viernes, 25 abril, 2025

¡Que me suelte el brazo!

¿Qué le pasa a la prensa deportiva de este país?, cabe preguntarse por la constante crítica maligna dirigida contra el Atlético de Madrid. ¿Cuándo la prensa del equipo rojiblanco ha estado pendiente de otros equipos para intentar reírse de ellos o criticar los fichajes, las presentaciones, el dinero que tienen o el entrenador que les gusta? Nunca. Bastante han tenido todos esos plumillas y reporteros en intentar dar información del propio club sin vetos o sin malas caras. Que las ha habido y las habrá. Sin embargo, desde otros lares sí que se ataca al Atleti.

La prensa guipuzcoana fue la primera que comenzó a atizar al equipo rojiblanco cuando, allá por las idus junii, se hablaba de la posibilidad de que el equipo madrileño fichase a Robin Le Normand. ¿Un aviso de la madrileñofobia desatada este verano? Quizás. El caso es que llegaron a calificar de equipo mediocre, pequeño y sin futuro al Atleti los periodistas de la Real (monárquica y borbónica, por tanto). Se inventaron otras historias también respecto a Mikel Merino, pero tampoco hace falta insistir en ello… hoy no tienen a ninguno de los jugadores que preferían un equipo grande.

Como el fichaje era un central hispano-francés el resto de la prensa miraba para otro lado. El lío con el fichaje de Dovbyk, por no querer pagar más comisiones de las acordadas al agente del jugador y que estaba la Roma detrás intentándolo torpedear desde el principio, le produjo mucho risa a cierto sector de la prensa porque se veía que estaban tiesos en el equipo del Metropolitano. Ellos y ellas estaban presentando a la tortuga (cuyo coste para La Liga es de 130 millones) y el cambio a Alex Sørloth era como baja de nivel (pese a haber marcado más goles que otros, guiño, guiño). Aunque ya comenzaban a estar con la mosca tras la oreja pues desde el Canal de Uría se había advertido de que este año habría un gasto mayor que otros años.

En cuanto se supo que se iban a hacer las operaciones de Julián Álvarez y Conor Gallagher, lo que suponía traerse a dos jugadores de la Premier, ambos internacionales (campeón de Copa América uno y subcampeón de Europa el otro), comenzaron a empalidecer. Tras haber logrado cargarse el programa el Golazo de Gol, pensaban que tenían los medios controlados pero, ante fichajes de ese relumbrón y calidad, teniendo al Barça hundido económicamente y con un Laporta más mentiroso que nunca, normal que las miradas virasen hacia Hortaleza. Y ahí es cuando surgió la policía de los fichajes a nivel estatal… vamos que el nacionalmadridismo sacó las garrillas.

Resultaba muy divertido en aquellos días ver a los periodistas de guardia señalar que era imposible que el Atlético de Madrid cerrase ambas operaciones. Julio Pulido gritaba (hecho real) en radio y televisión que no era posible que el equipo rojiblanco tuviese el dinero para eso. Era imposible de todas, todas. Le secundaban otros en COPE y SER. Pedro Morata, que se lleva bien con Gil Marín pero debe comer todos los días, afirmaba que el problema más que de dinero era de capacidad de inscripción por el Fair Play Financiero. Al día siguiente se contaba en estas mismas páginas y en Canal Uría que no existía ese problema financiero porque así lo afirmaban en La Liga. Álvarez fue inscrito sin problemas.

La operación de intercambio Samu-Gallagher se cayó por culpa de Jorge Mendes pero desde la radio y la televisión ya había risas y cachondeo. En el ínterin no se actuó muy bien con el Valencia y Javi Guerra, aunque estaban avisados de que su operación estaba ligada a la respuesta del británico. Las críticas valencianistas, mucho más duras con Peter Lim, fueron justas, pero otros aprovecharon para insistir en la falta de dinero y de proyecto. No pensaron que Mendes necesita llevarse bien con los clubes porque sin grandes estrellas a las que representar el negocio se le puede caer. Así que coló al senderista portugués, el cara vinagre de Viseu, en la operación Chelsea-Atleti y se solventó, no sin espera, el fichaje de Gallagher y la salida del portugués para siempre. Un problema menos y más FPF. Pero ya no puede ser el equipo del pueblo.

