lunes, 29 diciembre, 2025

Novedades enero: Deusto y Alienta

Aquí ofrecemos las novedades para enero de 2021 de las editoriales Desuto y Alienta Editorial. Se indica la fecha estimada de publicación que ofrece la propia editorial, así las personas muy ansiosas sabrán cuándo poder comprarlo o encargarlo. Este artículo no impedirá que volvamos a mostrarles estos libros cuando llegue la semana del estreno.

Oliver Velez y Greg Capra, Day trading. Negociación intradía: estrategias y tácticas, Fecha de publicación: 7 de enero, Deusto.

Hoy en día, si tuviéramos que darle un nombre a esta era, sería la «era del poder de uno mismo». La revolución marcada por el declive de las comisiones, la banca electrónica y los increíbles avances tecnológicos, ha ayudado a la democratización de Wall Street. Este libro te ayudará a conseguir las herramientas necesarias que todo inversor necesita para abordar los mercados con inteligencia y un plan bien diseñado.

¿Cómo consiguen los mejores inversores hacer caso omiso al ruido que envuelve su trabajo? ¿Cómo se preparan mentalmente para perder? En esta imprescindible guía, los expertos Oliver Velez y Greg Capra te explican cómo afrontar y superar los retos emocionales y psicológicos del inversor, las técnicas y estrategias para conseguir el éxito y cómo reforzar la ventaja competitiva en cada operación.

Mary Buffett y David Clark, El Tao de Warren Buffett, Fecha de publicación: 7 de enero, Alienta Editorial.

Dedicación, integridad y sentido común son algunos de los valores que Warren Buffett ha destacado como esenciales en su exitosa carrera como inversor. Reunidos por su círculo cercano en un único libro a través de conversaciones personales, reuniones sociales y entrevistas, los aforismos de Buffett no sólo han instruido a sus discípulos en la dirección empresarial, sino también en la disciplina, la virtud de la paciencia y el desarrollo personal.

El tao de Warren Buffett es una guía esencial que inspira a sus lectores, contribuye a agudizar la mente, ayuda a tomar las decisiones acertadas tanto en la vida personal como profesional y ofrece estrategias prácticas que serán de enorme utilidad para todos los inversores, sean grandes o pequeños.

Robert J. Shiller, Narrativas económicas. Cómo las fake news y las historias virales afectan la marcha de la economía, Fecha de publicación: 13 de enero, Deusto.

Desde antes de que existiera la idea de «viralidad», las historias que la gente se contaba sobre sus experiencias o los rumores que había oído han transformado los mercados y la economía. Muchas veces, los pánicos, las burbujas inmobiliarias, los precios de las acciones o el futuro de nuevos fenómenos como el bitcóin han dependido de lo que una persona le contaba a otra: son las «narrativas económicas».

Cuando circulan por la sociedad en forma de historias populares, las ideas pueden llegar a viralizarse y transformar los mercados. Así sucede, por ejemplo, con la creencia de que las acciones tecnológicas no dejan de subir, la convicción de que el precio de la vivienda nunca disminuye o la seguridad de que algunas empresas son demasiado grandes para quebrar. Sean ciertas o falsas, estas historias se transmiten por el viejo boca a boca, los medios de comunicación o las redes sociales, y crean percepciones sobre el gasto, el ahorro o la inversión que en última instancia tienen un gran impacto en la economía general y en la vida de los individuos y las sociedades.

En este libro fascinante, el premio Nobel de Economía Robert J. Shiller parte de estas narrativas populares para enseñarnos cómo afectan al comportamiento individual y colectivo y, de manera clave, cómo su estudio puede mejorar nuestra capacidad para predecir acontecimientos económicos como crisis financieras, recesiones, depresiones o booms. Y, sobre todo, cómo detectar las noticias falsas antes de que afecten a nuestro bolsillo.

Carlos Rodríguez Braun, María Blanco y Luis Daniel Ávila, Hacienda somos todos, cariño, Fecha de publicación: 20 de enero, Deusto.

A lo largo de la historia  los ciudadanos se han negado a pagar impuestos en muchas ocasiones. En parte por ello, los Estados siempre han sido conscientes de que, más allá de cierto umbral, los impuestos se volvían peligrosos para los recaudadores. Sin embargo, hoy en día es raro ver reuniones multitudinarias en las que se reclamen menos impuestos y Estados más pequeños que los actuales. De hecho, en los últimos tiempos hemos presenciado manifestaciones de indignación contra el Estado precisamente por lo contrario, a pesar de que los Estados actuales, empezando por el español, son enormes en comparación con cualquier coyuntura pasada. ¿Qué ha sucedido?

Este libro reconstruye la propaganda del Estado en España durante los últimos años del franquismo y la democracia, y advierte cómo en ella se apela una y otra vez a los valores antiliberales que finalmente se han convertido en hegemónicos. Desde las campañas con el célebre lema «Hacienda somos todos» hasta la machacona transmisión de la equívoca idea de que, en democracia, las actividades del Estado son la simple decisión consensuada de los ciudadanos. Así, el pago de impuestos desmesurados se ha convertido en la norma, lo cual ha provocado un debilitamiento de los ciudadanos y una merma de su libertad.

Apoyados en la historia y la teoría, los autores presentan un análisis enormemente ilustrativo de la propaganda fiscal española, y un amplio abanico de argumentos liberales que revisan con amenidad e inteligencia el proceso mediante el cual el Estado se ha fortalecido a nuestras expensas. Pero también anuncian que esto no es irreversible.

Peter Diamandis y Steven Kotler, El futuro va más rápido de lo que crees, Fecha de publicación: 27 de enero, Deusto.

¿Qué pasará cuando la inteligencia artificial, la robótica, la biología digital y los sensores se unan a la impresión 3D, el blockchain y velocidades de conexión globales de varios gigabits? ¿Cómo transformarán estas convergencias las industrias tradicionales de hoy en día? ¿Cómo afectará a la manera en que educamos a nuestros hijos, gobernamos nuestras naciones y cuidamos nuestro planeta?

El futuro va más rápido de lo que crees es una guía fascinante y esclarecedora para esos próximos diez años, en la que Diamandis y Kotler investigan cómo varias oleadas seguidas de nuevas tecnologías impactarán en nuestra vida cotidiana y en el conjunto de la sociedad. Con una clarividencia asombrosa para abrir ventanas que nos permiten ver los frutos de estos tiempos de aceleración, Diamandis y Kotler nos muestran cómo pronto se reinventarán los grandes sectores económicos de nuestro planeta y cuáles serán las increíbles oportunidades para emprendedores, innovadores, directivos y todo aquel que demuestre agilidad y osadía.

Antonio Moar Martínez, El pequeño libro de las relaciones, Fecha de publicación: 27 de enero, Alienta editorial.

