jueves, 25 diciembre, 2025

¿La rebeldía se volvió de derechas? Sí, lean por qué

Si usted tiene claro que la respuesta al título del libro es afirmativa, no siga leyendo, ni vaya a la librería del barrio a comprarlo… Bueno, no haga eso. ¡Quédese! ¡Compre el libro! En él podrán encontrar algunas respuestas (no todas) a esa respuesta intuitiva que tiene. Algo que parece tan obvio tiene su explicación. Ni sencilla, ni unívoca, pero la tiene.

Pablo Stefanoni –que se ha atrevido con “otro” ensayo sobre la extrema derecha- desentraña el porqué de esa rebeldía de derechas que existe en la actualidad. Lo hace con solvencia, sencillez e intentando generar seis o siete ideas fuerza que permitan, a las personas interesadas, conocer los intríngulis de lo que se está viviendo, esencialmente en Occidente.

El diagnóstico

El autor comienza el ensayo sin esconderse, yendo al grano pues desde el principio señala que la izquierda (progresista) se ha quedado en lo defensivo y lo políticamente correcto, mientras que las derechas (algunas) “le disputan a la izquierda la capacidad de indignarse frente a la realidad y de proponer vías para transformarla”  (p. 21). Sin futuro y luchando por el capitalismo “tal y como es” la izquierda pierde su capacidad de atracción. Algo que recuerda a lo que se comentaba en los primeros años 1990s en las facultades de Ciencias Políticas españolas, una izquierda conservadora y una derecha revolucionaria. Lo que ha venido después no ha hecho más que exceder aquellos límites, como bien muestra el libro.

Hecho el diagnóstico Stefanoni nos llevará por algunos caminos marginales (como método predictivo), enseñando ciertas estrategias que vienen implementando para ganar la confianza del pueblo. El postfascismo que se vive en la actualidad, esa mezcla (como diría Enzo Traverso (Las nuevas caras de la derecha, Clave Intelectual), de ideas fluctuantes y antinómicas, está perfectamente adaptado a la realidad y el discurrir de los elementos sociales. De ahí que el autor pueda establecer una serie de ejes principales sobre los que se asientan las derechas rebeldes: obsesión con la identidad nacional; rechazo de la inmigración; condena del multiculturalismo; peligro de islamización (en Europa); y denuncia de las imposiciones de la Unión Europea. Tal vez faltaría la lucha contra la ideología de género, que es una batalla muy presente en Europa.

Neorreaccionarios y estrategia digital

Con el plan de trabajo presentado, pasa el autor a presentarnos a los neorreaccionarios, quienes son catalogados como “un movimiento de culto, antimoderno y futurista, de libertarios desilusionados, que decidieron que una cosa es la libertad y otra la democracia, y que no se pueden lograr cambios mediante la política” (p. 57). ¿Qué queda? Salirse del sistema. Como no es la pretensión de este artículo destripar el libro, sino incitar a su lectura, no se contará qué más son los neorreaccionarios, qué piensan y cómo pretenden salirse del sistema. Ustedes los ven en las redes sociales y medios de comunicación frecuentemente, aunque Stefanoni se muestra hábil para describir a ejemplares como Michael Anissimov, Peter Thiel (cofundador de Pay-Pal) o Nick Land. Lo que se cuenta como futurible seguramente cause pavor en el lector, pero así es como piensan ciertas élites. Lo que deja la separación de las élites de Christopher Lasch en un cuento de niños.

El uso de las redes sociales, especialmente mediante memes (por su capacidad de comunicación sencilla y de poco pensamiento), la lucha contra lo políticamente correcto y el acercamiento a los gays –pues su “familia” es un grupo tribal-, son algunos de los mecanismos que vienen utilizando las derechas rebeldes contra la izquierda y la derechita cobarde. Porque todos estos grupos alternativos dejan claro que las derechas de siempre no son valientes, especialmente en las guerras culturales. ¿Les suena?

Libertarios echados al monte

El capítulo que más destaca entre todos es el dedicado al giro a la extrema derecha de los libertarios, especialmente la influencia de Murray Rothbard, haciendo un recorrido histórico de las escuela austríaca, sin olvidar a Ayn Rand, ayuda a comprender en buena medida no sólo lo que sucede en América, sino también en Europa y más en España. Algo que animará a los lectores. Todo ese mejunje del pensamiento paleolibertario, anarcocapitalista y neorreaccionario está en el PP (muy obvio en Isabel Díaz Ayuso y Cayetana Álvarez de Toledo) y también en Vox (Iván Espinosa de los Monteros). Seguramente más en el PP que en Vox pues estos últimos tienen varias corrientes contradictorias en su propio seno y en algunos aspectos son más de Gustavo Bueno. Con leer la revista de FAES uno se da cuenta perfectamente.

Sorprenderán, sin lugar a dudas, los capítulos y epígrafes dedicados al homonacionalismo –o el gay facha-, que es muy destacado en los países del norte de Europa; y al ecofascismo, o ecologismo como fusión de la sangre y la tierra. Buen recorrido por todas esas pequeñas historias que ayudan a entender que, ante propuestas más o menos progresistas que tienen preeminencia en las sociedades, estos grupos tienen su propia propuesta adaptada a su lógica. Como dice Stefanoni al terminar un de estos capítulos: “las derechas xenófobas están empezando a darse cuenta de la oportunidad que esta crisis representa para ellas y del potente capital político que conlleva la promesa de evitar el fin del mundo”.

Aspectos menos positivos

El epílogo es posiblemente la parte menos atractiva del libro, al menos para un lector español y/o europeo. Si bien acierta al describir la estupidez que es lanzarse a una lucha antifascista frente a un fascismo inexistente, recurre a las mismas fórmulas que se han demostrado inútiles en Europa. Esas que están llevando a porcentajes del 20% de las izquierdas reunidas. Sin embargo, esta pequeña parte, no ensombrece el magnífico trabajo anterior. Mucho mejor que el trabajo de Steven Forti al que tanto bombo le están dando.

La pega intelectual que se observa, porque hay que ser honrado al escribir y contar las discrepancias, es la carencia de intelectuales y políticos de movimientos del sur de Europa (España, Francia e Italia). No se puede entender el lepenismo sin Alain de Benoist, Éric Zemmour, François Bousquet, Jean-Claude Michéa, o cierta rebeldía francesa sin Chantal Delsol, Pierre Mannent o el izquierdista Christophe Guilluy (que sí se cita). En Italia hay muchas más personas críticas que Diego Fusaro (¡Qué manía le tienen al chaval!), hasta Giorgio Agamben está ofreciendo análisis muy en línea con todo esto. En España también a críticos que alimentan cierto pensamiento alternativo como Ignacio Gómez de Liaño, Dalmacio Negro o el citado Bueno… Por no hablar de la gran cantidad de pensadores católicos, que no son extrema derecha pero comparten aspectos críticos. En realidad la extrema derecha les roba esas ideas críticas. Tampoco se habla de la utilización de muchos de estos autores de clásicos del pensamiento de la izquierda.

Es obvio que no cabía todo con aprovechamiento (que luego hay quejas por muchas páginas o por precios). Esto no quita para decir que es un buen libro, que tiene un valor didáctico alto por nadarse por las ramas. La derecha sí se volvió rebelde, ahora toca saber si la izquierda será capaz de ser rebelde otra vez… Eso no lo sabe Stefanoni, ni nadie realmente, pero el libro permite saber a qué se está enfrentando la izquierda.

