazofia a personas a las que intentan convencer que la bazofia es buena. Una cosa así como las tonterías de los globalistas y la harina de insectos. Si un jugador del Mal comete un delito grave —como la violación de Robinho— aparece en las imágenes, si es que se ofrece la noticia, con la camiseta de cualquier equipo menos el Mal. Si es jugador que ha tenido algo que ver con el Barça o el Atlético de Madrid (cantera, 6 minutos, etc.) no duden que saldrá con esa camiseta. Eso no es línea editorial es otra cosa.

Tras controlar los medios, con los suyos propios o con los creados para que haya teleñecos nocturnos, pasó a lo que más le gusta, que el poder político —incluso el 3%— se plieguen a sus deseos, empresariales o deportivos. Bastante dinero ha metido, en el PP por ejemplo, para que no le hagan caso. Si necesita una recalificación, pues Valdebebas pasa a ser de algo deportivo a un parque empresarial —los que lloran con el área del Metropolitano olvidan que aquello sí será deportivo y no pelotazo urbanístico por 75 años—, ya vale con la Fórmula 1 por al lado. Sólo hay que ver el palco del estadio del Mal para comprobar la cantidad de políticos, empresarios, jueces o altos funcionarios aposentan sus culos allí y se «jartan» a canapés.

Dos patas de una banca, lo político y lo mediático, controladas ahora llega a plenitud el control último que le queda: lo deportivo federativo-arbitral. Tras ciertas tensiones con Villar —que cayó—, una etapa de dimes y diretes con Rubiales —que cayó—, ahora ya sí controla el CTA —con la pareja del delegado deportivo del Mal en el comité—, su verdadera obsesión. No sólo es el equipo más beneficiado por los arbitrajes —de no existir el VAR habría obtenido por trampas arbitrales decenas de puntos—, sino que quieren que arbitren a favor en todo momento. Si un jugador del Mal sufre un desmayo por calor, debe ser penalti, sí o sí. Ahora ya controla, gracias al PP todo hay que decirlo, la Federación. Sólo le queda Javier Tebas y eso que suele ayudar lo que puede sin mirar mucho las cuentas.

La megalomanía y ese controlar el fútbol para ganar todo, no para competir e intentar ganar, sino ganarlo todo y que los demás no ganen nada, ha provocado que la liga española de fútbol cada vez tenga menos repercusión fuera de las fronteras patrias. La suerte de haber tenido a Messi y Ronaldo, ayudó muchísimo a su proyección. Hoy se intenta ofrecer al Balón de Playa, al Gafe y poco más frente a la belleza coral de los equipos ingleses o el PSG. Además se ha encontrado con que al Barça le ha salido otra perla de la cantera y él debe estar gastando cientos de millones para contrarrestarlo.

¿Es mejor el fútbol español que hace veinticinco años? No. La mayoría de equipos ni pueden fichar —aquellos años de Bebeto en el Depor, Denilson en el Betis, etcétera, no volverán, son imposibles—, los títulos se los reparten dos —salvo Valencia, al comienzo del mandato del Maligno, y el Atlético de Madrid, el equipo al que más odia, han podido quitarles cuatro ligas—, los titulares se los reparten dos, el dinero se lo reparten dos, todo es para dos cuando antes había alguna que otra posibilidad de rascar algo. Y lo peor de todo es que el Maligno está enfadado por la existencia del duopolio y no ser monopolio. Él que es tan capitalista… Bueno no, a él le gusta el capitalismo de amiguetes, el libre comercio no. Peor fútbol, peor liga, peores medios de comunicación, peor justicia, peor todo desde que el Maligno llegó al deporte rey.

Esto lo hace Gil Marín por llevarme la contraria

El verano pasado, pese a que el optimismo de Rubén Uría resultaba contagioso, me pasé medio verano dando palos a la dirección deportiva del equipo y a su máximo responsable, Miguel Ángel Gil Marín. El equipo, como se vio durante la temporada, se quedaba corto de efectivos de calidad y con una plantilla envejecida. Durante la temporada se llevó unos buenos palos también por cobarde en la defensa de los intereses de «su» empresa ante UEFA y la Federación Española. Este verano parece que la cosa ha cambiado, cada vez que le cae un palo por lo que sea a los pocos días aparece con una noticia que contradice esa crítica.

