jueves, 24 abril, 2025

Sánchez, una querella para tapar su felonía

El niño no ha querido declarar. Ha puesto cara de enfurruñado, a cruzado los brazos y ha dicho “no, no y no”. El juez, que también tiene lo suyo buscando protagonismo, ha tenido que envainársela y volverse al juzgado a seguir sus pesquisas por otro lado. Tras ello, utilizando los instrumentos del Estado, no los suyos propios, Pedro Sánchez ha anunciado la interposición de una querella por prevaricación contra el juez Peinado. “¡Escándalo!” dicen los hunos; “¡Que vaya aprendiendo!” dicen los hotros. Los más comedidos entienden que el Estado de derecho está para resolver las cuitas personales. La realidad es que el trilero de la Moncloa ha vuelto a desviar la atención.

La última felonía a España y al PSOE (al menos el PSOE desde la transición) ha sido conceder esa especie de fuero económico para los catalanes. Mientras decía interponer la querella, tumbado en un chaise longue de Moncloa, se rascaba los dídimos afirmando que había logrado una nueva jugada maestra. Sabe que los medios de derechas van a entrar a tope con esa querella, analizando que no tiene fundamento (que no lo tiene), señalando que es el camino hacia una dictadura o cualquiera de las memeces que suelen publicar en las columnas de opinión. Mientras tanto la solidaridad y la igualdad territorial española se va por el desagüe.

A fin de conseguir que Salvador Illa sea presidente de Cataluña, ha pactado con ERC entregarle las llaves del dinero hacendístico. La paradoja es que será un tipo del independentista PSC el que gestionará esos recursos y no los secesionistas de ERC, pero se piensan que esto durará poco y pronto podrán poner sus sucias manos sobre el botín. Un dinero que no irá a Sanidad, Educación o Seguridad sino que se utilizará para llenar de prebendas a empresarios afines (capitalismo de amiguetes), para subvencionar a cualquier mindundi que apoye la independencia, para nutrir todos los elementos paraestatales secesionistas y, por supuesto, llenarse los bolsillos a manos llenas los políticos golpistas. Un saqueo en toda regla aprobado por el presidente del Gobierno.

Que Sánchez sea perjuro no es nada nuevo. Todo lo prometido se lo ha pasado por los dídimos en pro de su propia supervivencia y negocios. Que sea un felón tampoco extraña porque la Amnistía y las modificaciones penales están ahí. Lo que no se entiende es que, encima, se mee en la cara de los medios de comunicación y se lo compren. Como se lo compran dentro del PSOE. Excluyendo a las focas aplaudidoras, también conocidos como sugus, ¿no hay nadie que tenga la valentía de decir algo? Emiliano García-Page habla mucho; parece que Adrián Barbón también se queja; pero ¿y todos los diputados de esas regiones que se van a ver perjudicadas por el traspaso de los dineros, qué?

Ni Page, ni Barbón pueden obligar a los diputados y senadores (al menos los de elección directa) porque, tal y como están diseñados los estatutos totalitarios del PSOE, todo el poder lo ostenta Sánchez. Ahora bien, todos esos militantes que mañana no tendrán la Dependencia de sus padres o madres porque no hay dinero para la solidaridad; o que no podrán iniciar mecanismos de compensación en el campo porque se ha gastado en tonterías independentistas; o no podrán llevar a sus hijos o nietas a la guardería pública porque no hay dinero; todos esos militantes ¿qué?, ¿a luchar contra el fascismo? O tendrán la suficiente valentía para confrontar a sus diputados y senadores provinciales, en vez de pasarse el día aplaudiendo como focas.

La última felonía de Sánchez ya no es algo que parece lejano pues solo afecta a los secesionistas catalanes, no. Ahora esa felonía les afecta a ellos mismos. A esos que estarán aplaudiendo porque su dueño y señor feudal ha interpuesto una querella contra un juez sin fundamento alguno. Los diputados y senadores deberían salir con las caras rojas de sus actos provinciales y de partido, pero no pasará nada porque Sánchez ha destruido la base crítica del PSOE.

Formas de salir del Atleti

En cualquier equipo del mundo las salidas de jugadores que llevan un tiempo en el equipo tienen su aquel. Cuando han estado desde la cantera y han llegado hasta la retirada, o casi; o si han cumplido algo más de una década; o si han sido parte fundamental de títulos o triunfos, las salidas tienen algo especial. La mayoría de aficionados sienten una especie de pellizco producto de un sentimiento de pérdida de tiempos especiales. En el Atleti, últimamente, no es que esas despedidas hayan sido mayoritarias, aunque haberlas haylas.

