miércoles, 27 agosto, 2025

No, Vicente Vallés no ha escrito dos ensayos

En una reciente entrevista que le han realizado en Zenda se afirmar que Vicente Vallés habría escrito dos ensayos sobre Donald Trump y Vladimir Putin. La derecha literaria, o la tercera España literaria que curiosamente acaba apoyando a la derecha, como la derecha mediática tienen un nuevo santón al que venerar y elevar a canon periodístico y literario. Faltos de intelectuales de talla, que les gusten porque haberlos haylos pero no se dejan manejar, cualquier persona que caiga mal a cierta parte de la “izquierda” ya es considerada “uno de los nuestros”. Por ende debe ser protegida, alabada y sus posibles virtudes han de elevarse por encima de lo real. Sigue habiendo en la derecha “intelectual” cierto sentimiento de inferioridad respecto a la izquierda intelectual. En lo económico no, pero en otros órdenes de la vida con bastante frecuencia se quejan, patalean y llaman a la guerra cultural –o lucha de clases en la teoría-.

En el ámbito literario, por no desviarse del tema, especialmente el didáctico o científico, hay una categoría que son los ensayos. Algo que en nada se parece a lo que escribió Vallés, ni lo que han escrito otros grandes popes de la literatura. Es el caso de Arturo Pérez Reverte cuando habla que cambia su estilo si está trabajando obras más ensayísticas que cuando son literarias, algo que también suele comentar Juan Manuel de Prada (mucho mejor ensayista que aquel). En realidad el académico puede haber publicado sus diatribas mentales en forma de opinión pero jamás ha escrito un ensayo. Al igual que un escritor acaba aprendiendo el oficio –tras borrar y quemar cientos de hojas-, el ensayo necesita de cierto aprendizaje, de muchos más conocimientos y, sin duda mucha más reflexión. Lo más cercano a un ensayo podría ser la buena novela histórica, la cual tampoco abunda porque no se trata de contar aventuras –en realidad Pérez Reverte, Isabel San Sebastián y unos cuantos más escriben libros de aventuras con personajes conocidos-, sino algo más. El salto de calidad se produce normalmente cuando está escrita por historiadores, o gentes criadas en los pechos de las ciencias sociales, como es el caso de Emilio Lara, con algunas excepciones literarias. Porque no se trata de escribir una aventura o imaginar qué se habría dicho en aquella o esta reunión, sino de contextualizar perfectamente los hechos, exponer con cierto rigor los sentimientos o pasiones que tendrían los personajes (acordes a la época) y narrar sin salirse demasiado de lo real. Pero no son ensayos, ni lo pretenden ser. El francés Éric Vuillard, con el que tantos “intelectuales” alucinan, es un caso de aventuras y descontextualización tremendo más propio de lo cinematográfico que lo literario, pero es del gusto de los grandes grupos editoriales.

El ensayo específicamente científico, sean ciencias naturales o sociales/humanas, tiene una serie de reglas (la APA tiene su listado de normas) y se divide en expositivo, crítico y argumentativo. Da igual la fórmula elegida para el ensayo, pero lo que no es nunca es la exposición de las “pajas mentales” de cualquiera. Debe establecer una propedéutica, una hipótesis, demostrar ciertos conocimientos sobre la materia –que incluyen dar el debido reconocimiento a quien se le toma prestada una idea- y establecer unas conclusiones. En un país con el mayor índice de cuñadismo del mundo es normal que cualquiera se apreste a decir que ha escrito un ensayo sin tener mucha idea sobre el tema. Hay buenos intentos de ello, como el caso de Daniel Bernabé y su libro La trampa de la diversidad. Escrito cuya hipótesis puede ser más o menos acertada pero cuyo desarrollo comete numerosos errores por esa carencia de conocimientos. Achacarle al neoliberalismo todos los males lo sabe hacer cualquiera, pero haber visto que esa instrumentalización de la diversidad te lleva a la Revolución Francesa y no a los años 1980s hace que el ensayo sea eso o mera crónica de hechos. ¡Ojo! Estos libros son necesarios, entretenidos y divulgan ciertas cuestiones que pueden ser interesantes pero son actualidad, no ensayo. Lo mismo ocurre con los libros de Vallés.

Es propio de la época actual que cualquier político, periodista conocido o escritor aupado al éxito por la fuerza de los grupos editoriales escriba un libro o dos –hay que vender cuanto más mejor, aunque la calidad sea pésima-, incluso que esos mismos personajes se aventuren a escribir sobre lo político y lo social. El problema es que lo hacen sin tener el instrumental necesario. Así como un sociólogo seguramente no llegue a ser un buen literato, por ejemplo, un periodista jamás será un ensayista. Exceso o falta de rigor analítico. Tampoco las librerías se salvan de esto. Es habitual encontrar junto al Leviatán de Thomas Hobbes el libro de M. Rajoy o de Miguel Ángel Revilla. Mientras que el primero cambió la mentalidad de una época –no habría Estado tal y como lo conocemos sin él y sin Hegel seguramente-, los otros son carne de saldo. Sin llegar a la rigurosidad de las normas APA, hay excelentes ensayos, escritos para el público profano, que no acaban siendo la demostración del autor de todos sus conocimientos o un ejercicio de egolatría, también hay muchos otros que se escriben casi codificados. En el caso de Vallés son dos muestras de recopilación de noticias de otras personas y medios, arrejuntadas y que vienen a decir que los personajes son malos. Actualidad, que igual ni interesa, pero que permite a la carcunda mostrar a su presentador estrella en estos momentos como el prototipo de intelectual –con el marchamo de internacionalista (todo lo que sea internacionalista siempre tiene un tufo de prestigio clasista enorme)- de la derecha. Para escribir un ensayo, lamentablemente para los aspirantes a intelectuales orgánicos, hay que leer bastante, depurar lo no aprovechable, reflexionar y luego, si se tiene algo medianamente claro, escribir. El resto es opinión. Y en ese caso, salvo excepciones, tiene el mismo valor la de un engreído como Pérez Reverte que la de taxista de Miguelturra que esté bien informado. Lo que queda claro es cómo funciona la maquinaria mediática con sus héroes.

¿Cuándo van a dimitir los ministros de Unidas Podemos?

Los científicos que vienen investigando sobre los fluidos no han conseguido sorber y soplas al mismo tiempo. De ahí que estén completamente asombrados de la facultad que poseen los ministros de Unidas Podemos en el gobierno de coalición. Un aspecto paranormal en el que el propio gobierno ejerce de oposición a la acción del gobierno. Sorben y soplan a la vez sin que el espacio-tiempo sufra algún tipo de catarsis. Ni Nicolás Maquiavelo cuando pensaba César Borgia o en Fernando de Trastámara tuvo la capacidad de prever el imposible que ejercen desde sus poltronas la dirigencia de Unidas Podemos. Ministros y ministras que hacen la oposición al Consejo de Ministros y al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por ejercer el gobierno. Si el pensador florentino hubiese podido ver a los actuales ocupantes del gobierno seguramente habría añadido a su tratado El príncipe un capítulo más titulado “De la forma de enemistarse con uno mismo y que las masas apoyen esa guerra”.