La izquierda del 10% se confiesa

Que una dirigente política se reúna con el papa Francisco I no deja de ser algo plausible y habitual. Que lo haga una dirigente política que en su ideario tiene ideas contrarias, pero muy contrarias, a la doctrina de la Iglesia católica, es sorprendente. Porque en el Frente Amplio de Yolanda Díaz se apoya la eutanasia, el aborto, los vientres de alquiler y la ideología de género que niega la existencia de la materialidad sexual. ¿De qué pueden hablar dos personas que tienen unas ideas tan antagónicas?

Según la ministra de Trabajo han hablado de trabajo decente, la crisis del coronavirus y el futuro del planeta. Para resolver todo nada mejor, sigue la ministra, que la fraternidad y la Justicia social. Perfecto, cualquier dirigente de izquierdas hablaría de eso, incluso algunos de derechas. La fraternidad, el peligro de destrucción de la naturaleza, la dignidad de la persona y muchas más cuestiones de las que no habrán podido charlar durante los 40 minutos de la entrevista son parte de la doctrina de la Iglesia.

Huele a postureo

El problema es que la reunión apesta a postureo. No tanto porque se pueda reunir con el papa, algo normal como se ha dicho, sino porque los conceptos utilizados por Díaz, en realidad, no tienen el mismo significado para la Iglesia. De hecho la Iglesia “pasa por la izquierda” al Frente Amplio en muchas cuestiones, entre otras cosas, por tener una perspectiva más materialista en muchas de ellas. El diálogo entre diferentes, como ha dicho la ministra, es bueno pero mientras la Iglesia sí apuesta por el bien común, el Frente Amplio no tiene esa perspectiva ética en sus postulados.

Ayer mismo se publicaba en estas páginas el análisis de un libro (Los demonios del bien) donde se explicaba claramente que el bien común es algo distinto a la Justicia social tal y como se entiende en estos días y por parte de los postmodernitos. El bien común exige, por principio, el debate y la reflexión entre los contrarios para establecer qué es el bien en sí mismo; la Justicia social (que no es sólo fraternidad) es una perspectiva completamente subjetiva de parte. Moralina en botella de plástico reciclable, pero moralina.

No saben ni qué dice el papa

El postureo se observa en las palabras del secretario general del PCE –sí el partido comunista, para vergüenza de los comunistas (la mayoría fuera del Partido)-. Enrique Santiago, que va aclimatándose al postureo, ha dejado por escrito: “La alianza política que se asienta sobre el trabajo decente y el futuro verde merece todos aplausos, más si se da entre quien está llamada a ser la cabeza más visible de la izquierda europea y el Pontífice más coherente de la historia reciente”.

De primeras elimina lo de la fraternidad y el bien común no vaya a ser que se lo exijan a él, pero se nota que no tiene ni idea de lo que viene defendiendo Francisco I. Piensan que por ser jesuita va a ser de izquierdas à la teología de la liberación y nada que ver. Es un pontificado similar a los cuatro anteriores (sin contar a Juan Pablo I) respecto al ecologismo (Pablo VI fue pionero desde 1971) y al trabajo decente (Juan Pablo II señaló al capitalismo como peligro para la dignidad de la persona).

La cabeza más visible de la izquierda

Lo del papa es hasta perdonable por no estar a esas cosa –podría haber preguntado al “monaguillo” Alberto Garzón que conoce de esas cosas, pero no se hablan mucho según cuentan-, pero la boutade de ser a futuro la cabeza más visible de la izquierda europea es desconocer la izquierda y Europa. Para decir eso debe excluir a los partidos socialdemócratas. Ya se sabe que la izquierda son quien digan ellos y ya, pero para los votantes europeos igual la socialdemocracia sí es de izquierdas. Y en ese lado hay mujeres y hombres que son primeros ministros.

Si sólo se refiere a lo que hay a la supuesta izquierda de la socialdemocracia, cabe decir que sí, será la cabeza visible del 10% de la población con suerte. En Francia toda la izquierda suma poco más del 20% de los votos para las presidenciales y bajando. En Alemania han bajado de forma alarmante. Y en otros países casi ni existen. Echarse el pisto por una izquierda mínima, caniche, postmoderna y arriquitaun es lo que demuestra el postureo de la visita al “santo Padre”. Y más cuando nada más llegar le preguntan por Carmen Calvo. Que es un “tierra trágame” de manual.

¿Piensan ir en busca del voto católico de izquierdas? Pues si piensan que son idiotas esos votantes, como lo piensan de otros grupos –tipo los trabajadores del sur, de los que hablan sus estrellas mediáticas-, y que no saben distinguir la doctrina católica de la doctrina postmoderna, tienen un problema. En las HOAC ha habido y hay muchos comunistas y socialistas, como los hubo en las Hermandades del Trabajo y hasta en el Opus, pero ya son pocos y con más inteligencia que la dirigencia frentista. Se han creído que pueden ganar al PSOE y allí que van diciendo boutades y reuniéndose con el papa.

¿Cansado de la ideología de género? Este es su libro

Un nuevo libro de Alain de Benoist que se traduce al español, gracias al esfuerzo de la editorial EAS, debería ser motivo de curiosidad periodística cuando menos. Entre otras cosas por la influencia del autor entre numerosos grupos, a izquierda y derecha, de esas que se califican de exaltados, rojipardos, populistas, postfascistas, etc., y que pueblan el paisaje parlamentario europeo. En la propia Francia natal del autor, por ejemplo, es alabado tanto por Marine Le Pen como por Jean-Luc Mélenchon.

Padre de la Nueva Derecha, nada que ver con el neoliberalismo de Thatcher y Reagan, paganista (por si las dudas) y siempre al tanto de las corrientes, evidentes o subterráneas, de pensamiento que navegan en esta época de claroscuros y decadencia en Occidente. Un autor que hay que leer en profundidad porque, más allá de la propia posición política que uno crea tener, genera dudas razonables en certezas que no son más que producto de los aparatos ideológicos del neoliberalismo.

Moralismo liberal

El libro que nos presenta EAS en esta ocasión se titula Los demonios del bien, en clara referencia al libro de Phillipe Muray, El imperio del bien (Nuevo Inicio), y lleva como subtítulo “Del nuevo orden moral a la ideología de género”. Algo suficientemente provocativo y que pondría los dientes largos a cierto espectro político, si no fuera porque al final nada es lo que parece con De Benoist. Desde luego el ataque, como se verá, a la ideología de género supone el grueso del libro, pero no crean que existen culpables a priori claramente. Si usted quiere utilizar el libro para lanzárselo a la cabeza de un enemigo político, tenga cuidado que igual le cae encima antes.

Nada más comenzar, para que los espíritus cándidos sepan a lo que se enfrentan, aduce el autor que hoy en día existe mucha más moralina de lo que se piensa (respecto a tiempos pretéritos): “La nueva moral quiere moralizar a la sociedad misma, sin imponer reglas a los individuos. […] La nueva moral describe lo que la sociedad debe convertirse. […] La moral antigua estaba ordenada al bien, mientras que la nueva moral está ordenada a lo justo” (p. 11). Una diferencia clave que hace ver la existencia de una cierta permisividad amplia pero que en realidad no deja de estar bajo los parámetros de la hipermoralidad. Cierto que esto lo han trabajado otros autores, con otro lenguaje e intenciones,  como Byung Chul-Han. En resumidas cuentas, se ha pasado de la lógica del ser a la del deber-ser, al encorsetamiento del deber-ser… tal y como ciertas élites han decidido que es el deber-ser.

