miércoles, 31 diciembre, 2025

La muerte de un amigo y el papá de un amigo

Esta funesta pandemia se está llevando por delante a millares de personas que, sí tenían que morir pues no somos más que errantes en este mundo, han perecido antes de tiempo. Da igual que hubiese dolencias previas, que estuviesen con enfermedades casi terminales para un ser humano, aún les quedaba transitar este mundo de sombras durante un tiempo hasta entregar las monedas a Caronte. Entre todos esos millares de personas que han fallecido a causa del coronavirus hay dos que me han llegado más profundamente por ser personas cercanas. Un amigo de luchas y batallas políticas desde hace muchos años. Y el padre de un amigo de menos batallas políticas, aunque haberlas haylas, pero muchas disquisiciones teóricas y literarias. Me estoy refiriendo a Koldo Méndez y a Enrique Múgica.

Ambos fueron luchadores antifranquistas, Múgica por edad comenzó mucho antes por lo que el peligro que corrió fue mayor. Ambos estuvieron comprometidos con sus ideas, uno más socialdemócrata, otro más socialista. Ambos eran vascos. Ambos llevaron escolta por culpa de los años de plomo en Euskadi. Ambos al final eran seres humanos con sus debilidades, sus arrogancias, su amor por la vida y su entrega hacia el otro sin mirar si “era de los suyos” o no. Ambos querían una sociedad mejor, un sistema menos malvado con la persona desde ángulos distintos. Koldo seguía en la lucha de clases y Enrique en la transformación paso a paso del mundo. Uno estaba en lo necesario y otro en lo posible, por utilizar la terminología de Marcelino Camacho. Pero siempre en el lado zurdo de la vida por mucho que a Múgica le hayan querido poner en posiciones más extremas de las que realmente mantuvo. Así lo pude comprobar en la presentación del penúltimo libro de su hijo, Daniel, donde rodeado de los que ahora catalogan del Antiguo Testamento del PSOE seguía pensando en lo mejor para sus coetáneos.

Se han ido dos grandes luchadores por la democracia en España. Koldo republicano si tregua, por lo que fue condenado a 600 euros de multa y seis meses de prisión, total por decir que la monarquía es franquista y lanzar vivas a la república. Enrique, por lo que ha manifestado siempre, se situó en el posibilismo. Era socialdemócrata en sí cuando en el PSOE ser socialdemócrata, reconocerlo al menos, era poco menos que una ofensa. Claro que un socialdemócrata en los años 1970s estaba bastante más a la izquierda que lo están algunos que se autocatalogan de socialistas. Koldo jamás abandonó la utilización de las herramientas del marxismo para analizar lo que le rodeaba, con una especial fijación por la CIA y sus vínculos con ciertos aparatos estatales y el PNV. Ambos, tan aparentemente distanciados, estaban más de acuerdo en el núcleo fundamental de lo que debe ser un partido político en la izquierda. Nada de centralismo democrático, disciplina con crítica sí. Ambos debatirían hasta altas horas de la noche, como sucedía en aquellos Comités Federales que se extendían durante dos días debatiendo sobre temas de primera magnitud, no como ahora que es otra cosa. Muy alejada del debate ideológico. Koldo seguramente miraría con desconfianza a Enrique al verle como un sionista o algo por el estilo (total Alfonso Guerra ya le hizo una jugarreta de ese estilo en Suresnes pensando que Nicolás Redondo apostaría por el para secretario general). Enrique tornaría los ojos hacia el cielo pensando que Koldo estaba alejado de la verdadera senda de un partido socialista. Pero seguramente se tomarían un vino, ¿txacolí?, después de la refriega como compañeros que debaten, disputan pero no dejan de ser compañeros. Una traición del PSOE que parece perdida.

Eso sí, cada uno a su manera, han dejado su esencia en este mundo de locos en el que habitamos. De Koldo siempre hay que recordar su lucha hasta el último momento en favor de los intereses de la clase trabajadora. Eso le había llevado a estar al frente del movimiento de pensionistas en Bilbao, donde lunes tras lunes acudía con sus compañeras y compañeros a defender no lo suyo sino lo de todos. De Enrique quedará su lucha antifranquista, esa que le costó la cárcel, y su apuesta por el debate y la concordia antes que utilizar la violencia de cualquier tipo. Curiosamente ambos han sido protagonistas de bulos interesados, tanto como para que un pagafantas del columnismo, como Juan Cruz, haya vuelto a insinuar que Enrique estuvo negociando con Armada cualquier cosa relacionada con el 23-F. ¿Acudió a Lérida? Sí. ¿Hizo un informe devastador y contrario a participar en cualquier operación militar? También, pero los tontos útiles siguen insistiendo en el tema. Al final se han ido dos buenos socialistas, de los antes y que han dejado a la sociedad española su forma de entender el socialismo. Combativa una y consensual la otra.

Nuevo bulo: “Los socialcomunistas nos quitan las casas”

La derecha montaraz ya no sabe qué hacer para acabar con el Gobierno. Da igual que sea político en activo, que columnista, todólogo o simplemente que pasaba por ahí. Todos sin exclusión deben tener un problema de comprensión lectora y auditiva. Un analfabetismo funcional que les permite leer, escuchar y relacionarse con otras personas pero sin entender lo que leen, escuchan o ven. Es impensable que no siendo esta disfunción cognitiva quepa tanta maldad en ciertas personas, que tienen una presencia pública, y a las que se les suponía (en pasado porque están mostrando a día de hoy ciertas carencias) una mayor capacidad cognoscente, cuando no analítica. Bien es cierto que en el mundo de los todólogos-tertulianos nada es verdad (esto ampliado a una buena parte de los supuestos de izquierda) y que el postureo es parte de su función socio-económica. Pero de ahí a no mostrar la más mínima dignidad con el “título” ostentado socialmente hay un largo recorrido que lleva o a la estulticia o a la protervia.

No es nuevo que desde la derecha quieren eliminar al Gobierno legítima y legalmente constituido, o que en su defecto intenten apartar a Iglesias (y si se pudiese a Sánchez mejor que mejor). Esto llevan intentándolo desde mucho antes de la constitución del nuevo concilio gubernativo y ya no extraña. Como tampoco causa extrañeza la falta de responsabilidad de la oposición ultramontana. Los neofascistas lanzando bulos a todas horas, sin tomar la medicación y alguno que otro con bastantes copas de más; y los conservadores, por calificarles de algún modo porque no se sabe qué son salvo que hacen daño a la vista, a la mente y a las personas, con su necrofilia, sus banderas y con un dirigente máximo que carece de la mínima capacidad para valerse por sí mismo en términos políticos. Lo que raya la locura es que desde la prensa de derechas, seguido por políticos del PP y Vox, se tergiverse tanto la realidad para acomodarla a sus fines espurios y perversos que se pueda dudar incluso de sus capacidades intelectuales mínimas. Esto ha pasado (¿nuevamente o es propio de cierta capa de todólogos?) ayer mismo con una falsedad que están trasladando en las redes sociales. Como entra dentro de su lógica, que todos saben que contiene patologías psíquicas, todo es culpa del Gobierno socialcomunista. Esto ha hecho avergonzarse a un señor, al menos ilustrado, tan tradicionalista como Juan Manuel de Prada que se ha negado a utilizar el término comunista por respeto.

La última estupidez de la derecha es afirmar que en el BOE del 11 de abril el Gobierno ha “colado” entre las medidas la expropiación, forzosa además, de las viviendas de las personas para entregárselas a quienes las necesiten. Incluso Isabel San Sebastián, otrora musa periodística del aznarato, se atreve a ir más allá: “Hoy, en plena semana Santa de confinamiento, el BOE declara abolida la propiedad privada de la vivienda. Es GRAVÍSIMO”. ¿Estolidez o maldad? Carmen Sastre insiste en la estupidez, ahora que no puede manipular la información en RTVE: “ATENCION ATENCION.,VEAN lo que publica hoy el BOE. Parece un fake! Pueden coger la vivienda de cualquiera para dársela a otras personas?  Lo contará TVE?”. Lo curioso en este último caso es que se ofende cuando otros colegas de profesión le hacen ver que nos sabe leer. Leer sabe, el problema es que no quiere comprender porque la protervia no se lo permite. Por no extender el relato de las maledicencias vayamos a lo que dice el texto que parece haber provocado la nacionalización de los medios de producción y la llegada de los soviets a España. Tienen distintos mensajes de personajes maléficos a lo largo del texto para su uso y se espera que no disfrute.