Este mismo año se han producido algunas salidas que producen cierto sentimiento. Saúl, canterano y partícipe de alguno de los momentos felices de estos años de cholismo, ha salido hacia Sevilla. Su cambio de equipo ha producido cierta división de opiniones, no tanto por lo que ofreció al equipo sino por el poco tiempo en que pudo ofrecer un gran rendimiento. No se le niegan los éxitos pasados, pero sí que ha habido críticas razonables sobre los motivos de su cambio de actitud y el peseterismo en su salida. Nadie se ha acordado de sus ancestros, sí de sus familiares y entorno, pero no ha sido una salida con unanimidad sentimental.

También se ha ido Morata. Éxitos en el Atleti no tiene. Alguna gesta aislada, como aquella noche de Liverpool dejando al sonrisas alemán con cara de idiota y poco más. La última temporada parecía que sí, que por fin iba a ser el delantero necesario para el equipo pero nada, se diluyó cual azucarillo. El divertibarco se hundió en enero. En otros casos de jugadores que tampoco ganaron cosas, se ha sido cariñoso, con Morata ha habido mucha más bronca, entre otras cosas porque el chaval no se ha sabido ir. Pese a su nefasto rendimiento, se ha puesto chulito, ha mentido sobre su permanencia en el equipo y ha querido tomar a los aficionados por imbéciles. Normal que lo más comentado, entre lo que se puede transcribir, haya sido «tanta suerte lleves como paz dejas» o la cacofonía de Fernando Fernán Gómez enviando a la mierda.

Otros como si no hubiesen pasado por el equipo. De Hermoso poco o nada ha transcendido. Sin embargo, con Stefan Savic sí que ha habido unanimidad. Toda la afición ha estado a su lado dándole las gracias por su esfuerzo, implicación y compromiso. Lo habrá hecho mejor o peor, pero se ha dejado todo por la camiseta y ha defendido a sus compañeros cuando ha hecho falta —sus peleas con Grealish quedan en el recuerdo—, algo que los colchoneros respetan al máximo. No tendrá el nombre, ni la prensa de otros, pero Savic se va por la puerta grande llevándose el cariño de la afición.

Hay formas de salir y salir. No dependen del nombre del jugador sino de la implicación. Unos no lo han estado, otros no siendo ni canteranos, ni españoles sí.

Novedades caniculares

Como viene siendo frecuente, la llegada de la canícula nos trae novedades de la Editorial EAS. Aquí se las dejamos.

Matteo Simonetti. Fichte, Heidegger y el nacionalsocialismo a la luz de los Cuadernos Negros. Editorial EAS. 29,95€

Se ha escrito mucho sobre la relación entre Martin Heidegger y el nacionalsocialismo, antes y después de la publicación de los Cuadernos Negros. Sin embargo, sabemos que el mundo cultural, el mundo académico no menos que el mundo mediático, ha abordado estas cuestiones sobre la base de enormes prejuicios y presiones políticas que aún hoy siguen siendo decisivas. Para darse cuenta de ello, basta con observar el uso absurdo que se hace hoy de los términos nacionalsocialismo y fascismo, en todos los contextos políticos, un uso que pretende enturbiar las aguas y perpetuar la remodelación atlantista de Europa.

Matteo Simonetti, en este texto, disecciona con la cuchilla del rigor lógico las obras de los principales intérpretes de esta relación, poniendo al desnudo sin piedad omisiones, lagunas, censuras, incoherencias, pero sobre todo la falta de preparación histórica e historiográfica que se esconde detrás de la mayoría de ellas.

En efecto, si se quiere ahondar en el sentido de un informe, no se puede analizar a fondo un extremo, Heidegger, y basarse en prejuicios anticuados y rancios sobre el otro extremo, el nacionalsocialismo. El autor se ha visto obligado a deconstruir los estereotipos sobre el movimiento político alemán para dar sentido a esta relación, y a continuación propone su propia clave historiográfica, inédita, que se basa en la relación entre el pensamiento de Fichte y el de los nacionalsocialistas, sustanciada posteriormente en opciones políticas.

Este ensayo, que es la tesis doctoral del autor sobre este mismo tema, es el resultado de un camino de investigación que duró más de cinco años y estuvo salpicado de conferencias y publicaciones que permitieron una importante verificación en curso.

Mediante el uso de material inédito, documentos poco conocidos y, sobre todo, a través del estudio integral de los Cuadernos Negros, los discursos y escritos de Hitler y el pensamiento político alemán del siglo anterior a la toma del poder por parte de este último, Simonetti despeja diversos psicologismos e interpretaciones reductivas e históricamente infundadas, produciendo una visión de conjunto única, que permite comprender cabalmente tanto el pensamiento heideggeriano respecto a la política y la sociedad, como la verdadera naturaleza del nacionalsocialismo en su complejidad.

