El PSOE, en espera de una mejora por la pandemia, va a abrir el proceso congresual para elegir a los diferentes mandos del partido. Se espera que a nivel federal no haya candidatura frente al presidente del Gobierno Pedro Sánchez, aunque sea por una cuestión de respeto por las tradiciones. No se compite contra un presidente si no ha advertido que dejará el cargo. Eso no significa que se vaya a renovar, y bastante, la actual ejecutiva federal. Lo que más importa al aparato federal, empero, son los cambios que se quieren introducir a niveles regionales, provinciales y locales. De ahí que ya hayan comenzado algunos movimientos en distintas federaciones y en la misma Ferraz.

Cambios a nivel federal.

Sánchez no está todo lo contento que pueda parecer con la actividad y actuación de numerosas personas que copan la amplia ejecutiva federal. Decepcionado con algunas, asombrado para mal con otras y, por qué no decirlo, aconsejado para moverle la silla a otras, el caso es que en la próxima cita congresual, que se espera tranquila, el actual secretario general pretende hacer una limpia profunda en su ejecutiva. Quiere algo más pequeño y más activo. Debido a cómo se constituyó el proceso anterior tuvo que situar a muchas personas en la ejecutiva por casi obligación. Hoy se ha dado cuenta de que no dan más de sí o no le sirven. Y no tiene que ver con tener una perspectiva más o menos crítica sino de carencias fundamentales para lo que es un partido político en la actualidad. Algunos y algunas que se pavonean y se creen a seguro llorarán en octubre.

Distinto es el jueguecito que se traen algunos monclovitas contra el actual secretario de Organización José Luis Ábalos. Como ha comentado la prensa le estarían moviendo la silla al ministro de Fomento para situar a alguien más condescendiente a los intereses de un grupo que desea construir un aparato donde situarse ellos a la cabeza. Le quieren cambiar, según cuentan, bien por su actual segundo Santos Cerdán o por el monclovita Francisco Salazar. Apunten más hacia el primero, aunque su gestión esté resultando ineficaz y sectaria. Se ha cargado en poco tiempo la Fundación Pablo Iglesias, tiene secuestrada a la corriente de Izquierda Socialista y hay muchas quejas en las federaciones por problemas del día a día de un partido tan grande y que se ve incapaz de arreglar. Parece que ese grupo que se está moviendo quiere agarrarse al cargo para un posible post-sanchismo (que llegará en cuatro años) y doblar el brazo a otras facciones. En un cargo tan importante decidirá el propio Sánchez por lo que mover sillas igual puede ser contraproducente. Más curiosidad existe en las federaciones.

Andalucía en el ojo de mira.

En su momento, cuando más alto estaban, no se atrevieron a plantear batalla a las baronías (y donde lo hicieron como en Castilla-La Mancha salieron escaldados) y eso ha supuesto asegurar el poder de algunas baronías quienes serían, en última instancia, las que controlarían su propia sucesión. No está claro que Guillermo Fernández-Vara o Emiliano García-Page vayan a dejarlo ahora mismo. Bien por no tener claro el sucesor o sucesora, bien porque no haya nadie aún preparado, bien porque quieren marcar ellos los tiempos. Ximo Puig y Javier Lambán tres cuartos de lo mismo. El resto o son sanchistas, aunque alguno o alguna puede ver cómo sí le plantean alternativa apoyada de manera silenciosa desde Ferraz, o se quieren cambiar. Donde se gobierna no habrá cambios forzados, pero donde no sí que se espera cambiar.

Especialmente hay ganas de quitar a Susana Díaz y poner a otra persona. ¿Quién? No lo tienen claro aún porque Andalucía no deja de ser una red de caciquillos, amigotes y familias y más familias políticas locales, comarcales, provinciales o regionales. No es tan sencillo controlar Andalucía como para conformar una candidatura fuerte y consolidada contra Díaz. Pero esta vez, como cuestión puramente personal (se la tiene jurada) Sánchez quiere imponer su voluntad en la región andaluza. De momento, ante las advertencias Díaz ha dicho que quien quiera quitarla que lo pelee en primarias ya que dicen ser los más demócratas. Y a la democracia han apelado Máximo Díaz Cano (susanista) y el vicepresidente del Congreso de los diputados Alfonso Rodríguez Gómez de Celis. El primero en un artículo en prensa y el segundo en la radio.