A través de su experiencia y conocimientos, Antonio Moar aborda los siete tipos de relaciones capitales que configuran nuestra vida. ¿Deseas tener vínculos más saludables y productivos? Con este libro aprenderás de forma práctica y real a relacionarte contigo mismo, tu familia, amigos y pareja y, no menos importante, tu jefe, tu equipo y tus clientes.

Lección política de Sánchez a Iglesias (por dos)

Mientras el final del año era esperado por algún personaje político como el último momento de autopromoción mesiánica, el presidente del Gobierno de España estaba a punto de asestar una doble estocada política: el nombramiento de Salvador Illa como candidato a la presidencia de Cataluña y la caída de la verja con Gibraltar. Dos noticias que han acabado acaparando titulares, columnas de opinión y las reacciones de la oposición. Todo quedó centrado en esas noticias y los intentos de Podemos para hacer promoción de ser los “únicos” –así, en solitario y añadiendo adjetivos según cada momento- ni aparecieron. Un gol de tacón con siete defensas delante y por la escuadra de Pedro Sánchez.

El vicepresidente segundo –cabe remarcar lo de segundo- había planificado con su colega Jesús Cintora una entrevista el día 30 de diciembre para hacer balance de sus logros personales (todo gira en torno a ÉL) y hacerse más autopromoción en la cadena pública. Una entrevista que, como todo lo que sucede con Podemos y más si es amado líder, sería extendida por las redes sociales con los temas esenciales para aparentar ser los más de izquierdas, los más preocupados por lo social, por ser los más y ya. A poco de acabar el año pretendían en la formación morada acaparar toda la atención. Esa misma que no lograron durante la pasada nochebuena cuando la mayoría de los españoles les señalaron por su pretendido debate sobre la monarquía (con los muertos calientes y sin ver a los seres queridos por las restricciones) y su carencia completa de sentido común. Tenían, por tanto, que hacer el último intento de dar la nota (aunque, como verán, no fue el último intento). La entrevista se realizó y, ¡oh sorpresa!, nadie se enteró de lo que allí se habló porque… la mayoría de las luces estaban en otro escenario.

Sánchez tuvo la habilidad, después de aguantar todas las fanfarronadas de Podemos en los últimos tiempos, de ejecutar lo que ya había pactado con Miquel Iceta en noviembre, descabalgar al primer secretario del PSC de la candidatura para el gobierno catalán y situar a su hombre de confianza al frente, el ministro Illa. Si a eso se le suma que la derecha estaba entretenida también con el transfuguismo de Lorena Roldán de Ciudadanos al PP, nadie prestó atención a Pablo Iglesias. Salvo sus, cada vez menos, acólitos todo se centró, a favor y en contra, en Illa y la jugada de Sánchez para controlar al PSC desde Moncloa. Ni las voces que pedían primarias, tal y como dicen los estatutos aprobados hace poco más de un año en la fracción catalana del socialismo español, ni lo que supone pasar por encima de la soberanía de partido importaron. Pudo más la estrategia, que ya se verá si es buena o no, de colocar al ministro de Sanidad como candidato. Por el cabreo del trifachito y del trio calaveras catalán parece una buen decisión que deja en fuera de juego a mucha gente y a Podemos-Comunes en Cataluña, especialmente.

El sueño húmedo de Iglesias de controlar un posible tripartito catalán (PSC, ERC, Comuns) y utilizarlo para sus causas personales (esas que nadie sigue en realidad), incluso contra la facción mayoritaria del gobierno (PSOE), se desvanece. Illa no sólo es candidato del PSC sino de Moncloa, ergo Sánchez. Illa no se va a dejar manejar y, con los resultados en la mano, si se diese la oportunidad decidirá lo mejor para Cataluña siempre supervisado por Sánchez. Illa no es Iceta pese a que aparente ser más templado y ha podido comprobar en los consejos de ministros Iglesias. No sólo le ha tapado “su” entrevista con el nombramiento sino que colocan al frente del PSC a una persona que no se va a dejar manipular. A esto súmenle la negociación fructuosa de la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González, para impedir que el Brexit dañe la vida económica y social de la zona de Algeciras y el peñón de Gibraltar (salvando miles de puestos de trabajo y millones de euros). Otro éxito que apuntar a la gestión socialista, mientras otros intentaban hacer de 9 euros la previa al motín de Esquilache.

Tras esa tragedia publicitaria pensaron en Podemos un último intento de ser protagonistas, de cubrir el ego de amado líder, e idearon una campaña el 31 de diciembre ¡¡¡por la noche!!! en redes sociales: “Gracias Pablo”. ¿Se enteraron ustedes? Seguramente esta sea la primera noticia que tienen de tal campaña porque estarían más preocupados de contar las uvas, ver algún especial de nochevieja en televisión, que no se les quemase la cena o, sencillamente, bebiendo en compañía de sus seres queridos. A nadie en su sano juicio se le ocurre hacer una campaña política el último día del año salvo que sientan que han fracasado en la anterior. El jefe tenía que sentir el calor del “pueblo” y se quedó helado. En otros tiempos Podemos era capaz de movilizar una ingente cantidad de agentes en redes, hoy no. Ni para divinizar aún más a amado líder logran reunir a una gran cantidad de personas, algo que es indicativo. Mientras tanto, en Moncloa, estaban tranquilos porque habían realizado la jugada del final del año y que ha recompuesto la elección catalana.

Page y Díaz se despiden del año a su modo

Emiliano García-Page y Susana Díaz han despedido el año a su modo. Uno desde la posición institucional de presidente de Castilla-La Mancha, la otra desde la oposición a la que le mandaron los andaluces. Paradójicamente, el primero sigue defendiendo sus posturas clásicas, mientras que la segunda, fuera del poder, hace crítica del trifachito andaluz y alaba la gestión del presidente  Pedro Sánchez. ¿Quién la ha visto y quién la ve?, dirán muchas personas pero así es la realidad y el camino que han decidido tomar cada cual. La clase política, en general, es así, cuando la materialidad se lo permite hacen fe de los principios y cuando no se lo permite rebajan la publicidad de la fe.

García Page en defensa de la unidad de España.

“El presidente García-Page aboga por la unidad del país y pide realizar un esfuerzo colectivo frente al virus y por el crecimiento en igualdad” es el titular de la nota de prensa del ejecutivo manchego. Un titular que es claro frente a las derivas separatistas que ha venido criticando (incluyendo los indultos posibles) y frente al cantonalismo de la pobreza que defiende el PP. Tiene para todos en esta despedida del año. “Un pueblo se reconoce a sí mismo cuando celebra algo importante pero también cuando sufre al mismo tiempo. Y yo he visto que en España hemos sufrido en conjunto”, ha resaltado Page, al tiempo que ha defendido que la solución “nos tiene que venir a todos, no puede ir por partes, porque todos formamos parte de un gran pueblo”. Ni separatismos, ni ayusadas en la práctica política y más pensar en el conjunto de la nación: “Levantar fronteras entre autonomías y regiones nos hace pequeños, y quien ataca el sentimiento común, en el fondo le está dando una patada muy seria al sentido común que tenemos que tener como pueblo avanzado, moderno, y con capacidad económica”.

