miércoles, 27 agosto, 2025

Comentarios sobre la moción franquista

Al franquista ni agua. No se le debate, se le combate y se le echa de las instituciones mediante la ley.

El casoplón del fachorrón

Según han podido descubrir las buenas gentes de Infolibre, el dirigente de la formación ultraderechista Vox ha ocultado al Congreso la compra de una casa mediante escritura de más de 700.000 euros. Lo que viene siendo un casoplón con todas las de la ley. Una ocultación que es contraria a la obligatoriedad de dar a conocer cualquier cambio en las propiedades de diputadas y diputados. Más allá de esa falta y ocultación cabe recordar que las huestes voxistas han hecho de la tenencia de “propiedades de lujo” una de las armas contra las personas de izquierdas. Entonces ¿ahora qué? ¿El casoplón del fachorrón no es malo?

Que Santiago Abascal no ha pegado un palo al agua en su vida es harto conocido. Que lleva viviendo de las mamandurrias y el escaqueo tampoco. Ahora bien ¿tanto dinero genera la política para tener las propiedades de lujo que tiene? O ¿piensa estar en política toda su vida para abonar las hipotecas y vivir a todo trapo con un sueldo de diputado? Es conocido que hay diputados que llevan toda una vida saltando de cargo en cargo, de todos los partidos, que no tienen la posibilidad de hacer esos gastos en casoplones. Quienes lo han hecho, por cierto, o han caído en las redes de la corrupción, o siempre han existido ciertas sospechas sobre “favores” que pueden haber recibido.

Cuando Pablo Iglesias e Irene Montero compraron su casoplón en Galapagar, con un daño de imagen que no han llegado a superar, se cuestionó desde la propia izquierda por incumplir su discurso ético, no la legitimidad que pudieran tener en hacerlo. La estética arruinó la ética. Esa crítica es legítima por el discurso de los propietarios de Galapagar. Más allá de eso, sin embargo, desde la derecha, que tiene mucho que callar siempre, se habla y no para de “los marqueses de Galapagar”, de “los Ceaucescu” y les hacen visitas guiadas a su casa para insultarles. Todo ello jaleado por la prensa cavernaria y los columnistas de la todología patria. ¿Dónde están ahora para criticar el casoplón del fachorrón?

Parece que para las gentes de derechas, las personas que se identifican con la izquierda deben vivir debajo de un puente, no se deben lavar –por no gastar agua parece-, no pueden leer, no pueden hacer nada que se asemeje a los hábitos y conductas de la clase dominante. Lo cual es estúpido pues no hacen más que promocionar ese estilo de vida como mecanismo de reproducción social y, por ello, dominación. Sin embargo, las gentes de derechas se pueden comprar lo que sea, cuando sea y de la forma que sea tan sólo porque “son de los nuestros”. Como se dijo párrafos antes, no dirán en los medios cavernarios ni una sola palabra del casoplón del fachorrón pese a que su vida laboral está vacía. Cuando hacen una crítica a los excesos de la clase política, en realidad, lo hacen a la posibilidad de que los políticos de izquierdas adopten una forma de vida igual a la de los de derechas. Molesta que salgan la ministran en Vogue, en Hola y que se compren casoplones porque, al fin de cuentas, es entrar en espacios reservados a la élite y sus mandados políticos. Por eso no dirán nada, porque Abascal es uno de los suyos.

Desde la izquierda que los políticos que se presentan por partidos de la izquierda hagan eso mismo es condenable tanto como si lo hacen aquellos que se presentan por los de derechas. La ética de la austeridad, que no significa vivir mal, que siempre ha estado del lado zurdo del pensamiento, entre otras cosas porque el boato y el lujo son distinciones de una clase antagónica, sirve para condenar a los propios y a los contrarios. Que los políticos españoles compitan por ver quién tiene la casa más grande supone que viven realmente alejados de la realidad que les rodea, de la situación que viven millones de familias en España. Da igual a derechas o izquierdas, si es Abascal, Iglesias, Sánchez o Casado –otro que está construyendo un imperio urbanístico-, siendo políticos profesionales como son ¿por qué amasan propiedades sin saber qué les deparará el futuro ya que la política debería ser efímera? La mayoría de españoles no puede ni soñar con casas de un millón de euros, o de medio millón, y ellos gastan como si el salario lo tuviesen garantizado de por vida. Pero esto no verán que lo critiquen en la prensa cavernaria… al menos el casoplón del fachorrón Abascal.

Impresentable subida del IVA a los libros por parte del Gobierno

Las arcas del Estado están con telarañas, no se sabe cuándo llegarán los fondos europeos que se observan como el maná, de ahí que hayan decidido aumentar los impuestos indirectos (esencialmente el IVA) que son aquellos que pagan por igual los ricos y los pobres. Una medida muy ortodoxa que afectará a la hostelería, el transporte, el ocio y la cultura tal y como han recomendado desde la Airef. En otras palabras, los menos pudientes no deben tomar cañas, no deben utilizar taxis –VTC sí que para eso no pagan los impuestos en España-, no debe ir al cine, ni comprar libros. El argumento para esta subida impresentable que se plantean Nadia Calviño y María Jesús Montero es el siguiente: “Los tipos reducidos, al disminuir los impuestos al consumo, benefician en una cuantía mayor a las rentas altas, que son las que más gastan. Este efecto se acentúa en aquellas partidas de gasto a tipos reducidos que más consumen los hogares de rentas altas (restauración, paquetes turísticos, hostelería, libros, jardinería…)”. Si usted no es clase pudiente no compra libros, ni toma cañas según esta visión clasista del consumo.

La ministra Calviño no se ha escondido y ha dado el visto bueno con estas palabras: “No es que estemos subiendo el IVA, estamos quitando una bonificación o un IVA especialmente reducido para algunos productos, por no considerar que sean productos cuyo consumo tengamos que incentivar, a diferencia de los de primera necesidad”. En casa de Calviño no leen y por ello piensan que los demás españoles tampoco lo hagan. De hecho cuanto más incultos mejor para manejarlos, típico argumento de la derecha de toda la vida. Además de la mentira que supone el decir que se quita una bonificación, porque en el IVA hay numerosos tramos y productos a los que se puede subir o bajar el impuesto libremente. No hay una bonificación al pan, por ejemplo, sino que la UE permite que se le asigne una cuantía menor o mayor.

Si se toma como ejemplo el tema del aumento a los libros, es curioso que se suba el impuesto a aquellos que se editan en papel, pero no a los libros electrónicos. Lo cual acaba por desmontar el propio argumento de la ministra sobre la necesidad o no y las clases altas o no. En principio quienes tienen un e-Book o libro electrónico (cuyo coste va entre 100 y 200 euros) no son precisamente familias ni personas de rentas bajas, mientras que quienes compran libros pueden o no tener una renta alta. Curiosamente, los dos libros electrónicos más utilizados pertenecen a dos empresas: uno llamado Kindle que pertenece a Amazon y otro que se llama Tagus que pertenece al grupo Planeta. ¿Se fomenta de esta manera a estas dos empresas en detrimento de los libreros que venden en papel? Porque la sola mención de que el IVA va a ser aumentado afectará en las ventas de esas familias de autónomos que dedican horas y estudio a su negocio (libreros y editoriales pequeñas). Sin olvidar que, por mucho que esos aparatos electrónicos tienen una luminosidad muy trabajada, afectan directamente a la vista de las personas que los utilizan en mayor medida que la lectura en papel. No sólo dejan a los pobres sin libros sino que les incentivan para quedarse ciegos.

