domingo, 10 agosto, 2025

La estampita, el cimbel del monje y el fariseísmo

Para haber estado viendo las campanadas en Teleayuso, Ultramedia y demás televisiones se ha montado una buena con las de La 1. La tal Lalachus sacó una estampita de la vaquilla del programa Gran Prix como si fuese el sagrado corazón de Jesús y ahí tienen a los beatorros de las redes sociales cabreados. Beatorros porque muchos creyentes han obviado el tema como es normal. Una cutrez más de la televisión pública, no diferente a las catetadas de las televisiones autonómicas públicas y privadas, porque para hacer humor hay que ser más inteligente que eso.

Bromas con cualquier aspecto del cristianismo se llevan haciendo toda la vida. ¿Quién no ha visto, en alguna tienda cerca de una catedral, el muñeco del monje que si le aprietas la tripa te enseña el cimbel? O las monjas que enseñan el culo. Y no, no es de ahora, incluso en tiempos pretéritos se podían ver. En esos tiempos en que la sociedad era mucho más católica que ahora. O esas botellas de licor con la forma de un monje con cara de haberse bebido los mares y tripa de haberse comido los bueyes. El chiste cristiano siempre ha estado ahí y hasta los propios religiosos se han reído con ellos y los han contado.

Como decían los Monty Python nadie espera a la Inquisición española y en estos tiempos ha tomado su lugar Abogados Cristianos, quienes ya han afirmado que presentarán una querella por blasfemia. La cual acabará en el basurero judicial porque la blasfemia no es un delito, ni sacar una estampita de una vaca es blasfemo, ni nada por el estilo, pero ellos justifican así su propia impericia y su fariseísmo. Sí, porque la mayoría de los que se quejan por la estampita son esos mismos que andan quejándose por los rincones, como la zarzamora, sobre la libertad de expresión y la descristianización de España —aquí pueden añadir cosas del tipo «verdadero bastión del cristianismo mundial»…—. Lo de la idolatría como pecado no lo han pillado pero bueno ahí van.

Son fariseos porque la mayoría, cuando los leen en redes sociales y sus distintos medios, son sedevacantistas, esto es, como este Papa no les gusta hablan de no hacerle caso. Sobre cuestiones humanas, no doctrinales, ni de fe, el romano pontífice es como cualquier cristiano, pero cuando afirma cuestiones que se refieren a lo doctrinal, a lo evangélico, ahí hay que hacer caso o hacerse sedevacantista, la cual es la vía de la mayoría de estos ofendidos. A estos les vale lo de la Salvación por la pura fe, olvidándose de las obras, como aquello de dar refugio al extraño. Los mismos que hoy lloran por una broma, si quieren de mal gusto, son los primeros que andan pidiendo la expulsión de todo aquel ser humano que venga a invadir España o Europa.

Hablando de los que llegan o ya estaban, es cierto que en sus quejas hay algo de razón, las bromas siempre se hacen con los mismos y nadie se atreve a hacer bromas con la imagen de Mahoma, las cosas del Islam o, incluso, con las cuestiones religiosas judías. Las bromas siempre caen del mismo lado y ya cansan a muchas personas, aunque no deja de ser menos cierto que al ser una cultura cristiana, la tendencia a hacer chistes cristianos es mayor. Si uno se quiere reír de la propia cultura, el tema cristiano está ahí presente mucho más que el mahometano o el judío. Y todos estos fariseos, que acaban vendiendo al hermano por cuarenta monedas —porque no falla que Mamón es su tentador favorito—, en vez de dar la vuelta a la broma en favor de la propia cultura (como ha hecho Miguel Ángel Quintana Paz, por ejemplo), acaban provocando mayor rechazo hacia lo que es lo propio.

Esto no hubiese tenido más recorrido sino fuese el ataque a lo cristiano, mejor dicho, a lo católico una constante del gobierno y sus amanuenses. Nunca lo hacen directamente, si acaso se lo dejan a Podemos o Sumar —para justificar que hacen algo no liberalote—. Pasó con los execrables abusos de menores en el seno de la Iglesia —por cierto el cardenal Cobo explicó en una entrevista para finalizar el año que no solo se trata de dinero exculpador sino de reparación personal y acompañamiento, algo que no sucede con los abusos en otros ámbitos—, nadie habló de los abusos homosexuales en familia y centros públicos que son mayores que en lo religioso. El wokismo es así, protege de cualquier cosa a las minorías pero ataca a las supuestas mayorías (el catolicismo sigue siendo mayoritario por poco en España) con todo lo que tiene.

Desde el progre-wokismo se ha identificado el catolicismo como reaccionario —pese a la existencia de numerosos creyentes de izquierdas—, por ello ultranosequé y fascista y enemigo a abatir. Se vuelve a la división y la polarización, la cual también es aceptada por el otro bando y transforman lo católico en una nueva cruzada en vez de una forma nueva de testimonio, de evangelización, de posibilidad de encuentro sobre el acontecimiento en estos tiempos de relativismo. Es paradójico que todos han lanzado elogios al papa Ratzinger en los últimos días pero no le han debido leer o se pasan sus consejos por el forro respecto a lo que supone vivir y dar testimonio en una sociedad relativista y postmoderna.

Al final, por desgracia, todo esto no es más que política cutre y de baja estofa, por parte de hunos y hotros. Los hunos porque están deseando menoscabar lo cultural-católico en cada momento y los hotros porque están deseando que les menoscaben para justificar que sus obras cada vez son menores respecto a sus palabras. Y las palabras se las lleva el viento o el fondo de inversión. Además, y esto es algo que han debido olvidar, ofende quien puede no quien quiere. Y algunos quieren mucho pero pueden poco. El caso es que no es en sí una batalla sobre el cristianismo sino contra el sanchismo, visto por un lado, y contra el conservadurismo-facha, visto por el otro lado.

¿Alguien recuerda que Mazón debería haber dimitido y hoy le alaban los mismos que están ofendidos? ¿Alguien recuerda que desde el PSOE han coaligado las ayudas a la Dana a la aprobación de los PGE? La supuesta batalla cultural es filfa si no hay obras, si no hay algo material detrás y en lo material, digan lo que digan, están casi de acuerdo los hunos y los hotros. Mucho cuidado con las ofensas y los ofendidos.

2025 comienza sin presupuestos y sin ayudas para la Dana

2025 comienza sin presupuestos generales del Estado. No es algo novedoso pues en otras ocasiones ya se había comenzado el año con los mismos en negociación o a punto para ser presentados. Ocurre en otro tipo de niveles de la administración: autonómica, diputaciones o alcaldías. Lo paradójico en esta ocasión es que ya han sido rechazados por los socios de gobierno y no parece que se vaya a llegar a acuerdos con prontitud. Esto supone un perjuicio enorme para la hacienda española y para el desarrollo económico del país, más cuando la deuda aumenta de modo implacable y no parece que se quiera atajar de raíz. Luego vendrán los ajustes forzosos y dolorosos.

