martes, 30 diciembre, 2025

El error de comunicación política de Sánchez

Que Pedro Sánchez aparezca para exponer sus líneas directrices de gobierno no es una mala idea, de hecho debería hacerlo cada seis meses como poco. El problema es que cuando alguien se autocalifica de asesor en comunicación política, se arroga –en este caso- poderes de camarlengo y acaba por copiar todas las campañas que se hacen en otros países, especialmente EEUU, debería cuantificar tanto el qué como el cuándo.

Ayer el presidente del gobierno expuso en una exposición en la sede central de Ferraz su posición respecto a lo que queda de legislatura, ahora que parece se ha asegurado la misma con unos presupuestos propios, con el lema La España que nos merecemos 2021-2026, donde se destaca que “acabaremos en 2023 la legislatura con un crecimiento más sólido, más empleo y mayor justicia social”. El primer error es el propio lema que, por buscar un quinquenio como unidad de medida, traspasa los tiempos que, de no suceder nada raro, darían por terminada esta legislatura. Algo que reflejan en el destacado de la noticia que ofrecen a los medios. ¿Por qué tres años más de la legislatura? Soberbia sin duda al pensar que ganará de calle las siguientes elecciones ¡a tres años vista! Y cortedad de miras porque de vencer en esas futuras elecciones recortaría en un año la legislatura de forma prematura, señalando que no tendría mayoría suficiente y se vería obligado a ello. Con tanta fecha que no cuadra, al final, se acaba por embarrar el efecto simbólico que se cree necesario. En el pasado Alfonso Guerra propuso aquello del Programa 2000 como marco simbólico. No se llegó pero marcaba un horizonte de esperanza ante el cambio de siglo, dejando atrás el infausto siglo XX.

En el discurso que le han preparado a Sánchez le han intentado unir a una tradición que surge con Pablo Iglesias de tal modo que la imagen que acaba proyectando es que él no ha hecho nada que merezca la pena. Salvo luchar contra el coronavirus, ni la sanidad, ni los servicios sociales, ni la extensión educativa a la clase trabajadora, ni el matrimonio igualitario… son obra suya, quedando sin ofrecer nada nuevo. Y cuando se hace una apuesta por una exposición de estas características, sabiendo que sólo lleva dos años gobernando –y de aquella manera con limitaciones por la minoría en que se encuentra- se debe ser más propositivo. Si estableces el marco simbólico en el pasado y no ofreces más, aumentar la apuesta que se dice, aparentas justo lo que no querías aparentar con la comparecencia. Un error estúpido, que cualquiera que haya pasado por una facultad de políticas con cierto provecho sabe… ¡Ah que no han pasado por una facultad de esas los asesores! Se entiende.

El presidente ha hecho un esfuerzo por sintetizar su posición política, algo no complicado, pero lo ha hecho, y aquí se encuentra el más grave de los errores cometidos por sus asesores –sí, señalando especialmente a Iván Redondo-, un día en que la repercusión va a ser mínima. Un sábado los periódicos y las televisiones están bajo mínimos respecto al personal disponible. Por tanto se va a hacer un “corta y pega” de la nota de prensa y poco más. Al no haber debates televisivos, ni radiofónicos mañaneros o vespertinos/nocturnos lo que haya dicho el presidente del gobierno se lo lleva el viento. Salvo la tropa de militantes activos en redes (los famosos sugus) no existe mayor movimiento como se ha podido comprobar en todos, y todo son todos, los medios de comunicación. ¿Para qué hace es esfuerzo comunicativo si nadie va a hacer ni caso? De hecho las redes sociales estaban más pendientes del fútbol, del acoso trans a la alcaldesa feminista Nuria Parlón o de la última tontería del clan Pantoja.

Parece que, por los brutales errores que viene cometiendo, el camarlengo monclovita Redondo trabajase para el PP o para Podemos. No se entiende que haga salir al presidente a soltar un speech sin prever que nadie le iba a hacer caso y con  un discurso francamente malo de solemnidad. Curiosamente ha dejado en las redes una imagen con un admirador en su despacho de Moncloa donde había colocado el libro de Julio Feo (director de gabinete con Felipe González) Aquellos años. Lo ha debido leer pero no lo ha entendido bien. ¿Cómo es posible que planifique una salida del presidente al hospital La paz de Madrid sin avisar al PSOE para que acudiesen al menos dos docenas de militantes a aplaudir y hacer frente a los peperos que allí estaban? En el PP se dieron prisa en enviar a los suyos, en el PSOE… Haciendo la comparecencia en Ferraz han querido mostrar que el partido estaba muy activo, o algo por el estilo porque con esta gente nunca se sabe, frente a las críticas de esta semana de los ex-dirigentes del partido. Y realmente sus acciones demuestran que aquellos van a tener razón. Cuando González, Almunia, Rodríguez o Rubalcaba viajaban se avisaba, siempre, a los del PSOE del lugar para que no estuviese el secretario general solo. Hoy están a ver si copian lo que pasa en series estadounidenses. Una pena porque la intención podía ser buena pero está muy mal ejecutada.

El libro de cabecera de Ayuso: Contra la socialdemocracia

Cuando se califica a Isabel Díaz Ayuso de poco menos que una mema sin conocimientos se olvida que, a diferencia de otros políticos que muy ufanos se presentan como muy listos, ha leído al menos un libro con un fuerte contenido ideológico. Este que presentamos hoy es, posiblemente, su biblia política. En realidad la biblia política de numerosos liberales, incluida la presidenta de la Comunidad de Madrid, no porque hayan descubierto nada nuevo sino por haber logrado hacer una recensión del pensamiento liberal, que no neoliberal, ofreciéndola con sencillez y aplicada a numerosos aspectos prácticos. Paradójicamente, han aceptado la máxima marxista de unión de teoría y práctica, o filosofía de la praxis, y los autores la exponen con contundencia. Si quieren conocer el porqué de algunas cosas que dice la presidenta madrileña o el porqué de la insistencia en el uso del concepto de libertad deberían leer el texto, aunque si son de izquierdas igual les resulta doloroso.

Jorge Vilches y Almudena Negro lograron esa unificación de la, podríamos calificarlo así, tradición oculta del liberalismo. Cuando hoy desde tribuna de personas que se dicen intelectuales se habla de neoliberalismo para hablar de cualquier cuestión que exponga la derecha, olvidan que hay cuestiones que quedan fuera y que los liberales de verdad siguen defendiendo. ¿Qué es hoy el neoliberalismo más allá de una forma de calificar a la ideología dominante? En este sentido los autores son claros y señalan con acierto cómo se califica de neoliberal algo muy distinto del liberalismo, tampoco se puede decir que sea todo consenso socialdemócrata, esto es una exageración en la que abunda el texto, sino que las oligarquías dominantes al final van tomando de aquí y de allí lo que les conviene a sus propios intereses conformando una ideología que para los liberales tiene mucho de socialismo y para los socialistas (no socialdemócratas) tiene mucho de liberalismo.

El principal aspecto que tratan en el libro es cómo el consenso socialdemócrata se ha ido de madre. Reconocen que tras la segunda guerra mundial ese consenso se extendió a todos los grupos políticos a derecha e izquierda con un buen provecho económico, pero critican que la desmesura de las medidas al final está extinguiendo al ser humano como ser libre. El Estado minotauro, ese Estado que cada vez pide más y más ingresos y abarca más aspectos de la vida, es el núcleo irradiador de un proceso autoritario, dicen, que afecta a las libertades más simples del ser humano y de la sociedad misma. Sin duda si Hegel analizase la forma del Estado actual se asustaría sobremanera con las dimensiones y lo que acaba abarcando en las vidas de las personas. Se llega a legislar casi hasta cómo se ha de vestir al salir a la calle.

