El PP pretende polarizar la campaña electoral de Madrid retrotrayendo el debate al periodo preconstitucional, cuando desde todos los ámbitos democráticos internacionales se exigía la legalización del Partido Comunista de España (PCE). Frente a ello, el “Bunker” de los retrógrados se negaba pues para la caverna franquista la democracia debía ser solo en apariencia. Esto es lo que propone Isabel Díaz Ayuso en su pretensión de recuperar los votos de los tiempos de las mayorías absolutas del PP en Madrid: los votos que Abascal y Cía., se llevaron.
Por su parte, Pablo Iglesias, parece estar encantado de esa polarización aspirando a figurar como el aglutinador de la izquierda y su único representante; si bien es cierto que esta idea ya se ha llevado un primer traspiés con la negativa de Más Madrid a dejarse dar el abrazo del oso.
En mi opinión, se equivoca el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) al jugar a buscar votos en los caladeros de la derecha; un tacticismo que no es nuevo y que siempre que se ha probado ha dado como resultado el fracaso. Entiendo que Ciudadanos, ese partido de moderno de aspecto, pero viejuno ideológicamente, está en descomposición.
El PSOE es un Partido muy moderado, y el señor Gabilondo más si cabe. No necesita decir cosas contradictorias con la naturaleza del Partido que fundó Pablo Iglesias Pose como, por ejemplo: «No subiré impuestos». No sé si hay que subir la presión fiscal. Lo que sí sé, basándome en datos de las páginas de economía del ABC, diario que no es comunista ni socialista, es que la cuota de IRPF para un sueldo bruto anual de 20.000 euros en Madrid es un 11,20% más baja que en Cataluña, un 6.87% más baja que en Aragón o un 6,41% más baja que en Baleares. También sé, por los datos del Ministerio de Sanidad, en 2018, que el gasto en sanidad en la media de las comunidades autónomas fue del 5,5% el PIB, siendo Madrid la comunidad que menos destinó con un 3,6% del PIB.
Quizás el señor Gabilondo podría explicar esto a los madrileños y madrileñas, ya que cuando salíamos a las ventanas a aplaudir a los sanitarios y cuando decíamos que era héroes, era con la convicción de que los servicios públicos hay que defenderlos. Sabiendo que defender la Sanidad pública o la Educación pública no es una plegaria a los dioses ni una teorización filosófica, sino la necesidad de una política que se oriente hacia la defensa de las prioridades de la mayoría social; de esa inmensa mayoría de la sociedad que no puede permitirse pagar una sociedad médica privada ni un colegio privado.
Enarbolar las consignas de la derecha no es el mejor camino. Esto quedó demostrado en 2010 cuando acuñamos aquel «Bajar impuestos es de izquierdas» o cuando en mayo de 2010 se anunció una reforma laboral al más puro estilo de la derecha «Con o sin acuerdo». En las elecciones generales del 20 de noviembre (hasta la fecha pareció un guiño) de 2011 los votantes nos desalojaron del Gobierno de la nación. Aún recuerdo a Elena Valenciano sollozar: «Los socialistas se han desmovilizado». ¿Se habían desmovilizado? o les habíais empujado a la abstención a base de allanar el camino a la derecha que vendría después a machacarnos con la reforma laboral de 2012, con la de Pensiones de 2013, con la “Ley Mordaza”… por cierto, todo ello intacto a fecha de hoy.
En estos últimos diez años se ha hablado mucho de la necesidad de regenerar la política, no sin razón. Incluso se han fundado partidos que decían llegar con ese firme propósito. Sin embargo, a penas llevan un par de legislaturas actuando y ya pesa sobre ellos la lacra de la corrupción, el transfuguismo, los bandazos en la línea política; por mucho que digan que son de centro y que pactan a izquierda y derecha. Claro que hay que regenerar la política, pero la política no atañe solamente a los partidos políticos, pensar eso es quizás una de las degeneraciones de la política actual. La política comienza en la cúpula del Estado y termina en el último ciudadano o ciudadana que hoy haya cumplido la edad legal pasa votar, y viceversa.
Regenerar la política es poner sobre la mesa propuestas de cambio que impidan los desmanes a los que llevamos demasiado tiempo asistiendo; entendiendo por desmán que la Casa Real haya estado utilizando tarjetas con fondos de origen poco claro o que la presidenta de la Comunidad de Madrid se alojase caprichosamente en una suite de lujo en plena pandemia, por poner un par de ejemplos. Desmán es que cientos de cargos públicos: militares, alcaldes y funcionarios se hayan aprovechado de su cargo para acceder indebidamente a las vacunas, y que altos cargos de la Iglesia también lo hayan hecho, incluso miembros de la familia Borbón, privando de esas dosis a colectivos sociales vulnerables, y que ante estos hechos no pase nada.
No es aconsejable disfrazar el discurso de uno mismo para captar el voto de otra ideología, pues se corre el riesgo cierto de perder el voto natural de tu Partido. Regenerar la política es cumplir fielmente con los programas que son democráticamente votados en los congresos de los partidos que a su vez debieran concordar con los programas electorales que se presentan al electorado. Pero parece que todos los partidos sin excepción practican lo contrario. No quiero para Madrid un Netanyahu, ni un Bolsonaro, ni un Trump, sea este hombre o mujer. No quiero para Madrid una presidenta que le niega a los colegios e institutos públicos un simple filtro HEPA mientras se gasta más de 150 millones de euros (el triple de lo presupuestado) en un plató para hacer autobombo de su gestión y le quita el personal a hospitales de verdad. No quiero más casos de corrupción en nuestra Comunidad Autónoma, algo que parece ser irremediable cuando gobierna el PP. Y es porque no quiero todo eso por lo que me preocupa que erremos.
¿Recuerdan aquellos años, los que tengan más edad, en que se esperaba que llegase el verano, una semana santa o un puente largo para volver a ver a los amigos y amigas del pueblo, de donde los padres tuviesen una segunda residencia o cualquier otra circunstancia parecida? Cada quien lograba desconectar de las mismas caras de clase para recuperar otras; de hacer las mismas cuatro cosas con los colegas los fines de semana para no hacer nada o volver a lo rural o lo playero; de las novias o novios que ya no eran, a los cuales se esperaba superar con un nuevo amor de verano; o incluso en la edad adulta no ver a compañeros y jefes de oficina y/o tajo. Todo ello lograba dar energías a las mentes, al cuerpo y hacía crecer a la persona. Igual uno había aprendido a fumar, a montar en bici…, volvía siendo la misma persona pero renovada en algún aspecto y con ganas de retomar la vida diaria. Si esto pasa a cualquiera de los mortales que somos, imaginen lo que puede hacer algo así en personas sometidas a mucha presión psicológica.
En otras ocasiones las paradas por las selecciones resultaban un trauma, bien porque acaba de comenzar la temporada y no permitía engrasar la máquina (¿no hay algo más estúpido que esas convocatorias de septiembre?), bien porque se comenzaba lo fuerte de la temporada en liga y champions, bien porque el equipo estaba a tope y paraban el ritmo. En esta ocasión parece que a quien puede perjudicar es a otros equipos y no al Atlético de Madrid. Irse a las selecciones es como irse al pueblo o a la playa de la adolescencia. Supone desconectar de las mismas caras de siempre para ver otras conocidas o nuevas. Supone jugar al fútbol con otra motivación (ni mejor, ni peor). Supone dejar la cabeza a cero de lo que ha venido sucediendo en los últimos meses. Supone refrescar la mente. Algo que parece que no es necesario en el fútbol pero que, como demuestra el caso de Saúl, puede ser positivo y necesario.
Más allá del susto que ha provocado Dembelé en el último entrenamiento –no descarten secuelas del coronavirus-, los que se han quedado entrenan con intensidad pero sin la premura del partido casi seguido. Los que se han quedado pueden recuperar piernas, disfrutar de la familia y hasta comerse algún asado con los colegas (cuidando las medidas de seguridad, que no está el horno para bollos). De hecho, ahí tienen a la familia Simeone jugando al fútbol con Nelson Vivas y otros más del cuerpo técnico, repartiéndose un poco que por mucha familia que sea, el fútbol es así y así lo entienden. Luis Suárez será raro que no muestre algún asadito o algún juego con los críos. Y así todos aquellos que se quedan en Madrid. Recuerda a aquellos que se quedaban en la ciudad y aprovechar que no había nadie para ir al cine, a la piscina o al río más cercano.
Los que se van con sus selecciones, verán a antiguos amigos; estarán en un ambiente más cercano; desconectarán de la liga y disfrutarán del fútbol sin la misma presión; incluso recuperarán piernas jugando partidos o minutos de partidos. Lo mismo que cuando los veraneos pero en fútbol. Recuperar las cabezas es casi más importante que recuperar las piernas tras el atracón de partidos (los no infectados, ni lesionados). Las piernas también mejorarán en coalición con la cabeza al no sufrir la tensión de partidos a vida o muerte. Y al Atlético de Madrid ahora parece que le fallan más las cabezas que las piernas (por muy aviones que pareciesen los jugadores del Chelsea). Teniendo la cabeza en forma óptima no se fallan los pases, ni ese último esfuerzo parece una montaña que escalar a pulso. Por ello igual le viene mejor este parón que a los que vienen por detrás (sí, siguen yendo por detrás) que igual la desconexión no les favorece tanto. Todo ello, por supuesto siempre y cuando no haya lesiones que ya sabemos lo que suele pasar con la mufa.
Que las casualidades en la vida suelen darse nadie lo niega. Quien más y quien menos ha vivido algún tipo de casualidad. En el mundo político, por mucho que haya algo aleatorio, suelen ser menos casualidades. Las venderán como tales, eso no lo duden, pero las casualidades en política no son como las presentan. No es casualidad que Ayuso convoque elecciones el día que lo hace cuando sabía que estaban valorando desde Ciudadanos una moción bastante tiempo antes, con el añadido de que el día electoral cae en laboral. Hasta la cuenta de los cincuenta y tantos días la tenían hecha de antes. Tampoco es casual que las órdenes de ciertos personajes del mundo empresarial de aliento a Ciudadanos desaparecieran justo cuando no quiso pactar con Sánchez un gobierno de 180 diputados. Por tanto ¿se puede pensar que es casual que los medios de izquierdas (la verdadera izquierda evidentemente) y los argumentos de los podemitas sean similares contra Ángel Gabilondo?
Va a ser mucha casualidad ¿no? Que Antonio Maestre, verdadero pope de la izquierda pura y de la sociología bourdieuana (aunque no sepa cuál es la definición de violencia simbólica del autor francés), diga que Gabilondo ha despertado y ha tenido un mal despertar, algo que transmiten todos los podemitas en redes sociales, es casualidad. Pura casualidad que ayer mientras escribía para su columna en La sexta (la cadena de la izquierda verdadera) otros podemitas estuviesen ideando memes y mensajes de similar factura. También casual es que el mismo argumento lo utiliceDavid Torres en el diario Público, donde se cachondean de la edad y los conocimientos del candidato del PSOE. Un periódico que ha hecho recopilación de mensajes en twitter con los sospechosos habituales del mundo podemita como pueden ver aquí. La verdad es que todo es muy casual. Pero cuando la aleatoriedad es tan alta cabe sospechar, más de lo corriente además.
Gabilondo miente. Ni desde el perspectivismo de Leibniz puede defender que la verdad sobre la que realiza su argumento parte de su punto de vista cognitivo. No hay teoría que pueda sustentar que no necesita a PIT para ser presidente. No engañe, profesor. https://t.co/z5ac0wxB0g
Pareciera, por incidir en otra vía de análisis, que igual alguien ha lanzado el argumento desde altas torres y todos han copiado el mismo mensaje y con la misma finalidad, desprestigiar a Gabilondo y aupar al “líder entregado a la causa” Pablo Iglesias. No es factible que haya sido el director de las redes Juan Manuel del Olmo quien haya hecho unas llamadas y haya mandado una serie de mensajes (los cuales se repiten en cuentas de esas anónimas) para que se repitan. ¡No! ¡Eso no es creíble! A nadie se le ocurriría hacer algo así, por lo que el mensaje del despertar de Gabilondo no es más que una casualidad, un fenómeno aleatorio de las redes sociales. Un fenómeno que, curiosamente, se produce de vez en cuando con distintos mensajes y con los mismos sospechosos habituales y contra casi las mismas personas. Igual se está ante una ley natural que nadie ha descubierto y que afecta tan sólo al mundo podemita.