En el gobierno existen varias ministras y ministros del PSOE cansados de la actitud de los opositores internos y en las bases populares del principal partido gubernamental empiezan a perder la paciencia, como ya se contó en estas páginas. Sabedores en Unidas Podemos –así lo demuestran los resultados electorales últimos y las encuestas que se publican- que están perdiendo el favor de una gran parte de la izquierda social que les apoyó, han reforzado sus críticas al gobierno del que forman parte. Ayer mismo criticaban que el “delegado del Gobierno” –obsérvese el entrecomillado- en Madrid hubiese permitido las violentas cargas policiales ante una manifestación por las medidas de confinamiento selectivo –los bantustanes de la clase trabajadora-. Criticaban que el ministro Marlaska no hubiese tomado medidas por esas cargas. Y, sorbiendo y soplando, acababan por criticar a “cuatro o cinco” violentos que había provocado todo. Curiosamente esos cuatro o cinco violentos fueron convocados por el secretario general de Podemos en Madrid, Jesús Santos. Paradójico que desde el Gobierno del Estado se apoye una manifestación y luego se critique que el Gobierno utilice los aparatos represivos. La acción contra los manifestantes, como se puede ver en las imágenes –más si se compara con la actitud frente a la borjamari borroka, que estaba saltándose el confinamiento cabe recordar-, es indigna, pero desde el Gobierno podrían haberlo previsto porque ya se olía en el ambiente que habría palos.

No es en lo único en que vienen ejecutando la acción de sorber y soplar al mismo tiempo. Por un lado piden que no se coma carne los lunes en Collado Villalba para el sostenimiento del planeta y por otro callan ante la insuficiencia del Ingreso Mínimo Vital que provoca que las personas ni coman carne. Una medida de la que se ponen todas las medallas afirmando que “no se deja atrás a nadie” y habría que responder a nadie es a la que llega la ayuda. Mientras el país se encuentra sumido en una pandemia que está llevándose por delante a miles de personas en España, los ministros fardan de ver series de televisión, se dedican a hacer entrevistas, se fotografían en las revistas más chic pero no se ve acción política alguna –con la excepción de Yolanda Díaz que viene colaborando con la patronal-. La vicepresidencia segunda es la Social y por ende podría estar legislando, yendo a la Unión Europea a por fondos sociales o algo más que ronear a los independentistas catalanes y vascos o proclamar la apertura de un proceso constituyente republicano. Por cierto ¿han escuchado o leído qué república sería concretamente (con sus instituciones, leyes, democracia…)?

Normal que tras ver lo que hacen, o no hacen, vengan a la cabeza de cualquier persona los calificativos de izquierda caviar, radicales chic, izquierda champán… Se sabe más qué leen, ven en televisión, qué visten o dejan de vestir o si mantienen relaciones sexuales patriarcales o matriarcales antes que la acción política que debería estar más presente pues poseen los ministerios sociales. Casi cuarenta mujeres han sido asesinadas por machistas y en el ministerio de Igualdad (o Igual Da) están al brilli-brilli, lo postmoderno o la importancia del sexo no binario de los ángeles. El ministro de Universidades, Manuel Castells, a sus apocalipsis sociales pero sin dirigir lo universitario. El ministro de Consumo, Alberto Garzón, preocupado por las casas de apuestas pero mirando hacia otro lado con el aumento de precio de los productos básicos –todo el mundo sabe que el índice de inflación es manipulable cambiando algunos productos-. ¿Qué medidas tomar en las residencia proponen desde el Gobierno central?, siendo competencia suya. La respuesta es que no pueden hacer más porque la otra parte del gobierno les tiene atenazados. Siempre, de todo, la culpa es del PSOE, hasta cuando les hace caso y acaban montando un “pifostio” que se podría haber ahorrado como la no presencia del monarca en la entrega de despachos a los jueces. Toda la prensa, incluida la supuestamente progre, señalando al Gobierno por su deslealtad constitucional. ¿Qué se ganaba con la no presencia?

Si tan mal lo hace el gobierno, si tan mal se porta el PSOE como coaligado de Gobierno ¿por qué no dimiten de sus cargos y pasan a ejercer limpia y libremente la oposición desde el Congreso de los Diputados? Ya que Pedro Sánchez les trata tan mal y les tiene atenazados ¿cuándo van a dimitir para no vivir esa situación tan trágica? Así podrá Pablo Iglesias decir que el PP no volverá en su vida a pisar el Consejo de Ministros sin que tenga un tono dictatorial –igual es cierto si acaban refundando el partido como insisten algunos pesos pesados-. ¿No será que es Sánchez el que está maniatado por Unidas Podemos y la pandemia para no convocar elecciones y ver si sube en apoyo ciudadano? Estamos en pandemia con personas muriendo, con personas infectándose en el trabajo o yendo al trabajo, con niños y niñas expuestas diariamente, con empresas pequeñas desapareciendo porque se han quedado sin ingresos y una parte del Gobierno está sorbiendo -sueldo ministerial (con modificación de estatutos mediante para ministres y colocades) y numerosos cargos a la espera de tiempos mejores- y soplando –críticas continuadas al gobierno-. Lo lógico y normal es que dimitiesen ya, sin tardar. Y si no lo hacen mantener la mínima solidaridad gubernamental. Pero como cuentan los amanuenses del postmodernismo político, todo es muy complejo… y crematístico.

En defensa de Felipe González

Las masas se encuentran enfervorecidas ante la última aparición de Felipe González. Su crítica a la “republiqueta plurinacional” como apuesta del dirigente de Podemos, Pablo Iglesias, ha enfadado hasta a las huestes del PSOE. Nadie se ha parado a analizar lo dicho por el ex-presidente del Gobierno, directamente ha sido tachado de “facha”, de “tarado”, de “viejo chocho” sin analizar la realidad de una república hoy en día y más si se considera plurinacional. Aquí ya se advirtió que, siendo deseable una república antes que la monarquía constitucional, pasar de una monarquía burguesa a una república burguesa de las identidades no era dar un salto adelante, ni suponía una gran transformación respecto a las condiciones de la clase trabajadora. Además que no contaría con el apoyo suficiente porque no se ha hecho pedagogía, ni se ha presentado un proyecto coherente de república. Cada cual tiene su república y quiere imponérsela a los demás. Como sucede con la imposición constante del modelo liberal por parte de la derecha.

Molesta que González hable, cuando es utilizado por la derecha además –esa derecha mediática que hubo de confabularse para quitarle de presidente del Gobierno, en un claro desprecio a la voluntad general-, y es extraño, porque desde hace décadas viene expresando el mismo discurso. El ex-secretario general del PSOE siempre ha sido, y siempre es siempre, un nacionalista español (si lo prefieren un patriota para quitar connotación identitaria), un pequeño-burgués cuya intención era situar a España en lo más alto de la economía mundial y sus correspondientes movimientos geoestratégicos. La ilusión, lo que le hacía humedecerse por las noches, era haber podido instaurar el eje Madrid-París-Berlín como núcleo del imperio europeo. Evidentemente, hoy en día, añádanle que defiende la obra de la Transición porque fue uno de los protagonistas principales. Pero la defensa de la unidad en la diversidad (principio federalista) de España, su lucha contra medievalismos que rasgasen la potencialidad de España en el mundo, su “primero España” que le lleva a asumir que el PSOE debería pactar con el PP unos presupuestos para abandonar la sinrazón de estar trabajando aún con los de 2018, son ya argumentos clásicos en la historia política de “Isidoro”.

Seguramente siga persistiendo en el inconsciente colectivo de la mayoría de españoles esa mística que Alfonso Guerra dedicó años en construir alrededor de González. El “hijo del vaquero” fue la imagen elegida por el grupo guerrista para vender a los españoles, pues el PSOE era más un recuerdo del pasado republicano que realmente un partido que se moviese en la clandestinidad –salvo contadas excepciones-. Frente a las “ancianos” del PCE y su nutrido grupo de intelectuales –no en vano era “el Partido”- había que proyectar una imagen, distorsionada realmente, de hijo de la clase trabajadora. Aquellas entrevistas donde González exponía su conocimiento del ganado con mirarles a los ojos y demás cuestiones escondían que realmente era un pequeño-burgués con coche comprado por papá y mamá. Contar con el apoyo de las principales cancillerías, las cuales no deseaban que se repitiese la fórmula Partido Comunista-Democracia Cristina (¿Recuerda alguien cómo la propia jerarquía de la iglesia católica destruyó las posibilidades de los partidos democratacristianos?), ayudaba a tener seguro que los dineros llegarían para financiar la estructura de partido y las campaña electorales. Ahora bien, González servía para eso de la política y daba mejor imagen, sólo había que construir una leyenda a su alrededor. Y ahí Guerra se ganó las habichuelas, aunque como dice Pablo Castellano lo hizo para ponerse de dos él.

