martes, 30 diciembre, 2025

No es un caso de corrupción…

Cuando estalló todo el “escándalo” sobre la “caja B” de Podemos algunas personas destacadas de Podemos se pusieron en contacto con este medio para saber si se tenían datos suplementarios. No los había en ese momento, pero la respuesta era clara no llegará a juicio porque por los datos aportados desde el principio no hay materia penal dónde agarrarse. ¿Es un montaje de la prensa cavernícola? No, tan sólo están ofreciendo los datos que se filtran desde el juzgado. Aunque bien es cierto que los todólogos-columnistas de esos medios están sacando toda su bilis guardada durante tanto tiempo. ¿Es un montaje judicial? Tampoco lo parece, el juez tan sólo está procediendo en sus pesquisas y ha llamado a testificar –lo que no supone imputación alguna, como falsamente han dicho desde la caverna y Podemos- a quienes cree que pueden aportar datos o que están implicados en algo delictivo.

En ningún caso es un caso de corrupción al uso. No hay sobornos o desvíos de fondos de las cuentas del Estado a una caja B para financiar campañas electorales o pagar sobresueldos. Son devengos de los salarios de los cargos públicos que han ido a parar al partido –como pasa en PP, PSOE o IU, por ejemplo- para sostenerlo… en principio. Es dinero de cargos para otros fines. La declaración del ex-abogado Calvente puede valer, por mucho que se base en rumores, hasta que el juez vea si hay pruebas o no. Recuérdese que no hace mucho tiempo una juez decidió que José Manuel Franco, delegado del gobierno en Madrid y secretario general del PSOE madrileño, podía ser imputado por haber permitido una manifestación pandémica. ¿Cuáles eran las pruebas científicas o testificales? Ninguna pero bien que estuvieron los cavernícolas berreando. Con esto puede suceder algo parecido porque de haber algún tipo de problema tan sólo sería societario, no corrupción política. Si el juez ha decidido llamar a Juan Manuel del Olmo o Rafael Mayoral, entre otros, es porque los rumores apuntan hacia ellos. O mejor dicho hacia sociedades que controlan ellos.

Pese a no haber corrupción hay algo, por las pruebas que se van conociendo, que podría ser tan malo como eso: una clara falta de ética. Si en verdad la cúpula dirigente de Podemos ha utilizado ese dinero que donaban los cargos públicos para nutrir empresas –da igual cooperativas que asociaciones- propias y sacarse un sobresueldo o dar un sueldo a “personas allegadas” estarían demostrando que están en política para llevárselo crudo. Algo que no les separaría de otros tipejos que pululan por el escenario político. Todo su discurso ético y de trabajo por los demás quedaría sepultado en dos minutos. Bien es cierto que esto quienes deberían valorarlo son los inscritos e inscritas del partido, son ellas y ellos los que deben valorar si la ejecutiva que votaron en confinamiento debe seguir o hacer como con el “chalet de Galapagar” -¿cuántos votos no habrá quitado?- y pasar página. Son ellas y ellos los que deben establecer su listón ético de demostrarse que la cúpula del partido ha utilizado los fondos de todos los cargos públicos para nutrirse. Corrupción política no es, delito societario podría ser, pero carencia de ética seguro. Sin duda Calvente se está vengando de la falsa acusación de acoso sexual que utilizaron en la cúpula de Podemos para despedirlo; es seguro que sabe bastante lo que se cuece dentro de la cúpula morada; pero el juez no abre juicio con rumores sino con pruebas y eso es lo que está solicitando ahora a Podemos.

A los problemas de Podemos con la gran mayoría del movimiento feminista, se suma este caso que sí están utilizando los medios. No tanto por desestabilizar al gobierno, que eso llevan intentándolo desde que Pedro Sánchez asumió el cargo de presidente, sin tener a Podemos en el mismo, como por devolver su propia medicina a quienes llegaron a la política con un listón ético tan alto que se han quedado muy por debajo del mismo. La clase dominante tiene asumido que la coalición seguirá por un tiempo, más con la crisis económico-pandémica que hay en España, pero los medios de comunicación de la derecha están pasando factura al Tramabús, a los insultos en redes sociales, a las campañas en redes contra éste o aquél director o periodista. En Podemos se ha despreciado bastante a los medios/periodistas que no eran totalmente afines y ahora pagan esa soberbia con medios que no son precisamente de derechas. Ya se verá en qué queda todo, pero si el dinero que debía ir para donaciones sociales ha ido a empresas donde cargos tienen intereses, a pagar el programa La tuerka (y sus respectivos salarios) o a financiar medios de comunicación, entonces toda la cúpula de Podemos, desde Pablo Iglesias hasta Jesús Santos deberán no sólo dar explicaciones a sus inscritos, sino a toda la población. Porque la ética no puede ser una estética artificial para actuar en provecho propio. Queda claro que no es corrupción política pero desde la izquierda, por el fuerte compromiso ético, puede que sea peor. Una debilidad humana por el dinero es comprensible y punible –a la cárcel con quien mete la mano en la caja común-, pero engañar a votantes, inscritos y cargos medios por sacar tajada monetaria personal, es para que no vuelvan al parlamento, ni a la política.

El nacional-madridismo escocido con el Atlético de Madrid

El nacional-madridismo –que no es todo el madridismo pero casi- tiene trofeos suficientes en sus vitrinas para ser feliz. Sin embargo, hay algo dentro de cada nacional-madridista que le corroe los intestinos, una pulsión que es más poderosa que cualquier otro instinto… no pueden ver que otros ganen títulos o disfruten del fútbol y la vida sin ganarlos. La verdad absoluta para el nacional-madridismo es una, o se es del Real Madrid o se es raro. En esta clara ruptura de lo que entienden como única norma posible, se sitúa mucho más el Atlético de Madrid que el FC Barcelona. Al fin y al cabo los catalanes son eso catalanes y por ende no españoles en sí. Pero que un equipo de la misma ciudad saboree las mieles del éxito y el fracaso con una actitud tan distinta, tan poco totalitaria, tan ácrata, tan “vamos a tirar la copa al río si la ganamos”, no lo pueden entender, ni soportar.

Normal que hayan estallado todos los nacional-madridistas ante un eslogan en el autobús del equipo: “Otra forma de entender la vida”. No pueden asumir que haya otras formas de entender la vida, que para cualquiera de ellos sólo pasa por su equipo. No entienden que haya ironía en una derrota con la Politécnica de Timisoara y se piense en tirar la Champions a al río Manzanares si se lograse. No entienden que las Champions o Copas de Europa no sean la única obsesión vital. No entienden que se pueda recordar con más alegría un partido frente al Hércules por tres goles de Leivinha que una copa del rey. No lo entienden como demuestran claramente personajes al servicio del poder como Juan Manuel Rodríguez –que está tan escocido que ha tenido que escribir sobre la vida con trece champions-, ni lo entienden en el programa nocturno ad maiorem Florentino gloriam. Aceptan al Barça porque es su sosias al fin y al cabo, pero que exista el Atlético de Madrid no lo entienden.

En realidad admitían que existiese cuando se arrastraba por el fango. En esos momentos adulaban a la afición por llenar el estadio en segunda división. En cuanto el Atlético ha vuelto a donde estaba en los años 1950s y 1970s, peleándole al duopolio los títulos, ha dejado de ser admirable. Ya lo ha dicho en más de una ocasión el viudo con gafas, que el equipo al que más “odia” es el Atlético. Y que esté a tres partidos de lograr su primera Champions provoca en el nacional-madridismo una apertura de esfínteres anales, más cuando en su caso es imposible que ganen esta edición –que ahora ha pasado a ser una copa menor, un engaño de la UEFA o un torneo de verano-. Peor es cuando observan que el mundo atlético, pese a querer ganarla partido a partido, está de cachondeo con tirarla al Manzanares –con la duda de si será Saponjic u otro (ex)jugador-. Que el Atlético pueda tener una Champions, una sola, en sus vitrinas es algo que deja sin comer, ni cenar a todo el nacional-madridismo. Son como el perro del hortelano que ni come, ni deja comer. “¡Habla Madrid!” y muertes chiringuiteras si acaba ocurriendo.