Lo curioso es que nadie habla del contexto en el que Gabilondo ha trabajado, más allá de que sea más o menos parsimonioso. Se ha consultado al compañero Aparicio que se ha pateado durante años la Comunidad de Madrid para comprender un fenómeno que los “jefes del periodismo de izquierdas” parecen obviar, o directamente ocultar. Cualquier noticia que no sea de casos de corrupción o alguna salvajada machista de la Comunidad de Madrid es imposible de colocar en los puestos destacados de los medios. Algunos buenos periodistas han perdido la vista sacando noticias que nadie leía, ni lee. Es curioso que lo que pasa en la Comunidad de Madrid sólo interesa cuando mandan a los “periodistas estrella” a ver qué pasa. Plumillas como Platón, Ponce de León, Escalera, Borges, León, Fernández, Ronda, Sánchez, Bañuelos, Becares y tantos otros han servido para rellenar espacios en periódicos, televisiones o radios. En cuanto han descubierto algo sustancioso, se lo han arrebatado de las manos. Incluso en este periódico se sacó en primicia lo que pasaba en los hospitales madrileños con los fondos de inversión pero no fue noticia hasta que otros se hicieron eco de la noticia.
Esto, que pueden parecer batallitas del abuelo, es la realidad de la información de la Comunidad de Madrid. Gabilondo no es que sea la persona más noticiosa, pero tampoco que diga esto o aquello va a tener repercusión. ¿Cuántos de sus discursos durante seis años han sido utilizados por los grandes medios de comunicación? Ninguno. Hoy le dan cuartelillo porque hay elecciones y les interesa. Puede haber estado dormitando, pero cómo no hacerlo si nadie le hacía caso porque vende más cualquier salvajada como argumento. De hecho ¿cuántos de ustedes que viven en la Comunidad conocen lo que sucede en ella, lo que dicen sus políticos, lo que se ofrece o no se ofrece? Es más, pregunten a los podemitas que conocen si saben algo de la política madrileña respecto a lo que ha propuesto David Pérez en vivienda pública, por ejemplo. Y que a esta persona le hayan nombrado presidente de Metro igual es de nota. La política espectáculo llega hasta las capas más locales de la información tanto en los medios como en las preferencias de las personas.
Por cierto, me chiva Aparicio que Gabilondo es cualquier cosa menos un leibniziano como da a entender en su tuit Maestre. Que si es algo, será un idealista hegeliano o un rawlsiano. Y añade que los conocimientos de Wikipedia dan para lo que dan y que no puede mentir porque Gabilondo está siguiendo el espíritu universal no las apetencias de según quien.
El sentido del sinsentido se encuentra en el inconsciente, así como los mecanismos simbólicos que se expresan en el lenguaje o mediante el lenguaje. Algo así decía Jacques Lacan (ver la magnífica obra sobre su forma de ver el psicoanálisis de Sean Homer que editó no hace mucho Plaza y Valdés) para expresar que al final, mediante las frases que se van soltando, se muestra lo inconsciente, lo que de forma racional se reprime pero que forma parte de ese ser. Esto le ha pasado a José Luis Martínez Almeida, alcalde de Madrid, respecto a la forma en que él y buena parte de la derecha considera a ese poblachón manchego: de su propiedad exclusiva y con derecho de veto.
— José Luis Martínez-Almeida (@AlmeidaPP_) March 21, 2021
Anteayer, preguntado por algunas televisiones, el alcalde madrileño dijo al presidente del Gobierno: “Sr. Sánchez, no venga a Madrid a embarrar”. En la disputa política del espectáculo nadie se percatará de lo que supone esa simple frase, esa simple petición. Lo primero de todo, es complicado que Pedro Sánchez no esté en Madrid pues no sólo vive allí sino que es natural de la provincia. Es complicado decirle a un madrileño que vive en Madrid que no vaya a Madrid. El palacio de la Moncloa no es un inhóspito lugar allende los mares, no. Está situado casi en medio de la Ciudad Universitaria de la ciudad de Madrid. Por tanto, Sánchez no puede ir a Madrid a lo que sea porque ya está en Madrid. Un hecho físico y objetivo que el alcalde de Madrid no puede digerir o asimilar porque el inconsciente se lo impide.
Podría ser que utiliza un tropo el alcalde y lo que expresa lo hace en sentido figurado. Se le acepta. Pero es casi peor que su ignorancia física. ¿Qué quiere decir Almeida? Inconscientemente está exponiendo que a Madrid, pese a pedir la llegada de franceses a “mamarse como osos”, pese a declarar que es una ciudad abierta a cualquiera, en realidad no pueden ir todas las personas. Hay vetos a ciertas personas por su condición, pensamiento u origen. Respecto al origen lo tiene más complicado Almeida por lo dicho anteriormente (pese a que el presidente antes vivía en Pozuelo de Alarcón), pero demuestra que la condición o el pensamiento sí son mecanismos de veto. Si no se es de derechas, católico, nacionalista o cualquier otro veto que se les ocurra no se puede entrar en Madrid. Ni yendo a “mamarse como un oso”. Da igual que sea el presidente del gobierno español y tenga, por tanto, bajo su responsabilidad el bienestar de todos los españoles, no puede acudir a Madrid. Dirán ustedes que sólo le veta si va a embarrar. Sí, claro. Pero es que objetivar lo que es embarrar o no también tiene una enorme carga ideológica. Se le niega al presidente del Gobierno ejercer su libertad de expresión y de pensamiento respecto a Madrid.
Para ser liberales, desde luego, no se aplican los principios que dicen defender. Muy decir que la libertad de expresión, pensamiento y movilidad son pilares fundamentales de la democracia liberal pero…, siempre hay un pero, para los que ellos decidan. Al menos los contrarrevolucionarios del siglo XIX se presentaban con las cartas sin marcar y haciendo fe aristocrática. En realidad dicen una cosa y practican otra porque tienen un menjunje mental importante entre defender los privilegios de los menos pero querer ser los más mercantilistas y los más liberales. Luego nos cuentan que estos son los listos en los medios de comunicación cavernarios.
A más, a más, no sólo demuestran tener un toque autoritario inserto en las venas (o en el inconsciente) sino que se permiten poner vetos porque, al fin y al cabo, piensan que Madrid es suya, de su propiedad, y no hay cosa que más defienda un liberal que el derecho a la propiedad (tanto como para hacerlo un derecho natural o divino). Y como Madrid es suyo y en su casa dejan entrar a quien quieren, pues Sánchez y los que son como Sánchez no pueden entrar. Al final Madrid, de tener un alma, mejor o peor, pero un alma, está pasando a ser una ciudad reaccionaria para la libre expresión en toda su pluralidad de las personas –hoy es imposible que haya una explosión de creatividad como en los años 1980s o 1990s- y en una más de las capitales macdonalizadas. Por ello es normal que inconscientemente crea Almeida que la ciudad es suya, hoy no deja de ser una empresa en sus cabezas. Una empresa que pagan los sufridos ciudadanos, sin importar ideología o condición social.
Como si les hubiesen quemado la carne con un hierro candente. Así estaban lo Podetrolls (trolls de Podemos en redes sociales) ayer en las redes sociales –no extrañaría que sigan así por unos cuantos días más- tras ver cómo el catedrático de Filosofía hacía de menos a su amado líder. Ángel Gabilondo fue claro y conciso a la pregunta efectuada por Antonio García Ferreras (el que conspiraba junto a la cúpula de Podemos tiempo ha), “con el actual Iglesias no pactaría”. En ese preciso momento, se les hinchó la vena de la frente, la carótida aumentó su tamaño y los exabruptos comenzaron a salir por esas bocas de tal manera que cualquier abuela de hace décadas no tendría suficiente jabón Lagarto para lavárselas. ¿Cómo ha podido hacer una afrenta así a Pablo Iglesias?
La respuesta es bien sencilla. Gabilondo, más allá de que sea “soso, serio y formal”, no es tonto y sabe que acercarse mínimamente a Pablo Iglesias es morir. En la mente del filósofo ya existe la consciencia del morir como elemento humano, pero espera que el devenir de la vida no le lleve a perecer antes de tiempo. Más si cabe cuando tiene todo los elementos de juicio para evitar caer en la trampa del dirigente de Podemos. Si hubiesen sido ágiles podrían haber preguntado a Gabilondo “¿por qué con este Iglesias no?”. Una fórmula lingüística que establece cierta duda al respecto dando esperanzas de que existe algún “Pablo Iglesias” con el que sí podría pactar y que evita verse en un brete para no tener que explicar que ni con este, ni con otro –salvo el fundador del PSOE que habría sido una salida posible. Ayer les contábamos que en Madrid los histrionismos se suelen pagar, no iba Gabilondo por tanto a dejarse engañar en ese espectáculo de dos histriones para ver quién es más dramático.
Normal que Gabilondo no quiera caer en la trampa saducea de Iglesias y normal que sus Podetrolls estén que estallan. Porque estas personas, da igual desde el apoyo de calle hasta el columnista con toques intelectualoides, piensan que como su dirigente máximo no hay nadie y que todos deben plegarse a sus deseos. De hecho siguen pensando que ha hecho un gran sacrificio “de líder” cuando todo el mundo es consciente que se presenta porque tanto Irene Montero como Rafael Mayoral declinaron presentarse. A quien venden como “líder carismático” –deberían leer un poco a Ann Ruth Willner para saber de qué se trata eso del carisma- se muestra incapaz de convencer a su pareja y a un fidelísimo para bajar al barro. ¡Vaya carisma de panfleto! Pese a las evidencias piensan que sí, que la izquierda es solamente él (reduccionismo), que todos deben postrarse a sus ideas por su capacidad intelectual (si un catedrático no lo hace por algo será) y que sólo él puede vencer a la derecha y al fascismo (Gabilondo venció en el sentido de vencer que tienen en Podemos).
Aparecen en todas las redes sociales mostrando su indignación y, como es habitual desde hace tiempo, señalando a Gabilondo como alguien que no es de izquierdas y por lo tanto no debe ser votado por personas de izquierdas. Como si sólo existiese una forma de ver la izquierda (“la berdadera”) o como si el resto de personas que se piensan de izquierdas no sepan qué es o no. Como saben distinguir el populismo y el totalitarismo. Igual, y sólo igual, las personas en general piensan que para ser de izquierdas como Iglesias mejor ser materialistas, blanquistas, comuneros o cualquier otra cosa que no acabe pervertida por aquel. Esto le da igual a los Podetrolls ya que, ni sacando el 12% de los votos, darán por bueno que jamás se equivocan, sino que el resto del mundo está equivocado. Una obcecación propia de cierto tipo de mentes que ven conspiraciones por todos lados –esto de las conspiraciones para hacer grupo cerrado ya lo estudiaron los psicoanalistas en los años 1960s y las conclusiones a las que llegaban dejarían en mal lugar a los Podetrolls-, que creen que su verdad es única e incuestionable –como les pasa a los liberales libertarios, por cierto- y que los demás deben entregarse como esclavos a los designios del señor.
Sobre la dialéctica del esclavo y el amo Gabilondo, enorme conocedor de Hegel, les podría dar alguna lección, pero no la aceptarán por la soberbia en el pensar y el odio en el actuar. El candidato del PSOE tan sólo ha expresado algo que el 80% de los madrileños tienen claro, “con este Iglesias no”, porque han visto su actuación en el poder. La cual queda resumida en ver series, hacer programas de televisión, alguna lectura y estar todos los días encizañando. Eso sí, hacer algo con las residencias que están bajo sus funciones, nada de nada. Ni una visita al exterior de alguna. Gabilondo representa la política con principios pero sin estridencias. Y como ha dicho en el programa de la cadena que aupó a Iglesias al estrellato, “la ciudadanía debe mirarnos y no salirse de su asombro por no hacer lo que debemos hacer.