Existe otra mística sobre el abandono de cualquier conexión izquierdista de González-Guerra en Suresnes, como si la facción de Rodolfo Llopis –a quien el PSOE actual le niega el debido reconocimiento habiendo sido el secretario general que más años ha estado en el cargo (seguro que por ignorancia)- fuese de bolcheviques, que no. En Suresnes salió un PSOE mucho más radical que el PCE del eurocomunismo, tanto que hasta por prudencia se evitó que fuese aprobada una enmienda defendiendo la dictadura del proletariado. Algo paradójico pues el socialismo, como momento histórico, es la dictadura del proletariado –o el dominio del proletariado si lo prefieren-, pero había que ser radicales sin pasarse. Sería a partir del 27° Congreso del PSOE en 1976 cuando González mostraría sus cartas verdaderas. En el discurso de apertura ya aventuraba lo que habría de venir: “Es difícil contener el grito y hablar serenamente, pero nuestra situación exige serenidad, exige que asumamos el pasado para superarlo, no para anclarnos en él. Exige que miremos al futuro sin renunciamientos imperdonables, con afán de justicia pero no de venganza, con el temple suficiente para medir las consecuencias de nuestras palabras y de nuestros comportamientos políticos”. Futuro y no mirar al pasado ha sido una máxima de González.

Tras el 28° Congreso, en el que mandó el socialismo al garete, junto al marxismo, González libre de ataduras partidistas y asentado como jefe de la oposición comenzó a mostrar su verdadero discurso: el nacionalista. En el discurso de la moción de censura contra Adolfo Suárez, el candidato socialdemócrata no habló de nacionalizaciones, ni cosas por el estilo, sino que apoyaba la construcción del Estado de las autonomías “en el mantenimiento estricto de la unidad de España”, medidas económicas para superar la crisis económica y un fuerte internacionalismo que ya dejaba vislumbrar la participación en la Comunidad Europea. Como diría en aquel tiempo su asesor de cabecera José María Maravall, presentaron un programa de reformismo radical. O como se lamentaba Luis Gómez Llorente, luchador antifranquista con paso por la cárcel y fundador de Izquierda Socialista, la “revolución burguesa”. En declaraciones a la revista Time ya lo advertía el propio González: “Es más que un programa socialista, en el sentido de que es un programa nacional, un programa de democratización del Estado, de las Instituciones y de la Sociedad. Es socialista en el sentido en que profundiza en la Democracia pero no en el sentido de que sea estrictamente una alternativa partidaria. Un montón de cosas de las que decimos que tenemos que hacer las podría hacer igual la burguesía progresista, pero no lo hacen”.

Un discurso típico del regeneracionismo español como esta muestra de 1982 en Bollullos del Condado: “Hay tantas cosas por hacer, hay tantas cosas por cambiar… Pero nadie podrá pensar que todo se cambia en un mes. ¿Ese cambio es pequeño? Yo creo que no, y les digo con toda sinceridad que creo que es un gran cambio, un cambio que supone un giro de ciento en la historia de España, se dice pronto. Después de centenares de años aquí se puede orientar la historia y la política de otra manera, con otro estilo, con otro comportamiento, con otra mira puesta en otros intereses, escrito, de lo que han sido los intereses de centenares de años. No digo de decenas de años, si ya no me refiero ni siquiera a la dictadura, me refiero a los años veinte, a los diez, a los primeros años del siglo, a los últimos del siglo pasado… Siempre ha sido así”. Normal que The New York Times calificase al PSOE como los “jóvenes nacionalistas”. Estas citas dan clara muestra del carácter patriótico, nacionalista o burgués de González. A ello añádanle la permanencia y entrada en la estructura militar de la OTAN y la única visión de una UE como orientadora de lo internacional y lo económico y tendrán el pensamiento de González.

No es que el ex-presidente del Gobierno haya cambiado, bien al contrario, no lo ha hecho, más allá de ciertos detalles. El problema es que se construyó una imagen mítica de su persona, especialmente en el ámbito socialdemócrata, que ahora que ha caído el velo carismático sorprende a las personas de lo que en un momento apoyaron con todas sus fuerzas. Guerra está en la misma posición porque también ha sido siempre un patriota, un nacionalista y un teatrero de los descamisados. Pero a día de hoy siguen defendiendo lo que defendían en 1982. Evidentemente defienden también el sistema constitucional que ayudaron a crear, eso es lógico y generacional, el problema es la forma en que se veía a González-Guerra hace años y se les ve ahora. Pasa como con el GAL que en su momento lo defendía el 80% de la población y hoy casi nadie. Diferentes contextos hacen que los matices cambien pero el núcleo central de la ideología estaba ya en aquellos años. No es que González haya cambiado, es que lo han hecho ustedes en su forma de verle y escucharle. Ahora si quieren cabréense pero no digan que ha cambiado tanto, que no lo ha hecho. Era un burgués y un patriota en 1979 y lo sigue siendo. Defendía la unidad de España en 1979 y lo sigue haciendo. Ayudó a construir el sistema y lo defiende. Nunca fue republicano sino posibilista, como nunca fue socialista sino un reformista liberal. Lo curioso es que jamás lo ocultó en realidad. Otros llevan años haciendo lo contrario.

¡Toc, toc! ¿Hay algo en esa cabeza?

Decía el inolvidable José Luis Cuerda que las personas “deberíamos salir con un cartel al cuello que ponga ‘No soy gilipollas’. ¡Porque están convencidos!” en referencia a la clase política. Si esto puede estar extendido entre todas las dirigencias de los partidos, en el caso del vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, es algo que viene mostrando desde que llegó a la sede parlamentaria de Vallecas. Desde aquellos tiempos el presidente madrileño de la formación naranja piensa que el resto son gilipollas y que bastante tienen con saberse vestir por las mañanas. No es una cuestión de clasismo, al fin y al cabo él no es más que un colocado por la clase dominante –fracción energética-, es populismo del sistema de baja estofa. Cualquier situación por absurda que parezca no es comprendida por las masas porque, cree Aguado, son gilipollas.

Antes de pasar a lo que ayer dijo, es menester recordar una anécdota de la legislatura anterior. Ciudadanos apoyaba al gobierno de Cristina Cifuentes –como luego apoyó, pese a las corruptelas, el de Ángel Garrido-, sin embargo, no había día en que el actual vicepresidente no dijese lo mal que lo hacía la presidenta, lo inútiles que eran sus consejeros y que si funcionaba algo era gracia a su partido. De hecho se quejaban desde el PP que Ciudadanos siempre votaba todo junto a la oposición “socialcomunista-chavista-populista-arriquitáun” salvo cuando eran cuestiones relativas a lo económico. Tras llevar años escuchando lo mal que venía haciéndolo el PP, el periodista Nino Olmeda tuvo a bien preguntarle “si tan mal hacen todo en el PP y son tan corruptos [cabe recordar que eran tiempos de imputaciones casi semanales] ¿por qué les siguen apoyando?”. Como la canción de Procol Harum, la tez de Aguado tornó a blanca palidez y comenzó a farfullar. Esto le ocurrió porque pensaba, como sigue pensando, que como decía Cuerda las personas del común son gilipollas.

