miércoles, 31 diciembre, 2025

Podemos usa al Borbón para intentar engañar a españoles y españolas

Es curioso cómo lo espectacular (integrado que diría Debord) alcanza hasta a aquellas personas que deberían ser, por lo que dicen representar, las más alejadas de ello. Han admitido sin ningún tipo de rubor que la población es incapaz de racionalizar la vida política; que la población no se da cuenta del contexto y las circunstancias (¿recuerdan a Casado echando la culpa al gobierno de los parados en pleno confinamiento?); que la población en términos generales es una masa amorfa, cretinizada e incapaz de pensar por sí misma. ¡Extraños y peligrosos tiempos en que la clase política carece de miedo hacia su propia población y no se esfuerza en ocultar sus vicios, sus errores y sus contradicciones! A Felipe González le costó más de un girón de credibilidad, votos y pérdida de confianza pasar del “OTAN No” al referéndum del “OTAN Sí” y eso que tenía una buena excusa como era la entrada en la CEE o los préstamos a bajo interés de la potencia imperial. Ahora…. Ahora ni preguntarían sino que nos expondrían una historia mágica o, directamente, votarían sí en el parlamento diciendo “ha sido un error al pulsar” (¿De 36 personas?) y en redes sociales se mostrarían indignados.

Esto ha ocurrido con la huida de Juan Carlos de Borbón a la República Dominicana, como contó en exclusiva Diario 16. Toda la dirigencia de Podemos, más los adláteres de IU, ha salido en tromba a negar la evidencia (lo sabían) o su estupidez (no lo sabían). Por lo pronto Pablo Iglesias no ha negado públicamente no saberlo, el resto de ministros y ministras lo han negado, más toda una retahíla de mantenidos ministeriales y cargos orgánicos que han negado saber algo. Lo primero que hay que decir es que para promocionar constantemente el panfleto que han creado bajo la apariencia de periódico (La última hora) parecen no leerlo nunca. El panfleto podemita reprodujo la noticia de Diario 16 (citando, no como otros medios que se ponen medallas sin citar ¿a que sí Rubido?) de la salida hacia Santo Domingo. Por tanto, algo sí sabían desde el 8 de junio cuando Diario 16 ofreció la exclusiva. Y sabiéndolo, aunque fuese de oídas, podrían haber preguntado a sus compañeras y compañeros de gobierno por lo que estaba pasando. Asó que Irene Montero si no sabía nada es por necedad o vergüenza de no preguntar, y esto segundo permitan que se dude por la actitud tan “echada pa’lante” de la ministra de PosmoIgualdad.

Segunda pista para desconfiar sobre esa queja de que no sabían nada. Iglesias está en la comisión del CNI y de cosas de espías seguramente no se hable, ni de las investigaciones abiertas o cuestiones de más alto calado –de las que sólo se informa a presidente y monarca-, pero del traslado y el papel de los servicios secretos en la guarda y custodia del Borbón allende los mares sí. Y que no se comente en consejo de ministros también es extraño porque esa fuga consentida desde el gobierno es interministerial, esto es, participan presidencia, vicepresidencia primera, Interior, Exteriores y Defensa como poco. ¿De verdad no se habían enterado y los medios de comunicación lo estaban explicando o rumoreando? Al menos la vicepresidencia segunda sí lo sabía. Problema de Unidas Podemos si no cuenta lo que sabe y lo que hace Iglesias. Que Alberto Garzón no se entere es casi normal, no suele enterarse de nada importante porque está repensando la izquierda desde 1999, pero que lo sabían es más que probable. El problema es que están todo el día sorbiendo y soplando (gobernando y opositando) y al final les pillan las contradicciones y el ansia viva.

Supóngase que no sabían nada, cosa harto improbable, entonces ¿por qué siguen en el gobierno y no han dimitido hoy mismo? Si de las cuestiones importantes no son informados ¿por qué seguir en el gobierno? Lo suyo sería, ya que hablan y no paran de deslealtad, abandonar el gobierno y provocar elecciones anticipadas. Estar aguantando deslealtades durante cuatro años es duro y hace que las personas piensen que estás en el gobierno por el sueldo y el boato y no por principios. El problema, parece más bien, es que los principios los dejaron a las puertas de Moncloa cuando se hicieron la primera foto como ministras y ministros. Al menos eso es lo que dieron a entender cuando votaron contra la comparecencia de Felipe de Borbón en el parlamento por las cuitas de su padre, o cuando venden una llegada pronta de la república –así como ente abstracto y sin especificar qué tipo- pero dicen en entrevistas que no es posible porque no hay mayoría suficiente. Por cierto, un indicador de ese nerviosismo y que apunta a que sabían todo es que Juan Manuel del Olmo ya ha soltado a sus trolls en redes sociales para atacar a la militancia del PSOE y a cualquiera que niegue “su verdad incontestable”. Porque realmente lo sabían, desde hace tiempo además, y han estado preparando todo el teatrillo de lo espectacular para engañar a las personas.

Tanto quieren engañar a las personas que su gurú Juan Carlos Monedero se ha arrogado, como parte de Podemos, la victoria de la huida del Borbón. ¿Cómo lo han conseguido? Con muchos tuits. No busquen otra explicación porque ni han movilizado a la ciudadanía para echarse a la calle, ni han hecho ruedas de prensa con ese tema, ni han hecho nada… bueno sí, seguir a la prensa de derechas –como se cuenta en otro artículo de hoy mismo- que es la que ha levantado el velo de silencio monárquico. El problema de todo ello es que intentan tapar sus propias miserias engañando a las personas y haciendo ver que son capaces de tragar con todo, con sus mentiras al menos. Podemos no ha tenido nada que ver con la huida del Borbón, sólo hay que seguir la pista del dinero. Además, para más inri, con sus bobadas y sus mensajes de ofendiditos lo que provocan es que aumenten el número de monárquicos ya que las personas no son tontas y saben lo que ha pasado pero no irían detrás de las gentes de Podemos a fundar un república. Porque la gente está pasando hambre; está con el miedo en el cuerpo pensando que igual mañana, si no repunta la economía, se ve en la calle; está con las cosas materiales y no las ensoñaciones de unos cargos públicos que son cómplices de la huida del Borbón. Lo sabían y ahora atacan al PSOE para esconder sus miasmas.

El PCE hace el ridículo pidiendo “paguita”

El mítico Partido Comunista de España -¿se han dado cuenta que los “partidos rojos” PSOE y PCE llevan la “E” del país y los nacionalistas PP, Cs o Vox no?-, más conocido en la lucha contra la dictadura franquista como “el Partido” y ahora recordado por los Millenials por la alocución reciente de reconocimiento del presidente del gobierno Pedro Sánchez, parece querer llevar por la calle de la amargura a su atribulada militancia. La de dentro y la de fuera –esa a la que echan a patadas “desbrozando”-, pues muchos y muchas son los que tienen mayor aprecio al Partido que parte de la cúpula actual. No sólo juegan a sorber y soplar, o lo que es lo mismo, a estar en el gobierno (en principio tienen dos ministros) y a hacer oposición; no sólo su secretario general, Enrique Santiago, aparece como un simple mayordomo o guardaespaldas del secretario general de otro partido; no sólo le han llevado a la práctica intrascendencia a nivel político y de lucha; además tienen que hacer un poco más el ridículo pidiendo paguita.

En Mundo Obrero no han tenido mejor ocurrencia que pedir subvención como se va a hacer con las empresas mediáticas porque, al fin y al cabo, también son un medio de comunicación. No hace mucho, desde el Comité Central y desde la coordinadora de IU, se decía que “menos Mundo Obrero y más… (sitúen aquí repensar, posmodernizar o la moñada que les apetezca, pero con mucho brilli brilli)”. Ahora piden paguita en un Editorial, que como sucede con todos los editoriales debe tener el visto bueno de buena parte del secretariado del CC, que resultado hasta gracioso. Comienzan preguntándose “¿Por qué los impuestos que paga un comunista pueden utilizarse para financiar a La Vanguardia, El País o ABC pero no a Mundo Obrero?”. En principio no se debería financiar a ninguno, ni con los impuestos de un comunista, ni con los de un fascista. En principio, también, ya que se financian medios de comunicación mediante publicidad institucional –esperando que se haga de forma equitativa, como ha pedido Diario 16 entre otros medios-, lo normal es que los “medios de partido”, que son de partido por su propia naturaleza, que están dirigidos a un grupo cerrado de personas (ya no se venden en las calles), no deberían llevar publicidad de gobierno. ¿Se imaginan una campaña del PP –como tantas ha hecho desde el gobierno- en portada del órgano de comunicación del PCE? Estrambótico.

Les ha sentado mal que el grupo de medios que han señalado la discrecionalidad de la concesión de publicidad institucional –así montó Esperanza Aguirre la Brunete mediática y han sobrevivido ABC y La razón- porque han dejado fuera a los medios de partido. “Considera[mos] una discriminación injustificable que el grupo que protagoniza esta iniciativa pida ‘que sean excluidos del reparto de la publicidad institucional los medios que mantengan relaciones directas con partidos políticos’”. Siguen sin darse cuenta, pese a decirlo, que son “prensa de partido”. Incluso al final se enojan y recurren a argumentos muy “liberales”: “Además de que la Constitución establece que todos somos iguales ante la ley, no parece muy democrático que la hacienda pública pueda beneficiar a los negocios de los grandes medios financiados por los bancos que utilizan los recursos colectivos y se excluya del reparto de la publicidad institucional a los medios que se sostienen con las cuotas de los afiliados a los partidos políticos”. Curioso que siguen sin darse cuenta de que son “medios de partido” y lo que ello implica, como ahora se verá, mientras engañan con el mantenimiento de las “cuotas de los afiliados”. Si fuese por las cuotas no quedaban ni las sillas del Comité Central.