Los mercenarios del sistema

Para todo ello, cuenta en el primer capítulo, se necesita la ayuda de un cuerpo de mercenarios del buenismo, los cuales serán bien recompensados, o falsarios de la pluma como les llama De Benoist. Simples animadores (de significantes vacíos y mucho renombre –buen golpe que lanza a Bernard-Henri Levy-) de la “hipertrofia del instante” y “el consumo de lo efímero”. Tan banales como eficaces al sistema en el desarrollo del “individualismo de masas”. Dicho de otro modo, se ha producido la transformación del espacio público de un lugar de debate y generación de opinión, a un espacio del “hacer casito” a experiencias individuales, dramas personales o prefabricados y todo ello siempre marcado por la lógica consumista de tener derecho a todo porque sí, porque me considero víctima de una opresión inventada. Un psicologismo que excluye cualquier análisis de las causas objetivas de los problemas sociales para centrarse en la compasión y la piedad. Intentando poner la Justicia Social en el centro del tablero no hacen más que alejarse de ella, a derechas y esencialmente a izquierdas. Así señala en la página 31: “El estatuto de víctima es, además, eminentemente rentable”.

Como no es cuestión de destripar el libro y que ustedes no lo compren, es mejor pasar al meollo del mismo, la ideología de género. Sí cabe apuntar, sin más, que encontrarán una crítica a las leyes de memoria de todo tipo que tan de moda están, al cambio moral del socialismo, a las enfermedades generadas por el sistema, al hedonismo post-moderno, al Estado como homogeneizador y a la Nueva Clase (dominante). Cuestiones todas que ha tratado con mayor amplitud en otros de sus libros como El momento populista (también editado en EAS) o Contra el liberalismo (Ediciones Insólitas).

Ideología de género

Respecto a la ideología de género comienza el autor por ubicarla en su contexto histórico-intelectual, la postmodernidad. Una época de hibridación, de la diferencia carcelaria y de sinfronterismo coaligado con el turbocapitalismo globalista. No se pueden disociar los efectos de las causas y la ideología de género está vinculada con la fase superior del capitalismo actual.

El intento de quitarse de encima la dominación patriarcal del feminismo clásico “estaba totalmente justificada” a decir de De Benoist. De ahí que analice las dos posturas principales del feminismo en su desarrollo hasta llegar a la ideología de género: el feminismo igualitario y el feminismo identitario. Más partícipe el autor del primero que del segundo, en tanto en cuanto cree que es un error situar los valores de la mujer como superiores a los del hombre (virilidad y cuidados). Ambos son complementarios. Lo que preocupa realmente a De Benoist es esa “nueva moda de literatura aburrida, repetitiva y de una esterilidad intelectual” (p. 80). Esto es, Judith Butler y sus amigas (o ¿debería decirse amigues?).

Todo el intento de acabar con el binarismo sexual asombra al autor, no tanto por la boutade intelectual que representa sino por las consecuencias sociales que de ello se deriva. “El erro comienza cuando se pretende negar la naturaleza en nombre de la cultura o de la cultura en nombre de la naturaleza” (p. 94), algo que un buen número de feministas españolas firmarían. Esa acción generista, que se acerca según De Benoist al lyssenkismo, acaba por suponer que “la cultura no puede absorber íntegramente la naturaleza como si las culturas cayesen del cielo y no tuviesen nada que ver con nuestra condición de seres vivos” (p. 95), lo que no deja de ser una falacia. Toda la neolengua del generismo, toda su victimización, todo el intento de destruir la cultura y a heterosexualidad no deja de ser una “deconstrucción” con el firme objeto de eliminar los obstáculos a la “implantación de la ideología mercantil en los espíritus” y el libre mercado de las relaciones humanas.

Lo natural

En un esfuerzo por utilizar lo racional frente al subjetivismo puro de la ideología de género, el autor empleará gustosamente numerosas páginas a describir las diferencias, científicamente probadas, entre mujeres y hombres y lo que ello supone para las relaciones sociales, para la conformación cultural y para la igualdad necesaria. En algún tramo, De Benoist podrá parecer un machista a ojos feministas (cuando señala que la dinámica es hacer del hombre un culpable a priori), en otros un feminista clásico, pero no dejará indiferente su crítica a toda esa construcción del generismo que se quiere imponer en Occidente. No sólo acaba con la mujer y el hombre, sino con la propia cultura y da pie a aberraciones explotadoras como los vientres de alquiler (algo a lo que se niega el autor). Y, al final, es un elemento de distracción de las desigualdades de clase, del poder destructivo para las personas del sistema capitalista.

Lo peor, continua, es que la paternidad (o la maternidad) como hecho biológico acaba convirtiéndose en “un juego de roles abierto a todo el mundo”. Puede parecer gracioso pero tiene un efecto desintegrador en la institución básica social que es la familia. Si el padre no puede ejercer esa función al final acaban generándose individuos narcisistas, inmaduros y que no han podido superar su complejo de Edipo. Un infante eterno construido a mayor gloria del dio actual, el mercado. Un infante consumidor compulsivo y con una terrible adicción a la gratificación inmediata. Un ser que encaja en la civilización liberal, esa que es la primera en la historia en privar al individuo de los apoyos simbólicos necesarios para convertirse en humano. Al fin y al cabo, la creación de un hombre nuevo.

Conclusión

El atrevimiento de De Benoist es que señala con datos y acierto lo que llevan más de un siglo criticando los liberales de todo pelaje, el constructivismo y la génesis del hombre nuevo de las utopías de izquierdas. El autor francés deja entrever que toda esta construcción del generismo es la fórmula que han encontrado desde el liberalismo para establecer su propia utopía, mucho más destructiva en tanto en cuanto hacer del ser algo completamente inhumano. La dignidad humana, para finalizar, no está establecida por el sexo o el género, sino por el simple hecho de ser humano. Un ser humano que se desarrolla en comunidad. Un libro muy recomendable para ver otra perspectiva contra la ideología de género y contra el capitalismo actual.

El PP califica a la Iglesia católica de comunista sin sonrojarse

Así, sin rodeos. Sin pensar, también. Resulta que para la dirigencia del PP la Iglesia católica, apostólica y romana es comunista. O lo de los porros que dice Isabel Díaz Ayuso (impidiendo la libertad de la que habla) es una cuestión de orden interno, o en el PP son católicos de mentirijillas. Vamos, postureo. Pueden decir “bueno ha sido una chica de Madrid”. Cierto, pero si se atreve a decirlo en público es porque lo habrá escuchado en más de una ocasión en la sede de Génova. Siendo tan monocordes, especialmente en las Nuevas Generaciones, y tan poco de pensar, es algo que más de uno y de dos habrán dicho.

Sucede que este sábado el papa Francisco I (símbolo y unidad de la Iglesia) se va a reunir con la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz -¿se pondrá mantilla?-, para tratar asuntos sociales. Ante esa reunión, algo habitual de todos los pontífices, una tal Macarena Puentes ha calificado a la reunión entre el gobierno de España y el Vaticano de “cumbre comunista”. Estupidez máxima si se es católico y se está medio informado de la doctrina de la Iglesia. O discurso normal de personas que con dificultad pueden vestirse solas. Que elijan dónde ponerse.

El PP a la deriva

Nadie del PP, ni los que se dan golpes en el pecho haciendo profesión de fe, le ha dicho a la señora que ha metido la pata. Y no lo hacen porque no son católicos. En realidad su pensamiento en lo tocante a lo religioso es protestante (calvinistas, luteranos, baptistas del sur, etc.). No hace tanto el silencio de cualquier dirigente del PP hubiese sido lo lógico, pero en el PP de Pablo Casado hay codazos por ver quién dice la mayor estupidez. El presidente gana por goleada (la última impulsar un acuerdo Mercosur-UE que ya está firmado, aunque no ratificado por la pandemia).