Christian-Joseph Guyonvarc’h y Françoise le Roux. La civilización céltica. Editorial EAS. 22,95€

Al contrario de lo que sucede con otros pueblos indoeuropeos, los celtas sí que han merecido gran atención por parte de los medios editoriales españoles, aunque, lamentablemente, en muchas ocasiones reproducen solo los aspectos folclóricos —de carácter más divulgativo en los aspectos religiosos y mitológicos de los celtas, y por tanto, más comerciales— de una moda, suponemos que pasajera, que se ha convenido en llamar “celtomanía”, la cual, como es evidente, no tiene nada que ver con el riguroso “celtismo”. No obstante, disponemos en español de buenas monografías al respecto, como la de Jean Markale y la de Venceslas Kruta. Libros de autores españoles encontramos muchos y variados, en particular sobre los celtíberos, entre los que destacamos las obras de Martín Almagro-Gorbea.

El presente libro de Françoise Le Roux y Christian-J. Guyonvarc’h viene a completar el cuadro de estudios célticos generalistas en España desde una perspectiva integralmente indoeuropeísta y en el marco del esquema trifuncional de Georges Dumézil.

Recordemos la magnífica siguiente frase de Martín Almagro-Gorbea: «Lo celta es un concepto claramente étnico con sentido cosmológico». Ello significa que este complejo concepto étnico no puede simplificarse reduciéndolo a los datos arqueológicos, lingüísticos y antropológicos, como hacen quienes niegan la existencia de los celtas, considerando esta realidad histórica como retórica y poco científica, esto es, como un “constructo” moderno. Constructo moderno que sostienen los celtoescépticos y los anticeltistas, principalmente anglosajones –, según los cuales los habitantes de la Celtia británica “hablaban lenguas célticas, pero no eran celtas”. Este libro nos hará comprender no solo cómo eran estos ancestros nuestros, sino también el complejo proceso de etnogénesis implicado en su formación, expansión y casi extinción.

Este año no les van a hacer falta ni los árbitros

El año pasado desde la televisión del club se dedicaron a poner en cuestión la honestidad y/o la capacidad técnica de todos los árbitros que les designaban, este año no le va a hacer falta ni eso al Real Madrid. Florentino Pérez ha conseguido lo que tanto ansiaba, una dictadura deportiva donde siempre gane el mismo, su equipo. Y lo ha hecho sin necesidad de corromper más el mundo del fútbol (aunque está deseando quitarse de encima a Javier Tebas), todo producto de la incomparecencia de los demás.

Más allá del fichaje de Mbappé (que arrastra un poco fama de senderista y gafe europeo) o de Endrick, la realidad es que sus máximos competidores estos años están a verlas venir. El FC Barcelona no tiene dinero. Así, sin más. Buscará algún tipo de apaño para poder fichar a uno (pese a lo que venden en los medios barcelonistas) y ya, a vender mucha publicidad. Hansi Flick (que nada tiene que ver con el de “ni de Flick, ni de Flock”) tirará con lo que tiene y con suerte aprovechará la cantera blaugrana, con lo que le dará para subcampeonar.

El Atlético de Madrid no se sabe si va a por peras o por manzanas. Ha fichado a Le Normand y ya. Dicen que ficharán a lo más granado del fútbol, en realidad de lo que le llegan los pocos dineros que gasta Gil Marín, y ya se huele la afición un descarte del Chelsea, otro del PSG y un rodillas raras de última hora. Ni fichando algún que otro buen jugador llegará a estar disponible hasta septiembre, a la vuelta de los partidos de selecciones, porque Simeone es así. Se echa las cartas la noche anterior y si sale positivo igual se anima a poner a algún fichaje de primeras. Ya suenan desechos de tienta como Amrabat.

El Girona, tercero la pasada campaña, ha perdido a algunos baluartes y a saber cómo le saldrá el melón este año a Michel. Tres competiciones igual son muchas para un equipo corto. El Athletic de Bilbao empezará como cohete para no hacer ni “puff” a partir de marzo. La Real Sociedad está vendiendo buenos jugadores pero llegará, como todos los años, para competir por Europa. El Villarreal puede tener el buen año o el año de siempre para quedar por arriba sin más.

El resto de equipos casi ni cuentan. Sí están en La Liga pero con suerte logran salvarse antes de las diez últimas jornadas. Si a ello se le suma que entre todos esos equipos el Real Madrid cuanta con cuatro o cinco filiales, es decir, equipos que se relajan cuando juegan contra el coloso de la Castellana, pues una liga ganada en marzo y sacar a los suplentes para poder pelear la Champions. Y todo sin gastar demasiado dinero. Esto le gustará a Tebas pero muestra cuán decrépita que es La Liga.

