miércoles, 31 diciembre, 2025

Casado se autoproclama presidente de España

A las habituales taras del presidente del PP (mitomanía, incultura…) habrá que añadirle una más, el complejo de inferioridad. En algún recóndito de su cabeza Pablo Casado debe reconocer, siempre inconscientemente, que las carreras las ha obtenido de forma cuando menos rara, que nunca estuvo en Harvard, que en comparación el resto de la dirigencia política no gusta a la población o aparece como menos preparado. Por ello es normal que esa inferioridad que siente dentro de sí la intente superar haciendo como que es más de lo que realmente es. No es extraño entonces que, vista su actitud, se haya autoproclamado presidente de España. No del Gobierno, ya que llevaría a pensar que es un orate o que imita a Juan Guaidó (el caniche de la CIA), sino de España. Él se sitúa por encima de las instituciones, por encima de la sociedad y se autonombra presidente. Que el resto de los mortales, ya que igual hasta habla con los dioses, no le hagan ni caso y se rían de sus memeces no empece para que él piense que sí, que está cumpliendo una función histórica, que está al servicio del destino de España en lo universal, que sea algo más que el pelele de la clase dominante. Y esto último por el momento nada más.

Analizando la actitud y la forma de comportarse de Casado se puede descubrir ese complejo de inferioridad que le lleva al dicterio o al mensaje más miserable (culpar al 8-M de la expansión del coronavirus), a la mentira más grande que se le ocurre en el momento, a intentar derrocar al Gobierno utilizando todos los mecanismos posibles y, aquí está lo más importante, imitar o perseguir mediáticamente al presidente Pedro Sánchez. Es imposible que Casado, por mucho equipo que tenga detrás, sea capaz de analizar, filtrar y proponer un discurso alternativo o performativo nada más terminar el Gobierno sus ruedas de prensa. Ni ha demostrado capacidad intelectual, ni hay tiempo material para, partiendo de lo afirmado por lo responsables ministeriales o el presidente, establecer un discurso medianamente coherente, apropiado o crítico con cierto fundamento. Al salir nada más terminar el presidente demuestra que lo que digan los responsables políticos le da igual. Él lleva ya pensado un discurso, en muchas ocasiones lleno de bilis, y lo suelta pensando que le van a hacer caso de igual forma que al primer ministro. Y no. Las audiencias dicen que en cuanto aparece su cara se cambia de canal. La táctica de actuar justo después de Sánchez podría tener sentido si hubiese coherencia entre lo propuesto por el gobernante y lo criticado o expuesto por el opositor. Nunca se ha dado ese caso porque ni capacidad, ni tiempo para ello.

Sale detrás del presidente para aparentar que él también está ahí, que es tan importante como el elegido por la suma de votos de la voluntad popular, que él será presidente porque el destino así lo quiere. Quien dice destino, dice clase dominante. Y quien dice clase dominante dice medios de comunicación actuando como aparatos ideológicos que intentan derrocar al Gobierno de la izquierda para poner en él a su pelele. Esto no es más que una estrategia de comunicación fallida, entre otras cuestiones, porque suelen cortar su intervención para dar paso a los todólogos. De ahí que se quejen, sin razón, desde el PP porque no sacan a su jefe de filas, como si fuese presidente de algo más que un partido político con setenta y tantos diputados. Como estrategia es sacarle ahora en mangas de camisa haciendo como que trabaja con sus colaboradores y manda algo. Porque mandar no lo hace ni en su partido, ni en su casa. Un simbolismo con el que imita al Sánchez del Falcón del primer gobierno socialdemócrata. ¡Y cuidado que criticaron aquellas fotos para ahora imitarlas! Esa imagen mostrando a Casado haciendo que manda tiene un reverso, una contradicción, una posible inversión que no es otra que mostrarle alentando a los suyos a criticar sin piedad alguna al Gobierno. Lo que muestran desde el PP es la deslealtad de su propio partido.

Así lo ha demostrado Teodoro García-Egea, más conocido como “el Aceituno”, insinuando que toda la culpa de lo que está pasando es tan sólo del Gobierno. Deben sufrir coronavirus asintomático en el PP, por aquello de la falta de oxígeno en la sangre, ya que decir eso supone que todo lo que salga bien será también merito sólo del Gobierno. Si no cae la economía, si caen las infecciones, si después del 11 de abril se va reanudando la actividad por toda España (aunque en Madrid será más complicado), si la catástrofe es menor de lo que parecen desear en el PP, todo ello será gracias al Gobierno. Esto no lo han pensado porque Casado y actúa como presidente de España. El problema es que no deja de ser una actuación. Una falsa realidad. Un espejismo. Una alegoría del no ser. El Gobierno se equivocará o no con sus decisiones, pero lo que está claro es que las performances de Casado no le sitúan al mando de nada por mucho que intente aparentar. De hecho, sus baronías trabajan por su cuenta y riesgo sin hacerle mucho caso. Los bulos y mentiras salen todos del mismo sitio, la calle Génova en la Comunidad de Madrid.

Enorme bronca entre Maestre y Serrano por una UCI

La bronca del día por temas relacionados con el coronavirus ha sido entre Alfonso Serrano, portavoz del PP en la Asamblea de Madrid, y Antonio Maestre, todólogo de diversos medios. Éste último ha publicado en su columna de La Sexta, “Todo está en Bourdieu”, que existe una Unidad de Cuidados Intensivos en el Hospital de San Sebastián de los Reyes equipada y a la que no se está dando uso. Un escándalo mayúsculo leído el titular y la noticia. Sería una verdadera mezquindad que eso estuviese pasando en un hospital público mientras se hacinan pacientes por toda la red pública de la Comunidad de Madrid. Y la realidad es que no está claro si la noticia es verdad, si es un bulo, si está a mitad de camino o si el Gobierno regional tiene razón. Sanitarios del propio hospital dicen que se estaba acomodando, pero tampoco desde la consejería de Sanidad lo han explicado en perfectas condiciones. Quien sí lo ha intentado ha sido Serrano y de ahí la bronca a la que se han sumado más dirigentes del PP y alguno de Más Madrid.

El portavoz madrileño, en cuanto ha tenido constancia del artículo, ha respondido a Maestre indicándole que su noticia era un bulo malintencionado (pueden ver los mensajes a lo largo del artículo). Además ha añadido que “de hecho cuando esa nueva área esté a pleno rendimiento, no habrá 6, sino 16 puestos (incluidos los 6 que se están habilitando ahora). Lamentablemente mientras unos apuran horas para salvar vidas, otros sólo estáis buscando el error de Díaz Ayuso o fomentando bulos”. La respuesta de Maestre no se ha hecho esperar: “Le puedo mandar los mensajes de gerencia del hospital, de prensa de sanidad y del director de comunicación de CAM con las diferentes versiones que daban según iban conociendo la información que tengo. La teníais cerrada con los respiradores sin usar por algo que vosotros sabréis”. La realidad es que ninguno de los dos mensajes acaba negando al otro. Por un lado, reconocen que estaba cerrada porque se estaba adecuando y, por el otro, reconoce que diferentes versiones que no se conocen pero que no excluirían la versión del PP en sí.