Pedro Sánchez, a quien le importa una higa tener o no presupuestos como ya ha demostrado, está atrapado por diversos grupos con diversas orientaciones económicas, desde los que quieren mayor inversión social, hasta los que desean que les salven las cuentas de sus propios chiringuitos regionales. Todo ello provoca tensiones innecesarias porque impide el desarrollo de un programa económico que tenga cierta congruencia con las aspiraciones de unos y otros. Sostener la economía por el lado de la demanda no deja de ser un recurso temporal, más cuando esos recursos vienen derivados de la impresión de dinero por parte del banco central europeo. En Economía, algo que debería saber perfectamente el presidente pues economista es, lo mejor es combinar fases donde se priorice uno u otro mecanismo económico.

A ello se suma que ese crecimiento no está siendo transferido al conjunto de la población española. Cada vez hay mayor pérdida de poder adquisitivo y no se deja de aumentar la presión fiscal sobre el conjunto de la misma. Menos dinero y más impuestos para sufragar la fiesta de unos pocos no solo es una mala política económica sino que genera un cabreo enorme entre los ciudadanos. Especialmente cruel se está siendo con los autónomos, tratados como si fueran todos una banda de ladrones, cuando los mangutas parecen estar en el mismo gobierno y en otros gobiernos del PP. No hay inversiones productivas, no hay una visión económica a largo plazo, no hay procesos de reindustrialización como en otros países del entorno europeo, no hay nada.

Por ello la aprobación o no de los presupuestos, en realidad, no generará un mayor benéfico económico para los españoles sino que habrá un problema hacendístico menos. El problema político no se resolverá porque seguirán pidiendo y pidiendo más y más. Las leyes importantes no saldrán adelante, eso siempre y cuando el gobierno sea capaz de llevar al congreso leyes y políticas importantes, algo que no parece posible pues no lo ha hecho desde antes de las últimas elecciones generales. Eso sí, la canallesca del presidente queda presente en las declaraciones que vienen haciendo los distintos portavoces del gobierno o del PSOE.

Establecer que las ayudas a los afectados por la Dana en Valencia o Castilla-La Mancha dependen de la aprobación o no de los presupuestos generales, cuando la legislación permite salirse de los mismos en estos casos, es de ser miserables, muy miserables. Cuando lo dijo por primera vez, con los muertos aún enterrados en barro, rápidamente salió la prensa del régimen sanchista a negar la mayor. Ahora, en mitad de las fiestas navideñas, sale su portavoz a decir que sí, que las ayudas dependen de la aprobación de sus presupuestos. Y no solo lo dicen sino que lo dejan registrado en mensajes en diversas redes sociales. Si se llega a este punto de descaro es que no solo son miserables sino que se regodean en su miserabilidad. Hacer política con las desgracias de las personas ha sido siempre de seres inhumanos —da igual los muertos de ETA que los afectados por una Dana—, de miserables, de canallas, de malos políticos y malas personas. Calígula está más cerca de estos tiempos de lo que se imagina.

2024, el año del balón de playa

Desconozco si alguien ha dicho o escrito la siguiente frase: «La alegría de las victorias es efímera mientras que el dolor de las derrotas perdura». Si no tiene otros padres o madres, apúntenmela. La frase no describe ningún estado de guerra conocido, sí el de una guerra subterránea que se lleva desarrollando durante décadas, una guerra de baja intensidad (si prefieren el término más técnico), donde cualquier conquista deportiva es mayor o tiene mayor duración si el vencedor es parte o aficionado a cierto equipo deportivo, con cierto presidente “superior”, el cual controla la prensa deportiva ( y la que no es deportiva).

En 2024 la selección española de fútbol, aunque no lo parezca pese a haber pasado poco más de cinco meses, venció nuevamente en la Eurocopa de naciones con varios jugadores demostrando el alto nivel del fútbol español. Destacaron Nico Williams y Lamine Jamal, con el soporte de un centro de campo que pivota alrededor de un jugador del Manchester City, antes en Villarreal y Atlético de Madrid. Un crac mundial al decir de los seleccionadores y entrenadores de fútbol, pero un simple mortal para los sesudos analistas del fútbol español. Un triunfo de grupo más que de individualidades dirigidos por un señor calvo (ex-futbolista de Sevilla y Athletic) al que se quería fuera del cargo para poner a algún amigo de cierto club (¿suena Michel?).

Menos mal que había algún jugador de ese equipo porque ya se había soportado que eran mejores la Alemania de Kross y Rüdiger (nada mejor que retirarse con un triunfo más), la Francia de Mbappé, Tchouameni, Camavinga y Mendy o la Inglaterra de Bellingham. Eso sí, todos apoyaron las risas de Lucas Vázquez, ese tronco que es normalmente suplente en su equipo, y hasta llegaron a pedir la inclusión de Sergio Ramos (hoy sigue sin equipo en el que jugar). Con estas alforjas tenían que lidiar los componentes del equipo nacional, el de todos los españoles, cada día durante el campeonato. La victoria, inesperada, produjo un estallido de alegría en la población española, pero no en todos.

Se celebraron las Olimpiadas de París y la actuación española estuvo por debajo de lo esperado. Un semiretirado cojeando por las pistas de Roland Garros, quitando la posibilidad de que un compañero en buenas condiciones pudiera participar, era la gran esperanza de todos estos amanuenses del ser superior. Su grandeza actual, ser de cierto equipo. Como la selección olímpica no tenía jugadores de ese equipo, estaba ya liquidada antes de casi comenzar. No se esperaba nada, es más lo que se esperaba era algo malo para poder rajar de la federación y los seleccionados. Sin embargo, otro grupo con ciertas individualidades magníficas logró vencer y llevarse el oro. A día de hoy todos esos jugadores deben ser cojos porque son despreciados constantemente, más en el caso de Baena por chocar su cara con el puño de Valverde o de Barrios por jugar en un equipo enemigo del ser superior.

En el fútbol de coches poco que rascar porque ni Sainz, ni Alonso estuvieron cerca del título aunque el primero sí rascó algún podio y victoria, pero al irse a Williams tras echarle de Ferrari para poner a Hamilton (que no es de ese equipo pero como si lo fuera por actitud) todo ha quedado un tanto diluido. Para más inri en las motos, donde no hay fútbol en sí, logró imponerse en el campeonato de Moto GP Jorge Martín, atlético de pro y, por tanto, casi ni merecedor del título a decir de la prensa. De hecho ni se destaca como algo enorme con la dificultad que conlleva llevarse un campeonato de tal calibre desde una estructura no oficial.

De la Copa América ni hablar porque ni saben qué equipo ha vencido. Ni Messi, ni De Paul, ni Molina, ni Julián Álvarez, ni Lo Celso han ganado algo este año con su selección. Eso no ha existido. De hecho la Copa América 2024 no se ha debido celebrar ya que cierto jugador que ha hecho el ridículo en ella no a tiene en su currículum de efemérides del año. Ese jugador que no hace nada con su selección no debe jugar con su selección. El día que gane algo sí jugará, pero a día de hoy su selección no debe ni existir. Pero debía ganar el balón de Oro porque ya lo había avisado el ser superior y así lo vendían en los medios de comunicación antes incluso de haber terminado las votaciones. ¿Daban a entender que estaba amañado? No les llega ni para pensar en eso.