Llevan negando a Diego Pablo Simeone todos los éxitos logrados años. Dedican parte de un programa a negar a la afición atlética. Acuden en busca de los más extraños aficionados al estadio para dejar mal a entrenador o jugadores. Todo lo que sea rojiblanco les molesta mucho más que si es blaugrana. No pueden ser felices si los demás también lo son –se ganen o no títulos-; tienen que verles arrastrados por el fango para disfrutar con plenitud. Ganan una liga y están tristes porque les han eliminado, como ha pasado en 52 ediciones más –lo que supone que les eliminan en bastantes ocasiones-. La envidia les corroe y ahora apoyarán al Leipzig, al PSG, al Bayer o a quien haga falta con tal de no ver ganar al Atlético… y al Barça. Son felices si los demás no ganan y aquí es donde no entienden que hay otra forma de entender la vida. Los atléticos, sin dejar de querer ganar cuantos más títulos mejor, no lloraran durante una década por una final o eliminatoria perdida –algo que sí hacen en el nacional-madridismo-. Si ganan tardarán dos días en volver a su casa. Si no ganan tardarán uno. Ni lo entienden, ni lo entenderán.

Molesta que Gabilondo no sea parte del espectáculo

La sociedad espectacular, en concreto, su forma “política espectáculo” es una parte más de los mecanismos de dominación. En este caso concreto gracias a la alienación que acaba ejerciendo sobre todas las personas. Mientras entretienen con “temas espectaculares” los asuntos primordiales acaban pasando desapercibidos. Enredan con cuestiones de guerra cultural –en la cual hay que fajarse, pero sin perder de vista la materialidad-, con cuestiones menores, con chismes, con dimes y diretes o con titulares estrambóticos que a los dos o tres días están olvidados para pasar a otra “cuestión espectacular”. Se trata de tener el ambiente caldeado para que no se vea que detrás de las bambalinas, donde se cuece lo real, no hay tanto juego sino mucho acuerdo sobre lo fundamental. Hay que espectacularizar el debate político para que pase desapercibido el mantenimiento del sistema o para vender “sus libros”.

Ángel Gabilondo, por personalidad y por convicción intelectual, no es partidario de ese tipo de política espectáculo que sirve a intereses distintos que a los de la comunidad. Hegeliano como es –no se sabe por qué le ven como un irredento kantiano cuando sus principales estudios los hizo sobre Hegel-, observa las contradicciones reales, las que van unidas al Espíritu de los tiempos y de ahí saca sus síntesis. Entiende que estar enfrascado en batallas espectaculares que no sirven para vencer en la guerra es fútil. Prefiere, desde la moderación personal, avanzar paso a paso hacia la consecución de los objetivos principales. Igual sí debería tener un poco más de sangre en las venas o implicarse un poco más en cuestiones de comunicación –algo en lo que ha avanzado bastante en los últimos tiempos porque antaño parecía un monje recluido-. Lo que no se puede negar es que, entre el ruido, acaba ofreciendo otra imagen. Incluso una imagen que es pura antítesis de lo espectacular. Por ello desde Ferraz se ha decidido situar como co-portavoz a José Cepeda, un personaje más “bravío”. Una vuelta al doppelgänger del hombre de Estado y el sosias batallador. Un González-Guerra que está en la mitología por doquier.

Se le pide ahora que presente una moción de censura porque el gobierno de IDA hace aguas por todas partes. Cualquier gobierno, organización o junta de vecinos que dirija IDA hará siempre aguas. Es inmanente a su persona. Más si está acompañada por Ignacio Aguado, el mayor cuñado del reino. Pero de ahí a plantear una moción de censura que se sabe fracasada de antemano ¿para qué? Gabilondo, y por ende el PSOE de Madrid, no ganarían la moción de censura que es el objeto principal. Ustedes dirán en otras ocasiones se presentaron y no se ganaron… ¡Ya! De todas las presentadas en España que acabaron con derrota tan sólo aquella de Felipe González tuvo una utilidad real. Pudo plantear un programa de modernización muy regeneracionista ante una sociedad ávida de cambios reales. Las demás no sólo fracasaron, sino que hundieron a sus dirigentes. Antonio Hernández Mancha pasó a ser símbolo de derrota sin paliativos y Pablo Iglesias va descontando escaños en cada elección que pasa. Buenísimos ejemplos de lo que no hay que hacer.

Siempre hay que mirar el contexto y el actual, con toda la prensa a favor de obra y sin haber conseguido el apoyo de Ciudadanos, es contrario a una moción. Que le gusta a los “intelectuales” mediáticos. ¡Normal! Ellas y ellos viven de la carnaza espectacular y necesitan alimento. En cuanto se perdiese dirían que Gabilondo es un fracaso o directamente pasarán al siguiente tema espectacular. ¿Habrá servido de algo? Racionalmente no. Ni para hacer ver que Gabilondo podría ser mejor presidente. Algo que, por cierto, pensaban la mayoría de madrileñas y madrileños que le hicieron ganar las elecciones. Las cuales se perdieron por las batallas histéricas de los puros y los impuros, de los de la cadena de equivalencias y la verdad absoluta. Gabilondo ganó y no hubo capacidad de acuerdo dando paso al trifachito madrileño. Esto último, es curioso, es olvidado por todos esos grandes intelectuales. Esos todólogos mediáticos –y mediatizados- que siempre tienen la razón, la verdad y la sabiduría. Tanta como para decir a las feministas qué es ser feminista, a los socialistas qué es el socialismo, a los comunistas qué es el comunismo y a los demás la única forma de ser lo que sean.

Normal que Antonio Maestre, gran todólogo y sabio de las más puras esencias de cualquier materia que se trate –aunque luego no sepa explicar qué es la dominación simbólica de Pierre Bourdieu pese a tener una columna que se llama “Todo está en Bourdieu”- acabe viendo la destrucción del PSOE en Madrid por culpa de Gabilondo –al que califica de “Don Tancredo”-. Normal porque en su mentalidad la bronca, la algarabía, lo espectacular es la fórmula para acabar con IDA. A tres años vista de unas posibles elecciones, una moción de censura que no se gana, por muy buen discurso que hiciese el candidato, a los tres meses estaría completamente olvidado. Contando, además, que la misma moción –sin participación de Ciudadanos, cabe recordar- serviría para reforzar a la coalición de gobierno (“¡Estamos más fuertes” dirían), para legitimar su discurso (“Los socialcomunistas no aceptan la democracia”) y para lanzarse contra el presidente Pedro Sánchez como persona con carácter autoritario. Una estrategia digna de análisis sesudos para la posteridad.

Que Gabilondo debería ser más mediático, sí. Que la dirigencia del PSOE de Madrid sería mejorable, sí. Que los diputados y diputadas del PSOE de Madrid en la Asamblea aparentar estar acomodadas, sí –años se lleva oyendo con sorna “en la oposición se vive muy bien”-. Que el resto de la oposición ni existe, ni es capaz de penetrar en los medios, también. Pero que presentar una moción de censura sea la solución, no. O la ganas –por mayoría o por discurso-, o mejor te la guardas para mejor ocasión. Los deseos de cierto sector de la “intelectualidad progre”, más allá del ansia de espectacularidad que les de nutrientes, igual van encaminados a laminar al PSOE de Madrid, en términos generales, y de Gabilondo, en particulares. Igual llevan sin aceptar que no son los preferidos por la sociedad madrileña, pese a portar “la llama de la verdad absoluta”, unos cuantos años y bajando. O simplemente hablan por hablar, saltando de un tema a otro para que el caché no baje. Porque pensar, lo que se dice pensar, parece que no lo hacen. Matar a Gabilondo a tres años de elecciones en una moción de censura parece diseñado en la calle Génova…, o en algún pueblo de la sierra madrileña.

Presidente Sánchez me tiene que hacer ministro, ¡que soy la leche!

¡Sí, señor presidente! ¡No sé a qué está esperando para hacerme ministro! Si son ciertos los rumores que corren en la prensa cavernaria sobre la posibilidad de hacer algún tipo de cambio de gobierno, no tiene que buscar más. Aquí me tiene. Soy el perfecto candidato. No porque lo diga yo –que también- sino porque sus socios de gobierno –y casi en términos generales (en su partido se ha utilizado mucho el tema)- vienen estableciendo una parámetros de quién puede y no puede ser ministro, ministra o ministre.