¿Son los libros productos de primera necesidad? Evidentemente no se comen y no alimentan el cuerpo, pero sí son el único alimento del alma, del espíritu, de la formación del ser. En el Gobierno, por mucho que aparezcan los días señalados mostrando libros, es evidente que se mira a esa parte de la cultura como algo superficial. Si para la izquierda de todas las épocas que las personas tuviesen acceso a la cultura para poder ser autónomas y liberarse de las ataduras del sistema –además de procurar cierto ascenso social, que dirían los socialdemócratas-, para los postmodernos parece que es malo que las personas se culturicen. Mejor que vean series en plataformas de pago (a las que no tienen acceso), mejor que vean telebasura, mejor que no salgan a la calle a confraternizar, mejor que no piensen y hagan caso tan sólo de los que le digan los autoerigidos.

https://twitter.com/culturagob/status/1318587421282455553?s=20 El ministro José Manuel Rodríguez Uribes mientras tanto a sus cosas sin pestañear en este tema. Mandar a la ruina a miles de libreros y editores debe ser que no es competencia del ministerio de Cultura. Si al frente del mismo estuviese un malandrín del aparato del partido que está ahí por algún pago, como cuando estuvo Esperanza Aguirre que no sabía quién era Saramago, se entendería. Pero este hombre ha crecido y se ha hecho persona gracias a los libros. Incluso ha escrito algunos. ¿Cómo puede estar callado ante tamaña ofensa a la Cultura? Una persona igual puede ahorrar para gastar 20 euros en un libro pero si se lo aumentan a 25 igual no puede comprarlo, mientras que a un rico le da lo mismo ese pequeño aumento. Al final se establece una cultura para élites, una cultura de clase dominante, eso sin hablar de la manía de los innovadores que quieren al ser humano enganchado a cualquier apéndice electrónico –es lo que debe defender en el mensaje de más arriba-. Sea un teléfono móvil, una tablet o un libro electrónico. Es inhumano ese tipo de propósito de un ser lleno de ortopedias electrónicas que acaban por controlarle. Esto lo sabrían si leyesen libros claro, por eso igual los machacan… El IVA que afecta a las constructoras, por cierto, no se sube y es superreducido ¡qué extraño! ¿O no?

¿Ganará Casado la moción de censura que le presenta Vox?

Esta semana se va a producir una situación curiosa, el Gobierno en pleno va a estar encerrado dos días en el Congreso, sin atender sus obligaciones, más en este tiempo pandémico, por culpa de una moción de censura que se presenta… contra otro partido del hemiciclo. A nadie se le escapa que la moción de Vox, más allá de las bravuconadas y aullidos en el desierto que suelen proferir, no se presenta contra el presidente Pedro Sánchez y su “gobierno socialcomunista” –calificarlo así ya es surrealista- sino contra Pablo Casado y su inestable PP. No es la primera vez que se presenta una moción contra el gobierno sino contra la oposición desde la oposición. Cosas de la “nueva política” cuyo adanismo les lleva por la calle de la amargura. Si en la primera gustó más la censora (Irene Montero) que el aspirante (Pablo Iglesias), en esta ocasión apunta a que los gustos van a estar parejos, no gustará nadie. Si en la primera, la moción supuso la caída en picado en la intención de voto, en esta ocasión… He ahí el dilema.

Sánchez y el resto del gobierno acuden por obligación, aunque sea simbólica, pero podrían dedicar las horas de estupideces que se van a escuchar en aras del populismo de ultraderecha a cuestiones mejores. Iglesias, por ejemplo, a terminar de ver una de esas series que son su inspiración. José Luis Ábalos a planificar una red ferroviaria decente y transversal, por ejemplo. Alberto Garzón a repensar o rezar un rato que lo tiene abandonado. Y así todo el resto del gobierno porque, lo que digan desde la ultraderecha, ni les va, ni les viene. No deberían ni responder. Con salir y decir “Pues vale machotes”, tendrían todo el trabajo hecho. Total, los discursos de los voxeros van a ser un refrito de discursos de Onésimo Redondo, de Blas Piñar (le fascina a Santiago Abascal copiar partes de sus discursos) y de Gustavo Bueno –algo que alegrará a la extensa red de buenistas que se sitúan a derecha e izquierda-.

El problema lo tiene Casado realmente. De momento el verso suelto –aunque llamarla verso es un atrevimiento-, Cayetana Álvarez de Toledo, ha afirmado que hay que votar que sí. ¿Los motivos? Igual compadreo tradicionalista, igual está viviendo en el siglo XVIII mentalmente, o lo dice por tocar las narices al presidente de su partido. Pero si hasta Carlos Herrera ha dicho que es un error la presentación de la moción y que el PP no debe entrar al trapo, el peligro para los peperos es evidente. El dilema que se le plantea a Casado es cómo criticar al gobierno (que lo hará) sin que parezca que apoya las tesis de la ultraderecha. Si tuviese valentía y ética democrática diría que a las fuerzas de ultraderecha ni agua porque antes está la defensa de la libertad y la democracia que la posibilita. Y a sentarse. Vamos, lo mismo que dice contra Podemos pero aplicado a la derecha. El presidente pepero, sin embargo, no tiene esa valentía y por tanto entra en un dilema complejo.

Como se sabe que carece de capacidades intelectuales y su oratoria es más bien pobre –sólo repite aforismos y frases hechas que le escriben-, incapaz de hilvanar dos frases con sentido y sin errores, lo más probable es que acabe haciendo de monaguillo congresual de lo que digan los voxeros. Es decir, se apuntará al “y yo más” olvidando ofrecer un discurso de corte liberal, con fuerte compromiso ideológico y lejano al populismo. Ya lo hizo en la reunión de Colón, a donde acudió para empujar, dar codazos -esto más bien Cristiano Brown el de esa cosa etérea que dicen que existe y se llama UPYD-, por no parecer menos patriota que los demás. En aquella ocasión le costó unos millones de votos, no tantos como al andoba de Ciudadanos, pero unos cuantos en favor de quienes hoy le presentan la moción. Si elige parecer más de derechas que nadie ganarán los que son más de derechas que nadie desde el principio.

Igual, aunque esto asombraría, los asesores de Casado piensan, recapacitan y le dan para que se aprenda un discurso sobrio pero radical –como le gusta a Jorge Vilches– que le aleje del histrionismo que suele ofrecer. Él y los voxeros. Un discurso donde, desde su subjetividad, ofrezca una crítica al gobierno y una alternativa a la sociedad. Porque contar con el apoyo de la mayoría de medios de comunicación en España no es suficiente si lo que se dice son banalidades y lugares comunes. Menos aún si lo que se ofrece es más de lo mismo respecto a lo que ofrecen desde la ultraderecha. No vale con catalogarlos de populistas, de falangistas, de reaccionarios, hay que tener valentía para hacerse con la moción y los medios puedan ofrecer algo a sus lectores para ganar su confianza. Al menos por la derecha. No lo hará porque le puede el ego, la incapacidad intelectual sublimada en soberbia. Por ello se echará al monte intentando batir más piezas que los verdaderos monteros. ¿Ganará la moción Casado? Pinta a que no… lo que supondría su muerte política y reemplazo.

