miércoles, 27 agosto, 2025

“En Madrid no hay subvencionados salvo Florentino Pérez”

En uno de los programas de la carroña mañanera, la presidenta de la Comunidad de Madrid ha acudido a por su ración de peloteo. Todo con tal de malmeter contra el Gobierno central, demostrando una vez más que aquello del respeto a la división del poder territorial sólo vale cuando es el PP quien ocupa en máximo poder. Isabel Death Ayuso no sólo ha recibido su masaje de la lambiscona mayor del reino monárquico-pepero sino que ha tenido tiempo para atacar a su propio compañero de partido, Juan Manuel Moreno Bonilla, al afirmar que al contrario de lo que sucede en Andalucía, en Madrid acude la gente que no quiere vivir subvencionada… Una falta de respeto hacia los andaluces más por parte del madrileño-centrismo cultural y una gran mentira en realidad. Porque en Madrid, en la Comunidad de Madrid, esa misma que está bajo gobierno pepero desde tiempos inmemorables, no hay más que subvencionados.

En la mente de los muy mucho liberales del PP madrileño existe un mecanismo, que es insertado desde que se afilian o comienzan a trabajar para el partido, el cual les impide valorar el sentido del concepto subvención. Si es un empresario el que pide la subvención se llama fomento del emprendimiento. Si es un cargo del PP que está saltando del cargo público a la empresa pública, del ayuntamiento a la comunidad, de la comunidad al congreso, del asesoramiento al chiringuito cultural y así hasta pasar cuarenta años mamando del dinero público, se llama servicio leal al Estado. Un mecanismo curioso que suele ser insertado en otros cerebros de patronal, judicatura, columnismo-todología, siempre y cuando sean próximos a la derecha. Por el contrario cuando aparece una persona a exigir un derecho se le llama subvención.

Por ello, como oculta Death Ayuso, el mayor subvencionado es Florentino Pérez. ¿Recuerdan lo que sucedió con las autopistas cuando se rescataron? Subvención que fue al bolsillo del viudo con gafas. ¿Recuerdan que en vez de gestionar el hospital de campaña de IFEMA por parte de la Comunidad se entregó a Clece por 11 millones de euros y pagando hasta por un servicio que no se ofreció? Subvención que fue al bolsillo del señor de ACS. ¿Recuerdan todos esos servicios sociales que se han privatizado como casas de recogida de mendigos, por ejemplo? Subvención al bolsillo de Pérez. ¿Recuerdan todas esas obras innecesarias de restauración de oficinas, estaciones de metro, cocheras municipales o simplemente un parque (en barrio rico eso sí)? Subvención al bolsillo del dueño de Dragados. ¿Recuerdan esos hospitales gestionados con sobrecostes que algún día se supone volverán al capital público? Subvención al mismo de siempre, quien además hace negocio con ellos vendiendo la participación a fondos buitre. Más subvencionado que Florentino Pérez no existe en España ni una sola persona. Carlos Slim de FCC anda detrás, pero sin llegar al extremo del presidente de los españoles en la sombra, junto a Ana Botín.

Cuando la subvención cae en manos empresariales, como sucede con los ERTE, es patriotismo y emprendimiento. Menudo emprendimiento sin arriesgar un solo euro dirán algunos, sin embargo los liberales lo celebran como generación de riqueza. Falso, la riqueza ya estaba y se podría gestionar públicamente y sin degradar el servicio. La típica acumulación por desposesión que los economistas no liberales conocen perfectamente. Y verán que cuando lleguen los miles de millones de la UE, si es que llegan, no lo llaman subvenciones sino ayudas al emprendimiento o financiación para el progreso. ¿Por qué creen que está Pablo Casado zascandileando en la UE para que los fondos los controlen “organismos independientes”? Para subvencionar a las empresas amigas y que las PYMES y autónomos no vean un solo euro. ¡Hay que seguir subvencionando a Florentino Pérez y otros! Y luego se quejan que si George Soros financia medios como eldiario.es u organizaciones de la diversidad mágica. En el PP hacen lo mismo, salvo que suele salir beneficiada gente más casposa como Enrique Cerezo.

Eso por no hablar de las constantes subvenciones a la enseñanza del Opus Dei –cediéndoles terrenos públicos-, a empresas de educación privada, a empresas de sanidad privadas y siempre quitando recursos de lo público –que más que gestionado está abandonado por el PP-. Se podría decir: «En Madrid señora Ayuso hay más subvencionados que en Andalucía». Con una diferencia, mientras que en la región andaluza el dinero se reparte entre miles de personas, en Madrid se lo quedan siete u ocho. Por no hablar de los más de 300 militantes del PP que llevan casi toda su vida sin saber lo que es ganar una nómina en el sector privado, incluyendo a la propia presidenta. Subvencionados. Vivales de la mamandurria. Y todo esto, porque interesa y mucho, siempre ha silenciado por los medios de comunicación cavernícolas… ¡Ah! ¡Espera! Que también están subvencionados por el PP de la Comunidad de Madrid.

Esto que sucede en Madrid, se repite milimétricamente en el resto de Comunidades gestionadas por el PP. Con empresarios regionales o con el viudo con gafas que siempre está.

No cambiarás una ley que te pueda perjudicar a futuro

Existe una máxima en política: “Nunca cambiarás una ley política que pueda volverse en tu contra”. Esta máxima que no es producto de la especulación, de la imaginación o del voluntarismo sino de la práctica política de siglos parece que no la conocen en Moncloa, ni en el Grupo Parlamentario del PSOE. Es una máxima que aparece en los intersticios de El príncipe de Nicollò Machiavelli, ese libro que dicen todos los que están en los altos cargos haber leído con fruición… Ahora se entiende que leer, lo habrán leído, pero no lo han entendido. Son más de memes y de frases hechas, cosa que el escritor florentino desconocía y, como buen materialista, hubiese utilizado para amansar a las multitudes.

El PSOE y Unidas Podemos han presentado una proposición de ley orgánica a fin de cambiar el método de selección de los vocales del Consejo general del poder judicial (CGPJ) y así pasar de la elección con la aprobación de 3/5 del Congreso a mayoría de la mitad más uno. En el caso de la coalición morada es obvio que tiene un interés temporal, del ahora mismo, para poder colocar a más de sus peones judiciales en el órgano de dirección de la judicatura. Con ese cambio legislativo podrían obtener dos o tres mientras que con el sistema aún vigente optarían a uno (lo mismo que tiene IU del último cambio cuando mandaba Cayo Lara). No hay que irse a especulaciones peregrinas como las mantenidas por la derecha mediática sobre el intento de Pablo Iglesias de cambiar los jueces para que no le imputen por sus cuitas en el “caso Dina”. Si le tienen que empurar lo harán y si se pide el suplicatorio el Congreso lo dará. Como son conscientes de que eso no va a ocurrir es algo menor, no descartable en el fuero interno, pero menor. Ahora bien tener unos cuantos electos de su cuerda hoy mismo, en previsión de lo que pueda ir mal a futuro, seguro que es lo que les mueve.

En el caso del PSOE, que es el que realmente interesa como partido con aspiraciones a gobernar en cada elección, es un error terrible dejarse llevar a ese cambio en una ley política que en el futuro puede ser perjudicial a sus intereses de partido. Actualmente, con la mayoría cualificada, cualquier máximo dirigente del PSOE tiene garantizado estando en la oposición optar a un cupo bastante nutrido de vocales. Si cambia la ley y vale la mayoría de la mitad más uno de los votos se puede encontrar con ningún candidato o candidata propuesto. Hasta el momento se repartía, más o menos, proporcionalmente a los escaños y cediendo los dos grandes partidos unos puestos a las minoría mayoritarias representadas en el Congreso. Cambiando la ley el partido que reúna una mayoría suficiente se quedará casi con todo el pastel.

Piensen que hoy cambian los vocales pero las siguientes elecciones gana la derecha mediante una alianza PP, Ciudadanos y Vox. Con obtener 176 escaños entre los tres podrían cambiar las vocalías y repartírselas entre esos tres partidos. Peor aún, que el partido vencedor fuese Vox y optase  a la mayoría de las vocalías y dejase el resto para los partidos que le apoyan. Ni un solo miembro del sector progresista. Todos rancios jueces que miran antes a la biblia que al código civil, a la posición de clase antes que al código penal, al carné del partido antes que al estatuto de los trabajadores… Habría proporcionalidad (incluso darían un vocal a los cántabros, a los asturianos y a los carlistas navarros) y todo un CGPJ más vetusto que las ruinas romanas de Mérida.

¿Van comprendiendo la situación? Ustedes seguramente, Iván Redondo y sus miríadas de asesores ni la han visto venir. Y qué decir del Grupo Parlamentario del PSOE donde Rafael Simancas, que dice saber mucho –de aparaterías y cerraduras bastante-,  tampoco lo ha visto venir. Están tan absortos en sus propias mentiras e idealismo que han descuidado algo tan simple como hacer una proyección a futuro, una simple simulación de escenarios posibles. Pedro Sánchez está a punto de proponer un cambio legislativo que podría perjudicar a su propio partido en un futuro no muy lejano. Tantos asesores, tantos bien pagados, tantos colegas colocados en cargos para no percatarse de algo tan sencillo y tan peligroso. Salvo que piensen, y por ello habría que internarles, que van a estar en el Gobierno para siempre, ese cambio perjudica políticamente al PSOE. De primero de política práctica.

