martes, 26 agosto, 2025

¿Ha pactado Bárcenas con el PP o no había manta?

Según avanzan los días para el enésimo juicio por la financiación opaca del PP van apareciendo nuevos argumentos que empobrecen la trama o encaminan hacia un final inesperado. También puede que haya mucho macguffin y que todo sea parte de los intereses de ciertos medios de comunicación por aumentar las visitas con revelaciones que no revelan nada. A la izquierda le viene bien porque así no se habla de la pandemia y a la “derechita valiente” porque así van rascando votos. No, el populismo naranja ni pincha ni corta por si se lo han preguntado. Pero en todo análisis hay que ir a los hechos, a la realidad y desde allí elucubrar qué o por qué. Y en este caso la verdad es que no hay nada nuevo.

Lo que se ha filtrado a la prensa hasta el momento no aporta nada nuevo a lo que ya se sabía. Por mucho que vean vídeos o memes en las redes sociales o escuchen a tirios y troyanos en las televisiones, la realidad es que Luis Bárcenas no ha aportado nada nuevo. Nada de nada. De hecho su abogado ha declarado a la Fiscalía que las copias que tenía, junto con grabaciones, fueron sustraídas del despacho de la mujer del ex-tesorero. Mucho hablar esta semana de las copias que habría guardado para ahora, en el momento de la verdad, decir que no tiene ni un clip sacado de la sede de la calle Génova. Durante seis días vienen alentando la aparición de novedosas informaciones que podrían en un brete al PP, especialmente a Mariano Rajoy, y resulta que Bárcenas llega con las manos vacías al juicio. Como le han dicho en Fiscalía, por si quería negociar algo, sin pruebas su palabra vale cero en este tipo de delitos. Bárcenas parece que no tenía ni manta de la que tirar.

O si tenía manta es porque ha negociado, no se sabe bien qué, con la actual cúpula del PP. Que pida un careo con Rajoy y no con Pablo Casado –quién actuó de enlace para pedir dineros en sus años mozos genoveses- podría ser indicativo de que la reunión con dos personas de la Junta Directiva Nacional ha sido fructífera. De ahí que Casado pueda salir en los medios de comunicación cada día afirmando que él no negocia con criminales. Se podría pensar que ha negociado algo con Bárcenas para acallarlo y salvar cuando menos su propio trasero político. También se podría sumar a esta sospecha que el abogado del convicto haya afirmado que había una grabación con Javier Arenas donde se hablaba de la financiación ilegal del partido. Con esa filtración se abre camino en Andalucía para la nueva dirección, aunque siempre les perseguirá el fantasma de Gabriel Amat, el verdadero capo andaluz, más respecto a cuestiones de dinero. Podría ser una hipótesis plausible… sino fuera porque actualmente el PP poco o nada puede hacer de aquí a dos años. A lo sumo conseguir que no les condenen más por aquello de la amistad de algunos jueces, pero nada que tenga que ver con Bárcenas o su esposa.

Realmente esto del caso Bárcenas no deja de ser otro de esos actos sin sentido (un macguffin) que se cuelan en la política en ciertos momentos porque interesa a unos u otros para desviar la atención o desprestigiar al contrario. En este caso sirve a muchos intereses. Primero, los medios de comunicación para ganar unas visitas después de unos meses flojos y con una publicidad cada vez más reducida. Segundo, a la izquierda porque se habla mal de sus competidores (aunque la ministra de Igual-dá le ha pedido al PP que le apoye) y más en campaña electoral. Tercero, a las huestes de Vox que pueden señalar a la “derechita cobarde” como corrupta y entregada a las oligarquías. Cuarto, a algunos del PP para hacer carrera en el propio partido. Es como cuando en tiempos de M. Rajoy salían los Cursos de Formación o los ERE con aquella jueza que imputó a diestra y siniestra pero, en el primer caso, no salió casi nadie condenada. En la política espectáculo siempre tienen cabida este tipo de desvíos de la trama que carecen de sentido y ahora no iba a ser menos. ¿Ha negociado Bárcenas algo con el PP? No. ¿Entonces? Simplemente no hay nada en la manta.

Podemos pide al PP que apoye la ley Loretta

Ante la visión de una concatenación de fracasos (electoral en Cataluña, en el Congreso, en las negociaciones con el PSOE…) Podemos ya no sabe a quién aferrarse para conseguir sacar adelante la discutidísima ley sobre transexualidad, transegenerismo y demás cambalache queer. Lo que se conoce como ley Loretta y que pretenden que sea un tanto a favor del partido morado está siendo fuertemente rechazada por la población (era falso que cuenta con un 80% de aceptación), por los medios de comunicación (especialmente los no vinculados a lobbies), por las feministas (a las que califican de antiguan y amenazan y coaccionan todos los días) y por cualquiera que tenga plena facultades en el uso del raciocinio. Esto supone una humillación para Irene Montero, la cual, más allá de tener mucama con coste a los presupuestos generales del Estado, se muestra completamente incapaz de sacar algún proyecto.

Si fuese Alberto Garzón, cuya preocupación por las mascarillas FFP2 portando una ya roza el patetismo, ninguno de los actuales dirigentes de Podemos movería una pestaña. Ni Enrique Santiago, para que entiendan quienes son los dirigentes de Podemos. Pero al ser Irene Montero todas las huestes se han lanzado a caza y persecución de las feministas y de cualquier discrepante. Al fin y al cabo hay que proteger a la “Evita” morada. Han sacado hasta a los señoros que tienen cierta presencia mediática a defender lo indefendible porque ven que ni el PSOE, ni el feminismo apoyará la extravagancia legislativa y anticonstitucional que pretenden llevar a cabo. Lo que no se esperaba es el giro en el guión que la ministra de Igualdad tenía preparado.

Tras llamarles corruptos, franquistas, fascistas, carcamales, lame-curas y demás gracietas populistas durante años, Montero se ha lanzado a la conquista del corazón de Pablo Casado y el PP para aprobar, como sea, la ley Loretta. Cierto que lo ha hecho mezclando churras (acoso a los gays y lesbianas) con merinas (trasgenerismo), pero eso no importa a Podemos si con ello consiguen sus propósitos. “De la necesidad de la ley trans y la ley LGTBI nadie duda. Pido a Pablo Casado que mantenga el compromiso del PP en 2019 para garantizar el derecho a la libre determinación de la identidad de género” ha escrito en redes sociales la ministra. Curiosamente pone una imagen del presidente del PP donde dice que la “la ley trans no es necesaria ni nadie la ha pedido”. Tampoco han debido leer en el ministerio de Igualdad (bastante tienen con leer a supuestas pensadoras que piden la legalización de la pedofilia) a todos los asesores, pensadores y demás escritores vinculados al PP hablando de la ley Loretta. No hay ni uno que la apoye. Ni jurídica, ni socialmente.

Esto demuestra el grado de desesperación que existe en Podemos ante los continuos fracasos por hacerse con el control del movimiento feminista, o al menos con simbolizar que son los más feministas del mundo, y por estar perdiendo votos a chorro semana a semana. Ya saben que desde que llegaron al ministerio de Igualdad han logrado algo tan necesario como cambiar el nombre al Instituto de la mujer por Instituto de las mujeres, o que sin ellas no habría políticas públicas feministas (debe ser que la paridad, por ejemplo, llegó mediante inspiración divina). No existía nada antes de su llegada y muchas mujeres piensan que quedará aún menos tras su salida. Este miedo les atenaza tanto como para pedir al partido conservador que les apoye en algo que cualquier persona entiende choca con los valores defendidos por el PP. Ya existe una ley que permite a las personas transexuales cambiar de sexo y eso mal que bien es aceptado haciendo del liberalismo algo amplio, pero que los sentimientos tengan reflejo en la legislación permitiéndose el fraude de ley jamás lo apoyarán.

Políticamente, además, el PP está ante una buena oportunidad de dar un golpe al Gobierno oponiéndose a esta legislación que se pretende por el mecanismo de las prisas. Porque como todo el mundo se pregunta ¿a qué viene ahora esta ley con la pandemia y la crisis económica que existe en España? A eso, como ya ha apuntado Casado, se va a aferrar el PP para dañar al Gobierno. Por mucho que el PSOE se oponga a este tipo de legislación, realmente Podemos está haciéndole el juego al PP. Algo que no les importa porque para ellas es más importante que Montero, la sucesora, tenga algún éxito que llevarse a la boca. Importan más los deseos de Galapagar que la realidad o dañar al PSOE. En realidad dañar al PSOE es la verdadera estrategia de Podemos en estos tiempos. Si no lo fuera ¿por qué se lanzan a pedir el apoyo del PP?

Los señoros nos explican cosas

Parafraseando y adaptando el título de la gran obra de Rebecca Solnit (Los hombres me explican cosas, Capitán Swing) hay que denunciar la persistente intención de ciertos hombres, señoros en el argot feminista, que se empecen en explicar lo que es o deja de ser el feminismo a las feministas. Más aún, imponen lo que es verdad o no en el feminismo y las luchas que deben afrontar a pesar de que ello les separe del sujeto de lucha: la mujer. Una vez que se ha conocido el articulado de la ley Loretta, la que desde el ministerio de Igual-dá llaman de mala forma ley trans, después de haberlo advertido, las feministas se han puesto manos a la obra para defender a la mujer frente a idealismo, esencialismo y sentimentalismos varios. ¿Cómo es posible que haya esa réplica si dicen los panfletos al servicio de amado líder que más del 80% de la población la apoya? Porque es mentira y la cifra es inventada. Nadie puede apoyar algo que desconoce.

Rápidamente, vista la contestación del movimiento feminista y el rechazo que se ha planteado a priori desde el PSOE, han sacado toda la artillería mediática y académica de la que disponen -no es mucha pero sí ruidosa- para tergiversar el debate y desviar la atención de lo realmente importante. Así han pretendido que esto sea simplemente una lucha de poder entre Podemos y el PSOE, algo falso, no se sabe muy bien por qué. Nadie explica si, siendo una pelea de poder, qué ganaría el PSOE de vencer. Un falso dilema que esconde mucho más de lo que se quiere contar y que supondría, dicen las feministas, el borrado de la mujer. Algunas personas con doctorados, para que vean que tener uno no significa tener inteligencia, han intentado utilizar a Karl Marx para hacer ver que apoyaba ya en los años 1840s el transgenerismo. A gorrazos les corría por Londres. Mucha gresca para tapar lo que, en otros países, ya se ha visto que provocan este tipo de legislaciones y que aquí no quieren que se sepa.

A este empeño se han situado a la cabeza señoros como Juan Antonio Pérez Tapias, Antonio Maestre, Pedro Vallín, Antón Losada y alguno más. No se sabe si utilizando su posición patriarcal predominante, si al servicio de lobbies o partidos, o si por no haber estudiado el asunto en profundidad han salido en manada contra el feminismo, el PSOE y cualquiera que les contradiga. Eso sí, lo hacen desde una defensa de la “ley trans”. ¿No ven algo raro? Si ya existe una ley mediante la cual las personas transexuales pueden cambiar de sexo ¿por qué hay un debate tan duro en redes sociales y tanta contestación? Ahí está la trampa, porque no se habla sólo de transexualidad sino de transgenerismo, no-binarismo y demás sentimientos que pudieran darse en el individuo. Los señoros esconden el transgenerismo y algunas cuestiones de la transexualidad para poderse situar en un rango moral superior y esconder lo que hay detrás de todo. La transexualidad está aceptada en mayor o menor grado por la sociedad aunque bien es cierto que es un colectivo, muy menor, que sigue sufriendo acoso y desprecio. Pero de eso no les verán hablar sino de luchas de poder, de feminismo arcaico o de inmoralidad del resto de seres humanos. Se alzan como los clérigos de lo queer para imponer lo que debe ser el feminismo. Todo desde la atalaya patriarcal donde sus privilegios no se ven alterados.

Hagan la prueba con estos u otros señoros y pregúntenles ¿trans qué? ¿transexual o transgenérico? No es lo mismo, ellos lo saben pero lo callan. Mientras tanto les dirán que carecen de ética, cuando es lo ético precisamente lo que indica que algunas cuestiones no se pueden hacer así como así en virtud del bien común. Bien común en el que está alojada la lucha de la mujer y evitar que sufran violencia. O dirán que no se dialoga cuando desde el ministerio de Igual-dá se han negado a dialogar con el movimiento feminista (hasta acusaron a Lidia Falcón por un delito de odio) y se viene vilipendiando a feministas ilustres como Amelia Valcárcel, Alicia Miyares y tantas otras. Viejas las llaman… ¡anda como hacen los señoros! Por no hablar de las más jóvenes que, por cierto, no pertenecen a partido alguno y son las que llevan años de lucha recibiendo amenazas del tipo “abrir la cabeza con un bate”.

Cuando el PSOE en 2019 presentó una ley similar dicen que no hubo problemas… Los hubo y una buena bronca dentro del propio partido que se acalló como se acallan esas cosas en los partidos. También dicen que el PSOE –callan que el PP en Madrid fue el ponente- aprobó muchas leyes de este tipo a nivel autonómico. Cierto es, lo que esconden es que su valor jurídico es… CERO. También callan que, tras reunir datos de numerosos países donde se han implantado leyes como la ley Loretta, ahora las feministas conocen las prácticas perniciosas que ha habido. Mientras los señoros siguen en el mundo de las ideas puras y brillantes, con su ética inmaculada, las feministas han visto las prácticas y sus consecuencias. ¿Qué consecuencias? Violadores que acaban en cárceles de mujeres porque entre la violación y la condena han cambiado de sexo. Pedófilos que se cambian de sexo para acceder a niñas menores en vestuarios y baños. Personas que cuando eran hombres no lograban en el deporte destacar y que pasaron a campeonas en el femenino destruyendo el mismo deporte. De todo esto no hablan los señoros, esto lo callan y prefieren hablar de lucha de poder entre PSOE y Podemos, curiosamente criticando al PSOE.