Cuando los bebés se compran, se tratan como pura mercancía

Ayer comenzó el juicio que ha de dirimir si los hijos comprados por Miguel Bosé y su ex-pareja Nacho Palau son hermanos o no lo son en virtud de la genética y de la compra de los mismos. Puede parecerles exagerada la utilización del término compra, pero no es más que el reflejo de la verdadera situación. Bosé se “compró” con su esperma dos hijos mediante los vientres de alquiler y Palau otros dos. Al llegar la separación de cuerpos y almas hicieron con ellos lo mismo que con otras mercancías, repartirlas entre ambos como si fueran servilletas, un cuadro o una cubertería. Estos que son míos, para mí. Y estos que son tuyos, para ti. No hay seres humanos sino mercancías compradas fuera de España porque aquí es ilegal utilizar a una mujer para que geste mercancías humanas genéticamente propias.

Cuando, incluso desde el gobierno (sección morada), se afirma que los vientres de alquiler –gestación subrogada no es más que un eufemismo para que no se compruebe la esclavitud a la que se somete a una mujer- son un derecho no se hace en el sentido de derecho humano, sino de derecho de propiedad. Y como bien saben para los liberales de todo color y signo, el derecho de propiedad es una entidad sagrada. Ninguna persona tiene derecho en sí a procrear, tiene la posibilidad natural o jurídica (adopción) de tener descendencia. Sin embargo, el esencialismo postmoderno, la necesidad de pureza genética (algo muy liberal del siglo XIX) quieren colar como humano lo que no es más que una pieza más del mercantilismo extendido hasta la esclavitud… de las mujeres otra vez.

Que dos personas se dividan los hijos como mercancías debería ser suficiente para que cualquiera, con un poco de raciocinio, compruebe que los vientres de alquiler no es más que otro mercado donde la explotación del cuerpo de la mujer se naturaliza en base a deseos, los cuales bajo el capitalismo se entiende pueden ser comprados si se posee el dinero suficiente. La mujer y los niños comprados no son más que objetos, en ningún caso son seres humanos con derechos humanos. Para cumplir los deseos de un hombre, la mujer tiene que perder sus derechos y los descendientes acaban teniendo la consideración de mercancía, de lujo (¿cobrarán un IVA de superlujo?), pero mercancía al fin y al cabo. Explotación del cuerpo de la mujer (como sucede en la prostitución, por cierto), que es tratada como un mero medio de producción, una máquina de parir, una gestante inanimada, hasta que se gasta y se cambia por otra máquina –con la salvedad de ser humana- y unas mercancías que se pueden devolver si vienen defectuosas. Esto y no las moñerías que intentan vender desde el gaycapitalismo son los vientres de alquiler.

Los deseos de unos pocos transformados en derecho por santa postmodernidad. Algo que, por muy nuevo que lo intenten vender, huele a rancio. Tan rancio como la esclavitud donde seres humanos son tratados como mercancía y/o medio de producción. Tan rancio como imponer los derechos del hombre sobre la mujer en base a una potencia peculiar (en este caso el dinero). Tan rancio como pensar que las mujeres tan sólo son seres gestantes ad maiorem gloria de la raza. El caso Bosé-Palau, que será tratado como alimento de baja calidad con lo que llenar los paladares menos exigentes, es realmente una muestra del tratamiento mercantil de los menores y las mujeres.

La política no es una serie

La política no es una serie de televisión (o plataforma televisiva) es algo bastante más importante. La teatralización del mundo del poder ha sido una constante a lo largo del tiempo. El juego de máscaras ha servido a los poderosos desde hace mucho tiempo para esconderse tras artefactos ideológicos. Ora la religión, ora la cultura, ora el humanismo-liberalismo. De hecho cierta teatralización de la política es hasta saludable para no caer en el tedio de una élite que, casi siempre, se regodea en sus cosas de políticos. No hace falta llegar a la pompa de origen protestante, especialmente anglosajón, pero hacer amena y comprensible la política mediante juegos simbólicos es parte de su ser. Lo que existe en estos tiempos es un salto cualitativo hacia la completa separación de los órdenes sociales en el plano simbólico y, por ello, humano. Al transformar la política en una serie televisiva, algo que conviene a la clase dominante, se pierde todo el sentido lógico que debería ser el principio rector de la misma.

Hoy en día no hay discurso político que se sostenga más allá de una semana. En ocasiones el discurso no aguanta ni días en virtud de una sobreactuación que busca solamente la emotividad del espectador. Y como cualquiera que haya frecuentado algún teatro o haya visionado alguna película, el personaje que sobreactúa hace gracia al comienzo y acaba por ser odioso al finalizar la obra. Así es como es cansancio abate las almas y se distancia del mundo político. La desgana, la indiferencia o la desidia siempre son antesala de tiempos oscuros. Lo fueron en la Edad Media cuando se esperaba la llegada del apocalipsis y la segunda venida de Cristo. Lo fueron en la época contemporánea antes de la llegada de los fascismos. Y comienzan a serlo hoy en día, en mitad de pandemias y crisis económica permanente (para los de abajo), cuando no se sabe bien qué llegará. Algo que no parece mejor que lo actual. Robotización que expele al ser humano de la producción. Algoritmos que eligen por cada ser humano. Riqueza sostenida sobre una base completamente imaginaria (no otra cosa es la valoración bursátil y la generación de dinero de forma artificial). Sociedades destruidas por la censura de la diversidad de los ofendidos…

En el plano español y en términos políticos la situación es de una absoluta decadencia. No es que el “régimen del 78” se esté derrumbando para dar paso, de forma transformadora o revolucionaria, a un nuevo régimen que se atenga a una mayor profundización democrática. Es que se camina hacia ningún sitio. Desde la caverna mediática se señala que son los partidos de izquierda los culpables de caminar hacia un régimen totalitario. Tendría su lógica si no fuese porque desde el PSOE se viene trabajando en el mantenimiento del sistema económico y la estructura de poder. Tendría su lógica si no fuese porque desde Podemos se está luchando por sostener algunos derechos –aunque desde el feminismo se les critica, con toda la razón, de conceder privilegios a cambio de destruir a la mujer como sujeto social-. Tendría su lógica si hubiese una multitud respaldando un proceso de cambio radical, cuando a lo máximo que se llega es a pedir un referéndum sobre la república. Si se quita las arrobas de paja que existen en la política actual, el gobierno está sosteniendo al régimen del 78. El problema es que, en algunas ocasiones, están sobreactuando y teatralizando todo y se pierde el hilo argumental. Si es que existe en realidad y no es sino un trasunto de emotividades al gusto del camarlengo monclovita Iván Redondo. Si de algo se puede acusar a Pedro Sánchez y a Pablo Iglesias es de conservar el sistema sin discurso.

