lunes, 29 diciembre, 2025

Así se harán las listas electorales en un futuro cercano

Tras conocerse el desarrollo de la llamada “Ley Loretta” respecto al transgenerismo y su pretensión de cupos para los empleos públicos del 0,66% de la población (según datos de las asociaciones del ramo), y conocida la manía de aparentar de los partidos políticos, les ofrecemos una muestra sobre cómo se harán las listas electorales en breve. Ya que triunfa el identitarismo o la política del reconocimiento postmoderna sobre la racionalidad y la elección de las personas mediante mecanismos democráticos, no sería de extrañar que en breve la democracia interna de los partidos acabe desapareciendo tal y como verán a continuación.

Imagínense una provincia mediana donde hay seis puestos en las listas (incluso lo podrían imaginar con ocho). El partido, digamos que de la izquierda pues los de derechas pasan un tanto de esas cosas si no es por ley, lanza su proceso electoral interno dentro de la provincia para elegir los tres hombres y las tres mujeres que compondrán la lista, tal y como marca la ley. Se procede a la votación en las distintas sedes y salen elegidos Alberto, Cipriano, Ramón, Susana, María del Carmen y Beatriz. Tres hombres y tres mujeres reconocidos por sus compañeros y compañeras de partido por su labor de años y, por qué no decirlo, algún que otro movimiento de la dirección provincial en favor de su dirigente máximo (Alberto). Lo normal en cualquier partido con un sentido democrático en su interior.

Una vez que se proclaman los resultados electorales y nadie ha interpuesto recurso, la dirección provincial envía el listado a la sede central para el visto bueno de la Ejecutiva estatal. Alberto, presa de los nervios por ser diputado –ya que es fácil que su partido obtenga tres diputados en la provincia- comenta con el dirigente de organización, Ramiro, “a ver si en esta ocasión no nos colocan un cunero o una cunera en la provincia, que en las últimas elecciones me quedé fuera”. Pasan los días y Alberto recibe una llamada desde la sede central de su partido.

-“Buenos días Alberto, te quería comentar que hay un pequeño problema con la lista que habéis elegido” dice el jefe de organización estatal.

-“¿Qué ha pasado? ¿Nos vais a mandar a alguno de Madrid? Si la candidatura es paritaria” responde con cierto recelo Alberto.

-“¡No, no! No vamos a colocaros a nadie y lo paritario es más que perfecto” dice una voz ajada por el tabaco.

-“Entonces ¿qué coño queréis?”.

-“Te cuento. Ya sabéis que con la Ley Loretta eso de hombre y mujer sólo depende de los sentimientos y lo paritario ha quedado como obligación de la ley de Zapatero. El problema es que esa lista no refleja ningún tipo de diversidad” afirma socarronamente.

-“Joder si la provincia es como es y nuestro partido tiene los militantes que tiene” replica airado Alberto.

-“Lo siento pero queremos que modifiquéis la lista y metáis un gay o una lesbiana, un transgénero o un transexual, un afro, un latinoamericano… Bueno ya sabes. Diversidad” contesta con un tono ciertamente despectivo el dirigente estatal dando a entender que sí o sí debe hacerse lo que ordenan. -“¡Que os den por culo la verdad! Mándame lo que queréis y veremos lo que podemos hacer” expone resignado Alberto.

Tras esta charla, el dirigente máximo de la provincia llama a Ramiro y le explica lo que le han pedido desde la dirección estatal. Asombrado éste, sólo acierta a decir “¿Y de dónde sacamos a esas personas?”. Se miran sin poder expresar más que algún balbuceo hasta que Ramiro cae en la cuenta: “Recuerdo que había un chaval gay en el Villa el monte, esto nos vale para uno de los que quieren”. Alberto aprueba con la cabeza la elección y pide a Ramiro que hable con Jesús, que así se llama la persona, para ver si acepta ir en la lista. Mientras tanto, el dirigente provincial se está estrujando el cerebro para ver cómo conseguir dos hombres que completen su parte de la candidatura y así no volver a quedarse fuera de las listas. Todos sus años de dedicación al partido y haber conseguido ganar en la provincia en elecciones locales, autonómica y nacionales no es mérito. Tampoco valoran su prestigio como economista y sus artículos publicados en prestigiosas revistas del mundo. Un sudor frío recorre su frente mientras hace un esfuerzo por visualizar nombres, caras, chismes que le permitan componer el puzzle que le han encargado.

-“Alberto, Jesús ha dicho que acepta ir en las listas pero en puestos de salida. Que si no es tercero no va en la lista” comenta Ramiro.

-“De momento hay sitio para que vaya en ese lugar” contesta el dirigente tras secarse con la manga de la camisa la frente. “El problema lo tenemos para completar el resto de la lista”.

-“Oye, Mustafá, el frutero de tu pueblo ¿no tiene la nacionalidad y así cubrimos el puesto de afro?” dice Ramiro mientras pone cara de satisfacción por haber descubierto uno más.

-“Sí tiene la nacionalidad pero no sirve como afro. Los afro en lenguaje políticamente correcto son los negros. Aunque Mustafá haya nacido en Argelia, país de África, no computa como afro. Pero nos sirve como comunidad islámica que también está en la lista” dijo con voz tenue maldiciendo por dentro ya que de seguir así se quedaría sin puesto.

-“Pues negra y latinoamericana está la cuidadora de mi madre” replicó Ramiro.

-“Vamos bien. Ahora faltaría una lesbiana que cubre doble cuota y alguien trans” expuso Alberto.

Tras varios días hablando con unos y otras lograron conformar la lista. Ninguno de los seis elegidos estaba ya en ella pues tan sólo eran hombres y mujeres heterosexuales, de una provincia de la España despoblada, con muchos años de militancia a sus espaldas y elegidos por sus compañeros de partido en elecciones libres. La lista quedaba compuesta por una cunera transgenerista que hubieron de pedir a la dirección estatal, un gay, una lesbiana, un islámico, una afroamericana y una persona no-binaria. La representación del partido en la provincia quedó en una persona en las listas. Se dieron de baja numerosos militantes que comprendieron que daba igual el trabajo realizado ya que al final no se respetaba su voluntad democrática. Alberto tuvo que aguantar la bronca de los demás electos y tragarse toda la rabia que pudo. Al final, vista su relevancia en la provincia, acabó fichando por un partido de la derecha que venció en las elecciones ya que a la lista del antiguo partido de Alberto no la votó nadie pues ni conocían, ni entendían las proclamas de esas personas que no encajaban con la ideología del partido por el que se presentaban (machismo, sharia, etc.).

Lo expuesto anteriormente les puede resultar absurdo y poco probable. A la vista de cómo avanza el irracionalismo, el esencialismo y demás cuestiones postmodernas en la actual clase política no parece tan alejado. Mientras las grandes provincias serán el refugio de los altos dirigentes (como son ya actualmente en buena medida), el resto de provincias pueden acabar siendo el receptáculo de la diversidad. La voluntad de los militantes tan sólo se respeta en los procesos de elección de los dirigentes máximos. Una vez han elegido quedan postergados a simples pagacuotas a los que se muestra, en algunos casos, un teatro para votar (siempre controlado por la dirección del lugar) a los que quieren que se vote. Ahora, con todas estas cuestiones, ni los propios dirigentes territoriales pueden estar seguros de su inclusión, como se ha visto en el caso de Alberto.

Hoy cuando la ciudadanía exige más democracia a los partidos, éstos acaban dejando fuera de sus políticas al 80% de la población. Entre su claudicación respecto a la clase dominante y el aparentar no queda espacio para la mayoría. En nombre de la igualdad generan la desigualdad; en nombre de la libertad se secuestra a la población; en nombre de la justicia social se es injusto; en nombre de la democracia se acaba en la dictadura. Es de justicia que nadie sufra desprecio o humillación porque ello beneficia al bien común. Lo que no es justo es que numerosas minorías pretendan tener privilegios contra la mayoría. Da igual que sean minorías económicas, sexuales, regionales, etcétera. Promover el bien común no es guiarse por lo irracional o lo sentimental. En realidad no lo hacen las dirigencias buscando la felicidad como bien común, sino que sacan adelante diversas leyes en virtud de la presión que hacen, los medios que controlan y el dinero que tienen diversos lobbies. ¿Por qué sacar una ley que cuela de rondón la compra-venta de bebés mediante vientres de alquiler, que acabará con el deporte femenino o que permitirá a hombres biológicos que se sienten lesbianas entrar en los vestuarios de las niñas de 12 años? Sólo hay que buscar el dinero y el interés del poder por atomizar la sociedad. Cualquier día no hará falta elegir a los y las mejores en los partidos, sino poner por cuotas a unos, otras y aquelles.

¡Lo han conseguido! El parlamento es un continuo ridículo

Llevan ya un tiempo sus señorías, especialmente las de la oposición, tomando el parlamento como un lugar donde hacer las gracietas que llevan pensando días, donde montar la algarada para impedir el uso de la palabra, y para transformar aquello que debería ser –al menos lo era hasta hace poco- un lugar de debate y deliberación en el centro de la ridiculez mayor del reino. En la historia siempre ha habido graciosetes, pero normalmente eran diputados que estaban situados en los lugares altos del hemiciclo y actuaban bien para ganarse el favor de sus jefes de filas –estar en esos lugares indica que no se tiene la “gracia” del mandamás-, bien para cumplir con un rol concreto en según qué ocasiones. Hoy no. Hoy los hooligans están situados en las primeras filas o directamente ostentan las jefaturas. Una moda que introdujo Podemos de la que hoy se quejan.

Broncas, aspavientos, malas formas…, siempre se han dado en el parlamento –hasta se han sacado pistolas y se han pedido duelos- pero no era lo normal. Los periodistas parlamentarios esperaban declaraciones sólidas, contundentes, cierto sentido pugilístico, pero no algaradas constantes y bravuconadas desde el primer al último minuto del día. La supuesta sede de la soberanía nacional es mancillada por aquellos mismos a los que se les cae constantemente su nombre o los que invocan la voluntad popular. La formas, los rituales y la educación marcada por el carácter personal no sirven a la política espectáculo y el pozo inmundo del populismo, pero sí permiten el debate y la transmisión al resto de la ciudadanía de valores y símbolos de comportamiento que las actuales Cortes –el Senado es primo hermano en este sentido- han hundido para poder salir en el corte de las redes sociales. Un corte, por lo demás, que mañana mismo, sino es a los cinco segundos, se habrá olvidado y no dejará rastro en la consciencia o la inconsciencia de las personas. Lo que sí quedará son las malas formas y el dividir todo entre amigos y enemigos.

Teodoro, del güito a los carteles

Que Teodoro García-Egea muestre cartelitos, copiando a Albert Rivera cabe recordar, no es más que la última falta de respeto al orador en uso de la palabra. La intención de buscar la foto con la palabra “Informe”, acusando al vicepresidente segundo de estar bajo investigación judicial, no le dará ni un voto, pero su falta de educación sí que puede dejarle sin dos o tres. Y si no pierde votos, que todo puede ser, provoca repugnancia hacia su persona en tanto en cuanto representa a una opción política con todos los “valores” que se pretenden simbolizar. Habría que explicarle al pepero que las imágenes comunican si se transmite un significado. Como la mayor parte de la población ni sabe de lo que habla, queda su imagen comunicativa de matón de barra de bar, borracho a las tres antes de cerrar. Tampoco puede quejarse mucho, ni intentar arrogarse Pablo Iglesias una beatitud respecto a lo hecho por el pepero, pues en Podemos se ha hecho eso y algunas cosas más en todos los parlamentos donde han tenido representación. La educación es para todos, incluyendo los que no están bajo el mando del “ser superior” o amado líder.