El presidente regional ha definido el año que termina como un periodo “en el que nos hemos sometido a un desafío verdaderamente tremendo, sin antecedentes, donde hemos ido aprendiendo sobre la marcha”, pero también ha querido significar 2020 como un año de lecciones “que nos van a hacer más fuertes como pueblo”. En este año “duro y espero que muy excepcional”, y con tantos momentos para el olvido -ha proseguido García-Page- es necesario recordar “la fuerza de las familias, del entorno y de la vecindad” que han hecho más llevaderos unos meses muy complejos para el conjunto del país. Del mismo modo, el presidente regional ha incidido en la necesidad de no olvidar “el sufrimiento de la gente o a aquellos que se nos han ido”, especialmente ahora que la vacuna contra la Covid es una realidad. Asimismo, ha puesto en valor la decisión “histórica” adoptada por la Unión Europea, “que en los próximos cinco años va a movilizar más recursos públicos que nunca, lo cual se va a traducir en inversiones, empleo, apoyo a las empresas, a los autónomos y a los comerciantes”, así como en una “nueva expansión y una nueva época de nuestro turismo, pues somos una gran potencia”, ha considerado García-Page.

Díaz contra el trifachito andaluz.

Por su parte la socialista andaluza, mal que les pese a algunas personas, ha mandado una carta a la militancia como jefa de la oposición –casi se podría como única oposición porque entre trotskos, podemitas y posmodernos peleados no queda mucho más-. “Quiero, en este sentido, reconocer el esfuerzo que están haciendo autónomos, hosteleros, comerciantes y pequeños empresarios, con mucha inseguridad y sin el apoyo necesario por parte del gobierno de Moreno Bonilla. Desde el Partido Socialista les apoyamos y nos comprometemos a seguir reclamando ayudas directas al Gobierno andaluz para aliviar su situación y para impedir que tengan que cerrar sus negocios”. Andalucía ha podido comprobar lo que supone que les gobierne una banda de mentirosos y aprovechados como los que gobiernan ahora: “los andaluces y andaluzas han podido comparar lo que era tener un gobierno socialista en la Junta, comprometido con el bienestar y el progreso de todos y con la defensa de Andalucía, frente al destrozo social y económico que están haciendo ahora las derechas”.

Ha tenido palabras de preocupación por todas las personas que ya no están o aquellas que vienen sufriendo, algo que con Moreno Bonilla es una penitencia anual, y ha lanzado un mensaje de esperanza a los andaluces y andaluzas: “El PSOE andaluz seguirá estando a la altura, apoyando a quienes más lo necesitan, reivindicando políticas de progreso en Andalucía y siendo la voz de miles de andaluces y andaluzas”. Es por ello que ha deseado un 2021 “en el que recuperemos nuestras economías familiares y empresariales. Un año con salud, con más y mejor empleo, y oportunidades para todos”.

Remata su carta con un encendido elogio, como se dijo antes, al presidente del Gobierno –igual para que no le muevan la silla-: “La esperanza que nos trajo el pasado fin de semana la vacuna que nos debe devolver a la ansiada normalidad, gracias a la ciencia, al sistema sanitario público y a una acción ejemplar por parte del gobierno de Pedro Sánchez, que no ha dejado a nadie en el camino en esta dura crisis, y de cuya gestión en esta pandemia los y las socialistas andaluces nos sentimos enormemente  orgullosos”. Ni una sola mención a los separatistas, los indultos o los cambalaches que en su momento fueron líneas rojas que ella misma defendió. ¡Cómo cambian las tornas!

Los peores libros del año 2020

Para despedir un año, perdonen la expresión, de mierda nada mejor que hacerlo con una lista. Durante las últimas semanas, para gozo y júbilo de las empresas editoriales, se han venido ofreciendo listas sobre los mejores libros del año en todas las categorías imaginables (aunque en ensayo se coloca casi cualquier cosa que tenga que ver con la actualidad sin importar que el escritor/a sea un/a mastuerzo/a absoluto/a). Para llevar la contraria lo mejor es ofrecer una lista con los peores libros del año, esos que son un engaño a la inteligencia y al bolsillo. Libros infumables que no deberían haberse posado en los estantes de las librerías cuando menos por prudencia. Pero el negocio es así. Se encumbra a cualquiera para contar obviedades, sus “pajas mentales” o se vive del cuento, nunca mejor dicho, de un buen libro pasado.

Para la lista hemos tomado impresiones de algunos libros donde los lectores exponen sus opiniones (sitios de cierta solvencia, entiéndase), a consejos de conocidos, a lecturas propias y algún vistazo a la crítica de pago (aunque al ser de pago suelen exponer pocas críticas). Se excluyen de esta lista géneros como la autoayuda, la psicología de andar por casa, el liderazgo en distintas variantes, el emprendimiento y demás magufadas que tienen su público pero que carecen de una calidad mínima. Excluidos también los libros autopublicados (si ninguna editorial lo publica por algo será) o los de editoriales que cobran por publicar (se puede aplicar el mismo criterio de antes). Salvo rarísimas excepciones no se encuentra ninguno con calidad mínima. Por tanto los libros que verán a continuación son libros de grandes editoriales que cuelan mucha morralla sin tener en cuenta la calidad mínima que debe tener un texto. Curiosamente el sentido de la calidad se cuida más en las pequeñas y medianas editoriales y por ello no verán casi ningún texto de ellas.

Por último, los libros están colocados sin ningún orden de prevalencia. De forma aleatoria sin más. Ya es sangrante aparecer en una lista como libro malo como para efectuar, además, una especie de ranking. Cada cual, si es que ha cometido el error de leer alguno de los publicados, sabrá colocar más abajo o más arriba ese texto. Como pueden suponer es una lista subjetiva en la que caben las fobias propias, pero también en las demás los mandarines de la cultura colocan aquellas obras de editoriales “amigas” y se lo callan. Sin más, ahí tienen los peores libros del año 2020.

Máximo Pradera, El hombre que fue Sherlock Holmes, Almuzara. “Un festín metaliterario muy bien servido” dice la editorial para vender un libro que, además, se ha llevado un premio. Es tan metaliterario que están por encima de la literatura, es más que literatura, es un nuevo arte que aún no tiene catalogación (en Zenda dicen que basura, pero tampoco son muy de fiar) y se espera que no la tenga nunca para no cometer un crimen como este. La gracia que pueda tener en sus otras ocupaciones, si es que la tiene, desde luego no le ha servido para este libro. Un intento de estirar el mundo creado por Arthur Conan Doyle que se ha quedado a las puertas. Una pena que esas puertas no hayan sido las del vacío.