No hay nada tan gracioso en el mundo político que ver cómo un miembro de la clase política ayuda a cavar su propia tumba política. Algún caso se ha visto en el pasado, como Adolfo Suárez entregando el CDS, pero ninguno desde una posición de cierto poder como es el caso de Pablo Casado. Ya se advirtió hace tiempo que la fracción financiera de la clase dominante le estaba guardando el lugar al gallego Feijóo, pero es que ahora el dirigente pepero se está volcando, a la par que imitando, a la estrella emergente de la fracción ideológica (medios de comunicación) y pequeño burguesa, Isabel Díaz Ayuso. Cierto que se debe como presidente del PP, pero de ahí a dejarse comer el terreno va un trecho.
En ningún momento ha condenado la convocatoria de elecciones en mitad de la pandemia y en una región que tiene una IA bastante alta, algo que sí hizo en otras ocasiones cabe recordar. Es más, le ha comprado la necesidad de un gasto de millones de euros con la única finalidad de acabar con Ciudadanos. Esto es, por un cuestión estratégica pura y dura. Por suerte Pablo Iglesias ha salido en su ayuda ocultando que, más allá, de acabar con Ciudadanos, y como se señaló aquí mismo hace tiempo, se trabaja para sustituir al propio Casado. La jugada de Teodoro García Egea comprando voluntades (porque puede comprarlas, no se rasguen las vestiduras) le deja marcado a él mismo en otras regiones, mientras que en Madrid se alaba la valentía de la presidenta para evitar una supuesta moción de censura.
Ha querido apuntarse el tanto de haber sido el impulsor de la decisión de convocar elecciones –algo creíble si junto a Ayuso no estuviesen personajes con el colmillo retorcido como David Pérez o MAR, por ejemplo-, pero no se lo ha creído nadie. La jugada se sabe de sobra no se ha gestado en Génova sino en Sol. Porque Casado y su alegre muchachada genovesa estaba a otras cosas, como poner piedras en las ruedas de Juan Manuel Moreno Bonilla en Andalucía. Por si no lo saben, como no se fía de nadie y está intentando ganar peso en todas las regiones a nivel partido, Casado ha apostado por Virginia Pérez como presidenta del PP sevillano. Una persona que no es que cuente con muchos afectos. Ni dentro, ni fuera del propio partido. Moreno ha tragado porque, al fin y al cabo, sabe que su cabeza no depende de Génova. Porque el votante de Ciudadanos en Andalucía no es el mismo que el de Madrid o Cataluña y le interesa tener un perfil distinto. Cuestión distinta es que consiga transmitirlo, aunque está tomando medidas contra la pandemia radicalmente distintas a las que se toman en Madrid (como hacen otros presidentes peperos, cabe observar). Moreno Bonilla se la guardará a futuro y sacará la faca si hace falta para clavarla en la espalda. No lo duden.
Así Casado, que ha perdido poder en País Vasco y Cataluña, que en Valencia no sabe ni qué hacer, que tiene a otros barones regionales en contra (le debe apoyar solamente López Miras) se lanza a pisotear a la joya de la corona como es Andalucía, mientras se deja comer el terreno en Madrid. El PP madrileño, pese a no haber situado a la cabeza a Ayuso o Almeida (esto segundo tampoco tenía mucho fundamento) sino a Ana Camíns, cada día es más ayusista, como en su tiempo fue aguirrista. Cada día se está convirtiendo en ínsula, no se sabe si Barataria, y recibiendo el apoyo de más fracciones de la clase dominante. Las oligarquías cada vez son más ayusistas, no tanto porque confíen en sus capacidades o sean devotos de su discurso, sino porque está presentando batalla a la extrema izquierda y sirve de presión contra el sanchismo. Casado con ese baile de san Vito político que tiene lo único que hace es abrir el agujero donde descansará su cadáver político. Por cierto una tumba que está junto a la de Albert Rivera. ¿Le ofrecerá trabajo en su instituto de liderazgo?
Madrid es de derechas desde hace años. En el momento en que lo asuman podrán hacer una campaña electoral. Sólo desde esa asunción podrá haber alternativa al PP. ¿Esto qué supone? Que cualquier vía política que se vaya por el cerro de los Ángeles, es decir, que acuda al extremismo, está condenada al fracaso. Ni el PP se ha podido permitir una campaña electoral asalvajada en el pasado, pese a contar con candidatas y candidatos nada moderados. Sólo si desde la izquierda se lanzan a extremismos, que no quiere decir no ser contundente (con la corrupción o la privatización), se le abre al PP (y a Vox por defecto) la vía de la radicalidad que, en muchos casos, tienen que atemperar.
Ahora vendrán sociólogos y politólogos empiristas a decir que no, que si se suman no sé qué votos con no sé qué ideas se demuestra que Madrid no es de derechas. Nada como un empirista para no entender nada pareciendo que se entiende todo. Incluso buena parte de la clase trabajadora de Madrid es de lo más conservador (con todos los matices que quieran) porque están protegiendo lo poco que tienen de más respecto a otros lugares. Al menos así se lo han inculcado desde hace años mediante una ideología dominante castiza. Si así es la clase trabajadora (que vota mayoritariamente a PSOE) la pequeña burguesía y las clases medias imaginen en qué posiciones se sitúan. La división en el voto entre tres partidos produjo que el PSOE venciese en las últimas elecciones. En el momento en que esa división desparece de facto la derecha tiene todas las papeletas para vencer. Y a los listos sólo se les ocurre ahondar más en la división de la izquierda para salvar sus posaderas.
A Isabel Díaz Ayuso le ha venido a ver la Fortuna cuando Pablo Iglesias dejó (o se espera que la deje en algún momento) la vicepresidencia para luchar contra ella, obviando todos los hándicaps que tiene –los votantes socialistas no le van a apoyar por años de desprecio e insultos, entre otros. La actual presidenta no podía confrontar de manera radical y acudiendo a sus eslóganes estrambóticos contra alguien como Ángel Gabilondo (ya saben soso, serio y formal). No le puede pelear la libertad porque Gabilondo sí sabe lo que significa y en un cara a cara la puede desmontar o deconstruir, como prefieran. Le puede resignificar ese problema con el colectivismo que tiene (que tampoco sabe lo que significa). Con la candidata de Más Madrid, al ser médica en ejercicio, tampoco tiene fácil sostener algún que otro tipo de discurso. Por mucho que quiera vender Ayuso, al final el personal sanitario tiene cierta auctoritas respecto a la cuidadora del Pecas digital. Sin embargo, en el barro puede pelear libremente y sin ningún temor a ensuciarse.
Con la irrupción del vicepresidente segundo todo el argumentario distópico, rancio e irracional de Ayuso cobra valor para sus huestes, a la par que puede servir de incentivo a otras huestes para la abstención. Lo primero es que llegando como si en Madrid se dirimiese una guerra, al final se consigue la concentración del voto (Ciudadanos con Edmundo Bal desaparecerá con toda probabilidad) en la derecha. Quienes pudiesen votar a alguien más serio por hastío, como Gabilondo, se lo pensarán porque lo que seguro no quieren es lo que se está viendo en el Gobierno estatal, ni en la ya precampaña. Piensen que si los bohemios burgueses pueden decantarse por algún radicalismo, sólo lo harán en tanto en cuanto no les cueste su estatus social. En ese momento pasarán a votar lo que les demanda su conciencia de clase (derechas).
Madrid sociológicamente es muy “liberal” o muy “socioliberal”. Quieren vivir con lo mejor de ambas posiciones. Unos servicios públicos gratuitos aunque estén privatizados (por eso el apoyo a la concertada es tan amplio), unas buenas redes de comunicación (¿por qué jamás a nadie del PP se le ocurrió hacer de peaje la M-50 o algunas carreteras de la sierra noroeste sino que se recurre al peaje encubierto?), una economía solvente (algo que por la capitalidad tienen casi garantizado) y que no les molesten con tonterías. Cierto que existe un evidente desclasamiento de parte de la clase media, que las clase populares se sienten cada vez más huérfanas, pero con una prensa tan madrileña cumpliendo su función ideológica no basta con pegar cuatro alaridos y dos voces. Los que hoy se preocupan por Madrid y escriben columnas de alerta, que serán bien pagadas a futuro, mañana volverán a callar sobre lo que pueda pasar en la región, salvo que se necesite ayuda y apoyo por parte de la derecha. Madrid es de derechas porque así la han venido modelando desde hace décadas, por ello la victoria no sólo debe contar con la división de la derecha política sino con la moderación de la izquierda, cualquier otra cosa es echar leña al fuego. O quintacolumnismo.
Aquí tienen las novedades de la semana que editan las pequeñas y medianas editoriales de nuestro país. Como siempre, la selección de los libros corresponde a lo que nos parece más significativo personalmente. O aquello en que nos dan mejores medios para hacer corta y pega, que es lo que se hace y lo reconocemos. Cuando se lea un libro que merezca crítica se publicará, el resto lo que dicen en notas de prensa. Otros igual se sienten cómodos con otras formas de hacer. La fecha que aparece en paréntesis es la de publicación, cuando supera la semana de distancia.
Novela
Gonzalo Maier, Leer y dormir, Minúscula, Páginas: 176, 12€
Leer y dormir trata de los placeres del ocio y del universo polvoriento de la lectura, que recorre por el camino más largo: pasa del ensayo a la crónica, sin olvidar la columna ni el apunte de ocasión. Es, pues, un libro errabundo y versátil que repasa algunas de las épicas domésticas a las que convendría aspirar a estas alturas del siglo: echarse una siesta en el cine, perderse en grandes librerías, recordar con alegría a los héroes de la infancia, rumiar sobre la naturaleza de los subrayados o intercambiar balbuceos con un niño al modo de un artista conceptual latinoamericano. Entre la hamaca y la biblioteca, Leer y dormir es un libro en el que extraviarse a gusto en eso que solo tienen los mejores escritores: un mundo propio.
Asiduo al viaje sedentario y atento a las condiciones de vida de las palabras con las que compone su estilo, Gonzalo Maier ha sabido recuperar gestos que la novedad literaria pareciera haber abandonado en función de una contingencia en la que puede reconocerse pero a la que nunca se entrega, como si aquello que acontece no tuviese la fuerza suficiente como para dirigir y acotar la amplitud de su mirada.
Izaskun Gracia Quintana, Lo que ruge, El transbordador, Páginas: 284 (eBook disponible) 17€
Lo que ruge. Lo desconocido. Eso es lo que nos inquieta y nos obliga a mirar por encima del hombro, y lo que estos ocho relatos tienen en común. Mientras algunos nos hacen temer los seres malignos que acechan en la espesura, los monstruos con los que compartimos nuestro día a día, los pequeños cambios en la rutina, los crueles ritos ancestrales o las medidas extremas para combatir el hambre, en otros somos testigos del desesperado intento de unos niños por mantenerse con vida, de las terribles consecuencias de perder a un hijo o del aparente nacimiento del nuevo Mesías.
Ya sea desde el realismo, desde lo fantástico o desde la ciencia ficción, estos relatos nos invitan a indagar en lo extraño y a enfrentarnos a lo oscuro que habita dentro de todos nosotros.
Luis Prados de la Escosura, El muro de Madrid, Turner, Páginas 184, 19,90€
¿Qué hubiera pasado si la Guerra Civil acaba sin un bando ganador y esa España dividida es forzada por las potencias triunfantes de la Segunda Guerra Mundial a mantenerse separada, como Alemania? Ambientada en los años cincuenta, esta historia recrea la vida en esas dos Españas: la nacional es una frágil y corrupta monarquía parlamentaria, brutal y gazmoña, vigilada por el Ejército y la Iglesia; y la otra, una dictadura comunista, con un líder supremo que ante la creciente carestía solo puede ofrecer consignas encendidas. La novela propone una lectura del presente, y su artificial discordia política, y nos advierte del riesgo de recrear las batallas del pasado. También es una historia de amor, la que viven Fermín Salvatierra, un avezado periodista que lidia con la censura en la España comunista, y Elena Arizmendi, una espía encubierta en el British Council de la España monárquica.