Es terrible escribir esto cuando en realidad hay mecanismos democráticos, mucho más democráticos, que podrían utilizarse para la renovación periódica del CGPJ y que no tienen que ver con la votación directa de las personas que componen el poder judicial, tal y como se explicó aquí. Que el poder político debe tener un mecanismo para controlar al judicial, siguiendo la estela del espíritu de Montesquieu (otro al que citan todos sin haberlo leído, ni entendido), sí. Que el cambalache actual no se sostiene, también –aunque en otros países es casi peor el mecanismo de selección, como en EEUU-. Pero una vez que el sistema es el que es, lo suyo es que un partido que se autocalifica de Gobierno no se haga el harakiri cambiando una ley para ganar hoy lo que mañana puede perder. Y los listos de Moncloa y el grupo parlamentario intentando dar lecciones. Debe ser que piensan jugar al ajedrez sin fichas o no tienen ni idea.

En defensa de Page y la tradición del PSOE

Cada vez que el presidente de Castilla-La Mancha hace uso de la palabra para defender el orden constitucional vigente, incluyendo a la monarquía, se alzan las voces que intentan acallarle no sólo desde posiciones casi inexistentes en su región, sino desde su propio partido. Si sale en un video piden directamente que se le queme en la plaza pública con capirote en la cabeza. En el seno del propio PSOE le juzgan y condenan y piden de todas las formas posibles su expulsión del partido. Algo que contradice lo que era el pablismo, la tradición del partido y la propia historia del partido más antiguo de España. Bien por desconocimiento, bien por cuitas personales, se acaba intentando que no hable y si lo hace que lo haga fuera de las fronteras del partido, con él al exterior se entiende.

Emiliano García Page no sólo tiene el derecho sino la fuerza de la tradición socialista detrás para hablar como lo hace. Tiene el sentido democrático que parece haberse extinguido en el PSOE. Tanto como para hacer de los años del felipismo, con Alfonso Guerra como controlador, la panacea democrática. A Felipe González se le dijo, a la cara y en los medios, que nanay la OTAN, que nanay la reconversión industrial, que se apoyaba la huelga general, que el GAL era una vergüenza, que sus propuestas económicas estaban más a la derecha que las del papa Juan Pablo II. Evidentemente hubo alguna que otra purga, alguna que otra separación de los cargos, pero existía el debate cuando menos. Y para qué hablar de los años anteriores a 1979. Peleas dialécticas entre Besteiro, Prieto, Araquistaín, De los Ríos, Largo Caballero, tercerinternacionalistas, socialdemócratas, etcétera. Si algo ha caracterizado al PSOE, además de su carácter ácrata o porculero, era el debate en plena libertad.

Esa tradición parece haberse esfumado (así lo cuenta el escritor Daniel Múgica) a la vez que se ha instaurado un ordeno, pienso y mando donde no caben ni matices diferenciales. Ya piensan otros por todos. Agrupaciones cerradas o sin actividad –no sólo por el Covid-19-, aclamación constante en los órganos de dirección, comités que sirven para aplaudir antes que debatir y silenzio stampa. Defender el posicionamiento de García-Page, aun cuando se discrepe con él en lo que pueda decir, es un acto democrático y de lucha por el debate. En el momento en que haya un debate serio, con fundamento, sin memes y se tome una decisión se puede pedir a la militancia cierre de filas, pero si no se deja hablar y al que discrepa, acertada o erradamente, se le condena igual es otra cosa y no un partido socialista.

¿Están de acuerdo con estas palabras del presidente manchego: “el debate no es entre monarquía y república, el debate de verdad es entre los que estamos por el pacto constitucional, por la estabilidad, por la lealtad con lo que decidió el pueblo español por la normalidad democrática o por los que cifran sus expectativas políticas en poner todo patas arriba”? Todos los que quieren que la república se implante ya ¿han visto la relación de fuerzas? ¿Han pensado que llegaría una república burguesa similar o peor a lo que existe en la actualidad? ¿Han calculado que más de 40% de los votantes del PSOE no apoyarían la república? Que está muy bien hacer el activista en redes y defender principios democráticos pero si se carece de análisis concreto todo lo demás es idealismo. Es pensar que se tiene la verdad absoluta y que esa se debe imponer a los demás porque sí. Así muchas personas que puedan disentir de la línea oficial, sin tener abiertos los canales partidistas, con un reglamento hecho para acabar con cualquier discrepancia, acaban callando. Incluyendo los que tienen algo de poder institucional o partidista. Bien por pusilanimidad, bien por carecer de opinión, bien por “no me voy a meter en esa batalla que bastante tengo con lo mío”, todos suelen callar. Por eso cuando sólo hay uno que habla choca, aunque haya muchas personas que piensen igual o parecido.

La máxima más acertada sobre la libertad de expresión, o sobre la libertad en general, la produjo John Stuart Mill: “Si toda la humanidad menos una persona, fuese de la misma opinión y una sola persona fuese de la opinión contraria, la humanidad tendría justificación en silenciar a esa persona, así la sola persona, si tuviera el poder podría justificar a la humanidad” (Sobre la libertad). Intentar callar, por las buenas o las malas, a García Page no supone un avance en favor del progreso o del socialismo, sino un baldón porque socava el mínimo de libertad que debe existir, más en un partido político en el que se autocatalogan de socialistas. Se puede discrepar de su postura pero no impedir que la tenga y la exprese. Ni sobre él, ni sobre nadie evidentemente. Porque en los últimos tiempos se señala a Madina, a Carmona, a Díaz, a cualquiera que discrepe de los deseos de la dirección. Dentro de un partido que en cien de sus 140 años se ha situado en el posibilismo monarquía-república, que haya alguien que defiende el orden constitucional incluyendo la monarquía es hasta normal.

Los amanuenses de Gil preparan la escena del crimen

Si ustedes poseen cuenta en la red twitter vayan a la historia de @loloutlaw y recojan todos los memes que quieran con el eslogan “No va a venir nadie”. Así podrán utilizarlos hasta el mes de enero en relación al no-fichaje del Atlético de Madrid pese al clausurazo de Thomas Partey. Porque venir, pese a los rumores de supuestos intentos por dos jugadores, no va a venir nadie como explican los amanuenses al dictado de Miguel Ángel Gil.

Las explicaciones se mezclan unas con otras para que no se noten demasiado las “órdenes” de la superioridad. En unos casos se habla de la deuda, en otros de canteranos disponibles y que vienen a ser el sucesor de Maradona o poco más y en lo últimos la resignación del Cholo Simeone que es consciente de todas las premuras y pesares que rodean las cuentas de la SAD. De momento, en un caso para guardar enmarcado, se han atrevido a señalar que por culpa del Covid-19 esta temporada ha habido 115 millones de pérdidas. Lo que puede ser cierto pero que suena a excusa cuando el desarrollo del artículo va por otros lares. En otras palabras, que no habrían ofrecido esa cifra, la podrían haber ocultado como hacen en otras ocasiones, de no haber ingresado la cláusula de 50 millones.

Una deuda que jamás se paga. Desde los tiempos de Vicente Calderón, pasando por Alfonso Cabeza y todo el gilato la deuda no ha hecho más que aumentar. Pese a que se vendió el Calderón en una operación que calificaron de maravillosa para acabar con la deuda por esas mismas personas creada, pese a la constante venta de jugadores con potencial o estrellas, pese a haber invertido sólo 17 millones de euros en la última década, pese a todo eso la deuda sigue estando presente y amenaza toda planificación deportiva… o eso al menos no hacen creer desde las columnas de los amanuenses del gilismo. Leer esas cosas no debe gustar a Carlos Slim, principal acreedor de la SAD, pero es mejor dar una mala imagen que asumir la incapacidad manifiesta de los gestores. Esos mismos que en dos o tres semanas aparecerán en sus programas nocturnos de radio a que les hagan el lavado de cara. José Ramón de la Morena ya comenzó al advertir que esos “50 millones les vienen mejor al equipo que a los fichajes”.

El problema viene cuando los amanuenses acaban diciendo la verdad sin querer. En un artículo en Marca directamente dicen lo siguiente: “Con el dinero que dejó el Arsenal en las arcas del club hay que pagar las fichas de los jugadores que han ido renovando al alza en los últimos años”. Deben tener un problema gordo de flujo de caja para tener que destinar ese dinero a pagar la nóminas de los jugadores y del CEO, porque siempre ocultan los buenos millones que se lleva Gil (¿Se habrá apuntado al ERTE o bajado el sueldo?). Por eso nos dicen, en el periódico del viudo con gafas, el recambio a Thomas ya está en el propio equipo, gracias al fichaje que han hecho de Ismael Gutiérrez. Y el escribiente, que jamás dirá como Bartleby “prefiero no hacerlo”, vuelve a decir una verdad sin darse cuenta: “Así, quizá es momento de mirar parar abajo. Al igual que en la Selección no le tiembla el pulso a Luis Enrique para poner a jóvenes como Ansu Fati o Ferran Torres, no sería raro que Simeone pudiera contar con Ismael Gutiérrez para las citas que vea conveniente”. Traducido, a Simeone no le queda otra que tirar de cantera porque no va a venir nadie.

