martes, 26 agosto, 2025

Ţîbuleac obtiene el premio de Novela Europea Casino de Santiago

El 29 de diciembre en Santiago de Compostela se falló el Premio de Novela Europea Casino de Santiago, anunciado por el jurado en su XV edición. «El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes» de Tatiana Ţîbuleac, así como «Lluvia fina» de Luis Landero han resultado igualmente ganadoras en este año tan atípico, ante la equidad en los votos logrados por las novelas mencionadas, 34,7% frente a un 35,7%., respectivamente. El resultado, fruto del total de los votos emitidos, es producto de una buena acogida y participación por los lectores, pese a ser notable el impacto de la pandemia, quienes también seleccionaron: «14 de julio» de Eric Vuillard, «Conquistar el cielo» de Paolo Giordano y «Un lume azul» de Pedro Feijoo. En ediciones anteriores, recogieron el premio autores de gran renombre como Jonathan Coe, Kazuo Ishiguro, John Lanchester o Emmanuel Carrère.

El jurado, integrado por Mirian Docampo, Loli Sans, Carlos Encisa, María Baleato, José María Álvarez, Maribel Martín, Ubaldo Rueda y los expertos extranjeros Jean François Le Bayon, de Francia; Manuela Almeida, de Portugal, y Katrina Yusupova, de Rusia, ha destacado la «originalidad» de la ópera prima de la escritora moldava y la «fuerza narrativa» con la que es capaz de romper los moldes de la maternidad en literatura. Tatiana Ţîbuleac es también ganadora del Premio Literatura de la Unión Europea, finalista del Premio Librerías de Madrid, así como del premio XIX Cálamo, todos ellos en 2019, y pronto disfrutaremos de su nueva novela, «El jardín de vidrio».

El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes es una novela plena de emoción y crudeza en la que Tatiana Ţîbuleac muestra una intensísima fuerza narrativa en un testimonio brutal que conjuga el resentimiento, la impotencia y la fragilidad de las relaciones maternofiliales. Uno de los grandes descubrimientos de la literatura europea actual que nos relata la historia de Aleksy, quien aún recuerda el último verano que pasó con su madre. Este se verá sacudido por las emociones que se despertarán en su memoria al recordar la falta de entendimiento y de amor de las que adoleció siempre la relación con su madre. Porque El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes es, sobre todo, un libro poderoso que entrelaza la vida y la muerte en una apelación al amor y al perdón.

Tatiana Ţîbuleac nació en Chisináu. El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes (2017; Impedimenta, 2019), su primera novela, fue galardonada en su país con el Premio de la Unión de Escritores de Moldavia en 2017, el Premio Observator Cultural de Rumanía en 2018, así como el Premio Observator Lyceum. Su traducción al español ganó el Premio Cálamo «Libro del año 2019», el Premio Las Librerías Recomiendan 2020 y fue finalista del Premio Libro del Año de la Asociación de Librerías de Madrid. En 2018 publicó su segunda novela, El jardín de vidrio, Premio de Literatura de la Unión Europea, ahora en Impedimenta. Actualmente vive en París, con su marido y sus hijos.

Spaghetti western, el movimiento contrahegemónico

El género cinematográfico llamado Spaghetti western fue prolífico durante algo más de una década. Inundó los cines europeos de muertos, venganzas, personajes despreciables y fue repudiado por el mundo anglosajón y la crítica que se la suele sujetar con papel de fumar. En EEUU, salvo alguna incursión de la trilogía del dólar de Sergio Leone, el subgénero no cuajó en las personas. Normal pues era todo lo contrario al western facturado en Hollywood, ese que gustaba a las mentes custodias de la mundialización estadounidense, y muy lejano de los símbolos que al otro lado del charco facturaban. En términos generales se puede decir que el Spaghetti western era completamente contrahegemónico, completamente antiestadounidense aunque paradójicamente se servía de las fuentes de lo estadounidense.

Desde tiempos inmemoriales las imágenes se han utilizado como representación de la ideología dominante –fuese la que fuese, en el grupo que fuese-, como justificación del dominio y, en ocasiones, como mecanismo revolucionario frente a una u otra dominación. Habiendo una gran mayoría de personas analfabetas no quedaba otra que utilizar la imaginería para dominar o sublevar. Unas imágenes que entroncaban con ciertos mitos puestos en circulación desde lo político y lo religioso y que eran ofrecidos por los teatros andantes, los cuentacuentos o los clérigos. Esos mismos mecanismos fueron implantados en el arte cinematográfico (recuérdense las películas propagandistas de dictaduras y totalitarismos) para convencer, dominar y legitimar. El cine se convirtió, antes de la televisión, en el gran canal propagandístico de los diferentes poderes en lucha en las sociedades del siglo XX. Y como todo mecanismo de producción y reproducción de relaciones sociales sirvió a los intereses de cada cual, en lo que respecta a este artículo a la mundialización que comenzaba la potencia imperial de aquellos años: los EEUU.

Todos los mitos sobre lo magníficos que eran los EEUU se trasladaron al cine. En el bélico es patente que jamás aparezcan las tropas soviéticas liberando la Europa del norte (ha llegado casi hasta nuestros días en una película como La vida es bella de Roberto Benigni donde un tanque estadounidense entra en Auschwitz, algo que jamás se produjo ni por cercanía). Pero es el en western donde más colocaron su propaganda imperialista y moral. Las películas del oeste facturadas en Hollywood siempre presentan a personajes heroicos, ejemplos de justicia y que luchan contra las fuerzas del mal. En El hombre que mató a Liberty Balance el personaje de James Stewart cumple todos los estereotipos, por ejemplo. Sobra decir que el gran vaquero del cine, John Wayne, transmitió todos los valores morales de la sociedad estadounidense, así como toda su hipocresía. Todos esos personajes servían para vender que la expansión cultural –lo que luego se conocería como macdonalización- era beneficiosa para el mundo. Más tarde Sylverster Stallone cumpliría un papel similar en ciertas películas.