Don DeLillo, El silencio, Seix Barral. Este texto ya lo catalogamos no hace mucho como un verdadero truño. Un engaño editorial que fue vendido como obra maestra y en realidad no vale ni el papel en el que está impreso. El autor puede haber escrito buenos libros pero en este intenta engañar a las personas. Lo habrán visto en listas de los mejores pero no se fíen es por una cuestión tan prosaica como los intereses económicos de los mandarines.

Sara Mesa, Un amor, Anagrama. Esta novela la habrán visto en alguna lista como ganadora del “premio” a mejor novela del año. No hay nada mejor que tener “buenos padrinos” porque quienes han leído la obra hablan y no paran de un texto menor, bastante aburrida, sin sustancia… La mujer vende mucho y todavía hay personas que no se explican el porqué. “Una escritura desnuda y fría, repleta de imágenes poderosas que desasosiegan” ha dicho la crítica y es verdad pero en el sentido malo.

Arturo Pérez Reverte, Línea de fuego, Alfaguara. En este caso el libro cae en esta lista no porque esté mal escrito o porque no sepa desarrollar argumentos o los personajes carezcan de vida (por esto un poco sí), sino por pretencioso: el libro y el autor. Aunque parezca que no, Pérez Reverte es un doctrinario escondido. No hay libro suyo con el que no esté moralizando, adoctrinando o generando mitologemas para su causa (¿de la tercera España o del tradicionalismo?) y este es uno más. Como además suele ser bastante prepotente pues con más razón para estar aquí.

Edu Galán, El síndrome Woody Allen, Debate. Otro que suele adoctrinar, en este caso en las tesis buenistas (por Gustavo Bueno), y que utiliza el libro para ajustar cuentas con el izquierdismo identitario, aunque en realidad acaba metiendo a toda la izquierda que no piensa como él (¿pensará en Armesilla o como es buenista le salva?). El libro mantiene una serie de tesis, de carácter intelectualoide, que para los legos pueden resultar curiosas pero que, en realidad, ya habían sido explicadas por Gustave Le Bon (siglo XIX), Elias Canetti o Hannah Arendt, por citar a unos pocos. En realidad cualquier que hay leído algo sobre la psicología de masas o los movimientos de masas al leer el libro se preguntará ¿y qué? Moralizante y doctrinario (y con una bibliografía que deja en claro muchas cosas… malas evidentemente). Por cierto ahora se hace el mártir de la libertad de expresión y no cuenta la verdad: le han condenado no por la burla sino por utilizar la imagen de otra persona para hacerse publicidad (a pasar por caja).

Daniel Bernabé, La distancia del presente, Akal. El profeta de la izquierda ha vuelto y como ocurrió en su anterior obra nos suelta su visión de las cosas sin pararse a analizar en profundidad las cosas. Si en su libro sobre la diversidad no supo ver que es inmanente al liberalismo (clásico si lo prefieren) la diversidad y no es una conspiración mundial. Ahora la última década se ha perdido para la transformación social por culpa del neoliberalismo (otra vez) y la falta de una izquierda de verdad (aunque haga migas con el mundo morado tras negarles como san Pedro). Hay que seguir sus enseñanzas para lograr que la teleología pueda cumplirse. Otro “modernillo”, que se decía en mi época, que con cuatro artículos de periódico y dos de revista nos ofrece un análisis del mundo único y verdadero. Algún día, si hay ganas, igual habría que sacar un artículo desmontando epistemológicamente la mayoría de argumentos, pero mientras tanto dejémosle que siga pontificando.

Albert Rivera, Un ciudadano libre, Espasa. Este libro no sólo debía estar aquí por el personaje (gran culpable de lo malo que pasa en España en estos tiempos), sino porque no cuenta ni una sola verdad en todo el mamotreto que ha facturado. Tampoco ha vendido mucho, lo que indica que los españoles son inteligentes. No por ello debe faltar entre los peores libros del año. Hay libros como el de Federico Jiménez Losantos que deberían estar en esta lista pero nos dan tanta alergia su visualización que esperamos entiendan que no pongamos ni fotografía del mismo. A esto súmenles todos los de la pandemia, pero como ya fueron analizados tan sólo les dejamos el enlace. A ver si el año que viene hay suerte y los libros mejoran.

Ţîbuleac obtiene el premio de Novela Europea Casino de Santiago

El 29 de diciembre en Santiago de Compostela se falló el Premio de Novela Europea Casino de Santiago, anunciado por el jurado en su XV edición. «El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes» de Tatiana Ţîbuleac, así como «Lluvia fina» de Luis Landero han resultado igualmente ganadoras en este año tan atípico, ante la equidad en los votos logrados por las novelas mencionadas, 34,7% frente a un 35,7%., respectivamente. El resultado, fruto del total de los votos emitidos, es producto de una buena acogida y participación por los lectores, pese a ser notable el impacto de la pandemia, quienes también seleccionaron: «14 de julio» de Eric Vuillard, «Conquistar el cielo» de Paolo Giordano y «Un lume azul» de Pedro Feijoo. En ediciones anteriores, recogieron el premio autores de gran renombre como Jonathan Coe, Kazuo Ishiguro, John Lanchester o Emmanuel Carrère.

El jurado, integrado por Mirian Docampo, Loli Sans, Carlos Encisa, María Baleato, José María Álvarez, Maribel Martín, Ubaldo Rueda y los expertos extranjeros Jean François Le Bayon, de Francia; Manuela Almeida, de Portugal, y Katrina Yusupova, de Rusia, ha destacado la «originalidad» de la ópera prima de la escritora moldava y la «fuerza narrativa» con la que es capaz de romper los moldes de la maternidad en literatura. Tatiana Ţîbuleac es también ganadora del Premio Literatura de la Unión Europea, finalista del Premio Librerías de Madrid, así como del premio XIX Cálamo, todos ellos en 2019, y pronto disfrutaremos de su nueva novela, «El jardín de vidrio».

El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes es una novela plena de emoción y crudeza en la que Tatiana Ţîbuleac muestra una intensísima fuerza narrativa en un testimonio brutal que conjuga el resentimiento, la impotencia y la fragilidad de las relaciones maternofiliales. Uno de los grandes descubrimientos de la literatura europea actual que nos relata la historia de Aleksy, quien aún recuerda el último verano que pasó con su madre. Este se verá sacudido por las emociones que se despertarán en su memoria al recordar la falta de entendimiento y de amor de las que adoleció siempre la relación con su madre. Porque El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes es, sobre todo, un libro poderoso que entrelaza la vida y la muerte en una apelación al amor y al perdón.