En este sentido tienen razón los autores pues se asiste a una estadolatría exagerada pero olvidan en esa defensa del liberalismo como único frente contra el Estado minotauro que existe una larga tradición en la historia de la izquierda, especialmente marxista seria, donde se critica el tamaño y el exceso del Estado. Por ejemplo, Louis Althusser en Las vacas negras señala que “la noción de un Estado que fuera el Estado de todo el pueblo es un disparate absoluto” (p. 135), pues en la época socialista lo que habría sería un no-Estado, una forma política no estatal (algo con lo que los liberales estarían medianamente de acuerdo). También dice Althusser que el exceso de derechos inscritos en las legislaciones es estúpido: “Uno no combate, pues, por hacer inscribir meros derechos conquistados por la fuerza, en el código burgués” sino por la transformación (p. 199). La democracia cristiana, esto sí lo señalan en el texto al hablar de Jacques Maritain o Marc Sangnier, sí hablaba de intervención del Estado para el bien común, un salario mínimo y la justicia social (p. 186 del libro de Negro y Vilches). Es más, si queremos ser malvados, sólo hay que recordar al padre del liberalismo Adam Smith que expresaba lo siguiente en su Teoría de los sentimientos morales: “El individuo sabio y virtuoso está dispuesto en todo momento a que su propio interés particular sea sacrificado por el interés público de su estamento o sociedad particular. También está dispuesto en todo momento a que el interés de su estamento o sociedad sea sacrificado por el interés mayor del Estado, o soberanía, del que sólo es una parte subordinada”.

La parte más aburrida del libro es aquella en que todos los males de la historia se achacan a la izquierda mientras que los virtuosos liberales se han destacado en la defensa de la libertad y el progreso… Olvidan, porque los liberales tienden a olvidar algunas cosas, que un liberal como Richard Ely ya propuso en su tiempo que las personas a las que era difícil colocar en un trabajo se las mandase a colonias de trabajo llegando incluso a la eugenesia. Siendo Vilches historiador político es normal que acepte que el contexto es fundamental… para unos y para otros.

Tampoco está muy lograda la parte en que se trata el populismo (p. 145 y ss.) porque da la impresión de que todo acaba siendo populismo o socialdemocracia y no es así. No pasa nada por señalar a los nacionalistas por ser nacionalistas e independentistas. Evidentemente hacen reclamos al pueblo elegido y demás, pero siempre y cuando sea un pueblo nacional… por cierto que fue otro liberal el que abrió la vía para la autodeterminación Immanuel Kant tal y como recoge un no izquierdista como Elie Kedourie. Tampoco el populismo de Podemos es socialista, pues en ningún momento han hablado de socialismo en sí ya que no conciben ese tipo de sociedad como ideal. No encaja con el populismo como arma de lucha política si se quiere entrar en la disputa agonística. La tradición socialista ha ido por otro lado bien distinto al populismo. Señalar también que no se puede catalogar a Jacques Rancière como populista ¡por favor! Si justo su libro El odio a la democracia es una oda en favor de la democracia directa y contra populismos de todo tipo o el consenso socialdemócrata además. Dice el autor francés “[la democracia] es la acción que sin cesar arranca a los gobiernos oligárquicos el monopolio de la vida pública, y a la riqueza la omnipotencia sobre las vidas”. Esto mismo es defendido por los autores españoles (lucha contra las oligarquías) en su propio libro. Es más, en la página 123 hasta ataca al consenso establecido.

Hay aspectos sumamente interesantes en el libro, como la actualización del mal que supone la partitocracia que ya expusiese en su Ensayo sobre las libertades el francés Raymond Aron. Incluso analizar la historia como una lucha de oligarquías y no de clases supone abrir un debate sumamente interesante si hubiese posibilidad de ese debate que, en esto hay que darles la razón, seguramente sería aplacado por la clase dominante y sus aparatos ideológicos. Desde la página 222 hasta el final está lo más ideológico y lo que más asustaría a la clase política. Da igual del PP (hacen un ataque duro a Aznar, un poco menos, y a Rajoy, un poco más) que del PSOE. Por cierto, ya que hacen un análisis sobre los años del PSOE en el gobierno y otra parte de la historia del regeneracionismo, cabría apuntar que podrían haber consultado una muy buena tesis doctoral de la Facultad de Políticas (El factor del liderazgo en la España contemporánea: el caso del PSOE 1974-2000) donde se explica claramente que Felipe González jamás fue un marxista, como mucho lo utilizó de tapadera de estrategia electoral, y sí el último regeneracionista convencido. Cambiaría bastante el argumento que sostienen en el libro respecto al personaje y lo que vino después. Un libro curioso, raro en lo editorial en España (salvo Deusto, Unión Editorial o Ediciones Encuentro las demás editoriales no suelen adentrarse en estos textos), y que es la mejor plasmación para entender el liberalismo que defienden algunas personas en el PP (otras desde fuera). Un texto donde se dicen algunas verdades (la diferencia entre consenso y acuerdo es brutal), salvo que se tenga un amplio sesgo cognitivo hay que reconocerlo, y donde hay mucho agitprop liberal también. Un texto para que, en otro contexto, se pudiese hacer una verdadera lucha en la teoría, pero no es este el contexto más propicio, ni existen los dirigentes políticos que pudiesen apoyarlo. Eso sí que utilicen al chileno Axel Kaiser como referente (por cierto la Fundación Disenso de Vox lo tiene como ídolo), cuando está medio-zumbao (digamos que es el Zizek de la derecha) y en más de una ocasión ha mentido con los datos de su país, y se abandone a De Jouvenel, Gambescia, J. S. Mill (a este lo llaman padre de la socialdemocracia), Chantal Delsol o Freund (menos mal que el profesor Dalmacio Negro está espiritualmente) me ha dolido, pero esto no le importa a nadie. Si tienen el ánimo con fortaleza y son de izquierdas lean y confronten, si dicen que son liberales verifiquen si realmente lo son.

Socialistas piden expulsar a González del PSOE

Tras afirmar que a él no le va a hacer callar nadie, salvo la parca le ha faltado decir, durante una entrevista las redes sociales se han llenado de peticiones al secretario de Organización, José Luis Ábalos, para que expulse al ex-secretario general del PSOE. Realmente, siguiendo la letra del reglamento que aprobó el sanchismo podría hacerlo… siempre y cuando hubiese citado a alguna persona en concreto. Algo que no ha hecho aunque todo el mundo haya entendido que las palabras que ha dedicado han tenido como destinataria a la vicesecretaria general o general vicesecretaria Adriana Lastra. Es perro viejo en lides partidistas Felipe González y tan fácil no se lo iba a poner.

Está cansada una parte de la militancia, la sanchista, de las palabras que suele proferir el ex-presidente González respecto a la política española. La otra parte calla y aguanta por lealtad y por aburrimiento. Entiende Isidoro que el gobierno se está equivocando respecto a ciertos pactos con partidos que desean la independencia, aunque obvia en esas declaraciones que los demás partidos “constitucionalistas” están echados al monte y no acordarían nada. Eso suele faltar en sus reflexiones porque aún se siente engañado por Pedro Sánchez, al que apoyó cuando peor lo estaba pasando en abril de 2015, aunque su voto fue para Eduardo Madina según confesó, cuando le prometió que si no era elegido presidente se abstendría en favor de M. Rajoy. Y desde entonces ha aprovechado cada ocasión que ha tenido para señalar algún aspecto negativo del presidente.

En lo que respecta a las palabras que todo el mundo ha entendido iban dirigidas hacia Lastra, no cabe duda que le ha sentado mal eso de dividir el partido entre viejos y menos viejos, o entre los que tienen derecho a hablar y los que tienen derecho a callar y abonar cuotas. No concibe González en su cabeza un PSOE idólatra y de eso algo sabe. Paradójicamente muchas de las personas que hoy piden su cabeza son las mismas que en época del felipismo pedían a los críticos que se callasen. Sólo han cambiado de un ídolo de la tribu por otro, pero siguen en el mismo ejercicio de militancia mal entendida… salvo que todas esas personas hayan sido de Izquierda Socialista. Lo cual no es posible porque la corriente de opinión hubiera sido casi hegemónica en tiempos felipistas. Lo curioso es que nadie, respecto al discurso interno del PSOE se haya preguntado si González tiene o no razón. Si hay militantes de primera o de segunda. Si se puede hablar y criticar o se debe callar y tragar con todo lo que haga el gobierno por el simple hecho de ser el gobierno. Bueno, Lastra no es gobierno, se abstuvo para que gobernase Rajoy y salvar su cargo, por lo que carece de auctoritas, aunque sabe mucho de nadar en todas las aguas.