El texto de la polémica tiene el siguiente título: “Artículo 4. Programa de ayuda a las víctimas de violencia de género, personas objeto de desahucio de su vivienda habitual, personas sin hogar y otras personas especialmente vulnerables”. Personas que en las circunstancias actuales tienen aún más complicado encontrar una solución habitacional. En el apartado 4.3 sobre Solución Habitacional se dice lo siguiente: “Las comunidades autónomas y las ciudades de Ceuta y de Melilla pondrán a disposición de la persona beneficiaria una vivienda de titularidad pública, o que haya sido cedida para su uso a una administración pública, aunque mantenga la titularidad privada, adecuada a sus circunstancias en términos de tamaño, servicios y localización, para ser ocupada en régimen de alquiler, de cesión de uso, o en cualquier régimen de ocupación temporal admitido en derecho. Cuando no se disponga de este tipo de vivienda, la ayuda podrá aplicarse sobre una vivienda adecuada, de titularidad privada o sobre cualquier alojamiento o dotación residencial susceptible de ser ocupada por las personas beneficiarias, en los mismos regímenes”. Si leen completamente el párrafo se dice que quienes reciban la ayuda podrán disponer de una vivienda del parque público (sea de titularidad pública o no). En caso de no haber ese tipo de vivienda disponible, la ayuda se aplicará sobre otro tipo de viviendas que puedan ocupar las personas afectadas.

En ningún caso se dice que habrá expropiación u okupación (se escribe con “k” para la explicación siguiente), sino que las ayudas serán extensibles a otro tipo de régimen habitacional de los que ya existen en España. Pero en cuanto han visto la palabra “ocupar”, porque se ocupan las viviendas para poder habitarlas, y ya su mente infecta lo ha transformado en “okupación”. O directamente no tienen comprensión lectora suficiente para comprender el párrafo. Analfabetos funcionales o malas personas. En el caso de Hermann Tertsch se suman un claro problema personal y otro ideológico (ha recuperado el nazismo de su progenitor), pero en de las demás personas qué problema existe salvo vilipendiar contra el Gobierno para hacer creer que se está instaurando una dictadura bolivariana que piensa quitar las casas a la población para regalárselas a los amigos y los menesterosos. Normal que Francisco Marhuenda hable en su homilía diaria de “Intervencionismo Comunista”, si ya van predispuestos por sus perjuicios a no saber ni leer un texto legal. Son protervos consumados en realidad porque no es posible que hayan llegado hasta donde lo han hecho, en algunos casos, siendo analfabetos funcionales. Normal que apoyen a Pablo Casado o a Abascal.

La muerte de un amigo y el papá de un amigo

Esta funesta pandemia se está llevando por delante a millares de personas que, sí tenían que morir pues no somos más que errantes en este mundo, han perecido antes de tiempo. Da igual que hubiese dolencias previas, que estuviesen con enfermedades casi terminales para un ser humano, aún les quedaba transitar este mundo de sombras durante un tiempo hasta entregar las monedas a Caronte. Entre todos esos millares de personas que han fallecido a causa del coronavirus hay dos que me han llegado más profundamente por ser personas cercanas. Un amigo de luchas y batallas políticas desde hace muchos años. Y el padre de un amigo de menos batallas políticas, aunque haberlas haylas, pero muchas disquisiciones teóricas y literarias. Me estoy refiriendo a Koldo Méndez y a Enrique Múgica.

Ambos fueron luchadores antifranquistas, Múgica por edad comenzó mucho antes por lo que el peligro que corrió fue mayor. Ambos estuvieron comprometidos con sus ideas, uno más socialdemócrata, otro más socialista. Ambos eran vascos. Ambos llevaron escolta por culpa de los años de plomo en Euskadi. Ambos al final eran seres humanos con sus debilidades, sus arrogancias, su amor por la vida y su entrega hacia el otro sin mirar si “era de los suyos” o no. Ambos querían una sociedad mejor, un sistema menos malvado con la persona desde ángulos distintos. Koldo seguía en la lucha de clases y Enrique en la transformación paso a paso del mundo. Uno estaba en lo necesario y otro en lo posible, por utilizar la terminología de Marcelino Camacho. Pero siempre en el lado zurdo de la vida por mucho que a Múgica le hayan querido poner en posiciones más extremas de las que realmente mantuvo. Así lo pude comprobar en la presentación del penúltimo libro de su hijo, Daniel, donde rodeado de los que ahora catalogan del Antiguo Testamento del PSOE seguía pensando en lo mejor para sus coetáneos.

Se han ido dos grandes luchadores por la democracia en España. Koldo republicano si tregua, por lo que fue condenado a 600 euros de multa y seis meses de prisión, total por decir que la monarquía es franquista y lanzar vivas a la república. Enrique, por lo que ha manifestado siempre, se situó en el posibilismo. Era socialdemócrata en sí cuando en el PSOE ser socialdemócrata, reconocerlo al menos, era poco menos que una ofensa. Claro que un socialdemócrata en los años 1970s estaba bastante más a la izquierda que lo están algunos que se autocatalogan de socialistas. Koldo jamás abandonó la utilización de las herramientas del marxismo para analizar lo que le rodeaba, con una especial fijación por la CIA y sus vínculos con ciertos aparatos estatales y el PNV. Ambos, tan aparentemente distanciados, estaban más de acuerdo en el núcleo fundamental de lo que debe ser un partido político en la izquierda. Nada de centralismo democrático, disciplina con crítica sí. Ambos debatirían hasta altas horas de la noche, como sucedía en aquellos Comités Federales que se extendían durante dos días debatiendo sobre temas de primera magnitud, no como ahora que es otra cosa. Muy alejada del debate ideológico. Koldo seguramente miraría con desconfianza a Enrique al verle como un sionista o algo por el estilo (total Alfonso Guerra ya le hizo una jugarreta de ese estilo en Suresnes pensando que Nicolás Redondo apostaría por el para secretario general). Enrique tornaría los ojos hacia el cielo pensando que Koldo estaba alejado de la verdadera senda de un partido socialista. Pero seguramente se tomarían un vino, ¿txacolí?, después de la refriega como compañeros que debaten, disputan pero no dejan de ser compañeros. Una traición del PSOE que parece perdida.

Eso sí, cada uno a su manera, han dejado su esencia en este mundo de locos en el que habitamos. De Koldo siempre hay que recordar su lucha hasta el último momento en favor de los intereses de la clase trabajadora. Eso le había llevado a estar al frente del movimiento de pensionistas en Bilbao, donde lunes tras lunes acudía con sus compañeras y compañeros a defender no lo suyo sino lo de todos. De Enrique quedará su lucha antifranquista, esa que le costó la cárcel, y su apuesta por el debate y la concordia antes que utilizar la violencia de cualquier tipo. Curiosamente ambos han sido protagonistas de bulos interesados, tanto como para que un pagafantas del columnismo, como Juan Cruz, haya vuelto a insinuar que Enrique estuvo negociando con Armada cualquier cosa relacionada con el 23-F. ¿Acudió a Lérida? Sí. ¿Hizo un informe devastador y contrario a participar en cualquier operación militar? También, pero los tontos útiles siguen insistiendo en el tema. Al final se han ido dos buenos socialistas, de los antes y que han dejado a la sociedad española su forma de entender el socialismo. Combativa una y consensual la otra.

Todas las mentiras de Inda contra el Gobierno (Curso para sobrevivir al bulo continuado)

Es conocido que todos los medios de comunicación tienen algún tipo de servidumbre que influye en su línea editorial. Puede ser empresarial (transmitir la voluntad y deseos de los accionistas del medio), puede ser política (periódico elaborado para favorecer a un partido político en concreto), puede ser ideológica (difundir artículos bajo un sesgo ideológico concreto o la propia ideología dominante), o puede ser una mezcla de las tres a la vez. Conociendo estas servidumbres, que en muchas ocasiones son obvias y claras, puede una persona informarse, más si posee sentido crítico, en el proceloso mundo de los medios de comunicación. Evidentemente, hay algunos que dicen ser una cosa pero realmente son otra (medios que se venden como progresistas pero no se separan ni un milímetro de la ideología dominante y siempre actúan en favor del capital), pero se les acaba viendo el plumero con el tiempo, especialmente en tiempos disyuntivos. Luego existen otro tipo de medios de comunicación que sólo tienen en mente pudrir las mentes, servir a sus amos mintiendo o pervirtiendo hasta llegar a la zafiedad la información, difundir bulos sin importarle las consecuencias pues están bien cubiertos por la clase dominante (o una fracción de ella) y estos son los que comúnmente calificamos de “amarillos”. En ese grupo de periodismo amarillista, por ende mentiroso, está Ok Diario y al frente un director deleznable como Eduardo Inda.