La policía de los fichajes, como ustedes habrán leído y escuchado, se dedicó esos días, pues su equipo había empatado en el comienzo de liga y hay que taparlo, a analizar lo ruinoso o no de la operación del portugués. Como sospecharán ha sido la más ruinosa de la historia —olvidando por el camino los 155 millones de Hazard o los 70 de Jovic, por ejemplo—. No contentos con eso, porque deben tener algo dentro que les lanza a ser la niña en el bautizo, la novia en la comunión y el muerto en el entierro, ahora debía recuperar a la policía de las celebraciones. Que son los mismos que las otras policías.

El Atlético de Madrid, como el Barça con el Gamper o el Valencia con el Trofeo Naranja, decidió recuperar parcialmente la presentación de los nuevos fichajes de sus equipos masculino y femenino (¿conocen algún fichaje del Tacón?). Parece que les ha sentado mal. Tienen la suerte de que para esto han recuperado a los Teleñecos de la noche y claro había que negar la cantidad de aficionados que había en el estadio, criticar los cánticos (cada cual en su casa canta lo que le sale de…), afear los fichajes o quejarse de cualquier cosa estúpida como que la placa del senderista estuviese llena de botes de cerveza. Del ruido de la lata de Castellana no hablan ¿no?

Florentino Pérez ha conseguido que el nacionalmadridismo sea la ideología dominante en la prensa deportiva. Si lo aceptan sus accionistas, sus editores y redactores es algo que no incumbe a los demás. Si son panfletos de cierto equipo es una decisión editorial que no incumbe a quien esto escribe. Ahora bien, lo de hostigar a otros equipos porque les han quitado un cuarto de portada o les opacan el fichaje del año, no. Y esa negativa es porque lo están haciendo con mentiras, falsificando los datos o sin hacer periodismo —decía uno que había llamado al Atleti, siendo redactor jefe del equipo blanco, y le habían contado que no tenían dinero, lo que es mentira, confirmado por quien escribe—. Pueden vender lo que quieran, alimentar la ideología nacionalmadridista, inflar las supuestas gestas pero “¡Que me suelte el brazo!”. No el mío sino el del Atleti.

Laporta engaña a los culés

Si no fuera porque Javier Tebas echa una mano y porque el FC Barcelona es una bestialidad global, el futuro del club blaugrana sería muy distinto. Posiblemente cercano a la liquidación o, cuando menos, presto a la conversión en Sociedad Anónima Deportiva (algo no descartable). La ruina económica de los últimos veinte años, por los gastos y por la falta de ingresos suficientes, tiene atrapado al club en una situación mala, horrorosa, inestable, terrible… pese a que lo niegue su presidente: Joan Lapota.

El FC Barcelona es un verdadero club deportivo con más secciones, existosas en muchos casos, de España, pero que en muchas ocasiones viven de lo que produce el equipo masculino de fútbol. Su Némesis tan solo mantiene un equipo de baloncesto (o de fútbol con las manos como piensan sus seguidores) y otro de fútbol femenino, ambos ruinosos, con más gastos que ingresos, pero los ingresos del fútbol masculino sirven para cubrir esos gastos excesivos y que se note menos la copiosa deuda de casi dos mil millones de euros. No están tan saneados como parecen, gracias a la ingeniería financiera, pero se pueden sostener, el Barça no. Pese a que lo niegie su presidente.

Sí porque Laporta, desde que dijo que podría renovar a Messi, no ha hecho más que engañar a todos y cada uno de los culés. La liga obtenida bajo Xavi Hernández ocultó muchas carencias deportivas y financieras y, vista con el tiempo, se puede calificar casi de milagrosa. Salvo que la pelotita diga lo contrario, que nunca se sabe aunque ya Real Madrid TV y el CTA sabrán qué hacer (más este año que aparece amenazante el Atlético de Madrid), el club blaugrana tiene difícil competir la liga y, seguramente, la Champions.

