Es tal la separación de la clase política de la realidad más simple y sencilla del resto de los mortales, que se pueden convocar elecciones un 4 de mayo alegremente sin percatarse de las molestias que pueden llegar a provocar en la ciudadanía. En esa separación de la realidad, sin duda, la presidenta de la Comunidad de Madrid se lleva la palma. Ya hace casi un año, cuando comenzaba lo duro de la pandemia, decidía mandar a sus casas a los estudiantes de todas las edades sin pensar en nada, salvo en quedar ella bien con una medida que ayudó a expandir más allá de las fronteras madrileñas el coronavirus. Ahora vuelve a importarle una higa lo que pase mientras ella pueda sacar rédito político.
Celebrar las elecciones un 4 de mayo no es algo inconsciente, tomado al tun tun, no. Isabel Díaz Ayuso sabía perfectamente que si convocaba las elecciones el día 3 de mayo, lunes festivo en la Comunidad, no podría celebrar la fiesta del 2 de mayo con todo el boato y todas las miradas puestas en su persona. Un día antes de las elecciones le hubiesen cancelado la fiesta y su persona no habría tenido horas y horas de programación institucional-publicitaria gratuita. Trasladando la elección un día más adelante puede tener su fiesta, su pompa y circunstancia, su acto de campaña gratuito porque Madrid y España son suyas. De su propiedad. Para su uso y disfrute. Mientras los madrileños estén por esos lares disfrutando del puente, ella se pavoneará con prensa, oligarquía madrileña y famosos (cuanto más casposos mejor) en la fiesta comunitaria.
Eso es lo que gana Ayuso, pero los madrileños tendrán que hacer encaje de bolillos para ver dónde, cómo y con quién colocan a la chavalería que el día 4 de mayo no irá al colegio. Porque, por si no se han percatado, el día 4 de mayo los edificios serán utilizados como colegios electorales. Muchos de los que hoy comparte memes de “Yo con Ayuso” días antes de las elecciones tendrán que llamar a abuelos (si los tienen), pensar quién de la pareja pide un día de vacaciones y se queda con los críos (en su mayoría será ella), o tratar de conseguir alguien que se quede de canguro con los menores, con el coste en dinero que eso supondrá. Nadie en el gabinete de Ayuso habrá pensado en eso porque no están a esas cosas sino a la libertad, en realidad libertinaje, de hacer lo que les da la gana en beneficio propio sin pensar en los perjuicios que supongan a los demás. Si los demás pierden vacaciones y dinero les da igual mientras ellos celebren sus fiestas y sus cosas de políticos.
Curiosamente ninguno de los políticos de los demás partidos ha pensado en ello. No se les ha escuchado queja alguna. Salvo algún análisis precipitado sobre si votar en día laboral favorece o no la participación, nadie ha pensado que habrá persona que perderán vacaciones y/o dinero por su culpa. La de todos. Tampoco se les escucha muy preocupados por lo que pueda provocar la pandemia, ni nada por el estilo. A votar que es muy mucho democrático para una elección cuya muerte será dos años, los que quedan para cumplir la legislatura actual. Eso por no hablar de las decenas de millones de euros en gasto electoral que van sacar de los bolsillos de la ciudadanía para dirimir sus disputas partidistas. Ayuso en su intención de aclarar el lado de la derecha e impulsada por un fervor “terrorista” –mañana se explicará esto-, arrastra a todo el mundo a molestias personales, a aguantarles en campaña electoral… Total para nada.
Estas cosas Iván Redondo no las valora porque vive siempre al límite de la ocurrencia, como ha pasado con las mociones de censura que escudriñó y que han salido mal. Estas cosas no las pensará porque, en realidad, lo que pase dentro del PSOE se la trae al pairo. El PSOE no es un partido con historia, con personas de probada militancia de años, no. El PSOE es solamente un instrumento que debe plegarse a su voluntad estratégica sin más. Si hasta las siglas le sobran, imaginen la ideología o el futuro del partido. Y, sin embargo, eso es algo que a día de hoy puede ser fundamental para las elecciones de 2023. Pedro Sánchez está ante la oportunidad de limpiar el PSOE de Madrid y garantizarle un futuro.
Que todos los cargos socialistas hayan aceptado que las primarias no existan para el candidato a la Comunidad de Madrid no es porque crean que Ángel Gabilondo es el mejor –lo pueden creer-, porque crean que con ese candidato ganarán seguro –no lo cree ni el propio candidato-, es porque piensan que tampoco se tocarán las listas electorales y se garantizarán los dos años de seguir en el momio sin hacer mucho. “Clink, clink, caja” garantizada. Todos los actuales ocupantes de los curules asamblearios son conscientes que después de las elecciones del 4 de mayo Gabilondo saldrá corriendo hacia el cargo de Defensor del pueblo. Algo más que cerrado entre PSOE y PP. Algo que en el PSOE entienden como fundamental para quitarse de encima a Francisco Fernández Marugán, el cual les tiene fritos pese a ser del propio PSOE. Así que salvo milagro electoral, el candidato no será portavoz, ni hará oposición –tampoco lo hacía ahora dice la mayoría de madrileños socialistas-.
En esta tesitura, sabiendo que hay un Congreso regional a finales de año donde José Manuel Franco será despojado de la secretaría general ¿por qué no ir colocando peones, alfiles y caballos en el tablero madrileño? El 70% de los actuales diputados no deberían ir en las listas del 4 de mayo. Algunos porque llevan agarrados al escaño siglos sin demostrar algo más que perder elecciones. Otros porque no deberían haber llegado a ser diputados jamás (las trampas en las elecciones internas fueron épicas). Unos más porque parecen de otro partido y no del PSOE. Es el momento ideal para hacer limpia ya que el reglamento que está en vigor dentro del partido les permite hacerlo y sin que los perjudicados puedan protestar lo más mínimo. De hecho mucho de los que deberían irse a su casa apoyaron ese reglamento con efusividad, así que no les molestará que se lo apliquen. Renovar caras, prácticas y ánimo vital para luchar las siguientes elecciones. Que haya personas (esos grupos de jóvenes coroneles que dudan si dar el paso por no aguantar a los viejos cuadros) que se vayan formando, que vayan cogiendo tablas a dos años vista y que puedan ser el fundamento de una nueva candidatura en 2023 que venza a las derechas y a las izquierdas. Imaginen por un momento que Gabilondo no hubiese sido el candidato –con fecha de caducidad pero candidato- ¿quién hubiese sido el mismo? ¿José Cepeda? ¿Miguel Arranz? ¿Carla Antonelli? ¿Daniel Viondi?… Ese es el panorama actual del PSOE de Madrid, el cual podría empeorar con algunas alcaldesas o alcaldes que destacan por los años que llevan, no por otra cosa. Si en 2019 no supieron, pudieron, cambiar, ahora es el momento preciso para renovar en profundidad para ofrecer una nueva cara a dos años vista. Esto Redondo no lo piensa, pero miles de militantes socialistas sí.
Aquí tienen las novedades de la semana que editan las pequeñas y medianas editoriales de nuestro país. Como siempre, la selección de los libros corresponde a lo que nos parece más significativo personalmente. O aquello en que nos dan mejores medios para hacer corta y pega, que es lo que se hace y lo reconocemos. Cuando se lea un libro que merezca crítica se publicará, el resto lo que dicen en notas de prensa. Otros igual se sienten cómodos con otras formas de hacer. La fecha que aparece en paréntesis es la de publicación ya que, a veces, vamos por delante de la publicación.
Novela
Louise Erdrich, El vigilante nocturno, Traductora: Susana de la Higuera Glynne-Jones, Siruela, Páginas: 412, (eBook disponible), 26 €
1953, Dakota del Norte. Thomas Wazhashk es el vigilante nocturno de la primera fábrica inaugurada cerca de la reserva india de Turtle Mountain. También es un prominente miembro del Consejo Chippewa, desconcertado por un nuevo proyecto de ley que pronto se presentará ante el Congreso. El Gobierno de los Estados Unidos califica la medida como «una emancipación», pero más bien parece restringir aún más la libertad y los derechos de los nativos americanos sobre su tierra, sobre la base de su identidad. Thomas, indignado por esa nueva traición a su pueblo y aunque tenga que enfrentarse a todo Washington D. C., hará lo imposible por combatirla.
Por otro lado, y a diferencia de la mayoría de las chicas de la comunidad, Pixie Paranteau no piensa cargar de ninguna manera con un marido y montones de hijos. Bastante tiene ya con su trabajo en la fábrica, ganando apenas lo suficiente para mantener a su madre y a su hermano, por no hablar de su padre, quien solo aparece cuando necesita dinero para seguir bebiendo. Además, Pixie necesita ahorrar cada centavo para llegar a Minnesota y encontrar a Vera, su hermana perdida.
Basada en la extraordinaria vida de su abuelo, Louise Erdrich nos entrega en El vigilante nocturno una de sus mejores novelas, una historia de generaciones pasadas y futuras, de preservación y progreso, en la que colisionan los peores y los mejores impulsos de la naturaleza humana, iluminando así las vidas y sueños de todos sus personajes.
Cara Hunter, El sótano de Oxford, Duomo, (22 marzo) 19,90€
En una casa de un barrio adinerado de la ciudad de Oxford, encuentran por casualidad a una mujer y un niño encerrados en un sótano, casi sin vida y sin identifi car. La mujer no habla, no hay registros de desapariciones similares y el anciano propietario de la casa asegura no haberlos visto en su vida. Todo el vecindario está conmocionado. ¿Cómo ha podido suceder?