“Estigmatizar a la prensa de partido viola el principio democrático de que todos los votos valgan lo mismo y todas las voces tengan las mismas oportunidades” concluyen, sin percatarse de la contradicción en su afirmación. Al ser prensa de partido ya tienen financiación pública directa. Entre las cantidades que de la hacienda pública se destinan a los partidos políticos, hay ciertas cantidades que se conceden para actividades de partido, para fundaciones, etcétera. ¿Qué hacen en el PCE con ese dinero que no lo destinan a su prensa de partido? Supóngase que Mundo Obrero o El socialista también formasen parte del reparto de cuotas de publicidad institucional ¿pagarían las cantidades altas que se exigen por ley a OJD o Comscore para medir sus audiencias? Seguramente les entraría menos dinero por publicidad que lo que tendrían que pagar a estas empresas de medición. Esto no lo han pensado, sólo quieren paguita y deben pensar que no hay ningún mecanismo objetivo para dar el dinero –cuestión bien distinta es que a partir de ese punto objetivo entren subjetividades-. Igual han pensado que como tienen dos ministros con carnet del PCE –hay que remarcar con carnet- les iban a llover los euros sin tener que justificar nada. Por muy postmoderno que sea ¿en qué mundo viven?

Tampoco se han dado cuenta que lo que pedían los medios de comunicación del manifiesto es que se evite llenar de publicidad panfletos de partido, camuflados, como La última hora. Los medios de partido ya tienen capacidad para conseguir financiación, incluso el papel puede ser subvencionado, pero comparar órganos de difusión de un partido con empresas con numerosos empleados que necesitan de la publicidad para sostener los empleos, parece un poco chusco. La Fundación de Investigaciones Marxistas tiene sus subvenciones, pese a ser una fundación de partido, y se buscan la vida con colaboraciones con universidades, por ejemplo. ¿Piensan que con 10.000 euros, por las cifras de difusión que tienen, van a llegar a más gente? El problema no es de difusión sino de contenido. Salvando algunas columnas, el resto es retórica contraria a la acción real del partido. Si hasta en la página del PCE hacen más publicidad de cargos de otros partidos que del suyo propio.

Existe una lógica que rompe la supuesta desigualdad de trato, los medios de comunicación, en principio, no son de parte, no apoyan a un partido, a una coalición o a una persona política. En principio son neutrales aunque se sepa cuáles son de derechas (casi todos) y cuáles son la prensa del partido de algunas agrupaciones políticas, pero no son prensa de partido, la cual por lógica no tiene publicidad por no perjudicar a quienes se publicitan o por no señalar al medio del partido de servir a intereses particulares. Y la publicidad institucional también es parte de esos intereses. Vuelvan a imaginar que durante la guerra de Iraq Aznar hubiese lanzado una campaña institucional del tipo “España defiende la democracia en todo el mundo” y tuviese esa publicidad junto a las quejas de la prensa de partido a la guerra. Contradictorio sin duda. O un artículo hablando de la explotación laboral de las mujeres y al lado la publicidad del ministerio de Igualdad apoyando la legalización del proxenetismo. ¡Ah claro, lo primero hace tiempo que no lo publican! Por no redundar más en el ridículo, sólo cabe decir que en el Estado de partidos cartelizados –viven de las subvenciones públicas- pedir otra subvención avergüenza a la militancia comunista, la de dentro y la de fuera del partido. ¿A que no han leído algo igual en El socialista? En Podemos tampoco porque se lo montaron por fuera. Mejor que lo repiensen y que gestionen mejor los dineros públicos.

La prensa madridista carece de principios

Como pueden leer en el titular, no hay prensa en el mundo mediático que carezca de más principios que la madridista. Sólo existen para laudar al equipo de sus amores, sin importarles contradecirse, vender bazofia, negar la realidad o alabar lo más infame. No hay reglas éticas en su forma de contar –porque a lo que hacen no se puede llamar información- todo lo que rodea al equipo del viudo con gafas salvo una máxima: todo lo que haga el Real Madrid –lo que incluye a todos sus jugadores y equipos- es lo mejor que puede haber existido en la vida. En sus mentes no hay una valoración del juego, unos principios futbolísticos o un análisis realista de lo que sucede, sólo vale lo que haga su equipo y lo que manden desde la sede de ACS que se diga. La prensa barcelonista es igual, sin duda, pero como no deben sufrirla el resto de españoles pues molesta menos. Si alguien por un casual osa no ser del equipo merengue es visto con desprecio. Sospechando que algo raro está pasando en la cabeza de esa persona. Para la prensa madridista no ser del Real Madrid es anatema, pecado o locura incurable.

Si la liga no es ganada por su equipo, esa liga no es válida por el motivo que sea. Normalmente se recurre a los árbitros como excusa pese a haber datos más que evidentes de que si a alguien han favorecido a lo largo de la historia futbolística es al equipo merengue. Si la ganan es la mejor liga de la historia. Si no ganan un amistoso, se recurre al tiempo de preparación, al cariz del propio partido… ¡Ay pero si ganan un trofeo de verano tipo International Champions Cup! Entonces es el regreso de la máquina del fútbol y demás hipérboles propias de las mentes madridistas. Luego cuando les ganan 3-7 no permiten el fichaje de un jugador que se acaban “comiendo” durante una temporada prácticamente sin jugar. Pero ¡era un amistoso! Si un jugador blanco da una patada criminal para frenar un contragolpe, se habla de bilardismo y de astucia; si se eso se lo hacen a un jugador blanco lanzan una campaña para que se sancione de por vida al “asesino del campo”. Todo por la fe.

El principio de contradicción no existe para esta turba de “escribidores” a gusto del viudo con gafas. Por ejemplo, a comienzos de la campaña pasada (2019/2020) pedían desde las portadas de sus medios que se ajusticiase en plaza pública a su portero Courtois. Al final de la temporada piden un monumento para él y le califican de mejor portero del mundo. A este respecto, en los premios internacionales si el once inicial no está compuesto por once jugadores del Real Madrid es una estafa, es una votación trucada o está realizada por personas que carecen de los suficientes conocimientos futbolísticos. Excepto que alguno de esos jugadores haya pasado por la casa blanca o sea objetivo de fichaje en la sede de ACS. Entonces es una elección acertada y justifica el buen ojo clínico para los futbolistas del viudo con gafas. Lo que hacen, dicen o publican en sus redes sociales los miembros del equipo masculino es una maravilla y marca la regla a seguir por todo el mundo. Verán la cantidad de críos que acabarán llamándose Máximo Adriano. Lo que hacen los demás es malo, feo o pecado.

Controlan todo el periodismo deportivo a nivel nacional. Da igual que sea el BOE blanco (Marca) que El chinriguito, en todos se dice lo mismo –en ocasiones son las mismas personas- y en todos se sigue el mismo patrón. Sólo hubo un tiempo en que un director de periódico se atrevió a hablar de florentinato y medio le callaron (Alfredo Relaño). Da igual el AS que Onda Cero, COPE, SER o RNE todos siguen la religión blanca al dictado y negando la vida a quienes no profesan la fe. Los que no están de acuerdo con lo que allí se dice pasan a la nuda vida que explicaba el filósofo Giorgio Agamben. Mejor no hablar de filósofos porque no lo entenderían las mentes religiosas del madridismo, pero es cierto que el desprecio por el contrario –como ahora hacen con el Manchester City al que van a arrasar- es digna de estudio psicológico. De hecho clasifican los equipos según les pongan en dificultades o no históricamente. Aquellos a los que siempre ganan -lo que hace sospechar que sean casi filiales en la sombra- son queridos y protegidos, los que les aprietan o no saben jugar al fútbol, o son leñeros, o unoceristas, o el antifútbol.

Dentro de esta religión sin principios existe además el apostolado madridista. Continuamente se habla en los medios nacionales de las aventuras de cualquier chaval surgido de la cantera –que igual está jugando en la liga búlgara-; de lo que hace su filial –aunque lleve años pasando con más pena que gloria por la segunda B- con los métodos revolucionarios de su entrenador (Raúl González) que le han llevado a la nada; de lo que hacen los inventados posibles fichajes (¿dónde va a acabar y qué piensan hoy de Haverzt al que vendían como Maradona casi?); o de lo que hace todos los días Cristiano Ronaldo. Es incomprensible en cualquier país del mundo que la prensa deportiva haga portada a un jugador que ni es nacional, ni juega en la propia liga, ni paga correctamente sus impuestos. En España lo hacen con Ronaldo como pueden ver en la imagen anterior. No hay día en que no saquen las posturitas, las tonterías o los goles del portugués obviando goles y títulos de jugadores españoles en el extranjero (si no han jugado en el equipo blanco especialmente). Si hasta promocionan al “Ronaldo canario”, Jesé, un futbolista que nunca destacó en el equipo blanco y que ha ido pasando con más pena que gloria por equipos en los que no ha hecho nada. ¡Hasta pidieron en su momento la internacionalidad para Morales!