La Masía está proveyendo de una generación de juveniles que tienen muy buena pinta, pero en los momentos delicados y en una temporada de más de 50 partidos habrá que ver. No es un mal clavo al que agarrarse pero está en el punto cercano a la fundición total. Lo demás es un gran teatro montado por Laporta y su entorno (se dice que el cuñado y otros mandan más que el resto de directivo y, además, hacen caja personal) para tener engañado al culé. Dani Olmo no puede ser inscrito; hay que dejar que salga gratis Gündogan porque no se puede pagar su sueldo; se desea engañar a Frenkie de Jong para que se vaya y pierda dinero (el dinero que se le difirió durante la pandemia); ha habido que hacer trucos de magia (los diez millones de la empresa de catering) para inscribir a Martínez para que no se fuese gratis; y todavía vende que esto remontará.

Las obras del Camp Nou, que parecen más envidia con otros que necesidad real, no cuentan para lo futbolístico, pero no dejan de ser un lastre para el club. Empero Laporta cuenta, y los medios nacionalbarcelonistas replican con todo detalle, que gracias al estadio llegará el maná de los dioses. Ha debido ver que Florentino Pérez tiene engañados a todos los madridistas y con los conciertos ya se ha pagado el sueldo de Mbappé y piensa colarles lo mismo al barcelonismo. Y no, las cosas no son así.

Lo más gracioso es que filtren que van a ir a por el milanista Leão o cualquier otro jugador de cierta calidad. Con suerte podrían fichar a Seão, el primo del anterior que juega en la segunda portuguesa. Porque esto no se trata de llegar a acuerdos con unos u otros por jugadores, sino de inscribirlos y tener margen financiero y salarial para inscribirlos. Dicen que con un aval de la directiva se podría inscribir a alguno, sí, pero deben liberar el aval del año anterior, algo que a día de hoy no han logrado y por ello Tebas está siendo un poco menos amable con el Barça. Si no llegan ventas grandes o ingresos reales, Laporta no puede inscribir a nadie salvo que recurra a la justicia y le hagan caso. Está engañando a todos los culés, algunos de los cuales echan de menos a Nuñez… y a Gaspar podrían añadir. La herencia del pequeñajo vasco es lo que está salvando a todos hasta ahora.

John Stuart Mil, las redes sociales y la vida en común

«Si toda la humanidad fuera de una misma opinión, y solo una persona albergara una opinión contraria, la humanidad no tendría más derecho a silenciar a esa persona del que esta, si ostentase el poder, tendría de silenciar a toda la humanidad», es el gran dictum del pensador John Stuar Mill en su libro Sobre la libertad. La gran conceptualización de la libertad de expresión y pensamiento de toda la historia. Escrito en el siglo XIX, tiene una vigencia suprema y se torna más que necesario volver a darle la publicidad necesaria tras ver ya analizar cómo está transcurriendo el mundo.

Hoy, da igual desde donde se lance la soflama, se intentan vetar todas las opiniones y todos los tipos de expresión. Hunos y hotros pretenden tener razón, la razón, y por ello silenciar al otro de todas las formas posibles. Y no, no es solo parte del progresismo wokista, sino que desde el liberalismo o el conservadurismo también se pretende tal censura. Han olvidado a Mill, incluyendo los supermegachupiliberales, y persiguen con igual odio a quienes no comparten su cosmovisión. Sí porque son cosmovisiones en confrontación agonística las que, por mucho que se tenga una parte de razón, desean no convencer, debatir con libertad y argumentos sino acabar con el otro y todo lo que significa.