Y, cómo no, el señoro máximo del reino de España, Pablo Iglesias también ha tenido que hablar. Como es conocido que tiene una niña, aunque ahora es demasiado pequeña –y le paguen los españoles la institutriz-, cabría preguntarle lo siguiente. Una persona transgénero es aquella que está contenta con su cuerpo pero siente, tiene el sentimiento, que es de otro género o de género fluido –hoy mujer, mañana hombre, al otro no binario y así hasta el fin de su vida-. Pongamos que un hombre, de nombre Alex (andrógino), dice que ahora se siente mujer y que quiere cambiar su sexo registral pero que está contento con su cuerpo de mujer. Como la ley le permite cambiar de sexo sin ninguna certificación de que eso es cierto, Alex pasa a ser mujer. Todo su aspecto es de hombre y no sufre por las noches intentos de violación. Tampoco sufre los problemas de hormonación de los transexuales. Es mujer, no sufre la violencia estructural que soportan las mujeres, pero sí puede beneficiarse de las políticas de igualdad destinadas a ese colectivo. Lo que no se sabía es que Alex es un violador y que gracias a que nadie ha verificado nada entra en los vestuarios de mujeres y se dedica a violarlas. O que Alex fuese pedófilo entrase en esos mismos vestuarios para masturbarse con la visión de la hija de Iglesias. Y ya el caso de remate es que se considere lesbiana Alex.

¿Por qué no hablan de esto los señoros defensores de la ley Loretta? ¿Por qué no se explica de lo que trata todo? Esto lo callan los señoros porque a ellos parece ser que no les afecta. Es más, hablando en términos éticos, de aprobarse una ley donde lo que prima es el sentimiento ¿tiene el resto de la población (el 99,5%) la obligación de financiar las hormonas, los cambios de sexo y los derivados de personas que han cambiado de sexo/género? Si la sociedad financiase sentimientos y deseos no habría dinero en el mundo para costearlo. De hecho, esta ley acaba perjudicando a las personas transexuales que tienen disforia realmente. Esta parte del debate la callan pero hay muchos millones de euros en juego a la par que las farmacéuticas salivan. Mucho dinero en hormonas a menores que hoy están limitadas…

Nadie debe ser discriminado por sentirse de una u otra forma, pero tampoco debe permitirse el fraude de ley que permita a seres perversos cometer delitos. Cuando dicen que la ley no borra a las mujeres, cabe preguntar a los señoros ¿si todas las mujeres dijesen que son hombres dejaría de existir el patriarcado? Seguramente no aunque fuese un país con un 95% de hombres. Las mujeres seguirían sufriendo por lo que hay algo más, algo cultural, algo inserto en el inconsciente colectivo, algo que tiene que ver con la imagen. No es antifeminismo oponerse a que hombres vivan como hombres por mucho que se inscriban como mujeres. No es antifeminismo señalar que hay algún límite lógico en diversos marcos como el deporte. No es antifeminismo proteger los lugares seguros de las mujeres. No es antifeminismo denunciarlo. Lo que sí es antifeminismo es hacer el señoro, ocultar datos o trabajar para una opción política que está en franca decadencia. No hay una lucha de poder entre partidos, sino del resto del mundo contra las mujeres feministas. Lo curioso es que todos estos señoros alaban sujetos plurales en sus otras luchas, pero en este caso son presa del individualismo más radical. Defienden la autodeterminación individual que haría las delicias de Hayek, Popper, Friedman y demás anarcoliberales. Y eso que aquí no se habla de la gran mayoría de temas jurídicos, sociales, laborales y demás que hay tras la legislación que se quiere imponer.

Novedades: medianas y pequeñas editoriales (7 febrero)

Aquí tienen las novedades de la semana que editan las pequeñas y medianas editoriales de nuestro país. Como siempre, la selección de los libros corresponde a lo que nos parece más significativo personalmente. O aquello en que nos dan mejores medios para hacer corta y pega, que es lo que se hace y lo reconocemos. Cuando se lea un libro que merezca crítica se publicará, el resto lo que dicen en notas de prensa. Otros igual se sienten cómodos con otras formas de hacer.

Novela

George Perec, ¿Qué pequeña bici de manubrio cromado al fondo del patio?, Tres puntos, Traducción: Pablo Fante, 15,95€

Los desopilantes miembros de una «band of brothers» (Shakespeare) quieren evitar que uno de sus miembros sea destinado a la guerra en Argelia, y para ello imaginan cuál solución más disparatada que la otra para imposibilitarlo físicamente, generando las carcajadas del lector, especialmente cuando llega la hora de la ejecución material del plan, tras abundantes libaciones. Novela argumental y estilísticamente ágil, ya desde las primeras frases su comicidad salta a la vista, así como también son visibles el profundo alegato antibelicista de Perec y la manera en que juega con las palabras y las frases: las escribe, las huele, les saca o agrega algunas letras, las da vueltas, y ahí las deja.

Luis Felipe Fabre, Declaración de las canciones oscuras, Sexto piso, 16,90€

XII Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska

Agosto de 1592. Un alguacil y dos ayudantes llegan al monasterio de Úbeda para exhumar los restos mortales de Juan de Yepes –el célebre místico y poeta español que pasará a la posteridad como San Juan de la Cruz– y llevarlos a Segovia, donde recibirán sepultura definitiva. En el momento de retirar la losa que protege los despojos del finado, descubren el cadáver incorrupto del carmelita, del que emana un olor indescriptible, que para algunos es el «perfume de la santidad», «el fantasma de una flor»: en todo caso, un milagro que inflamará la devoción y el afán por conseguir reliquias del fraile y que marcará el inicio del sinuoso y onírico periplo de nuestros protagonistas, lleno de aventuras y extravíos, por la noche oscura del alma y de la meseta española, camino en el que, jornada a jornada, el cuerpo del religioso irá menguando paulatinamente, esquilmado, desmembrado por la veneración de los fieles con los que se cruzan, invadidos por un extraño y voluptuoso furor, tan parecido a la lujuria de la carne.

Declaración de las canciones oscuras es una novela llena de sensualidad y picaresca, un bellísimo texto que, a la par que homenajea la poesía de San Juan de la Cruz, propone una serie de reflexiones atemporales sobre el cuerpo y el alma, sobre lo sagrado y lo profano, sobre el éxtasis espiritual y carnal.

Philip Larkin, Jill, Impedimenta, Traducción: Marcelo Cohen, 22,50€

Durante los primeros años de la II Guerra Mundial, John Kemp, un joven estudiante de clase humilde, llega desde un pequeño núcleo de provincias a la ciudad universitaria donde cursará sus estudios. En medio de un ambiente lúgubre, deprimido y profundamente intimidatorio elegirá, como salvoconducto emocional, a una chica anónima sobre la que dibujará una identidad alternativa, y la bautizará con el nombre de Jill. A partir de ese momento, comenzará el movimiento feroz de una espiral obsesiva sobre ella hasta que los acontecimientos experimentan un giro sorpresivo que pondrán al protagonista contra las cuerdas. Su vida y sus aspiraciones, así como sus deseos y anhelos darán paso a un relato poético y grandioso de la mano de uno de los maestros de la literatura inglesa del siglo XX.

Miranda Popkey, Temas de conversación, Gatopardo ediciones, Traducción: Patricia Antón, 18,95€

Temas de conversación traza un retrato caleidoscópico e intermitente de la vida de su narradora a lo largo de dos décadas. Desde un viaje de juventud a la costa adriática con los diarios de Sylvia Plath como lectura tutelar, hasta su actual vida de madre soltera en California, la protagonista despliega un arco narrativo compuesto de retazos, una biografía caótica como la vida misma, marcada por los fracasos amorosos, la maternidad, episodios recurrentes de autosabotaje y la búsqueda quimérica de un centro de gravedad. El pasado de la narradora se revela en una serie de conversaciones aparentemente banales —confidencias, charlas desinhibidas en fiestas, un encuentro con un extraño en una habitación de hotel— que dan pie a momentos de euforia, vergüenza, ternura, humor, cinismo, envidia e intimidad.

El deslumbrante e inteligente debut de Miranda Popkey es un verdadero tour de force que aborda sin tapujos las paradojas del deseo femenino y se interroga acerca de los elementos que componen el relato de una vida. El resultado es un estudio detallado de las luces y las sombras de una vida que, en cierta forma, nos interpela a todos: somos lo que contamos y lo que reprimimos, lo que escondemos y lo que decimos.

Kevin Barry, Nocturno a Tánger, Alpha Decay, Traducción: Héctor Castells, 19,90€

Es tarde en la noche en el puerto de Algeciras y dos hombres –uno tuerto, el otro cojo– esperan la llegada del próximo ferry que les conduzca a Tánger. ¿Quiénes son? ¿Qué les ha llevado hasta allí? Y lo más importante: ¿llegará ese barco que les ayude a cruzar el estrecho tan entrada la noche? Los dos hombres conversan. Son traficantes de droga viejos y cansados, expertos en introducir el hachís desde las costas de Marruecos hasta Andalucía. Comparten una larga trayectoria de violencia y aventuras al margen de la ley, plagada de romances y traiciones mutuas, y llegados a estas alturas de la vida ya carecen de ilusiones y esperanzas. El barco parece no llegar nunca, y mientas tanto los dos hombres comentan crímenes pasados y planes de futuro.

Fernando García Ballesteros, Muerte en el laberinto, Libros de seda, 19,95€

El 19 de julio de 1909, Elsie Thornton, la niñera de los señores Desvalls, aparece muerta flotando en las aguas del lavadero mayor el día siguiente a la recepción que se celebró en el parque del Laberinto de Horta, en la finca familiar. Al tratarse de una ciudadana británica, Ossorio, el gobernador, ordena a Ignasi Requesens que sea él, junto a su inseparable Cristóbal, quien se encargue de la investigación.

Lo que en apariencia no era más que un desgraciado accidente, se complica al descubrir, tras la autopsia, que Elsie estaba embarazada, pues nadie le conocía relación alguna y, además, hay otro dato: alguien le suministró láudano justo antes de su muerte.

En esa Barcelona convulsa previa a la Semana Trágica, nada es lo que parece, tampoco la inocencia de Elsie es tal. La resolución de este caso se imbricará con otra muerte trágica acontecida en ese mismo lugar muchos años antes, con asuntos de espionaje de por medio y un oscuro plagio… Un nuevo reto para el inspector Requesens.

Franz Kafka, El desaparecido, Eterna cadencia, Traducción: Ariel Magnus, 15,60€

“Texto de iniciación en un doble sentido: con El desaparecido, Franz Kafka comienza su camino en la narrativa a gran escala y en la escritura “verdadera”, que acaba de ejercitar en su breve relato “La condena”. También para su protagonista empieza una nueva vida en un nuevo territorio, el continente americano. Quien quiera entender la narrativa de Kafka, verá en este libro el inicio de temas, constructos, estilos y espacios que predicen lo que vendrá. Quien quiera saber de Karl Roßmann y sus peripecias en el gran país del progreso del capital, tendrá en esta novela motivo de deleite y de reflexión. Ambos verán a través de las páginas de El desaparecido que en la escritura de Kafka reina el cálculo, la lógica (dialéctica) y la desesperación, todo bajo el halo de una inquietud del yo por conocer, ordenar y entender. Kafka se muestra ya en esta primera novela como el gran estilista que fue, de la palabra y del pensamiento.”

Víctor Sáenz Barrón, La canción del bosque mágico, Carena, 18€

Acompaña a Sisky de aventuras por el Reino de Kástrikir. Desde el Valle de Kroaniri hasta la capital, recorriendo múltiples e increíbles lugares. Descubre con él la maravillosa variedad de un mundo que no alcanzaba a ver en su pequeño pueblo entre montañas. Una experiencia que lo transformará en explorador, guardia, guerrero vengador, soldado, capitán general y, finalmente, un defensor armado de los ciudadanos.

Conoce las extrañas razas animalizadas del reino, y la magia que las acompaña, con los ojos de un joven bastita ansioso por explorar el mundo y desvelar sus secretos. Sumérgete en los extraños subterráneos de Soltran, escóndete y acecha por los tejados de la gran urbe, evita ser devorado, persigue brujos malignos, enfréntate a los tejemanejes del palacio ducal y derrota ejércitos. Todo de la mano de un joven y optimista hombre gato que verá como la vida le arrebata muchas cosas, pero también le otorga otras.

Isabela Figueiredo, Cuaderno de memorias coloniales, Libros del asteroide, Traducción: Antonio Jiménez Morato, 18,95€

Hija de colonos portugueses, la escritora Isabela Figueiredo relata en estas memorias su infancia en Mozambique durante la década de los sesenta y su marcha a Portugal durante la descolonización. A través de su mirada de niña, la narradora de este sobrecogedor relato parece ser la única capaz de observar verdaderamente la vida corriente de los colonos, dominada por un racismo y un sexismo feroz y normalizado. En el centro de esta historia se encuentra la figura de su padre, a quien la autora intentará comprender y perdonar.

Novela gráfica

Arnau Sanz Martínez, Un fantasma, Astiberri, 16€

En un futuro próximo, un extraño virus se ha expandido de forma global, y los militares empiezan a “limpiar” las zonas afectadas en una implacable persecución de la población que ha conseguido huir del exterminio. Las doctoras que controlan el virus avisan: la amenaza se está recrudeciendo y apenas hay tiempo para escapar.

John James Audubon, Diario del río Misisipi, Nordica, Traducción: Lucía Barahona, 22,50€

John James Audubon no fue la primera persona en intentar pintar y describir todas las aves de América (Alexander Wilson tiene esa distinción), pero durante medio siglo fue el principal artista de la fauna en su país. Su seminal Birds of America, una colección de 435 impresiones de tamaño natural, eclipsó rápidamente el trabajo de Wilson y sigue siendo un estándar contra el cual se miden los artistas de aves de los siglos XX y XXI, como Roger Tory Peterson y David Sibley.

La historia de Audubon es una de triunfo sobre la adversidad. Encapsula el espíritu de la joven América, cuando el desierto era ilimitado y seductor. Era una persona de legendaria fuerza y resistencia, así como un gran observador de las aves y la naturaleza. Tenía un profundo aprecio y preocupación por la conservación de aves y hábitats.

Frédéric Pajak, La muerte de Walter Benjamin y la jaula de Ezra Pound, Errata naturae, Traducción: Regina López Muñoz, 19,50€

En 1939, como los alemanes de París, Benjamin fue internado en un campo de «trabajadores voluntarios» en Nevers. Liberado gracias a la intervención de sus amigos, regresó a París hasta que llegaron las tropas de la Wehrmacht. Entonces huyó hasta Marsella, e intentó embarcarse hacia Estados Unidos. Su viaje llegó hasta el puesto fronterizo español en PortBou, donde, amenazado con ser entregado a la Gestapo, se suicidó. Esta historia se entrelaza con la del poeta Ezra Pound, exiliado en la Italia fascista. En Roma se encuentra con Mussolini para ponerse a su servicio, pero éste le rechaza, convencido de tratar con un espíritu perturbado. Detenido en 1944 por los estadounidenses, condenado por traición, fue encerrado en Pisa en una jaula, antes de ser internado durante trece años en su país.