Esto del matonismo parlamentario es una parte del ridículo que se debe soportar y que está muy apoyado por los propios medios de comunicación que informan sobre el trabajo en la cámara baja. Conocedores de ello, los políticos del espectáculo actúan en consecuencia, más si a tu jefe de filas le han dado un rapapolvo de órdago al mostrar su estilo cantinflesco. Lo que se denuncia aquí todas las semanas sobre Pablo Casado, se lo ha dicho Pedro Sánchez a la cara y delante de toda España. Sabedores de lo que llama la atención, en Vox, por ejemplo, sacan la artillería pesada para colocar sus temas en la agenda. ¿Creen realmente que Macarena Olona es tan macarra como aparenta? Puede que lo piensen pero no es así. Es parte de la actuación, algo que dominaba como nadie Alfonso Guerra que se llevaba a su terreno a los medios. Pero antes sólo estaba él y, a veces, algún mal imitador. Peor que eso es cuando se hace el ridículo inventándose la historia de España para pelearse con alguien que ni está en el parlamento.

¡Qué mala la monarquía hispánica!

La pelea por ver quién es más nacionalista andaluz, que está librándose entre los trotskos de Teresa Rodríguez y las huestes pablistas de la región, ha promovido el esperpento histórico que ha ofrecido Isabel Franco en la tribuna del Congreso. Todo un discurso de buenismo sobre la inmigración y que podría ser un buen punto de debate y discusión ha quedado dilapidado al hablar de multiculturalidad, genocidio, invasión de la monarquía hispánica y demás absurdeces que ha proferido en menos de dos minutos. Si hay que ir al absurdo mejor tomar la visión negacionista de la invasión islámica del falangista Ignacio Olagüe. No parecen, ¡con lo listos que dicen que son!, haber leído mucho sobre aquella época en Podemos. La multiculturalidad jamás existió. Cualquier conocedor del Corán y la Sharia lo presupondría sin haber estudiado historia. Hacer esclavos o matar a los que no se quieren convertir a la fe del profeta no parece que sea un camino multicultural o de respeto a la diversidad. Caminar por una calle por la izquierda –religiosamente el lugar malo- para ni rozarse con los musulmanes, tampoco dice mucho en favor de una sociedad diversa. Más bien recuerda a cierto segregacionismo que se ha practicado hasta hace poco.

Si alguien piensa en Maimónides como ese cordobés sefardita, por ende judío, como gran conocedor de la Torá, la filosofía y la medicina y que tanto impactó a sus congéneres dentro de una Hispania musulmana no ha leído nada. El sabio cordobés hubo de huir porque estaba perseguido por el sultanato del momento. Para ser una sociedad diversa eso de perseguir por sus ideas a las personas suena a otra cosa. De hecho los invasores musulmanes y sus descendientes, siguiendo la ley coránica, catalogaban a los no musulmanes de las religiones del libro como dhimmis y gracias a pagar impuestos podían seguir con sus cosas de religión, pero sin mezclarse con los seguidores del profeta –vamos, como pasa en Podemos por dentro-. Al fin y al cabo necesitaban mano de obra barata para asentar su poder. En cuanto alguien levantaba la voz o quería ejercer su libertad la cabeza se separaba del cuello por la caída del alfanje rápidamente.

Y ya lo que es de órdago y de profundo desconocimiento, salvo que se tenga mala fe, es calificar la reconquista –más allá del debate sobre el tema- de genocidio e invasión de la monarquía hispánica. Se puede ser republicano y estúpido, o monárquico e inteligente. Pero tratar de vender como genocidio lo que pasó en las guerras peninsulares –ya que fueron muchas, diversas y dentro de los dos bloques- es para que no vuelva a subirse a una tribuna. Para que exista un genocidio, lo primero, debe haber intención de matar adrede a una raza o grupo religioso por el simple hecho de serlo, algo que jamás pasó por la cabeza de la monarquía o monarquías. De hecho, la conversión al catolicismo era ofrecida como alternativa a la expulsión. Jamás ningún rey o reina actúo de forma genocida –siendo éste un vocablo casi contemporáneo-, entre otras cuestiones, porque necesitaban población y mano de obra. Lo mismo que hicieron los musulmanes. Tampoco queda muy clara cuál es la cultura sefardita que legaron y si había sefarditas y católicos allí ¿cómo llegaron? Si estaban de antes ¿quién invadió a quién? (Pongan el meme que prefieran aquí)

El mito de las tres culturas no deja de ser un mito, moderno además, que sirve para alimentar cierto andalucismo. Pero utilizarlo para una pelea barriobajera en el Congreso es de no haber leído mucho. Si lo necesita es recomendable que se haga con un ejemplar del libro de Ignacio Gómez de Liaño (Democracia, Islam, Nacionalismo) para entender qué supone eso del multiculturalismo. Vocablo éste, por cierto, en desuso por haber resultado un fracaso en la práctica. O igual quiere Franco que las mujeres andaluzas vayan con velo, que se les case a la fuerza con 12 años, que estén sometidas al hombre, que deban entregarse a la causa de la yihad si así se le reclama…, todas esas cosas que están por todo el mundo musulmán. Gastronómicamente, artísticamente y lingüísticamente hay un legado musulmán sí, pero poco más. O como no le gusta lo cristiano/católico y quiere prohibir la semana santa y las ferias dice esas cosas. En realidad es una disputa con Rodríguez y su andalucismo brilli brilli, pero transforma el parlamento en un lugar de incultura. Si hasta los secesionistas se moderan y no dicen lo que dicen en Cataluña –que santa Teresa era catalana, por ejemplo-, por qué los podemitas tienen que inventarse historias. Ni Alejandro Rojas Marcos llegó tan lejos y cuidado que las soltó gordas. Al final acaban emparentando con el falangismo ideológico en muchas ocasiones…

¿Dónde está y qué queda de la Ciencia Política en España?

La primera respuesta a la pregunta podría ser una grosería sobre heces y palos pinchados, la segunda una especie de ectoplasma que hace de vez en cuando apariciones. Cualquiera de las dos podría ser cierta para una disciplina a la que no se tiene, ni ha tenido en serio en España casi nunca. Ya fue difícil que se comenzase a impartir la carrera bajo la dictadura franquista (hasta los 1950s), fue complicado quitarse el sambenito de adosado del derecho político y casi más lograr que se tomase en serio a todos esos penenes (Profesores no numerarios) que intentaban con unos medios precarios lanzar una de las ciencias sociales en el país. Es para imaginarse a Manuel Pastor, Manuel Mella, el recientemente fallecido Julián Santamaría, Ramón Cotarelo Juan J. Linz o los más jóvenes Manuel Alcántara, Rafael del Águila y tantos otros bregando para que en el país se estudiase algo similar a lo que se ofrecía en las universidades de occidente. Análisis de elecciones, composición del sistema de partidos, etcétera fueron las primeras escaramuzas de esa creciente Ciencia Política.

¿Qué queda de eso hoy? Muchos papers y publicaciones pero una presencia social bastante mejorable. Por no hablar del intrusismo profesional. Cuando hay que hablar sobre Relaciones Internacionales se suele llamar al primer abogado que aparece en plató o al iluminado conspiranoico de turno. Cuando hay que hablar sobre la administración pública la elección son abogados, economistas y un paleontólogo que había acudido a hablar de dinosaurios. Cuando hay que hablar de tantas cosas alrededor de la política, en términos más o menos rigurosos, acuden a millares periodistas, cuñados, abogados –la auténtica plaga-, una socióloga, economistas o Francisco Marhuenda. En términos generales la Ciencia Política está muerta a nivel público y quienes acuden a la llamada tampoco es que pongan el listón alto. Entre los politólogos de Podemos –de politólogos tienen poco, mucho más de hechiceros de la tribu- y los modosos incapaces de defender algo con convicción –producto de una academia que está lo postmoderno- normal que nadie confíe en las gentes de la Ciencia Política.

El o la estudiante de Ciencia Política y de la Administración, además de lo propio de ambas partes de la carrera (habría que añadir Relaciones Internacionales) acaba teniendo una base de economía, de derecho (que no de leyes), de sociología, de historia. Algo que las otras carreras no pueden decir en el mismo sentido. Se le genera un cerebro global o con perspectiva global para conocer perfectamente el todo en su intrincada complejidad. Otras carreras con suerte saben algo (mucho o poco) de una parte mínima. Es risible lo estúpidas que suenan algunas personas, incluyendo a unos cuántos politólogos, cuando hablan del Estado como si fuese algo concreto, fijo e inamovible (si hicieran caso a Ernst Cassirer podrían decir que es un mito, pero no lo han leído) y no como algo bastante más complejo y entrelazado con la sociedad. Escuchar las pretensiones de reforma del sistema electoral con la flojera de ideas y proyecciones que se hace también es sumamente gracioso. O todas esas personas que hablan de populismo como si fuese algo ideológico… Tampoco los politólogos, que se supone saben del tema –suponen con muchas interrogaciones-, se aprestan a dar un golpe en la mesa y decirles lo ignorantes que son. No se hacen valer porque les viene bien la paguita extra.

Sin duda hay muy buenos análisis que casi nadie lee porque se llevan a cabo en revistas especializadas o demasiado ocultas para el gran público. Los libros de las buenas cabezas que aún existen en la Ciencia Política tampoco se venden mucho, ni son leído por algunos que dicen saber mucho de cierto tema. No hace mucho apareció un tipo en un periódico hablando sobre Canadá, citó algún texto, pero ni una sola referencia a la casi reciente Historia contemporánea Canadá de Juan Maldonado. Ni sabrá que existe ese excelente análisis politológico. Pero todo el mundo habla de Santiago Armesilla que mete la pata politológicamente que da gusto –al fin y al cabo se doctoró en Economía-. Académicamente la realidad es que la Ciencia Política ha quedado muy dañada por los laxos pensadores como Rorty, Vattimo y demás del estilo. Por todo el postmodernismo en general cuando, en realidad, no es posible teorización o análisis científico que no esté imbricado en la materialidad. Politólogos que hablan y no paran de los partidos políticos sin haber pisado ni una sede –Robert Michels al menos militó-. En la rama administrativa se las ven y las desean con todos los abogados que saben derecho administrativo –como cualquier politólogo, por cierto- pero serían incapaces de saber para qué, qué o a dónde camina la administración pública.

Y cómo no los comunicólogos políticos y los escritores de discursos. Algún buen politólogo se encuentra entre ellos, pero los que más aparentan, si se fijan bien no tienen la base de la Ciencia Política. El gafe César Calderón –gafe porque político que asesora, político que palma (Susana Díaz, Eduardo Madina, Alfredo Pérez Rubalcaba o el diario Vozpopuli que ha perdido lectores desde su llegada)- es abogado. El camarlengo monclovita Iván Redondo periodista, o algo por el estilo, y así uno tras otro hundiendo la vida política. Al carecer de visión global pasa lo que pasa y como no tienen los recursos de la Ciencia Política pues a peor. Mensajes muy emotivos (algo que se descubrió a finales del siglo XIX, no piensen que es contemporáneo) que no llegan al filtro racional porque no se han enterado en qué consiste la emotividad. Sin duda cualquier político debe asesorarse de la forma más plural que pueda, pero sin una visión de conjunto al final se acaba con “el qué hay de lo mío” en asesoramiento. No ha protestado el colegio profesional, ni la AECPA por lo que deben estar de acuerdo o están a verlas venir.

¿Qué queda? Bastantes cosas a nivel académico, aunque no es menos cierto que el postmodernismo, lo banal, lo rigurosamente válido para publicar se ha apoderado de casi todo lo que se hace público. Mucha pusilanimidad en momentos concretos y en artículos en medios de comunicación (salvo el agitprop de alguno como Jorge Vilches), poco análisis bajo el prisma de la propia ciencia política –hay mucho imitador de este o aquel filósofo famosillo- y poca defensa de una Ciencia social tan importante como las demás y que tiene un espacio frente y con las otras. Si se preguntase a los jóvenes politólogos, a los recién egresados, a los estudiantes de doctorado por sus lecturas, casi ninguna sería de autores españoles, salvo contadísimas excepciones. No se ha sabido crear una escuela española de Ciencia Política (en Ciencia de la Administración sí se ha hecho), como no la hay de Relaciones Internacionales. Cualquier chusquero se inviste de conocimientos no sobre la política espectáculo –ahí puede opinar cualquiera- sino sobre cuestiones científicas que, no cabe la menor duda, los buenos politólogos existentes conocen mejor.