Ayer, en el último despropósito del Gobierno regional de Madrid, Aguado expresó nuevamente esa idea de que la población es gilipollas: “No se ha detectado ni un solo contagio en el Metro. No por mucho que se repita una mentira se convierte en verdad” los contagios se producen en reuniones familiares y de ocio. Hay que analizar el argumento porque se está ante una de las grandes falacias. Dice el vicepresidente que no se han detectado contagios en el Metro, que han sido en las casa. Primero, ¿cómo saben dónde se han contagiado las personas? ¿Hacen pruebas en el Metro para saber si quienes entran son asintomáticos o no? El paciente vector, que es el que puede llevar o no el virus a los demás a una reunión, ¿dónde se infectó? No tienen ni idea. De hecho el argumento señala que las personas infectadas van de fiesta en fiesta y de casa en casa levitando. La mayoría de personas acaban aduciendo que han contraído el coronavirus en una fiesta o en casa porque, en realidad, no son conscientes del lugar concreto. Si la forma mayor de contagio es por el aire ¿cualquiera de ustedes sabrían decir dónde?

Segundo, tampoco hay contagios en oficinas y demás puestos de trabajo, especialmente en el comercio, donde hay una gran concentración de personas, donde una mascarilla se baja y se suelta lo que se suelta, donde los sudores acaban liberando efluvios, donde es más fácil cometer una torpeza al rascarse la nariz y no haberse puesto gel o haberse lavado las manos. Nadie piensa que se ha contagiado en el Metro porque cada uno cree que hace todo de forma correcta y son los demás los que lo hacen mal. Pero tocar una barra, un asiento, a otra persona en esos vagones masificados es lo más normal del mundo y de ahí a rascarse la nariz, colocarse la mascarilla y demás sin limpiarse las manos y contagiarse hay un paso. Contagiarse en el Metro, en la Renfe o en los transportes urbanos es de lo más normal por hacinamiento y descuidos. Luego ese virus se lleva a la casa y se acaban contagiando los demás habitantes. ¿Cuál ha sido el foco? La casa no, el trabajo o el transporte sí.

No se puede decir que la gente se contagia yendo a trabajar o en el sitio de trabajo porque eso es señalar a quienes mandan sobre los ineptos que gobiernan Madrid. Hay que criminalizar a las personas porque son gilipollas. No sólo se contagian sino que se tragan todas las estolideces que afirman desde el gobierno. Es más ¿cómo pueden saber si la gente se ha contagiado en un sitio u otro si carecen de rastreadores y en la mayoría de las ocasiones ni preguntan a las personas en los teléfonos habilitados? Los médicos que se contagian en los hospitales ¿son porque están de fiesta o lo traen de su casa? Aguado piensa que estas sencillas preguntas no se las hacen las personas normales ya que esas personas son, Cuerda dixit, gilipollas a su entender. En verdad no sólo es que piensen que las personas no dan más de sí mentalmente, es que además están haciendo el trabajo sucio a la patronal para que nadie analice si en las empresas hay focos o no. Como el dinero se lo han gastado en tonterías y en transferencias a empresarios tipo viudo con gafas, no tienen capacidad para poner más frecuencias de trenes –ni ellos, ni el ministro José Luis Ábalos hay que recordar-, no tienen capacidad de tener más médicos, no tienen vergüenza en realidad. Como en la escena de Regreso al futuro, hay que acercarse a Aguado, darle unos golpecitos en la cabeza (¡Toc! ¡Toc!) y preguntarse ¿hay algo ahí dentro? Sí, el pensamiento de que las personas son gilipollas y se tragan cualquier cosa. Decía el Encarnado “es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el Reino de los Cielos”, pues están empeñados en hacer de la Tierra un infierno en venganza desde el gobierno de la Comunidad de Madrid. Si no es Aguado, es Isabel Death Ayuso quien intenta convencernos de otra realidad. Son ellos dos los que se deberían aplicar la máxima que ha citado el vicepresidente (“No por mucho que se repita una mentira se convierte en verdad”). La gente no es tan gilipollas como piensan y aunque Ayudo y Aguado están constantemente repitiendo las mismas mentiras, que recogen como lambiscones los medios cavernarios,  no son verdad. 2,1 millón de personas hacinadas en un Metro son potencialmente un foco de contagio, mucho más que fumar en la calle. Pero si no hay nada dentro de esas cabezas poco más se puede pedir.

La trama corrupta de Amat será la tumba de Casado y Moreno Bonilla

¿Se han preguntado en alguna ocasión por qué el PP comienza siempre su curso político en la localidad almeriense de Roquetas de Mar? Muchos plumillas andaluces lo sospechan o son conscientes pero los caudillos de la prensa madrileña no lo han hecho. Bien por falta de interés, bien porque más vale no preguntarse cosas cuya respuesta no se quiere obtener. Con la última aparición en la prensa estatal de los trapicheos del alcalde roquetero Gabriel Amat ¿se preguntarán el porqué de esos comienzos o pensarán que sólo es un caso local o regional? Seguro que Pablo Casado y Juan Manuel Moreno Bonilla están deseosos de que no se haga nadie esa pregunta, que nadie indague qué pasa realmente en Almería o quién es verdaderamente Gabriel Amat. No ha habido presidente del PP a nivel estatal que no haya acudido a rendir pleitesía al vetusto alcalde roquetero –algo que no han hecho con alcaldes de ciudades más populosas o capital de provincia- y eso tiene una explicación. Y no es porque les llene las panzas con ricos manjares, que también lo hace.

En Diario 16 se lleva años detrás de todas las investigaciones que existen en los juzgados almerienses y de todas las tropelías que ha cometido el ínclito Amat sin que nadie le haya puesto un dedo encima. De ahí que esos 7,2 millones de euros que la UDEF ha informado que un empresario de la provincia ha entregado a políticos del PP parezcan tan sólo la mínima punta del iceberg de todo lo que hay realmente sin salir. Hablar de “caja B” por menos de una decena de millones y estando Amat en el ajo es no saber bien qué ha venido pasando en Almería y por qué José María Aznar, M. Rajoy o Casado han acudido a ver al alcalde roquetero. Siempre acompañados por el factótum andaluz que ha sido siempre Javier Arenas. No sólo por su control del partido a nivel regional sino por las puertas que abría a que dineros andaluces cruzasen Despeñaperros para nutrir sobresueldos, campañas y demás gastos y fastos de la calle Génova. Y en esos dineros, siempre se ha sospechado en Andalucía, Amat.

¿No se lo creen? Entonces cómo pudo ser que Rajoy mandase a su ministro de Justicia, Rafael Catalá, a cambiar los jueces que estaban instruyendo las causas en las que aparece Gabriel Amat. No sólo eso, desde el Consejo General del Poder Judicial y el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía no se “ha podido” ofrecer la ayuda humana y material a jueces y juezas que lo han pedido ante la enorme cantidad de documentación que han aportado las investigaciones judiciales de Policía Nacional y Guardia Civil. En el PP tienen claras pocas cosas y una de ellas es proteger como sea al alcalde de Roquetas de Mar. Si hace falta no construir una comisaría, necesaria a todas luces, en la localidad almeriense para que el alcalde no tenga a los investigadores en el epicentro de las tramas, el ex-ministro Juan Ignacio Zoido accede a ello y que los roqueteros se hagan el DNI donde puedan.

