Anda Pablo Iglesias muy preocupado por la calidad de la democracia en España, eso sí, sin aportar ninguna solución que no pase por ÉL. Haciendo adanismo ha creído descubrir que el recinto de la soberanía popular recibe presiones, que los medios de comunicación reciben presiones, que el gobierno recibe presiones… algo que en las Ciencias Sociales, en los propios medios de comunicación, en libros, en películas, en series y en mil formatos más se lleva diciendo desde, al menos, 40 años atrás. Pero ÉL tenía que aparecer como descubridor de la pólvora. Le parece mal que encarcelen a este o aquel, pese a que se hayan pasado las leyes por el arco del triunfo (y no precisamente las de libertad de expresión); entiende la violencia como un mecanismo político más; pero al final del camino propuesta para adecentar la democracia ninguna. Leyes con crímenes de autor sí. Reformas políticas de verdad, no.
Tiene la oportunidad en el mecanismo ese de resiliencia que se han inventado para el estudio del futuro de España. Pero no hará nada porque para Iglesias y su alegre muchachada todo se resuelve con referéndums, que es la democracia directa perfecta. Lo dicen así y tan panchos se quedan cuando saben, o deberían saber, que el referéndum ni es democracia directa, ni es más perfecto que otros mecanismos. Lo primero de todo porque para que fuese un mecanismo de democracia directa debería existir un proceso deliberativo suficiente, con la misma publicidad de todas las opiniones –tantas como ciudadanos existan- y sin la necesidad de una decisión dicotómica (Sí o No). Los referéndums que se presentan como la panacea de la democracia pecan de no aportar la información suficiente, es decir, toda la información para que las personas tomen una decisión valorada; y tampoco permiten establecer la pregunta algo que es fundamental. Por ejemplo, si alguien plantease si se quiere la independencia o no de Cataluña sin más se estaría hurtando la realidad pues hay numerosos condicionantes que deben ser incluidos en la pregunta en sí y que no aparecen. Y eso es calidad democrática. No hurtar la información y la deliberación ni en el transcurso ni en la misa pregunta.
Ese es todo su aporte democrático a la política, en línea con el populismo con tics de izquierdismo barato que ofrece cada día. Como mucho, desde alguna tribuna cercana a entorno morado, se ha llegado a solicitar que en algunas políticas intervengan asociaciones o incluso ciudadanos antes de que la clase política tome la decisión final. Algo es algo porque se incorporan elementos de la sociedad civil al proceso de deliberación primario, aunque se hurtan de la decisión real. Esto lo proponía Felipe González a comienzos del siglo XXI en sus conferencias por esos lares, por lo que muy nuevo tampoco es. Ni muy democrático si esas asociaciones son elegidas o son los lobbies interesados en el tema y piensan sacar rédito. Lo que ha hecho Irene Montero con la ley Loretta impidiendo que los grupos feministas interviniesen en el proceso previo –y en el deliberativo también a decir de la agresividad que muestran-. Ahí las presiones de las farmacéuticas son bien recibidas. Por tanto, algo que se presenta como más democrático en realidad puede ser –y es en la mayoría de las ocasiones- más oligárquico. Súmenle lo que duraron los círculos en Podemos y ya tendrán completo la esencia democrática de Iglesias.
Reforma del Senado.
El resto de la dirigencia política no es que sea mucho más democrática en sus propuestas, de hecho la gran mayoría tiene pavor a la democracia y no dudan en blindarse (estatutariamente y legalmente) contra aquellas mismas personas que les auparon al poder. No hay optimismo posible con la clase política en general, pero cuando menos no van de listos o de salvadores de la democracia. Como mucho dicen que España debería ser federal para solventar algunos problemas, cuando España ya es federal pero no se han enterado. Aunque, como le sucede a Iglesias, lo que quieren es un Estado confederal para algunos y más restrictivo para los demás… bueno como ahora con la permanencia de los fueros. No son muy dados a abrir el abanico porque, el que más y el que menos, viven de la política y tienen que “pagar los servicios prestados” a muchas personas del interior del partido. Pero ya que quieren cambiar la composición del Senado, habrá que ofrecerles una solución democrática.
Están preocupados porque el Senado no sirve para mucho –producto de la legislación existente- y querrían meter a los presidentes y presidentas de las Comunidades en el mismo. Más clase política haciendo lo mismo que hacen siempre, pero con pompa y circunstancia que dirían los británicos. No, lo que hay que hacer en meter directamente a la ciudadanía en el Senado para que esté representada la soberanía popular en esa cámara con posibilidad real de veto y transformación. Porque se arrogan la representación de la soberanía popular -o la voluntad popular, que suele ser sinónimo para ellos, algo que suele acabar en desgracia- pero en realidad es un mero artificio político pues la mayoría de personas no conocen ni diez puntos de los programas electorales y votan por cuestiones bien diversas más allá del programa. No hay, entonces, transferencia de la soberanía sino delegación de la representación, lo cual es bien distinto.
¿Cómo situar a la ciudadanía en el Senado? Tan sencillo como aumentar a 600 el número de puestos senatoriales. 300 hombres y 300 mujeres. Renovación cada tres años independientemente de las elecciones al Congreso. Y por sorteo. Según la población de cada Comunidad Autónoma se otorgan equis número de senadores y se sortea entre toda la población, excepto cargos públicos de todo tipo (desde concejal hasta ministro o asesor dedocrático), y a trabajar durante tres años. Se pueden poner algunas cortapisas más al sorteo como personas judicialmente incapacitadas, jueces del CGPJ, etcétera. Lo importante es que las personas en sí estén en la cámara senatorial para deliberar, debatir y decidir sin débitos partidistas. Podrán llegar los más listos o los más tontos. Los más de izquierdas o los de más derechas, pero será el pueblo ejerciendo realmente su soberanía.
¿Por qué no harán nunca una reforma de este estilo? Por una cuestión egoísta, más allá de los cargos que perderían para pagar favores –desde el primero al último-, cualquier ley tendrían que explicarla de forma que fuese comprensible para todas las personas y abandonar el lenguaje de partido, de clase política, es complicado pues se han formado más en ese lenguaje que en otras cuestiones. A ver cómo Montero explica que un hombre-biológico puede sentirse discriminado por no atenderle un ginecólogo (Íñigo Errejón dixit). Al minuto las personas del común, iletradas o cultas, le mandaban a esparragar. No sólo tendrían que cambiar el lenguaje sino que todas esas leyes de políticos o de reforma de la reforma de la reforma que no aportan algo seguramente no saldrían adelante por el veto senatorial. Preguntaría cualquier senadora “¿Pero esto no estaba ya legislado?” y el político de turno diría “sí, bueno, pero es que es más mejor”, rechazado.
Además no es lo mismo convencer a una persona que a seiscientas, las cuales saben que en tres años se acabó y que no volverán a ocupar ese cargo. Por lo que pondrán todo su empeño en hacer las cosas bien, con más sentido común y, posiblemente, sin aspavientos ni cosas de políticos. El control de la prensa sería casi imposible por la cantidad de personas independientes. Cierto que se podrían crear ciertos bandos por afinidad ideológica, pero tampoco ello es negativo pues sucede en la sociedad habitualmente. Lo que está claro es que los partidos tendrían que trabajar, especialmente el gobierno, y más en las sesiones de control. No es complicado ser político, lo farragoso es estar dependiendo del “látigo del partido”, de los gustos del dirigente máximo y tragar con todo apeando la propia ética. Además con los letrados de la cámara y demás funcionarios se aprenden las cosas rápidamente. Y pensar que una persona cualquiera no puede ejercer ese cargo senatorial es de un elitismo asqueroso que atufa a casta. Pero este mecanismo democrático no lo verán sus ojos porque, ni Iglesias, ni los demás querrán.
Dos que se acuestan juntos acaban volviéndose de la misma condición dicen que dice el dicho. Algo así le debe estar pasando a Florentino Pérez que cada día que pasa se va pareciendo a los Gil, tanto al padre como a Miguel Ángel. Del padre está cogiendo las bravuconadas contra el estamento arbitral y contra los medios de comunicación; del hijo, sin lugar a duda, el vender humo con los fichajes cuando las posibilidades de caja son las que son. Miguel Ángel Gil ha difundido, entre los periodistas de cámara, un sinfín de fichajes que se sabía jamás se llevarían a cabo por no haber dinero o para despistar mientras se fichaba Tilico o Musampa. También ha filtrado nombres para acabar con la carrera de algún periodista crítico. Su florentineza está jugando a eso desde hace unos años sabiendo que los tiempos de los galácticos y demás fichajes tirando de créditos de Cajamadrid o la banca privada ya no volverán.
Tras el gran timo de Eden Hazard, en el que el Chelsea estuvo listo en vendérselo por cerca de 145 millones de euros (aunque la prensa nacionalmadridista lo rebaje siempre a cien), no quiere arriesgar un céntimo más. Bastante tiene con Bale y Hazard para que ahora le cuelen otra milonga de esas que los todólogos del fútbol internacional venden como lo más maravilloso del mundo. En cuanto ven dos taconcitos o algún control estético ya venden al jugador como lo más impresionante que se puede ver, olvidando aquello que dijo el gran Luis Aragonés (que por algo le llamaban el Sabio), que las filigranas muy bonitas pero que si no valían para nada al equipo eran una mierda. Con la mosca tras la oreja sólo quiere fichar gente que ya esté consagrada o se haya comprobado que sí es buen jugador. El problema es que eso lo filtra a los amigos de la prensa, todos esos periodistas que se sabe “trabajan” para el viudo con gafas, para que rellenen programas de radio y televisión y páginas de prensa escrita, para tapar las vergüenzas actuales.
A más, a más, sabe perfectamente Florentino que no hay dinero en caja por mucho que hayan vendido humo durante las dos últimas temporadas. Justo antes de la pandemia, por estas fechas, personajes como Roncero, Pedrerol y el Marca en general hablaban que el Real Madrid estaba ahorrando dinero para fichar a Kylian Mbappé este mismo verano. Ahora, un año después, dicen que no se había ahorrado y que con la crisis por la pandemia va a ser que no, que mejor esperar a que llegue gratis dentro de un año y mientras tanto ya se fichará a otro de los buenos. Eso lo cuelan por lo bajini, por aquello de decir que ya lo habían advertido, a la vez que siguen alentando el sueño imposible con afirmaciones de que los goles del francés son de un madridista, que si ya es el mejor jugador del mundo y que su destino es el blanco. ¿Con qué dinero? Desde luego con el que hay en caja no.