Niegan tanto la realidad, los fríos datos (salvo los que les benefician), que tienen la necesidad de encajar esa realidad en su mundo mágico de perfección. Por eso mandan a redactores a entrevistar a aficionados, seleccionados cuidadosamente, de otros equipos para dejar mal a los contrincantes. La campaña de El chiringuito contra el Cholo Simeone, sacando partido tras partido a los más tontos que encontraban, cuando la mayoría de la afición atlética está con el entrenador a muerte, sólo se puede explicar porque no les gusta la pizza, el Atleti molesta o tienen intereses económicos. Eso y que el viudo con gafas no hay equipo que odie más que al rojiblanco. Porque con el Barca funciona la teoría de los vasos comunicantes y el aprovechamiento mutuo. Son enemigos pero se necesitan. El Atleti, o si el Sevilla se mantuviese en esa zona, es un intruso que quiere destruir el ecosistema hegemónico que han instaurado los otros dos equipos. Lo peor es que incluso algunos redactores de otros equipos para caer graciosos a la yihad blanca o blaugrana, y poder rascar un eurillos en la televisión, se apuntan a la fe para criticar a sus propios entrenadores –que igual también es porque se es un zampabollos y te molesta que no te den información ni te inviten a devorar-.

Porque como sucede en los conflictos armados, se necesitan tontos útiles de otros equipos para dar una cierta imagen de pluralismo. Dos del Atleti, uno del Sevilla, otro del Athletic y ya se tiene el camuflaje que permite seguir con el discurso de la religión madridista. El problema es que, vistos desde fuera, dan pena en muchas ocasiones. No sólo se nota que se arrastran bajo el imperio florentino, sino que son tan ridículos que acaban celebrando y laudando goles de entrenamientos. Esos mismos goles que Hazard no ha metido en Liga, por ejemplo. Dentro de la sociedad del espectáculo son felices con su religión madridista, pero quedan muchísimos herejes para mostrarles que van desnudos.PS. Recuerden que Eduardo Inda comenzó al servicio del viudo con gafas en la prensa deportiva ejecutando a entrenadores si hacía falta ¿a que sí Pellegrini?

Llevo un año escribiendo el mismo artículo por culpa de Casado

Perdonen que vuelva a utilizar la primera persona en esta columna saltándome un tanto lo periodísticamente correcto, pero casi lo necesito para desahogarme por la pesadilla que supone –al menos para mí como articulista- la figura del presidente del PP. Un año llevo escribiendo casi el mismo artículo sobre Pablo Casado. Con sus variaciones, sus coyunturas, sus contextos varios, sus discursos del momento, pero siempre el mismo y con la misma conclusión: el pepero es una persona incapaz para la política de dirección. Igual como machaca de partido tiene algún valor. Lo mismo se puede decir actuando de pelota lamebotas de cualquier persona con más dotes. Pero siempre la misma conclusión, Casado no está capacitado para dirigir nada bien por personalidad, bien por capacidad intelectual, bien por ética. En todos los casos siempre le sale a perder.

Algunas personas, incluso, me han llegado a decir que deje de escribir sobre este ser de la política, que al fin y al cabo estoy dando pistas para que le cambien o sus asesores aprendan. Seguramente ni me lean por lo que no existe el peligro de que aprenda. Difícil, por otra parte, pues no fue capaz de aprender cuando debía –ni economía, ni derecho, ni nada en realidad-, ahora bastante menos. A la política hay que llegar aprendido y con experiencia vital. Ni lo uno, ni lo otro se puede decir en el caso del pepero pues siempre ha vivido a la sopa boba del PP y como el resto de su vida se lo ha inventado ¿qué experiencia va a tener?

Habla de liberalismo y desconoce sus valores; habla de derecho y desconoce las leyes; habla del valor de la administración pública pero siempre pone ejemplos de empresas privadas que maman de la teta del Estado; habla de lo que sea y siempre se sabe que sólo son mantras, instaurados durante años en el PP, y que en el contexto actual ya no tienen valor alguno, electoralmente hablando. Un tipo que es incapaz, con toda la prensa de su parte –o contra el gobierno de coalición-, de ganar alguna elección en la que toma parte –Feijóo le paró los pies y venció- y que ha situado a los menos listos del partido en las presidencias regionales para que no se note lo suyo, no debe optar a presidir el país.

¡Qué peligro!

Y así día tras día me toca hablar de esta persona, creo, sin merecer tanta atención. Pero como me he autoimpuesto no hablar de los fascistas de Vox para no darles publicidad –excepción hecha de algún artículo formativo para pararles en redes sociales-, como Ciudadanos ya ni existe, pues es evidente que me queda Casado y su alegre muchachada de ineptos.

La verdad es que cuando estaba Albert Rivera podía alternar. Daba mucho juego, como lo daba Juan Carlos Girauta –en camino de dar el salto al fascismo como Gentile en su momento, pero con bastante menos capacidad intelectual (o ¿sólo lo hace para tener sexo como cuando se hizo maoísta?)-. Ahora ni están ni se les espera. De hecho el libro de Rivera no lo han comprado ni en su familia porque ya es un no-ser. Dice alguna cosa en twitter pero como si hablase a una pared. Ahora sólo queda Casado arrastrándome hacia sus tonterías. Porque me gustaría escribir cosas de agit-prop, cosas formativas, cosas históricas, pero cuando me hallo pensando sobre el tema… ¡zas! Casado dice algo que me lleva irrefrenablemente al teclado para señalar la mentira, el ocultamiento de la verdad, su complicidad con la clase dominante o la estolidez que puede llegar a alcanzar en algunos momentos.

Hoy sería un buen momento para desenmascarar al camarlengo monclovita, Iván Redondo, después de la lamida de botas que le han dado desde El país. Cómo se nota que hay millones frescos a repartir entre la prensa y en Prisa están tiesos. Como tiesa está la presidenta del banco de Santander, quien controla de momento al grupo mediático. Desenmascarar todos esos supuestos logros obtenidos por su persona y que no dejan de ser falsos en la mayoría de las ocasiones. Incluso en la comunicación, eso que tanto le alaban los meapilas pelotas, falla una y otra vez. Tiene la suerte de que enfrente no hay nadie. Una prensa de derechas engreída que no ven las fallas del sistema monclovita. Y no saben atacar… claro que esto igual no es conveniente que lo explique me dirán la mayoría de lectores. ¡Bien! Justo cuando me propongo analizar al camarlengo, leo la última tontada de Casado y me obliga a escribir sobre él.

También podría escribir sobre la desaparición de facto de eso que se llama Unidas Podemos, de los fuertes rumores de salidas camino a la calle Ferraz de algunos y algunas dirigentes. Podría escribir sobre la nimiedad que supone un personaje como Alberto Garzón. Lo repienso y me digo “hoy no que ha hablado Casado”. Podría contar que Enrique Santiago ha llevado al PCE a pasar por la derecha al PSOE en la realidad de lo ideológico y lo práctico, pero llega Casado y pide el despido gratuito y que las empresas ni paguen la Seguridad Social y me desvío. Podría hablar de lo que supone el sanchismo para la actividad interna del PSOE, un partido completamente esclerotizado en lo ideológico, en lo militante…, pero Casado culpa a Pedro Sánchez de haber matado a las personas por coronavirus y se me pasa. Me gustaría escribir sobre el proceso de dominación de las distintas cúpulas partidistas, explicar las similitudes que hay entre Pablo Iglesias, Inés Arrimadas, Santiago Abascal, Casado o Sánchez, pero IDA propone una cartilla de origen nazi y me despistan –Ayuso y Casado son tal para cual, paridos por la misma madre Esperanza Aguirre-.

Sí espero poder publicar, ahora que se van a ir de vacaciones todos unos días ¡Qué alegría!, sobre cómo domina la clase dominante en España. Varios artículos sobre la misma temática, con la única intención de formar a las personas un mínimo para que no las engañen, ni los poderosos, ni la clase política. Una quincena sin Casado es como pasar un fin de semana con la pareja y sin críos revoloteando alrededor. Pero como suele suceder –acaban llamando por teléfono-, seguro que publica alguna foto o dice alguna gilipollez y ya me desvía del tema principal. No me deja ni en sus vacaciones tranquilo. 365 días al año escribiendo sin faltar y me tiene que chafar algo más de 300 el señor este. Antes con M. Rajoy había donde elegir y profundizar. Con Casado no se puede profundizar porque con un cubito de playa vale para llenar todo lo que es. Y encima no es gracioso y tiene un lenguaje no verbal de cansino de discoteca. Si es que no sé por qué sigo hablando de este tipo… ¡Hala! Lo dejo por hoy que seguramente estén ustedes tranquilos tumbados en la playa y con este tipo se les amarga el día. No prometo no volver a escribir sobre él, pero tengo que hacerme una cura de casadismo.

 ¡Qué cansino!

 ¡Suélteme el brazo!

¡Qué si quiere bolsa!