El inspector Adam Fawley sabe que, bajo ese aire inocente, muchos esconden secretos. La pista la proporciona uno de sus casos del pasado, una desaparición que no llegó a resolver.
Ginés S. Cutillas, El diablo tras el jardín, Pre-Textos, Páginas: 264, 22€
A mediados de los ochenta, en El Cabanyal, barrio periférico de Valencia colindante con el mar, Tito y Ximo son dos hermanos preadolescentes que han crecido con la firme convicción de que más allá del jardín de casa de su abuelo habita el diablo. Cuando heredan su vasta biblioteca en forma de laberinto, descubren, en aquel aparente caos de libros, que su antepasado les ha dejado indicadas algunas lecturas que, en cierto orden, arrojarán luz sobre los secretos de la familia: quién fue realmente su abuelo y el motivo del suicidio del hermano de este, que se ahorcó en el treinta y ocho con los nacionales a las puertas de la ciudad.
Durante el transcurso del último año escolar, antes de ingresar en el instituto, Tito crea un club clandestino de lectura en torno a los libros señalados. Es ahí donde se enamora de Inma, por la que realizará toda clase de disparates con tal de acercarse a ella, mientras Ximo, tres años mayor que él, comienza su primera relación sentimental que, poco a poco, irá minando la complicidad existente entre ambos hermanos.
Sólo cuando el mundo perfecto en el que le han hecho creer sus mayores que vive se desmorona a su alrededor, Tito reúne el valor necesario para enfrentarse a la última puerta que le revelará la oscura historia familiar. Visión de una época en clave de comedia agridulce en la que Ginés S. Cutillas homenajea el barrio que le vio crecer y realiza un viaje sentimental a una generación criada en sus calles y a las primeras referencias culturales que la marcaron. Un magnífico retrato del fin de la infancia a través del despertar de las primeras pasiones y secretos de la edad adulta enmarcado en un tributo a la literatura universal de todos los tiempos.
Eley Williams, El diccionario del mentiroso, Traductor: Mariano Peyrou, Sexto piso, (22 marzo) 21,90€
Londres, 1899. Peter Winceworth, lexicógrafo de profesión, anda enfrascado en pulir la definición de las palabras que comienzan por la letra S para el Diccionario Enciclopédico Swansby. Tarea peliaguda donde las haya teniendo en cuenta que desde niño, quién sabe por qué, tal vez por tedio o por llevar la contraria, Winceworth finge que cecea, y últimamente no puede reprimir el impulso, de cuando en cuando, de colar en el diccionario la definición más precisa posible de una palabra que acaba de inventarse. Aunque ahora que ha conocido a la bella e inaprensible Sophia, no parece que vaya a volver a aburrirse por un tiempo.
Londres, en la actualidad. Mallory es la apocada becaria de Swansby, editorial a la que adjetivar de «venida a menos» es quedarse francamente corto. Las dos tareas que David Swansby le ha endilgado a Mallory en el desierto edificio en el que trabajan son: desenmascarar las «entradas ficticias» desperdigadas en el diccionario (pero ¿quién, cuándo, por qué están ahí esas palabras de mentira?) y contestar las llamadas telefónicas de un sujeto anónimo (pero ¿quién, cómo, por qué ese tipo desea que ardan todos en el infierno?). Por suerte para Mallory, tiene en su vida a Pip, que no piensa permitir que nada malo le ocurra.
A medida que sus historias avanzan, entretejiéndose a más de un siglo de distancia, Winceworth y Mallory vivirán sendas historias de amor, se verán obligados a convivir consigo mismos y, en definitiva, habrán de negociar las curvas de ese camino casi siempre sin sentido, poco fiable, repleto de engaños y tan difícil de definir al que llamamos «vida». Divertidísima primera novela de una autora deslumbrante, El diccionario del mentiroso es una celebración del rigor, la fragilidad y el absurdo del lenguaje y, ante todo, del goce que nos proporcionan las palabras.
Sara Gutiérrez, El último verano de la URSS, Reino de Cordelia, (22 marzo) 26,50€
Se cumplen en 2021 treinta años del fin de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. En el verano 1991, Sara Gutiérrez inició en Ucrania un viaje para cruzar el país del mar Báltico al mar Negro. Al no disponer de permiso oficial, lo hizo en trenes nocturnos, apenas controlados por las autoridades soviéticas. Desde Leningrado, que quince días antes había sido renombrada San Petersburgo por sus habitantes, se desplazó a Tallin, Riga, Vilna, Lvov, Kiev y Odesa. Siete ciudades de cinco repúblicas donde las estrellas rojas y los emblemas de la hoz y el martillo comenzaban a convivir con las hamburguesas de McDonalds. Acompañaba a la autora una nativa de Uzbekistán que nunca había viajado sola ni visto el mar. Junto a estampas de la vida cotidiana de los dos últimos años de la urss, flota en el recorrido la tensión de un verano que sería el último de un sueño ilusionante para millones de personas y una pesadilla insoportable para otros tantos. Y para todos, incluidas la autora y su amiga uzbeca, el principio de casi todo.
Laura Mancinelli, La casa del tiempo, Traductora: Natalia Zarco, Periférica, (22 marzo) 16,75€
Hace años que Orlando se marchó de su aldea natal y ahora su carrera de pintor, como el resto de su vida, está sumida en una especie de letargo que pretende atajar volviendo a los paisajes de su niñez: allí descubrirá que la vieja casa de su maestra está en venta y la compra sin saber por qué. Pero la casa no será un elemento pasivo en esta historia: comienzan a suceder algunos fenómenos insólitos que le desvelan rastros ocultos y le harán creer que tal vez haya sido la casa quien en realidad lo ha elegido a él.
¿Por qué hacemos lo que hacemos? ¿Cuál es el sentido de ciertas decisiones? La autora nos enseña a ver los lazos secretos que nos unen a los lugares y las cosas y teje una trama de misterio en un texto que rezuma calma, pero atravesado por un impulso decididamente vitalista.
Kyoka Izumi, El santo del monte Koya, Traductora: Susana Hayashi, Satori, (22 marzo) 19€
Kyoka encarna mejor que ningún otro autor el romanticismo japonés por la ambientación sobrenatural y sutilmente terrorífica de sus obras, por el idealismo y la exaltación de la belleza femenina que impregnan sus páginas y por la musicalidad de su estilo literario.
Por primera vez lengua española presentamos cuatro de sus relatos más representativos: «El quirófano» es la historia de un amor irrealizable en vida; en «El santo del monte Koya» un monje peregrino se enfrenta a sus lúbricos deseos y a una mujer misteriosa; «Un día de primavera» narra el viaje de dos hombres separados por el tiempo pero unidos por una seductora dama que se entrega a su destino, y «La mujer carmesí» cierra el ciclo de reencuentros con un final inesperado.
Toledo, año 1096. Cuatro hombres y una mujer emprenden viaje con destino a la Primera Cruzada. Cada cual carga con sus propias circunstancias. A fray Genaro, líder de la expedición, el obispo le ha encomendado traer reliquias de Tierra Santa. Lo que Su Ilustrísima no sospecha es que al maestro de novicios de San Servando piensa acompañarle Moraima, su amante, una muchacha mudéjar cuyo único objetivo es escapar de la miseria. Sobre Hervé, caballero misterioso y solitario, recae la tarea de proteger al grupo. Su habilidad con la espada resulta portentosa; sus pecados, sencillamente inconfesables. Hameth es el esclavo destinado a servirlos a todos ellos. Su suerte no importa a nadie, aunque su pasado sarraceno despierta cierta desconfianza.
Para Alonso de Liébana la participación en la cruzada del papa es un asunto de vida o muerte. Su padre y hermanos acaban de ser acusados del peor de los crímenes: vender caballos de guerra al enemigo infiel. Con toda seguridad serán ejecutados, a no ser que el joven Alonso retorne de Tierra Santa convertido en un héroe.
Desgraciadamente los planes se tuercen al cruzar Francia. Fray Genaro pierde a los dados la fortuna que el obispo le ha confiado para el sustento del grupo. Antes que volver a casa con las manos vacías, al monje benedictino se le ocurre una solución rápida: enrolarse en las huestes de Pedro el Ermitaño. El predicador y visionario de Amiens ha reunido ya cincuenta mil almas dispuestas a recuperar Jerusalén antes que los príncipes de Europa. Es la Cruzada de los Pobres. Un ejército desesperado y raído compuesto por miles de familias sin tierra, sin dinero ni armas. Y, aun así, para Alonso de Liébana cruzar Europa entera y luchar contra el enemigo turco al lado de aquellas gentes es la única manera de regresar a Hispania con la cabeza alta y librar a los suyos de la horca.
Carlos Salem, Los que merecen morir, Alrevés, (22 marzo) 20€
«Me llamo Nadie» será lo último que escuchen las víctimas de este asesino sin rostro antes de su último suspiro. Su misión, ejecutar a aquellos que han salido indemnes de sus culpas gracias a las grietas del sistema; pero quizás hay algo más.
La ola de crímenes tiene en jaque a la policía, y para detener a Nadie recurren a Severo Justo, el policía más condecorado y apegado al reglamento, con un pasado singular como sacerdote y que decide que este será el último caso que resuelva antes de suicidarse.
Para atrapar al asesino, Severo reúne un equipo heterogéneo que incluye a Dalia Fierro, una psiquiatra con cuatro doctorados y docenas de voces que discuten en su cabeza, una hacker octogenaria y un forense que habla con los muertos.