Mientras se espera a Mbappé, ahora cuentan que quien sí vendrá es Erling Haaland, el cual, como hacen con todas la historias que se montan en sus cabezas, está deseando venir, va a presionar al Dortmund para que le deje salir, que si tiene una cláusula liberatoria sólo para el Real Madrid… así para entretener a la parroquia de las pipas. Mbappé este año no, porque cobra mucho, pero sí Haaland que debe ser que vendrá sin cobrar desoyendo ofertas de Liverpool, City u otros equipos que le ponen muchos millones de sueldo a los que renunciará porque es madridista desde pequeño y su ilusión es estrenar la caja de herramientas moderna que va a ser el nuevo Bernabéu. Lo dicen así y lo gracioso es que se lo creen y todo. Para esto Jesús Gil era un maestro del que ha debido aprender Florentino ya que era capaz de vender, mientras había postura egipcia, a Tilico como el nuevo Mauro Silva. Ahora venden a Vinicius como el Garrincha del futuro y a Rodrygo como Pelé en construcción… y ¡se lo creen!
Tiene Florentino tal control de los medios de comunicación que es capaz de colarles lo que sea a los madridistas y hacerles ilusionarse. Tras venderles la moto de Mbappé ahora les baja a Haaland (que por menos de 80 millones no vendrá) y siguen tan alegres. Es como esos cambalaches que hacen de comprar a Pau Torres por Isco y 15 millones que suelen inventarse. Luego llega el Villarreal y dice que los billetes uno encima de otro y la prensa a decir que si el jugador es medio cojo o algo así. De hecho a primeros de enero Alaba estaba fichado ya y hoy parece que le quieren pagar con pisos de Gilmar o por el estilo y a lo mejó no viene y sí se va Ramos. Vende humo el viudo con gafas por encima de sus posibilidades porque está empeñado en su sueño faraónico, toda vez que ha usurpado la presidencia del equipo con unos estatutos para superricos. Así empezaron los Gil que se quedaron con el Atleti sin poner un euro y llevándose el de los accionistas minoritarios. Cada vez más se va pareciendo a los Gil, salvo que tiene comprada a la mayoría de la prensa y se callan.
Para disfrute del madridismo una linda canción les dejamos para que sueñen con Mbappé, Haaland, Alaba y la vuelta de Cristiano…
Ayer por la mañana, interpelación de Ciudadanos mediante, Pablo Iglesias ha vuelto a dar muestras del adanismo intelectual del que viene haciendo gala o, como dice el compañero Santiago Aparicio en Diario 16, de sus escasos conocimientos de Ciencia Política. Ha descubierto el dirigente podemita que existen grupos de presión en la policía española y que, como tales, ejercen presión sobre el gobierno y los distintos grupos parlamentarios. También ha descubierto que la agenda política viene marcada mucho más por los medios de comunicación que por los partidos políticos. ¡Quién se lo iba a decir hace 20 años, cuando menos, a Giovanni Sartori! Incluso ha mostrado su indignación porque existen aparatos ideológicos dentro del Estado y en el Estado, todo ello sin haber leído jamás a Louis Althusser y a sus seguidores que vinieron detrás analizando el tema. Y, por último, se ha mostrado indignado porque los bancos ejercen presión.
Antes de comenzar la sesión había advertido, haciendo alarde de un egocentrismo ya conocido, que iba a ofrecer una explicación que iba a dejar a todo el mundo anonadado al descubrir la verdad. Tras escucharle cabe preguntarle ¿toma por idiotas a los españoles? ¿Ha estudiado realmente Ciencia Política? Porque la explicación, en el general, no podría sorprender a unas siete generaciones de españoles (a los menores de 13 años posiblemente, pero están a otras cosas) y no, no es el primero que dice esas cosas, ni es exclusivo de la izquierda. Debe ser que no aparece en las series que suele ver mientras no hace mucho más, ni en los libros que suele leer, pero existir existen numerosos autores liberales que critican con dureza lo que ellos y ellas llaman el poder de la oligarquías, la ley de hierro de la oligarquías o el peligro de las oligarquías de todo tipo. Son muchísimos los liberales que, defendiendo el pluralismo, han visto como negativo diversas concentraciones de poder. Porque, da igual que sea en el Estado, que en el mercado, las concentraciones de poder no son buenas. Por supuesto, lo que ha dicho Iglesias ayer lo vienen diciendo autores de izquierdas desde antes de Marx. Nada nuevo, por tanto, lo expresado salvo el adanismo propio del vicepresidente segundo ¿o segundón?
El peligro de los medios de comunicación.
Le preocupa a Iglesias que los medios controlen la agenda política, algo que sí es preocupante pero que tiene solución –la propia casta política puede cambiar su actitud-, y que esa agenda política al final está diseñada por un poder semioculto y que está interrelacionado con los bancos. ¿Qué medio de comunicación tiene como accionista a un banco? Salvo El país, que sería el medio más a la izquierda de los más vistos, ninguno más. También le parece mal que las televisiones sean todas de derechas (que lo son) y que intenten colar (La sexta) una como si fuera de izquierdas. De esta forma los discursos de izquierdas no penetran en la población lo suficiente para tener conciencia. El análisis puede ser veraz en muchas partes, lo que olvida Iglesias es que esos medios de derechas, incluso de extrema derecha, son los que le apuraron a donde está en estos momentos. Sin las quince mil horas de televisión que tuvo él y sus amigos (hoy todos defenestrados) no estaría en un gobierno de coalición.
Igual lo que le molesta de las televisiones es que ya no le hagan la pelota, ni le encumbren como el nuevo dios al que hay que adorar. Y si se inventaron a Podemos o Ciudadanos, también lo han hecho con Vox y lo harán con los nazis. Y no por una perversión ideológica sino por algo tan simple como ganar espectadores o visitas. Cuanto más extravagante y radical parezca alguien más posibilidades de darle sus tres minutos de gloria, o sus miles de horas cuando interesa a la oligarquía. Sin La sexta Podemos hoy sería un grupúsculo exterior al sistema político o la cagada de un gorrión en la chaqueta de Anguita. Bien que cenaba con Ferreras para sus cosas. Hoy como no le adoran son malos. Aunque esto no es lo peor del discurso como se verá.
Tampoco puede quejarse en otros aspectos del mundo mediático. De cada diez ensayos o libros de actualidad política que se publican en España de izquierdas y escritos por españoles, seis o siete son del entorno de Unidas Podemos. De hecho es difícil no encontrar a un dirigente de Podemos que no tenga un libro bajo el brazo. Hasta se podrían señalar editoriales que tienen un aroma podemita bastante marcado. Eso, por ejemplo, no lo tiene el PSOE. ¿Quiere decir esto que la oligarquía mediática apoya a Podemos? Sí, en tanto en cuanto vende y es rentable al negocio. En cuanto dejen de serlo, adiós. No puede quejarse Iglesias de que las ideas de esa parte de la izquierda no tienen canales de difusión. Lo que igual no llega a entender es que no gusta a las personas en general.
Contra el pluralismo.
Lo peor de todo el discurso no es que haga acopio de adanismo para querer arrogarse un descubrimiento que tiene más de un siglo. Lo peor es el aire de impedir el pluralismo social, político y empresarial que deja con sus palabras. Queda un aire a autoritarismo, a totalitarismo, a que sólo exista una verdad –la que él expresa y que deben profesar los demás- y todo deba estar plegado a esa verdad única. Que los poderosos presionen es normal y cabe dentro de una democracia. ¿Piensa que los aristócratas no presionaban en el ágora ateniense o en el senado romano? Lo bueno que ha mostrado la democracia liberal representativa es que, a pesar de las presiones, siempre hay posibilidad de cambiar las cosas. Como todas las personas no piensan igual y tienen posiciones ideológicas distintas este sistema, por muy imperfecto que sea, permite el debate, la negociación y el acuerdo. Es más, Podemos es parte de un entramado de grupos de presión y lobbies desde sus inicios y nadie se ha quejado. Pero, por mucha presión que ejerzan, hay intereses contrapuestos por la clase dominante no es uniforme y unívoca, sino que está llena de disputas, de distintas posiciones, de luchas internas que sirven de contrabalanceo. Al igual que la clase trabajadora es multiforme.
Es más problemático no aceptar esa pluralidad y querer someterla desde el poder político. Es más, aunque sometiese a los medios de comunicación ¿piensa Iglesias que el poder económico o el social se estarían quietos? ¿Piensa comprarles con el IMV de 400 euros? Lo que a Iglesias le parece una anormalidad democrática en realidad es lo más normal. Anormal es pretender instaurar un régimen bananero en España o que todo el mundo deba adorarle y tenerle como un elegido de dios. Si no le funciona el medio que ha fundado es problema suyo no de los medios de comunicación en general. De hecho hoy en día, con las redes sociales, hay posibilidades de conseguir la suficiente información para hacerse una composición propia de lo sistémico. Si lo que pretende es que sólo hay un discurso, el suyo, y los demás sean calificados de malos o negativos, no es que quiera una democracia sino todo lo contrario. ¿A que no le molesta que los medios utilicen sus palabras y filtraciones cuando son dirigidas contra Pedro Sánchez y el PSOE? No. Le molesta que no den pábulo al resto de propuestas, fantasías y proclamas autoritarias que tiene. Y sí le señalen por sus contradicciones éticas, que son muchas. Y si tanto le gusta la democracia ¿por qué no la aplica dentro de su propio partido? El pluralismo le molesta desde hace mucho, por eso laminó a todos los discrepaban.
Nadie esperaba que fuese a dimitir por los resultados de las elecciones catalanas, peores en el País Vasco y siguió en su puesto. Sí que habría algún tipo de reflexión más o menos profunda o con sustancia sobre el porqué de los últimos fracasos electorales y la superación en esas elecciones de la “derechita valiente” que tanto les acongoja en la sede de la calle Génova. O ex-sede porque de la reunión ha salido la gran idea de abandonar la histórica sede, que lo fue desde los tiempos de Alianza Popular, como fórmula para desterrar un pasado de corrupción que dicen individual pero se sabe que es institucional. Sin embargo, en el PP actual el problema no es la sede sino la propia dirigencia del partido con Pablo Casado a la cabeza.
El actual presidente pepero parece no haber asumido, principalmente, que su figura como dirigente máximo no cuaja entre las personas. Más allá de su mitomanía, de sus estridencias, de sus constantes contradicciones o de sus disfraces –que no es otra cosa que aparentar lo que no se es-, las personas han estado votando, cada menos, al PP por tradición, por haber sido el partido hegemónico de la derecha en buena parte de España. Eso hubiese sido un buen principio respecto, primero, a Ciudadanos –ese invento de la banca que derivó en populismo del sistema- y, segundo, respecto a Vox si Casado en vez de mirar hacia los lados hubiese puesto empeño en generar un discurso propio. No lo ha hecho y por ello le están dando bocados en los tobillos. Ciudadanos equivocó su papel dentro del sistema –el que le habían asignado sus creadores- y va camino de la desaparición. Crear un discurso, en tiempos de volatilidad verbal y populismo extendido, no es cosa sencilla, no se logra de un día para otro, pero tenía un tiempo que lo está malgastando en batallas inanes. Véanse algunos fallos.