Los indígenas eran aniquilados hasta casi su extinción por ser malos salvajes y no aceptar el buenismo y el progreso que llevaban los usurpadores de la propiedad. El general Custer sólo tuvo mala suerte cuenta la leyenda pero que fuese un inútil, ególatra y amoral, como ha demostrado la historia, no podía aparece en las películas. No sólo había que dominar a los propios estadounidenses sino extender por el mundo la moralidad impecable de los EEUU. Hacer y ser como los estadounidenses pasaba a ser mítica, simbólica e imaginativamente lo ideal. Un imperio en construcción con toda su propaganda ideológica en pleno funcionamiento en algo tan posiblemente banal como películas del oeste. Los buenos, símbolo de EEUU, eran muy buenos y si habían cometido algún pecadillo quedaban redimidos y los malos eran horripilantes. Salvo Sam Peckinpah y su filme Grupo salvaje, casi todo el cine del oeste servía de propaganda. Más allá de si fuesen buenas o malas películas (recuérdese que Audie Murphy, el vaquero bueno, fue un héroe de guerra yanqui).

Por el contrario el spaghetti western reunía justo todo lo contrario. Personajes despreciables, caraduras, aprovechados, amorales que hacían cosas despreciables y amorales. Recordaba hace muchos años Fernando Sancho que en sus películas había matado a más de mil personas y que él mismo había muerto unas cuarenta. Eso era lo normal del spaghetti western, matar gente como si no hubiese otra cosa que hacer, en muchas ocasiones sin venir a cuento o por un quítame esas pajas. Personajes como Django (Franco Nero o Anthony Streffen), Sábata (Lee Van Cleef), Sartana (Gianni Garko o William Berger) y demás antihéores del spaghetti western no encarnaban modelos de conducta. Películas con títulos como “Una tumba para el sheriff”, “La muerte cumple condena”, “Las pistolas cantaron a muerte”, “Dos hombres van a morir”, “Los despiadados”,  “Los días de la ira”, “Voy… lo mato y vuelvo”, “7 Winchester para una matanza”, “Mátalos y vuelve”, “Lo quiero muerto”, “Salario para matar”, “Si te encuentras con Sartana ruega por tu muerte”, “Vivos o preferiblemente muertos”, “Reza por tu alma… y muere” o “Abre tu fosa, amigo… llega Sábata” son el mejor indicativo del sentido inherente a este tipo de películas. Profesionales españoles como Rafael Romero Marchent intentaron facturar westerns clásicos (con Jesús Puente ejerciendo de sheriff bueno), pero fueron las menos en contraposición al nihilismo del resto de producciones. Actores como Eduardo Fajardo que en las películas “españolas” hacía papeles de buen padre, católico, fervoroso y siguiendo los principios del Movimiento, en los spaghetti westerns era malo malísimo y despiadado.

Ese contrahegemonismo ¿fue premeditado? En principio, pese a que muchos de los guionistas, actores y compositores (Ennio Morricone era del PCI) entrarían en la catalogación de izquierdistas, en realidad fue más espontáneo en el sentido de hacer películas del oeste pero con la visión europea. Eurocentrismo frente a imperialismo no tanto como lucha cultural en sí sino como rebeldía ante lo dado, ante lo impuesto, ante la llegada de unos valores que en nada se parecían a los propios. En el spaghetti western no hay buenos y malos, todos son unos canallas. Algunos tienen pueden tener un momento de luz ética (verse arrastrados contra una maldad superior a la propia), pero no dejan de asumir que son como son. De hecho, paradójicamente, los personajes europeos son mucho más individualistas que los estadounidenses. Son mucho más libertarios si se prefiere. Y desde luego mucho más ácratas, algo que la propaganda imperial no podía utilizar. No hay atisbo alguno en el eurowestern de luteranismo o baptismo, tampoco demasiado catolicismo (salvo alguna excepción); tampoco el individualismo es calvinista, ni se busca algún tipo de redención en sí. Las clásicas venganzas no sólo eran contra el más malvado sino contra todo el mundo en sí. Esto no podía transmitirse en el western estadounidense porque la legitimación del imperialismo no hubiese funcionado, habrían estado transmitiendo una rebeldía que no les era aconsejable a sus intereses. En Europa se estaba removiendo todo por dentro y esa rebeldía (que tendría su reflejo en la sociedad) reflejaba perfectamente un estado de ánimo general.

Visto así, someramente, era normal que el spaghetti western (casi todo hecho en España, una dictadura, curiosamente) no calase en EEUU. Este tipo de películas suponían un choque cultural tremendo pues no dejaba en buen lugar a sus ciudadanos, a sus gobiernos, ni a sus mitos. Ni las películas del oeste de allí reflejan una realidad, ni las de aquí son más verdaderas. Eran dos máquinas de inculcar imágenes, símbolos, mitos para condicionar a las personas. Unas de aceptación del poder oligárquico e imperial, otras como rebeldía a lo constituido. Sin quererlo el spaghetti western se convirtió en un fenómeno contracultural y contrahegemónico. Una forma de ver al otro imperial despojado de sus símbolos y mitos, de mostrarlo con su cara amoral y despreciable (como mostrarían en todas las guerras e invasiones en las que han participado desde el final de la II Guerra Mundial). Mientras desde EEUU intentaban adornar sus acciones con el halo de la Justicia (siguen haciéndolo), de la guerra justa, del bien profundo, desde Europa se les presentaba como personajes con dobleces, con intenciones aviesas, sin moral, ventajistas, usurpadores o carentes de escrúpulos. La guerra de todos contra todos sin edulcorar.