El director, que no hay que olvidar, se crió llevando cafés a los compañeros de redacción (“Eduardo, el de los cafés” era su sobrenombre) de El Mundo de Pedro J. Ramírez, ese proyecto financiado por encima de sus posibilidades para derrocar al Gobierno de Felipe González y principal núcleo de La Conspiración. Normal que haya salido amarillo, escandaloso y con unos padrinos sumamente poderosos detrás. Quien en las cloacas se mueve acaba teniendo contactos al máximo nivel. A ello hay que sumar que se ha rodeado de la peor ralea de trabajadores de extrema derecha que ha podido encontrar (le falta Javier Negre para hacer un completo). Personajes sin escrúpulos capaces de inventarse una historia para poder lanzar sus soflamas ideológicas y políticas contra todo lo que huela a izquierda. Por tener, tiene como columnista hasta al padre de la cloacas del Estado del PP, Jorge Fernández Díaz. Lo dicho, lo peor de cada casa con la sola intención de acabar con, en este momento, Pedro Sánchez y siempre con Pablo Iglesias. Bajo la protección florentina se sienten seguros para que en España no gobierne alguien que no quieran en la clase dominante. Otros lo han intentado de forma sibilina (El Español, El Imparcial, El País), pero aquí van con toda la artillería mediática que pueden. Y en el mundo digitalizado el bulo tiene muchas posibilidades de infectar a las mentes no preparadas.

(Lo que a continuación se va a mostrar es sólo una parte de las mentiras que distribuye Inda en estos momentos. Se ofrecen enlaces como fórmula ética de verificación que lo contado está en ese medio, pero se aconseja no seguir los enlaces salvo morbo o sentirse suficientemente preparado para leer lo más podrido de la profesión periodística. Tangan en consideración que es el séptimo/octavo medio más leído en España con más de cuarenta millones de visitas de media)

Seguramente habrá recibido de cuñados, de amigos, en grupos de madres y padres de colegio y demás formas electrónicas de comunicación cientos de artículos manufacturados en la factoría de las mentiras de Inda. ¿Recuerdan aquellos artículos dedicados a hablar de la inexistente financiación venezolana o boliviana de Podemos? Pues en estos tiempos es casi peor contra todo el Gobierno. Arrastrándose cual víbora para insertar, mediante mordisco, el veneno de la mentira y así poder extender la enfermedad que acabe con la democracia y justificar un estado de excepción permanente contra la izquierda, los artículos de Ok Diario se diseñan para ser utilizados por cualquier ser con dos dedos de frente, afectado de cuñadismo principalmente o con una mentalidad plenamente fascista a fin de lograr el principal propósito. El hedor se ha hecho tan insoportable que hay que recopilar un tanto las pútridas palabras que distribuyen porque, aunque sea por cantidad, cualquiera puede verse afectado. Porque lo que persiguen es hacer dudar a todo el mundo con imágenes falsas, exageraciones o, simplemente, mentiras. Sólo así se logra desactivar a cierta parte de la población. A esa parte que en condiciones normales jamás apoyaría cualquier movimiento de la derecha, pero que una vez desconectado por enfado o por inundación de mentiras acaba volviéndose apática. Sobre esto se asienta su estrategia para la destrucción de las posibles ligaduras sociales que les impiden actuar con total impunidad a los poderosos.

Inda utiliza una táctica muy conocida, se dedica a insultar al presidente del Gobierno, a ministros o vicepresidentes constantemente para provocar que le demanden y así poder salir con la cantinela de que la izquierda gubernamental, ese socialcomunismo peligroso, está instaurando una dictadura estalinista donde se ataca la libertad de prensa y expresión. Así, ayer calificó al presidente del Gobierno de esta forma: “Se puede ser mentiroso, muy mentiroso, Pinocho o Pedro Sánchez”. Además con un vídeo donde la lengua viperina del “director florentino” utilizaba numerosos epítetos, nada laudatorios, contra Sánchez. Ni caso, a esperar que ya en su momento habrá posibilidades de denuncia y a rascarse el bolsillo otra vez. Pero esto es diario, como diario es otra táctica siniestra cual es poner el nombre del presidente del Gobierno en una situación que no se ha producido por su mandato en sí, pero que se le puede achacar. Ayer titulaba pestilentemente que “Sánchez prohíbe misas en Granada pero autoriza desplazamientos para el Ramadán”. Todo es mentira y producto de una manipulación torticera destinada a captar las mentes más fatuas. Las misas no se permiten por la reclusión y han sacado a los feligreses en Granada como han sacado a otros de bares camuflados o fiestas. Por cierto, las misas se pueden oficiar, lo que no está permitido es acudir a las mismas. Tampoco hay permiso para el ramadán, sino que en dos pequeños pueblos de Cáceres han pedido permiso para ir a comprar los productos que necesitan para celebrarlo. O lo que es lo mismo que dos o tres personas se puedan desplazar a por los alimentos sacros de esas fechas. Una mentira que en estos tiempos de semana santa saben que pueden molestar. Y así con todo, aunque al menos esto no es completamente inventado como les sucede con otras muchas falsas noticias.

Vayamos con una ristra de titulares infectos y malintencionados: “Con 15.843 muertos Sánchez no se ha puesto aún la corbata negra que sí lució por los atentados de París” sin tener en cuenta que son dos coyunturas distintas pero hay que utilizar los muertos todo lo que se pueda; “Nico Almagro explota contra Sánchez e Iglesias: «Vergüenza, no me representan»” como si ese ex-tenista fuese alguien con autoridad y no un cuñado de barra de bar más; incluso utiliza a los “titiriteros” contra el propio Gobierno, a esos mismos que ha calificado de apesebrados constantemente; y para rematar esta ristra de tergiversaciones un intento de influir en la mente de las personas para derrocar al Gobierno: “El coronavirus hace tambalear a seis gobiernos en el mundo con cifras menos dramáticas que las de España”.

En el plano de las mentiras la cosa es casi peor. Se inventa un choque entre PSOE y Podemos respecto a los posibles Pactos del Coronavirus: “Choque en Moncloa: Podemos frena los pactos de Sánchez con la oposición en la crisis del coronavirus”. Pues no deben haberlos frenado mucho cuando el presidente Sánchez está llamando a numerosos actores políticos y sociales para ver cómo “agendar” la reunión. ¿De dónde sale esa falsa información? De unas palabras de Pablo Echenique donde afirma que para él no es momento de ese tipo de reuniones. Esas palabras se transforman en una bronca descomunal y que provocará la ruptura del Gobierno. Claro, esto lo dicen dos días después de afirmar que Sánchez estaba completamente entregado a “los comunistas de Podemos”. Siguiente mentira, ésta con el acicate del morbo por ver si en España se infectan todas las personas: “Las mentiras de Sánchez: dice que se cuentan «todos los contagios» pero son sólo los confirmados con test”. Falso. Los contagiados sin prueba pero con síntomas también se están contando en cuatro autonomías, confirmadas a este periódico, y son datos que se ofrecen al ministerio de Sanidad para que los comunique. ¿Pruebas aportadas por Inda? Como es habitual, ninguna. Entre otras cosas porque autonomías de derechas están haciendo este tipo de conteo, ya que la competencia de contar es las autonomías. La última mentira, de las cientos que se pueden ofrecer: “Así escondía el Gobierno de Sánchez el impacto económico del coronavirus”. Pues deben ser los únicos de toda España que no se han enterado de las cifras que se manejaban en el ministerio de Economía y que han provocado ciertas fricciones en el seno del Consejo de Ministros. Es increíble los párrafos que llegan a escribir mintiendo: “El argumentario que desde el Gobierno de España se quiso trasladar al conjunto de la población era claro: el coronavirus no tendrá un impacto económico”. ¿En qué momento se dijo algo así? ¿Dónde está ese argumentario? Todo el mundo ha sido testigo del debate sanidad-economía que ha habido entre los ministerios, pero Inda tiene que instigar y mentir un poco más.