Es tal la deriva del PP que pisan todos los charcos no se sabe muy bien en busca de qué. El papa Francisco no ha hecho algo distinto a lo que hicieron Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo II o Benedicto XVI. Todos han antepuesto el apostolado a las posibles ideologías de los hombres. Todos han abogado por la paz y la fraternidad en el mundo. Todos han abogado por el diálogo. Todos tienen encíclicas sociales. De hecho fue Pablo VI (ahora beato) el que primero señaló en 1971 sobre el peligro de la destrucción de la naturaleza.

No tienen ni idea de doctrina católica

Debe sentar mal en la sede de la calle Génova que el actual ocupante del asiento de Pedro hable mucho de problemas sociales, de la dignidad de la persona o del peligro ecológico. Todos esos temas llevan siendo tratados por la Iglesia décadas. Y no sólo por los teólogos ordenados, sino los seglares de las muy distintas congregaciones. Que el mercado desaforado es un mal para la dignidad del ser humano, para la familia a las que destruye al mercantilizar las relaciones o para la naturaleza lo ha dicho hasta Juan Pablo II. Otra cosa es que en el PP estén a por uvas.

Rémi Brague, en su reciente libro Manicomio de verdades (Ediciones Encuentro, 2021), establece como grandes peligros para el ser humano al Estado (libertarios y peperos teniendo orgasmos) y al mercado (liberal-conservadores enfurruñados). Pero no ha sido el único autor católico que lo ha dicho. Es algo doctrinal. De ahí que las encíclicas Fratelli tutti o Laudato sí recojan ese bagaje de los anteriores pontificados. Y si establecen que hay que dialogar, se dialoga. ¿No han visto o leído Las sandalias del pescador?

¿Qué cabe pensar de todo esto?

Lo dicho anteriormente, que el catolicismo de la dirigencia del PP es puro simbolismo identitario. Son católicos como fórmula identitaria, una más a utilizar en el mercadeo político para engañar a las masas cretinizadas (eso al menos piensan en la calle Génova). Un simbolismo para que los verdaderos católicos, como si fuesen estúpidos, sean llevados a las fauces de la globalización y el capitalismo de amiguetes (en la gestión pública).

Demuestran su hipocresía teo-lógica y su carencia de fe. Son peores que los ateos y los agnósticos, pues estos, al fin y al cabo, no esconden ni su incredulidad, ni sus dudas. Caminan entre tinieblas (si leyesen las encíclicas sabrían por qué) pensando que lograrán la salvación, cuando ese camino elegido (más con la corrupción existente, material y del alma) no les lleva a la gloria eterna, sino a pudrirse en el purgatorio.

¿Un papa rojo?

Lo más gracioso es que, para demostrar que son protestantes, herejes e incrédulos realmente, el papa Francisco I, salvo por la cuestión del diálogo y el respeto a la dignidad de la persona (muy significada la lucha contra la pobreza), se está comportando como el resto de pontífices. Ni acepta el matrimonio de personas del mismo sexo, ni cree en la cosa queer, ni apoya dictaduras (al contrario), ni nada raro. Es más, el Opus está muy bien posicionado en el Vaticano y tiene mucho aprecio a Mariano Fazio (pensador opusdeísta brillante, vicario auxiliar de la prelatura del Opus).

El papa no hace politiqueo en sí, no lo necesita como bien dice Antonio Olivé. Su mirada es universal y a largo plazo. Por eso reunirse con este o con aquella no es una búsqueda de notoriedad, ni de votos. Además le habrán informado perfectamente de con quién va a reunirse. Una ministra postmodernilla que apoya todo lo que no gusta en Roma –y no duden que como pueda le lanzará una puya-. En el PP deberían leer más y mejor para saber qué pasa en el Vaticano… pero no sabiendo lo que pasa en su propia casa difícilmente van a conocer otros lares.

La alt-right inculta

El problema es que en el PP de la alt-right globalista no pueden admitir la doctrina oficial católica. Se quedan con lo que les interesa (aborto, eutanasia…) -desde la izquierda también se ha denunciado esa política de muerte por no entender la dialéctica de la dignidad de la persona- pero abominan de aquello que les da vergüenza (neoliberalismo). Como dice el dicho, en estos casos, no se puede poner una vela a dios y al diablo y pasa lo que pasa, que se acaba señalando al papa y a la Iglesia, por ende, como comunistas.

La Iglesia es colectivista según estos pasmados por la utopía individualista, pero sin colectivo no hay conversación, ni conversión, ni fe. El catolicismo no es como el protestantismo una cosa individual y personal en una relación individuo-dios, sino que va más allá. Sin comunidad fraterna de los creyentes no hay posibilidad de salvación (el perdón de los pecados debe ser realizado por una alteridad), ni apostolado, ni catolicidad. Por eso cualquier pensador católico, de verdad, pone pegas al neoliberalismo y a lo postmoderno. Es una cuestión de cultura que no muestran estas gentes porque… no les da.

Post Scriptum. A estos del PP les ha pasado lo que a Felipe González, a quien en el Comité Federal –cuando había comités donde se debatía y no se iba de palmero- Antonio García-Santesmases, con toda la retranca del mundo, le demostraba que la política del PSOE estaba a la derecha de la doctrina social de la Iglesia católica de Juan Pablo II. Y estar a la izquierda del PP es comunismo y a su derecha también.

MIC Insurance, premiada como mejor aseguradora del mundo

La entidad MIC Insurance Company ha ganado el premio “European Business Awards” como Mejor Compañía de Seguros, y ha recibido este reconocimiento en una Gala Europea celebrada en el Hotel Ritz de París. Los European Business Awards son uno de los galardones más prestigiosos a nivel continental para empresas, así como uno de los concursos comerciales transfronterizos más importantes del mundo.

Desde 2007 estos galardones reconocen a las entidades más innovadores, las historias de éxito y los emprendedores más valorados por su ética y buen hacer profesional dentro del panorama de las empresas europeas. MIC Insurance ha obtenido el premio en la categoría de Mejor Compañía Aseguradora, con una importante valoración por parte del jurado hacia su especialización y su flexibilidad operativa. En este sentido Antonio Morera Vallejo, presidente de MIC Insurance explica que “estamos realmente satisfechos y felices con este premio, porque nuestra capacidad de adaptación a las necesidades del cliente es uno de nuestros puntos fuertes, trabajamos mucho para elaborar planes de negocios y productos específicos que garanticen lo que verdaderamente demanda el asegurado”.

MIC Insurance es una compañía de seguros creada en el año 2001, que, desde entonces ha venido operando a nivel europeo, en productos muy especializados, como Seguros de Caución, Seguros para el Sector de la Construcción (Garantía Decenal, Todo Riesgo Construcción, Garantía Trienal, Coberturas All-Risk), y Seguros de Responsabilidad Civil, entre otros. El pasado ejercicio 2020 alcanzó los 110 millones de euros en primas aseguradas, creciendo un 10% a pesar de la complicada situación económica derivada de la pandemia.

Esta compañía aseguradora, que pertenece a DSA, empresa vinculada a su vez a Grupo Morera & Vallejo, presidido por Antonio Morera Vallejo, abre ahora una nueva etapa en Francia en la que ha consolidado toda su experiencia adquirida ofreciendo al cliente final el mejor servicio, la mayor solvencia y toda la tranquilidad en el aseguramiento de sus riesgos. A partir de enero de 2022 está previsto que se inaugure la sucursal de la entidad en España, desde donde realizará una labor mucho más cercana con sus colaboradores en este país, reforzando su calidad de atención y con nuevos objetivos de negocio.

