El pasado día 8 de diciembre, festividad de la Inmaculada Concepción, se reunieron en diversos lugares de España grupos de católicos para rezar el rosario. En fecha tan señalada nada extraño, ni nada que criticar pues es lo habitual rezarlo especialmente ese día. Reunirse al aire libre o en cualquier basílica para venerar a la madre de Jesucristo nada tiene de malo. Orar es obligación de todo católico y si lo hace en compañía de otros hermanos en la fe, mucho mejor. El problema es la politización que se ha dado a todo ello y las mentiras que se esconden detrás de los rezos.

La Conferencia Episcopal Española no se ha pronunciado en favor, ni en contra pues cualquier rezo les debe parecer bien visto cómo está el patio. Eso sí, ha apoyado las reuniones indirectamente mediante los medios de comunicación afines. El problema es que según la propia doctrina católica esos rezos podrían ser heréticos, no por el rezo en sí sino por la finalidad de los mismos. Ya se denunció en estas mismas páginas lo espurio de la utilización de la fe católica para cuestiones que nada tienen que ver con la fe, ahora se ha ido un paso más. Y se hace escondiendo aquello que parece poco católico en la mayoría de los medios de comunicación católicos. Véase el Manifiesto del rosario por España.

El Manifiesto rosarionista

«Occidente ha emprendido una senda que no tiene parangón en ninguna otra civilización. Busca edificarse olvidando a su Creador. El hombre es sobre todo un homo religiosus. Desgraciadamente, la nihilista e impía “muerte de Dios” —impulsada por las élites gobernantes e importantes grupos de poder— está teniendo efectos devastadores en la sociedad. El genocidio del aborto, la legalización de la eutanasia, la destrucción de la familia, la atomización social y la destrucción de nuestra comunidad espiritual hacen que España esté en trance de la agonía existencial», afirma el manifiesto.

La primera parte es impecable y lo lleva diciendo la Iglesia desde hace más de un siglo. Ahí tienen los escritos políticos de Romano Guardini (Editorial Palabra) o los “más recientes” del Concilio Vaticano II o Joseph Ratzinger para corroborarlo. Sí, Occidente se ha secularizado o paganizado desde hace un siglo. Rezar por la reversión de ello no es problema y lo recomienda encarecidamente la Iglesia católica. El problema está en que la comunidad espiritual española no es que esté en agonía existencial sino que hace bastante tiempo que no existe. En España existen católicos que forman comunidad, cada vez más pequeña, pero hasta ahí. No hay nada esencialista, ni un nacionalcatolicismo (algo que es herético, por cierto).

Siguen afirmando: «El rezo del Santo Rosario por la unidad de España no supone mezclar política y religión». Hasta el momento parece que sí, es más el propio manifiesto dice a continuación: «La nación española no se entiende sin la Cruz». ¡Ejem! Aquí ya hay mezcla de política y religión ¿no? Esencialismo de nuevo. Pero siguen sin mezclar política y religión: «El Estado ha usurpado la auctoritas que históricamente tenía la Iglesia». Sobre esto se podría discutir bastante, pero la auctoritas de la Iglesia solo la ha podido perder la Iglesia porque el Estado se funda sobre otra auctoritas bien distinta. De hecho la separación Iglesia-Estado, que la doctrina católica defiende (Gaudium et spes), lo que hace es situar dos auctoritas en planos propios. Aquello de “a Dios lo que es de Dios…”.

Nos lo explican de esta forma, pero no mezclan política y religión: «Se inmiscuye en ámbitos en los que un gobernante, salvo que sea un tirano, jamás podría entrometerse. Impone la educación moral de los más jóvenes; penaliza con cárcel rezar en clínicas abortistas; prohíbe rezar en la vía pública con multas y detenciones. La quimérica neutralidad del Leviatán únicamente implica desacralización y el hostigamiento a los cristianos». Que se sepa el Estado, como tal, no prohíbe rezar en la calle, ni multa, ni detiene a nadie en España, en otros lares es posible (lo de las clínicas abortivas sí es cierto). Esto es una mentira que se está extendiendo y que es falsa. De hecho ¿cuántos detenidos hubo el 8 de diciembre por rezar en la vía pública? ¿Cuántos detenidos ha habido por las procesiones de Semana Santa?