No era mala idea establecer un eje de disputa constitucionalistas-no constitucionalistas viendo la situación en Cataluña, principalmente, pero también a nivel estatal con extremistas-populistas a ambos lados del espectro político. El problema es que si se quiere defender, más allá de las necesarias reformas necesarias, el actual régimen constitucional no se puede estar despreciando constantemente al PSOE, por mucho que no le guste Pedro Sánchez. Sabiendo que no lo aceptaría, tras la segunda elección de 2019 si Casado hubiese afirmado que tendría los diputados del PP para hacer una gran coalición, algo que sería rechazado porque estaba pensando en otra salida Sánchez, Casado no es que hubiese ganado cierta autoridad como “hombre de Estado” es que hubiese obtenido el mando del constitucionalismo. Frente a un Podemos antisistémico y a un Vox antisistémico también, con Ciudadanos en hundimiento continuado, el PP podría haber abanderado ese constitucionalismo por dejadez de Sánchez. El problema es que sus pactos con Vox en unas cuantas comunidades autónomas, mostrando que les tienen cogidos por sálvese las partes tampoco servía de ejemplo.
Y es que en el PP no han entendido que Vox es antisistema. Su rechazo del modelo constitucional actual es tan claro como el de Podemos o los partidos secesionistas. Pensando que, al fin y al cabo, no son más que los chicos malos que se han escapado de casa y ya volverán, han permitido que vayan creciendo a costa del propio PP. Comparten la idea de un capitalismo sin ningún tipo de cortapisas como distribuidor de la riqueza y como agente moral –siempre en compañía de ciertos tics conservadores occidentalistas-, pero en lo político y social hay diferencias enormes. A pesar de utilizar conceptos liberales detrás hay un autoritarismo à la Orban peligroso. Al menos tan peligroso como el peronismo de otros lares. Y cuando te juntas con populistas, como cuando te duermes con bebés, te levantas meado y sin diputados. Si Casado no distingue su discurso básico, más allá de cosas sobre inmigración, del de Vox acaba cayendo en la trampa del populismo. Y esto lo ha advertido gente como Jorge Vilches, destacado intelectual liberal.
Casado debía y debe asumir algún tipo de discurso propio sin pensar en los demás. Si apuesta por el liberalismo debe ser consciente que hay que olvidarse del capitalismo de amiguetes, de seguir nutriendo el Estado minotauro, de defender un individualismo claro y todas las cosas de liberales. Se enfrentará de esa forma a las contradicciones del liberalismo –como hablar del peligro colectivista sin saber de qué se habla, como hace Isabel Díaz Ayuso, ya que no deja de ser un mito (todo lo que no es individualismo es colectivismo que diría Milton Friedman)-, algunas de las cuales chocarán con el catolicismo patrio tan del gusto de la derecha (y una pequeña parte de la izquierda) española. Pero defenderá algo propio. O puede presentarse como el adalid del consenso neoliberal (no confundir con liberalismo aunque haya parte de este en aquel) pero asumirlo y hacerlo propio. ¿Tiene capacidad para hacerlo? Aquí se duda de ello porque su personalidad no parece dotada de las capacidades para reflexionar, cultivarse y pararse a pensar. Ha mamado en el PP madrileño mucho eslogan pseudoliberal pero al fin y al cabo es un producto de la cantera de Nuevas Generaciones, un aparatero con un discurso milimétricamente inoculado. Algo de lo que se vienen quejando bastantes personas, como Javier Benegas (que no pertenece al PP pero se declara liberal).
El simbolismo de la sede no basta.
Cambiar de sede es una buena jugada simbólica, el problema es que al llevarse los muebles se llevan a todo el personal. Y ahí está el problema, en el personal. Si Casado no es que sea la persona más válida del mundo, peor es lo que tiene por debajo en algunos casos. En el PP hay gente muy válida (no se darán nombres por no fastidiarles la carrera) y con otras características diferentes a los más públicos o publicados. Hay gente que está en formación y hay que esperar. Pero también hay mucho desecho de tienta de corral. Se sabe que Teodoro García Egea está intentando controlar las distintas regiones con casadistas y ahí tienen en parte el problema, en querer poner casadistas. ¿Qué es un casadista? Si no existe un discurso, ser casadista no es más que un pelota del dirigente máximo. Se vuelve a la pelea de oligarquías (las locales se rebelan ante la intromisión), a la lucha del poder por el poder. Mientras tanto se recurre a la demagogia y el frentismo para ver si en ABC te sacan esta o aquella noticia, o en los medios regionales. Todo ello sin presentar alternativas reales. Todo ello sin pedagogía alguna (algo necesario para construir algo político). Todo ello sin saber para qué se va… e ir para nada acaba dejando en casa a las personas el día de la votación o en manos de los sargentos chusqueros de Vox.
Hay que decir en su favor que Casado no se ha escondido con todo lo del asunto Bárcenas y ha dado la cara. También es normal que ayer dijese que hasta aquí llegaron las explicaciones de otra época. De ahí lo simbólico del cambio de sede, pero eso debe ir acompañado de muchas otras cuestiones y acciones. Y no se trata de aparentar moderación en la formas, como ayer volvió a actuar el presidente pepero, sino ser firme en los principios básicos y dialogante (que sea siempre el otro el que niegue el diálogo) con el adversario. Estar jugando en el terreno del amigo-enemigo como viene haciendo Casado es un error porque destruye y no construye. Bien es cierto que lo hace arrastrado por el miedo a la banda de macarras de bar pijo a última hora de la noche, pero si quiere ganar elecciones no es que haya que hacerlo en el centro (no existe el centro político) sino que hay que convencer a distintas personas muy diversas. Algunas pueden sentirse muy españolas y otras menos; algunas pueden ser muy liberales y otras no tanto; algunas pueden ser más europeístas y otras no tanto; algunas pueden ser franquistas y otras demócratas; algunas católicas y otras agnósticas; y así hasta cubrir todo el espectro posible del voto en España. Porque para vencer, sin renunciar a los principios, hay que ofrecer algo que sirva a todos, no como hacen los extremos que sólo sirven a los suyos y para los suyos. Aunque lo de la sede es perfecto para el periodismo espectáculo que tiene bazofia que deglutir durante una larga temporada.
Firmeza en los principios e inteligencia política. Cuando Vox se abstuvo para que los fondos europeos pudiesen debatirse en el proyecto de ley, algo que el PP está empeñado en retrasar, salieron todos a criticar al partido de ultraderecha, el cual les dio una lección de patriotismo que se ha visto refrendada en Cataluña. Casado, en la práctica política, debería reunirse con Sánchez y plantear desde ya la renovación del CGPJ y la creación de una Comisión parlamentaria para reformar el mecanismo de selección. Abrir el debate y que sean los demás quienes digan que no. Es lo que Sánchez le viene haciendo desde hace dos años. Casado en temas de Estado debe ser garante del PSOE, más si quiere reducir las prestaciones de Podemos. Por ejemplo, en el caso de la ley Loretta (llamada ley trans para camuflar lo queer) debería apoyar firmemente a Carmen Calvo en su lucha, entre otras cosas, porque en el propio PP hay muchísimas mujeres que públicamente lo han hecho, a pesar de defender un feminismo de corte liberal. Y así con una serie de cuestiones que acaban afectando a toda la ciudadanía. Luego en donde cabe la disputa ideológica o doctrinal hacerse fuerte (siempre que componga discurso propio): tema impuestos, tema empresarial, etcétera.
La salida que ha propuesto Díaz Ayuso de refundación mediante la fusión con los demás partidos (en especial Ciudadanos) tampoco es lo perfecto porque te llevas la “mierda” de los demás. Esto no es como en los tiempos de la creación del PP con la fusión de los democratacristianos, los liberales, los revisionistas y los ex del franquismo. Ahora se sabe que dos más dos no tienen por qué ser cuatro. Ya irán cayendo en el saco o directamente desaparecerán producto de sus propios errores. Tener prisa igual no es buena estrategia cuando queda, como poco, más de un año para las siguientes elecciones. Ahora tiene tiempo sin elecciones a la vista para hacer lo que debe hacer. Elegir por mérito (ya que lo defienden tanto) más que por incardinación en el aparato; elegir por capacidades más que por adulación; elegir por principios más que por servilismo…
También debería cambiar de asesores (especialmente de alguno que es gafe) porque le están llevando a la ruina. En estos tiempos de comunicólogos sin sustancia igual es bueno un cambio de estrategia. Comunicar bien los hacen a miles, saber qué comunicar lo saben muy pocos. Así se entiende que esas quejas porque la prensa es culpable de sus derrotas no sean más que parte de su miseria comunicativa. Porque si de los diez periódicos más leídos, siete son de derechas, no se entiende que su mensaje no llegue. Igual es que su mensaje no es válido (se tiene que quitar un poco de madrileñismo comunicativo). La culpa es suya, más en un partido como el PP que quien lo dirige tiene un poder casi supremo (lo que ha conseguido Sánchez en el PSOE de otra forma) y en su mano está revertirlo. Si es cierto que, como le pasa a su némesis socialista, el PP no tiene intelectuales propios (tenía razón Friedman al decir que los intelectuales lo son de sí mismos), alguno hay pero ni están incorporados ni se tiene la capacidad de aguantar las críticas que hagan. Porque uno de los males de la política en la España actual, ninguno de los dirigentes son personas que acepten las críticas, tienen un ego tan subido que no admiten más verdad que de las personas que ellos eligen y son de su cuerda. Y a veces, aunque sólo sea a veces, hay que ver qué dicen los que no son lisonjeros. Todo esto suponiendo que Casado pueda hacer reflexión alguna… que ya es mucho suponer.
Aquí ya se advirtió en el momento del nombramiento de la buena jugada que había realizado Pedro Sánchez con el nombramiento de Salvador Illa como candidato a gobernar Cataluña. Era evidente que gobernar, lo que se dice gobernar no se podría por estar los secesionistas echados al monte de una secesión imposible, salvo que existiera una revolución sangrienta que ya se vería como acaba. Más allá de esa posibilidad violenta y de la imposibilidad material de la secesión, los partidos secesionistas mediante el control de los aparatos ideológicos catalanes viven muy bien con sus proclamas y demás cosas de secesionistas. No necesitan gestionar, no necesitan hacer política, con la propaganda les basta y les sobra. Por tanto si alguien pensaba que gobernaría Illa es que se dejaba llevar por un voluntarismo y un deseo muy alejado de la realidad si a los secesionistas les daban los números.