Hoy en día este tipo de películas tienen sus seguidores y hasta existen numerosos grupos en las redes sociales donde se homenajea a directores y actores, un revival europeo que igual tiene algo que ver con la tercera oleada de legitimación y adoctrinamiento (especialmente con los canales de series y las propias series). Lo que es evidente es que en EEUU este tipo de películas siguen sin calar porque han sido adoctrinados en otro sentido. Incluso un director como Quentin Tarantino, que se confiesa admirador del género, no ha sabido captar la esencia de esas películas. Se queda en la violencia sin más sin profundizar en lo que ha hecho diferente al spaghetti western en contraposición al estadounidense. En su homenaje Django desencadenado, el personaje principal es un prototipo de héroe (jugando además con su color de piel como mecanismo redentor) que busca venganza sí, pero que no tiene atisbo de maldad (un poco parecido al coronel Mortimer de La muerte tenía un precio) o de caradura. Va a vengarse y ya. Aun así es lo más cercano al espíritu del género que se ha rodado en los últimos tiempos. Hoy en día el buenismo no permitiría este tipo de violencia y maldad desatada, ni una crítica al Imperio tan desnuda. La izquierda europea, tan caviar en algunas ocasiones, detestó este tipo de películas, las cuales hicieron más por la contrahegemonía y la contracultura que todas esas sandeces que se publicaban y hacían. Hoy protestan con batukadas, así que es comprensible todo. No hay nada mejor que atacar al enemigo con sus armas y todas estas gentes lo hicieron.

¿Por qué han triunfado las inocentadas sobre Podemos?

Normalmente las inocentadas políticas suelen repartirse entre distintos partidos, entre distintas personalidades del mundillo y entre distintos doxósofos. Este año, empero, la mayoría de inocentadas han recaído en Podemos, más en concreto en la pareja Pablo Iglesias e Irene Montero, los cuales han copado la mayoría de las chanzas realizadas desde medios de comunicación y redes sociales. Normalmente, conocimiento empírico de la propia experiencia, cuando se publica algo en Diario 16 que es crítico con las actuaciones de Podemos, en especial si es con el jefe supremo, los insultos son constantes. Se esperaba que en este día, al ser una broma, los insultos no apareciesen, pero no, ahí han llegado los trolecillos morados a insultar, a calificar al articulista de panfletario, a insultar porque… se han pensado que la noticia era medianamente cierta. Lo mismo les ha pasado a compañeros de otros medios con los que se ha consultado.

¿Por qué han triunfado las bromas sobre Podemos? Unos pensaran que porque Podemos molesta al poder y “están haciendo un montón de cosas sociales”, pese a que Pedro Sánchez no quiere. Esto lo dicen los fanáticos, evidentemente, pero no parece que sea una causa que haya concertado la intención de las inocentadas. De hecho, se ha analizado con rigor que esas propuestas son en muchas ocasiones puro humo pues o no llegan a las personas, o se venden como lo que no son en la realidad del BOE. ¿Siguen viendo publicidad de apuestas a todas horas? ¿Saben que los desahucios se reanudarán en dos meses? ¿Saben que el IMV no ha cubierto ni el 30% de las solicitudes de personas que cumplían con los requisitos? ¿Saben que todavía hay ERTEs sin cobrar y personas que lo están pasando mal por ello? Esto lo esconden porque les conviene, pero bien que siguen con la murga de haber hecho todo lo social, mientras que el PSOE sólo piensa en hacer políticas de derechas. Humo.

En general se puede pensar que las inocentadas se hacen con Podemos porque caen mal y es el día en que se les puede poner a parir sin que se note. Es verdad que Podemos cae mal a la inmensa mayoría de los españoles por prepotentes, clasistas, carecer de principios y todas las situaciones que se vienen dando desde hace años. Hacer una broma sobre la capacidad de ascenso o descenso en la oligarquía podemita según las artes amatorias no tiene mérito pues es una realidad. Hacer bromas con los sueldos que no se han bajado, sino que se los han subido al entrar en el gobierno, no es coherente con la realidad. Por tanto, más allá del asco que puedan sentir las personas por Podemos, debe haber algo más para que en el día de ayer la mayoría de inocentadas confluyesen en Podemos.

Mensaje-inocentada vetado en Twitter

La razón principal, que se puede colegir de buena parte de lo comentado anteriormente, es que Podemos es un meme andante. Por absurdo que pueda parecer una situación, al final en esa unión oligárquica, nada aparenta ser extraño. Que quiera imponer Iglesias a Sánchez a Montero como vicepresidenta es completamente creíble. Que Irene Montero publique en twitter que se va a reunir con las radfems para convencerlas de lo guay que es la doctrina queer es, conociendo a los sujetos, esperable. Menos creíble es que Sánchez nacionalice Naturgy y coloque de presidente a Iglesias, aunque como ha dejado caer el propio interesado sería cuestión de proponerlo. Es todo posible en el mundo podemita, desde lo más desagradable a lo más absurdo (como haberle tocado el gordo de la lotería). Incluso que alguien como Juan Carlos Monedero afirme sin rubor que Podemos tiene líneas rojas y no les importaría pasar a la oposición suena a inocentada porque todo el mundo es consciente que ni con agua hirviendo los mueven del sillón, hasta el día antes de las elecciones claro (treta más antigua que la insaculación). En un partido que han llegado a utilizar de forma miserable el acoso sexual para cargarse a un trabajador, nada es imposible y por ello las inocentadas cuelan al ser plausibles.

Nada absurdo les es ajeno, ni los insultos o acosos en redes sociales a quienes han hecho bromas sobre amado líder y señora (como el mensaje que han obligado a borrar y que se muestra más arriba). Se podrían haber cebado con Vox que son casi la imitación esperpéntica de Podemos –algo de tipo racista o turboliberal-, pero con una doble diferencia: que la formación morada está en el gobierno, con todo lo que ello conlleva respecto al absurdo y el esperpento; y que igual a Vox se le dan ideas para proponer cuestiones, lo que podría ser un peligro para el bien común. Si todas estas bromas no hacer caer del guindo a Podemos respecto a su actuación pueril, sus modos de oligarquía sexual o sus anuncios “históricos” que se quedan en nada, es que nada ayudará a cambiarles y todo lo que se acabe diciendo es poco. Y en realidad todo viene porque no quieren terminar la legislatura, saben que se están hundiendo y quieren hundir a todo el mundo con ellos si hiciese falta. Ahora les ha dado por la versión republicana con la que conseguirán hacer monárquicos por toda España y esto no es gracioso, bien al contrario. En busca de cualquier salida beneficiosa para la oligarquía han caído en el absurdo y son carne de meme constante. El problema es que se pueden llevar al PSOE arrastrado, están consiguiendo un cambio de mentalidad hacia la derecha y lograrán el sueño de José María Aznar, la hegemonía del liberalismo estadounidense por décadas.