También es cierto que se prefiere una Ciencia Política (y las demás ciencias sociales), a nivel global, muy compartimentada y que hable de la uña meñique del liderazgo en los pueblos de Andalucía –sin pensar en qué es el liderazgo y si es posible-, o en la séptima revisión de la hoja número sesenta y seis del libro Adiós a la verdad de Gianni Vattimo o entregarse a la ética de Michael J. Sandel sin pensarlo –o leerlo-. Es algo global y que estalla cuando surgen movimientos populistas, cuando la identidad queda como único mecanismo de aferrarse a la vida política o cuando no se sabe qué es realmente el neoliberalismo. Normal que se digan las cosas que se dicen, de forma muy enérgica muchas veces, por personajes de otros lares y nadie le diga: “¡Eh! Que eso que dice no es así” o “Eso que ha expresado lleva al totalitarismo”. Se habla del Estado sin conocerlo; se habla de la Administración Pública como los burócratas de Larra y un gasto excesivo (aunque los números no dicen eso); se habla de las Relaciones Internacionales como si fuese Juego de Tronos; se hablan tantas cosas que cualquier politólogo debería señalar como imprudentes, cuando menos, que es normal que el desprestigio que se lleva soportando. Haber estudiado Ciencia Política igual no sirve para solucionarlo todo, ni para lograr un discurso perfecto sobre el bien común o el Estado, pero sirve para cazar incompetentes. Y de esos por las televisiones y columnas de periódicos hay muchos, tal vez demasiados.

¿Deben los medios publicar todo lo que dice o hace la clase política?

«Lo verdadero ha dejado de existir en casi todas partes o, en el mejor de los casos, se ha visto reducido a la condición de una mera hipótesis que no puede demostrarse jamás. La falsedad sin respuesta ha dejado hacer desaparecer la opinión pública«

Guy Debord

La situación, agravada por la pandemia, puede calificarse de alarmante en los medios de comunicación. Si hace una semana nadie replicó a Pablo Casado cuando mintió al decir que en España había cinco millones de parados, o al decir que el Banco Central Europeo da a España 300.000 millones todos los años, ayer mismo telegrafiaban las palabras del vicepresidente segundo sobre hacer prevalecer el interés general bajo el poder de la fuerza. Como ven dos políticos opuestos que no son replicados por los periodistas, ni los columnistas cabe añadir, y que no hacen sino perjudicar el bien común. ¿Qué es el bien común? Algunos dirán que cuando menos (o cuando más) la democracia, la salud y la libertad de las personas, pero en realidad no es más que un convencionalismo para describir aquello en que cada cual está de acuerdo al vivir en sociedad o se ha logrado mediante un proceso de deliberación –que dirían los muy filosóficos abstrayendo un debate elitista-.

En la protección de ese bien común, como se ha visto allí donde el populismo campa a sus anchas arrogándose ese interés general (que sólo ellos saben determinar cuál es), deben participar todas las personas que participan en los medios de comunicación. Da igual si se es un plumilla que patea las calles y ruedas de prensa, como si se es un famoso director o directora de periódico o un columnista que expresa su opinión. En todos los casos habría, porque no se hace, que intentar exponer la verdad. En términos popperianos, como dice la frase del comienzo, eso sería imposible –aunque es posible acercarse y mucho a ella pese a que no le guste a las élites-, pero cuando menos habría que ofrecer alguna certeza sobre la realidad. No vale con afirmar que todo es muy complejo, o que las sociedades actuales están entretejidas de complejidad. Pese a ello cabe buscar líneas de solidez a lo que se publica. Si existen las noticias falsas o los bulos es porque desde los “medios serios” se ha permitido y jugado al periodismo espectáculo.

Éticamente cabe preguntarse ¿se debe publicar todo lo que dice o hace la clase política? Siempre entendiendo que no se lamina la libertad de expresión o la crítica necesaria en un sistema que debería ser pluralista. Que alguien en una columna de periódico mienta (decir que estamos en una dictadura, que si este o aquel tiene el poder mediático detrás) es denunciable sin duda, por muchos argumentos ideológicos que utilice para ocultar la mentira (da igual si de un lado u otro). Decía John Stuart Mill, pensador y político liberal, que la mentira acaba dañando no sólo a la propia persona sino a todas las que le rodean y que por ello era necesario denunciarlo públicamente y señalar la mentira. Esto es, cuando un político o política miente debería ser denunciado por todos los medios de comunicación sin dudarlo. Cuando alguien miente en una columna (que no es lo mismo que ver la realidad bajo un prisma ideológico propio) debería el director o encargado de la cosa reprender. Sin embargo, da igual el medio de comunicación –algunos en mayor medida- no sólo no se señala la mentira sino que se alienta en busca de dos mil visitas más, de garantizarse el apoyo de este o aquel partido, etc. Lo que debería hacer la prensa no es ocultar o vetar sino exponer que lo dicho o afirmado por esta o aquella es mentira y de la gorda.

Otra cuestión son las tonterías y frases altisonantes que son lanzadas por la clase política a sabiendas para ganarse más cuota o más apoyo de ciertos sectores. Las gentes de las agencias de noticias no tienen más remedio, en muchas ocasiones, que ofrecer esas frases o estupideces por mor de la fidelidad a lo expresado. Pero ¿el resto de medios deben entrar a ese juego? Hace poco se publicó aquí que Escolar y Maestre trabajaban para Ayuso. Los trolls mediáticos, que también existen, saltaron diciendo que eran de muy mucho de izquierdas y que eso no podía ser. El problema es que, como suele ocurrir bastante, no se tomaron la molestia de leer el artículo porque habrían descubierto que hacer noticia todas las tonterías que dice y hace Isabel Díaz Ayuso no es informar es hacerle la campaña electoral permanente en la que está. Este es un ejemplo pero hay mil más de cada partido, especialmente con Vox, que en cuanto dice una salvajada allí que van los zambombos a darle más cobertura. ¿Deben, por tanto, los medios de comunicación caer en el clickbait de los partidos políticos? Sin caer en la cancelación o el veto porque sí, desde luego los medios de comunicación, si realmente aspiran a ser un poder de fiscalización del resto de poderes deberían pensar sobre ello.

Tampoco aporta nada al bien común que “libelos” como La última hora se lancen a la cacería de periodistas bajo el manto de ser un medio de comunicación. Son “prensa de partido” como mucho, pero con el impacto de las redes sociales al final acaban convirtiéndose en, directamente, camisas pardas que destrozan escaparates periodísticos. Peligrosos también es que algunos medios hagan censura en entrevistas porque no cuadren con la ideología de la dirección o de los cabildeos que les apoyan (económica o socialmente), como ha sucedido con Público que censuró una entrevista donde se criticaban los vientres de alquiler –ante el escándalo hubieron de reconocer el error, pero indica bien cómo se mueven algunos medios-. Si se entrevista a alguien y dice que “Hitler ayudó a limpiar Europa”, la entrevista termina ahí y no se publica si el periodista tiene alguna ética. Si el director o jefe obliga a publicar no se pueden quitar las palabras, no puede haber veto, para sonrojo del responsable superior eso sí.

Esto es algo que ningún periodista o columnista reconocerá como un problema. La desinformación real está tan extendida, debido a la lucha de banderías de los medios de comunicación en un entorno tan hostil e inmediato, que nadie reconocerá que la ética ha dejado paso a la estética en la profesión. Desinformación sí porque existe tal abundancia de información, sesgada casi toda, que la información aparece casi como el bulo en sí. Si la modernidad está dejando algo es aquello que decía Feuerbach en el siglo XIX sobre las preferencias de su era: “la imagen a la cosa, la copia al original, la representación a la realidad”. En un periodismo tan instantáneo la imagen vende sin contexto, se copia sin pudor y todo es representación dentro del espectáculo. Y en buena parte es culpa de los medios de comunicación y su encarnizada competencia por ser el primero en ofrecer la tontería más grande del momento.

El bien común está en peligro no por culpa, o no sólo por culpa, de una clase política bastante pobre -llena de aparateros y sumisos que no tendrían mejor vida fuera de la política- sino también por unos medios de comunicación incapaces de frenar los juegos de aquella. El amarillismo es un problema, pero el carecer de ética para poder establecer una especie “veto propio” que permita educar o encauzar a la clase política también lo es –hacer ver que no todo vale para salir en los medios-. Claro que viendo portadas del ABC alarmando sobre un dictadura del gobierno se entiende que se vean incapaces no ya de acercarse a la verdad, es que ni a la realidad por compleja que sea. Es bueno y necesario que haya diferencias ideológicas en los medios de comunicación –algo que se está perdiendo en la televisión con el fraude izquierdista-, más hacia un lado u otro, todo ello permite al poder no acomodarse. Lo que no es tan admisible es la falta de ética y que bajo la libertad de expresión quepan la mentira, la difamación y el destrozo social.

Casado se extingue: mentiras, sandeces y falta de discurso

Le ocurre como a las velas. Ha quemado tanto para intentar darse luz que, uno, se ha quedado sin cera y, dos, está agotando el oxígeno que había alrededor y que permite a la vela seguir encendida. Pablo Casado parece haber gastado todas las balas del revolver en disparos al aire –no ha herido ni al gobierno, ni a la derecha socialcomunistaetarraindependentista- y como oxígeno, lo que se dice oxígeno, no había mucho, aparece como un muerto viviente. Ni un solo argumento coherente. Ni una sola verdad. Gracietas descontextualizadas. Inanidad por todos los poros de su cuerpo. Y miedo, mucho miedo.

En esa campaña electoral permanente en la que se embarcó desde que llegó a la presidencia del PP, ayer se dejó caer por Cataluña para intentar que Vox no les sobrepase y seguir con su dinámica de los inventos más maravillosos de la política española. Sí, Casado es muy profuso en mentiras que intenta colocar, como aquella sobre la dictadura que estaba construyendo el Gobierno durante el confinamiento, para la que contó con la ayuda de los Bieito Rubidos que ya no están. O la última sobre los 5 millones de parados que sólo existen en su mente y con la cual se han reído hasta los periódicos de derechas. Que ya hay que ser obtuso para que “los propios” hagan mofa y befa de su dirigente preferido. Lo dicho, una vez en Cataluña ha tenido un acto de campaña –que por suerte ha sido cerrado y se ha evitado los pitos y el lanzamiento de verduras- en el que, en un acto de majestuosa bondad, ha logrado reunir todo lo que normalmente ofrece a cuentagotas: mentiras, sandeces y carencia de discurso.

Mentiras

“Mientras el Gobierno dice que no va a hacer recortes, nos enteramos hoy que el ministro que lleva las pensiones se reafirma en el plan de que hay que recortarlas un 6%, para que se enteren los pensionistas catalanes que van a votar” ha dicho el mandatario pepero. ¿En qué momento el ministro Escrivá ha dicho que habría que bajar las pensiones un 6%. En la entrevista de El mundo afirma que hay que hacer el sistema sostenible, que habrá que aumentar la cotización máxima, que con un gasto del 12-15% del PIB es sostenible…, pero jamás ha dicho que hay que bajarlas un 6%. Es un número inventado como los 5 millones de parados. A más, el ministro no ha dicho nada sobre bajar pensiones. La malicia de la mente de Casado, porque seguramente no sean los supuestos estudios en Economía, le llevan a inventarse, que no deformar, las palabras de los demás. Piensa que, al haber preocupación con las pensiones, con decir que se van a bajar ya lo tiene hecho. No ha pensado, porque jamás piensa, que si sólo lo dice él, igual nadie le va a creer. Si ningún medio lo dice, igual es mentira.

“Vox ha ayudado a Sánchez a sobrevivir en la Moncloa. Nos sorprende que cuando se vota crear un fondo de reptiles para repartir ayudas al antojo de Sánchez, haya partidos que se abstengan” ha expresado el pepero. Lo primero que se viene a la cabeza, más allá de la mentira inherente y patente, es eso de “ayudar a sobrevivir”. ¿Está diciendo el señor Casado que se ha opuesto a negociar el decreto ley sólo con la intención de hacer caer el gobierno sin importarle lo que le pase a los españoles? Parece que sí lo ha dicho. Lo del fondo de reptiles tiene su gracia porque de eso Casado sabe bastante, ya que acudía al despacho de Bárcenas a pedir dinero de un fondo de esos. El problema, que no lo reconocerá nunca el sinsorgo, es que la UE obliga a que las inversiones sean productivas avances tecnológicos o carencias estructurales. Y lo que ha propuesto para gastar el PP ni es avance tecnológico, ni se hace referencia a lo estructural. No es más que llenar ciertos bolsillos mediante el hormigón y que cada cual gaste como quiera sin control.