El mayor mentiroso de la política se queja de la inexistencia de la verdad

Que Pablo Casado se queje de las mentiras que utilizan sus adversarios políticos y sociales es cuando menos paradójico. Si hubiese alguna conexión cósmica entre mentir y persona seguramente el presidente del PP habría implosionado o algo por el estilo por quejarse de las mentiras de los demás. Él que es un mitomaníaco capaz de mentir gracias a una fotografía de unas vacaciones o con un diploma en Harvard, que acabaron siendo unas charlas de fin de semana en Aravaca. Cabe recordar también el plagio cometido en una publicación titulada “La diplomacia parlamentaria”, de cuyas nueve páginas el 31% son copia y pega de la web del Congreso –tres de nueve páginas fueron “fusiladas”, que ya hay que ser vago-. Por no hablar de las más que fundadas sospechas sobre su carrera (doble titulación) o el famoso master de la URJC. Le tenía Mariano Rajoy como portavoz del partido porque sabía que tiene más cara que espalda y ni se inmuta cuando miente.

De la mitomanía de Casado se ha dado buena cuenta en estas páginas semana sí, semana también. Ahora lo que ha añadido es otra gran mentira, un enorme trápala, una engañifa, una patraña, una superchería como es decir que el gobierno tiene titulares y la prensa de su lado. Y claro, se queja el sinsorgo, así no hay forma de que la “verdad” traspase los muros de los aparatos ideológicos. ¿Cómo lo consigue el gobierno? Con subvenciones a los medios de comunicación. Curiosamente, ha retratado perfectamente la forma de actuar de Esperanza Aguirre –su valedora política- que untó a los medios con numerosas dádivas para que creasen la Brunete mediática, que expulsó de Telemadrid a toda persona que tuviese opinión propia, situando en los telediarios y demás programas a personas de su máxima confianza –con sueldos de 100.000 euros en algunas ocasiones por programas con escasa audiencia-, que no hacían otra cosa que lamer la bota de quien les pagaba y que hoy imita IDA. Más allá de la acción político-mediática de unos y otros, la realidad es que ese poder en los medios de comunicación del gobierno de PSOE-Unidas Podemos es mentira. Una magnífica selenosis mediática sencilla de desmontar.

La mayoría de medios son de derechas.

Si se excluyen los periódicos deportivos –claramente al servicio del viudo con gafas-, estos son los más leídos en papel y su respectiva ideología (cifras de 2019). El País un millón de lectores y soporte del sistema (se podría decir que pro-PSOE pero más la línea felipista que la sanchista); El Mundo casi 700 mil lectores, liberal y conocido como el BOE del PP; La Vanguardia más de medio millón de lectores, liberal-monárquico y unos días con el PSOE y otros con el PP; La voz de Galicia medio millón de lectores, conservador y PP a muerte; ABC 460.000 lectores, conservador, pro-PP y contra PSOE –y mucho más Unidas Podemos (hasta se atreve calificarlos de comunistas)-; La razón ni aparece entre los primeros muy por detrás de El periódico. En prensa en papel gana por goleada el PP.

Respecto a los digitales, que acumulan la mayoría de lecturas de la prensa, veamos los datos. Según OJD a Junio de 2020: El español de Pedro J. Ramírez que como todo el mundo sabe quiere mucho a Pedro Sánchez; El diario que sí es progresista y poco de Casado; Público que es progresista y poco del PP; La razón de Francisco Marhuenda, muy PP; El economista, más conocido por el panfleto de la clase dominante, pro-PP; EsDiario uno de los medios de la Brunete mediática y del PP aunque queden tres personas; El nacional catalán, poco PP; Ultima Hora, el panfleto de Podemos; El independiente, liberal, contra Sánchez y pro-PP; Infolibre, periódico progresista pero bastante aséptico; Diario 16, progresista y poco con Casado; el resto regionales y muy por debajo de los cuatro millones de visitas. Con otras empresas medidoras (Comscores): La Vanguardia, ABC, El Mundo, El país, El español, 20 minutos, El confidencial que muy de izquierdas no es; OkDiario de Eduardo IndaEl diario… Como pueden comprobar entre los más visitados están en las alturas numerosos medios que son claramente de derechas.

A esto habría que añadir los programas pseudoinformativos de Antena 3 (Susanna Griso), de Telecinco (Ana Rosa Quintana) y La sexta (Antonio Ferreras) sería la supuesta contraparte, pero los sábados por la noche se entregarían a la derecha permitiendo las mentiras de los todólogos habituales. Súmenle la cadena televisiva de los obispos y ya se termina de cuadrar el mundo televisivo en favor del PP. En la radio, salvo la cadena SER que es liberal pero no está volcada con el PP porque no manda, todas las demás son de derechas. Carlos Herrera o Ángel Expósito muy a favor del gobierno no están, ni lo estarán por mucho que estén bien subvencionados mediante las cuentas eclesiásticas; Federico Jiménez Losantos no es pro-Casado pero roza el fascismo y eso le beneficia al PP; en Onda Cero Carlos Alsina reparte, pero bien, al gobierno cuando miente u oculta algo.

¿Mentira dices? La mentira eres tú, Casado.

¿Tiene motivos para quejarse Casado por las tendencias de los medios? Ninguna. Es más, no sería la primera vez que desde esta columna se denuncian las mentiras, tergiversaciones y falsedades de los medios de derechas contra el gobierno y en favor del PP. Mejor dicho, contra la realidad y las manipulaciones de los aparatos ideológicos de la clase dominante. La caverna mediática es muy potente y el problema no está en la capacidad o no de hacer ver la mentira –cierto que el comité de expertos no se sabe si existió o eran los funcionarios del ministerio de Sanidad-, sino en que el discurso de Casado, y por ende del PP, no cala entre la población. No hace muchos días se dijo por aquí que en el PP pensaban que la población era idiota. Ese es su verdadero problema, pensar que las demás personas no piensan, no tienen capacidad de analizar, no saben distinguir a un memo de otro memo… El problema lo tiene el mayor mentiroso de la política española que se llama Pablo Casado porque, más allá de esa actitud prepotente, las personas de bien no le hacen caso. Sean de derechas o de izquierdas. Es un cero a la izquierda políticamente hablando y se sabe que hoy dirá una cosa y mañana la contraria. El discurso que expuso contra la prensa –que se ha demostrado falso- y en favor de la verdad debería aplicárselo él mismo. No hay intervención de cualquier cargo público en que la verdad brille por su ausencia completa. Tergiversando, manipulando o mintiendo sin ningún tipo de remordimiento. No es la verdad lo que les interesa sino el poder por el poder y así servir mejor a sus amos.

Otra cuestión que tampoco ha valorado Casado es su propio discurso propositivo. Cuando peor lo están pasando las personas las dos grandes propuestas del presidente del PP son el despido gratuito –ya que libre, por mucho que les cuenten, lo es desde hace muchos años- y la bajada de impuestos a los más ricos. En Europa, por mucho que ahora intente esconderse tras mentiras, apoyaba la visión de la liga hanseática comandada por Holanda de exigir recortes y bajada de impuestos. Como el acuerdo parece haber sido menos sangriento, algún recorte habrá, aunque ya estuviese previsto por el gobierno en pleno, ahora dice que ha sido gracias al PPE. No, señor Casado, ha sido gracias a los diferentes jefes y jefas de gobierno o Estado europeos. Unos del PPE, otras de otros partidos. Lo peor es que se piensa que el resto de españoles no se dan cuenta de esos juegos de movimiento de un lado a otro según convenga, ni se dan cuenta que alaba un acuerdo, diciendo que es en parte suyo, cuando hace cuatro días decía que era un rescate encubierto. Entonces ¿es Casado culpable de un rescate que nos va a llevar a más recortes en servicios fundamentales para la sociedad? Ven como es un estólido. Si hasta defiende la tarjeta nazi de Isabel Díaz Ayuso, la cual cada día que intenta explicarla camina mucho más hacia la nazificiación de la misma, una completa arbeitsbuch.

Lo del PP y la mentira ya es un largo problema patológico, especialmente de su presidente, que nada tiene que ver con la ideología dominante que dicen defender. Nadie sabe aún quién es M. Rajoy, ni cómo se pagaron las obras de reforma de la sede de la calle Génova, ni quiénes son todas esos ex-cargos del PP que iban en sus listas y ahora están en la trena o a las puertas de, ni quién es Aguirre desde que ha sido imputada, ni nada que tenga que ver con corruptelas, ni con fracasos sonoros como las continuas derrotas de Casado en procesos electorales. No es que vendan un programa liberal y defiendan  sus postulados mediante el uso de la ideología dominante –al menos de una parte de la ideología dominante-; no es que escondan la evidente toma de posición en la lucha de clases entre clase dominante y dominados –su función es precisamente no dar pistas y generar falsa conciencia-; no es que puedan gustar más o menos sus propuestas, es que mienten sin ningún tipo de mesura hasta en las cuestiones más nimias. Sólo les queda el insulto y la constante bronca en el parlamento o en los medios de comunicación porque su discurso no penetra entre la población. ¡Hasta les han presentado una moción de censura sin estar en el gobierno! La ignorancia que muestra el pepero, más las mentiras, más la inutilidad ideológica hacen todo ello un muro que ni todo el aparato mediático puede invertir en su favor. ¿Miente toda la clase política? En realidad no es que sino que carecen de conexión con la materialidad de las cosas, con la verdadera realidad –tienen una visión parcelada, no global-, y están más pendientes de la frase hecha, del chascarrillo tribunero para los propios, de quedar bien en la política espectáculo porque eso no interpela dialécticamente al sistema. No mienten, viven en una realidad paralela más bien, salvo en el caso de Casado que además sí miente -¿recuerdan cuando dijo que el gobierno de España era una dictadura?-. Alimentar la alienación social sólo puede hacerse mediante una potente ideología dominante –sin impugnación ideológica contra fáctica- y llevando el mundo a la fantasía espectacular. Casado carece de ideología pero sí que vive en una realidad distinta a la del resto del mundo.