En el mundo del gilismo nunca hay que fiarse, es como los halagos de los amanuenses del Maligno al Atlético de Madrid, no son sinceros, ni de fiar, nunca. Siempre sacan algún truco de hechicero malo para sacar tajada. Este año, parece, que vuelven a estar presionados por los posibles vendedores y los propios inversores para obtener, unos, un buen negocio ya montado y, otros, sacarle un buen beneficio al dinero invertido. Esa presión podría haber ido por el camino del gilismo habitual —como el chanchullo del senderista y Gallagher—, pero parece que hacen cosas más o menos normales en equipos de la categoría rojiblanca. Lo que no deja de ser anormal para un Gil.

No hace mucho, metiendo a Uría de por medio, se pedía desde esta columna que se largasen a todos esos jugadores que no estaban dando nada al equipo. Jugasen (De Paul y Molina) o no jugasen (Lemar), todo ello sabiendo que el marido de Erika no va a salir así como así. Y ahora van y se ponen a vender jugadores, esos jugadores, como si no hubiese un mañana, casi con prisas. De Paul está saliendo ya por la puerta del Metropolitano rumbo a Miami —se esperan fiestas en los clubes de allí por su llegada—, Molina parece que será cedido a ver si luego se puede vender y Lemar podría acabar en Lyon. A esto habría sumar la salida de Lino y, posiblemente de un Gallagher que no gusta o no es entendido por el entrenador.

También se ha dicho que, a ser posible, lo suyo es que los jugadores nuevos deberían estar en la pretemporada por las características del Cholo Simeone. Más bien por sus manías respecto a conocer a los jugadores, verles entrenar desde el principio y las correcciones que le gusta hacer. Antes de comenzar la temporada con fuego real, le gusta tener una visión sobre cómo encajarían las piezas. Vamos, lo que suele poder hacer un entrenador normal, en un equipo normal, sin estar esperando, mientras se reza, a que no salga un jugador fundamental en el último minuto, del último día del mercado de fichajes y acabe llegando un deshecho de tienta. Y resulta que van a estar tres, seguro, y un cuarto en breve porque tiene vacaciones por compromisos internacionales.

Esta misma semana se ha criticado que la dirección deportiva no tiene plan alguno y algunos con los fichajes de los jóvenes Baena, Ruggeri, Almada y Cardoso entienden que sí existe el plan de rejuvenecer la plantilla con jugadores de calidad. Carlos Bucero parece que, dicen estas gentes —no gentes sino el cachondo de David Vinuesa, Uría, Donado y alguno más pues los otros lo que les mandan dicen—, ha sabido hacer lo que no hacía Berta. Claro que al «silencioso italiano» le daban para disparar azúcar y a este pólvora, ya se verá de qué calidad pero pólvora. Incluso me han salido en redes sociales gentes extrañas, que nunca habían comentado nada, que olían a bucerismo diciendo que iban bien las cosas —por cierto, con una educación exquisita, no como VelcroRM que llega berreando e insultando—. No soy nadie para llegar a este nivel pero mosquea a estas alturas de la vida. De todas formas cambiar dinosaurios por jóvenes tampoco es una estrategia sino necesidad.

Plan, plan, al final no parece que exista salvo fichar jóvenes y de mayor calidad —algo no muy complicado en los veranos del Atleti del gilismo— porque, por ejemplo, se han ido dos centrales o defensas versátiles (Azpilicueta y Witsel), que lo eran para el entrenador, y no ha llegado ninguno. Ni uno. Reinildo por Ruggeri cuadra. Cardoso por De Paul, podría ser. Baena por Riquelme y Almada por Correa, sí y no, son cambios de jugadores, pero no son lo mismo ni por asomo. No parece que el plan vaya más allá de cambios de cromos en posiciones similares o algo así como juegan por el centro del campo o por arriba sin más especificaciones. Y no, no han cubierto todas las plazas. A los cinco que se han ido habría que sumar dos o tres más, igual a ocho. Y llegadas serían cuatro o cinco. Siguen faltando plazas por cubrir. Cierto que hay que esperar al final del mercado, pero justo en esos tiempos es cuando el gilismo se hace más peligroso.

Post Scriptum I. Si fuese cierto que Gil Marín hace todo esto por fastidiarme, igual debería plantearme más críticas para ver si así se cuadra todo. O que me ponga de Director Deportivo a mí, que parece que veo las carencias bastante antes —aunque me tenga puesta una cruz, como le comenté a un usuario de X, desde hace muchos años por cosas que no vienen al caso ni tienen que ver con el fútbol en sí—. O ¿debería pedirles a ustedes, lectores y lectoras, que me digan qué pedir para ver si cuela? Díganme entonces.

