martes, 26 agosto, 2025

Libros sobre la pandemia, ¿por qué esa maldad de los editores?

No hay nada mejor para los editores desalmados que ocurra algo inesperado, que un acontecimiento cualquiera perturbe la normalidad o que aparezca un nuevo fenómeno de masas de esos que al año nadie recuerda ni cómo se llama (triunfitos, granhermanos, isleños y demás fauna). En todos esos casos salivan con maldad para ver a quién engañan o quién está dispuesto a escribir un libro sobre el tema, la persona o la historia del instante con el que sacar cuatro cuartos y cuadrar las cuentas. Ha pasado sobre temas serios (durante la transición cada semana se sacaba uno o dos libros sobre los más diversos temas políticos) y pasa ahora con temas menos serios o la pandemia de coronavirus. Son voraces pero las cifras de ventas acaban indicando que, en realidad, con la saturación informativa del momento y pese a contar con “estrellas” mediáticas, las ventas no se disparan. ¿Piensan en realidad que las masas van a comprar hasta completar 10 ediciones el agasajo biográfico que le han hecho al alcalde de Madrid? Esto debe ser como aquel libro titulado Deconstruyendo a Podemos (pretencioso título y pretenciosos escribientes) a los dos meses de haber irrumpido en el parlamento europeo y llenar todas las tertulias de la política espectáculo. ¡Ah! ¿Qué no se acuerdan del libro? Los autores y el editor tampoco.

Hoy no tocan esos libros de “actualidad espectacular”, hoy hablaré de libros sobre la pandemia que seguimos sufriendo cada día. Numerosos libros han sido publicados (desde los primeros de Zizek y Agamben hasta el más reciente de Arias Maldonado) con la intención de hacernos reflexionar sobre la pandemia. Bueno, reflexionar, lo que se dice reflexionar no tanto. Más bien, algo que se puede ver en todos ellos, los diversos autores quieren llevar el ascua a su sardina, esto es, utilizar la pandemia para confirmar lo que “sus” libros o escritos anteriores venían diciendo. Un “¡Ven como tenía razón!” que, como pueden pensar, no es más que meter el coronavirus con fórceps en sus teorías. Les servirá a algunos para aparecer en televisión con “su” libro bajo el brazo, o para justificar el advenimiento del nuevo comunismo, la muerte del período antropoceno o vaya usted a saber qué ofuscación mental.

Todos estos libros, de los que he leído unos cuantos y los demás los he podido ojear hasta que me agotaron la paciencia, reflexionan sobre una pandemia que sigue presente en nuestras vidas. Una pandemia que sigue llevándose por delante a miles de personas en todo el mundo cada día. Una pandemia, por tanto, sobre la que no se conocen todas las salidas, todas las transformaciones humanas, todas las posibilidades de transformación que pueden provocar. Un acontecimiento que se sigue viviendo quiero reiterar para poder señalar que eso mismo impide una reflexión seria, profunda, asentada en una valoración de medio plazo. Si ustedes han leído alguno de los panfletos de Karl Marx se habrán dado cuenta que cuanto más alejado del momento histórico, mejor reflexión surgía de su pluma. Lo mismo pasó con el nazismo y el fascismo, sobre los que aún se sigue escribiendo para asimilar aquella terrible magnitud de la maldad humana. Por tanto, reflexionar sobre el coronavirus mientras se está soportando el coronavirus poco puede aportar. Si acaso hastiar más a las personas que ya se encuentran saturadas del dichoso tema.

En los primeros libros sobre la pandemia, los escritos durante el confinamiento (al menos en buena parte de Europa), los autores se dan a alarmismo y a la nigromancia fracasando del todo. Así Slavoj Žižek se lanza a advertirnos, cual pontífice del progresismo, del peligro de la pureza identitaria para señalar a extranjeros o refugiados, lo que provocaría algún tipo de alza de los movimientos de extrema derecha… A esta fecha eso no se ha producido (no quiere decir que no se haya intentado en algún caso) y la población ha sido más inteligente que algún que otro pensador. De todas formas, tras leer el libro de Žižek, más bien pareciera que está esperando la llegada de las orgías que pronosticaba en recuerdo de lo que sucedía en el medievo (p. 58). En realidad todo ha sido mucho más del tipo aceptación de cómo han venido dadas. Pero él insiste en su monotema de una vida menos alienada y decente, que tiene poco o nada que ver con la pandemia, pero todos los caminos llevan a Roma. Lo que en el caso del pensador llevan al “comunismo del desastre”. O lo que es lo mismo: “su libro” (en varios tomos para hacer caja).

En el caso de Paolo Giordano, más que reflexión sobre la pandemia, hay desorientación frente a la misma y cierto pesimismo humano. Eso sí, “su libro” sobre el comunitarismo, el pensar que somos un organismo unido, aparece por todas sus páginas, algunas de las cuales, por cierto, invitan más bien a suicidio. Entre otras cuestiones porque si no cambia nada, como parece que sucederá, no le gusta. Y si cambia pero como no esperaba le disgusta. Al menos Giordano muestra perfectamente el éxtasis que provocaba la pandemia en su comienzo y es interesante leerlo ahora con el paso del tiempo. Otro que parece pesimista es Daniel Innerarity. Pese al aprecio intelectual que le tengo –una persona que se ha estudiado de verdad a Niklas Luhmann merece ese reconocimiento-, esta vez podría haberse guardado el teclado. En realidad, como se ha dicho anteriormente, el filósofo vuelve a “su libro” de los últimos años para mezclar lo que la pandemia puede suponer para la democracia, la gobernanza global y demás temas que suele tratar excelentemente. Pero en este caso, lamentándolo mucho, parece utilizar el fórceps. Curiosamente todos acaban sacando lo de la sociedad del riesgo de Ulrich Beck, ese riesgo que no había aparecido en décadas realmente.

Manuel Arias Maldonado sigue con “su libro” de recuperación de parte del proyecto ilustrado en búsqueda de alguna certeza frente a la incertidumbre que genera la pandemia, no sólo sobre la acción política y social, sino sobre el futuro como amenaza (ya había avisado de lo mal que nos va a ir en el futuro en sus libros anteriores) y no como promesa. Sí me ha parecido pretencioso ese subtítulo de “Teoría política de la pandemia”. Demasiado estatus para algo que todavía no se sabe cómo, ni cuándo terminará. Y por ende no sabemos el desarrollo posterior. Porque, mientras todo parece que seguirá igual (de mal o bien), en este momento no sabemos si la aleatoriedad histórica provocará un acontecimiento que cambie todo. Por el momento ni gatopardismo. Siempre es interesante leer a Arias Maldonado, pero como pasa con Innerarity, esta vez no.

Estos son libros curiosos, prescindibles en dos o tres meses, pero curiosos cuando menos. Luego hay bodrios infumables como Corona: política en tiempos de pandemia del televisivo Pablo Simón o Covidosofía de varios autores. Si ya era malo El príncipe moderno, aunque su editor ya sabía lo que vendía y por qué lo vendía (ganar dinero con un doxósofo televisivo), este de Corona es el epítome de “este es mi libro”. Con el añadido de querer utilizar no un fórceps sino un martillo neumático para situar pandemia y cambios. Por ejemplo, antes de la pandemia la clase política española daba pena, lo único es que se ha confirmado para la gran mayoría. Tampoco es para hacer una elaboración teórica, salvo que acabe entroncando con las filias del propio autor. Covidosofía es una reunión de filósofos para hablar cada uno “de sus libros” pero condensado en uno. ¡Ufff! ¡Qué pereza! No son malos pensadores, de hecho algunos son destacados pensadores, pero de uno en uno y con espacios no a mogollón. Claro que no son peores que Este virus que nos vuelve locos del mayor ególatra que ha generado Francia –que siendo Francia es mucho decir-, es decir, Bernard-Henri Lévy. Un libro que no hay por dónde cogerlo porque condensa todas las filias y fobias del pensador francés, que son muchas y diversas. Más bien parece que ha soltado en el libro todo el horror de estar encerrado sin poder estar haciendo de starllette en las televisiones, que es lo que realmente le gusta. O acudir presuroso a cualquier golpe o intento de golpe de Estado de EEUU en Europa a apoyar a los “rebeldes”. En cuanto le soltaron allá que fue a Bielorrusia. ¿Por cierto a alguien le importa Bielorrusia hoy? Maniobra fracasada que se tapa rápidamente.

Ninguno de estos libros, a día de hoy, me merece la pena ser leído. Igual dentro de un año o dos tienen cierta gracia por comprobar lo que se pensaba sobre la pandemia una vez que haya pasado y haya cierta distancia para la reflexión y poder sacar conclusiones y consecuencias. Todos pecan de la inmediatez de la sociedad del espectáculo y en ello llevan el pecado. Al final, por esa inmediatez, no cabe otra que hablar cada cual de “su libro” porque, al fin y al cabo, es de lo único que sabe con alguna certeza. En algún caso ni saber pero la doxosofía y la todología ya se sabe cómo funciona. Libros para aparentar, libros para hacer caja, libros para hablar de otros libros, libros que demuestran cómo el capitalismo utiliza a mentes brillantes para hacer caja (ya se sabe que si no lo hace uno lo hará otro), a las no brillantes también (anda que si algunos no salieran en la televisión iban a publicar algo… ya). A mí no me ha gustado ni uno, por eso les prevengo. En todo caso son libres de pecar y defraudarse por ustedes mismos.

“Libreros por un día” en la Casa del libro

La editorial Planeta ha aprovechado este viernes para hacer una promoción de autoras y autores de la casa con vistas a las próximas festividades. Nada mejor que reunirles y hacerles pasar por libreros por un día, aunque libreros de la Casa del libro que no es lo mismo que libreros de librerías independientes. Más allá de ese pequeño detalle –que se verifica en el uniforme que utilizaron- escritores y escritoras disfrutaron, a decir de los comentarios que podrán leer más abajo, haciéndose pasar por libreros. Con las medidas de seguridad pertinentes eso sí, pudieron departir con compradores o busca autógrafos, que de todo hay en estas promociones, en un día que se presentó como fomento de la lectura. Como es bien conocido de quienes leen estas columnas los fines de semana, algunos y algunas se podrían dedicar a otra cosa y no a la literatura (imaginen quiénes) pero si gracias a iniciativas como esta una persona da el paso de engancharse a la lectura, bienvenida sea.

Aquí les dejamos las opiniones que nos han enviado desde Planeta. Esperemos les gusten o no que ya se sabe que en mundo digital da para que cualquiera exprese sus fobias y sus adoraciones en el anonimato. Cada cual es libre de pensar con más o menos malicia pero algunas opiniones son muy significativas y reflejan perfectamente el carácter escritor de cada una de las personas. Como recuerdan en Planeta: “Esta acción se engloba bajo los hashtags #TeRecomiendoMiLibro y #RegalaIlusión. Cumpliendo todas las normas de seguridad establecidas por la situación sanitaria actual, los escritores han podido recomendar y dedicar su libro al público presente en la librería”. Acertijo: ¿dónde está la gran contradicción de la acción y lo que presenta la empresa?