Con ello, como decía el pensador británico, se está hurtando a la humanidad de una opinión que, siendo correcta, privaría a la misma humanidad de la verdad; o que, siendo incorrecta, se pierde la revelación de la verdad que se mantiene. Salvo en casos muy contados, contadísimos, no se puede saber a ciencia cierta si esa opinión que se intenta vetar es totalmente falsa. Con el veto lo que se procura es un mal a toda la humanidad. De ahí que la más importante de las libertades sociales sea siempre y por encima de todas las demás la libertad de pensamiento y su práctica la libertad de expresión. Es por ello que asusta toda esa recua de personas que se dedican constantemente a intentar que se veten las opiniones de los demás en redes sociales.

Si se busca la verdad y el progreso humano hay que correr el riesgo, eso dice Mill, de equivocarse por el camino. Lo que no quiere decir que se deba permitir todo, el pensador británico no lo expresa así. Si se ofende al otro, si se lanzan mentiras evidentes, si se puede causar daño a un segundo o un tercero, en ese caso la sociedad, por medio de sus mecanismos de justicia y éticos, tiene derecho a actuar. En el resto de ocasiones, por asquerosas que puedan parecer las expresiones de los demás, la libertad individual es “absoluta”. A ello se suman otro tipo de libertades como la de sentimiento, de gustos, de asociación, de trazar el plan de nuestra vida.

Esto no se sostiene por una especie de buenismo inherente al ser humano sino por la maduración del ser. El ser humano debe tener la capacidad de madurar, de ahí que todos los grupos ideológicos de poder, intenten controlar los procedimientos educativos para que, si el ser llega a madurar, lo haga en la forma en que ideológicamente conviene a cierto grupo. Si llega a madurar el ser, claro, porque en la mayoría de las ocasiones lo que se pretende es que el ser no madure sino que viva en un constante estado de adolescencia programada y dirigida por la coalición dominante. Como ya advertía Mill, lo que se pretende es lisiar «toda parte de la naturaleza humana que resalte y que tienda a hacer que una persona sea marcadamente distinta al común de la humanidad».

Trasladen todo esto a las redes sociales, a la política, a los medios de comunicación o a la vida común, ¿en cuántos momentos se respeta un mínimo de todo lo expresado anteriormente?, ¿cuándo cada uno respeta la opinión del otro?, ¿en qué momento se acepta el debate racional? Sin embargo, la persecución de la libertad, de las libertades es continua. La verdad o la opinión divergente no interesa. Se premia el bulo y se pide el linchamiento del que disiente. ¿Por qué no acuden quienes son acosados u ofendidos (y se lo pueden permitir, que esto es importante) a la justicia? ¿Por qué nadie lucha contra los bulos cuando son evidentes y claros? Lo primero, porque no hay madurez en el ser; lo segundo, porque el gregarismo es más importante que la individualidad. Curioso esto último en los supermegachachiliberales.

El libro que los liberales no recomendarán

Todo mito necesita de su mitologema, de hecho el mitologema siempre es anterior al mito, para poder penetrar en el inconsciente colectivo, como bien estudió Carl G. Jung. Todo mito se forma como mecanismo superestructural, esto es, en relación a la base del sistema, a la conformación del poder principal de la sociedad dada, puede ser favorable (ideología dominante) o desfavorable (ideología crítica). En los momentos en que esta base estructural cambia es cuando se producen aparentes cambios en los grupos que compiten por el poder, especialmente ser la fracción dominante dentro de la coalición dominante, y para ello necesitan de sus propios mitologemas y mitos. En otras palabras, ideología pese a la negatividad que le adscriben al concepto desde todas las posiciones.

El libro de los historiadores Naomi Oreskes y Erik M. Conway, El gran mito editado por Capitán Swing, versa sobre uno de esos mitologemas/mitos fundantes y combativos del actual sistema de poder… capitalista. Adam Smith no entendía que sus propuestas ideológicas, pues defendía a la clase que estaba peleando por hacerse con el poder social, no solo económicl, fuesen ideología. La especulación, sin ningún tipo de prueba pues era imposible tenerla, que expuso en La riqueza de las naciones llegaría a ser el mito persistente y sobre el que se construiría el núcleo central del fundamentalismo de mercado como ideología dominante. Por mucho que los liberales lloren por las esquinas, el mercado libre no es cuestionado por nadie. Y cuando se dice nadie es nadie. Hasta que los propios liberales lo hacen.