Fuera de ese contexto secesionista es donde se jugaban las lentejas para el guiso catalán. Y ahí es donde la jugada de Sánchez ha servido para ponerle sofrito necesario a un proceso que tiene hastiada a parte de la población y que hay que intentar cambiar. No sólo Illa puede y debe abandonar la cuestión procesista (tanto como se pueda) sino que al haber ganado podrá (tanto como lo permitan los aparatos ideológicos catalanes) utilizar esa auctoritas para señalar los aspectos de gestión. Una batalla difícil y complicada pues el resto de grupos viven de la bronca y el aquelarre. Tal vez en mínimo Alberto Fernández pueda ser un compañero de fatigas en lo relativo a la gestión nefasta de los secesionistas, pero no se puede esperar lo mismo del resto de compañeros. Vox se va a dedicar a sus cosas de populistas. Ciudadanos ni está, ni se le espera más allá de hacer cosas de populistas montapollos. Y la sucursal de amado líder está a cosas brilli-brilli como la legalización de la prostitución, la feminidad de las farolas de las Ramblas y demás cosas postmodernas que tanto les gustan.
Illa está solo en la batalla por recuperar cierta normalidad política en Cataluña y por eso es normal que quisieran expulsarle pidiendo su dimisión por no hacerse una PCR, o querer meterle en la cárcel por su gestión (no administrativa por cierto) al frente de Sanidad o por cualquier estupidez que los asalvajados entiendan que puede servir para acabar con el ex-ministro. Como dice el titular, siempre que piensen en todas las maledicencias que se lancen sobre Illa hay que hacerlo imaginando al sujeto con espumarajos en la boca. No conviene, retomando, que alguien con suficiente voz y nada dado a la gresca haga política sobre gestión; sobre las cosas que importan a las personas de la calle; sobre las cosas que importan a los empresarios catalanes que ven cómo, más allá de la pandemia, van perdiendo oportunidades de negocio; sobre la pobreza que está alcanzando a la clase trabajadora por un procès de nunca acabar; sobre el gasto innecesario de los secesionistas para lograr algo inalcanzable; sobre lo material y sin necesidad de balandronadas.
No conviene a Pablo Casado porque está sin programa y sin discurso, con el añadido de carecer de palabra en los acuerdos. No conviene a Ciudadanos porque…, más allá de su camino hacia la extinción, puede mostrar que las cosas se pueden hacer con firmeza pero sin aspavientos innecesarios –los cuales te dan aplausos un día pero te los quitan al siguiente cuando el espectáculo ha cambiado-. No conviene a Junts porque preferirían como contrapoder a gentes que les chillen y que tapen su inmanente racismo. No conviene a ERC porque se dicen de izquierdas pero actúan de derechas y con un PSC con cierta fortaleza se les notan las costuras. No conviene a la sucursal de Podemos porque odian cualquier cosa que sea PSOE. A la CUP y a Vox les da lo mismo porque están sus cosas radicales y saldrán en las televisiones mostrando sus espasmos, sus bailes de san vito y demás cosas de extremistas. No convenía a nadie como se vio en campaña y ahora tampoco les conviene porque no es como Miquel Iceta. Puede ser moderado, dialogante pero no llega a esos límites del buenismo. Seguirán pidiendo su dimisión, su encarcelamiento y cualquier otra pena que ideen, pero es más por sus déficits que por los errores o aciertos que tenga el socialista.
Al delegado del Gobierno en Madrid se las cuelan de todos los colores. Esa es la conclusión a la que se puede llegar tras comprobar cómo un homenaje a los muertos de la División Azul (en apoyo de las tropas nazis cabe recordar) terminó con proclamas antisemitas y nazifascistas. Gracias al vídeo obtenido por las compañeras de La marea se ha podido conocer cuán gráciles y contentos estaban los fascistas mientras en la delegación del gobierno debían estar a contar malvas. José Manuel Franco vuelve a ver cómo se la cuelan desde las organizaciones franquistas y/o fascistas sin recurrir a la legislación española y europea que le permitiría impedir ese tipo de manifestaciones.
Podrá decir el delegado que ha prohibido otras manifestaciones fascistas. Así es, ha prohibido dos concentraciones de La Falange (por cierto partido legal en España), en una de ellas porque estaban demasiado cerca de una celebración del monarca Felipe VI, cabe recordar. No es la primera vez que los fascistas actúan con ese desparpajo bajo un delegado gubernamental del PSOE. Con Franco cabe recordar que el 1 de noviembre hubo manifestaciones de ese tipo y antes de él, a comienzos de 2019, hubo una concentración en Callao. Loas a Hitler, al dictador, discursos del odio y demás parafernalia fascista alegremente por Madrid. Dirán desde la delegación que eran pocos, sí y también eran pocos en el putsch de Múnich y ya se conoce la historia posterior. A más, la manifestación, además de un cura fascista como es habitual, contaba con la presencia de Ignacio Méndez, coautor de los asesinatos de los laboralistas de la calle Atocha.
Hoy empezamos la semana con esta noticia de @Miquel_R sobre la manifestación de unos 300 neonazis en Madrid. En el vídeo se puede ver parte del discurso antisemita donde, además, se anima a saltarse las restricciones por COVID-19. La noticia: https://t.co/V7a7fdxHJTpic.twitter.com/qdbWknwszy
Deberían tener un listado, o cuando menos revisarlo, de organizaciones fascistas porque prohibir algo de Falange casi es sencillo, pero convoca Juventud Patriota una manifestación y no la huelen. Porque es de esperar que haya sido un despiste y no algo que se haya consentido pensando que no pasaba nada. Una cosa es reunirse en el cementerio a sus cosas de fascistas en la tumba de los muertos de la División Azul y otra permitir una manifestación. Al fin y al cabo celebrar fracasos como el de esa división puede resultar patético, pero permitir discursos y manifestaciones fascistas con toda la parafernalia, incluyendo personas vestidas como las SA, es para hacérselo mirar muy mucho.
Normal que la Federación de Comunidades Judías haya afirmado que es “inadmisible que en un Estado de pleno derecho y sólida democracia como es España, queden impunes las acusaciones allí vertidas”, por lo que han reclamado a la Fiscalía de delitos de odio que abra una investigación de oficio para analizar (y sancionar) proclamas como “el judío es el enemigo” y demás fascistadas. ¿Alguna declaración del delegado del gobierno? El silencio. Debe haber copiado la forma de actuación de Ángel Gabilondo y de todo el PSOE de Madrid y se mantienen en el silencio absoluto pase lo que pase. Ni una disculpa, ni un decir que se investigará… la nada (no se encuentra noticia alguna). Siendo el secretario general del PSOE madrileño más extraño aún es que nadie le haya puesto las peras al cuarto dentro del partido, porque fuera sí que le han señalado. Como hicieron cuando permitió y toleró las manifestaciones de la borjamari borroka y se lió a palos cuando los manifestantes eran vallecanos. Tienen un chollo los fascistas con Franco.
No por menos anunciado deja de ser sorprendente la caída de los supuestos constitucionalistas, los de la pureza de sangre institucional, en las elecciones catalanas. Unos por estar camino de la desaparición, y por ende su camino hacia otras opciones políticas en no mucho tardar; otros por seguir por la senda de la insignificancia en ciertas regiones españolas. Ya Albert Rivera había aportado lo suyo al despiece de Ciudadanos, ahora Inés Arrimadas se ha mostrado incapaz de mantener lo obtenido, más en un lugar donde tienen memoria (con tantas elecciones para no tenerla) y recuerdan que no quiso presentarse a la presidencia de la Generalitat, pese a vencer las últimas elecciones, y que abandonó rompiendo sus propias palabras a los catalanes para buscar acomodo en Madrid. En el PP la desgracia es doble, se muestran incapaces de aumentar el voto y/o los diputados con la adenda de superarles la “derechita valiente”. Un fracaso más que apuntar en la cuenta de Pablo Casado.
Ciudadanos ya venía en declive desde hace tiempo y es casi normal el fracaso. Haber laminado a la ganadora de las primarias, Lorena Roldán, para situar a Carlos Carrizosa puede haber servido a muchos votantes para darse cuenta en qué se ha convertido el partido. Pero, se sospecha claramente, que de haber presentado Roldán los resultados no hubiesen sido mucho mejores. Peores es hasta posible porque, tras el cambio de chaqueta de la ex-candidata naranja hacia el PP, se ha demostrado que tampoco arrastraba mucho voto. Un hundimiento que se produce paradójicamente cuando Arrimadas había dejado de ser “la montapollos” y había adoptado el disfraz de mujer de Estado. Cuando era populista y unga-unga sacó sus mejores resultados, ahora que se presentan como un no-se-sabe-qué no-se-sabe-para-qué se hunden.
Algunos se acordarán del veto a Pedro Sánchez, que seguro ha influido porque, visto desde el entorno catalán, un gobierno PSOE-Ciudadanos habría sido menos condescendiente con los secesionistas que el actual gobierno donde hay un vicepresidente segundo pidiendo referéndums ilegales o solicitando indultos a personas que ha subvertido la ley. Es posible que ello haya influido. Como ha influido sostener al PP de la corrupción en numerosas comunidades autónomas, pese a que esto jamás lo aceptarán en Ciudadanos. Lo que si muestra la masacre en votos es que la formación naranja está en proceso de venta y liquidación. Hacia dónde viren los pocos muebles que les quedan se debatirá estas semanas y meses porque tampoco en el PP es que anden boyantes.
Nuevo fracaso de Casado
Golpe en toda la cara al PP de Pablo Casado. No sólo no han aumentado sus resultados sino que han bajado aún más respecto a las últimas elecciones. Con este resultado el PP muy mucho constitucionalista es casi un partido extraparlamentario en dos de las regiones más pobladas de España. Normal que a su presidente les guste disfrazarse de agricultor, de porquero o de pescador, el voto pepero cada vez más es un voto rural. Al mal resultado electoral hay que sumar que la entrada de la “derechita valiente” con 11 escaños supone un guantazo en toda la cara al mitomaníaco que preside en la calle Génova. Nuevamente, el partido ultraderechista les soba la cara delante de todo el mundo en unas elecciones regionales, con la proyección que eso tendrá en el resto de España.
Casado camina de fracaso en fracaso, salvo Galicia y porque allí no le han dejado meter mano, perdiendo elecciones una tras otra. Pese a gobernar en algunas regiones, en realidad, ha ido bajando en votos y escaños durante todas las elecciones que se llevan realizando desde 2019 a distintos niveles institucionales. Una constante caída que sus amigos de los medios de comunicación intentan tapar pero que es cada día más patente. Quien piense que en el PP no va a pasar nada, pese a la cara de tahúr del Mississippi que ponga su jefe máximo, por mucho que mañana comience a insultar a Sánchez, pese a que hagan gracietas todos los días, esto es un llamado a cambiar las cosas. Casado puede estar muy tranquilo porque su carguito está seguro pero concejales, diputados autonómicos o presidentes de diputación pueden estar muy nerviosos por perder sus cargos de aquí a dos años.