Política, activismo y periodismo magufo

La sociedad actual camina hacia un abismo enorme donde tienen buena parte de culpa los partidos políticos, el activismo y los medios de comunicación. La posibilidad de multiplicar por un millón cualquier tontería o estupidez que a cualquiera se le pueda ocurrir es enorme con las redes sociales digitales. El problema está cuando al otro lado no hay nadie…, al menos nadie que tenga la valentía de advertir que eso ni es científico, ni es verdad, ni es algo que pueda ser considerado a debate. Buena culpa de ello, hay que reconocerlo, se encuentra en el buenismo, en lo políticamente correcto, en la elevación de los sentimientos a verdad absoluta, en la pérdida de una visión materialista, en la aceptación “muy tolerante” de cualquier opinión por estúpida o peligrosa que sea y, en términos generales, en la estupidez humana generada por el propio sistema para sobrealienar a las personas.

“Sobrealienar” porque haciendo ver que las personas, al luchar por su felicidad (falsa), van a superar la alienación consiguen alienarlas por partida doble. No es un problema de falsa conciencia, que también, sino de alienación suprema, la cual encaja perfectamente en la sociedad del espectáculo. El individualismo elevado a la categoría de realidad máxima –cuando se ha demostrado por activa y pasiva que el individuo como tal es una invención del mundo de la Ilustración- y salida alienante por la vía del activismo en grupúsculos sin fuerza. Llevar a las personas al vacío más elemental (el material) pero con numerosas “experiencias” por vivir como seres deseantes y sentimentales. No sólo se aliena para dominar en la materialidad sino que se aliena, mediante numerosos mecanismos de reproducción social, lo subjetivo. Es el mundo de las magufadas. Esa pretensión de cientificidad basada en el sentimiento o en la mera especulación porque sí.

Comenzando por el periodismo como mecanismo de alienación magufo, cabe recordar que desde hace muchísimos años las noticias falsas, el escándalo por nimiedades, la carencia de ética -no sólo periodística-, la opinión sin reflexión –ni conocimientos para ello-, se han convertido en la tónica normal de la profesión ¿de fe? Porque los periódicos en su mayoría parecen gacetas de una congregación o una fe determinada. Da igual cuál, siempre hay un medio para una fe concreta, la cual, como pueden suponer, nunca se equivoca sino que es la otra fe la que lo hace. Medios de comunicación que no enseñan la verdad sino “su” verdad. Normal pues son aparatos ideológicos al fin y al cabo, pero es que hacen de lo magufo elemento de verdad incontestable. Miles de artículos dedicados a las estupideces más variopintas –en algunos casos hasta se permiten psicoanalizar a distancia al lector o lectora-, miles de artículos aceptando las más peregrinas estupideces acientíficas, miles de artículos hablando sin parar de conspiraciones tan imposibles que se caen por su propio peso.

Hace poco la mayoría de medios han publicado entrevistas con una supuesta científica china que habría abandonado su país y que asegura que el coronavirus se fabricó en un laboratorio. ¿Pruebas? Ninguna pero como lo dice ella y así se fastidia al contrario, se convierte en verdad. Una verdad sagrada además. Lo mismo ocurre con columnistas que afirmaban hace bien poco, con soberbia y rotundidad, que el gobierno de España está dando un golpe de Estado. O que hay comunistas en el gobierno. Noticias falsas a todas horas o estupideces para distraer al personal constantemente.

El reino de las magufadas se encuentra en el activismo –hayan o no oenegés de por medio-. Ahí caben todas las ocurrencias por muy acientíficas que sean. En ocasiones no son ni humanistas, sino simplemente pulsiones de grupúsculos o personas que deberían hacérselo ver por algún psiquiatra. El sentimiento como derecho humano es la última de las magufadas engendradas por el activismo. Si yo me siento cabra todo el mundo deberá reconocerme como cabra. Ya hablaba Hegel del gusto de las personas al reconocimiento, pero si viese lo que sucede en la actualidad le hubiese estallado la cabeza intentando insértalo en su sistema dialéctico. Aunque en cierto sentido no es más que la inversión de la inversión de la dialéctica y por tanto no una vuelta al punto de origen sino al colapso de la misma. Ya se ha hablado de cierto colectivo de hombres que quieren seguir siendo hombres físicamente, ejerciendo de lesbianas, pero que les reconozcan como mujeres porque así lo sienten.

Al contrario que una religión, que introduce una serie de normas sociales, políticas y dota de sentido al ser humano, estos activistas no dotan de sentido el mundo sino que quieren imponer al resto de la humanidad sus sentimientos, su lenguaje o su “moral personal”. No cabe el diálogo porque saben que les tomarían por enajenados o enajenadas mentales. Como pasa con los antivacunas, los anti-5G y demás especímenes humanos que carecen de la distinción más humana: la racionalidad.

Y si se habla de política la situación es ya estrambótica. No sólo es que se haya legitimado la mentira como mecanismo de acción –la hipérbole de la sociedad del espectáculo-, es que cualquier magufada es válida. Incluso los propios verificadores son magufos en numerosas ocasiones porque tienen ideología propia (forrarse). El populismo, da igual si de izquierdas o derechas, como le sucedía al fascismo, es el lugar donde las magufadas tienen mayor cabida. Si tiempo ha se decía que era científico distinguir el carácter de las personas por su forma craneal, o se intentaba demostrar “científicamente” la existencia de razas superiores, ahora se lanzan al negacionismo de los datos científicos, de las investigaciones con numerosas pruebas para acercarse a la verdad, apoyados en pseudociencias o en supuestos conocimientos de ciencias sociales (¿existen ya las ciencias sociales o no son más que un reducto de ideología de dominación?) sin atisbo de apego a lo material. Magufadas son tomar ciertas frases, descontextualizarlas, desintelectualizarlas, sacarlas de la obra en que están insertas y dotarlas de verdad absoluta. Realmente más que magufada se podría hablar de teología, pero como supuestamente son cuestiones “científicas”… Esto por no hablar del usual haz lo que yo diga pero no lo que yo haga tan típico de la clase política. Especialmente en los bandos populistas son muy de teologizar con su ética que al minuto es pisoteada por la acción propia.

Guy Debord, el autor de La sociedad del espectáculo, hoy no tendría capacidad en su ordenador para poder escribir acerca de la sobre-alienación social que existe. La clase dominante, y por ende los distintos aparatos ideológicos, dan cobertura a todas estas muestras de acientificidad y falsa conciencia para dominar con mayor tranquilidad; para evitar que se tome conciencia de la lucha de clases –término que no tienen problemas en utilizar con mayor frecuencia que en la izquierda política e intelectual-; para entretener con bagatelas a las masas que acaban cretinizadas; para, incluso, hacer negocio de todas esas magufadas vía series de televisión, camisetas o esponsorizaciones de grupos con capacidad monetaria para garantizarse el retorno de la inversión y la limpieza de imagen (todo muy RSC); para poder enfrentar a los grupos con conciencia que realmente ponen en peligro su dominio –como viene sucediendo con el feminismo y lo queer-; para poder instaurar el Reich de los mil años. Ninguna revolución es posible en estas condiciones, como pasó en mayo del 68 y sus rebeldes festivos. ¿Por qué festivos? Porque afirmaban que las “revoluciones serán fiestas o no serán”. ¿Entienden ahora todas esas performances, bailes, batukadas y demás aspectos festivos de la “progresía revolucionaria” actual? Magufadas políticas que ni suponen un arañazo al sistema.

Nada mejor que recordar las palabras de George Marchais (éste sí comunista y no el de los tiburones) en L’Humanité, en aquel mitificado por la clase dominante mayo del 68, las cuales les parecerán muy actuales: “Esos falsos revolucionarios han de ser enérgicamente desenmascarados ya que están sirviendo objetivamente a los intereses del gaullismo [cámbienlo por neoliberalismo o nacionalismo si quieren] y de los grandes monopolios capitalistas. […] Desarrollando el anticomunismo, los grupos izquierdistas sirven a los intereses de la burguesía y del gran capital. […] Los pseudo-revolucionarios pueden hacer lo que quieran, no cambiarán en nada esta realidad histórica”. Lo mismo después de cincuenta y tantos años…, eso sí, con el añadido de que “si se siente se es” (da igual comunista que mujer) y mucho revisionismo histórico –o es ¿histérico?-.

