Fuente: ATM / Álvaro Campo

Aunque parezca mentira, la tranquilidad en los últimos días del mercado de fichajes es casi completa en el Atlético de Madrid. No se esperan sorpresas y si hay algún jugador que pudiese salir sería casi festejado en el club y entra la afición. Por mucho miedo que quieran meter, desde Arabia Saudí no ponen el dinero suficiente, ni las cláusulas de rescisión. Se han gastado el dinero en algunas medianías y retirados de la élite y ahora no tienen pasta para jugadores mejores.

Parece que el único movimiento fuerte podría ser por Mohamed Salah (con el añadido de ser egipcio e hijo del Islam), unos 100 millones de euros, pero por el resto de jugadores ofrecen migajas. Tampoco está ofreciendo los mismos sueldos que a los que primero llegaron. Nada de salarios de 30 millones (o más) anuales. Y, por mal que estén las cosas en La Liga, siempre será mejor competir aquí que en mitad del desierto. Mucho más si tu equipo juega la Champions. Esto permitirá a unos cuantos jugadores mostrarse y, de querer ir a Arabia, poder pegarles un gañotazo monetario.

En el Atlético de Madrid, según han contado plumillas e insiders, han intentado fichar a casi toda la plantilla. Una pena que no hayan querido llevarse a Enrique Cerezo o a Miguel Ángel Gil. Ofertas por todos pero no han estado cerca de ofrecer dinero, en cantidad suficiente, por un jugador. Han sido más bien ofertas de cachondeo o filtraciones de agentes con ganas de rascar comisiones. Humazo del bueno porque no han puesto ni dos petrodólares, ni un barril, ni nada.

¿Podría salir algún jugador? Es posible. Se espera y desea, por parte del cuerpo técnico y la afición, que João Fílix salga para no volver. Se vaya a Arabia, a Barcelona, a Liverpool, o a la mierda. Que se vaya cuanto antes. No llorarían más que tres panenkitas de esos que se tocan en la cama por la noche pensando en un caño y no en el juego efectivo y colectivo. Ya decía Luis Aragonés que un caño, o una ruleta, eran cosas muy bonitas pero que no servían de nada si no tenían impacto en el juego. Una salida, por tanto, que si se produjese causaría alegría, más si fuese una venta. Habría leches por llevar al jugador hasta donde fuese para asegurarse que es verdad.

Y del resto de jugadores sobre los que hay rumores, si no se abona la cláusula es obvio que no salen. Y nadie tiene, a estas alturas del mercado, ganas de ir pagando esas cantidades en efectivo e inmediatamente. Ni los saudíes por lo que se ve. Además, en caso de que se llegase a aceptar alguna oferta sería de puestos bien cubiertos. Samuel Lino igual no es como Yannick Carrasco, pero hace el apaño e, igual, hasta sale mejor en términos de juego colectivo. ¿Lemar? Tampoco se lloraría entre la afición. Aceptado que no va a venir nadie, están tranquilos porque, cosa extraña, parece que hay suficientes jugadores para tapar los huecos. No se tiene miedo a la Heitingada. Otros están peor y sin nueve.

Post Scriptum. Peores las ha preparado el jeque mochilo, nada puede ser peor. De ahí que el Cholo Simeone esté diciendo que tampoco hacen falta fichajes, que con los que tiene va bien la cosa.

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