Pero el asesino se obsesiona con el pasado de Severo Justo y decide incluirlo en sus planes. Nadie está a salvo de Nadie.
Elegancia no es una nueva biografía sobre Cristóbal Balenciaga, aunque bien podría parecerlo; o por lo menos no lo es a la manera en la que suelen aparecer publicadas las vidas de los grandes personajes. El autor escoge muy bien el material con el que cuenta esta historia. Palabras precisas, musicales, el paisaje de las costas vascas y sobrias descripciones de las ciudades en las que fundó sus talleres son los elementos que mejor definen la personalidad y el talento del creador de moda más importante que ha dado nuestro país.
Luis Mario, Cadencia de estornino, Salto de página, (22 marzo) 17,90€
La jornada previa a su muerte no pasó absolutamente nada. Sin embargo, paradójicamente, en la isla Taun la nada tiene infinidad de particulares maneras de sucederse.
Los hechos aquí narrados, que acontecen a lo largo de un solo día, desembocarán en el encuentro entre el fugitivo Julio Denis —y su sanguinaria lucha contra la falta de individualidad social— y las idénticas gemelas Grothendieck. Mientras Julio Denis intentará escapar de la remota y utópica isla Taun superando todo tipo de obstáculos inesperados que pondrán a prueba su baja tolerancia a la estupidez de las masas, las gemelas Grothendieck seguirán esquivando la evidencia de su rutina y las señales que vaticinan un inminente desastre entre lecturas de Shakespeare y posos de café.
Felipe Cambón, Dos mares, Traspiés, (22 marzo) 19,50€
Hasier acaba de romper con su novia y se trata de un desenlace que no había imaginado. En esas jornadas de desconcierto su mejor amigo Xanti sufre un accidente de moto y comienza a tener hacia Hasier una actitud completamente distinta. La vida de Hasier son sus amigos, dos perros que comparte con Xanti, el pequeño huerto que cuidan ambos, su ama, y el trabajo, los pequeños secretos de la vida diaria, las habituales incertidumbres, que no obstante se nos muestran con una grandeza trágica. Hasier trabaja en un taller de metalistería, un centro de trabajo cualquiera, del cual escapa cada tarde para sumergirse a bucear en las aguas frías del Cantábrico. Bajo el mar todo es diferente, allí encuentra la libertad, el riesgo que pone a prueba sus límites, su verdadera forma de ser. Los consejos de una amiga para que cambie su forma de inmersión provocarán la aparición de las dudas. Sutiles cambios, señales de alerta, harán que Hasier se replanteé todo lo que ha sido su vida hasta ese instante.
Jorge Bustos, Asombro y desencanto, Libros del asteroide, (22 marzo) 18,95€
No viajamos para evadirnos de la realidad sino para recobrarla. Vivimos en un mundo crecientemente virtual que falsifica las sensaciones y vacía el sentido de las palabras. Si como cree Bustos la verdad del oficio periodístico nace siempre de un viaje –andar, ver y contar–, entonces nada habrá más urgente y verdadero que desoír el antojo frenético de la actualidad y abrazar la quietud de los pasos perdidos y los sentidos despiertos.
Con humor, lirismo y un dominio abrumador del lenguaje, Bustos narra dos viajes enfrentados entre sí por el espacio, el tiempo y una mirada que oscila siempre entre el desencanto y el asombro, entre lo francés y lo castellano, entre el casticismo y la ilustración. Del ardor mesetario a la templanza bretona, del corral de comedias a la ópera versallesca, del loco que se creyó Amadís al loco que se creyó Napoleón, del museo de quijotes de El Toboso a la feria de selfis del Louvre y del honrado valdepeñas al majestuoso burdeos, la escritura depurada de este libro sacia esa sed de cosas concretas que Josep Pla reclamaba a la mejor literatura de observación, reflexión y confidencia.
Mary Shelley, Diario de duelo, Traductor: Gonzalo Torné, Hermida editores, (22 marzo) 19€
Mary Shelley es una de las escritoras más importantes del siglo XIX. Gracias a Frankenstein, su fama ha trascendido el ámbito de los lectores y se ha convertido en un hito de la cultura popular. Con el paso de los años, cada vez son más conocidos sus relatos, sus fascinantes poemas, sus cartas… Pero hay un libro escrito de su puño y letra que sigue llevando una existencia confidencial, casi secreta, como si se tratase de un tabú: sus diarios personales. Más de un siglo después de su muerte, todavía no disponemos de una edición fiable en inglés (los escasos ejemplares circulan por librerías de segunda mano y pueden alcanzar precios desorbitados) y no se han traducido a ninguna otra lengua. ¿Qué ocurre con los diarios de Mary Shelley?
Para que el lector pueda extraer sus propias conclusiones, presentamos por primera vez en castellano una amplia selección de sus diarios, que cubre desde la huida con el que se convertiría en su marido, Percy Shelley, hasta los meses posteriores a la muerte del poeta romántico, convertida ya en su viuda. Diarios muy viajados (Francia, Italia, Suiza…), dedicados a contar los entusiasmos y dificultades que les procura la vida audaz que han elegido, que de repente la inesperada muerte de Percy detiene. Momento en el que el libro se transforma en un estremecedor diario de duelo, en un intento de retener con palabras la vida que se ha desvanecido, de no permitir que avance hacia un tiempo que ya no puede ofrecerle nada. Unas páginas de una fuerza expresiva insólitas que conducen a los lectores a un espacio donde quizás no hayan estado nunca y que confirman que el Diario de Mary Shelly, un libro que apenas ha leído nadie, es una de las grandes obras de la literatura inglesa.
Poesía
Daniel Bellón, La balada de los drones y otros poemas de la Gran Transición, El transbordador, Páginas: 212, 15€
Esta obra se trata de un trabajo en marcha que crece a los empujones que nos pega la realidad acelerada que vivimos, esta especie de futuro continuo. Responde a los estímulos que las noticias nos lanzan yendo un poco más allá en el tiempo, así que, si bien la orientación está clara (vamos hacia territorios desconocidos como especie —lo que, por otra parte, el ser humano lleva haciendo desde que empezó a ser eso, humano—), la ruta está aún haciéndose, y con ella estos poemas que cantan/cuentan uno de los futuros posibles.
Poesía, una forma de creatividad tan vieja como vigente que va ajustándose a todo cambio en la vida humana, y hasta a la propia deshumanización, porque forma parte del corazón del lenguaje. Y tal vez por eso mismo sobreviva a la humanidad, porque no de otra cosa estamos construyendo la Inteligencia Artificial: de lenguaje; por tanto, de alguna manera, de poesía, escondida tal vez, dispuesta a aflorar como la yerba en las grietas del asfalto.
«Autobiografía intelectual y, al mismo tiempo, un manifiesto, este libro trata un solo tema: el largo tiempo de vida. Considera esta etapa intermedia, una vez rebasados los cincuenta años de edad, en la que no se es ni joven ni viejo, sino que siempre se está habitado por apetitos abundantes». Pascal Bruckner, de la introducción.
El reconocido filósofo Pascal Bruckner plantea en este lúcido ensayo cómo los avances de la ciencia han hecho del tiempo un aliado paradójico para el ser humano; desde mediados del siglo XX, la esperanza de vida ha aumentado de veinte a treinta años, equivalente a toda una existencia en el siglo XVII.
Es al llegar a los cincuenta años cuando experimentamos una suerte de suspensión entre la madurez y la vejez, un intervalo en el que la brevedad de la vida realmente comienza ya que nos planteamos las grandes cuestiones de nuestra condición humana: ¿queremos vivir mucho tiempo o intensamente, empezar de nuevo o reinventarnos? ¿Cómo evitar la fatiga del ser, la melancolía del crepúsculo, cómo superar las grandes alegrías y los grandes dolores? ¿Cuál es la fuerza que nos mantiene a flote contra la amargura o el hartazgo?
En esta obra, ambiciosa e imprescindible, Bruckner fundamenta sus reflexiones en estadísticas y en diversas fuentes de la literatura, las artes y la historia; así, nos propone una filosofía de la longevidad fundada en la resolución, y nunca en la resignación, para vivir esta vida extra de la mejor manera posible.
Josep Maria Esquirol, Humano, más humano, Acantilado, Páginas: 176 (eBook disponible) 14€
Preguntas aparentemente sencillas, como ¿qué te pasa?, ¿cómo te llamas? o ¿de dónde vienes?, nos van acercando poco a poco al centro más profundo de nuestra alma, allí donde se descubre la herida originada por las cuatro infinitudes esenciales: vida, muerte, tú y mundo. Jamás seremos demasiado humanos: si algún horizonte tiene sentido es el de llegar a ser más humanos. No se trata, pues, de ir más allá de lo humano, como quiso Nietzsche, sino de intensificar y de profundizar en lo más humano. Josep Maria Esquirol nos muestra cómo de este surco en el ser humano emerge la acción más beneficiosa, que nos orienta y nos fortalece porque sabe juntar sin confundir la gravedad y la ligereza, el día y la noche, el cielo y la tierra, el presente y la esperanza… Humano, más humano es un ensayo auténticamente filosófico, escrito con un lenguaje tan comprensible y preciso como evocador.