Tatiana Ţîbuleac nació en Chisináu. El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes (2017; Impedimenta, 2019), su primera novela, fue galardonada en su país con el Premio de la Unión de Escritores de Moldavia en 2017, el Premio Observator Cultural de Rumanía en 2018, así como el Premio Observator Lyceum. Su traducción al español ganó el Premio Cálamo «Libro del año 2019», el Premio Las Librerías Recomiendan 2020 y fue finalista del Premio Libro del Año de la Asociación de Librerías de Madrid. En 2018 publicó su segunda novela, El jardín de vidrio, Premio de Literatura de la Unión Europea, ahora en Impedimenta. Actualmente vive en París, con su marido y sus hijos.

Spaghetti western, el movimiento contrahegemónico

El género cinematográfico llamado Spaghetti western fue prolífico durante algo más de una década. Inundó los cines europeos de muertos, venganzas, personajes despreciables y fue repudiado por el mundo anglosajón y la crítica que se la suele sujetar con papel de fumar. En EEUU, salvo alguna incursión de la trilogía del dólar de Sergio Leone, el subgénero no cuajó en las personas. Normal pues era todo lo contrario al western facturado en Hollywood, ese que gustaba a las mentes custodias de la mundialización estadounidense, y muy lejano de los símbolos que al otro lado del charco facturaban. En términos generales se puede decir que el Spaghetti western era completamente contrahegemónico, completamente antiestadounidense aunque paradójicamente se servía de las fuentes de lo estadounidense.

Desde tiempos inmemoriales las imágenes se han utilizado como representación de la ideología dominante –fuese la que fuese, en el grupo que fuese-, como justificación del dominio y, en ocasiones, como mecanismo revolucionario frente a una u otra dominación. Habiendo una gran mayoría de personas analfabetas no quedaba otra que utilizar la imaginería para dominar o sublevar. Unas imágenes que entroncaban con ciertos mitos puestos en circulación desde lo político y lo religioso y que eran ofrecidos por los teatros andantes, los cuentacuentos o los clérigos. Esos mismos mecanismos fueron implantados en el arte cinematográfico (recuérdense las películas propagandistas de dictaduras y totalitarismos) para convencer, dominar y legitimar. El cine se convirtió, antes de la televisión, en el gran canal propagandístico de los diferentes poderes en lucha en las sociedades del siglo XX. Y como todo mecanismo de producción y reproducción de relaciones sociales sirvió a los intereses de cada cual, en lo que respecta a este artículo a la mundialización que comenzaba la potencia imperial de aquellos años: los EEUU.

Todos los mitos sobre lo magníficos que eran los EEUU se trasladaron al cine. En el bélico es patente que jamás aparezcan las tropas soviéticas liberando la Europa del norte (ha llegado casi hasta nuestros días en una película como La vida es bella de Roberto Benigni donde un tanque estadounidense entra en Auschwitz, algo que jamás se produjo ni por cercanía). Pero es el en western donde más colocaron su propaganda imperialista y moral. Las películas del oeste facturadas en Hollywood siempre presentan a personajes heroicos, ejemplos de justicia y que luchan contra las fuerzas del mal. En El hombre que mató a Liberty Balance el personaje de James Stewart cumple todos los estereotipos, por ejemplo. Sobra decir que el gran vaquero del cine, John Wayne, transmitió todos los valores morales de la sociedad estadounidense, así como toda su hipocresía. Todos esos personajes servían para vender que la expansión cultural –lo que luego se conocería como macdonalización- era beneficiosa para el mundo. Más tarde Sylverster Stallone cumpliría un papel similar en ciertas películas.

Los indígenas eran aniquilados hasta casi su extinción por ser malos salvajes y no aceptar el buenismo y el progreso que llevaban los usurpadores de la propiedad. El general Custer sólo tuvo mala suerte cuenta la leyenda pero que fuese un inútil, ególatra y amoral, como ha demostrado la historia, no podía aparece en las películas. No sólo había que dominar a los propios estadounidenses sino extender por el mundo la moralidad impecable de los EEUU. Hacer y ser como los estadounidenses pasaba a ser mítica, simbólica e imaginativamente lo ideal. Un imperio en construcción con toda su propaganda ideológica en pleno funcionamiento en algo tan posiblemente banal como películas del oeste. Los buenos, símbolo de EEUU, eran muy buenos y si habían cometido algún pecadillo quedaban redimidos y los malos eran horripilantes. Salvo Sam Peckinpah y su filme Grupo salvaje, casi todo el cine del oeste servía de propaganda. Más allá de si fuesen buenas o malas películas (recuérdese que Audie Murphy, el vaquero bueno, fue un héroe de guerra yanqui).

Por el contrario el spaghetti western reunía justo todo lo contrario. Personajes despreciables, caraduras, aprovechados, amorales que hacían cosas despreciables y amorales. Recordaba hace muchos años Fernando Sancho que en sus películas había matado a más de mil personas y que él mismo había muerto unas cuarenta. Eso era lo normal del spaghetti western, matar gente como si no hubiese otra cosa que hacer, en muchas ocasiones sin venir a cuento o por un quítame esas pajas. Personajes como Django (Franco Nero o Anthony Streffen), Sábata (Lee Van Cleef), Sartana (Gianni Garko o William Berger) y demás antihéores del spaghetti western no encarnaban modelos de conducta. Películas con títulos como “Una tumba para el sheriff”, “La muerte cumple condena”, “Las pistolas cantaron a muerte”, “Dos hombres van a morir”, “Los despiadados”,  “Los días de la ira”, “Voy… lo mato y vuelvo”, “7 Winchester para una matanza”, “Mátalos y vuelve”, “Lo quiero muerto”, “Salario para matar”, “Si te encuentras con Sartana ruega por tu muerte”, “Vivos o preferiblemente muertos”, “Reza por tu alma… y muere” o “Abre tu fosa, amigo… llega Sábata” son el mejor indicativo del sentido inherente a este tipo de películas. Profesionales españoles como Rafael Romero Marchent intentaron facturar westerns clásicos (con Jesús Puente ejerciendo de sheriff bueno), pero fueron las menos en contraposición al nihilismo del resto de producciones. Actores como Eduardo Fajardo que en las películas “españolas” hacía papeles de buen padre, católico, fervoroso y siguiendo los principios del Movimiento, en los spaghetti westerns era malo malísimo y despiadado.