En el PSOE siempre hubo una tradición de respeto a los mayores, aunque estuviesen equivocados, ahora se les manda callar y se pide que se les expulse. Algo que no harán en la secretaría de Organización o en su derivada que tiene Santos Cerdán porque saben que supondría el levantamiento de todas aquellas personas que por autodisciplina han callado hasta el momento. Personas que se muerden el labio cuando ven que Pablo Iglesias se pasa el día, además de viendo series de televisión, echando pulsos al presidente del Gobierno para estar en todas las salsas –algo que permite Iván Redondo-. No habiendo colaboración de más fuerzas parece que hay que aguantarse para sacar los presupuestos adelante con lo que hay, pero sabiendo medir y sin tragar con todo lo que se traga. Echar a González sólo serviría para calentar más las cosas y dar pie a señalar a Sánchez como un dictadorzuelo. Lastra se equivocó en sus declaraciones porque el PSOE siempre ha sido muy ácrata y muy entregado a discrepar, ahora González se equivoca porque no es el momento. Mucho menos cuando se está honrando la memoria de un compañero como Alfredo Pérez Rubalcaba, que gustaba de discrepar por cierto.

Y dios se hizo carne junto a un balón

Cuando a Bergoglio el espíritu santo en cónclave dentro del Vaticano decidió designarle máximo pontífice romano, comenzó a extenderse una especie de broma respecto a los argentinos. No sólo tenían, en ese momento, a dios, al hijo sino que también al espíritu santo hecho carne en Roma. El hijo, como pueden pensar, era un Messi en estado de gracia, pero el dios de los argentinos siempre fue y será Diego Armando Maradona.

Incluso la residencia de dios en la Tierra será disputada a Roma por Nápoles porque allí un pequeño chaval de Lanús hizo milagros que cuenta la leyenda eran imposibles de realizar en un tiempo donde los defensas no eran elegantes, sino que empleaban las más malas artes futboleras, aprendidas sin lugar a dudas en la pérfida Babilonia, tenían melenas, patillas y hasta frondosos bigotes. Los pies de esos monstruos hijos de Baal, sin embargo, iban siempre al tobillo, a hacer daño, a dejar sin posibilidad de reacción durante unos minutos a quien osara enfrentarlos.

Maradona fue, no sólo para argentinos y napolitanos, lo más cercano a ver la perfección en el fútbol de aficionados, en el fútbol sin estadísticas, en el fútbol sin especialistas en fútbol extranjero capaces de elevar a mediocridades, en el fútbol sin Valdano hablando en los micrófonos, en el fútbol normal y con estadios sin nombres comerciales. En ese fútbol que jugaban once contra once y ganaban siempre los alemanes… hasta que apareció él y dijo “la historia se va a volver a escribir”. Y gambeteando a personajes de la pérfida Albión, burlando al dragón inglés con una mano que se aupada por encima de la cabeza por el aliento de dios, derribando panzers, el sólo junto a un pequeño grupo de forajidos dirigidos por el doctor Bilardo –genio de las triquiñuelas y el fútbol sencillo-, lograron alcanzar la cima futbolística.

Se puede llegar a discutir si el primer puesto del podio futbolístico es para “el Diego” o para Pelé, lo que es seguro es que para todas esas personas que disfrutan del fútbol y que cuentan con entre 40 y 60 años –y no pudieron ver a la perla brasileña- no hay nadie más grande que Maradona. Ni Messi, ni Ronaldo, ni Cristiano, ni nadie por el estilo consiguió ese estatus y hacer milagros futbolísticos con una selección regular como la Argentina de 1986, ni con un Nápoles muy lejano a las grandes potencias del norte. No ganó balones de oro, ni copas de Europa (una UEFA solamente), pero logró lo más importante de todo maravillar con un juego excelso y entusiasmar con un carácter en el terreno de juego como no se ha vuelto a ver en todos estos años. Los personajes destructivos recordarán la vida de mierda que llevó y que le destruyó. Los de siempre dirán maravillas de él sin haberle visto jugar pero porque era de los suyos. El mundo del fútbol le llorará porque, por un tiempo muy breve, dios se hizo carne junto a un balón. Yo he visto a Maradona…

Mayúscula felonía de Casado

En su vano intento de aparentar ser lo que no es Pablo Casado ha cometido, nuevamente, un acto de felonía contra el pueblo español y el gobierno de España. Si ya cuando terminó el confinamiento tuvo la osadía de reunirse con los embajadores de la Unión Europea –quienes graciosamente aceptaron la invitación y no dijeron nada- para pedirles que controlasen los dineros que fuesen a entregar al gobierno o, casi mejor, no le diesen ningún euro, todo con la finalidad de derrocar a Pedro Sánchez provocando la asfixia económica, ahora vuelve a entablar conversaciones “de Estado” con embajadas extranjeras. No es que sea malo que un opositor al gobierno dialogue en sí con embajadores o dirigentes de países extranjeros, que no lo es. El problema es lo que se trata en esa reunión y el momento de hacerla.

Por ejemplo, si Casado desease ir a ver al jefe del Vaticano podría hacerlo siempre y cuando no fuese en un momento en que haya una disputa entre el gobierno y la iglesia católica respecto a la renovación del concordato. Si existe un problema entre la República saharaui y el reino de Marruecos donde el gobierno está trabajando junto a la ONU para solventar un problema generado hace 45 años y en el que tiene voz por ser la potencia colonial que aún conserva el territorio y no la administración sobre él hasta que haya un referéndum, Casado no puede verse con la embajadora marroquí. Y menos tratar temas referentes a la relación de la dictadura alauí con la UE, con España y con el territorio saharaui. Eso en otros tiempos hubiese sido considerado alta traición y el cuello del presidente pepero hubiese sido quebrado por el garrote vil. Una felonía propia, entonces, de un felón.

Los intentos por aparentar que puede ser presidente del gobierno del opositor Casado, los cuales miran en muchas ocasiones más a lo poco que queda a su derecha que hacia el propio gobierno, le llevan a cometer imprudencias y felonías. Quiere, ya que todo el mundo es consciente de estar ante un mequetrefe aprobado de aquella manera, que le vean como un posible relevo de Sánchez. Por ello no duda en acudir a ver a Angela Merkel para que apriete en las negociaciones contra el presidente del gobierno, a ver si con suerte acaba provocando su caída sin percatarse que apretar al presidente es apretar al fin y al cabo a España. Por mucho que la palabra no se le cae de la boca, tanto como para intentar que España sea suya o del PP nada más, sus actos, que son los que importan, señalan que tan sólo persigue el poder por el poder importándole los españoles un higo. Sólo quiere el poder para entregarlo a la fracción dominante que le apoya y hacer que las oligarquías que llevan dirigiendo España en la sombra sigan haciéndolo con mayor libertad. O liberticidio, según se mire.

Casado vuelve a cometer felonía contra su propio país y es tan estólido que lo publicita en todas sus redes sociales y hasta envía nota de prensa sobre el asunto. Si antes de ayer se le veía entregado a la rancia monarquía española –que quiere en propiedad de la derecha-, ayer se entregaba a la alauí del vecino Marruecos. Se reúne dice Casado para hablar sobre la lucha contra el tráfico de personas en el estrecho… Igual no ha leído el ABC en los últimos tiempos, pero eso es algo que obtuvo ya el gobierno español hace tiempo junto a la Europol, después de sospecharse que el propio gobierno marroquí estaba detrás de la permisividad con las mafias y el negocio de más de 160 millones de euros anuales. Justo ahora que hay un problema con la inmigración y en el Sáhara Occidental, Casado va a hacerse la foto con la embajadora de una dictadura, sin llevar soluciones pero sí cometiendo alta traición. Cuando miente es menos peligroso que cuando actúa contra los intereses de España.

“Simón” Otero, XXXI Premio Ojo Crítico de narrativa

En realidad no ha sido un señor llamado Simón el que ha recibido el premio sino el autor de la novela que va captando la atención día a día, boca a boca, página a página, de las letras españolas: Miqui Otero. Si hace poco les contábamos que las ediciones de Simón, recién salidas de la imprenta, se van agotando como nunca habían visto el Blackie Books, ahora les podemos decir que esa euforia lectora ha recibido el XXXI Premio Ojo Crítico de narrativa con un jurado compuesto por Alberto Olmos, Irene Vallejo, Ignacio Martínez de Pisón, Sara Mesa, Use Lahoz, la periodista de RNE Susana Santaolalla, y la jefa del área de cultura de los servicios informativos de RNE, Laura Barrachina. Jurado que ha destacado el universo personal que el autor ha sabido crear a lo largo de su carrera.