¡Ah, pillines! Los liberales son muy del libre mercado, ese mito sobre un tiempo inexistente (¿ha existido alguna época con libre mercado?), hasta que llega Donald Trump y se hace proteccionista contra lo de los demás pero quiere que lo suyo se expanda. Miles de ejemplos de libertarios y liberales de este tipo se pueden encontrar en la historia y en el libro. Pero no es el argumento importante, ni el decisivo, el libro trata de una construcción a lo largo de los años, con renovaciones periódicas y cambios de apoyos según los equilibrios de poder, por parte de la coalición dominante en Estados Unidos. Lo que hoy quiere decir que lo es en todo el mundo porque, para sorpresa de nadie, tanto los progres como los liberales beben de las mismas fuentes. Daría para otro libro analizar cómo esta fracción de la ideología dominante que exponen los autores ha estado sustentada por el poder del Estado contra el que se enfrentan.

El mito del mercado libre, que llega hasta los actuales fundamentalistas del mercado libre, ha ido creciendo desde las especulaciones de Smith hasta nuestros días por el constante apoyo de los poderes económicos contra quienes se les interpusiesen en el camino. Distintos grupos económicos, fundaciones, que han ido financiando desde publicaciones como el Reader’s Digest o los libros de Hayek, Rand (la transformación de éstos en películas se explican perfectmente), hasta las campañas electorales desde sus comienzos de políticos como Reagan. La Escuela de Chicago no habría tenido fama y premios si no hubiese estado financiada y promocionada desde estos grupos de poder.

Un muy buen análisis histórico de un proceso de conformación ideológica que ningún liberal recomendará, pero no deja de ser un hecho histórico que unido a otros (por lógica no pueden estar en el libro) siguen siendo parte del debate político actual. ¿Creen que lo de llamar a cualquier cosa que no sea liberal-capitalista comunista o socialista en sentido negativo es nuevo? No, se explica en el texto cómo eso surgió antes de que los socialistas o los comunistas tuviesen algún tipo de poder. Muchos asesores actuales de políticos que van de liberalios siguen al pie de la letra todo lo que se ideó hace décadas y que aparece en este libro. Cuando lo lean pensarán “si esto es lo que dice esa o aquel”. El Estado es malo y el Mercado es bueno porque logrará la felicidad y la mejor redistribución de rentas posible, dicen, mientras esconden que las pruebas de ello no existen. Lean y saquen sus propias conclusiones porque la sentencia en sentido inverso, esto no aparece en el libro, igual tampoco es cierta.

Rubén, el nuevo gilista

He terminado esta semana de leer Ejecutoria, el último libro de Enrique García-Máiquez (publicado por CEU Ediciones), sobre la nobleza de espíritu, esa hidalguía propia de los españoles que se está perdiendo irremisiblemente y que el autor desea recuperar. Aún no tengo claro si entrevistaré a Enrique o haré reseña, ya se verá, pero no me quedaba otra que, imbuido por el espíritu del libro, escribir sobre Rubén Uría, el nuevo gilista para los gatafloristas, cabreados permanentes y demás personas amargadas que caminan por este tránsito a una vida mejor. No los críticos, que son otro tipo de seres.

Toda la vida los aficionados del Atlético de Madrid han tenido cierta envidia sana a los equipos que tenían algún tipo de medio de comunicación propio. Un mísero canal de YouTube en el que ver los partidos del filial o algunos del femenino. Como sucede con los aficionados de los “otros 18” los rojiblancos tienen que aguantar el nacionalmadridismo de los medios de comunicación habituales, deportivos o no —por cierto, ¿en cuántos medios hay publicidad de ACS o de Clece?—, el desprecio constante por su equipo —se le sigue calificando de ultradefensivo a día de hoy, como he contado aquí— o la simple opacidad a todo lo que haga el Atleti. Algo que al gilcerezismo le ha venido muy bien y por eso no han protestado, aunque sí han hecho de las suyas entre los periodistas que cubren la información rojiblanca.