«Ha sido una acción muy emotiva porque hemos recuperado el contacto humano que habíamos perdido con los lectores en este 2020». Eva García Sáenz de Urturi

«El homenaje más bello a un gremio como el de los libreros». Sandra Barneda

«Es muy bonito poder hacer acciones que lleven a la gente a las librerías teniendo en cuenta cómo ha sido este 2020». Henar Álvarez

«Una iniciativa maravillosa para fomentar la lectura, apoyar los libros y, sobre todo, por tener ese reencuentro con los lectores». Mónica Carrillo

“Hoy es mi cumpleaños, es el mejor regalo que me podrían haber hecho. Siempre he soñado con ser librero». Marcos Chicot

«Me ha parecido una acción muy original y un intento más de reforzar que la cultura no para ni con los virus, ni con pandemias. Ha sido una oportunidad de coincidir con otros autores de la casa que siempre es un placer». Gonzalo Giner

«Ser librero es como ser farmacéutico y recetar este tipo de medicinas es hacer que todo vaya mejor. Los libros son la mejor medicina en este tiempo raro». Máximo Huerta

«Es la primera vez que nos convertimos en libreros y la experiencia está siendo muy enriquecedora, sobre todo porque este año hemos tenido pocas oportunidades de contacto con los libreros y lectores y el apoyo a este sector es fundamental». Sonsoles Ónega

«Esta acción es como una fantasía. Los autores que tenemos una curiosidad infinita queremos saber qué hay detrás de todo el proceso de un libro y nunca se nos había dado la oportunidad de convertirnos en libreros por un día y saber qué se siente estando detrás de un mostrador».  Javier Sierra

El minuto de Ayuso que demuestra que el PP ni liberal, ni constitucionalista

Desde que Jorge Vilches ha dejado de escribirle los discursos y las respuestas a Isabel Díaz Ayuso ha aparecido la verdadera faz del PP. Ese rostro que demuestra que los principios liberales y constitucionalistas son tan sólo fachada y marketing político. Ni son liberales, ni constitucionalistas como bien ha demostrado la presidenta madrileña en apenas un minuto. Quien ahora se encargue de los discursos y respuestas ha escuchado truenos pero jamás ha visto la tormenta. O lo que es lo mismo, no sabe qué es el liberalismo –más allá de una palabra que utilizar- y la Constitución es un libro gordo que dice cosas pero para qué leerlas. Lo mismo le ocurre a Pablo Casado que basta que se pronuncie en favor del liberalismo para a continuación mandar los principios liberales al retrete. Aparentan pero no son ni lo uno, ni lo otro.

Ayer durante la comparecencia del gobierno de la Comunidad de Madrid la presidenta se lanzó enérgica a una defensa de Juan Carlos de Borbón ¿o fue de Juan Carlos I? Ahí radica el problema, no sabe distinguir entre la institución y la persona que encarna la misma. Por ello no se sabe si defiende la monarquía, la persona, las dos a la vez o ninguna (que podría ser). A ningún liberal en su sano juicio se le ocurriría defender que Borbón (algunos dicen Bribón) no sea igual al resto de los ciudadanos respecto a las leyes. La igualdad ante la ley, que es uno de los máximos principios liberales –por no decir casi el único indubitable-, que en España se consagra en el artículo 14 de la Constitución, no exime a nadie. Si Borbón asesinase a una persona sería juzgado. Lo mismo sucede si ha estado haciendo el egipcio en su misión como monarca. Por cierto figura que es inviolable en términos políticos-civiles, no penales. Tampoco el dicho leguleyo de “Tratar a los iguales como iguales y a los desiguales como desiguales” se refiere a este señor sino a la protección del débil. En el momento en que Díaz Ayuso estima que Borbón no es igual a los demás está defendiendo y respaldando la existencia de desigualdades a priori. Benjamin Constant, el famoso liberal, le daría de gorrazos hasta salir de la puerta del Sol y llegar, bajando por la cuesta de san Vicente, hasta Príncipe Pío como poco.

Decía Karl Popper, el padre putativo de la mayoría de liberales actuales, que la democracia, si es que se puede entender de alguna forma (nunca como llevar al pueblo a la cámara de representación), debía ser como exclusión de toda tiranía. De la mayoría y de la minoría. Si Borbón actúa como un tirano, en el sentido clásico del término, esto es, por encima de la ley, ningún liberal cabal defendería su actuación. Ninguno. Lo que los liberales han defendido, especialmente en Gran Bretaña, ha sido la institución como elemento vertebrador y de vigilancia del sistema representativo. Fíjense que Eduardo VIII hubo de abdicar del trono británico para casarse con una mujer divorciada, algo que contravenía los principios de la iglesia de Inglaterra de la que era cabeza como rey. ¿Por qué defiende que Juan Carlos de Borbón estafe a la hacienda pública y arrample con comisiones a los empresarios (malversación) cuando eso contraviene la ley? Por liberal no desde luego, sino por un intento de patrimonializar la institución pasando por encima de la Constitución sin dudarlo.

Lo peor, si es que es posible, no es sólo que defienda a un comisionista defraudador que se ha aprovechado de su posición institucional para arramplar con millones de euros, sino el trato que tiene para con sus contrincantes. Esa forma de decir “Desde luego no es como usted” al diputado de Más Madrid no sólo supone situar en un nivel inferior y de desigualdad al representante del pueblo, sino que es la fórmula más miserable posible de deshumanizar al otro, de señalarle como inferior, de criminalizarle por mantener una opinión distinta, algo ante lo que cualquier liberal se aterraría. La defensa del pluralismo, de la deliberación –algo que no entienden en el PP-, del uso de la razón como mecanismo para evitar matarse unos a otros, es también principio fundamental del liberalismo y por supuesto de la Constitución –que consagra la libertad de expresión, de pensamiento, de cátedra…-. Ni Borbón trajo la democracia él solo como si hubiese luchado contra los titanes, ni todas esas leyendas que se cuentan son verdad.

Como liberal puede defender de manera posibilista la monarquía constitucional, pero como liberal no puede defender las trapacerías y el saltarse la ley de cualquier persona. Igual es que están acostumbrados a saltarse todas las leyes (véanse los numerosos casos de corrupción que apuntan a la calle Génova para financiarse y enriquecerse la oligarquía dirigente) porque se piensan superiores y exentos de rendir cuentas a la legislación. Cuando hablan de igualdad ante la ley, como principio, en realidad deben pensar que es igualdad de los demás, no de ellos. Casado también piensa así y da que pensar que es toda una generación que se ha criado bajo esos preceptos que catalogan de liberales pero que no son más que vestigios del caciquismo y la oligarquía. No son liberales (como ha señalado en más de una ocasión Luis Garicano acertadamente), defienden el capitalismo, pocos impuestos y ya. No busquen principios y valores, cuanto mucho algún sermón católico. Ni defienden el liberalismo, ni la Constitución salvo para tirársela a la cabeza al enemigo. Porque, otra diferencia con los liberales, piensan en el otro no como adversario, como persona que puede tener la misma razón, sino como enemigo. Y curiosamente, cuando sí aparece un enemigo del liberalismo acaban pactando con él. Mucho señalar a los demás como totalitarios y se acuestan con los de la derecha.

¿Quién se mueve dentro del PSOE?

La pregunta del titular igual debería, si se hace caso a la prensa mayoritaria, ir complementada con un “¿para qué?”. Porque tan interesante es saber quién se mueve como para qué se están moviendo. El caso es que de un mes para acá distintos medios de comunicación, a derecha e izquierda, vienen contando historias sobre supuestas desavenencias, movimientos internos y pretensiones en el seno del partido mayoritario del gobierno –esto de mayoritario cabe recalcarlo porque parece que se olvida con frecuencia, tanto como señalar que la vicepresidencia principal, no la secundaria, está en manos de Carmen Calvo-. Unos movimientos que no acaban de explicar en sí, sino que dejan casi siempre abierto ese final, ese importante final, a la imaginación de cada cual. Y como es costumbre, en la derecha siempre tienden a tener una imaginación maliciosa. Por la izquierda tampoco son mancos a la hora de las maledicencias. Y la gente del PSOE, abrumada o sin abrumarse, niega la mayor y califica todo aquello que no le gusta de bulo. ¿Existen, por tanto, movimientos en la dirigencia del PSOE? Sí. ¿Son tal y como cuentan en los medios? Igual no.

Veamos lo que han contado los medios de comunicación, reagrupando ciertas informaciones y eligiendo aquellas de periodistas serios y de los que se conoce que tienen fuentes fiables y sólidas. A ello, además, se añadirán las propias fuentes y la experiencia de los años viendo este tipo de movimiento sotto voce en el seno del PSOE. De hecho ya conocen aquel dicho socialista: “¿Qué hace una persona del PSOE tomando una caña? Tomar una caña. ¿Qué hacen dos personas del PSOE tomando una caña? Tomar una caña. ¿Qué hacen tres personas del PSOE tomando una caña? Conspirar”.

La conspiración de los fontaneros.

Por un lado los medios de comunicación hablan de una posible conspiración, contra José Luis Ábalos, lanzada desde la fontanería de Moncloa. Lo cual no quiere decir que cuente con la aprobación de Pedro Sánchez, dato que es importante para comprender el trasunto. Según han dicho serían Iván Redondo o Félix Bolaños –según quien cuente la versión es uno u otro- los que están moviendo el manzano para ver si cae el secretario de Organización del PSOE. Están descontentos, dicen las fuentes de esos periodistas, por el poco apoyo del PSOE –señalando a Ferraz- a los asuntos que tratan del gobierno, en especial los que son propios del PSOE. Es decir, que piensan en Moncloa que el partido está callado y además no se hace fuerza mediante los grupos de sugus y los medios propios con las cuestiones que se les ocurren en el palacio presidencial. Los fontaneros como García Yustos, Novotny y demás –ahora que han colocado a Cabezón en la Casa de América- estarían segando los pies al secretario de Organización con la colaboración de su segundo, Santos Cerdán para el cual tienen loas por su buen hacer en las negociaciones para los PGE.

Conociendo la trayectoria de muchas de esas personas parece plausible que quieran cargarse a Ábalos, más cuando desde el grupo parlamentario tienen al “jefe de fontanería y cerrajería” Rafael Simancas. Todos han destacado en el pasado por traiciones, cambios de chaqueta y destrucción del que no les gusta. Por ese lado habría cierta veracidad en la información. El problema vienen cuando se obvia que fue Bolaños quien ideó el reglamento interno que concede todo el poder a dos o tres y persigue a aquellos que alcen la voz. Normal que las personas que podrían apoyar en redes sociales no lo hagan por hastío. Tampoco es normal que el presidente de la Fundación Pablo Iglesias, o sea Cerdán, no cumpla con una de sus labores. Mientras que las fundaciones y asociaciones de otros partidos (la CEOE no es asociación de partido sino la jefatura real del PP) generen ideas, debates y contiendas, la socialistas esté a pescar en un lago seco. En vez de impulsar ideas y talento y confrontar con los demás partidos, la Fundación sólo hace foros que a nadie interesan o en los que sólo participan los amigos. Por tanto, es extraño que los fontaneros acusen a Ábalos de algo en lo que no tiene culpa, ni parte, mientras obvian que sus aliados sí podrían hacer cosas.

La conspiración de Ferraz/Grupo Parlamentario.

