Visto que la vida política española camina por los mismos derroteros de pésima calidad, habrá que virar la mirada a cosas más divertidas, como las que acontecen en la curia vaticana y las reacciones de los distintos grupos católicos. Así para comenzar, parece que el guapo, esto es, el obispo Georg Gänswein va a ser enviado como Nuncio Apostólico (embajador vaticano) a Lituania. No es mal destino pensando que Managua está sin nuncio desde hace tiempo y el peligro para la vida del alemán era más alto. ¿Mala uva? Sí, porque después de llamarle mala persona le manda a un lugar relativamente cómodo sin necesidad de jugarse el pescuezo. Claro que durante este papado ser nombrado nuncio es casi un castigo y no un premio como tiempo ha.

Lo más jugoso de la semana viene de las reacciones al documento Dignitas Infinita. Aquí se expuso lo básico del documento por lo que no es necesario insistir en lo doctrinal. Empero las reacciones han sido de lo más variopintas. Los antifrancisquitas se han quedado un poco en fuera de juego, especialmente en España, pues no esperaban un vínculo documental tan fuerte con lo que es la doctrina católica. Los más moderados expresan que se ha quedado un poco soso porque no se ha profundizado en algunos temas. Más desarrollo del tema “persona”, más desarrollo del tema “guerra”, más tomismo o vayan ustedes a saber qué más.

Existe un problema en buena parte de la teología, a nivel mundial y más a nivel español, con la encíclica Fides et ratio algunos se han pasado al nivel filosófico más allá de lo recomendado por el santo pontífice. Mientras que el documento afirmaba que la filosofía podía servir para ajustar más la teología, lo que se ha hecho es oscurecer más lo teológico. Normal que cualquier documento sencillo, comprensible para la mayoría de los católicos, les moleste. Es muy complicado quedarse fuera de la interpretación de los documentos oscuros y así justificar cierta posición (política) dentro del mundo católico. Normal que los tomistas andasen el pasado fin de semana revoltosos.

Los más asalvajados del sector “conservador”, el más cercano al cismático grupo lefebvriano, se han quejado de que no se explicitan demasiado los pecados, que no se ataca al colectivo homosexual…, un poco más y piden que vuelvan las hogueras contra el colectivo LGTB. Por cierto, todo ello por su acercamiento al protestantismo que tanto gustaba de torturar y quemar herejes. El documento afirmaba, con toda la razón del mundo y de acuerdo al evangelio y la doctrina, que cualquier persona posee una dignidad infinita por ser creación de Dios. Estos grupos quieren condenar el pecado y al pecador y pasarse lo de la dignidad por el arca de la Alianza.

En el otro lado también se han quejado, bastante más. ¿Cómo es posible que el papa Francisco no haya aprovechado la ocasión para decir que es trans y haber resuelto dos problemas, una mujer papisa y alguien del colectivo mandando? ¿Cómo es posible que el pontífice romano no haya expresado que los vientres de alquiler son geniales porque permiten nacer más niños (caros, genéticamente “puros”,…)? ¿Cómo es posible que el papa no haya puesto los puntos sobre las íes al mismo Jesucristo? Querían un documento que, más allá de condenar la violencia contra las personas LGTB, dijese que toda la agenda de esa minoría social debe ser la de toda la humanidad, pasándose la doctrina y la Palabra por el arca de la Alianza.

Al final un documento ajustado a la doctrina de la Iglesia, tan Humanae vitae, no le ha gustado a ninguno de los grupos más extremistas. Tampoco hay que hacer mucho caso porque, al igual que sucede en otros aspectos de la vida, por mucho ruido que hagan, no son mayoría ni unos, ni otros. Lo curioso es que habiendo sido san Juan Pablo II el que mayor énfasis puso en condenar todo tipo de guerras, sin apreciar causa justa en ninguna de las muchas que vivió como pontífice, ahora quieran algunos recuperar ese mismo término para lo de Israel (la guerra defensiva de Ucrania no es que sea justa sino fundamental).

Si cualquiera de ustedes analiza los perfiles de esos católicos que critican a Francisco por no situarse claramente del lado sionista, comprobará que no es porque Israel les parezca una maravilla, sino porque encaja con sus preferencias políticas particulares. Ergo nada tiene que ver con el catolicismo sino con la mundanidad. Nada con Jesús y mucho con Mammón. Poco con el Katejón y mucho con el anticristo. La guerra es mala, sea cual sea. Por terrorismo, por venganza, por imperialismo, por capitalismo, por geopolítica, con drones o con misiles, con torturas o con bombas lapa. Esto es lo que defiende la Iglesia católica y lo que defiende el papa. Y si habla de dos Estados viviendo en paz es porque la ONU y otras instituciones lo han dicho antes. Cuestión bien distinta es que realmente cualquiera de los contendientes lo quieran.

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