“El Partido Popular es un partido de Gobierno aunque esté momentáneamente en la oposición, como sabe Alejandro Fernández, que es el único de los candidatos que debate en estas elecciones con experiencia de Gobierno exitosa”. Está muy bien que el presidente de un partido loe a su candidato y quiera definir a su propio partido como “de gobierno”, el problema es que vuelve a mentir. Salvador Illa fue un buen alcalde y concejal de La roca del Vallés. Así que algo de experiencia, por si le quiere hacer el feo de ministro, sí que tiene y revalidada en las urnas. Curiosamente el señor Fernández lo poco que ha gestionado ha sido junto al PSC. Es lo malo de no prepararse los discursos.

Sandeces

“El gobierno Frankenstein quiere un jovencito Frankenstein a la catalana” ha dicho intentando hacer una gracieta. O no ha visto la película de Mel Brooks, o es que hemos sobrevalorado su madurez. Ya en su tiempo catalogó a Homer Simpson como el mayor intelectual, pero comparar la maravillosa comedia sobre el monstruo con lo que pueda salir en Cataluña no es más que una sandez. Podría haberlo comparado con cualquier película de desgracias pero ¿con una comedia hilarante? Que lo normal es que le digan que si va a ser tan divertido ese gobierno democrático (pues ha sido elegido por la ciudadanía) como la película, mejor que un gobierno donde estén los casadistas. Esos mismos que tienen a asemejarse, por utilizar la comparación fílmica, a “Uno de los nuestros”. Para colmo, lo dice justo el día en que Illa afirma que no gobernará con ERC porque no comparten nada.

“La gente está harta de esta política de crear problemas imaginarios y de enzarzarse en banderas”, es otra de las frases que ha dicho Casado. Se puede leer dos o tres veces y seguramente nadie salga de su asombro. ¿Quiénes vienen desde hace un año creando problemas imaginarios como dictaduras, ruina económica, carencia de apoyos económicos de la UE, acabar con las tradiciones –aunque ahora se quejen de haber celebrado la Navidad-, etc.? Si ha habido alguien que se ha inventado problemas imaginarios ese ha sido Pablo Casado Blanco. Debe ser que al verse reflejado en el espejo aquel pensaba que quien hablaba era otra persona –un típico doppelgänger– o que al cambiar de disfraz más que Mortadelo se haya quedado algo de cada personaje dentro y no sepa disociar realidad con imaginación. Y lo de enzarzarse en banderas ya es para desternillarse. Los que más banderas arrojan a sus conciudadanos del mundo, hasta tal punto que consiguen que a muchas personas les acabe hastiando su propia bandera española de lo manchada que la tienen.

Carencia de discurso

Lo peor que le puede pasar a un político es carecer de discurso. Relato tiene cualquiera. Con ponerse a decir tonterías hilvanadas se consigue un relato que, en tiempos de la política espectáculo, puede resultar aparente. El stoytelling que tanto hace humedecer a los comunicólogos políticos no es más que un recurso de sofistas que permite, al fin y al cabo, no tener jamás las manos atadas a un discurso por mínimo que sea. Les pasa a casi todos, pero en otros casos lo tapan con izquierdismos baratos, citas a Marx o a Von Mises, o con la presencia de alguna palabra simbólica. No es el caso de Casado. Salvo cuando habla de libertad –aunque realmente no sabe de qué habla, ya que es un término que necesita explicación al ser poliédrico-, el resto del tiempo sólo salen de su bocas frases inconexas.

No tiene por qué ser un apoyo en alguno de aquellos metarrelatos que la postmodernidad ha condenado, pero algo que encaje con mitologemas o valores universales cuando menos. Y el único valor que parece defender Casado es el capitalismo como mecanismo de generación de la totalidad. Muy neoliberal sin duda, pero en claro descrédito por el día a día que ha demostrado la endeblez del propio sistema. Los valores capitalistas están esparcidos por todo el espectro sistémico, empero las consecuencias del mismo (atomización, egoísmo, anomia, desgaste emocional, ruptura de lo social…) le parecen horribles a quienes más hacen por extenderlas. Es el caso del presidente pepero pero él no es capaz de comprenderlo. Vive de la foto y la frase ocurrente y así no llegará muy lejos. Una vez que lo ha conseguido una persona, el siguiente ya no podrá hacerlo. La cuadra aguirrista salió así.

Novedades: medianas y pequeñas editoriales (31 enero)

Aquí tienen las novedades de la semana que editan las pequeñas y medianas editoriales de nuestro país. Como siempre, la selección de los libros corresponde a lo que nos parece más significativo personalmente. O aquello en que nos dan mejores medios para hacer corta y pega, que es lo que se hace y lo reconocemos. Cuando se lea un libro que merezca crítica se publicará, el resto lo que dicen en notas de prensa. Otros que hagan igual se sienten cómodos con otras formas de hacer.

NOVELA

Dubravka Ugresic, La edad de la piel, Impedimenta, Traducción: Luisa Fernanda Garrido y Tihomir Pištelek, 20,75€

Los tatuajes y la modificación del cuerpo, la música que colorea y matiza los eventos deportivos, El planeta de los simios, el humor y la experiencia. El colapso que experimentó Yugoslavia, y el consiguiente exilio de la autora, nos llevan a reflexiones acerca del nacionalismo, el crimen y la política. Dubravka Ugresic alza la mirada con valentía para adquirir una perspectiva humanista y retratar así a aquellos personajes icónicos del antiguo bloque del Este que trabajan actualmente como limpiadores en Holanda o que abren tiendas clandestinas con productos procedentes de sus países de origen. Dubravka Ugrešic, ganadora del Neustadt International Prize, nos lleva con suma elegancia hacia las claves que nos permiten comprender el presente: desde La La Land hasta el cadáver de Lenin.

Carole Fives, Llamadas de mamá, Sexto Piso, Traducción: Julia Osuna Aguilar, 12,90€

La voz de Charlène es la protagonista absoluta de esta novela inteligente, tragicómica e inolvidable. Una voz omnipresente y carismática que nos atrapa y nos arrastra desde la primera página a través de las constantes llamadas y los continuos mensajes en el contestador con los que esta madre obsequia diariamente a su hija.

De este modo, llamada a llamada, se va dibujando la personalidad arrolladora de una mujer tan maravillosamente corriente como poco convencional, así como la particular relación que mantiene con su hija. Pero pronto, más allá de esa cotidianidad llena de entrañables exabruptos, manías y recriminaciones, se atisba el punzante sentimiento de soledad de una madre que sin embargo se niega a abdicar y ceder terreno a la vejez. Cuando a Charlène le diagnostican cáncer y depresión, a los episodios surrealistas y caóticos tan habituales en ella se suman momentos más confesionales, llenos de ternura e intimidad. La verdadera originalidad de Llamadas de mamá reside en su capacidad de explorar con hondura y sabiduría territorios en ocasiones dolorosos, manteniendo el sentido del humor de principio a fin y sonando en todo momento profundamente vitalista.

John Steinbeck, El autobús perdido, Nórdica, Traducción: Federico y Antón Corriente, 22,50€

Escrita justo después de Las uvas de la ira, esta novela narra el accidentado viaje de un desastrado autobús rural entre las poblaciones de Rebel Corners y San Juan de la Cruz, en California, al término de la Segunda Guerra Mundial. Se convierte en un magistral retrato de personajes y en un acerado estudio sobre los problemas centrales de todos los hombres en todas las épocas: la familia, el sexo, el amor, las ambiciones, las frustraciones y los anhelos…

Lejos del sentimentalismo y la autocomplacencia, es un viaje interior hacia el corazón de unos viajeros perdidos en la decepción del sueño americano. El autobús perdido contiene algunos de los grandes temas clásicos dentro de la obra narrativa del premio Nobel de Literatura John Steinbeck.

Ryunosuke Akutagawa, El tabaco y el diablo, Satori, Traducción: Hidehito Higashitani y Javier Rubiera, 22€

¿Qué se encontró el diablo al arribar a las costas de Japón? ¿Cómo reaccionaron los dioses nipones ante la llegada del dios cristiano? ¿Quién es en realidad ese joven y hermoso mártir que, despreciado por todos, realiza el más noble de los sacrificios? En estos doce relatos, obras maestras de la narrativa del siglo XX, Akutagawa injerta elementos y personajes de la realidad histórica japonesa en su ficción prodigiosa, que oscila entre la elegante ironía y el agudo escepticismo, para brindarnos su particular visión del cristianismo en Japón. No ofrece respuestas filosóficas ni históricas a las preguntas que sus relatos plantean, sino una respuesta irónica que, de manera más o menos consciente, sigue la senda abierta por Miguel de Cervantes trescientos años antes.

Esther Kinsky, Arboleda, Periférica, Traducción: Richard Gross, 19,90€

La narradora de Arboleda viaja sola a Italia para una estancia que había planeado junto a su compañero, M., recién fallecido. Allí, fiel a sus paseos de flâneuse que, siempre atenta a los detalles luminosos, se demora en parajes apartados y solitarios, su mirada sella un nuevo pacto con la vida.

Arboleda es un libro de duelo trascendido mediante un estilo sagaz, culto y profundamente empático. En esta geórgica contemporánea en forma de tríptico italiano, el dolor es aquello que sucede mientras los hombres viven y trabajan, nuevas aves surcan el cielo y la naturaleza muda. Quizá este sea el destino de la gran literatura: preservar la memoria sin por ello dejar de «regresar a la ciudad de los vivos».

Un bellísimo viaje de invierno, tan emocionante como reparador.

NOVELA GRÁFICA

Chloé Wary, Temporada de rosas, Astiberri, Traducción: Lucía Bermúdez Carballo, 20€

Este año Bárbara tiene que estudiar para la selectividad. Pero lo que le remueve las entrañas es el fútbol. Bárbara es la capitana de las Rosas, el equipo femenino del club de su ciudad y, esta temporada, ella y sus compañeras tienen hambre de victoria.

Sin embargo, a pesar de los duros entrenamientos, el club local se queda sin subvenciones y decide favorecer al equipo masculino para llevarlo al campeonato. Las jugadoras deberán elevar su voz para luchar contra la injusticia…

Temporada de Rosas, íntegramente dibujado con rotuladores de colores, recibió el Premio del Público en el Festival de Cómic de Angoulême 2020 y el Premio Artemisia de creación femenina 2020 en la categoría emancipación.

Federico Bertolucci y Frédéric Brrémaud, Brindille, Nuevo Nueve, Traducción: Lorenzo F. Díaz Buendía, 25 €

Una joven se despierta en un pueblo humilde. No recuerda nada, ni su nombre, ni cómo llegó allí. Mientras intenta recuperar la memoria y aprende de los habitantes de este mundo, gradualmente despierta poderes que no puede controlar. ¿Es ella un hada? ¿Una joven corriente? Una bruja? Las respuestas a todas estas preguntas, sin duda, se encuentran en este misterioso bosque que rodea el pueblo. ¿Encontrará el coraje para ir a donde nadie tiene derecho a ir? Una aventura mágica, una brutal batalla y el viaje iniciático de una joven heroína en su búsqueda de la identidad.

POESÍA

Juan Bonilla, Horizonte de sucesos, Renacimiento, 15,90€

Poemas.

Gloria Fortún, Todas mis palabras son azores salvajes, Dos bigotes, 15,95€

‘Todas mis palabras son azores salvajes’, primer poemario de la escritora y traductora Gloria Fortún, representa el afán que, cuando se ama, se tiene de construir un lenguaje propio aprovechando que se ha fundado una patria. Un lenguaje que cante —y a veces grite— al amor y al deseo entre mujeres. La voz de la poeta tiene un cuerpo con una presencia rotunda y disidente, un cuerpo que no cumple las normas del canon estético, ni tampoco del recato, la modestia o la moderación. Es un cuerpo que se siente bello, vivo y sensual.