Semana clave para el Atlético de Madrid

Tras la adaptación postvacacional de los pocos jugadores que no han acudido con sus selecciones a los compromisos internacionales, el Atlético de Madrid afronta su semana clave. Tras haber puesto los dientes largos a los aficionados, el propio Miguel Ángel Gil desde México lo ha hecho, ahora es el momento de demostrar que el camino se hace andando. Son demasiados años de gilismo como para no sospechar que en todo puede haber truco. También es clave en el sentido futbolístico y físico.

Comenzando por lo que puede preocupar menos a los aficionados pero es clave para el desarrollo de la temporada, el nuevo preparador físico (en el primer equipo no en la casa pues entrenaba al B) Luis Piñedo debe dar un paso adelante en lo referente a la preparación. Los últimos años del “comandante” uruguayo, el profe Ortega, habían dejado excesivas dudas pues ha sido más que evidente que los jugadores llegaban fundidos al tramo exigente de la temporada. Alguno, de hecho, no se recuperaba después de diciembre. Las lesiones por la condición física (no impactos) también han sido un lastre. Si hay un cambio de sistema y mejoran los jugadores, se habrá dado un paso adelante. Habrá que estar atentos.

En esta semana se verá qué camino quiere tomar el Cholo Simeone, tanto en lo táctico como en la confianza en jugadores más tiernos. Respecto a lo táctico se verá si se sigue con el Atleti de los mediapuntas, con los cinco atrás y dos delanteros o se vuelve al clásico cholista del 4-4-2. Sin duda, no obstante la versatilidad de algunos jugadores, será importante analizar si coloca a los jugadores en aquellos puestos donde mejor responden futbolísticamente (más allá de necesidades puntuales). Para ello, obviamente, deberá saber con qué jugadores cuenta en la plantilla, algo que al día de hoy es todo un misterio. La subida de Luis García Tevenet al primer equipo debería incidir en una mayor confianza en la cantera y los más jóvenes, en vez de inventarse posiciones para lesionados. A saber.

Y lo principal está en los despachos. El “hombre sin voz”, Andrea Berta, ya habrá descansado y ofrecerá al entrenador recambios de garantías por los que se han ido. Los fáciles (Memphis, Soyuncu, Paulista y Hermoso) no le han llevado mucho esfuerzo laboral. Saúl algo más, pero se marcha cobrando 15 millones, que es menos que los 28 que habría que haberle pagado de quedarse. Morata (¿se va, se queda?) parece que va dejar 15 millones y se marcha a Milán. ¿Entradas? Salvo el “cerrado” Le Normand, nada. Cero. Y las posibles incorporaciones ya han terminado, casi todos, sus competiciones de selecciones y no hay noticias. Salvo que hoy sorprendan y comiencen a informan de fichajes como si no hubiese un mañana, cero. Nada. Y el entrenador necesita saber con qué material va a trabajar. Ahí es donde se consume la ilusión y comienza el gilismo.

El libro que abre un debate sobre la Cristiandad

Un esfuerzo titánico ha debido ser escribir Cristiandad para Peter Heather (Editorial Crítica). Como él mismo ha dejado por escrito, guiado por la perspectiva del largo plazo histórico, ha intentado (y logrado) «explorar desde la base las razones exactas que hicieron que Europa se convirtiera en la cristiandad». Hoy en día, de forma interesada, hay muchos autores que expresan un tipo de cristiandad que los hechos históricos no reflejan. En muchos casos hay una especie de mito sobre una construcción, más allá de la intervención del emperador Constantino, que parece una leyenda artúrica con sus monjes y sus caballeros. Y no, la historia muestra que no ha sido así.

Es inexplicable, salvo por un apoyo divino, que los cristianos llegasen a ser algo más que una pequeña secta judía. Al menos algo que supusiese una molestia para el poder político del Imperio romano. La historia anterior a la cristiandad muestra que los cristianos fueron captando adeptos, poco a poco, no tanto por su irreverencia ante la religión oficial, sino por su constitución como comunidad y la capacidad de soportar el martirio del que eran objeto por no transigir con los dioses romanos. Es conocido que san Pablo habló a los helenos del “dios sin nombre” que tenía su propio espacio en la acrópolis ateniense, pero eso no existía en Roma. La religión era política y la política tenía una connotación religiosa.

Esa mezcla de creencias y poder político fue lo que utilizó Constantino para establecer el cristianismo como religión oficial. Ese simple gesto suponía que toda la red de poder del Imperio romano debía entregarse al cristianismo si quería seguir siendo influyente y poderoso. Antes de que llegasen las comunidades cristianas a lo largo y ancho de las fronteras, el simple gesto del emperador suponía que habría cristianos (aunque fuese de boquilla) en todos los núcleos de poder. Sin este paso, explica Heather, no podría haberse producido el desarrollo posterior. El cristianismo se fue expandiendo a lomos del poder político. Eso fue así. Guste o no guste. Y gracias a ese apoyo político, que estuvo a punto de desaparecer con Justiniano y algún que otro invasor con el declive imperial, se irían asentando las comunidades y las iglesias cristianas.