MIC Insurance ofrece a los autónomos y empresarios líneas de avales de forma muy ágil, así como cobertura de garantía financiera para todo tipo de licitaciones y requisitos frente a terceros. Destaca la demanda en el sector de la energía renovable y el producto de Garantía Decenal, Responsabilidad Civil y Afianzamiento de cantidades para promociones inmobiliarias.

En los últimos años MIC Insurance ha logrado, no solo mantener su liderazgo a nivel europeo, sino incluso incrementarlo. Su equipo humano crece en la misma línea de especialización, personalización y excelencia que ha tenido durante todos estos años. La firma continúa en constante expansión internacional con visión global y estratégica. Con la sede central en Paris, han pasado de trabajar en la modalidad de Libre Prestación de Servicios a trabajar en establecimiento propio en el país, lo que supone un fuerte compromiso para generar confianza y solvencia en su negocio en toda Europa.

MIC Insurance volvió a ocupar en España el número 1 en el ranking de compañías del ramo de caución en España según la ICEA (Investigación Cooperativa entre Entidades Aseguradoras y Fondos de Pensiones). Para Morera Vallejo, “los excelentes resultados en el ramo están avalados por nuestra trayectoria y nuestra excelencia en la cotización y contratación de estas garantías financieras, somos especialistas desde hace muchos años y contamos con el respaldo de un importante número de colaboradores y clientes que están muy satisfechos con nuestra labor”.

Cómo se inventa una noticia en semana de derbi

Nada mejor que la llegada de un derbi para que la prensa nacionalmadridista comience a inventarse noticias sobre el Atlético de Madrid. En realidad estaban esperando que eliminasen al Atlético de Madrid de Champions para haber lanzado toda su furia. Como no ha podido ser, les queda agarrarse a las noticias falsas –la que habían lanzado antes del partido contra el Oporto para malmeter-. Como se hace con las informaciones de la prensa generalista, hoy se desentraña la gran manipulación.

Manu Sáiz fue el que lanzó la piedra, no se sabe si obedeciendo órdenes del viudo con gafas, diciendo que João Félix había pedido irse en el período de fichajes de invierno. El chaval, dice el amanuense de As y El chiringuito (no muy buenas referencias), no encaja con el Cholo Simeone y prefiere irse a otro equipo donde tenga más minutos. Ya que su deseo es ser incluido en la lista del mundial de Qatar. Creíble en sí la noticia sin aportar más datos salvo…

1ª Mentira

Que João se quiera ir puede no extrañar, pero que se ponga como excusa el mundial de Qatar ya empieza a oler raro. ¿Por qué dirán ustedes? Entre otras cosas porque en 2022 el mundial no se juega en junio/julio sino en invierno. ¿Para qué querría irse el jugador ahora si falta un año para el mundial y podría conseguir la inclusión en la lista saliendo en verano? Sáiz no lo va a saber explicar porque igual ni sabe cuándo se juega el mundial, ni dónde. Extraño, muy extraño. A no ser…

A no ser que sea el Real Madrid el equipo que quiera fichar a João, aunque sólo sea por quitarse esa espinita el Don, y les hayan dicho que digan cualquier tontería para que parezca creíble. El problema es que los que escriben al dictado suelen tener poca imaginación. O cabe la posibilidad de haber intentado un Turín con el jugador. La maldad del nacionalmadridismo es enorme.

2ª Mentira

Ocurre que como el Atleti ha pasado a octavos de Champions y se está en semana de derbi hay que seguir con la bufonada. Nada mejor que lanzar otro globo sonda. Y a los poco pensantes no se les ocurre nada mejor que titular la noticia de la siguiente manera: “Mendes ha informado al Atleti que sacará a João en diciembre”. Jorge Mendes como condimento de todas las salsas y porque el nombre suena bastante más que Pedro Cordeiro. ¿Quién es el señor Cordeiro? Uno de los socios de Soccer Promaster. ¿Qué es Soccer Promaster? La agencia del jugador.

¿Pueden explicar en la cadena SER y en As por qué alguien que no es el representante de João anda informando a la directiva que piensa sacarle en diciembre/enero? Mendes actuó en el fichaje como intermediario por parte del Atleti, no por parte del jugador. Con el jugador y su agencia de representación se había alcanzado un acuerdo. A ver, no es tan complicado buscar en internet quién es el representante de João y poner su nombre. Igual piensan en esos medios hermanos que Cordeiro va a ceder su dinero de las comisiones de forma desinteresada a Mendes (que le debe sobrar).

3ª Mentira

Como parece que no cuela demasiado la invención (se falla hasta en el representante del jugador), pese a meter en la ecuación a los sospechosos habituales (Javier Matallanas podía haber mirado o explicado el porqué de Mendes), toca sacar “equipos interesados”. Así en As, firmando ya por vergüenza como As.com (redacción) y señalando a la cadena SER (una especie de “han sido ellos”), dicen que están interesados en João el Liverpool, el Arsenal, el Manchester United y, el nuevo equipo comodín, Newcastle.

Visto así parecería que la cosa toma visos de credibilidad pero, siempre en las trampas hay un pero, descubren sus cartas a decir que el equipo que más dinero pone es el Newcastle pero que el jugador no quiere ir allí. ¿Cuánto dinero pone? ¿Cuánto ofrecen los demás? Si se da esa información, siempre y cuando fuese verdadera, lo menos que se debe conseguir de las fuentes es la pasta que piensan poner. No es lo mismo decir que el Liverpool ofrece 20 millones que 100 para la credibilidad.

Gil entra en la ecuación

Por si fuera poco acaban metiendo a Miguel Ángel Gil en la ecuación. El máximo mandatario habría dicho al jugador, se supone que a sus representantes, esos que no son Mendes, que si trajese el dinero se podría ir. Esto dice, que parece que no le conozcan, con cualquier jugador o empleado de la SAD. Si le ponen la pasta le salen símbolos del Euro en los ojos de pensar que subirá en la lista Forbes. No aporta nada esta información en realidad, ahora bien…

¿Cuánto es el dinero que pide Gil por João? Volvemos a los párrafos anteriores. Si Gil ha dicho que le “enseñen la pasta”, mientras se escuchaba Free Fallin’ de fondo, ¿cuál es esa cantidad? ¿20, 30, 40, 50…? Como todo el mundo conoce a Gil y se sabe que no piensa palmar dinero, por menos de 100 no sale. ¿Qué equipo puede soltar 100 millones en el mercado de invierno? Pues casi ninguno y menos los que han puesto en la lista, salvo al que no quiere ir. Nadie va a pagar, ni ochenta, por un posible suplente cuando de momento las arcas no están recuperadas (el Arsenal no juega ni Conference).

La táctica del nacionalmadridismo cuando tiene miedo

Lo curioso, al menos si se hace caso de lo que ha venido publicando el nacionalmadridismo, es que utilicen esta táctica del miedo. Cuando el Atleti era un equipo de mitad de la tabla no sacaban ventas posibles, ni nada por el estilo, como mucho hacían apuestas sobre cuántos goles metería su equipo. Extraña la táctica porque habían dicho que el equipo rojiblanco estaba ya acabado, que la etapa Simeone estaba finiquitada (en esto ayuda el pimpín de Gonzalo Miró), por lo que el partido sería coser y cantar ¿o no?