La protagonista se celebra a sí misma y a su carne, pero también a las mujeres que han hecho que palpite su corazón —y su entrepierna—, sobre todo a una mujer mítica, que toma la forma de bucanera, de diosa o de vaquera y que está presente a lo largo de todo el poemario. Ella es la representante del amor y del anhelo cuando una pandemia confina el mundo. Ella es, al fin, quien deberá extender su brazo para que se posen en él los azores que la poeta-cetrera ha lanzado a los cielos.

ENSAYO

Juan Manuel Aragüés, Ochenta sombras de Marx, Nietzsche y Freud, Plaza y Valdés, 17€

Nuestras complejas sociedades contemporáneas exigen del pensamiento, y muy especialmente de la filosofía, un esfuerzo para abordar las nuevas problemáticas que en ellas se generan. Desde comienzos del siglo XIX ha venido produciéndose una acelerada transformación como consecuencia del desarrollo científico y tecnológico, así como de diversos conflictos sociales, de tal modo que nuestro presente se muestra en franca ruptura con la Modernidad que nos precedió.

A caballo entre dos mundos, Marx, Nietzsche y Freud se vieron en la obligación de pensar una realidad que, parafraseando a Marx, se disolvía en el aire. De la mano de estos gigantes, numerosos pensadores y numerosas pensadoras se han aprestado a la exigente tarea de leer nuestra contemporaneidad, desde la conciencia de la insuficiencia o, incluso, de la obsolescencia de las herramientas de las que nos habíamos pertrechado en el pasado. En este volumen queremos dar cuenta de ese esfuerzo, de la tarea que mujeres y hombres de nuestro tiempo han llevado a cabo para desentrañar un presente que ha convertido en temas centrales la virtualización de la realidad, la lucha contra el patriarcado, la reflexión sobre la diferencia y las estrategias para abordar la crisis civilizatoria en la que nos hemos instalado.

Este breve diccionario del pensamiento contemporáneo reúne los ochenta nombres, desde Theodor Adorno hasta Silvia Federici, que han llevado hasta nuestros días la herencia de Marx, Nietzsche y Freud. Un volumen accesible para cualquier persona interesada en la filosofía, pero con el rigor y los detalles que agradecerán los versados en la materia.

Massimo Livi Bacci, Los traumas del siglo XX, Pasado y Presente, Traducción: David León, 22€

El profesor Livi Bacci, decano de los demógrafos e historiadores europeos, analiza los acontecimientos que desembocaron en los terribles traumas que azotaron el siglo XX y que hoy resuenan en tiempos de pandemia. Si hasta el siglo XIX la Naturaleza marcaba los ritmos demográficos a través de desastres naturales y pandemias, en el siglo XX fue la Política la que selló trágicamente el destino de la población europea. La acción humana eclipsó totalmente la influencia natural sobre la demografía. Y los resultados fueron devastadores. El autor de Un largo viaje, ha escrito su obra definitiva sobre el siglo XX, un análisis histórico, político y demográfico que permite contemplar el siglo pasado desde una nueva perspectiva.

Ignacio Sánchez-Cuenca, Las raíces históricas del terrorismo revolucionario, Catarata, 25€

Tras los movimientos de protesta radical de finales de los sesenta, varios países desarrollados sufrieron una oleada de terrorismo revolucionario. Grupos como las Brigadas Rojas en Italia, la Facción del Ejército Rojo en Alemania, los GRAPO en España o el Ejército Rojo Unido en Japón provocaron crisis políticas con sus acciones armadas. Hubo otros países, sin embargo, en los que o bien no aparecieron estos grupos o, si surgieron, no cometieron atentados mortales. Las naciones que siguieron un patrón iliberal en el periodo entre las dos guerras mundiales (definido por la presencia de terrorismo anarquista, quiebra de la democracia, desigualdad de la tierra, capitalismo intervencionista e industrialización tardía) experimentaron el terrorismo revolucionario décadas después. Estos países se caracterizan, además, por haber tenido una tradición débil de individualismo en el largo plazo, con fuertes resistencias a la implantación del capitalismo y la democracia.

Este libro ofrece una explicación histórica y comparada de la variación entre países en el terrorismo revolucionario, analizando los patrones de desarrollo que se siguieron en los años de entreguerras. Se ofrece, por vez primera, un análisis exhaustivo de este tipo de terrorismo, combinando ideas procedentes de la política comparada, la economía política, las relaciones internacionales, la sociología histórica y la antropología, y ofreciendo hipótesis novedosas sobre los orígenes históricos de la violencia política.

Ritama Muñoz-Rojas, Los olvidados del exilio, Reino de Cordelia, 14,96€

El regreso a España de los intelectuales, escritores y políticos que huyeron en 1939 puso punto final oficialmente al exilio de la Guerra Civil. A partir de los años ochenta, cientos de españoles anónimos, la mayoría sin estudios ni medios económicos, se quedaron solos, aislados en el olvido de sus propios compatriotas, que preferían construir la nueva democracia sin mirar al pasado. Para paliar las precarias condiciones de vida de Los olvidados del exilio, a partir de 1984 un reducido grupo de personas crearon la Asociación de Amigos de Antiguos Refugiados Españoles (AARE), para enviarles alimentos, ropa o medicinas y ofrecerles un vínculo que les uniera a su patria. Estas son las cartas con las que los últimos exiliados españoles contestaron agradeciendo esa generosidad. Reflejan sus sufrimientos, sus temores y el cariño hacia una tierra a la que muy pocos de ellos podrían volver.

Søren Kierkegaard, El libro sobre Adler, Trotta, Traducción: Eivor Jordà Mathiasen, 23€

Tomando como referencia al pastor Adler, destituido por haber afirmado tener una revelación, Kierkegaard pone en evidencia con destreza dialéctica la confusión de nuestra época con respecto al cristianismo. Obra de madurez, se dan cita en ella los temas esenciales del pensador danés: el instante, la interioridad como relación con Dios, el verdadero cristianismo frente a la cristiandad, la paradoja o la ironía. Una inesperada novedad para sus lectores y cultivadores.

Roger Chartier, Lectura y pandemia, Katz, 8€

En tiempos de pandemia, ni siquiera las lecturas son inmunes. Realizar diagnósticos sobre sus transformaciones no es tarea fácil: la lectura es una práctica cuyo ejercicio depende de condiciones de posibilidad que se distribuyen de forma muy desigual en cada sociedad, y que, en estos tiempos, son más diversas y complejas de lo que podemos imaginar. A esta primera dificultad se suma una segunda: la dificultad para producir discursos lúcidos sobre el presente pandémico. A pesar de estas dificultades –o más bien porque existen y proponen un desafío intelectual–, y resistiendo “la tentación de proyectar la experiencia personal como si fuese compartida y general”, Roger Chartier reflexiona aquí sobre las relaciones entre lecturas y pandemia e interroga este cruce y sus implicancias tanto para la economía política del libro y la edición, como para las relaciones entre mundo digital y mundo analógico, en momentos en los que la “realidad que experimentamos es la de una vida casi enteramente digital”. El texto “Lectura y pandemia” se complementa con una conversación sobre “El espacio público”, que funciona como coda de aquella.

Poniendo en juego los recursos del historiador y la mirada del sociólogo, la sensibilidad del lector y la precisión del erudito, Roger Chartier va tejiendo, en estas páginas, una reflexión de extraordinaria agudeza y profundidad para ayudarnos a descifrar algunos de los desafíos del presente.

OTRAS LECTURAS

Josep Quetglas, A Casandra, Asimétricas, 18€

La palabra y la mirada: ¿qué hace quien mira una obra y habla de ella? Quien se coloca frente a una pintura, la página de un libro, un dibujo en planta y sección, y habla de ellos, ¿acaso trata de revelar la verdad que haya en tal obra? Creo que su papel es más humilde. No pretende descubrir o fundar ninguna verdad, sino que se parece más bien a ese que, al observar una nube, le dice a su vecino: “–Fíjate, parece una jirafa”. El único propósito de sus palabras provisionales es hacer mirar con atención, ver con más perspicacia la nube.

Quien mira y habla no habla de la obra, habla de la mirada. Pro- pone mirar. Se describe a sí mismo mirando, y sugiere así a quien lee o escucha hacer otro tanto, volverse capaz de ver por sí mismo, dotarse de ojos capaces de mirar alrededor. No habla para escuchar su propia voz, para lanzar una proclama o para construir una teoría. Su verdad está en algo tan inestable como la mirada, y tiene una fácil comprobación: cualquiera que lea o escuche puede verificar por sí mismo si está viendo lo dicho, y entonces la palabra habrá sido eficaz —o, si por el contrario, la palabra no ha conseguido salir y prender fuera de la página, como le ocurre en algunos casos al sembrador de palabras del que habla Marcos.

Hablar de la mirada: quien así haga cumple el antiguo rito del Señor que habita en Delfos, que ni dice ni oculta, sino que da indicios.

Javier Triana, Matumbo, Libros del KO, 18,90€

En Matumbo, Javier Triana reúne algunas de las mejores historias y de los personajes más magnéticos con los que se cruzó durante su tiempo como corresponsal en Nairobi, capital de Kenia. Por estas páginas desfilan un eterno candidato al Nobel, grafiteros pacifistas, masái en todoterreno, mujeres que cambian el mundo a la carrera, colonos chiflados, guerrilleros ancianos, pescadores sin peces y políticos de dudosa honorabilidad. Sus historias, que saltan con agilidad de lo descacharrante a lo indignante, esbozan el retrato de un lugar que, como tantos otros, lucha por encontrar su sitio entre la tradición y la modernidad, entre la igualdad y la impunidad. A través de entrevistas, conversaciones casuales y fragmentos documentales, serán los propios kenianos quienes lleven la voz cantante y nos guíen en este viaje —de norte a sur, de este a oeste— por un país delirante, injusto hasta el extremo y tan complejo como apasionante.

Novedades: grandes grupos editoriales (31 de enero)

Aquí tienen las novedades de la semana que editan las grandes editoriales de nuestro país. Como siempre, la selección de los libros corresponde a lo que nos parece más significativo personalmente. O aquello en que nos dan mejores medios para hacer corta y pega, que es lo que se hace y lo reconocemos. Cuando se lea un libro que merezca crítica se publicará, el resto lo que dicen en notas de prensa. Otros que hagan igual se sienten cómodos con otras formas de hacer.

NOVELA

Joyce Carol Oates, Blonde, Alfaguara, Traducción: Mª Eugenia Ciocchini, 25,90€ (Ebook disponible)

Marilyn Monroe era puro fuego, sexualidad a flor de piel, romances turbulentos, pero también era una mujer frágil, asustada y repleta de inseguridades que buscaba en otros -en el Ex Deportista, en el Dramaturgo o en el Presidente- ese amor que ella misma se negaba. Una artista superdotada cargada de conflictos, temores y pasiones desatadas; una niña que no dejó de huir hacia delante y que llegó a burlar a la propia muerte para convertirse en leyenda. Tras una exhaustiva documentación, Joyce Carol Oates redibuja la vida interior de Norma Jeane Baker -la pequeña sin padre, la mujer dependiente de tranquilizantes y estimulantes, la actriz y amante malograda- y a su «Amiga Mágica del Espejo», la rubia idolatrada a la que el mundo llegó a conocer como Marilyn Monroe.

Luis Landero, El huerto de Emerson, Tusquets, 19€ (Ebook disponible)

Tras el éxito prolongado de Lluvia fina, Luis Landero retoma la memoria y las lecturas de su particular universo personal donde las dejó en El balcón en invierno. Y lo hace en este libro memorable, que vuelve a trenzar de manera magistral los recuerdos del niño en el pueblo de Extremadura, del adolescente recién llegado a Madrid o del joven que empieza a trabajar, con historias y escenas vividas en los libros con la misma pasión y avidez que en el mundo real. Aquí asoman personajes de un tiempo reciente pero que parecen pertenecer a un lejano entonces, y tan llenos de verdad como Pache y su boliche en medio de la nada, mujeres hiperactivas que sostienen a las familias como la abuela y la tía del narrador, hombres callados que de pronto revelan secretos asombrosos, o novios cándidos y su enigmático cortejo al anochecer. A todos ellos Landero los convierte en pares de los protagonistas del Ulises, congéneres de los personajes de Kafka o de Stendhal, y en acompañantes de las más brillantes reflexiones sobre escritura y creación en una mezcla única de humor y poesía, de evocación y encanto.