Un segundo impulso fue producido por el Sacro Imperio Romano Germánico. Más como conservador de toda la estructura eclesial, que ya había logrado domeñar las almas de los habitantes de Europa (son interesantes las páginas dedicadas a la conversión de las tribus de la isla británica), y como ariete de lucha contra las invasiones islámicas. Al final las particiones, el lento desarrollo de lo que devendrá el Estado, irán minando el poder político, pero lo cristiano persistirá en todos los reinos. La Cristiandad era el pegamento de todas esas tribus y feudos repartidos en tan magna extensión de tierra.

En el libro encontrarán una perfecta explicación de todos esos dimes y diretes que tan ocultos han estado a la cultura popular. Nada de momentos de oscuridad y cerrazón intelectual. Heather expone claramente todos los debates que se tenían sobre temas como el Credo (especialmente el niceno) y otros debates teológicos en los concilios. Puede resultar extraño al lego que se convocasen concilios y más concilios, generales o parciales, para resolver todas las posibles herejías o las relaciones con el poder político. Los obispos eran, realmente, los que mantenían en pie a la Iglesia. Sin una autoridad principal hasta el “acuerdo” entre el obispo de Roma (siempre especial por ser el heredero de san Pedro, pero no más allá) y el emperador para elevarse por encima de sus iguales. Sí, el papado tal y como lo conocemos hoy en día es algo muy de mediados de la Edad Media.

La creación de las órdenes religiosas, el magisterio de san Agustín y otros padres de la Iglesia están recogidos en el libro como apoyo para el hilo principal, el cual se asienta más en las redes de poder político y religioso. Eso sí, alguno podrá sorprenderse al observar que los “curas” podían estar casados y tener familia y que existieron, pocas, diaconisas. O que las cruzadas fueron, en cierto modo, utilizadas por el papado para significarse entre los demás obispos, alejando el mito de algo de carácter divino.

Si algo hay que reprochar al autor es su aroma anglicano. En ciertos momentos sobrevuela algo de la leyenda negra y la postura antipapal, pero en términos generales es un muy buen libro para personas interesadas en la historia medieval y del cristianismo. Lástima que termine hacia el año 1200, justo cuando comenzaría a moverse el suelo en la cristiandad. Cuando todo viraría hacia el humanismo. Cuando llegaría el debate nominalista. Cuando, pocos siglos después de su preeminencia, el papado sería puesto en cuestión por muchísimos cristianos recordando que antes, desde la muerte de los apóstoles, el poder del obispo de Roma no había sido así. El Estado comenzaba a forjarse y con ello la cristiandad perdía su apoyo imperial, pero siguió habiendo cristiandad más allá. Hasta que el racionalismo y el iluminismo acabaron fueron laminando sus bases… políticas y sociales. Un muy buen libro que permite un debate serio sobre la cristiandad.

La biblioteca como fenómeno histórico

Hay libros que pueden no atraer a los lectores por el tema que tratan en sí. Seguramente Bibliotecas. Una historia frágil de Andrew Pettegree y Arthur der Weduwen, editado por Capitán Swing sea de esos libros que uno ve en el escaparate o en los expositores de una librería y echen para atrás. ¿Un libro sobre bibliotecas sin ser un tratado arquitectónico? ¿Se puede historia la biblioteca en sí? Alguien, un poco más perspicaz, puede inferir que se trata de seguir la estela de El infinito en un junco. Todos estarían equivocados, este libro es historia de las bibliotecas pero también es algo más.

Efectivamente, a muy pocas personas les interesa si la biblioteca de Norfolk ha sido dos veces restaurada y tiene 100.000 ejemplares antiquísmos, pero conocer el por qué de una biblioteca británica, lo que ha sucedido a su alrededor o lo que ha llegado a ser para la sociedad sí es interesante. Esto es lo que exponen los dos historiadores (uno británico y otro holandés), lo que es ha supuesto y supone una biblioteca para las comunidades donde se asientan.

Hoy se tiene la creencia de que la biblioteca es algo de utilidad pública, abierto a la culturización de cualquier persona, pero esto no ha sido así. Las bibliotecas privadas, las que cada poderoso y rico creaba con el transcurrir de los años, son claramente un signo de estatus. También las bibliotecas de los monjes suponían algo más que la conservación y transmisión del conocimiento, era una forma de poder social. Esto ha sido casi hasta las puertas del siglo XX cuando las bibliotecas comenzaron a ser “populares”. De ser un centro elitista, de conocimiento pero elitista, hasta llegar a ser un servicio público no ha sido un camino fácil y sencillo que se explica perfectamente en el libro.