G. Willow Wilson y Christian Ward, Invisible Kingdom 1. En el camino, Astiberri, 17€

Vess y Grix no pueden ser más diferentes y, sin embargo, no se pueden necesitar más la una a la otra. Vess es una novicia con una enorme pasión y firme fe en las enseñanzas de la Renunciación y Grix una veterana pilota de carguero que trabaja para la todopoderosa corporación Lux. Cuando Vess, en su nuevo papel de escribana, y Grix, durante lo que debería haber sido una revisión rutinaria de inventario, tropiezan con una información trascendental se ven obligadas a tomar una decisión de vida o muerte: revelar la verdad o arriesgarse a sumir sus mundos en la anarquía.

Influenciados por las epopeyas de fantasía y ciencia ficción que les inspiraron de niños y de jóvenes como Dune, Cowboy Bebop o la construcción visual de mundos de Hayao Miyazaki, la guionista G. Willow Wilson y el dibujante Christian Ward han unido fuerzas en esta serie galardonada con los Premios Eisner 2020 a Mejor serie nueva y Mejor artista digital sobre dos mujeres obligadas a elegir entre adherirse a los caminos que tenían prescritos o forjarse uno propio.

“También nos hemos desviado conscientemente de algunos de los temas típicos del género”, apunta G. Willow Wilson y añade que Invisible Kingdom “es una historia sobre lo que significa tener fe en lo que no podemos ver: la lealtad de nuestros amigos, la verdad de nuestras causas, y la posibilidad del cambio”.

Teatro

Fernando Pessoa, El marinero, Hermida editores, Ilustraciones: Ignacio Lobera, Traducción: Pablo Javier Pérez López, 15,90€

Cuando Pessoa contaba 25 años, ideó un proyecto que trataría de reunir siete obras de teatro estático. De ellas, la única que concluyó fue El marinero, que se publicaría en la revista modernista Orpheu y que editamos ahora en castellano con ilustraciones de Ignacio Lobera.

El marinero, a pesar de no haber recibido durante muchos años más atención que sus obras poéticas, contiene toda una declaración de intenciones. Aunque con una estructura mínima y un lenguaje preciso, está cargada de pasión y tragedia. Es una obra perturbadora, misteriosa y lúcida que nos introduce en el gran universo pessoano.

Poesía

AAVV, Los Beat: poesía de la rebelión, Valparaiso ediciones, Traducción: Edelmis Anoceto, 17,95€

Con el propósito de alzarse contra las agobiantes restricciones en la Norteamérica de la Guerra Fría, la cacería de brujas del anticomunismo macartista y la represión generalizada a la “diferencia”, surgió uno de los grandes movimientos literarios y culturales que tuvo lugar en los Estados Unidos a mediados del siglo XX, la llamada Generación Beat. Allen Ginsberg, Jack Kerouac, William Burroughs, Gregory Corso, Patti Smith, Diane di Prima y Hettie Jones fueron las figuras centrales de esta ruptura con lo convencional, que trascendió lo literario y fue también social. Margaret Randall recopila en este volumen los poemas más importantes de esta generación, que demandó la libertad de crear un nuevo tipo de expresión a partir del lenguaje de la calle, de los desfavorecidos y de los marginados sociales. Esta expresión, en toda su riqueza y variedad, produjo, como señala Margaret Randall en su prólogo, una literatura “sin precedentes y sin equivalente hasta nuestros días”.

Ensayo

Almudena Negro y Jorge Vilches, La tentación totalitaria, Almuzara, 21€

¿Mostró el Gobierno socialcomunista de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias una deriva autoritaria desde el inicio de su legislatura? ¿La pandemia le ofreció la oportunidad de acumular todo el poder para cambiar el régimen por la puerta de atrás, constituirse como casta política hegemónica y transformar la sociedad para gobernar en exclusiva? Los autores, la periodista y diputada de la Asamblea de Madrid Almudena Negro y el politólogo Jorge Vilches, están convencidos de ello. Afirman que se trata de la tentación totalitaria que acompaña a toda ideología izquierdista y enumeran los pasos del citado proceso: colonización del Estado y sus instituciones, cambio de leyes y códigos para satisfacer a sus socios «golpistas» e independentistas, asunción del discurso contra el orden constitucional, marginación a la oposición hasta tildarla de enemiga de la voluntad general y de la propia democracia, control de los medios de comunicación así como de la educación, erradicación de la independencia del poder judicial, ataque a la Corona y exhalación de un discurso violento y, en ocasiones, «guerracivilista».

Maggie Nelson, Bluets, Tres puntos, Traducción: Lawrence Schimel, 16,95€

«Bluets» es un híbrido experimental que oscila entre el ensayo lírico y la prosa poética para construir una reflexión personal y filosófica sobre el color azul, los amores perdidos, el dolor y la soledad. A través de 240 fragmentos sin conexión aparente entre sí, pero que poco a poco van revelando los enlaces polifónicos que se producen al interior de toda red (Guattari), la autora construye una escritura rizomática en la que las palabras, la tinta azul y su pensamiento parecen fluir como si hubiesen sido escritos en el agua (Keats); reflexiones que transitan desde aspectos muy personales de su vida (su depresión, sus rupturas amorosas, la paraplejia de una amiga tras un accidente, una tarde de intenso sexo en una habitación del Hotel Chelsea) hasta multitud de obras artísticas.

Pablo Maurette, Por qué nos creemos los cuentos, Clave intelectual, 12€

¿No existen los personajes de las novelas que nos apasionan? ¿No son verdaderas las figuras del cuadro que nos absorbe o las escenas de la película que nos aterroriza? ¿Por qué nos emocionan así entonces? ¿Por qué nos las creemos tanto como para sollozar o reír a carcajadas?

Actualizando un tema clásico del pensamiento occidental, la pregunta por el estatuto de realidad que corresponde a las creaciones artísticas, Pablo Maurette compone aquí un ensayo brillante y preciso. Armado con el concepto grecolatino de evidencia, Maurette recorre hitos artísticos y filosóficos de toda nuestra tradición (de Platón a Susan Sontag, pasando por Giotto o Proust), deteniéndose especialmente en un cuento de Julio Cortázar y en una película de Quentin Tarantino, para desnudar como nunca las herramientas y estrategias clave de esa mágica fábrica de verdad que son nuestras ficciones.

Jesús Romero Sánchez, Spinoza. La política a la luz de su filosofía, Almuzara, 15,95€

Este ensayo aporta luz a problemas políticos de la máxima actualidad en nuestra sociedad, en un momento en que la izquierda transformadora se encuentra en un estado de resaca, tanto por la tendencia al retroceso que está experimentando, como por su condición tras unos años constante actividad.

Escrito gracias a una profunda reflexión y un continuado estudio de la filosofía política, sobrepasa el aspecto teórico al alimentarse también de la experiencia política y la práctica institucional realizada durante muchos años.

En tiempos de incertidumbres ante las continuas crisis económicas, políticas e institucionales, el autor pone el foco en Spinoza y en la fecundidad de su pensamiento filosófico para rearmar, intelectual y emocionalmente, el pensamiento crítico superador de un capitalismo neoliberal que sólo ha conseguido incrementar la desigualdad entre los seres humanos y poner en peligro a nuestro propio planeta.

Clara Campoamor, Del foro al parlamento, Renacimiento, 24,90€

Este volumen completa el titulado La forja de una feminista (2019), donde se recogían los artículos periodísticos escritos por Clara Campoamor entre los años 1920 y 1921. Ahora se añaden los aparecidos desde 1925 hasta 1934, con los que se cierra la compilación de los textos publicados por la sufragista en la prensa española antes de su exilio en 1936. Esta nueva serie de artículos, reunidos íntegramente por primera vez, abarca nueve años de su vida, los más trascendentales en el orden personal y profesional de la autora, en un momento histórico y político clave para la España del siglo XX. En ellos se advierte la evolución de Clara Campoamor, su madurez como jurista y como política, así como la complejidad de su pensamiento y su espíritu irreductible, su feminismo en acción. Sorprende el interés, la actualidad y la variedad de los temas que aborda, siempre con profundo conocimiento y rigor.

Robin Wall Kimmerer, Una trenza de hierba sagrada, Capitán Swing, Traducción: David Muñoz Mateos, 24€

Como botánica, Kimmerer formula preguntas sobre la naturaleza con las herramientas de la ciencia. Como miembro de la Citizen Potawatomi Nation, comparte la idea de que las plantas y los animales son nuestros maestros más antiguos. Basándose en su vida como científica, indígena, madre y mujer, nos muestra cómo otros seres vivos nos ofrecen regalos e importantes lecciones. En una rica trenza de reflexiones que van desde la creación de Isla Tortuga hasta las fuerzas que amenazan su florecimiento, despliega su idea central: el despertar de una conciencia ecológica requiere el reconocimiento y celebración de nuestra relación recíproca con el resto del mundo viviente.

Ángel Viñas, Las armas y el oro, Pasado y presente, 24€

Este libro desmonta los cuatro mitos fundamentales de la historiografía franquista sobre la guerra civil: 1) que la República recibió más ayuda militar que los vencedores; 2) el supuesto expolio del oro del Banco de España para financiar la contienda, cuyo correlato fueron las oscuras y secretas maniobras del franquismo para “recuperarlo”; 3) las razones por las cuales los republicanos –“la escoria de la nación”– perdieron la guerra de forma catastrófica; y 4) el presunto desequilibrio en las finanzas exteriores en contra de los sublevados.

Jacob Burckhardt, Sobre las crisis en la historia, Sequitur, 9€

En estos nuestros tiempos que, a diario, se proclaman “históricos”, ¿no faltará acaso justamente ese pensamiento histórico que sí tuvieron las sociedades de otros siglos?

La conciencia del cambio –o voluntad de cambio-  parece haberse desvanecido, arrollada por unos acontecimientos ante los que nuestro entendimiento no sabe distinguir entre la desgracia inevitable y la eludible injusticia en lo que padecemos, ni entre lo expeditivo, lo anecdótico, lo ridículo y lo sensato en lo que pretendemos.

El gran historiador suizo Jacob Burckhardt, testigo de un siglo de guerras y desgarros, nos recuerda lo que exige pensar la historia y situarse responsablemente en la misma.

Fernando Eguidazu, Una historia de la novela popular española (1850-2000), Editorial Ulises, 49,90€

La novela popular, la humilde literatura de quiosco, es la pariente pobre en los manuales de literatura. Marginada de todos los estudios académicos, su historia ha permanecido oculta, salvo para un reducido número de aficionados, y un más reducido número de eruditos. Y sin embargo, estas novelitas fueron las que alimentaron los sueños de generaciones de lectores, las que leyeron personas de toda condición y no solo de escasa formación cultural. Y fueron capaces de propiciar las primeras multinacionales españolas, como la Editorial Molino o la Editorial Bruguera. Esta obra, la primera historia completa de la novela popular española, cuenta su evolución desde los torrenciales folletines y novelas por entregas del siglo XIX hasta las novelas de bolsillo (los llamados bolsilibros) que inundaron los quioscos en las décadas centrales del siglo XX, pasando por los coloridos y emocionantes seriales de aventuras de los años 20 y 30 del pasado siglo.

Otras lecturas

Wayne Kramer, Asuntos peligrosos. Droga, delincuencia, MC5 y mi vida de imposibilidades, Neo Sounds, 19,90€

En enero de 1969, antes de que el mundo hubiera oído una sola nota de su música, los integrantes de MC5 aparecieron en la portada de la revista Rolling Stone. Representaban el eslabón perdido entre el free jazz y el punk rock, y eran salvajes, originales y, cuando las cosas iban bien, completamente imparables.

Liderados por el legendario guitarrista Wayne Kramer, reflejaban todos los aspectos de aquella época turbulenta, sexi, caótica y descontrolada, lo que prácticamente garantizaba que no tendrían una carrera muy larga. En poco tiempo consiguieron actuar por todo Estados Unidos, tocar con grandes leyendas de la música, contar con una legión de seguidores enfervorecidos y convertir sus canciones en la banda sonora del movimiento obrero juvenil norteamericano. Lo que Kramer buscaba, sobre todo, era redefinir los límites de una banda de rock, una idea con mucho mérito pero, al mismo tiempo, el camino más seguro hacia el desastre personal y profesional. Y así fue: el grupo grabó tres álbumes con dos discográficas importantes, pero para 1972 todo había quedado en un recuerdo.

Asuntos peligrosos narra la lucha de un artista rebelde y adicto…

Marcus Chown, El instante mágico, Blackie Books, Traducción: Francisco J. Ramos Mena, 23€

¿Qué sintieron los grandes científicos de la historia en el momento en que alcanzaron sus grandes descubrimientos? ¿Cómo llegaron al instante mágico en el que sus predicciones se hicieron realidad?

Este increíble viaje de la predicción a la prueba nos transporta desde laboratorios ubicados en París y Cambridge hasta el frente ruso devastado por la guerra, pasando por búnkeres construidos bajo reactores nucleares y enormes túneles subterráneos en la frontera suizo-francesa. Desde el electromagnetismo hasta las ondas gravitacionales de Einstein y el escurridizo neutrino de Wolfgang Pauli, el aclamado escritor y científico Marcus Chown nos acompaña en un recorrido impresionante por los avances de la física moderna, deteniéndose en ese instante mágico en el que las matemáticas y la física, de la mano de sus más brillantes representantes, cambiaron para siempre la historia de la ciencia.

Joan Sans, Rectángulo de amor bizarro, Libros del KO, 8€

¿De verdad era así? ¿Estaba realmente disfrutando «mucho» de aquello? Me encontraba allí de pie, de madrugada, solo y a la vez rodeado de amigos, viendo en directo a un grupo que es parte inalienable de mi vida y, en paralelo, asistiendo a una especie de postración digna, a una lucha contra los elementos. Comprobando lo dura que es la realidad y lo esencial que es echar mano del amor para relativizarla. Durante el camino de vuelta al hotel, tras el concierto, pensé que me sucede algo parecido con el Mallorca y recordé lo que percibo muchas veces en la grada de Son Moix.