Manuel Jabois, Miss Marte, Alfaguara, 17,90€ (Ebook disponible)

1993. Mai, una chica muy joven con una niña de dos años, llega a un pueblo de costa poniéndolo todo patas arriba. Enseguida hace amigos, conoce a Santi, se enamoran al instante y al cabo de un año celebran una boda que acaba en tragedia, cuando la noche de la fiesta la hija de Mai desaparece misteriosamente.

2019. La periodista Berta Soneira se dispone a rodar un documental sobre el suceso ocurrido veinticinco años atrás. Para ello, entrevista a todos los que aún lo recuerdan, reescribiendo el relato de un día que cambió la vida de todos.

Alice McDermott, Un hombre con encanto, Tusquets, 19€ (Ebook disponible)

Billy Lynch acaba de morir. Pero, en la memoria de su familia y de sus amigos, sigue más vivo que nunca. Tras el lluvioso entierro, en las conversaciones a media voz que se encadenan a lo largo de ese día, todos coinciden en que Billy había sido un gran tipo, por lo menos en las cada vez más escasas ocasiones en que estaba sobrio. Pero de eso nadie quiere acordarse porque, en el fondo, comprenden que Billy cargó toda su vida con el dolor que le produjo la prematura muerte de Eva, su prometida irlandesa. Más tarde, él conocería a la amable, resignada y siempre comprensiva Maeve, su actual viuda. Únicamente un primo de Billy, su mejor amigo, sabe toda la verdad. Pero a veces, por no decir siempre, desvelar los secretos familiares solo produce más dolor.

José María Merino, Noticias del Antropoceno, Alfaguara, 18,90€ (Ebook disponible)

Un papa sueña con la dimisión de Dios, un joven escritor intenta relatar el fin del mundo rural, un hombre busca en las profundidades del mar alejarse de las atrocidades de la superficie, una pareja llega al séptimo continente, formado por la acumulación de plástico, ese material que puede privarnos de futuro#

Los personajes que pueblan este libro asisten, en ocasiones ajenos, otras sorprendidos y casi siempre melancólicos, a los mensajes que grita la Tierra: el de que nos encontramos ante una nueva era, el de su transformación por la acción humana y el del cambio en las relaciones entre las personas propiciado por los avances tecnológicos. No hay tregua posible: hay un mundo nuevo en construcción, hay un planeta en destrucción.

Con Noticias del Antropoceno, José María Merino regresa con la maestría acostumbrada al género del relato. Su mirada amable y lúcida de la realidad, si bien no exenta de ironía crítica, plantea al lector una reflexión urgente sobre nuestro tiempo y la huella del ser humano sobre la Tierra.

Rebecca Solnit, Recuerdos de mi inexistencia, Lumen, Traducción: Antonia Martín Martín, 19,90€ (Ebook disponible)

En 1981, una jovencísima Rebecca Solnit se mudaba a su primer apartamento en un barrio marginal de San Francisco. En él pasaría los siguientes veinticinco años, librando feroces batallas para llevar a cabo la difícil tarea de construir su identidad y tomar la palabra en una sociedad que agrede y silencia a las mujeres.

Recuerdos de mi inexistencia, su último libro y su primer memoir, aclamado por la crítica y los lectores en Estados Unidos, marca un hito y «nos da la clave para comprender toda su obra» (The New York Times). Estas páginas narran la emocionante historia de iniciación de «una escritora única, cuya esperanzadora voz es, ahora más que nunca, esencial» (The Guardian): «la voz de la resistencia» (The New York Times Magazine).

Marianne Cronin, Los cien años de Lenni y Margot, Planeta, 19,90€

De extrema vitalidad, Los cien años de Lenni y Margot revelan el extraordinario regalo de la vida incluso cuando está a punto de terminar, y manifiesta nuestra infinita capacidad de amistad y amor cuando más lo necesitamos.

Lenni Peterson tiene 17 años. Vive en el pabellón de enfermos terminales del hospital de Glasgow y se está muriendo. Pero Lenni tiene demasiadas preguntas para las que necesita respuestas y una vida -que la enfermedad le niega- por descubrir.

En un intento de llenar los interminables días hospitalarios, Lenni se une a la clase de arte terapéutico del hospital, pero le cuesta conectar con los enfermos de su edad. Ellos, en definitiva, volverán a casa y vivirán una vida normal. Así que Lenni pide unirse al grupo de mayores de 80 años, y es allí donde conoce a Margot, de 83 años, una anciana rebelde con un pasado complicado que transformará el mundo de Lenni. Cuando se dan cuenta que entre las dos han vivido cien años, deciden dejar un legado imperecedero: cien cuadros que representen su siglo de vida.

Con la llegada de Margot, la vida de Lenni empieza a expandirse de una forma que nunca había imaginado: las historias que le cuenta la anciana le harán vivir todas las vidas que ella ya no podrá tener.

NOVELA HISTÓRICA

Ellen Alpsten, La zarina, Grijalbo, Traducción: José Antonio Soriano Marco y Gabriel Dols Gallardo, 21,90€ (Ebook disponible)

La noche de la muerte de Pedro I el Grande de Rusia, Catalina, su segunda esposa, preocupada por la sucesión, decide ocultar el fallecimiento del zar. Durante las horas de incertidumbre que siguen a la muerte del que fuera su amante y su amigo, Catalina repasa su azarosa vida. Hija ilegítima de un siervo, fue vendida como criada, mató en defensa propia y vivió innumerables desventuras hasta que su destino la llevó al campo de batalla del ejército del zar. Allí, el general Menshikov, íntimo amigo de Pedro el Grande, la tomará bajo su tutela, conocerá al zar, se convertirá en su amante y años después llegará a ser su esposa.

La zarina es la aventura de una mujer insólita y valiente, y también la historia del nacimiento de la Rusia moderna, de un Imperio turbulento e inestable, de la locura de la guerra y de la brutalidad del siglo XVIII, cuando la vida humana apenas tenía valor.

Jorge Molist, La reina sola, Planeta, 22,50€

Jorge Molist recupera en esta apasionante novela una época de nuestra historia injustamente olvidada que cambió los destinos de Europa y abrió el Mediterráneo a la corona de Aragón y a España. Ignoramos gran parte de nuestra aventura en el Mediterráneo y de sus protagonistas, pero fue una historia tan apasionante o más, que Juego de Tronos, solo que española y real.

Además de abordar cuestiones tan universales como el amor, la muerte, la guerra, la violencia o los celos, Jorge Molist refleja los fuertes enfrentamientos por reinar Europa en el siglo XIII, la influencia partidista de la Iglesia, el dominio de los poderosos sobre el pueblo más humilde, los matrimonios de conveniencia y las uniones interesadas, la importancia del amor trovadoresco, la crueldad a la hora de dictar sentencia o castigar a los traidores, la importancia de salvaguardar el honor por encima de todo, la fragilidad de la vida en la Edad Media, el engaño y la ambición, la desconfianza hacia los que se suponen aliados, la dificultad para reinar en una época convulsa o las infidelidades aceptadas en las uniones de los más poderosos.

Con una maravillosa ambientación histórica la trama transcurre por Sicilia, Nápoles, Malta, París y gran parte de España. El lenguaje y su léxico se adecuan a la época y a las escenas narradas, pero no deja de ser cercano al lector actual.

NOVELA GRÁFICA

Javirroyo, Laborachismo, Lumen, 14,90€

Hace mucho tiempo, en una época muy, muy lejana llamada Paleolítico, las mujeres y los hombres del planeta Tierra pudieron estar en pie de igualdad. Pero el Homo machus, un ser que se creyó superior, institucionalizó la violencia y la dominación sobre la mujer e instauró el perverso Imperio Patriarcal, que dirige desde una estación acorazada con potencia suficiente para impedir cualquier perspectiva de progreso femenino. Desde entonces, algunas tropas rebeldes han logrado pequeñas victorias, pero, tras varios milenios, ha llegado la hora urgente de la deconstrucción del LABORACHISMO.

REEDICIÓN

Emil Cioran

Ventana a la nada, Tusquets, Traducción: Mayka Lahoz, 18€ (Ebook disponible)

Emil Cioran compuso las anotaciones, aforismos y fragmentos que conforman Ventana a la nada hacia 1944, cuando el genial y prodigioso intelectual, procedente de Bucarest, llevaba siete años «pudriéndose gloriosamente» en el Barrio Latino de París, según propia confesión. En sus páginas, Cioran destila un corrosivo (mal) humor transido de infinita nostalgia por una nada que es fuente de infinitas posibilidades.

El libro de las quimeras, Tusquets, Traducción: Joaquín Garrigós, 18€ (Ebook disponible)

El libro de las quimeras… o de la utilidad del sufrimiento en la vida. No otra cosa propone el autor de estas páginas, proclamando que el dolor nos llama, a cada uno de nosotros, a nuestra existencia más concreta e individual. Así, convertido en privilegio y maldición, solo el sufrimiento puede cambiar al ser humano, revelarle la sed de otras eternidades y concederle el anhelo de ser dios, demonio o loco.

ENSAYO

David Jiménez Torres, 2017. La crisis que cambió España, Deusto, 17,95€ (Ebook disponible)

2017 supone una fecha clave en nuestra historia reciente. Ese año tuvo lugar el momento álgido del procés catalán, y con él la gran crisis del sistema constitucional que se creó tras el fin de la dictadura franquista. Un sistema que hacía tiempo que se consideraba consolidado.

Tres años después del referéndum ilegal en Cataluña, podría afirmarse que el constitucionalismo ganó la guerra y perdió la paz. La evolución de la política nacional a partir de 2017 hace que cada vez sea más difícil imaginar una reconstrucción del frente constitucionalista. Los gobiernos de Pedro Sánchez han trabajado, más bien, para naturalizar algunos planteamientos del procés.

A causa de todo ello, 2017 fue el año que cambió nuestro país, pero también las vidas de quienes lo vivimos en directo y las de quienes nos sucederán.

Benoît Mandelbrot, La geometría fractal de la naturaleza, Tusquets, Traducción: Josep Maria Llosa, 26€

A pocos matemáticos les es dado crear nada menos que una nueva disciplina dentro de su campo de trabajo. Sin embargo, con la geometría fractal, el genial investigador Benoît Mandelbrot no solo gestó y desarrolló un nuevo y fascinante objeto matemático, sino que ideó un método para estudiar y describir con absoluta precisión la infinita irregularidad que hallamos en la naturaleza. En efecto, ni las montañas son cónicas, ni los árboles cilíndricos o las nubes redondas; al contrario, la geometría que intuimos en una galaxia alcanza un nivel de complejidad y fragmentación que solo un fractal es capaz de abordar matemáticamente. Pero más allá de la «morfología de lo amorfo», este libro revela al lector todo un mundo completamente nuevo de belleza plástica, lo que llevó esta obra a ser considerada un auténtico manifiesto, proporcionando iluminaciones fundamentales en la filosofía y el arte.

Clare Carlisle, El filósofo del corazón, Taurus, Traducción: Abraham Gragera López, 23,90€ (Ebook disponible)

«Aunque la vida pueda comprenderse mirando hacia atrás, debe vivirse hacia delante.» Søren Kierkegaard

En un ajardinado cementerio en el centro de Copenhague yace Søren Kierkegaard, uno de los filósofos modernos más apasionados y desafiantes. Está considerado el padre del existencialismo y el pensador de la angustia, pero sus contemporáneos lo describieron como un filósofo del corazón.