Por otro lado los medios también han contado que tanto Ábalos como Adriana Lastra están actuando para señalar y acabar con Redondo y los fontaneros monclovitas –a excepción de Bolaños dicen los periodistas-. Que están cansados de tener que sufrir las idas y venidas del camarlengo con acciones que acaban perjudicando al partido –algunas se han contado aquí-, mientras que ella y él quieren y apoyan ese giro a la izquierda (por lo que aceptan inconscientemente que Sánchez estaba a la derecha, suya al menos) y ese acompañamiento a los postulados de Podemos. De hecho, dicen los medios, es Ábalos quien ejerce de factor izquierdista en el Consejo de ministros frente a Nadia Calviño, Margarita Robles y otros ministros más moderados (los medios de izquierdas callan que Yolanda Díaz se posiciona en más de una ocasión con el sector del PSOE que califican de moderado). Cuentan que si no fuese por ella y él el gobierno estaría haciendo políticas de derechas. Por eso quieren detener la deriva de los monclovitas y aliarse a Pablo Manuel Iglesias.

En el plano de las alianzas de este grupo según a quien se lea difieren bastante.  Según algunos periodistas Lastra estaría apoyándose en Cerdán (que haría juego doble), algo que cuadra bastante pues como todo el mundo sabe las gentes de la vicesecretaria han usurpado Izquierda Socialista, a la que utilizan para sacar manifiestos de apoyo a las acciones que benefician a ese sector. Otras voces dicen que Ábalos cuenta con Simancas (otro agente doble) en el Grupo parlamentario a fin de mover algunos hilos para colocar a gentes en otras comunidades. Como ven todo un muestrario de puñaladas, navajeos y patadas a la espinilla.

¿Qué hay de realidad en todo ello?

Como los periodistas son solventes y las fuentes consultadas no niegan algunos hechos y movimientos se comprueba que sí, que existen movimientos internos. ¿Para qué? Parece olvidarse que el año que viene, si la pandemia lo permite, se celebrará el 40° Congreso del PSOE y los subsiguientes regionales. Quitando a Sánchez que es intocable y obviando bulos como que Emiliano García Page se presentaría (ha confirmado que no), por debajo todo puede pasar. Es cierto que en presidencia existe un malestar bastante grande con la inacción completa del partido, el cual ha quedado como un muerto viviente más allá de lo pandémico. Se culpa a Ábalos de ello, aunque bien que ha hablado con las baronías en más de una ocasión para calmar las aguas –cosa que no han hecho otras personas-, aunque en realidad si hay que buscar culpables los hay a un lado y otro. No querían ningún tipo de discrepancia interna y han apagado la actividad interna. Por cierto, para regocijo de baronías, caudillos, senescales y demás caciquillos que pululan por el mismo.

Estar ante las puertas de un Congreso donde aspirar a canonjías, cargos, puestecillos, sobadas de lomo y demás activa a la oligarquía. Unos para no perder lo que tienen, otros para auparse más arriba. O simplemente rodearse de personas afines para controlar todos los resortes del aparato. Hasta el momento ni Ábalos, ni Lastra han logrado construir un aparato a su gusto, como no lo han conseguido desde Moncloa. De ahí vienen las maldades que se lanzan a los periodistas afines. No es que se hayan inventado esto o aquello, más allá del vuelo de la pluma de cada escribiente, sino que han sido informados de situaciones que, en algunos casos, no pasan de simples discusiones, como si fuesen acciones de ataque. Sin duda hay tres grupos en esa oligarquía dirigente que están peleando por posicionarse y controlar el PSOE libremente. Por eso no extraña que Cerdán y Simancas aparezcan en varios bandos.

Esto es algo normal cuando la capitanía no se pone en cuestión y está a otra cosa (gobernar) abandonando el partido. Que Redondo y Bolaños diseñasen, un acto de partido de Sánchez, que ha tenido poca repercusión (de ahí vendría su último enfado con Lastra y Ábalos), ejemplifica ese intento de los fontaneros de ocupar el espacio partido. Que se filtren las “cagadas” de los fontaneros y se alabe a Lastra y Ábalos como adalides de la izquierda, indica que éstos también mueven sus peones, como se filtra que vicesecretaria y secretario de Organización están entregados a Podemos. Se juega no sólo estar cerca del presidente sino colocar peones en toda la geografía española. Por eso unos apoyan a Felipe Sicilia –para Andalucía-, mientras otros colaboran con algún candidato surgido del susanismo, aunque Sicilia salió de ahí también pues lleva años en cargos públicos en Andalucía. Son movimientos de partido que, en algunos casos, quedarán en nada y en otros puede que se acierte y caigan algunas cabezas. De estas igual caen las de tantas personas que están en la ejecutiva por estar sin aportar nada realmente. Cuando vuelvan a leer una noticia sobre navajeos del PSOE piensen en el siguiente Congreso del PSOE, no caigan en la trampa de divisiones gubernamentales. Si Sánchez dijese que el PSOE pacta con Ciudadanos todos se cuadrarían y no rechistarían –por mucho que levanten el puño-. En la vida corriente hace mucho frío y las personas se mueven para no perder lo conseguido o ganar algo más. La condición humana de los aparateros, nada más.

Casado quiere a los socialdemócratas en el PP junto a los franquistas

El presidente del PP está buscando la fórmula para construir el Partido Único que tanto le gustaría dirigir. De hecho en “su” PP caben desde los socialdemócratas que “huyen” del sanchismo hasta los fascistas que pretenden dar un golpe de Estado, por no hablar de todos los cristianos que son, como dijo su ahijada Isabel Díaz Ayuso, los generadores del orden Occidental. En realidad lo del Partido Único no lo ha pensado porque da por hecho que el PP es el único partido que posee la verdad y el camino hacia la consecución de una España como unidad de destino en lo Universal, que es lo que siempre han querido. Pero no habiéndolo pensado es lo que anhela en realidad, un partido donde quepan desde socialdemócratas hasta falangistas y que luchen contra el radicalismo de los colectivistas.

Pablo Casado no es la primera vez que llama a la unión de los desencantados con el PSOE sanchista, lo peor es que lo hace insultándolos ideológicamente. Para Casado, como para sus secuaces, el liberalismo no es una ideología sino una doctrina de la realidad –eso piensan y dicen, sí- por lo que puede insultar a la inteligencia de las personas que se consideran socialdemócratas al requerirles que se sumen a su movimiento nacional bajo postulados individualistas (e idealistas), de capitalismo desaforado y donde los privilegios de las oligarquías se mantienen gracias al derecho. Porque el “derecho de autor” es de los radicales que quieren imponer colectivismos e identitarismos al resto de los individuos amenazándoles con la aplicación del derecho. No como la legislación mercantil que permite a las empresas hacer y deshacer casi a su antojo –especialmente a la aristocracia bancaria- cambiando los contratos de forma unilateral o cobrando más de 300 euros al año por mantenimientos de cuenta. La usura real, algo contra lo que los socialdemócratas se rebelan, es defendida por el PP porque eso no es “derecho de autor”…, es tan sólo el orden natural de las cosas.

Que Casado pida el apoyo de los socialdemócratas moderados (¿existen socialdemócratas radicales?) es una más de las boutades de esa factoría de la risa en que se ha convertido la sede de la calle Génova. Y todo porque según su opinión España está a punto de ser destruida por el gobierno sanchista-podemita. Muy curioso esa fórmula de separar al PSOE de lo que es Pedro Sánchez para crear una especie de orfandad política en los socialistas que se han cansado del actual inquilino de la Moncloa. No han debido analizar bien, de todas formas, las encuestas porque, más allá de algún elector que siempre cabalga entre la derecha y la izquierda, quienes más enfadados pueden estar con el actual PSOE no son precisamente personas que votarían al PP. Tampoco a Podemos o la actual IU (igual a la de Cayo Lara sí). Si leyesen las tablas del CIS observarían que el PSOE viene perdiendo votantes hacia la abstención pero de un perfil sociológico de izquierdas, con sentido de clase y de edad media. Ese tipo de elector socialistas no votaría a un sinsorgo como Casado porque, entre otras cosas, está hastiado de esta clase política en general. Así que ni votaría al PP por convicciones, ni a otros por convicciones también.

Casado sólo puede crecer por su derecha, recuperando a los falangistas, por lo que su táctica es errada. Cuestión bien distinta es que alentase la abstención al PSOE como provocaron en su momento con la primera Conspiración. El PSOE se mantiene en el “histórico” ±28% y de ahí no bajará porque lo que pierde de abstención lo gana por su izquierda –dicho así a brochazo electoral-. Esa abstención no irá a Ciudadanos o el PP. De hecho Ciudadanos ya ha recogido todo lo moderado que podía recoger y el PP, al no tener sentido de Estado con la renovación del CGPJ (¿por qué otorgó a IU un vocal con menos votos y quiere impedir que Unidas Podemos entre en las discusiones?), tampoco va a conseguir a un votante socialista moderado y cabreado. Esto no lo han estudiado porque lanzan la caña sin nada en el anzuelo. Y claro se ve que hay un pincho, que en el caso del PP es el de siempre, entregar lo público a manos de los amigos y perseguir al que disienta con mordazas.

Se dice liberal y en su vida Casado ha demostrado tener un carácter liberal. De hecho es mucho más colectivista que aquellos a los que señala de colectivistas porque, pasando por encima de ese espectro que es el ser individual, siempre ha querido imponer su opinión y su ideología carpetovetónica. Formar un colectivo de españoles que callen y otorguen. Que traguen con todas las trapacerías de la Casa Real; que calle ante la corrupción generalizada del PP; que mire hacia otro lado cuando se nutren los bolsillos de los empresarios amigos con miles de millones en sobrecostes; que se envuelvan en la bandera como único modo de sentir España, esto es, su forma de sentir y pensar España; al fin y al cabo un franquismo sociológico camuflado de democracia capitalista. Paradójicamente se dice liberal y rechaza cualquier tipo de deliberación y de confrontación de opciones pluralistas. Tanto es así que su propuesta de unir a los socialdemócratas al PP –al yugo partidista- es una forma de acabar con el pluralismo que defienden los liberales… de verdad.

Porque en el PP son liberales de boquilla pero no de acción. Cualquier análisis que quiera acercarse mínimamente a la verdad tiene que pasar inexorablemente por las prácticas, por la acción, no sólo por el discurso. Y las prácticas dicen que el PP no es lo que dice que es. Se dice liberal pero acaba ampliando los poderes estatales –en vez de reducirlos-; acaba interviniendo el poder judicial; acaba interviniendo los aparatos represivos y utilizándolos contra los discrepantes; acaba ejerciendo lo punitivo contra la población; y siempre intenta imponer como verdad única e indubitable lo que sus jefes deciden que así sea. Ahora, nuevamente, a pedir el apoyo de los socialdemócratas a los que quiere mezclar en su Partido Único con los falangistas/franquistas para ¿liberar a España? ¿Para obtener la concordia? Por cierto para esto último hay que tener libertad de expresión, de pensamiento y de manifestación algo en lo que no ha destacado el PP como firme defensor, más bien lo contrario. Llegar a acuerdos sólo es posible si todos se sientan en la mesa, sin exclusiones, como pasó en la Transición y algo que ahora no quiere Casado porque se instala en el apriorismo de los “destructores de España”. Siéntese usted primero señor Casado y que sean los demás lo que no acepten debatir, parlamentar y acordar. Pero a eso no se atreve por si se sientan de verdad y queda con las posaderas al aire. Prefieren luchar contra la razón que tenerla.