Iglesias negocia con Sánchez hacer vicepresidenta a Montero

Hoy 28 de diciembre está más cerca que nunca la remodelación ministerial que exige la Unión Europea en vistas a la reducción de los cargos. Por ello el vicepresidente segundo se ha aprestado a negociar con Pedro Sánchez la inclusión en una de las vicepresidencias a su pareja Irene Montero. El dirigente de Podemos ha explicado al presidente del gobierno que sería una forma de reforzar la imagen de la ministra de Igualdad en vista de la mala imagen que se ha granjeado entre el movimiento feminista y la izquierda en general. Necesitada de un empujón político, que en la caso de buena parte del PSOE sería hacia la puerta de salida, Pablo Iglesias quiere que no sólo no le quiten sino que le hagan vicepresidenta. Esta propuesta ha sido realizada tras consultar Iglesias con el consigliere monclovita Iván Redondo, quien ha dado su visto bueno entusiasmado con la imagen de mujer pija que proyecta la ministra.

Sánchez, según cuenta la fuente del Berro, ha decidido que sí la incluirá como vicepresidenta en la próxima remodelación de gobierno. Así tendrá a Montero y Montero como portavoz y vicepresidenta y podrá disfrutar de los equívocos que cometan en la prensa confundiendo a una y otra. A cambio de incluir a la pareja, el presidente ha pedido que Iglesias abandone el gobierno pues la reducción de vicepresidencias a tres sólo deja una a Podemos. El podemita ha aceptado pues lleva tiempo queriendo abandonar la política para dedicarse a escribir el gran libro sobre la subjetividad simbólica de la fenomenología de la materia que tanto tiempo lleva anhelando. Quiere encerrarse en Galapagar dejando a su sustituta colocada y así poder controlar desde fuera al gobierno y dedicarse a esa pasión escritora, además de ver todas las series que existen en el mundo para lo que se ha abonado a todos los canales que ofrecen su cobertura en España.

Tras la salida de Iglesias del gobierno, también saldrán del mismo Alberto Garzón, Manuel Castells, Pedro Duque, Luis Planas, José Manuel Rodríguez Uribes, Carmen Calvo, Teresa Ribera, Juan Carlos Campo, Fernando Grande-Marlaska, Isabel Celaá, Carolina Darias o Reyes Maroto. Suenan como sustitutos y sustitutas Enrique Santiago o Adriana Lastra. Reducir al mínimo el equipo ministerial para ser más eficaces en la gestión pero sin dejar de tener a personas que estén peleando todo el día por cuestiones que son muy llamativas pero cuya ineficacia es total. Una nueva composición que alegra a Iglesias pues no perderá todos los cargos que tienen colocados en su vicepresidencia, ni los del ministerio de Montero y que sumará al Consejo a un infiltrado como Santiago sin tener que mancharse y con plena libertad de movimientos en el Congreso de los diputados.

Una remodelación casi completa que es del gusto de Sánchez y de Iglesias y que esperan llegue a cumplir los tres años de legislatura que faltan. Todos contentos haciendo lo que más les gusta y a esperar tranquilamente que lleguen las elecciones con una derecha destrozada en sus batallas cainitas. Tampoco han descartado en ese acuerdo, según fuentes muy buenas, acabar con Felipe de Borbón y dar paso a una república con Sánchez de jefe del Estado e Iglesias presidente del gobierno, algo que confirmaría todas las sospechas que la prensa de derechas viene publicando en los últimos tiempos. Es más, en conversaciones entre Sánchez e Iglesias se ha podido escuchar un término como dictadura del proletariado (aunque aquellos ni sepan lo que significa) y no sé qué de hacer un gulag en Ciudad Real. Cuestiones todas muy preocupantes si no fuera porque hoy es 28 de diciembre y quien escribe estas líneas no tenía ganas de analizar las estupideces comunes de los políticos.

Ayuso oculta 16.719 muertos en Madrid

Desde las filas del PP hacen uso de la mala consciencia (que no conciencia) adjudicando al gobierno de España todas las defunciones que superan las estimadas en el MoMo del Instituto Carlos III. Esos extras que, en buena medida, se deben a la pandemia por coronavirus –aunque en realidad no se puede probar con total certeza-, tienen su catalogación bajo las órdenes dadas por las consejerías de Sanidad de las distintas comunidades autónomas a los médicos que certifican las defunciones. Las causas por las que las personas han fallecido más la posible infección por coronavirus que puede haber desencadenado el motivo “real” de la muerte. En el PP cargan los muertos, nunca mejor dicho, al gobierno cuando los responsables son otros y, en el caso de la Comunidad de Madrid, es su presidenta.

A fecha 21 de diciembre de 2020 se puede asegurar sin equivocación (pueden consultar los datos aquí) que Isabel Díaz Ayuso ha ocultado la cifra de 16.719 muertos al resto de la ciudadanía española. La necrofilia del PP es histórica, siempre están contando muertos y adorándolos –siempre y cuando sirvan a sus intereses porque los del Alvia, el Yak-45 o el metro de Valencia parecen inexistentes-, pero lo hacen desde una falsedad, una fantasía que impide señalar a los responsables verdaderos. En el caso de la presidenta madrileña es claro que ha ocultado –bien sea por órdenes expresas, bien sea porque no saben ni lo que pasa en realidad, como se verá- ese extra tenebroso de muertes. Para sumar son los más hábiles y cualquier día aparecerá Pablo Casado diciendo que las purgas de Stalin se quedan pequeñas al lado de los muertos provocados por Pedro Sánchez, pero la realidad, los datos señalan a quien señalan. En este caso a su otrora protegida y hoy competencia a moverle la silla, Ayuso.