Luego hay artículos, que mientras dejan mal al tándem Sánchez-Iglesias, no son más que parte de esas servidumbres que se expusieron al comienzo del artículo. “La patronal Cecot exige a Sánchez que no considere accidente laboral el contagio de coronavirus” se titula una información económica, que más allá de lo deleznable del pensamiento empresarial, se publica para hacer lobby. ¿Qué es Cecot se preguntarán? La Confederación Empresarial Comarcal de Terrasa. Como si se quejan los empresarios de cualquier pueblo de la Castilla profunda, pero sirve para malmeter contra el Gobierno y mandar una idea-fuerza de la clase empresarial que está detrás de Ok Diario. Un globo sonda empresarial. Lo mismo ocurre con la siguiente puya a Sánchez: “Los agricultores critican «la falta de sensibilidad» de Sánchez con el campo”. En realidad no es el campo sino la patronal Asaja la que se queja de cuestiones que vienen de los tiempos de Mariano Rajoy y que querían aprovechar el estado de alarma para ampliar sus rendimientos económicos. Legítimo reclamar que el campo obtenga más parte del pastel, pero guiados por los partidos de derecha extrema y extrema derecha salen a mandar su puya al Gobierno en la coyuntura crítica en la que se está. Y esto, que sólo es una muestra de lo últimos dos días, es constante. Cualquier titular de este medio de comunicación es una manipulación. Da igual la sección del medio que se lea. Por eso hay que evitar la propalación de sus mentiras y servir de cortafuegos de la inmundicia amarillista.

Mezquina derecha que usa los muertos como arma política

Seguramente a estas alturas del tiempo pandémico alguno de ustedes tiene un familiar, un allegado o un conocido que está infectado por el coronavirus o que ha fallecido por culpa de él. Habrá lamentado enormemente no poder hacer el recorrido último en esta mundo, haberle puesto las dos monedas para Caronte en los ojos y llorar en compañía la pérdida tan terrible que ese virus les ha arrebatado. La reclusión forzada y voluntaria para impedir que la pandemia se expanda más (aunque a los empresarios parece preocuparles poco pues ellos y ellas son más de beneficios contables que de enfermedades de esas personas a las que explotan y que son un mero instrumento productivo y, por ello, reemplazable) ha impedido el antiquísimo rito social del entierro. Sin duda es lo más terrible para aquellas personas que han perdido a un ser querido. Cuestión bien distinta es el regodeo en la propia muerte, la necrofilia (no la parafilia), el necesitar el duelo para echárselo en cara al adversario. Aunque en el caso de la derecha pareciese más bien el enemigo. Cuestión lingüística que deja bien a las claras la concepción antagonista y de destrucción del otro que tienen en ese extremo derecho del espectro político.

Más de 15.000 fallecidos por culpa del coronavirus no es una cantidad para tomar a broma, ni para que se esconda como mera estadística, sino que conlleva una serie de reflexiones alrededor donde, no hay que ocultarlo, se pueden encontrar culpables de negligencia o de planificación política austericida. En esto casi el 90% de la población estaría de acuerdo salvo que se profese algún tipo de fanatismo político donde lo que hace la dirigencia a la que se apoya todo lo haga bien y es culpa del resto que no se avance o las acciones acaben implementadas de forma correcta. Y fanatismo hay mucho en este tiempo del coronavirus, pero no es el tema a tratar en estos párrafos. Retomando el hilo culpables existen, no al punto de querer meter en la cárcel al Gobierno (al menos no en solitario salvando a los gobiernos autonómicos de distinto pelaje ideológico), y tendrán que rendir cuentas en sede parlamentaria, sedes parlamentarias, mejor dicho, por su capacidad o incapacidad en la gestión de todo esto. Mientras eso ocurre la derecha, da igual política que mediática que económica que social, está interpelando de forma necrófila al Gobierno y a buena parte de los medios de comunicación.

Necesitan muertos, vísceras, ataúdes todos los días, cuerpos en descomposición, datos estadísticos junto a imágenes cadavéricas; necesitan duelo y banderas (de España por supuesto) a media asta para regocijarse en la muerte, disfrutar de la cantidad y del simbolismo de los cadáveres; necesitan la muerte… para sus propósitos políticos. El duelo, como rito, les da lo mismo. Reclaman al presidente del Gobierno que vista de luto, ¿por qué si no es cristiano confeso y por tanto no debe guardar esa negritud de una tradición que no profesa? Hay muchos ritos funerarios y desde la derecha se quiere imponer el de una parte, o una tradición. A ello súmenle la estupidez, que sólo puede ocurrírsele a quien por mucho que aparente cultura se sabe que carece de ella, de proclamar luto oficial tres o cinco días. ¿Qué pasa con los muertos que vengan después de ese luto oficial, no tienen derecho a ese rito, son menos muertos? Lo piden ahora para dañar simbólicamente al Gobierno, no porque realmente les preocupen los muertos en sí. Como sucede con todas esas asociaciones de carroñeros de derechas que se están creando, pese a la reclusión, con el tema de “víctima del coronavirus”. ¿Quién está encerrado en su casa no es víctima? No, sólo lo son los que pueden lanzar muertos contra el Gobierno, si es de izquierdas evidentemente.

En todos estos días, Pablo Casado no ha tenido ni un solo mensaje en términos positivos. Siempre, cada día, en cuanto se sabían los datos oficiales, ha lanzado su mensaje en redes sociales hablando de los muertos del día y de los acumulados. ¿Puede haber mayor necrofilia? ¿Le han visto protestar por los dos trabajadores enterrados en mierda y basura que el Gobierno vasco aún no ha sacado? No, porque esas muertes no son utilizables, no se pueden instrumentalizar. Pero no es una estrategia de la necrofilia del PP o del personaje que se sitúa a la cabeza, es de toda la derecha que siempre ha disfrutado con los muertos, con las catástrofes que se puedan utilizar como instrumento político contra la izquierda. Por eso gustan de hablar de muertos de hambre en Venezuela pero callan cuando se les recuerda que eso pasa también en España a causa de las políticas neoliberales. Tampoco son de mover imágenes de niños y niñas palestinas asesinadas por el ejército invasor israelí. Los del “Team facha” tienen claro de quiénes son siervos. Y la verdad es que tienen muchos amos. Si piensan que esto puede ser exageración verán a continuación mensajes y palabras de unas cuantas personas de derechas reclamando el protagonismo de los muertos, no para honrarles, para canalizar el rito social, sino para adjudicárselos o lanzárselos a Pedro Sánchez.

Por comenzar con un político del PP, nada mejor que Pablo Montesinos, criado a los pechos de Federico Jiménez Losantos, haciendo uso de la necrofilia pepera: “¿Cuántas personas más tienen que morir para Sánchez decrete el luto nacional y cambie el color de su corbata?”. ¡Qué manía con intentar que las personas hagan lo que ellos quieren! Lo curioso es que les sienta mal que se les diga que utilizan a los muertos. Así se quejaba Casado: “El PSOE nos acusa de usar a las víctimas del coronavirus y tirar piedras a los sanitarios. Esa gravísima acusación no podemos tolerarla. Su oferta de pacto es volar los puentes con el partido que le aprueba el estado de alarma. Si no se retractan será su exclusiva responsabilidad”. En este artículo de la semana pasada ya se hablaba de la necrofilia del presidente popular, ya que la misma no es de hoy, ni de ayer, sino de mucho antes, el intento de instrumentalizar los muertos. Pero los políticos han sido suaves si los comparamos con la calaña que anda suelta en la caverna mediática. Antonio Pérez Henares, que ha querido tener su cuota de cariño de derechas al proclamar a los cuatro vientos su salida de cierto programa de televisión y quien hay que recordar que en su tiempo fue director de Mundo Obrero, ha explicado perfectamente el malestar de la derecha por no poder utilizar los muertos contra el Gobierno, pues éste ha implementado una “técnica estalinista de convertir a los fallecidos por COVID-19 en simple estadística”. “Hay que ser hijos de puta para intentar ocultar el luto de los españoles” también ha dicho sin especificar qué significar ocultar el luto, porque precisamente lo que no hay es luto que mostrar por estar recluidos. Si les parece poco aquí el summun de la necrofilia de derechas: “Los muertos no salen en televisión. Salen las estadísticas, pero los ataúdes y los entierros solitarios no. Salen los balcones, pero el dolor de las familias, no”. Necesitan mostrar el sufrimiento para que su táctica de instrumentalización de los muertos resulte. Lo más tremendo en el caso de Pérez Henares es que el inconsciente acaba floreciendo por el enfado visceral y acaba reconociendo que los muertos son de alguien, son utilizables por alguien, no son los muertos de todos sino víctimas de alguien: “Tenemos derecho a saber cuáles son nuestras víctimas y la obligación de rendir homenaje”. Una sucia utilización porque donde hay víctimas suele haber un victimario y éste para la derecha no es otro que el Gobierno, no un virus.