Y llegó el día de la entrega del balón de Oro y el vencedor fue… Rodrigo Hernández, el ancla de la selección campeona de Europa. Desde los tiempos de Luis Suárez ningún jugador español había vuelto a llevarse el trofeo y parece que ahora tampoco. No le ha gustado a ninguno de los medios que están al servicio del señor de Pío XII. Debía ganar otro que ni había sido máximo goleador en Champions (Kane y Halland), ni máximo goleador en liga (Dovbyk, Sørloth y Bellingham), ni máximo nada en ninguna competición. Bueno, el de más prepotente se lo podrían haber dado de existir un premio así, aunque estaría disputado con Cristiano Ronaldo. Por ello el premio bueno pasó a ser The best, donde logró vencer gracias a los votos de los aficionados porque los entrenadores y los periodistas tampoco le votaron como el mejor.

Normal que la mayoría de aficiones le haya entregado el balón de Playa como trofeo más que merecido. Quien se autocalifica de mejor jugador del mundo sin ser el mejor en nada, pero es que en nada no merece mayor premio que ese. Ya sale Javier Tebas, que mucho decir que se pelea con el ser superior pero se baja los pantalones en cuento puede, a defender que ninguna afición cante eso del balón de playa. De poco le va a servir porque irá a más ya que las derrotas son más duraderas, especialmente cuando a un impresentable se le está elevando a las alturas por mandato de un tipo cuyas empresas hacen trampas en los concursos de limpieza. Es el año del balón de playa, guste o no guste.

2024, el año en que el 70% de los españoles se volvieron fascistas

El año 2024 está dando su últimas boqueadas y los artículos y reportajes sobre las distintas efemérides poblaran los medios de comunicación. Unos dirán que “Perro Xanxez” y “Barbigoña” son los más jetas que ha dado la historia española —entre otras cosas porque de historia saben poco porque otra cosa no, pero jetas ha dado España para exportar—; otros comentarán que las campañas de persecución judicial política están siendo auspiciadas por una conspiración ultraderechista; casi todos recordarán, utilizando bastardamente la Dana, que el peligro medioambiental es algo que debe combatirse con más furor y por ello hay que traer más inmigrantes… En términos generales seguirán con sus monomanías aunque la realidad es que el 2024 será el año en que el 70% de los españoles se han convertido en fascistas.

Si usted es una persona normal, con una familia normal, con un trabajo normal, con una vida normal, esto es, no es de ninguna de esas inventadas minorías victimas de no se sabe bien qué, entonces seguramente le hayan llamado fascista en algún momento del año. Si suele utilizar el cerebro para algo más que la funciones básicas físicas y sociales, entonces las probabilidades de haber sido calificado de fascista aumentan. Si, para más inri, suele intentar exponer sus opiniones en las redes sociales utilizando lo racional y fijándose en lo verdadero, es normal que haya quedado marcado como fascista. Y da igual que se lo hayan dicho los progrewokistas o los peperos, es fascista por los cuatro lados.

Vista la situación cabe preguntar ¿qué es el fascismo para toda esta turba de descalificadores ofendiditos cuando les señalan a elles mesmes? Parece que ser cristiano ya es un síntoma de fascista. Ser trabajador en empresa privada también indica cierta propensión al fascismo. Tener cierta cultura y no tragarse lo que vomitan los medios habitualmente también induce al fascismo. No querer una república bananera o poliamorosa de lo multicultural federalizante pero con rizomas —algo que nada tiene que ver con preferir una república a una monarquía— también le hace ser fascista. Si es libertario, fascista. Si es marxista (de verdad, de método), fascista. Si cree que lo de la inmigración se está yendo de las manos, fascista. Si no le gusta ningún político, fascista. Si le gusta la Constitución de 1978, fascista. Y así hasta cubrir una serie de posicionamientos o creencias propias que nada tienen que ver con el fascismo.

Paradójicamente son los globalistas, por englobar al gobierno, aliados y oposición, los que vienen repitiendo las mismas obras de los fascistas de antaño. Las llaman de otra forma pero persiguen la libertad de expresión de la misma manera; señalan y marcan al disidente o normal; niegan cualquier metafísica pero son los más idealistas que existen; esconden lo que muestra la realidad bajo una miríada de números inconexos (como sucede con la pérdida de poder adquisitivo o la creciente pobreza); imponen un régimen totalitario donde el ciudadano no es más que un paga-impuestos y todos los aspectos de la vida acaban por ser ocupados por la política de hunos y hotros; les dicen qué coche comprar, qué comida comer, qué ropa vestir, qué pareja tener… Y todos los que se salen de eso son fascistas o peligrosos comunistas —que es la versión refinada de cierta derecha que está dentro del sistema—.

Fascismo, nazismo y comunismo murieron hace tiempo. Pueden quedar comunistas, nazis o fascistas, por supuesto, pero como ideología movilizadoras y generadoras algo así como un grupo social con sus propios requerimientos en todos los aspectos vitales, ni existen, ni se les espera. Entre otra cosas porque los tiempos cambian y también lo hace la base material sobre la que se auparon aquellos movimientos políticos. Cuando alguien califica a otra de fascista o comunista, con el objetivo de señalarle como elemento peligroso, es más que posible que esa misma persona tenga muchas más querencias autoritarias que la persona señalada.

Todo lo anterior demuestra, entre otras cuestiones, que la ideología dominante es frágil y esa fragilidad está siendo señalada por personas que no pertenecen en sí a la coalición dominante. La estupidización de la gran masa en que quieren convertir a las distintas ciudadanías no ha resultado efectiva, pese a que lo han intentado con el miedo o con la precarización, pero algo queda de resistencia pasiva en todas las poblaciones europeas —especialmente en las culturas mediterráneas— y por ello deben recurrir a calificativos que puedan significar algo negativo en los inconscientes colectivos. El problema para los globalistas es que esa posible repulsión colectiva ha sido domada con el transcurrir del tiempo y el cambio en el mito unificador, por lo que indicar que alguien es comunista o fascista es casi un honor. Todos aquellos que han disfrutado, en algún momento de su vida, de la libertad no van a aceptar fácilmente que les vengan a vender la moto estropeada de los políticos de turno.

¿Qué inventarán en estos cinco días (mínimo) que quedan de liderato del Atleti?

Está siendo un completo sufrimiento lo del nacionalmadridismo estos días. Desde que un gol en el último momento de Alexander Sørloth provocó la derrota del FC Barcelona frente al Atlético de Madrid, conquistando este último el liderato de La Liga, no saben qué hacer, decir o inventar para tapar que el líder es rojiblanco, de Madrid y no les ríe las gracias a los teleñecos diversos que pululan por los medios. Fíjense como será la cosa que Gonzalo Miró, el mayor madridista sin que él lo sepa, está expandiendo su todología de la nada en los asuntos políticos porque su discurso anticholista ni cala ya.