Serrano ha insistido en pedir a Maestre que podría haber realizado las llamadas correctas: “Lo lamentable de esta historia es que con un par de llamadas se podía saber la verdad. Yo las he hecho y molestado a profesionales que deben dedicar tiempo a desmentir fake news en vez de estar centrados en lo que nos une: SALVAR VIDAS”. Y como de salvar vidas se trata, Maestre ya había hecho su apelación al salvamento: “¿Cuántas vidas podrían haber salvado estos días los respiradores y estas instalaciones que Díaz Ayuso  mantiene cerradas en el Hospital Público Infanta Sofía?”. Lo curioso es que en su siguiente mensaje parece dar la razón a la Comunidad de Madrid: “La buena noticia es que ahora después de que supieran que se iba a publicar el vídeo la van a abrir. Hoy han dicho que inmediatamente. Ayer me dijeron que no estaba abierta porque no había gente que la necesitara”. En el vídeo se observa que no hay camas por lo que utilizarla era complicado se quisiese o no. Posiblemente esto haya acelerado la apertura, pero siguen sin estar claras las cosas aunque Serrano ha desistido al final de intentar explicar y aclarar la situación: “Le he dado una respuesta. Pero si su línea es deslizar acusaciones tan  miserables ahí no voy a entrar. Me parece repugnante mas viniendo de alguien que despreciaba el  virus mientras Díaz Ayuso comenzaba a tomar medidas”. Cierto es que Maestre es un “Capitán A posteriori” pero aún sigue sin estar claro si es bulo o intento de clickbait.

Por lo pronto, la presidenta de la Comunidad de Madrid también ha utilizado su cuenta en Twitter para desmentir completamente la noticia. Y maestre ha seguido con su cantinela de que estaba cerrada sin aportar más datos: “Dice Alfonso Serrano que es mentira que tienen una UCI cerrada y sus respiradores sin usar y por eso la van a abrir de manera inmediata”. En apoyo al todólogo han acudido dirigentes de Más Madrid y algún alto cargo de la vicepresidencia segunda del Gobierno, como Juan Manuel del Olmo. Hugo Martínez Abarca ha dejado por escrito que el bulo era “que estuviera cerrada. Por cierto, jamás lo abrimos”. Mónica García, médico anestesista, también ha lanzado su ataque contra el Gobierno regional.

En favor de Serrano y Díaz Ayuso, como es comprensible, han saltado dirigentes del PP como Almudena Negro, y diversos todólogos de la prensa de derechas… y Rafael Hernando (pero lo de este ser mejor dejarlo para el final). Negro le ha espetado a Maestre lo siguiente: “El cierre es falso porque jamás se abrió. Necesitan un mapa para entenderlo, pero van de periodistas guays”. Jorge Bustos, director de Opinión en El Mundo, también ha intervenido en la disputa: “Luchar contra el virus y encima tener que luchar contra el bulo. En fin. Me morderé la lengua”. Hay que reconocer que este último mensaje tiene su guasa, pero no viene al caso. Y cómo no Alfonso Rojo sacando un artículo titulado “Los sanitarios tumban el mega bulo de Antonio Maestre y La Sexta para perjudicar a Ayuso”.

¿Qué queda detrás de todo esto salvo mucho asco por estar a nimiedades mientras miles de personas enfrentan a la muerte cara a cara? La realidad es que si usted es de izquierdas pensará que Maestre tiene razón y Díaz Ayuso es un ser vil y despreciable. Mientras que si usted es de derechas pensará que Maestre ha contado un bulo enorme para dañar a una presidenta que está demostrando competencia. La realidad es que ni unos ni otros tienen razón. ¿Existía una sala que se estaba acondicionando como UCI? Sí, con el matiz de estarse acomodando. ¿Es un bulo la noticia? No, es una información parcial y, como diría Negro, condicionada ideológicamente (como todas las noticias en todos los medios como siempre se cuenta en estas páginas). El problema es que con estas cosas, aquí hay que darle la razón a Serrano (por una vez y sin que sirva de precedente), se pierden esfuerzos que se podrían dedicar a algo mejor en favor de la sociedad. Claro que para bulos los de Rafael Hernando. No sólo se dedica a los dicterios sino que le suma los bulos como pedir la apertura del Hospital de Toledo. Si la sala de UCI estaba acondicionándose, lo del Hospital toledano es aquello tener las llaves de la casa y no tener dentro ni las bombillas puestas. Sí, existe el edificio pero dentro aún no hay nada y no reúne las condiciones mínima para montar UCIs. De todas formas, de abrirse ese Hospital los pacientes serían castellano-manchegos para no colapsar sus propios hospitales. O, ¿es que quieren en el PP mandar pacientes a otras comunidades saturando las instalaciones y cargando al personal médico? ¿No dicen que tienen muchos hospitales medicalizados y están contratando personal? O directamente ¿es que Hernando está en etapa de chocheo? Si todos se pusiesen a lo que hay que estar…

Derrocar al Gobierno y no los enfermos la máxima prioridad del PP

Aunque hablen de lealtad con el Gobierno de España, la realidad es que el PP desde que comenzó la crisis del coronavirus está enfrascado en una guerra permanente no contra el COVID-19 sino contra la representación legal de la voluntad general emanada de unas elecciones en las que no les fue muy bien. La pretensión principal del PP no es curar a los enfermos sino derrocar al Gobierno de todas las formas posibles y recurriendo a las mentiras continuadas en todas sus comunicaciones. Hipocresía máxima, comenzando por su principal dirigente, Pablo Casado, quien manda a sus esbirros que critiquen en redes sociales a Pedro Sánchez (o cualquier otro miembro del Gobierno) cuando aparece en televisión, mientras él está todo el día con sus ruedas de prensa inanes por completo. El virus en sí les preocupa poco, sólo poder acabar con quienes han sido elegidos para representar al pueblo y salvar las cuentas de resultados de la clase dominante. Sobre la salvación del capitalismo desaforado y financiarizado ya se habló en estas mismas páginas, por lo que insistir sobre ello carece de sentido, pero es bueno recordar que en todas y cada una de las apariciones de mitomaníaco del PP siempre dedica el 99% de sus palabras a ello. Una forma torticera de salvar a los poderosos sobre los lomos de la clase trabajadora. Por cierto, esa misma clase que llena los vagones de tren, que acude a trabajar sin las mínimas condiciones de protección y que está sacando el país hacia delante.

Para esta táctica de acoso y derribo, más allá de sus trolls habituales como Rafael Hernando y los que siempre están dando la batalla en redes sociales, Casado está utilizando a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Al ser Madrid el lugar con el mayor foco de infectados, utiliza a la presidenta para que lamine las acciones del Gobierno. A ello contribuye alegremente la presidenta con numerosas mentiras y medias verdades como el impedimento que dice le han puesto desde el Gobierno central para que llegue material sanitario. Podemos confirmar desde Diario 16 que hace una semana, cuando otras comunidades estaban solicitando material, se les dijo que la urgencia por la cantidad de casos había provocado el desvío de un millón de mascarillas (de las buenas, no las de tela) hacia Madrid. Eso jamás lo han reconocido en la Comunidad madrileña, pero bien que lanzan mensajes diciendo que no les llega el material hasta que el ministro de Sanidad les llama mentirosos y no son capaces de replicar. Estando detrás Miguel Ángel Rodríguez nada extraña. Experto en el arte de la manipulación (¿recuerdan el caso de Demetrio Madrid en Castilla y León?).