Estudios tengo para aburrir. Doctorado cum laude, licenciatura de las de antes cuando había que estudiar toda la historia de la Ideas y las Formas políticas en un año, a cascoporro. O toda la Teoría Política del siglo XX. Infinidad de cursos de especialización, certificados de profesionalidad -que son más largos que algunos master y desde luego con más esfuerzo que el de Casado- y hasta dos libros “científicos” publicados. A eso súmele experiencia laboral en industria e ingeniería –en temas de calidad y compras-, experiencia como docente universitario y, incluso, años de poner copas para poder costearme algunos gastos del doctorado. Porque aquellos doctorados eran costosos ya que había que gastar dinero en libros, fotocopias de revistas especializadas (todavía no las vendían por internet), viajes, conferencias y congresos a los que asistir para exponer alguna cuestión “científica” –por desgracia no se editaban los papers presentados y ahora no cuentan para la ANECA como publicaciones-.

Una joya que podría estar en casi cualquier ministerio. Total tiene a Alberto Garzón en Consumo, así que con mejor curriculum tampoco desentonaría. Me “autoidentifico” como marxista, por lo que de izquierdas parece que soy. Igual mucho para su gusto o el de sus partenaires de gobierno, pero siempre es bueno tener un porculero contra la oposición y que sepa de lo que habla. Esas mañanas descojonándome de Pablo Casado pueden ser antológicas. Y si es por cubrir cuota, no hay problema me acojo a la ley que piensan establecer desde el ministerio de Igualdad, digo que me siento mujer, lo cambio en el registro y ya ocupo la cuota de mujer. Con aspecto de hombre, con biología de hombre, pero con “mucho sentimiento de mujer”. Una bicoca, se lo digo yo a usted. Además el camarlengo monclovita tendrá alguien que le contradiga sin hacerle la pelota y con conocimiento de causa. Valgo para un roto y para un descosido. Lo dicho, está perdiendo la ocasión de hacerme ministro, ministra o ministre.

Elitismo y carencia de conciencia.

Todo muy gracioso -ahora se pasa a la parte más o menos seria del artículo- pero en el fondo hay algo muy de verdad y que es espeluznante para la izquierda, al menos. Se está extendiendo por todo el arco parlamentario un sentido muy platónico de gobierno de los sabios, de los que más títulos acumulan, de los que deben estar ahí casi por merecimiento de élite. Un platonismo que, como sucede con el filósofo griego, acaba desembocando en cierto totalitarismo del gobierno, cierta falta de democracia, pues se establece quién sí y quién no puede acceder a los cargos públicos en base a una supuesta excelencia. Lo que acaba quebrando los principios democráticos. Si para ser diputado o ministro hay que ser doctor, master o graduado en esto o aquello, la realidad es que más valdría ni convocar elecciones y que cada cual eche el CV para ver si le eligen. No es nuevo esto, desde hace tiempo se quiere sacar la soberanía de los parlamentos y derivarla a consejos mixtos de políticos y expertos para que decidan. Algo que no ha servido para mejorar la gobernabilidad esa que dicen ahora. El buen gobierno de toda la vida, vamos. El problema con este elitismo es que nunca es claro qué es necesario para ser élite. No hay debate sobre qué es lo mejor o no. Se suele aducir cuando no hay más méritos personales, profesionales, etcétera, que exponer y, como es evidente, por una infección burguesa en la mentalidad de izquierdas.

¿Tenían estudios las y los que sacaron adelante España en la transición, en las fábricas, en los convenios colectivos, en las huelgas que han conseguido derechos y deberes en beneficio de la sociedad? Unas sí y otros no. Si alguien se dice de izquierdas, defiende la izquierda o algo por el estilo debería –hay que ponerlo en condicional porque ya no es algo asumido en la conciencia de clase, si es que ésta sigue existiendo- cuando menos valorar a los posibles candidatos y candidatas no por sus títulos sino por sus valores, su capacidad, su experiencia vital o su brega en favor de la clase trabajadora. Ahora se estilan mucho más los representantes de lobbies, los titulados que no han trabajado en su vida –siempre sacan algún año en que sí lo hicieron para que parezca que sí son clase trabajadora-, los comunicólogos que jamás han comunicado con acierto o los brilli-brilli de las redes sociales. Pareciera que un trabajador o trabajadora no es persona que merezca estar entre “los elegidos”. Pareciera, incluso, que un/a sindicalista no mereciera estar entre “los elegidos”. Pareciera que alguien con experiencia vital, conciencia de clase y forjado en la dureza de una calderería, por ejemplo, no mereciera estar entre los elegidos. Una clara contraposición entre elitismo y democracia.

Ante las quejas de la mayoría del feminismo contra la ministra Irene Montero por una ley que acaba borrando a las mujeres y hundiendo sus luchas de siglos, desde Podemos han reaccionado –en el doble sentido de la palabra, por cierto- adulando a la ministra, elevándola a los altares, pero dando muestras de un elitismo burgués –“como somos más listos y educados tenemos el derecho a dominar” ha sido el lema de la clase dominante durante siglos- y un desprecio a las personas de la clase trabajadora. El curriculum presentado del principio es real, tan real como el de cientos de miles de personas. Algunas pensarán que tienen derecho a más o gobernar por su sabiduría, otras justo lo contrario pese a que tengan un doctorado y estén en el paro o trabajando en una fábrica. Los y las primeras son elitistas de pensamiento burgués, los y las segundas son conscientes de su pertenencia y del valor de la democracia. En un partido de izquierdas, para empezar, hay que ser de izquierdas y tener valores de izquierdas, no burgueses/elitistas. La vanguardia del proletariado no era de los doctores y masters, aunque algunos y algunas parecen pensar que sí. O peor, piensan que han sido elegidos por el Espíritu de la Historia para gobernar y enseñar la verdad absoluta. Sin percatarse que la verdad como absoluto es un imposible.

Un gobierno de los sabios es una dictadura al fin y al cabo porque la mayoría queda excluida. Suena casi a perfección pero lleva el totalitarismo en su esencia. La izquierda, si es que quiere seguir manteniendo sus valores de izquierda, no puede caer en ese burdo elitismo de la ideología dominante. Ese pensar que sólo algunas y algunos pueden gobernar. Tener estudios no es malo, ni bueno, como no tenerlos. Es el valor personal, la conciencia de clase, la experiencia vital o el compromiso ideológico lo que acaba siendo el mayor valor para un representante de la izquierda. Por eso es vomitivo que se metan con Adriana Lastra por carecer de estudios. Tan vomitivo como justificar la presencia de una persona por tenerlos. Al final del camino son las acciones de cada cual las que determinan la capacidad y la validez. Pero ir con los títulos por delante, ni es de izquierdas, ni democrático. Una infección más de la ideología dominante, esa que está muy insertada en la clase media aspiracional. Cada cual que saque sus conclusiones, pero Sánchez me debería hacer ministro si esos son los parámetros. O a cientos de miles de personas con cualificaciones parecidas. Si es que callados están mejor que acaban pareciendo de la Falange y las JONS –porque lo de establecer los cuidados como empoderamiento de las mujeres es de Primo de Rivera, Pilar o José Antonio-.

Las baronías quieren exterminar a nuestras hijas e hijos

En esta cuestión no hay diferencias partidistas destacables. Da igual que el gobierno sea un trifachito, una coalición de la izquierda, del PP en solitario o del PSOE sin nadie más, la inoperancia y la inutilidad están a la orden del día por igual. A menos de un mes escaso para que comience el curso escolar la práctica totalidad de los gobiernos autonómicos aún no saben a ciencia cierta –y lo de ciencia cierta se revela como una necesidad y no mera retórica- cómo comenzará, ni con qué medidas de seguridad sanitaria eficaces, ni con infraestructuras suficientes para que la salud y la vida de las hijas e hijos de los españoles estén salvaguardas. Chapuza tras chapuza, previsión tras previsión, todas las consejerías de educación, las de sanidad y las de “moñadas diversas” tienen seguridad plena sobre el comienzo del año escolar y la convivencia con una pandemia que, pese a que supuestamente el calor provocaba menos peligro, está disparada. Numerosos casos debido a la manga ancha de los gobiernos -¿se puede decir del capital?- y a la irresponsabilidad individual, pero que puede ser una bomba nuclear en cuanto se abran los centros educativos.