Bien al contrario, son los actores secundarios los que están tomando el mando del proceso teatral. Cambian la trama constantemente haciendo que los protagonistas –al menos quienes deberían ser los protagonistas- se plieguen a sus trampas argumentales. Desde la ultraderecha reaccionaria atacan en una batalla cultural para la cual el gobierno carece de bases sólidas y se deja enmarañar con tramas no principales. Desde el PP, Pablo Casado, un actor sobreactuado siempre, junto a una actriz histriónica como Isabel Death Ayuso, acaban llevando siempre a su posición a los protagonistas. El problema es que hay una completa ausencia de discurso y nadie señala que hoy dice una cosa y mañana la siguiente Casado. Ayer no quería renovar el CGPJ, hoy pone condiciones y mañana a saber qué propondrá. Como esas series en las que hay giros del guión día tras día y acaba por no entenderse nada, el PP ha tomado el hábito de vivir en un macguffin permanente, mientras por detrás va destruyendo las bases del régimen del 78. Fíjense que Carlos Herrera ha renovado su contrato con COPE vinculado a que siga el gobierno de coalición en el poder. Si cayese en cualquier momento, entiende que su personaje en la serie ya no tendría sentido. Y no es porque se luche por sostener el régimen del 78, sino ciertos privilegios mientras el resto del armazón se entrega al expolio de la clase dominante.

Casado, como en las obras de restauración, deja la fachada pero cambiar completamente el armazón del edificio. Un cambio que sólo reporta beneficios a la derecha, como es lógico. Sin necesidad de discurso, de guión estable, pero con cargas de profundidad ideológicas, va captando el protagonismo de la serie, mientras los protagonistas siguen su estela en lugar de sostener una fuerte posición ideológica. La clase dominante, desde su palco, observa con tranquilidad esa obra, aburrida, pero tan emotiva que les acabará reportando numerosos beneficios. No se dejen engañar, la destrucción del sistema que ha dado a España sus 40 años más estables y democráticos no es culpa de Sánchez, es de la derecha. Son malos actores y actrices pero su histrionismo acaba captando la atención a la par que destruye la función. Un juego simbólico que, empero, deja su poso en la mentalidad de las personas.

A todo ello hay que sumar que, todos y cada uno de los intervinientes, han tomado como ejemplo político las series televisivas. Nada de ver el mundo real, nada de analizar la materialidad. Redondo piensa que está en The war room. Casado que está en House of cards. Santiago Abascal piensa que es el protagonista de las novelas de machotes de Arturo Pérez Reverte. Iglesias a saber porque ve tantas series que un día se siente protagonista de Juego de tronos y otros de Veneno. El problema es que en las series los personajes pueden fallecer y aparecer en otras series. El ser humano detrás del personaje no muere, pero en la vida real los personajes mueren, pasan hambre, tienen problemas para acceder a un trabajo digno y suficiente, sufren por el futuro de las hijas e hijos… viven una materialidad que nada tiene que ver con las series de televisión que tanto gustan a la clase política. La política no es una serie, es algo más importante porque está en juego el bien común. Y el principal bien común es la vida misma.

Libro destacado: Los viejos creyentes, de Peskov

Comienza una nueva sección semanal en la que se destacarán ciertas obras, novela o ensayo, entre aquellas que sean novedad durante la semana (o el mes, según la editorial). En esta ocasión se ha seleccionado como destacada la obra de Vasili Peskov, Los viejos creyentes de la editorial Impedimenta. Más abajo tienen lo que la editorial destaca, en este caso además con un booktrailer, pero de forma subjetiva y sin haber podido leer aún la obra, con total probabilidad será un libro bien construido, con una buena historia (al menos así parece) y que viene avalado por una editorial que escoge de forma precisa lo que publica. Quienes trabajan en Impedimenta cuidan hasta el mínimo detalle la edición de cualquiera de sus obras. En alguna ocasión puede que no les atraiga la temática, en otras puede que no les guste el autor, pero sin duda siempre sus obras suelen tener aroma a novela añeja, a buena escritura, a calidad literaria por delante de otras consideraciones. Una novela que “tiene buena pinta” con el choque cultural que se atreve a vislumbrar en sus primeras páginas,

Lo que cuenta el editor sobre el libro:

Su existencia, su supervivencia y su resistencia a un clima de una adversidad inimaginable son solo anécdotas de una de las más extraordinarias aventuras del ser humano del siglo xx.

A finales de los años setenta, un piloto ruso que sobrevolaba un tramo remoto de la taiga siberiana descubrió, en medio de una escarpada zona boscosa, una cabaña. Poco después, un grupo de científicos se lanzó en paracaídas sobre el terreno para advertir con estupor que en la primitiva choza de madera habitaba una familia, los Lykov, pertenecientes a la secta de los viejos creyentes, cuya vestimenta, noción de la vida y lenguaje se habían congelado en el siglo XVII, en tiempos del zar Pedro el Grande.

Para cuando Vasili Peskov, prestigioso periodista del Pravda, conoció esta historia, no habían contactado con nadie en casi cincuenta años, rezaban diez horas al día, no habían probado la sal y no podían siquiera concebir que el hombre hubiera pisado la Luna. El único miembro que quedaba tras la muerte de sus padres y de sus hermanos era Agafia, la hija más joven de la familia.

En Los viejos creyentes, Peskov narra la lucha épica de los Lykov contra una naturaleza salvaje e indomable, al tiempo que rinde homenaje a un hábitat natural que pronto podría dejar de existir.

Sobre el autor:

Vasili Mijáilovich Peskov nace en 1930 en Orlovo, región de Voronezh, muy cerca del sur de Ucrania.  En 1960, publicó su primer libro de ensayos, Notas de un fotógrafo, libro al que le siguieron los siguientes títulos: Steps on Dew (1963), obra que le granjeó el Premio Lenin de Literatura en 1964; White Dreams (1965); End of the World (1967); The Roads of America (1973); Birds on Wires (1982), y Los viejos creyentes (1994), ahora en Impedimenta, traducido del ruso.

A lo largo de su vida, fue galardonado con el Premio del presidente de la Federación Rusa y de manera póstuma, en 2013, con el Premio del Gobierno de la Federación de Rusia en el ámbito de los medios de comunicación. Terminó sus días la noche del 12 de agosto de 2013 a los ochenta y cuatro años, en Moscú, tras una larga enfermedad. A su muerte, deseó que sus cenizas se esparciesen por un campo cerca de su pueblo natal, al borde del bosque.

Traducción del ruso de Marta Sánchez-Nieves. Licenciada en Filología Eslava por la Universidad Complutense. Ha sido profesora de ruso en la Escuela Oficial de Idiomas de Zaragoza y en la de La Laguna y lleva quince años traduciendo literatura rusa al español. Algunos de los libros que ha traducido son Relatos de Sevastópol de Lev Tolstói, Mónechka de Marina Paléi, Refugio 3/9 de Anna Starobinets o Noches blancas de Fiódor Dostoievski, premio Esther Benítez 2016. Además ha participado en antologías de obras de Nikolái Gógol o Anna Ajmátova (Ediciones Nevsky), o en otras temáticas sobre duelos de honor y la Navidad (Alba Editorial).