De momento parece que el Atleti no ha vuelto a los entrenamientos porque en ningún medio se encuentra a simple vista, vamos sin necesidad de ir a la página (por llamarlo de alguna manera), en sus páginas digitales —igual es que están esperando los millones del gobierno sanchista para reformarlas y que sí aparezcan noticias del club colchonero, aunque siendo tan madridista Óscar López es probable que aparezcan menos—; tampoco ha aparecido que un antiguo jugador, de esos que ni disputaron un minuto, haya matado a un gatito o algo por el estilo —aunque tienen a un imputado por distribución por pornografía infantil en la primera plantilla y sí que hablan de él en portadas—; ni les preocupan las última «palancas» de Joan Laporta para inscribir jugadores, pues ya dijo el ser superior que tienen que ir de la mano.

Eso sí, se ha podido asistir a la visión (horrible en la mayoría de los casos) de las celebraciones y vacaciones de los jugadores blancos y alguno culé. Horterismo a diestra y siniestra, pero eso no es culpa de los periodistas sí de los jugadores y de los editores que permiten esas afrentas visuales. También se ha podido comprobar que son capaces de manipular todo con tal de favorecer al equipo de su amo y señor —por cierto esta semana ha habido reparto de dividendos publicitarios porque llevan una semana de anuncios y artículos pagados en todos los medios nacionalmadridistas por parte de ACS—, como poner la imagen de Mbappé en una clasificación donde se remarcaba al segundo de la liga.

Hablando de La Liga, Javier Tebas ha vuelto a hacer el ridículo al hacer un burdo photoshop con la imagen del Mahatma de Hacendado en vez de la imagen de Sørloth tras marcar al Barça y dejar tumbados a los jugadores culés. Ridículo mundial se ha expandido por todas las redes provocando la risa de millones de personas. Magnífica imagen la que proyectan. Claro que eso a Tebas plin, ya se ha colocado en la Junta de la RFEF junto a la pareja del delegado del Real Madrid que controlará la cosa del arbitraje. Todo preparado para impedir que cualquier equipo que no vista de blanco pueda optar a disputar, no ya ganar, La Liga.

Para rematar la fiesta se ha dado un exceso de publicidad a unos premios que se inventó Jorge Mendes con sus socios de la península arábiga: Golden Awards o algo así. Unos premios donde se pueden comprar por 50€ tres mil votos para cualquier candidato. Ahí habrá gastado su florentineza unos cuantos miles porque se le ha ido la mano. Que Cristiano Ronaldo iba a ser premiado es obvio, que Lamine Yamal también cabía en lo normal (por doble motivo, es de la cuadra de Mendes y lo ha hecho bien), ahora que les haya faltado dar el premio a Emilio Butragueño como mejor maestro de ceremonias para copar todos los premios es de pensar que en el mundo son completamente idiotas. Y quienes dan réplica a los premios más.

El Mahatma ha ganado al mejor delantero cuando no ha sido ni el máximo goleador de su equipo, ni de La Liga, ni de la Champions, ni de la Copa América, ni ha sido el que más goles ha generado (en eso le gana hasta el marido de Érica). Courtois ha sido el mejor portero cuando jugó cinco partidos durante toda la temporada y ni ha jugado la Eurocopa porque le detestan sus compañeros de selección y entrenadores varios. Y así con todo. Normal que hayan sido carne de meme en redes sociales y cubran a la cuenta Troll Football para una semana más.

Eso sí, la salvación está cercana y no por su conversión al catolicismo —le han quitado la cruz al escudo y ahora el Santiago al nombre del estadio porque molesta lo cristiano—, sino porque jugarán su partido aplazado este viernes día 3 de enero contra un Valencia decrépito pese al cambio de entrenador. Salvo sorpresa morrocotuda, se pondrán líderes, los editores de medios orgasmarán y hasta el 12 de enero podrán hablar de su líder, sin pensar en que a los demás equipos les falta una jornada que ellos ya llevan y que podría hacer que el Atleti fuese campeón de invierno.

Que no es algo que quite el sueño a los aficionados colchoneros, pero por molestar lo van a desear con toda la fuerza del mundo. Más que nada por ver retorcer la realidad a los amanuenses del nacionalmadridismo. Por ese perverso ocultamiento que realizan cuando las cosas no salen como quieren. El reparto de biberones, el sacar a las fieras, el estar tensos… todos esos ritos rojiblancos son mucho más gratificantes que ser líderes. Al fin y al cabo lo importante es ser líderes el último día, en el último minuto. Pero es ver ese sufrimiento, ese morderse los labios en las cenas de navidad y nochevieja, o ese sufrir hasta que llegue el partido del Valencia el que merece la pena. Es un gozo increíble e indescriptible. Habrá que ver si ganan al Valencia, equipo que les tiene ganas, si no lo hacen tendrán que soportar dos semanas más de liderato. Algunos infartarían antes.

Tolón y Rodríguez elegidas para desbancar a Page

A Moncloa han llegado varias encuestas, realizadas por el célebre José Félix Tezanos, en las cuales se muestra que Emiliano García-Page ha perdido completamente todo el favor de los ciudadanos castellano-manchegos. Tanto hablar del agua y de la desigualdad territorial que están implementando desde el gobierno central parece ser que cansan. Los castellano-manchegos, según los sondeos monclovitas, son tan solidarios que quieren regalar el agua y tener menos derechos que catalanes o vascos. En las mismas encuestas observan que Francisco Núñez es mucho más valorado que otros dirigentes populares como Alberto Núñez Feijoo o Isabel Díaz Ayuso y cinco puntos más que el presidente regional.

Es por todo lo anterior que Pedro Sánchez junto a Félix Bolaños, Santos Cerdán y Miguel Ángel Simón han decidido su dúo ganador para derrocar a Page y hacerse con el control del PSOE de CLM y la comunidad manchega: Milagros Tolón e Isabel Rodríguez. De la dirigente toledana valoran el gran nivel de aprecio que tiene entre la militancia socialista. En un recuento rápido, realizado entre los cinco sanchistas y medio que hay en el partido regional, ha salido clara vencedora frente al actual secretario general. Además cuentan con que muchos cargos actuales, de esos que no han trabajado en su vida y se agarran al sillón con garras que ni las águilas, traicionarán a Page en vista del apoyo que se ofrece desde la Moncloa. Para ella sería la secretaria general.

De Rodríguez se valora su exitosa política de vivienda en favor de la juventud de su región de origen, así como la inteligencia demostrada durante las ruedas de prensa en que ejerció como portavoz gubernamental y el carisma demostrado en política durante tantos años. Incluso, en los malos momentos de Pedro Sánchez, se valoró como una posibilidad real que diese el paso para sustituir al actual presidente. Las encuestas, además, muestran que Rodríguez ganaría con mayoría absolutísima, dejando al PP con poco más de seis curules.