Rosario Villajos, La muela, Aristas Martínez, Páginas: 224, 20€
Rebeca huye de su familia, del duelo no superado por la muerte de su padre y de una madre, casi ciega, que deja a cargo de su hermana. Ahora busca su lugar en Londres, donde sobrevive con un trabajo de cincuenta horas semanales en una sucia buhardilla compartida con ratones, a base de sopas de microondas, conversaciones imaginarias con David Attenborough y su hermana al otro lado del teléfono como único soporte. Sus nuevas amistades y futuras metas resultan tan efímeras como el empeño por comunicarse en otro idioma, y su soledad se vuelve tan profunda como el hueco donde estaba su muela. ‘La muela’ es una novela perturbadora y delirante, que se lee con la intensidad con la que se admira un incendio y que destruye con el mismo material del que están hechos los sueños.
Yuri Tyniánov, La muerte del vazir-mujtar, Automática editorial, Páginas: 688, 27€
En marzo de 1828, Alexandr Griboiédov regresa a San Petersburgo tras haber negociado con éxito un tratado de paz con Persia. Allí espera la decisión del zar sobre la asignación de un nuevo destino. Sin él poder anticiparlo, será enviado de nuevo a Persia para ejercer de vazir-mujtar (ministro plenipotenciario) y asegurar, entre otros asuntos, el cumplimiento de los términos del tratado. La muerte del vazir-mujtar es un texto fundamental del formalismo ruso; una titánica novela histórica que aborda con rigor, amplitud y excepcional maestría uno de los hechos más desconocidos y brutales de la historia de la diplomacia; y un retrato vívido y dramático de los últimos meses de un personaje único en su época: el dramaturgo, poeta, diplomático y visionario Alexandr Griboiédov; coetáneo de Pushkin y autor de una de las obras más brillantes y citadas de la historia de la literatura rusa: La desgracia de ser inteligente.
A través de su figura, Yuri Tyniánov explora la compleja generación que dio lugar al fallido movimiento decembrista, la tensión entre el ímpetu creador del artista y las exigencias de la vida en sociedad, la pasión, la traición y el peso de un enorme talento encorsetado. Este fascinante texto recorre los inicios del siglo XIX, exponiendo los entresijos de la sociedad rusa de la época y trasladándonos a las antiguas rutas de la seda, al Cáucaso y a la Persia del sah y los kanes. Un viaje prodigiosamente documentado que sigue la estela del carismático Griboiédov hasta su funesto final.
Javier Echalecu, Lo malo de una isla desierta, Pre-Textos, Páginas: 152, 18€
Se sabe que muchas veces los libros más tristes son aquellos que se leen entre carcajadas. Y viceversa: hay carcajadas que, de tanta ternura, nos contagian de una tristeza suave. Pues bien, tal paradoja es la que preside esta colección de 16 cuentos que, a pesar de transcurrir en metrópolis, o quizá precisamente por ello, tiene por nombre Lo malo de una isla desierta. De algún modo, cada uno de los personajes que desfila por estas páginas se ha preguntado si no sería mejor vivir en una isla desierta. Algunos, incluso, lo han intentado. Pero, por suerte para ellos, todos han fracasado y comprendido que, en demasiadas ocasiones, nada se nos parece menos que nuestra propia vida. ¿Deberíamos reír o llorar ante un astronauta que se reclama hijo de sí mismo y que acaba defenestrado tras haber pisado el lado oculto de la Luna? ¿Y ante un androide con un sistema operativo pasado de moda que lucha por olvidar un viejo amor y decide viajar a la otra punta de la galaxia? ¿Deberíamos lamentarnos o regocijarnos si el final del mundo acontece en la última tarde del verano y, por tanto, nos quedamos a vivir en unas vacaciones perpetuas?
Alejado de los planteamientos narrativos más clásicos, con un aire levemente existencialista, Lo malo de una isla desierta reúne lenguajes y atmósferas a las que no falta una pizca de lirismo y otra de surrealismo. Su lectura insinúa que el único camino posible –el único que podemos tomar en serio– es el de la ironía y del humor. Puestos a perder el tiempo, parece decirnos, perdámoslo en una búsqueda que merezca la pena: busquemos el sur del Polo Sur.
Manuel Arroyo-Stephens, Mexicana, Acantilado, Páginas: 112, 12€
Mexicana es el homenaje personalísimo, ameno y original de Manuel Arroyo-Stephens a México y a su abrumadora capital, a su pasado y su presente, a sus sabores, olores y colores, a sus cielos, tierras y mares, y sobre todo a sus personajes, propios y adoptivos, con quienes el autor tuvo la suerte de cruzarse durante los años que vivió entre México y España. En este texto a caballo entre las memorias, la crónica y el dietario, el lector descubrirá a un narrador capaz de recrear con extraordinaria vivacidad no sólo el habla y la idiosincrasia de los chilangos (los orgullosos habitantes del Distrito Federal), sino todo el desconcierto y la fascinación que producen en el forastero los episodios con los que México parece dispuesto a retenerlo una y otra vez.
Tim Gautreaux, Todo lo que vale, La Huerta Grande, Páginas: 256, 19€
Tim Gautreaux vuelve a sorprendernos con esta nueva serie de relatos publicados originalmente en Atlantic Magazine y recopilados más tarde en el libro Welding with children que da título al primer relato. Todo lo que vale son pequen as piezas maestras llenas de humor y de ternura que narran las vidas anónimas de los entrañables personajes que componen el tejido social y emocional del entorno rural de Luisiana.
Philipp Mainländer, Rupertine del Fino, Guillermo Escolar, Páginas: 160, 15€
Por primera vez se traduce al español la novela corta Rupertine del Fino, escrita por el filósofo alemán Philipp Mainländer poco antes de sucidarse en 1876. Ambientada entre Alemania e Italia, constituye una de las mejores muestras de literatura decadentista de la segunda mitad del siglo xix, y sus apasionados personajes representan con gran eficacia los dos polos en torno a los cuales gira el pensamiento profundamente pesimista de este destacado seguidor de Schopenhauer: la dionisíaca voluntad de vivir y una resignada renuncia a la vida. Pocas obras consiguen conjugar literatura y filosofía como esta nouvelle, rebosante de sombrío romanticismo, que se publicó por entregas en 1899 en el Allgemeine Zeitung de Múnich, y cuyo contenido anticipa La muerte en Venecia de Thomas Mann, quien pudo leerla cuando residía en la capital bávara, mientras estudiaba a Nietzsche y Schopenhauer y trabajaba en la redacción de Los Buddenbrook.
Marie von Ebner-Eschenbach, El chico de la comunidad, Funambulista, Páginas: 352, 19€
La llegada de la familia Holub a la comunidad de Kunovic altera la paz en la vida de los vecinos. Tras un altercado y la consiguiente expulsión de los recién llegados, encuentran asesinado al párroco de la aldea. En el rápido proceso que tiene lugar, el marido, un borracho violento, es condenado a muerte, y la mujer, que no niega su participación en el crimen, es mandada a la cárcel. Pero ¿qué hacer con los dos niños de la pareja?, se preguntan los habitantes de la aldea. La terrateniente de la zona decide hacerse cargo de la pequeña y dulce Milada, mientras que de Pavel, el hijo mayor, nadie quiere saber nada. Apoyado solo por el profesor de la escuela, el impetuoso muchacho intenta ganarse un lugar en la comunidad, pero es condenado para siempre a ser víctima de los prejuicios de la sociedad, que rechaza continuamente sus esfuerzos y lo obliga a luchar interiormente entre la aceptación de su destino y el deseo de cambiarlo. El chico de la comunidad, publicada en 1887 y hasta ahora inédita en español, es sin duda la obra principal de la gran novelista austriaca Marie von Ebner-Eschenbach, y trata magistralmente el tema de la formación del individuo, mediante una aguda y amarga crítica social.
Asli Erdogan, El edificio de piedra, Armaenia, Páginas: 170, 20€
Tres historias interconectadas muestran a mujeres cuyas vidas han sido interrumpidas por fuerzas más allá de su control. El exilio, las enfermedades graves o el encarcelamiento de la persona amada son enfrentados con resiliencia, fuerza y audacia, aunque no se pueda deshacer lo que el destino ha forjado. Estos relatos atmosféricos e introspectivos culminan en una novela experimental de múltiples voces, donde el «edificio de piedra» es una metáfora de las diversas instituciones opresivas (prisiones, jefaturas de policía, hospitales y asilos psiquiátricos) que dominan la vida de todos estos personajes. Aquí se ofrece una destilación literaria de la alienación, la impotencia y la furia controlada del exilio y el encarcelamiento, tanto físicos como mentales, que son presentados en una serie de retratos luminosos, conmovedores, de vidas atrapadas por las estructuras de poder. «Asli Erdogan es una escritora excepcionalmente perceptiva y sensible que siempre produce textos literarios perfectos», Orhan Pamuk, premio Nobel de Literatura.
Rosa Huertas, El tiempo que nos robaron, Silonia-Tres Hermanas, Páginas: 184, 16€
¿Pueden acompañarnos en la soledad quienes se fueron demasiado pronto? Durante los largos meses del confinamiento, la narradora ahonda en los recuerdos para escapar de la soledad y la incertidumbre. La sombra de Elena, su mejor amiga fallecida diez años atrás, vaga por la casa y parece leer lo que escribe por encima de su hombro. Ellas dos vivieron una infancia y una adolescencia grises y llenas de normas, robadas, como el tiempo del encierro. Sus vidas paralelas regresan para aplacar el miedo, sacar la rabia y reconciliarse con el pasado. Mientras habla con ella, la vida continúa fuera: la primavera y la amistad se cuelan por la ventana para vencer la angustia de los largos días de reclusión.
Tatiana Tîbuleac, El jardín de vidrio, Traductora: Marian Ochoa de Eribe, Impedimenta, (29 marzo) 22,80€
Moldavia en los años más grises del comunismo. La anciana Tamara Pavlovna rescata a la pequeña Lastotchka de un orfanato. Lo que en principio puede parecer un acto de piedad esconde una realidad terrorífica. Lastotchka ha sido comprada como esclava, para ser explotada durante casi una década recolectando botellas por la calle. Aprender a sobrevivir robando y mendigando, rechazando las solicitudes de hombres demasiado insistentes, en un ambiente de violencia y miseria. Basada en la propia historia familiar de la autora, El jardín de vidrio es, ante todo, un ejercicio de exorcismo doméstico, una carta imaginada por una niña hacia sus padres desconocidos donde el dolor a causa de su abandono, el desamor y la ausencia de ternura y emoción se muestran como heridas que quizá nunca lleguen a cicatrizar del todo. La falta de piedad del mejor Dickens y la escritura caleidoscópica de Agota Kristoff hacen de esta segunda novela de Tatiana Tîbuleac una tragedia tan cruel y compasiva como reveladora de aquello que nos depara el destino y su belleza.
Mori Ogai, Juventud, Traductores: Akira Sugiyama y Sally Battan, Satori, (29 marzo) 23€
Un joven provinciano de familia acomodada acaba de llegar a Tokio para cumplir su sueño de ser escritor. En su maleta trae un montón de ideas aprendidas en los libros y una concepción de lo que ha de ser la vida de un artista digno de tal nombre. Pero todos estos ideales de juventud pronto se irán diluyendo al entrar en contacto con la realidad de los círculos intelectuales del momento y con las tentaciones de la vida bohemia en la gran ciudad.
Concebida a modo de novela de aprendizaje, esta obra excepcional construye el retrato fascinante de un joven sensible e idealista enfrentado a su propia incapacidad para ser fiel a sus ideales, desbaratados por la presencia de tres mujeres que lo pondrán a prueba: una viuda millonaria y fatal, una cándida adolescente y una joven geisha.
Juventud nos ayuda a comprender la cotidianidad íntima de una juventud desconcertada, que fue protagonista de un cambio de época y de mentalidad, y que nos recuerda a la juventud occidental de hoy en día, de nuevo, puente entre dos mundos.