No les importan las vidas de los españoles. No les importaron cuando el accidente del Yak-42, ni cuando la hepatitis C se llevó por delante a 4.000 españoles aproximadamente, ni cuando aplicaron con mano dura (y ley mordaza) una política de austeridad y precarización que salvó a la banca y a sus amigos de la clase dominante, pero está haciendo pasar hambre a millares de españoles, que en estos tiempos del coronavirus lo pasan aún peor. Es normal que en el PP sólo piensen en términos de poder y de desvío de fondos públicos a bolsillos privados. Esos desvíos que ahora están mostrando que la sanidad madrileña está cogida con hilos finos que quiebran a la menor tensión que se aplica sobre el sistema sanitario. No se crean las mentiras de que han aumentado los profesionales médicos en la Comunidad madrileña porque en las cifras se mantiene el número, pero en relación al aumento de población y de hospitales se observa perfectamente que en la última década se ha dejado de contratar personal y adquirir material. Que no haya máquinas respiradoras en Madrid no es culpa del Gobierno central sino que en la sanidad madrileña no se habían comprado. Por ejemplo, en Castilla-La Mancha en estos años sí se ha comprado material y proporcionalmente tienen suficiente para el posible pico de infectados. Esconder la mala gestión propia y a la vez acabar con el Gobierno.

Se puede aceptar que las cosas se podían haber hecho mejor. Se puede aceptar que hay momentos en los que se vislumbra cierta impericia en el Gobierno. Se puede incluso aceptar que ha sido muy feo el detalle de colar como disposición adicional en el decreto de alarma la entrada de Pablo Iglesias e Iván Redondo en el grupo del CNI. Todo eso cualquier español de bien lo acepta y lo piensa, sin embargo, desde el PP y sus terminales mediáticas no hay un solo apoyo a las medidas que va tomando el Gobierno sino todo lo contrario. Mucho hablar de unidad. Mucho hablar de solidaridad (cuando la única que conocen es la de clase, la dominante claro). Mucho hablar de la necesaria lealtad con quienes hoy en día están al mando en tiempos difíciles, pero en realidad están lanzando un ataque inmisericorde contra el Gobierno para que caiga cuanto antes. No hay día en que El Mundo no mienta. No hay día en que la mayoría de columnista de ABC no lance soflamas inspiradas en bulos (no les importa) contra el Gobierno. No hay día en que no expresen de una forma u otra que Iglesias está dividiendo al Consejo de Ministros. O que el virus se ha expandido por culpa de la celebración del Día de la Mujer (¿han aportado el porcentaje de infectadas en esas manifestaciones cuando el 70% de los casos de enfermos son hombres?), como expresó Casado de forma miserable. No piensan en los enfermos y en los fallecidos sino sólo en el tacticismo político y acabar cuanto antes con el Gobierno de la izquierda. Por eso no hablan casi nunca de lo que ocurre en otros países, donde se han tomado medidas más suaves y están casi peor que en España.

A esto súmenle que Ciudadanos y Vox (¡¡¡Quién lo diría!!!) están siendo más responsables que ellos. Inés Arrimadas hace críticas, más por apremio que por mala gestión. Santiago Abascal incluso reprende a las personas que ocupan las presidencias de comunidades autónomas en las que gobierna el trifachito porque no muestran lealtad institucional, aunque siga atizando a Podemos (algo normal porque es su Némesis). Esto es algo que las personas pueden acabar premiando a posteriori y por ello Casado tiene que estar todo el día criticando y apareciendo. Tiene que acabar con el Gobierno para salvar él su cuello realmente. Aunque no es que haya pensado en si la estrategia es buena o no. En realidad lo de pensar siempre le ha costado, como a su héroe Homer Simpson. Si lo hubiesen analizado, más allá de la algarabía y el odio de las redes sociales, si el Gobierno convocase elecciones después de salir de esta crisis, la economía sí que se hundiría. De hecho, la CEOE, que es la que manda, no permitiría eso. Y si lo que quiere es quitar a Podemos ¿por qué no se atreve a proponer una Gobierno de concentración? Porque en el mismo tendrían que entrar Arrimadas o Abascal y eso ya no le interesa. Tampoco ha debido pensar bien eso de lanza como arieta a Díaz Ayuso. Por muy amiga suya que sea, como sucede con el principal munícipe del consistorio de Madrid, quien al final se llevaría los aplausos es ella, por estar supuestamente al pie del cañón. Aunque entre las personas del PP quien está gustando y mucho es Martínez Almeida.

Culpar al Gobierno de todo es la única respuesta que tiene el “leal” Casado. Luego, cuando todo acabe, si le llaman felón igual debería aceptarlo. Mucho decir que el Gobierno se había entregado a los independentistas y les ha metido al ejército en sus regiones. Mucho decir que el Gobierno ofrece discursos ideológicos pero él no deja de pedir que se salve a la clase dominante (¿Hay algo más ideológico que eso?). Ya mintieron al comienzo del estado de alarma culpando al Gobierno de cuestiones que eran de su competencia. Ahora no sólo son mentiras, dicterios y sobreactuación sino que están empeñados en acabar con el Gobierno pasando por encima de los cadáveres de los españoles si fuese necesario. Carecen de cualquier componente moral, de cualquier humanidad y por ello no les importa la coyuntura actual sino llegar al poder a toda costa y a cualquier precio. Sólo hay que pensar qué hubiese pasado de estar Casado en el Gobierno en esta situación para que el espanto acuda a la mente de cada cual. Las tonterías de Jesús Cacho o Eduardo Inda sobre el peligro a la libertad del confinamiento tornarían en dictadura de ser el PP el que gobernase. Mientras millones de personas sufren en sus casas o en camas hospitalarias, pero dan muestras de entereza y esfuerzo solidario, en el PP están a sus cosas de partido: a lanzar hagstags contra el presidente o culpabilizar al Gobierno de las muertes del coronavirus. Esto, igual, habrá que recordarlo también cuando todo acabe.

Deslealtad y mezquindad diaria de Rafael Hernando

El presidente del PP y pseudo-jefe de la oposición parlamentaria afirmó que serían leales con el Gobierno en estos tiempos difíciles de la pandemia por coronavirus. No lo cumplió pues lanzó un mensaje sumamente miserable culpando a las marchas del Día de la mujer de la extensión del virus. Si las mentiras entre las palabras y los actos son parte del discurso de primero de los dirigentes populares, no cabe la menor duda de que el resto de afiliados no contendrán la bilis y se lanzarán a derrocar el Gobierno con todas las mentiras posibles y todas las infamias de las que sean capaces. En ese grupo quien se lleva el trofeo al más mezquino y desleal es el senador por Almería Rafael Hernando. Degradado en el Congreso y jubilado en el Senado, parece que el popular quiere hacer méritos para que le devuelvan a un lugar más de renombre o, simplemente, es que su personalidad es así.

No pasa el día en que las redes sociales vean, con asombro, la estulticia del senador y los numerosos insultos que profiere al Gobierno. Pareciera que él fuese un ser dotado de toda la sapiencia y el conocimiento y el resto unos simples mortales, cuando no se le ha conocido trabajo alguno en el que haya destacado salvo el insulto y los intentos de golpear a las personas (como intentó hacer con Alfredo Pérez Rubalcaba). Un mamporrero de la política que casaba bien en el PP del moderado en las formas Mariano Rajoy, pero que no es más que un alfeñique en el PP del mitomaníaco Pablo Casado. De ahí que deba injuriar sin medida para destacar entre tanto inútil político al que el cargo les queda enormemente grande. Luego con hacer esa mueca de sonrisa de medio lado, no se sabe si por algún defecto congénito, por imitación de alguno de esos héroes del spaghetti western almeriense, cree que la ofensa queda en el olvido. La verdad es que no ha habido representante que le haya denunciado, que podrían haberlo hecho, y por eso se cree intocable.