Los 7,2 millones, cuentan quienes han denunciado a Amat y conocen las instrucciones, es calderilla. Según narran la cantidad de dinero que se ha desviado desde lo público al partido dejaría en nada a los famosos EREs. A eso súmenle que al señor Amat los investigadores judiciales le han encontrado un entramado de más de 100 empresas familiares que han tenido contratos con las diversas administraciones almerienses que gobernaba el PP. Especialmente ayuntamiento de Roquetas y Diputación Provincial –durante años bajo el mando de Amat-. Piénsese que cuando el pepero llega al ayuntamiento roquetero estaba a punto de ser desahuciado de su casa y hoy se le calcula una fortuna de cientos de millones de euros… siendo sólo alcalde y presidente de Diputación. Mucho ahorrar va a ser eso. Las cifras del descosido que se ha hecho en Almería por unas cosas y otras se estiman en cerca de 2.000 millones de euros. Nada de caja B sino banco de barra libre ha sido aquello.

Amat a la izquierda de Casado en acto del PP

Casado dirá que de esto tampoco sabe nada, que a él le llevan a ver a un señor mayor y que eso de los dineros es de antes… de antes de cobrar del partido un salario por encima de su representatividad –de sus capacidades es obvio que sí-. Moreno Bonilla, que saber sabe, ya que no es tan tonto como parece –sabe mucho más su compañero de correrías Elías Bendodo-, debería preocuparse bastante más pues está en el ojo del huracán. Hay que pensar que actualmente el PP no controla el ministerio de Justicia, que el ministro es andaluz y debe haber escuchado los rumores de años y que igual hay cambios en el Poder Judicial que propician que las causas que investigan a Amat sigan adelante y no decaigan por eternizarse en los juzgados. Una vez que ha salido la última noticia sobre Amat es seguro que Casado se negará, llegando a negar la separación de poderes si hace falta –tiene cara para eso y mucho más-, a la renovación judicial para que no tiren del hilo roquetero. Si hay valentía judicial esta será la tumba de Casado, de Moreno Bonilla y en gran medida del PP. Un partido que ha hecho de la corrupción un modo de vida.

Lo sentimos madrileños, vais a morir.

Lo mejor para todas las personas que habitan en la Comunidad de Madrid es que vayan asumiendo que van a morir. En realidad se nace para morir. Es la triste realidad del ser humano ser consciente de que nada más nacer se camina hacia la muerte sí o sí. El problema es que con Isabel Death Ayuso esa muerte está más cercana que nunca. Cuando en los años 1970s o 1980s se temía una guerra nuclear devastadora –que sigue estando ahí como posibilidad pero se hace mentalmente más remota- ahora es un virus el que se ha juntado con la ineptitud hecha clase política y acabará con la mayoría de madrileños y madrileñas. ¿No lo creen?

La presidenta madrileña ha sido contundente tras reunirse con el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, no va a contratar médicos para la segunda ola pandémica. Su argumento es que no hay más médicos que contratar dando a entender que la tasa de paro es del 0%. Mentira, no contrata porque nadie quiere trabajar bajo condiciones de esclavitud mientras que en otras comunidades se respetan los mínimos derechos laborales. Tengan en cuenta que en Madrid a los temporales les hacen contratos por días, semanas, sin pluses de exceso de jornada y demás cuestiones que son lógicas para el personal sanitario. Si enferman de coronavirus les dejan sin baja laboral, por ejemplo. Enfermos y sin cobrar un euro. Normal que nadie quiera trabajar bajo esas condiciones.

Como Death Ayuso tiene más cara que espalda además ha pedido voluntarios para la reapertura del hospital de campaña en IFEMA. Aquí caben dos hipótesis. La primera que se pidan los voluntarios entre los médicos de los hospitales madrileños, con lo cual se disminuyen las plantillas y se generan perjuicios que pueden costar la vida de personas con otras patologías, más la sobrecarga de trabajo de ese personal sanitario que ya se verá si cobran lo extra. La segunda hipótesis es que realmente pida voluntarios sanitarios para que trabajen sin cobrar, en régimen de total esclavitud. No hay que descartar que esta segunda hipótesis sea la verdadera pues Death Ayuso, más allá de la carencia de capacidad cognitivas, es muy mucho liberal y gusta de sistemas explotadores. ¿Saben quién ganará con todo esto seguro? El viudo con gafas, emperador de ACS y CLECE, que cobró la última vez hasta el último millón de euros pese a haber desmontado el hospital.

Tampoco se ha visto al presidente del Gobierno muy dispuesto a colaborar más allá de enviar refuerzos de los aparatos represivos del Estado. Mandará militares y más policía controlar los bantustanes que han creado desde el gobierno madrileño, con la novísimas pistolas taser –las cuales matarán a los que sufran del corazón- y con la porra en la mano como no se atrevieron contra los que se saltaron el confinamiento real en los barrios de la clase dominante. Ni un euro piensa entregar más Sánchez a una irresponsable que se ha gastado los miles de millones ya entregados en repartirlos entre las empresas amigas sin contratar más sanitarios, medicamentos, rastreadores y primeras necesidades pandémicas. De hecho, políticamente le conviene que vaya a mal la situación en Madrid y que se vean escenas dantescas que perjudiquen al PP. Como si no tuvieran bastante con el caso Villarejo o con la nueva caja B del PP que le han descubierta en Andalucía a Gabriel Amat. Sánchez ha acudido a la sede de la presidencia madrileña porque le venía bien mediáticamente y sabedor de que con la presidenta madrileña tampoco hay mucho más que hablar pues no le preocupa lo más mínimo la salud de las personas. Ahí tienen la muestra de los dos discursos ofrecidos por los dirigentes políticos. Uno hablando de salud y otra de crímenes, de cosas de racistas (o cosas nazis) y nada de la salud de las personas.

Madrileñas y madrileños se encuentran ante el peligro de morir por la incapacidad de la clase política. El delegado del Gobierno, José Manuel Franco, atado de pies y manos por su cargo tiene al PSOE de Madrid dormido. Salvo la corriente de opinión Izquierda Socialista que ha pedido a Sánchez que tenga la valentía de aplicar el artículo 155 en la comunidad madrileña y que se acaben los bantustanes (la corriente marxista utiliza gueto) y algunos diputados que escriben en redes sociales, el silencio y la falta de empatía del principal partido madrileño es asombroso. Cuando debería estar al frente de las movilizaciones se encuentra cubriendo las espaldas de Death Ayuso como ha denunciado Manuel de la Rocha. El resto de la “izquierda” de batukada esperando que la revolución llegue como llegó la paloma a preñar a María. Que una cosa es que el acontecimiento revolucionario llegue de forma aleatoria en muchas ocasiones y otra es esperar milagros bailando.

La muerte es el final para madrileñas y madrileños. Ni tendrán médicos que les atiendan, para coronavirus u otras patologías; ni tendrán clase política que les defienda; sí tendrán policía que les aporree o electrocute –dependiendo de dónde vivan-; carecerán de medicamentos; y no podrán escapar al virus yendo a otras comunidades en esta ocasión. Para más inri tendrán que esperar a alguna de las vacunas occidentales, así que dense por muertos ya que Death Ayuso no tiene alternativa.