Gracias al texto podremos conocer el camino que llevó de los rollos de papel, a las encuadernaciones, la llegada de la imprenta y la custodia del saber que muchas personas lograron transmitir a las generaciones actuales. No fue un camino sencillo. Muchos saberes se perdieron por el camino debido a dejadez de herederos, guerras o incendios, como sucedió con la biblioteca de Alejandría. La antigua porque la nueva tiene otro tipo de problemas sociales y técnicos. Los autores, tras hacer un panegírico hermoso (con una edición bella de Capitán Swing), no se ocultan y muestran los peligros que acechan a las bibliotecas. Mientras en Francia ha crecido el uso en un 33% en otros lugares las bibliotecas son espacios multiusos donde se consulta mucho más un ordenador que un libro en papel.

Advierten los autores el cambio del libro en papel al electrónico. Nadie considera acumular cientos de tomos como algo “útil” existiendo la posibilidad de tener cientos de textos en un dispositivo electrónico, pero sí que hay una consideración antropológica, la forma den enfrentarse al texto es radicalmente distinta. Se puede vislumbrar un camino subterráneo entre el cambio social producido por la llegada de la imprenta (que “democratizó” el acceso al poder del conocimiento), al que se está produciendo con el libro electrónico, el cual supone un retroceso antropológico y social. Entre Alejandría y el libro electrónico encontrarán en el texto una hermosa aventura sobre libros, conocimiento, espacios de socialización y poder.

Eres más vago que uno de Vox

Vox ha amenazado al PP con romper todos los acuerdos en gobiernos autonómicos, diputaciones y ayuntamientos si aceptaban “cristianamente” a migrantes menores no acompañados en las comunidades autónomas donde gobiernan. Su primera medida ha sido liberarse de agenda en todos los sitios donde ese acuerdo se produce. Esto es, la primera medida, se supone que de presión, ha sido no trabajar. Tocarse los dídimos en casa. Cogerse la baja por pelea política (lo han inventado ellos). Hacer el vago, vamos.

Esto conlleva una pregunta ¿conocen a alguien más vago que uno de Vox? Igual algún militante es aplicado. Igual el abogado que tienen para interponer querellas, denuncias y presentarse como acusación particular es el único caso de tipo que trabaja en esa organización. Incluso los correveidiles que tienen lanzando bulos son vagos como ellos solos, se pasan el día en fiestas, teatros y playas. Es extraordinario que el partido más capitalista-libertario, el que habla siempre de esfuerzo, el que pide a los españoles trabajar por el salario que sea que ya se recompensará ese esfuerzo, sea a la par el que tiene a los tipos que menos hacen en la política española. Porque salvo perseguir inmigrantes y derogar leyes de memoria ¿qué más hacen?

En Torrelodones, por ejemplo, solo se dedican a tocar los cataplines a la alcaldesa del PP Almudena Negro —paradójicamente se deben tocar por las noches leyendo los artículos del padre de la alcaldesa en distintos medios—, pero cuando les pide que trabajen salen huyendo como alma que lleva el diablo. ¡Uff, tener que esforzarse en algo! Aparentar, eso sí, aparentan mucho. Sacan crucifijos. Copian el mensaje de la ANSA estadounidense de los años 1920s-1930s (que tampoco es que sea muy elaborado). Y ya. A engorilarse en los medios y las redes sociales. ¿Recuerdan alguna ley en favor de los trabajadores españoles a los que dicen defender? ¿Recuerdan algo salvo dar subvenciones a los amigos?

Son el partido paradoja. Dicen ser católicos —aquí se les ha calificado de protestantes-libertarios, herejes al fin y al cabo— pero aquello que dice el evangelio de recibir al cansado, al pobre, al otro, se lo pasan por el forro (ejemplos de ello en Génesis, Deuteronomio, Hebreos, Juan, Mateo, Lucas, Romanos). Dicen querer un Estado más reducido y sin subvencionar chiringuitos y aumentan las consejerías, las direcciones generales y las subvenciones a todo aquello que huela a derechita: valiente o cobarde, da igual. Miren cómo tienen el mar Menor y dicen que se preocupan por su gente y su tierra.

Son unos vagos y lo va sabiendo toda España. Si les echasen una pala en la sede no sabrían ni usarla. De hecho no acuden ni a las “primeras piedras” por no trabajar demasiado. Eso sí, como haya vino español, jamón y demás manduca gratis, allí están los primeros. Cobrar, cobran como si trabajasen. Gastar como si el dinero público no fuese de nadie. Siempre y cuando, el bolsillo en el que cae el dinero sea amigo. Que lo del capitalismo de amiguetes lo han aprendido muy bien del PP y los empresaurios españoles. De hecho ¿han visto más de una foto de alguna reunión de la ejecutiva de Vox? Son vagos hasta para reunirse entre ellos.