Cuando comenzó la pandemia, allá por febrero-marzo, pilló desprevenidos a todos los gobiernos regionales y al estatal también. No hubo consciencia de la magnitud vírica y destructiva del Covid-19 (se sabe que la RAE pide que se diga “la Covid-19”, pero justo tienen que feminizar un mal cuando tienden a masculinizar todo, por eso se sigue con “el Covid-19”), pese a las advertencias de la OMS y viendo lo que pasaba en Italia, hubo relax. Luego las medidas, las compras y demás necesidades de primer orden se tomaron a salto de mata. Algo disculpable en vista de estar confrontando algo nunca visto. Bien es cierto que algunas comunidades eligieron hacer casi un genocidio en las residencias, mientras otras intentaron evitarlo en todo lo posible. En unas comunidades las infecciones fueron mayores y más extensas y en otras más livianas.

Hoy ya tienen experiencia en todos los gobiernos regionales y no valen excusas. No vale decir como hace el sinsorgo Pablo Casado que al gobierno se le ha ido de las manos cuando no es responsabilidad principal suya desde el fin del estado de alarma. Pedían, incluso con manifestaciones, en la derecha que les dejasen las manos libres para decidir por sí mismos y mismas la gestión. Pedro Sánchez debía dar dinero fresco y callarse y no inmiscuirse. Hoy ya se está viendo que el mando central igual no era tan mala idea con el aumento enorme de casos positivos y la cancelación de viajes desde todo el mundo. Se está intentando salvar el capitalismo antes que a las personas –esos vagones de metro atestados son el ejemplo más claro- y como llevan décadas de destrucción de empleo de calidad, entregando todo al sector servicios –especialmente el turismo- se han dado cuenta que con los “nacionales” no basta para cubrir los gastos. Entre otras cosas porque la mayoría de familias españolas están tiesas. Ni se está salvando la economía, donde tienen la culpa se reparte por igual a unas y otros, ni hay preocupación por las personas.

Lo peor de no querer saber nada de la salud de las personas de los gobiernos autonómicos es que se descuida a quienes no tienen capacidad propia para la supervivencia. La mayoría de sociedades, por tribales que sean, suelen proteger a sus descendientes porque son el futuro grupal, salvo la española. Da igual que sea el “republicano de la identidad” Quim Torra, que el “a mí no me pregunten de eso” Juan Manuel Moreno Bonilla, pasando por Javier Lambán –que tiene Aragón al borde de la extinción-, o la incalificable (o excesivamente calificable) Isabel Díaz Ayuso, todos y todas están poniendo en peligro a los descendientes en favor de la economía. Y si antes tenían la excusa del desconocimiento, hoy saben perfectamente lo que se hacen. Sin medidas efectivas y reales a un mes de llevar a las chicas y chicos al colegio, instituto o universidades; con profesores que a día de hoy realmente no saben qué se encontrarán y que están tan expuestos como los menores; sin estructuras suficientes para dar espacio y que no haya contagios por sobreexposición; y sin saber si comenzarán las clases. Con un problema añadido, mientras estuvo el confinamiento muchas personas se vieron obligadas a no trabajar, pero ya no habrá más confinamientos –hay que salvar la economía capitalista- y nadie podrá quedarse con los menores. Salvo que quieran generar más desempleo porque haya madres (principalmente madres a las que se sigue cargando los cuidados de forma patriarcal -¿te has enterado Echenique?-) o padres que decidan no trabajar para proteger a sus descendientes y sus ascendientes (tampoco se puede cargar a las personas mayores con esa responsabilidad). El sistema capitalista está montando de esa forma para funcionar. Las crías humanas se dejan en instituciones públicas –no vamos a desarrollar para que la ideologicen en el sistema- para que los ascendientes puedan trabajar, ganar dinero y consumir. Si se rompe ese ciclo –y aun existiendo- viene la pobreza y el hambre.

Algunas comunidades tienen proyectos que no saben si podrán poner en funcionamiento. Otras esperan a que la luz venga a sus cerebros para ver si dan con la idea genial. En general, a un mes de la vuelta a las aulas, no hay planes y los que existen están tan cogidos por alfileres que dan más miedo aún. La improvisación cuando se tiene la responsabilidad muestra la inutilidad de personas que dicen representarnos. Lo fácil era cerrar los centros educativos y que las familias cargasen con la educación y el cuidado. Hoy cuando eso no es posible, no hay plan alternativo que proteja la salud de los menores realmente. Que puede haber contagios sí, pero si leen los planes presentados, donde se han presentado, es para no llevar a la chavalería al colegio. Y lo peor es que cuando se han criticado los planes, ¿verdad señor Imbroda de Ciudadanos?, los consejeros y consejeras se hayan puesto muy dignos diciendo que si los padres y madres no llevaban a los niños y niñas estarían cometiendo un delito y una irresponsabilidad. Encima quieren que los padres y madres sean corresponsables de la infección, y quién sabe si muerte, de sus propios hijos e hijas. A derecha o izquierda no hay más que improvisación, pero eso sí, mejor tener entretenidas a las masas con repúblicas imaginarias (en España o Cataluña), con corridas de toros y con los supuestos escarceos amorosos, y paso por el sofá, del vicepresidente segundo. Siguen nutriendo a las personas de alimento espectacular y a un mes para llevar a nuestras hijas e hijos al colegio  nadie puede asegurar que vuelvan con vida.

¿Será Yolanda Díaz la próxima candidata del PSdG?

El rumor existe. Malintencionado o no, existe. Que se diese publicidad a la salida hace más de un año de Yolanda Díaz de EU y su sola permanencia en el PCE ha servido para hacer correr la imaginación. A día de hoy en Ferraz y la Moncloa andan más preocupados por la grave situación social y económica que sufre España. De hecho, si se fijan en la polémica de Podemos con el feminismo, han apoyado lateralmente las mujeres del PSOE –véase Adriana Lastra o Elena Valenciano– las demandas de las mujeres, prefiriendo remarcar la agenda feminista en sí que las disquisiciones sobre el sexo de los ángeles de la formación morada. No pasan por su mejor momento, pese a las proclamas públicas de esta última semana, las relaciones entre PSOE y Unidas Podemos.

La huida del Borbón -que era conocida por Pablo Iglesias como confirmaron el viernes desde Moncloa-; las peleas feministas; la negociación de los próximos Presupuestos Generales –esenciales para la pervivencia del gobierno- de manera transversal, algo que ha defendido Alberto Garzón y que le ha hecho merecedor de una reprobación interna por parte de Podemos; y la imposibilidad de llevar a cabo la agenda social por un tiempo, no se sabe cuánto; o la más que probable reducción de ministerios y vicepresidencias, han provocado algunas grietas. Desde Moncloa no dan mucha importancia a las mismas pues, además de estar habituados a las performances podemitas, son conscientes de que en este momento quienes más tienen que perder son los minoritarios. Pedro Sánchez no tiene miedo a unas nuevas elecciones, los trackings monclovitas les auguran la victoria y la imposibilidad de coalición de las derechas, pero es consciente de que no puede, ni debe llevar a España a elecciones… salvo que le fuercen. De momento las dos partes del gobierno, por mucho alarido que den algunos en redes sociales, han decidido que no habrá subidas impositivas a empresas o las capas más pudientes. De hecho incluso podrían llegar a bajar algunos impuestos a las empresas para reactivar la economía.