Francisco Uzcanga Meinecke, ¿Qué se debe a España?, Libros del KO, (22 marzo) 18,90€
En 1782 se publicó el tomo sobre Géographie Moderne de la Encyclopédie Méthodique, la continuadora de la Encyclopédie de Diderot y D’Alambert. El artículo correspondiente a España lo escribió Nicolas Masson de Morvilliers, un hasta entonces desconocido geógrafo francés. Masson ofrecía a los lectores un repaso —plagado de tópicos— a la situación del país y, casi al final, planteaba la pregunta: «¿Qué se debe a España? Desde hace dos siglos, desde hace cuatro, desde hace seis, ¿qué ha hecho por Europa?». La respuesta venía a decir que «muy poco».
El artículo, que incidía en la imagen negativa de España —país atrasado, oscurantista y frailuno—, provocó un revuelo diplomático entre España y Francia, naciones aliadas y unidas por la dinastía borbónica. La polémica obtuvo también eco en otros países de Europa, y en la propia España acabó por dividir a la opinión pública.
Este libro narra este episodio histórico centrándose en dos de sus protagonistas: Luis Cañuelo, abogado granadino y editor del semanario El Censor —portavoz de los ilustrados—, y el escritor extremeño Juan Pablo Forner, que se erigió en abanderado de los apologistas y defensores del honor patrio. Ambos se combatieron al principio con argumentos políticos, pero acabaron enfangados en una sucia y triste guerra personal que terminó además por minarles la salud (Cañuelo con la mente desquiciada y Forner víctima de un ataque nervioso que casi lo lleva a la tumba).
La pregunta de Masson está hoy prácticamente olvidada, pero fue la precursora de la posterior polémica de la ciencia española en 1876 (el infausto «que inventen ellos») e incluso, al surgir a partir de ella los dos bandos conocidos como «castizos tradicionalistas» y «afrancesados reformistas», se la puede considerar también como el germen de las «dos Españas».
¿Qué es el deseo? ¿Cuál es la diferencia entre desear, querer o necesitar? Jean-Luc Nancy, una de las mayores figuras de la filosofía contemporánea, reflexiona en este libro sobre los elementos que distinguen y comparten estas concepciones y desarrollar en profundidad el significado de deseo, cómo éste nos impulsa, nos empuja a la vida. Un deseo que califica como loco -como el deseo de amar y ser amado- porque es infinito, nunca es algo frente a lo cual uno pueda decir: ya está, se terminó, lo conseguí. Un deseo en constante movimiento, un impulso, una tensión, no para tener algo sino simplemente para ser alguien. Un deseo que nos define, nos moviliza, nos empuja, nos da vida ya que no vivimos sino del deseo de vivir.
Isidre Ambrós, La cara oculta de China, Diéresis, (22 marzo) 19€
Descubrir China, más allá de las luces de neón, y a los chinos, con sus contratiempos y alegrías, con sus apuros para llegar a final de mes y sus humildes aspiraciones… Conocerla más allá de la propaganda. Esa es la propuesta que nos hace el periodista Isidre Ambrós en este libro, que recoge la evolución del gigante asiático y de sus habitantes desde que el antaño “imperio del centro” se asomó a la escena internacional, con los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 y la Exposición Universal de Shanghai 2010, hasta su consolidación como potencia mundial y el impacto de las epidemias del SARS y la Covid-19. El autor nos hace cómplices de sus experiencias de una década en ese país milenario, tan atrayente como desconocido, unos años en los que se vuelca en recorrer el país y plasmarlo a través de sus crónicas como corresponsal para La Vanguardia. Nos invita a conocer la vida diaria de unos hombres y mujeres que, con su callado sacrificio, han sido decisivos para que China aspire a desbancar a Estados Unidos del liderazgo planetario. Ambrós ha conseguido penetrar en una sociedad muy reservada ante los extranjeros para narrar las vivencias de personajes reales y el funcionamiento de una sociedad compleja controlada férreamente por el Partido Comunista.
David Casacuberta, La era de Casandra, UAB, (22 marzo) 16€
La era de Casandra cuestiona la actual moda ensayística de intentar reducir la complejidad de nuestra sociedad a algún principio abstracto y mal definido con el que se pretende explicar todas las facetas de nuestra vida, ya sea ofreciendo escenarios apocalípticos u optimismos ingenuos. Como alternativa, el texto propone una epistemología del no saber, de aceptar que no existen modelos que lo puedan explicar todo y resolver cada problema desde su contexto concreto y la incertidumbre inevitable. En un tono ameno y a veces irónico, se analizan así tendencias actuales como el neurocientismo y creer que puede entenderse toda actividad humana con solo examinar detalladamente nuestras neuronas, la cultura de la cancelación, pasando por las teorías que presentan el mundo digital como un entorno manipulador del que no podemos escapar.
Otras lecturas
José Luis Larrea, La (nueva) era de la anomalía, Pirámide, Páginas: 392, 35€
En una época de constante transformación y de transición entre paradigmas, la incertidumbre y la complejidad anuncian una nueva Era de la Anomalía, en la que lo singular y lo anormal será la norma dominante, de manera que la anomalía se convertirá en a(n)omalía. No es el fin del mundo, sino el comienzo de un nuevo mundo.
Esta nueva era exige revisitar conceptos como innovación y competitividad. Necesitamos revisitar la innovación, que es en sí misma transformación, desde la perspectiva de un mundo protagonizado por personas.
Así, llegamos al propósito de las fuerzas a poner en marcha para progresar, que no es otro que el bienestar de las personas y, por añadidura, de las sociedades. El gran debate pendiente del bienestar se relaciona con el concepto de bienestar que consensuemos y plantea la cuestión de medir el progreso. Y necesitamos ir más allá del PIB, lo que supone un desafío a la competitividad.
De todo esto trata el libro. De transformación del mundo, de las personas y de las comunidades. De una transformación que debemos aspirar a protagonizar, para lo cual es fundamental que cada uno de nosotros, como personas y como organizaciones, tomemos conciencia de nuestra posición. Una posición que sea fruto de un proceso de discernimiento, en este caso estratégico, para fijar un propósito, una misión y una visión de lo que queremos para construir una posición estratégica como algo vivo y real, que nos sirva para caminar en el nuevo mundo en transformación.
Marco van Basten, Basta, Univers, (edición en catalán) Traductora: María Rossich Páginas: 400, 18,90€
L’autobiografia crua, honesta, però, sobretot, colpidorament fascinant, del dipositari, per antonomàsia, de la màgia futbolística holandesa.
«Sento que ha arribat l’hora d’explicar la meva història. La meva veritat. Una història que mai he compartit amb ningú. No tindré pietat de ningú, i encara menys de mi mateix.»
«Mirant enrere, sentia que era una llàstima no haver pogut acabar la meva carrera després de guanyar tants títols de la Champions. Volia donar més de mi mateix. Alguns jugadors porten 18 anys en el futbol. Però alguns jugadors es lesionen abans de començar. Quan vaig adonar-me d’això em vaig dir: ‘Si em comparo amb les víctimes d’aquests casos, haig d’admetre que he tingut molta sort. Vaig gaudir d’allò més durant 10 anys d’una experiència preciosa que em va canviar la meva vida per sempre.»
Cristian Crusat, La huida biográfica, Pre-Textos, Páginas: 200, 18€
La huida biográfica configura una exhaustiva panoplia de las más interesantes líneas de fuga del género biográfico entre los siglos xx y xxi. Mediante el análisis interrelacionado de obras concretas de W. G. Sebald y Pascal Quignard, Antonio Tabucchi y Pierre Michon, Max Aub y Ricardo Menéndez Sal-món, Stefan Hertmans y J. G. Ballard –todas las cuales se centran en la figura de algún artista–, Cristian Crusat dibuja un mapa transnacional de reconocimientos, tensiones y poéticas narrativas. Así, además de constituir líneas de fuga y contribuciones decisivas en relación con las posibilidades de la escritura biográfica contemporánea, estos libros se sumergen en aquello que E. Kris y O. Kurz denominaron «la leyenda del artista», problematizándola. Es decir, revisan las actitudes de la sociedad para con el artista y la manera en que este es percibido, reelaborando a un tiempo los asuntos típicos y los temas habitualmente relacionados con su trayectoria vital: la juventud, el descubrimiento del talento, el auto-didactismo y la fuerza del destino, el fracaso y la impostura, la melancolía, la pulsión negativa y la tendencia al ocultamiento… Al profundizar en la «historia no académica de la biografía», que ya articuló en Vidas de vidas, Crusat examina un corpus de líneas de fuga de la literatura biográfica que, en realidad, lo son también del más relevante arte narrativo, entendido este como un espacio de exploración de la escritura y de los problemas de articulación de un ser en el mundo.
Matilde Rosa Arias Estévez y Pilar Cabañas Moreno, Zen, Tao y Ukiyo-E, Satori, (22 marzo) 30€
El tao, los jardines zen, la pintura a la tinta, la caligrafía, los haikus o La gran ola de Hokusai se encuentran en el origen de los movimientos vanguardistas del siglo xx, de la arquitectura moderna, de las performance de artistas tan icónicas como Marina Abramovic o Yoko Ono o del arte urbano de Banksy. Encorsetados por academicismo decimonónico, los artistas occidentales necesitaban un nuevo lenguaje para expresar el imaginario contemporáneo y lo encontraron en la fusión de las vanguardias artísticas con la filosofía, la estética y las tradiciones centenarias de Asia Oriental, que insuflaron una nueva vida a la creatividad artística de Occidente. Pilar Cabañas y Matilde Arias rastrean estas interacciones creativas y nos ofrecen una investigación multidisciplinar y detallada sobre la decisiva influencia que el taoísmo, el budismo zen y el ukiyo-e han ejercido en las representaciones artísticas de Occidente.
