Lo más destacado de las últimas elecciones municipales y semi-autonómicas es la poca presencia de Vox con propuestas, chanzas o chulería política. En anteriores llamamientos a las urnas habían sido bastante más atrevidos en sus propuestas y sus mítines. Ahora, en la campaña electoral de las generales del 23 de julio siguen por ese camino de la “moderación”. Sí, algún electo dice algo que se sale de lo “normativo” pero tampoco es que sean cuestiones especialmente relevantes o que no hayan sido formuladas con anterioridad. Por ello cabe preguntarse si habrán ofrecido algo a las gentes de Vox para que rindan las armas de esta forma.

Una rendición en favor del PP, como puede pensar cualquiera. Una rendición en favor del bipartidismo del régimen del 78. Una rendición de postulados que en otros países de Europa están teniendo acogida interclasista y que aquí no pasan de tres o cuatro “españolazos”, dos franquistas, los cabreados con el PP y Ciudadanos y algún que otro despistado enfadado con todo el mundo. Una propuesta política basada en un supuesto soberanismo que, paradójicamente, se entrega al liberalismo económico más libertario, más el añadido de llevar la cruz católica en alto, pasándose la Doctrina Social de la Iglesia y el 90% de las encíclicas papales (incluyendo las de san Juan Pablo II y Benedicto XVI) por el forro de las partes pudendas, no podía triunfar. Demasiadas contradicciones a la vez.

En realidad, lo que siempre ha sido Vox es un exceso verbal que escondía entregar el país a la fracción dominante de la oligarquía (los empresarios), evangelizar a los españoles en el protestantismo más abyecto (ese que está detrás de El Yunque y, en parte, del Opus Dei), mientras se les engañaba con banderas españolas por la cara, toros y bolsillos llenos de los dirigentes principales. Los que han venido hablando del peligro de una ola reaccionaria, de neofascismo o vayan ustedes a saber qué cosa nazi se han quedado en la capa y la caspa. Donde han logrado estar en los gobiernos no han hecho nada distinto a lo que haría el PP en materia económica; no han dejado de otorgar subvenciones (a los suyos, como hacen todos); pero ni un ápice de moral católica, de gesto hacia la clase trabajadora de efluvios falangistas, de persecución de inmigrantes (ni una subvención han quitado a menas, moriscos o demás). Nada de nada. Un PP con cojones dicen algunos de manera acertada… hasta ayer.

Ayer ya parece que los dídimos no aparecen por ningún lado. Tras haber hecho el ridículo en la Unión Europea (con el caso de las vacas tuberculosas, entre otras); tras observar que en el mundo rural les dicen que no tienen ni p idea de lo que es; tras pegarles dos revolcones buenos en Madrid y Andalucía, pareciera que para las Generales alguien les ha debido advertir que deben quedarse tranquilos para ser la muleta del PP. Un caso similar a Ciudadanos, al que la clase dominante quería como muleta, complemento o sustituto en caso de, que parecen haber asumido. Ya no hay pretensiones hegemónicas en sus discursos, ya no hay bravuconería, ya no hay nada de aquello que en algún momento les pudo dar cierta visibilidad más allá del claro apoyo del poder mediático.

Federico Jiménez Losantos, Carlos Herrera, Susanna Griso y otros popes mediáticos ya no les aguantan las risas como antes. Los medios más tirados al extremo no les quitan pero no les dan nada. Les queda la Gaceta, como siempre han tenido, pero poco más. No hay mejor señal para saber por dónde van los tiros que ver cómo reparten dádivas mediáticas a estos “profesionales” de la subvención política. Y parece que Santiago Abascal traga con todo ello y hasta quita de las listas a personas que tenían el respeto de los votantes, pero tienen la virtud de señalar las contradicciones del sistema.

¿Será que los jefazos de El Yunque ya han pactado por otro lado las posibilidades de penetración en la sociedad española y no necesitan a Abascal? ¿Será que “otras sectas” religiosas ya no necesitan jugar con las cartas trucadas? ¿Será que un grupo de empresarios, encabezados por ese que ustedes piensan (es viudo y lleva gafas), ya están completamente entregados a Feijóo? ¿Será que Abascal va a tener su vida resuelta volviendo a su antiguo hogar, en alguna fundación bien provista de fondos o en algún destino internacional? ¿Será que la Internacional Soberanista está de capa caída y les han retirado los fondos desde Estados Unidos? ¿Será que Israel no les necesita en sus cuitas? Sea lo que sea, parece que se han soltado los tirantes para bajarse los pantalones.

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