Que la preocupación máxima sea esa no empece para que Santos Cerdán, quien ha quedado a cargo del partido, no esté preocupado por los resultados gallegos, como los vascos. Gonzalo Caballero ha perdido parte del apoyo del aparato estatal, pero no se le va a cortar la cabeza… al menos hasta que haya un sustituto o sustituta de garantías para intentar optar a ocupar la Xunta en 2024. No han gustado las peleas navajeras que se han producido tras la reciente derrota –esas batallas de A Coruña contra todos y todos contra A Coruña, por no hablar de los diversos caciques comarcales-, pero no se quiere abrir una crisis hoy mismo. Se ha pensado si era conveniente mandar a Caballero a EEUU, no en balde ha estado trabajando allí muchos años y tiene contactos interesantes, como embajador o algo por el estilo. No será mañana, pero igual es pasado mañana. Descabalgar, de una forma u otra, a Caballero no supone dejar a cualquiera ocupar la secretaría, ni la candidatura. Se podría optar por un secretario/a general de paja, o más dedicado a la organización, y una candidatura independiente con cierto prestigio social y político. Lo mismo que se hizo en Madrid –aunque esos antecedentes no fueron buenos ni en la Comunidad pese a vencer, ni en la capital-.

Ahí es donde entran las especulaciones sobre Díaz. En Podemos –no hace falta decir la cúpula porque no hay más estructura que esa- están con la mosca tras la oreja pues, han comentado internamente, la gallega podría aspirar a ocupar la vacante de Iglesias. Sin embargo, por mucho que IU/PCE sean hoy en día una extensión de Podemos, la mayoría de la dirigencia quiere a Irene Montero como sucesora, por motivos personales, principalmente, y por ser de las “suyas”. La labor de Díaz como ministra de Trabajo gusta mucho en Moncloa, pues ha mostrado capacidad de diálogo y cintura ante lo que se le ha venido con la pandemia. De hecho, si hubiese una reestructuración gubernamental Sánchez apostaría por su continuidad. Quienes expanden los rumores, sabedores de esta situación, han querido ver en la gallega la candidata ideal para 2024 para aspirar a la presidencia de la Xunta… pero no en la formación morada sino en el PSdG. Sin duda olería a cuerno quemado en el seno del partido, pero también olía en Madrid y se hizo con el respaldo mayoritario del sanchismo. Y hoy Galicia es sanchista, salvo algún reducto.

¿Será candidata o secretaria general del PSdG Díaz? A día de hoy no es descartable, pero tampoco es un hecho. No sería la primera vez que hay una transferencia de IU al PSOE que catapultan a la candidatura y la militancia –como cuando Nueva Izquierda abandonó IU-. No sería la primera vez que una izquierdista pasa del comunismo a la socialdemocracia sin pararse por el camino. La mayoría de destacados dirigentes de Nueva Izquierda entraron con tanto ímpetu en el PSOE que acabaron en la derecha del mismo. Ahora bien, que esa posibilidad, pese a los rumores, vaya a aplicarse en Galicia está por ver. No es para nada descartable y más siendo conscientes en Ferraz de los reinos de taifas y peleas constantes que hay en el PSdG. Algo que había aminorado Caballero pero que han vuelto a surgir tras la derrota. Premiar al secretario general actual y situar a una ministra al frente –o con una persona de paja- se verá dentro de un año cuando haya proceso congresual en el PSOE, en general, y el PSdG, en particular. El río suena ¿será por agua o porque han puesto un magnetofón? En breve se sabrá. Primero la economía.

Irene Montero trabaja para la CIA

No hay evidencias físicas, tampoco las hay en base a relaciones y acciones como sí sucede con el caso de Álvaro Uribe, Mario Vargas Llosa o José María Aznar, tampoco existen fuertes rumores en los mentideros habituales de la capital española, pero cada día que pasa comienza a ser más que evidente que la ministra de Igualdad trabaja para la CIA en favor del imperio capitalista. Ayer se conoció una entrevista de la interfecta con el recientemente nombrado director de Infolibre, Daniel Basteiro, que supone una clara demostración de que Podemos eligió el ministerio Igualdad para acabar con el feminismo como movimiento impugnador. Tanto del patriarcado como del capitalismo que lo sustenta. Normal que, hace más de un año atrás, la vicepresidenta Carmen Calvo no quisiese, haciendo de ello casus belli, que las huestes podemitas se aposentasen en Igualdad. Era plenamente consciente de que se perderían años de lucha de las mujeres en favor de una mezcla de elementos mágicos, posicionamientos acientíficos, irracionalismo y mucha subvención que repartir a “les amigues”. Sabía la andaluza que se perdería el valor de la Igualdad para ser el ministerio de Igual-dá.

Irene Montero, cuyas biografías “oficiales” muestran como la más inteligente y capaz de las mujeres que hayan estado alguna vez en política –tanto como para haber empezado y abandonado su tesis doctoral antes de haber comenzado y terminado los cursos de doctorado-, es el claro producto de la posmodernidad vestida de progresía y que ha venido a enterrar cualquier atisbo de lucha social de base. Han hundido cualquier alternativa política a la izquierda del PSOE y ahora caminan hacia la destrucción del movimiento feminista. El gaycapitalismo y la revolución ecocapitalista están a salvo. No es comprensible que una ministra, que dice haber cursado unos cuantos años en la Universidad, no sea capaz de distinguir lo científico de la magufada. No se le pide –se sabe que sería incapaz- que analice con meridiana claridad el movimiento histórico de las fuerzas productivas y sus implicaciones para la lucha social, pero siendo ministra de Igualdad es exigible que, al menos, sepa distinguir el sexo del género, los biológico de lo social. Porque para proteger los derechos individuales de un movimiento que no va más allá del 0,01% de la población, no es necesario acabar con el 52% de la población… no es necesario salvo que se trabaje para la CIA (como símbolo del imperio capitalista).

Ante la pregunta de Basteiro sobre la futura ley trans (El debate está siendo feroz en algunos ámbitos y alude a la esencia propia de qué es ser hombre o mujer ¿Existen los hombres y las mujeres más allá que como un concepto o un sentimiento al que uno se puede adherir?), la respuesta de la ministra de Igual-dá ha sido la siguiente: “Respeto mucho el debate. Y voy a entrar en él, pero quiere dejar claro que la existencia de las personas trans es una realidad. El género que se les asignó al nacer no es con el que se identifican. Eso no está sujeto a debate y, por tanto, mi obligación como ministra es garantizar sus derechos. ¿Existen los hombres y las mujeres? ¿Qué es ser hombre y mujer? ¿Cómo se conceptualiza en las distintas teorías el binomio sexo-género y cómo se traslada a los derechos y políticas públicas? ¿Cuál es el nivel de hormonas que tenemos que tener para ser hombre o mujer? ¿Cuánta talla de pecho tenemos que tener para ser hombre o mujer? ¿El sexo son sólo los genitales externos o es también el nivel de hormonas tradicionalmente consideradas por la biología masculinas o femeninas? ¿Es el sexo algo genético? Ese debate es muy interesante. No es nuevo en el movimiento feminista, pero quizá nos aporte una visión poco útil a la hora de diseñar políticas públicas. Lo cierto es que todas las mujeres, por el hecho de ser mujeres, sufren discriminaciones propias que no sufren los hombres”. Ningún asesor de inteligencia habría sido capaz de crear tamaño despropósito con la función de que fuese creíble. Ningún conspiranoico ha sido capaz de negar la biología de las personas como ha hecho una ministra de Igualdad.

Los genetistas deben estar asombrados pues una simple psicóloga ha sido capaz cambiar, sin pruebas –ni falta que le hacen a ella, pues menuda es-, toda la ciencia en un sencillo párrafo. No existe lo biológico y lo social se asigna al espermatozoide y al óvulo. “XX” y “XY” no existen, son una ficción de los científicos. Los cromosomas que hacen que alguien sea hombre o mujer son una invención de las revistas científicas. ¡Hay que ser muy inculta o mala persona para hablar de hormonas y negar toda la genética! ¡Hay que ser una persona con una mentalidad muy débil como para renunciar a lo racional y entregarse a propuestas acientíficas! ¡Ni el terraplanismo o el creacionismo llegan a ese nivel de sectarismo! No es un problema de derechos de las personas transexuales, es un problema de irracionalismo contra las mujeres. Un problema de intento de borrado de las mujeres. Esto no tiene nombre, salvo que mañana mismo el presidente del gobierno Pedro Sánchez debería cesar a la ministra pues es un peligro público para las mujeres. Es que llega a ser tan estúpidamente inconsciente que en la última frase habla de “discriminaciones propias de las mujeres” cuando ha venido negando la existencia de las mismas y confundiendo género con sexo. La primera parte es su pensamiento real, la segunda el eslogan que hay que soltar como loros para aparentar.