Aquí tienen las novedades de la semana que editan las grandes editoriales de nuestro país. Como siempre, la selección de los libros corresponde a lo que nos parece más significativo personalmente. O aquello en que nos dan mejores medios para hacer corta y pega, que es lo que se hace y lo reconocemos. Cuando se lea un libro que merezca crítica se publicará, el resto lo que dicen en notas de prensa. Otros igual se sienten cómodos con otras formas de hacer. La fecha entre paréntesis indica día de publicación. Faltan algunas editoriales pero sus sistemas informáticos están así, así.
Novela
Benito Olmo, El gran rojo, AdN, Páginas: 344 (eBook disponible) (18 marzo) 18€
Un Fargo a la española ambientado en Frankfurt
Mascarell es el tipo al que recurres cuando no te queda otra salida. Acostumbrado a moverse por el barrio rojo, las narcosalas y algunos de los tugurios más apestosos de Frankfurt, su fama de resolutivo le ha proporcionado una sólida reputación como detective de casos perdidos. Sin embargo, un mal día se verá obligado a hacer frente a un encargo más extraño de lo habitual y demasiado bien remunerado para ser legal.
Su camino se cruzará con el de Ayla, una adolescente empeñada en averiguar la verdad tras la muerte de su hermano y en esclarecer los turbios asuntos en los que se vio envuelto antes de morir.
La investigación los llevará a rondar algunos de los lugares menos recomendables de la ciudad y los colocará en el punto de mira del Gran Rojo, la organización que habita a la sombra de los rascacielos y que no tiene piedad con quien se inmiscuye en sus negocios.
Irene Solà, Los diques, Anagrama, Páginas: 232 (eBook disponible) 19,90€
Una novela sobre la importancia de las narraciones para explicarnos el mundo. Una celebración del arte de contar historias.
Ada regresa a su pueblo después de una estancia de tres años en Londres. Durante los largos meses de verano que siguen a ese retorno, se van produciendo los reencuentros con familia, amigos y un antiguo amor.
Y también con el propio pueblo, ese lugar que la vio crecer. Con la intención de recuperar ese pequeño universo del que se había alejado, Ada empieza a inventar relatos en torno a todos ellos.
Esta es por tanto la historia de Ada y la historia de las historias de Ada. Esta es una novela hecha de una sucesión de relatos. Este es un libro hecho de la suma de pequeñas narraciones que componen el mosaico de un universo íntimo y compartido.
Irene Solà, aclamada autora de Canto yoy la montaña baila, debutó con esta novela –ganadora del Premio Documenta 2017– en la que juega con las palabras, los personajes y las ficciones, e indaga, explora, experimenta y por encima de todo se deja arrastrar por el placer y la necesidad de narrar, de contar historias.
Avni Doshi, Azúcar quemado, Temas de hoy, Traductor: Raquel Vicedo, Páginas: 320 (eBook disponible) (17 marzo) 18,90€
«Catártica, cáustica y memorable.» Jurado del Booker Prize 2020. Una historia punzante sobre madres e hijas, amor y traición.
«Mentiría si dijera que nunca he sentido placer cuando a mi madre le ocurre una desgracia.»
La madre de Antara siempre fue una mujer indomable, que despreció las convenciones de su familia, su marido y su época. Pero ahora está perdiendo la memoria y Antara quiere que recuerde. Que recuerde las veces que le hizo daño, los lugares a los que la arrastró de niña por huir de un matrimonio aburrido, el culto religioso en el que vivieron, los meses en la calle después de que le rompieran el corazón. Antara piensa en todo eso mientras acompaña a su madre y se pregunta cómo cuidar de alguien que no la cuidó jamás.
Azúcar quemado habla de hijas que no quieren a sus madres y madres que no quisieron a sus hijas y explora el doble filo del lazo que une a ambas. Traducida a 22 idiomas, esta es la afilada historia de dos mujeres que han pasado una vida embistiéndose desde la incomprensión.
Una historia de amor tan íntima como violenta, capaz de arrasarlo todo a su paso. Una voz poderosa de la literatura británica actual.
Eily tiene dieciocho años y acaba de llegar a Londres para estudiar arte dramático. Desde una fría habitación alquilada, emplea su tiempo en clases por el día y fiestas por la noche, entre pintas de cervezas, cigarrillos, montañas de libros y algunas relaciones esporádicas con sus compañeros. Hasta que conoce a Stephen, un actor que la dobla en edad, atractivo y controlador, que carga con sus propios demonios internos. Ambos pasarán de la amistad al sexo casual y de ahí a una relación cuya intensidad amenaza con arrasarlo todo a su paso.
Xavier Bosch, La mujer de su vida, Destino, Páginas: 520 (eBook disponible) (17 marzo) 21,90€
Un thriller periodístico vertiginoso sobre el robo de unos recién nacidos en los años setenta.
Joel, Raimon y Victòria, los hermanos Estrada, están muy unidos a pesar de que viven en distintas partes del planeta. Pero una investigación periodística pone a esta sólida familia en peligro. Joel, director de documentales, pronto se dará cuenta de que hay revelaciones que provocan que los sentimientos se tambaleen, que sacuden la vida y obligan a reescribir el pasado.
Xavier Bosch, un escritor en plena madurez creativa, combina en esta novela lo mejor de sus dos mundos, el del constructor de intimidades y el del periodista, que se mezclan en una trama vertiginosa en la que nos adentraremos en el vínculo amoroso y descubriremos el precio que una familia puede pagar si osa traspasar las líneas rojas de la verdad.
Cada familia soporta sus silencios. Cada país, también.
Novela gráfica
Manuel Gasco Matito, El cuarto de los milagros, Oberón, Páginas: 320, 29,95€
En muchos lugares sagrados existe el llamado cuarto de los milagros. Un espacio en el que los fieles dejan testimonio de curaciones y hechos portentosos ocurridos gracias a la intervención de seres celestiales: dioses, diosas, ángeles, etc. Manifestación popular de la relación ancestral entre creadores y creados. Pero es la mente humana el verdadero cuarto de los milagros. Esa infinita y sagrada habitación electroquímica donde puede suceder todo lo que queramos. Forjar, adorar y destruir mundos, dioses, civilizaciones y culturas. Crear todo lo que vemos, olemos o sentimos. Modelar nuestro entorno a su antojo. Crear lo que no vemos ni olemos ni sentimos, ni jamás existirá físicamente.
El espacio de las manifestaciones totales. Cuadradas, redondas, divinas, paganas, secas, mojadas, rojas y blancas. Un único medio de existir. Todos poseemos un cuarto milagroso, extraordinario y particular. En ese espacio nacen mis criaturas, creando mi propia mitología y sus singulares normas y relaciones. Un nuevo cuarto de los milagros material y gráfico que da otro testimonio de esa relación primigenia, en un bucle sin fin entre la habitación interior y la exterior. Un día desaparecerá esa relación. Nos daremos cuenta de que la habitación es solo una, en la que está contenido absolutamente todo: desde la primera hasta la última partícula infinitesimal. Lo sucedido sigue aquí y lo que viene ya llegó.
Ensayo
Diego Fusaro, Historia y conciencia del precariado, Alianza editorial, Traductor: Alejandro Pradera Sánchez, Páginas: 600 (25 marzo) 28€
En 1989 comenzó el declive del viejo capitalismo disciplinado de los estados nacionales y del sistema de bienestar conquistado con las luchas de clase. En su lugar se afirma el capitalismo líquido y financiero de la ‘new economy’. La clase burguesa y la proletaria constituyen la estructura fundamental de la nueva clase dominada: el precariado, compuesto por una multitud de átomos desarraigados y sin identidad, migrantes, sin conciencia de clase en el ‘open space’ del mercado mundial desregulado. Un precariado laboral y existencial: el nuevo paradigma no tolera forma alguna de estabilidad ni de ética comunitaria. La nueva clase dominante, una aristocracia financiera, está destruyendo los antiguos fundamentos del mundo proletario y burgués: de la familia al trabajo asegurado, de los derechos sociales a la ciudadanía.
Jordi Gracia (ed.), Los papeles de Herralde. Una historia de Anagrama 1968-2000, Anagrama, Páginas: 424, (eBook disponible) (17 marzo) 19,90€
Una trepidante y a ratos explosiva colección de pistas que nos dejan entrever a un tótem de la edición literaria internacional en la intimidad de su oficio.
Aunque el oficio de editor es enigmático, estos papeles ofrecen una trepidante y a ratos explosiva colección de pistas para saber cómo lo ejerció Jorge Herralde. Desde la compra de una máquina de escribir, una mesa y una silla en 1968 hasta la decisión de contratar a Patricia Highsmith, a Tom Wolfe, a Carmen Martín Gaite, a Martin Amis o a Ryszard Kapuściński, el libro sumerge al lector en la agitación diaria de Anagrama a través de las cartas de Herralde a autores, agentes, críticos, periodistas y colegas desde la fundación de la editorial y hasta el año 2000.