Páginas: 264.

PVP: 20,50 €

Libros, libros, libros I

Aquí les mostramos los libros que son novedad esta semana. La sinopsis del libro es la propia de las editoriales, el cribado de obras se ha realizado antes de transcribir siguiendo un método completamente subjetivo: no tenían buena pinta. La división en secciones no es la que suelen encontrar en los listados de más vendidos donde se suelen mezclar churras con merinas, se intenta hacer una división que permita acudir a las preferencias lectoras y evitar lo que no guste.

NOVELA.

Las barbas del profeta de Eduardo Mendoza. Seix Barral. 18 €

Como muchos niños de la posguerra española, Eduardo Mendoza estudió en el colegio una asignatura denominada Historia Sagrada, resumen e ilustración de algunos pasajes de la Biblia que hicieron nacer en él la fascinación por la palabra escrita y por los mundos de ficción, además de enseñarle a distinguir entre lo real y lo imaginario. «No exagero al afirmar que la Historia Sagrada que estudié en el colegio fue la primera fuente de verdadera literatura a la que me vi expuesto», recuerda Eduardo Mendoza en la introducción a esta edición revisada de Las barbas del profeta.

De la combinación de dos temas, el deleite infantil ante la Biblia, considerada estrictamente como obra literaria, y la reflexión sobre la influencia de la ficción en la formación de un escritor de vocación temprana, nació este libro. Basado en sus recuerdos de infancia y en la certeza de que una sociedad se explica mejor si no se desvincula de sus mitos fundacionales, Eduardo Mendoza emprende un viaje formidable por la tierra de José y sus hermanos, de Salomón, de la Torre de Babel y de Jonás, y paga así su deuda, o parte de ella, con el muchacho que entonces fue para seguir siendo el escritor que ahora es.

Comentario: Mendoza con sus cosas, sus fieles y sus detractores.

El tren de los niños de Viola Ardone. Seix Barral. 19 €

Nápoles, 1946. El Partido Comunista italiano consigue trasladar a setenta mil niños con el fin de que se alojen temporalmente con familias del norte y conozcan una vida diferente lejos de la miseria que los rodea. El pequeño Amerigo se ve forzado a abandonar su barrio y sube a un tren junto a otros niños del sur. Con la mirada acerada de un chico de la calle, Amerigo nos sumerge en una Italia fascinante que vuelve a levantarse en la posguerra y nos confía el relato conmovedor de una separación, de un dolor que marca a fuego, al tiempo que nos obliga a reflexionar, con delicadeza y maestría, sobre las decisiones que acaban convirtiéndonos en lo que somos.

Viola Ardone firma una de las novelas más sobresalientes de los últimos años: ha seducido a cientos de miles de lectores y a la crítica, cautivada ante una historia insólita, auténtica y universal que recuerda a las de grandes nombres como Elsa Morante o Elena Ferrante. Inspirada en hechos reales, la fuerza de esta red de solidaridad en tiempos difíciles ha hecho que esta novela se convierta además en un fenómeno internacional en veinticinco países.

Comentario: Muy recomendable.

A prueba de fuego de Javier Moro. Espasa narrativa. 19,90 €

Nueva York 1881: en uno de los barrios más populares malviven el pequeño Rafaelito y su padre, Rafael, un reputado maestro de obras valenciano que lucha por demostrar su talento en la gran urbe. Lo acecha la ruina absoluta. Pero gracias a su genio infatigable, ese hombre alcanzará fama y fortuna al construir los edificios emblemáticos que han dado su perfil a Nueva York. Javier Moro nos presenta al singularísimo Rafael Guastavino, un auténtico genio de la construcción que deslumbró a los grandes magnates norteamericanos, conquistados por las técnicas que empleaba en sus obras para evitar los incendios, el mayor mal de las megalópolis del siglo XIX. Tuvo una vida jalonada de éxitos: de su estudio salieron construcciones tan «neoyorquinas» como la Estación Central, el gran hall de la isla de Ellis, parte del metro, el Carnegie Hall o el Museo Americano de Historia Natural.Comentario: Para fieles.

NOVELA HISTÓRICA.

El declive de Fernando Martínez Laínez. Ediciones B. 20,90 €.

Las fronteras del imperio español se tambalean ante unos enemigos cada día más fuertes y mejor organizados. Con el propósito de aliviar la presión del ejército francés sobre Cataluña, los tercios de Flandes, con Francisco de Melo al frente, invaden el norte de Francia y sitian la ciudad de Rocroi.

En una batalla que parece ganada de antemano, los españoles se ven rodeados por las tropas del joven Luis de Borbón. Por primera vez, los tercios se enfrentan a una posible derrota, pero esta no será razón suficiente para que ningún soldado deje de luchar con la valentía y heroicidad por las que se convirtieron en leyenda. Esta novela recrea de forma magistral la fuerza y el carácter de los tercios de Flandes y culmina una trilogía en la que queda reflejado cómo se convirtieron en Historia.Comentario: Otra novela sobre los tercios (no los de cerveza).

CIENCIA-FICCIÓN.

El cielo de medianoche de Lily Brooks-Dalton. Blackie Books (Premio Pulitzer 2017) Traducción de Carles Andreu.

Augie es el último astrónomo en el Ártico. Todos los demás se han ido. Quedarse ya no es seguro, pero Augie no piensa irse a ningún otro sitio. Hasta que aparece Iris, una niña poco habladora y ajena al fin que parece acercarse, y las cosas cambian. ¿Cómo sacará a la niña de la región helada? Su única esperanza es una vieja radio, pero nadie recoge la señal…

Sully está́, junto a sus colegas astronautas, perdida en el espacio. La misión espacial Aether lleva dos años en órbita y ahora espera instrucciones para el regreso a Tierra. Salvo que esas instrucciones no llegan, solo hay silencio. ¿Por qué́ todo el mundo en la Tierra parece haber desaparecido?

Puede que, a estas alturas, Augie y Sully sean las únicas personas delante de una radio. Si tan solo consiguiesen contactar, tal vez lograsen ayudarse el uno al otro. Tal vez, con suerte, Sully e Iris podrían volver a casa. Y Augie encontrar la suya.Comentario: Para amantes de los apocalipsis… George Clooney hará película.

ENSAYO.

Ser feministasde Alicia H. Puleo (ed.). Cátedra. 15 €

Pensamiento y acción se unen y refuerzan mutuamente en el feminismo. Las consignas escritas de las pancartas y coreadas en las manifestaciones y los textos de las teóricas no son mundos separados. Por el contrario, son dos formas de la fuerza transformadora del mundo que llamamos «feminismo». ¿Qué puede ser mejor para festejar los 30 años de la Colección Feminismos que un libro aniversario en el que más de 40 autoras y autores de reconocido prestigio reflexionan a partir de lemas y citas que nos son familiares? En los últimos años, caracterizados por un nuevo auge del movimiento, estos lemas y citas circulan por las redes sociales y acompañan las movilizaciones del 8 de marzo y de otros momentos clave de las reivindicaciones de las mujeres ante la injusticia patriarcal. Un extenso tapiz que entreteje teoría y acción en la praxis emancipatoria se despliega desde el «Votes for Women!» de las sufragistas hasta los actuales «#MeToo, Yo te creo» y «Ni la tierra ni las mujeres somos territorio de conquista». Citas y consignas famosas se vinculan a conceptos clave del feminismo que han ido emergiendo poco a poco por esa inmensa tarea conjunta. Este libro los recoge junto con inspiradas imágenes artísticas realizadas expresamente para cada uno de ellos, en un homenaje a quienes, desde el anonimato o la celebridad, desde el activismo o el trabajo intelectual, han sido y son capaces de superar los prejuicios sexistas y androcéntricos para asomarse al futuro de una sociedad más igualitaria, libre y justa.Comentario: Obra editada por una reputada feminista.