Podemos fue promocionado por Atresmedia para lanzar al PSOE a la gran coalición y dejarle reducido a lo mínimo; para acabar con la IU verdadera y dejar los restos en manos del garzopodemismo; para que los procesos de independencia contasen con un grupo de izquierdas potente en el parlamento; para generar un movimiento populista que, al final, asustase pero no tocase la estructura básica del sistema, salvo aquellas partes que interesasen a sus promotores europeos y estadounidenses. Salió mal porque buen parte de la izquierda comunista/socialista está en su casa sin votar, no han acabado con la socialdemocracia –la han llegado a reforzar- y ahora no son más que un meme de sí mismos. Pseudointelectuales del plan Bolonia que trabajan bajo los parámetros de diversos y potentes lobbies económicos y sociales, pero que desconocen la realidad o el espíritu histórico presente. En todo ven un acontecimiento histórico o revolucionario que acaban desaprovechando porque ello supondría tener que dejar la mamandurria. ¿Han dicho algo del anuncio del presidente sobre no tocar ningún tipo de impuestos a las clases pudientes o empresas hasta que pase la crisis económica? No ¿Por qué insisten en el tema republicano? Porque lo que se busca no es la caída de la monarquía en sí, sino la salida de Cataluña de España (de Cataluña y de quien quiera apuntarse). Trabajan para la CIA o para George Soros, que es lo mismo al final, o son muy ineptos. Elijan ustedes la opción.

Tomás de Aquino deja por ignorante a Sostres

Tomás de Aquino, santo y doctor de la iglesia católica, vuelve al primer plano para señalar a los todólogos de la caverna como verdaderos ignorantes en lo que a cuestiones divinas y humanas se refiere. Que una persona fallecida en 1274, por tanto en plena Edad Media, deba ser recuperada para desmontar las barrabasadas que algunos se atreven a escribir en columnas de periódicos, más o menos consagrados, por muy de derechas que sean esos periódicos, dice muy poco del avance de una sociedad y del estancamiento en la cueva del escribiente. Así sucede con el caso de Salvador Sostres, personaje que parece hacer gracia entre las huestes cavernícolas pero cuyos escritos, en realidad, no son más que una afrenta a la razón, a la verdad y, en este caso, a la teología más básica. Lo que debe hacer un “intelectual” en principio es usar el intelecto gracias a unos conocimientos teóricos, materiales y/o prácticos, no soltar la primera memez que se le ocurra. Bien es cierto que la sociedad del espectáculo promociona a toda esta caterva de personajes pero de ahí a consentir en bien de la sociedad que expandan su pensamiento mágico hay un trecho que no se puede permitir.

No es que Sostres sea de derechas, hay intelectuales de derechas muy capacitados; no es que defienda la ideología dominante –incluyendo el patriarcado, pues más de una vez ha dado muestras de un machismo medieval como poco-, pues esa ideología la defienden el 90% de los todólogos, doxósofos e intelectuales que aparecen en los medios de comunicación –incluidos los que se dan golpes de pecho revolucionarios-; no es que su catolicismo, si es que lo profesa, le lleve a anteponer a dios por delante de los hombres para todo –aunque su ética es verdaderamente poco cristiana según se ve en sus escritos-; es que llega a poner a dios (el dios católico se supone) como único capaz de juzgar a un rey. Tal estupidez es difícil de encontrar en teólogos medievales o en pontífices, de hecho cabe recordar que Gelasio I, mediante su teoría de las dos espadas, dejaba bien claro que siendo todos hijos e hijas de dios, cada cual en su lugar sin olvidar que si el rey tiene espada, el papa también. Cicerón le daría golpes con un ladrillo pues luchó siempre contra la divinización imperial.

Recuperando a Tomás de Aquino, éste escribió en De regno (en español La monarquía y también conocido como  De regimine principum) lo siguiente sobre la monarquía: “Las abejas tienen una reina y en todo el universo se da un único Dios, creador y señor de todas las cosas. Y esto es lo razonable. Toda multitud se deriva de uno.  Por ello si el arte imita a la naturaleza, y la obra de arte es tanto mejor cuanto más se asemeja a lo que hay en ella, necesariamente en la sociedad humana lo mejor será lo que sea dirigido por uno”. No que el poder de ese uno derive de dios como don, tal y como ha escrito Sostres, sino que es mejor que gobierno uno antes que unos cuantos o todos. Dicho esto, bien es cierto que, siguiendo a Aristóteles, pide que ese uno esté controlado por fórmulas mixtas de gobierno (monarca, aristócratas y personas de los burgos). La misión del monarca, sigue contando, es alcanzar la paz en la unidad del reino mediante, y esto es importante, el desprecio de la gloria, la posesión de un alma virtuosa y un constante trabajo por la justicia. En sus palabras “debe poseer la mansedumbre, la clemencia en el juicio y el celo por la justicia”.

¿Qué nos cuenta Sostres sobre la monarquía? “Los reyes como los papas, no tiene que ver con los hombres sino con Dios. Es estúpido juzgar a los monarcas con criterios terrenales y, además, no sirve de nada. La monarquía es un don, una encarnación divina; ni es democrática, ni está sujeta a las leyes que los hombres nos hemos dado […] Un rey no nos representa a nosotros sino a Dios”. El doctor de la iglesia, que algo más de cuestiones divinas sabrá que el cavernícola de ABC, jamás vio en la monarquía un don sino una función política, no en vano el aquitano era racionalista, que ejercía el poder mediante una regulación que se habían dado las personas. Obtenía la majestas en tanto en cuanto actuase bajo los principios anteriormente señalados. Pero si pecaba, si atentaba contra las “leyes de hombres”… se podía actuar contra él. Como es propio de la sociedad el darse un rey, deberían ser el resto de responsables políticos los que pidiesen al monarca acabar con el latrocinio, el robo, la bellaquería o el incumplimiento de los principios de gobierno. Si esto no sirviese, habría que rezar para que dios le hiciese entrar en razón. Si no lo hiciese, entonces, en ese caso, se le podría deponer por la fuerza hasta el extremo de quitarle la vida. Un tiranicidio que, como en Fuenteovejuna, sería cometido por la sociedad al ser garante de la potestas. Tomás de Aquino, siendo clérigo, doctor y santo, le dice a Sostres que no, que los monarcas se deben al pueblo que es el que tiene, en última instancia, el poder.

Si no le sirve a Sostres la prédica del aquitano, se puede recurrir a un español –aunque siendo jesuita igual le chirríen los dientes- como Juan de Mariana. Tampoco entiende el poder monárquico como don divino, sino que adelantándose a Thomas Hobbes, supone que los hombres estaban acechados constantemente por los peligros de los más fuertes, por lo que decidieron darse un derecho, una ley para evitar los peligros. De ese acuerdo surgió la sociedad y la potestad real. Todo esto lo explica en su obra De rege et regis insitutione, así como acabar con el monarca si se corrompe o lo que es lo mismo, no respeta las leyes civiles y las divinas. Se acabó eso de que el rey no está sometido a las leyes, ahora, dice Mariana: Princeps non est legibus solutus -el rey está obligado a guardar la ley al igual que el resto de los gobernados-. Si no obra de acuerdo con las leyes el soberano (que no es el rey) “no sólo tiene facultad para llamar a derecho al rey, sino también para despojarle de la corona si se niega a corregir sus faltas”. Tras cometer las faltas, dice el jesuita, habría que decirle al monarca que depusiese su actitud, que volviese a portarse de forma adecuada y de acuerdo a la ley. Si esto no funcionase y llevase a la patria hacia el derrumbe “si no hubiera otro modo posible de salvar la patria, matar al príncipe como enemigo público, con la autoridad legítima del derecho de defensa”.