Ese contrahegemonismo ¿fue premeditado? En principio, pese a que muchos de los guionistas, actores y compositores (Ennio Morricone era del PCI) entrarían en la catalogación de izquierdistas, en realidad fue más espontáneo en el sentido de hacer películas del oeste pero con la visión europea. Eurocentrismo frente a imperialismo no tanto como lucha cultural en sí sino como rebeldía ante lo dado, ante lo impuesto, ante la llegada de unos valores que en nada se parecían a los propios. En el spaghetti western no hay buenos y malos, todos son unos canallas. Algunos tienen pueden tener un momento de luz ética (verse arrastrados contra una maldad superior a la propia), pero no dejan de asumir que son como son. De hecho, paradójicamente, los personajes europeos son mucho más individualistas que los estadounidenses. Son mucho más libertarios si se prefiere. Y desde luego mucho más ácratas, algo que la propaganda imperial no podía utilizar. No hay atisbo alguno en el eurowestern de luteranismo o baptismo, tampoco demasiado catolicismo (salvo alguna excepción); tampoco el individualismo es calvinista, ni se busca algún tipo de redención en sí. Las clásicas venganzas no sólo eran contra el más malvado sino contra todo el mundo en sí. Esto no podía transmitirse en el western estadounidense porque la legitimación del imperialismo no hubiese funcionado, habrían estado transmitiendo una rebeldía que no les era aconsejable a sus intereses. En Europa se estaba removiendo todo por dentro y esa rebeldía (que tendría su reflejo en la sociedad) reflejaba perfectamente un estado de ánimo general.

Visto así, someramente, era normal que el spaghetti western (casi todo hecho en España, una dictadura, curiosamente) no calase en EEUU. Este tipo de películas suponían un choque cultural tremendo pues no dejaba en buen lugar a sus ciudadanos, a sus gobiernos, ni a sus mitos. Ni las películas del oeste de allí reflejan una realidad, ni las de aquí son más verdaderas. Eran dos máquinas de inculcar imágenes, símbolos, mitos para condicionar a las personas. Unas de aceptación del poder oligárquico e imperial, otras como rebeldía a lo constituido. Sin quererlo el spaghetti western se convirtió en un fenómeno contracultural y contrahegemónico. Una forma de ver al otro imperial despojado de sus símbolos y mitos, de mostrarlo con su cara amoral y despreciable (como mostrarían en todas las guerras e invasiones en las que han participado desde el final de la II Guerra Mundial). Mientras desde EEUU intentaban adornar sus acciones con el halo de la Justicia (siguen haciéndolo), de la guerra justa, del bien profundo, desde Europa se les presentaba como personajes con dobleces, con intenciones aviesas, sin moral, ventajistas, usurpadores o carentes de escrúpulos. La guerra de todos contra todos sin edulcorar.

Hoy en día este tipo de películas tienen sus seguidores y hasta existen numerosos grupos en las redes sociales donde se homenajea a directores y actores, un revival europeo que igual tiene algo que ver con la tercera oleada de legitimación y adoctrinamiento (especialmente con los canales de series y las propias series). Lo que es evidente es que en EEUU este tipo de películas siguen sin calar porque han sido adoctrinados en otro sentido. Incluso un director como Quentin Tarantino, que se confiesa admirador del género, no ha sabido captar la esencia de esas películas. Se queda en la violencia sin más sin profundizar en lo que ha hecho diferente al spaghetti western en contraposición al estadounidense. En su homenaje Django desencadenado, el personaje principal es un prototipo de héroe (jugando además con su color de piel como mecanismo redentor) que busca venganza sí, pero que no tiene atisbo de maldad (un poco parecido al coronel Mortimer de La muerte tenía un precio) o de caradura. Va a vengarse y ya. Aun así es lo más cercano al espíritu del género que se ha rodado en los últimos tiempos. Hoy en día el buenismo no permitiría este tipo de violencia y maldad desatada, ni una crítica al Imperio tan desnuda. La izquierda europea, tan caviar en algunas ocasiones, detestó este tipo de películas, las cuales hicieron más por la contrahegemonía y la contracultura que todas esas sandeces que se publicaban y hacían. Hoy protestan con batukadas, así que es comprensible todo. No hay nada mejor que atacar al enemigo con sus armas y todas estas gentes lo hicieron.

¿Por qué han triunfado las inocentadas sobre Podemos?

Normalmente las inocentadas políticas suelen repartirse entre distintos partidos, entre distintas personalidades del mundillo y entre distintos doxósofos. Este año, empero, la mayoría de inocentadas han recaído en Podemos, más en concreto en la pareja Pablo Iglesias e Irene Montero, los cuales han copado la mayoría de las chanzas realizadas desde medios de comunicación y redes sociales. Normalmente, conocimiento empírico de la propia experiencia, cuando se publica algo en Diario 16 que es crítico con las actuaciones de Podemos, en especial si es con el jefe supremo, los insultos son constantes. Se esperaba que en este día, al ser una broma, los insultos no apareciesen, pero no, ahí han llegado los trolecillos morados a insultar, a calificar al articulista de panfletario, a insultar porque… se han pensado que la noticia era medianamente cierta. Lo mismo les ha pasado a compañeros de otros medios con los que se ha consultado.

¿Por qué han triunfado las bromas sobre Podemos? Unos pensaran que porque Podemos molesta al poder y “están haciendo un montón de cosas sociales”, pese a que Pedro Sánchez no quiere. Esto lo dicen los fanáticos, evidentemente, pero no parece que sea una causa que haya concertado la intención de las inocentadas. De hecho, se ha analizado con rigor que esas propuestas son en muchas ocasiones puro humo pues o no llegan a las personas, o se venden como lo que no son en la realidad del BOE. ¿Siguen viendo publicidad de apuestas a todas horas? ¿Saben que los desahucios se reanudarán en dos meses? ¿Saben que el IMV no ha cubierto ni el 30% de las solicitudes de personas que cumplían con los requisitos? ¿Saben que todavía hay ERTEs sin cobrar y personas que lo están pasando mal por ello? Esto lo esconden porque les conviene, pero bien que siguen con la murga de haber hecho todo lo social, mientras que el PSOE sólo piensa en hacer políticas de derechas. Humo.

En general se puede pensar que las inocentadas se hacen con Podemos porque caen mal y es el día en que se les puede poner a parir sin que se note. Es verdad que Podemos cae mal a la inmensa mayoría de los españoles por prepotentes, clasistas, carecer de principios y todas las situaciones que se vienen dando desde hace años. Hacer una broma sobre la capacidad de ascenso o descenso en la oligarquía podemita según las artes amatorias no tiene mérito pues es una realidad. Hacer bromas con los sueldos que no se han bajado, sino que se los han subido al entrar en el gobierno, no es coherente con la realidad. Por tanto, más allá del asco que puedan sentir las personas por Podemos, debe haber algo más para que en el día de ayer la mayoría de inocentadas confluyesen en Podemos.