Sánchez ya ganó y Casado ni se ha enterado del porqué de la moción

“¿Qué de vacaciones?”. Nunca una pregunta tan, por así decir, nimia ha servido para ganar una moción de censura que todavía no se ha presentado. De esa forma Pedro Sánchez pegó un estoconazo hasta la bola –aprovechando que le gustan tanto los toros- al manso fascista. Da igual lo que diga en septiembre, si es que se atreven a presentar la moción de censura, porque por el simple hecho de dejar pasar un mes e irse de vacaciones antes de lo que parece tan importante –realmente la moción podría producirse en octubre, según el día de presentación y cuando la mesa decida- los fascistas han demostrado, de cara a la opinión pública, que son unos vagos, aprovechados y que sólo piensan en vivir de la mamandurria. Mucho patriotismo, mucha tontería, pero lo primero es retozar bajo un árbol antes que supuestamente salvar España. Ovación para el presidente y el manso a desollar.

El problema con la supuesta moción (¿seguro que la presentan?) lo tienen más en la calle Génova que en la calle Ferraz. En la sede del PP ayer se las prometían muy felices. De hecho asesores, columnistas amigos, opinólogos “de partido” y demás todólogos de la caverna agradecían a Santiago Abascal el dar ese paso que les va a llevar al fracaso. Incluso comparaban la moción presentada por Podemos contra M. Rajoy para ver cómo un error puede llevarte al hundimiento. Como se contó en estas páginas, parece que hace una eternidad, el problema fue que la censura fue mejor que la moción. O lo que es lo mismo Irene Montero ofreció un discurso bastante mejor que el de Pablo Iglesias y eso suele tener repercusiones. Aunque la realidad es que las peleas internas, purgas y dedocracias varias hicieron más por hundir a la formación morada que la moción. Pero entre los todólogos cavernarios tampoco se puede pedir que tengan algo de perspectiva histórica, contextualización o capacidad de análisis más allá de alguna consigna –bien de la clase dominante, bien del PP, bien por ganarse el sueldo frente a los que pagan-.

Pablo Casado aún no se ha enterado que la moción no es para salvar España sino para dar jaque al PP y virar ideológicamente. En Vox son conscientes de que ninguno de los partidos de la supuesta izquierda, ni los nacionalistas les apoyarán. Ni ganas tienen de hablar con ellos para vencer en la moción. Ciudadanos con abstenerse o no aparecer ese día por el hemiciclo –que vaya Edmundo Bal y diga cuatro cosas populistas-, sale ganando. El problema lo tiene el PP porque van a competir cultural, política e ideológicamente en el mismo espectro. Todo ello con un toque de exageración, de estrambote, de perversión de las mentes tan propia de la política espectáculo –en la parte de la censura-. Jugar en el mismo terreno que el PP pero usando la demagogia y el populismo como armas para captar algún voto pepero (a la caza y captura del borjamari del barrio Salamanca y/o Las Rozas) o no perder voto. Se relamen en Génova pensando que van a negociar algo con alguien cuando en realidad van a soltar su perorata –no piensen que Abascal o Iván Espinosa de los Monteros son idiotas, saben lo que se hacen- contra la posición del PP. Se equivoca el otrora ciudadano Jorge Bustos al decir que la moción salva a Sánchez porque recompone al grupo Frankenstein, habiendo presupuestos por medio la jugada está en otro lado. Lo bueno es que los fascistas le han desnudado el discurso.

El fascio español no quiere ganar la moción, ni dejar a Sánchez en Moncloa sino agitar el árbol para que caigan las nueces. Teodoro García Egea ha sacado el mantra de “salvar al soldado Sánchez” pero en realidad deberían decir “estamos a punto de una diarrea total”. Miedo, pánico, canguelo, espanto, recelo, jindama, pavor… como quieran ustedes decirlo. Saben que la moción es contra ellos y esta vez no podrán hacer como en las anteriores. La foto de Colón la provocaron los fascistas, quienes atrajeron a Casado y Rivera –dándose codazos por salir en la foto-; la marcha de los coches durante el confinamiento –que fracasó pero fue manipulada por los medios cavernarios- la propusieron los ultras y tragaron los peperos; y así con todas las tonterías que se les ocurren en los parlamentos regionales que acaban aceptando –de buena gana, todo hay que decirlo- desde el PP… y Ciudadanos. Hasta el momento, los fascistas han actuado y el PP ha salido de su cueva corrupta para unirse a ellos. Esta vez no será diferente.

Lo mejor que le podría suceder a Casado es que los fascistas sigan con su discurso conspiranoico –el PP lo utilizó con el 11-M y se pasó dos legislaturas en la oposición-, que sigan diciendo que el gobierno chino nos ha infectado a todos, que sigan con las tonterías típicas para copar portadas espectaculares y que todo el mundo –como idiotas, porque saben que hay muchos idiotas que expanden sus estupideces pensando que esa crítica les hará daño, cuando es todo lo contrario como ya se ha explicado aquí con profusión- las amplifique en redes sociales. Si piensan que eso hará Abascal y su tribu fascistoide, lo mejor es dormir tranquilos. Pero saben que no irán por ese camino, sino por el de la batalla ideológica/cultural. En Vox lo han advertido en infinidad de ocasiones y no les hacen caso. Su batalla actual no es alcanzar ya el gobierno, no tienen prisa. Su batalla actual es cultural-ideológica. Vencer en la lucha de la ideas, por primitivas que parezcan, y virar ideológicamente a la población española. Quieren que España gire a la derecha, en términos culturales-ideológicos, para que la clase dominante pueda ejercer su dominio a la manera de la violencia simbólica, que explicó Pierre Bourdieu. Y para ello el PP les resulta incómodo, salvo que lo atraigan a esas posturas. El fascismo italiano ya lo hizo antes de la marcha sobre Roma –por si se quieren entretener vean el cambio en el pensamiento de un liberal como Benedetto Croce, por no hablar del cambio radical de Giovanni Gentile (del liberalismo al fascismo)-. De momento ya sitúan al PP como amigo del PCCh… y traidor a España, claro.

Y en ese terreno Casado y su troupe de machacas de partido tienen mucho que perder. Abascal dirá alguna burrada, la política espectáculo requiere de ello, pero durante tiempo ilimitado podrá presentar, con más o menos seriedad, sus postulados ideológicos a la gran población. Esencialmente a la población que se sitúa más a la derecha. Podrá exponer su programa de gobierno y su posicionamiento ideológico, no tanto mirando a Sánchez como a Casado para las respuestas. Al fin y al cabo pelean en el mismo espectro y dependiendo de su respuesta –no piensen que vayan a dar cifras económicas, no entrarán en eso- unos y otros ganaran o perderán. Mucho nacionalismo pero también defensa de valores conservadores y liberales, de esos que Casado suele decir que defiende hasta que actúa y se ve que es todo mentira. Ganar la derecha para luego ganar el Estado. Una vieja fórmula del fascismo para hacerse con el poder antes de instaurar el autoritarismo o dar un golpe de Estado. En todo esto no han pensado en el PP, ni en los demás partidos que parecen minusvalorar el potencial de la lucha de clases en la teoría/cultura/ideológica de la acción de Vox. Que Sánchez salga respaldado para el votante del espectro izquierda, no quiere decir que no deban actuar en esa lucha de clases en la teoría. El PSOE debería buscar bien entre sus diputadas y diputados para dar la réplica. En Podemos será Enrique Santiago seguramente. Al menos si quieren dar otro estoconazo a Vox… y al PP. Aunque éstos ya se caen solos al suelo, tropezándose con cualquier grano de arena.

La “tarjeta-Covid” de Ayuso huele a nazi

Se dicen liberales pero en cuanto se descuidan y sacan lo que hay en el fondo aparece las sombras negras del pasado. La “tarjeta-Covid” propuesta por la presidenta de la Comunidad de Madrid, del Partido Popular cabe recordar, no sólo machaca todos los principios liberales sino que viene a ser un símbolo de opresión a una serie de personas por haber sufrido una enfermedad. Señalar a un grupo de personas por enfermas, por raza o por religión ya se ha hecho en el pasado, no tan lejano como para haberlo olvidado, y llevó al campo de concentración, la cárcel o la pira de fuego purificador. El gobierno nazi, como el fascista, ya expulsó de la sociedad a los enfermos –a los que consideraba como tales (incluyendo homosexuales también)- o a los que señalaron como seres de raza inferior a la aria.

Algo así es lo que pretende hacer Isabel Díaz Ayuso con su “tarjeta-Covid”, señalar a los enfermos, a los que han pasado pruebas, a cualquiera que pasa a ser considerado como un apestado y por ello debe ser expulsado del mundo de los demás seres. Seres que son considerados puros y perfectos para la convivencia feliz y armoniosa de la sociedad perfecta. Tanto tiempo señalando al PSOE, Más Madrid, Podemos o IU como totalitarios, como enfermos del colectivismo y resulta que IDA acaba recurriendo a mecanismos totalitarios para excluir a parte de la sociedad para que no formen parte de las acciones colectivas. Según la nota de prensa de la Comunidad de Madrid, la susodicha “cartilla-nazi” se crearía “con la idea de que quede reflejado si la persona ha pasado la epidemia, tiene anticuerpos, se ha hecho PCR o ha tenido acceso a otras pruebas”.