¿Dónde está dios en todo esto Sostres? Igual tiene en mente lo que dijo Luis XIV, “el rey sol” y antepasado del Borbón huido, cuando afirmó: “Les rois sont seigneurs absolus et ont naturellement la disposition pleine et libre de tous les biens, tant séculiers que de ecclésiastiques” (Los reyes son señores absolutos y, naturalmente, disponen de la disposición total y gratuita de todos los bienes, tanto seculares como eclesiásticos). Pero esto no es derecho divino, ni un don, esto es absolutismo e ir contra la sociedad. Normal que los franceses acabasen separando el cuerpo de la cabeza de su borbonada y que alguien como Etienne de la Boëtie (Discurso de la servidumbre voluntaria) afirmase que no hay obligación alguna de aguantar a un tirano. Realmente Sostres, ignorando el papel que jugaron los servicios de inteligencia estadounidenses y los dineros inyectados para que España fuese una democracia, ha escrito una lamida de sable a Juan Carlos de Borbón en virtud de un pasado que es pura ensoñación y mitificación. Si ha incumplido las leyes de la sociedad debe pagar y como se guardó un as en la manga como buen tahúr con chaleco floreado vía inviolabilidad –como puede ver Sostres ni el monarca cree en los dones-, al final el soberano ha provocado que tenga que salir por patas. Por el camino deja espectáculos bochornosos como el que representa el todólogo del ABC hablando de divinidades y castigos divinos. Hasta ha tenido su momento taumatúrgico  al afirmar que sin la borbonada no habría democracia en España. La hubiese habido sí o sí, pues el contexto económico, con las fuentes energéticas cortadas, sin créditos exteriores y sin mercado por el boicot de las democracias occidentales, hubiese llevado a una democracia burguesa o una república de los soviets. Todo ello con el Borbón en un cajón de pino. Ni hubo magia del Borbón –mucha más tuvo la izquierda aguatando lo que aguantó, poniendo muertos como siempre-, ni dios ha querido a España nunca (que parece que no ha leído a Jardiel Poncela). Se puede defender al Borbón pero no hace falta decir idioteces, contrarias a la doctrina de la iglesia para más inri, que quien chochea es Anson y la conspiración de Hugo Chávez –que parece el Cid ganando batallas después de muerto-.

¡España, mañana, NO será republicana!

Es un clásico entre las huestes republicanas el grito de “¡España, mañana, será republicana!”. En los últimos días se ha repetido hasta la saciedad en vista de la fuga de Juan Carlos de Borbón por sus posibles cuitas con la Justicia debido a las trapacerías mientras era jefe de Estado. ¡Ojalá mañana fuese republicana! Pero no, lamentablemente mañana no será y eso que seguramente un referéndum en estos momentos de cabreo generalizado podría ganar con soltura hoy, mañana igual no. Cabe recordar que el referéndum sobre la OTAN iba a ser una victoria de los antiatlantistas y pasó lo que pasó. Las repúblicas, a lo largo de la historia, se han constituido bien por la separación de cuerpo y cabeza de los monarcas, bien por un movimiento revolucionario después de un tiempo de germinación, bien por la pérdida de una guerra, no de hoy para mañana. Piensen que en Francia van por la quinta república y las cuatro anteriores pasaron las de Caín y cayeron una tras otra. ¿Por qué este pesimismo? Porque si se analiza la realidad, por mucho voluntarismo que se ponga y pese a estar en un momento crítico para la borbonada, no hay realmente tal apoyo republicanista.

Antes de nada, ya que han sido los que han sacado los trapos sucios del Borbón, la clase dominante española podría apostar por una República siempre y cuando fuese burguesa y la siguiesen controlando. Si no fuese así no moverían ni un solo dedo y lanzarían todos sus aparatos contra un movimiento republicano. Vamos casi lo que llevan haciendo años pero multiplicado por mil. Tampoco parece que la mayoría de los partidos políticos estén por la labor de proceder a convocar un referéndum o de lanzarse a “guillotinar” alegremente a la borbonada. No hay un grupo suficiente de fuerzas parlamentarias que apoyen sin dudar un cambio a una república. No teniendo a favor, ni los aparatos ideológicos en el Estado, ni la mayoría de fuerzas políticas ¿se cuenta con las masas? No parece que estén muy dispuestas sin conocer la alternativa. Ahí está la clave, en la alternativa. Los republicanos se han pasado años y años pidiendo una república pero no se han molestado en explicar qué república. Y aquellas personas que piensan que cualquiera vale, más o menos piensan que lo único que hay que hacer es quitar al Borbón y poner a cualquiera, no han comprendido lo que es una república y todo lo que implica. Si piensan que con cualquier república vale, para sacarse la espina de 1936, no han entendido cómo está el mundo hoy y los cambios geopolíticos, ni han entendido lo que hay en España.

¿Qué tipo de república? ¿Federal, confederal, centralista o medievalista? Que se sepa en España apoyando muchas personas la instauración de la república. Los jacobinos (entre los que hay muchas personas de derechas) piden una república centralista. Los independentistas una confederal, los amigos de las identidades medievales la disgregación completa del paisaje político para volver a una especie de cantonalismo con Estados como Cartagena o El Bierzo. Hay otras personas que quieren una república federal, con iguales derechos y competencias de los distintos Estados. ¿Cuál elegir para que todo el mundo se encuentre a gusto? Porque la elección de un modelo u otro tiene implicaciones para valores como la igualdad y la fraternidad.

Si la división territorial les parece complicada hay que añadir la forma política de la propia república. ¿Cómo la prefieren? ¿Presidencialista, semi-presidencialista, parlamentarista? No es lo mismo para la vida política que el poder del Estado esté casi concentrado en una persona (presidencialista) que es controlada por el parlamento y que puede elegir libremente el gobierno (haya o no presidente del gobierno como figura), a que sea el parlamento el que elija la presidencia del gobierno, la controle y tenga o no un jefe de Estado de orden casi simbólico. O una mezcla de ambas formas. No es lo mismo la república estadounidense o colombiana que la república alemana. Cambia radicalmente el control del poder político. A ello hay que sumarle si se quiere que haya una cámara o dos y cómo se eligen (sistema mayoritario o proporcional) a las personas que ocuparan los escaños. ¿Alguien en España ha explicado esto o lo ha planteado?

Los valores republicanos tampoco han tenido un debate real en España. ¿Tienen el mismo significado para todas las personas la libertad, la igualdad o la fraternidad? Los libertarios defienden una libertad individualista, mientras que otros grupos la extienden a los grupos sociales. La igualdad para algunos liberales y socialdemócratas es igualdad de oportunidades; para otras personas de la derecha simplemente es igualdad ante la ley; y para grupos de izquierdas es igualitarismo. Y ¿qué decir de la fraternidad? Los nacionalistas, da igual de uno u otro pelaje, sólo la entienden como patriotismo/nacionalismo, esto es, la protección del grupo antes que la fraternidad con la otra persona indistintamente de sus rasgos. Debatir sobre estos valores y llegar a algún tipo de entendimiento de mínimos es fundamental para que una república perdure. En Francia debaten y debaten públicamente, aún hoy, sobre el significado y lo que comporta el republicanismo. Escuela completamente laica y respeto por las confesiones religiosas ¿sí o no?, por ejemplo.

A todo esto hay que añadir, como se dijo al comienzo, que la mayoría preferiría una república burguesa a una república socialista. La mayoría rechaza, aunque no lo crean, otro tipo de aventuras de círculos concéntricos y cadenas de equivalencia de significantes sin significado. Una república socialista es claramente imposible con la correlación de fuerzas actual y tampoco hay nadie que esté trabajando en el plano ideológico/cultural para ganar personas para la causa socialista. No hay batalla ideológica. Hay batallas menores, identitarias, brilli-brilli, por una coma o un punto… batallas espectaculares, teatrales, pero en la práctica nada de formación de las masas/personas, nada de educación republicana, nada que haga frente a la ideología dominante. Así que sería una república burguesa similar a la monarquía burguesa que hay en la actualidad.

Esto siendo importante, lo es menos si no se ha trabajado en explicar, analizar y debatir qué república. Pues el tipo de república que se proponga tiene una importancia enorme para la pervivencia. Ahora bien, si se quiere forzar una república de parte (de derechas o de izquierdas), si se quiere una república de los menos antes que de los más, si se quiere una república que insista en los privilegios de unos sobre otras…, tengan la completa certeza que casi nadie la apoyará o acabará en brazos del fascismo. Sin base social suficiente, ya que no hay proceso revolucionario, es complicado construir republicanismo –del de verdad, no del impostado de algunos grupos políticos-. Más si se acaba teniendo a la clase dominante en contra. Menos postureo republicano y más trabajo de base porque se está ante un “momento republicano” sí, pero con algunas propuestas que se escuchan: España, mañana, no será republicana.