Evidentemente la neutralidad del Estado implica desacralización y no solo por su empeño sino por vivir en sociedades plurales. El pobre cardenal Angelo Scola lleva tiempo intentando explicar qué es esto de vivir en sociedades plurales y el respeto que los católicos deben a los demás y estos mismos deben a los católicos (tienen sus mejores obras al respecto en Ediciones Encuentro). Pues parece que nadie le ha hecho caso. El cardenal Ratzinger hablaba de la justa profanidad de la política. Lo normal es desacralizar lo político ya que lo social dependerá del libre diálogo e influencia de los distintos grupos religiosos. Y aquí los católicos, por motivos que ahora no vienen al caso pero que son evidentes en estos manifiestos, tienen una gran culpa. En vez de evitar la excesiva dominación política de la forma que es dogmáticamente solicitada (mediante la convicción y la evangelización), se han dedicado a dejarse llevar por algunos partidos. Y desde luego no existe “hostigamiento a los cristianos”. Sí parece que hay mucha necesidad de martirio por algún tipo de sublimación personal extraña.

¿Quiere esto decir que los católicos no deben participar en política o cuestiones políticas? No, bien al contrario. Lo que deben hacer los católicos laicos es formarse bien, participar en asociaciones, movimientos diversos, partidos políticos (los que cada cual entienda que encaja mejor en sus convicciones) y buscar aquellos mejores representantes propios para apoyarlos en sus legítimas aspiraciones políticas. Siempre y cuando estén de acuerdo con los doctrinales principios de solidaridad y subsidiariedad y la Doctrina Social de la Iglesia. Esto es lo que dice la doctrina católica y permite mucho juego pues el fundamento último es “cumplir el mandamiento del amor” (Congregación para la Doctrina de la Fe).

¡Herejía!

Lo del régimen tiránico y decir que la religión es el máximo enemigo de cualquier tirano es para nota, mala eso sí. Hay cuestiones ciertamente poco doctrinales en lo que se ha analizado, lo mollar viene en el siguiente párrafo: «La nación española se encuentra en una encrucijada. En las últimas décadas se ha visto amenazada por múltiples frentes. Su progresiva balcanización, el secuestro del Parlamento por fuerzas antiespañolas, la destrucción de la clase media y la falta de un verdadero proyecto nacional atenazan a España. La oligarquía partitocrática gobernante ha olvidado, en la mayoría de las ocasiones, la función de toda forma de gobierno justa: buscar el bien común». Todo ello es contrario a la doctrina católica. Todo.

¿Por qué se habla de la destrucción de la clase media? ¿Por qué no se habla de la pauperización de la sociedad española, así en general? Porque el rezo está claramente enfocado en la salvación de una clase social. Aquello de la “opción preferente por los pobres” que han defendido Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI (no se cita a Francisco I para no causar sarpullidos) ni se tiene en cuenta. Les interesa únicamente lo que les pasa a ellas y ellos. Y esto es contrario a la doctrina católica, es herético como se explico en la Instrucción sobre algunos aspectos de la Teología de la Liberación de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Concretamente en su capítulo XI.5: «Es la Iglesia universal. La Iglesia del misterio de la encarnación. No es la Iglesia de una clase o de una sola casta».

Respecto a la fusión de nación y religión, como vienen haciendo estas gentes, está condenada por Populorum progressio 72 (se niega la ideologización nacionalista de la religión) de Pablo VI y por san Juan Pablo II que declaraba el nacionalismo exagerado incompatible con la doctrina católica. Súmenle la constitución apostólica Gaudium et spes 43. La balcanización, exageración incomprensible e ideologizada en extremo, si es de algo no es de la nación sino del Estado. Es lo que tiene no saber de qué se habla. Incluso si existiese esa balcanización ¿debe la virgen María interceder por unos y no por otros católicos?, ¿debe Dios posicionarse entre unos y otros católicos? O ¿solo son católicos los que quieren algunos católicos? Parece que se vuelve a dividir entre buenos y malos católicos según se defiendan unas u otras posturas mundanas. Y lo de falta de un proyecto nacional ¿a qué se refiere? No habían dicho que no se mezclaba política y religión. ¿Por qué van a seguir los sábados?