Véase por partes las frase porque es terrorífico lo que se dice. Primero, si la persona ya ha pasado la enfermedad –como supuestamente sucede con la presidenta madrileña- para qué tiene que avisar que lo ha pasado si ya no posee el bicho dentro. Sólo cabe el señalamiento a esa persona como apestada y, por ende, excluible del mundo social. Segundo, si alguien ha pasado las pruebas PCR y han dado negativo por qué tiene que ir enseñando que es negativo; por qué se toma lo que puede ser producto de su trabajo –personal sanitario o futbolista, por ejemplo- como un motivo de sospecha. Esto recuerda a tener carnet de socialista o comunista en la Alemania nazi como justificación para ir a la cárcel –si se era más o menos conocido- o al campo de concentración. Lo mismo ocurre con los test rápido –que se supone es lo que quieren dar a entender con “otras pruebas”-, sólo pueden servir como señalamiento. Ahora bien, todas esas personas que no se hayan hecho las pruebas (PCR o test) pues ni han tenido síntomas, ni han estado cerca de personas enfermas, ni en su trabajo se hacen ¿por qué se las excluye de la vida social? ¿Por qué se las considera sospechosas y, por ello, eliminables de lo social? Lo dice con toda la cara del mundo IDA: “Ahora la clave también pasa por que todas aquellas personas que no contagien puedan seguir con una vida normal y extremar las precauciones sobre los vulnerables”. Si usted es pobre, pensionista, menor de edad queda excluido del mundo social. Eso sí, para ir a trabajar –si no les han hecho pruebas, salvo en un principio- puede ir en el metro atestado y con sudoraciones varias que pueden llegar a contagiar.

Lo curioso es que personajes, como el portavoz del PP en la Asamblea de Madrid, Alfonso Serrano, que tienen dos dedos de frente más que IDA acaben apoyando esto con furor. Tanto como para permitirse el lujo de aconsejarlo como medida estándar para toda España o el Mundo. “¡Viva el totalitarismo!”, les ha faltado decir. Llevan desde que llegaron al poder diciendo que la libertad individual debe ser el principio fundamental de su gobierno. Que la libertad individual se debe respetar hasta el punto de que, cuando el gobierno estaba viendo si utilizar los móviles para que las personas se pudiesen mover por zonas Covid-cero, clamaron diciendo que eso no era más que un intento dictatorial de control de las personas. La realidad, que suele hundir a las teorías construidas sobre un suelo falso, acaba por demostrar que el totalitarismo está mucho más en el PP que en el PSOE.  Esos aromas a excluir a los enfermos potenciales son muy nazi. Eso de las cartillas de control tiene aroma a las arbeitsbuch del régimen hitleriano. Realmente la “cartilla-Covid” es una recuperación del marcado nazi “Gemeinschaftsfremde” (Ajeno a la comunidad). Todo el liberalismo se va por el retrete en cuanto se rasca un poco.

Y ¿qué dice la oposición? Que le parece mal. Ya está. No esperen nada más. Ángel Gabilondo –mientras se debate entre si esto es dialéctico o no y supone algún tipo de contradicción (su tesis era sobre Hegel, aunque se tiene la imagen de exceso de Kant)- pide que lo explique en la Asamblea. Debe ser para debatir hasta el final de los tiempos pero en clara conexión con la teoría de acción comunicativa de Habermas. Vamos debatir por debatir. En IU dicen lo siguiente: “IU Madrid plantea que los informes científicos no respaldan la medida, al no estar garantizada la inmunización por superación de la enfermedad. Además, según la organización, la presidenta autonómica parece confundir las pruebas PCR con vacunas, lo que puede conducir a un aumento de los contagios y la transmisión por personas que bajen la guardia al dar negativo en un test”. Algo más que Gabilondo, pero sin ir al núcleo principal de la propuesta. No es la sanidad sino la libertad lo que está en juego. Es señalar a cualquiera para que no vaya a ciertos sitios y así los “borjamaris” tengan la exclusiva (aunque no se les ve mucho de ir a museos). Es señalar al pobre. Es excluir al otro tanto como para echarle de la sociedad. Es proponer cosas totalitarias para los demás, para los que no son como ellos y ellas, para las clases subalternas. Y frente a esta oportunidad la oposición responde con arañazos de bebé. ¡Si es que no hay izquierda en Madrid!

¿Remodelará Sánchez el gobierno en septiembre?

“Cuando el río suena, agua lleva” dice el refrán y son ya bastantes las semanas en que desde el entorno monclovita se viene hablando del tema de la remodelación del gobierno para septiembre, o el momento en que los presupuestos generales del Estado sean aprobados. Lo dicen desde el bando socialdemócrata clásico (PSOE) y lo confirman desde el bando socialdemócrata postmoderno (Unidas Podemos). No sólo se dice, se comenta y se habla sino que los propios interfectos se mueven, conspiran entre bambalinas e intentan aguantar en el sillón ministerial –en algunos casos al que acaban de llegar y en otros porque ya estaban muy cómodos o cómodas-. Todo esto alentado desde los medios cavernícolas. Esos mismos medios que están agotando todas las infamias habidas y por haber contra el gobierno en menos de doscientos días de mandato. ¿Hay algo de verdad en todo ello?

Iván Redondo, el camarlengo monclovita, intenta tapar las fugas de información pero la realidad es que el presidente del gobierno Pedro Sánchez está pensando seriamente esos cambios ministeriales. No es persona, el presidente, que dude a la hora de cambiar de compañeros y compañeras de fatigas si con ello alcanza el fin propuesto. Lo ha hecho en el pasado, con excusas muchas veces peregrinas, y lo piensa hacer si con ello cree que obtiene un beneficio personal y gubernamental. Véase el cambio de cromos que ha hecho con una persona como Beatriz Corredor –fundación Pablo Iglesias, diputada y ahora presidenta de Red Eléctrica y vicepresidenta del Patronato del Museo Reina Sofía (recuerden que se dijo que no tenía tiempo para dirigir la fundación y ser diputada)-. ¿Por qué se produciría ese cambio? Las fuentes monclovitas, por tanto PSOE, hablan de varios factores. El primero de ellos sería reducir el número de ministerios por dos cuestiones fundamentales. Una, obligación de la Unión Europea para reducir gastos superfluos. Dos, lograr una mejor coordinación con los organismos internacionales. Estas son las “oficiales”, las causas “oficiosas” apuntan a que los consejos de ministros son un sindiós. Cada cual está intentando “colocar” todas sus propuestas “estrella” sin ton, ni son; sin medir las consecuencias económicas de las mismas; sin informes completos; sin un mínimo de rigor legislativo en algunas ocasiones. Parece, cuentan desde Moncloa, que algunos miembros del gobierno tuviesen prisa por aparentar cuando, en principio, quedan tres años y medio de gobierno.

Sánchez está cansado de las peleas estériles que se producen entre las dos partes del gobierno. Especialmente lo que le comenta el camarlengo monclovita de los choques entre la vicepresidenta Carmen Calvo y las responsables del ministerio de Igualdad, o el rechazo de propuestas por no estar fundamentadas administrativamente. Porque guerra entre la vicepresidenta Calvo y la ministra Irene Montero está habiendo, como pasó con las prisas por sacar la ley antes del 8-M. Las nuevas propuestas, por ejemplo, del ministro de Consumo, Alberto Garzón, sobre el juego no son más que todas aquellas partes que se rechazaron antes porque no se habían presentado los informes correspondientes. Tampoco ha sentado muy bien en la parte del PSOE los ataques de cierto panfleto y las redes moradas a ministras socialdemócratas, por llevar la contraria a Pablo Iglesias. Como tampoco gusta esa manía de sorber y soplar de Pablo Echenique y demás diputados podemitas como Enrique Santiago –por cierto, ¿qué pinta el secretario general del PCE en la reunión de la ejecutiva de Podemos?-. Al final son peleas que se podrían prever.

Lo que no se puede prever es que, al albur de los rumores de cambio de gobierno, los ministros y ministras de Unidas Podemos estén dándose patadas y puñaladas traperas. A Iglesias le ha sentado peor que mal que Garzón, al que ya tiene en su diana personal, se haya puesto del lado de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en la necesidad de abrir a todos los partidos (a excepción de los fascistas) la aprobación de los presupuestos generales. Con matices, pues es típico de Garzón matizar todo para estar siempre al sol que más calienta –aunque el matiz de sus discrepancias con Francisco Frutos el día de su muerte es cuando menos nauseabundo-, pero apoyando a la ministra en detrimento de la posición del vicepresidente segundo. También cuentan que entre Montero y Yolanda Díaz hay más que tiranteces por cuestiones internas de partido. Sigue ejerciendo el secretario general y ya se quieren repartir la herencia como bien ha contado Luca Constantini en Vozpopuli. Todo esto afecta al desarrollo normal del gobierno.

Sánchez también está cansado de algunos ministros y ministras que él mismo nombró pues no están trabajando en el sentido por el que fueron nombrados. Teresa Ribera, ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico y vicepresidenta cuarta, no está cumpliendo con el deseo del presidente de poner “lo verde” en primer plano económico, mientras que son las propias empresas energéticas las que más colaboran con el grupo monclovita del camarlengo. Como funcionaria podía tener su prestigio, pero en la política activa se necesita algo más que saber muy bien todas las directivas. Se necesita ingenio y buen carácter. Tampoco Pedro Duque, ministro de Ciencia e Innovación, pese a tener mejor carácter está logrando encandilar al presidente. Muy limitado por los recortes del IV Reich-UE, el políglota astronauta español está cada vez más aislado en el consejo. No sería extraño que hubiese una fusión entre Universidades y Ciencia e Innovación que seguiría bajo el mando de Manuel Castells, amigo personal de Sánchez.