El PSOE a punto de perder el apoyo del feminismo

“Bastantes problemas tenemos entre los dos partidos del gobierno de coalición para detenerse a discutir por una ley que no significa nada” habrá pensado Pedro Sánchez, un presidente sorprendido por la vehemencia de la vicepresidenta primera Carmen Calvo en su intento de frenar lo que se ha venido en catalogar como Ley Trans, pero que realmente no lo es en sí, como verán. No puede comprender el presidente, ni muchos de los ministros del PSOE que se sientan en el Consejo, y mucho menos puede entender el camarlengo Iván Redondo cómo es posible que dar “derechos” a personas pueda ser producto de enfado, de lucha a muerte y de señalamiento. Ese es el problema que piensan en términos de derechos y no de ciertos privilegios o de pasar por encima de las personas como vienen demostrando las feministas en su lucha de los últimos tiempos.

Se deben haber tragado, como han hecho algunos medios de comunicación, que el proyecto de ley Trans cuenta con el respaldo del 96% de la población. Difícilmente pueden estar de acuerdo las personas con una ley de la que se desconoce casi por completo su articulado y las consecuencias que pueden tener. Una mentira más de la propaganda de Podemos que los asesores monclovitas se han tragado hasta el estómago. Ni ha habido consulta, ni ha habido publicidad, ni nada. Es todo un engaño tramado desde el ministerio de Igual-da con ciertos cabildeos, dispuestos a la subvención, para intentar lograr un apoyo para una legislación que la mayoría del feminismo rechaza. De hecho, hasta que desde el PSOE se ha dado la orden de dejar hacer a Podemos e IU en este tema y ha ordenado callar, las mujeres con cargos socialistas se han destacado por luchar contra este tipo de acciones que llevan a hundir el feminismo y poner en peligro las conquistas de años de lucha de las mujeres.

Tiene poco sentido lanzar una ley Trans cuando el colectivo trans tiene la posibilidad, reconocida, de hacer la transición de un sexo al otro bajo unos parámetros lógicos y mínimos, con la ayuda sanitaria para proceder al cambio de sexo. Ahí tienen a diversas personalidades que han hecho esa transición y ahora son mujeres u hombres. Por tanto, el derecho a transicionar existe y está reconocido desde hace años. Esto fue apoyado por el PSOE, por el feminismo y por cualquiera con dos dedos de frente. Ahora bien ¿por qué ahora existe un debate tan intenso? Ninguna feminista se niega a que las personas transicionen, lo que no están dispuestas es a abrir la puerta a espantajos, mentiras, problemas personales o cambios de humor que acaben destrozando los logros del feminismo y sus “espacios de seguridad” como mujeres. Que un hombre, con todos sus órganos de hombre, su aspecto de hombre acabe siendo mujer, además lesbiana, es una pantomima que el feminismo no está dispuesto a aceptar.

No es un hombre que entiende que es mujer, lo asimila, lo proyecta y acaba transicionando a mujer con protección y cuidado médico, no. Es que cualquier gachó, sin cambiar su aspecto (con lo cual juega con los roles de género que el feminismo quiere destruir), diga que es mujer y lesbiana, se le acepte con un simple cambio registral y ya entre en los lavabos de mujeres, en las duchas de mujeres y niñas, en las cárceles de mujeres, etcétera. De hecho, siendo hombre a la visión de cualquiera optaría a las cuotas de mujeres que se utilizan para la equidad intersexual. Para tener una imagen más gráfica de lo que supone, en las listas del PSOE en las próximas elecciones podrían ser 100% hombres según su sexo real y visual pero cumplir con la paridad hombre/mujer. ¿Está llena España de transexuales? No, pero de caraduras bastante.

Otra cuestión que pretende esta ley, según las filtraciones, es que cualquiera menos los padres y madres puedan decidir que su hijo de seis años es trans y medicarlo, sin supervisión psicológica. Si un profesor observa que su hijo juega más con muñecas, algo que desde el feminismo se ha defendido para acabar con los roles de género, con avisar al poder institucional, le meterían hormonas para cambiarle el sexo. Los padres no podrían decir esta boca es mía por lo que supone quitarle la potestad y guardia y custodia de sus propios hijos. Y si es niña y juega al fútbol la convierten en niño. Lo curioso de todo esto es que esta legislación acaba adoptando los roles de género impuestos por el patriarcado para determinar la condición de la persona. Rancio no, lo siguiente. O imaginario porque si usted siente que tiene 65 años debería poder cambiarse la edad biológica y pasar a ser pensionista, por ejemplo.

Frente a esto se han manifestado socialistas (han tenido cargos en el PSOE o para el PSOE) como Ángeles Álvarez, Amelia Valcárcel o Alicia Miyares. Personas que son insultadas constantemente por las hordas queer moradas. A las que aún ostentan cargos las han obligado a callar y tragar con todo para que no haya más problemas en el gobierno de coalición, en una especie del fin justifica los medios. El problema para el PSOE y, por ende, para Pedro Sánchez es que con esta actuación y esa permisividad lo que hace es destruir un vínculo de décadas con el feminismo. De hecho, cuando desde Podemos se comenzó a gestar estas cosas “raras” (queer significa raro) las feministas pensaban que “al menos en el PSOE no defienden estas cosas y los frenarán”. Pues parece que no y eso supone un ruptura con el movimiento feminista. ¿Qué tiene que decir ahora Adriana Lastra que gusta de colgarse todas las medallas feministas habidas y por haber? ¿Va a permitir que esto siga sucediendo? Y cuando desde Podemos quieran implantar los vientres de alquiler –otra reivindicación de los colectivos subvencionados que les apoyan- ¿también tragarán con todo para que no haya peleas en el Consejo de ministros? ¿Dónde quedan los principios? ¿Se aceptará legalizar la prostitución como quieren en el ministerio de Igualdad? ¿Están cayendo en el PSOE por la presión de farmacéuticas y grupos de clínicas que llevan esos temas?

El problema puede parecer menor a día de hoy cuando se han aprobado los PGE y parece que va a haber más estabilidad en España –si el coronavirus lo permite-, pero esto no se va a olvidar y el feminismo, que son muchos cientos de miles votos, por no decir millones, dejará de votar al PSOE. Si el PSOE se nutre de clase trabajadora y mujeres en su mayoría, de seguir por esta senda se pueden quedar sin su nicho de votos. Aunque sólo fuera por esta cuestión electoralista en el PSOE deberían estar preocupados. Pero no sólo son votos, son principios fundamentales del socialfeminismo que se decía en el 39° Congreso defender. A las puertas de 40° Congreso del PSOE se rompen los lazos con el feminismo por una legislación que, en realidad, no concede más derechos grupos de personas. Al contrario concede privilegios a hombres que si fuesen violadores disfrutarían en una cárcel de mujeres con un simple cambio registral; si son pedófilos se les permitirá entrar en los baños públicos donde mujeres protegen a sus hijos e hijas… Y esto no es que puedan ser casos imaginados sino que allí donde este tipo de legislación existe ya se han producido. Los trans tienen la posibilidad actual de cambiar de sexo, esto que pretenden aprobar con el silencio cómplice de Sánchez es otra cosa. Cuatro décadas de lucha feminista en el PSOE y para el PSOE que quedan arruinadas por cuarenta monedas de plata y dos días más de legislatura.

El aniversario de la Constitución desnuda a la clase política

Si existe un día en el que la clase política queda más al desnudo sin duda ese es el 6 de diciembre de cada año. Entre los golpes de pecho patrióticos llenos de estulticia en los discursos, los revolucionarios del aire y los iliberales, todos y cada uno de los personajes que conforman el teatro de la política acaba desnudo. En un día en que podrían expresar lo común, lo que une, lo que supone ser constitucionalista, acaban haciendo todo lo contrario y señalan lo que les diferencia a ellos –aquí no cabe generalizar-, lo que les mueve a ellos, lo que al final no es más que el egoísmo de partido. Que sí, que luego uno de Podemos se va de cañas con uno de Vox, pero esa parte tras la tramoya no es más que producto de un sentir de casta, pero en los discursos pareciera que no tienen tiempo de señalar algo que una.

Por extraño que pueda parecer, a la vista de las últimas informaciones de los medios (de izquierda y derecha), el presidente Pedro Sánchez ha sido el único que se ha acercado al ideal que una fecha como esta debería reflejar. En una entrevista en El periódico se ha expresado en términos conciliadores, sin buscar en los intersticios de la oposición o los socios para hacer un discurso de la división. Ha actuado como presidente de todos y cada uno de los españoles defendiendo la Constitución. Lamentablemente sólo la ha defendido en un sentido positivista, es decir, en un sentido de derechos y no tanto de valores y prácticas. No es culpa suya pues no le han asesorado de forma correcta –el presidente es lego en esta materia aunque el ministro José Manuel Rodríguez Uribes le podría haber pasado una cuartilla pese a la envidia de los asesores monclovitas-, pero aun así ha sido quien ha pedido a todos los partidos que defiendan y trabajen en el marco constitucional. Lo que incluye a los separatistas que han apoyado la investidura y los presupuestos –algo que igual ha gustado poco en el paseo del Prado-.

De independentistas, regionalistas, trotskistas y radicales diversos no podía esperarse nada en este día en torno a valores y defensa del marco de convivencia –gracias al cual, por cierto, pueden expresarse en libertad y actuar como actúan-. Tampoco llega a extrañar, tal y como vienen actuando desde su horrible aparición, todo lo que viene de Vox. Por mucho que desde su Fundación Disenso intenten engañar a las personas con su amor hacia los libertarios liberales, al final se encuentran en buena compañía de los nazis. No de falangistas –al fin y al cabo estos son anticapitalistas en el discurso-, sino de nazis del III Reich. Lo más execrable que ha generado la humanidad como tal. Grupos nazis apoyando a Santiago Abascal en Barcelona a los que no han echado sino que han sido acogidos amistosamente por las tropas voxistas. Con eso queda claro de parte de quiénes están. Por mucho que digan que defienden la Constitución en realidad son iguales que todos aquellos que la destruirían para imponer un régimen totalitario.

Desnudo también ha quedado Pablo Iglesias pues su discurso populista, inventando una supuesta voluntad del pueblo que se sitúa por encima del marco de convivencia, por lo que éste debe adecuarse a esa voluntad que sólo ÉL conoce y define, se instala en el idealismo mágico de lo futurible. Populismo y demagogia al hablar de horizonte republicano –sólo el 40% apoyaría una república y eso sin conocer los detalles concretos sobre cómo quedaría constituida, lo que es como preguntar si quieren que no haya guerras-, mezcla de conceptos sin ton, ni son –si se fijan en el artículo que ha lanzado en Público se entiende que no conoce lo que significa la fraternidad-, y mucho voluntarismo de la emoción. Eso sí, las prácticas, que al final acaban definiendo realmente los proyectos, señalan que no se va por ahí, por ese camino. Y lo peor es que termina por dar la razón a ciertos argumentos de la derecha al decir que “la derecha no volverá a estar en el Consejo de ministros”. Cuando deroguen la ley mordaza –mucho más importante que esas leyes de igual-da que quieren impulsar-, cuando deroguen la ley laboral y todas esas cosas para evitar la pobreza de verdad, entonces, en ese momento, igual hay horizonte para otras cosas. Por cierto modificación constitucional que requeriría no sólo de un referéndum sino de un cambio constitucional para el cual no se cuenta en el Congreso con los votos necesarios (si PP y Cs no hay posibilidad). Mientras tanto demagogia y populismo.