Para aquellos que berrean en el Metropolitano y en redes sociales no hay mejor ejemplo que éste para ver cómo ha cambiado la cosa. Tienen miedo a un equipo lleno de dudas y poco fútbol. Por ello necesitan inventarse historias de mala forma y sin hilvanarla bien. Que igual es que son incapaces de ello. Necesitan malmeter, pero hasta en eso han fallado. Que se vaya João es algo que preocupa a los panenkitas y poco más. Calidad tiene pero es un pecho frío y ese tipo de jugadores en el Atleti no encandilan. No es jugador con el que se haga daño. Al leer la noticia casi todo buen atlético ha pensado: “¡Enséñame la pasta!”.

Post Scriptum. Si Gil no lo filtra, ya que no querría abaratar la operación y los amanuenses no saben ni quién es el representante…

La izquierda gruñona

Cada vez se hace más complicado ser de izquierdas en España. De hecho sólo haber escrito España puede ser sinónimo de ser señalado como peligroso nacional-católico. “Este país” sería lo suyo. O cualquiera de esas estupideces que suelen reflejarse en los medios de comunicación progres, salvo que seas Íñigo Errejón a quien sí le gusta el nombre de España y su bandera aunque no lo significa. Total hay que resignificar todo y ahí comienzan los problemas de la intelligentzia progre.

Porque aunque el título diga izquierda, el calificativo que mejor les queda es progre de progresistas hacia no se sabe bien, ni cómo. Porque esto no lo explican tan sólo quieren que lo progre (ergo las izquierdas) sea algo homogéneo, sin aristas y entregado a la causa… ¿Cuál causa? La suya evidentemente. Como bien han dicho numerosos pensadores conservadores, se quiere la construcción del “hombre nuevo” –la mujer nueva no existe salvo que tenga un cipote como una barra de pan- y para ello hay que resignificar todo, derruir todo y dejar todo sin memoria.

Los listos

Esta intelligentzia que copa los medios de comunicación progres señala el camino a seguir (¿hacia dónde? No lo han dicho realmente), se las dan de seguidores de Pierre Bourdieu (que igual lo han leído pero no lo han entendido, de hecho escribió un texto precioso sobre este tipo de personajillos doxósofos: Intelectuales, política y poder de Clave Intelectual-Eudeba), de verdaderos augures del tiempo actual (por eso hay que meter a C3-PO en el parlamento, o algo así), cuya máxima es comparar todo con series, películas o antiquísimos manuscritos de los que son únicos intérpretes.

Ellos, porque en su mayoría son ellos, se permiten el lujo, en comandita con los políticos y los medios que les ríen las gracias, de señalar, cual comisario político chusquero, a aquellas personas que desde la izquierda (alternativa, socialista conservadora, cristiano, marxista o utopista) intentan interpretar el mundo desde el día a día y los vínculos sociales. En cuanto alguien así habla de proteger a la familia (sin establecer el tipo, la gradación o cualquier otro aspecto de la misma); de disfrutar de la tradiciones; de fortalecer los vínculos sociales; de mirar sin soberbia hacia la España periférica y a las clases populares, allí que acuden a señalar.

Reaccionarios

Ana Iris Simón ha escrito un libro que se vende muchísimo, de hecho más que los que suelen escribir estos comisarios políticos, y como hace un recuerdo de lo que era el mundo hace veinte o treinta años –hace nada-, defendiendo algunos de esos valores que se están perdiendo (amistad, familia, trabajo bien hecho, defensa de los derechos de los trabajadores…), la intelligentzia sale a atacarla cada vez que escribe un artículo (una verdadera cacería). Es una escritora de la nostalgia, dicen, como si eso fuera malo. De hecho esa visión nostálgica sirve de mucho para poder construir. Siempre se ha dicho que la experiencia es un grado.

Rojipardismo lo llaman. Normal que todos los escritores de esa intelligentzia ataquen en sus libros, redes sociales y artículos a Diego Fusaro, a Simón y a cualquiera que camine en los surcos de una carretera nueva. Regis Debray, rojipardo por defender las fronteras. Louis Althusser, rojipardo póstumo por pedir escuchar a la clase trabajadora. Christophe Guilluy, rojipardo por señalar las diferencias entre el centro y la periferia. Emiliano García-Page, facha directamente. Todo el mundo es rojipardo por defender otra forma de actuar desde la izquierda.

No puede haber debate

Lo peor de todo es que no puede haber debate. ¡Cuidado que viene Steven Forti señalando con el dedo! Sólo ellos tienen la razón (¿sabrán qué es la razón?). No hay debate sobre cómo salir de la encrucijada de la izquierda. El camino lo administran ellos junto a algún filósofo de la complejidad y algún ético de la imposición de construcciones imaginarias. Eso sí, todos coinciden en que la clase trabajadora no sabe votar. Se equivoca siempre porque no apoya lo que ellos dictaminan.

¡Viva el rojipardismo!

Pues miren más vale rojipardo en mano que votos volando. No entender cómo se constituyen las sociedades (aunque sea la intrahistoria unamuniana); no entender que los lazos sociales son más importantes que los círculos, los cuadrados y las series de televisión (a Raymond Reddington habría que enviarles); que las tradiciones y la explosión creativa popular es la savia que potencia las comunidades; que al fin y al cabo vivir es más importante que construir seres nuevos.

El catolicismo les parece mal y el islamismo bien, por aquello de la diversidad y porque la tradición europea no les gusta al ser colonialista (bueno, si es protestante sí que les gusta). Son feministas del patriarcado altergenerista. Si se celebran fiestas en los pueblos les parecerá mal que haya pasodobles, música de los ochenta o reggaetón. De hecho lo que les gusta de lo rural son las capitales de provincia grandes, nada de Ávila o Soria. Son pijos hasta para eso.

En realidad a esta gente le provocan orgasmos los androides y todo el transhumanismo. Tener que aceptar visiones distintas de gentes del común es muy duro. De hecho sólo tendría que haber sobre la faz de la Tierra opinólogos, empresarios y políticos (dudan incluso de estos últimos), el resto seres controlados genética y electrónicamente. No les gustan Simón, Lenore o Fusaro porque les desnudan públicamente, porque hacen ver que los doxósofos van desnudos.

Son la izquierda gruñona porque no les gusta nada… que no sean ellos. Son la más grande fábrica de voto de las derechas o de la abstención.

6-D: El día del onanismo de la clase política

Mientras la mayoría de los españoles disfrutan del puente viajando, bebiendo los buenos caldos españoles, degustando –para disgusto del ministro Garzón- las ricas viandas del país e intentando no aguantar a la clase política, ellas y ellos a lo suyo. A la práctica del onanismo político. La masturbación de la clase política con sus cosas de políticos. El día 6 de diciembre es siempre el día en que los políticos se reafirman como esa clase necesaria (“maldita necesidad” claman los españoles) para el buen discurrir de la vida.

En realidad la clase política vive para esto, para darse autobombo y nada mejor que hacerlo el día de la Constitución. Algo que también alimenta el vouyerismo periodístico, que en mitad de un puente, puede rascar cualquier estupidez que a nadie interesa salvo a la clase política y a la clase periodística. Unos dicen que la Constitución está obsoleta; otros la defienden con la boca pequeña; aquellas dirán que hay que ir a un proceso constituyente; las otras que si nadie la respeta. El caso es que hablan para ellas y ellos… sin más.

