Existe entre los políticos de izquierdas un laicismo impostado que se expresa perfectamente en estas fechas. El laicismo no significa que uno tenga que ir haciendo el ateo por la vida. Si se es agnóstico o ateo no hay problema en ello, cosas del libre albedrío, pero por ahí no van los tiros del laicismo. Como tampoco implica ser anticlerical o hacer la gracia de procesiones del coño. Dentro de la libertad de expresión cabe el ser irreverente, como lo es hacer un muñeco y darle de palos. Esto no significa que no sean leles quienes lo hacen. Tanto unos como otros lo son pero así es la libertad, hasta los idiotas tienen derecho a su uso y disfrute.

El laicismo supone la separación Estado-Iglesia bien definido. Cada cual por su lado, lo cual no empece para que haya relaciones e, incluso, el sentido religioso de la vida pueda ser expresado en el foro. Esto lo entiende cualquiera con un poco de sesera. Así en un país con un laicismo muy bien definido, como es Estados Unidos, el presidente puede jurar con la mano en una Biblia mientras la religión está prohibida en las aulas. Cualquier religión, no como sucede en Europa que son muy valientes con la cristiana y cobardes con otras, las cuales no son propias de la cultura occidental, por cierto. Si tuviesen ganas los políticos españoles de conocer un poco sobre laicismo leerían al cardenal Angelo Scola y se sorprenderían.

En esta época del año se concatenan la celebración de la Navidad —ni solsticio, ni saturnales, ni paganismos olvidados—, el año nuevo y la llegada de los Reyes Magos. Son las fiestas de la época que toca. Por lo tanto está muy bien felicitar las fiestas englobando todo. Normalmente en la calle las personas del común felicitan una cosa, la otra o ambas dependiendo del estado de ánimo o la persona con la que se cruce. Ahora bien, el cargo político es consciente de lo que escribe o dice. No es algo improvisado o espontáneo. Entonces ¿por qué no felicitar la Navidad? Impostura. A lo que hay que añadir cansinismo inilustrado.

¿Qué es el cansinismo inilustrado? Parte de la impostura de los cargos prograsistas. Si ya han felicitado las fiestas cubren todo el espacio temporal que va del 24 de diciembre hasta el 6 de enero. Las Fiestas son todas. No tienen y no deben felicitar el nuevo año, ya lo han hecho. Lo que ocurre es que la impostura les puede y no quieren felicitar la Navidad para aparentar ser mucho más progresistas que nadie. De ahí que feliciten las fiestas, luego el año nuevo y seguramente hagan algún tipo de gracia con los reyes magos. Esto último sería lo más estúpido del mundo pues es tan cristiana la fiesta como la Navidad, pero nuestros políticos son así de cortos de entendederas. Son cansinos. Mucho.

Como ven en los mensajes de X Pedro Sánchez y Yolanda Díaz son el claro ejemplo de cansino inilustrado. En el caso del presidente del Gobierno no tuvo reparos en felicitar el Ramadán no hace mucho. El problema es que se le echaron encima y no lo ha vuelto a hacer. Pero una religión no mayoritaria, de momento, en España merece más reconocimiento que la mayoritaria y fundamento cultural de la nación-Estado que dicen querer y defender. Impostura laica.

En el caso de la vicepresidenta segunda además se añade decir tonterías. Que todos los deseos se conviertan en derechos no lo dice ni el que asó la manteca. Si eso fuese así sería un derecho que cada español tuviese un Ferrari, un Mustang, una casa con piscina o cualquier cosa que deseen. Como ven hay veces que es mejor callarse y dejarlo en el Felices Fiestas y no insistir, no ser cansino, porque queda uno retratado. ¡Ojo! Que los que felicitan la Navidad y demás tampoco es que sean mucho mejor, hacen el paripé de cristianos y se pasan por el forro la doctrina de la Iglesia católica. Entre cansinos y fariseos está la cosa reñida.

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