Pero quienes peor han salido parados han sido los dirigentes del PP. Estas gentes sólo son constitucionalistas cuando observan que pueden hacer mella al gobierno. El resto del tiempo demuestran que sólo piensan en sus cuitas y que además terminan por apoyar medidas, como poco, autoritarias. Así, Isabel Díaz Ayuso no ha tenido reparos en decir que desde el gobierno se quiere destruir la Constitución –difícilmente se puede destruir una ley, salvo que quisiese decir derogar- y en apoyar la carta que los militares mandaron al monarca Felipe de Borbón para que intervenga en la política directamente, algo que la Constitución prohíbe expresamente, por cierto. Nada de hablar de valores o de lo que une, al contrario señalando todo lo que puede dividir y hacer daño a España. Porque lo que les gusta es que España esté siempre mal y dividida para poder mangonear a sus anchas. Al carecer de alternativa y no presentar debate pues carecen de ideas más allá de la mera tecnocracia y el gestionar mejor o peor el capitalismo, deben enfrentar a los españoles siempre que pueden para tener algún argumento, ficticio eso sí, con el que seguir en la poltrona. Así es normal que Pablo Casado haya afirmado que “la Constitución es la consolidación de la reconciliación nacional y del éxito de una democracia que Podemos, los independentistas y el partido sanchista han puesto en la diana. No les gusta lo que representa: concordia, pluralidad y Estado de derecho”. O lo que es lo mismo, utilizar la Constitución para pegarle en la cabeza con ella al gobierno y los socios “momentáneos” del mismo. Utilizar la Constitución para agredir a los demás en base al pensamiento mágico que pone a Sánchez contra la misma. Bien que hable de valores pero no para atizar a los demás en un intento de apropiación de la Constitución que al final provoca lo contrario de lo que se dice que se quiere hacer.

Y tiene, además, la cara de hablar de libertad Casado cuando el PP ha generado el mayor atentado contra la libertad de expresión y de pensamiento con la ley mordaza, con su imposición de una sola religión posible –si se es sionista se permite pero con cuidado- que debe ser la que aromatice toda la legislación, de unas relaciones laborales que impiden en realidad la plenitud de establecer relaciones entre patronal y sindicatos salvo la de dominio de unos sobre el resto… Tiene cara para esto y mucho más, como pedir el voto a los socialdemócratas “moderados” -¿existen socialdemócratas radicales o es ignaro el pepero?- cuando él mismo es el epítome de todos los valores contrarios a la socialdemocracia. Un día más en la oficina de la ignominia y el insulto a la inteligencia de Casado.

Eso sí, por mucho que digan y hablen todos maravillas democráticas, todos y cada uno de los dirigentes políticos siguen incumpliendo el artículo constitucional que exige democracia en los propios partidos políticos. Todos y cada uno no dejan de ser sino dictadorzuelos de partido en mayor o menor grado. Pero de esto no hablan porque no les interesa. Un año más, la clase política demuestra que en demasiadas ocasiones está muy lejos del sentir de la calle. Si en los años de Transición todos los partidos modificaron sus propuestas para ajustarse a lo que la calle, con más o menos sapiencia pedía, cuarenta y dos años después sus herederos son incapaces de interactuar con la ciudadanía. O conmigo o contra mí es el aroma de época que se sufre, de momento, en silencio, aunque los gritos enmudecidos por el ruido mediático y político van elevando su volumen. Igual cuando sean ya chillidos es tarde. Nadie les pide que estén de acuerdo en todo pero sí que al menos sean capaces de acordar lo mínimo.

Libros para navidades

Dado que las editoriales ya están, en este año tan extraño, preparando lo que va a ser la llegada de 2021, nada mejor que hacer una serie de recomendaciones para ese libro que se quiere leer durante las navidades; ese que los reyes magos depositan en el sofá con la esperanza de que este año sí el crío o la cría al fin dedique más tiempo a leer que al dispositivo electrónico; ese ensayo que puede hacerle cambiar la vida o verla desde otra perspectiva; ese gran clásico que lleva años queriendo leer y que se ha reeditado; o el regalo para un “ser allegado” si es que le dejan verlo. Da igual el motivo, leer siempre permite abrir la mente o evadirse de la realidad sin caer en la locura. Para todas esas personas unas recomendaciones para esta navidad o para las rebajas de enero que están las cosas muy ajustadas.

NOVELA

Rayos de Miqui Otero, Blackie Books, 21 €

Fidel Centella se va de casa sin saber qué busca, y quizás por eso todo le llegará por sorpresa: el dilema de si Bárbara, la chica que roba y silba, o Diana, la que tiene mucho y lo ofrece todo; las hazañas en el ruinoso piso compartido que apenas duerme; las leyendas urbanas de un barrio con casi tanto color como sombras; los brindis con su padre enfermo. Siempre rebotando entre la memoria gallega de su familia emigrante y la promesa de muchas vidas posibles. Cuando quiera orientarse, mirará los rayos de luz que nacen en la montaña de su ciudad. Esos que, como Justo, Iu y Brais, siempre han estado ahí. Los que, como sus amigos, brillan más cuando todo está oscuro. Los que le muestran el camino a casa.

Rayos es la novela más íntima y poderosa de uno de los mejores narradores del panorama literario nacional. Otero retrata una realidad compleja con una mirada luminosa. Caleidoscópica, sutil y, sobre todo, viva.

Todo en vano de Walter Kempowski, Traducción de Carlos Fortea, Libros del Asteroide, 22,95 €

Prusia Oriental, enero de 1945. Ha comenzado el éxodo de los alemanes que huyen hacia el oeste ante el avance del Ejército Rojo. En su camino, varios de ellos encontrarán refugio en Georgenhof, la privilegiada hacienda donde Katharina von Globig vive, en ausencia de su marido, con su hijo Peter y una tía lejana que ejerce de ama de llaves metomentodo. Por la casa desfilarán personas de origen muy variopinto: una violinista nazi, un economista, un aristócrata báltico o incluso un prófugo judío; cada uno de los testimonios de estos visitantes revela un punto de vista distinto sobre la guerra, el nazismo, el enemigo o el porvenir. En la hacienda resuenan así las opiniones de los alemanes comunes sobre su propia historia mientras la tragedia se va cerniendo sobre la familia.

Inédito en español hasta la fecha, Walter Kempowski es uno de los grandes escritores alemanes de la segunda mitad del siglo XX. Esta ambiciosa novela, publicada en 2006, se considera un hito literario por su exploración de un periodo de la historia alemana largamente silenciado en la literatura de este país. La rica panorámica de Kempowski retrata magistralmente, sin juicios y con rigor documental, el sufrimiento, las complicidades y las negaciones del pueblo alemán ante la caída del Tercer Reich.

El fantasma y la señora Muir de R. A. Dick, Traducción de Alicia Frieyro, Impedimenta, 20,50 €

Publicada en 1945, y germen de la célebre película de Joseph L. Mankiewicz, El fantasma y la señora Muir es una comedia romántica, deliciosa y refrescante sobre la capacidad del amor para romper cualquier frontera no solo en la vida, sino también más allá de esta.

Lucy Muir es una joven viuda a la que todo el mundo considera «muy poca cosa» a pesar de que ella se tiene por una mujer muy decidida. Agobiada por las deudas tras la muerte de su marido, decide mudarse a Gull Cottage, una casita ubicada en un pintoresco pueblo costero inglés llamado Whitecliff. Según los rumores que corren por la zona, la casa está embrujada, y el espíritu del atractivo y arisco capitán Daniel Gregg, antiguo dueño de la casa, vaga por el lugar importunando a todos los que osan alterar su descanso. Inmune a las advertencias, Lucy se plantea descubrir por sí misma si esas historias son ciertas. La relación estrambótica y a la vez sumamente tierna que establece con el capitán Gregg se convertirá en un refugio para ella y en un amor que desafiará todas las leyes de la lógica.

Forastero en el matrimonio de Emir Kusturica, Traducción de Nicole d’Amonville Alegría, Acantilado, 16 €

Zeko, un niño presa del dolor, confiesa sus secretos a una carpa; Azra y Braco, un matrimonio que se oculta secretillos, termina coincidiendo en un mismo hospital sin saberlo; unas especiales serpientes salvan al soldado Kosta de una muerte brutal… Seis relatos ambientados en la Sarajevo de los años setenta y ochenta que comparten la fantasía y el realismo mágico característicos de la obra de Emir Kusturica. Sus personajes pelean, se protegen o se aman, pero la triste realidad que los rodea se transforma, gracias al genio del escritor, en expresiva fábula.

Odisea de Homero, Traducción de Miguel Temprano García, Blackie Books, 24,90 €

Todos conocemos la historia de la «Odisea», aunque no la hayamos leído. Está en canciones, en novelas, en poemas, en cuadros, en chistes. Blackie Books arranca su colección «Clásicos Liberados» con la historia de todas las historias occidentales, dando voz tanto a Nick Cave como a Mary Beard u Ovidio. Tomando la adaptación favorita de Borges para incluir, además, una versión de la historia de Margaret Atwood en una edición cuidadísima, pero no cara, ilustrada a todo color por el gran Calpurnio. Liberar a los clásicos es acercarnos a ellos de nuevas formas.

Atrapa la liebre de Lana Bastasic, Traducción de Pau Sanchís Ferrer, Navona, 19 €

Después de doce años sin saber nada una de la otra, Sara, que ha emigrado a Dublín y vive alejada de los fantasmas del pasado, recibe una llamada de Lejla. Ella le pide que vuelva a Bosnia y la acompañe a buscar a su hermano, desaparecido durante la guerra. Juntas irán en coche de Mostar a Viena en un viaje que, más que un reencuentro inofensivo entre dos viejas amigas, será un camino a un corazón de las tinieblas profundamente balcanizado.

He aquí una road trip literaria, una novela brillante y devastadora que, con un lenguaje sutil y auténtico, retrata la complicada relación entre dos personajes inolvidables. A la vez, nos muestra, sin temor a los tabús, cómo los traumas de un grave conflicto siguen resonando a lo largo de los años.

“Lewis Carroll y Elena Ferrante en un País de las Maravillas balcanizado”. Jasmina Vrbavac.

Despojos. Sobre el matrimonio y la separación de Rachel Cusk, Traducción de Catalina Martínez Muñoz, Libros del Asteroide, 17,95 €

En 2009, el matrimonio de Rachel Cusk llegó a su fin y su mundo se fracturó: «la vida que habíamos construido juntos se desarmó, como un puzle convertido en un montón de piezas con los bordes recortados». Despojos es el relato de esa ruptura, en el que una escritora y madre de dos niñas observa sus propias reacciones ante la destrucción de la vida tal y como la había entendido hasta entonces. Una mujer que, mientras crea una nueva individualidad para ella y un nuevo modelo de familia para sus hijas –en una sociedad que sitúa el amor conyugal como centro sagrado e inquebrantable de una familia–, descubre una inesperada vulnerabilidad, pero también libertades y fortalezas desconocidas.

Rachel Cusk, una de las voces más aclamadas y más originales de la literatura actual, utiliza su talento narrativo para crear una obra profundamente turbadora por su singularidad, cuya arrolladora franqueza y feroz autoconocimiento ha deleitado y conmocionado a partes iguales.

Los terranautas de T. C. Boyle, Traducción de Ce Santiago, Impedimenta, 25,95 €

En 1994, en el desierto de Arizona, ocho personas se confinaron bajo una cúpula de vidrio. El experimento buscaba poner a prueba su capacidad de aguante ante el aislamiento, la desesperación y los anhelos de una sociedad cerrada. Esta es su historia.