Los dicterios de Hernando comienzan siempre con el intento de guasa al calificar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como Dr. Fraude. Al menos éste llegó a cursar el doctorado, por muy mala que sea su tesis doctoral, cosa que el senador almeriense no sabe ni qué es. Como tampoco lo sabe Casado, de quien no se encuentran los trabajos del famoso máster, o hay más que fundadas sospechas de sus aprobados durante la carrera (¿No fue Esperanza Aguirre quién dijo que había que aprobarle como fuese?). El “Gobierno Sanchezstein” es otra de sus gracias. Mucho más graciosa que el gobierno corrupto del que era portavoz. Donde corrupto era un epíteto real no imaginario. Si el presidente del Gobierno sale en televisión es campaña de marketing o supone saltarse la cuarentena porque su esposa está infectada. La responsabilidad política no la puede evitar el presidente, tanto para actuar como para esas miles de demandas que le van a presentar por expandir el virus. O es responsable para todo o no lo es, pero a ver si se aclara, algo complicado, porque los mensajes dejan de tener sentido.

Porque es evidente que para todo el PP la culpa de la extensión del virus es de Sánchez. Que Isabel Díaz Ayuso cancelase las clases escolares, por sus ovarios por decirlo en términos que gastan en el PP, y con ello miles de estudiantes volviesen llevando el virus consigo es culpa del Gobierno. Pregúntele a su compañero de partido Fernando López Miras que insultó a los madrileños que llegaron a Murcia porque llevaban el virus con ellos, antes de que el Gobierno mandase a la mayoría de españoles al confinamiento. Como no lo va a preguntar, nada mejor que lanzar un bulo contra Sánchez por el discurso de Felipe de Borbón y la novela “Las palmeras”. Hay que mancharle de todas las formas posibles, sin contrastar la noticia y mostrando que es bastante ignorante como pueden ver en el mensaje de más arriba. Insultos mezclados con la categoría de “Capitán a posteriori” de la que es también muy ducho. Acusa al Gobierno de que no hay material tres días después de haber tomado el control de la sanidad en España. No hay que ser muy torpe para entender que si no había material hasta ese momento es porque sus compañeros de partido estaban al marketing y no a lo que había que estar.

Dicterios y bulos para llenar las redes sociales de deslealtad y mezquindad. Acusar al ministro de Sanidad de rechazar la compra de material sanitario no es que haya que investigarlo, sino que hay que llevar a Hernando a los tribunales. ¿En qué momento se ha negado el ministro a comprar material? Igual es que Hernando tiene algún amigo empresario que infla los precios en estos momentos para aprovecharse y luego repartir alguna comisión entre los de siempre y le molesta que su amigo no haga trinque. O esto, o es que lengua de serpiente se ha apoderado del ser del senador. Y si el presidente es el Dr. Fraude, otro doctor, Pablo Iglesias, es simplemente “el Coletas”. Quienes son parte de una organización mafiosa que ha delinquido para financiarse, que ha delinquido para acabar con los contrincantes políticos, se dedican a poner motes insultantes a los miembros del Gobierno. Claro en el PP los motes de “El aceituno”, “El mentiras”, “La cotorra”, “El broncas”, “El sobresueldos” y demás no son tan curiosos.

Así es Rafael Hernando, criado en la mentira del 11-M, en la policía política (que sí que es un peligro para la democracia), desleal e injurioso. Intentando responsabilizar al Gobierno de las muertes que se vienen produciendo, pero lamiendo las botas del jefe del Estado como si eso fuese a salvar a España. Una España que estaría mejor preparada para afrontar la pandemia si él y sus compinches no se hubiesen dedicado durante años a destrozar la sanidad, a esquilmar lo público, a dejar a las personas en la más miserable precariedad. Porque es la ley laboral la que están utilizando los empresarios para mandar a millones de españoles al paro. Cuando pase todo esto no sólo habrá que pedir explicaciones y analizar lo que pueda haber hecho mal el Gobierno, sino que habrá que pedir explicaciones y sanciones a los desleales a España como Hernando y el jefe del PP. Miserables que en vez de dar ánimos a la población, se pasan el día insultando y criticando al Gobierno por la más nimia de las cosas. Tampoco se puede pedir mucho más de personas cuyos cerebros cumplen con las funciones básicas y poco más.

Tertulias (y tertulianos) ¿debemos aguantarlas durante el confinamiento?

Estos días de confinamiento están sirviendo para que las personas del común tomen conciencia de cuestiones antes banalizadas u ocultas por el espectáculo político. Se daba por hecho que el capitalismo era el mejor sistema económico, el que lo aguantaba todo y ahora se observa que ni para dotar de mascarillas a la población sirve. A ello súmenle que todos los capitalistas y los anarcoliberales han acudido en masa, dándose codazos por ver quién llegaba el primero, a solicitar al Estado que le solvente sus problemas y salve sus cuentas de resultados. En resumidas cuentas a que salven a la clase dominante detentadora de los medios de producción, especialmente financieros. Nada nuevo porque, más allá de penetrar en el Estado para utilizarlo en su propio beneficio (aparatos represores, ideológicos…), siempre que ha habido problemas con las crisis permanentes del capitalismo han sido los Estados los que han sacado el cuello por los empresarios.

También se ha dado cuenta la población de la clase de tertulianos y tertulias que existen en España. Se ha pasado de verlas por curiosidad, para rellenar el tiempo, a prestarles cierta atención debido a la crisis del coronavirus. En ese preciso momento el espanto ha hecho presa del espectador o del oyente y ha logrado comprender el porqué de todo lo que le rodea. Tertulias y tertulianos que no informan de lo que sucede sino que se separan de la realidad para aparentar, para ponerse unas máscaras y realizar una función teatral donde el argumento carece de todo interés. Lo importante es el relato del momento, del segundo, de la posición que se dice ocupar (más a la izquierda o más a la derecha) en ese teatro que está siendo arrollado por una realidad que no pregunta por personajes tan estériles e vacíos. Da igual que se mire al tertuliano supuestamente de izquierda o al de derechas, la vacuidad es completa. Y como esas tertulias no son más que mecanismos de adoctrinamiento, funciones de la política espectáculo ¿por qué han de seguir apareciendo en los distintos medios al no ser de primera necesidad?

Desde el Gobierno se ha dicho que han de acudir a trabajar quienes cumplan una función de primera necesidad y ninguno de los tertulianos, todólogos o doxósofos que aparecen continuamente aportan algo que cubra las necesidades mínimas. No sirven ni para el espectáculo de entretenimiento sino solamente para enfrentar a las personas unas contra otras, lanzar mezquindades o aparentar que se sabe algo, se tiene la mejor información cuando no es cierto. ¿Ayudan la tertulia de Carlos Herrera, la de Ana Rosa Quintana, la de Susanna Griso, la de Antonio Ferreras y demás de cadenas menores a procurar información veraz a las personas que están en confinamiento? Si alguien piensa que Eduardo Inda tiene el saber es posible que se equivoque. Si alguien cree que Jorge Bustos va a proveer de una información vital igual debería revisar su concepción del personaje. Si entienden que Antonio Maestre, con un discurso muy doxófico (doxósofos es aquel que piensa que es sabio pero no se mueve de la opinión general ni un milímetro), es un intelectual que sabe mucho, no le han leído lo suficiente. Y qué decir de personajes como María Claver, Arcadi Espada y demás personajes que aparecen siempre en las tertulias.