Lo mismo sucede con el otro medio capitalino, el controlado por la dueña del Santander, donde mezclan el “agujero económico de la pandemia”, con la recuperación –que parece más utopía- de Thomas Lemar y con tirar de la cantera. En el aspecto de lo económico, más allá de la pérdida por la ausencia de conciertos, se intenta dar un contenido social por las pérdidas que ha sufrido el barrio… Intentan que no se recuerde que en realidad tan sólo quedaban siete partidos por jugarse en el Metropolitano y que eso no suma 115 millones. Y si en Marca situaban a Gutiérrez como eje del equipo, a falta de refuerzos, en AS señalan a Simeone que no debe olvidar a Germán, el delantero estrella del filial. Visto que Šaponjić no tiene nivel y que los otros dos delanteros son veteranos, mejor que vaya preparando al chaval para ganar la Champions que exigirán en sus columnas de opinión. Y por el camino hay que recuperar a Lemar, entre otras cosas, para venderlo en enero a ser posible y que entren euros en la caja. Lo del francés se ve que es prioritario en el palco porque Mundo Deportivo también insiste en el tema.

En estos días que quedan hasta que realmente el Atlético no pueda fichar, marearán con unos jugadores u otros. Unos días será que Campaña mata por llegar a vestir la rojiblanca. Otros días se comentará que Meriton acepta cobrar 11 millones por Kondogbia ya que tiene que sanear las cuentas para vender su paquete accionarial. Y así hasta que pase el tiempo y nadie se acuerde de que existía la posibilidad de fichar a alguien. Si los resultados acompañan medianamente, si Torreira gusta, si João Félix hace diabluras y no se pierden partidos, no vendrá nadie. Salvo que el equipo no tenga algún que otro traspié, no se fichará. Eso sí, la campaña contra Simeone del cocinero y el descendido en el trabajo no cesarán porque también son necesarias para el palco. Mientras se ataca al entrenador no se ataca a los dueños. Por cierto ¿han visto que al portugués su seleccionador le pone en banda y nadie protesta? Un nuevo crimen en el Atlético de Madrid… con los sospechosos habituales.

“¡Viva el rey!”, último acto de la ópera bufa de España

Problemas de los españoles y las españolas.

1. Pandemia de coronavirus.

2. Relaciones laborales inestables y precarias.

3. Economía desfasada y pobreza real.

4. Discriminación y violencia de género.

Los problemas que se reflejan con anterioridad son reales. Afectan a la materialidad de la vida de las personas. Están ahí. No se pueden obviar… Salvo que sean la clase dominante española, incluida la troupe política, que está a otras cosas mucho menos preocupantes. Un nutrido grupo de intelectuales, empresarios, políticos, ex-políticos y personajes de la farándula han concertado un video en defensa de Felipe de Borbón, o de la monarquía, o de la Constitución, o de las tres a la vez –pues no queda muy claro qué defienden en realidad- en respuesta a los ataques que la persona, la institución, la transición o “vaya usted a saber qué” ha recibido por parte del conglomerado del 12% de Unidas Podemos. Un video al que acompaña, como no podía ser menos, un casi especial de ABC en defensa de Borbón, la monarquía, la constitución, el Estado o “vaya usted a saber qué”.

A algunos les ha sentado mal que Emiliano García Page estuviese en el vídeo, a otros que se pueda hacer un vídeo así y a otros pues les molesta porque les molesta todo, hasta que Rafael Nadal vuelva a ganar Roland Garros. Será que no han leído las siguientes palabras del manchego que hoy se publican en numerosos medios de comunicación: “Amanece un nuevo 12 de octubre y aunque este año el coronavirus se empeña en pintar todo de un tono diferente, uno más gris y apagado, tengo el convencimiento de que el carácter cálido, el coraje y la pasión de la ciudadanía española contribuirán a volver a pintar nuestros días de rojo y gualda. Unos colores con enorme significado para todos aquellos que nos sentimos españoles de corazón, ya que en el fondo lo que simbolizan es la unidad de España, que es la que garantiza que cada ciudadano o ciudadana de este país, con independencia del territorio en el que haya nacido o en el que viva, pueda ser igual a cualquiera de sus compatriotas”.

En realidad no es más que otro acto, se espera que el último, de la ópera bufa en que han convertido a España unos y otras. Los problemas reales, lo acuciante, lo vital queda aparcado tras el escenario para poder representar una obra que intenta ser emotiva pero que, de seguir así las cosas, se quedará sin público asistente. Unos por muerte coronavírica, otros por muerte por hambruna. Si unos, como se criticó aquí, se lanzan a la búsqueda de una república –para la que no han hecho pedagogía, no han representado los supuestos valores republicanos, para la que no han presentado una formulación clara-; los otros acuden a rancios pensamientos, en muchos casos, para defender el sistema que dicen está amenazado. Mientras tanto españolas y españoles mirando absortos la mala obra que les han preparado. Igual es una acción de fomento de la lectura porque, salvo eso, no cabe la menor duda de que entre asesores áulicos y demás patulea están ofreciendo una paupérrima representación teatral.

Los republicanos.

A causa de la corruptela del Borbón emérito, algunos han creído ver la posibilidad de traer una república a España. O ¿será que con esta táctica están tapando su mala gestión gubernamental? ¿Será que ante la asunción de la ideología dominante (burguesa) intentan, más allá de sus cuitas de la diversidad, taparlo con republicanismo de andar por casa?

Paradojas 1. En la mayoría de los casos, el grupo de los republicanos, lo primero que hacen es no actuar bajo los principios del republicanismo que dicen defender. Da igual el partido de izquierdas que usted valore (en los de derechas más), la democracia interna es un bello sueño de las noches de verano donde todo puede pasar. Mediante primarias, votos electrónicos y reducción de la posibilidad del habla en los partidos sólo queda una opinión, la del jefe o el asesor de turno, y las palmas del resto. Estas personas son las que dicen que es más democrático elegir un presidente de la república –o no, según el tipo de república que se elija- que un monarca impuesto. Sin duda es más democrático elegir que no, pero en la práctica puede llegar a ser más peligrosa. Juan J. Linz ya estudió esto hace muchos años y quien lo desee puede acudir a sus textos para comprobarlo.

Paradojas 2. Personajes de la política, porque en el caso de Íñigo Errejón su situación es casi de político ya casi inactivo, aducen que es algo reaccionario, antiquísimo defender la monarquía constitucional. Es más señala que, al ser la derecha la que defiende la monarquía y el sistema surgido de la transición, la institución ya es de parte, no de todos. Un doctor en Ciencias Políticas diciendo que la monarquía es de parte a la vez que pide que la izquierda apoye la llegada de una república –en su caso de los significantes vacíos, el agonismo, los sentimientos, la compra-venta de bebés y arriquitaun-. No se lo digan que igual él mismo llega a la conclusión. Luego se extrañará que no le voten ni sus padres. Como se comentó en estas mismas páginas sin pedagogía y con frentismo se acaba destruyendo las posibilidades de una república de todos y haciendo una monarquía de parte. Salvo que quieran una revolución… Vale, no es bueno poner chistes en cosas serias.

Los monárquicos.

Paradojas 1.  Aquellos que están todo el día con la defensa de la libertad en la boca –casi siempre en términos económicos para que la mano invisible, ese espíritu de la historia inexistente, actúe-, acaban defendiendo que no exista libertad para la ocupación de la jefatura del Estado. Estas personas te contarán que si se esfuerzan, si emprenden, si se superan día a día podrán lograr lo que sea, salvo ser jefe del Estado en España. Algo que queda reservado, y lo esconden de esa forma, para un linaje por intermediación de la tradición, la fantasía o “vaya usted a saber qué”.

Paradojas 2. Defender un sistema porque sería mejor que una república, según comentaba ayer en ABC Almudena Martínez Fornés, es un supuesto apriorístico indemostrable. Una república puede ser tan buena o mala como una monarquía constitucional dependiendo de cómo se estructure, cuáles sean los contrapesos a los poderes -incluido el económico que a esta gente se le olvida en demasía- y cuáles las reglas del juego. Parlamentos existían en España pero no había democracia. Parlamentos existían en dictadura y no había democracia. Parlamentos bajo monarquías ha habido a lo largo de la historia pero no era democracia. Apriorísticamente no es mejor una monarquía constitucional que una república democrática y viceversa. La caspa intelectual hay que dejarla antes de ponerse a escribir.

Mediocridad 1. El famoso vídeo que, ni editado por el enemigo, puede ser peor, como bien ha señalado Edu Galán, no servirá para sumar dos apoyos más a la causa monárquica, ni para restarlos como cree Manuel Mata. Es verdad que para ser algo medio organizado ha quedado cutre y con una serie de personajes que la mayoría de los españoles ni conocen. Igual haberle puesto debajo el nombre y lo que hayan hecho en su vida hubiese sido una buena idea.