Lo que ha demostrado el coronavirus es que está en el poder una clase política que sabe gestionar cuando no hay que tomar decisiones. Cuando los funcionarios les hacen el trabajo de gestión del día a día todos saben gobernar, cuando tienen que ejercer la soberanía de la decisión, que diría Carl Schmitt, y arriesgarse públicamente se caen con todo el equipo. Es sencillo dar millones a los florentinos de España privatizando sanidad, educación y demás servicios públicos. Lo complicado es tomar decisiones soberanas para evitar la muerte de la ciudadanía. Si el Estado tiene algún sentido, siguiendo la estela de los pensadores clásicos, es para resguardar la vida de sus dominados. Es obvio que el capitalismo no mira a quién deja atrás y la clase dirigente está del lado del capitalismo para que no caiga la economía, sin embargo, que caigan las personas ya parece menos importante. ¿Cuál es el nivel de muertos que están dispuestos a admitir? Aún no se sabe pero lo que ocurre en Madrid con IDA, sucede en Andalucía con Moreno Bonilla, en Cataluña con Quim Torra… No es privativo de un partido o una región sino de una ideología. Más allá de ser muy mucho españoles –en ese marianismo que viene recuperando IDA-, de ser catalanes de raza pura, todos son peleles de la clase dominante. Madrid morirá en manos de incompetentes (pongan aquí el partido y el nombre de los que usted crea).

¡¡¡XENÓFOBOS!!!

Hace pocos días se advertía en estas páginas que el PP, particularmente el de la Comunidad de Madrid, estaba expresando un discurso reaccionario más similar al del período de entreguerras del siglo pasado que al lógico y normal de 2020. Una vuelta a los orígenes del AP/PP de los “siete magníficos” ministros franquistas alejándose de lo normal en un partido que se dice liberal-conservador –lo cual es una contradictio in terminis u oxímoron-, con una ideología diseñada por las fauces de José María Aznar en FAES –ese amor a la nueva derecha à la Alain de Benoist-. Hablar de trumpismo es hacer un feo a los años de esfuerzo de numerosos intelectuales europeos de la nueva derecha de los que el ex-presidente del Gobierno ha sido amable patrocinador en su fundación. Ese reaccionarismo está trufado de xenofobia como es lógico y es lo que vienen expresando Isabel Díaz Ayuso, ya se dio cuenta aquí de ello, como el consejero de Sanidad Enrique Ruíz Escudero.

Ruíz Escudero ha querido establecer una correlación entre las entradas de extranjeros por el Aeropuerto Adolfo Suárez de Barajas y los contagios de extranjeros en Madrid. Por eso ha explicado en el periódico cavernario ABC que la culpa del aumento de infectados por coronavirus es por culpa del supuesto no control aeroportuario. También ha añadido que el 40% de los infectados en la Comunidad de Madrid son “no nacidos en España”. ¿Existe correlación alguna? En principio no porque los extranjeros residentes en Madrid, en su mayoría, si tenían previsto volar a sus países de origen cancelaron los vuelos por culpa del coronavirus. Es posible que los extranjeros europeos no lo hayan hecho pero ¿no dicen que los demás países sí toman medidas en los aeropuertos? Entonces quienes volviesen a sus hogares, por muy extranjeros que sean, vendrían limpios. Eso o es que hablan sin sentido. O las dos. No existe correlación entre las entradas por el Adolfo Suárez y el 40% de contagios en extranjeros. Es más ¿qué pasa con el 60% de nacidos en España? ¿No viajan? ¿No se mueven? De forma estólida Ruíz Escudero o bien reconoce que los madrileños van infectado por toda España, o bien está señalando a las demás comunidades como focos contagiosos. No sólo no hay correlación sino que la culpa es de los demás.

No hay correlación entre un aeropuerto y los contagios de “no nacidos en España” en la comunidad de Madrid. De hecho en Extremadura no hay aeropuerto internacional y están como están. La frase del consejero, que le nombraron para privatizar y no para gestionar, es primeramente xenófoba. Criminaliza a un grupo de personas por no haber nacido en España como posibles contagiadores, como posibles personas que no se comportan de forma correcta y sanitaria –debe ser que no ha visto a borjamaris y demás especímenes de la derecha sin mascarilla o con ella en el codo-, como personas que deben quedar excluidas de la comunidad por ser inferiores. Ya dijo IDA que en los barrios del sur, los de la clase trabajadora, vivían personas con otras culturas y costumbres… Una justificación racista para proclamar los bantustanes de restricción de movimientos como los racistas del gobierno sudafricano en tiempos del Apartheid. Pieter Botha estaría orgulloso de estos seguidores madrileños. Aislamiento a los “no nacidos en España” y a la clase trabajadora –cuyas manifestaciones ahora no son una muestra de libertad, por cierto-.

Xenofobia por criminalizar al extranjero a lo que hay que añadir que la frase “no nacidos en España” tiene un carga racista, de señalamiento de personas como raza inferior (por tanto no-personas) aunque posean la nacionalidad española. Ruíz Escudero ha señalado a españoles y españolas como razas inferiores, como infectos, como no-personas, de igual forma que los nazis señalaban a alemanes de siglos como no-personas por ser judíos. Es abyecto que un consejero de una democracia señale a compatriotas por su origen (da igual raza, religión o nación). “No nacidos en España” criminaliza a los extranjeros en general y a nacionales de forma doble. Una especie de “no deberíais tener la nacionalidad española pues no sois dignos de ella”. Ruíz Escudero se sitúa en una posición supremacista y clasista. Él cree tener la auctoritas de señalar quién es persona o no y quién es superior a los demás. En su caso, inconsciente o conscientemente, como persona de derechas, “españolazo” y capitalista es no sólo la clase dominante sino la raza superior. Y nadie tiene la valentía de pedir su dimisión por tal xenofobia y racismo de corte parafascista.

Casado se hunde y miente con la legislación sanitaria

El enfado de numerosas personalidades del PP, incluyendo a las baronías de gobierno, con Pablo Casado aumenta día a día. La ineptitud que viene demostrando Isabel Díaz Ayuso como responsable de la Comunidad de Madrid les perjudica indirectamente. Si por un lado les ayuda a tapar sus errores en la gestión de la pandemia, ese centralismo mediático en el que parece que todo es Madrid, por otro perjudica enormemente a las siglas del partido, bastante dañadas ya por la corrupción. Pero mientras el tema del saqueo lo tienen medianamente controlado –son ya muchos años de robos en el PP-, lo de IDA en Madrid asusta porque no hay día en que no diga una estupidez, no tome una decisión equivocada o simplemente acabe haciendo una declaración racista. Se lo han dicho al presidente del PP en privado y no sería extraño que acabe haciéndose en público, más tras conocer que el sinsorgo al mando pretendía hacerla presidenta del PP madrileño.

Normal que por estas razones Casado haya utilizado los canales habituales para señalar al Gobierno de coalición como culpable de lo que sucede con la pandemia. En esta ocasión, en vídeo –cuando es cualquier cosa menos telegénico el pobre hombre-, ha decidido explicar que el ministerio de Sanidad tiene la competencia del mando único en caso de pandemias y epidemias –con las de gripe parece que no- y está dejando a las Comunidades Autónomas abandonadas. Dice el estólido presidente que eso es lo que pone en la Ley 33/2011 de 4 de octubre, General de Salud Pública. Resulta que eso que dice el pepero no aparece en parte alguna en esa Ley –pueden pinchar en el enlace anterior y verificarlo por sí mismos-. De hecho, pandemia y epidemia sólo aparecen citadas en una ocasión en todo el texto legal. ¿Miente a sabiendas o simplemente ignorancia supina?

Responder a esa pregunta es complicado en sí. Si bien dice haber terminado la carrera de Derecho, por lo que debería manejarse con las leyes de mejor forma que las personas legas, todo el mundo es consciente que se la regalaron y podría apuntarse hacia la ignorancia supina. Él puede ser ignorante pero sus asesores se supone que habrán leído la Ley y habrán visto que allí no dicta que sea el ministerio quien deba tomar el mando único. De hecho podrían haber mantenido las competencias pandémicas pero no fue así, ni nadie ha recurrido a esa Ley para decirle al ministro Salvador Illa que gestionase. Bien al contrario todas las Comunidades han actuado como han podido porque así lo dictamina la legislación. Cientos de juristas de derechas han estado escribiendo en los distintos medios cavernarios sobre la capacidad de las propias Comunidades para gestionar sin que el “Gobierno socialcomunista” tuviese que meter sus manos. Por tanto no cabe otra respuesta que decir que miente a sabiendas porque tan estúpido no puede llegar a ser.