Si no han vomitado con las frases de Pérez Henares igual lo llegan a hacer con los periodistas más fascistas y más procaces de la derecha. En el primer lugar del pódium está, ¿acaso lo dudaban?, Javier Negre, el periodista condenado por coaccionar a una supuesta entrevistadas que trabaja en el panfleto de la necrofilia, El Mundo. Un tipejo que ha sido el mayor “lamebotas” del poder político en España y que ahora se junta a hacer programas con personajes como Cristina Seguí, Macarena Olona o Carlos Cuesta. La reacción fascista y ultracatólica en resumen y verdadero núcleo irradiador del Team Facha. También tiene el muchacho un problema, no con las mentiras pues cada vez que habla ya está profiriéndolas, sino con los muertos. Él los ama, los quiere, pero porque los puede lanzar contra el victimario, Pedro Sánchez: “No solo son los muertos del coronavirus. También son los muertos de la negligente gestión del Gobierno de Pedro Sánchez. No os lo perdonaremos jamás. Por la dignidad de los fallecidos y sus familias. DEP. Que lo vea toda España. No escondáis estas imágenes como quiere el Gobierno”. Para que luego califique a Antonio Maestre de cucaracha. Además recurre al autovictimismo inventándose que el Gobierno de España le quiere meter en la cárcel por decir las burradas que su mente pervertida le incita a decir: “Sería un honor acabar entre rejas por seguir contando lo que el Gobierno no quiere que veas sobre el coronavirus. A sus muertos”. Para no seguir provocándoles vómitos o diarreas mentales será mejor pasar a otros necrófilos.

Aunque parece más moderado en las formas, Ignacio Camacho, tertuliano de televisiones y ABC, también ve necesario que los muertos salgan más, que se vean, ¡que así no hay forma de arrojárselos al Gobierno!, le ha faltado decir. En una columna, donde el titular ya indica a las claras por dónde van sus intenciones, “Muerte opaca” el todólogo de derechas intentando llevar la muerte a lo metafísico, que en su caso no deja de ser una disquisición para ir a lo que le interesa (le ha faltado recurrir a que el ser humano es el único animal que sabe que nace para morir), “las víctimas de la pandemia, además, fallecen en una soledad sin alivio, sin funeral, sin duelo, amontonadas en el anonimato de esos horribles tanatorios clandestinos. Nadie podrá hablar de vuelta a la normalidad sin proporcionarles siquiera un entierro digno”. El párrafo tiene una maldad escondida que es necesario mostrar para que no parezca un bello panegírico de alguien con hondo humanismo. Cualquier ser humano que muere alivio no sentirá, como mucho que se está muriendo. Lo del funeral o el duelo, al muerto, se la trae al pairo porque no lo vive pues está muerto. Eso es una tradición, parte de la cultura de la sociedad dada, por lo que en lo que a la “víctima” se refiere ni lo siente, ni lo padece. Quiere con ello indicar que el tenebroso gobierno impide hasta la última manifestación social de quien fallece. Cierto es, pero tampoco se le ha permitido a las familias de los cientos de miles que hay en cunetas por España y les parece mal a todos estos todólogos. Lo curioso es que parece que Camacho no se ha enterado que a las personas se les está enterrando o incinerando, con lentitud, pero se está haciendo. Esos “tanatorios clandestinos” no son para permanecer largas temporadas sino transitorias. Su maldad es enorme al insinuar que se lo deja ahí tirados por tiempo indefinido. Claro que más estúpido, aunque utilizado como mecanismo de culpación al Gobierno es eso de pedir un entierro digno. ¿Habrá que exhumar a los ya enterrados para goce de la derecha? ¿Qué se hace con los incinerados para volver a incinerarles? Si se leyesen verían que aportan argumentos vacuos y estólidos. La fatuidad es enorme cuando intentan cuadrar muertos y culpas. “Alguien parece haber decidido que la tragedia no debe enturbiar la tranquilidad del confinamiento” remata el artículo Camacho. Traducido en intenciones, quiere decir que es el Gobierno el que impide que haya muertos a todas horas, en todo momento, porque así no se les puede culpar de esas muertes (aunque lo hagan siempre). Claro, como él sale a tertulias y no está recluido, parece que eso de manejar lo psicológico con miles de muertos a todas horas en los medios no lo han valorados. Una cifra de 15 o 16 mil muertos es asombrosa ya de por sí como para que los españoles tengan que ver todos y cada uno de los féretros como quieren en la derecha. Con el único ánimo, no de honrarlos, sino de arrojarlos contra el Gobierno. Necrófilos y mezquinos.

La estrategia “Arca de Noé” no tiene cabida jurídica en el estado de alarma

Ante la apertura de la economía, pues ya indicó el presidente Pedro Sánchez que las actividades no esenciales se reanudarían tras la semana santa paulatinamente, el Gobierno está estudiando una serie de medidas fitosanitarias para seguir protegiendo a la población del impacto del coronavirus. Más allá de la posible utilización de mascarillas para transitar por la calle, hoy en todo momento imposible por la carencia y el abusivo precio de las mismas (no apto para bolsillos de clase trabajadora); más allá de abrir el confinamiento escalonadamente; más allá de seguir con el teletrabajo siempre que se pueda antes del final del estado de alarma; se ha podido conocer que hay una estrategia más a la que ha bautizado Ximo Puig como “Arca de Noé”.

La estrategia así calificada consistiría en apartar de la sociedad a los enfermos leves y a las personas asintomáticas. Hasta el momento la pauta con los enfermos leves ha sido su permanencia en el domicilio siguiendo una serie de pautas de aislamiento dentro de la casa hasta que la cuarentena médica pase y las pruebas determinasen que ya no es positivo por Covid-19. Siempre y cuando se le hiciese el test. Ahora, según se ha informado, lo que pretende el Gobierno es mandar a este tipo de enfermos a hoteles, pabellones deportivos u otras instalaciones públicas a pasar la cuarentena. Sacarles de sus casas para encerrarles con otros enfermos es la pretensión del Gobierno. A esto habría que añadir que se quiere hacer lo mismo con las personas asintomáticas, esto es, personas que no desarrollan la enfermedad pero sí son portadoras del virus y por ello con capacidad de contagio. A este tipo de personas también se las sacaría de sus casas para encerrarles en hoteles u otras instalaciones de uso deportivo.

En el segundo caso se añade un problema, al posible problema jurídico, como es que al ser asintomáticos para descubrir si transportan la enfermedad habría que hacer test a toda la población. Y si hasta el momento ya es complicado que se lo hagan a las personas que dicen ser enfermas o que presentan una clínica que demuestra esa posible enfermedad, cabe imaginar lo dificultoso de ir por las casas haciendo pruebas a todo el mundo. Sucede como con las mascarillas que no hay suficientes y a día de hoy es complicado llevar a cabo esa estrategia. Pero lo más grave es que ese tipo de encierro de ese tipo de personas en espacios distintos al domicilio sí es una conculcación de los derechos fundamentales que no se pueden limitar u obviar mediante un estado de alarma.