La clase dominante y la prensa de derechas hacen huir al Borbón (que no les engañen)

Algunos listos han aparecido muy indignados con la huida de Juan Carlos de Borbón y arrogándose la conquista de su huida. Fuegos artificiales para tapar sus propias miserias porque la realidad es que todo el montaje contra el ex-monarca se ha producido desde la trinchera de la derecha. La izquierda mediática nada más que ha hecho recopilación de datos de lo que sacaban los medios cavernarios, salvo la exclusiva de la huida a República Dominicana que la ofreció Diario 16. Más le vale a Juan Carlos Monedero no ponerse medallas porque ha sido la derecha mediática la que se ha encargado de provocar con sus informaciones la huida y no los tuits de Podemos. OkDiario, El mundo, El confidencial, ABC y, en menor medida, Vozpopuli han sido un martillo pilón informativo contra el Borbón. A ellos hay que sumar las horas y horas de telebasura de Susanna Griso y Ana Rosa Quintana con el mismo tema. Todo ello cobijado por la clase dominante que no ha mandado parar como en otras ocasiones, sino que ha alentado el descuartizamiento del otrora adorado jefe de Estado.

Cuando Bieito Rubido sale a dar sacar brillo con la lengua a la monarquía y al huido, está ejecutando un enorme acto de hipocresía porque desde su medio se sacaron las tropelías de la borbonada. Cuando Francisco Rosell cuenta las cosas buenas que hizo el huido también ejerce la hipocresía. Y cuando lo hace Eduardo Inda se llega al cinismo más absoluto. Jesús Cacho, director de Vozpopuli, empero puede decir lo que quiera –hace poco calificó de sinvergüenza al huido-, porque tuvo la valentía, cuando muchos callaban y se comían todos los canapés de la Zarzuela, de contar en su libro El negocio de la libertad todas las artimañas del Borbón con el caso KIO, con los tres millones de euros para Bárbara Rey sacados de los fondos reservados y las coimas y comisiones que se llevaba por este o aquel negociete. Amadeo Martínez Inglés también contó las miserias de las cloacas de Zarzuela, pero le trataron de orate –aquí pueden leer algunas de las verdades que contó y otras que ha recopilado José Antonio Gómez en Diario 16-. Ahora bien ¿por qué ahora sí se publican las trapacerías mientras que antes se callaban –Antonio Asensio se gastó un dinero para comprar fotos y documentos- y se consentían?

Hipótesis 1: Reforzar a Felipe VI “el preparao”.

Se podría entender que los medios cavernícolas, con la aquiescencia de la clase dominante, han realizado una maniobra mediática -como hicieron con la “operación coletas” o la “operación Rivera”- para dejar en mal lugar al emérito, purgar sus pecados y engrandecer a un monarca que no es que levante muchas simpatías entre la población. Aprovechando, además, que diversos partidos hacen gala de republicanismo –barato, pero republicanismo-, con la caída en desgracia del padre intentan totemizar al hijo. Como no es recomendable dar otro golpe de Estado justificatorio, mejor cazar al cazador –quien, por cierto, tiene la tremenda cara de hablar de cuestiones privadas cuando las comisiones son delito para los cargos públicos-. Si esta era la estrategia, todos los medios de comunicación han salido en tromba a hacer una nueva mamada monárquica, igual no la han valorado bien porque ha peligrado (y sigue en peligro) la institución más que la supuesta salvación del “preparao”. Al no leer a Freud no se han percatado de que la totemización se produce tras la muerte del padre, pero ¡¡¡con el padre!!! no con el hijo. Tampoco necesitaban “al padre” para salvar al hijo con la clase política actual. Es una hipótesis pero parece la menos factible.

Hipótesis 2: Evitar que salgan más nombres y comisiones.

Si se fijan en los diarios digitales en los que han aparecido los principales documentos y testimonios que han llevado a la huida al Borbón mayor, son la referencia de dos de las fracciones de la clase dominante (el bloque en el poder si les gusta más): la fracción financiera y la fracción constructora/servicios. Representan al 70% de la clase dominante española e internacional quienes han difundido el escándalo. Hace años se escondía –como los millones de dólares que pidió al rey saudí para que Adolfo Suárez montase UCD y que se quedó en el bolsillo-, hoy han decidido sacar algunas cosas a la luz. Las comisiones, no del gobierno saudí, sino de las empresas que participaron en el consorcio de la construcción del AVE. Porque quienes le han untado realmente han sido las empresas –da igual que en vez de que los saudíes paguen en una cuenta lo hagan en otra, el dinero sale de los pagos a las empresas-. Una empresa en especial y que ya está moribunda (OHL) y que, por tanto, puede ser sacrificada en aras a impedir que se tire del hilo y aparezcan más comisiones y más empresas.

Durante la finalización del felipismo, durante todo el aznarato y en buena parte del zapaterismo y el marianismo, las empresas españolas contaron con la ayuda de Borbón para abrir camino en Latinoamérica –descubrimientos de yacimientos nuevos de diversas materias primas y apertura económica-, en la apertura industrial del Medio Oriente o en África. En todas y cada una de esas misiones económicas, que reportaron millones y millones de euros para las empresas españolas, es probable que hubiese una pasada de bandeja para recoger sobres. No es nada descartable pues a principios de los años 1990s Borbón andaba “tieso” y en 2014 se le calculaba una fortuna de 2.000 millones de euros. Cantidad que con su sueldo, por muy ahorrativo que fuese (que no lo ha sido en la vida), no podría haber logrado acumular. Y no valen, como en el caso de Pujol, herencias de la abuela porque esta rama de la borbonada nunca tuvo capital y siempre ha gustado de vivir de los demás. Si a través de las investigaciones sobre la procedencia de los dineros saliesen a relucir los nombres del viudo con gafas, del ex-BBVA Francisco González, de los Lladó, de los Garrigues Walker, de los Botín, de los Brufau, de los Abelló, de los Del Pino, de los Entrecanales, de los Polanco, etcétera –no tomen estos nombres como realmente indicativos del pago de comisiones ¿o sí?-, no habría problemas penales para ellos pero sí problemas financieros –bajadas de los precios de las acciones-, problemas internacionales –cierre de fronteras por pagar comisiones impunemente (el pecado se comete pero se oculta a nivel mundial)-, o problemas para abrir nuevas fronteras porque les pedirán comisiones al saber que las pagan. En términos generales, más que miedo a lo penal, tienen miedo a lo económico.

Mejor cargarse al Borbón hoy que esperar a que mañana se siga tirando del hilo. Una buena escapada que costearan a escote los que estén detrás de la maniobra. Porca miseria para salvar a la clase dominante. La cual, además, tiene la colaboración de algunos partidos que deben justificar el tragar todos los días con las recetas de Merkel y la CEOE que, hablando de supuestas caídas del régimen del 78, ayudarán a reforzarlo y a que no se tire de la manta que cubre a la clase dominante. No caben más hipótesis, ya que queda descartada que la prensa cavernícola actúe con ética, y menos tras ver que una vez cazado el cazador han salido a defender la monarquía como si se estuviese en el siglo XVII. Hasta algunos han sacado a colación la teoría de los dos cuerpos del monarca medieval –que se puede ver en el famoso estudio de Ernst H. Kantorowicz– y no sería de extrañar que de algún modo nos vendan el poder taumatúrgico del “preparao” para salvar España. Hay tantas babas en el periodismo español hoy que igual cuando cojan el móvil para leer algún artículo se les escurre. Dos hipótesis, una poco plausible pero complementaria, otra más plausible. Porque si hay algo que es un hecho es que la derecha mediática ha sacado los trapos sucios y la clase dominante ha aceptado que se produzca todo –cabe recordar que el viudo con gafas controla dos medios de los más leídos y Botín otros dos-. Aten cabos ustedes solos, pero no se dejen engañar: al Borbón se lo han cargado los mismos que le han estado protegiendo, no dos o tres ganapanes con mensajes en redes sociales.