En estas, aprovechando el tirón de algunas plataformas digitales, algunos, muy pocos, se han atrevido a dar un paso adelante y hacer sus propios programas. Los podcasts de Aplasta Arteche, El Contubernio (no recuerdo si es podcast o videolocura) y muchos que me dejo; los programas en YouTube y Twitch, con más ganas que profesionalidad. No es culpa suya pues no son periodistas y en muchas ocasiones les falta esa experiencia de años. Cumplen con la función social de tener espacios rojiblancos y que los aficionados puedan disfrutar del cabreo o la alegría del momento.

Rubén Uría, conocido en los tiempos antiguos como “Hacha”, se mojó con un programa diario en Twitch y YouTube. Con sus años de experiencia radiotelevisiva en el periodismo deportivo, se lanzó a una aventura que, no hay que engañarse, tenía pinta de poder ser un fracaso. Sin embargo, a base de esfuerzo, tesón y buena información ha ido haciéndose un hueco en la parrilla mediática, sin ser una cosa de millones, y este verano está logrando lo que muy pocos hacen, ofrecer información veraz y no especulaciones. Además, en su Canal Uría da entrada a periodistas y aficionados para debatir sobre la actualidad rojiblanca o los desnudos de un señor de Murcia.

No se sabe si por rabia, envidia o estupidez humana se han dedicado todo el mercado de fichajes a calificarle de gilista y de blanqueador de Miguel Ángel Gil. Por no dar espacio a aquellos que siendo onanistas profesionales, el día que aquello se eleva, o amargados de la vida que se dedican al insulto escondido, porque de dar la cara igual se la ponían mirando hacia el otro lado. Y sí, es gilista. Muy mucho. Por eso nos prohíbe que no hablemos de las giladas —algo que he hecho sin veto alguno—; por eso no dice nunca que los fichajes se han hecho tarde; por eso, hasta el momento, no ha fallado con la información que ha ofrecido; por eso en su programa se habla del deseo, casi lúbrico, de que todo esto sea para una venta rápida; por eso, reconoce que, al fin, después de tantos años, se han hecho las cosas medianamente bien —echar a los que estaban molestando (como el senderista, al que ha defendido) y trayendo a gente decente y no rodillas raras—.

Cualquier atlético, por mucho que le joda, reconoce esto último. Cualquiera sale desnudo a correr por la calle viendo que la policía de los fichajes del nacionalmadridismo está intentando reventar, mediáticamente, cada fichaje que se hace. ¿No han escuchado a unos cuántos decir que no se podía inscribir a Julián Álvarez y que había que vender al primero que pasaba por la puerta? En el canal se ha contado que en La Liga jamás han puesto problemas de ese tipo, sí de exceso de fichas (lo que es evidente y se puede arreglar bajando a alguno al filial), pero desde el nacionalmadridismo se insistía en ello y ayer ya estaba inscrito el jugador. Don Jesús ha contado las cuentas y las deudas.

¿Todo esto es gilismo? ¿Todo esto es mentir? Si no hiciesen caso a esos adalides del Twitter, del país de la bota especialmente, y sí a quienes están cerca de las fuentes de información veraz, que además no hacen caja con ello, ni pasan facturas con IVA, igual podrían admitir que no es gilismo sino información. El problema es que llevan muchísimos años creyendo a los Teleñecos de la Noche (por aquello de la mano directora), al nacionalmadridismo, a los druidas de las ondas y en cuanto reciben una información veraz y trabajada les huele a gilismo. Igual lo mejor es ir a un balneario para limpiar el cerebro intoxicado y tóxico. Y el problema no es solo con Rubén, que lo ha pasado mal para lanzar el canal, sino que se extiende Patri, Javi, Walter, Hugo, Medina, Picu, Sergio o cualquier otro periodista. Cierto que muchas veces están con la soga al cuello, pero ¿insultar?, ¿llamar gilista?