Preguntado Page sobre el tema no ha querido hacer declaraciones aunque a lo lejos se escuchaba una letanía del tipo «no tienen cojones». El secretario de Organización manchego, Sergio Gutiérrez ha manifestado que el PSOE manchego, otros no se sabe, respeta los procedimientos democráticos y si existen más candidatos y candidatas se tendrán que confrontar los apoyos en los procesos de primarias. Según fuentes internas del partido no se han apreciado movimientos de militantes que vayan en la dirección marcada desde Moncloa, entre otras cosas porque igual no saben ni dónde está Castilla-La Mancha al no tener donde aterrizar el Falcon. Porque por Letur o Mira ni han aparecido, ni se les ha esperado. Tolón y Rodríguez, mientras tanto, se encuentran muy ilusionadas… hasta que sea 29 de diciembre.

Persecución de cristianos en Siria con la complacencia de occidente

Algunas de las comunidades cristianas de Siria (el 16% de la población) son de las más antiguas de la historia. Sin ir más lejos, la iglesia ortodoxa siríaca fue fundada por el mismísimo san Pedro. Hoy, gracias al apoyo de occidente, dicho de otra forma Estados Unidos y la Unión Europea, los yihadistas están comenzando a perseguir a esas comunidades históricas sin que nadie haya puesto el grito en el cielo (nunca mejor dicho).

Algunos medios, pocos, ya han señalado que se han producido numerosas manifestaciones por la persecución a la que se están viendo sometidos, aunque medio reconvertido como protestas por la quema de un árbol de Navidad. Bien al contrario, la quema fue el culmen de una serie de prohibiciones y de asesinatos que el yihadismo está cometiendo. Como sucedía en Iraq, la dictadura de Bashar al-Ásad permitía la libertad de culto de estas comunidades cristianas, tanto ortodoxas como católicas (como la iglesia maronita), algo que hoy ha desaparecido con la llegada de los yihadistas al poder en Siria.

Algún periódico español ya ha advertido que los cristianos sirios ven cómo la salida de un «monstruo» puede provocar la llegada de otro aún mayor. Pero no deja ser una continuación de la propaganda occidental-globalista pues la realidad es que allí, en Siria, los cristianos se están jugando el pellejo en la defensa de su libertad personal, la cual incluye la de culto. El papa Francisco, más allá de pedir la paz en el mundo como es lógico, ha pedido que ese respeto a la libertad se pueda plasmar cuanto antes en un gobierno plural. Algo que parece poco probable pues los yihadistas han comenzado a imponer la sharia a toda la población.

Los silencios sobre lo que ocurre en oriente no son de este conflicto alimentado por Estados Unidos y la Unión Europea desde hace años —sí, han sido el gran apoyo del yihadismo, como en otras ocasiones—, tampoco se comentan las matanzas de cristianos y de personas sin adscripción militar en las fronteras de Israel. Geopolíticamente parece que interesa que el yihadismo sea el elemento vertebrador en toda esa basta región. Aquellos tiempos en que la democracia liberal era vista como el summun, el fin de la historia, el mecanismo para la generación de riqueza, han pasado a mejor historia y ahora los halcones estadounidenses quieren y desean dictaduras de corte religioso.

Paradójica resulta la posición de la Unión Europea pues toda esta política internacional va encaminada a destruir, aún más, la posición europea en el mundo. Aunque vista la clase política que hay en todos los países europeos hoy en día se comprende que estén poniendo la soga para ahorcar a sus propias poblaciones. Masacrarán a los maronitas o a los siríacos y nadie dirá nada porque, al fin y al cabo, son cristianos y los cristianos son «no-seres» para la élite europea. Ya saben que ellos son más de adorar la cuenta bancaria, los chaletazos, los caballos o cualquier animal que las creencias religiosas europeas. Si creen en el águila bicéfala, el delfín alado o son islamistas son respetados y protegidos. Hoy, todavía no han comenzado las verdaderas masacres, cuando lleguen serán los gobiernos occidentales los culpables.

Yo me colaba en las clases de Dalmacio Negro

El lunes, su hija Almudena ofrecía la noticia de la muerte de su padre, don Dalmacio Negro. Sí, con el Don delante como muestra de distinción y respeto de todas aquellas personas que han sabido valorar a la persona y su pensamiento. Fallecido el día de su cumpleaños, justo al cumplir los 93, deja tras de sí un legado que, esperemos, no se desaparezca como tiende esta época a hacer con todo aquello que puede resultar molesto.

Don Dalmacio fue profesor mío durante la licenciatura de Ciencias Políticas. Yo no fui alumno suyo en sentido estricto porque la verdad es que me colaba en sus clases para aprender algo. Aquella mastodóntica asignatura de Historia de las Ideas y de las Formas Políticas (desde los griegos hasta casi aquellos días de las años 1990s) necesitaba de un profesor de categoría, no un simple cuenta historias, sino alguien que no solo ofreciese una clase magistral sino que supiese enlazar las ideas con las formas y al contrario. Y me colaba porque aprendía más con él que con el profesor que tenía asignado y que era de esos de tener que ir con libro a clase (sus libros concretamente) para aprobar. Y como no caí en la carrera por tener malas notas sino con la conciencia de querer hacerla preferí entender la asignatura antes que darle dinero a un señor.

Todo un curso anual allí, tomando apuntes (lástima se perdiesen en una inundación) y aprendiendo mucho, muchísimo. De hecho, el poco o gran conocimiento que poseo de John Stuart Mill se lo debo a don Dalmacio. Que hoy parece ser conocido por otras cuestiones, no menos importantes, pero posiblemente haya sido el profesor-pensador español que mejor haya conocido al ensayista y político británico (junto a Carlos Mellizo). Si quieren disfrutar lean la introducción del libro Del gobierno representativo (Tecnos) del profesor Negro.

Posteriormente, al pasar de curso, el contacto fue más esporádico. Casi siempre por culpa de su amigo Antonio García-Trevijano con el que compartía su desagrado por el Estado de partidos y que nos permitió algunos debates muy sustanciales. Paradójicamente, en aquellos años quienes más atención prestábamos al catedrático éramos una asociación híbrida de gentes provenientes de distintos lugares políticos, con espíritu republicano, y que tenía controlada a la muchachada que luego sería el germen aupador de Podemos (no los podemitas en sí, que ni estaban, ni se les esperaba).

Cuando inicié los cursos de doctorado no pude inscribirme en su curso, pese a que mi tesis y especialidad versaba sobre teoría y formas políticas, por aquellas cosas de peleas entre departamentos. En realidad culpa del director del mío y del director del suyo. Pero sí le pude pedir algún tipo de consejo para trabajar la parte teórica de mi trabajo doctoral. Siempre me dijo que leyese de todo y que aprendiese a entrever las relaciones que existían entre unas cosas y otras. Sin llegar al relativismo, sí incidía en que ningún pensador estaba en posesión de la verdad absoluta y que esos intentos de absolutismo idealista acababan mal, con muertes.

Luego el tiempo y los distintos vericuetos de la vida nos separaron, aunque guardaba buen recuerdo de él (realmente de aquellos años universitarios son pocos los profesores con los que me quedo), hasta que vi que había acabado en el CEU impartiendo clases y algún tipo de seminario. Fue gracias a Manuel Oriol, editor de Ediciones Encuentro, que pude volver a hablar con el viejo profesor (a causa de su longevidad ese apelativo cariñoso le ha perseguido décadas) a raíz de su libro La ley de hierro de la oligarquía, obra de la cual hice una reseña en una de esas revistas de pensamiento que duran tres números.