No es la única vez que mienten y ocultan datos. El ministerio de Sanidad ya los dejó por imposibles pues ofrecen datos de contagios y muertes según les apetece, según les viene bien para su dinámica de mentiras y acusaciones sin fundamento y ofrecen un día 100 contagios cuando la verdad es que, como se conoce un mes o dos después, ese mismo día había 2.300. Nunca dan datos fiables porque no han dispuesto los medios necesarios para ello. Los 11 millones de gasto sin servicio del IFEMA-hospital a Florentino Pérez; los sobrecostes doblando la estimación del Zendal; la entrega a los Del Pino de otra morterada de millones para gestionar un mortuorio, que es la verdadera intención con el Zendal, porque como hospital se observa que no sirve al carecer de los mínimos necesarios; o tantos y tantos contratos millonarios que se están entregando sin concurso a amigos, allegados y familiares de gentes del PP bien que se gastan. Pero dotar a centros de salud, hospitales o residencias de medios humanos y materiales no. De hecho se despiden a profesores de refuerzo mientras se esconden las verdaderas cifras de contagiados. No se extrañen que en dos meses sepa todo el mundo que hubo en estas fechas 3.000 infectados pero ahora ofrecen 200 para aparentar.

Porque, al fin y al cabo, toda la gestión del PP es aparentar. ¿Qué hace Casado saltándose las restricciones por toda España? Aparentar pues carece de capacidad personal y partidista de gestionar algo a nivel estatal (y lo único que puede hacer no lo hace, véase CGPJ). Donde gobiernan sucede lo mismo. Ahí tienen a Juan Manuel Moreno Bonilla aparentando mientras concede la custodia de las vacunas a la empresa donde trabaja su esposa o compra jeringuillas que no sirven. O Fernando López Miras que alerta por la terrible situación del mar Menor pero permite que sigan estableciéndose más huertas que echan toda la mierda al mar. En todos estos casos, y muchos más, siempre la culpa es de los demás, especialmente del gobierno socialcomunista, así aparentan que hacen todo bien hasta que la realidad les atrapa y les acaba señalando. El problema que tiene el engaño es que más tarde que temprano se acaba sabiendo en una sociedad hiperconectada. Sólo hay que tener valor de publicarlo en los medios que cuentan con la escasa confianza de la ciudadanía. Muchos callan y otros lo contamos. Les molesta que el gobierno ponga un cartel del gobierno de España en las vacunas cuando olvidan que ellas y ellos no sólo han puesto carteles sino que han robado a todos los españoles con campañas de publicidad (lean los sumarios de Gürtel, Púnica, etcétera) y lo peor es que, como sucede con Ayuso, ocultan miles de muertos.

La reina del Mississippi ya no tiene quien le cante

Ha muerto Leslie West el guitarrista de la fabulosa banda de rock Mountain. Para los legos en la materia rockera el nombre les sonará poco menos que incomprensible. De hecho pensarán que se hace referencia a una mujer y no a un tipo que en sus años mozos debía pesar cerca de 150 kilos. El 23 de diciembre su corazón decidía que West debía irse a tocar con sus viejos amigos al teatro del eterno, aunque bien es cierto que sus problemas con la diabetes le habían lastrado un tanto en los últimos años. Tanto como para que tuviese que serle amputada una pierna. Algo que no impidió a West seguir dando conciertos pero sin la fogosidad de antaño.

West es seguramente uno de esos grandes guitarristas admirados por guitarristas (guitarrista de guitarristas) y que ha dejado su impronta en el mundo del rock por su influencia en otros y en el estilo en sí mismo. De hecho, Mountain son considerados como los precursores del heavy metal o Hard rock (junto a grupos como Black Sabbath o Deep Purple) por la potencia de sus canciones, el uso de una gruesa distorsión y los numerosos riffs de guitarra que aportaban a sus canciones. Junto a Felix Pappalardi (conocido productor de grupos como Cream) y N. D Smart pusieron fuego al concierto de Woodstock tanto como otros músicos más famosos en el momento. Su single Mississippi Queen es ya un clásico del rock y de la cultura popular estadounidense. De hecho si ustedes tienen hijos pequeños que gustan de ver dibujos animados en el canal Boing igual han escuchado ese tema en el capítulo de igual nombre de la serie Regular show (bastante alucinógeno el capítulo, por cierto).

Tras abandonar Mountain formó junto a Jack Bruce y Corky Laine un trío que tuvo cierto éxito entre la crítica pero que no tuvo continuidad en el tiempo. Posteriormente a esto West estuvo colaborando con grupos como The Who o Blackberry Smoke, con cantantes como Ozzy Osbourne, Ian Gillian, o con otros guitarristas como Joe Bonamassa o Warren Haynes. Todo ello mientras perdía peso por cuestiones de salud, dejaba las adicciones a la heroína, la cocaína y la morfina (no dejó ninguna) y hacía giras recuperando el nombre de Mountain o el suyo propio.

Sólo por la canción de la reina del Mississippi West ya pertenece al olimpo de los guitarristas, pero no sólo esa canción permite ver una técnica sorprendente para la época (finales de los 1960s y comienzos de los 1970s) sino un enorme gusto para tocar la guitarra. No es del grupo de masturba-mástiles, lo que no quiere decir que sea lento, sino que, con más o menos velocidad, era capaz de crear melodías guitarrísticas de enorme belleza. Algo así se puede escuchar, por ejemplo, en el clásico Theme for an Imaginary Western de Jack Bruce. Al contrario que otros guitarristas West no utilizó guitarras “convencionales” para lo que es ese mundillo (salvo una Flying V en su comienzos). Con Mountain se hizo famoso, debido a la contraposición con su corpachón, por utilizar una Gibson Les Paul junior o utilizar guitarras sin pala como las Steinberger (cuyo coste es de unos 300 euros). Nada mejor que recordarle con su gran éxito, de esa reina que ya no tiene quien le cante.