Críticos, monstruos, fanáticos y otros ensayos literarios de Cynthia Ozick. Mardulce. Traducción de Ariel Dilon. 15 €.

Tan sólo hace falta mencionar que aquí nos reencontramos con su increíble elegancia para la prosa de ideas, sus ironías ácidas frente a los lugares comunes de la época, su gusto por los autores que funcionan como puente entre la tradición centro-europea y la norteamericana, el humor judío y una erudición asombrosa.Comentario: Para seguidores de Ozick.

El día después de las grandes epidemias de José Enrique Ruiz-Domènec. Taurus. 15,90 €

El coronavirus ha despertado el presagio de que el mundo podría ser distinto, y hoy nos preguntamos con insistencia cómo será esa nueva realidad. José Enrique Ruiz-Domènec, un historiador clave, nos invita a mirar al pasado para encontrar las respuestas.

A la plaga que asoló el Imperio bizantino en tiempos de Justiniano y Teodora siguieron el primer esplendor del islam y el nacimiento de Europa. De la terrible peste negra del siglo XIV surgió el Renacimiento. Los contagios provocados por la llegada de los españoles a América en 1492, y la viruela que acabó con el Imperio azteca, propiciaron la creación de las bases de la construcción de una identidad latinoamericana reconocible todavía hoy.

Más adelante, en pleno siglo XVII, las pestilencias llevaron a Europa al borde del colapso, pero el espíritu revolucionario impulsó un mundo nuevo, ilustrado. Y finalmente la mal llamada “gripe española”, que desafió al confiado siglo XX, exigió una acción guiada por el conocimiento científico, artístico y literario.

Estos episodios generaron un nivel de angustia que hoy nos es familiar, pero, aunque hubo aciertos y desatinos, las sociedades supieron tomar decisiones a la altura. ¿Seremos capaces de afrontar de forma positiva las dificultades, tomando estos modelos históricos, y de vencer, una vez más, a una gran epidemia? ¿Cómo han encarado las sociedades el «día después» a las grandes epidemias de la historia?Comentario: Para los que gusten de la historia.

BIOGRAFÍAS.

Bécquer de Joan Estruch Tobella. Cátedra. 25 €

La leyenda de Bécquer no solo ha afectado a su biografía, que ha quedado convertida en un verdadero arsenal de tópicos acerca del «poeta del amor y del dolor», del «sentimentalismo casero». La mitificación ha distorsionado también la interpretación de sus obras. Durante muchos años quedaron silenciados todos sus textos políticos, porque no encajaban con la imagen angelical del poeta. Esta biografía sitúa esas actitudes en su contexto histórico. Hora es ya de releer las obras de Bécquer, limpias de falsos oropeles, con toda su complejidad, la de las obras maestras.

CINE.

Películas para la diversidad. Aprender viendo cine, aprender a ver cine de Íñigo Marzabal (ed.). Cátedra. 25 €

Partiendo de la idea de que la diferencia existe, pero que la alteridad se construye, la pretensión de este libro es la de ofrecer a formadores y personal docente, a madres, padres y alumnado de los últimos años de educación secundaria obligatoria, bachillerato y formación profesional básica un manual de apoyo susceptible de ser utilizado en eso que podríamos denominar como «educación en y para la diversidad». Pocas vías existen tan potentes como las narraciones audiovisuales a la hora de, precisamente, construir y expandir estereotipos y prejuicios sobre aquell@s que no se nos parecen. De ahí la necesidad de deconstruir esos relatos mediante el análisis de 20 películas que ponen en escena cuestiones como la discriminación por razón de raza o nacionalidad, de género u orientación sexual, de origen o religión, de estatus social o edad, de discapacidad física o trastorno mental.

El cine después de Auschwitz. Representaciones de la ausencia en el cine moderno y contemporáneo de Jaime Pena. Cátedra. 18 €

En los años del cambio del milenio aflora una tendencia cinematográfica de gran repercusión, sobre todo en el circuito internacional de festivales. Películas en las que abundan los largos movimientos de cámara, los paisajes desiertos y los personajes ensimismados, un «cine de la ausencia» cuyas raíces se pueden rastrear desde medio siglo antes en las imágenes de los campos de concentración; o más bien en la polémica filosófica y estética en torno a la representación del exterminio que culminará en Shoah (1985). La influencia de la película de Claude Lanzmann en los documentales posteriores es indiscutible (Chantal Akerman, Rithy Panh, James Benning), pero tampoco son ajenas a este debate las ficciones que experimentarán con formas similares (de Michelangelo Antonioni a Gus van Sant, pasando por Marguerite Duras o Tsai Ming-liang). Este libro rastrea estas dos genealogías que confluirán en los mismos años en que se produce la eclosión del cine digital y la globalización de la cinefilia.

ARTE.

Guía visual de la arquitectura en el Mundo Antiguo Prehistoria, Mesopotamia, Egipto, Grecia y Roma de Lorenzo de la Plaza Escudero, Javier Lizasoain Hernández y José María Martínez Murillo. Cátedra.

A lo largo de la historia y en todos los lugares han existido diversos modos de vida, de relacionarse, de sentir o de afrontar la muerte. El objetivo de esta obra es comprender, a través la arquitectura, cómo el ser humano se ha relacionado con el espacio que ha habitado, y cómo lo ha modificado y enriquecido a través de sus construcciones. El libro propone al lector conectar con la arquitectura y su contexto histórico a través del texto y las imágenes que lo acompañan. Está estructurado en cuatro partes diferenciadas: Prehistoria, Mesopotamia, Antiguo Egipto y Mundo Clásico (Grecia y Roma principalmente), cada una de ellas precedida de una breve introducción que explica su contexto temporal y cartográfico, lo que nos permite ubicarnos temporal y geográficamente en todo momento. Miles de personas han dedicado su vida a rastrear los restos, descubrirlos, catalogarlos o interpretarlos. Los autores de este libro han buceado en múltiples fuentes, conectando con los protagonistas a través de su legado y con la aportación de decenas de investigadores. Quede patente nuestro agradecimiento a esos estudiosos que, con su trabajo, han hecho posible esta obra.