Ahí es donde Herralde toma sus decisiones, casi siempre a toda velocidad y casi siempre con buenas razones lacónicas: descarta manuscritos, negocia derechos, revisa pruebas, sugiere portadas, propone opciones y manda cartas a veces incendiarias o interviene en la discusión pública sin neutralidad política alguna. El suyo es un oficio sin leyes, sin normas, sin pautas, y por eso solo la personalidad del editor decide las rutas imprevisibles de la aventura: el gusto, la intuición, la temeridad y la imaginación determinan los autores, las diatribas, los debates, las colecciones, las portadas…
Ya en la primera Anagrama, guerrillera, subversiva y revolucionaria, Herralde supo detectar el cambio de los tiempos para impulsar otra revolución más profunda, más pertinente, y a partir de 1977 ofreció a los ciudadanos de una democracia titubeante los libros que no sabían que querían leer, gracias a colecciones tan potentes como la heterodoxa y corsaria Contraseñas, la ambiciosa y global Panorama de narrativas o una pionera colección de buen periodismo tan viva como Crónicas. Pero no solo inventó a los nuevos lectores: inventó también a buena parte de los nuevos novelistas y ensayistas de la democracia cuando creó el Premio Anagrama de Ensayo en 1972, así como el Premio Herralde de Novela y la colección Narrativas hispánicas en 1983. Todo el mundo sabe que Herralde es un tótem de la edición literaria internacional, pero aquí es además un tótem visto en la intimidad de su oficio.
Paz Velasco de la Fuente, Homo criminalis, Ariel, Páginas: 496 (eBook disponible) (17 marzo) 18,90€
La sociedad actual, reflejo de la criminología del siglo XXI.
La delincuencia y sobre todo los crímenes violentos tienen una presencia diaria en nuestras vidas porque revelan la sociedad en la que vivimos. A través de los medios de comunicación, el ciberespacio y las redes sociales vemos las imágenes de las víctimas, la escena del crimen, el desarrollo de la investigación policial, las declaraciones de los investigados, las sentencias…, y así se nos ofrece el crimen desde múltiples perspectivas.
Si bien muchos delitos siguen siendo los mismos que antaño, otros son absolutamente nuevos. Lacassagne sentenció que «cada sociedad tiene la delincuencia que se merece», y quizá estuviera en lo cierto, pues el avance como especie y colectividad ha creado nuevas formas de criminalidad y delincuencia tan diversas como: los copycat killers, la agresión sexual grupal, el sicariato femenino, la misoginia online de los incels, la cibercriminalidad social…, temas inquietantes de los que se ocupa este sorprendente libro, un análisis actual de la agresión humana y la violencia.
Roberto Villa García, 1917. El Estado catalán y el soviet español, Espasa, Páginas: 784 (eBook disponible) (17 marzo) 24,90€
La revolución que condujo a España hacia la dictadura.
La revolución española de 1917 fue una de las rupturas políticas más impactantes del Occidente europeo. Inspirada en la revolución rusa de febrero/marzo de ese año y en medio de la Primera Guerra Mundial, la revuelta conjunta de republicanos, sindicalistas, nacionalistas catalanes y militares junteros se convirtió en el suceso más trascendental de la historia de España del siglo xx, porque destruyó el funcionamiento normalizado de la Monarquía constitucional, cortó en seco el nacimiento de la democracia española y abrió las compuertas al largo ciclo autoritario que conoció el país durante el siguiente medio siglo. La revolución española desató las fuerzas que estuvieron tras las dictaduras de Primo de Rivera y Franco, una república inestable y una fratricida Guerra Civil.
Cuando Göran Therborn escribió su afamado libro ¿Cómo domina la clase dominante? (editorial Siglo XXI) no tenía los datos suficientes del funcionamiento de la prensa en España. Esencialmente la prensa de derechas es muy dada a la falsificación de la realidad, tanto como para que hoy en día tengan la desfachatez de insinuar que ha sido Pedro Sánchez el que ha convocado las elecciones en la Comunidad de Madrid. Lo dicen así, con toda la cara del mundo y sin ruborizarse. Si se dan una vuelta por los medios de la derecha –lo cual les va a llevar un tiempo pues son el 90%- podrán analizar cómo, de una u otra forma, la culpa de las elecciones es del presidente del Gobierno y no de una desquiciada (RAE: Que está alterado y fuera de sí o ha perdido la tranquilidad o la paciencia).
El ejemplo más patente se encuentra en esta tribuna de Jesús Cacho en Vozpopuli: “No tenemos vacunas, pero sí elecciones”. De repente una moción de censura, a causa de un caso de corrupción y 200 cargos políticos del PP que se han vacunado antes de tiempo –esto no se lo cuentan jamás-, se convierte en convocatoria de elecciones por culpa de Sánchez. Así lo escribe, no se sabe si bajo efectos de algún psicotrópico, Cacho: “El señor presidente del Gobierno no tiene soluciones para estas tragedias, no tiene vacunas para salvar la vida de los españoles, pero sí tiene elecciones con las que seguir hundiéndonos en la miseria”. Porque, Isabel Díaz Ayuso, con muchos ovarios –siempre lo orgánico-sexual como justificación de la acción política, típico del machismo y/o la derecha cavernaria-, tan sólo ha convocado elecciones para evitar que le diesen un “golpe de Estado” mediante una moción de censura como en Murcia. A pesar de que Ignacio Aguado, hasta ayer que fue cesado vicepresidente madrileño, ha negado conversaciones con el PSOE, que la realidad no opaque una buena mentira.
Porque al carecer de ética y moral y principios y sentido de la realidad, el periodismo patrio es capaz de defender una cosa y la contraria según le convenga y le proporcione más réditos. No son sólo las visitas sino los dineros que mediante anuncios y subvenciones proporcionan los distintos gobiernos. Y el PP suele pagar muy bien estas cosas (el PSOE de Andalucía también lo hacía antaño). De repente un mecanismo constitucional como es la moción de censura troca en golpe de Estado en la mente de alguien que se dice constitucionalista. ¿Paradoja? No, caradura. De repente, una crisis dentro de un gobierno de derechas (el trifachito madrileño) que venía cociéndose desde hace tiempo –porque en Ciudadanos aún tienen escrúpulos algunos de sus miembros y no están dispuestos a tragar con lo que ha pasado en las residencias de mayores, a perder dinero de los fondos europeos para los empresarios madrileños y otras disputas internas- y que, aprovechando que el Segura pasa por Murcia, ha acabado en adelanto de elecciones, es culpa de Pedro Sánchez y el camarlengo monclovita Iván Redondo.
Deben pagar una cantidad exagerada de dinero para que las mentes se nublen de esa forma. Quien convoca, en una pandemia, un día laboral –con lo de subversivo que puede ser eso- y haciendo aparecer a la clase política como una pandilla de estólidos es Díaz Ayuso. Sánchez tendrá sus errores a nivel estatal, pero intentar encalomarle esta es de estar enfebrecido de odio contra la izquierda. Contra toda la izquierda. Incluso contra los liberales más centrados. Quienes así escriben en columnas, editoriales y artículos y, además, orientan a sus plumillas no es que sean de derechas, es que odian España, la democracia y el periodismo. La presidenta madrileña está en todo su derecho de adelantar elecciones cuando decidiese, pero intentar camuflar ese derecho personal-político porque no es ni medio normal bajo una pandemia –habiendo ella misma criticado las elecciones catalanas- con fantasmagorías y conspiraciones es de estar postrado ante el poder. Luego se dan golpes de pecho demócratas, pero hacen un flaco favor a la misma, al liberalismo de verdad y a España.
Luego que si Simeone no pone a los jugadores estilosos; que si los árbitros favorecen al Atleti; que si… ¡anda ya! Si les diesen a los jugadores estrella del duopolio lo que dan a João Félix y Yannick Carrasco en los partidos hasta el invento de moinseurJoseph Ignace Guillotine habrían pedido. Pero entre que no tienen casi estrellas ya –Vinicius, balón de oro, parece que se ha quedado en Onésimo-, las que tienen están demodé y las que lleguen ya se verá, nadie vuelve a sacar a colación la protección de los jugadores talentosos. No lo verán en sus programas favoritos de la televisión (en el nocturno seguramente propongan más palos para que se hagan a una liga de “machotes”), ni lo leerán en esa prensa tan imparcial que jamás está a las órdenes del viudo con gafas o el de los pantalones bajados.
No es queja sobre la presión y la entrega de los jugadores del Athletic de Bilbao. Muchos querrían para su equipo ese pelear. Pero cuando llevan años, casi ya una década, diciendo que el Atlético de Madrid, además de ser el antifútbol, es un equipo de guarros, de leñeros, ¡de asesinos!, pues hay que recordarles a esas mismas personas que la ética que antes mostraban deberían aplicarla ahora también, salvo que sean unos fementidos (este palabro seguro le gusta a Miguel Sosa). A João y a Carrasco les están dando este año lo que no está escrito y los árbitros, empero, acribillan a tarjetas a los jugadores rojiblancos. Luego los ilustrados y entrenadores de barra de bar critican que les cambien… y dos semanas de baja.
Cierto que João tampoco es que esté jugando excelsamente. De hecho para una gran mayoría, sin dejar de reconocerle el talento, le achacan tener horchata en vez de sangre en las venas. No obstante eso no es motivo para que le apaleen. En cuanto recibe el balón patadita al tobillo, una y otra vez. Carrasco está demostrando ser decisivo e incisivo por lo que está más expuesto a las patadas bruscas. ¿Han escuchado pedir protección arbitral como no hace tanto se pedía para Messi, Ronaldo, Iniesta o cualquier jugador del duopolio –para Griezmann no lo piden porque se lo quieren quitar de encima? No. Ni lo verán. Pero quien dice João, puede decir Bryan Gil, Guedes, Darwin o cualquier jugador de otro equipo. Ahora ya no hay que proteger a los jugadores talentosos porque, paradojas del destino, no los hay en el duopolio y los que hay ya tienen asegurado el salvoconducto arbitral.