Porque son siempre los mismos ya que existe una especie de clan, de casta de la todología (hablan de todo con una superioridad que hubiese avergonzado al mismo Sócrates), hasta con representantes, para siempre ser las mismas personas recorriendo todas las tertulias. De vez en cuando aparece alguien que tiene algún saber real pero se le impide hablar no vaya a ser que destape las carencias de los demás. No se disfruta en España de intelectuales mediáticos tipo Peter Sloterdijk o Bernard-Henri Levy, aquí a lo más que se llega es a sacar a Juan Manuel de Prada, que como es tradicionalista aparece como bicho raro. Realmente columnistas que si leen no analizan, o analizan sin leer, sin tener marcos de referencia. Personajes que están en esas tertulias para que usted no se separe ni un milímetro de los intereses de quienes les pagan. Incluso algunos se venden como proletarios para aparentar. Hace unos días, una de estas todólogas se atrevió incluso a reconocer el desastre que era lo que estaban haciendo en estos tiempos del coronavirus. Lucía Méndez, que dice saber de todo, hizo un ejercicio de penitencia que le durará hasta la próxima tertulia en que la contraten.

No son necesarias para proveer información fundamental a las personas por lo que carece de sentido que estén a todas horas y alargando sus horarios. La casquería, el ejemplo estúpido y extraño elevado a la categoría de generalidad, los tertulianos que saben de economía, de epidemias, de derecho o del color de las tinajas de Alcorcón, son elementos que sobran. Ese gusto por el muerto, por el afectado, por el violador antes que por la violada ya era sumamente asqueroso antes, pero en aquellos tiempos se veía como opción, no buscando información realmente interesante y fundamental como ahora. Y luego las batallas partidistas de los “sabios” que acuden al llamamiento de las tertulias del mediodía o la noche. Un puro entretenimiento, una actuación que mezcla agitprop con análisis que no servirían ni para el acceso a la universidad de los que se sientan en esas mesas o sofás. Deberían eliminarse, al menos, durante el tiempo que dure el confinamiento porque, de ser visionadas con cierta asiduidad, no sería extraño que las masas saliesen a las calles a cometer locuras. Desde derribar al gobierno, hasta acabar con la oposición en un pilón.

El mensaje miserable de Pablo Casado

Si existe un político en España, además de Quim Torra, que tenga un comportamiento miserable, irresponsable y tacticista a más no poder ser, ese es Pablo Casado. Un ser inhumano criado a los pechos de la mentira aznarista y la manipulación aguirrista y que al carecer del mínimo necesario de inteligencia, no puede más que lanzar mensajes miserables. Hubiese sido un magnífico portavoz en los tiempos del 11-M señalando a ETA como responsable de una masacre yihadista. Hubiese disfrutado como un niño pequeño si le hubiesen dejado anunciar ejecuciones en la dictadura franquista. Hoy en día, sin embargo, está al frente del principal partido de la oposición (no se sabe por cuánto tiempo) y mientras a las once de la mañana habla de unidad y patriotismo, a las once y cuarto se lanza como un torete al que acaban de aguijonear contra el Gobierno. Un sin-ser político completo que ayer volvió a dar muestras de falta de palabra y de compromiso con el Gobierno en los tiempos del coronavirus.

“Estamos preocupados por el repunte de 1000 fallecidos y 20000 infectados hasta hoy. Es el doble de lo previsto por el Gobierno y coincide con las movilizaciones públicas que alentaron” escribió de forma miserable en las redes sociales. Sin ninguna prueba empírica, sin ningún dato objetivo, sin más que una lengua bífida necesitada de soltar el veneno de la ignominia señala que el aumento de los muertos es por culpa de las manifestaciones por el Día de la Mujer. No ha citado que era tal día para que las mujeres se le echasen encima de forma abrumadora, pero lo ha dejado caer para ir convenciendo a la población de una gran mentira que desde la derecha vienen incentivando, que el coronavirus se ha desmadrado por culpa de la lucha feminista. Saben que las mujeres son un sujeto muy potente de transformación y lucha contra lo que representan los señoros de la derecha y por ello hay que acabar con ellas. No quieren un sujeto político de cambio y si el postmodernismo no acaba con ellas, habrá que utilizar una pandemia para señalarlas.

Pedro Sánchez podría llegar a gobernar durante décadas con este tipo de oposición porque, de tener alguna culpa en todo el tema del coronavirus, Casado tiene tan reducidas sus capacidades intelectuales que no sabe criticar con conciencia. Sin duda, hoy con una perspectiva temporal, se puede decir que el Gobierno no acertó a aplicar medidas antes de tiempo. Pero en aquel momento la dirigente del PP Cuca Gamarra bien que animaba a las mujeres de derechas a participar en las marchas que hoy denosta el presidente popular. ¿Por qué permitió Casado la participación de las dirigentes del PP en las marchas? ¿Por qué Casado se reunió con cientos de mujeres del PP esos mismos días si tan mal estaba todo? ¿Por qué no ofreció una rueda de prensa en aquel entonces pidiendo que se cancelasen el fútbol, el congreso de Vox, las movilizaciones y los vuelos? Si tan listo es ¿por qué no dijo eso en el momento en que tocaba? Porque es tan mendaz que quería su momento de gloria en la política espectáculo. Sin embargo, ahora no es tiempo de hacerse el listo, más cuando no se es, ni de tener visiones a posteriori, sino de cumplir la palabra dada de lealtad con el Gobierno y con España durante esta crisis.

Nadie puede negarle que pida material sanitario con urgencia, incluso sabiendo que si la sanidad está como está en buena parte de España es por su culpa, pero intentar señalar a unas movilizaciones como causa de la pandemia es de miserables. Como miserables fueron las palabras del presidente murciano contra las medidas de su compañera de partido Isabel Díaz Ayuso. Sabiendo que fue un error cortar las clases sin medidas de respaldo y permitiendo a todas las hijas e hijos regresar a sus casas ya que no tenían universidad a la que acudir portando el virus. Fue un error de precipitación pero hoy lo que toca es salvar vidas, como ha dicho el alcalde de Madrid José Luis Martínez Almeida (también del PP). Podría también criticar que Pablo Iglesias y Pedro Sánchez se salten la cuarentena (el tema preferido de Eduardo Inda y el resto de la Brunete mediática) pero hablar de forma miserable, lanzando un bulo para ganar tres votos mientras personas mueren por la situación en que el PP del que formaba parte de la Ejecutiva destrozaba la sanidad con recortes es muy miserable. Se queja de Torra, pero en cuanto a populismo, nacionalismo infecto y estupideces le va a la zaga. Esta es la derecha política actual… donde los mejores fueron apartados por los aparateros. Tiempo habrá de criticar al Gobierno, especialmente con lo que sucede con las mascarillas y demás material sanitario, pero señalar a las mujeres como diseminadoras del virus tiene un epíteto que no se debe poner (sí, ese que usted está pensando).