Según la Ley Orgánica 4/1981 donde se detallan los límites de cada uno de los estados de emergencia posibles (alarma, excepción, sitio) el encierro de personas, sin orden judicial y garantizando todos sus derechos, sólo es posible con el estado de excepción e indicándolo en el Decreto Ley que desarrollase los motivos de la proclamación del mismo. Hasta el momento, la libertad de movimiento está siendo limitada, no negada plenamente, a la ciudadanía (los menores de edad no son ciudadanos de pleno derecho), por eso no ha hecho falta acudir al estado de excepción. Aunque sea para bajar a la compra de forma individualizada, ese derecho ha sufrido menoscabo pero no se ha suspendido. La suspensión de derechos que supondría encerrar a una persona asintomática, por muy hotel o polideportivo que sea, sería inconstitucional. Los presos carecen de libertad sí, pero se encuentran encerrados mediante sentencia judicial y para encerrar a las personas asintomáticas y a las enfermas débiles contra su voluntad se necesitarían sentencias judiciales.

Lo que se puede hacer en el estado de alarma es lo siguiente (art. 11): “a) Limitar la circulación o permanencia de personas o vehículos en horas y lugares determinados, o condicionarlas al cumplimiento de ciertos requisitos. b) Practicar requisas temporales de todo tipo de bienes e imponer prestaciones personales obligatorias. c) Intervenir y ocupar transitoriamente industrias, fábricas, talleres, explotaciones o locales de cualquier naturaleza, con excepción de domicilios privados, dando cuenta de ello a los Ministerios interesados. d) Limitar o racionar el uso de servicios o el consumo de artículos de primera necesidad. e) Impartir las órdenes necesarias para asegurar el abastecimiento de los mercados y el funcionamiento de los servicios de los centros de producción afectados por el apartado d) del artículo cuarto”. En ningún momento se dice que se faculta al Gobierno para confinar contra su voluntad a nadie en un lugar distinto a su domicilio. Es más, si fuesen casa por casa agentes del Estado intentando hacer las pruebas para descubrir asintomáticos podrían las personas negarse. De hecho, en el estado de excepción ese encierro no tendría cabida pues está destinado para detener la alteración del orden público.

Es de suponer que esta estrategia que Pedro Sánchez ha comunicado a los presidentes y presidentas de Comunidad Autónoma mediante videoconferencia y por el que los ha solicitado listado de hoteles, pabellones y otras instalaciones donde encerrar a enfermos leves y personas asintomáticas es para un estudio. En ningún momento podría, salvo por la fuerza y la conculcación de los derechos y libertades fundamentales recogidos en la Constitución,  montar arcas de Noé, ni nada parecido pues estaría subvirtiendo el orden constitucional. Sería estúpido que acabasen dando la razón a la caverna mediática que dice y no para que el Gobierno está montando una dictadura en estos momentos. Además, sería contrario a la apertura paulatina del confinamiento. Evidentemente habrá personas asintomáticas, pero es que el virus no va a desaparecer por mucho voluntarismo que se ponga en ello. Y si no es una asintomática igual será un niño. Porque ¿serían capaces de separar a niños y niñas asintomáticas de sus padres quitándoles la patria potestad sin sentencia judicial para encerrarlos en un hotel? Se pueden estudiar escenarios posibles de todo tipo, pero siempre bajo la más estricta legalidad y evitando filtraciones.

ABC y Vox se alían para tumbar al Gobierno

No hace ni unos días se informaba en estas mismas páginas que desde la derecha mediática se estaba montando una campaña para, haciendo uso de la guerra judicial, crear el estado de opinión necesario para que se interpusiesen demandas de todo tipo contra el Gobierno y así poder cesarles en sus funciones o encarcelarles. Si el primer disparo negro sobre blanco lo propició Francisco Marhuenda, los posteriores son obra de Bieito Rubido, director de ABC. Tras haber publicado una de las portadas más infames que se recuerdan, el director del vetusto periódico de derechas ha sacado la andana jurídica, falsa como ahora veremos, para que ese estado de opinión tome cierto cuerpo de verosimilitud. Lo curioso es que esto se ha llevado a cabo mediante una alianza con el partido neofascista Vox. ABC ha sacado el artículo y el partido de extrema derecha ha publicitado que utilizará lo que allí se ha dicho. No es que sorprenda esa alianza entre un periódico que felicitaba a Hitler los cumpleaños y los herederos postmodernos de aquel. Tampoco sorprende que lo hagan en favor de la democracia supuestamente pisoteada por el Gobierno, ya lo hizo uno de sus héroes Franco y muchísimos dictadores a lo largo de la historia. La realidad es que al final son más bolivarianos que a quienes llaman bolivarianos.

ABC, o lo que es lo mismo, Rubido ha encargado un artículo sobre el incumplimiento del estado de alarma por parte del Gobierno del PSOE. En él se intentan detallar todos los artículos que se incumplen y que provocarían demandas constitucionales e, incluso, penales o administrativas contra Pedro Sánchez y su Consejo de Ministros. Lo intentan pero no lo consiguen como ahora se verá. Ya el título tiene su aquel: “El Gobierno se enfrenta a responsabilidades penales por la limitación de derechos”. Penales nada más y nada menos. Pero es en el subtítulo donde intentan dar la puntilla: “La Constitución reserva la suspensión de derechos a los estados de excepción y sitio; los juristas consideran que el Ejecutivo se está extralimitando”. En principio la Constitución no expone nada (aquí pueden leer los artículos constitucionales) en referencia a lo que dicen en el subtítulo sino que remite, como suele hacer lo constitucional, a una disposición mediante Ley Orgánica, en este caso la LO 4/1981. Por tanto, ya el propio artículo no vale ni para limpiarse “sálvese la parte” (si es en papel) o para ocupar bytes de memoria en la nube digital. Lo más gracioso es que dicen haberse remitido a penalistas, no a constitucionalistas o politólogos, para analizar si existe extralimitación.

Más allá de citar el derecho penal, no se facilitan los nombres de esos penalistas lo que conduce a sospechar aún más. Ningún jurista reconocido, no valen cuñados, ni amigas del barrio, se escondería en una situación así donde se hace una aportación  de sus saberes, por lo que es extraño no citar los nombres. Toda referencia se hace a un seminario celebrado (telemáticamente) el 1 de abril sobre las consecuencias jurídicas del estado de alarma. Allí cinco juristas hablaron sobre ciertas consecuencias y bien podrían haberlos citado: Raúl Canosa Usera (El estado de alarma); Enrique Arnaldo Alcubilla (Cierre del Parlamento y suspensión de procesos electorales); Javier San Martín (Medidas laborales para unos tiempos difíciles); Alejandro Abascal (El derecho penal en los tiempos del coronavirus); y María Jesús del Barco (Funcionamiento del Poder Judicial durante el estado de alarma). Estos juristas, vistos los vídeos, expresaban ciertas dudas respecto a si debe ser estado de alarma o de excepción, aunque ninguno llega a citar la LO 4/1981 para salir de dudas. Si se consultaron ¿por qué no citarlos?

¿Qué dice esa Ley y acaba contradiciendo lo expuesto por ABC? Lo fundamental está en su artículo 11: “Con independencia de lo dispuesto en el artículo anterior, el decreto de declaración del estado de alarma, o los sucesivos que durante su vigencia se dicten, podrán acordar las medidas siguientes: a) Limitar la circulación o permanencia de personas o vehículos en horas y lugares determinados, o condicionarlas al cumplimiento de ciertos requisitos. b) Practicar requisas temporales de todo tipo de bienes e imponer prestaciones personales obligatorias. c) Intervenir y ocupar transitoriamente industrias, fábricas, talleres, explotaciones o locales de cualquier naturaleza, con excepción de domicilios privados, dando cuenta de ello a los Ministerios interesados. d) Limitar o racionar el uso de servicios o el consumo de artículos de primera necesidad. e) Impartir las órdenes necesarias para asegurar el abastecimiento de los mercados y el funcionamiento de los servicios de los centros de producción afectados por el apartado d) del artículo cuarto”. El texto en negrita es lo que ha aplicado el Gobierno, que para eso tiene abogados del Estado que son los que dan el visto bueno a los decretos. Ha limitado la circulación de personas, ha limitado el uso de servicios (tiendas, centros comerciales, partidos de fútbol…) y ha intervenido el aparato productivo cerrándolo. Lo curioso es que el estado de excepción del que todos hablan no dice nada en este sentido, sino que lo remite al decreto que se deberá aprobar por la vía de urgencia en el Congreso. ¿De dónde sacan que sería mejor el estado de excepción que el de alarma cuando éste es el que establece la legislación para alarmas sanitarias? O bien no saben derecho, o bien están malmetiendo. Tienen los enlaces a la legislación y pueden hacer su propia valoración, pero en caso de que haya demandas por perjuicios causados como dicta la ley 4/1981 serían siempre contra el Estado no el Gobierno.