Mañana mismo, no lo duden, comenzarán a moverse las fuerzas subterráneas del partido para impedir que casado siga llevándoles a la bancarrota. Si hay tembleque por no vencer en elecciones, peor es que haya un partido que elección tras elección les esté quitando los puestos. Porque una cosa es perder pero aguantar tranquilamente en la oposición (como les sucede a los del PSOE de Madrid, que llevan años viviendo muy bien en la oposición) y otra es perder pero no poder estar ni en la oposición. Y no es culpa de la corrupción sino de la carencia de discurso de Estado, de los cambios de humor casi diarios, de un equipo que da pena y un dirigente máximo que es un hazmerreir, y de una derecha que está echada al monte y se aprovecha de un estado de ánimo político al que el propio PP ayuda a generar. Por cierto ¿eso de llevar de paseo a IDA y el alcalde de Madrid para ganar votos a qué iluminado se le ocurrió?
Como Al Capone hace muchos años masacró a sus oponentes mafiosos, ayer las catalanas y catalanes masacraron al constitucionalismo. Igual cerrar el constitucionalismo a los dos partidos de derechas; igual el establecer cercos y vetos (como en otro tiempo le pasó al PSC); igual no saber ni a qué se está; igual el poner palos en las ruedas a nivel estatal cuando lo peor de la pandemia estaba ahí; igual señalar como totalitarios a los demás; igual todo esto y la incapacidad de unos dirigentes políticos ha propiciado que los votantes hayan utilizado sus Thompson electorales para masacrarles.
Éxito electoral de Vox en las elecciones al parlamento catalán con una entrada de 11 escaños que, en sí, no sirven de mucho en términos de gobernabilidad, pero para la ultraderecha supone tener un altavoz importante respecto al resto del Estado. Los “unga-unga” españolistas entran con fuerza en Cataluña, pero no son los únicos “unga-unga” que estarán representados. Junts es el otro partido de la derecha cavernícola y con la posibilidad de gobernar. Se preguntarán el porqué de señalar como “unga-unga” a Junts y un sencillo juego de comparación dará la respuesta. Por mucho que se pongan ropas de diseño, por mucho que aparenten ser sofisticados, en Junts son tan ultraderecha como en Vox.
Ambos partidos son racistas y/o xenófobos. A las gentes de Vox les molestan los inmigrantes, especialmente si son de origen islámico; a las gentes de Junts les molestan los españoles a los que califican de cuneros, de no-personas, etcétera. No les gusta a ambos la cultura de los demás, buscan una pureza cultural con hibridaciones, eso sí, de las potencias culturales dominantes. Unos miran más hacia el norte de Europa, otros hacia Estados Unidos. En Junts no les gusta lo español (en concreto lo andaluz o extremeño) y a Vox no les gusta lo islámico o lo que sea una afrenta para con la tradición católica.
Ambos partidos son antisistema. Junts quiere independizar Cataluña a las bravas, aunque se acongoja ante la posibilidad de utilizar un proceso revolucionario y sangriento. Vox quiere eliminar Cataluña como comunidad autónoma. Junts inventa persecuciones y exiliados para dañar el sistema político (para lo que cuenta con aliados dentro del Congreso como Podemos e IU y en los medios de comunicación); Vox inventa dictaduras, invasiones y destrucciones de no se sabe bien qué acervo común español. Junts falsifica la historia; Vox falsifica la historia. Junts quiere imponer su lengua; Vox quiere imponer su lengua. Junts tiene tufo fascista; Vox tiene algo más que tufo fascista. Junts no respeta las reglas del juego; Vox está esperando a su momento para respetarlas o no.
En ambos casos toda su política está destinada a destrozar el Estado de bienestar y dar a “sus empresarios” el control de la sanidad, de la educación, de los medios de comunicación y todo aquello que sirva para controlar el proceso de socialización de las personas. Individualistas que se esconden bajo un nacionalismo excluyente y macarra. Si Junts alaba a los Mossos, Vox alaba a la Guardia Civil y la Policía Nacional. Su propósito político, más allá de seguir fomentando el capitalismo de amiguetes, es montar la bronca cada día y por cada cuestión que surja por banal que sea. Ahí es donde se hace más patente el elemento “unga-unga”. Si alguien ha ganado las elecciones en Cataluña es la derecha “unga-unga” que por muy distintas que parezcan no lo son tanto en su propia esencia.
Aquí tienen las novedades de la semana que editan las pequeñas y medianas editoriales de nuestro país. Como siempre, la selección de los libros corresponde a lo que nos parece más significativo personalmente. O aquello en que nos dan mejores medios para hacer corta y pega, que es lo que se hace y lo reconocemos. Cuando se lea un libro que merezca crítica se publicará, el resto lo que dicen en notas de prensa. Otros igual se sienten cómodos con otras formas de hacer. La fecha que aparece en paréntesis es el de publicación ya que, a veces, vamos por delante de la publicación.
Novela
Guillaume Apollinaire, Las once mil vergas, Akal, Traducción: Isabelle Marc, 12€
Las once mil vergas narra la historia de Mony Vibescu, un hospodar rumano que se embarca con destino a París a la búsqueda de aventuras, donde conoce a Culculine d’Ancône, una prostituta con la que se verá inmerso en numerosas y truculentas aventuras sexuales a partir de ese momento. Tras su regreso a Bucarest, el protagonista es invitado a participar en la Guerra ruso-japonesa en calidad de teniente ruso, lo cual acepta motivado por las “perversiones” que una guerra es capaz de proporcionar y encubrir. Efectivamente, el escenario resulta perfecto para que entre el caos y la violencia de un conflicto se desarrollen las escenas más depravadas.
Publicado en 1907, Apollinaire sacó a la luz su obra bajo el anonimato y pronto esta se difundió por todo París.Por su temática erótica, el libro ha sido inevitablemente comparado con la obra del marqués de Sade, si bien la de Apollinaire exhibe una mayor violencia y brutalidad. Autores como Braque, Aragon, Picasso o Bretón reivindicaron su narrativa como un exponente del movimiento surrealista, que ellos defendían.
Maggie O’Farrell, Hamnet, Libros del Asteroide, Traducción: Concha Cardeñoso, 23,95€ (22 de febrero de 2021)
Año 1596, Stratford-upon-Avon, Inglaterra. La vida de Agnes transcurre plácidamente junto a su marido y sus tres hijos. Ella cultiva plantas medicinales mientras William trabaja en Londres. El destino, sin embargo, les reservará un duro golpe cuando su hijo Hamnet, de once años, muera repentinamente tras contraer la peste. A raíz de esta tragedia, su padre creará uno de los grandes personajes de la literatura universal, de nombre casi idéntico al de su hijo. Pero este libro no habla de famosos sucesos sino de algo íntimo y olvidado: la vida de esta familia, y especialmente la de la mujer que la sostenía y que tuvo que cargar con una insoportable pérdida.
En su nueva novela, de enorme éxito y que le ha valido el prestigioso Women’s Prize for Fiction, Maggie O’Farrell transita entre la ficción y la realidad histórica para acercarnos al pasado desde otro punto de vista y reivindicar una de esas inolvidables figuras que, como Agnes, pueblan los márgenes de la historia. O’Farrell nos transporta minuciosamente a la cotidianidad de la campiña inglesa a finales del siglo xvi y ahonda en las pequeñas grandes cuestiones de una existencia común y corriente: la maternidad, el matrimonio, el dolor y la pérdida.
Juarma, Al final siempre ganan los monstruos, Blackie Books, 21€
Todas sus historias empiezan y acaban en este lugar: Villa de la Fuente. La gente habla mucho de ellos, pero no sabe nada de lo que les pasa. Son los que se perdieron, los que andan en la droga, los que no se adaptan, los raros. El Juanillo, el Jony, Lolo, la Vanessa y el Cucaracha. Treintañeros con el pelo teñido y la música demasiado alta en el coche, beben cerveza y comen bolsas de patatas fritas, usan Tinder y se meten rayas, llegan tarde si es que llegan. Drogas, atracos chapuceros, líos en el trabajo y en el amor, mentiras y PlayStation. Todos sus problemas empiezan y acaban en este lugar: Villa de la Fuente. La gente habla de ellos, pero no tiene ni idea de qué sienten.
Una novela coral, canalla pero tierna que presta oído y da voz a los que apenas pueden explicarse. Entre Faulkner y Makoki, entre Rebeldes y Carson McCullers, un libro durísimo y divertido sobre un lugar y sobre no poder salir de él.
Ali Smith, Invierno, Nórdica, Traducción: Magdalena Palmer, 19,50€ (22 de febrero de 2021)
¿Invierno? Desolado. Viento helado, tierra como hierro, agua como piedra, dice la vieja canción. Los días más cortos, las noches más largas. Los árboles están desnudos y tiritando. ¿Las hojas del verano? Basura muerta.
El mundo se encoge; la savia se hunde.
Pero el invierno hace las cosas visibles. Y si hay hielo, habrá fuego.
En Invierno, de Ali Smith, la fuerza vital coincide con la temporada más dura. En esta segunda novela de su aclamado Cuarteto estacional, la continuación de su sensacional Otoño (Premi Llibreter 2019), el cuarteto de novelas cambiantes de Smith proyecta una mirada alegre sobre una era de posverdad sombría con una historia arraigada en la historia, la memoria y la calidez, su raíz principal en lo profundo de los árboles de hoja perenne: arte, amor, risa.
Mary McCarthy, El grupo, Impedimenta, Traducción: Pilar Vázquez, 23,95€ (22 de febrero de 2021)
El grupo es la obra más conocida, y controvertida, de la norteamericana Mary McCarthy. Cuando se publicó en 1963 constituyó un succès de scandale, pues abordaba temas como el amor libre, la anticoncepción o el aborto desde un punto de vista femenino. McCarthy nos traslada a la Nueva York de los treinta para retratar la vida de nueve universitarias recién licenciadas en el Vassar College, comenzando con la boda de una de ellas, y terminando con su funeral en 1940. Las nueve son independientes, inquietas y libres, aunque lo que se espere de ellas sea el matrimonio y la crianza. Una novela excepcional, un clásico moderno de extrema elegancia y franqueza que supone una de las más brillantes radiografías de los Estados Unidos en la época en que las mujeres empezaron a hablar en primera persona.
Joe Hill, A tumba abierta, Nocturna, Traducción: Pilar Ramírez Tello y Manuel de los Reyes, 19,95€ (22 de febrero de 2021)
En estos magistrales relatos (dos coescritos con Stephen King), Joe Hill disecciona conflictos muy humanos en escenarios fantasmagóricos. Una puerta que da a un mundo prodigioso y lleno de maravillas se torna sangrienta cuando la atraviesa un grupo de cazadores. Dos hermanos se adentran en un laberíntico campo de hierba alta para ayudar a un niño que pide auxilio entre la maleza. Un camionero se ve envuelto en una sofocante persecución por el desierto de Nevada. Cuatro adolescentes suben a un antiguo carrusel donde cada vuelta tiene consecuencias espeluznantes. Un bibliotecario se pone al volante para llevar lecturas a los muertos. Dos amigos descubren el cadáver de un plesiosaurio en la orilla de un lago, un hallazgo que les fuerza a enfrentarse a la idea de su propia mortalidad… y a otros horrores que acechan en las profundidades acuáticas. A tumba abierta es una odisea oscura por las complejidades de la condición humana, una danza macabra a la que se ven arrastrados varios personajes muy diferentes y en la que, de manera hipnótica e inquietante, acaban revelando atormentados secretos, fantasías y, sobre todo, sus miedos más profundos. En 2019, Netflix estrenó una película basada en «En la hierba alta» y HBO está preparando la adaptación de «Acelera».