Recién llegados al desierto de Arizona en 1994, «Los Terranautas», un grupo de ocho científicos (cuatro hombres y cuatro mujeres), se prestan voluntarios, en el marco de un exitoso reality show retransmitido a nivel planetario, para confinarse bajo una cúpula de cristal bautizada como «Ecosphere 2», que pretende ser un prototipo de una posible colonia extraterrestre, y que busca demostrar que pueden vivir aislados del resto del mundo durante meses y ser autosuficientes. La cúpula es obra de Jeremiah Reed, un ecovisionario conocido como «D. C.» —«Dios el Creador»—, pero pronto empieza a surgir la duda de si se ha logrado un excitante descubrimiento científico o si se trata de un simple gancho publicitario bajo la excusa del experimento ecológico más ambicioso del mundo. Los científicos serán vigilados por otros investigadores, la Misión de Control, que supervisarán sus movimientos desde este «nuevo Edén», mientras se enfrentan a una serie de catástrofes que amenazan su vida y que pueden conducirles al desastre más absoluto.

El maestro y la margarita de Mijaíl Bulgákov, Traducción de Marta Rebón, Navona, 29,90 €

No existe ninguna obra comparable a El Maestro y Margarita.

Una tarde de primavera, el Diablo, arrastrando el fuego y el caos a su paso, sale de las sombras hacia Moscú. La sátira fantástica, divertida y devastadora de la vida soviética, que nos brinda Bulgákov, se combina en dos partes distintas pero entrelazadas, una ambientada en el Moscú de los años treinta del siglo XX, y otra en la antigua Judea del siglo I, cada una llena de personajes históricos, imaginarios, espantosos y maravillosos. Escrita durante los días más oscuros del reinado de Stalin, y finalmente publicada en 1967, El Maestro y Margarita se convirtió en un fenómeno literario que trasciende lenguas y fronteras. La actual nueva traducción de Marta Rebón parte de la edición canónica de Marietta Chudakova, y le agrega nuevas aportaciones fruto de la investigación de los últimos dos años de nuestra traductora.

La ciudad y las sierras seguido de «Civilización» de Eça de Queirós, Traducción de Javier Coca, Acantilado, 22 €

La ciudad y las sierras cuenta la historia de Jacinto, que abandona los lujos y el confort de su palacete parisino y, en compañía de su amigo Zé Fernandes, se adentra por primera vez en la tierra de sus antepasados en el Bajo Duero. El viaje de los personajes permite a Eça de Queirós reelaborar el tema del antagonismo entre campo y ciudad con inusitada fuerza y modernidad, haciendo a su manera—irónica y sincera, humorística y grave—el inventario de los progresos de la técnica, pero también de sus contratiempos y adversidades. La novela, editada por primera vez en 1901, un año después de la muerte del autor, tiene su origen en un cuento titulado «Civilización», publicado en la Gazeta de Notícias de Río de Janeiro en 1892, que incluye este volumen.

Basilisco de Jon Bilbao, Impedimenta, 22 €

Con una prosa perturbadora y poderosa, Jon Bilbao transita la frontera entre los géneros, mezclando lo clásico con la cultura popular. Con la máscara de un western crepuscular, Basilisco pone en jaque nuestra realidad.

Insatisfecho con su trabajo como ingeniero, el protagonista de Basilisco se traslada a California, donde conoce a dos personas que cambiarán su vida: Katharina, una joven que acabará siendo su mujer, y John Dunbar, un trampero, veterano de la guerra de Secesión y pistolero ocasional que lleva muerto más de un siglo. Dunbar encarna lo más genuino del Lejano Oeste. Huraño y temido, se ganó el sobrenombre de «Basilisco», y nos lleva de la mano por la fiebre del oro en Virginia City, por una expedición paleontológica y en su huida de una banda de asesinos. Mientras, el ingeniero desengañado, ya convertido en escritor, se adentra en las responsabilidades y frustraciones de la mediana edad. Basilisco se ordena así en una serie de capítulos autoconclusivos, alternando los que acontecen en el presente con los que tienen lugar un siglo atrás por los parajes de Nevada, Idaho y Montana, y proponiendo un diálogo entre realidad y ficción.

Bartleby el escribiente de Herman Melville, Traducción de Enrique de Hériz, Navona, 17 €

Herman Melville (Nueva York, 1819-1891), autor fundamental de la literatura estadounidense, fue también un joven marinero que se embarcó a bordo de un ballenero por los mares del Sur. De aquella experiencia surgieron sus primeras novelas, ampliamente superadas con la publicación de Moby Dick (1851; Navona, 2018), una obra dotada de una profundidad simbólica y psicológica que encumbrarían al autor al lugar que ocupa hoy.

Poco después llegaría este magnífico relato, Bartleby, el escribiente (1853), precursor del existencialismo y de la literatura del absurdo con ese anodino empleado que un día decide dejar de escribir amparándose en su célebre fórmula: «Preferiría no hacerlo». Casi desde su publicación la influencia de esta obra ha sido imponente. Albert Camus lo consideraba uno de sus referentes, Borges veía en él temas kafkianos, otros autores lo comparaban con la obra de Beckett o con el Yvonne del polaco Gombrowicz… Y así hasta nuestros días, en los que Vila-Matas acuñó el término bartleby para hacer referencia a los escritores que renunciaron a seguir escribiendo. Pocas veces un relato breve ha imprimido una huella tan amplia en toda nuestra cultura literaria.

Recursos inhumanos de Pierre Lemaitre, Alfaguara, 19,90 €

El antaño flamante director de recursos humanos Alain Delambre ha perdido toda esperanza de encontrar trabajo y se siente cada vez más marginado. Cuando una empresa de reclutamiento considera su candidatura, está dispuesto a todo con tal de conseguir el empleo y recuperar su dignidad, desde mentir a su esposa hasta pedirle dinero a su hija para poder participar en la prueba final del proceso de selección: un simulacro de toma de rehenes. Sin embargo, la ira acumulada en años de agravios no tiene límites… y el juego de rol puede convertirse en un macabro juego de muerte.

El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes de Tatiana Ţîbuleac, Traducción de Marian Ochoa de Eribe, Impedimenta, 20,50 €

Plena de emoción y crudeza, Tatiana Ţîbuleac muestra una intensísima fuerza narrativa en este brutal testimonio que conjuga el resentimiento, la impotencia y la fragilidad de las relaciones maternofiliales. Una poderosa novela que entrelaza la vida y la muerte en una apelación al amor y al perdón. Uno de los grandes descubrimientos de la literatura europea actual.

Aleksy aún recuerda el último verano que pasó con su madre. Han transcurrido muchos años desde entonces, pero, cuando su psiquiatra le recomienda revivir esa época como posible remedio al bloqueo artístico que está sufriendo como pintor, Aleksy no tarda en sumergirse en su memoria y vuelve a verse sacudido por las emociones que lo asediaron cuando llegaron a aquel pueblecito vacacional francés: el rencor, la tristeza, la rabia. ¿Cómo superar la desaparición de su hermana? ¿Cómo perdonar a la madre que lo rechazó? ¿Cómo enfrentarse a la enfermedad que la está consumiendo? Este es el relato de un verano de reconciliación, de tres meses en los que madre e hijo por fin bajan las armas, espoleados por la llegada de lo inevitable y por la necesidad de hacer las paces entre sí y consigo mismos.

Tercer acto de Félix de Azua, Literatura Random House, 18,90 €

Esta novela es un brillante e implacable retrato generacional que sigue a un grupo de amigos en su peripecia vital por la Cataluña franquista, la disidencia francesa, la modernización de España y el declive físico y mental de todos y cada uno de sus miembros.

Un viaje resumido a través de imágenes fugaces y saturado de estimulantes lisérgicos, tertulias parisinas, tabernas barcelonesas, viajes ampurdaneses, coros eslavos, visitas a Jünger… todo sazonado con la mirada lúcida y el humor característico de un escritor imprescindible para entender a toda una generación de intelectuales y literatos. La filosofía, la muerte, la paternidad, la frivolidad y la locura son solo algunos de los temas de una novela que, en cierto sentido, cierra un ciclo en la obra de su autor.

¡Absalón, Absalón! de William Faulkner, Navona, 34 €

“El método no es absolutamente original, pero Faulkner le infunde una intensidad que es casi intolerable. Una infinita descomposición, una infinita y negra carnalidad hay en este libro de Faulkner. El teatro es el estado de Mississippi: los héroes, los hombres desintegrados por la envidia, por el alcohol, por la soledad, por las erosiones del odio. ¡Absalón, Absalón! es comparable a El ruido y la furia. No se me ocurre un elogio mayor”. Jorge Luis Borges

“Cualquiera que tenga curiosidad por la novela del siglo XX en cualquier idioma tiene la obligación de leer a William Faulkner. Su nombre, que han pronunciado bien alto autores como Cabrera Infante, García Márquez, Onetti, Rulfo, Vargas Llosa, Borges o Juan Benet, no debería estar nunca entre paréntesis, como pretenden algunas escuelas de las grandes universidades norteamericanas”. Javier Marías.

William Faulkner nació en Oxford (Mississippi) en 1897. Tuvo una vida opaca y hermética como pocas, como pocas reacia a la luz pública, pero cuya luz pública asistió a la contemplación de un conjunto compuesto por más de una obra maestra, entre las que destacamos: La paga de los soldados (1926), Sartoris (1929), El ruido y la furia (1929), Luz de agosto (1932), ¡Absalón, Absalón! (1936) y Una fábula (Premio Pulitzer 1954). Esa luz que él tanto se empeñó en mantener lejos, gracias al genio de su escritura la encontramos en su obra. El Faulkner juvenil en Europa, el Faulkner erigido en personalidad sureña ante la problemática local, el Faulkner íntimo, el Faulkner en lizas editoriales, el Faulkner a vueltas con el mundo de Hollywood… Todo en la obra de una persona concreta, no de un mito literario sino de un caballero del Sur llamado William Faulkner. En 1950 se le concedió el Premio Nobel de Literatura.

INFANTIL/JUVENIL

Un día con mus de Claire Lebourg, Traducción de Isabel Obiols, Blackie Books, 12,90 €

¡Ah! La vida es bella… y qué paz cuando uno vive frente al mar, lejos del tumulto del mundo, con el sonido de las olas como única compañía. Y así es la vida de Mus. Cada mañana sale a pasear por la playa, espera a que la marea baje y revisa los tesoros que el mar ha arrastrado hasta su casa. Los selecciona con mimo, y luego los vende por Internet. A Mus le gusta imaginar que con sus envíos consigue que las personas que viven lejos del mar puedan disfrutarlo un poquito y lo sientan cerca. Estas son sus pequeñas rutinas y Mus adora su vida tranquila. Pero hoy, un extraño visitante se ha plantado en su salón. Un visitante verdaderamente inesperado…

La historia imposible de Sebastian Cole de Ben Brooks, Traducción de Rebeca González Izquierdo, Blackie Books, 16,90 €

Oleg y Emma llevan todo el curso jugando a un juego: el de inventarse a un tercer amigo. Así pasan el rato. Un día se inventan a Sebastian Cole, un niño capaz de millones de locuras. Nadie en su sano juicio creería que alguien así existe… Solo que un día Sebastian Cole aparece en la guarida secreta de Emma y Oleg, a bordo de una nave espacial de cartón. ES IMPOSIBLE. Y lo que todavía no saben es que muchas otras cosas imposibles están a punto de suceder.