Post Scriptum II. Hay que reconocer que, para sorpresa de todos, lo de este año no va mal. El temor a la gilada persiste porque ya son 37 años de ellas —Tilico, Moacir, Nimny, Wicky, Lukic y tantos raros que han pasado—, pero hasta hoy no es para estar descontentos aunque se haya ido una silla y haya llegado un sofá. Al menos no es una lámpara por una mesa. Aquí, de momento, me tengo que tragar mis palabras pero ni Gyokeres, ni Haaland vendrán, miren lo que ha pasado con el Cuti Romero.

La orquestada campaña contra Lamine Yamal

En realidad hoy debería estar usted leyendo un artículo sobre la venganza de Pedro Sánchez a Emiliano García-Page quitándole inversiones a la región —por ejemplo, el AVE a Jaén, a donde llegaría por Córdoba, eliminando a Alcázar de San Juan, Manzanares y Valdepeñas y dejándoles sin posibles desarrollos futuros— y utilizando el cauce del Tajo, ya saben que las cuencas hidrográficas dependen del gobierno central, provocando que aumenten los mosquitos y que los agricultores manchegos se queden sin agua, entre otras cosas. Pero hay algo que escama y mucho desde hace un tiempo. Un producto del nacionalmadridismo: la orquestada campaña contra Lamine Yamal.

No es de ahora sino que viene desde finales de la temporada anterior. No sólo es el desprecio futbolístico ante un chaval que ya hace cosas interesantes y promete llegar a ser una estrella dominadora, es que se está persiguiendo cualquier detalle de su vida y la de sus familiares para desprestigiarle. El chico no tiene al padre más listo del mundo, eso es casi una obviedad, pero siempre andan en el nacionalmadridismo buscándole algún tipo de escándalo. Raro que no le hayan metido en la bronca de Torre Pachecho. Es constante el ataque al chaval a través de sus familiares para ver si eso le afecta anímicamente y baja su rendimiento deportivo. Han pensado que como a su proyecto de nada, le ha afectado lo del balón de playa pues va a pasar lo mismo.

Lo último ha sido la fiesta por su mayoría de edad donde un grupo de chavales jóvenes han hecho lo propio de su edad: pasarlo bien todo lo que se pueda. Los medios que tienen publicidad o son propiedad encubierta del Maligno no han dudado en sacar que había espectáculos con enanos y señoritas de compañía, vamos putas, sin aportar prueba alguna. Además han conseguido que el gobierno de Sánchez vuelva a bajarse los pantalones y a subirse las faldas instando a la Fiscalía que investigue si hay un posible delito de odio. Curioso que haga eso este gobierno cuando todavía no se ha procedido a sanción alguna y cierre de la grada del Mal, en cuyo estadio se insultó racistamente a Yamal y a Baldé y se les tiraron mecheros y muchos más objetos.

En el FC Barcelona han tenido la suerte, también porque la trabajan, de encontrar una nueva perla que nunca será Messi pero igual se le acerca. Un jugador de 200 millones de euros que les ha salido de la cantera junto a otra buena camada. Esto enerva al Maligno pues a él le salen imputados por distribución de pornografía infantil y algún proyecto de buen suplente del mayor gafe del fútbol. El resto de jugadores los tiene que fichar sacando un talonario que cada vez es menor, a la espera de la ayuda de sus amigos del PP que le regalan otra recalificación millonaria para cuadrar cuentas y no producir pérdidas. Por cierto, en esas recalificaciones el PSOE calla como amiga de Ábalos, no como sucede cuando el Atlético de Madrid mueve una piedra en los alrededores del Metropolitano.

De ahí que el nacionalmadridismo se haya lanzado contra el chaval intentando hacer ver que es un personaje impresentable, no como sus jugadores acusados o condenados por violación; no como sus condenados por malversación de impuestos; no como todos esos críos que no han sido más que ídolos con pies de barro, a los que elevaron a los altares pidiendo hasta ir a la selección —la memoria recuerda a un tal Morales que hizo un partido y medio bueno y se pedía que fuese titular de la Roja— y que ahora pululan por la segunda división, con suerte, o ligas desconocidas; no como al balón de playa que lleva amigas a sus fiestas, que igual son chicas de algún negocio del gobierno y son prudentes por eso en vez de hablar de prostitución. Quieren destruirle como ser humano al no poder con él deportivamente. Una mezquindad sólo al alcance del Mal. Pero al Mal se le combate todos los días y a todas horas.