Mensaje-inocentada vetado en Twitter

La razón principal, que se puede colegir de buena parte de lo comentado anteriormente, es que Podemos es un meme andante. Por absurdo que pueda parecer una situación, al final en esa unión oligárquica, nada aparenta ser extraño. Que quiera imponer Iglesias a Sánchez a Montero como vicepresidenta es completamente creíble. Que Irene Montero publique en twitter que se va a reunir con las radfems para convencerlas de lo guay que es la doctrina queer es, conociendo a los sujetos, esperable. Menos creíble es que Sánchez nacionalice Naturgy y coloque de presidente a Iglesias, aunque como ha dejado caer el propio interesado sería cuestión de proponerlo. Es todo posible en el mundo podemita, desde lo más desagradable a lo más absurdo (como haberle tocado el gordo de la lotería). Incluso que alguien como Juan Carlos Monedero afirme sin rubor que Podemos tiene líneas rojas y no les importaría pasar a la oposición suena a inocentada porque todo el mundo es consciente que ni con agua hirviendo los mueven del sillón, hasta el día antes de las elecciones claro (treta más antigua que la insaculación). En un partido que han llegado a utilizar de forma miserable el acoso sexual para cargarse a un trabajador, nada es imposible y por ello las inocentadas cuelan al ser plausibles.

Nada absurdo les es ajeno, ni los insultos o acosos en redes sociales a quienes han hecho bromas sobre amado líder y señora (como el mensaje que han obligado a borrar y que se muestra más arriba). Se podrían haber cebado con Vox que son casi la imitación esperpéntica de Podemos –algo de tipo racista o turboliberal-, pero con una doble diferencia: que la formación morada está en el gobierno, con todo lo que ello conlleva respecto al absurdo y el esperpento; y que igual a Vox se le dan ideas para proponer cuestiones, lo que podría ser un peligro para el bien común. Si todas estas bromas no hacer caer del guindo a Podemos respecto a su actuación pueril, sus modos de oligarquía sexual o sus anuncios “históricos” que se quedan en nada, es que nada ayudará a cambiarles y todo lo que se acabe diciendo es poco. Y en realidad todo viene porque no quieren terminar la legislatura, saben que se están hundiendo y quieren hundir a todo el mundo con ellos si hiciese falta. Ahora les ha dado por la versión republicana con la que conseguirán hacer monárquicos por toda España y esto no es gracioso, bien al contrario. En busca de cualquier salida beneficiosa para la oligarquía han caído en el absurdo y son carne de meme constante. El problema es que se pueden llevar al PSOE arrastrado, están consiguiendo un cambio de mentalidad hacia la derecha y lograrán el sueño de José María Aznar, la hegemonía del liberalismo estadounidense por décadas.

Iglesias negocia con Sánchez hacer vicepresidenta a Montero

Hoy 28 de diciembre está más cerca que nunca la remodelación ministerial que exige la Unión Europea en vistas a la reducción de los cargos. Por ello el vicepresidente segundo se ha aprestado a negociar con Pedro Sánchez la inclusión en una de las vicepresidencias a su pareja Irene Montero. El dirigente de Podemos ha explicado al presidente del gobierno que sería una forma de reforzar la imagen de la ministra de Igualdad en vista de la mala imagen que se ha granjeado entre el movimiento feminista y la izquierda en general. Necesitada de un empujón político, que en la caso de buena parte del PSOE sería hacia la puerta de salida, Pablo Iglesias quiere que no sólo no le quiten sino que le hagan vicepresidenta. Esta propuesta ha sido realizada tras consultar Iglesias con el consigliere monclovita Iván Redondo, quien ha dado su visto bueno entusiasmado con la imagen de mujer pija que proyecta la ministra.

Sánchez, según cuenta la fuente del Berro, ha decidido que sí la incluirá como vicepresidenta en la próxima remodelación de gobierno. Así tendrá a Montero y Montero como portavoz y vicepresidenta y podrá disfrutar de los equívocos que cometan en la prensa confundiendo a una y otra. A cambio de incluir a la pareja, el presidente ha pedido que Iglesias abandone el gobierno pues la reducción de vicepresidencias a tres sólo deja una a Podemos. El podemita ha aceptado pues lleva tiempo queriendo abandonar la política para dedicarse a escribir el gran libro sobre la subjetividad simbólica de la fenomenología de la materia que tanto tiempo lleva anhelando. Quiere encerrarse en Galapagar dejando a su sustituta colocada y así poder controlar desde fuera al gobierno y dedicarse a esa pasión escritora, además de ver todas las series que existen en el mundo para lo que se ha abonado a todos los canales que ofrecen su cobertura en España.

Tras la salida de Iglesias del gobierno, también saldrán del mismo Alberto Garzón, Manuel Castells, Pedro Duque, Luis Planas, José Manuel Rodríguez Uribes, Carmen Calvo, Teresa Ribera, Juan Carlos Campo, Fernando Grande-Marlaska, Isabel Celaá, Carolina Darias o Reyes Maroto. Suenan como sustitutos y sustitutas Enrique Santiago o Adriana Lastra. Reducir al mínimo el equipo ministerial para ser más eficaces en la gestión pero sin dejar de tener a personas que estén peleando todo el día por cuestiones que son muy llamativas pero cuya ineficacia es total. Una nueva composición que alegra a Iglesias pues no perderá todos los cargos que tienen colocados en su vicepresidencia, ni los del ministerio de Montero y que sumará al Consejo a un infiltrado como Santiago sin tener que mancharse y con plena libertad de movimientos en el Congreso de los diputados.

Una remodelación casi completa que es del gusto de Sánchez y de Iglesias y que esperan llegue a cumplir los tres años de legislatura que faltan. Todos contentos haciendo lo que más les gusta y a esperar tranquilamente que lleguen las elecciones con una derecha destrozada en sus batallas cainitas. Tampoco han descartado en ese acuerdo, según fuentes muy buenas, acabar con Felipe de Borbón y dar paso a una república con Sánchez de jefe del Estado e Iglesias presidente del gobierno, algo que confirmaría todas las sospechas que la prensa de derechas viene publicando en los últimos tiempos. Es más, en conversaciones entre Sánchez e Iglesias se ha podido escuchar un término como dictadura del proletariado (aunque aquellos ni sepan lo que significa) y no sé qué de hacer un gulag en Ciudad Real. Cuestiones todas muy preocupantes si no fuera porque hoy es 28 de diciembre y quien escribe estas líneas no tenía ganas de analizar las estupideces comunes de los políticos.

Ayuso oculta 16.719 muertos en Madrid

Desde las filas del PP hacen uso de la mala consciencia (que no conciencia) adjudicando al gobierno de España todas las defunciones que superan las estimadas en el MoMo del Instituto Carlos III. Esos extras que, en buena medida, se deben a la pandemia por coronavirus –aunque en realidad no se puede probar con total certeza-, tienen su catalogación bajo las órdenes dadas por las consejerías de Sanidad de las distintas comunidades autónomas a los médicos que certifican las defunciones. Las causas por las que las personas han fallecido más la posible infección por coronavirus que puede haber desencadenado el motivo “real” de la muerte. En el PP cargan los muertos, nunca mejor dicho, al gobierno cuando los responsables son otros y, en el caso de la Comunidad de Madrid, es su presidenta.