El problema para el aparato de Ferraz, sí ahora son el aparato y bien que ejercen de ello, es conseguir un candidato más o menos impoluto y que consiga aunar a las distintas facciones y familias que componen el partido en Andalucía. Por muchas voces críticas que se oigan, al final lo que mandan son los votos depositados en una urna, y eso ni lo tenían controlado antes, ni ahora por lo que parece. Se apunta a Felipe Sicilia como posible mirlo blanco. Bueno como mirlo blanco lo venden pero ha sido producto del chavismo-griñanismo-susanismo desde, al menos, 2007. Nadie es diputado por Jaén desde 2011 ininterrumpidamente sin estar implicado en el aparato. ¿Podría Sicilia congregar en su persona un quórum suficiente para echar a Díaz? Sinceramente no. Se le ve como un extraño y el aparatismo andaluz tiene algo que igual no han entendido, puede haber todas las peleas internas, pero traiciones no perdonan. Igual Juan Espadas tendría algo más que hacer, pero hay que contar elecciones andaluzas a finales de 2021 que igual impedirían el proceso congresual. Pero Sánchez la quiere muerta.

Galicia, Madrid y… ¿Euskadi?

Las otras dos federaciones que se quieren renovar son Galicia, después del batacazo electoral pasado, y Madrid después de la inexistencia del partido en términos generales. Pero no son pocos los rumores que apuntan hacia la salida de Idoia Mendía que tampoco es que arrase electoralmente. En estos tres casos, son los resultados y la acción política los que condenan a los actuales titulares. Con Gonzalo Caballero no hay quejas personales, no las puede haber pues ha ejecutado todo lo que le han dicho, pero se ha comprobado que no da más de sí. Se ha rumoreado incluso con la posibilidad de un cargo de embajador de cierta responsabilidad aprovechando sus cualidades académicas y de idiomas. Que le quieran cambiar no supone que las gentes de La Coruña vayan a salir ganando como dicen en privado, más bien al contrario. Ha habido un rumor sobre la posibilidad de que la ministra de Trabajo Yolanda Díaz diese el paso al PSOE y se la situase al frente del PSdG, pero no es más que un rumor. Sí cabe la posibilidad de que haya un secretario general y después un candidato o candidata.

Con Madrid no saben si cambiar o hacer desaparecer el partido como tal directamente. No es que haya problemas como cuando era la FSM y las peleas entre renovadores (de la nada) guerristas (acostistas o barranquistas), Izquierda Socialista (a la que la actual ejecutiva ha quitado la cuenta de correo sin posibilidad de defensa conculcando los mínimos democráticos) y alcaldes con aires de cacique. No. La actual ejecutiva no ha sido un dedazo de Sánchez, ha sido toda la palma de la mano. Ha elegido la ejecutiva, los candidatos principales y ha deshecho a placer. Cuestión bien distinta es que la unión del sanchismo (mayoría de renovadores de la nada) con el simanquismo haya resultado un fracaso. ¿Quién lo podía prever? Bueno, cualquiera que tenga dos dedos de frente y conozca el percal.

Se paró un intento de cuarentañeros para hacerse con el poder para dejarlo en manos de los Franco, Arranz, Viondi y demás perennes aparateros. En el pecado llevan la culpa. Hoy no se parará ningún intento por mandar a todos y todas lo más lejos que se pueda. Incluso no importa que todo el grupo parlamentario de la Asamblea de Madrid se enfade. Total, buena parte del problema está allí mismo. Ya ha habido reuniones de aquellos cuarentañeros con gentes que fueron apartadas de malas formas, a los que habría que sumar a los que no son sanchistas y que tienen ganas, no a Sánchez, sino a los que están ahora. Sánchez quiere reorganizar todo pase lo que pase y va a dejar hacer a quienes debió dejar hace cuatro años. No se extrañen que “la limpia” –como comentan en Moncloa- sea nunca vista. Aunque caigan amigos. Con la peor pareja de políticos del PP y no se muestran capaces de ofrecer alguna alternativa, por chisposa que pudiese parecer. ¿Quién suena? Rumores sobre Félix Bolaños. Rumores sobre la ministra Reyes Maroto. Rumores sobre muchas personas pero sin cuajar ninguna.

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