Hidalguía no tienen, seguramente serán de los que delaten a compañeros de trabajo, de los que estaban en el balcón durante la pandemia controlando, pero se puede ver un programa y ser crítico (a Rubén le meto palos por whatsapp), pero dedicarse en los foros de esas plataformas a estar insultando todos los días, ¿no es algo enfermizo? Como nobleza obliga, y cuando haga falta se criticará, quiero pedir a todo el mundo que dejen de insultar, de ver la vida de forma completamente agonística… critiquen sí, pero con hidalguía, con argumentos, con cerebro. Y sí Gil y Cerezo fuera.

Post Scriptum. Me canso de decirle que no salga de blanco porque de ese color ni el orujo.

Page debe escindir el PSCM del PSOE sanchista

No sería la primera vez en la historia del PSOE aunque, visto que el PSOE ha desaparecido como institución histórica en las manos del sanchismo, la escisión es casi la única salida digna que le queda a Emiliano García-Page. Hasta el momento el presidente castellano-manchego se ha venido quejando de todas las trapacerías que venía cometiendo Pedro Sánchez para mantenerse ÉL en el poder. Si hay que mentir, se miente. Si hay que bajarse los pantalones antes los etarras, se los baja. Si hay que entregarse al secesionismo catalán, lo hace. Y si hay que dejar escapar a un prófugo de la Justicia, lo deja.

Por mucho que Salvador Illa sea presidente de Cataluña, la situación de desigualdad y de persecución de los españoles, la política lingüística excluyente, la falsificación de la Historia y los deseos secesionistas persisten. Decía Illa, al tomar posesión, que aspiraba a un gobierno de mezcla entre la socialdemocracia y el humanismo cristiano y, sin dudar de su fe, no era más que un engaño. El PSC ha sido siempre nacionalista catalán, con claras tendencias secesionistas —muchas de ellas alentadas por José Luis Rodríguez Zapatero, quien odia la España constitucional—, por eso jamás quisieron integrarse en el PSOE cuando se produjo la fusión de diversos partidos catalanistas y socialistas (o parecido). Siempre ha querido ser independiente pero mandar en Madrid.

Felipe González y Alfonso Guerra les tenían calados, como los tenía Alfredo Pérez Rubalcaba, por eso apoyaron otras constituciones de partidos “nacionalistas” como el PSE (tras la fusión con Euskadiko Ezkerra), el PSOE de Andalucía (que debía servir de contrapeso), el PSdeG o el PSPV. Al menos la nomenclatura se permitió aunque algunos siguiesen siendo federaciones hasta que Zapatero comenzó a independizar cada territorio del PSOE, así desaparecían las federaciones para dar paso a los partidos regionales, salvo Asturias. De un partido unido y federal a la confederación de partidos, pero controlados desde Madrid todo lo posible, algo que se consiguió con un CIF único, pese a estar registrados como partidos, y la centralización de las cuotas de afiliados. Con el dinero, vamos. Zapatero no solo destruyó la base ideológica socialdemócrata para pasarse al liberalismo estadounidense con toques del postestructuralismo francés, sino que puso las bases para la destrucción del partido.

Tras ese tsunami que fue el leonés (más tonto de la historia), Rubalcaba le bajó los humos al PSC y estos aguardaron para vengarse. Algo que pudieron hacer, con Miquel Iceta al mando, con la segunda venida de Pedro Sánchez. A cambio de dejarle hacer y deshacer en el resto del partido, el PSC se lanzó a su vorágine “nacionalista”, la cual no pudo consumarse en una primera vez por la existencia de Ciudadanos y el auge secesionista. En cuanto la clase dominante dio cuenta de Cs y el tiempo arrumbó a buena parte del secesionismo, llegó el momento PSC de hacer independentismo sin proclamarlo… de momento.