Mañana nadie se acordará de ello porque la pantomima del espectáculo pasará a los pleitos judiciales del PP, de Pablo Iglesias o de la novena tontería que las aves carroñeras de la mañana generen. El problema de fondo, hablando en términos ideológicos, es la sensación que se está generando en España de estar ante un Estado fallido. En la izquierda se dice cuando jueces del sistema realizan actos judiciales que no gustan. En ese momento se habla de Estado fallido. También cuando se quiere actuar contra una Comunidad Autónoma y se necesitan recovecos jurídicos y legales. A sensu contrario, la derecha habla de intento de Estado fallido porque el Gobierno socialcomunista intenta poner a su disposición a los poderes del Estado. Básicamente dicen eso del poder judicial, mientras olvidan que gracias al ser de los suyos algunas cuitas pasan por el tamiz de lo evanescente –como es el caso del máster de Pablo Casado-. Así algunas personas entenderán el porqué de la libertaria María Blanco cuando afirma en el vídeo que es republicana pero lanza su viva al Borbón. Una disputa teatral en la que al final del todo los que acaban mal son los españoles. La izquierda llama fallido lo que no es más que una dictadura de clase, que se decía antes; por la apropiación de todos los poderes estatales por parte de la clase dominante, en sus distintas fracciones. La derecha cuando habla de fallido sólo está defendiendo sus intereses de clase… como toda la vida.

Son personajes, además, mal trabajados por los autores. Sin personalidad. Con un diálogo banal, flojo, mediocre, lleno de lugares comunes… En toda esta ópera bufa no habrán encontrado, en los actores y actrices protagonistas, un discurso con valores, con ética, con republicanismo o tradicionalismo, con discrepancias fundadas… No es más que un “y tú más” espectacular que deja indiferente al espectador. Incluso le produce sonrojo y aversión. Una más de la política de instagram o youtube  donde se acaba escondiendo la realidad material, el gran problema de todos los españoles (republicanos, monárquicos y medio-pensionistas), donde la ideología dominante no sufre ni un mísero arañazo, donde no hay prácticas de transformación sino sumisión total al orden establecido. En los márgenes que permite la clase dominante es donde hace aparición esta ópera bufa porque a los poderosos que exista o no una monarquía les trae sin cuidado si en la alternativa también mandan ellos. Pero hoy, en España, el problema lo tienen las personas del común.

¿Cómo se ha llegado a esto?

Abundan entre las personas las típicas consignas sobre una clase política a la que se acusa de mediocre, incapaz y que sólo vive pensando en su futuro y no en el general. Exageradas muchas de ellas, especialmente las que se hacen desde una supuesta superioridad metafísica, no dejan de ser reflejo de un malestar generalizado. Salvo los muy advenedizos que se aferran lo maravilloso que es lo que hacen los suyo, la mayoría de las personas asisten perplejas ante el auge del fascismo, el vandalismo, la negligencia sanitaria y el agonismo de la dirigencia política. Parece que todos son buenos o malos dependiendo del color o del personaje al que se siga. Al que se enfrenta a esto con claridad, raciocinio y posicionamiento ideológico se le califica de reaccionario; al que se enfrenta a esto sin posicionarse claramente se le califica de equidistante; al que se enfrenta a esto desde dentro de un partido o colectivo se le califica de traidor; al que apoya todo esto se le califica de héroe o similar.

El desarrollo de las redes sociales, que sirven de amplificación a lo expuesto en los medios de comunicación, ha generado ese agonismo del bueno y el malo que tan nutritivo es para las posiciones populistas. De hecho, a día de hoy, se puede decir sin caer un grave error que todos los partidos son populistas en sí. Y es que a los medios de comunicación les viene bien ese tipo de banderías, de lenguaje bélico, de tramas cortas, de estupideces y juegos de artificio, de estrategas políticas de la nada, porque el formato televisivo –que es el que sigue mandando- sale ganando con la frase, con el chascarrillo o con la nimiedad hecha supuesto pensamiento político. España está en una fase de masa abierta (o masas abiertas) donde cada masa (de parte) intenta acoger en su seno a la mayor parte de las personas que puedan para cerrarse y percutir contra otras masas. Así los fascistas vienen calentando el terreno con sus recuerdos de las batallas del abuelo. Gracias en parte a que a la izquierda parece venirle bien esa bandera de lucha antifascista para captar más personas a su masa abierta. Populistas que acaban fagocitando cualquier atisbo de análisis medianamente materialista, medianamente racional, medianamente centrado en lo que ocurre en la realidad.

Se quejaban ayer diversos cargos del PSOE de Madrid que todo lo acontecido en la Comunidad era producto de una guerra entre Iván Redondo, el camarlengo monclovita, y Miguel Ángel Rodríguez, el Fouché de la puerta del Sol, para ver quién la tiene más larga. Y no les falta razón porque ese es el juego de la mayoría de los partidos en la actualidad, ver quién la tiene más larga. Sin embargo, siendo en parte culpa suya por no intentar revertir la situación, es el contexto en el que se está librando el juego de la política el que acaba configurando esa batalla entre populistas que perjudica, realmente, a las personas. No es por carencia de inteligencia de las personas que ocupan los altos cargos de la política, salvo algunos casos que todo el mundo conoce, el no cambiar las tornas, es por exceso de egolatría que les viene bien que el juego tenga las reglas que acaban dictando unas empresas que tan sólo buscan su beneficio económico. Lo normal bajo un sistema capitalista, por otra parte. Y cuanta más bronca, cuantos más mensajes simples, cuanto más agonismo mejor para incrementar sus emolumentos.

Muertos los últimos vestigios de la “política clásica” -léase Mariano Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría, Eduardo Madina, Alfredo Pérez Rubalcaba, Izquierda Socialista, Cayo Lara, etcétera- sólo queda la política Instagram. De hecho, aquellos dirigentes políticos que quieren separarse de este tipo de “política de ya mismo”, del qué dirán en el siguiente conciliábulo de todólogos, acaban siendo catalogados, a izquierda y derecha, de traidores, timoratos o del antiguo testamento. Hoy la política está en manos, más que nunca, de quienes son los poseedores del teatro de lo espectacular y de los guionistas que existen detrás de cada dirigente político. Y quienes califican todo esto de mediocridad –que en sí no lo es, sino que es la fórmula que lleva tiempo implantándose- no son más que los actores secundarios que quieren vivir del espectáculo y hacen su interpretación “estelar” para cobrar un buen puñado de euros. Una gran pantomima que se puede revertir, desde luego, siempre y cuando los actores principales deseen. Cuestión bien distinta es que ese sea su deseo pues han llegado a los grandes nombres del cartel gracias a este tipo de política.

Mientras tanto el fascismo, la extensión del odio al otro por cuestiones políticas, van campando tranquilamente. Desde luego por el apoyo que tienen desde la derecha política, intelectual y mediática. Les ocurre a este gran grupo como al PNV con ETA, que pensaban que algún dejarían de matar y de amedrentar porque, al fin y al cabo, “son de los nuestros, comparten nuestros mismos propósitos”. Eso le sucede al PP, a Ciudadanos, a El Mundo, ABC, La razón, Antena 3, Telecinco, La sexta…, que piensan parecido a los fascistas de Vox y suponen que algún día pararán. Total, como pasaba en Euskadi, “matan a los otros pero no a mí”. El problema es que, como ha demostrado la historia, a los primeros que acaban matando los totalitarios es a los suyos para quitarse posibles críticas. Ya cayeron Albert Rivera y panda de secuaces, en nada podría pasarle a Pablo Casado o a quien le sustituya. En el lado contrario se lo toman muy en serio, no creen que esas personas con las que toman café y hacen risas en el parlamento vayan a ser tan peligrosas. Hasta que toman el poder y no dejan uno vivo.

No sólo les hacen el caldo gordo dándoles toda la publicidad posible los contrarios, sino que piensan que esa supuesta lucha antifascista, a día de hoy, acaba llenándoles el bolso de los votos. Y no, hasta el momento no han llenado nada y dejan imágenes de que a la clase trabajadora se la aporrea y a la dominante no. Con suerte ha servido para no vaciarlo. Porque lo que manda es vender una actuación que, en tiempos pandémicos, está diezmando al público asistente y pareciera que no le importa a ninguno de los actores y las actrices. Gracias a la utilización de diversos eufemismos dicen que están ciudades confinadas cuando realmente están perimetradas porque dentro se pueden contagiar tranquilamente yendo al trabajo, tomando una cerveza o comprando en el supermercado.

Cuando alguien hace un alegato ideológico –no se crean a esas personas que ahora hablan de lucha de clases y demás porque toca en Madrid-, del tipo que sea y en el ámbito que sea, se le ataca porque está señalando a todo el andamiaje del espectáculo. Cuando alguien pide que se centren todos y todas en la gestión y dejen sus batallas infructuosas, lo que significa tomar parte, se le pide silencio porque todo es mucho más complicado –esto lo dicen quienes simplifican todo al final paradójicamente-. Cuando se señala que la política actual ha perdido sentido, orientación, verdad de palabra y certezas dentro de la niebla del imperialismo capitalista, se le califica de reaccionario que no sabe adaptarse al nuevo contexto –hacer el tolai en las redes sociales no es un nuevo contexto, es hacer el tolai; tragar con los medios de comunicación no es un nuevo contexto, es tragar con los medios; carecer de ideas y esperar que otros te las den no es un nuevo contexto, es carecer de ideas porque lo único que te preocupa es mantenerte en el cargo y lo mejor es no pensar-.