Y si lo de Nacho Cano lo ha montado el PP

¿Pruebas? Las mismas que tienen en el PP y en sus redes mediáticas para decir que Fernando Grande Marlaska es el ideador de una confabulación contra el artista Nacho Cano. Las mimas. Esto es, ninguna. Igual usted, que se cree todo lo que le cuentan porque odia a la izquierda, piensa que sí, que como controla la dirección del Estado, el ministro del Interior es capaz de esto y mucho más ya que, se lo ha leído al pelos de Twitter/X, están en un proceso de totalitarización de España. Ya se sabe, los socialistas y los comunistas son así y ahora que se les ha dado libertad se la han tomado por su mano. “¡Que la democracia es para que mandemos los de siempre!”.

Más allá de las estupideces habituales de la prensa de derechas, que encuentra dictaduras en cualquier sitio menos en su casa, ¿por qué no podría ser esto una operación de falsa bandera por parte del PP? Dicen que no podría ser porque esto se ha hecho para ocultar lo de Begoña Gómez o lo del hermano del presidente. ¿Ocultar el qué si lo han sacado todos los medios, incluidos los de izquierdas? En su locura movidista —quedaron muy tocados los supervivientes de aquellos años de movida— Cano afirma que es una persecución de los comunistas contra su talento, por ser de derechas y amigo de Isabel Díaz Ayuso. Un discurso que es similar, clavado, el mismo, que vienen sosteniendo desde los medios de comunicación de derechas como cultura de la cancelación. Ni un milímetro se ha separado, aunque tampoco se esperaba que fuese a tener un discurso a lo Donoso Cortés.

Un mismo runrún que vienen moviendo tanto desde los medios, especialmente los financiados por la comunidad de Madrid y la de Andalucía, como desde los curules. El mismo discurso (por cierto fabricado en los años 1930s en EEUU) que Miguel Ángel Rodríguez utiliza para los discursos de IDA. Sin embargo, hasta el momento, en todos estos años, lo único que se conoce es que el PP sí montó una policía patriótica para acabar con sus rivales políticos. No el PSOE —lo del GAL fue otra cosa—, ni Sumar, ni el PNV, sino el PP. De todos esos años ¿no quedan oficiales que les sean fieles y capaces de montar este espectáculo para mayor gloria del PP?

Porque lo extraño es que han salido todos los medios de derechas a tomar por verdadero el discurso de Cano y todos los políticos del PP (desde lo más alto hasta lo más bajo) no han hecho más que repetir ese discurso del totalitarismo y el peligro involucionista para la democracia. Lo que se sabe del caso es que viene precedido por una denuncia, no es que a los policías les diese por ir a buscar criminales sin más, la cual tiene cierto fundamento pues se estaba utilizando a personas (sin requisitos legales para ello) en un trabajo. Los becarios, hay que recordar, vienen a cumplir con su beca y no ha hacer musicales. Lo que pase a partir de ahora lo resolverá un juez, pero ya se ha echado porquería sobre el gobierno en beneficio del PP.

Dirá usted, que defiende todo lo que le dicen en los medios peperos, que el “cabrón” de Óscar Puente le ha quitado la subvención al musical. Pregúntese primero usted si no haría lo mismo, si gobernase el PP, cuando alguien a quien se da dinero público señala sin pruebas a quien le está dando ese dinero. Cambie Nacho Cano por Miguel Ríos e igual le convence. La víctima, Cano, ahora puede recibir otro enchufe de dinero madrileño (por cierto no de los ricos sino de usted currante o autónomo de medio pelo) porque habrá que ayudarle más tras los ataques de los totalitarios. Un musical con poca calidad, a decir de los que entienden algo, y que tampoco es que esté lleno todo los días, ahora se revitaliza por la persecución.

Todos contentos, los peperos dañan la imagen del Gobierno (como si necesitase ese empujón en propio gobierno) y Cano aumenta las entradas vendidas y se enchufa al bolsillo otra subvención. Ni el ciclo de los Nibelungos podrá competir con Malinche.

Puede ser muy loco pero tiene tantas probabilidades de ser cierto como lo otro. ¿Conspiranoico? Es posible. Pero recuerden la película de Mel Gibson.

El uso y abuso de “ultra” y “extrema” por los populistas del sistema

Hay modas políticas que aportan usos lingüísticos excesivos. Hoy en día todo es empoderamiento, emprendimiento y demás zarandajas o significantes vacíos que se llenan con cualquier cosa que se le ocurra al político de turno. Ese uso del lenguaje oculta, en casi todas las ocasiones, ignorancia y carencia de programa político real. Pero existen otros usos y abusos lingüísticos entre la oligarquía política que se utilizan con carácter descriptivo y en realidad ocultan que todos forman parte de la misma coalición dominante. Mejor dicho, que son los peleles de la coalición dominante.