Durante las décadas de 1840 y 1850, de su pluma nacieron escritos que analizaban el amor y el sufrimiento, el coraje y la ansiedad, el anhelo religioso y el desafío, y forjaron un nuevo estilo filosófico arraigado en el drama interno del ser humano. En esta conmovedora biografía, Clare Carlisle relata la destacada y tumultuosa vida de Kierkegaard, el Sócrates de la cristiandad, como él mismo afirmaba, y presenta de un modo espléndido la relevancia y la actualidad de su pensamiento.

OTRAS LECTURAS

Sugata Mitra, La escuela en la nube, Paidós, 19,95€

Los educadores llevan intentando aprovechar la «promesa» de la tecnología en el ámbito educativo durante décadas sin éxito y lo que han aprendido hasta ahora es que los niños en grupos, cuando se les da acceso a internet, pueden aprender cualquier cosa por sí mismos. En este innovador libro, el profesor Sugata Mitra nos presenta el futuro emergente del aprendizaje y su relación con la tecnología para descubrirnos que la promesa no está en la tecnología en sí, sino en el aprendizaje autorregulado de los niños que la utilizan.

La escuela en la nube es una propuesta para desarrollar una nueva educación, enfocada en despertar la curiosidad y la motivación de los estudiantes, y diseñada para promover el trabajo en equipo. Una nueva educación en la que los maestros ya no son los que ofrecen conocimiento o guían el aprendizaje, sino que son los encargados de crear el ambiente propicio y de generar las preguntas que despierten el interés de los niños por aprender.

Abrazafarolas, la campaña

¿En qué momento se les ha ocurrido dar el visto bueno a semejante campaña en Ciudadanos? Esta misma pregunta se vienen haciendo comunicólogos de la política y los cuarenta afiliados que deben quedar en la formación naranja. Ni el lema, ni las banderolas que se colocan en las farolas son propicios para la captación del voto. Sí para el meme, la guasa y el cachondeo. Dan a entender que más bajo no se puede caer, que ya no queda nadie al mando o con cabeza en Ciudadanos o que no todo en marketing político acaba por tener sentido para el público al que va destinado.

Es una campaña de abrazafarolas, no se sabe si porque iba borracho el diseñador de la misma (primera acepción), o porque han querido ir al sol que más calienta o volver al peloteo (segunda acepción) del populismo de los comienzos. En realidad, como verán, ni lo uno ni lo otro han conseguido. Comenzando por el lema de las banderolas “Vota abrazos”, igual en tiempos de coronavirus no es lo más apropiado. Cuando la recomendación sanitaria es no abrazarse, no estar cerca físicamente, al diseñador de la campaña sólo se le ocurre que nada mejor que abrazarse en Cataluña como si estuviesen todos en Magaluf. Además que como sub-lema no se llega a captar el sentido cuando el lema es “Para que ganemos todos”. En Ciudadanos no es que hayan sido los más amorosos para aplacar la situación con los procesistas. Todo lo contrario. Han hecho de la beligerancia virtud y no hay político o partido al que no hayan insultado. El último el PSC al que proponen gobernar juntos pero con presidente naranja, aunque saquen más escaños los socialistas. ¿Qué abrazo hay ahí? ¿El del oso?

El tema de las banderolas en las farolas con los abrazos en distintos colores es aún más gracioso. No sólo porque permiten el mismo juego de palabras del titular –a partir de ahora serán conocidos como los abrazafarolas- sino porque también el intento multicolor es realmente incomprendido. Ese intento de jugar con todos los colores para intentar proyectar ciertas imágenes con sentido para las personas parece que no ha funcionado. Primero, no se entiende que los colores de los demás partidos y un abrazo supongan directamente compartir y hacer causa común. Ni el violeta de Comunes, ni el rojo de PSC, ni el verde de Vox, etcétera se verá como ese compromiso de unidad y amor que supuestamente, se supone, quieren transmitir.

Segundo, tampoco ese juego de colores brilli-brilli, diverso y líquido es lo que define la campaña catalana. En el panorama catalán, en este momento, no hay cabida para minorías postmodernas, ni para diversidades, ni para ecologismo. Difícilmente se pueden colocar los temas sociales importantes (gestión sanidad, deuda por gasto en procesismo, caída del PIB catalán…), mucho menos los temas del mundo de la diversidad posmo. El principal eje, por desgracia, es otro. No el mejor, ni el  que realmente necesita la ciudadanía, pero es el que hay. Si con lo de abrazos intentaban meter la cabeza en ese eje, con los colorines se alejan. Pero queda el sentido de abrazafarolas, de no saber qué hacer, de incompetencia.

En realidad no se sabe lo que pretenden con la campaña del abrazo. Y cuando no se entiende es que la campaña es mala. Cuando la campaña ofrece un lema insustancial, unas imágenes raras y con declaraciones extrañas de sus dirigentes no se puede esperar un gran logro. Quien o quienes les asesoren o no han estudiado el marketing electoral –a falta de ideas se hace una campaña tipo y fuera-, o no han estudiado el terreno, o carecen de ciertos conocimientos básicos para la captación del voto mediante imágenes y mitologemas. Es el problema de quienes piensan que las campañas políticas son iguales que cualquier campaña publicitaria. En algún caso puede haber impacto (si se juega en terreno conocido), pero en la mayoría de las ocasiones salirse de ciertos patrones psicológicos, históricos y culturales es muy negativo. También les pasa a la mayoría de “expertos y gurús” de la comunicación política no crean, pero esta campaña de abrazafarolas es nefasta y proyecta que en Ciudadanos están en las últimas.

Diario 16 contó hace días la jugarreta de Iglesias a Illa

Numerosas personas se asombraron ayer al conocer, incluso de labios del propio vicepresidente segundo del gobierno, que Podemos/Comuns prefiere que en Cataluña se vote a ERC. Incluso contra los resultados que podría obtener su propia formación, Pablo Iglesias prefiere que ERC venza en los comicios catalanes antes que Salvador Illa, de su socio gubernamental el PSOE, para poder seguir siendo el “eje vertebrador” de poder dentro del Gobierno estatal. Sin duda se han asombrado muchas personas pero no aquellas que diariamente siguen la información en Diario 16. Periódico el cual ya adelantó esa maniobra hace más de una semana.

En un artículo publicado el 19 de enero, “¿Estudió realmente Iglesias Ciencias Políticas?” se explicaba irónicamente lo siguiente: “Amado líder se ha autoelegido como único interlocutor válido entre el Gobierno y los grupos independentistas que tienen representación en el parlamento. Es ÉL quien habla por ellos a nivel estatal y quien les representa frente “a las amenazas del Estado represivo […] La estupidez de Iglesias tiene una finalidad estratégica de poder frente a Pedro Sánchez, no busquen más”. Ese el papel clave que se ha asignado Iglesias y es el que no piensa perder dentro del Gobierno. De hecho, nada ha hecho, para demostrar su poder, en la negativa de ERC a votar el Decreto Ley sobre los fondos europeos y los pagos a Florentino Pérez que ha acabado salvando la abstención de Vox (igual Inda debería retractarse de su editorial contra la ultraderecha que ha salido a defender a su jefe con él no ha hecho).

Si piensan que esa estrategia que se desveló es pura casualidad, sólo hay que leer el artículo que se publicó el 26 de enero “Todos contra Illa y el PSOE” para confirmar que en Diario 16 se tenía clara esa intención de perjudicar al PSC en Cataluña a costa de todo con tal de que amado líder siga quedando como elemento clave en las relaciones Gobierno español-gobierno catalán. Allí se volvía a contar: “Podemos ya se sabe que juega a dos bandas, quiere la unión pero no le importaría la secesión, aunque en los últimos tiempos aparenta más estar del lado de los separatistas. No por cuestiones ‘democráticas’ sino de relaciones de poder de amado líder”.

Antes, junto un día antes, Diario 16 había un titular bien claro: “¿Trabaja Podemos para el secesionismo catalán?”. En el mismo se explicaba “Pablo Iglesias había diseñado una estrategia donde ÉL sería pieza esencial de un posible tripartido (Podemos-ERC-PSC). Amado líder tendría en su mano, para su lucha contra Sánchez, la llave de contentar a los grupos catalanes para posibles acuerdos y con una Generalidad tranquila. Abrazado a ERC quería humillar al PSC, obligándole a unirse a lo que dijesen ellos, y maniatar a Sánchez en el gobierno estatal”. Además se explicaban las duras declaraciones de la ex-novia de Iglesias Jéssica Albiach, candidata a la presidencia, en el contexto podemita-secesionista.

Las personas que leen Diario 16 estaban ya informadas de las intenciones que, ayer, otros medios daban como posible exclusiva o de la que se asombraban. Eso mismo le ha pasado al purgado Ramón Espinar, quien en un mensaje en redes sociales se ha mostrado perplejo ante la visión de poder y no de izquierda transformadora de amado líder. Le ha costado al ex-dirigente de Podemos comprender que Iglesias tan sólo se mueve por poder. Y como el poder tiene una doble lógica, aparentar que se hacen cosas por los demás mientras se aumenta el poder, al final, en las situaciones donde se cree que se perderá el poder, acaba apareciendo el rostro desnudo del mismo poder. Iglesias sin ese papel intermediador no es nada dentro del Gobierno. Hasta el momento no ha aportado realmente nada personalmente, salvo discusiones dentro del Consejo de ministros (especialmente en defensa de, ¡Oh asombro!, Irene Montero). Yolanda Díaz ya ha dejado claro que ella no pertenece a Podemos, Alberto Garzón está a verlas venir, Montero no hace más que generar polémicas –culpabilizar a los barrios obreros, junto a Iglesias, de ser cuevas de homófobos y xenófobos igual no ha sido buena idea- y Manuel Castells pues no se sabe ni si existe.

Cuando Illa dejó su cargo de ministro ninguno de los ministros de Unidas Podemos tuvo ni una sola palabra de despedida. Estaba clara la orden no fuese a ser que igual ganase un voto el PSC por ser educados. Ya saben ahora en Cataluña que los comunes prefieren que gane ERC, el procesismo, el racismo nacionalista antes que una formación, por muy templada que la vean, de izquierdas. Es más, ahora en Cataluña (y en España) a la izquierda del PSOE no hay nada porque amado líder en su afán de poder lo ha volatilizado de tal forma que ni una salida de la coalición de IU valdría. Enrique Santiago, jefe del PCE, está ahí, trabajando para ÉL a fin de que no ocurra lo que muchas personas llevan pidiendo hace tiempo. Es como el caballo de Atila, por donde pasa no vuelve a crecer la hierba. Con la salvedad de que Atila sí ganaba.

Vox acusa a la inmigración de la decadencia de Europa

Justo el día en que se conmemoraba la Shoah u Holocausto, han decido las gentes de Vox publicar un informe sobre los peligros de la inmigración para Europa. En realidad han utilizado el concepto de multiculturalismo lo que no es sino un ataque contra la inmigración. A través de su fundación Disenso van colando informes, análisis y demás intentos intelectuales que justifiquen su discurso anti-inmigración. En esta ocasión han elaborado el informe basándose en las políticas multiculturales por su ineficacia para incorporar a los inmigrantes en los distintos países europeos y señalando al, ¡cómo no!, gobierno español por generar un peligro para España al permitir la entrada de violentos personajes.

No será la primera vez, ni la última, en que Santiago Abascal y su alegre muchachada hacen apología del cierre de fronteras y de lo malos y violentos que son los inmigrantes. En esta ocasión lo esconden de forma pseudointelectual para que parezca más serio. Para poder colocarlo mejor en ciertas capas de la población. O para que sus huestes lo distribuyan en sus foros con el dedo señalando “¡Ahí dice que los islamistas son peligrosos! ¡Como dice Santi!”. Como en todo lo que suele producir Vox, en el informe hay parte de razón, pero mucho de inventado y manipulación. Y, especialmente, hay muy poco de análisis y trabajo detrás del informe. Con este tipo de informes justifican el trabajo y los gastos, pero en realidad, en forma y fondo, es un desastre y una chapuza. Al menos para lo que se entiende como think tank.