Ahora les dejamos con la sinopsis del libro Simón que tanta alegría está dando al autor y a su editor: «Simón querría vivir en cien libros, piensa que solo así vivirá cien vidas. Y tiene hambre de vivir, de salir del bar en el que crece y del que desaparece Rico, su primo hermano, su mejor amigo. Simón vive en este libro y no sabe qué es lo que le deparan sus páginas. No adivina que su historia irá saltando de decorado en decorado, de cocina en cocina (pues en ellas encuentra su vocación resignada). De vida en vida, ya que recorrerá muchas: la de Estela, la misteriosa chica del pelo verde, transgresora obcecada y activista convencida, la de Betty, mujer de identidades cambiantes y antagónicas, la de Biel, optimista insobornable (como lo son muchos cuando nacen con un colchón debajo del culo) y la de su hermana Ona (menos orgullosa del mismo colchón). Se encuentra a tanta gente que no puede evitar sentir que se está extraviando a sí mismo por el camino.

»Simón no entiende a su familia y cuando sale al mundo entiende aún menos. Solo quiere encontrar a su primo y que le explique, como cuando era niño, en qué consiste vivir. No puede hacer más que confiar en la suerte, en el azar, pues sabe que “el azar puede desordenar la vida pero ordena la ficción”. Nunca el desorden dio lugar a una ficción tan conmovedora y auténtica, tan llena de vidas a las que regresar cuando no se sabe bien dónde queda “casa”».

Aquí la biografía del premiado:

« Miqui Otero inauguró la década de los 80, y creció en una Barcelona que hoy conoce al dedillo y no duda en reproducir en sus novelas. En especial su barrio de la infancia, Sant Antoni, y su eterno mercado donde quemó horas con la nariz pegada a libros de segunda mano. Todas sus propinas se fueron en apadrinar el mayor número posible de ellos. De padres gallegos, siempre ha sentido especial simpatía hacia aquellos que, como su Fidel Centella en Rayos, no saben nunca si están donde deberían, o siquiera adónde se dirigen. Pero en el proceso de perderse Miqui escribe, y lo hace increíble.

»Debutó en 2010 con la aplaudida novela Hilo musical (Alpha Decay), premio Nuevo Talento FNAC, y dos años después llegó La cápsula del tiempo (Blackie Books), que tras ser elegido libro del año en Rockdelux y entrar en la lista de los diez mejores de cabeceras como ABC, en su tercera edición lleva vendidos más de 10.000 ejemplares. El mejor premio es, no obstante, el que tantísimos lectores hayan asegurado haber vuelto a la infancia y a aquellas aventuras elegidas que regalaban los libros entonces, de los cuales Miqui leyó muchos, (quizá todos y ya solo le quedase imaginar el relevo).

»Ha escrito en medios como El País y Cultura/s La Vanguardia, tiene su columna semanal en El Periódico, colabora en Rac 1 y Onda Cero y es profesor de periodismo y literatura en la UAB y en la ESCAL. También ha participado en libros colectivos de ensayo como Una risa nueva (Nausicaa, 2010) y CT o la cultura de la transición (Random House Mondadori, 2012), entre otros, y en antologías de narrativa como Última temporada (Lengua de trapo, 2013), que engloba a la nueva generación de autores españoles. Con Rayos se consolidó como una de las voces más sobresalientes e imaginativas del panorama literario español.

»Ahora, con Simón, logra su novela más ambiciosa, más tierna y reivindicativa. Es sin duda su mejor novela, y su mejor protagonista. De su mano, Miqui recorre los escenarios más memorables de la historia Barcelonesa, los momentos que le marcaron, los triunfos y derrotas que escribió en su propia historia y las intuiciones que, entonces, anotó como útiles y que le han llevado a convertirse en uno de los mejores escritores del momento».

Pablo Casado mete la pata… y van

Son incontables las veces en que Pablo Casado, intentando aparentar cierta sofisticación intelectual o procurando ofrecer un discurso lejano de los insultos, mete la pata. Ha habido meteduras que le han llegado hasta el sobaco –aquella vez que aprovechando el confinamiento pidió el despido libre/gratuito-, otras han sido más sutiles. La que hoy se trae a estas líneas es de esas que mostrarían que su paso por las aulas, da igual si instituto o universidad, fue efímero y poco aprovechado. Igual por ello fue Harvardaravaca ya que hablan en inglés –ese idioma que dice aprendió de au pair en Inglaterra- y no es español, porque de este último, pese a defenderlo con ahínco de los “destructores socialcomunistas”, parece que no controla ni las personas del sujeto y su unión con las formas verbales.

Ayer mismo, mientras hacía la pelota a Felipe de Borbón como un cortesano más, escribió lo siguiente en su cuenta de twitter: “Se cumplen 45 años de la restauración de la monarquía, símbolo de nuestra continuidad histórica. El pueblo español la elegimos por referéndum constitucional como forma política del Estado, y al Rey como símbolo de su unidad y permanencia. Felipe VI nos representa impecablemente”. Si observan la parte que se ha destacado en negrita sitúa al “pueblo español” que pese a ser un sujeto colectivo es tercera persona del singular con un verbo que sería primera persona del plural “elegimos”. Un error gramatical enorme y que demuestra una vez más la escasa cultura lingüística del presidente pepero. Si hubiese utilizado la fórmula “Nosotros el pueblo”, como hace la constitución estadounidense, podría haber utilizado el verbo en primera persona del plural, pero no se equivocó de mala forma. Que igual escribió el mensaje mientras conducía por la Castellana madrileña, lo que sería sancionable y reprobable también. Puede decir que lo ha dictado al teléfono, pero entonces lo habría dictado mal.

Podrían pensar que esa equivocación es una estupidez y es meter el dedo en la llaga de la presunta incapacidad del muchacho. Podría ser, pero el resto del mensaje es para valorarlo en su justa medida. Más allá de que pretende quedarse la monarquía para su partido –en pelea con los neofranquistas y cortesanos de izquierdas-, como ha hecho con la bandera de España u otros símbolos patrios (el Cid se lo puede quedar porque era un mercenario como él), justifica la legitimidad monárquica no en la voluntad general del pueblo por mucho que la haya elegido sino en la permanencia y continuidad histórica. Los tradicionalistas, aunque en su mayoría son un tanto carlistas, estarán aplaudiendo a rabiar con tan manifiesto retroceso en lo constitucional hasta llegar a la pureza de los orígenes.

“Símbolo de nuestra continuidad histórica” escribe y habría que preguntarle ¿respecto a qué? ¿A la dictadura franquista? ¿A la Segunda República? ¿A la dictadura de Primo de Rivera? ¿A la Restauración? ¿A la monarquía saboyana? ¿A la Primera República? ¿Al felón destructor del orden constitucional Fernando VII? ¿A la borbonada o a los Austrias? ¿A los Trastámara? ¿A los godos? ¿A los romanos, suevos, vándalos, alanos, celtas, íberos…? Que un Borbón sea símbolo de continuidad de algo que se pueda catalogar como España, habiendo llegado a la restauración monárquica del brazo de un dictador sanguinario igual no es muy simbólico. Más cuando se está viendo cómo ese Borbón ha estado esquilmando a todo dios para pegarse la vida padre. ¡Si es que escribe él mismo lo de restauración!

Tomar como mito unificador, fundador y preservador de España a la monarquía borbónica es un chiste. Se sea de derechas o de izquierdas. Isabel II tuvo que exiliarse expulsada por el pueblo español por sus trapacerías masivas. Alfonso XIII, bisabuelo del actual, salió corriendo cuando en las grandes ciudades vencieron las candidaturas republicanas –aunque en general ganaran los monárquicos-. Si tanto quieren a España lo normal es quedarse y aguantar, no irse de najas a un emirato árabe a esconderse. España por suerte “es” a pesar de sus monarcas. No es un mito unificador la monarquía si es lo que desea hacer Casado, más bien lo contrario. Une más Del Bosque que Borbón. Y lo de la representación de forma impecable podría debatirse. En todo caso ni la borbonada es símbolo de continuidad de nada que tenga que ver con España –ya saben el dicho aquel de “Por un Borbón perdimos el peñón ¡Gibraltar español!”-, salvo que han estado en la cúspide del poder político, ni Casado tiene conocimientos de historia o lengua. Y de lo que dice que ha estudiado parece que tampoco…

Ley Educación: control ideológico y falta de comunicación

Paradójicamente en un mundo que nos cuentan es muy complejo, en una época donde nos señalan que si una persona no se informa es porque no quiere, al final la última batalla se viene planteando en términos clásicos: control de aparatos ideológicos (educación y medios de comunicación) y carencias en comunicación racional. Esta última batalla se plantea alrededor de la llamada Ley Celaá o en su acrónimo LOMLOE. Desde la derecha afirman que es mayor mal de todos los males y un intento de la izquierda de ideologizar a los menores para construir un “nuevo ser humano”. Desde la izquierda critican la pérdida que supone el rescindir las humanidades (ética y filosofía básicamente). Desde el gobierno afirman que todo va a seguir más o menos igual salvo lo que sucede en los colegios que segregan por sexo y que llegará más dinero a los servicios públicos. Al final no se sabe ni quién tiene razón, si la tiene alguien, o si todos tienen razón, o si no la tiene nadie.