Luego he podido leerle en los distintos medios donde le dejaban escribir, que no eran tantos, igual por su actitud un tanto esotérica (que diría Ricardo Calleja), esto es, no quiso realmente dejar un legado del tipo “la escuela de los negristas”, igual por sus duras críticas a la realidad actual. Esas críticas que tanto molestan a algunos que se dicen de derechas. Liberal antiguo —si quieren saber qué significa el adjetivo, lean los textos diversos del profesor—, luchador implacable contra el Estado Minotauro —aquí siempre hemos divergido respecto a la naturaleza y la posibilidad de derrumbe del mismo, aunque coincidíamos en los efectos terribles—, defensor de la libertad y apasionado defensor del cristianismo como elemento fundamental de lo que significa Europa —sin negar el laicismo debido mediante la libertad de pensamiento y culto, las cuales solo pueden salvarse gracias al cristianismo (como defendió con ahínco el papa Ratzinger)—.

Paradójicamente donde menos tiempo ha estado ejerciendo la labor profesoral —ese camino socrático de enseñar a pensar y no la docencia de los «pedagogos coñazo»—, el CEU, es de donde más personas han salido a reconocerle los méritos como el gran pensador que ha sido y, esperemos, siga siendo. Muy influenciado por los viejos profesores de la facultad de Políticas, su pensamiento es verdaderamente poliédrico. No se puede decir que sea de esta o aquella escuela sino que en sus textos se podían encontrar pinceladas de toda esa historia de las Ideas de la que fue catedrático, incluso algunos pensadores “izquierdistas”.

La contrarrevolución que para él fue la Revolución Francesa no le llevó a adjurar de la modernidad sino a interpelarla con sus mismas armas. Siempre a la vanguardia de lo nuevo —nunca fue el docente que tiene los folios amarillentos sino que leía y leía y leía casi todo lo que caía en sus manos—, tuvo en la «forma Estado» su mayor contrincante, pues al final era el elemento sagrado de la modernidad —siempre me acuerdo con una sonrisa cuando advertía sobre aquellos que querían extender el Estado hacia atrás en el tiempo, él prefería hablar de repúblicas—, el cual era utilizado para domeñar las mentes y las almas —la construcción del Hombre nuevo (otro lugar donde discrepábamos no por la construcción sino por quiénes)—. Un elemento estructural que, además, estaba vaciando los bolsillos de los ciudadanos-contribuyentes. Y no porque rechazara en sí la sanidad o la educación públicas, sino por otros motivos más que patentes.

Ahora ya no está el profesor y supongo que, tarde, habrá que hacerle algún tipo de homenaje, pero no habría mayor homenaje que algunos de sus libros se reeditasen —pienso en Historia de las formas del Estado de El buey mudo— y otros tuviesen mejor distribución (Encuentro ha reeditado este año La ley de hierro de la oligarquía). Hoy no cabe más que enviar, desde la distancia física, un fuerte abrazo a mi querida (hoy alcaldesa) Almudena Negro y a todos los demás familiares y amigos. Aquí un alumno al que no pudo examinar, pero en el que dejó una huella intelectual enorme —leo muchas veces por encima de mis posibilidades—. Dios le guarde en su ser.

García-Máiquez: «Admirar sin miramientos es subversivo y aristocrático».

Enrique García-Máiquez, quien por esos azares de la vida nació en Murcia pero es muy del Puerto de Santa María, es posiblemente uno de los pocos intelectuales totales. Esto es, le hace a todos los palos literarios (poesía, ensayo, columnismo…), un poco como su admirado Chesterton, con calidad suficiente para atrapar a los lectores, todo ello sin tener que abjurar de su catolicismo en pos de tres o cuatro lectores más que no se sientan ofendidos. Teníamos pendiente esta entrevista tras la publicación de su libro Ejecutoria (CEU Ediciones), con el que logró el primer premio de ensayo Sapientia cordis, pero lo fuimos dejando, lo fuimos dejando hasta que nos ha venido muy bien tenerla preparada para una fecha tan señalada como el 25 de diciembre, Navidad. Al final hemos acabado hablando de lo humano y lo divino en la proporción justa.

D16.- Don Enrique, un honor tenerle en estas páginas para hablar de lo divino y lo humano, aunque ambas cosas estén mal vistas.

EGM.- Por eso es un honor, no por mí, sino por hablar contra viento y marea de cosas que están mal vistas. Sir Tomás Moro advertía: «Si el honor trajese cuenta, todo el mundo sería honorable». Mantenerse en lo mal visto, si es bueno, exige una osadía. Gracias por atreverse.

D16.- Sin más preámbulos, ya que es cosa de poca hidalguía el exceso de lisonjas y en referencia a su libro Ejecutoria, ¿dónde están las élites de las virtudes, los hijos de algo, las cuales parecen haber desaparecido de la escena pública? Esa poca aristocracia de Anatole France.

EGM.- Está todo tan espeso y tupido que hay que dar mandobles a diestro y siniestro. Por un lado, empecemos confesando nuestra culpa: nos exigimos mucho menos que antes. Recuerdo siempre un chiste que tiene gracia, aunque sea maldita la gracia que tiene: «Ahora la clase trabajadora no tiene trabajo, la clase media no tiene medios y la clase alta no tiene clase». Tener o no tener clase, al menos, depende de uno mismo, y no deberíamos abandonarnos así como así.

Por el otro lado de los mandobles, la sociedad se descarta de las personas más valiosas. Las organizaciones prefieren al maleable (en ambos sentidos), al conformista, al sumiso, al pelota o, directamente, al corruptible. Nunca al que tiene un criterio propio y es capaz de marcarse una objeción de conciencia a la primera de cambio. El resultado es un sistema social, económico y político refractario a la hidalguía. Se pueden enfrentar ambos problemas de un tajo de doble filo: la primera exigencia que uno tiene que hacerse es valorar en los demás las virtudes y la gallardía. Admirar sin miramientos es subversivo y aristocrático.

D16.- Me ha gustado una frase del libro sobre la defensa del «deber caballeresco de decir lo que se ve y se piensa». ¿No cree usted que la visión y el pensamiento están hoy bastante limitados por las estructuras ideológicas y de poder?

EGM.- Lo creo. Stendhal decía: «Cuando miento me aburro» y se le entiende porque nada es más apasionante que decir la verdad. Hay, como usted dice, que pensarla; después, que verla por entre tantas estructuras opacas y refractarias; luego, hay que atreverse a mentarla; a renglón seguido, hay que encontrar quien te la oiga, para lo que también hace falta valor; y entonces no se ha terminado: hay que «sostenella y no enmendalla»… Toda una aventura.

D16.- La cualidad del hidalgo siempre fue, a lo largo de los siglos, la libertad, además de otras virtudes. ¿No le parece paradójico que en los tiempos del progreso haya menos libertad y menos inteligencia que antes?