Las pajas reformistas

Principalmente el PSOE es quien defiende la reforma constitucional para “adaptarla a los nuevos tiempos”. Así Pedro Sánchez, tras defenderla con la boca pequeña, acaba por reconocer que debería reformarse para encajar mejor a las distintas sensibilidades existentes (ahí al lado sale Ximo Puig babeando). El avance federal o multinivel (como si la Constitución no fuese multinivel ya, que si hay nivel central, autonómico y local es por algo) para que algunas regiones estén contentas.

También para quitar la palabra “disminuidos” y poner “personas con discapacidad” –que como todo el mundo entiende es urgentísimo (guiño, guiño)-. Hay que defender la Constitución, no se sabe bien de quién, pero a la vez reformarla. Y así llevan en el PSOE cerca de ocho años, aunque para entregar la soberanía económica de España tardasen quince minutos.

Las pajas conservacionistas

Los hijos de aquellos que se abstuvieron o votaron contra la Constitución, el PP, aparecen como los máximos conservacionistas de una “ley de leyes” en la que no confiaron y de la que desprecian todo su contenido social (por cierto, lean a Óscar Cerezal recordando la vía social de la derecha en la carta magna). De hecho, si por ellos fuese cambiarían el sistema electoral para intentar ganar siempre ellos –aunque saben que en Cataluña y País Vasco no lo harían-, o lo que es lo mismo un sistema uninominal. Pero se contienen porque piensan que esas leyes no van con ellos.

Además, Pablo Casado y sus antecesores son muy dados a denunciar todas las leyes en el Tribunal Constitucional para que los derechos sociales se vean constantemente lastrados. Y no por algo ideológico –los conservadores católicos al menos tienen ese algo contra la ley del aborto, por ejemplo-, pues la ideología les da lo mismo –hoy son de la alt-right estadounidense y mañana del conservadurismo teutónico-, sino porque su vía política nunca es de construcción sino de demolición en favor del capitalismo de amiguetes y la clase dominante globalista (con sede en Nueva York).

Las pajas destructivas

Unidas Podemos y Vox son los grupos que quieren derribar el artefacto constitucional entero. Unos para montar una república peronista, otros para levantar una España centralista y libertaria. No les gusta lo que hay y lo quieren transformar de arriba abajo.

Desde Unidas Podemos reclaman que la Constitución debe cumplirse en todos sus artículos, haciendo una interpretación demagógica de los artículos. Desde Vox quieren quitar las autonomías, no porque cuesten mucho dinero –si así fuese todos sus parlamentarios regionales renunciarían a sus sueldos-, sino para que la unidad de España se garantice desde Madrid.

¿Para qué?

Lo curioso de todas estas artes masturbatorias es que nunca reconocen el para qué de los cambios, reformas o mantenimientos. Se puede intuir por el discurso lo que cada partido defiende, pero con claridad meridiana nadie lo dice. ¿Para qué hacer federal lo que ya es federal?, debería responder el PSOE; ¿para qué reformar el sistema electoral no en sentido más proporcional?, debería explicar el PP; ¿para qué provocar un proceso constituyente si les da igual el pueblo?, deberían exponer en Unidas Podemos; ¿para qué centralizar el poder en España si se ha mostrado eficaz (en gran medida) el sistema autonómico?, deberían decir desde Vox.

¿Han preguntado a la ciudadanía para saber si se quiere reformar?

Lo más curioso de todo es que jamás se han preocupado en ninguno de los partidos en conocer si a las personas del común les importa o no la reforma constitucional. Lo más probable es que les respondiesen que mejor que eso, podrían dedicarse a gestionar bien. En vez de dedicarse a legislar como si no hubiese un mañana con leyes que no sirven para mucho, igual habría que gestionar con más habilidad y sentido social.

En España hay personas que dicen que hay que cambiar el sistema electoral porque el voto no vale igual en toda España, lo que es una gilipollez como piano de cola. Todos los votos valen uno, pero les han soltado la matraca día tras día y se lo han creído. Cuestión distinta es que se pierdan votos, algo que ningún sistema electoral soluciona y mucho menos el que quiere el PP. Pero salvo esas personas y los cuarenta republicanos que salen en manifestación ¿saben las personas qué modificaciones son mejores o peores?

Si hasta el momento ha ido bien…

Lo que sí conocen los españoles, de cualquier ideología y creencia, es que con esta constitución las cosas han ido bastante bien. Que más que problema del sistema institucional en sí, existe un problema de personas, de dirigentes políticos que son unos mastuerzos o idiotas sin más. Curioso que allí donde se gobierna, a nivel local y regional, con cierto sentido común las personas estén más contentas que donde se ponen las pajas mentales por delante.

Si se preguntase en las encuestas, esas que se utilizan para intentar condicionar al pueblo, si se confiaría en la clase política actual para realizar un proceso de reforma o constituyente, lo más probable es que hubiese sorpresas. Negativas para la clase política, como pueden suponer. Visto el percal, casi es mejor que no toquen nada. No porque no haga falta (que algunas cosas se pueden mejorar) sino porque pueden destrozar lo poco que se tiene. De hacer caso a la clase política estaríamos casi a las puertas de una guerra civil generada por fascistas y frentepopulistas cuando la realidad es que no es así. Señoras y señoras dirigentes, no jodan.

Si se va Simeone ¿a quién se pone?

La pregunta del titular podría ser para cualquier aficionado del Atlético de Madrid, pero no. Hay una gran masa de personas normales que entienden que el Cholo Simeone debe seguir al frente del equipo pase lo que pase (salvo el descenso). La pregunta en cuestión es para todos esos que pitan en el minuto cuatro, para los panenkitas, para los Fifas, para los matallaners, para los chiringuiteros y para Gonzalo Miró (que desde hace años viene dando por culo). Si Simeone se va o le cesan ¿a qué entrenador traerían?

La pregunta puede ser sencilla porque cualquiera de esos iluminados del fútbol conocen un entrenador, a cual más extraño, que situar al frente del equipo. Los que tienen amistades con el grupo Bahía tienen más de uno, como es comprensible. El recambio no sería cambiar nombre por nombre, bien al contrario supone algo más que un simple intercambio de cromos. El equipo no está bien pero ¿es tan sencillo cambiar al Cholo?

Cumplir objetivos

Quien venga debe garantizar, como ha hecho Simeone, quedar entre los tres primeros todos los años. Eso es lo que exigen los prescritos y eso es a lo que Simeone ha acostumbrado a una afición. La cual, por cierto, no es en una gran mayoría consciente que esto que se está viviendo no se ha producido jamás en la historia del equipo. Jamás. Así que empiecen a poner nombres de entrenadores que sean capaces de eso y que lo hayan demostrado anteriormente, aunque sólo sea durante tres o cuatro años.

Capaz de gestionar grupos de estrellas

Quien venga debe ser capaz de gestionar con solvencia grupos humanos con numerosas estrellas futbolísticas. No vale un tipo que ha hecho muy buena temporada en el Huesca, como sucedía antes. No. Ahora tiene que ser un entrenador que gestione estrellas y conforme un buen grupo humano. El equipo tiene esa cantidad de estrellas porque han llegado para trabajar con Simeone en muchos casos y quien venga debe ser capaz de atraer talento.

Potenciar jugadores

No sólo el entrenador que tienen en mente debe cumplir objetivos todos los años y manejarse con estrellas futbolísticas, sino que tendrá que potenciar a los jugadores que le lleguen por la estrechez –en comparación de los portaaviones futbolísticos- monetaria. A ello súmenle saber ubicar a jugadores en otros puestos y que rindan a plenitud, o encontrarles una ubicación en el campo que les haga mejores. Y que eso les guste o no les provoque disconformidad.