Jame Joyce, Los muertos, Navona, Traducción: Nuria Barrios, 11,50€ (22 de febrero de 2021)
Los muertos es un encantador y detallado retrato del Dublín burgués de finales de siglo. Y es también la suma de temas tratados en Dublineses que se entrelazan y repiten aquí en variaciones cada vez más sutiles hasta esa lánguida apoteosis final en que el protagonista, Gabriel Conroy, turbado por la confesión de su esposa sobre su primer y fallecido amor, se marcha pisando una Irlanda aislada por la nieve, en la que los copos caen por igual sobre los vivos y los muertos.
Robert Olmstead, Caballo negro carbón, Hermida Editores, Traducción: José Luis Piquero, 18€ (22 de febrero de 2021)
En plena guerra de Secesión, Robey Childs, de 14 años, vive en la montaña y no ha visto el mundo. Un día, su madre le dice que tiene que partir en busca de su padre, que ha ido a luchar con los confederados. A partir de ese momento, a través de campos, ríos y bosques, Robey emprenderá un periplo por un país devastado y amenazador en el que cualquier desconocido puede ser un amigo o un asesino, hasta recalar en Gettysburg, donde acaba de librarse la batalla más feroz que haya conocido la historia. Un viaje de iniciación que supondrá para el muchacho la pérdida de la inocencia y el comienzo de la madurez, y quizá el descubrimiento de que toda vida es un misterio, un milagro en sí misma.
Con una prosa desenfrenadamente lírica, Robert Olmstead recrea a través de los ojos de un niño el horror de la guerra, la desesperanza de los que lo han perdido todo, pero también la pujanza de la vida, personificada en ese caballo negro carbón casi humano, símbolo de la naturaleza intocada y desbordante que siempre acaba por abrirse camino y lavar los pecados del hombre. Un relato de dimensiones épicas que ha obtenido el aplauso unánime del público y la crítica.
Carmen Boullosa, El libro de Eva, Siruela, 19,95€ (Ebook disponible)
¿Y si resulta que todo lo que sabemos sobre el Paraíso hubiese sucedido al revés? En esta novela es la propia Eva quien decide contarnos su versión: ni fue creada a partir de la costilla de Adán, ni es exacto que fuera expulsada del Edén por aquel asunto de la serpiente y la manzana, ni la historia de Abel y Caín es tal y como dicen, ni la del Diluvio, ni la de la Torre de Babel…
Carmen Boullosa le da una desenfadada vuelta de tuerca al libro del Génesis para desmontar la figura masculina y reconstruir el mundo, el origen de la gastronomía, la domesticación de los animales, el cultivo de la tierra y el placer, todo a través de una mirada netamente femenina. A partir de esta exploración —a veces divertida, a veces dolorosa—, la autora hace un repaso por los relatos que nos han transmitido y que han ayudado a cimentar la absurda idea de que la mujer es compañera, complemento y hasta accesorio del hombre. El libro de Eva, feminista y fundacional, viene por fin a desmentirla y a transgredirla.
Jose González, Tú también vencerás, Las afueras, 13,95€ (22 de febrero de 2021)
Este libro nace de la necesidad de narrar para vencer la pérdida. A partir de un recuerdo en la frontera del olvido y de un episodio que conecta la biografía de dos generaciones, Jose González levanta puentes, horada túneles y pasadizos en el tiempo para transformar esa ausencia en presencia, retomar una conversación, imaginar un abrazo no dado.
Poseedor de una voz lírica e hipnótica, el autor se vuelve a mover entre lo vivido y lo imaginado para entregarnos un libro que remueve el pasado con la emoción y la urgencia de quien también se busca a sí mismo en los hechos narrados.
Tú también vencerás es una novela breve y conmovedora sobre la culpa, los afectos y un mundo antiguo a punto de desaparecer. Pero también sobre la memoria colectiva y el recuerdo de un tiempo salvaje que no termina de pasar.
Philippe Djian, Los incidentes, Fulgencio Pimentel, Traducción: Regina López Muñoz, 21,35€ (22 de febrero de 2021)
El protagonista de este thriller de Philippe Djian es, a ojos de todos, un buen tío. Esta novela versa, entre otras muchas cosas, de los buenos tíos que nos rodean. Djian mantiene el suspense y la ambigüedad hasta la última página, de manera que el lector, que pasa páginas violentas, de cuerpos fríos y grisáceos, se pregunte cuántos de ellos hay a su alrededor; se cuestione si está ante varios incidentes que sufre un sociópata con mala suerte y un pasado traumático o actos de un asesino narrados con ligereza a base de pequeñas pistas, sospechas y escenas explícitas pero no trágicas, de forma irónica o patéticamente sincera de la mano de uno de los mejores y más salvajes autores franceses.
Margarete Böhme, Diario de una perdida, El paseo, Traducción: Fernando González Viñas, 20,95€ (22 de febrero de 2021)
Diario de una perdida vendió millones de ejemplares, tuvo catorce traducciones, adaptaciones teatrales y varias en la gran pantalla. La llamativa versión cinematográfica de 1929, realizada por G. W. Pabst y protagonizada por una superestrella como Louise Brooks, hizo honor a la fama de este libro que un día fue un superventas en toda Europa. Debido a las repercusiones de su reivindicativa obra, Böhme fue considerada una reformadora social, marbete con el que, aunque ya con su carrera literaria inactiva, se justificó la persecución de su libros en la Alemania nazi, lo que supuso el último peldaño para su total olvido.
La publicación de esta novela supuso una conmoción en 1905. Margarete Böhme, escritora curtida en la novela popular, se presentó al público con una arriesgada y verosímil historia. Mediante el reflejo exacto del diario hallado de una joven alemana, del que Böhme se presentaba como “editora”, el público tendría noticia de Thymian Gotteball, una adolescente burguesa que se ve forzada, por las artimañas y las presiones de un entorno hipócrita, a un episodio de prostitución. Desde un inicio, esta prototípica trama del naturalismo literario de su tiempo se nos vuelve totalmente original debido al pionero mecanismo de autoficción que utilizó la autora –y que dio lugar a una fuerte polémica sobre el cariz autobiográfico del libro y la legitimidad de su narración–. Además, dicho relato rebasaba los límites de cualquier franqueza de su tiempo en cuanto a su “exhaustivo inventario sobre el comercio sexual” –en palabras de Walter Benjamin–, y fue tildado de pornográfico. Por último, sorprendía el tono de una historia que, aun pudiendo ser una más, impresionó al público –y todavía lo hace hoy– por la fuerza insumisa y emancipatoria del dietario de la joven Thymian, que mostraba un nuevo camino para la expresión de las tensiones del moralismo sexual y la opresión enorme que sufría el mundo femenino.
Adrián Desiderato, DOM, Pez de plata, 21,90€ (22 de febrero de 2021)
La estación soviética DOM pierde la comunicación con la Tierra y queda a la deriva en algún confín de la Vía Láctea. De los miembros de la tripulación que iniciaron el viaje desde Baikonur, sólo el astrofísico Viacheslav sobrevive. El tiempo transcurre inexorable (es lo único que tiene el astronauta perdido) y la esperanza de volver a casa se desvanece. Viacheslav se aferra a la idea de regresar a su amada Unión Soviética y abrazar de nuevo a su familia, que le espera en Moscú. Pero mientras observa ese universo inexpresivo e inútil a través de las escotillas de DOM y reflexiona sobre toda una era cultural, científica y tecnológica, su patria se desintegra. Viacheslav se convierte, sin saberlo, en el último soviético. Ahora DOM es su hogar y el último bastión de la URSS. A su vez, la noticia de la desgracia espacial llega a Buenos Aires, donde se produce el encuentro de dos antiguos compañeros de escuela: Domato y Delazarre. Todo comenzó en la base espacial de Baikonur, tal vez la leyenda de Viacheslav Serguiéievich Iarinenko lo haga en la capital argentina.
De Bradbury a Lem, de Asimov a Hawking, de Kafka a Borges, los referentes que maneja Adrián Desiderato en esta impactante novela son inagotables.
Robert Walser, Berlín y el artista, Siruela, Traducción: Isabel García Adánez, 24,95€ (Ebook disponible)
«Cuando los débiles se creen fuertes». Walser no solo escribió esa frase, sino que la vivió. La vivió de manera rebelde y con regocijo, sin duda como una forma de resistencia en el fracaso y, sin duda, rebelándose también contra el éxito. No tener éxito no es sinónimo de ser una víctima, fracasar puede ser un acto heroico. Robert Walser es un héroe. En su radicalismo y su disposición a pagar el precio de su trabajo, es un ejemplo para todo artista, todo filósofo, todo escritor». Del prólogo de Thomas Hirschhorn
La figura y la obra de Robert Walser llevan décadas inspirando a escritores y lectores de todo el mundo, incluido Thomas Hirschhorn, uno de los más innovadores artistas visuales contemporáneos, para quien el autor suizo es una figura capital, un escritor que se resiste a que le apliquen la etiqueta de «escritor», alguien para quien el concepto de arte está siempre conectado con un personalísimo punto de vista, sistemáticamente alejado del establishment. Berlín y el artista es una atractiva y provocadora selección de los más definitorios textos de Walser, un perfecto recorrido por la trayectoria de un creador irrepetible.
Ryûnosuke Akutagawa, Ruedas dentadas. La vida de un necio, Navona, Traducción: Lourdes Porta y Junichi Matsuura, 12,50€ (22 de febrero de 2021)
«Ya no tengo fuerzas para seguir escribiendo más. Vivir con este sentimiento es un dolor indescriptible. ¿Es que no hay nadie que me haga el favor de venir y estrangularme silenciosamente mientras duermo?» Estas palabras desgarradoras brotan de la pluma de un hombre atormentado situado ante el abismo de una existencia que ha dejado de tener sentido. En sus últimos años de vida, Ryûnosuke Akutagawa sufría alucinaciones, no toleraba la luz del sol y no podía dormir sin la ayuda de somníferos. Vida de un idiota y otras confesiones es la llave a la mente del autor de «Rashomon». A través de los relatos incluidos en este libro es posible seguir los pasos de su corta pero intensa vida: pinceladas autobiográficas, confidencias liberadoras, delirios zen, aforismos exquisitos…
Jorge Decarlini, ¡MILAGRO! Éxtasis y sombras en El Palmar de Troya, Libros del KO, 18,90€ (22 de febrero de 2021)
1968 fue un año de emociones fuertes: en París los estudiantes organizaron un jaleo memorable al que llamaron «Mayo francés», los checoslovacos soñaron una Primavera de Praga que sería aplastada por los tanques soviéticos, los hippies protestaron en Estados Unidos contra la guerra de Vietnam (relacionada con la trama de este libro en un increíble giro de guion), Massiel conquistó Eurovisión al grito de «La, la, la» y, una semana antes, el 30 de marzo de 1968, cuatro niñas dijeron haber visto a la Virgen en una finca perdida de El Palmar de Troya. Sin sospecharlo, cambiaron para siempre el destino de ese pueblo sevillano.