A la dirigencia de izquierdas: No se muere un gatito por felicitar las navidades

En los últimos años está llegando a ser moda entre la dirigencia de izquierdas no felicitar la navidad. Con un “felices fiestas” dejan todo apañado. Felices fiestas sí pero ¿qué fiestas? Porque en un país como España hay numerosísimas fiestas. ¿Cuáles de ellas felicitan en estas épocas o es un mensaje que sirve para todas las fiestas por haber? Pareciera que por no citar la navidad estas fiestas no sean ya navideñas. Un mecanismo simbólico para aparentar, con todo el cinismo del mundo, ser ateos o agnósticos (pero luego corren pegando codazos a hacerse fotos con el papa) suponiendo que eso les hace ser más de izquierdas, que eso les distingue de la derecha y al final del todo citan a Marx y su “la religión es el opio de pueblo”. Muy bonito todo y muy simbólico pero la izquierda se demuestra en la práctica, en las acciones, en las decisiones políticas que acaban tomando… y ahí ya, si eso…

Es de suponer que aquellos que hablan de las saturnales o el solsticio de invierno serán personas que guían su vida completamente por el calendario agrícola y madrugan para segar o arar. Lamentablemente no es el caso. La dirigencia de izquierdas sólo aparenta con este tema porque por muy agnósticos que se crean y parezca que rechazan la tradición (más de 1.700 años), acaban siendo los primeros que aprovechan las fiestas navideñas para aparecer en las redes sociales contando lo que les ha dejado papa Noel o les han traído los reyes magos. Tampoco les habrán visto rechazar los días de vacaciones, que en el caso de diputados llega hasta casi febrero, que se conceden por ser navidad. Y para qué hablar de los manjares que degustarán estos días. Que no hay político (de izquierdas o derechas) que afine el hocico en cuanto aposenta sus partes traseras en el sillón del cargo. Pasan de comer lentejas a delicatesen de tofu o de clarete de frasca a los mejores caldos. Una actitud cínica que, paradójicamente, no les acerca a las personas normales, bien al contrario les aleja.

Sin lugar a dudas la población española es variopinta y cada quien puede felicitar o no las navidades, las fiestas o ser un misántropo. Ahora bien, si no gusta felicitar las navidades por cuestiones relativas a la religión y la incredulidad ¿por qué como gilipollas acaban felicitando el ramadán o el janucá o la entrega de la virgen al volcán? Si se es agnóstico se es para todas las religiones ¿no? No se es más progresista, bien al contrario, por felicitar fiestas que poco o nada tienen que ver con la cultura del propio país y rechazar las propias. No se es más conservador por felicitar las navidades. Al final ese intento de juego simbólico que acaba volviendo contra los propios políticos que lo utilizan pues si se felicita hasta el día de acción de gracias al extranjero y se niega al nacional la contradicción se ve, se apunta y se piensa que ese político es un meapilas, un melindres o un estúpido directamente.

Las sociedades se construyen culturalmente con tradiciones diversas y en España es patente la tradición católica. Que la iglesia católica sea un asco y no cumplan con ninguno de los mandados de Jesús de Nazaret no empece para que lo que viene siendo la festividad cristiana, que ha trascendido más allá de lo religioso, se celebre y se felicite por su nombre. Porque, como se dijo anteriormente, felicitarla no pero celebrarla como si fuesen burgueses no se libra ni uno. No es lógico que el presidente del gobierno de España no felicite la navidad y sí el ramadán cuando lo primero es propio-cultural y lo segundo no (salvo que quieran volver a los tiempos de Al-Andalus). No es lógico que un ministro no felicite la navidad y luego se vaya a las fiestas de la patrona de su pueblo andaluz. No es normal defender una posición y la contraria al mismo tiempo. Por felicitar la navidad no acaba siendo como Pablo Casado, por suerte, pero sí es un rechazo a la mayoría de los ciudadanos. Luego hay gente normal como Michel Montaner, alcalde de Xirivella, que sí la felicita. Y la normalidad es lo que genera confianza.

Y luego está el PSOE como partido que tiene una esquizofrenia importante. En su mensaje en redes sociales felicita la navidad en gallego, catalán y valenciano pero no en español y euskera. Lo dicho…

Neptuno se hizo carne y nos legó el cholismo

Un día como ayer de hace nueve años el Mediterráneo se abrió en canal para que el dios Neptuno se hiciese carne en Diego Pablo Simeone. Que como aquel que es el que es (“Yo soy el que soy” Éxodo 3:14) es uno y trino: es jugador, es entrenador y es espíritu santo para todos los atléticos. Si alguien piensa que es exageración, aunque la metáfora puede resultar hiperbólica, sólo hay que bajar a la materialidad de los datos empíricos y pensar que en contra ha tenido a dos de las mejores plantillas de todos los tiempos y a los dueños “de-aquella-manera” de la SAD. Un auténtico Behemoth (Job 40:10-19) con el que ha tenido que luchar día a día para llevar al Atlético de Madrid a los mejores registros de su historia –visto década a década-.

Si los datos son asombrosos, ha conseguido llegar a las trescientas victorias antes que nadie en la historia del club y antes de los quinientos partidos, la colección títulos del equipo no se ha producido en ninguna de las décadas anteriores (1 liga, 1 copa, 1 supercopa de España, 2 Europa league y 2 supercopas de Europa) a los que habría que añadir dos finales de Champions y quedar entre los cuatro primeros (un campeonato y dos subcampeonatos) en las siete ligas que comenzó desde el principio. Algo que no se produjo ni con Ricardo Zamora, Helenio Herrera o Luis Aragonés. La época dorada del equipo rojiblanco es la que están viendo los contemporáneos. Como jugador, además, hay que sumarle el doblete (liga y copa) del año 1996. Algo que la prensa del nacional-madridismo no ha acabado de asimilar como se comprueba en titulares, comentarios y peticiones del oyente que acaban siendo como esas canciones que la gente cansina pide al pinchadiscos.

Más importante que The Gozadera (que diría Lolo Outlaw) como son los títulos, es la parte del espíritu cholista. Más que los hechos materiales, importantes todos ellos, está la doctrina de vida que ha insuflado a la mayoría de la masa social del Atlético de Madrid. Salvo casos dignos a ser estudiados por psiquiatras, psicoanalistas o magos del vudú, la doctrina del cholismo se ha convertido en algo sacro para la hinchada rojiblanca. “No consuman”; “Si se cree y se trabaja, se puede”; “Partido a partido” (que ya han copiado otros entrenadores incluyendo al calvo de la flor; “No” son frases parte de la religión cholista que cuenta incluso con milagros, además de alguna travesía del desierto provocada por el maligno blanco y sus huestes de árbitros. El invento de Llorente, el trabajo de Turam, la elevación a los cielos de Griezmann, el “levántate y juega” de Lemar y así hasta formar bloques de jugadores comprometidos con la idea de trabajo y compromiso. Una doctrina que no han entendido los incrédulos y que sirve para el reparto de biberones de forma continuada.