Genealogías de la mirada de Agustín Sánchez Vidal. Cátedra. 30 €

Las imágenes distan de ser transparentes, están plagadas de sobreentendidos y códigos, tienen etimologías, dialectos y jergas. La visión no es solo un fenómeno óptico, implica también pactos y procesos sociales. La adopción de hormas mentales derivadas de la perspectiva renacentista o el empleo de artefactos como la cámara oscura o la linterna mágica estuvieron cargados de consecuencias. Y la enunciación de la mirada contemporánea supone suscribir, consciente o inconscientemente, un complejo aluvión de atavismos asentados en nuestro ADN cultural, desde Altamira hasta la Capilla Sixtina o las actuales pinturas callejeras. Este libro, profusamente ilustrado, muestra algunos de esos itinerarios. Por sus páginas desfilan Leonardo, Brueghel, El Bosco, El Greco, Rembrandt y Arcimboldo; Cervantes y Borges; Goya y Solana; Einstein, Escher y Moebius; Eisenstein, Orson Welles, Hitchcock, Pasolini, Godard, Buñuel y Dalí. Pero también otros eslabones menos conocidos, que han configurado nuestra vivencia espaciotemporal y hoy nos permiten trasvasar a las tramas audiovisuales las últimas teorías sobre el cosmos.

OTRAS LECTURAS.

Nosotras, enfermeras de Héctor Castiñeira (Enfermera Saturada). Plaza & Janés. 14,90 €

Este es el testimonio de una enfermera que luchó contra el coronavirus en primera línea, armada con una bolsa de basura y una mascarilla reutilizada. Pero, en realidad, es también la historia de todos los enfermeros y las enfermeras que plantaron cara al virus, esos a los que la sociedad llamó héroes, y por quienes aplaudía a las ocho, mientras ellos y ellas vivían con el miedo pegado a su espalda. Es el testimonio de sus lágrimas, temores y sacrificios, y a la vez de la inmensa felicidad que sentían cada vez que apagaban un respirador y entregaban el alta a un paciente.Comentario: Narración tipo periodística… con todo lo que ello conlleva.

¿Afectará la pelea por la disolución de IU al Gobierno?

Como se contaba en estas páginas hace unos días, la disolución de Izquierda Unida ha sido decidida por la cúpula del PCE con la consiguiente salida de la coordinación de Alberto Garzón. El ministro de Consumo tiene los días contados al frente de la coalición de izquierdas a la que él mismo ayudó a disolver en la inanidad, todo sea dicho. Enrique Santiago y Willy Meyer parecen haber pactado la fusión completa de la coalición –la única forma de incluirse en Podemos salvaguardando las siglas del PCE- entregando toda la infraestructura de sedes, fundaciones y militancia (cada vez más reducida por la actuación de sus dirigentes) a cambio de cuarenta monedas de plata (cargos para seis o siete).

Pablo Iglesias encantado porque obtiene, a cambio de casi nada, una infraestructura estatal que puede utilizar para intentar asentar Podemos en todo el territorio más allá de la militancia electrónica. Estar cerca de las personas físicamente, el sueño húmedo de Juan Carlos Monedero desde el comienzo de la aventura morada, se puede cumplir sin necesidad de esfuerzo económico alguno y sin depender de cesiones de espacios por las instituciones públicas. Paradójicamente, buena parte de la militancia podemita, que llegó abandonando IU, se preguntará si para este viaje eran necesarias estas alforjas. Pensarán que se ha perdido un tiempo maravilloso para haber organizado un partido “más formal y asentado”, el cual habría disputado en el momento cúspide con mucha más fuerza la hegemonía de la izquierda al PSOE.

Santiago, Amanda Meyer, Sira Rego y tres o cuatro más han decidido apuñalar a Garzón en las puertas del Congreso (aunque se duda que éste diga aquello de Tu quoque, fili mi?). Ahora que, no se dejen llevar por algunas filtraciones interesadas, la deuda ya estaba controlada, se entregan las armas a Iglesias a cambio de seguir en el machito. Dentro de IU sin lugar a dudas se va a plantar batalla a la decisión del PCE con la unión de diversos grupos que siempre se han mostrado contrario, incluso, a la unión electoral. Los apoyos que puedan reunir José Antonio García Rubio, Cayo Lara, Francisco Guarido y demás personas, a día de hoy, son muy estimativos porque en este caso no se trata de una unión electoral sino de la disolución práctica (desbordamiento dicen en tono cursi desde el PCE) y eso es harina de otro costal. Garzón por su parte, con lo poco que pueda reunir, sin duda intentará acercarse a esos grupos contrarios pese a haber sido quien los sacrificó en el altar del electoralismo. Un drama que irá de gira por España desde ya mismo hasta enero, si el coronavirus no lo impide.

Es una batalla interna de IU que a Podemos beneficia y, en principio, no perjudica –aunque quien con traidores se acuesta…-, por lo que Iglesias puede dormir tranquilo por ese lado. Si Santiago y sus compinches logran hacerse con el control mejor, pero si no lo consiguen tampoco habrá mucho problema pues el control mediático, saben en Podemos, lo tiene quien lo tiene. Ahora bien, esta pelea, con sus correspondientes puñaladas –como buen proceso congresual que es- ¿perjudicará al Gobierno?

Pueden plantearse varias hipótesis. La primera es que no afectará en nada porque dejar caer a Garzón e IU no desequilibrará la relación de poder. Si, como se rumorea, Garzón es candidato a salir del gobierno en una futura remodelación, que se dice ordenada por Bruselas para reducir gastos superfluos, su caída en IU hasta podría ser una buena noticia para el gobierno en general. Un tipo menos que aguantar y amordazado como diputado… o eso se piensa. En realidad, Garzón fuera del gobierno y de IU pasaría a ser, salvando las distancias, un Gaspar Llamazares para los medios de comunicación. Una especie de oráculo de los medios de derechas para señalar y punzar, en este caso, al gobierno de las izquierdas. Pedro Sánchez, tan preocupado siempre de la cosa mediática antes que de la práctica, debería pensarlo un tanto.

Una segunda hipótesis es que la bronca sea utilizada por la prensa de derechas -¿cuándo no ha aprovechado estas cosas?- para elevar a los altares de la ética, del compromiso constitucional al grupo contrario a Meyer y Santiago, haciendo perder apoyos al gobierno en general. Una salida de Garzón anterior a esa batalla incidiría en el discurso de la caverna sobre el carácter autoritario de Sánchez e Iglesias, los cuales serían vendidos como los ajusticiadores del repensador de la izquierda. De ser señalado como un republicano peligroso pasaría a ser una víctima “más” del dúo de dictadores que gobierna España –y la victimización suele funcionar-. Eso sumado a que muchas personas no entienden, ni comprende el porqué de esa disolución y ven en el monaguillo a un buen chaval, el perjuicio al gobierno en general sería plausible.

La tercera hipótesis es que Sánchez, una vez tenga presupuestos aprobados –lo que se espera en semanas-, trabe alianza con Garzón y Yolanda Díaz –que está muy callada al respecto, aunque sólo milita en el PCE- y eche un pulso al Iglesias para la renovación de los ministerios. Con esos presupuestos en la mano y con las encuestas a su favor frente a Podemos, podría incluso ir a elecciones generales en enero-febrero y así deshacer la coalición gubernamental y pactar de otra forma, seguramente sin inclusión de la formación morada en el consejo de ministros. Entonces ¿para qué habría servido la disolución de IU si ya no hay cargos que repartir? Es más, llegados a ese límite ¿se presentaría IU por su cuenta y riesgo a unas elecciones como piden los críticos y temen en Podemos?