La inmensa estatura de Ingmar Bergman como cineasta ha eclipsado demasiado a menudo su también inmensa importancia como escritor. En la primera entrega de su «trilogía familiar», Bergman reconstruye, a partir de fotografías, especulaciones y frases dichas a media voz, los primero años de la turbulenta relación de sus padres. Una relación enferma, llena de epifanías y decepciones, herida por los prejuicios y el hostigamiento familiar, si no por el mismo impulso que la hizo nacer. Concebido como un epílogo al filme Fanny y Alexander y convertido en serie de televisión y largometraje por Bille August como Las mejores intenciones (ganador, a su vez, de la Palma de Oro en Cannes), La buena voluntad es quizá el título más importante de la obra de Bergman como escritor. La cercanía sentimental del autor con lo narrado y el peso de los protagonistas en la formación de su propia sensibilidad convierten esta novela en la más íntima de sus indagaciones en las pasiones humanas, un rotundo testimonio de la conducta de hombres y mujeres que Bergman aprovecha para revisar y fijar la nómina completa de sus obsesiones: la incomunicación, los secretos, la mentira, la culpa, las relaciones de poder en el seno de la familia, el vértigo sexual, la convivencia en pareja, la esperanza (o la fe) y su pérdida. Y el rencor, como incesante y mórbido baile de máscaras.
Patrick Taylor, Aventuras de un médico rural en Irlanda, Traductora: Raquel Bahamonde Barreiro, Ediciones del viento, (29 marzo) 22€
El joven Barry Laverty, con su flamante título de médico bajo el brazo, se incorpora en la aldea de Ballybucklebo, en el Ulster, a su primer destino en la consulta del doctor Fingal Flahertie O’Reilly, un veterano grandullón que en su juventud había servido como médico de la armada y practicado el boxeo, y que ejerce la medicina de una manera poco ortodoxa. El pueblo está habitado por una galería de personajes peculiares que irán desfilando por la consulta con sus problemas de salud, pero también acarreando sus locuras y sus circunstancias. Entre tanto, ambos médicos son atendidos por la señora Kincaid, que se ocupa de la casa y mantiene, con amabilidad y con firmeza, el orden en la vida de ambos solteros. Y mientras tanto, las dudas del joven doctor Laverty sobre su vocación se van poco a poco despejando.
Fernando de Villena, Los nueve círculos, Carena, (29 marzo) 16€
Con su ágil y cuidadísimo estilo, Fernando de Villena refleja en Los nueve círculos las transformaciones que van teniendo lugar en la sociedad española, en una ciudad de provincias y en las vidas de los protagonistas –un hombre y una mujer de distintas clases sociales– a través de las últimas siete décadas. Lampedusa escribió: «Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie», y Fernando de Villena sabe muy bien que, aunque los decorados varíen según las épocas, la condición humana es inmutable.
Novela gráfica
Carlos Reyes y Rodrigo Elgueta, Selk’nam, Oveja Roja, (29 marzo) 16€
Entre finales del siglo XIX y principios del XX la extensión del capitalismo occidental hasta el extremo sur del continente americano resultó en el injustificable exterminio del pueblo selk’nam, uno de los pueblos originarios de la Patagonia
En esta obra documental Carlos Reyes y Rodrigo Elgueta se sirven de los recursos narrativos y expresivos del cómic para contrarrestar la precariedad y parcialidad de las fuentes históricas disponibles para acercarse a la historia, los mitos y la cultura de los selk’nam. Así, a lo largo de las páginas que siguen les vemos hacerse partícipes de un relato donde se codean, en diferentes registros gráficos, con antropólogos, con algunos de los primeros viajeros occidentales en describir el extremo sur americano, con artistas que han rescatado el legado cultural selk’nam e incluso con un curioso dibujante que huye al sur en busca de una pieza desconocida de su estar en el mundo.
Álvaro Ortiz, PRDRO y MAILI, Astiberri, (29 marzo) 14€
PRDRO es el presidente de España. MAILI es una cantante de éxito internacional. Juntos van a vivir una aventura en la que el turismo gastronómico convivirá con el turismo de sucesos, y todo ello acompañado por mutantes, culos peludos y paradojas temporales. ¿Algo más? Sí: la historia transcurre en mitad de una crisis global provocada por una pandemia mundial. PRDRO y MAILI recopila el webcómic que Álvaro Ortiz publicó en sus redes sociales entre junio y diciembre de 2020, una continuación espiritual de El Murciélago sale a por birras (¡Caramba!, 2020) que retrata con humor muchas de las situaciones y los personajes de actualidad de los últimos meses.
Ensayo
Donatella Di Cesare, El tiempo de la revuelta, Traductor: Juan González-Castelao, Siglo XXI, (eBook disponible) Páginas: 136, 14€
Marginada por la reflexión, presentada por los medios de comunicación como un evento caótico y escurridizo, la revuelta es un tema incandescente en el escenario global. Aunque se encienda, se apague, se vuelva a propagar, la revuelta no es un evento efímero, sino que es una transición anárquica que se produce en el proceso de liberación de la arquitectura política. A través de la revuelta podemos vislumbrar lo que sucede «afuera», más allá del orden estatocéntrico, en torno a las protegidas fronteras del espacio público; podemos abrir brechas, cuestionar el statu quo, denunciar la injusticia, cuestionar «lo dado».
En este elogio de la revuelta, Donatella Di Cesare aborda sus diversos aspectos políticos y filosóficos, ofrece una interpretación política de la máscara, del ocultar el rostro para mostrarse un sujeto, y el desafío que supone para el Estado y la economía desencarnada. La prestigiosa filósofa revela en El tiempo de la revuelta las enormes asimetrías sociales, pone al descubierto la disparidad de fuerzas que configuran los límites de la polis, denuncia la vigilancia planetaria y se pregunta por los fenómenos «afuera» del Estado, por la revolución perdida y por la resistencia.
Silvia Adela Kohan, Aprende de los maestros, Alba, Páginas: 256, 18€
Fijarse, detenerse y aprender de los textos de los grandes maestros de la literatura puede resultar un método eficaz para sacar al escritor que llevas dentro. Silvia Adela Kohan propone aplicar el método de la reescritura literaria, es decir, «copiar» los textos de grandes autores como Antón P. Chéjov, Émile Zola, Gustave Flaubert, Haruki Murakami, Dorothy Parker, Patricia Highsmith con el objetivo de encontrar la voz y el estilo propios. Aprende de los maestros revela (con ejemplos claros) las claves para «apropiarse» de los mejores mecanismos, recursos, estrategias de cada escritor o escritora a partir de los aspectos literarios que domina cada uno. Asimismo, propone ejercicios específicos en un apartado para cuentistas y novelistas y, otros, para poetas.
Mark Twain, Contra la religión, Trama, Páginas: 80, 13€
«Contra la religión» reúne varios textos breves, de los considerados malditos, dictados por Mark Twain en 1906 y publicados años después de su muerte, pues su hija Clara siempre se opuso a ello. En 1963, ya vieja y enferma, aceptó que se publicaran junto a otros textos inéditos de su padre. Son estos unos escritos apasionados sobre la naturaleza y el carácter de Dios, la sinrazón y la «pobreza inventiva» de la Biblia. Mark Twain no duda en afirmar: los actos de Dios revelan su naturaleza «injusta, avarienta, despiadada y vengativa »; la creación del Infierno es «su prodigioso crimen»; «detestaríamos y denunciaríamos a un padre terrenal que infligiera a su hijo la milésima parte de los dolores y miserias que Él dispensa a sus hijos cada día».
José Ramón López García, Frente al signo infinito, Visor, Páginas: 370, 22€
La Guerra Civil española cambió los términos con los que Pablo Picasso había sido evaluado hasta ese momento. Tras la presentación en 1937 de Guernica en el Pabellón Español de la Exposición Internacional de París, a su indiscutible lugar en la cúspide del arte universal se sumó su condición de icono internacional de la España republicana. En las décadas siguientes, después de su sonado ingreso en octubre de 1944 en el Partido Comunista Francés, Picasso acumuló uno de los capitales simbólicos más relevantes en las culturas del exilio republicano, solo comparable al de figuras como Miguel de Cervantes, Federico García Lorca y Antonio Machado. De este modo, su figura y su arte pasaron a convertirse en referentes para todos aquellos exiliados que buscaban legitimar tanto su compromiso político como su libertad creadora.
Frente al signo infinito. Pablo Picasso y los poetas del exilio republicano de 1939 parte de una reivindicación del arte picassiano como un signo que, conscientemente político, propuso una tercera vía que rompió con la interpretación del arte moderno impuesta por el binarismo de la Guerra Fría. Para ello se abordan las fructíferas relaciones entre su arte y las cosmovisiones de muchos poetas exiliados. Un itinerario jalonado por algunos de los nombres más relevantes de nuestra literatura exiliada, como Rafael Alberti, Max Aub, José Bergamín, Jorge Guillén, Juan Ramón Jiménez, Juan Larrea, León Felipe, Jorge Semprún, María Zambrano?, pero también por otros muchos que, pese a su calidad literaria, son menos conocidos, como Antonio Aparicio, Eugenio F. Granell, Juan Rejano, Arturo Serrano Plaja o Lorenzo Varela.
El 10 de marzo de 1939 se inauguró en París la exposición Mexique. La obra de Frida Kahlo protagonizó la muestra al ser promovida por André Breton, que la describió como un listón alrededor de una bomba. Para entonces Frida llevaba casi dos meses en la capital francesa, el tiempo suficiente para conocer de primera mano los círculos intelectuales de la ciudad, hacer nuevas amistades, consolidar algunas anteriores y avanzar en el proceso de ruptura con otras muchas. Aquí se reconstruyen, a través de los testimonios en primera persona y de la correspondencia entre sus protagonistas, las vivencias de la artista mexicana durante su estancia en París; experiencias que determinaron las relaciones con sus coetáneos, su obra pictórica y el reconocimiento futuro, nacional e internacional, de Frida como artista.
Immanuel Kant, La cuestión de las razas, Abada, Páginas: 248, 18€
El presente libro ofrece por primera vez de manera conjunta en castellano los tres textos en los que Kant desarrolló su concepción sobre las razas humanas, junto con un artículo de Georg Forster que discute la posición kantiana. Kant defiende una teoría raciológica o racial en el marco de su comprensión teórica de la naturaleza humana, aunque la dimensión práctica o moral de esta propuesta se encuentra presente como telón de fondo, lo cual sale a relucir en la disputa con Forster. Este debate entre los dos pensadores alemanes se inscribe en una amplia discusión sobre la naturaleza humana, sus identidades y sus diferencias, que nace precisamente en la Europa de finales del siglo XVIII y llega hasta nuestros días.
Serge Bouchard, La época de los mamuts lanudos, Pepitas de calabaza, Páginas: 272, 22,90€
La época de los mamuts lanudos, libro de madurez del antropólogo, locutor de radio y ensayista Serge Bouchard, amante del norte de Canadá y de la región de Quebec y de los pueblos indígenas que lo habitan, se compone de veinticinco ensayos en los que el autor desgrana las preocupaciones más notorias de su pensamiento: la historia de su país, el lugar predominante de la tecnología en nuestras vidas, la infancia y el paso del tiempo, los rituales de la muerte o nuestra peculiar y casi inexistente relación con el entorno. El nomadismo como actitud vital y filosófica reivindicada por el autor quebequés, el amor a los grandes espacios y a la naturaleza, y un profundo sentido de la libertad impregnan todos y cada uno de los textos aquí reunidos. Y es esta simbiosis tan lograda entre el antropólogo y el poeta, entre el científico y el hombre de carne y hueso, entre el ecologismo y el humanismo, lo que hace que este delicioso ensayo, heredero de la mejor tradición norteamericana (Emerson, Thoreau, Muir, Snyder) y francesa (Montaigne, Camus, Jankélévitch), conquiste como lo hace a los lectores.
Karl Polanyi, La esencia del fascismo, Guillermo Escolar, Páginas: 120, 10€
Los textos aquí reunidos se dirigen, como casi toda la obra de Polanyi, contra un único enemigo, solo que proteico y disfrazado bajo numerosos rostros, el orden del capitalismo. La idea que subyace a ellos es que al apabullante dominio del mercado en cada uno de los rincones de la vida social le va de suyo la deshumanización del hombre y, junto con ello, la disolución de cualquier institución verdaderamente democrática que pueda resistir su dominio. En este sentido, hay algo más que una afinidad electiva entre el capitalismo y el fascismo: el fascismo es para Polanyi un programa político encaminado a salvaguardar, cueste lo que cueste, el orden social del capital. Para cumplir con su objetivo, la coalición del capitalismo con el fascismo persigue descuajar las raíces cristianas que sustentan la vida humana. Polanyi desenmascara la ideología capitalista, que hace pasar como naturales ciertas relaciones sociales que son solo privativas suyas. Sin embargo, tan naturales no deben ser estas relaciones a la vista de que el orden capitalista con frecuencia ha recurrido al fascismo, a los poderes más sanguinarios de la tierra, para salvaguardarlas.