Ganar títulos

Si lo anterior parece importante, esto no lo es menos. Quien venga deberá ganar títulos una vez cada dos años como poco. Deberá alcanzar semifinales y finales de Champions. Deberá pelear la liga hasta que quede poco. Deberá generar que los equipos europeos vean como un mal dolor de muelas enfrentarse al Atleti. Competir una y otra vez.

¿Cuántos nombres hay?

Descartados los monos Burgos y demás amigos de cierta agencia, los entrenadores que destacan en equipos medianos un año, las flipadas del juego bonito pero cero títulos ¿cuántos entrenadores hay que estén disponibles con ese nivel de exigencia? Aquí hay que ver a Matallanas, a Miró, a los panenkitas, a los neo y demás. Que de gente como Omar Pastoriza ya se ha tenido bastante como para ir al fondo. Los buenos de verdad están todos contratados, como es lógico.

Y daría lo mismo en realidad. Estas gentes nunca están contentas. Se han hecho un mundo feliz e imaginario en sus cabezas y cualquier otro entrenador les caería mal (de hecho algunos viven de dar por culo), no sabría qué juego desarrollar y no pondría a los jugadores que ellos tienen en su cabeza y que piensa que harán las cosas que practican en el Fifa. El resto pues a rezar para que Simeone no se vaya, aunque sus caras partido tras partido no sean como para la esperanza. Algo normal después de tantos años. Pero toda esta gente que de sus nombres acordes a lo que ha conseguido al que quieren fuera.

¡Qué decadencia tan poco estética la de Europa!

Europa está en decadencia. Se quiera o no, vive de un pasado glorioso como cuna de la civilización occidental, pero ya no da para más. Una decadencia que puede no ser evidente, pero cuya latencia resuena como lo harían los golpes de una persona enterrada viva. Europa es un no-lugar desde hace tiempo. Algo intercambiable en términos políticos, económicos y sociales con otras regiones mundiales. Ya ni Roma ejerce su poderío espiritual.

Mientras muchas personas se enfangan en disputas sobre comas o puntos de una realidad que languidece, el resto queda absorto en un tiempo que se le escapa entre los dedos sin poder aprehenderlo. La velocidad de vuelo que ha tomado la modernidad (o postmodernidad) es incomprensible para la mente de un europeo y por ello no capta que la decadencia está aquí.

Una decadencia, además, fea, inane, carente de cualquier atisbo estético. Porque se puede morir, se pueden entregar las armas, pero no de esta forma. El Imperio romano cayó pero mantuvo una estética deprimente, si quieren, pero estética. Lo mismo puede decirse de la Edad Media, del Renacimiento y de numerosos aportes artísticos que han sido a lo largo de los siglos. Esa muerte de época o de civilización acababa dejando algo para posteridad ¿qué dejarán estos años?

Una política para masas cretinizadas

La política actual carece de estética. Visualmente cualquiera de ustedes no sabrían decir si este o aquel son de este partido o del otro. Como mucho, si les ven sin corbata dirían que son de la izquierda y con ella de la derecha. Ni los que acudían en camiseta, en ese estertor estético postmoderno, hoy son distinguibles. Y esto sucede porque da igual, porque actúan para ellos mismos (quedar bien con los diferentes jefes de partido), y para los medios de comunicación. Una forma de entretener a las masas cretinizadas, que diría Juan Manuel de Prada, que no necesita de un planteamiento estético.

Si fuesen a un congreso de las juventudes de los distintos partidos políticos no verían grandes diferencias estéticas… y casi ni discursivas en el fondo. No hace tanto se distinguirían cuando menos en lo estético. Liberales, fascistas, comunistas, socialistas, etc., tenían su propia estética hasta no hace mucho tiempo –los socialistas levantaban el puño izquierdo y los comunistas el puño derecho-. Pero ya no les hace falta porque el capitalismo ha homogeneizado tanto la sociedad que un heavy puede ser de Vox. Tampoco hay preocupación por ello.

Magufadas para escapar de la homogeneización

Como sociedad pueden decir que existen diversas expresiones culturales. Que cada vez hay más grupos de interés o identitarios. Que hay una gran preocupación por derechos humanos. Que existen hasta anarcoliberales. Sí y todos se mueven bajo el mismo paraguas. No hay nadie que intente ver si hace sol o llueve más allá de la protección del paraguas. Hay muchas magufadas, demasiadas, para conectar con el ser interior; para hacer de cada persona un líder (sin seguidores y sin componente relacional); para que cada deseo, por estúpido que sea racionalmente, tenga su derecho o su espacio de víctima; para que, al final, no se vea quién mueve los hilos.

Destruyeron al dios cristiano para dar cabida a la diversidad impostada de dioses fabricados en agencias de publicidad; para que el hedonismo triunfase; y para que otros dioses entrasen en Europa a fin de destruirla en sus cimientos. Todo aquello que pudiese ser estético debía ser reducido a la nada para homogeneizar en vistas a poder vender sus bagatelas. Ni el paganismo es respetado hoy en día. También la iglesia de Roma se entregó a ello dejando de lado la estética, de cierto misterio y misticismo, que le había llevado a dominar. Powerpoints en las misas, curas con pintas de colegas de barra de bar, infantilización de los discursos…

Ni la música se salva de la catástrofe

Es comprensible que Víctor Lenore se abrace al reggaetón, al flamenco y demás subculturas, son los últimos que contienen cierta manifestación estética en Occidente. Si escuchan discos actuales, da igual el supuesto estilo –algunos estilos deberían acompañarse de cuchillas para cortarse las venas (como los discos de Quique González)-, todos suenan igual. Más distorsión en algunos estilos, más vientos en otros, pero todos suenan igual. Y no es culpa de los programas de edición, que también, sino de una incapacidad para hacer algo distinto, disruptivo…

Se ha pasado de una orgía estética en los años 1970s y 1980s a la casi nada. En España da igual el artista, todos se parecen. Son calcos con más o menos fortuna. Lo mismo sucede en el resto de Europa. ¡Qué decir de la literatura! Salvando a Michel Houllebecq, el resto son poco estetas. Por no hablar de los escritores de estilo ensayístico, más monocordes que el color negro. Deprimente todo.

La orquesta sigue tocando mientras se hunde Europa

Ahí los tienen, tocando sus instrumentos mientras el barco se va a pique. En esta ocasión no ha sido por no hacer caso a las advertencias, que ni caso las hicieron, sino que han visto el iceberg y hacia él que han ido con todas las fuerzas posibles. Mientras tanto nos cuentan sobre el peligro del comunismo cuando ni comunistas quedan. Nos hablan del peligro del fascismo cuando ni fascistas quedan. Así nos tienen entretenidos para que el languidecimiento de Europa no se note. ¡Anda que si hubiese fascistas y comunistas no lo íbamos a saber! Todos ellos sabían de la importancia estética. ¿Dónde los futuristas están? ¿Dónde los realistas se hayan?

Si hay que morir que sea con dignidad. Con majestuosidad. Con una estética acorde al acontecimiento. Una Europa muerta pero bella en su muerte. Una Europa inútil pero hermosa en su inutilidad. Una Europa decadente pero de una decadencia que quede en el recuerdo para el resto del tiempo. Desde que los postmodernos llegaron a Estados Unidos –y de allí nos devolvieron toda la mierda duplicada-, Europa no ha producido nada que merezca ser recordado o alabado. La socialdemocracia, verdadero producto europeo, es hoy indistinguible del liberalismo en lo fundamental y en lo estético. Quedará la nada, llena de cuerpos uniformes y sin alma.