Sin duda todo lo anterior es especulación sobre pasiones humanas y estrategias que, en un tiempo tan espectacular-veloz, pueden cambiar del día a la mañana. Lo curioso es que ideológica y programáticamente la disolución de IU en Podemos no haya tenido debate. Se asume que todo eso lo gestiona Iglesias y su gente mientras que los que llegan de IU sólo aspiran al cargo, a la prebenda, a salir cinco minutos en televisión. En el terreno de la praxis tampoco lo ha habido porque, como es lógico, ese desbordamiento es una fusión fría de la que ya se habló largo y tendido en estas páginas. El único giro en el guión ha sido que a Garzón le han acuchillado por el camino. Lo importante es que esto no acabe afectando al Gobierno que bastante tiene con lo suyo.

Aumento de los alucinógenos en la derecha española

Empieza a ser sospechosa la actitud de buena parte de la derecha española, no por la bravuconería, algo usual, sino por la distorsión constante que hacen de la realidad. La deformación de la situación más simple, esa que a ojos de cualquiera es la que es, sólo puede tener detrás dos opciones: ideológica o vinculada al consumo de estupefacientes. Ideológicamente, dicen desde la derecha, no están influenciados sus análisis. Son meras confirmaciones de lo que es usual hacer y decir. Si el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, hace una visita a Bruselas para pelear por una serie de fondos necesarios para sacar a España de cueva económica del coronavirus, lo usual es que escape del control parlamentario. Si la Comunidad de Madrid esconde resultados de pruebas coronavíricas para bajar los casos, lo usual es pensar que las medidas que había impuesto el gobierno madrileño son eficaces. Lo usual, ya saben.

Esto que es precisamente usual en los medios de comunicación cavernarios, casi todos, no está condicionado ideológicamente según los propios actuantes y firmantes pero es la prueba más clara de una determinación ideológica. Siempre están de parte. Da igual para qué. Lo preocupante es, empero, lo que dicen y escriben respecto a otras cuestiones. Ahí, al no haber determinación ideológica, sólo cabe el consumo de sustancias psicotrópicas que afecten la comprensión de lo real, lo que conlleva también una actuación errática o extraña cuando menos. Debe ser que la correlación entre el aumento de consumo eléctrico y producción de marihuana en la Cañada Real también se vincula a las estupideces que se suelen escuchar y leer entre la derecha española. Excepto en algunos casos, que todos ustedes conocen, en los que venían ya así de fábrica, especialmente entre las huestes verdes.

Nada mejor que comenzar por Francisco Marhuenda. El que en su momento fuese denunciado como mamporrero del PP, lleva cerca de una semana escribiendo columnas de director que en todos los casos parecen influenciadas por el consumo de drogas –porque ya saben que lo ideológico no tiene nada que ver-, hasta la de ayer mismo donde interpreta una sentencia del Tribunal Supremo, en la que ratifica la condena al PP por el caso Gürtel, como la confirmación de que M. Rajoy no tuvo nada que ver, ni su partido se benefició de la trama corrupta para financiar las campañas electorales. Una de dos, o ha tomado alguna sustancia que le ha provocado la distorsión de la lectura de la sentencia, o ni la ha leído y se ha lanzado a escribir lo que le apetecía. Cherry picking que dicen los anglosajones.

Tampoco es ideológico el ver una pistola en vez un señalamiento desde la bancada postmoderna en la Asamblea de Madrid. O han jugado poco de pequeños a los vaqueros, o han tomado alguna sustancia que propicie elevar la imaginación al nivel del absurdo. Es el caso de portavoz del grupo del PP en la Asamblea, Alfonso Serrano, quien ha denunciado la “actitud chulesca y matona” de Mónica García, persona que habla con “bilis y sectarismo”. Señalar con el dedo ahora, según Serrano, es un “gesto amenazante” y por ello pide a Íñigo Errejón que castigue a la diputada y que esta misma se disculpe con los diputados y consejeros a los que ha señalado. El LSD seguramente provoque ver pistolas donde hay dedos y les invite a denunciar el gesto. Curiosamente, algo que callan en sus mensajes en redes sociales es el gesto de robar que realmente les ha dolido… aunque exista una sentencia corroborada que diga que sí, que en el PP han robado. Claro que El mundo que ofrece tal estupidez como noticia debe ser una tapadera de las triadas porque no se entiende salvo por motivos ideológicos o que sean el BOE del PP, algo que siempre niega su director Francisco Rosell.

También es sospechosa de vivir en el país de los elefantes rosas y los viajes astrales la presidenta de la Comunidad de Madrid. Isabel Death Ayuso, que está muy preocupada porque si se cierran los bares las personas se van a sus casas a infectar de coronavirus a las familias. Según esta mente preclara de la ciencia en los bares no hay posibilidad alguna de contagio. Son lugares donde las personas, una vez entran dentro, dejan de ser portadoras del virus, dejan de ser seres humanos abandonando el virus justo a la puerta. Un virus que se queda ahí hasta que llega una persona a la que se acopla para contagiar a las familias en las casas. Lo mismo sucede con los centros de trabajo donde jamás hay contagios, ni virus que entre. Se desconoce si existe algún fumadero de opio cerca de la puerta del Sol porque declaraciones así, no siendo producto de la ideología, no pueden ser otra cosa que producto del consumo de psicotrópicos.

Por último hablar de todos esos columnistas, todólogos y expertos de la confusión que, abandonando la ideología según reconocen –todos y todas dicen escribir en favor de la Verdad-, que vienen insistiendo en que en España está cometiéndose un cambio de régimen, un proceso hacia el autoritarismo o una dictadura encubierta de las fuerzas del mal. Curioso que muchos de ellos ya tenían esa conspiranoia en tiempos de Felipe González con los mismos argumentos, pero añaden el peligro socialcomunista (que también tiene efluvios de tiempos fascistas). Estas personas dicen que el PP “no bloquea” la renovación del CGPJ y que la ley que pretende el Gobierno sacar adelante es una clara demostración del totalitarismo que viene. No siendo lo ideológico, sólo pueden ser las drogas las que impidan ver que Casado no quiere renovar el CGPJ en estos momentos. Hasta en tres ocasiones, como el apóstol, ha negado al presidente la reunión para reemplazar a los vocales, los cuales han pasado con creces su período de nombramiento.

En este somero análisis se habrán percatado de una ausencia de la derecha, Pablo Casado. Como se dijo en párrafos anteriores algunas personas vienen así de fábrica y Casado es una de ellas. En su caso no hay influencia ideológica, ni consumo de sustancias extrañas, es así por naturaleza por eso lo que diga o haga no está mediatizado salvo por como es en sí. También podrían pensar que faltan personas de la izquierda, pero como desde la derecha ya acusan de consumir drogas de todo tipo a sus miembros pues no hay aumento del consumo, si acaso habrá un descenso del mismo. Más ahora que parece que en la derecha, por su poderío económico, se están llevando todo el material. Tampoco está el sospechoso habitual en pasarse de la raya pero como abandonó, con el rabo entre las piernas, la política de partidos, no hay que meter el dedo en la herida.