Con el último motu proprio de Francisco I se pone al Opus Dei, casi exclusivamente, en la “irrelevancia” laical. Los laicos que antes estaban en relación directa con la Prelatura lo dejarán de estar para solo quedar los religiosos bajo ese mando. Los laicos, aunque sean opusdeistas, quedan excluidos, no tanto de la vida dentro de la obra, como de la acción que hasta este momento tenían. Serán los obispos de cada diócesis los que se encarguen de estos católicos, como del resto de católicos. Algo que, según las reglas del Opus, ya ocurría. Para mejor comprender se podría decir que tenían una doble jefatura.
Tras el este motu proprio Francisco ha modificado ya la dirección del Opus Dei, de Comunión y Liberación (junto a sus entes asociados), a los pocos Legionarios de Cristo y a numerosas órdenes mendicantes. Al Camino Neocatecumenal todavía no le ha metido mano porque Kiko Argüello sigue vivo y enfrentarse a un personaje carismático, donde los haya, puede ser un lucha terrible. Toda una revolución interna que siendo muy aplaudida por los progres en realidad no encubre más que una lucha de poder entre distintas partes de la Iglesia católica.
En todo esto no hay posición doctrinal, aparente, en los cambios producidos. El eliminado Javier Prades, cielino, por ejemplo, no discrepaba doctrinalmente de lo que ha venido diciendo Francisco. Posiblemente se sintiese más a gusto con Benedicto XVI o Juan Pablo II, pero en lo referente a doctrina las diferencias eran nimias. Con el Opus Dei podría haber alguna diferencia mayor en lo doctrinal pero es la habitual en una casa tan grande como la Iglesia católica. Lo que realmente molesta a los jesuitas y otras órdenes religiosas, no todas, es el poder.
Opus Dei, Comunión y Liberación (CyL a partir de ahora) y Camino Neocatecumenal fueron los brazos en los que se apoyaron tanto el papa polaco como el alemán. Y no por una cuestión, o no solo si lo quieren ver así, de cercanía doctrinal y de visión del camino de la Iglesia, sino porque esas tres entidades católicas aportaban numerosos laicos a la obra general y al apostolado. Tanto kikos como cielinos aportaron muchísimas personas para las misiones apostólicas en los años de esos papados. Y siguen haciéndolo. El Opus está presente en todo el mundo y sigue ofreciendo desde sus entrañas numerosos sacerdotes, como también hacen los kikos. De los 974 seminaristas de actuales en España, 250 pertencen al Camino y se encuentran en sus seminarios Redemptoris Mater. Por no hablar del poder laical de todas esas entidades (los y las Memores Domini de CyL, por ejemplo), así como su poder cultural. Porque se dedican a la difusión de la cultura mediante diversas editoriales bien conocidas de todos.
La Prelatura del Opus Dei ya no será necesaria que esté en manos de un obispo, como se estableció en el motu proprio Ad charisma tuendum, pero es que tras la salida por jubilación de cardenales y obispos, especialmente de CyL y Opus Dei, los nuevos nombramientos han obviado a estas entidades religiosas. Del cardenal Angelo Scola, que estuvo en un tris de ser papa, se ha pasado a la nada, por ejemplo. Y allí donde ha habido un obispo opusdeista o cielino jubilado, el nuevo se ha dedicado a destruir la obra que habían levantado, como sucede hoy en día en Granada.
Una lucha de poder contra las ramas más potentes, en cuanto a atracción de laicos, para situar a la cabeza a los jesuitas básicamente y algunas diócesis. Eso sí, para expulsar a Rupnik (acusado de beneficiarse a las parroquianas) ha dejado pasar algún año, como ha hecho con algunos abusos a menores de los de su cuerda en América Latina. Ahí no se ha dado prisa, mientras que para descabezar y desmontar a los tres movimientos carismáticos sí. Por ende debe ser algo más que doctrinal lo que se esconde detrás de todo esto. El problema es que esos juegos de poder (que no solo se circunscriben a estos tres grupos) pueden dañar mucho más a la Iglesia católica, especialmente si en el Sínodo de la Sinodalidad se hace caso a ciertas Diócesis con proyectos Queer.
No es de extrañar que venga a la mente la profecía de papa Negro que ofreció Nostradamus. Si bien el papa negro es el general (Superior o Prepósito general) de la Compañía de Jesús (hoy el venezolano Arturo Sosa), como no han tenido papa hasta ahora se supone que Francisco podría ser considerado eso. Tras llevarse a un amigo postmodernito para dirigir la Congregación para la Doctrina de la Fe, viendo que el ambiente terráqueo se calienta, que hay más guerras que nunca y que está el papa Negro en el Vaticano (sin olvidar lo expresado en el Apocalipsis), teman la llegada del fin del mundo. Igual no es para tanto pero…