En realidad no es más que la muestra de su hundimiento general como político. En el plano político se viene demostrando que la forma de gestionar del PP, con esa constante transferencia de fondos públicos a manos privadas con un peor servicio, es nefasta para las personas cuando vienen mal dadas. Incluso se permiten los fascistas echarles la bronca por este motivo. En el plano electoral Casado parece haber tocado techo en las encuestas y ni las hechas a medida en los medios cavernarios le permiten vislumbrar no ya la victoria general sino la victoria clara en el bloque de la derecha. A esto hay que sumar que Vox presentará su moción de censura contra Casado en breve y le quitará por completo la hegemonía ideológica. En realidad no es que haya muchas diferencias entre los fascistas e IDA, por ejemplo. Un discurso racista, de clara lucha de clases en lo económico, lo político y lo teórico-ideológico que remite a la reacción que lleva promocionando José María Aznar desde hace tiempo en FAES. Hasta el momento sólo habían sacado la patita liberal pero ante la crisis han desvelado a verdadero monstruo que llevan dentro. Casado no pinta nada por mucho que intentan sus medios acólitos mantenerle. Y él no ayuda con errores básicos y mentiras continuadas.

Medida fantasma de Ayuso criminalizando a la clase trabajadora

El escándalo mediático ha sido mucho más elevado que la realidad de las medidas tomadas. Dejen por un momento la algarabía del aparato ideológico y racionalicen la adopción de medidas y su validez real para frenar la pandemia. Isabel Díaz Ayuso, como verán, ha lanzado una medida fantasma en la práctica, pero con un alto contenido ideológico en lo político. Inoperancia de las medidas para frenar el Covid-19 pero señalamiento de la clase trabajadora como culpable de que el virus se expanda por la región –con el añadido del Gobierno estatal que no controla quién entra y sale de la Comunidad de Madrid-. A su lado un sinsorgo, Ignacio Aguado, asintiendo en todo y añadiendo más leña a la culpabilización de la clase trabajadora. Pura lucha de clases mientras la “izquierda” –ya hay que ponerlo entrecomillado- está a verlas venir… desde hace tiempo.

Dice IDA que va a imponer restricciones al movimiento de las personas en ciertas zonas sanitarias –no lo hace por distritos o barrios en sí realmente porque le tocaría restringir ciertas partes donde vive la derecha votante- pero, y en este punto el pero es sutil e importante, las gentes de esas zonas podrán ir a trabajar, podrán llevar a sus hijas e hijos al colegio, podrán quedar hasta seis para tomar una cerveza, podrán ir a las casas de apuesta, podrán ir a por comida –al supermercado de origen castellonés que subirá otra vez los precios-, podrán hacer papeles legales, podrán acudir al médico, podrán hacer casi todo salvo reunirse muchas personas en una casa o salir al parque. Lo último no es que sea imprescindible porque parece que va a llover durante unos días, pero si se paran a pensarlo realmente no va a restringir nada que evite la propagación del virus. Porque las personas de esas zonas se seguirán infectando en los centros de trabajo o en los vagones de metro rebosantes de personas.

Medida fantasma porque no impide lo productivo, que es lo que interesa, ni lo comercial básico, ni nada que afecte al ámbito económico. Como la mayoría de personas se suele relacionar más trabajando o viajando al trabajo que en su casa el virus se seguirá propagando. ¡Ah no! Ha dicho el vicepresidente, sin aportar ni una sola prueba, que donde realmente se contagian las personas es en las casas, en los parques y en los bares. En los comercios, en los centros de trabajo y en el metro con el sobaco de un señor en la nuca no. Ahí es donde comienza lo ideológico, la lucha de clases, el desprestigio de la clase trabajadora no ya como subclase social sino como personas inferiores que deben, por tanto, estar sometidas al poder de la derecha y aceptar todas las restricciones –del tipo que sean- para poder sobrevivir. En los barrios de la clase dominante esas cosas no pasan según ese discurso reaccionario, aunque no sea cierto y se contagien de igual forma si se ven las estadísticas.

Se vuelve a un discurso que no es nuevo, que es patrimonio de la derecha global, y que, hasta hace poco, utilizaban en su acción política y doctrinaria-interna pero lo callaban en público. La clase dominante es superior en todo a la clase trabajadora y por eso su dominio y su libertad sin restricciones es lo lógico, lo natural, lo determinado por el espíritu de los tiempos, vienen a decir. Lo mismo decían las derechas, da igual liberal que conservadora, en los años 1920s y 1930s. ¿Les suena lo que ocurrió durante esos años?  “El principio aristocrático de la naturaleza” que escribiese Adolf Hitler en su Mein Kampf (p. 69) que elaboraría Alfred Rosenberg hasta llegar a afirmar que “el más válido domina al inferior” en El mito del siglo XX. Liberal-conservadores actuales como Alain de Benoist, muy citado en los cuadernos de formación de FAES, siguen esa estela de odio de clase que está tan presente en la clase política de la derecha. Cuando Aguado dice que la mayoría de contagios se producen en las casas acaba señalando, medidas de restricción mediante, a la clase trabajadora como descuidada, como inferior genéticamente –los ricos, no se sabe por qué circunstancia, deben tener genes distintos que repelen el coronavirus- y por todo ello debe estar dominada por la élite social… la clase dominante. Es más si mueren personas de la clase dominante en un hervidero de virus mejor, así no se reproducen que diría Thomas Malthus.

Medida fantasma pero criminalización de la clase trabajadora –que en la derecha sitúan como sujeto del socialismo, algo que la izquierda olvida en demasiadas ocasiones-, obligada a producir pero no a vivir. Es la reacción en estado puro contra el sujeto de transformación social. Y lo hacen porque al otro lado, si se mira bien, no hay nada. Ahora lanzarán siete tuits, trece memes, se harán los indignados pero ninguno de los partidos de la “izquierda” se pondrán al frente de las reivindicaciones y luchará práctica e ideológicamente contra esta derecha montaraz, católica –hijos directos de Pío IX-, nacionalista –la clase trabajadora no es nación como tal- y entregada a la destrucción de los bastiones conseguidos por la izquierda en dura lucha contra la clase dominante del capitalismo. Se condena con conciencia de clase a la clase trabajadora no en la práctica productiva sino mediante la ideología, lo social, lo político y lo económico. ¿Les importan los bares y tiendas de barrio de las zonas de clase trabajadora? No. Los importantes son los del centro –turístico-, los comercios de grandes cadenas, las tiendas de los barrios de la clase dominante, pero en Vallecas, Carabanchel o Usera ni les importa, ni saben lo que hay. De hecho desearían poder destruir todos esos barrios para construir viviendas unifamiliares, así que si mueren todas esas personas –que ya no tienen consideración de seres humanos- adelantan el plan.