El inexistente proyecto deportivo del Atleti

A mitad de julio, cuando quedan cinco días para que los jugadores vuelvan a entrenar, el Atlético de Madrid sigue sin haber cubierto las bajas del año anterior. Como ya se contó, se han ido cinco y han venido dos, algo que puede cambiar y ser seis las salidas y tres la llegadas. El 21 de julio Cholo Simeone se encontrará con menos jugadores de los que tenía al finalizar la temporada. Lo mismo que cualquier equipo que está luchando para no descender o para salvar la temporada, si hay suerte, colándose en Conference League.

En otros casos, equipos vamos, normalmente los problemas financieros, el tener la caja llena de telarañas o los imponderables de tener un impresentable de presidente en el extranjero —sí, el Valencia es este último ejemplo— impiden que el entrenador pueda ir instruyendo a los nuevos en la estrategia, en la forma de entrenar, en el comportamiento y/o tener esas charlas personales que pueden ser claves para el desarrollo de la temporada. Es evidente, no hay que hacer trampas en el solitario, que no todos los fichajes pueden llegar a tiempo, siempre pueden quedar uno o dos. El problema es que cuando no se tienen cubiertas, al menos la mayoría de las bajas, y la búsqueda parece un borracho disparando en una caseta de feria.

En el Atlético de Madrid el responsable deportivo es Carlos Bucero quien, además de ser madridista confeso —algo que podría obviarse si su desempeño profesional fuese excelente, como sucede con Óscar Mayo—, debería estar definiendo la estructura deportiva del equipo, tanto a nivel profesional como cantera. Algo que nunca le preguntan en las pocas ocasiones en que hace acto de presencia mediática es por el proyecto deportivo general del Atlético de Madrid. Más allá de tener como entrenador a Diego Pablo Simeone para que saque las castañas del fuego ¿qué más hay? Antes de ellos estaba Andrea «silencioso» Berta al que tenían las manos atadas por cuestiones económicas y se sabía que se fichaba lo que dejaba el mercado. ¿Ahora?

Los amanuenses de Miguel Ángel Gil Marín han expresado que habría una buena inversión, cerca de doscientos millones, sin especificar si netos o brutos, aunque tal y como van las cosas parece que les va a salir a devolver en la declaración. Si hay necesidad de inversión porque aprietan los socios económicos y los posibles próximos compradores, habrá que establecer un plan deportivo y no un «fichemos cualquier cosa que suene bien en el mercado y que Simeone logre el tercer puesto». Tan pronto se pasa de un jugador experimentado, de calidad y con jerarquía a desaparecer cualquier atisbo de fichar dos centrales. Sí dos porque dos son los que se han ido (Azpilicueta y Witsel) a decir del entrenador. Cubrir cuanto antes una de esas posiciones sería tener un plan deportivo y una secretaría técnica en condiciones.

Luego se fichan jugadores jóvenes con calidad o jugadores para hacer negocio con los dueños parciales del Atleti, el fondo Ares. Se busca la estrella del futuro y al rato a cualquiera que tenga dos piernas y no cueste demasiado. Por cada jugador destacado, que parece que va a elevar la calidad del equipo, acaban apareciendo seis rodillas raras. Por ejemplo, el Barça no puede/quiere fichar a Nico pero tiene en la recámara un perfil similar como es Rashford. Otra cosa es que les llegue el dinero, pero deportivamente siguen una línea. No se sabe si se apuesta por jugadores hechos o por hacer. Aunque si son argentinos parece que tienen más posibilidades, ¡con la cantidad de nacionalidades que tienen buenos jugadores!

Alguien con un mínimo de seriedad puede decir cuál es el proyecto deportivo del Atleti más allá de confiar en milagros cholistas. Porque venden que van a por todas y acaban configurando plantillas para jugar Europa League con suerte. Si Bucero y su equipo tuviesen cierta visión no se estaría buscando al sustituto de Correa sino al del marido de Érika. Habría llegado un central ya y se estaría mirando un centrocampista con ganas y calidad técnica. Y no tiene porqué costar mucho dinero, si se cumple con el trabajo se pueden conseguir a precio razonable, pero traes seis no cuatro y llorando por dos descartes del Wolverhampton. Si se quiere competir por todo, competir lo suficiente para poder optar a algo, hay que tener clara la composición de la plantilla y de la cantera, que vaya destrozo están haciendo.