¡Milagro! es la historia de Clemente Domínguez Gómez y Manuel Alonso Corral, dos personajes que levantaron un imperio de la nada y cuya obra resiste hasta nuestros días. Clemente, puro carisma, era el vidente que recogía mensajes divinos y sufría éxtasis y espectaculares estigmas. Manolo movía los hilos de una organización que los volvió millonarios y que, aunque radicada en Sevilla, poseía innumerables propiedades repartidas por los cinco continentes. Todo lo consiguieron apelando a la vieja fórmula: las cosas, siempre, eran mejores antes. Repudiaron el Concilio Vaticano II y conquistaron con misas en latín el corazón de los católicos más chapados a la antigua. Nada de aperturismo, nada de curas obreros; la humanidad está condenada y Roma prostituida. Se presentaron como la única salvación posible y les funcionó, porque reunieron un generoso rebaño entregado a la causa.
¡Milagro! es una tragicomedia cuya sombra más oscura construye, aún hoy, una prisión mental que mantiene aislados a centenares de fieles.
Robert Fabbri, Los tres paraísos, Pàmies, 21,95€ (22 de febrero de 2021)
La súbita e inesperada muerte de Alejandro Magno en Babilonia ha dejado descabezado el mayor y más formidable imperio que el mundo haya visto.
Mientras sus posibles herederos luchen por el poder y se sigan sucediendo las más implacables intrigas y las más sangrientas batallas, nadie cercano a Alejandro estará a salvo.
Las guerras por el dominio de la tierra y el mar se van perdiendo y ganando, y las promesas y pactos se hacen solo para romperse, al tiempo que ciertos secretos, durante mucho tiempo guardados, comienzan a salir a la luz para desvelar las verdaderas circunstancias que rodean la muerte de Alejandro. ¿Realmente fue asesinado? De ser así, ¿quién lo hizo?
¿Pudo haber plantado Alejandro la semilla de la discordia deliberadamente al no haber nombrado ningún heredero? ¿Y quién se hará finalmente con el poder para gobernar el Imperio, si es que consigue sobrevivir? ¿Podrá uno solo de los candidatos derrotar al resto?
Donato Carrisi, El susurrador, Duomo, 15,90€ (22 de febrero de 2021)
Algo estremecedor ha sucedido. Algo que requiere la mente del mejor criminólogo. El suyo es un enemigo siniestro, silencioso, que continuamente desafía.
Goran Gavila, jefe de un equipo de criminólogos, se enfrenta a uno de los homicidios más misteriosos y perturbadores de su carrera: seis brazos derechos que conducen a cinco cuerpos. Pero ¿a quién pertenece el sexto? Mila Vasquez, una investigadora especializada en la búsqueda de personas desaparecidas, se une a las pesquisas. Los métodos del asesino no se parecen a nada de lo que han visto antes y cada vez que creen estar acercándose al culpable, en realidad se adentran más y más en un juego de pesadillas, aceptando un continuo desafío que los obligará a mirar hacia la oscuridad que todos llevan en su interior.
Mariana Dimópulos, Quemar el cielo, Adriana Hidalgo, 16€ (22 de febrero de 2021)
Muchos años después de la desaparición de Lila, su prima Monique, menor que ella, comienza a indagar sobre lo que pasó: tiene solo algunos datos, sin embargo, las puertas se empiezan a abrir hacia caminos que se bifurcan y lo que ella pretendía como historia personal toma el horizonte de una historia sobre el pasado reciente de la Argentina.
Teatro
Jorge Semprún, Teatro completo, Renacimiento, 21,90€ (22 de febrero de 2021)
Con Teatro completo se propone cubrir una laguna existente hasta ahora en la literatura dramática del exilio republicano de 1939 y contribuir al conocimiento cabal de un autor cuya obra narrativa y ensayística es, sin embargo, bien conocida entre nosotros. Con más libertad que en su obra narrativa, Semprún recurre en su literatura dramática a gran variedad de referencias literarias intertextuales de sus escritores admirados, a las canciones y a la música, en espacios construidos con escenografías mínimas e iluminaciones expresionistas. Un lenguaje escénico, en definitiva, de redoblada capacidad de impacto en la transmisión de las ideas y los valores representados por sus personajes.
Ensayo
Constantino Bértolo, ¿Quiénes somos? 55 libros de la literatura española del siglo XX, Periférica, 17,50€ (22 de febrero de 2021)
Si la literatura es una de las herramientas que la sociedad utiliza para construir su identidad, un espejo en el que mirarse y reconocerse, esta propuesta nace de un intento de saber cuál sería la respuesta de la literatura a la pregunta de quiénes somos. El crítico y editor Constantino Bértolo despliega en esta obra su extensa experiencia, su profundo conocimiento de las letras españolas y una capacidad de análisis acerada para ofrecer un recorrido en clave histórico-crítica de la literatura producida durante el siglo xx, ahora que ya ha pasado suficiente tiempo como para volver la mirada hacia él, a través de una selección de cincuenta y cinco obras de autores españoles, escritas en castellano, acompañadas por un breve, lúcido y certero comentario. Por estas páginas transitan desde Azorín y Ramón J. Sender hasta Olvido García Valdés y Luis Magrinyà, pasando por Luisa Carnés, María Zambrano, Juan Eduardo Zúñiga o Rafael Chirbes.
Del mundo rural al proletariado y la revolución, de la Guerra Civil y la posguerra a la resistencia antifranquista, pasando por el feminismo, el poder de la Iglesia, Europa en cuanto destino o la cultura de la Transición, el libro propone una conversación dialéctica, cómplice o crítica, entre la literatura y la historia: la literatura como ecografía de la historia. Historia de un siglo en la vida española: una guía de lectura diferente, ágil y rotunda, un mapa contra el olvido en tiempos de abrumadora velocidad.
Eduardo Abad García, Carmen García García y Francisco Erice Sebares (Coords.), El antifranquismo asturiano en (la) Transición, Trea, 30€
En los últimos años, las controversias sobre la Transición y los orígenes del actual sistema político español no solo no han reducido su incidencia, sino que parecen haberse incrementado, extendiéndose progresivamente a nuevos temas y sujetos. Seguramente, tras este acusado interés subyace la idea de que, más allá de su relevancia histórica, el escrutinio crítico de aquel período nos permite establecer nexos sin duda sutiles, pero indudables, entre aquel pasado hoy ya aparentemente lejano y las expectativas, miedos y esperanzas de nuestro presente.
Este libro incluye un conjunto de aportaciones (21 en total), plurales y diversas, sobre el proceso, complejo y multifacético, de implantación de la democracia parlamentaria en nuestro país, centradas especialmente en el ámbito asturiano y en las fuerzas del antifranquismo, sus orígenes, protagonismo en el cambio político y transformaciones que experimentaron como consecuencia del mismo. Además de la aproximación a los debates generales sobre la naturaleza de la Transición, se incluyen trabajos acerca del contexto socio-económico y la evolución política en general, y muy especialmente estudios sobre el protagonismo de las fuerzas políticas y sindicales, de los movimientos sociales y culturales del momento. Todo ello en torno a una etapa que aún dista de haber sido estudiada en todas sus dimensiones significativas, pero sobre la que pesan ya «relatos» y «lecturas» más o menos consolidados que condicionan claramente, para bien o para mal, nuestra visión.
El punto de partida de los trabajos que ahora se presentan fueron las jornadas de debate que, en abril de 2017, coincidiendo con el cuadragésimo aniversario de la implantación de la democracia en nuestro país, organizó en Oviedo el Colectivo Historia Critica.
Jack Goody, El robo de la historia, Akal, Traducción: Raquel Vázquez Ramil, 22€
En El robo de la historia el eminente antropólogo Jack Goody realiza una apasionada crítica del sesgo eurocéntrico y occidentalista presente en buena parte de los escritos de historia occidentales, y el consiguiente «robo» por parte de Occidente de los logros de otras culturas, sobre todo de la invención de la democracia, el capitalismo, el individualismo o el amor. Así, el autor examina en detalle a una serie de teóricos, como Karl Marx, Max Weber y Norbert Elias, y se enfrenta, con admiración crítica, a historiadores de la talla de Fernand Braudel, Moses I. Finley o Perry Anderson. Plantea, igualmente, una metodología comparativa de análisis intercultural que permite analizar en profundidad consecuencias históricas divergentes y que elimina las desfasadas y simplistas diferencias entre el «atrasado Oriente» y el «Occidente industrioso». El lector encontrará en esta obra una sugerente reflexión que le ayudará a comprender mejor tanto su propia historia como la de los pueblos no occidentales.
José Luis Martín Ramos, Historia del PCE, Catarata, 18,50€ (22 de febrero de 2021)
Desde mediados del siglo XIX el movimiento obrero soñó con el advenimiento de un momento revolucionario con el que alcanzar una sociedad igualitaria y libre. La Tercera Internacional abrió paso, en 1921, a la fundación del Partido Comunista de España, que daría un gran salto adelante durante la República con su integración en el Frente Popular. La derrota republicana asestó un terrible golpe al PCE, que afrontó el exilio sin haber podido establecer una organización clandestina en España. El largo periodo de resistencia y lucha contra el franquismo adquirió impulso en los últimos años de vida del dictador, hasta la ansiada legalización del partido. A propósito del primer centenario del PCE, José Luis Martín Ramos analiza de modo sintético la trayectoria completa del partido y su decisivo papel en nuestra historia más reciente.
Manuel Azaña, Comuneros contra el rey, Reino de Cordelia, 15,95€ (22 de febrero de 2021)
Frente a la teoría de que el levantamiento de los Comuneros supuso un ataque a la modernidad que Carlos V traía de Flandes, Manuel Azaña ve en ella la primera revolución popular contra el absolutismo. Fue, por tanto, una apuesta lanzada hacia el futuro, tan moderna, tan presente, que seguía viva cuatro siglos después, en vísperas de la Segunda República. Sumergiéndose en las fuentes primarias de la época, el que fuera presidente de la República demuestra la vigencia del pensamiento comunero tras examinar cuidadosamente los documentos recopilados sobre la Guerra y la Revolución de aquellas Comunidades de Castilla de 1520. En el ochenta aniversario de la muerte de Azaña, Isabelo Herreros rescata y explica los textos donde el gran intelectual republicano español demuestra que la sublevación castellana reclamaba igualdad, contribución fiscal para cualquiera —sin aceptar privilegios de la nobleza—, representación en Cortes independientes de la voluntad real? y, en suma, todo lo que constituye una revolución moderna.