Decreto Ad gentes: «Los cristianos, congregados de entre todas las gentes en la Iglesia, no son distintos de los demás hombres, ni por el régimen, ni por la lengua, ni por la instituciones políticas de la vida». Pío XII criticaba que se entregase a intereses nacionalistas (aquí vale para unos y secesionistas) a los que piensan distinto o son minoría. Esto ¿por dónde se lo pasan estas gentes? Incluso católicos que no piensan como ellos, que opinan que lo que hacen es una patochada irrespetuosa con el verdadero mensaje del catolicismo ¿tienen cabida en esta comunidad que desean “restaurar”? ¿Dónde están los de los rezos cuando hay que ejercer la solidaridad? ¿Dónde están para criticar que en España haya un 25% de familias al borde de la más terrible miseria material? ¿Dónde están para aplicar los principios de solidaridad y subsidiariedad de la doctrina de la Iglesia?

Es todo un movimiento herético que miente sobre persecución a los cristianos. La Asociación Católica de Propagandistas convocó en mayo pasado un rezo por los políticos españoles. Nadie dijo nada y además se adecúa con lo que la propia Iglesia establece. Porque no es rezar lo que parece mal, al menos al resto de católicos, sino hacerlo por motivos totalmente profanos. ¿Les preocupa que muchas mujeres y hombres estén en una situación material tal que su dignidad quede dañada gravemente? Parece que no, que les importa más un constructo humano (como es la nación) que seguir las recomendaciones evangélicas. Es todo tan herético como lo es el evangelismo, especialmente su versión estadounidense. Y aquí llega el quid de la cuestión.

Evangelismo estadounidense

Todo esto no es más que una traslación de los métodos y fines evangélicos. Construir un reino cristiano en la Tierra. Una nueva Jerusalén terrenal. Algo completamente contrario al catolicismo donde no hay más reino que el de Dios tras la muerte. Se omite toda verdad doctrinal, se politiza a Jesucristo y a quien sea y se busca derrotar al “enemigo” no mediante la evangelización sino tirándole la Biblia a la cabeza. Mezclar, como hace José Andrés Calderón (el jefecillo del tinglado del rosario), el Noviembre Nacional con algo espiritual no es más que protestantismo yanqui. Pedro Sánchez quiere destruir España (está por ver, aunque no sería extraño) y, por ende dice Calderón en una entrevista en La gaceta, el cristianismo.

Repiten como papagayos que «el César ha ocupado el lugar de Dios. Vivimos bajo un Gobierno totalmente tiránico donde se nos está impidiendo rezar. Nosotros no estamos mezclando política y religión. ¡Son ellos!». Por si fuera poco dice que existe una persecución moral… La verdad es que hablan mezclando churras con merinas, pero como buenos representantes del evangelismo estadounidense siempre hay que buscar al demonio en el otro y hacerse la víctima pese a que la realidad niegue completamente las mentiras proferidas. Da igual si le han pillado al congresista en una orgía o si el mundo es pagano y no por la acción del Estado o los Gobiernos.

Como siempre se quedan cortos y omiten todo el ataque al individualismo que lleva décadas denunciando la Iglesia católica. La misericordia ni existe en su vocabulario. Mejor que analicen por qué España ya no es realmente católica y que comiencen mirando a los que les rodean. Cuando hablan de bien común ¿a qué se refieren?, porque, se insiste, la opción preferente por los pobres ni aparece en sus discursos. Solo nación, nación y nación. Y eso les guste o no es herético. Lean Ser cristiano en la era neopagana de Ratzinger (Ediciones Encuentro) e igual entienden algo. Porque el discurso que mantienen es carca hasta para los tradicionalistas.

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