Como han olvidado lo que es la comunicación racional pues todo debe ser transmitido de forma emotiva (así sea una modificación de una reglamentación de derecho administrativo hay que hacerlo con emotividad), todo debe tener sentimientos, cada cual, según le afecte la vaina, acaba por sentimentalizar su apoyo o su negativa a la legislación que se acaba de aprobar. A las personas de derechas les han dicho que les quitarán sus privilegios educativos y han salido en manada de coches a protestar por ello. A los correligionarios de los partidos gubernamentales les han dicho que así se acaba con los privilegios de los ricos e inundan las redes sociales de memes y eslóganes fabricados en Ferraz, Moncloa o la sede de Podemos/IU. El caso es ser emotivos, abandonar toda racionalidad y seguir en la misma pelea mientras las oligarquías se sientan a mirar mientras juegan sus batallas por detrás. ¿Alguien se ha preguntado en todo este maremágnum de sentimientos si la nueva legislación mejora la educación de las criaturas? Salvo lo que acontece con Ética y Filosofía, nadie ha hablado sobre la significación de las modificaciones y su afectación en uno de los principales aparatos ideológicos en el Estado.

Desde la derecha, empujada por la iglesia católica y algunas empresas privadas, han visto como la nueva ley cercena el control ideológico de los educandos en favor de lo público, donde suponen que les administrarán ideología. O peor bioideología sin ningún tipo de cortapisa como sucede en los colegios religiosos y algunos laicos pero de educación tan ideológica como los religiosos. Una pelea por el control de un aparato ideológico no tanto en lo que se refiere a las asignaturas en sí, al fin y al cabo se va a seguir enseñando matemáticas o inglés, sino en la capacidad de llegar a más personas para formarlas ideológicamente a futuro. Cuando la educación debería ser, dentro de lo posible, lo más aséptica posible respecto a las ideologías que conforman la ideología dominante y sus antagonismos (se debería enseñar a pensar, analizar y tener perspectiva crítica independientemente del componente ideológico), en este supuesto la lucha es por controlar la mayor cantidad de personas para que, a futuro, sean parte de una u otra fracción. Por eso la disputa tan enconada que existe entre las derechas españolas y las derechas regionales y entre la derecha y la izquierda a nivel estatal.

Carencias comunicativas.

Todos los medios de comunicación vienen ofreciendo las protestas de la derecha en favor de la libertad educativa (ya se ha visto que es falsa esa premisa) y desde el gobierno responden con eslóganes vacuos o memes. Un error de comunicación por dos motivos. Uno, no se han preocupado, y esto viene sucediendo con todas las leyes, de hacer pedagogía previamente a la presentación de la ley en el parlamento. Siempre es necesario, por mucho desgaste que ello pueda suponer, explicar el porqué de la modificación y las ventajas que se tienen con esta nueva legislación. Dando por hecho que Isabel Celaá es incapaz de comunicar cualquier cosa con un mínimo de coherencia, desde el gobierno y, especialmente, el PSOE deberían haber puesto a tres o cuatro personas para hacer ese trabajo previo. Si hubiesen explicado lo concerniente a la LOMLOE anteriormente, resolviendo dudas y apareciendo en medios de comunicación de todo tipo, hoy no sufrirían este acoso. También si se hubiese intentado algún tipo de acuerdo general sobre la misma sin dar por hecho que la iglesia católica, las empresas educativas, las editoriales y demás instituciones que están implicadas en la educación a todos los niveles se iban a negar, algo se habría avanzado. Error del equipo del ministerio de Educación y del gabinete presidencial. Es de suponer que el PP, echado como está al monte, igual hasta hubiese tragado pactar si la iglesia se prestaba a ello. En política hay que buscar aliados y dialogar… al menos desde que lo expuso Maquiavelo (ese autor que dicen han leído muchos).

Ahora que esos errores ya se han cometido no sirve con argumentos tipo “lo que quieren los ricos es que se les pague la educación privilegiada a sus hijos” algo que puede tener algún viso de razón en algunas zonas concretas de las grandes urbes y sus alrededores pero no en otros lugares. Lo que habría que denunciar es el intento de control ideológico de toda la educación, de forma emotiva si quieren, pero es que ahí está el quid de todo el embrollo. Educar para formar trabajadores que asuman su dominación por ciertas clases sociales es lo que se esconde detrás de todo el meollo, aunque en ello también están algunas personas de la izquierda. En lo emotivo y sin contar con los medios suficientes se acaba perdiendo la batalla a largo plazo. Por suerte Pablo Casado ha afirmado que derogará la legislación en cuanto sea presidente…, así que durará un tiempo esta ley. Y no porque el PP no vuelva a gobernar en algún momento, que lo hará, sino porque Casado no será la persona que consiga ese objetivo. A ello hay que sumar que paradójicamente el PP en su conjunto, que se autocalifica de liberal, apuesta por subvencionar a empresas privadas y no permitir que se desarrolle el espíritu empresarial en libertad y que dedica la mano invisible del mercado. ¿Por qué? Por el control ideológico no por el dinero.

El control de Prisa.

Igual esos errores en comunicación del gobierno se deben a que el camarlengo Iván Redondo está a otras cosas en estos momentos y no a diseñar la acción general de comunicación de sus jefes y jefas. Que la ministra de Educación hable de equidad frente a elitismo respecto a la educación es una boutade porque en lo que respecta a los contenidos da igual donde se estudie, es el mismo temario. Respecto a los medios, salvo excepciones, la equidad está garantizada. De hecho cuando el PSOE estableció la dualidad pública-concertada se buscaba la equidad y ahorrar costes. Eso debería ser controlado por Moncloa, en parte, porque acaba afectando a la presidencia del gobierno. Pero claro, como camarlengo, tiene que estar en todas las salsas del poder y mover los hilos para que sus amigos de los medios de comunicación, en este caso un grupo de gentes que estaban en Atresmedia (Antena 3 y La Sexta) donde era habitual Redondo, se hagan con el poder del grupo Prisa, tal y como ha contado Jesús Cacho en Vozpopuli.

El error de Cacho, empero, ha sido no cotejar los movimientos del presidente del gobierno y del grupo americano que quiere hacerse con la parte del león del grupo Prisa y del grupo Amber sobre los medios de comunicación de Prisa (El país y las radios). En esta segunda operación, como se contó en Diario 16, está implicado el presidente Pedro Sánchez. De ahí que el camarlengo esté obviando su trabajo y los intereses de su jefe en favor de los suyos propios. Normal que en los últimos tiempos la calidad de la comunicación monclovita esté teniendo fallos graves que perjudican al presidente. Algo que tendría que ver con ciertas acciones del jefe de gabinete en favor de diversas disputas internas del PP, como se denunció aquí. Se ha creído el personaje, se ha situado por encima del bien y del mal y ahora actúa como si él fuese más que quienes le han puesto en el cargo, perjudicando los intereses del principal partido gubernamental, el PSOE. Por ello, respecto a la LOMLOE existen esos fallos comunicativos, esa falta de contundencia en la comunicación y en la acción gubernamental, porque parece que se está dedicando quien debería controlar los equipos ministeriales a sus cosas de poder y de futuro. En los últimos tiempos, como ha contado Manuel Domínguez Moreno en Diario 16, Redondo daña más que apoya a Sánchez.

Libros, libros, libros VI

A la espera de las grandes novedades que ya llegarán para el año que viene, poca cosa en esta casi finalización de noviembre. Mucho libro pandémico o para-pandémico y alguna novela interesante. Aquí tienen las novedades literarias de la semana que nos han enviado las editoriales.