Ashis Nandy, El enemigo íntimo, Trotta, Traducción: Mario López, 22€ (22 de febrero de 2021)
Este clásico de la teoría crítica poscolonial analiza la conocida como «segunda colonización» y las resistencias frente a ella. Desafiando los estudios convencionales sobre dominación colonial, el libro examina el proceso ideológico cuyo objetivo es la dominación de la mente. Esa segunda colonización concibe el colonialismo como un campo de batalla cultural entre las formas de conocimiento tradicionales autóctonas y el carácter universalista de la modernidad occidental. Un fenómeno más complejo y determinante que la colonización física, porque sobrevive a los imperios, interiorizado en la forma de pensar, los valores y las visiones de la sociedad poscolonial. La obra ilustra ese proceso de colonización psicológica estudiando el caso de la India a través de figuras como Mahatma Gandhi, Rudyard Kipling o George Orwell.
La presente edición abre la puerta al lector en castellano a uno de los pensadores contemporáneos más originales a través de una obra, publicada por primera vez en 1983, que condensa sus principales ideas y teorías. Un texto fundamental para todo aquel interesado en el colonialismo, la psicología social y la crítica cultural.
Tania Modleski, Las mujeres que sabían demasiado, El mono libre, Traducción: Ana Momplet Chico, 21,90€ (22 de febrero de 2021)
Publicado originalmente en 1988 y reeditado en 2016, Las mujeres que sabían demasiado es un clásico sobre la teoría del cine y la crítica feminista. Desde el estudio de siete películas icónicas de Alfred Hitchcock: Chantaje, Asesinato, Rebeca, Encadenados, La ventana indiscreta, Vértigo y Frenesí, Tania Modleski reflexiona sobre la polémica relación entre el autor británico y sus personajes femeninos.
Las mujeres que sabían demasiado es un ensayo fundamental sobre uno de los cineastas imprescindibles y su mirada a la condición femenina. Estudiado y referenciado durante treinta años por filósofos, pensadores contemporáneos y críticos como Slavoj Zizek, D. A. Miller, Robin Wood o Susan White se publica por primera vez en España.
Graham Harman, Arte y objetos, Enclave de libros, Traducción: Emilio Pérez-Manzuco, 22€ (22 de febrero de 2021)
En Arte y Objetos, el cofundador de la Ontología Orientada a Objetos (OOO) desarrolla su visión de la estética como disciplina central de la filosofía. Harman trata en particular de revivir el tema fundamental de la autonomía, aplicada ahora (como Kant nunca lo hizo del todo) a las bellas artes y reconfigurada con otras ideas de Heidegger, Husserl, los críticos formalistas Clement Greenberg y Michael Fried, y el teórico del «actor-red» Bruno Latour. Cuando experimentamos el arte -lo que en principio significa cualquier tipo de arte, aunque Harman se centra casi exclusivamente en la pintura- «el observador y la obra de arte se fusionan en un tercer objeto superior, con el corolario de que este tercer término es clave para arrojar nueva luz sobre la ontología del arte».
Otras lecturas
Anne Boyer, Desmorir, Sexto Piso, 21,90€ (22 de febrero de 2021)
Una semana después de cumplir 41 años, a la poeta Anne Boyer le diagnosticaron un cáncer de mama triple negativo de pronóstico grave que requería un tratamiento muy agresivo. Como madre soltera habituada a vivir al día y a prodigar cuidados antes que a recibirlos, la dramática enfermedad supuso una crisis, pero también un punto de partida para recapacitar sobre la mortalidad y las políticas de género relacionadas con la salud.
Desmorir es la descarnada narración del proceso de enfermedad y supervivencia de la autora, pero es también un libro de memorias que se rebela contra el género memorístico, un recuento personal que rechaza limitarse a lo personal. Sumándose a la larga lista de autoras que han escrito sobre su dolencia, e incluso sobre su muerte, como Audre Lorde, Kathy Acker y Susan Sontag, Boyer reflexiona con furia, brillantez y clarividencia sobre la enfermedad y la salud en nuestra sociedad, abordando temas como la experiencia corporal y mental del dolor, la proliferación de charlatanes y oportunistas, el abuso de las farmacéuticas, el cinismo político en el debate de sanidad pública versus privada, y, en definitiva, la hipocresía que envuelve la industria de la salud en nuestro mundo.
Obra reconocida con el Premio Pulitzer de No Ficción en 2020, profundamente humana y conmovedora, Desmorir es una imprescindible meditación acerca de la enfermedad en un mundo capitalista, y acerca de las miserias y las grandezas de la vida contemporánea.
Mary Oliver, La escritura indómita, Errata naturae, Traducción: Regina López Muñoz, 18€ (22 de febrero de 2021)
Los ensayos de Mary Oliver son simples en el mejor sentido de la palabra, esa «simplicidad, simplicidad» que reclamaba Thoreau y de la que hizo su insignia. En ellos hay una suerte de impulso ético pero siempre embarrado, ligado a la tierra y al camino, una filosofía para la vida deducida de las observaciones más cercanas e imperceptibles, una espiritualidad sin templo ni credo que no deja a nadie fuera: creyentes y descreídos, apáticos y apasionados, próceres y colibríes, robles leñosos y efímeros mosquitos. Pero, cada vez que les canta a las hojas, los ciervos o los escarabajos, cada vez que los hace objeto de su razón poética, sus palabras se transforman en rezo, meditación y elegía. Mary Oliver se pregunta continuamente cómo vivir, y sus textos no dan respuesta, pero sí consuelo.
Eva Acosta, Emilia Pardo Bazán, Ediciones del viento, 24€ (22 de febrero de 2021) Un clásico en los estudios biográficos sobre Emilia Pardo Bazán, en su día La luz en la batalla acercó al lector no sólo la imagen más íntima de la escritora, mal conocida y envuelta en tópicos trasnochados, sino también su propia voz. La biografía descubrió así la peripecia vital de una mujer cuya voluntad de ser ella misma resultaba casi intolerable para los cánones sociales y artísticos masculinos, dominantes en su época. Hoy, totalmente revisada y cuidadosamente actualizada, La luz en la batalla nos trae de nuevo a una Pardo Bazán de cuerpo entero en toda su rica y paradójica complejidad: a la maestra de la creación literaria, a la polifacética dramaturga, ensayista y articulista, a la traductora, a la incisiva crítica y a la autora de libros de viajes… Y, sobre todo, a la mujer que eligió defender su derecho a ocupar un lugar en el mundo. Un perfil único en la España de su tiempo.
El `Día Mundial de la Energía´ nació en 1949 y en la actualidad promueve la necesidad de un uso racional y sostenible de la energía en nuestro planeta. Por lo tanto, es un día que en nuestra tierra no deseamos que pase desapercibido.
Hoy es un día para reflexionar sobre la energía y la forma en que la usamos: debemos utilizarla de forma eficiente para asegurar el futuro de nuestro planeta. Como está demostrado y ya conocemos, la producción y el consumo de energía no sólo influye directamente en el cambio climático del que estamos siendo testigos, sino que está íntimamente ligada a otros factores como la salud, el empleo, la seguridad, la producción de alimentos, la movilidad o nuestros hábitos de consumo.
En definitiva, podemos decir que la energía se encuentra en el epicentro de casi todos los retos y oportunidades a los que hace frente el mundo actual, y por ese motivo consideramos prioritario que se pueda acceder a ella de una forma universal, justa y sostenible, para que sea un espejo de lo que queremos represente nuestra sociedad dentro de una región económica, medioambiental y humanamente sostenible.
En Castilla-La Mancha llevamos años circulando por ese camino. Gracias a la apuesta que hemos hecho por aprovechar los recursos naturales de nuestra tierra, estamos en los primeros puestos de generación de energías procedentes de fuentes renovables. Podemos decir con orgullo que el 75 por ciento de la energía que generamos es `energía verde´. Esto significa que estamos 24 puntos por encima de la media nacional en generación de `energías renovables´.
Y no nos detenemos ahí. Hemos incorporado a la Administración regional personal especializado para agilizar la tramitación de la multitud de proyectos vinculados a las energías limpias que desarrollaremos en el futuro de la mano de la protección del medio ambiente.
Tenemos claras las prioridades. Ciudadanos, empresas y administraciones públicas debemos transitar hacia un modelo energético descarbonizado, avanzando en la implantación de las comunidades energéticas, el almacenamiento energético, el desarrollo de la producción de hidrogeno renovable o la electrificación de la movilidad, por citar algunos ejemplos.
Somos conscientes que queda mucho por hacer, y nuestro compromiso por lograr una región sostenible pasa por redoblar los esfuerzos que aumenten la eficiencia energética e impulsen el autoconsumo. Pero la transición energética en la que ya estamos inmersos no sólo supondrá una mejora en la salud y la calidad de vida de los ciudadanos, sino que además se traducirá en una serie de beneficios económicos para los hogares y para la economía del país en general, y de nuestra Comunidad Autónoma en particular.
Para que ustedes se hagan una idea, el Plan Estratégico para el Desarrollo Energético de Castilla-La Mancha Horizonte 2030, en el que ya estamos trabajando, tendrá un impacto económico superior a los 20.200 millones en inversiones, y generará entre 10.000 y 15.000 empleos al año.
Respecto a nuestro posicionamiento internacional, quiero también recordar que, en el marco del `Pacto Verde Europeo´, y alineados con las políticas del Gobierno de España, compartimos el objetivo de reducir las emisiones para conseguir la neutralidad climática en 2050, tal y como se contempla en el proyecto de la Ley Europea del Clima.
Me gustaría destacar que desde este Gobierno hemos creado una Consejería, la de Desarrollo Sostenible, donde junto a la Dirección General de Transición Energética, incluimos también una herramienta transversal como es la Agenda 2030, que en su objetivo de desarrollo sostenible (ODS) número 7, señala la necesidad de garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos, que contribuya directamente al desarrollo de las comunidades de una forma respetuosa con el medio ambiente.
Tengo claro que el esfuerzo para lograr esta transición energética debemos realizarlo juntos, desde el prisma de una sociedad que tiene la obligación de garantizar el futuro de sus próximas generaciones.
Concluyo señalando que el futuro que nos espera estará condicionado por la capacidad que tengamos de hacer un uso eficiente y racional de la energía, reducir su consumo, y que ésta proceda de fuentes renovables. Todos ellos, factores determinantes para dejar un planeta mejor a nuestros hijos e hijas.