Si hubiese remodelación, siempre con los presupuestos en mente, Unidas Podemos perderían dos ministerios y el PSOE cinco. Seguro que se mantendrían Nadia Calviño, la mujer de negro de la Troika, María Jesús Montero, Castells, Iglesias, Juan Carlos Campo, Margarita Robles, José Luis Ábalos, Reyes Maroto, Luis Planas, Salvador Illa y José Luis Escrivá. Si Iglesias pidiese la cabeza de Calvo –a la que no soportan en Podemos-, Sánchez pediría la cabeza de Montero en contraprestación. Garzón está sentenciado por Iglesias que propondría a Santiago en su lugar. Que Díaz siga en el ministerio de Trabajo no es claro, ni obvio debido a celos y peleas internas en Podemos, y podría dar paso a otro nombramiento. Una reducción a dos ministerios y su vicepresidencia y muchas carteras del PSOE unificadas es lo que dicen los rumores. Bien intencionado o no, esto es lo que se cuenta en el entorno monclovita y en el entorno morado. Es obvio que existen peleas dentro de Unidas Podemos, las hacen públicas sin percatarse. Obvio también que el esfuerzo que ha hecho Sánchez frente a Merkel y la liga hanseática le ha hecho ver que algunos ministerios fallan en los momentos necesarios. Sánchez es un enfermo del trabajo y le gusta tener todo controlado en ese sentido. Cuando no lo consigue, tuerce el gesto y a cambiar de equipo sin dudarlo. No es lo mismo poner a cualquiera en una ejecutiva de partido, más si hace el trabajo sucio como Santos Cerdán, por ejemplo, que ser ministro/ministra. Todo dependerá de los presupuestos generales del Estado y los pagos debidos que salgan de ellos.

Casado demuestra que mentalmente no da más de sí

Se viene comentando con cierta asiduidad en esta columna que el presidente del PP, por muchos títulos que adornen su curriculum (sospechosos todos ellos), por mucho que pose leyendo a Harari (que tampoco es que se necesite demasiado esfuerzo), por mucho que quiera aparentar ser un hombre de Estado, no es más que un engaño de marketing pepero porque dentro de su cabeza no hay nada. Nada en términos claramente políticos. Las funciones básicas que cumple el cerebro las tiene, seguramente sea un padre bueno y hasta una buena pareja (si se aguanta la soberbia y la mitomanía), pero en términos puramente políticos es un cero a la izquierda sin coma.

Pablo Casado ha sido superado por el contexto que ha tocado vivir a España, en particular, y a la Tierra (esférica por si les quieren engañar) en general. Más allá del proceso pandémico, desde que se hizo con las riendas del PP hace dos años ha ido demostrando que carece de discurso, que va a salto de mata, que pierde elecciones constantemente y que aguanta en la presidencia porque aún no han encontrado nadie que tenga la suficiente solvencia para sustituirle… y quiera hacerlo. La clase dominante le aguanta porque sus otras tres opciones, o bien no llega por su carácter fascista y culturalista, o bien está camino de la desaparición, o bien no tienen el poder dentro de los partidos de gobierno. De ahí que haya que aguantar a Casado hasta que llegue un momento en que el cambio de personaje se produzca. Tampoco necesitan alguien de personalidad arrolladora, con que tenga cerebro político y capacidad racional basta. Y no sólo se señala al presidente sino que también a las personas que le acompañan por elección suya. Cayetana Álvarez de Toledo, propuesta por cierto periódico que ejerce de BOE pepero, o Teodoro García Egea, buen ingeniero pero políticamente un perro de presa sin más (función que ya hacía con más gracia Rafael Hernando), tampoco sirven para un nivel político capaz de conseguir el voto mayoritario.

Las recientes encuestas ponen en su sitio a un Casado al que la realidad, no la que habita en su cabeza, están poniendo en su verdadero lugar. Por ejemplo, la realizada por Electomanía le deja en unos 98 diputados, que supone subir algo desde hace un año, pero que sigue siendo una miseria para un contexto como el actual. Por el contrario Pedro Sánchez sube y se reafirma como posible vencedor si las elecciones se celebrasen hoy mismo con 126 curules. ¿Cuáles son los problemas para el presidente del PP? Sin lugar a dudas su propia personalidad. Aparenta ser el típico listillo recién licenciado/graduado pero al que le falta vida/experiencia para darse cuenta de lo que es la realidad. Toda su vida mamando de la teta del Estado sin un trabajo fuera de la política ha hecho que su soberbia se mantenga. A ello súmenle la mitomanía innata. Se puede mentir una vez y que le crean pero estar todo el día mintiendo y desdiciéndose igual no es buena estrategia. Y más en un mundo donde el acceso a la información es tan alto. No es posible que hace cuatro días culpase al gobierno por el estado de alarma, pidiendo a gritos junto a la borjamari borroka que las Comunidades Autónomas fuesen las encargadas de manejar la pandemia, y ahora exclame que el gobierno hace mal las cosas porque se han disparado los contagios y las baronías regionales están mostrando su incompetencia en muchos casos.

¿Quién lo podía imaginar? Todo el mundo menos Casado y las gentes del PP. Al menos en Vox eran coherentes con la posibilidad de que mueran un montón de personas y sin necrofilia, ni estar constantemente en actos religiosos u ofrendar a los muertos pandémicos. Como pueden ver en la galería superior, IDA acudió a un homenaje a las “victimas” del coronavirus y consejeros de su gobierno al funeral diocesano –normal que haya proporcionalmente más curas en los hospitales que rastreadores en las calles-. Estas acciones de publicidad parecen no surtir efecto porque la pandemia es global y ahora que se está haciendo lo que pedía el PP las cosas van mal y sin control.

Otro problema es que en la lucha de clases en la teoría, o la batalla cultural, la extrema derecha les está venciendo constantemente. El trabajo sucio para el que han sido elegidos por la clase dominante de difuminar los aspectos materiales del sistema e insertar aquellos temas ideológicos que le resultan efectivos (¿Les han oído protestar por el debate feminista/queer? Igual es porque les beneficia como ya se denunció aquí). Hasta Iván Espinosa de los Monteros lo dice abiertamente en un mensaje en las redes sociales. Sin tener una presencia en la batalla de la teoría/cultural es complicado que se logre conseguir el apoyo de las personas. No es tanto conseguir la famosa hegemonía, sino tener capacidad de llevar los debates al lugar que interesa al partido, el grupo social o al lobby en busca de subvenciones. Casado demuestra su nulidad intelectual al no poder situar en el debate ni una sola propuesta de su partido. El “Plan Cajal” –obviando que es el segundo apellido de Santiago Ramón y Cajal– no lo han desarrollado ni El Mundo, ni el ABC, ni La razón siendo estos medios los más abnegados en la defensa de todas las cuestiones que rodean al PP siendo el primero de ellos incluso el periódico de partido típico.

Las contradicciones, las mentiras, las infamias y mezquindades y/o la falta de inteligencia política –más allá de la pelea interna de las castas partidistas- al final acaban notándose y provocan que las personas tomen conciencia de que Casado no da más de sí. No hay más donde rascar. Ni estratégica, ni política, ni ideológicamente. Es la completa nada política y con un rejón en lo alto (metáfora taurina ya que apoya la “paguita” a toreros y ganaderos) colocado desde el centro de la UE. Él que se veía crucificando a Sánchez por no conseguir dinero suficiente para la reactivación económica, ha tenido que tragarse toda la bilis que tenía preparada ante el “éxito” de la empresa comunitaria. Ya se verá en qué quedan los dineros, pero la imagen de Sánchez ha salido reforzada. Aún más cuando toda la prensa vendía el gran fracaso. Si en su momento en vez de ponerse del lado de la liga hanseática, hubiese sido patriota, hoy no estaría penando, ni diciendo que es un rescate encubierto. La CEOE, gran beneficiada de los fondos, debe estar muy contenta con las estolideces del pepero, sí.

Según pasan los días Casado, que tiene a un amigo personal al que colocó en el Senado a las puertas de ser empurado por corrupción –algo que la prensa de derechas calla-, la imagen de incompetente, de estólido, de incapaz, de insuficiente, de no válido, de soberbio se va extendiendo. Dentro del propio partido, como se ha contado en numerosas ocasiones en estas páginas, cada vez hay más voces que piden un cambio no sólo de discurso –supuestamente hacia la moderación para quien no es moderado-, sino de personal. No ha aceptado que fue elegido por descarte –contra Sáenz de Santamaría- no porque los compromisarios del PP le quisiesen por lo que es. No ha aceptado que su carrera política está llegando a su fin (salvo milagro). No ha aceptado que, en sí, es un ser humano bastante limitado. No acepta en términos generales la realidad. Y eso no sólo es peligroso para su partido –algo que seguramente le dé lo mismo a usted que lee estos párrafos-, sino para la democracia y las vidas de las personas. No da más de sí y encima mentiroso. Un paquete que ni regalado.