Perro Apestoso, ¡feliz Navidad! de Colas Gutman, Ilustrador de cubierta: Marc Boutavant, Blackie Books, 12,90 €

Perro Apestoso jamás ha vivido unas Navidades en familia. Para él no hay más celebración que la de las basuras recién tiradas ni más regalos que las latas de conservas que puede relamer. Pero un día conoce a la familia Noel, y piensa que las cosas pueden cambiar… ¿Qué aventuras le esperan en esta época tan fría del año? ¡Acompaña a Perro Apestoso en su primera Navidad de verdad!

ENSAYO

En letras de sangre y fuego de George Caffentzis, Tinta Limón, 18 €

Los ensayos que conforman este volumen se ofrecen como un puente entre las concepciones y luchas del movimiento obrero “pasado” (de los siglos XIX y XX) y los nuevos movimientos que irrumpieron con la “revolución inconclusa” de la década del ’60. Caffentzis se propone dotar de base teórica a las luchas en un contexto en el que las mutaciones del capital obligan –según una imagen tomada de Frantz Fanon– a “estirar” los conceptos clásicos para hacerlos iluminar las formas actuales que adopta la explotación y el rechazo del trabajo. La categoría de trabajo se extiende, así, hasta alcanzar una multiplicidad de terminales donde la explotación queda velada. O hasta volverse el par trabajo/energía, clave para comprender la crisis energética y financiera. El concepto de acumulación originaria también se estira y se vuelve proceso en curso: las sucesivas crisis del capitalismo demandan nuevos cercamientos, con sus cuotas de violencia y despojo, sobre la tierra y sobre todas las formas de vida social. Una manera renovada de asumir la lucha de clases que pone en el centro el problema de los comunes como un modo de enfrentar al capitalismo en su fase totalitaria. Una lucha que involucra la producción y reproducción de la vida; la solidaridad entre trabajadores, mundo animal y naturaleza.

Elogio de las sombras de Junichiro Tanizaki, Traducción de Lourdes Porta, Navona, 11,90 €

Uno de los mejores novelistas de nuestro tiempo escribe esta joya ensayística sobre la estética de la oscuridad. De la arquitectura a la vajilla, pasando por los adornos, la comida o los baños, los ojos de Tanizaki dirigen este viaje por la cultura nipona para que aprendamos a mirar y a comprender desde otra perspectiva. Las descripciones de las lacas a la luz de las velas o la tenue vista de las mujeres en las sombras de las casas de placer adquieren un sentido propio, como el espacio de la casa para el arquitecto. Con delicadeza y sabiduría, estas páginas nos muestran, así, el profundo contraste entre los tonos apagados, profundos, de la antigua cultura oriental y la deslumbrante luz de la era moderna occidental. Una visión imprescindible que se ha convertido en un clásico de nuestra época.

La carne, la muerte y el diablo en la literatura romántica de Mario Praz, Traducción de Rubén Mettini, Acantilado, 46,50 €

Documento fundamental para comprender la sensibilidad y la mentalidad europea del siglo pasado, esta obra es ya un clásico de la historiografía y la crítica literarias. En su búsqueda y fijación de los temas recurrentes, Mario Praz visita el lado más oscuro de las literaturas francesa, inglesa e italiana del Romanticismo, y determina con exactitud los medios a través de los cuales se efectuó la transmisión de esos temas tan ocultos, y a la vez tan familiares entre los artistas. En el presente libro, Praz plantea de forma muy atractiva—incluso para un lector no especializado en problemas históricos, literarios y psicológicos—esa ligazón, mostrando una sutil afinidad con las personalidades extrañas, ambiguas, visionarias o sublimes que constituyen su objeto de análisis.

La noción de Autoridad de Alexandre Kojève, Traducción de Luis González Castro, Página Indómita, 20 €

Alexandre Kojève es una de las personalidades más fascinantes del siglo pasado. Nacido en Rusia, abandona el país tras la Revolución y, después de formarse en Alemania, se instala en Francia, donde en la década de los treinta impartirá un célebre seminario sobre Hegel que marcará el pensamiento francés del siglo XX y, tras la Segunda Guerra Mundial, desempeñará un papel esencial en la creación de la futura Unión Europea. Además, sus tesis sobre el fin de la historia y su debate con Leo Strauss ejercerán una enorme influencia en los EE UU.

La noción de Autoridad, escrita en 1942, cuando Francia ha sido derrotada por el nazismo y Kojève participa activamente en la Resistencia, es junto con la obra de Weber, Schmitt o Arendt uno de los textos esenciales en cualquier discusión sobre la soberanía y la autoridad política. Asimismo, representa una breve introducción a la filosofía del derecho de Kojève, y nos muestra cuáles eran sus intereses intelectuales justo antes de convertirse, como ya se ha dicho, en uno de los arquitectos de la reconstrucción de Europa y de la futura Unión Europea.

«Kojève veía el fin de la historia como efectividad en movimiento y no como término: la historia continúa tras el fin de la historia. El porvenir, desde la Revolución francesa y Napoleón, está jugado. El fin de la historia es la carrera hacia el Estado mundial, en el que deben primar los principios universales y los derechos del hombre que surgieron de la Revolución. Aunque la historia acabe, o mejor dicho, se viva el comienzo de su fin, siguen, claro está, ocurriendo acontecimientos, y estamos, según Kojève, en una fase de imperios regionales.» Andrés Ortega.

El Jesús histórico de Antonio Piñero, Trotta, 21 €

Circulan entre los lectores de lengua castellana dos tipos de libros sobre Jesús de Nazaret. Uno, la mayoría, escrito por autores de una u otra confesión cristiana. Otro, minoritario, compuesto por estudios de autores independientes no confesionales, pero que procuran no ser militantes, en pro de una opción que exponga los resultados de una aproximación a Jesús obtenida con los mismos medios empleados para estudiar otras biografías o libros parecidos de personajes ilustres de la Antigüedad. Poner a disposición del público un panorama breve pero bastante completo de lo que se está escribiendo en lengua española en estos momentos es pues la finalidad de estas Otras aproximaciones.

Este panorama se divide consecuentemente en dos secciones. La primera contiene apreciaciones positivas y negativas respecto a las obras sobre Jesús de autores confesionales, es decir, dependientes de la fe de una iglesia determinada. La segunda ofrece por medio de análisis históricos otras aproximaciones al personaje que el autor defiende como más cercanas a la figura histórica de este y que no dependen de iglesia alguna. Ahora bien, también esta segunda parte es crítica. Setrata de construir una imagen de Jesús sobre la base de lo que razonablemente podemos saber hoy acerca de él utilizando todas las herramientas usuales en la investigación de la historia antigua.

La lista de libros comentados no es muy grande teniendo en cuenta que sobre Jesús se escriben cerca de mil libros al año, aunque la mayoría sin valor histórico alguno. Con los libros aquí presentados cree el autor que tiene ya el lector suficientes herramientas intelectuales para formarse una idea de cómo debe discurrir hoy día la investigación del Jesús de la historia. La imagen del Nazareno obtenida de este conjunto crítico está escrita con la consciencia plena de que su vida, aun siendo la de un personaje históricamente remoto, está totalmente viva en la inmensa mayoría de los cristianos. Por ello, esa vida sigue interesando por sí misma.

Una vida crítica de María Gainza, Clave Intelectual, 18 €

Llegamos a diciembre con el que es, para nosotros, uno de los títulos más especiales del año. Se trata de Una vida crítica, el nuevo libro de María Gainza . Mientras que para los lectores españoles María es una recién llegada al mundo de la escritura, en Argentina llevaba una larga trayectoria con las palabras, que utilizaba como nadie para hablar sobre arte.

Durante más de una década, Gainza colaboró en la revista Art Forum y en el suplemento Radar del diario Página/12, y escribió para catálogos y cursos para artistas. Estos textos, a medio camino entre el ensayo poético y la crítica de arte, han sido escogidos para dar forma a un libro que sirve como un catálogo del arte argentino de principios de siglo.

Una vida crítica está formado por más de treinta textos en orden cronológico que, a pesar de lo que pueda parecer, no están orientados únicamente a los aficionados al arte contemporáneo. María tiene la capacidad -que muchos conocemos ya tras el éxito de El nervio óptico- de tejer el arte con la vida, la estética con las vivencias personales y su propia biografía con los amplios conocimientos teóricos que posee. Por eso sus textos apelan a todos los lectores: con un poco de sensibilidad basta.

Culpables por la literatura de Germán Labrador Méndez, Akal, 32 €

Han pasado cuarenta años de las elecciones de 1977 y el mito de la transición se ha desmoronado. ¿Pero sabemos lo que ocultaba? Este libro plantea que, entre 1968 y 1986, existió una ciudadanía luchando por una democracia real más allá del estado y los partidos y cuyas ideas, a veces, recuerdan a las del 15M. En la contracultura, política y cultura se unían radicalmente y la democracia era una nueva sensibilidad que lo afectaba todo: el amor, el trabajo, los cuerpos, el espacio público y el privado. Aquella creatividad fue reprimida y cooptada: política y cultura se dividieron e institucionalizaron mediante la Constitución de 1978 y La Movida de los ochenta. Sólo en el ámbito cotidiano, la ruptura con el franquismo fue más nítida. Aunque hemos olvidado los elevados costes personales y sociales de aquellas luchas contraculturales, que llevaron a la marginación de la juventud democrática (suicidios, cárceles, sida, heroína), hay una deuda de memoria con sus sueños, que este libro estudia, a partir de las voces de sus protagonistas y usando la literatura como guía de una democracia por venir.

El honor de los filósofos de Víctor Gómez Pin, Acantilado, 26 €

Desde el sobrino de Aristóteles, Calístenes de Olinto, al filósofo francés Albert Lautman, pasando por Hipatia, Plinio el Viejo, Miguel Servet, Descartes, Simone Weil, Spinoza, Olympe de Gouges, Condorcet, Leibniz y tantos otros, en la historia de la filosofía abundan los nombres de quienes mantuvieron la entereza en circunstancias que hacían extremadamente difícil guardar fidelidad a las exigencias del pensamiento: personas que rechazaron postulados religiosos, políticos o científicos que no superaban la prueba del recto juicio, fuera cual fuera el peso de la autoridad individual o institucional que los apoyaba. Las biografías de quienes fueron fieles a la razón en diversos contextos pese a la condena de sus contemporáneos ilustran el alcance de la radical apuesta a favor del pensamiento a lo largo de la historia y constituyen, en suma, una incomparable lección viva de moral.

Soldados de Franco de Francisco J. Leira Castiñeira, Siglo XXI, 20 €

El golpe de Estado de julio de 1936 partió España en dos, configurando un tablero de terror, miseria y muerte que daría fin a la República y sustento a la dictadura. En el territorio sublevado, los soldados de Franco a menudo no eran adeptos convencidos, sino meros peones obligados a luchar por el devenir de una España en la que el único elemento de cohesión iba a ser el miedo. Francisco J. Leira desvela cómo el Ejército sublevado se formó mediante levas forzosas y desmitifica la historia, una y otra vez repetida, de que media España se alzó contra la República por cuestiones ideológicas o políticas. Soldados de Franco es el relato de cómo el dictador situó al país ante un terrible dilema: convertirse en verdugos o morir.