Jose Manuel Nieto Soria, Las crisis Trastámara en Castilla, Sílex, Páginas: 370, 23€
Ha sido un criterio de análisis predominante en la historiografía contraponer modelos pactistas y modelos autoritarios para referirse a los sistemas políticos presentes en las monarquías occidentales a fines del medievo. Sin embargo, las investigaciones más recientes han tendido a poner el acento en lo que sería una situación mixta, en la que esa dicotomía tendría escasa eficacia explicativa. En la línea de estas últimas, en este libro se trata de abordar la relevante actividad pactista que se observa en la Castilla Trastámara, estableciendo una relación directa entre pacto y conflicto político, sobre todo desde la perspectiva de la gobernabilidad general del reino, sin obviar la presencia de los micropactos locales, sin que ello entre en contradicción con la deriva absolutista.
Maxi Nieto, Marx y el comunismo en la era digital, Maia, Páginas: 176, 11€
¿Cómo es posible que el continuo desarrollo científico-técnico logrado por la humanidad conviva con el aumento de la desigualdad, la pérdida de derechos, crisis cada vez más graves, guerras imperiales o con la destrucción medioambiental? ¿Se trata de simples fallos de gestión o la causa real se localiza en la forma capitalista de organización de la economía, basada en el mercado, la propiedad privada de los medios de producción y la explotación del trabajo? Si fuese lo segundo, ¿sería realmente viable y eficiente una economía democrática post-capitalista? ¿Qué pasó en la URSS? ¿Qué posibilidades abren para un proyecto de emancipación social los grandes avances en las tecnologías de la información y la comunicación? ¿Será el ciber-comunismo –la planificación económica asistida por ordenadores– esa alternativa? Pero ¿acaso no sería este proyecto una siniestra «economía algorítmica» o un «gobierno por algoritmos», como en ocasiones se sospecha? ¿Se trataría de que un «superordenador» o una «inteligencia artificial central» pretendiese adivinar las preferencias y deseos de los individuos, prever el futuro y programar la vida social, como denuncian algunos?
A tratar de responder todas estas preguntas reivindicando la vigencia del pensamiento de Marx está dedicado el presente libro, concebido como un texto introductorio que contribuya al debate sobre las alternativas al sistema capitalista. En sus páginas se esbozan los fundamentos económicos, institucionales y tecnológicos que serían necesarios para construir un modelo de economía comunista planificada, viable y eficiente, capaz de dar respuesta a la crisis eco-social global en curso.
¿Cuál es el origen de las ideas de un artista? ¿Qué mecanismos detonan su inspiración? En Arboretum, David Byrne, uno de los artistas más polifacéticos y talentosos de nuestro tiempo, sintetiza en dibujos y diagramas unos «mapas mentales de territorios imaginarios» que representan la manera en que trabaja su mente, tanto en su faceta de creador como en la de pensador.
Byrne traza estos diagramas a partir de un sistema lógico muy personal que podría denominarse «lógica irracional» –la aplicación de formas y rigor científicos a premisas básicamente irracionales–, lo cual le permite establecer conexiones desconocidas y acceder a sentidos nuevos y sorprendentes. El resultado es un fascinante viaje que recorre, con humor, clarividencia y poesía, una centena de temas, desde los orígenes de la filosofía hasta una taxonomía de alimentos con que acompañar el primer café de la mañana, pasando por corrientes artísticas, formas de besar, una paleta de color de las emociones humanas o conexiones entre géneros musicales.
Arboretum nos ofrece la oportunidad de adentrarnos en la enigmática y heterogénea mente de Byrne, y a la vez nos muestra que existen infinitas maneras de organizar nuestras experiencias mentales y emocionales, y que, en última instancia, la forma en la que decidamos explorar nuestro paso por el mundo depende de nuestra creatividad y no de una serie preestablecida de normas.
Rachel Bespaloff, El mundo del condenado a muerte, Traductor: Manuel Arranz, Hermida Editores, (29 marzo) 14,90€
El mundo del condenado a muerte es el último texto que escribió la injustamente olvidada Rachel Bespaloff. Texto póstumo, publicado originalmente en el n.º 163 de enero de 1950 de Esprit, la prestigiosa revista fundada y dirigida por Emmanuel Mounier, es un certero análisis de la obra de Albert Camus, particularmente de El extranjero, La peste, Calígula, El malentendido y El mito de Sísifo, además de una brillante síntesis de su propio pensamiento crítico y existencial. Bespaloff, en un mundo que se derrumbaba sin que al parecer nadie pudiera evitarlo, un mundo tan parecido al nuestro de hoy, sigue fiel a sus principios, a su búsqueda obstinada de la verdad, fiel a la causa de la libertad y la justicia, como lo fue Camus, para quien por encima de todo estaban los hombres y las mujeres que viven y sufren, la justicia y la firme determinación de luchar por ella.
Bespaloff vuelve a sus temas de siempre, que son también los temas de Camus: la rebeldía, la ética, el absurdo, el destino, la violencia, el mal, el compromiso, el amor al prójimo, temas que marcaron su existencia, pues Rachel Bespaloff no concebía la filosofía separada de la vida. En El mundo del condenado a muerte, Bespaloff hace suya la pregunta que obsesionaba a Camus: ¿qué es lo que sostiene al hombre en un mundo sin pasado ni futuro y cuyo presente se desmorona? ¿Es suficiente con vivir? Bespaloff, a propósito de Calígula, escribe: «Aquí no hay más que un culpable, y ese culpable es la vida; o, más exactamente, el mal consiste en que no hay pecado». Y más adelante, hablando de El mito de Sísifo y de la libertad, de ese «simulacro de libertad» del que gozamos, vuelve a citar a Camus: «El individuo nada puede, y no obstante lo puede todo».
Otras lecturas
Peter Coucquyt, Bernard Lahousse y Johan Langenbick, El arte y la ciencia del foodpairing, Neo Person, Páginas: 388, 36€
El foodpairing es un método que, a partir de los aromas de los alimentos, identifica cuáles son los que mejor funcionan juntos. Basado en investigaciones científicas revolucionarias, se trata de una combinación de neurogastronomía (el modo en el que el cerebro percibe el sabor) con el análisis de las moléculas aromáticas presentes en los ingredientes.
En El arte y la ciencia del foodpairing aprenderemos por qué las combinaciones que conocemos y que nos encantan funcionan tan bien (como las fresas y el chocolate), y nos adentraremos en un mundo de maridajes exquisitos y a priori insólitos (como las fresas y el parmesano) que transformarán nuestra manera de comer. Esta obra, que contiene diez veces más combinaciones de sabores que cualquier otro título sobre el tema —además de las explicaciones científicas correspondientes—, es el mejor libro de referencia en materia de aromas y sabores y se convertirá en un clásico inmediato para todo aquel que desee practicar el arte del buen comer.
Aquí tienen las novedades de la semana que editan las grandes editoriales de nuestro país. Como siempre, la selección de los libros corresponde a lo que nos parece más significativo personalmente. O aquello en que nos dan mejores medios para hacer corta y pega, que es lo que se hace y lo reconocemos. Cuando se lea un libro que merezca crítica se publicará, el resto lo que dicen en notas de prensa. Otros igual se sienten cómodos con otras formas de hacer. Entre paréntesis las fechas de publicación cuando sobrepasan la semana.
Novela
Hiromi Kawakami, De pronto oigo la voz del agua, Alfaguara, (eBbook disponible) Páginas: 192, 18,90€
Un hermano y una hermana retornan a la casa de su infancia, al lugar de la felicidad, de los deseos y de los secretos prohibidos a punto de ser revelados. Los recuerdos luminosos se mezclan con los que irrumpen arrasando con todo: el tacto delicado del lino se mezcla con el tumulto que huye del ataque con gas sarín; los silencios dolorosos de la familia con el sonido de los insectos de montaña. Con la maestría casi artesanal que la caracteriza, Hiromi Kawakami vuelve a construir un mundo frágil y sensual en el que los destellos y las sombras se abrazan de manera única. Escrita tras la tragedia del terremoto y el tsunami que asolaron Japón en 2011, esta novela encarna, con todas sus contradicciones, el deseo de vivir después de la catástrofe.
Tras Gilead, En casa y Lila, Marilynne Robinson regresa al mundo de Gilead con Jack, la cuarta novela de uno de los más importantes ciclos novelísticos contemporáneos. Jack cuenta la historia de John Ames Boughton, que ya aparecía como uno de los protagonistas de En casa. Hijo pródigo del reverendo Boughton, víctima de la bebida y de su tendencia a la autodestrucción, Jack vive alejado de su familia en St. Louis, la principal ciudad de Missouri, en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Allí sobrevive con pequeños trabajos, algunos robos y con la ayuda de su hermano Teddy. Y se mueve entre el cinismo descreído y las tendencias suicidas. Pero en un encuentro fortuito conoce a Della Miles, una maestra de secundaria afroamericana, también hija de un predicador, con una mente lúcida, un espíritu generoso y una voluntad independiente. Della y Jack se enamoran en una sociedad donde impera la discriminación racial y las leyes y las costumbres dificultan los matrimonios mixtos. Profunda y conmovedora, su hermosa y tensa historia es uno de los mayores logros de Robinson.
Elena Montagud, El desván de los sueños, Grijalbo, (eBook disponible) Páginas: 496, 17,90€
A sus treinta y dos años, una nueva vida se presenta ante los ojos de Tina. No solo estrena piso e independencia, sino también un empleo en El desván de los sueños, una librería de barrio y el lugar perfecto para ella.
Pero en ocasiones, al pequeño y solitario comedor de su nuevo hogar llegan las voces de sus vecinos, sobre todo la de Diego, un joven ejecutivo a quien el destino ha puesto a cargo de un sobrino difícil obligándole a abandonar su vida anterior, pródiga en viajes y tratos millonarios. Un día, Diego conoce a Tina y enseguida comprende lo mucho que hacía que no tenía tan cerca a una mujer capaz de ilusionarlo de verdad.
También Tina siente una poderosa atracción hacia él, pero en su alma siguen abiertas aún las cicatrices de un ex marido manipulador y no está segura de querer lanzarse a algo tan frágil como el amor. ¿Acaso no es mejor protegerse, marcar distancia, convencerse de que las únicas historias románticas que acaban bien son las de las novelas que vende en El desván de los sueños?
Muriel Barbery, Una rosa sola, Traductora: Isabel González-Gallarza, Seix Barral, (eBook disponible) Páginas: 192, 18,50€
Rose, una botánica de 40 años, viaja por primera vez en su vida a Japón para conocer el testamento de su padre, un hombre al que nunca conoció. Solitaria y distante, con el paso de los años se ha cerrado a la vida.
En Kioto es recibida en la casa tradicional de su padre y conoce a Paul, un belga de su edad que trabajó con él durante años. Rose está en tensión por toda la situación y su comportamiento es exasperante, pero pronto Paul y Rose comenzarán a reconocer sus fragilidades. Mientras Rose comprende poco a poco quién era su padre, cuánto la amaba y que se limitó a respetar el deseo de la madre de Rose de no intervenir nunca en sus vidas, descubrirá también la belleza de la cultura japonesa y se abrirá de nuevo a la alegría del amor.
Sarah Abrevaya Stein, Papeles de familia. Un viaje sefardí a través del siglo xx, Traductor: Vicente Campos, Galaxia Gutenberg, Páginas: 336, 22,90€
Durante siglos, la bulliciosa ciudad portuaria de Salónica fue el hogar de la extensa familia Levy. Como editores, ayudaron a narrar la modernidad tal como la experimentaban los judíos sefardíes en todo el Imperio Otomano. Las guerras del siglo xx, sin embargo, redibujaron las fronteras a su alrededor, transformando en el proceso a los Levy de otomanos a griegos. Los miembros de la familia pronto se trasladaron a través de fronteras y hemisferios, extendiendo la diáspora familiar desde Grecia hasta Europa Occidental, Israel, Brasil e India. Con el tiempo, el Holocausto casi destruyó al clan, erradicando ramas enteras del árbol genealógico. En Papeles de familia, la galardonada historiadora sefardí Sarah Abrevaya Stein usa la correspondencia de la familia para contar la historia de su viaje por el mundo a través de un siglo. Escribieron para compartir el dolor y revelar secretos, proponer matrimonio y planificar el divorcio, para mantener la conexión. Se escribieron porque eran familia. Y años después de que se deshilacharan, Stein descubre que lo que permanece imperturbable es el frágil tejido que una vez los mantuvo unidos: ni sangre ni creencia, sino papeles. Con meticulosa investigación y cuidado, Stein usa las cartas de los Levy para contar no sólo su historia, sino también la historia de los judíos sefardíes en el siglo xx.