El impagable esfuerzo de los serenos gijoneses durante el coronavirus

En estos tiempos del coronavirus se pueden encontrar tanto historias de mezquindades como historias de humanismo y solidaridad. Muchos de los que lean estos párrafos ni sabrán lo que son los serenos, salvo porque alguien más mayor de su familia se lo haya contado. De hecho salvo en dos poblaciones no quedan serenos en España desde hace mucho tiempo. En una de esas, Gijón, sigue habiendo serenos cumpliendo su función de vigilancia de calles y otras muchas más. No sólo vigilan y avisan a la policía si observan algo sospechoso sino que, como recogen en su página web, acompañan y auxilian a “”personas, familias o colectivos con dificultades, falta de autonomía o desorientados”; ayudan a “salvar las barreras arquitectónicas a personas con discapacidad”; o cuidan de los “vehículos estacionados en la vía pública”.

Los serenos gijoneses han ampliado muchísimo sus funciones, en una adaptación a los nuevos tiempos encomiable. Pero siempre pensando en el beneficio de la comunidad en la que prestan sus servicios. Desde apoyo al turismo como a los pequeños comerciantes a los que acompañan o velan por la seguridad de sus negocios. “Los serenos realizan rondas periódicas sobre unas zonas predeterminadas de diferentes barrios, en horario de once de la noche a siete de mañana durante 364 días al año, únicamente no se presta el servicio el 18 de octubre, festividad del sereno. Durante sus rondas el sereno se encarga de prestar su ayuda a la ciudad, vecinos, comercios, turistas y viandantes en general. En sus paseos nocturnos los serenos comprueban que los vehículos estacionados tengan las ventanillas cerradas, en caso de robo avisan a la policía local y, si es posible, al dueño; se encargan de controlar el alumbrado público y avisar a la empresa de mantenimiento en caso de apagones, farolas sin luz o cuadros eléctricos abiertos con peligro de manipulación por los viandantes; también reconocen el mobiliario urbano para detectar posibles desperfectos en papeleras, señales de tráfico, bancos, vallas, maceteros, contenedores y resto de bienes públicos”.

En estos días, según nos han contado, están preocupados por esas personas mayores a las que el coronavirus afecta de forma más dura, las personas mayores. Hace unos días encontraron a un anciano completamente desorientado, algo por otra parte que no es novedad, y le llevaron de nuevo a su casa quedándose con él un rato hasta que se recuperó. No sólo eso, también están yendo a comprar medicinas a esas personas mayores que, por unas cuestiones u otras, se olvidaron de comprar en las horas del día y necesitan sus fármacos con urgencia. Se preocupan por acudir a la farmacia y llevar las medicinas a las personas necesitadas. Y ya que prestan ese servicio preguntan siempre si tienen alguna necesidad más que puedan cubrir con su servicio (imaginen a ciertas personas que se hayan olvidado de comprar comida) y, si fuese necesario, avisan a los servicios sociales o la policía para que sepan la situación en la que se encuentra la persona. Una labor necesaria en estos tiempos de confinamiento obligatorio.

Mientras los sanitarios se ocupan de nuestra salud; mientras los cuerpos de seguridad velan porque la situación no se desmande; mientras los transportistas se mueven para no tener desabastecimiento; mientras las personas de los supermercados se ponen en peligro para que alguien se lleve todo el papel higiénico; mientras tantas personas luchan psicológicamente contra el confinamiento, existe también un grupo de serenos en Gijón que se bate el cobre ayudando a la comunidad. Héroes anónimos que nos retrotraen a otros tiempos lejanos ya, pero que siguen cumpliendo una función social que se ha perdido en casi todo el país. En el norte, en Asturias, allí también el cuerpo de serenos ayuda en estos tiempos del coronavirus.

El positivo por coronavirus de Abascal ¿verdad o estrategia fallida?

Ayer confirmó el presidente de Vox a las doce de la noche que había superado con éxito su positivo por coronavirus, tan sólo una semana después de haberse hecho la prueba. Una recuperación muy rápida que puede levantar sospechas por esa misma razón. De hecho su compañero de fatigas ultraderechistas, Javier Ortega Smith, sigue con su encierro luchando contra el “virus chino”, ese mismo que le ha costado la reprobación de una potencia mundial… por tonto a las tres. Sorprende que Santiago Abascal se haya recuperado tan rápidamente, no por los síntomas en sí (que en algunos casos no llegan a la semana) sino por haber expulsado el virus de forma tan rápida de su cuerpo que no ha dejado ni rastro. Igual es que al ser vasco el virus se ha asustado y se ha marchado, no como en el cuerpo mixto en pureza de Ortega Smith. Uno es muy mucho español y el otro a medias y por eso le afecta más el virus. O puede que todo haya sido una estrategia fallida de comunicación política.

No hay que dudar de la palabra del ultraderechista, pero cuando se ven otros casos de personas que están padeciendo el virus, como el periodista Kike Mateu que lleva 22 días en el hospital y ayer por primera vez dio negativo en el porte del virus, y que se recuperan pero deben permanecer aislados porque pueden llegar a contagiar a otras personas, la duda está más que justificada. Que se sepa Abascal ha estado expuesto a dos personas que han dado positivo como el citado Ortega Smith y el senador estadounidense Ted Cruz (¿habrá sido el vector el político español?), por lo que no es extraño que pudiera haber contagiado y, a su vez, haber ayudado a distribuir la pandemia por todos lados. El problema estriba en que casi todo lo que rodea a Vox son mentiras, medias verdades y mucha ocultación. Financiación de Irán; vínculos con la secta El Yunque; cuentas poco claras que según dicen sus propios expulsados acaban en los bolsillos de los propios dirigentes del partido; arquitectas que no tienen ese título pero firman proyectos; utilización de mecanismos globales digitales para distribuir su discurso del odio; así como la utilización del nacionalismo español para ocultar que su verdadera intención es entregar todo lo público a manos privadas pero pagado por la ciudadanía.

¿Podría haber sido todo una estafa o una estrategia fallida para atacar al Gobierno (o a parte del mismo) y en especial a los dos símbolos del mismo como son Calvo e Iglesias? Podría haberlo sido sin duda. Desde el discurso de Iván Espinosa de los Monteros atacando al feminismo (Carmen Calvo) y a la socialdemocracia antigua (Pablo Iglesias) hasta las quejas por la celebración del 8-M, el no cierre de fronteras con Italia, pero escondiendo que ellos bien que celebraron su Congreso a la búlgara (para ser anticomunistas bien que imitan a Todor Zhikov), todo encaja a la perfección. La estrategia podría haber tenido dos formas, siempre pendientes de la comunicación eso sí. Una estrategia podría haber sido aparecer como víctimas de la incompetencia del Gobierno que ha permitido que llegase el virus a los más patriotas, igualándose así con la plebe en esta enfermedad tan dura. Un mecanismo de asimilación a la mayoría utilizando el contagio como elemento de mediación en la construcción de esa épica. De esta forma podrían hacer un discurso tipo: “Nosotros somos como vosotros, no somos casta o élite porque también caemos con el virus”. El problema es que para este tipo de discurso los políticos de los demás partidos no deberían haber caído.

También podría ser una estrategia no tanto de asimilación al pueblo como de poder personal del líder al que se quiere dotar de componentes carismáticos. “Abascal no sólo vence al coronavirus sino que lo hace pronto y con fortaleza” como mitologema que les permita proseguir con “si tan fuerte es, no hay nadie más indicado para dirigir el país con mano dura pero hacia la consecución de lo que corresponde a una España destinada a las más altas glorias”. Y el fürher al frente del II Reich Español. Una estrategia que tiene un problema añadido, sus apariciones en redes sociales no han mostrado postración y recuperación milagrosa (lo necesario para tener una narración mítica consecuente), más bien todo lo contrario. En tiempos de la política espectáculo, por mucha comunicación que se emplee, no hay que perder el sendero de las verdaderas historias que pueden incorporarse al colectivo, de forma consciente o inconsciente. Líderes que necesitan estar siempre en primer plano lo que demuestran es carecer de liderazgo. No sólo le pasa a Abascal sino a todos los demás. Y ese aparecer siempre es lo que impide la estrategia de elevar a lo carismático a Abascal. La vigorexia que muestran él y su compañero Ortega Smith no ayuda para conformar ese tipo de narración o relato.