Luego dirán que si al Atleti le ayudan los árbitros (por cierto, el tiempo transcurrido en el juego del fútbol no es como en el baloncesto), pero son muchos años ya de aguantar la parroquia rojiblanca arbitrajes sibilinos. No ese tipo de arbitrajes de error en un penalti, un fuera de juego o la zona dogso. Esos arbitrajes que permiten a un equipo interrumpir el juego sin tarjetas; que lo que para unos es carga legal para otros es empujón; las pérdidas de tiempo (en eso el Recreativo de Huelva era experto hace unos años); los agarrones y codazos en la nuca (jamás le pitaron una de estas a Fernando Hierro); las patadas al tobillo sin tarjetas (¿a que sí Casemiro?); en general ese tipo de arbitraje que desmoraliza al contrario y que los árbitros saben perfectamente utilizar sin que se note. De eso no dirán nada en la prensa del duopolio porque les conviene ahora, igual dentro de un año buscan en la vida de todos los árbitros para ajusticiarles en la plaza pública. Esto último, por cierto, lo más rastrero que puede hacer un periodista.
El titular queda abierto para que ustedes puedan lanzar improperios, exabruptos o, incluso, alabanzas a la presidenta cesante de la Comunidad de Madrid. La primera idea era colocar en el titular el calificativo de inculta –de verdad no era tonta, ni cosa por el estilo-, pero también podía haber sido iletrada, montaraz, analfabeta funcional o yerma. Como en las redes sociales les gusta desquitarse amarguras, se deja abierto, pero se debe insistir en la incapacidad de Isabel Díaz Ayuso para manejar conceptos políticos, para hablar con cierta sustancia y no pasar de ser una demagoga profesional.
Más allá de su dimisión o lo que sea que ha hecho, que en estos precisos momentos carece de importancia –salvo por la situación pandémica que se vive-, ha decidido imitar a Charles de Gaulle y lanzar un reto populista “o yo o el caos”. Como en una vieja portada de Hermano lobo igual eligen el caos. Da igual esa apuesta personalista que podría salir bien o no. Lo que más destaca, incluso con insistencia, es la dicotomía que ha elegido la pepera para justificar esa deriva populista que ha tomado: “Socialismo o libertad”. Si lo hubiese dicho en la URSS o alguno de sus satélites igual tendría sentido. En España, como se verá, no lo tiene porque no son términos dicotómicos sino complementarios. Como sucede en buena parte de Europa occidental. Si Angela Merkel hubiese dicho esa frase la tomarían por loca o poco menos y quien sí dijo algo parecido en Gran Bretaña fue expulsada por su propios compañeros de partido al demostrarse que sus capacidades habían disminuido.
El problema viene cuando confunden marxismo, con socialismo, con comunismo, con colectivismo y demás palabros que lanza la presidenta cesante en todas sus alocuciones. Le ocurre que lee ciertos medios y se deja aconsejar por ciertas personas que desconocen la historia y la significación de los conceptos y el contexto en el que exponen. Si hay algo que es el Socialismo es Libertad. Si todos los spin casi-doctors que tiene Ayuso hubiesen leído El capital de Karl Marx (volumen III) habrían comprobado lo que supone el final de la lucha: el reino de la libertad. Si hubiesen leído los apéndices al Manifiesto comunista habrían observado que el propio Marx calificaba al socialismo como movimiento de la clase media y pequeño burguesa. Si hubiesen leído la Crítica de la filosofía del derecho de Hegel o la Crítica del programa de Gotha comprenderían que los socialistas serían aquellos que apoyan la intervención en el Estado burgués. Por tanto, si la dicotomía es contra una posible coalición de las izquierdas ¿por qué se queda en el término socialismo? ¿Por qué no aclara? Porque no tiene ni idea de lo que habla. Le han chivado cuatro eslóganes y que salga adelante.
A más, a más cabe recordar que el eslogan con el que se presentó en sociedad el PSOE en su 27° Congreso en 1976 era Socialismo es libertad. Un socialismo que sin la libertad como fundamento no tiene sentido en las sociedades actuales. El problema es que la libertad que tienen en la cabeza Ayuso y sus edecanes no es la liberal –Mario Vargas Llosa, que no es un peligroso comunista, lo clarificó muy bien en su ensayo La llamada de la tribu-, no es la libertad de la plena autonomía de la persona en sí misma. No, es la libertad de hacer lo que se le pone en los cojones o los ovarios sin importar que se perjudique o no a los demás. Vamos, la libertad de los señoritos. La libertad de los dirigentes de cualquier dictadura. La libertad de la aristocracia obrera incluso. La libertad de quitar espacio público para entregárselo al Opus Dei a fin de que construyan un colegio, el cual se concertará sin alternativa pública o privada-concertada laica. Es la libertad de quienes piensan que España es suya y pueden hacer lo que quieran, incluso meter la mano en la caja. La libertad de los pocos para condenar a los muchos (por cierto, Marx pedía en la crítica de Gotha que ni el Estado, ni lo religioso se inmiscuyese en la educación).
La libertad de abrir o cerrar los bares por causa de una pandemia no es libertad liberal, es gestión buena o mala en relación a un perjuicio sanitario. Ahí no se es más liberal, o más socialista. Se puede ser más inconsciente o más cobarde. Pero ella dale que te pego con la libertad. Si no fuese por el socialismo en Europa no habría habido, tras la destrucción de 30 años de masacres y guerras, la libertad que existe hoy en día. Sin socialismo en España no habría la democracia que existe. Sin socialismo estaríamos a pedradas y en constante guerra civil, pues ese es el estado al que lleva el libertarismo –al menos en el plano teórico que se abrió con Thomas Hobbes, porque la realidad es que jamás ha existido algo como lo que postulan los liberales actuales, es utopía-.
Como se dijo antes, puede que esa dicotomía funcione en Colombia –allí el partido liberal es realmente el socialista- pues están completamente influidos por la revolución cubana y la cultura imperial. Pero en España el socialismo no tiene el mismo significado. En España socialismo es sinónimo de socialdemocracia, entonces la dicotomía de Ayuso es socialdemocracia o libertad y comienza a no entenderse tanto o a mostrar un carácter totalitario. Tanto tiempo criticando desde los medios de derechas al gobierno por ser totalitario cuando, en realidad, lo que les molesta es no ser ellos y ellas los totalitarios. Todos los totalitarios, por mucho que estén insertos en una democracia, acaban utilizando el plebiscito sobre su persona. Todos. No falla ni uno. Y Ayuso no iba a ser menos. Demonizando al socialismo no afirma la libertad, sino el camino hacia la servidumbre totalitaria que ella representa. Mucho abrir tiendas y quejarse por todo, pero al final del camino está el ego, el absoluto, donde sólo en ella está la solución a todo, a la salvación de España incluso. Al final, como se dijo en cierta tertulia, sale la falangista de toda la vida.
Da igual si usted es de derechas o de izquierdas, lea, infórmese, piense críticamente, no se deje llevar por las corrientes fabricadas en los medios y luego decida. Sólo en ese momento será usted libre. Ayuso no sabe lo que es y supone la libertad, ni sabe lo que es el colectivismo (han copiado a Hayek y no lo sueltan), ni sabe gestionar en realidad, sólo sabe de publicidad política y espectáculo. Lo malo es que al final, como en otros casos, hay una dictadora o dictador a la vista.
Con rictus serio, el estómago encogido y aguantando el apretón previo a la diarrea, así se ha escenificado la unión entre PP y Ciudadanos en Andalucía, o lo que es lo mismo, la unión civil entre Juan Manuel Moreno Bonilla y Juan Marín. Sólo ha faltado que Elías Bendodo, Patricia del Pozo, Carmen Crespo, Rocío Ruíz, Marifrán Carazo, Rogelio Velasco y demás consejeros y consejeras vitorearan a los miembros del enlace, en sus bodas de chupa-chups, y pidiera alegremente “¡Que se besen, que se besen!”. La escena hubiese sido preciosa y el vídeo hubiese quedado para el recuerdo de los concurrentes. La felicidad en la familia naranjoazulada para la preservación de los cargos y las mariscadas.
No ha sido así y Canal Sur, ya que no ofrece noticias de la corrupción del PP, ni de sus líos en Almería y otros lugares, se ha quedado sin buen material para ofrecer a los cada vez menos televidentes. Y no ha sido así porque en realidad lo que había en esa rueda de prensa era más miedo que vergüenza –de esta han demostrado a lo largo de sus vidas carecer-. Algo incomprensible porque, a diferencia de lo que puede suceder en otras regiones, en Andalucía tanto el PP como Ciudadanos tragan con lo que le eche la ultraderecha. Si quieren pin parental, les ofrecen dos. Que quieren acabar con el medio ambiente, hasta abren nuevos cementerios de litio, nucleares o lo que haga falta. El caso es que los socios no se quejen y les dejen hacer con total libertad en las demás cosas. El trifachito andaluz vive en armonía porque, al fin y al cabo, quieren lo mismo aunque lo disimulen.