Oscar Tusquets Blanca, Vivir no es tan divertido, y envejecer, un coñazo, Anagrama, (eBook disponible) Páginas: 200, 17,90€
Oscar Tusquets estaba escribiendo un libro «sobre el coñazo de envejecer y la aceptación de morir» cuando estalló la pandemia y, claro, no pudo resistir la tentación de incluir ahí algunas de sus reflexiones, siempre perspicaces y políticamente incorrectas, sobre la obsesión por prohibir de los gobiernos, sobre el atentado estético de las mascarillas, contra las teorías conspirativas de quienes sostienen que el virus se creó en un laboratorio o contra los apocalípticos y buenistas discursos ecologistas.
Tras llegar a la conclusión de que de la pandemia saldremos más tontos, volvemos al tema del libro, un «panfleto riguroso pero desenfadado de un superviviente» a punto de cumplir los ochenta. Un superviviente que se lanza a un ágil recorrido autobiográfico al ritmo de «me acuerdo de…»–como en el I remember de Joe Brainard y el Je me souviens de Perec– y por ahí asoma desde una Barcelona ya desaparecida hasta el primer encuentro con Dalí, con Amanda Lear de fondo, pasando por un temprano viaje a Italia lleno de peripecias o por evocaciones del mundillo de los arquitectos barceloneses.
Siguen agudas y no siempre cómodas reflexiones sobre el envejecimiento, sobre sus renuncias (los sentidos que van fallando, el declinar del sexo, los amigos que se van…) y el necesario aprender a morir, con cavilaciones sobre la eutanasia o el macabro negocio del cáncer en las clínicas privadas de Estados Unidos.
Sin embargo, como no podía ser de otro modo en un vitalista nato como Tusquets, el libro termina con una celebración de la vida: «Mientras nos quede algo de tiempo y un mínimo de salud no renunciemos al placer de conversar con un sabio, a la belleza de personas y obras, a risas con amigos, a acariciar un perro, a la sombra de una pérgola emparrada, a un sorbo de Chateau d’Yquem, una lonja de Joselito, un melocotón de viña… a surcar Nuestro Mar a vela.»
Cassandra Tipp, excéntrica escritora de novelas románticas, ha desaparecido y ha dejado una gran fortuna y un misterioso manuscrito. La policía supone que se trata de un homicidio. Sin embargo, los habitantes del pequeño pueblo en el que vivía no están seguros de su muerte. Aunque resultara absuelta, nadie ha olvidado el juicio por el sobrecogedor asesinato de su marido. Siguiendo las instrucciones del testamento, sus sobrinos, Penelope y Janus, acuden a su mansión en busca de respuestas. ¿Qué le sucedió a Cassie de niña en el bosque?, ¿a quién ha estado protegiendo? Y, lo más importante para ellos, ¿cómo pueden acceder a su fortuna?
Edurne Portela, Los ojos cerrados, Galaxia Gutenberg, Páginas: 208, 17€
Los ojos cerrados es una novela de un solo lugar, un pueblo que podría tener cualquier nombre y que por eso se llama Pueblo Chico. Pueblo Chico está anclado en una sierra agreste que a veces se cubre de niebla, otras de nieve, una sierra en la que a veces se pierden los animales, desaparecen las personas. En el pueblo vive Pedro, el anciano protagonista de esta novela, depositario de secretos que rodean a la violencia que ha atravesado el lugar durante décadas. Cuando Ariadna llega a Pueblo Chico por motivos al principio poco claros, Pedro la observa y vigila, mientras Ariadna va desvelando su propia vinculación con la historia silenciada del lugar. El encuentro entre pasado y presente, entre Pedro y Ariadna, da pie a una novela en la que Edurne Portela indaga sobre una violencia que si bien trastoca para siempre la vida de los personajes, genera la posibilidad de crear un espacio de convivencia y solidaridad.
Un pleno municipal en el que los vecinos deciden el tiempo que quieren que haga el próximo año, un menú degustación que cuesta mil cien euros por persona y que tiene una mortal sorpresa reservada para los comensales, el extraño caso de un selecto grupo de personas que quieren contraer el coronavirus directamente de alguien cercano y elegido por ellas o una agencia holandesa que se dedica a promocionar el intercambio de vidas, son ejemplos de los 21 relatos de este nuevo libro de Sardà, donde el humor, el absurdo y lo estrambótico recorren cada una de sus páginas.
Juan Manuel Gil, Trigo limpio, Seix Barral, (eBook disponible) Páginas: 392, 20€
Veinticinco años después de protagonizar una gamberrada que marcará el transcurso de la vida de un grupo de amigos, el narrador sin nombre de esta novela recibe un mensaje de Simón, un miembro de la pandilla que desapareció un buen día sin dejar rastro, con una propuesta inesperada: ¿por qué no escribes sobre nosotros?, ¿sobre lo que nos sucedió?
Como una falsa novela de detectives, Trigo limpio sigue los pasos de un escritor dispuesto a cualquier cosa para darle forma a la novela perfecta mientras investiga sobre un pasado que poco se parece a lo que recuerda de su infancia perdida en un barrio periférico. Un juego literario en el que el lector está invitado a conectar las piezas de un hábil rompecabezas.
Armado con un inteligente sentido del humor y dispuesto a saltarse todas las fronteras entre la realidad y la ficción, Juan Manuel Gil ha obtenido el Premio Biblioteca Breve 2021 con este lúcido homenaje al poder universal de contar historias y al refugio que supone la lectura.
Novela gráfica
Juan Padrón, Mi vida en Cuba, Reservoir Books, (eBook disponible) Páginas: 256, 19,90€
Juan Padrón, el mítico creador de Elpidio Valdés y Vampiros en la Habana, empezó en 2017 a dibujar su vida, atravesada por el siglo XX: la llegada a Cuba de sus antepasados españoles, el imperialismo de EE.UU., la Revolución, los estragos de la Guerra Fría, el paraguas de la Unión Soviética… Componen su relato una gran variedad de historias familiares y personales que tejen a su vez una Historia en mayúscula, individual y colectiva. En todas ellas destaca su testimonio sincero, al tiempo que nos cuenta cómo desarrolló su pasión por el dibujo en una profesión en el que, probablemente, sea el país más imprevisible de Latinoamérica.
Cuando se cumple un año de la muerte de Juan Padrón, es un honor para Reservoir Books publicar su último trabajo, que lo sitúa directamente en el olimpo de los grandes historietistas que contaron su juventud en viñetas.
Después de aguardar pacientemente en una cola, un hombre común y corriente se presenta como el mismísimo Dios. No tiene hogar, ni pasaporte, ni acreditación alguna como ciudadano, pero unos cuantos prodigios invitan a creerle, así que este enigma metafísico «en persona» muy pronto desencadena una tormenta mediática. Pasado ese primer momento de estupor, sin embargo, la algarabía dará paso a un juicio gigantesco contra ese «culpable universal». Confrontando a su Dios con ciertas lacras de nuestro tiempo -los reality shows, la publicidad, la mercadotecnia-, y echando mano de un humor ácido y absurdo, Matthieu construye una fábula filosófica y moral que nos invita a reflexionar acerca de algunos de los conceptos más arraigados y nocivos de nuestra sociedad.
Ensayo
Juan Soto Ivars, La casa del ahorcado, Debate, (eBbook disponible) 19,90€
¿Cómo podemos defender el pensamiento individual ante el exceso de líneas rojas?
Los proyectos comunes que han sostenido las sociedades democráticas occidentales parecen rotos. Ni siquiera una pandemia global logra hacernos comprender que los grandes retos requieren respuestas colectivas. Sometidos a las reglas del identitarismo, una polarización extrema ha dado lugar al narcisismo tribal y al ensimismamiento autorreferencial. Colectivos erotizados por su propia identidad y hostiles al resto, victimistas profesionales y nacionalistas excluyentes dominan un panorama donde parece justificable eliminar los derechos de las personas en pos de una causa mayor.
La casa del ahorcado es un demoledor y controvertido ensayo que observa los efectos de la cultura del sentimentalismo en la libertad de expresión y analiza algunas de las manifestaciones más alarmantes de nuestro retroceso hacia la tribu. Con mirada antropológica, pero sin intención académica, Soto Ivars nos ofrece un recorrido por diversos casos contemporáneos de retorno al tabú, el horror sacro, el chivo expiatorio, la herejía y el castigo ritual, y propone la restauración del concepto de ciudadanía como única salida a la guerra civil de las identidades.
«Comparto con las almas puras la idea de que nadie con un mínimo de sensibilidad mencionaría la soga en la casa del ahorcado, pero como veremos en las próximas páginas, nos enfrentamos a un problema enorme: en un mundo global e hipercomunicado la casa del ahorcado no tiene paredes, ni puerta por la que escapar, abarca el mundo entero sin dejar un resquicio para la libertad.»
Kant confronta su pensamiento con el de Aristóteles en cuestiones fundamentales. Aunque elogia al Estagirita, el examen de sus doctrinas le lleva a resultados cuando menos sorprendentes. Juzga que la formulación que ofrece Aristóteles del principio de contradicción es en el fondo «contraria a la intención misma del principio». Califica de «falsa sutileza» la doctrina aristotélica de las figuras del silogismo. Considera que el elenco de categorías que nos ha legado el filósofo griego como parte esencial de su metafísica resulta, por su carencia de orden y sus deficiencias, «completamente inútil». Y rechaza, en fin, incluir el principio del «justo medio», por el que los antiguos otorgaron a Aristóteles el título de filósofo moral por excelencia, en la clasificación de los principios supremos de la moralidad, al entender que solo ofrece «una sabiduría insípida». ¿Qué razones mueven a Kant en cada caso a juzgar tan duramente estas enseñanzas de Aristóteles? ¿Son justos los juicios de Kant sobre el filósofo del Liceo? Responder a estas cuestiones es el objeto de este libro, que quiere así llenar en alguna medida una llamativa laguna en el inabarcable número de trabajos que se ocupan de la filosofía kantiana.
Ousman Umar, Desde el país de los blancos, Plaza & Janés, (eBook disponible) Páginas: 256, 16,90€
A los trece años partí desde la selva de Ghana hacia el País de los Blancos. Tras cinco años, en los que crucé el desierto y después el mar en patera, llegué a Barcelona. No imaginaba que entonces iba a empezar lo peor y, tiempo después, lo mejor. Viví en la jungla de cemento e indiferencia, dormí en la calle, pasé hambre, frío y miedo y me enfrenté al racismo.
Pero también viví la feliz acogida de mi familia catalana. Aprendí a leer y escribir, me puse a estudiar y comencé a trabajar. Incluso fui a la universidad. Pero cuanto más sabía, más interrogantes me surgían. ¿Por qué se ha congelado la montaña?, me pregunté al ver la nieve por primera vez. ¿Entonces Dios no creó el mundo en siete días?, me planteé cuando me explicaron la teoría del Big Bang. Cuando iba al supermercado no veía comida, sino una sucesión de objetos de colores vivos alineados, pero ¿dónde se podía coger una cabra?
He explorado muchos puntos de vista a lo largo de todo este tiempo: el chamanismo, el cristianismo, el islam y la ciencia. Y he aprendido que, al final, todos los seres humanos somos iguales: no hay nada más importante que el amor y disfrutar de la vida sin hacer daño a los demás. Y que el éxito no es más que una acumulación de fracasos sin perder la ilusión.