¿Cómo se ha llegado a esto?

No culpen a la clase política –resulta cándido ver a algunos personajes de la política decir que no son clase a la par que se agarran al escaño con una uñas que ni el hombre lobo-. En ella hay de todo. Personas inútiles que han llegado allí por ser unos meros lambiscones. Personajillos que han aprovechado la cuota de la diversidad para ascender dentro de los partidos sin aportar nada, salvo salir en defensa de su “minoría oprimida” (¡a la mayoría oprimida que le den!). Personas cultas, inteligentes, con experiencia vital. E incluso aparateros de partido que sólo saben de cosas de partidos. Lo mismo pueden encontrar en su oficina, en su grupo de amistades, incluso, en su familia.

Pero tampoco se puede culpar, como hacen los personajes revertianos, a las personas del común. Llevan década de tratamiento de individualismo, de fantasear con aspiraciones estelares, con educación ideológica para que cada cual piense que no hay nadie con ella o él. El tik-tok, el instagram, el twitter, el facebook y demás aplicaciones no son más que años de ideologización sobre las personas para que crean que todo es posible y que la fama es buena. Aplicaciones tecnológicas para que cada persona crea que es la Cenicienta o una estrella de la sociedad del espectáculo. Lo que vende es lo espectacular y cuanto más vacío y banal mejor. Da igual que sea para presentar un arroz con cosas o para imitar al artista de turno, hay cabida para un personaje más. Un personaje que al salir de la aplicación confronta el vacío de la existencia en muchas de las prácticas vitales… y la política es una de esas prácticas.

Décadas de ideologización –de hijoputismo que diría Jesús Ausín– que han afectado, como no podía ser menos, a la clase política –ahí tienen el ejemplo de Isabel Death Ayuso, de profesión las redes sociales de un perro- también le ha pasado. Buscan más lo espectacular que lo grupal. Piensan que la suma de individualidades conforma un grupo, una sociedad y no, no ha sido así jamás en la historia. Una sociedad con tendencias tan egocéntricas sólo puede generar una clase política egocéntrica. El sistema capitalista, mediante su ideología dominante, lleva décadas preparando a las personas para, en un contexto de agitación tecnológica, destruir lo pocos lazos sociales que pudiesen existir. No hay que quejarse de la clase política cuando una persona en su vida cotidiana es egoísta, pisa al compañero de trabajo para ascender y no ayuda a la anciana que se ha caído al suelo sino que la graba con el móvil.

Los lazos fraternos de la clase social –que la clase dominante sigue manteniendo, porque eso de dividir es para lo demás- han ido siendo machacados día tras día. Y si hay algo que sí se le puede achacar a la parte izquierda de la política es que en favor de luchas minoritarias, subalternas, se han dejado arrastrar al pensamiento dominante de la individualidad-masa inerte abandonando el sentido de clase. Una fraternidad de clase que dotaba de sentido no sólo las prácticas sociales, sino la propia vida cotidiana. Como sucedía en la adolescencia de hoy las personas talluditas, uno o una se hacían heavies, mods, nuevos románticos o lo que fuese para encontrar acomodo social, sentirse parte de algo que acababa trascendiendo a la propia persona. Una fraternidad musical, cultural, vivencial y, en algunos casos, de clase que era el primer paso para la inserción social de la persona que iba madurando. Hoy es la individualidad de un tik-tok para vender una vida espectacular, falsa, vacía.

Así se ha llegado al punto en el que se está hoy, con el peligro fascista sobrevolando, en España. Es el sistema en sí el que ha generado todo lo que rodea a las personas. No sólo es lo económico sino que lo cultural, lo social, lo vivencial, dentro de su autonomía relativa, está en manos de una visión ideológica concreta. Si con lo económico explotan y pauperizan a las personas, con lo demás acaban dominando y generando un complejo social de individualidades. Y esas individualidades, en el plano político, acaban entregándose a numerosos asesores de imagen sin importar entrar en contradicción permanente consigo mismos. Unos asesores que se creen más importantes que el asesorado y cuyo egocentrismo –más la carencia de análisis a medio y largo plazo- acaba generando batallas inocuas y estériles. Así se ha llegado a este punto y sólo puede cambiar tomando el mando de la fraternidad social, en crear sociedad, en crear grupo y no masa. En rebelarse frente a la imposición ideológica dominante mediante prácticas sociales y lucha constante.

Revertianos, apocados y partidistas

En la presunta batalla que se ha desatado, al menos así lo cuentan los medios de desinformación de masas, existe un debate entre presuntos equidistantes y presuntos partidistas. Un debate que se ha extendido a personajes de la farándula, de la literatura, del periodismo, de las ciencias sociales, etcétera como si aquello fuese el no-va-más de lo intelectual. Sin embargo, por su posición en los medios de comunicación –con su repercusión en redes sociales- y la difusión que hacen del supuesto y, como se verá, estéril debate acaba impregnando a buena parte de la sociedad.

El problema es que se parte de un error analítico grave. Los que son equidistantes ¿respecto a qué lo son? ¿Los son en todos los casos? Los que son partidistas ¿realmente qué es lo que defienden o a quién defienden? Como ven existe una complejidad detrás del argumento simplista que utilizan la mayoría de todólogos, doxósofos y columnistas de medio pelo. Se puede tener equidistancia respecto a una pelea partidista pero, a contrario sensu, ser partidista de una posición ideológica. Se puede ser partidista de partido político pero equidistante de una lucha social. A fin de comprender el meollo del supuesto debate nada mejor que dividir de manera analítica a los grupos en disputa en apocados, revertianos o partidistas a fin de descubrir si ese “intento de realidad” que nos presentan es válido e, incluso, real.

Comenzando por los apocados, se puede decir que son personas que nunca se mojan en nada. Pueden votar o no, pero son personas que siempre evitan cualquier tipo de conflicto y que se muestran totalmente pasivos respecto a la política (prefieren dedicar sus neuronas a otros temas). Son como el escribiente Bartleby –el famoso personaje del cuento de Herman Melville– que prefieren no hacer nada más allá de lo “obligatorio” mientras su vida discurre sin más sobresaltos. En realidad su toma de postura es no tener una postura definida y definitiva.

Luego están los revertianos, por Arturo Pérez Reverte, que son esas personas que siempre se quejan de todo, que no son ni de izquierdas ni de derechas, pero son molestas hasta el extremo. Su no posicionamiento o falsa equidistancia al final acaba siendo un posicionamiento hacia cierto idealismo peligroso. Cuando el escritor cartagenero dice que la actual clase política carece de inteligencia (en el sentido intelectual), de poso, de grandeur realmente se posiciona en favor de un tipo ideal de político muy cercano al platonismo. ¿Qué significa esto? Que sólo aquellos que cumplen los requisitos y el porte carismático de estos profetas son bienvenidos. El problema es que en numerosas ocasiones esos seres tocados por el espíritu de la historia acaban estableciendo regímenes dictatoriales. Añádase que, curiosamente, las características de ese ser carismático las acaban definiendo tres o cuatro personajes, no es algo en lo que las masas –nótese que este tipo de personas hablan de las masas despectivamente siempre- participen. Los equidistantes revertianos son una especie de seres de luz que todo lo saben, aunque en realidad son ignorantes de la propia vida.

Por último están la categoría de los partidistas que tiene diversas subdivisiones. Hay partidistas que lo son de parte de una celebridad/personaje con el que están a muerte. Pase lo que pase les ciega el fanatismo por esa persona sobre la que acaban proyectando sus ilusiones, sus pulsiones sexuales o el deseo de venganza. En este sentido quienes esto leen reconocerán a muchas personas que son sanchistas, iglesistas, casadistas (de este menos es verdad), felipistas, etcétera. Es el fenómeno fan (como hace años con Los Pecos, Hombres G y demás grupos del estilo) donde se ha constituido una masa cerrada, por seguir la terminología de Elías Canetti, de fanáticos que son completamente intransigentes respecto a todo lo que rodee a su ídolo. Idola theatri (que diría Francis Bacon) han existido toda la vida aunque en tiempos de la sociedad del espectáculo son más frecuentes.

Luego están aquellas personas que son partidistas de un partido político y lo defienden frente a los partidos que confrontan con el suyo. Son personas más moderadas que las anteriores en general e, incluso, cuando tienen una asentada ideología no tienen reparos en criticar a sus propios dirigentes. Tienden a moverse entre el fanatismo del contexto –en el momento en que se hacen masa- y la inteligencia del día a día. Son más propensos a ver en las prácticas, como sucede con la siguiente categoría, lo importante del devenir político, obviando un tanto –todo lo que dejan- los juegos de espejos de los medios de incomunicación y las redes sociales. Son muy de agit-prop pero sin perder el sentido crítico. Y, por último, los partidistas de una parte de la sociedad, sean de asociacionismo, sean de postura ideológica, sean de postura religiosa. Como las dos subdivisiones anteriores existen personas más fanáticas, más militantes y gentes que intentan vivir de la causa que defienden.