Maxi Rodríguez, Lear o el deporte rey, Libros del KO, 8€

Estas cosas nunca pude contarlas en los ensayos de mi grupo de teatro. Allí hacíamos a Lorca y a Oscar Wilde. Lo más inquietante de aquella entretenida adolescencia en mi Asturias del alma era tener la sospecha de que para mis compañeros del equipo de fútbol yo debía ser algo manfloritu, y para mis colegas del teatro independiente —tan reacios a inclinaciones mundanas— un artista defectuoso abocado a dejar las tablas para vivir, como mucho, de la racha de alguna peña quinielística. Así que irremediablemente sentía que, tarde o temprano, tendría que decantarme, agarrar el balón por el asa y optar «de mayor», entre «artistas» o «futboleros», entre Quini o Pirandello, entre Lear o el deporte rey.

H. P. Lovecratf edición coleccionistas. Akal.

Un Pack en edición limitada que, además de los dos volúmenes anotados, incluye una Taza Magic con diseño exclusivo y 24 cartas con ilustraciones originales de los relatos de Lovecraft acompañadas de algunas claves de sus relatos y del mundo de Lovecraft.

Este pack exclusivo en caja de lujo desvela todos los secretos de H. P. Lovecraft y su mundo, gracias a las anotaciones de Leslie S. Klinger y las Introducciones al genio de Providence por parte de Alan Moore y Víctor LaValle.

Cuando el PP utilizaba mendigos para financiación ilegal

No ha dicho, entre lo que se ha filtrado a la prensa, Luis Bárcenas nada que no se supiera o se sospechara. Que M. Rajoy sea Mariano Rajoy sólo era desconocido para alguna mente depravada y entregada de los altos tribunales españoles. Del resto de cuestiones mucho aire y poca carne a la que hincar el diente. Tampoco sorprende que el ex-tesorero del PP haya afirmado que llevan financiándose ilegalmente desde al menos 1982. De hecho llevan haciéndolo desde la propia constitución de la alianza electoral que desembocó en Alianza Popular. Y si en los años de la transición, sin una ley que regulase claramente la financiación de los partidos, los dineros llegaban de dispares lugares, tras la ratificación de la Constitución comenzó un proceso para ver por dónde llegaría el dinero para sostener aquel armazón partidista que se iba creando.

Algunos se alarman de que la CIA pudiese ser el financiador del PSOE para evitar un caso a la italiana con un partido comunista fuerte. Al PSOE le llegó dinero de la agencia estadounidense transfiriendo dinero a los sindicatos de aquel país, que a su vez los transferían a la CIOSL y de ahí tomaban distintos caminos, alemanes o suecos por ejemplo. También el PCE recibió fondos de la KGB/URSS y de alguna dictadura árabe. Como llegó dinero de Libia para el PSP de Enrique Tierno Galván. A la izquierda le hacía falta más dinero porque los banqueros españoles tenían claro que financiarían a los suyos y sin pasarse. Paradójicamente, años más tarde un joven Jorge Verstrynge utilizaría toda su verborrea acusatoria contra Felipe González con el caso Flick –ya saben aquello que contestó el presidente del gobierno “ni de Flick, ni de Flock”-, ese industrial armamentístico que sí había financiado al PP/AP. También son conocidos los millones de dólares que el rey Juan Carlos de Borbón consiguió de un país árabe para montar UCD pero que acabó guardándose en el bolsillo.

Poco tiempo después de la transición, como un altísimo cargo del PP/AP nos ha contado, el partido de Manuel Fraga, asfixiado por la carencia de dinero, ideó un sistema de financiación irregular (Bárcenas era un simple becario en esta época) para el cual hubieron de echar mano de mendigos. Emilio Botín estaba dispuesto a pagar, como ha hecho siempre, los dispendios del PP pero necesitaba alguna forma de transferir ese dinero sin que se notase en las cuentas del banco. Por tanto, asesores suyos y altos cargos del PP estudiaron las distintas vías por las que hacer llegar unos cuantos millones. Tras mucho pensar llegaron a una solución, más allá de los créditos en barra de hielo –esos que se acaban condonando-, como era utilizar a vagabundos y mendigos como titulares de esos créditos. Personas, como pueden imaginar, a las que no podrían pedir la devolución por no encontrarlas o por fallecimiento.

Así un grupo de dirigentes del PP se lanzaron a la calle a buscar mendigos que, esto es importante, tuviesen DNI. Mientras les daban un dinero para comer, les hacían una fotocopia del DNI que era utilizada para solicitar esos créditos, sin necesidad de avales evidentemente, y así lograr desviar decenas de millones a las arcas del PP y el banco cuadrar sus cuentas. Pese a tener esos créditos en mora, no suponían nada en comparación con tener su propio brazo armado en la política, justo en un tiempo en el que comenzaba una expansión absorbiendo otros bancos. Los mendigos jamás supieron que tenían créditos de millones y a cambio de un bocadillo o una botella de vino peleón estaban sirviendo al PP. Así tuvo el PP, en la caja B, un enorme flujo de caja para pagar sueldos en B, costear campañas, colocar a amantes… Con este banco han confirmado que se hizo así, pero no es descartable que si hiciese con otros bancos con las mismas fotocopias.

Luego, cuando empezaron a tener puestos de poder en Ayuntamientos, Diputaciones, Autonomías y el Estado se dedicarían al saqueo de la caja común. No mucho antes, de forma miserable, utilizaban mendigos para costear su financiación irregular. Tuvo buena educación partidista Bárcenas. De momento Pablo Casado dice que es de otros tiempos pero es conocido que acudió al despacho del tesorero a pedir dinero B para costear algunos gastos. Tampoco hay que olvidar el caso de Rosendo Naseiro que la judicatura paró. La financiación irregular es parte del ADN del PP, unas veces metiendo la mano en la caja, otras mediante la entrega de contratos públicos a empresas que luego les daban una mordida y las más lamentables utilizando mendigos… y muertos.

Novedades: grandes grupos editoriales (6 de febrero)

Aquí tienen las novedades de la semana que editan las grandes editoriales de nuestro país. Como siempre, la selección de los libros corresponde a lo que nos parece más significativo personalmente. O aquello en que nos dan mejores medios para hacer corta y pega, que es lo que se hace y lo reconocemos. Cuando se lea un libro que merezca crítica se publicará, el resto lo que dicen en notas de prensa. Otros que hagan igual se sienten cómodos con otras formas de hacer.

Novela

Wolf Wondratschek, Autorretrato con piano ruso, Anagrama, Traducción: Eva Garcia Pinos, 19,90€ (Ebook disponible)

La novela arranca en un café vienés: «A mi mesa está sentado un ruso que fue pianista en su juventud, una celebridad olvidada.» Ahora el pianista, de nombre Suvorin, es un anciano desaliñado, y el escritor que cuenta su historia mantiene con él una sucesión de encuentros en los que lo incita a evocar su vida, a sacar a la luz sus recuerdos, antes de que el esquivo músico se desvanezca como un fantasma.

La narración avanza al ritmo de esos encuentros y de la rememoración del pasado. Emerge una infancia pobre pero feliz en Leningrado, y después la guerra; el maravillado descubrimiento de la ópera; la pasión por el piano, que le lleva a practicar compulsivamente, incluso con las manos metidas en los bolsillos; el opresivo clima de la Unión Soviética y los conciertos semiclandestinos de música experimental ante un escaso público compuesto por jóvenes inquietos; su paso por varias ciudades: Moscú, Londres, París, Viena; el cofre con tierra rusa que se hace traer para enterrar a su esposa; su negativa a aceptar los aplausos impostados y protocolarios, gesto que supone un suicidio en su carrera como pianista; la historia del amigo que perdió la inspiración y acabó liado con una baronesa solo por dinero, y el repaso a figuras como el compositor Alfred Schnittke, el genio loco Glenn Gould y sobre todo el gran Sviatoslav Richter, que exprimía al máximo los tempos lentos en su modo de tocar y del que el viejo ruso dice que «la experiencia de verlo al piano era más que musical, era algo dramático».

Un libro magnético sobre la libertad y la rebelión, sobre la gracia y la decadencia, sobre la vida y la memoria, y también, claro, sobre la sublime belleza de la música y los sacrificios que por ella se está dispuesto a hacer. Un libro que es una conmovedora sonata literaria, escrita con palabras en lugar de notas.

Kate Atkinson, Cielo interminable, Alianza de Novelas, Traducción: Patricia Antón de Vez, 19€ (Ebook disponible)

Jackson Brodie se ha mudado a un tranquilo pueblo costero en North Yorkshire, donde cuenta con la ocasional compañía de su hijo Nathan, adolescente recalcitrante, y su viejo labrador Dido, ambos a discreción de su expareja Julia. Un escenario pintoresco… pero en el que algo oscuro acecha entre bastidores. El trabajo actual de Jackson, recopilar pruebas acerca de un marido infiel para su desconfiada esposa, parece sencillo, pero un encuentro fortuito con un hombre desesperado en un acantilado que se está desmoronando dará lugar a una red de lo más siniestra y lo conducirá hasta alguien de su pasado. Viejos secretos y nuevas mentiras se entrecruzan en esta impresionante novela policíaca, a la vez profundamente divertida y dolorosamente triste, escrita por una de las autoras más deslumbrantes y sorprendentes de la actualidad.

Juan Gabriel Vásquez, Volver la vista atrás, Alfaguara, 19,90€ (Ebook disponible)

«Pensó que los recuerdos eran invisibles como la luz, y así como el humo hacía que la luz se viera, debía haber una forma de que fueran visibles los recuerdos.»

En octubre de 2016, el director de cine colombiano Sergio Cabrera asiste en Barcelona a una retrospectiva de sus películas. Es un momento difícil: su padre, Fausto Cabrera, acaba de morir; su matrimonio está en crisis, y su país ha rechazado unos acuerdos de paz que le habrían permitido terminar con más de cincuenta años de guerra.

A lo largo de unos días reveladores, Sergio irá recordando los hechos que marcaron su vida y la de su padre. De la guerra civil española al exilio en América de su familia republicana, de la China de la Revolución Cultural a los movimientos armados de los años sesenta, el lector asistirá a una vida que es mucho más que una gran aventura: es una imagen de medio siglo de historia que trastornó al mundo entero.

Volver la vista atrás cuenta hechos reales, pero sólo en manos de un novelista magistral como Vásquez podía convertirse en este retrato devastador de una familia arrastrada por las fuerzas de la historia. Una fascinante investigación social y a la vez íntima, política y a la vez privada, que el lector no olvidará.

Delphine de Vigan, Las gratitudes, Anagrama, Traducción: Pablo Martín Sánchez, 18,90€ (Ebook disponible)

«Hoy ha muerto una anciana a la que yo quería. A menudo pensaba: “Le debo tanto.” O: “Sin ella, probablemente ya no estaría aquí.” Pensaba: “Es tan importante para mí.” Importar, deber. ¿Es así como se mide la gratitud? En realidad, ¿fui suficientemente agradecida? ¿Le mostré mi agradecimiento como se merecía? ¿Estuve a su lado cuando me necesitó, le hice compañía, fui constante?», reflexiona Marie, una de las narradoras de este libro. Su voz se alterna con la de Jérôme, que trabaja en un geriátrico y nos cuenta: «Soy logopeda. Trabajo con las palabras y con el silencio. Con lo que no se dice. Trabajo con la vergüenza, con los secretos, con los remordimientos. Trabajo con la ausencia, con los recuerdos que ya no están y con los que resurgen tras un nombre, una imagen, un perfume. Trabajo con el dolor de ayer y con el de hoy. Con las confidencias. Y con el miedo a morir. Forma parte de mi oficio.»

A ambos personajes –Marie y Jérôme– los une su relación con Michka Seld, una anciana cuyos últimos meses de vida nos relatan estas dos voces cruzadas. Marie es su vecina: cuando era niña y su madre se ausentaba, Michka cuidaba de ella. Jérôme es el logopeda que intenta que la anciana, que acaba de ser ingresada en un geriátrico, recupere aunque sea parcialmente el habla, que va perdiendo por culpa de una afasia.

Y ambos personajes se involucrarán en el último deseo de Michka: encontrar al matrimonio que, durante los años de la ocupación alemana, la salvó de morir en un campo de exterminio acogiéndola y ocultándola en su casa. Nunca les dio las gracias y ahora querría mostrarles su gratitud…

Escrita con un estilo contenido, casi austero, esta narración a dos voces nos habla de la memoria, el pasado, el envejecimiento, las palabras, la bondad y la gratitud hacia aquellos que fueron importantes en nuestras vidas. Son las respectivas gratitudes las que unen a los tres inolvidables personajes cuyas historias se entrelazan en esta conmovedora y deslumbrante novela.

Paula Farias, Fantasmas azules, Alianza de Novelas, 17€ (Ebook disponible)

María es una joven periodista acostumbrada a dejar huella que, desencantada tras una ruptura amorosa, decide aceptar una corresponsalía en Kabul. Allí encontrará un mundo diferente, extraño y mágico por momentos, azul y amarillo, dividido e inescrutable, poblado por mujeres que se le escurren y que no termina de entender.

Un mundo en el que confluyen muchos otros personajes en ese crisol que es una ciudad devastada y en proceso de reinvención, como Mahmud, un guerrillero recién descendido de las montañas donde aún humea la contienda, que busca reinventarse y añora una infancia que casi no tuvo, perdida entre cometas y granadas, y que se ofrece como intérprete a Simón, un coordinador de Naciones Unidas encerrado en su pequeño mundo de hombre occidental que siente que tiene algo que demostrar. Y también está Ibrahím, un vendedor de alfombras marcado por los recuerdos; y Jana, una anciana que ha visto a demasiadas mujeres desaparecer; y Míster Marta, médico de una ONG, que desde su forma especial de entender el mundo, eligió quedarse en las montañas cuando sus compañeros se marcharon.

Fantasmas azules es una pieza de orfebrería, una novela que nos habla de miradas, de silencios, de encuentros y pérdidas, de infancias recobradas. Pero también una reflexión sobre la identidad construida a partir de las miradas de otros y sobre la individualidad en un tiempo donde todo, hasta las certezas, se nos ofrecen envueltas y masticadas.