No son más que especulaciones, no se niega, pero es todo tan extraño alrededor de Abascal que a nadie de los que leen estos párrafos le extrañaría algo así. Cuando menos un momento de duda ante recuperaciones milagrosas porque lo político va tan rápido en estos tiempos del coronavirus que, última posibilidad del porqué, la presencia de los principales dirigentes afecta a los votos futuros. Las peticiones de unidad, mientras se ladra por la espalda; los ofrecimientos de apoyo contra los enemigos de España, mientras se señala a cargos menores como Adriana Lastra; no dejan de ser movimientos espectaculares para no perder ni un solo voto a futuro. Y para no perder esos votos Abascal no podía estar confinado en una habitación de nueve metros cuadrados (¿cómo realizó el vídeo de hace unos días en esa habitación, con todo lujo, si estaba confinado y no le habían dado el resultado positivo?) sin aparecer en rueda de prensa. ¿Se saltará el período de aislamiento necesario aunque se haya recuperado o hará lo que critica al vicepresidente Iglesias? Apuesten en que a no más tardar aparecerá fuera de su casa y confirmará algunas de las dudas expresadas.

Casado y Espinosa sí que son un virus

Por una vez en la historia reciente de España en que Inés Arrimadas permanece callada podían haber tomado ejemplo los demás. Cierto que cuando todo esto pase la presidenta de Ciudadanos volverá a su afición favorita, “montar pollos”, pero hasta ese momento ha tomado la prudente decisión de callar y apoyar al Gobierno en lo necesario. Sin duda ya habrá tiempo de críticas y señalamientos pero la situación no está para performances como las vividas en el Congreso de los Diputados ayer. Desde luego esta es la derecha que tiene España y, tal vez, la que merece porque quienes allí hablaron ayer han sido elegidos por la ciudadanía de igual forma que los que se sitúan a la izquierda de éstos. Ante la comparecencia del presidente del Gobierno para explicar las medidas tomadas en el estado de alarma, a los portavoces de la derecha sólo se les ha ocurrido graznar y dedicarse a hablar como si ellos fueran los que dirigen la situación en realidad. Esa derecha que ha destrozado lo público durante años en todo el Estado intentaba dar lecciones de no se sabe muy bien qué.

Los periódicos hablaron de apoyo de los portavoces de la derecha al presidente Pedro Sánchez. Sí al presidente porque, como se verá, a la parte que califican de comunista no la consideran ni legítima para estar en el poder. Ese poder que parece que sólo fuese suyo y que lo entregasen en alquiler cuando no están ellos. Bastante con que la clase dominante controle en buena medida las instituciones para que además haya que aguantar estas euforias tribuneras de los encargados de aquella clase. Los medios, hay que retomar, hablan de apoyo de PP y Vox al presidente del Gobierno pero debe ser que no han prestado atención a las palabras con una mente analítica, ya que escuchándolas con tranquilidad el apoyo, cuando menos, parece bastante ficticio. Es más, los portavoces se han debido quedar con las ganas de decir alguna memez más pero no lo han hecho pues les han debido asesorar que en estos tiempos con las personas confinadas no concede votos la crítica alocada que suelen utilizar. El alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida les está quitando todo el foco mediático sobre el comportamiento que debe tener un político cuando se está en la situación actual. ¿Son perfectas las medidas tomadas por el Gobierno? Pues a día de hoy no se puede saber. Desde luego dejan varias dudas, pero bajo la coyuntura actual toca remar pues ni son ilegales, ni son maliciosas. Dos condiciones que invalidarían cualquier tipo de apoyo.

Comenzando por Pablo Casado. Los medios destacan que ha bajado el tono de su intervención y que por ello está apoyando al Gobierno con alguna crítica. Bajar el tono, moderarlo, modularlo es una fórmula de comunicación más, pero lo importante no es la forma sino el fondo del discurso expresado. Y en ese fondo queda claro que, de haber estado él al frente del Gobierno, hubiésemos asistido a una nueva salvación de los pocos frente a los muchos. El Gobierno también está intentando salvar a las empresas, pero también a la clase trabajadora que será la que pague el pato con despidos o infecciones. Porque, no se engañen, la pandemia sí entiende de clases sociales ya que quienes más tienen, poseen mecanismos y solidaridades a los que la clase trabajadora no alcanza salvo que esté unida (y son muchos años desuniéndola). Un ejemplo. No es lo mismo estar encerrado en un piso de 65 metros cuatro personas (dos menores) que estar esas mismas cuatro personas en pisos de 150 metros, o en chalets con parcela. Si una de las personas enferma, en el primer caso el aislamiento es casi imposible por lo que se propaga al resto de los habitantes, mientras que en el segundo tienen espacio suficiente. Tampoco es igual ser el empresario que puede decidir cerrar la empresa, pero resguardando sus dineros, que el trabajador que se va a la calle recortando sus ingresos en un 30%. Pero esto el presidente del PP lo esconde con frases como: “Una pandemia no entiende de apellidos, acentos, lenguas, razas, géneros o códigos postales. Hay que aparcar diferencias, sobre todo las ficticias”.

También Casado ha incidido en lo que desde la derecha lleva intentando, quebrar el Gobierno, así le ha querido recordar a Sánchez que “va a encontrar más lealtad en nosotros que en sus propios socios de gobierno y de investidura y que tiene nuestros votos para aprobar las medidas que ellos traten de condicionar”. ¿A qué medidas se refiere? ¿A las que puedan redundar en beneficio de la clase trabajadora? Entre otras cuestiones porque todas sus propuestas sólo intentaban salvar a los empresarios, a los grandes empresarios y poco a la clase trabajadora. Medidas como recibir la prestación de desempleo, aunque no se tenga el tiempo de cotización, si se ven perjudicados por un ERTE no se la hemos escuchado estos días. En el PP son más de prejubilar la fuerza a personas de 57 años en paro para bajar las cifras, como hicieron durante el mandato de M. Rajoy, perjudicando al trabajador que se jubilaba con una pensión peor. Igual tiene que ver con la moral (dicho por un ser amoral hay que especificar): “Tiempo habrá aquí de dirimir responsabilidades, negligencias o retrasos en la gestión de esta situación. Ahora es el momento de tender esos lazos morales entre españoles, los políticos, los primeros”. ¿Qué son esos lazos morales? Ni más, ni menos que comer bandera española. Como siempre que carecen de argumentos lo más fácil recurrir al nacionalismo de bandera. Ese mismo que se olvida cuando hay que apoyar a la clase dominante. De ahí la predominancia del lenguaje bélico, como si esto fuese una guerra, salvo que ahora no hay retaguardia, ni hay armamento para defenderse porque desde el PP se han dedicado a malvenderlo, a subrogarlo o a esquilmarlo. Como han hecho con la Sanidad y la producción industrial propia. Frases bonitas pero inanes.

