A estas alturas no se puede esperar de unos cargos del PSOE que escriban un Manifiesto à la Marx. Tampoco de Sumar o del PCE, no cabe engañarse. Pero que califiquen de manifiesto lo que no es más que una carta de apoyo al secretario general de su partido tiene su guasa. ¿Qué se pretende con el manifiesto en realidad? ¿Qué aporta el manifiesto como voz del partido? ¿Quién lo ha escrito? ¿Quién impulsa el manifiesto de los secretarios provinciales? ¿A quién le interesa el manifiesto? Son preguntas que necesitan respuesta.

Antes de acometer las preguntas hay una paradoja en el texto de los secretarios provinciales del PSOE que llama la atención. Vox es un partido de ultraderecha, algo que puede darse por válido desde una visión liberal-izquierdista. Vale, no hay problema. Entonces Sumar-Podemos-PCE-Comuns-Compromís-Arriquitaun-Brillibrilli ¿no son ultraizquierda desde una posición liberal-derechista? También habría que validarlo ¿no? La paradoja es que el PP no puede, ni debe pactar con Vox y el PSOE puede pactar con quien quiera a su izquierda y derecha (PNV-Junts). Los que no les gustan son ultras pero los que hacen guiños al secretario general son progresistas… Incoherente ¿no?

¿A quién le interesa el manifiesto? A la ciudadanía parece que no. Y a la militancia parece que tampoco. ¿No decía Óscar Puente que el PSOE era de sus militantes ergo del pueblo (ein partei, ein führer, ein volk)? No tiene sentido sacar un manifiesto porque ya existe esa ligazón de la que presumen en la Ejecutiva Federal. El manifiesto no interesa nada más que a Pedro Sánchez por cuestiones mediáticas e internas.

¿Quién ha escrito el manifiesto? Pues cualquiera que pasase por Ferraz o Moncloa. Es la cosa más banal que han pergeñado las mentes preoscuras del PSOE sanchista. Frases hechas, huecas, pesebristas… y alejadas de lo mal que lo están pasando las familias con el constante aumento de los precios. La Memoria Democrática, empero, solucionará todos esos problemas, como los fondos para dependencia (que no llegan nunca) o los 48 euros de ayuda a una madre soltera, parada y con un hijo a cargo. Eso sí, la convivencia de todos en armonía está garantizada. ¿Dónde quedan esas diatribas contra los integrantes del procés secesionista que todos los medios vienen publicando en estos días? Jamás han ocurrido. Lo que es claro es que los secretarios no han sido. Han llegado y firmado.

¿Quién impulsa el manifiesto, entonces? Pedro Sánchez. Por si a alguien le queda alguna duda. Según fuentes consultadas, a los secretarios provinciales se les llamó para que firmasen sí o sí el manifiesto desde la dirección del partido. No un secretario que quiere ser el más sanchista y convence a los demás. No, ha sido la dirección del partido. Ergo Sánchez. Como es obvio el manifiesto no podía decir nada malo o que incluyese algún tipo de duda sobre el camino a elegir para obtener el apoyo del Congresos de los Diputados. Dudas más que razonables y que, en privado, ponen sobre el tapete algunos de esos secretarios provinciales.

¿Qué aporta el manifiesto como voz del partido? Nada. En realidad, más cuando cualquier militante lo puede apoyar con su firma, lo que se pretende es acallar las posibles voces discrepantes a pactos que sean desigualitarios con territorios como Andalucía, Castilla u otras regiones españolas sin secesionistas entre sus representantes. Voces discrepantes respecto a la amnistía a los secesionistas. Voces discrepantes a las continuas patadas al principio de no contradicción de Sánchez y su alegre mariachi. Es un manifiesto para callar a la militancia en realidad. Una idea que no es ni original pues un manifiesto, un poco más político, estaba siendo impulsado por Tribuna Socialista en apoyo de amado líder progre.

¿Qué se pretende con el manifiesto? Lo primero, y utilizando unas palabras claras, dar por culo a Emiliano García-Page y resto de militantes con cierta presencia social. Ahora Sánchez le puede decir “Oye que tus secretarios provinciales me apoyan. ¡Ándate con ojo!”. La realidad es que los secretarios regionales manchegos son unos entregados a quien sea. Carecen de formación y valentía para enfrentarse a alguien. Entre otras cosas porque carecen de verdadero apoyo militante. Lo segundo, utilizar ese apoyo contra los medios de comunicación. Algo que es comprensible. Idiota porque se supone que los militantes y dirigentes apoyan a su secretario general, pero comprensible. ¿O no?

¿Por qué Sánchez no se atreve a dar la palabra a la militancia? Si tan claro tiene que cualquier propuesta que haga va a recibir el apoyo abrumador del partido debería, cuando menos, permitir a la militancia que hable, debata, que haga un apoyo más allá de firmitas. Asambleas locales, comités provinciales, regionales y federal. Que exponga con claridad qué quiere hacer y con quién y a debatir. Tiempo hay.

El otro día era sumamente gracioso leer a supuestos militantes socialistas decir que Felipe González y Alfonso Guerra eran mucho más dictadores que Sánchez. Incluso Puente fardó de democracia interna. Era gracioso porque para el tema de la OTAN (ahora sí) hubo un congreso federal, cinco comités federales (de dos días completos), numerosas asambleas locales y un nutrido grupo de dirigentes del PSOE en los mítines contra la OTAN. En comparación aquello, con todas sus taras, parece la Atenas de Pericles con lo que sucede en el PSOE sanchista. Incluso hoy en día hay más culto a la personalidad que entonces.

El problema es que Sánchez teme la libertad de expresión de su partido (así lo han decretado en el reglamento federal, por cierto) y en su partido. Tan solo desea aduladores a su alrededor y algún crítico que sea bueno en las genuflexiones (que ya se lo pagará con algún cargo) para aparentar. Ahora, si es que lo hace, dará dos días, sin debate, para que voten por internet ad maiorem gloriam Petrus. Porque como todo el mundo sabe lo de internet es muy fiable. No puede haber campaña contra los pactos, contra la amnistía, contra los secesionistas, solo votar lo que él diga. Mucho menos asambleas donde pueda haber militantes que digan que les parece mal, que no hay democracia interna… Realmente Sánchez teme a la militancia porque es consciente de que no toda está con él.

Post Scriptum. Cabe aclarar que el manifiesto de los secretarios provinciales no dice nada sobre la Amnistía, ni condonaciones de deuda, ni nada por el estilo. Es una especie de cheque en blanco para Sánchez que no ha sido discutido ni en las comisiones ejecutivas provinciales (según fuentes internas en doce casos ni se ha consultado a las ejecutivas).

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