Cuando la mayoría de políticos de izquierdas se ríen de la lucha de clases o de la guerra cultural –que no es más que la lucha de clases en la teoría-, hinchan el pecho cuando les dicen marxistas –aunque de eso sólo tienen la pose-, están despreciando la lucha real. Se dejan embaucar en la falacia popperiana de la historia como lucha entre sociedad abierta (democracia) y sociedad cerrada (totalitarismo) y olvidan que es otro tipo de lucha la que ha conseguido los grandes logros humanos, la lucha de clases. Algo que deberían tener claro. Pero es mejor preocuparse porque a un señor le han dado un golpe en Hong Kong, porque la OTAN debe tener bases en Bielorrusia o la tontada que se inventen los medios de comunicación como derecho inalienable de la diversidad metafísica. Hay que estar en la lucha de clase de la misma forma y manera en que IDA o Aguado han demostrado estar. Dejarse de ver series, dejar de hacer caso al camarlengo monclovita de los sentimientos, dejarse de rezar el rosario en el ministerio y ponerse en modo lucha. Todos los medios de comunicación están al servicio de la ideología dominante –incluso los que se venden como progres-, algunos directamente están en plena lucha de clases –los más cavernícolas- y mientras la izquierda a verlas venir y a discutir sobre el sexo… ¡Uy! ¡Perdón! sobre el género de les ángeles.

Están criminalizando a la clase trabajadora y ¿saben quién lo va a aprovechar? Esos, los fascistas. Llevan varias semanas intentando captar a la clase trabajadora. En Francia la Agrupación Nacional de Marie Le Pen se ha ganado a la clase trabajadora de las ciudades y del campo. Donald Trump ganó gracias a la clase trabajadora blanca de los estados centrales. La historia ha enseñado que si la izquierda no se ocupa de su clase objetiva acaba en manos de su peor enemigo. Sigan con medidas que no se pueden aplicar por falta de fondos, por falta de personal o por falta de rigor legislativo que a no más tardar igual el susto se lo acaban llevando de verdad. Si no ven que la derecha a nivel global ha lanzado su órdago en la lucha de clases para acabar con cualquier posibilidad de transformación social, es que no se enteran de nada. Es hoy cuando hay que luchar en el plano político e ideológico, no esperar a mañana. Ayuso y Aguado han dado el pistoletazo de salida, mañana será Juan Manuel Moreno Bonilla en Andalucía, al otro Fernando López Miras en Murcia, al siguiente Alberto Núñez Feijóo y así hasta llegar a Quim Torra e Íñigo Urkullu. La Internacional de la derecha está en plena lucha de clases ¿y la izquierda?

Post Scriptum. Dicen que harán un millón de test en las zonas más afectadas. Lo que no cuentan es que ese millón por cincuenta euros aproximadamente que pagan a las empresas privadas por hacer cada uno suponen un ingreso a manos privadas de 50 millones de euros más, como poco. Cincuenta millones que se sacarán de dotación de escuelas públicas, hospitales y/o servicios de primera necesidad.

Costa, canteranos y el coñac de Cerezo

Como se rumiaba toda la hinchada rojiblanca NO VA A VENIR NADIE. Salvo el alta, casi obligada, de Ivo Grbrić y la compra extraña de Yannick Carrasco –que estaba cedido en el equipo-, ni fichajes, ni salidas, ni ná de ná. Eso sí, el coñac de Enrique Cerezo que no falte nunca. En favor del dúo del expolio hay que decir que ya advirtieron que habría “tres o cuatro retoques” siempre y cuando saliese alguien. Y claro salir, no ha salido nadie de los que les interesaba. ¿Alguien piensa que Vitolo se va a marchar con el sueldazo que cobra? Además, en cuanto llegan los partidos se viene abajo y se lesiona o empieza a sentir síntomas. Decían los de la acera de enfrente con Gareth Bale, pero lo del “astro canario” es también para hacérselo mirar. Campeón de las pretemporadas y dolores de todo tipo en cuanto echa a correr el balón.

El problema no es que vengan jugadores o no. Si no vienen por culpa de años de gestión nefasta y de manos atadas de la secretaría técnica pues que se asuma. Lo terrible es que intenten vender motos desde los medios de comunicación. En apenas dos días ya están vendiendo que “esta temporada sí” va a ser la de Diego Costa. Que si está hecho un toro, que si esto, que si lo otro, “bla, bla, bla”. Como no logran colocárselo a nadie, ni el hispano-brasileño ha querido una renovación por un año más bajándole el sueldo pero garantizándoselo se quede o se vaya, hay que llamar a los muchachos de la prensa para que vendan que es el gran fichaje. Como piensan que la hinchada está formada por idiotas, no se percatan que hace cinco días lo que vendían es que el fichaje era Héctor “el hijo del viento” Herrera. Y unos pocos días antes el fichaje era Ivan Šaponjić que quería comerse el césped. Si se hace recapitulación de lo expresado desde el palco, a través de los medios de comunicación al servicio de Miguel Ángel Gil, los fichajes son los mismos jugadores del año pasado más los 55 millones de Morata.

Por si fuera poco el esfuerzo que hacen los medios de comunicación para que no se note que se está descapitalizando al equipo por los negocietes del dúo, ahora venden que es el momento de la cantera. Aquello de “zinades y pavones” pero en versión cutre de producciones Cerezo y Gil. Están vendiendo hasta al utilero del Atlético Madrileño y tienen el rostro de decir que los canteranos tendrán más oportunidades que nunca. Que si los cinco cambios; que si el futuro del Atleti B en la locura que ha montado el incompetente de Luis Rubiales desde la federación –que podían pensar en que van a ganar y quedarse en la segunda B pro. Total juegan contra el Raúl Team que las pasó canutas el año pasado pero que se vende como si fuese el Brasil de 1970-; que si hay una hornada de juveniles que la vienen rompiendo… Humo para que no se vea la incapacidad de los que ocupan, mediante usurpación, el palco.

El coñac del presidente Cerezo no faltará antes de conceder entrevistas, que eso es lo importante. Mucho más que dejar de hacer trilerismo con los fichajes. Mucho más que dejar a Andrea Berta hacer su trabajo con total libertad –el italiano no es tan inútil como quieren vender-. Si tan amigo es Mendes –que cuela cada bacalada que es para llorar- por qué no se ha llevado a tres o cuatro –la afición rojiblanca tiene claros los nombres- y han traído a dos buenos de verdad. Que luego salen los confidentes a decir que la culpa es del Cholo Simeone que no sabe cambiar las tácticas, ni adaptarse a los jugadores que tiene. Claro, como se pasan la vida en el palco comiendo canapés, se pierden los partidos y no ven realmente el tipo de jugadores que hay en el equipo. Por mucho que lo intenten no van convencer a las gentes rojiblancas de que Herrera es el Maradona mexicano o que Lemar es el futuro de la selección bleu. Y para un jugador que se inventa el Cholo, como es el caso de Marcos Llorente, se lo reprochan porque daría más juego con Thomas y sentando a Koke y Saúl… Es que no deben ser de la agencia amiga de algunos escribanos.

Y para rematar la faena no hacen más que filtrar fichajes que ni pueden hacer por salarios –el coñac de Cerezo es de los caros-, que no los conoce ni su padre –ergo rodillas raras-, o que intentan pagar con avales como los que pusieron Jesús Gil y Cerezo para quedarse con el equipo en propiedad y el dinero de los pequeños accionista. El resto de dirigentes españoles ya los conocen bien y piden dinero contante y sonante, que las trampas son en otro lado y en el campo. Al final lo que pretenden Gil y Cerezo con todos estos movimientos en la prensa no es ya ilusionar a la parroquia –eso pasaría si dijesen que se van- sino despistarla, confundirla y que no sepa si realmente se ha fichado este año a Costa –lo de antes era un espectro-, si Herrera es un canterano o si Mollejo es un belga. Una táctica que llevan décadas utilizando –algunos no recordaran cómo vendían al brasileño Tilico– y que cada vez les funciona menos. Tienen suerte que el Atleti es un equipo distinto, con una afición entregada pese a todo, si fuesen de otra forma igual les habían tirado al Manzanares… desde el Metropolitano. Ya saben Costa a tope, canteranos y que no falte coñac a Cerezo.