Georges Perec, Ellis Island, Seix Barral, Traducción: Adolfo García Ortega, 15€ (Ebook disponible)

Esta obra personalísima contiene la reconstrucción del fantasma de Ellis Island, escondida en la larga historia de la inmigración europea a Estados Unidos. Mientras explora esta pequeña isla, cercana a la Estatua de la Libertad de Nueva York, Perec conjura a los dieciséis millones de personas que a finales del siglo xix y comienzos del xx llegaron siendo extranjeros para convertirse en norteamericanos.

Publicado por primera vez en España, Ellis Island es un texto único, un híbrido con tanta carga poética como fuerte valor simbólico con el que el autor ahonda, con precisión de mago, en los conceptos de desarraigo, supervivencia y exilio. Las esperanzas y los desengaños de quienes dejaban atrás su país en búsqueda de un destino dorado adquieren aquí, con las políticas antimigratorias actuales, una triste actualidad.

Milena Busquets, Gema, Anagrama, 16,90€ (Ebook y Audiolibro disponibles)

La vida de una escritora de cuarenta y tantos años transcurre sin grandes sobresaltos, entre sus dos hijos y una relación que parece a punto de terminar. Pero esa existencia razonablemente plácida se ve sacudida por la reaparición de un fantasma del pasado en forma de repentino recuerdo: Gema.

Gema fue una compañera de colegio que murió de leucemia con quince años, una de las dos muertes que marcaron su infancia; la otra fue la de su padre, pero él había vivido toda una vida, mientras que Gema se fue antes de tiempo. ¿Qué existencia hubiera tenido? ¿En quién se habría convertido? ¿Cuándo la vio por última vez? ¿Pudo despedirse de ella? ¿Por qué el tiempo ha ido diluyendo el recuerdo de la amiga muerta?

Tratando de rescatar del olvido a Gema, la narradora inicia unas pesquisas que la llevarán a reunirse con viejas amigas que también la conocieron, a buscar alguna foto de grupo de la clase, a visitar el colegio, a rastrear esquelas en un periódico, a indagar sobre lo sucedido con el restaurante que tenían los padres de la chica…

Esta es una novela sobre el pasado que creemos haber olvidado pero que nos persigue, sobre las pérdidas que nos marcan y la necesidad de despedirse. Pero también es una novela sobre las ganas de vivir y las pequeñas alegrías de lo cotidiano, sobre el amor –a los amantes, a los hijos– y sobre las amistades que nos acompañan incluso después de desaparecer.

El libro, a un tiempo liviano y profundo, vitalista y compungido, confirma el talento de Milena Busquets tras el extraordinario éxito internacional de su anterior novela, También esto pasará, y permite disfrutar de nuevo de su singular capacidad para abordar emociones y sentimientos con un estilo inimitable que le ha granjeado una legión de fieles lectores.

Mahi Binebine, Calle del Perdón, Alfaguara, 16,90€ (Ebook disponible)

La calle del Perdón es una pequeña vía de Marrakech y es en ella donde crece la narradora de esta historia, Hayat («la vida», en árabe). El barrio es pobre y en él solo prospera la mezquindad, como si fuera una jungla sórdida, algo que Hayat sufre en primera persona: todo el mundo hace comentarios envenenados sobre su cabello rubio, su madre no oculta su vergüenza y su padre siempre la mira con gesto endiablado.

Aunque todas estas dificultades deberían haber hecho mella en esta niña, la vida acaba siendo indestructible. Hayat se escapa de casa y conoce a Mamyta, la bailarina oriental más importante del reino, una especie de geisha de Marrakech. Una mujer tan denigrada como admirada que es supuestamente libre en un país anclado en el tabú y la prohibición y que está presente en todos los festejos y celebraciones religiosas, pero también en los cabarets populares más desconocidos. Hayat descubre junto a ella que con el canto y el baile se puede hacer desaparecer la melancolía, volver locos a los hombres, imponer la gracia a la hostilidad y, a fin de cuentas, forjarse un destino propio.

Matt Haig, La biblioteca de la medianoche, Alianza de Novelas, Traducción: Miguel Marqués Muñoz, 21€ (Ebook disponible)

Premio Goodreads 2019 a la mejor obra de ficción

«Entre la vida y la muerte hay una biblioteca. Y los estantes de esa biblioteca son infinitos. Cada libro da la oportunidad de probar otra vida que podrías haber vivido y de comprobar cómo habrían cambiado las cosas si hubieras tomado otras decisiones… ¿Habrías hecho algo de manera diferente si hubieras tenido la oportunidad?».

Nora Seed aparece, sin saber cómo, en la Biblioteca de la Medianoche, donde se le ofrece una nueva oportunidad para hacer las cosas bien. Hasta ese momento, su vida ha estado marcada por la infelicidad y el arrepentimiento.

Nora siente que ha defraudado a todos, y también a ella misma. Pero esto está a punto de cambiar.

Los libros de la Biblioteca de la Medianoche permitirán a Nora vivir como si hubiera hecho las cosas de otra manera. Con la ayuda de una vieja amiga, tendrá la opción de esquivar todo aquello que se arrepiente de haber hecho (o no haber hecho), en pos de la vida perfecta. Pero las cosas no siempre serán como imaginó que serían, y pronto sus decisiones enfrentarán a la Biblioteca y a ella misma en un peligro extremo. Nora deberá responder una última pregunta antes de que el tiempo se agote: ¿cuál es la mejor manera de vivir?

Manuel Gutiérrez Aragón, Rodaje, Anagrama, 17,90€ (Ebook disponible)

En la ciudad reina el recelo y la amenaza. Un joven cineasta se dispone a rodar su primera película en el Madrid en el que Berlanga filma El verdugo, mientras en el mundo real se ha sentenciado a muerte a Grimau. En el corto espacio de tiempo de seis días con sus noches se encadenan los acontecimientos: los amores y desamores del protagonista Pelayo con su novia Laura, las discusiones con el famoso productor Midas Merlín, los encuentros con la periodista que le cuenta las novedades para salvar la vida del condenado, las visitas al plató en que rueda Berlanga, los paseos con el escandaloso actor Juan Luis Mañara, la bajada a los infiernos en una sala de cine de sesión continua, el humor y el ansia…

La historia sucede en una metrópoli canalla heredera de la bohemia y que ya empieza a ser desarrollista. Todo ello mientras el joven cineasta trata obsesivamente de terminar su guion para el inminente comienzo del rodaje de la película. La novela de Gutiérrez Aragón describe un mundo absolutamente real que sin embargo parece salido de un film de misterio.

Rodaje es una sutil trama de apariencia caótica que se desarrolla con una precisión geométrica, y que nos devuelve a un narrador sustancial, decididamente libre y magnífico.

Chusé Izuel, Todo sigue tranquilo, Caballo de Troya, 13,90€ (Ebook disponible)

«Puede que me equivoque, pero existe un momento en la vida, sólo un momento, en que somos conscientes de que somos genios o enamorados. La cuestión es sencilla, ridícula. O una cosa u otra, imposible ambas. Y cuando ese momento llega tenemos la vaga certeza de que arrastraremos nuestra carga, sea la fuere, hasta el final de los días. Yo superé ya el momento. Sé que nunca alcanzaré las cimas de la genialidad y, lo más abrumador, acongojante aún, sé que el momento del amor se escurrió entre mis dedos para siempre. Así, ni tengo nada, ni espero nada.»

Chusé Izuel escribió este texto en los márgenes de la hoja promocional de una película que fue a ver, a principios de 1992, pocos días antes de su muerte. Lo contó su amigo Félix Romeo y no sabemos si era un texto de Izuel o una cita que había leído en otra parte. Es sólo uno de los sortilegios que plantea este libro. Los 19 relatos de Todo sigue tranquilo recuperan una voz perdida, pero también un tono, una época y una vida.

Jesús Carrasco, Llévame a casa, Seix Barral, 19,90€ (Ebook disponible)

Juan ha conseguido independizarse lejos de su país cuando se ve obligado a regresar a su pequeño pueblo natal debido a la muerte de su padre. Su intención, tras el entierro, es retomar su vida en Edimburgo cuanto antes, pero su hermana le da una noticia que cambia sus planes para siempre. Así, sin proponérselo, se verá en el mismo lugar del que decidió escapar, al cuidado de una madre a la que apenas conoce y con la que siente que solo tiene una cosa en común: el viejo Renault 4 de la familia.

«De todas las responsabilidades que asume el ser humano, la de tener hijos es, probablemente, la mayor y más decisiva. Darle a alguien la vida y hacer que esta prospere es algo que involucra al ser humano en su totalidad. En cambio, rara vez se habla de la responsabilidad de ser hijos. Llévame a casa trata de esa responsabilidad y de las consecuencias de asumirla», Jesús Carrasco.

Esta es una novela familiar que refleja de forma brillante el conflicto de dos generaciones, la que luchó por salir adelante para transmitir un legado y la de sus hijos, que necesitan alejarse en busca de su propio lugar en el mundo. En esta emotiva historia de aprendizaje, Jesús Carrasco traza una vez más personajes formidables sometidos a decisiones fundamentales cuando la vida los pone contra las cuerdas.

Daniel Entrialgo, La tumba del cosmonauta, Espasa, 19,90€

Unión Soviética, invierno de 1966. En una taberna perdida de la Siberia oriental, un piloto de combate alcoholizado llamado Grigori Nelyubov intenta contar a todo aquel que quiera escucharle sus días gloriosos de cosmonauta como compañero del gran héroe nacional Yuri Gagarin. “Yo pude ser el primero”, afirma con un vaso de vodka en la mano. Pero nadie lo toma en serio, todos se burlan de él. Todos excepto una atractiva viuda con aspecto de campesina, la única que se acerca hasta su mesa. “Cuéntame tu historia, soldado”, le pide mientras se sienta a su lado. Unos días más tarde, el cuerpo sin vida del piloto aparecerá junto a las vías del ferrocarril tras una tormenta de nieve.

Moscú, 1986. Veinte años después, Fiódor Martínez-Myasishyev, un periodista ruso de orígenes españoles que trabaja para el diario Izvestia recibe un encargo de su director, escribir un artículo conmemorativo sobre la historia del primer ser humano en alcanzar las estrellas. Gracias a la tímida apertura política que empieza a impulsar el nuevo Secretario General del PCUS, Mijaíl Gorbachov (la denominada perestroika), Fiódor inicia una investigación en los viejos archivos del ministerio, una búsqueda que le llevará a descubrir, prácticamente por azar, una misteriosa serie de fotografías manipuladas, así como la posible existencia de un cosmonauta desaparecido del que nadie ha oído hablar jamás, un rostro sin nombre al que empieza a denominar X-2. La obsesión por esta búsqueda acabará conduciéndole, sin apenas desearlo, hasta un capítulo oscuro de su pasado familiar.

Novela gráfica

Juanjo Sáez, Para los míos, Temas de hoy, 21€ (Ebook disponible)

«Éramos una familia. La Chispeta, la yaya, la mama, el papa y el tío José Manuel. Fueron ellos los que me enseñaron todo lo importante. Como, por ejemplo, qué es el tiempo y el universo. O qué significa crecer. O por qué es valiosa la libertad. O para qué sirven los sueños.

Incluso hoy, cuando aprendo algo, es a los míos a quienes se lo cuento. Me da igual que ya no estén aquí, es con ellos con los que hablo del éxito y de la felicidad, y quienes me ayudan cuando la tristeza, el miedo y la rabia insisten en aparecer.

¿No os pasa? ¿Que si tuvierais que explicar qué es esto tan extraño de estar vivo no podríais hacerlo sin ellos? O quizá sí, quizá sí se pueda. Quizá lo que necesito es despedirme. Sí, eso es, una despedida. Pero una despedida alegre. Un adiós lleno de la alegría de vivir.»

Juanjo Sáez comparte sus experiencias y reflexiones, regalándonos instantes de sabiduría y un mapa del tesoro a modo brújula para ayudarnos a entender y reconectar con las cosas importantes de la vida. Incluso en la pérdida, aquellos que nos quisieron siguen iluminándonos.

Ensayo

Jose Luis Villacañas, Luis Vives, Taurus, 23,90€ (Ebook disponible)

Ortega y Gasset, quizá distanciándose de su maestro Bonilla y San Martín, autor de una aparatosa biografía de Luis Vives, sentenció con su rotundidad característica que la vida del filósofo valentino se reducía a nacer, estudiar, escribir y morir. Sin embargo, Vives oculta una historia apasionante. Ni la pretenciosa biografía de Bonilla ni la minimalista descripción de Ortega dicen la verdad de Vives.

Con el paso del tiempo, y dejando atrás las increíbles manipulaciones de la época de Franco, un grupo importante e internacional de estudiosos ha multiplicado el conocimiento sobre nuestro primer filósofo moderno.

Recogiendo todo ese saber, esta biografía ordena la existencia de Vives como ejemplo de un tipo humano excepcional, que supo ver la constelación inaugural de la modernidad, en toda su problemática complejidad, con los ojos de un sefardita valenciano, pero también con la mente de un humanista europeo. De este modo supo mantener con firmeza su intenso sentido de la filiación, de la concordia y la fidelidad a la patria, pero sin entregar su espíritu crítico y reformador.

Arturo Colorado Castellary, Arte, botín de guerra. Expolio y diáspora en la posguerra franquista, Cátedra, 25€

El ensayo se inicia con el estudio de las políticas republicana y franquista sobre el patrimonio artístico durante la guerra para centrarse después en el destino que los responsables franquistas dieron a estas obras en la inmediata posguerra. El núcleo esencial del libro analiza la gestión franquista de aproximadamente 17.000 obras almacenadas por la República, que fueron devueltas en muchos casos a sus propietarios, aunque una gran cantidad fueron desviadas hacia otros destinatarios que, sin embargo, reconocían en muchos casos como suyas. Hay un capítulo dedicado especialmente al destino que el franquismo deparó a las obras procedentes de las colecciones de los exiliados y republicanos, que fueron confiscadas y diseminadas.

Así es como se llega a un recuento final de las piezas investigadas, de las que las entregadas en depósito por el franquismo alcanzan la cifra de 8.710, del total de las 17.000 obras tratadas, quedando repartidas de esta forma: las obras entregadas en depósito a museos constituyeron el montante más numeroso, alcanzando la cifra de 3.761 piezas y 35 el número de museos beneficiados. El resto fueron repartidas en Organismos oficiales (2.330) –como ministerios, ayuntamientos, ejército, etc.–, Iglesia (2.040) y particulares (579).