Roger Bartra, Melancolía y cultura, Anagrama, (eBook disponible) Páginas: 320, 19,90€
La melancolía, que recorre la historia del mundo hasta nuestros días, es uno de los ejes fundamentales de la cultura renacentista y barroca, e impregna las obras de autores como Shakespeare o Montaigne. Ensayistas como Panofsky, Kristeva o Starobinski la han estudiado desde diversos ángulos, pero conceden escasa o nula atención a su relevancia en el Siglo de Oro español.
Es precisamente en este periodo y escenario en el que Roger Bartra centra su atención. El resultado es este importante ensayo que muestra la melancolía como piedra fundacional de la cultura moderna y analiza su eclosión en la España del Siglo de Oro como clave para entender las espectaculares expresiones ilustradas, románticas y existenciales en la Europa de los siglos XVIII, XIX y XX. El libro es una inmersión en las enfermedades del alma barroca española, y descubre las extrañas flores que crecen de ese árbol melancólico. La mirada antropológica del autor permite, además, seguir a peregrinos y caminantes para descubrir en el Quijote las mutaciones que convirtieron el mito de la melancolía en parte esencial de la modernidad.
Víctor Méndez Baiges, La tradición de la intradición. Historias de la filosofía española entre 1843-1973, Tecnos (eBook disponible) Páginas: 568, 27€
Sanz del Río, Francisco Giner, Miguel de Unamuno, Ortega, Zubiri, García Morente, Santiago Ramírez, Rafael Calvo Serer, José Luis L. Aranguren, Julián Marías, Manuel Sacristán, Gustavo Bueno, Javier Muguerza o Fernando Savater son algunos de los nombres que transitan por las historias recogidas en este libro, las cuales transcurren en la universidad española entre la fecha de la creación de la Facultad decimonónica de Filosofía y las postrimerías del franquismo.
Puesto que el tratamiento de dichas historias subraya lo que tienen de continuidad y discontinuidad, lo que proporciona su conjunto es la vida de una tradición intelectual. No ignora esta reconstrucción que la filosofía española se siente hoy francamente separada de su pasado, al cual considera disparatado, trabado en problemas básicos o volcado en exceso hacia la cuestión nacional. Tampoco que muchos rechazarán que la tradición reconstruida sea nuestra mejor tradición filosófica, o la tradición española por excelencia. Confía, aun así, en que nadie negará que la historia que cuenta es la de unas gentes dispuestas a cumplir una misión. El tipo de cosas que deben ser contadas.
En estos días de preocupación más que justificada por una pandemia letal se oyen a menudo dos preguntas: ¿saldremos de ésta? y ¿qué habremos aprendido para el futuro? Y sí, saldremos de ésta, aunque muchos quedarán —o quedaremos— por el camino, porque todas las epidemias se han superado mal que bien. Pero lo que sucederá en el futuro dependerá en muy buena medida de cómo ejerzamos nuestra libertad, si desde un “nosotros” incluyente, o desde una fragmentación de individuos en la que los ideólogos juegan para hacerse con el poder. Es en este punto donde demostraremos que hemos aprendido algo.
Por primera vez en la historia el género humano se ve confrontado con retos universales y tiene que responder desde distintas instancias, una de ellas, la ética, porque es la que se ocupa de los fines. No basta entonces, aunque son necesarias, las normas y costumbres morales de los niveles micro de las sociedades, es necesaria, por primera vez en la historia una ética para el macronivel, que se haga cargo de los fines comunes de la humanidad: una ética cosmopolita.
Adela Cortina, catedrática de Filosofía y premio Nacional de ensayo 2015, argumenta que en estos tiempos de pandemia nos encontramos frente a una catástrofe social y económica que requiere una ética potente. No sólo la mano visible del Estado, no sólo la mano invisible de la economía sino, y muy especialmente, la mano intangible de las virtudes cívicas y de un êthos democrático que nos ayude a hacer frente a esta situación excepcional.
En Ética cosmopolita la autora propone diseñar una ética desde el sentido de la justicia, desde la indeclinable aspiración a la libertad y desde la compasión, que es el verdadero camino del corazón humano.
Thomas Rid, Desinformación y guerra política, Traductora: Yolanda Fontal Rueda, Crítica, (eBook disponible) Páginas: 552, 24,90€
Vivimos en una época de engaños. Las agencias de espionaje de todo el mundo dedican una gran cantidad de recursos a hackear, filtrar y falsificar datos, a menudo con el objetivo de minar nuestra confianza en la información y debilitar la base misma de la democracia. Thomas Rid, reconocido experto en tecnología y seguridad nacional, fue uno de los primeros en dar la voz de alarma sobre la interferencia en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016. Pero, por muy astutas que hayan llegado a ser estas medidas adoptadas por las agencias de espionaje, no son nada nuevo.
En este asombroso viaje por un siglo de guerra psicológica secreta, Rid saca a la luz algunas de las operaciones más significativas de la historia, rastrea el aumento de las filtraciones y muestra cómo los espías comenzaron a explotar la cultura emergente de Internet mucho antes del caso WikiLeaks.
Desinformación y guerra política nos conduce, como si de una visita guiada se tratara, por lo más profundo de un vasto salón de espejos, antiguos y nuevos, apuntando a un futuro de polarización diseñada, pero también nos ofrece las herramientas para superar este engaño.
Siri Hustvedt, Los espejismos de la certeza, Traductora: Aurora Echevarría Pérez, Seix Barral, (eBook disponible) Páginas: 400, 21,50€
Como novelista y académica, Siri Hustvedt siempre ha creído que ciencia y filosofía deben ir de la mano para ofrecernos respuestas sobre quiénes somos y cómo nos relacionamos con el mundo. En este nuevo ensayo dirige su ojo crítico a un viejo dilema que ha preocupado a la humanidad desde el origen de los tiempos: cómo funciona la mente y cómo se relaciona con nuestro cuerpo. Lejos de ser una cuestión ya resuelta, a menudo, las ideas y los preconceptos que tenemos sobre ambos han distorsionado y confundido el pensamiento contemporáneo.
A partir de disciplinas tan variadas como la neurociencia, la psiquiatría, la genética, la inteligencia artificial y la psicología evolutiva, Los espejismos de la certeza es un ensayo fascinante en el que Hustvedt ofrece un recorrido por los hallazgos científicos y las corrientes filosóficas que han marcado más de dos mil años de historia de la humanidad para llevarlos al límite, invitándonos, en el camino, a cuestionarnos lo que creemos saber de nosotros mismos.
¿Qué es un neoatlético? Dícese de una persona que entiende el fútbol bajo la premisa del duopolio y que se alimenta de la prensa del duopolio sin hacer un análisis real de vida futbolística. O lo que es lo mismo, es muy hincha del Atlético de Madrid a las maduras pero jamás en las duras. A las duras alaba las casi tres temporadas del vasco Aguirre y su protección de Agüero, mientras que hoy se exige poner a un imberbe andador João Félix en todos los partidos. A las duras les parecía entrenador de calidad mundial Gregorio Manzano y hoy dicen que Diego Pablo Simeone es un caduco y que hay que cambiarle.
En realidad lo que sufren es el síndrome madridista. ¿Qué es ese síndrome? Pensar que cualquier jugador de tu equipo es top mundial pese a que su rendimiento sea de segunda división B. Pensar que lo que pasa en cualquier videoconsola o juego de ordenador es fútbol de verdad. Creer que hay que ganar todos los partidos por goleada. Eso lo pueden pensar los madridistas (incluso los barcelonistas) porque a) tienen una prensa dedicada todo el día a ensalzar hasta la forma de escupir de sus jugadores, b) doblan o triplican en presupuesto al resto de equipos con los que se enfrentan, c) tienen a todo el poder político y empresarial de su lado y d) el estamento arbitral corregirá cualquier desviación que se pueda producir. La grandeza del Atlético de Madrid es luchar contra todos esos elementos y eso, en la historia del equipo, sólo se ha logrado en muy pocas ocasiones. Se vendió a parte del ala infernal para poder pagar el Calderón (Joaquín Peiró), o se vende a Hugo Sánchez para pagar mil y un deudas. El Atleti siempre ha vivido pendiente de la última letra por venir. A los demás les recalifican terrenos o les benefician sin hacerse SAD (como ha denunciado la Unión Europea).
Los neoatléticos, cuya fuente de inspiración son ciertos personajes que piden más exigencia al entrenador (curiosamente ambos con pocos pelos en la cabeza y no son navarros), están agazapados en las redes sociales y en las barras de los bares hasta que el equipo pierde. En ese momento salen de su escondrijo y se lanzan a pedir la dimisión de Simeone (algo que aplaude el madridismo y el barcelonismo, cuestión que no les hace sospechar de su postura), la salida de jugadores como Saúl (que está mal, hay que reconocer como hace él) o la titularidad del último jugador al que hayan tomado cariño (tipo Šaponjić) sin valorar en qué contexto se juega y con qué armas se hace. Da igual que el Real Madrid y FC Barcelona tengan presupuestos (a día de hoy) que doblen al rojiblanco o que el Sevilla esté presupuestariamente al lado, el equipo debería golear a todos y cuando no lo hacen lloran, berrean y patalean contra Simeone.
No hace falta defender a Simeone, lo ha hecho muy bien Rubén Uría, aunque haya cometido errores. Pero no se puede obviar, como hacen los calvillos protestones y el resto de neoatléticos, que cuando mejor estaba el equipo pillan un brote de coronavirus (un virus muy complicado y que deja secuelas físicas y psicomotrices), sancionan a un jugador desde la pérfida Albión, se lesionan otros y por todo ello la mayoría pierde la forma (nadie en su sano juicio puede pensar que un jugador esté a tope jugando cada tres días sin “apoyos externos”). Todo eso no lo ven, ni lo quieren ver que es lo peor. Siguen con su lógica madridista de ganar todo aunque vayan sin piernas los jugadores porque la exigencia debe ser ganar todo. ¿Les ven mirar al palco a pedir que generen más ingresos para nutrir al equipo? No. Pretenden cambiar a Simeone por Bordalás (que como todo el mundo sabe ha conquista cientos de títulos). Pretenden cambiar a Koke por el último jugador random que les venden en la prensa… madridista.
Debe ganar la Champions según los neoatléticos porque han leído a Maldini que los equipos españoles son lo más, eso sí, no se fijan en que cualquier equipo inglés tiene un presupuesto superior al Atlético. El año pasado (del que se tienen todos los datos) el Atlético se coló en cuartos (los ocho mejores equipos europeos) con el decimotercer presupuesto. Este año no está entre esos mejores ocho, pero tampoco tiene el presupuesto de todos ellos (menos Oporto). Por ejemplo, el Borussia Dortmund tiene un presupuesto similar y eliminó a un equipo de similar presupuesto. El Chelsea, con todas las risas de los internacionalistos del fútbol, casi dobla en presupuesto a los rojiblancos. Pero quien debe irse es Simeone que no sabe de fútbol… aunque cuando se ganaba (previo al brote pandémico y demás) decían que se había reinventado y no-se-qué.
Duele no pasar, pero duele más leer y escuchar a los neoatléticos, a los que habría que recordar algo, si no les gusta al duopolio es bueno (¿a que ya no se escucha a los cervatillos decir “Cholo quédate”?). Tercer presupuesto en España da para ser terceros con la diferencia actual y, sin embargo, se está peleando la liga. Decimotercer presupuesto en Europa da para llegar a octavos. Cagada en la Copa, sí. Pero esas exigencias de ganar todo como por decreto o porque les ha inspirado san Roncero son en otra ventanilla. En 90 años de liga se han ganado 10. En Champions se ha llegado a tres finales en toda la historia (dos con Simeone, por cierto). Los neoatléticos no entienden este contexto y se piensan que hay algo más allá del partido a partido y no lo hay. Cada temporada se empeora la plantilla pero como les venden que se ha fichado al Maradona suizo o al Garrincha corso desde la prensa nacionalmadridista piensan que ya está todo hecho. Cuando en realidad venden esas motos, primero, para que nadie mire al palco y, segundo, para poder criticar al equipo cuando vienen mal dadas a los del duopolio. ¡Que el equipo está hecho de descartes leñe y Simeone les ha sacado todo el jugo! El día que se vaya los neoatléticos no llorarán porque viven en un mundo de fantasías y playstations del síndrome madridista.