“Ultra” y “extrema” están en boca de políticos, periodistas y doxósofos (incluyan aquí a cualquier analista en cualquier medio), pero la realidad es que ¿existen la ultraderecha y la ultraizquierda?, ¿existen la extrema derecha y la extrema izquierda? Según hablen los de un lado u otro dejará de existir el extremo o lo ultra de su cuerda. En respuesta a la pregunta cabría responder que sí, existen. El problema es que son tan minoritarios que no merece la pena ni pararse a pensar en ellos. Claro que existen nazis, fascistas, estalinistas y demás istas que quieran, pero son dos y el que lleva el cartel.

Se ve claramente en los análisis de las elecciones en Francia. El partido de Marine Le Pen (Reagrupación Nacional) es calificado de fascista y extrema derecha. Sin duda en el momento de su creación en los años 1970s lo era pero hoy en día no es eso. En la izquierda tibia, pro-sistema, liberal es usual agitar el espantajo del fascismo de vez en cuando para tapar las miserias propias, como sucede en Francia. Le Pen puede ser considerada populista, si quieren, pero no menos que Emmanuel Macron o Jean-Luc Mélenchon. Un conservadurismo fuerte, nacionalista y con soflamas populistas, como puede ser lo de Giorgia Meloni. En ninguno de los casos se quiere abatir el sistema sino reforzarlo utilizando la tradición.

En el caso español se habla, según el medio, de ultra derecha, por Vox, o ultraizquierda por Sumar-Podemos. Sucede lo mismo que con Francia, Santiago Abascal y sus compinches, además de querer vivir del sistema sin pegar un palo al agua, no son fascistas (igual hay alguno en Vox) son libertarios protestantes a los que les gusta la tradición. Igual esto es más peligroso que el fascismo porque es mucho más disolvente en lo social. Son como Javier Milei pero sin estar tarumbas… bueno, en algún caso puede haber dudas. Como tampoco Sumar-Podemos son ultraizquierda. No dejan de ser otros jetas, en su mayoría niños pijos, que pretenden ajustar a los seres humanos a los dictámenes del sistema capitalista. Ninguno de los dos partidos son antisistema.

El peligro real, donde nadie mira y se esconde el verdadero núcleo de dominación de las sociedades occidentales, es en los populistas del sistema. Pedro Sánchez o Alberto Núñez Feijoo, Macron, Scholz, etcétera. Señalando a los demás como ultra-lo-que-sea o extremo-X consiguen llevar al huerto a una mayoría social que acaba por negar lo material, lo que tiene ante sus ojos, por un exceso de defensa de lo sistémico-global. En el plano idealista disuelven las conciencias firmes, sean de clase o religiosas, mediante una nueva conformación de valores sociales inventados en los laboratorios de la clase dominante —lean el libro El gran mito que acaba de editar Capitán Swing para la cuestión libertad-libre mercado—, o mediante campañas promovidas por las grandes empresas para llevar a cabo esa disolución de los lazos sociales.

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Por la derecha y la izquierda atacan a los ciudadanos y gobernando todo, ellos y ellas, la casta política. El populismo del sistema. Porque, pese a quien le pese, no dejan de ser populistas en el sentido de demagogos. Ayer mismo el presidente del Gobierno se alegraba en un mensaje en redes sociales de que el triunfo del Laborismo (liberalismo con apariencia progre) había impedido la llegada al poder de la ultraderecha británica. ¿Qué ultraderecha? ¿Los tories son ultraderecha? ¿Igual los red tories le parecen muy antisistema? ¿A quién quiere engañar el presidente? Esta última pregunta no es retórica, a los ciudadanos que le siguen haciendo caso. Así piensan que hay una batalla entre extremos que, en realidad, es inexistente.

Todo esto tiene su réplica en los medios de comunicación del color que sean. Unos alegres por la derrota de Le Pen y otros asustados por Mélenchon. Unos saltando por la derrota conservadora y otros mesándose los cabellos por la victoria laborista. En medio usted, medio acongojado, pensando que Hitler, Mussolini, Stalin, Pol-Pot o el que más le guste está a punto de llegar al gobierno de su país. Mentira, es todo un engaño de los populistas (en sentido de demagogos, no de apeladores al pueblo) del sistema. Demagogos que controlan la ekklesía (ἐκκλησία) democrática, los aparatos ideológicos, los instrumentos de represión y que no tienen otra salida para redireccionar el descontento popular en una batalla inexistente. Y mientras hay guerra, usted acepta que le cambien la mente y el modo de vida de manera mucho más asertiva… si es que se cree a la clase dominante. Si no la cree pasa a ser ultra.