Tilar J. Mazzeo, Los niños de Irena, Aguilar, 18,90€

Irena Sendler, «el Ángel del gueto de Varsovia», fue una enfermera y trabajadora social polaca que, en la Segunda Guerra Mundial, salvó a más de dos mil quinientos niños judíos condenados a ser víctimas del Holocausto.

Esta es la historia de cómo lo consiguió, la historia de la joven y decidida mujer que fue de puerta en puerta, sacando a los pequeños de la ciudad amurallada y que tejió toda una red de personas de confianza para ocultarlos. Algunos de ellos narran en este libro su experiencia y agradecen a Irena que, a pesar de las terribles torturas a las que fue sometida, nunca revelara las identidades de los rescatados, que quedaron ocultas a buen recaudo en un lugar secreto hasta el final del conflicto.

El relato de Irena es una historia de resistencia y valor, pero también de un amor imposible y, por supuesto, de una época histórica tan terrible como real: la Segunda Guerra Mundial.

Peter Brown, El mundo de la Antigüedad tardía, Taurus, Traducción: Juan Antonio Piñero, 19,90€

Con este extraordinario libro, Peter Brown acuñó para la posteridad el concepto de Antigüedad tardía, indispensable para entender la historia europea, al arrojar una mirada nueva sobre los cambios culturales, religiosos y sociales entre el 200 y el 700 d. C. Su visión, rica, colorida y alejada de la tan reiterada idea del declive y caída del imperio, muestra hasta qué punto este periodo crucial marcó profundamente la evolución divergente de Occidente y Oriente Próximo. Todavía vivimos los resultados de este profundo contraste.

Jeffrey D. Sachs, Las edades de la globalización, Deusto, Traducción: Verónica Puertollano López 19,95€

Hoy en día los problemas más urgentes son fundamentalmente globales. Por ello, si queremos asegurar el futuro del mundo a largo plazo, es necesario emprender una acción concertada a nivel mundial, porque, de hecho, la escala de la historia de la humanidad siempre ha sido global.

En Las edades de la globalización, Jeffrey D. Sachs, reconocido economista y experto en desarrollo sostenible, recurre a la historia del mundo para explicar cómo podemos afrontar los desafíos y las oportunidades del siglo XXI. A través de 70.000 años de historia, relata cómo la interacción entre los humanos, la tecnología y la naturaleza han conformado la globalización. Una historia, la de la globalización, que ha incluido gloriosos logros humanos, crueldades y daños autoinfligidos. Y ha evidenciado la enorme dificultad de progresar en las crisis, lo que nos permite identificar patrones que nos ayudan a entender nuestros dilemas actuales desde una perspectiva diferente.

Ahora que nos enfrentamos a fuerzas que no podemos contrarrestar solos, como el cambio climático y la degradación del medio ambiente, Sachs defiende convincentemente que nuestra misión fundamental es aplicar el concepto de desarrollo sostenible, realizando un análisis indispensable para entender los dilemas globales de la actualidad.

Otras lecturas

Rosa Lubel, Cinthia Moure y Vicente Valera, Las recetas saludables de Martina, Tecnos, 20€ (Ebook disponible)

En Las recetas saludables de Martina, Vicente, Rosa, junto a la diseñadora gráfica Cinthia Moure, nos presentan en este libro un elenco de recetas ideales para cualquier estudiante y opositor/a. Se trata de recetas saludables, deliciosas, sencillas, económicas y rápidas de elaborar.

Además, en cada receta, se recoge información nutricional, las cantidades, el tiempo de elaboración y los sencillos pasos a seguir para su realización.

Se incorporan también consejos prácticos y sugerencias, así como un completo índice para encontrar rápidamente la receta que quieres hacer.

En este maravilloso libro, totalmente ilustrado y a todo color, Martina ofrece un recorrido gastronómico adecuado a los nuevos tiempos, organizando las recetas en varios bloques temáticos: Desayunos, Almuerzos, Cenas, Snacks… de Martina, por supuesto.

La obra lleva anillas para facilitar su consulta, unas prácticas solapas interiores, goma de cierre y un plástico protector para evitar que se manchen las hojas mientras cocinas.

Carlos Matallanas, La vida es un juego, Aguilar, 18,90€ (Ebook disponible)

«Voy a hablaros de lo único que sé de verdad, la única disciplina que me llevó al eureka, donde encontré alguna respuesta crucial, que me hizo ser consciente de que algo, mucho o poco, había comprendido de este tinglado absurdo que llamamos vida».

Carlos Matallanas, exdeportista y querido periodista deportivo, nos trae un breve y emocionante ensayo, estructurado a modo de manual de fútbol, sobre la importancia de tener una pasión. Nos habla de la vida como juego y del fútbol como metáfora de la existencia. Desde sus páginas, el autor transmite su amor por el deporte, pero utilizándolo como excusa para filosofar sobre temas como la perseverancia, la empatía, el respeto, la solidaridad o la resiliencia. El fútbol ha dado sentido a su vida, incluso para enfrentarse a su enfermedad, la ELA, que lo tiene inmovilizado en una cama desde la que escribe estas líneas a modo de ensayo para sus sobrinos y para todo aquel que lo quiera leer, «porque siempre habrá un niño mirándote y al que le debes dar el mejor de los testigos: tu ejemplo».

José Antonio Zarzalejos, Felipe VI. Un rey en la adversidad, Planeta, 21,90€ (Ebook disponible)

El acceso a la jefatura del Estado de Felipe VI en 2014 fue traumático tras la obligada abdicación de su padre. Los años transcurridos desde entonces se han caracterizado por su convulsión, tanto en el ámbito familiar del monarca como en el político e institucional de España. Con el nuevo rey, el país se introdujo en un cambio de paradigma completo. De Felipe VI hay que suponerlo casi todo. Este libro nos descubre al personaje inédito con sus circunstancias vitales y políticas.

Un ensayo trepidante que vuelca la experiencia del autor a lo largo de toda su vida de ejercicio profesional. José Antonio Zarzalejos, discreto gigante del periodismo, ha contado con la cercanía de fuentes de la máxima solvencia para poder escribir un relato histórico y político de tanto calado y que aporta un haz de potente luz sobre la figura y las adversidades del rey de España.

¿Por qué siguió instalado don Juan Carlos en la Zarzuela tras su abdi­cación? ¿Se produjo entre 2014 y 2019 un reinado simultáneo del padre y del hijo? ¿Cómo fue la expatriación de Juan Carlos? ¿Por qué en Abu Dabi? ¿Le echó el Gobierno o le aconsejó su hijo salir de España? ¿Qué ocurrió entre Felipe VI y Mariano Rajoy aquel célebre 3 de octubre de 2017, tras los sucesos de Cataluña? ¿Cuál es su verdadera relación con Pedro Sánchez? ¿Quién defiende la institución de la Corona y al rey? ¿Reinará la princesa Leonor?

El autor no elude ninguno de los conflictos y contradicciones de Felipe VI en un relato histórico tan palpitante como riguroso.

JJ Bola, Un baile de máscaras, Paidós, 16,95€ (Ebook disponible)

¿Qué es la masculinidad? Desde los arrebatos de Trump en Twitter hasta la violencia armada que se cobra la vida de miles de personas, pasando por las cifras de suicidios entre los hombres, o los incel que encontramos en Reddit y 4chan, la masculinidad que domina el mundo se percibe como «tóxica», «frágil» y «en crisis».

En Un baile de máscaras, JJ Bola describe la masculinidad como una representación que los hombres desempeñan a partir de su entorno social. Sirviéndose de ejemplos de tradiciones culturales no occidentales, de la música y el deporte, dirige nuestra atención hacia los relatos tradicionales sobre la masculinidad mientras destruye algunos mitos populares por el camino. Profundiza en cómo los hombres de la comunidad LGTBQ+, los hombres de color y los hombres refugiados viven la masculinidad de formas diversas, lo que demuestra su naturaleza fluida.

La masculinidad reside en el seno del amor y del sexo, del escenario político, de los deportes competitivos, de la cultura de las pandillas y de los problemas de salud mental, y Un baile de máscaras nos insta a que la desentrañemos y la redefinamos urgentemente.

Pepa Bueno, Vidas arrebatadas, Planeta, 19,90€ (Ebook disponible)

“Cuántas cosas nos perdemos los periodistas de la intimidad que esconden las noticias a diario”. Esta reflexión de la autora da una buena idea de lo que Vidas arrebatadas quiere ser y lo que trata de subsanar, porque durante muchos años se ha hablado mucho de los asesinos, sus motivaciones y sus estrategias, y muy poco de las víctimas.

Con la serenidad del buen periodismo y emoción contenida, Pepa Bueno narra la historia de dos hermanos, hoy jóvenes retirados, que todavía luchan con sus fantasmas: «Cuando los focos se apagan, a las familias de las víctimas les toca seguir tirando, repartiendo de nuevo las cartas de la vida».

El 11 de diciembre de 1987 José Mari tenía 13 años y Víctor, 11. Residían con su familia en la casa cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza. Poco después de las seis de la mañana, un atentado de ETA voló el edificio en pedazos. Solo una pared quedó en pie. En ella se apoyaban las camas de los dos niños, que, tras la explosión, despertaron para encontrarse sobre un abismo de escombros. Aún no sabían que su madre, su padre y su hermana de siete años acababan de morir.

Espido Freire, Tras los pasos de Jane Austen, Ariel, 18,90€ (Ebook disponible)

Este libro no es un ensayo al uso, tampoco un libro de viajes, aunque tenga mucho de ambos. Es un recorrido emocional por los territorios reales y ficticios de una de las escritoras británicas más admiradas. Con multitud de lectoras, Jane Austen sigue siendo un referente de la novela de sentimientos y de la literatura femenina de superación y empoderamiento. Austen es también un modelo en cuanto a construcción literaria e integración de vida y obra.

Jane Austen agrada a quienes deseen una bonita historia de amor y a quienes quieran encontrar un mensaje de valor e independencia. Como todos los clásicos, nos ofrece un espejo deslumbrante de nuestra esencia, pero, a diferencia de otros autores, lo hace con tal habilidad que parece cotidiano. Con ternura y admiración, Espido Freire recorre los paisajes y lugares que marcaron la vida de la escritora, sin ocultar sus contradicciones. La autora británica que normalmente se asocia con el puritanismo y la imagen de una solterona compulsiva se desvela en estas páginas como una gran amante: una mujer en muchos momentos apasionada y revolucionaria. Sin duda, una obra más que necesaria en los tiempos actuales.

Así se harán las listas electorales en un futuro cercano

Tras conocerse el desarrollo de la llamada “Ley Loretta” respecto al transgenerismo y su pretensión de cupos para los empleos públicos del 0,66% de la población (según datos de las asociaciones del ramo), y conocida la manía de aparentar de los partidos políticos, les ofrecemos una muestra sobre cómo se harán las listas electorales en breve. Ya que triunfa el identitarismo o la política del reconocimiento postmoderna sobre la racionalidad y la elección de las personas mediante mecanismos democráticos, no sería de extrañar que en breve la democracia interna de los partidos acabe desapareciendo tal y como verán a continuación.

Imagínense una provincia mediana donde hay seis puestos en las listas (incluso lo podrían imaginar con ocho). El partido, digamos que de la izquierda pues los de derechas pasan un tanto de esas cosas si no es por ley, lanza su proceso electoral interno dentro de la provincia para elegir los tres hombres y las tres mujeres que compondrán la lista, tal y como marca la ley. Se procede a la votación en las distintas sedes y salen elegidos Alberto, Cipriano, Ramón, Susana, María del Carmen y Beatriz. Tres hombres y tres mujeres reconocidos por sus compañeros y compañeras de partido por su labor de años y, por qué no decirlo, algún que otro movimiento de la dirección provincial en favor de su dirigente máximo (Alberto). Lo normal en cualquier partido con un sentido democrático en su interior.

Una vez que se proclaman los resultados electorales y nadie ha interpuesto recurso, la dirección provincial envía el listado a la sede central para el visto bueno de la Ejecutiva estatal. Alberto, presa de los nervios por ser diputado –ya que es fácil que su partido obtenga tres diputados en la provincia- comenta con el dirigente de organización, Ramiro, “a ver si en esta ocasión no nos colocan un cunero o una cunera en la provincia, que en las últimas elecciones me quedé fuera”. Pasan los días y Alberto recibe una llamada desde la sede central de su partido.

-“Buenos días Alberto, te quería comentar que hay un pequeño problema con la lista que habéis elegido” dice el jefe de organización estatal.

-“¿Qué ha pasado? ¿Nos vais a mandar a alguno de Madrid? Si la candidatura es paritaria” responde con cierto recelo Alberto.

-“¡No, no! No vamos a colocaros a nadie y lo paritario es más que perfecto” dice una voz ajada por el tabaco.

-“Entonces ¿qué coño queréis?”.

-“Te cuento. Ya sabéis que con la Ley Loretta eso de hombre y mujer sólo depende de los sentimientos y lo paritario ha quedado como obligación de la ley de Zapatero. El problema es que esa lista no refleja ningún tipo de diversidad” afirma socarronamente.

-“Joder si la provincia es como es y nuestro partido tiene los militantes que tiene” replica airado Alberto.

-“Lo siento pero queremos que modifiquéis la lista y metáis un gay o una lesbiana, un transgénero o un transexual, un afro, un latinoamericano… Bueno ya sabes. Diversidad” contesta con un tono ciertamente despectivo el dirigente estatal dando a entender que sí o sí debe hacerse lo que ordenan. -“¡Que os den por culo la verdad! Mándame lo que queréis y veremos lo que podemos hacer” expone resignado Alberto.

Tras esta charla, el dirigente máximo de la provincia llama a Ramiro y le explica lo que le han pedido desde la dirección estatal. Asombrado éste, sólo acierta a decir “¿Y de dónde sacamos a esas personas?”. Se miran sin poder expresar más que algún balbuceo hasta que Ramiro cae en la cuenta: “Recuerdo que había un chaval gay en el Villa el monte, esto nos vale para uno de los que quieren”. Alberto aprueba con la cabeza la elección y pide a Ramiro que hable con Jesús, que así se llama la persona, para ver si acepta ir en la lista. Mientras tanto, el dirigente provincial se está estrujando el cerebro para ver cómo conseguir dos hombres que completen su parte de la candidatura y así no volver a quedarse fuera de las listas. Todos sus años de dedicación al partido y haber conseguido ganar en la provincia en elecciones locales, autonómica y nacionales no es mérito. Tampoco valoran su prestigio como economista y sus artículos publicados en prestigiosas revistas del mundo. Un sudor frío recorre su frente mientras hace un esfuerzo por visualizar nombres, caras, chismes que le permitan componer el puzzle que le han encargado.