EGM.- La libertad para quien se la trabaja. El progreso nos ha vendido que él nos la regala, pero nada es gratis, y mucho menos la libertad. Por eso la hay menos cuanto más la publicitan. Más ardua es otra paradoja: la de la inteligencia. El alimento de la inteligencia es la verdad. El relativismo deja a la inteligencia peor que en los huesos: la convierte en un fantasma.

D16.- Como hoy es el día de Navidad me gustaría interpelarle por otra de sus obras Gracia de Cristo (Ediciones Monóculo). Sin duda Jesús debió nacer berreando, como es normal en un bebé, pero siempre tuvo una sonrisa para quien lo necesitaba. Hoy cuando quieren que no tengamos Navidad sino fiestas ¿cuál sería la actitud de Cristo?

EGM.- ¡Qué casualidad! Todos los años, siguiendo una tradición medieval aún viva entre los poetas españoles, escribo un villancico para felicitar la Navidad a mis amigos. El de este año se titula justamente: «El Niño explica su llanto», y reza así: «Los nueve meses que estuve/ en el vientre de María/ en una nube vivía/ y vivía en una nube./ Aun así no me entretuve/ y pasé —muy puntual—/ de aquel Palacio a un portal/ y de la Reina a un pesebre./ Normal que mi voz se quiebre./ Si lloro un poco es normal».

Explicado lo de nacer berreando, vayamos con la sonrisa, que sí que tuvo. El Evangelio está lleno de giros y situaciones que sólo se explican a la luz de esa gracia que Él pasó derramando por estos sotos con presura. Sólo que de tanto leerlo y oírlo, nos la perdemos. Mi libro trata de recuperarla. Sobre las dichosas «felices fiestas», creo que a Cristo, al que indudablemente le encantaban las fiestas, especialmente las bodas y las cenas de amigos, le fastidiaría que las fiestas felices se limitasen por antonomasia a las de Navidad. «Felices fiestas, siempre», diría Él, «pero concretando en cada caso para mayor gozo y encarnadura. En Navidad, ¡feliz Navidad!».

D16.- El cristianismo parece perseguido en occidente; el buenismo o el Imperio del Bien, que diría Muray, ocupa todo con su manto de totalitarismo moral que deja poco espacio al libre albedrío divino. Siendo excesiva la petición, usted que ha estudiado bien la figura del “hijo del hombre”, ¿cómo entiende que pudiera ser su discurso hoy?

EGM.- El Imperio del Bien deja poco espacio al libre albedrío divino y menos, si cabe, al libre albedrío humano. El buenismo es malísimo. El discurso del «hijo del hombre» hoy sería (¡es!) el mismo de siempre: «Mis palabras no pasarán». Por eso, tanto como de los perseguidores hay que prevenirse de los intérpretes y de los actualizadores. Hablando de buenismo, cuánta más azúcar echen, peor. Lo de Cristo es la sal, que no se vuelve sosa.

D16.- Su nivel de actividad impresiona. Un día puede estar presentando Ejecutoria en familia, otro charlando sobre Chesterton, de repente una conferencia sobre Tolkien, sin esperarlo alabanzas a un poeta olvidado, más todos los artículos en medios de comunicación o para Ubi Sunt, ¿cuándo descansa su mente?, ¿tiene tiempo para el recogimiento?

EGM.- Iba envaneciéndome de mí mismo oyendo sus palabras, hasta su pregunta final. Tenía preparada mi respuesta oronda con una cita letraherida de Juan Ramón Jiménez que me vale de norma vital: «¡Qué pereza… de dejar de trabajar!». Pero su pellizco final no me lo esperaba, y es el que necesitaba y se lo agradezco en el alma. Me servirá de propósito para el año nuevo. Hay que guardar el tiempo para el recogimiento como oro en paño. Como dijo (¡dice!) Jesús: «Una sola cosa es importante, María ha escogido la mejor parte y no le será arrebatada». ¡Oído cocina!

D16.- La puesta en guardia contra el pecado proviene de la puesta en guardia de los dones divinos: su abandono a nuestro cuidado, ¡Y cuidado con lo que hacemos con ellos! Por eso san Luis, en su testamento, dirigió a su hijo esta advertencia tan bíblica: «Es un pecado muy grande guerrear contra Nuestro Señor con sus dones».

EGM.- Qué maravilla. No conocía esa joya testamentaria de san Luis. Es el segundo regalo que me hace usted en esta tarde. Dios, como insiste Rémi Brague, deja en nuestras manos algo tan excitante y peligroso como nuestro destino. Eso es la libertad. Y es el primer don que tenemos que poner –de vuelta, libremente– a su servicio.

D16.- Ya que hemos hablado de Chesterton, autor por el que compartimos cariño, ¿cree que hoy en día se entenderían sus artículos?

EGM.- Contra todo pronóstico, es un autor al que hoy se lee con fervor y al que se reedita como si no hubiese mañana. Más allá de que sus artículos de opinión tengan demasiadas referencias a la actualidad de entonces, tal vez la mayor dificultad es que son largos y están llenos de digresiones, cuando hoy nos los piden siempre más cortos y muy ceñidos a un tema. Con todo, yo creo que Chesterton tenía razón: si leerle es una gozada, por qué acortar. Y las digresiones son la prueba de que todo está conectado con todo y de que el universo es una fiesta. En resumen, hoy se lee mucho a Chesterton, pero todo Chesterton es poco.

D16.- Me hizo gracia su respuesta a una mujer que se quejaba sobre las etiquetas que se ponen tan fácilmente como tradicionalista, conservador, reaccionario, etc. (yo añadiría marxista) ¿no cree que es muy cansino ese gusto por etiquetar todo cuando los seres humanos somos completamente inteligibles, que diría san Agustín? Son tantos los manantiales, arroyos, ríos y lluvias que conforman al ser humano que ¿tiene algún sentido etiquetar?

EGM.- Las etiquetas son divertidas y prácticas, mientras que no sean, como suelen, una estrella amarilla en el pecho, quiero decir, cuando no conlleven expulsar a nadie del debate público por pensar lo suyo. En aquella ocasión, ante quién se preguntaba con algo de coquetería de la pequeña diferencia si era tradicionalista, conservador o reaccionario, le dije que no se preocupase, que todo estaba bien. Con el marxismo, como con el fascismo, con perdón, tengo más dificultades, se las confieso. Los totalitarismos no me terminan de dejar totalmente tranquilo. Lo que no quita que a quien se considera marxista o, con perdón, fascista se le puedan salvar intuiciones, sensibilidades e incluso propuestas, además de la buena fe, espigándolas de su cosmovisión errónea.

D16.- En este mundo globalizado aperitivos como el Aperol y otros por el estilo se establecen como moda, pero ¿existe alguna bebida que pueda derrotar al Jerez como aperitivo?