NOVELA

La hija del samurái de Sevilla  de John J. Healey. Traducción de Aurora Rice, Espuela de plata. 17,90 €

En 1613 sale de Japón una expedición insólita de veintidós samuráis con rumbo a España. Después de un año de viaje por fin llegan a Sanlúcar de Barrameda para cumplir su misión organizada por el Shogun de Japón: entablar relaciones comerciales con España y sus colonias a cambio de extender su vinculo al mundo católico. Son recibidos por el Séptimo Duque de Medina Sidonia. Shiro, uno de los guerreros japoneses, acaba enamorándose de una aristócrata sevillana que se llama Guada. Ella le corresponde y a pesar de los tabúes sociales y las enormes diferencias culturales consiguen estar juntos. Guada se queda embarazada y trágicamente muere en el parto de su hija, Soledad. La hija del samurái de Sevilla es la autobiografía de Soledad, su extraordinaria historia contada por ella misma. También es la continuación de la historia de su padre, el protagonista de El Samurái de Sevilla. A Soledad le tocará vivir a caballo, o mejor dicho, a barco, entre Asia y Europa, y dos culturas que son suyas pero que no encajan fácilmente. Los temas de supervivencia e identidad destacados en La hija del samurái de Sevilla son tan relevantes hoy como fueron hace cuatro siglos.

Casa de hojas de Mark Z. Danielewski. Traducción de Javier Calvo. Alpha Decay/Pálido Fuego. 31,90 €

Casa de hojas fue el magistral debut de Mark Z. Danielewski, un monumento entre el terror, la erudición académica y el juego posmoderno en el que encontramos múltiples referencias a Stephen King, Umberto Eco, el simbolismo de Moby Dick y la audacia formal de James Joyce. Un clásico indiscutible de la novela del siglo XXI.

Will Navidson, un famoso fotoperiodista premiado con el Pulitzer, se traslada con su familia a una casa del entorno rural de Virginia en un intento de salvar su matrimonio, seriamente perjudicado por sus continuos viajes y su adicción al trabajo. Pronto, Will descubre que la casa presenta una anomalía singular: su espacio interior es ligeramente más grande que el que debería ocupar según sus dimensiones exteriores. Así comienza El expediente Navidson, un fascinante documento que narra los sucesos acaecidos en la casa de Ash Tree Lane, la Casa de hojas.

Navidson tratará de averiguar qué secreto esconde la casa, mientras procura poner a salvo a su familia con el apoyo de su hermano gemelo Tom, y recurriendo a todos los medios a su alcance, incluida una temeraria expedición espeleológica. Mientras Will se enfrenta a los peligros de esa casa encantada, Johnny Truant, un joven tatuador de con problemas con las drogas, malvive en un sucio apartamento de Los Ángeles. Las historias de Truant y Navidson se entrelazarán gracias a un hallazgo que cambiará la vida de todos los personajes inolvidables que recorren esta novela monumental.

La ruta del tabaco de Erskine Caldwell. Traducción de Horacio Vázquez-Rial. Navona Editorial. 9,50 € (Próxima aparición)

En los campos de Augusta, en Georgia, el algodón ha dejado de cultivarse y los campesinos se han trasladado a la ciudad para trabajar en las hilanderías. Jeeter Lester es un blanco arruinado, dueño de una extensa propiedad que en otros tiempos fue próspera. Él no ha abandonado sus tierras y mantiene la esperanza de conseguir un préstamo para comprar semillas de algodón y reavivar el añorado cultivo. La decadencia económica de la región que expresa esta novela se aúna a la vileza moral de unos personajes con actitudes mezquinas y racistas, casi grotescas. Los paisanos de Caldwell lo consideraron un traidor, y El camino del tabaco fue anatemizado en las bibliotecas de la zona. El escritor alegó que la obra era sobre todo un rechazo a la literatura de «claro de luna y magnolias» que proliferaba en el sur de Estados Unidos. El texto fue llevado a la gran pantalla por John Ford en 1941 y conoció asimismo una adaptación teatral de éxito: en Broadway permaneció en cartel durante siete años.

Un cuento de navidad para Le Barroux de Natalia Sanmartín Fellonera. Editorial Planeta. 12,95 €

«Mi madre creía en las hadas y en los dragones, decía que creía en todos esos seres legendarios que la memoria de los hombres no recuerda ya. No es que estuviese segura del todo. No creía en las hadas del mismo modo en que creía en Dios, en la Virgen o en los santos. Solo decía que podían haber existido cuando el mundo apenas estaba en pañales y los hombres aún no se habían acostumbrado a los regalos fabulosos de Dios».

Un cuento de Navidad para Le Barroux narra la historia de un niño sin madre que pregunta incansablemente a Dios si lo que ella le contaba sobre Belén, el cielo y las estrellas ocurrió en realidad. Día tras día, durante tres largos años, implora una señal. Hasta que llega la tercera Navidad…

Alfred Hitchcock presenta: cuentos que mi madre nunca me contó de VVAA. Traducción de Haizea Beitia. Blackie Books. 21 €

Veinte relatos de veinte autores y autoras de la literatura universal, las mejores historias de misterio, de terror, de suspense: los ingredientes que el maestro del cine, Alfred Hitchcock, mejor supo cocinar en su larga carrera cinematográfica, y que supo hacer como nadie hasta hoy. En las historias firmadas por Shirley Jackson, Roald Dahl, Ray Bradbury, Margaret St. Clair, Jane Rice, Edward D. Hoch, por nombrar algunos, quizá encontréis breves señales o referencias empleadas después por el cineasta, que volcó su gran pasión por el suspense en sus películas y jamás dejó de buscarlo en la literatura. Este es un compendio personal, que sin embargo da cuenta de la mejor literatura de misterio del último siglo y de las pasiones de uno de los mejores cineastas de la historia.

No es de extrañar que su pasión por el suspense, tan fun­damental en su carrera artística, naciese de la literatura del género. Hitchcock era un ávido lector y jamás abandonó la lectu­ra de los grandes maestros de la novela negra. Por ello, comenzó pronto a recopilar sus propios compendios de relatos cortos, de entre los cuales Cuentos que mi madre nunca me contó es el más memorable, el más brillante, el más misterioso.

Vidas samurais de Julia Sabina. Destino. 18,90 €

Vidas samuráis es el debut literario de Julia Sabina, una voz joven, fresca y sincera. Un potente retrato de una generación lleno de vida y de verdad. Una novela dedicada a todos los jóvenes que, como su autora, tuvieron que marcharse de España tras la crisis de 2008 a buscarse la vida, a malvivir y sobrevivir como auténticos samuráis. Algunos regresaron, otros, no. A todos esos héroes y heroínas va dedicada Vidas samuráis.

Maribel ha terminado sus estudios en Madrid y no encuentra su sitio en un país que siente que le está fallando y que no le ofrece ninguna alternativa laboral ni vital. Esta situación, unida a un desengaño amoroso, la lleva a la localidad francesa de Lille, donde bajo el pretexto de preparar una tesis doctoral lucha como una auténtica samurái contra las dificultades que supone empezar de nuevo en una ciudad de la que apenas conoce el idioma.

Allí la esperan los retos de una vida que aún no ha tenido que enfrentar por sí sola: encontrar vivienda, crear un nuevo entorno de amistades y descubrir otras maneras de enfocar el amor. En el transcurso de un año vivirá todo aquello que todavía no había experimentado, y lo más importante, Maribel deberá descubrir quién es y cuál es su lugar en el mundo.

Una novela sumamente original, fresca y moderna, repleta de un buen número de pequeños personajes maravillosos e inolvidables que acompañan a la protagonista en su personal búsqueda de una identidad. Una novela de juventud y crecimiento, con continúas escenas que despiertan emociones, sonrisas y también carcajadas. Julia Sabina llena páginas y páginas con un pulso narrativo fuerte, reflejando los usos y costumbres de una generación en su más amplio espectro. Perturba, conmueve, intriga en grandes dosis.

Divertida y conmovedora porque es como la vida misma de tantas veinteañeras que se crecen intentando sortear los caminos de la adultez entre desengaños amorosos, relaciones desastrosas, amistades inolvidables y la intensa búsqueda de sí mismos. Una gran historia sobre la búsqueda de identidad los primeros pasos en la edad adulta y el amor, llena de épica y exuberancia  desde una mirada fresca y renovadora. No hay ni uno solo personaje que no sorprenda, divierta, entretenga. Julia Sabina da vida a un fresco de emociones y  vidas.

El chico que dibujaba constelaciones de Alice Kellen. Planeta. 15,90 €

Esta es una historia de amor, de sueños y de vida. La de Valentina. La chica que no sabía que tenía el mundo a sus pies, la que creció y empezó a pensar en imposibles. La que cazaba estrellas, la que anhelaba más, la que tropezó con él. Con Gabriel. El chico que dibujaba constelaciones, el valiente e idealista, el que confió en las palabras «para siempre», y creó los pilares que terminaron sosteniendo el pasado, el ahora, lo que fueron y los recuerdos que se convertirán en polvo.