Se extraña la prensa mamadora del régimen que los atléticos sean contrarios a verse favoritos para ganar la liga o cualquier otro título: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:24). Normal que no lo entiendan porque ellos viven en un mundo donde el atraco, el robo, la guerra de todos contra todos donde acaba dominando el que tiene el poder, es lo normal. Sin embargo, la doctrina cholista, consciente de la existencia de una oligarquía dominante, evita cualquier teleología, cualquier idealismo, cualquier cuestión que no sea lo material, el trabajo del día a día, el partido a partido. Esa enseñanza, que es la base del reparto de biberones (Jürgen Klopp tiene dos), está impregnada en las almas rojiblancas tanto que no es que no haya deseo de conseguir títulos, no es que carezcan de pasión, sino que son completamente objetivos pero, ¡ojo a esto!, sin perder de vista que como se pueda se hincará el diente al trofeo que se ponga a tiro. La obligación de los títulos están en otros lados, en la sociedad rojiblanca hay esperanza, siempre ligada al trabajo duro. La propia experiencia ha visto cómo les han guindado títulos ante sus ojos por cuestiones ajenas al juego en sí.

Simeone es uno y trino para la afición rojiblanca y nueve años parecen pocos. Lo bueno de este tiempo de cholismo, que durará lo que el Cholo quiera que dure, es el día después de Simeone la historia del Atlético de Madrid será otra. Quien ose sentarse en el banquillo no podrá separarse de esa doctrina. Quien quiera vender títulos y demagogia barata saldrá expulsado del reino de los cielos que es el Metropolitano. Quien mee colonia no llegará ni a cruzar la M-40. Gracias al Cholo la historia rojiblanca ha cambiado en lo económico, en lo deportivo y en lo ideológico-doctrinal. Y eso jamás se le podrá pagar en dinero… mientras tanto que le suban el sueldo para que rabien más y más. Lo mejor es que esto, los demás, jamás lo entenderán.

Monedero: “Quienes critican a Podemos son franquistas”

La frase entrecomillada del titular no ha sido pronunciada de tal forma por el personaje –cabría decir persona pero es que el personaje ha acabado devorando a la persona-, lo que ha dicho ha sido un poco más largo pero más terrible. Según Juan Carlos Monedero quienes se manifiestan contra la acción gubernamental del ministerio de Igualdad, ocupado por Irene Montero (que no es cosa menor que diría M. Rajoy), son hijos e hijas de los que raparon el pelo a las mujeres y que fusiló a Federico García Lorca por “rojo y maricón”. Esto es, el franquismo sociológico que aún pervive en la sociedad española. Esta salvajada ha tenido respuestas sumamente contundentes en la prensa de izquierdas que no está sometida a partido o capitalista alguno. Señalar de esa forma a mujeres, principalmente, y hombres de izquierdas es nauseabundo. Porque, por mucho que le moleste al politólogo, la campaña pidiendo la dimisión de Montero ha provenido de la izquierda y el feminismo.

No contento con decir una sandez, el ínclito ha decidido seguir insistiendo sobre el tema: “En España perdió la democracia la guerra y la herida ciudadana no cerrada aún nos dificulta el debate. El insulto apaga el argumento y hasta la izquierda se contamina del ruido. Y la derecha disfruta del espectáculo. Coletazos del retraso de España frente a Europa”. ¿En qué momento se ha insultado, más allá de los mezquinos y mezquinas que pululan por las redes sociales, a la ministra? En ninguno. Es más el ataque que ha sufrido la ministra ha estado lleno de argumentos, de reclamación de derechos y de pedir que no admita los insultos (estos sí lo han sido) contra mujeres que destacan por su compromiso feminista ya que ella es ministra de Igualdad (¿o Igual-dá?).

Tergiversa el debate Monedero para salvar la cara de una correligionaria. Lo paradójico que es lo haga argumentando que no hay debate por el ruido y quienes han generado el ruido, por cierto, han sido los mismos de Podemos. Todas sus ministras, secretarias de Estado, diputadas de medio pelo, secretarios generales de otros partidos (al menos en lo formal porque todo el mundo sabe que el PCE ha sido absorbido por Iglesias y cía.) salieron a defender a la ministra generando ruido en la comunicación porque mentían. Llegaron, como el ignaro Pablo Echenique, a decir que la ministra ha traído más derechos que nunca en la historia a las mujeres. Aún se busca qué ley ha traído esos derechos. Una gran sarta de mentiras y ninguna buena palabra para Lucía Etxebarría que fue la persona agredida verbalmente en presencia de Montero y lo que desató la respuesta del feminismo. Por cierto, ¿habrían salido a defender a Alberto Garzón con la misma intensidad y movilización de los jefes? Algo dicta a la razón que no.

En Podemos jamás han admitido el debate. Ahí tienen sus mecanismos de decisión que recuerdan al “aquí mando yo” mucho más que a procesos deliberativos. Podemos, por la lógica populista inmanente, siempre se ha dedicado a ningunear el debate y llenarlo de ruido y de insultos. No sólo contra la casta sino contra cualquier opción política que no sea la propia. Insultos al PSOE, al comienzo a IU, a Ciudadanos, al PP, al PNV, a este medio de comunicación o a aquel que no les hace caso. Un artículo como este mismo suele recibir una decena, como poco, de insultos por parte de las huestes de Podemos porque viven de impedir el debate. Los procesos de deliberación, aunque sean mínimos, no les sirven porque acaban por carecer de argumentos. Hoy se alegran de haber hecho torcer el brazo al gobierno para que se impidan los desahucios de las personas que viven en régimen de alquiler durante el estado de alarma. “¡Gran victoria!” gritan ufanos. ¿Cuánto queda para la finalización del estado de alarma? A penas dos meses. Igual es una victoria pírrica. Pero esto no se podrá argumentar porque no hacen más que meter ruido. Y Monedero uno de los principales destructores del canal comunicativo, por cierto.