Iván Espinosa de los Monteros se ha expresado con más claridad y de forma igual de infame o más. No quieren en Vox a “personas ideologizadas” al frente del Gobierno. Y lo dicen quienes más ideologizados están en la derecha. No son conservadores que apelen al pragmatismo sino un partido de extrema derecha que, como ha reconocido, se encuentra en una guerra cultural contra la izquierda. Y para plantear batalla recurre a postulados ideológicos o ¿es que sus discursos, además de copiados a Blas Piñar, no son una mezcla de nacionalismo, de neoliberalismo y de reaccionarismo? Que igual por mezclar 3 ideologías piensan que eso ya no es ideológico, pero lo es. Tanto como para ser la parte populista de la ideología dominante. Por eso atacó a Carmen Calvo y a Pablo Iglesias: “La señora Calvo y el señor Iglesias no pueden seguir en su Gobierno. Ni saben de salud ni saben de economía y han demostrado, sobradamente, su incapacidad para ejercer las vicepresidencias de España”. Ni tenían que saber de salud, ni de economía pero en Vox saben que son los elementos simbólicos del feminismo y la socialdemocracia radical dentro del Gobierno y por ello hay que derribarlos. Para vencer en la guerra ideológica que plantean en favor de la clase dominante.

Y dentro de la chabacanería ideológica que es norma de la casa, Espinosa de los Monteros no ha tenido ocurrencia mejor que comparar a Iglesias con Stalin. Que como gracia para la fascistada está bien, siempre y cuando hubiese comparado a su propia pareja con Albert Speer, el arquitecto nazi. Pero esto es lo normal y lo que suelen expectorar para hacerse hueco en los medios de comunicación, peor es decir que “hay que humanizar la política” cuando son los primeros que siempre tratan a los demás como enemigos (de España como mecanismo de confusión); son los que niegan la humanidad de los refugiados; son los que tratan como meros objetos a las mujeres; son los que quieren privatizar la sanidad para que los españoles con menos recursos acaben falleciendo en un calle como sucede en el supuesto paraíso y modelo que es EEUU. Son muy diestros en el uso del lenguaje, no son tan estúpidos como Casado, saben lo que dicen, por qué lo dicen y cuándo lo dicen. Ese uso de la humanización es la perversidad para ocultar que sólo están en favor de evitar la crisis económica de la clase dominante. “Abandonar la ideología” como mecanismo para que la ideología dominante campe libremente en el Congreso y en los aparatos ideológicos (especialmente los medios de comunicación), para que la presión de la clase dominante no tenga nada delante, para que otra vez la clase trabajadora pague la cuenta. Hablan de evitar las ideologías porque saben que la ideología dominante tiene algo, no muy potente, ni muy grande pero algo, enfrente.

Estas pequeñas notas de los discursos de los representantes de la derecha en el Congreso de los diputados no los habrán leído en los medios de comunicación del establishment. Incluidos esos que se autocatalogan de progres. Primero porque están tan imbuidos de ideología dominante que eso de la desideologización de la crisis, la unión de todos en favor de la salvación de las empresas (las grandes porque las pymes van a caer como chinches), les parece lógico y racional. Sin embargo, detrás de esa unión de todos los partidos se esconde una nueva etapa de consenso constitucionalista, de regeneración del podrido régimen del 78, que evite a la clase trabajadora tomar conciencia de la inutilidad del sistema capitalista, del neoliberalismo ideológico y de la Unión Europea como salvaguarda de los poderosos y lanzarse a la calle a pedir alternativas justas. Una unión para evitar la rebelión. Que quince días confinados dan para pensar y cabrearse bastante. Por eso Casado y Espinosa de los Monteros son un virus. España les importa nada, lo que les importa son la cuentas de resultados de los poderosos y por eso han hablado de recetas económicas y nada de recetas sociales o políticas. Esto no lo dicen en los grandes medios porque son grandes aparatos ideológicos que no se paran a pensar el significado de las palabras… pero aquí estamos para contárselo.

Queda confirmado que no es “el preparao”

David Vidal tenía mucha más gracia dando ánimos a sus jugadores que el discurso inane, vacío, fútil e innecesario de Felipe de Borbón. Como se pensaba en estas mismas páginas ayer, “el preparao” daría un discurso de ánimos para dotar a su imagen de ese aura majestuosa que tuvieron en la antigüedad las monarquías y que los trapicheos de su padre han ajado. Ayer salió el jefe del Estado tarde y con un discurso que no hacía falta pues ya los verdaderos representantes de la soberanía popular lo han venido haciendo. No sólo el tono fue anodino sino que esa arenga animosa no la ofrece ni un entrenador de juveniles.

“Que si hay que ser fuertes, que si hay que llevar la situación con calma, que si…” se dignó a pedir un tipo que vive en un palacio con acres donde poder estirar las piernas mientras doncellas, camareras y mayordomos les ponen todo lo que necesitan a su disposición. ¿Qué va él a saber por lo que están pasando los españoles y las españolas? Y claro, un señor que da ánimos a la sanidad pública, al personal sanitario, pero que en cuanto tiene un uñero acude deprisa y corriendo a la sanidad privada (que podía ir a un hospital militar al menos). Hipocresía a nivel máximo de quien se piensa por encima del resto de los seres humanos debido a una cuestión genética. Las caceroladas no sirven de nada si no van acompañadas de discursos que desmonten la patraña que nos ha querido colar Borbón.

Y todo ello con la ciudadanía española mirándole y pensando a la vez en los miles de millones que su familia ha despistado. Esa familia por la cual él es monarca, esa familia sin la cual no estaría en el trono pero que ahora parece repudiar como si eso impugnase cualquier crítica y no, no la impugna porque los actos de los monarcas no son individuales, conllevan un componente genético que sirve para recibir la corona o el frío hierro de la guillotina. Mientras daba ánimos que parecían más bien un pésame, la ciudadanía española pensaba “¿qué hace ahí el preparao?” seguido de insultos varios. Porque todos muy monárquicos hasta que se dan cuenta de que la familia Borbón se ha dedicado a meter la mano en la caja. Y lo que es peor. Sabiéndolo el actual jefe del Estado no ha hecho nada hasta que ha saltado el escándalo en la prensa. Callado por si colaba, en vez de haber denunciado las ruindades de su antecesor. Que si no sale nada en la prensa, la familia Borbón tiene unos millones más despistados en fundaciones opacas.

Mientras la ciudadanía española está preocupada por su salud y su trabajo a partes iguales, sale un señor que decían que era muy estudiado a dar ánimos como si esto fuese un partido de fútbol. Y todo ello sin pedir perdón, aunque fuese como cuña, por las tropelías de su ascendiente genético por el cual es monarca en ejercicio. Felipe de Borbón no está tan preparao como decían, salvo para salvar su pescuezo con el apoyo de los cortesanos de la prensa y la política. Mañana morirán decenas de personas en España, miles perderán sus trabajos, pero la borbonada tiene fundaciones con cientos de millones de euros (pues están todos los nietos y nietas del emérito, así como la hijas) a los que accederán una vez se produzca el deceso del Borbón de las comisiones. Hoy los medios callarán en buena medida porque el escándalo es mayúsculo. Los cortesanos habituales loarán el discurso chabacano y falto de fundamento, para intentar que el pueblo no se quede con la copla y el intento asqueroso de soltar la bomba durante una crisis sanitaria para que no se note. Pero ni camuflaje aprendió en el ejército. Y este era el preparao… ¡cómo sería si fuese el tonto!