El chico que dibujaba constelaciones es una larga carta de amor que Valentina escribe a Gabriel, su marido, el hombre con quien ha compartido toda su vida, siendo, no solo un recorrido por la pequeña historia doméstica de una familia de clase media, sino también un repaso a los acontecimientos más importantes que han marcado la historia reciente de nuestro país desde los años 60 hasta nuestros días.

“El chico que dibujaba constelaciones sigue siendo mi novela más personal y también la que más alegrías me ha regalado. No solo por la emoción al recibir mensajes llenos de magia durante estos años —nietas leyéndoselo a sus abuelas y madres e hijas compartiendo un mismo libro—, sino, además, porque nunca esperé nada de esta historia que al final hicisteis vuestra”, explica la autora. «Esta novela es lo más bonito que he podido leer en mucho tiempo. Me ha parecido un regalo, un soplo de vida… Y todo contado con tanta delicadeza que es precioso leerlo. Solo podría hacerlo Alice. Mil gracias por regalarnos a Valentina y a Gabriel, por su vida. No he podido ser más feliz leyéndolos», Patricia Bejarano.

Hermanas de Imma Monsó. Univers. 18 €

Una cena de Navidad que podría ser la nuestra.

Alrededor de noviembre Rita siempre se maldice: un año más, y ya son unos cuantos, ha sido incapaz de decir que no, no a la cena de Navidad. Otra vez la deberá organizarse.

Mientras la mayoría de la gente se marca propósitos de año nuevo ambiciosos, con objetivos que cambiarán sus vidas para siempre, ella, Rita, debe conformarse con encomendarse a la ilusión, algo ingenua, de decir que no a la siguiente cena de Navidad. Pero cada año desfallece, y lo que comenzó hace un tiempo siendo una excepción se ha convertido en una costumbre, y la costumbre en una tradición inamovible. Cada Navidad la familia de Rita se encuentra en la casa del valle, el último refugio familiar, donde se reúnen todos: el cuñado, la hermana, los niños y Palmira, que durante muchos años trabajó con la familia y que ahora es, un poco, la voz de los padres muertos, de la voluntad olvidada.

NOVELA GRÁFICA/COMIC

El jardín secreto de Virginia Woolf de Lady Desidia. Lunwerg editores. 21,90 €

Adeline Virginia Stephen, nacida en Londres en enero de 1882, ha pasado a la historia como Virginia Woolf, una de las figuras más trascendentes del modernismo literario del s.XX y una pionera del movimiento feminista. Habiéndose criado en un marcado entono intelectual entre artistas, literatos y políticos, Virginia decidió hacer de su vida la escritura hasta lograr un más que merecido hueco en el mundo de hombres en que le había tocado vivir.

Su estilo único e introspectivo, siempre experimental; su sensibilidad inconfundible; su perspectiva inusual; el monólogo interior al que asiste el lector en cada una de sus obras… El vasto legado de una de las autoras más importantes de la historia de la literatura sigue más vivo que nunca, reflejando pasiones, inquietudes, emociones, pensamientos y preocupaciones que se han vuelto atemporales y que han servido y sirven de referencia a muchas otras generaciones de escritores.

La vida de Virginia Woolf tampoco es ya ningún secreto: sus días atormentada, su enfermedad, su inestabilidad emocional, sus depresiones y sus intentos de suicidio hasta su trágico final en las aguas del río Ouse han protagonizado un sinfín de biografías que hoy tenemos a disposición, además de verse constantemente reflejados estos episodios en los escritos de su puño y letra.

Sin embargo, Vanessa Borrell (Lady Desidia desde 2008), con este -su primer- libro, se propone acercarnos a la figura de la escritora desde una óptica muy especial: con sus características ilustraciones, de estilo romántico y estética refinada, y sus habituales motivos evocando a la naturaleza, sugiere a través de las páginas de El jardín secreto de Virginia Woolf un recorrido inédito por la vida de la artista y por la de las grandes mujeres que la rodearon.

ENSAYO

La libertad de los antiguos frente a los modernos de Benjamin Constant. Traducción de Carlos Fernández Muñoz. Página Indómita. 14 €

Publicamos en este volumen uno de los textos capitales de la teoría política y del liberalismo, el célebre discurso que Benjamin Constant pronunció en el Ateneo de París en 1819. Marcado por la experiencia de la Revolución francesa, y por la deriva despótica de un republicanismo que había empleado la «voluntad general» rousseauniana para instaurar el Terror, el autor estableció aquí la famosa distinción entre la libertad de los antiguos y la de los modernos; esto es, entre la libertad propia de las repúblicas de la Antigüedad y la libertad de las sociedades modernas, posteriores a la Revolución.

Frente a quienes quieren que «los ciudadanos estén completamente sometidos para que la nación sea soberana, y que el individuo sea esclavo para que el pueblo sea libre», Constant sostiene que «la libertad individual es la verdadera libertad moderna», y que la libertad política basada en el gobierno representativo y las garantías constitucionales es su sostén, de modo que, lejos de renunciar a una de las dos clases de libertad, es preciso aprender a combinar ambas.

El discurso se complementa en este volumen con «La libertad de pensamiento», capítulo extraído de la obra cumbre del autor, Principios de política aplicables a todos los gobiernos. El texto que aquí publicamos compendia la firme defensa de la libertad de pensamiento, de expresión y de prensa que llevó a cabo Constant y que ejercería una enorme influencia en pensadores como John Stuart Mill y en el liberalismo político en general.

Genética eres tú de Rosa García-Verdugo. Paidós. 16,95 €

Son muchas las referencias cinematográficas que nos vienen a la mente cuando pensamos en la genética: ¿quién no recuerda ese maravilloso parque jurásico en la remota Isla Nublar o la sociedad distópica que dibujó Gattaca? Pero ¿qué hay de cierto en todo eso?

Rosa García-Verdugo nos invita a acompañarla en un fascinante viaje en el que descubriremos no solo qué es la genética, sino cuáles son sus aplicaciones reales y qué nos depara el futuro de esta fascinante disciplina de la biología.

«[C]uando oímos hablar de mutaciones en los virus, parece que es con una connotación negativa, pero en realidad son parte de la evolución natural de los organismos —como ya vimos— y en el caso de una pandemia como esta, nos permiten observar dónde y cómo se extiende el coronavirus en un grupo de personas y seguirlo para detectar nuevos cambios en su genética. Por otro lado, normalmente, la acumulación de mutaciones acaba por debilitar el virus. Aunque no parece que esto haya ocurrido aún y al coronavirus le queda mucho por mutar.»

Cómo ser anticapitalista en el siglo XXI de Erik Orlin Wright. Traducción de Cristina Piña Aldao. Akal. 18 €

El capitalismo ha transformado el mundo y aumentado nuestra productividad, pero a costa de un enorme sufrimiento humano y de dinamitar el futuro ecológico del planeta. Si queremos que haya un mañana para todos, debemos pensar un horizonte anticapitalista consagrado a la prosperidad humana.

Este breve y poderoso manifiesto póstumo compendia décadas de trabajo académico y militante de Erik Olin Wright, una de las figuras intelectuales fundamentales de los últimos 50 años. Cómo ser anticapitalista en el siglo XXI es un alegato urgente en favor del socialismo, y una guía incomparable para ayudarnos a alcanzarlo. Sí, porque otro mundo es posible.

El paciente cero eras tú de Juan Carlos Monedero. Foca. 10 €

Las crisis rompen la normalidad, abren los tarros de las esencias y también la caja de los truenos. Traen de regreso un aroma de muerte y de peligro, y activan nuestro cerebro más antiguo. Son momentos en los que volvemos a pedir ayuda y en los que organizar la ayuda mutua vuelve a ser una posibilidad. Son momentos de expresar obediencia a quien piensas que te puede salvar, y de trenzar con tus iguales solidaridades frente a la adversidad. Las crisis son el momento de la comunidad, del grupo, del colectivo, del Estado. Con sus peligros y sus oportunidades.