A fecha 21 de diciembre de 2020 se puede asegurar sin equivocación (pueden consultar los datos aquí) que Isabel Díaz Ayuso ha ocultado la cifra de 16.719 muertos al resto de la ciudadanía española. La necrofilia del PP es histórica, siempre están contando muertos y adorándolos –siempre y cuando sirvan a sus intereses porque los del Alvia, el Yak-45 o el metro de Valencia parecen inexistentes-, pero lo hacen desde una falsedad, una fantasía que impide señalar a los responsables verdaderos. En el caso de la presidenta madrileña es claro que ha ocultado –bien sea por órdenes expresas, bien sea porque no saben ni lo que pasa en realidad, como se verá- ese extra tenebroso de muertes. Para sumar son los más hábiles y cualquier día aparecerá Pablo Casado diciendo que las purgas de Stalin se quedan pequeñas al lado de los muertos provocados por Pedro Sánchez, pero la realidad, los datos señalan a quien señalan. En este caso a su otrora protegida y hoy competencia a moverle la silla, Ayuso.

No es la única vez que mienten y ocultan datos. El ministerio de Sanidad ya los dejó por imposibles pues ofrecen datos de contagios y muertes según les apetece, según les viene bien para su dinámica de mentiras y acusaciones sin fundamento y ofrecen un día 100 contagios cuando la verdad es que, como se conoce un mes o dos después, ese mismo día había 2.300. Nunca dan datos fiables porque no han dispuesto los medios necesarios para ello. Los 11 millones de gasto sin servicio del IFEMA-hospital a Florentino Pérez; los sobrecostes doblando la estimación del Zendal; la entrega a los Del Pino de otra morterada de millones para gestionar un mortuorio, que es la verdadera intención con el Zendal, porque como hospital se observa que no sirve al carecer de los mínimos necesarios; o tantos y tantos contratos millonarios que se están entregando sin concurso a amigos, allegados y familiares de gentes del PP bien que se gastan. Pero dotar a centros de salud, hospitales o residencias de medios humanos y materiales no. De hecho se despiden a profesores de refuerzo mientras se esconden las verdaderas cifras de contagiados. No se extrañen que en dos meses sepa todo el mundo que hubo en estas fechas 3.000 infectados pero ahora ofrecen 200 para aparentar.

Porque, al fin y al cabo, toda la gestión del PP es aparentar. ¿Qué hace Casado saltándose las restricciones por toda España? Aparentar pues carece de capacidad personal y partidista de gestionar algo a nivel estatal (y lo único que puede hacer no lo hace, véase CGPJ). Donde gobiernan sucede lo mismo. Ahí tienen a Juan Manuel Moreno Bonilla aparentando mientras concede la custodia de las vacunas a la empresa donde trabaja su esposa o compra jeringuillas que no sirven. O Fernando López Miras que alerta por la terrible situación del mar Menor pero permite que sigan estableciéndose más huertas que echan toda la mierda al mar. En todos estos casos, y muchos más, siempre la culpa es de los demás, especialmente del gobierno socialcomunista, así aparentan que hacen todo bien hasta que la realidad les atrapa y les acaba señalando. El problema que tiene el engaño es que más tarde que temprano se acaba sabiendo en una sociedad hiperconectada. Sólo hay que tener valor de publicarlo en los medios que cuentan con la escasa confianza de la ciudadanía. Muchos callan y otros lo contamos. Les molesta que el gobierno ponga un cartel del gobierno de España en las vacunas cuando olvidan que ellas y ellos no sólo han puesto carteles sino que han robado a todos los españoles con campañas de publicidad (lean los sumarios de Gürtel, Púnica, etcétera) y lo peor es que, como sucede con Ayuso, ocultan miles de muertos.

La reina del Mississippi ya no tiene quien le cante

Ha muerto Leslie West el guitarrista de la fabulosa banda de rock Mountain. Para los legos en la materia rockera el nombre les sonará poco menos que incomprensible. De hecho pensarán que se hace referencia a una mujer y no a un tipo que en sus años mozos debía pesar cerca de 150 kilos. El 23 de diciembre su corazón decidía que West debía irse a tocar con sus viejos amigos al teatro del eterno, aunque bien es cierto que sus problemas con la diabetes le habían lastrado un tanto en los últimos años. Tanto como para que tuviese que serle amputada una pierna. Algo que no impidió a West seguir dando conciertos pero sin la fogosidad de antaño.

West es seguramente uno de esos grandes guitarristas admirados por guitarristas (guitarrista de guitarristas) y que ha dejado su impronta en el mundo del rock por su influencia en otros y en el estilo en sí mismo. De hecho, Mountain son considerados como los precursores del heavy metal o Hard rock (junto a grupos como Black Sabbath o Deep Purple) por la potencia de sus canciones, el uso de una gruesa distorsión y los numerosos riffs de guitarra que aportaban a sus canciones. Junto a Felix Pappalardi (conocido productor de grupos como Cream) y N. D Smart pusieron fuego al concierto de Woodstock tanto como otros músicos más famosos en el momento. Su single Mississippi Queen es ya un clásico del rock y de la cultura popular estadounidense. De hecho si ustedes tienen hijos pequeños que gustan de ver dibujos animados en el canal Boing igual han escuchado ese tema en el capítulo de igual nombre de la serie Regular show (bastante alucinógeno el capítulo, por cierto).

Tras abandonar Mountain formó junto a Jack Bruce y Corky Laine un trío que tuvo cierto éxito entre la crítica pero que no tuvo continuidad en el tiempo. Posteriormente a esto West estuvo colaborando con grupos como The Who o Blackberry Smoke, con cantantes como Ozzy Osbourne, Ian Gillian, o con otros guitarristas como Joe Bonamassa o Warren Haynes. Todo ello mientras perdía peso por cuestiones de salud, dejaba las adicciones a la heroína, la cocaína y la morfina (no dejó ninguna) y hacía giras recuperando el nombre de Mountain o el suyo propio.

Sólo por la canción de la reina del Mississippi West ya pertenece al olimpo de los guitarristas, pero no sólo esa canción permite ver una técnica sorprendente para la época (finales de los 1960s y comienzos de los 1970s) sino un enorme gusto para tocar la guitarra. No es del grupo de masturba-mástiles, lo que no quiere decir que sea lento, sino que, con más o menos velocidad, era capaz de crear melodías guitarrísticas de enorme belleza. Algo así se puede escuchar, por ejemplo, en el clásico Theme for an Imaginary Western de Jack Bruce. Al contrario que otros guitarristas West no utilizó guitarras “convencionales” para lo que es ese mundillo (salvo una Flying V en su comienzos). Con Mountain se hizo famoso, debido a la contraposición con su corpachón, por utilizar una Gibson Les Paul junior o utilizar guitarras sin pala como las Steinberger (cuyo coste es de unos 300 euros). Nada mejor que recordarle con su gran éxito, de esa reina que ya no tiene quien le cante.