Lo que hace Monedero al señalar como franquistas a todos los que les critican –que franquistas habrá- es un truco muy viejo de los totalitarismos, incluido el estalinismo. Al señalar al crítico como infraser o no-ser se abre la puerta a destruirle, llegando hasta a la muerte física, y eso libera la cuestión ética que pudiese existir al atacar a otro ser humano por opiniones divergentes. Al señalar a esas personas críticas como franquistas no se hace más que equipararlas a lo más bajo en la escala evolutiva y de ahí a la eugenesia social no hay más que un pequeño paso. Igualmente, al ser todos los críticos franquistas, ¿qué queda? Sólo la verdad encarnada en Pablo Iglesias. Nadia Calviño es franquista, María Jesús Montero es franquista, todo el mundo es franquista, al menos sociológicamente, menos los elegidos por el destino. Una escatología para unir al grupo, para evitar fugas o para evitar cualquier tipo de debate ante una bajada constante en todas las encuestas. Y una desaprobación de su gestión (donde tienen que apuntarse hasta las acciones de la parte socialdemócrata del gobierno) porque hacen mucho ruido pero en realidad las medidas que toman ni llegan a todas las personas (IMV), ni son solución de nada.

Lo que deberían hacer en Podemos es pensar que si todo el mundo es franquista menos ellas y ellos igual los que están equivocados no son los demás sino los mismos ¿o no? Especialmente cuando las críticas provienen del movimiento feminista, de la izquierda de clase, de la izquierda intelectual (aunque seguramente nieguen que exista) y las loas sólo llegan de los paniaguados con subvenciones, de los cuatro correveidiles que les quedan en el partido y la cada vez más menguante hueste de apoyos el redes. El chiste fácil sería decir que el franquismo bien que lo ha mamado Monedero en casa, pero se supone que las personas evolucionan, aunque en el caso del personaje parece que ha involucionado o se ha estabilizado en los guardianes de las esencias del estalinismo. Si toda España es franquista, al final nadie es franquista pero entre el ruido que han generado se olvida que Montero no hace más que cometer estupideces y generar enfrentamientos en el Consejo de ministros.

¿Piensa multar la policía algún día a Casado?

Ya contamos en su día cómo el presidente del PP se saltó el confinamiento al que estaban obligados todos los españoles por la pandemia de coronavirus. Toda la prensa de derechas (la gran mayoría) calló, se la envainó y acabó señalando a cualquier mindundi de izquierdas (o con pretensiones de izquierdas) que aparecía tomando una cerveza o un café, o fumándose un cigarrillo. Es lo normal en un país de meapilas que a los cargos públicos se les libre de cualquier tipo de respeto a la legislación que impera para todas las personas y no, eso no es así. Da igual que sea comunista que conservador, el político de turno está obligado a cumplir las normas igual que el resto de los mortales. Porque eso es lo que es la totalidad de los seres humanos que habitan España, mortales… aunque algunos se manejan como si fuesen inmortales y seres superiores.

Es el caso de Pablo Casado que sigue saltándose restricciones que aplican a todos –salvo a las personas del gobierno en el ejercicio de sus funciones o a los diputados que deban acudir al parlamento- y no para de recorrer España. Si lo hiciese por una buena causa todavía tendría alguna excusa a la que acogerse, pero la realidad es que sólo va sembrando odio y maldad allá por donde va. Y para hacer eso desde Madrid, que es su provincia de residencia, le vale. No es gobierno, por lo que no tiene que acudir a reunirse con nadie de otras instituciones. Y ser del principal partido de la oposición –exacto, oposición que significa que no se tiene mando, ni competencias- no exime del cumplimiento de las normas. Por muy presidente del PP que sea en ningún documento oficial publicado en el BOE establece que Casado pueda saltarse las normas y restricciones como viene haciendo desde hace meses. Si quiere hablar con Núñez Feijóo, pues que lo haga por videoconferencia. Si quiere hablar con López Miras, que le llame por teléfono. Si tiene ganas de abrazar a una vaca que vaya a Cercedilla y abrace una. Lo que quiere pero dentro de su lugar de residencia.

Lo curioso es que ni la Policía Nacional, ni la Guardia Civil le ha multado, ni le ha pedido justificante, ni nada por el estilo cuando es evidente que esa persona no tiene un trabajo esencial (de hecho de considerarlo así se ejercería en Madrid, no en Coruña), ni tiene permiso de la presidenta del Congreso de los diputados para desplazarse y, para más inri, ha estado en contacto con numerosos infectados y no quiere guardar la obligada cuarentena. La cual, por cierto, respeta hasta el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez. ¿Qué impide a los cuerpos represivos del Estado ejercer la función que tienen encomendada? Eso deberían explicarlo porque a los ciudadanos de a pie bien que los hacen controles (pocos), bien que los denuncian y bien que los multan. Pues Casado, como el resto de políticos, está obligado por las leyes como el resto.

¿Acaso la clase política se cree por encima del resto pese a que muchos dicen representar al pueblo, ser la voz del pueblo o de la nación? Cabe pensar que sí. En el caso de Casado es evidente. Ni guarda cuarentenas (pese al test que le hicieron), ni respeta los cierres perimetrales, ni nada de nada. Un caradura al que le permiten ser caradura y que luego señala a fotógrafos para que no publiquen su imagen sin mascarilla. Mala imagen de quien aspira a ser presidente algún día (que al ritmo que va será otra persona del PP cuando llegue el momento) porque la moral y los principios no se cuentan solamente, sino que se ejercen en el día a día. No puede pedir contención a la ciudadanía y él pasearse por España como si nada. No puede pedir a personas que viven en comunidades distintas no ver a sus familias y luego irse con los amigotes a tomar ribeiro. La policía debería multarle y hacerlo público para escarnio de la persona porque si no se va a pensar que tienen bula los dirigentes políticos ¿o no?