El Estado no es algo con conciencia propia, un ente con una lógica aislada de su entorno. Es una relación social cuyo significado se obtiene en virtud de lo que la sociedad haga con él. Depende de la ciudadanía, que quizá obedezca las órdenes sin rechistar o quizá recuerde que, en democracia, se manda obedeciendo. En tiempos de crisis, pueden chocar el Estado y el gobierno, los partidos pueden colaborar con el gobierno o empezar su asalto al poder. La sociedad puede organizarse para ayudar a los más necesitados o convocar caceroladas para debilitar al gobierno. El resultado depende de la correlación de fuerzas, y los Estados, llenos de sesgos y surcos trazados por la Historia, son más amigos de inercias que de innovaciones. Pero, no lo olvidemos, quien decide es la correlación de fuerzas.

En tiempos de crisis se produce un cortocircuito en el Estado y para pilotar la nave no hay otra que activar la dirección manual. Por tanto, la pregunta ahora, que vienen tantas curvas, es: ¿nos ponemos todos, cada cual donde pueda y deba, a los mandos del barco?

¿Qué es la vida? de Paul Nurse. GeoPlaneta. 21,90 €

¿Qué es la vida? es un ensayo extraordinario que puede cambiar nuestra forma de entender la Biología. Extraordinario, porque contiene las respuestas de un gran científico a la gran pregunta que la Ciencia viene haciéndose desde la Antigüedad. Y es extraordinario también porque lo hace de forma breve, amena y perfectamente comprensible para todos. El premio Nobel de Medicina Paul Nurse nos explica de forma apasionada qué significa estar vivo, en solo cinco capítulos que destilan amor por la ciencia y por la vida: la célula, el gen, la evolución por selección natural, la química de la vida y la información de la vida. Este breve ensayo consigue desentrañar los fundamentos de la biología para acercarlos al gran público y ponen a Paul Nurse al nivel de otros grandes divulgadores como Stephen Hawking y Richard Dawkins.

Sir Paul Nurse es un genetista y bioquímico bioquímico británico que ganó el Premio Nobel de Medicina en el 2001 y el Príncipe de Asturias en Comunicación y Humanidades en el 2011 por su labor como presidente de la Royal Society. Gracias a su estudios se han podido conocer los mecanismos que regulan el ciclo celular. Además, Paul Nurse está muy implicado en las investigaciones científicas sobre la Covid-19 por lo que en los últimos meses ha protagonizado numerosas entrevistas y reportajes en todo el mundo.

OTRAS LECTURAS

Niños hiperactivos. Cómo ayudar a los padres a afrontar los problemas de conducta de Inmaculada Moreno García y María Susana Menéres Sancho. Ediciones Pirámide. 21 €

Portarse bien, no molestar, actuar adecuadamente cuando otras personas están presentes, controlar el mal comportamiento en situaciones que desagradan, evitar interrumpir a terceras personas, no decir palabras malsonantes, quedarse quieto en escenarios que así lo requieren, no provocar líos y conflictos con amigos y hermanos, obedecer en casa, seguir las indicaciones de los adultos, controlar el malhumor cuando se convierte en rutina, etc., constituye un desiderátum que con frecuencia resulta difícil de alcanzar en el caso de los niños con hiperactividad. Como si se tratara de un decálogo de buenas intenciones, los adultos repiten una y otra vez cómo esperan que los menores se comporten y actúen tanto en casa como en situaciones públicas.

Este libro se centra en esta forma problemática de comportarse que exhiben los niños hiperactivos y en las dificultades de los padres para afrontar tales comportamientos. Por este motivo, se exponen las herramientas que las investigaciones científicas han mostrado eficaces para ayudarles: programas de entrenamiento para padres que tienen hijos con problemas de comportamiento. A través de estas páginas, escritas desde una perspectiva práctica y aplicada, basada en la propia experiencia de las autoras, el lector puede consultar los recursos de afrontamiento recomendados actualmente. Este texto también resulta de utilidad para los profesionales que trabajan con niños hiperactivos, ya que posiblemente encuentren de interés los apartados en los que se refleja que la práctica no está exenta de obstáculos y limitaciones.

Don DeLillo o cómo la propaganda hace que compres un truño de libro

Todos los medios de comunicación españoles alabando el libro y uno piensa “Malo no debe ser”. Incluso algún cultural realiza una entrevista al autor donde habla sobre los miedos de la actualidad y piensas “Tiene pocas páginas pero debe ser tremendo”. Lees a Paul Auster que califica a Don DeLillo como el “novelista norteamericano que escribe mejor” –piensen que para estas gentes México no es Norteamérica o no han leído en su vida a Alejo Carpentier, por ejemplo-, a Salman Rushdie, a David Foster Wallace y piensas que debes tener ese libro en tu biblioteca. Esperas la fecha en que llegará a tu librería preferida hasta con ansia por hacer con un ejemplar. El día llega y te preparas, hasta con un portaminas con la mina de color verde para subrayar frases o pensamientos epatantes. Abres el libro y…

Te acuerdas de los parientes más cercanos de todos esos que han escrito en los medios alabándolo. Terminas el libro en hora y cuarto –no hace falta más tiempo- y te queda la sensación de que te han colocado un truño de los de época. Que el libro lo ha escrito el autor para sacarse unos cuantos milloncejos a costa de pobres lectores de todo el mundo por algo que no llega a alcanzar el rango de folletín. Una estafa literaria impresionante. Si en una novela se espera encontrar, para ser calificada como buena al menos, una buena historia y/o buenos personajes, en este libro publicado por Seix Barral –siempre hay que señalar a los culpables del atentado literario-, ni personajes, ni historia. Comenzando por la segunda, ni se sabe en todo el relato el porqué de lo que sucede –más allá de la gracieta de típico estadounidense conspiranoico-, ni se llega a saber qué pasa en realidad y, como ya habrán comprendido, no hay desenlace alguno. Aspectos novelescos que pueden faltar en alguna que otra obra pero en este caso no hay ninguno. Una historia con fallos argumentales impresionantes como provocar un aterrizaje forzoso de un avión váyase a saber por qué y si es por el apagón ese avión jamás debería haber llegado al aeropuerto.

Igual los personajes que aparecen tienen un alma lo suficiente interesante para engancharse o para que merezca la pena leerlo… Pues tampoco. Personajes planos, carentes de emotividad alguna, presos de esquizofrenias e insustanciales. Hasta a copiado a la película Un pez llamado Wanda cierta parafilia de uno de los personajes. En realidad son gentes que deberían estar en un frenopático o tan carentes de alma que te dejan como si te hubieses sentado en un banco del parque a ver pasar gente. Bueno, en el banco del parque podrías imaginar historias, personalidades o gustos que jamás encontrarán en esta obra. Normal que le hayan puesto de título El silencio porque no encontrarán el mínimo ruido que les anime a leerla. Puede que guste a instagramers y gentes que se contentan con lecturas cortas que les valgan para decir que han leído un libro en su vida. Y lo habrán hecho sin dificultad alguna.

Si a ustedes les dijesen que la novela ocurre porque todos los aparatos electrónicos, al menos de Nueva York (no se puede saber si es más allá), han dejado de funcionar esperarían en la narración algo más que soliloquios insustanciales de personajes planos. Esperarían alguna reacción, algún tipo de sentimiento humano (salvo sexo en un lavabo no encontrarán nada más) y no la más absoluta nada. Es imposible, tal y como está tecnificada la sociedad actual, que las personas no reaccionasen en algún sentido, pues DeLillo parece que piensa que sí, que la humanidad es como sus personajes: planos y sin sentimientos. Es más, personas sin vida ni alma. Tampoco es para que presente una tragedia griega pero ¿la nada?

Como sucede en otros ámbitos de la vida la propaganda sirve para colocar productos que no necesitamos en muchas ocasiones, para votar por ese político que al final nos decepciona, para comprar un truño de libro que hace pensar si es una confabulación mundial de los críticos de libros o simplemente es que ni lo han leído o están a sueldo de las editoriales. Frente a los anuncios cada persona está más o menos entrenada para defenderse del fetichismo de la mercancía, pero en el ámbito cultural se espera que cuando menos no engañen a las personas. Porque no es lo mismo que a un crítico le parezca un libro mejor o peor y de forma subjetiva un lector piense de forma diferente y otra es faltar completamente a la objetividad mínima de lo que debe ser la crítica literaria. Que me han hecho gastar 16 euros de mala forma por un libro que, aprovechando los tiempos pandémicos, parece que va a contar algo distópico que aliente a las personas a tomar conciencia de su realidad (así lo han llegado a vender) y te encuentras con el vacío más absoluto. Ni se les ocurra comprarlo, avisados están. ¡Es que ni bien escrito está leñe!