Para los revertianos los apocados son una masa de borregos que no alcanzan a admirar la verdad, que está en otro lado, y los partidistas son unos meapilas iletrados incapaces de desprenderse de sus prejuicios ideológicos en pos de la verdadera virtud. Todos son estúpidos, incultos y deben quedar excluidos de los puestos de prestigio. Porque, al final del camino, los revertianos no ponen en duda jamás el sistema –da igual el sistema que sea- sino que señalan a los demás para situarse ellos en donde llega el dinero. Pérez Reverte cada vez que publica una novela de aventuras acaba intentando gestionar alguna polémica que le haga vender muchos libros. Y el resto de revertianos acaban mostrando la patita en situaciones similares. “Los políticos son todos muy malos y compren este libro donde explico por qué” podría ser el lema de estos supuestos equidistantes. Al contrario que el escribiente Bartleby, esta gente siempre da codazos, pescozones y empujones para estar siempre con el poder. En realidad se parecen más a Eichmann, el jefe de los transportes a los campos de exterminio nazis. Perfeccionistas de los dictados de la clase dominante que señalan a todos los demás para…, para que todo cambie sin que cambie nada. Por tanto, se califican de equidistantes pero toman parte. ¡Vaya si toman parte!

La necesidad de una Huelga General en Madrid

Pasar, dejar pasar.

El acontecimiento.

Dejar pasar.

Las luchas que no se dieron nunca volverán.

Pasar, dejar pasar.

El acontecimiento.

Dejar pasar.

Sin la práctica cotidiana no hay nada que ganar.

Pasar, dejar pasar.

Otro acontecimiento que por el retrete se va.

Tras este malísimo homenaje a la recién premiada con el premio Nobel de Literatura, la poetisa Louise Glück, nada mejor que volver la vista a la cruda realidad de las batallas estériles, de las peleas pueriles y el mundo de la partitocracia. Mientras miles de personas caen enfermas cada día, unos cuantos millones viven en un sinvivir por la peligrosidad del virus y, esperemos, las menos buscan ya entre sus pertenencias las monedas del barquero la judicatura ejecuta de manera perfecta la cláusula de la clase social. Entre otras cuestiones porque desde el gobierno clasista de la Comunidad de Madrid se había dejado todo dispuesto para que pudiese colarse el juez y derribar todo intento de establecer medidas sanitarias justas e imparciales. En el otro lado del escenario el ministro de Sanidad, Salvador Illa, aparece con cara de… (pongan el término que prefieran aunque sale de dentro decir gilipollas), sin explicarse por qué se han rechazado las medidas propuestas. Ya se advirtió al ministro que con sociópatas no se puede tratar, ahora cabrá añadir -algo que si fuese socialista y no socialdemócrata sabría- que en medio de una lucha de clases, la clase dominante actúa como tal.

Hoy, mañana o pasado verán cómo políticos, cronistas de lo evanescente, amanuenses y todólogos con “sentido de clase” hablan y no paran sobre medidas clasistas, sobre si los barrios de clase trabajadora sí pueden ver limitadas sus vidas y demás peroratas de “izquierdista de manual”. Como en el malísimo intento de poema del comienzo, las batallas que no se dieron nunca volverán, ni se podrán ganar tras la derrota. Retorcer la realidad lo harán porque de eso viven todólogos y políticos, pero por mucho que se empecinen lo que pudo ser ya no será. La batalla se tenía que haber dado en su momento cuando se reprimió con saña a la clase trabajadora, pero decidieron, medrosos, echarse para atrás. Hoy un juez y una presidenta de Comunidad se han reído de ellos en su propia cara. Se indignarán pero nada harán porque al final la pusilanimidad aflora por todos sus poros… y por sus bolsillos porque se han construido una imagen de revolucionarios, de izquierdistas, de “comefascistas” que queda en nada cuando hay que afrontar una lucha que puede privarles de sus lugares de “privilegio”. ¡Haciendo la revolución no se venden libros!

Isabel Death Ayuso, más bien sus asesores, han demostrado que conocen mejor que el Gobierno y los amanuenses los entresijos del sistema. Saben engañar para ponérselas como a Fernando VII a la judicatura. Tienen los mismos intereses, no sólo de clase en sí, sino políticos, culturales y económicos. Un acontecimiento perdido cuando las masas estaban dispuestas a dar la batalla en toda la Comunidad de Madrid pero que los expertos revolucionarios e izquierdistas atemperaron y dejaron en nada como en otras ocasiones. ¿No se han dado cuenta que salvo dos o tres columnistas despistados ya nadie de la caverna habla de golpe de Estado, de involución, etc., respecto al Gobierno? Han verificado que son mansos y que en la lucha buscan no salir de sus zonas de confort. Los partidos de la oposición en Madrid sacarán muchos memes y comunicados llenos de furia cuya tinta acabará borrada por lágrimas de risa de sus oponentes. Papeles que se los llevará el viento y acabarán en el vertedero de oportunidades perdidas. Y van…

Lo que sí daría miedo a la clase dominante sería una Huelga General, de momento, en la Comunidad de Madrid. Sólo entran en pánico cuando es su bolsillo el que sufre. Cuando es su posición la que se ve enfrentada. Cuando todo su universo simbólico deja de estar tapado por el telón de la opereta política. Y una huelga general indefinida les asustaría bastante más que dos tuits de un cargo político muy enfadado. Y quien dice huelga general, dice cualquier otro mecanismo de combate que realmente les haga entrar en razón. Porque si algo ha demostrado la historia es que la clase dominante y sus partidos (de derecha a izquierda) sólo recapacitan cuando se levantan las masas de las clases subalternas. Y fíjense que personal para apoyar esa huelga hay de sobra: sanitarios; trabajadores en precario de todas las ramas productivas; trabajadores amargados y explotados por el teletrabajo; trabajadores de los servicios que se exponen sin derecho alguno al virus todos los días; trabajadores que van hacinados en los vagones del metro; trabajadores a los que privan del tiempo libre mientras ven cómo en la acera de enfrente se toman cervezas por clasismo; personas que ven cómo fallece un familiar porque en los centros de salud no les cogen el teléfono; maestros, profesores y estudiantes que tienen miedo a entrar en clase (por el virus o la pulmonía); autónomos a los que esta crisis les ha hecho ver que los políticos sólo piensan en los grandes empresarios; y así hasta sumar a casi todas las clases productivas.

Una buena huelga con sus cortes de carreteras, con las televisiones fundidas a negro, demostrando que ante medidas de corte clasista hay una clase trabajadora, con sus fracciones y sus contradicciones internas, que está ahí, presente, dispuesta a la batalla. Enterraron el 15-M utilizando la misma táctica que con mayo del 68, igual porque los protagonistas se querían dejar lisonjear. Lo que se cuece hoy en día es más que una protesta de febril de entrada en la madurez, es una lucha por la vida en muchos de sus aspectos (vitales, económicos, sociales y políticos). Y sólo cuando la clase dominante vea que sus privilegios se ven realmente disputados reaccionarán o se los llevará la historia por delante. Cuando mañana no puedan tomar café, cuando no puedan llevar a sus hijos al colegio, cuando sientan el miedo a perder en sus carnes, entonces y sólo entonces se podrá hablar de aprovechar el acontecimiento. Están tan envalentonados que no dudan en pisotear al de abajo, en quitarle los paupérrimos derechos que había logrado con sangre y lucha.

El problema ¿quién decide dar fuerza a esa lucha ya que sujeto de acción existe? ¿Los partidos políticos? Quia, están a lo suyo. A sus cosas de políticos profesionales más pendientes de lo inmediato mediático que de la realidad de la lucha. ¿Los sindicatos? Igual alguna esperanza podría haber pero caben dudas. Están ante una gran oportunidad e igual podrían aprovecharla. ¿El movimiento asociativo? Posiblemente. Especialmente aquellas que no son garrapatas de las subvenciones y servicios del Estado. El problema, de verdad, es que todas las organizaciones de distinto tipo que deberían llevar años luchando en el día a día, dejaron de hacerlo en busca de lo meramente institucional-mediático. La no imbricación con las clases subalternas; la carencia de una cultura de izquierdas; la inexistencia de una lucha en la teoría asumiendo toda la ideología dominante como verdadera; la desvertebración y aislamiento de las distintas fracciones de la clase trabajadora… son todas ellas causas de haberse rendido a la clase dominante. Mientras se vivía bien todo eran risas, gracietas y memes, hoy, cuando no sólo la vida, sino la misma forma de existencia está puesta en entredicho, no hay nada cuando debería haber todo. Otro acontecimiento que se deja pasar…

Althusser desnuda a Garzón

Los restos de lo que en su día fue el Partido han decidido hacerse el harakiri total mediante su incorporación total y completa a Unidas Podemos. Así lo han comunicado a las masas… Sí, lo han comunicado a las masas, cuestión bien distinta es que éstas estaban a otra cosa. Hacer desaparecer Izquierda Unida y el PCE -¿son hoy algo distintos salvo por los grupúsculos que tienen para aparentar otra cosa?- en la práctica pero conservar los nombres para poder medrar. Eso sí, todo con la pretensión de lograr la Unidad Popular que sirva para acabar con el “régimen del 78”. No con el capitalismo, lo normal en un partido que se autodefine como marxista-leninista, sino con el régimen del 78 para instalar ¿el qué? ¿Una república burguesa? No se sabe porque desde que Alberto Garzón asumió la coordinación en IU y Enrique Santiago la secretaría general del PCE están instalados en la “operación mágica”.