También es cierto que no hay alternativa posible. No porque Susana Díaz no quiera y Marín acepte que le ofrezcan lo mismo que tiene, sino porque necesitan los votos de lo que hay a la izquierda del PSOE y eso es imposible. No hay nada políticamente. Tan sólo una continua pelea para ver quién es más populista, más demagoga o simplemente por ver quién acaba antes fuera de la instituciones. Por tanto no era necesaria la comparecencia de Moreno Bonilla y su colega naranja. No habiendo alternativa posible ¿para qué han salido? Porque el miedo es libre y ambos son muy miedosos y temen que sus jefes madrileños les obliguen a hacer algo que no quieren. No se han presentado para dotar de estabilidad su coalición sino para que nadie de más arriba de Despeñaperros venga a estropearles el buen chiringuito que tienen montado. Con la cantidad de amigos, lebreles y paniaguados que han colocado como para decirles ahora que se van a la calle por el deseo de un señor o señora de Madrid.
A nivel andaluz no hacía falta esa rueda de prensa, pero a nivel Madrid sí. Ha sido un dejadnos en paz Casado y Arrimadas. Ha sido un “haz lo que quieras, pero aquí no molestes que estamos muy bien los dos cogidos de la mano”. Si alguien en Madrid piensa que se van a perder las comidas de coalición con buenos caldos, langostinos buenos, jamoncito de ese que tiene mucha veta y demás manajares que les pagan todos los andaluces, es que están locos. Viven muy bien a costa de Andalucía y eso no se lo chafan ni en Madrid, ni en Sevilla, ni en Bruselas.
Si algo ha destacado en la historia de la izquierda política es la continua búsqueda de la mayor pureza ideológica posible. De ahí surgió el “mal de la izquierda” que ha provocado una miríada de divisiones y subdivisiones en busca de ese objetivo de pureza dogmática nunca encontrada. Comenzó con los liberales de los que se desgajaron los radicales; de estos se separaron los socialistas; de estos los socialdemócratas y los comunistas; de estos últimos los trotskistas, los mao, los castristas y así hasta llegar a los ecologistas que son separación de los dos primigenios. Incluso en esta época de carencia total de pensamiento crítico (existe un pensamiento criticón que es distinto) aparecen esperpentos como los nazbols (nazis-bolcheviques).
Mientras tanto la derecha ha vivido alguna diferenciación, algún reparto de roles, pero en el fondo un mismo camino. Junto a partidos más o menos conservadores han coexistido partidos liberales que actuaban según fuese el partido mayoritario. Si era muy demócrata cristiano pues actuaban de forma más liberal; si había un conservadurismo tipo gaullista pues se sentían más republicanos; y en otros casos eran directamente la izquierda durante muchos años (véase en EEUU, Gran Bretaña y otras partes del imperio británico). Había división de funciones pero no había división doctrinal o ideológica. En estos tiempos, empero, sí han cambiado las cosas de forma suficiente para que aquel “mal de la izquierda” les esté pasando factura y dividiendo política e ideológicamente.
Hasta el momento actual –de unos pocos años para acá- la derecha carecía de una ideología fuerte, como se jactan los liberales el -ismo que defendían era doctrina, no ideología. Olvidan que era LA IDEOLOGÍA. El liberalismo como ideología dominante desde las revoluciones de finales del siglo XVIII y mediados del XIX ha sido algo evidente. No necesitaban, eso sí, estar constantemente haciendo fe de ella porque al fin y al cabo tenían bajo su control los aparatos ideológicos del Estado, el poder económico de su parte y, por tanto, los mecanismos de la reproducción social. Sí debatían y competían con la izquierda, socialista o comunista, pero desde la posición dominante. Hoy se las ven y las desean para recuperar el liberalismo como ideología en ese monstruo (el Minotauro) que ayudaron a construir o estabilizar, conocido como Estado. De hecho todas las bestias que lanzaron al mundo en su camino hacia la cima de la dominación ideológica se les han vuelto contra ellos.
No sólo ayudaron al Estado a consolidarse sino que el nacionalismo que utilizaron para unificar a las poblaciones y facilitar los procesos productivos, hoy convertido en identitarismo extremo les señala por sus deseos globalistas. Toda la ingeniería social –sí los liberales fueron los primeros en ejercerla- sobre la autodeterminación del individuo, sobre el control de las masas, sobre la propia construcción del ser humano –Michel Foucault demostraría brillantemente que el sujeto ser humano (él decía hombre) es algo moderno en Las palabras y las cosas-, sobre la confluencia de la diversidad en un mundo armonioso; todo ello se ha vuelto en su contra ahora. Cuando se habla del neoliberalismo y la diversidad paradójicamente se hace sin revisar arqueológicamente en los fundamentos primigenios del liberalismo. Allí está todo, la ingeniería social, la diversidad, los derechos, etcétera.
Hoy la derecha está dividida en busca de una pureza de sangre, lo mismo que le pasaba a la izquierda no hace tanto. Si se analiza el caso francés se podrá observar que no quedan ni republicanos, ni gaullista, ni liberales, ni radicales ni nada por el estilo sino una miríada de grupúsculos que se tuvieron que unir en Macron porque el punto de conexión era el pavor al lepenismo. En la izquierda francesa tampoco queda algo salvo populismo. En todos los países europeos los choques entre fuerzas de derechas son cada vez más virulentos. En algunos casos porque hay una ultraderecha que aprieta, en otros porque han abandonado (cada caso habría que estudiarlo en profundidad) los antiguos principios y se han lanzado a la conquista de las minorías de todo tipo. Esto lo explica bien Javier Benegas en Disidentia. El caso es que hoy, cuando podrían decir que han vencido, todo el castillo de naipes se les ha venido al suelo y tienen que explicar cuestiones que hace menos de una década estaban insertas en las personas.
En España este proceso es patente también. Desde la restauración de la democracia siempre ha habido un fuerte partido de derechas y algún que otro escarceo. Primero la coalición UCD y una AP pequeña. Luego una AP coaligada con democratacristianos y algún grupúsculo liberal, llegando a la refundación en el PP que absorbió toda la derecha posible. La corrupción ha jugado un fuerte papel en la división, pero tampoco hay que olvidar los movimientos de la clase dominante para no verse contra las cuerdas. En realidad todo lo sucedido ha sido producto de la clase dominante, en error tras error. Primero alentando al populismo de izquierdas, buscando reafirmar a un PP en horas bajas por la corrupción y en busca de una gran coalición. Luego alentando un populismo del sistema de color naranja para incrustarse entre los dos partidos de Estado, pero que acabó siendo un histrionismo nacionalista que no ha servido para nada bueno. Y posteriormente alentando a la ultraderecha verde. Así es normal que Pablo Casado se haga cruces cuando le piden reconstruir la derecha personajes como José María Aznar.
Hoy en día hay dos extremos populistas, un centro naranja que es inútil y dos partidos históricos debilitados. Mientras que hacia la izquierda se aclaran las cosas, en la derecha la batalla entre PP (si es que suma a Ciudadanos a la ecuación, más para evitar molestias que por la suma de votos en sí) y Vox va a ser más cruenta de lo que parece a primera vista. En el partido ultraderechista apuestan firmemente por el “identitarismo” y la ingeniería social (eso que tanto ha asustado a Francis Fukuyama entre otros), en el retorno a una moral preconciliar, en la destrucción del orden constitucional, pero todo bajo el libre mercado más salvaje que se recuerda en España. En la parte económica la gente del PP puede llegar a parecer socialdemócrata en comparación con la extrema derecha (algo que no se produce en el lepenismo, por ejemplo), pero en la política y social la atracción de la ultraderecha, por el propio contexto español, la lucha va a ser dura.
¿Cómo conjugar lo identitario sin perder de vista lo individual? ¿Cómo formular el patriotismo sin caer en el nacionalismo? ¿Cómo defender el constitucionalismo sin meter en la ecuación a quienes quieren acabar con el orden constitucional? ¿Cómo ser liberal con todas sus consecuencias mientras desde tu derecha adoctrinan constantemente? Difícil responder a ello. Es el “mal de la izquierda” que ahora ha pasado al otro lado del espectro político y está haciendo mella en quienes pensaban que el espíritu de la historia estaba en su favor.
La cólera, de Javier Olivares y Santiago García, ha ganado el premio Zona Cómic-CEGAL al mejor cómic nacional de 2020. Zona Cómic está integrado por las librerías especializadas adscritas a la Confederación Española de Asociaciones de Libreros y ha concedido este prestigioso galardón a esta reinterpretación del mito homérico.
Los libreros han destacado que «lo clásico y lo moderno se mezclan para darnos una obra atemporal que pasa desde ya a engrosar la lista de grandes cómics nacionales. Una historia redonda de Santiago García que encuentra el apoyo perfecto en el arte de Javier Olivares en toda su magnificencia.»
Santiago García y Javier Olivares ganaron el Premio Nacional del Cómic en 2015 con Las meninas y en este nuevo trabajo demuestran ambición al tomar como punto de partida la historia de Aquiles para reflexionar sobre la Europa de hoy. Esta obra se publicó justo antes del estado de alarma de marzo de 2020 y del confinamiento por el coronavirus. Las librerías lo eligieron cómic del mes en mayo de 2020, cuando la desescalada permitió la reapertura de los comercios.
Regreso al Edén, de Paco Roca, que fue el cómic del mes de diciembre para las librerías de Zona Cómic, ha quedado en el segundo puesto en la votación.
La segunda edición de La cólera llegará a las librerías en los próximos días, a tiempo para la ceremonia de entrega del premio que se celebrará en una fecha por determinar.
El premio Zona Cómic-CEGAL celebra este año su IX edición. ¡Universo!, de Albert Monteys (2018), Los surcos del azar y La casa, de Paco Roca (2013 y 2015) son las otras obras de Astiberri que han recibido este reconocimiento anteriormente.