Respecto a la forma, lo que el informe presenta es una mera recopilación de poco más de una veintena de artículos de prensa más un par de libros. Ni un informe serio y perteneciente a organismos oficiales (sólo una encuesta de Ipsos referente a un país). Meros recortes de prensa con el añadido de algún libro que el escribiente (que tiene trazas de Bartleby) debió leer en algún momento de su vida y que encaja con el tema. Ya por ahí se camina por aguas turbulentas pues no se diferencia de demasiado de un artículo de opinión cuando debería tender, con más o menos rigurosidad, al ensayo científico. “El fracaso del multiculturalismo” es el título del informe (o lo que sea) y en el mismo ya está implícito un error. Pese a sus dificultades, al comienzo del artículo, para definir el concepto de multiculturalismo, la realidad es que el término en sí, como mecanismo para la implementación de políticas públicas prácticamente ni se usa ya. Salvo en Canadá o Australia, la mayoría de la Academia mundial ha dejado de prestar atención al término y utiliza, por permitir mayor amplitud de miras, el concepto de diversidad (sin obviar otros tan postmodernos como decoloniación –que no es en sí lo mismo-, transculturalismo y demás tontadas provenientes de los deconstructores). El título es correcto, porque el multiculturalismo fracasó (salvo en contados lugares) pero no se presta atención analítica a lo que ha venido después. Si se parte de algo que, en términos popperianos, ha sido falsado, el análisis queda lastrado. Es como si a día de hoy se diese verosimilitud científica a la frenología.

Dejando atrás ese aspecto sustancial y que ya indica que el análisis no se sostendrá bajo un marco analítico competente, nada mejor que introducirse en el contenido. Comenzando por el final, nada mejor que exponer las cinco conclusiones a las que se llega en el informe. “1. El multiculturalismo supone una amenaza para el pluralismo y la cohesión social. 2. El multiculturalismo favorece la desigualdad entre los miembros que pertenecen o residen en una comunidad política. 3. El multiculturalismo es un aliado del islamismo al introducir narrativas que victimizan por un lado al islamista, culpabilizando de su situación a Occidente y a los occidentales. Resultado de lo anterior, los multiculturalistas promueven políticas destinadas a la ‘integración’ de aquellos que se dicen ‘víctimas’. Con ello, se incurre en una progresiva y constante erosión del Estado de Derecho y de la igualdad ante la Ley. 4. El multiculturalismo es enemigo del Estado nación. 5. El multiculturalismo ha fracasado. Dicha ideología no disfruta de aprobación ciudadana. Solo las élites acomodadas asumen la narrativa  multiculturalista debido a los privilegios  y seguridad de los que disfrutan”.

El multiculturalismo como amenaza al pluralismo.

Como no sabían bien con qué confrontar el concepto elegido, pues el de diversidad les hubiese creado aún más problemas, han aplicado lo expuesto por el politólogo italiano Giovanni Sartori en su libro La sociedad multiétnica: pluralismo, multiculturalismo y extranjeros (Taurus). Lo curioso es que no abundan en la explicación del concepto de pluralismo para evitar las contradicciones en las que cayó en su momento el italiano. No refiriéndose al pluralismo teológico, ni al filosófico, queda el pluralismo político que no deja de ser el reconocimiento de diversos núcleos de poder que acaban por competir y consensuar constantemente respecto a intereses y valores. Algo que cualquier lector de Robert Dahl entendería (especialmente los de La democracia y sus críticos,Paidós). El pensador italiano entendía que la llegada de islamistas era perjudicial para la cultura europea pues arribaban con una mentalidad teocrática que es complicada extirpar. Además, añadía, que sólo si aceptasen los valores y las instituciones políticas y sociales de Europa –y el debate plural sobre ellas- podrían permanecer en este territorio. Sin duda, muchísimas personas, tengan el pensamiento que tengan, estarán muy cercanas a estas posiciones sin pensar en términos racistas, ni xenófobos.

Eso es lo que pretenden desde luego. Más cuando obvian que el pluralismo no dice que deban ser expulsados estos grupos, ni postergadas, sino que pueden participar del debate y defender sus propios valores dentro de las sociedades dadas, la europea en este caso. El pluralismo también defiende otro tipo de identidades como los nacionalismos secesionistas que también son señalados como objeto de adoración del multiculturalismo de forma crítica. Algo lógico pues donde primero se aplicó, Canadá, servía para mantener la unidad del Estado bajo tres culturas claramente diferenciadas (inglesa, francesa y nativa). Cierto que la tolerancia con los violentos no es posible, pero ¿con los no violentos? El pluralista no opondría quejas al debate con el no violento.

De hecho el pluralismo fomenta eso que tan poco gusta en Vox como son las asociaciones temáticas o de interés. Como dicen en el texto que es horrible que se detraigan dineros de los propios para darlos a los grupos de interés de inmigrantes (estén o no naturalizados) ¿no será que tampoco apoyan el pluralismo cerrado de Sartori? Por eso dicen en su segundo punto que provoca desigualdad, no por aportar datos concretos sino porque se detraen recursos que van hacia la población inmigrante. Salvo que se detraigan para los inmigrantes venezolanos, que para eso bien que apoyan la transferencia de recursos públicos. Por ello se comprueba que no es problema de inmigración sino de un tipo de inmigración. Y no porque sea más o menos violenta (también hay mafias de origen sudamericano, ruso o estadounidense), sino por cuestión política y religiosa.

El peligro del islam.

Gran parte del informe está dedicado a señalar al islamismo y la supuesta tibieza de la izquierda postmarxista o postmoderna (en el informe citan el marxismo cultural, ese mantra que utilizan siempre, aunque paradójicamente citan a un autor que se queja de la desaparición del marxismo clásico Paul E. Gottfried, La extraña muerte del marxismo, Ciudadela de libros). Tomando a Gottfried como aliado –al fin y al cabo es considerado un paleoconservador o liberal libertario según quien opine-, comienzan un análisis de los peligros que ha traído el islamismo a las sociedades europeas en términos de descohesión social y terrorismo. Y no es baladí ese peligro social pero tampoco es culpa del multiculturalismo en sí. Cierto que el buenismo de parte de la izquierda ha posibilitado la expansión del yihadismo y la sharia entre los núcleos musulmanes en Europa, pero tampoco se les ha catalogado de víctimas como dan a indicar. En gran parte de los casos ha sido un problema de pluralismo cultural que la extrema derecha ha sabido alentar con cierto éxito.

Por cierto el problema del islamismo no es nuevo hace casi tres décadas es parte del debate en Francia y Gran Bretaña y casi dos (prácticamente desde el 11 de septiembre) en el resto del mundo occidental. Existe una dificultad cultural que no se puede obviar entre lo que supone el Islam, como unión de religión-Estado-cultura, y los valores occidentales. No es un problema meramente material sino de teleología. Como decía hace años Jean-François Revel: “Lo que los integristas reprochan a los occidentales no es que sean ricos, es que no sean musulmanes” (La obsesión antiamericana, Tendencias). Pero el propio Revel piensa que sólo con la apertura cultural se progresa, con la mezcolanza se logran avances hacia la sociedad abierta que derriba las sociedades cerradas, como es la islámica. Conociendo ese problema no cabe exagerar o criminalizar, como hacen el Disenso/Vox. De hecho la criminalización acaba, según su propia lógica, que la izquierda buenista acabe sucumbiendo a la victimización.

El francés Olivier Ray escribió en Foreign Policy (que no es que sea una revista “científica marxista”) que el problema en Francia había sido que el radicalismo juvenil, propio de la adolescencia de clase trabajadora, ante la falta de oportunidades se había hecho yihadista. En cierto sentido son los musulmanes de segunda generación, es decir, los ya nacidos en Europa y que pasan por el sistema educativo europeo, los que están dando el paso al extremismo, como se vio en el atentado del Bataclán. Y son los que apoyan la creación de espacios cerrados en distintas ciudades, como París, donde la sharia campa a sus anchas. Otro francés Gilles Kepler señala no a lo material sino a lo subjetivo que está inserto en la propia religión, especialmente el salafismo de Arabia Saudí. Entre ambas posiciones seguramente se encuentre la verdad como advierte Francis Fukuyama (Identidad, Deusto) quien critica, con toda justicia a esa izquierda por “las formas particulares de identidad a las que decide prestar cada vez más atención. En lugar de fomentar la solidaridad en torno a grandes colectividades como la clase trabajadora o los explotados económicos, se ha centrado en grupos cada vez más pequeños marginados de maneras específicas”. Algo que está también en el propio liberalismo “en el que el principio de reconocimiento igual y universal ha mutado en un reconocimiento especial de grupos particulares” finaliza Fukuyama.

No ha hecho falta recurrir a autores del buenismo para analizar el grave problema del islamismo en Europa sin necesidad de criminalizar a las personas por su etnia o religión como hacen en el informe las gentes de Vox. Los autores a los que se ha hecho hablar son todos liberales (cada cual de su familia liberal) y muestran una realidad bien distinta. De hecho, sin en la fundación Disenso se lo trabajaran un poco más podrían haber hecho acopio de una obra casi reciente (se publicó a finales de 2019) como es la de Ignacio Gómez de Liaño (Democracia, islam, nacionalismo, Ediciones Deliberar) donde se analiza y explica el porqué de esa problemática para la integración de los islamistas en la sociedad europea. No sólo se critica la violencia inherente, por su pensamiento totalitario, a parte del Corán y de las diversas corrientes islámicas sino que se aportan soluciones que no lleguen a quebrar la propia identidad del musulmán como tal. También verían cómo todo este maremágnum de la diversidad dogmática viene del propio liberalismo y del puritanismo. Pero claro eso supondría analizar mediante el uso de la razón.

El problema está en el propio liberalismo.

El problema que les lleva a la permanente contradicción es el intento de ser un partido atrápalo todo, de derechas, conservador pero en el fondo liberal-libertario. Quieren conseguir el apoyo de parte de la juventud y de la clase trabajadora azuzando el peligro de la inmigración (¿Recuerdan cómo Aznar loaba la apertura de fronteras cuando gobernaba porque España necesitaba mano de obra… barata?); quieren captar todo el voto católico azuzando un cristianismo de cruzada que ni Juan Pablo II apoyaría; quieren defender ciertas tradiciones propias para ganarse a los conservadores; quieren ser los más libertarios en términos políticos y económicos para ganarse a las personas liberales; pero no se percatan de que en ese totum revolutum no hacen más que estallar contradicciones. Si se apuesta por la sociedad abierta, las tradiciones tienden a desaparecer o minorarse. Si apuestan por fronteras cerradas o con mucha restricciones se les quejarán los libertarios porque no hay un ejército de reserva laboral del que tirar para bajar salarios. Si apuestan por el capitalismo como elemento moral y conformador de las relaciones sociales, no ganarán a la clase trabajadora, se les llenará todo de diversidad (¿No son las grandes empresas capitalistas diversas?) y se les irán los conservadores. Son una pura contradicción en sí.

Tal vez no merezcan, el informe parece que no, un somero análisis racional porque no hay fuste, no hay chicha donde rascar. Al final, por mucho que quieran ponerse “medallas intelectualoides”, cualquiera un poco leído, especialmente en temas liberales, les desmonta todo el aparato. Toman un problema pero son incapaces de analizarlo con cierta solvencia, con cierta rigurosidad, con cierta perspectiva amplia y moderna de lo que se viene debatiendo en el mundo (especialmente el académico). Hasta un autoconfeso conservador como R. R. Reno les desmonta su sociedad abierta: “Cuando la sociedad abierta deviene enemigo de los amores compartidos, cuando el juicio crítico les hace la guerra a nuestras convicciones más profundas, nuestro consenso espiritual, cultural y político se torna anihumano” (El retorno de los dioses fuertes, Homo Legens). O lo que es lo mismo, si se está a pares se está a pares. Si son partidarios de la sociedad abierta tienen que apechugar con todo lo que ha producido, como la diversidad y demás demandas identitarias. Así es normal que les salgan los informes que les salen. Este desde luego es chapucero y carece de rigurosidad porque toma una parte por el todo y no profundiza en los problemas que plantea. Al menos igual les sirve para justificar lo que tengan ahí montado… La FAES voxera decían… En la FAES hay gente muy preparada y los informes son serios.