-“Alberto, Jesús ha dicho que acepta ir en las listas pero en puestos de salida. Que si no es tercero no va en la lista” comenta Ramiro.

-“De momento hay sitio para que vaya en ese lugar” contesta el dirigente tras secarse con la manga de la camisa la frente. “El problema lo tenemos para completar el resto de la lista”.

-“Oye, Mustafá, el frutero de tu pueblo ¿no tiene la nacionalidad y así cubrimos el puesto de afro?” dice Ramiro mientras pone cara de satisfacción por haber descubierto uno más.

-“Sí tiene la nacionalidad pero no sirve como afro. Los afro en lenguaje políticamente correcto son los negros. Aunque Mustafá haya nacido en Argelia, país de África, no computa como afro. Pero nos sirve como comunidad islámica que también está en la lista” dijo con voz tenue maldiciendo por dentro ya que de seguir así se quedaría sin puesto.

-“Pues negra y latinoamericana está la cuidadora de mi madre” replicó Ramiro.

-“Vamos bien. Ahora faltaría una lesbiana que cubre doble cuota y alguien trans” expuso Alberto.

Tras varios días hablando con unos y otras lograron conformar la lista. Ninguno de los seis elegidos estaba ya en ella pues tan sólo eran hombres y mujeres heterosexuales, de una provincia de la España despoblada, con muchos años de militancia a sus espaldas y elegidos por sus compañeros de partido en elecciones libres. La lista quedaba compuesta por una cunera transgenerista que hubieron de pedir a la dirección estatal, un gay, una lesbiana, un islámico, una afroamericana y una persona no-binaria. La representación del partido en la provincia quedó en una persona en las listas. Se dieron de baja numerosos militantes que comprendieron que daba igual el trabajo realizado ya que al final no se respetaba su voluntad democrática. Alberto tuvo que aguantar la bronca de los demás electos y tragarse toda la rabia que pudo. Al final, vista su relevancia en la provincia, acabó fichando por un partido de la derecha que venció en las elecciones ya que a la lista del antiguo partido de Alberto no la votó nadie pues ni conocían, ni entendían las proclamas de esas personas que no encajaban con la ideología del partido por el que se presentaban (machismo, sharia, etc.).

Lo expuesto anteriormente les puede resultar absurdo y poco probable. A la vista de cómo avanza el irracionalismo, el esencialismo y demás cuestiones postmodernas en la actual clase política no parece tan alejado. Mientras las grandes provincias serán el refugio de los altos dirigentes (como son ya actualmente en buena medida), el resto de provincias pueden acabar siendo el receptáculo de la diversidad. La voluntad de los militantes tan sólo se respeta en los procesos de elección de los dirigentes máximos. Una vez han elegido quedan postergados a simples pagacuotas a los que se muestra, en algunos casos, un teatro para votar (siempre controlado por la dirección del lugar) a los que quieren que se vote. Ahora, con todas estas cuestiones, ni los propios dirigentes territoriales pueden estar seguros de su inclusión, como se ha visto en el caso de Alberto.

Hoy cuando la ciudadanía exige más democracia a los partidos, éstos acaban dejando fuera de sus políticas al 80% de la población. Entre su claudicación respecto a la clase dominante y el aparentar no queda espacio para la mayoría. En nombre de la igualdad generan la desigualdad; en nombre de la libertad se secuestra a la población; en nombre de la justicia social se es injusto; en nombre de la democracia se acaba en la dictadura. Es de justicia que nadie sufra desprecio o humillación porque ello beneficia al bien común. Lo que no es justo es que numerosas minorías pretendan tener privilegios contra la mayoría. Da igual que sean minorías económicas, sexuales, regionales, etcétera. Promover el bien común no es guiarse por lo irracional o lo sentimental. En realidad no lo hacen las dirigencias buscando la felicidad como bien común, sino que sacan adelante diversas leyes en virtud de la presión que hacen, los medios que controlan y el dinero que tienen diversos lobbies. ¿Por qué sacar una ley que cuela de rondón la compra-venta de bebés mediante vientres de alquiler, que acabará con el deporte femenino o que permitirá a hombres biológicos que se sienten lesbianas entrar en los vestuarios de las niñas de 12 años? Sólo hay que buscar el dinero y el interés del poder por atomizar la sociedad. Cualquier día no hará falta elegir a los y las mejores en los partidos, sino poner por cuotas a unos, otras y aquelles.

¡Lo han conseguido! El parlamento es un continuo ridículo

Llevan ya un tiempo sus señorías, especialmente las de la oposición, tomando el parlamento como un lugar donde hacer las gracietas que llevan pensando días, donde montar la algarada para impedir el uso de la palabra, y para transformar aquello que debería ser –al menos lo era hasta hace poco- un lugar de debate y deliberación en el centro de la ridiculez mayor del reino. En la historia siempre ha habido graciosetes, pero normalmente eran diputados que estaban situados en los lugares altos del hemiciclo y actuaban bien para ganarse el favor de sus jefes de filas –estar en esos lugares indica que no se tiene la “gracia” del mandamás-, bien para cumplir con un rol concreto en según qué ocasiones. Hoy no. Hoy los hooligans están situados en las primeras filas o directamente ostentan las jefaturas. Una moda que introdujo Podemos de la que hoy se quejan.

Broncas, aspavientos, malas formas…, siempre se han dado en el parlamento –hasta se han sacado pistolas y se han pedido duelos- pero no era lo normal. Los periodistas parlamentarios esperaban declaraciones sólidas, contundentes, cierto sentido pugilístico, pero no algaradas constantes y bravuconadas desde el primer al último minuto del día. La supuesta sede de la soberanía nacional es mancillada por aquellos mismos a los que se les cae constantemente su nombre o los que invocan la voluntad popular. La formas, los rituales y la educación marcada por el carácter personal no sirven a la política espectáculo y el pozo inmundo del populismo, pero sí permiten el debate y la transmisión al resto de la ciudadanía de valores y símbolos de comportamiento que las actuales Cortes –el Senado es primo hermano en este sentido- han hundido para poder salir en el corte de las redes sociales. Un corte, por lo demás, que mañana mismo, sino es a los cinco segundos, se habrá olvidado y no dejará rastro en la consciencia o la inconsciencia de las personas. Lo que sí quedará son las malas formas y el dividir todo entre amigos y enemigos.

Teodoro, del güito a los carteles

Que Teodoro García-Egea muestre cartelitos, copiando a Albert Rivera cabe recordar, no es más que la última falta de respeto al orador en uso de la palabra. La intención de buscar la foto con la palabra “Informe”, acusando al vicepresidente segundo de estar bajo investigación judicial, no le dará ni un voto, pero su falta de educación sí que puede dejarle sin dos o tres. Y si no pierde votos, que todo puede ser, provoca repugnancia hacia su persona en tanto en cuanto representa a una opción política con todos los “valores” que se pretenden simbolizar. Habría que explicarle al pepero que las imágenes comunican si se transmite un significado. Como la mayor parte de la población ni sabe de lo que habla, queda su imagen comunicativa de matón de barra de bar, borracho a las tres antes de cerrar. Tampoco puede quejarse mucho, ni intentar arrogarse Pablo Iglesias una beatitud respecto a lo hecho por el pepero, pues en Podemos se ha hecho eso y algunas cosas más en todos los parlamentos donde han tenido representación. La educación es para todos, incluyendo los que no están bajo el mando del “ser superior” o amado líder.

Esto del matonismo parlamentario es una parte del ridículo que se debe soportar y que está muy apoyado por los propios medios de comunicación que informan sobre el trabajo en la cámara baja. Conocedores de ello, los políticos del espectáculo actúan en consecuencia, más si a tu jefe de filas le han dado un rapapolvo de órdago al mostrar su estilo cantinflesco. Lo que se denuncia aquí todas las semanas sobre Pablo Casado, se lo ha dicho Pedro Sánchez a la cara y delante de toda España. Sabedores de lo que llama la atención, en Vox, por ejemplo, sacan la artillería pesada para colocar sus temas en la agenda. ¿Creen realmente que Macarena Olona es tan macarra como aparenta? Puede que lo piensen pero no es así. Es parte de la actuación, algo que dominaba como nadie Alfonso Guerra que se llevaba a su terreno a los medios. Pero antes sólo estaba él y, a veces, algún mal imitador. Peor que eso es cuando se hace el ridículo inventándose la historia de España para pelearse con alguien que ni está en el parlamento.

¡Qué mala la monarquía hispánica!

La pelea por ver quién es más nacionalista andaluz, que está librándose entre los trotskos de Teresa Rodríguez y las huestes pablistas de la región, ha promovido el esperpento histórico que ha ofrecido Isabel Franco en la tribuna del Congreso. Todo un discurso de buenismo sobre la inmigración y que podría ser un buen punto de debate y discusión ha quedado dilapidado al hablar de multiculturalidad, genocidio, invasión de la monarquía hispánica y demás absurdeces que ha proferido en menos de dos minutos. Si hay que ir al absurdo mejor tomar la visión negacionista de la invasión islámica del falangista Ignacio Olagüe. No parecen, ¡con lo listos que dicen que son!, haber leído mucho sobre aquella época en Podemos. La multiculturalidad jamás existió. Cualquier conocedor del Corán y la Sharia lo presupondría sin haber estudiado historia. Hacer esclavos o matar a los que no se quieren convertir a la fe del profeta no parece que sea un camino multicultural o de respeto a la diversidad. Caminar por una calle por la izquierda –religiosamente el lugar malo- para ni rozarse con los musulmanes, tampoco dice mucho en favor de una sociedad diversa. Más bien recuerda a cierto segregacionismo que se ha practicado hasta hace poco.

Si alguien piensa en Maimónides como ese cordobés sefardita, por ende judío, como gran conocedor de la Torá, la filosofía y la medicina y que tanto impactó a sus congéneres dentro de una Hispania musulmana no ha leído nada. El sabio cordobés hubo de huir porque estaba perseguido por el sultanato del momento. Para ser una sociedad diversa eso de perseguir por sus ideas a las personas suena a otra cosa. De hecho los invasores musulmanes y sus descendientes, siguiendo la ley coránica, catalogaban a los no musulmanes de las religiones del libro como dhimmis y gracias a pagar impuestos podían seguir con sus cosas de religión, pero sin mezclarse con los seguidores del profeta –vamos, como pasa en Podemos por dentro-. Al fin y al cabo necesitaban mano de obra barata para asentar su poder. En cuanto alguien levantaba la voz o quería ejercer su libertad la cabeza se separaba del cuello por la caída del alfanje rápidamente.

Y ya lo que es de órdago y de profundo desconocimiento, salvo que se tenga mala fe, es calificar la reconquista –más allá del debate sobre el tema- de genocidio e invasión de la monarquía hispánica. Se puede ser republicano y estúpido, o monárquico e inteligente. Pero tratar de vender como genocidio lo que pasó en las guerras peninsulares –ya que fueron muchas, diversas y dentro de los dos bloques- es para que no vuelva a subirse a una tribuna. Para que exista un genocidio, lo primero, debe haber intención de matar adrede a una raza o grupo religioso por el simple hecho de serlo, algo que jamás pasó por la cabeza de la monarquía o monarquías. De hecho, la conversión al catolicismo era ofrecida como alternativa a la expulsión. Jamás ningún rey o reina actúo de forma genocida –siendo éste un vocablo casi contemporáneo-, entre otras cuestiones, porque necesitaban población y mano de obra. Lo mismo que hicieron los musulmanes. Tampoco queda muy clara cuál es la cultura sefardita que legaron y si había sefarditas y católicos allí ¿cómo llegaron? Si estaban de antes ¿quién invadió a quién? (Pongan el meme que prefieran aquí)

El mito de las tres culturas no deja de ser un mito, moderno además, que sirve para alimentar cierto andalucismo. Pero utilizarlo para una pelea barriobajera en el Congreso es de no haber leído mucho. Si lo necesita es recomendable que se haga con un ejemplar del libro de Ignacio Gómez de Liaño (Democracia, Islam, Nacionalismo) para entender qué supone eso del multiculturalismo. Vocablo éste, por cierto, en desuso por haber resultado un fracaso en la práctica. O igual quiere Franco que las mujeres andaluzas vayan con velo, que se les case a la fuerza con 12 años, que estén sometidas al hombre, que deban entregarse a la causa de la yihad si así se le reclama…, todas esas cosas que están por todo el mundo musulmán. Gastronómicamente, artísticamente y lingüísticamente hay un legado musulmán sí, pero poco más. O como no le gusta lo cristiano/católico y quiere prohibir la semana santa y las ferias dice esas cosas. En realidad es una disputa con Rodríguez y su andalucismo brilli brilli, pero transforma el parlamento en un lugar de incultura. Si hasta los secesionistas se moderan y no dicen lo que dicen en Cataluña –que santa Teresa era catalana, por ejemplo-, por qué los podemitas tienen que inventarse historias. Ni Alejandro Rojas Marcos llegó tan lejos y cuidado que las soltó gordas. Al final acaban emparentando con el falangismo ideológico en muchas ocasiones…

¿Dónde está y qué queda de la Ciencia Política en España?

La primera respuesta a la pregunta podría ser una grosería sobre heces y palos pinchados, la segunda una especie de ectoplasma que hace de vez en cuando apariciones. Cualquiera de las dos podría ser cierta para una disciplina a la que no se tiene, ni ha tenido en serio en España casi nunca. Ya fue difícil que se comenzase a impartir la carrera bajo la dictadura franquista (hasta los 1950s), fue complicado quitarse el sambenito de adosado del derecho político y casi más lograr que se tomase en serio a todos esos penenes (Profesores no numerarios) que intentaban con unos medios precarios lanzar una de las ciencias sociales en el país. Es para imaginarse a Manuel Pastor, Manuel Mella, el recientemente fallecido Julián Santamaría, Ramón Cotarelo Juan J. Linz o los más jóvenes Manuel Alcántara, Rafael del Águila y tantos otros bregando para que en el país se estudiase algo similar a lo que se ofrecía en las universidades de occidente. Análisis de elecciones, composición del sistema de partidos, etcétera fueron las primeras escaramuzas de esa creciente Ciencia Política.