No es algo nuevo en la historia de los partidos comunistas de Europa. A cada paso, como les sucedió a los socialdemócratas, que se iba dando por el camino quedaba la democracia interna, los ideales, la ideología, la teoría, los conceptos clave… para confluir en una argamasa de significantes sin significado. En algunos casos plenos de simbolismo pero putrefactos por la práctica en sí. Esto mismo sucedió años ha en Francia. Un contexto, por tanto, parecido pero no igual debido a la relación de fuerzas en las luchas (imperialista, económica, ideológica…). En esa situación Louis Althusser se enfrentó a la dirigencia del PCF no sólo por el abandono del concepto de “dictadura del proletariado”, no sólo por esa Unión de la Izquierda (que acabaría con la victoria de François Mitterrand), sino también por la posición del partido respecto a la unión y las consecuencias en todos los planos. Hoy esas palabras del filósofo francés toman plena actualidad y provocan la desnudez de Garzón, principalmente, y de Santiago, más toda la élite dirigente de lo que un día fue el Partido. Desnudez, todo sea dicho de paso, que siguen sin ver los propios dirigentes como le sucedía al emperador. Normal que hayan salido destacados militantes dándose de baja y quejándose, como el escritor Jon E. Illescas, o pretendiendo revertir el proceso sacando a la actual dirigencia como la del histórico José Antonio García Rubio.

¿Análisis? ¿Qué análisis?

Decía Althusser, recurriendo a los clásicos, que “la esencia viva del marxismo es el análisis concreto de la situación concreta”. Gracias a ello se podrá hallar la realidad a través de los elementos imbricados en la complejidad de las relaciones de clase, para así determinar la línea a seguir para alcanzar los objetivos de la lucha (LQNPD p. 77). En IU las cosas son complejas porque sí y si a alguien se le ocurre preguntar por el análisis de esa complejidad o bien le dicen que no entendería (vía clasista-derechista), o bien le dicen que no se puede explicar en cinco minutos (vía no-tengo-ni-idea-de-lo-que-digo). Cuando llaman reaccionarios a los críticos de la izquierda, en general y a los de IU en particular, olvidan que ya uno de los pensadores marxistas más importantes hablaba de complejidad… complejidad que había que analizar. Garzón tanto tiempo repensando y sólo ha sabido decir que la clase trabajadora no vota en su mayoría a IU, algo que se sabe desde hace décadas. ¿Ha hecho algo para revertir la situación? En la letanía se oye la estridulación de los grillos. Bien al contrario han inventado una teoría, recurriendo a toda la sociología y economía de la clase dominante, para explicar todo. Cuando no recurren a teorías por encargo, algo que criticaba el filósofo francés: “Concebir el análisis concreto como explicación de la teoría equivale, a menos de ser distraído, a meterse de lleno en callejones políticos sin salida, más graves todavía que los efectos de la fabricación de una ‘teoría’ por encargo” (LQNPD p. 77). Como el análisis debe ser concreto, es necesario ver qué dicen en el comunicado.

En términos generales el mismo está lleno de contradicciones, las cuales en muchas ocasiones se producen en el mismo párrafo como pedir a la militancia comunista participar activamente en IU, aunque sea para superarla y “desbordarla”. Así que ¿piden más participación para acabar con IU definitivamente? ¿Quieren entretener a la militancia en acciones estériles y mientras la dirección a lo suyo?  No, quieren centralizar más la actividad de IU para controlarla desde arriba (eliminar las asambleas de sector) y quitarse de encima, agárrense fuerte que vienen curvas, “los conflictos internos por las cuotas de poder institucional que somos capaces de arrancar a través de los procesos electorales”. Los que matan, pisan y expulsan para ocupar cuotas de poder quieren eliminar los conflictos internos. En realidad quieren eliminar la contradicción entre el discurso democrático y la actividad elitista. De hecho quieren eliminar todas las contradicciones en el seno de IU. Los mismos que han caído en el electoralismo y la rutina, lo que provoca la desafección y el vaciado de la organización, ahora quieren, utilizando un falso análisis práctico, no hacer electoralismo, ni caer en la rutina sino integrarse en otra organización ¿para?

“La lucha política es (aunque no sólo) la lucha por la transformación del Estado y si no nos tomamos en serio nuestro papel político en las instituciones estaremos haciendo trampa o auto-derrotándonos, siendo un paso necesario en ese sentido el exigir el cumplimiento íntegro del título VII de la Constitución” dicen en el comunicado haciendo apología de lo que históricamente se ha llamado derechismo o reformismo. Como decía Althusser “uno no combate, pues, por hacer inscribir nuevos derechos conquistados por la fuerza, en el código burgués” (LVN p. 199). El comunismo no pretende transformar el Estado sino tomarlo para acabar con él: “Romper el aparato del Estado burgués significa encontrar cada vez, para cada aparato o para cada rama de un aparato, la forma justa de esa ruptura y realizarla concretamente en el aparato burgués mismo” (LVN p. 153). Nada de reformismo sino ruptura porque hay que destruir “esa capacidad de adaptación y de integración” de Estado burgués (LVN p. 154). Y todo porque desde la dirigencia del PCE/IU están imaginando, “repensando” en términos garzonistas, lucha de clases, no la viven, no la practican y por ello lo único que puede esperarse de su acción “son reformas del Estado y de la sociedad burguesa” por lo que la acción del partido y el sindicato quedarán atrapada en el mero reformismo (LVN p. 170).

La no-relación de fuerzas.

En el comunicado de prensa se insiste en la convergencia política de todos aquellos que “se proponen la ruptura con el régimen del 78 para conseguir la mayor unidad popular posible”. En este momento cabe preguntar a los pensadores o repensadores del PCE/IU ¿en qué momento han olvidado la relación de fuerzas? Primero, respecto a la sociedad en sí que parece no está muy dispuesta a hacer caer el régimen del 78. Por mucha imaginación que le echen y mucho voluntarismo ni está, ni se le espera. Las masas actualmente están más preocupadas de cuestiones materiales no de disputas que al final llevan al gatopardismo. Segundo, respecto a Podemos ¿han valorado la relación de fuerzas? No es lo mismo entrar a formar parte de un nuevo proyecto en igualdad de condiciones que de forma subordinada, que es lo que aceptarán en Podemos, no se engañen. En Podemos quieren las sedes de IU/PCE si hay alguien dentro y acatan lo que mantiene su dirección perfecto, sino no interesa. La unidad popular no es una confluencia desde la base sino “una política de unidad entre formaciones políticas, gestionada por sus direcciones respectivas” (LQNPD p. 53). Lo mismo que le pasó al PCF con el PSF y que tanto irritó a ciertos intelectuales como Althusser o Étienne Balibar. Lo mismo que viene sucediendo en la actualidad pero de forma donde les aseguren cargos a los que ya tienen cargos. De ahí que aplique la máxima de Lenin: “Es más grave no reconocer un error que haberlo cometido”. Garzón y Santiago siguen en el error.

No se crean que todo es organización, que casi sí, sino que abren las puertas para que “quepan todos los actores que se reclamen de izquierdas y suscriban un programa de garantía de los derechos de los trabajadores frente a las políticas neoliberales”. Hasta el PSOE firmaría ese programa tan mínimo. Realmente no se quedan en eso sino que van más allá: “Para forzar la ruptura democrática y abrir un proceso constituyente, se necesita la más amplia convergencia social, política y cultural que tenga una clara y unitaria referencia institucional basada en alianzas estables y organizadas democráticamente”. Y hasta el día de hoy, con esa propuesta, han llegado todos en comandita hasta… ¡el 12%! Igual, sólo igual, no es ese el camino que la clase trabajadora desea en este momento, en este contexto de la lucha de clases en todos los niveles. Un proceso constituyente ¿para qué? Como decía Althusser “desear la victoria de la izquierda sin querer darse los medios necesarios para ello es una ecuación irresoluble” (LQNPD p. 44). Y el medio, como ya se ha podido comprobar, no es lo que han venido haciendo ni en IU, ni en Podemos, ni en el PCE, que más bien han estado enfrascados en los “fenómenos que aparecen en los márgenes de las relaciones de clase” (LQNPD p. 48). Las cosas de la diversidad vamos. Aquí se produce el milagro de las transubstanciación nuevamente la voluntad del pueblo acaba transformándose en la voluntad de la dirección del movimiento que acaba siendo su único intérprete (LQNPD p. 64).

