Les voy a contar la historia de dos personas que, curiosamente, comparten nombre. Ambas se llaman Jorge y ambos han sido puestos en prisión preventiva por mandato judicial ya que instaron a la población de Madrid a rebelarse ante los registros realizados por la Operación Púnica.

Jorge Bustelo es presidente de la Asociación de Amigos de Madrid, vinculada al aguirrismo y rociada de algún millón de euros de financiación. En principio la Asociación debía glorificar el impulso nacional que supuso el 2 de mayo y los distintos cambios constitucionales realizados desde entonces. Una asociación conservadora. Jorge Raíllo preside la Asociación Cultural Matritum, la cual en principio se dedica a estudiar la historia de Madrid, pero que en realidad está al servicio de los intereses del Partido Popular madrileño y donde se han recluido los Legionarios de Cristo.

Durante la investigación de la Operación Púnica, se decidió registrar la sede de la Consejería de Economía, sita en la Carrera de San Jerónimo. Allí acudió el secretario judicial para solicitar documentación acompañado de tres patrullas de la Guardia Civil. Al enterarse de esta situación, y en defensa del aguirrismo que tanto les ha permitido crecer económicamente, los ambos presidentes comunicación a sus asociados y demás miembros del conservadurismo y el fascismo español a impedir la salida de los Guardias Civiles y del secretario judicial.

Es más, Jorge Bustelo, se subió megáfono en mano a uno de los coches patrulla (que habían sido destruidos) para arengar a las masas, se calcula que unas 5.000 personas a luchar por el honor y el buen nombre de la ex-presidenta. Bien entrada la noche sería cuando la policía nacional logró convencer a la turba para que pudiesen salir los que estaban encerrados en la Consejería.

Ahora ambos Jorges van a pasar unas cuantas noches en presidio, no por defender ideas políticas (que cada cual puede considerar erróneas o no), sino por incitar a no cumplir la ley porque les molestaba para sus propios propósitos. No hay en la ley según sus opiniones nada injusto, lo que podría hasta justificar su rebelión, sino que atenta contra los intereses del partido o movimiento que les financia. Ni más, ni menos.

A nadie sorprenderá que estas dos personas, al albur de un movimiento muy favorable a sus intereses y con la excusa de lo político, pasen unas cuantas noches en prisión por atentar contra la ley. Es más, será aplaudido por una gran mayoría por haber podido provocar un altercado mayor.

Entonces ¿por qué si los Jorges se llaman Jordis hay que disculparlos? ¿No es la ley igual para todos y todas? ¿Ser secesionista libra de cumplir la ley? A los dos Jordi que hay en prisión no se les acusa de ser secesionistas, no. Que no nos engañen. Se les acusa de mamporreros, de alborotadores, de instigadores para cometer delitos. Ni más, ni menos. Ahora bien que por culpa del follón que hay montad en España parezca un momento un tanto especial y delicado, sin duda. Pero que han cometido presuntamente un delito también. Y por ser secesionistas no quedan fuera del imperio de la ley. No se les acusa por sus opiniones, sino por sus acciones delictivas. Como a los Jorges de la historia.

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