Ya sentarás la cabeza. Cuando fuimos periodistas (2006-2011) de Ignacio Peyró, Libros del Asteroide, 24,95 €

«El Madrid de la prensa ofrece estas curiosidades: uno empieza el día en el Ritz, al mediodía está en el Intercontinental, termina la tarde en el Palace y –por supuesto– sigue siendo igual de pobre.» Abrirse paso en la vida cuando uno es un joven corresponsal político en Madrid –entre barras y redacciones, libros y novias– puede ser un pretexto para la picaresca o el estoicismo, pero también la mejor educación para el periodista que quiere ser escritor. Lúcido en la observación, sin una gota de cinismo y con una misantropía templada por su vocación de felicidad, este diario es un viaje, tan literario como placentero, a ese momento entre juventud y edad adulta en que la vida comienza a ir en serio.

En la mejor estirpe de los escritores de diarios españoles e internacionales, la prosa inconfundible y la voz sabia de Ignacio Peyró –tan capaz de piedad como de sátira– lo confirman como el diarista de su generación.

BIOGRAFÍA

Miguel Ángel de Martin Gayford, Taurus, 29,90 €

A los treinta y un años ya se le consideraba el mejor artista de Italia, y probablemente del mundo; pero para sus enemigos Miguel Ángel era arrogante, zafio y extravagante. Durante décadas, se movió en el centro de la vorágine en la que la historia de Europa se vio sumida durante el paso del Renacimiento a la Contrarreforma.

Como un héroe de la mitología clásica -similar al Hércules que esculpió en su juventud-, fue sometido a constantes pruebas. Esta biografía, fruto de una investigación minuciosa y capaz de englobarlo todo -desde las cartas de la época y aquellas primeras biografías repletas de chismes, hasta las últimas investigaciones acerca de Miguel Ángel- tiene también, en sí misma, algo de epopeya.

Para Martin Gayford , el mayor logro de Miguel Ángel no estriba tanto en sus mejores obras como en su inmensa personalidad, que transformó para siempre nuestra noción de lo que puede llegar a ser un artista.

#ChatMilitares La prensa de derechas es la culpable

Según se van descubriendo más partes del famoso chat de los militares de la XIX del Aire más claro va quedando el alto nivel de desinformación, cuando no directamente de ideologización, que sufren ciertos grupos en España. No es que en la izquierda tampoco es que sea la cuestión mucho menos ideologizada pues, al fin y al cabo, los medios de comunicación no dejan de ser sino Aparatos Ideológicos, pero desde luego no llega a los extremos tan cavernarios. Sí, los medios de comunicación de la derecha, que son casi todos (la Brunete mediática), viven en la oscuridad de la caverna mientras que los de la izquierda intentan asomarse a la luz y ver cierta realidad. Si se fijan bien en la derecha sólo informan, en el sentido más cercano al concepto, cuando hay alguna pelea dentro del Consejo de ministros, el resto del tiempo son inventos, malinterpretaciones o directamente mentiras.

Sin exceptuar la formación fascistoide que pueda haber recibido, una persona de derechas conecta la radio y escucha a Carlos Herrera y su cómplices o a Federico Jiménez Losantos asesinando al periodismo. Se informa con OkDiario, ABC, La razón, Vozpopuli, El español, o el lanzador de bulos de fascista mediterráneo digital. En televisión ve la casquería de la mañana con Susanna Griso o Ana Rosa Quintana, el telediario de Vicente Vallés o el canal obispal 13tv. Si a eso se le suman los columnistas del tipo Juan Carlos Girauta, Miguel Ángel Belloso, Carlos Cuesta, Isabel San Sebastián, Mario Vargas Llosa, Jorge Bustos o peores, que los hay. Y no hacen más que aparecer en todos ellos personajes como Eduardo Inda o Francisco Marhuenda, normal que puedan pensar que en España el gobierno de coalición va a implantar una dictadura, comisarial además, como la venezolana o la soviética. No han dejado de azuzar el tema de la dictadura que les sirvió para hacer otra conspiración durante la época del confinamiento, como se desveló en estas páginas.

Es un goteo ideológico constante el que sufren las personas que sólo se informan mediante los aparatos técnicos de la derecha. Un goteo lleno de mentiras o medias verdades –que a veces son peores que las mentiras- que no forman una idea exacta para la persona que se enfrenta a ellas. Y si encima aparece el muy machote Arturo Pérez Reverte diciendo que toda la clase política es una mierda, normal que estén limpiando las armas para dar un golpe de Estado. Cierto que venían autoritarios de fábrica pero sin ningún tipo de contrapeso, alguna racionalidad, lo que hacen desde los medios de derechas en confirmar el propio sentimiento y provocar la reacción de quienes tienen las armas. Algo clásico en la prensa de derechas española que tiene acostumbrada a la población a llenar todo de mentiras (recuérdese la famosa Conspiración contra Felipe González). Como se ha dicho antes en la izquierda también sucede algo similar pero entre el cainismo propio de ese sector político y que quedan personas con ética en su trabajo (magnífico trabajo el de las gentes de Infolibre) suele haber algo más de luz. Pero no extraña que siempre aparezcan los axiomáticos de Sánchez e Iglesias a defender lo indefendible cuando aparecen críticas, aunque no llegan al extremo de las gentes de derechas.

Son muy cucos quienes ejercen en la prensa de derechas, no sólo hablan de dictadura sino que tienen la cara dura de utilizar conceptos como “delitos de autor” en referencia a la legislación penal contra la violencia machista, pero ocultan que mayores delitos de autor no existen más sino en la legislación mercantil o laboral. O hablan de “populismo punitivo” –este concepto les encanta a los liberales libertarios- como fórmula de utilizar el derecho de forma ideológica. Olvidan que en la izquierda toda la legislación siempre ha sido calificada de ideológica o punitiva. De hecho el derecho es coactivo y castigador sino no lo sería. Vamos que lo que no les gusta, ni beneficia a la clase dominante, de la que son quienes escriben en los medios meras subcontratas ideológicas, es malo, malísimo. Y así día tras día, llenando la cabeza no de ideas sino de soflamas ideológicas para acabar con el gobierno de la forma que sea… y si dicen de la forma que sea entonces ya tienen los militares fascistoides la cerilla para prender la bomba.

Culpables los militares y todas esas personas que carecen de personalidad democrática, sin duda. Pero igual de culpables son los medios de comunicación de la derecha (¿se puede incluir a La sexta ahí?) por estar aportando leña para que comience la pira. Sin duda el gobierno comete errores, no son infalibles; sin duda hay que tener mucha precaución con algunos socios de la investidura y los PGE; sin duda Iván Redondo es nefasto; sí todo eso está ahí, pero cambiar el régimen para pasar a una república bananera es no conocer España, ni a Pedro Sánchez. Jamás el presidente del gobierno permitiría algo así, aunque sea por propio egoísmo. Por el contrario, todas esas gentes de derechas acaban viendo como un sinsorgo como Pablo Casado se cree y azuza que quieren implantar una dictadura y además acabar con el monarca, llevándose a la monarquía como institución a la derecha (algo que parece gusta en Zarzuela y que será su tumba). Normal que si el referente político de la derecha se lanza con esas estupideces, los militares quieran dar un golpe de Estado pues piensan que España les apoya… y no. Ni España (se sea de derechas o de izquierdas), ni la Unión Europea, ni la OTAN. La culpa, como se ha reiterado, búsquenla también en quienes dan la matraca todo el día y están soportados por las distintas fracciones económicas de la clase dominante (que tampoco hay que olvidarlo).

Casado acepta que se fusile a 26 millones de españoles

Cualquier demócrata, que realmente lo sea, se indigna ante cualquier situación que atente contra los valores que conlleva serlo. Si un sátrapa como Nicolás Maduro se inventa unas elecciones trucadas, un demócrata no se felicita por el mero hecho de que se deposite el voto en una urna. La democracia no comienza, ni se acaba en un voto. Cuando Carlos Puigdemont y sus colegas se liaron la manta a la cabeza y lanzaron una asonada parlamentaria cualquier demócrata de España se indignó. Fueran de derechas o de izquierdas. Las charlotadas para el cine no para la vida social pensarán ustedes. Cuando los valores democráticos son puestos bajo la bota del autoritarismo cualquier demócrata reacciona contra eso… si realmente es demócrata.

Parece, de lo dicho anteriormente, que Pablo Casado los valores demócratas no los tiene asimilados. Tan preocupado todo este tiempo porque Pedro Sánchez estaba dando un golpe de Estado silencioso y por la gatera, y resulta que cuando un general retirado advierte en un chat de militares que habría que empezar fusilando a 26 millones de españoles, el presidente del PP recula en chiqueros. O lo que es lo mismo se acobarda. ¿Cobardía o carencia de principios? Siendo Casado como es no sería de extrañar que ambas cuestiones. Cobardía porque piensa que si habla mal de un militar la mayoría de los mismos dejarán de votarle y lo harán por los neofranquistas de Hayek (Vox). Cobardía por un puñado miserable de votos. Hasta Clint Eastwood, según se lo escribió Sergio Leone, acaba por tomar una decisión de Justicia en la película que se ha parafraseado por haber sido atacado el único amigo que tenía en un pueblo de bandidos. Casado ni eso. A Casado le viene mejor al pelo otro film de Eastwood: Infierno de cobardes.

Lo cual nos lleva a la carencia de principios democráticos. Pareciera que Casado sólo es demócrata o le aparecen los principios demócratas cuando gobierna el PP. Entonces sí existe la democracia plena –bueno esto no porque se sabe que vivimos en poliarquías antes que democracias-. Entonces cualquier discrepancia es calificada de no saber respetar la voluntad del pueblo –en ese momento tornan a populistas-. Entonces todo debe ser consenso y cooperación, incluso para renovar los vocales del CGPJ. Si no está el PP en el gobierno (da igual el nivel institucional) lo que antes era bueno y democrático pasa a ser autoritarismo y control de los medios de comunicación –respecto a esto igual habría que hablar de distribución equitativa de los fondos de publicidad que dejan de ser digitales (por lo del dedo)-. Pese a los años que han pasado y ser de una generación que ni conoció la transición, Casado no ha asimilado los principios democráticos básicos y universales.

Cuando la reportera de La sexta le ha preguntado por el chat de los militares Casado, en vez de escaquearse dando la callada por respuesta, podría haber dicho que igual ese general estaba borracho –así se evita el sufrimiento de hablar mal de ellos-. También podría haber dicho que en los chats particulares se dicen muchas estupideces y que lo deja en manos de la ministra de Defensa. O podría haber actuado bajo los principios democráticos y haber condenado semejante salvajada, más cuando también han contado que, y para esto hay que estar muy bebidos, se hablaba de provocar un golpe de Estado aprovechando el confinamiento. Haber actuado en defensa de 26 millones de vidas humanas. Tampoco ha dicho nada en el Congreso por lo que parece que a Casado le preocupan más 26 millones de venezolanos que de españoles por lo que dice cada día. Una vergüenza que el dirigente que se considera el jefe de la oposición calle, y por ende consienta (“Quien calla otorga”), ante esa salvajada. Si hasta el militar que ha escrito eso se ha bajado los pantalones y se ha echado para atrás, Casado bien podría haber dado un ejemplo como buen demócrata… pero no, ha preferido quedar como un cobarde o como un autoritario. O porque piensa que esos 26 millones de españoles son hijos de puta.