No hay nada donde agarrarse, más allá de la responsabilidad que existe en cualquier acción del poder político, sea el estado de alarma o una mera ordenanza municipal. Lo interesante no es que el derecho de la razón a los medios de comunicación, a los estúpidos que siempre están a la que salta para interponer demandas para judicializar la política (Abogados Cristianos, Hazte Oír y demás patulea fascista) o a los majaras de las redes sociales, sino que en alianza con Vox los medios cavernícolas crean el caldo de cultivo para poder tumbar al Gobierno. Derrocar al Gobierno y no salvaguardar los derechos fundamentales es lo que pretende la alianza medios de derechas-extrema derecha. Curioso que justamente ayer que ABC ofrece ese artículo jurídicamente mal fundamentado, Santiago Abascal afirme que ya no piensa apoyar al Gobierno porque está excediéndose en la ley o que Macarena Olona señale que van a demandar al Gobierno en el Tribunal Constitucional por subvertir los derechos fundamentales como el del trabajo, la libre circulación y demás derechos fundamentales que se les vaya ocurriendo por el camino hasta entregar la demanda. Y ¿quién ofrece la noticia en primicia? Otro de los sospechosos habituales Eduardo Inda. Ya está cerrado el círculo de la conspiración autoritaria. Mintiendo (porque no hay geolocalización personalizada de los móviles) y generando estado de opinión (añadan los bulos) para ganar en los tribunales o mediante un golpe de Estado mediático lo que no han podido ganar en las urnas. Así lo hicieron con Allende y ahora, sin llegar a una comparación odiosa, lo harán con Sánchez y compañía.

Casado «se salta» el confinamiento todos los días

El confinamiento decretado por el Gobierno se ha convertido en una pugna de los españoles por ver cuál es el más avispado en saltárselo. Ni quien se disfrazó de dinosaurio, ni los miles de españoles a los que les han endosado una buena multa y alguna bofetada, han sido tan hábiles como el dirigente máximo del PP. Sí, Pablo Casado se salta el confinamiento continuamente trasladándose a la sede del PP en la calle Génova. ¿Les sorprende? ¿Por qué? En ningún momento la actividad de presidente de un partido político ha sido considerada como esencial en los decretos del Gobierno. Busquen y no encontrarán que ir al despacho del partido político, o al propio Congreso de los Diputados más allá de las sesiones de control o la Diputación Permanente, haya sido considerada esencial. Ser diputado no es un actividad productiva, no se refleja en el PIB, no sirve en estos momentos para nada y como pueden entender no es un privilegio, o no lo debería ser. Entonces ¿por qué nadie se extraña de ver a Casado en su despacho genovés?

El señor Casado no es diferente a cualquier ciudadano que no tenga una actividad fundamental. Pueden decir que como jefe de la oposición  algo deberá hacer. Obviando que lo de jefe de la oposición no es oficial, lo que se suponga que hace el presidente del PP lo puede hacer perfectamente desde su casa, con teletrabajo. No es culpa del resto de los españoles si los hijos le molestan o si no soporta a su esposa en casa. Ese mismo tipo de problemas los tienen millones de personas y no se escaquean de forma tan descarada para no hacer nada. Lo que sea que hace, hay que reiterar, lo puede hacer desde su casa perfectamente sin mostrar a la población esas imágenes como si él mismo fuese presidente del Gobierno. Aparentar, que es la cosa que mejor se le da al Casado, pues son conocidas todas sus carencias políticas e intelectuales, es para tiempos distintos, para épocas en las que no hay pandemias. Pero hoy, con casi toda España confinada en sus casas, Pablo Casado debe hacer lo mismo. Igual sucede con su conmilitón Teodoro García-Egea. Otro que debería estar confinado en su casa.

Seguro que ambos tienen equipos más que de sobra para trabajar desde sus residencias. Que mucho largar sobre las salidas de miembros del Gobierno, saltándose una supuesta cuarentena, y son los primeros que no cumplen con el confinamiento. Así es imposible que adquieran la experiencia necesaria para conocer y saber si el confinamiento es válido, efectivo y qué tipo de problemas puede acarrear. Si se pasan el día fuera de casa aparentando que hacen algo, sin transmitir un solo mensaje positivo a la población, criticando sin parar cualquier acción gubernamental por positiva que sea; si sólo usan a los muertos como arma política contra los demás; si son incapaces de trasladar alguna medida alternativa para frenar la devastación pandémica; si sólo están para hacerse fotos y molestar a presidentes autonómicos que sí tienen trabajo urgente; si no hacen anda realmente productivo, hoy mismo la policía nacional que les hace de escoltas deberían multarles e incluso detenerles para que no incumplan el confinamiento.

Casado y García-Egea sin hacer nada

Ya que no ayudan, al menos no que no molesten. Porque es insoportable la hediondez que muestran en cada tuit, mensaje en Facebook o las demás redes sociales. Esas imágenes que les muestran compungidos y de luto (con bandera de España siempre porque todo el mundo sabe que eso sana más que los fármacos que no llegan) no son más que mercadotecnia de los tiempos de la política espectáculo. Esos tiempos han quedado barridos por una realidad trágica, una realidad que no se detiene en su devastación ante un sinsorgo como Casado por mucho postureo que muestre. Debe quedarse en su casa como los demás españoles pues carece de privilegio alguno ya que no gobierna. Sí, es complicado que él entienda que no es esencial o que carece de capacidad ejecutiva alguna. Total, para publicar los mensajes atroces diarios con los que provoca la desmoralización del pueblo al que dice representar, lo puede hacer desde su casa. Igual así, lee un poco. Aunque sea un libro de primaria de sus hijos y comienza a aprender algo. Casado ¡quédate en casa!… o a la trena con él.

¡Éramos pocos y apareció Leguina!

Bastante tienen los españoles con soportar el confinamiento, la pérdida de los trabajos, las tonterías de los partidos de la derecha extrema y la extrema derecha, como para que ahora un grupo de personas muy mayores vengan a decir al común de los mortales que el encierro es fascista. Y aun menos se soporta cuando los “abajo firmantes” del manifiesto publicado son pequeño burgueses y vividores como Joaquín Leguina, Guillermo de la Dehesa (¿lo hará bajo el interés de su jefa Ana Botín?), Juan José R. Calaza o Andrés Fernández Díaz. Si piensan que al fin y al cabo son ancianos que chochean estarán muy cerca de la realidad porque no otra cosa puede ser publicar un manifiesto titulado “Contra el confinamiento de la población”.

Como ancianos parecen reclamar su lugar como si esto fuese la Atenas de Pericles o algo por el estilo, pero es que dicen algunas salvajadas como las siguiente que les colocan en el lugar de los sociópatas: “Sucede que si los abajo firmantes  hemos vivido hasta edades relativamente avanzadas es porque en la juventud, nuestros padres y nosotros, entendimos que los contagios forman naturalmente parte de la vida en sociedad al potenciar la inmunidad de grupo”. Algo que es cierto pero que unido a querer acabar con el confinamiento es más abrir el Zyklon B de las cámaras de gas para millones de personas. Como les parece poco nazi el argumento se inventan que las medidas adoptadas van contra los más viejos: “Ahora, en nuestro nombre se han tomado medidas de confinamiento que estigmatizan a las personas mayores haciéndolas responsables, ante los jóvenes, del desastre económico que en marcha por no hablar del que nos espera”. ¿En qué momento se han tomado medidas en su nombre o estigmatizándoles? Como mucho los gobiernos se han preocupado de que no se llenen los hospitales y haya muchísimos más fallecidos. Eso es lo que normalmente se hace en sociedades medianamente racionales. Igual no en las que ellos idean (porque todo es idealismo en sus chochas cabezas), que allí cada cual hace lo que le da la gana y pisotea a los demás sin tener miedo a la reprimenda.