EGM.- Ja, ja, ja. Fíjese si soy poco totalitario que ni me empeño en que todo el mundo beba palo cortado. En el Marco de Jerez, para señalar que alguien ha bebido lo suyo, se dice: «Lo de ése no se lo han bebido los ingleses». Ya se sabe que los ingleses nos han comprado, desde los tiempos de Chaucer y de Shakespeare, Dios los bendiga, todo el jerez que pueden. Yo lo mío trato de que no vaya a parar a la Pérfida Albión y, ahora que me los menciona, trataré de beberme también el jerez que generosamente dejan los del Aperol. Por cierto, ¿qué demonios es el Aperol?

D16.- Para finalizar, y no cansar a los lectores, me gustaría que mandase un mensaje positivo a todos los católicos (y a los que no también) en el día de mayor alegría.

EGM.- Un tic de buen lector es que siempre me doy por aludido. ¿Piensa que he podido cansar a sus lectores? Nada me espantaría más: mi madre nos añadió un undécimo mandamiento a las Tablas de la Ley: «No molestar». Discúlpenme, por favor. Prometo aprender del Niño. Era el Verbo, pero apenas dejo unas frases, aunque se podrían haber llenado libros enteros, como dijo san Juan, poniéndonos los dientes largos. Nos quedamos con ganas de más, que es como hay que quedarse. Y en la Navidad, el día de la mayor alegría, no dijo nada el Verbo, sino que se hizo carne y tal vez, como decía usted, lloró un poquito. Se sea o no cristiano, la idea de un Dios Omnipotente hecho niño es para volverse loco (de la mayor alegría).

Óscar Puente miente

Muchas personas estaban encantadas, durante los días posteriores a la Dana, porque el mininistro Óscar Puente iba informando de todo lo que se iba ejecutando desde su ministerio. Le elevaron a los altares de la política por una simple y sencilla política de comunicación, la cual más que favorecerle a él, desmerece a los demás que no hacen algo similar… pudiendo. Nada había de maravilloso en ello y bien que lo ha aprovechado para darse publicidad. Cosa de políticos en la que no merece la pena entrar. El problema es que eso es simplemente una máscara, en cuanto ya no había obras ha vuelto al redil del sanchismo.

Hablando de sanchismo, Puente, en entrevista en televisión —que es lo que interesa en este artículo y no sus fanfarronadas—, afirmó sin ruborizarse que eso del sanchismo era poco menos que una invención y que de existir el sanchismo había llevado al PSOE la devolución de la soberanía a los militantes. Si usted no sigue la vida política salvo los casos de corrupción o las estupideces que suelen decir los hunos y los hotros, le habrá parecido algo sin importancia, pero no, tiene bastante importancia, más de la que piensan, porque sobre la mentira de la «devolución de la soberanía a los militantes» se ha construido todo aquello que define mejor al sanchismo como falsa ideología: negar la realidad de todas las formas posibles.

Puente miente, bien por desconocimiento del significado del concepto de soberanía, bien porque su mente ya prefabrica las mentiras como verdades, bien porque es mentiroso. Habiendo estudiado Derecho es de suponer que en Filosofía del Derecho, Derecho Natural o Derecho Constitucional le explicasen el significado de soberanía. Para Giorgio Agamben es aquel que tiene la capacidad de proclamar el estado de excepción, algo que valdría para el interior del PSOE, el cual parece vivir en un constante estado de excepción. Pero esto sería exagerar un poco pese a los rasgos totalitarios que muestran. Así, en general y de forma simplista, la soberanía sería el poder de decidir sobre los asuntos de la propia organización.

Desarticular las contrapesos de poder

¿Qué soberanía se ha devuelto a la militancia? ¿Antes no podían decidir? En realidad, como verán, antes podían decidir mucho más que bajo la égida sanchista. El más claro ejemplo de no devolución de la soberanía es la proclamación, porque no ha existido elección, de Óscar López como secretario general del PSOE-M. ¿Quién le ha votado? Nadie. Y salvo que Nadie sea un personaje de la Odisea, no es un ente, no hay ser en ese nadie. La gran mentira con la que llegaron al poder es esa devolución de soberanía que articularon falsamente bajando los porcentajes de los avales para las posibles campañas a las secretarías generales y/o candidaturas a instituciones públicas. Lo hicieron así para ver si tenían suerte y se llevaban por delante a los barones socialistas que consideraban molestos. Al no conseguirlo, se han vuelto a subir los porcentajes.

Pero la gran jugada fue vaciar de contenido el Comité Federal —que es como el congreso y el senado frente a la ejecutiva—. Todavía hay militantes que están esperando poder votar ese tercio que iba a ser elegido directamente por la militancia. Una más de las mentiras del sanchismo y que quedó olvidado. El Comité Federal ahora mismo es una especie de concurso televisivo donde los participantes pelean por ver quién aplaude más y con más fuerza. Ni hay debate, ni tiene capacidad de modificar listas, programas u otras veleidades de la ejecutiva, ni puede cesar al secretario general —esto es lo que más preocupaba a Pedro Sánchez—. Es mero ornamento decorativo ad maiorem gloriam Petri.

Mejor que no votes, no vaya a ser que te equivoques

¿Listas? Según el reglamento de la Ejecutiva pueden hacer y deshacer sin tener que dar explicaciones a nadie. Los militantes ni las votan. De hecho, durante el proceso del último congreso, tras la eliminación de los congresillos previos, en algunas provincias ni se han votado las listas de delegados. No hacía falta porque solo se podían presentar quienes aquellas personas que entregasen avales. Y no, la supresión de los congresillos previos no ha sido para dinamizar y ahorrar gastos, sino para evitar confabulaciones de militantes. Porque antes cualquier grupo de militantes podía presentar su lista alternativa sin necesidad de avales, ni nada. Imaginen esas provincias castellanas, tan grandes en extensión, para conseguir avales en agrupaciones que permanecen cerradas, eso cuando hay agrupaciones, porque la Ejecutiva Federal ha decidido cerrar todas aquellas que le apetecía.

Han devuelto la soberanía de no elegir, de no poder presentarse, de no poder ser candidato… Igual el concepto de soberanía que utiliza Puente es completamente distinto o miente con toda la cara dura del mundo. Desde que el sanchismo se hizo con el poder del PSOE ha sufrido una impresionante merma de democracia interna. Que no vendan motos sin motor y sin ruedas. Antes cualquiera se podía presentar frente a, por ejemplo, Felipe González. Hoy nadie se puede presentar salvo mediante un costoso e imposible proceso de recogida de avales. Pues si alguien intentase presentarse, los tiempos para la recogida de avales es tan corto que hace físicamente imposible la consecución del objetivo, salvo que se tenga al aparato (o parte) detrás.

Mienten por norma porque han llegado a asimilar las mentiras como verdades absolutas. El sanchismo es la negación total de la verdad y de la realidad. Todo son campañas orquestadas contra los pobres sanchistas que tan buen trabajo hacen. Cierto que en los demás partidos la dictadura es tan clara como en el PSOE sanchista, pero estos jetas se han llevad la tradición democrática del PSOE por delante. Como solo quieren pagacuotas y palmeros, han destruido la única democracia interna que quedaba en todos los partidos españoles, son tan totalitarios como los demás. Esta por ver si tan corruptos. Y tienen la cara de decir que han devuelto la soberanía a los militantes…