Decía el viejo filósofo que a “un partido se le juzga, en primer lugar, por su capacidad de estar atento a las necesidades e iniciativas de las masas populares” (LQNPD p. 88) pues en la tradición de la teoría marxista “ni la unidad del Partido, ni el propio Partido constituyen un fin en sí mismo. El Partido es la organización provisional de la lucha de la clase obrera” (LQNPD p. 72). Lo demás es abandonarse a la espontaneidad y al populismo y perder de vista el combate diario, que no son sino las diferentes prácticas de lucha de la clase trabajadora (LVN p. 220). En términos generales se puede decir que desbordar IU supone contar con IU como facción dentro de Podemos para así optar a los diversos cargos. Nada de una unidad popular, sino hacer de agentes subalternos de la actual cúpula de Podemos en una clara rendición de los postulados marxistas que dicen defender. En todo el texto de la confluencia ni un análisis del contexto real, nada. Todo idealismo para llevarse unas sedes mantenidas y sufragadas con años de lucha y sangre a otra organización. Porque ni los militantes les valen en realidad. Están haciendo una campaña de incorporación a IU para poder mostrar ante el gran jefe Iglesias Turrión una cantidad de militantes y convencerle de que les trate bien. Luego, como si se borran todos. De hecho, con la gran mayoría de los pocos que quedan deseando están que abandonen.

En el modelo populista-del pluralismo mágico de los pueblos -algo que atenta contra el internacionalismo proletario del marxismo, como recuerda Althusser (LVN p. 221) y cualquier que haya leído algo más que las encíclicas papales- realmente tener bases no interesa, son molestas, les da por pensar, incluso por analizar las contradicciones de las distintas luchas y acaban comprendiendo mejor la complejidad del sistema que las propias clases dirigentes. Han idealizado una lucha que no tiene apoyo sin los instrumentos necesarios para combatir y luchar. Piensan que con los medios de comunicación es suficiente sin percatarse que no dejan de ser aparatos ideológicos de la clase dominante y que cerrarán el grifo en cuanto dejen de ser útiles a la reproducción de la ideología dominante. Así están las cosas y un autor que lleva décadas fallecido les acaba pintando la cara.

Post Scriptum. Las abreviaturas corresponden a los siguientes libros que Louis Althusser dedicó al tema concreto del partido político.

Lo que no puede durar en el Partido Comunista Francés, Siglo XXI.

Las vacas negras, Akal.

Hundimiento de Casado y techo de Sánchez en las encuestas

Durante el pasado fin de semana y el comienzo de esta misma semana diversos medios de comunicación han presentado sus encuestas mensuales. A la espera de lo que diga el CIS con sus datos en bruto, sin filtrar, y que cada vez menos personas creen hay dos tendencias claras: una, la bajada constante de los apoyos al PP y el techo al que parece haber llegado el PSOE. Mientras un partido baja, el otro no alcanza a superar el ±28%. Hay que introducir una contextualización clara, son encuestas realizadas para medios de la derecha por lo que no cabe trastrocamiento ideológico alguno. Así viene pensando la población y así se ve reflejado.

En el caso del PP de Pablo Casado el declive comienza a mostrarse. Tras una subida, provocada por toda la campaña que hubo durante el confinamiento pandémico, sus alagaras contra un supuesto camino hacia un sistema totalitario y las mentiras continuamente publicadas, permitió a los peperos aumentar la expectativas de voto. Falsa ilusión cuando la realidad era bien distinta. La contingencia del momento pudo hacerles ver que estaban caminando por el camino correcto pero, elecciones gallegas y vascas mediante, la realidad social, como el río, acaba tomando su cauce de nuevo. Por muchos muretes que se quieran poner el agua siempre vuelve a su curso y acaba arrastrando todo lo que se pone por delante. Ensoberbecido por esas encuestas, Casado se lanzó a una campaña de mentiras, de abruptos mensajes, de bronca sin sentido y de negación de la renovación del CGPJ. Esto, unido a los nuevos casos sangrantes de corrupción de su partido y la mala gestión de, principalmente, la Comunidad de Madrid, han provocado la caída en las encuestas.

Advertía ayer el inteligente politólogo de la derecha Jorge Vilches que el PP no podía moderarse, no podía dejar sus principios arrumbados, no podía ser “ni chicha, ni limoná”, en este contexto actual. No sólo por los supuestos tejemanejes del gobierno “socialcomunista” (retórica propia de la derecha) sino por las presiones de la extrema derecha cavernícola o el populismo del sistema. Algo cierto hay en ello, no perder los posicionamientos ideológicos del partido, pero le faltaba añadir que con esos mimbres poco más se puede hacer. Saben, son conscientes los que piensan en el PP, que hoy en día hay una lucha de clases en la teoría y tienen miedo a perderla. No es que la esté protagonizando la izquierda organizada en realidad, pero sí intelectuales en medios de comunicación minoritarios (pero con muchas visitas), redes sociales y activismo en las calles. Saben que la lucha en la teoría la tienen medio ganada porque nadie pone en cuestión el sistema en sí, pero la batalla del día a día está por disputar pues la realidad pandémica ha hecho abrir los ojos a muchas personas. Súmenle a todo esto que lo que pierde el PP acaba en manos de la extrema derecha y eso impide que se vuelva a la “casa común de la derecha”.

El techo electoral de Sánchez.

En el otro lado del bipartidismo se sitúa Pedro Sánchez y el PSOE que ha edificado a imagen y semejanza. Un Sánchez que sigue estancado en el ±28% del voto estimado y real y se muestra incapaz de romper ese techo. Ni recoge voto de personas desafectas a Podemos, ni de desafectos de IU, ni de los supuestos votantes moderados que habrían optado por Ciudadanos en otras elecciones. Trasvases puntuales existen entre todas las formaciones pero el PSOE no consigue pasar del límite que le permitiría vislumbrar un gobierno en solitario con alianzas puntuales, algo que siempre ha sido lo deseado por el presidente del gobierno. El PSOE está apoyado por los fieles de años y poco más.

La errática estrategia del camarlengo monclovita, Iván Redondo, de estar apelando continuamente a los sentimientos, a lo irracional, a la emotividad como un populista cualquiera no a sus frutos. El sentimentalismo electoralista vale para momentos puntuales no para llevar cuatro años con él. Mucho juego simbólico, mucha declaración de intenciones pero a un partido de gobierno se le pide, se le exige, que gobierne, que lo haga bien y que en esa gestión aplique los principios que dice defender. Estar todo el día con “somos la izquierda”, “que viene la ultraderecha”, “los malos son los otros” y demás clichés que viene usando Redondo no funciona. A la vista están las encuestas y nada hace por cambiar, entre otras cuestiones porque, por mucho autobombo que se dé, no sabe lo que es el PSOE y lo que representa en el inconsciente colectivo de España.

Al contrario que el PP no es un problema de personas, aunque todo es mejorable a nivel partido especialmente, ni un problema ideológico, sino un error de comunicación tras otro que no le sirve para captar por su izquierda o por su derecha. Se ha estancado y el problema es si sabe salir de ahí o viven en la comodidad del gobierno y los cargos adyacentes. Pueden argumentar que la prensa es muy dura y está en batalla constante, a lo que se puede responder ¿y cuándo ha sido diferente respecto al PSOE? A Felipe González, a Joaquín Almunia, a José Luis Rodríguez, a Alfredo Pérez Rubalcaba, a Sánchez I o a Sánchez II les han dado estopa todos los días, nada nuevo bajo el sol de la prensa española. Lo que no se puede estar es en la constante contradicción entre las palabras y la praxis. Además de abandonar toda práctica del propio partido que respalda al gobierno. Hoy el PSOE no existe y por ahí vienen muchos de los males que provocan no subir en las encuestas.

Ambos partidos tienen suerte que a sus lados no hay rivales de verdad, al menos por la derecha de momento. Unidas Podemos no pasará del 12% si no es que baja un poco más por el desgaste del gobierno, más cuando haya cambio y algunos de los rostros actuales pasen a mejor vida. Vox podría ocupar el puesto del PP siempre y cuando hubiese una debacle/batalla interna de/en los peperos y Ciudadanos captase a cierto elector moderado. Si Casado insiste en agitar el nogal de iniquidad, de la estulticia, de la traición, del irracionalismo, las nueces se las comerán otros. Justamente aquellos que viven felices bajo contexto de agitación. Tener principios y defenderlos con toda la radicalidad posible no es incompatible con tener visión de Estado, algo que hoy en día escasea por la calle Génova.

Esta suerte de no contar con partidos ampliamente implantados en el territorio español, de tener a extremistas a los lados y un partido moderado que no se sabe si va o viene lleno de contradicciones es lo que ha salvado a los dos grandes partidos del bipartidismo… pero nada, ni nadie puede estar seguro de que las tornas no cambiarán. El PSOE necesita hacerse con un nutrido apoyo de los abstencionistas de izquierdas –ni Redondo, ni Ábalos, ni Cerdán saben cómo hacerlo pues lo han demostrado hasta el momento- y de personas más moderadas, y el PP necesita reencontrarse –igual echando a Casado ganaban mucho- ideológicamente y tener el valor de enfrentarse a la ultraderecha. Ahí va a estar el quid de las próximas elecciones que pueden ser en cualquier momento porque el gobierno está hilvanado, no cosido, y hay ganas de intentar mejorar. Desde luego nunca será antes de que pase la pandemia –ni Redondo se atrevería a ello porque es de suponer que tiene la inteligencia de saber que sería la muerte de su jefe-, pero en cuanto se haya controlado podría suceder. Por el camino el PP cae en las encuestas –y no parece que sacar a las momias de Aznar y Aguirre sea la mejor táctica- y el PSOE está estancado completamente.