Lo curioso es que reconocen que sin el coronavirus no estarían la sanidad colapsada: “Están muriendo personas en España por causas distintas a la Covid-19 al crearse plétoras y cuellos de botella en urgencias”. Pero ellos quieren salir de sus casas, que les infecte el virus y que los hospitales no sólo colapsen sino que haya que dejar morir a las personas por las calles directamente como en países del cono sur. Por cierto, donde se aplican las medidas que ellos piden. Tienen su momento Capitán A Posteriori y emplean un lenguaje técnico para parecer que están hablando desde una auctoritas que los demás, pobres mortales, no poseen. Lo que realmente les molesta es estar confinados ellos y sus amos (la clase dominante). Por ello llaman a “volver a producir” y si caen dos millones de españoles, no será más que una medida demográfica más. Vamos que casi apoyan un genocidio controlado, por ello recurren a epidemiólogos estadounidenses para parecer más sofisticados. Viendo lo que ocurre en EEUU, mejor taparse un poco y no recurrir a ciertos expertos en masacres. Lo mejor de todo es que ninguno de los firmantes es médicos, sino economistas. Así que ya sabemos ante quién responden ellos, el Capital.

Hasta el momento les puede parecer que el texto es una más de las tontadas que están provocando el confinamiento, y que se encuentra cerca de las posiciones de la extrema derecha española. De hecho, sin ser abogado, califican la situación de “arreso domiciliario”: “El confinamiento, desde el punto de vista de la administración judicial constituye arresto domiciliario, sin que en este caso previamente haya habido juicio ni sentencia, y es, por ende, una medida de dudosa legalidad adoptada brutal e irracionalmente, sin ningún tipo de base científica, pretextando proteger la vida de las personas mayores”. La verdad es que no se han enterado del porqué del confinamiento, cual es que los hospitales no colapsen. Aun con encierro están hasta arriba, imaginen sin él como proponen estos desalmados. Vamos que quieren salir de sus casas porque están aburridos los señores. ¡Pues que lo hagan y les multen! Salvar la economía al menos dicen, pero se olvidan de la clase trabajadora en su manifiesto demostrando que no son más que un ariete del poder económico español contra el Gobierno.

La derecha mediática quiere meter en la cárcel a Sánchez e Iglesias

No tienen bastante con azuzar el mantra del golpe de Estado blando, ese que quieren provocar mediante un Gobierno de Concentración (o Salvación Nacional) o directamente por la expulsión del presidente del Gobierno y el Vicepresidente Segundo, que ahora los medios de la derecha también desean meter en la cárcel a los principales dirigentes del Gobierno. Es toda una suerte la que tiene España de tener unos directores de periódicos, unos columnistas, unos todólogos y unos políticos que hagan tanto por la unión, dicho con toda la ironía del mundo. Están dedicados a derrocar al Gobierno desde el primer día de confinamiento; sólo piensan en sacar réditos personales y políticos; e incluso piensan que con la bandera, que debe tener poderes taumatúrgicos desconocidos, se va a superar todo. Nadie ha dicho que no se deba hacer crítica a la acción de Gobierno (se han confundido en muchas cuestiones y lo seguirán haciendo por la propia coyuntura), pero bien distinto es pretender el hundimiento del mismo con la sola finalidad de que la derecha gobierne. Ya se comentó en estas mismas páginas que un gobierno del trifachito no lo hubiese hecho mejor, al menos para la clase trabajadora, pero todo son críticas, despiadadas en muchas ocasiones, y ninguna propuesta alternativa que el propio Gobierno pudiese tener en cuenta.

Llevan varios días los medios de comunicación con la cantinela de llevar al Gobierno a los juzgados para que paguen por ¿las muertes? del coronavirus, por la mala gestión realizada e, incluso, por haber hecho perder derechos fundamentales (se referirán a la libertad de movimientos porque el de expresión bien que lo utilizan). Los primeros en lanzar la piedra, más allá de las extravagancias de los neofascistas de Vox, son los sospechosos habituales de las tramas de este tipo. Francisco Marhuenda lanzó ayer la piedra, porque se cree sin pecado alguno, en su editorial-columna-escribo-al-dictado-del-poder. No se esconde, pues es valiente cuando tiene a la clase dominante detrás dictándole, y titula de la siguiente manera: “Los frentes judiciales del Gobierno”. Si uno lo lee así de refilón puede entender que hay algún problema con la legislación. Nada más lejos de la realidad. Tras sacar la momia de Franco a pasear, con efecto de despiste (un macguffin de cátedra), se lanza a por la cabeza de Luis María Díez-Picazo, presidente de la sala contencioso-administrativa del Tribunal Supremo, con la intención de que se acabe aviniendo a lo que Marhuenda entiende que deberá hacer cuando pase el confinamiento: proceder a culpabilizar al Gobierno por la gestión de la crisis. Así, sin cortarse lanza una andanada contra un juez conservador y amigo del PP para que se atenga a las consecuencias de obrar ajustado a derecho y no de acuerdo a la voluntad de la clase dominante. Quédense con esta frase del artículo, la cual hubiese sido firmada por cualquier fascista (nunca por un demócrata): “No importa si lo han hecho bien, mal o regular. Espero que una sala compuesta por algunos magistrados de enorme prestigio recobre el sentido jurídico y que el Derecho prime siempre sobre el interés político”. No importa la acción en sí sino despeñar al Gobierno en otras palabras.

Otro de los sospechosos habituales, al que medios que dicen ser de izquierdas dan vía libre para sus infamias (La Sexta), Eduardo Inda lleva tres semanas echando espumarajos por la boca con todo tipo de insultos, bulos e imprecaciones contra el gobierno socialcomunista (curioso que sigan teniendo miedo al socialismo y al comunismo estos liberales/fascistas de medio pelo cuando dicen que había vencido el capitalismo). De hecho ya habla de “homicidio imprudente” como base para pedir la encarcelación de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. No le basta con que  abandonen el Gobierno sino que deben acabar en prisión, con mil años de condena le falta decir. La táctica de Inda, que también escribe al dictado del poder económico (fracción constructora y servicios), es sencilla, inventar que el Gobierno está creando un sistema dictatorial (por culpa de los comunistas Iglesias y Juan Carlos Monedero) que debería ser depuesto, bien por la vía armada, bien por la judicial. Escribe sin cesar mentiras de ese tipo para crear un estado de opinión que posibilite lo que sería un grave perjuicio democrático (nunca les ha gustado la democracia, bien es cierto) como es deponer al Gobierno. Por si el golpe blando, ese que ya están trabajando con los independentistas en la oscuridad de la Zarzuela, no surtiese efecto, hay que dejar bien claro que hay que llevarles a la cárcel por su gestión entonces. Y más con el tonto útil que es Kerensky Sánchez.

No es nueva esta forma de actuar. Este lawfare o guerra judicial ya ha sido utilizada y probada con éxito en Brasil, en Bolivia, en Colombia y otros países europeos. Se presentan demandas de todo tipo contra el Gobierno que permiten a la prensa de derechas hablar y no parar sobre la “ya” culpabilidad del Gobierno (hay demasiados sobre-cogedores en la prensa). Así se condiciona la acción judicial desde lo mediático hasta que un juez, casi siempre con olor a conservadurismo, haga arte de birlibirloque y se lance contra el Gobierno. Sólo hay que pensar que el Tribunal Supremo no ha podido ser renovado y la mayoría son jueces puestos a dedo por el PP. A Lula lo laminaron así para instaurar un dictadura evangélica. Viktor Orban lo hizo en su momento para instaurar una dictadura (por cierto Pablo Casado no ha firmado junto a los dirigentes del partido popular europeo contra esa acción porque su jefe José María Aznar es amigo por encargo de los EEUU del presidente). Y para que parezca que no pasa nada, que todo es hasta filosófico, los medios cavernarios sacan a Gabriel Albiac para que hable de sus melancolías (“Serenidad”), sus desconstrucciones, sus clásicos y coloque entremedias que hay que llevar al Gobierno a los tribunales penales por causar las muertes de miles de españoles. Un tipo que en su tiempo fue un buen pensador de izquierdas que ha quedado para mamporrero de la derecha más contumaz, porque sólo así se explica que pase de Epicuro a la cárcel para Sánchez e Iglesias. Esta es la derecha española, siempre a lo suyo, alas cosas fascistas, a hacer el mal incluso cuando peor vienen dadas. Les dan igual los enfermos, los muertos o la clase trabajadora, sólo trabajan para llenar los bolsillos de sus jefes de la clase dominante, quienes en contraprestación les dan limosnas y llenan los sobres.