¿Qué queda de eso hoy? Muchos papers y publicaciones pero una presencia social bastante mejorable. Por no hablar del intrusismo profesional. Cuando hay que hablar sobre Relaciones Internacionales se suele llamar al primer abogado que aparece en plató o al iluminado conspiranoico de turno. Cuando hay que hablar sobre la administración pública la elección son abogados, economistas y un paleontólogo que había acudido a hablar de dinosaurios. Cuando hay que hablar de tantas cosas alrededor de la política, en términos más o menos rigurosos, acuden a millares periodistas, cuñados, abogados –la auténtica plaga-, una socióloga, economistas o Francisco Marhuenda. En términos generales la Ciencia Política está muerta a nivel público y quienes acuden a la llamada tampoco es que pongan el listón alto. Entre los politólogos de Podemos –de politólogos tienen poco, mucho más de hechiceros de la tribu- y los modosos incapaces de defender algo con convicción –producto de una academia que está lo postmoderno- normal que nadie confíe en las gentes de la Ciencia Política.

El o la estudiante de Ciencia Política y de la Administración, además de lo propio de ambas partes de la carrera (habría que añadir Relaciones Internacionales) acaba teniendo una base de economía, de derecho (que no de leyes), de sociología, de historia. Algo que las otras carreras no pueden decir en el mismo sentido. Se le genera un cerebro global o con perspectiva global para conocer perfectamente el todo en su intrincada complejidad. Otras carreras con suerte saben algo (mucho o poco) de una parte mínima. Es risible lo estúpidas que suenan algunas personas, incluyendo a unos cuántos politólogos, cuando hablan del Estado como si fuese algo concreto, fijo e inamovible (si hicieran caso a Ernst Cassirer podrían decir que es un mito, pero no lo han leído) y no como algo bastante más complejo y entrelazado con la sociedad. Escuchar las pretensiones de reforma del sistema electoral con la flojera de ideas y proyecciones que se hace también es sumamente gracioso. O todas esas personas que hablan de populismo como si fuese algo ideológico… Tampoco los politólogos, que se supone saben del tema –suponen con muchas interrogaciones-, se aprestan a dar un golpe en la mesa y decirles lo ignorantes que son. No se hacen valer porque les viene bien la paguita extra.

Sin duda hay muy buenos análisis que casi nadie lee porque se llevan a cabo en revistas especializadas o demasiado ocultas para el gran público. Los libros de las buenas cabezas que aún existen en la Ciencia Política tampoco se venden mucho, ni son leído por algunos que dicen saber mucho de cierto tema. No hace mucho apareció un tipo en un periódico hablando sobre Canadá, citó algún texto, pero ni una sola referencia a la casi reciente Historia contemporánea Canadá de Juan Maldonado. Ni sabrá que existe ese excelente análisis politológico. Pero todo el mundo habla de Santiago Armesilla que mete la pata politológicamente que da gusto –al fin y al cabo se doctoró en Economía-. Académicamente la realidad es que la Ciencia Política ha quedado muy dañada por los laxos pensadores como Rorty, Vattimo y demás del estilo. Por todo el postmodernismo en general cuando, en realidad, no es posible teorización o análisis científico que no esté imbricado en la materialidad. Politólogos que hablan y no paran de los partidos políticos sin haber pisado ni una sede –Robert Michels al menos militó-. En la rama administrativa se las ven y las desean con todos los abogados que saben derecho administrativo –como cualquier politólogo, por cierto- pero serían incapaces de saber para qué, qué o a dónde camina la administración pública.

Y cómo no los comunicólogos políticos y los escritores de discursos. Algún buen politólogo se encuentra entre ellos, pero los que más aparentan, si se fijan bien no tienen la base de la Ciencia Política. El gafe César Calderón –gafe porque político que asesora, político que palma (Susana Díaz, Eduardo Madina, Alfredo Pérez Rubalcaba o el diario Vozpopuli que ha perdido lectores desde su llegada)- es abogado. El camarlengo monclovita Iván Redondo periodista, o algo por el estilo, y así uno tras otro hundiendo la vida política. Al carecer de visión global pasa lo que pasa y como no tienen los recursos de la Ciencia Política pues a peor. Mensajes muy emotivos (algo que se descubrió a finales del siglo XIX, no piensen que es contemporáneo) que no llegan al filtro racional porque no se han enterado en qué consiste la emotividad. Sin duda cualquier político debe asesorarse de la forma más plural que pueda, pero sin una visión de conjunto al final se acaba con “el qué hay de lo mío” en asesoramiento. No ha protestado el colegio profesional, ni la AECPA por lo que deben estar de acuerdo o están a verlas venir.

¿Qué queda? Bastantes cosas a nivel académico, aunque no es menos cierto que el postmodernismo, lo banal, lo rigurosamente válido para publicar se ha apoderado de casi todo lo que se hace público. Mucha pusilanimidad en momentos concretos y en artículos en medios de comunicación (salvo el agitprop de alguno como Jorge Vilches), poco análisis bajo el prisma de la propia ciencia política –hay mucho imitador de este o aquel filósofo famosillo- y poca defensa de una Ciencia social tan importante como las demás y que tiene un espacio frente y con las otras. Si se preguntase a los jóvenes politólogos, a los recién egresados, a los estudiantes de doctorado por sus lecturas, casi ninguna sería de autores españoles, salvo contadísimas excepciones. No se ha sabido crear una escuela española de Ciencia Política (en Ciencia de la Administración sí se ha hecho), como no la hay de Relaciones Internacionales. Cualquier chusquero se inviste de conocimientos no sobre la política espectáculo –ahí puede opinar cualquiera- sino sobre cuestiones científicas que, no cabe la menor duda, los buenos politólogos existentes conocen mejor.

También es cierto que se prefiere una Ciencia Política (y las demás ciencias sociales), a nivel global, muy compartimentada y que hable de la uña meñique del liderazgo en los pueblos de Andalucía –sin pensar en qué es el liderazgo y si es posible-, o en la séptima revisión de la hoja número sesenta y seis del libro Adiós a la verdad de Gianni Vattimo o entregarse a la ética de Michael J. Sandel sin pensarlo –o leerlo-. Es algo global y que estalla cuando surgen movimientos populistas, cuando la identidad queda como único mecanismo de aferrarse a la vida política o cuando no se sabe qué es realmente el neoliberalismo. Normal que se digan las cosas que se dicen, de forma muy enérgica muchas veces, por personajes de otros lares y nadie le diga: “¡Eh! Que eso que dice no es así” o “Eso que ha expresado lleva al totalitarismo”. Se habla del Estado sin conocerlo; se habla de la Administración Pública como los burócratas de Larra y un gasto excesivo (aunque los números no dicen eso); se habla de las Relaciones Internacionales como si fuese Juego de Tronos; se hablan tantas cosas que cualquier politólogo debería señalar como imprudentes, cuando menos, que es normal que el desprestigio que se lleva soportando. Haber estudiado Ciencia Política igual no sirve para solucionarlo todo, ni para lograr un discurso perfecto sobre el bien común o el Estado, pero sirve para cazar incompetentes. Y de esos por las televisiones y columnas de periódicos hay muchos, tal vez demasiados.

¿Deben los medios publicar todo lo que dice o hace la clase política?

«Lo verdadero ha dejado de existir en casi todas partes o, en el mejor de los casos, se ha visto reducido a la condición de una mera hipótesis que no puede demostrarse jamás. La falsedad sin respuesta ha dejado hacer desaparecer la opinión pública«

Guy Debord

La situación, agravada por la pandemia, puede calificarse de alarmante en los medios de comunicación. Si hace una semana nadie replicó a Pablo Casado cuando mintió al decir que en España había cinco millones de parados, o al decir que el Banco Central Europeo da a España 300.000 millones todos los años, ayer mismo telegrafiaban las palabras del vicepresidente segundo sobre hacer prevalecer el interés general bajo el poder de la fuerza. Como ven dos políticos opuestos que no son replicados por los periodistas, ni los columnistas cabe añadir, y que no hacen sino perjudicar el bien común. ¿Qué es el bien común? Algunos dirán que cuando menos (o cuando más) la democracia, la salud y la libertad de las personas, pero en realidad no es más que un convencionalismo para describir aquello en que cada cual está de acuerdo al vivir en sociedad o se ha logrado mediante un proceso de deliberación –que dirían los muy filosóficos abstrayendo un debate elitista-.

En la protección de ese bien común, como se ha visto allí donde el populismo campa a sus anchas arrogándose ese interés general (que sólo ellos saben determinar cuál es), deben participar todas las personas que participan en los medios de comunicación. Da igual si se es un plumilla que patea las calles y ruedas de prensa, como si se es un famoso director o directora de periódico o un columnista que expresa su opinión. En todos los casos habría, porque no se hace, que intentar exponer la verdad. En términos popperianos, como dice la frase del comienzo, eso sería imposible –aunque es posible acercarse y mucho a ella pese a que no le guste a las élites-, pero cuando menos habría que ofrecer alguna certeza sobre la realidad. No vale con afirmar que todo es muy complejo, o que las sociedades actuales están entretejidas de complejidad. Pese a ello cabe buscar líneas de solidez a lo que se publica. Si existen las noticias falsas o los bulos es porque desde los “medios serios” se ha permitido y jugado al periodismo espectáculo.

Éticamente cabe preguntarse ¿se debe publicar todo lo que dice o hace la clase política? Siempre entendiendo que no se lamina la libertad de expresión o la crítica necesaria en un sistema que debería ser pluralista. Que alguien en una columna de periódico mienta (decir que estamos en una dictadura, que si este o aquel tiene el poder mediático detrás) es denunciable sin duda, por muchos argumentos ideológicos que utilice para ocultar la mentira (da igual si de un lado u otro). Decía John Stuart Mill, pensador y político liberal, que la mentira acaba dañando no sólo a la propia persona sino a todas las que le rodean y que por ello era necesario denunciarlo públicamente y señalar la mentira. Esto es, cuando un político o política miente debería ser denunciado por todos los medios de comunicación sin dudarlo. Cuando alguien miente en una columna (que no es lo mismo que ver la realidad bajo un prisma ideológico propio) debería el director o encargado de la cosa reprender. Sin embargo, da igual el medio de comunicación –algunos en mayor medida- no sólo no se señala la mentira sino que se alienta en busca de dos mil visitas más, de garantizarse el apoyo de este o aquel partido, etc. Lo que debería hacer la prensa no es ocultar o vetar sino exponer que lo dicho o afirmado por esta o aquella es mentira y de la gorda.

Otra cuestión son las tonterías y frases altisonantes que son lanzadas por la clase política a sabiendas para ganarse más cuota o más apoyo de ciertos sectores. Las gentes de las agencias de noticias no tienen más remedio, en muchas ocasiones, que ofrecer esas frases o estupideces por mor de la fidelidad a lo expresado. Pero ¿el resto de medios deben entrar a ese juego? Hace poco se publicó aquí que Escolar y Maestre trabajaban para Ayuso. Los trolls mediáticos, que también existen, saltaron diciendo que eran de muy mucho de izquierdas y que eso no podía ser. El problema es que, como suele ocurrir bastante, no se tomaron la molestia de leer el artículo porque habrían descubierto que hacer noticia todas las tonterías que dice y hace Isabel Díaz Ayuso no es informar es hacerle la campaña electoral permanente en la que está. Este es un ejemplo pero hay mil más de cada partido, especialmente con Vox, que en cuanto dice una salvajada allí que van los zambombos a darle más cobertura. ¿Deben, por tanto, los medios de comunicación caer en el clickbait de los partidos políticos? Sin caer en la cancelación o el veto porque sí, desde luego los medios de comunicación, si realmente aspiran a ser un poder de fiscalización del resto de poderes deberían pensar sobre ello.

Tampoco aporta nada al bien común que “libelos” como La última hora se lancen a la cacería de periodistas bajo el manto de ser un medio de comunicación. Son “prensa de partido” como mucho, pero con el impacto de las redes sociales al final acaban convirtiéndose en, directamente, camisas pardas que destrozan escaparates periodísticos. Peligrosos también es que algunos medios hagan censura en entrevistas porque no cuadren con la ideología de la dirección o de los cabildeos que les apoyan (económica o socialmente), como ha sucedido con Público que censuró una entrevista donde se criticaban los vientres de alquiler –ante el escándalo hubieron de reconocer el error, pero indica bien cómo se mueven algunos medios-. Si se entrevista a alguien y dice que “Hitler ayudó a limpiar Europa”, la entrevista termina ahí y no se publica si el periodista tiene alguna ética. Si el director o jefe obliga a publicar no se pueden quitar las palabras, no puede haber veto, para sonrojo del responsable superior eso sí.

Esto es algo que ningún periodista o columnista reconocerá como un problema. La desinformación real está tan extendida, debido a la lucha de banderías de los medios de comunicación en un entorno tan hostil e inmediato, que nadie reconocerá que la ética ha dejado paso a la estética en la profesión. Desinformación sí porque existe tal abundancia de información, sesgada casi toda, que la información aparece casi como el bulo en sí. Si la modernidad está dejando algo es aquello que decía Feuerbach en el siglo XIX sobre las preferencias de su era: “la imagen a la cosa, la copia al original, la representación a la realidad”. En un periodismo tan instantáneo la imagen vende sin contexto, se copia sin pudor y todo es representación dentro del espectáculo. Y en buena parte es culpa de los medios de comunicación y su encarnizada competencia por ser el primero en ofrecer la tontería más grande del momento.

El bien común está en peligro no por culpa, o no sólo por culpa, de una clase política bastante pobre -llena de aparateros y sumisos que no tendrían mejor vida fuera de la política- sino también por unos medios de comunicación incapaces de frenar los juegos de aquella. El amarillismo es un problema, pero el carecer de ética para poder establecer una especie “veto propio” que permita educar o encauzar a la clase política también lo es –hacer ver que no todo vale para salir en los medios-. Claro que viendo portadas del ABC alarmando sobre un dictadura del gobierno se entiende que se vean incapaces no ya de acercarse a la verdad, es que ni a la realidad por compleja que sea. Es bueno y necesario que haya diferencias ideológicas en los medios de comunicación –algo que se está perdiendo en la televisión con el fraude izquierdista-, más hacia un lado u otro, todo ello permite al poder no acomodarse. Lo que no es tan admisible es la falta de ética y que bajo la libertad de expresión quepan la mentira, la difamación y el destrozo social.