Es en este tiempo y en ese juego de Sánchez para controlar el partido y España donde García-Page sigue siendo un grano en las posaderas. No puede hacer las listas, aunque haya colado a algún fiel, pero sí tiene una mayoría absoluta en su región que le permite señalar todo lo que se desvía Sánchez de los postulados socialdemócratas. Salvo el contencioso constitucional que ha presentado, poco más puede hacer salvo escindir al PSCM del PSOE. Una medida que tendría un impacto menor en Castilla-La Mancha y pero sí en el sanchismo inilustrado.

La escisión se puede completar de forma sencilla: convocar un Congreso Extraordinario regional y obtener un CIF para el PSCM. El Congreso probablemente se ganaría. Salvo los cinco sanchistas que hay dentro, el resto de la militancia apoyaría esa medida de forma muy mayoritaria. Muchos alcaldes y concejales saben que sin Page se van al paro y con Sánchez también. Muchos diputados y senadores saben que permaneciendo con Sánchez tienen asegurado no repetir en las siguientes elecciones por voto popular, y después de tantos sin pegar un palo al agua no se arriesgarían.

Con la escisión el PSCM tendría, como poco, siete de los diez diputados actuales y la mayoría de senadores. Un número suficiente para conformar grupos propios y no depender los salarios de los gustos del señor de la Moncloa. Serían 6 o 7 votos que deberían ser negociados en cada votación porque sin ellos no obtendrían mayoría. Page pasaría de ser un tocapelotas a tener un as en la manga, además de garantizarse la renovación de su mayoría absoluta. Estos actos de valentía y honor son muy valorados por las personas normales. Eso sí, tendría en contra a toda la prensa sanchista y a la pepera (sí, el PP no quiere que Page deje de ser el Pepito Grillo) de fuera de la región.

No hay otro camino que la escisión. Y si en el futuro hubiese un cambio no solo de personas, igual podría considerarse algún tipo de acuerdo como el del PSC. Mientras tanto el sanchismo perdería los diputados manchegos ahora y en futuras elecciones, porque por mucho que les quieran contar, si sobrevive el PSOE en Castilla-La Mancha no es por Sánchez precisamente.

Analistas que no han visto tres partidos del Atleti lo califican de defensivo

El mamatorium de los fichajes del Atlético de Madrid esta pretemporada está dejando muchos análisis graciosos: está la policía de los fichajes; la vuelta de la policía de las celebraciones; y el analista que no ha visto jugar al Atleti desde 2015. Sobre la policía de los fichajes ya se ha hablado en estas páginas y solo cabe recordar que se han desgañitado diciendo que el equipo rojiblanco no podía hacer esos fichajes por esas cantidades. Da igual radio, periódicos o televisión han salido con los ojos fuera de las órbitas negando la realidad.

Normal que se hayan inventado que hay una oferta, hoy, ahora mismo, en la mesa del nobel del racismo por 1.000 millones de euros. Paradójicamente callan que esa oferta se realizó en diciembre de 2023; callan la cantidad ofrecida al equipo del Mahatma futbolístico; y callan que es todo una estratagema que se activó nada más se hizo público que Julián Álvarez, objeto de deseo del señor de Pío XII, fichaba por los rojiblancos, quitándoselo al todopoderoso Manchester City. Normal que los tontoslaschampions hayan salido a decir que ya no es el equipo del pueblo.

También ha reaparecido la policía de las celebraciones, compuesta en buena medida por los mismos que hacen parte de la policía de los fichajes, para señalar que el Atleti no puede presentar sus fichajes en el Metropolitano —todos estos agentes del totalitarismo florentino siguen diciendo Wanda, demostrando lo…— y que no podrán llenarlo como sus aficionados llenan el generador de ruidos de la Castellana. Parece que sí se va a llenar y no con uno sino con varios e Indi. Pobres entes.

Lo mejor de todo esta orgía del biberón es que al analizar el encaje de este o aquel fichaje saltan todos con el mantra de que el Atleti es un equipo ultradefensivo. ¿Hace cuántos años no ven todos los partidos del equipo rojiblanco? Como solo ven uno o dos de los que tocan contra su equipo —donde no hay que hacer el juego al bloque bajo (porque es bloque bajo y no defensivo) y patadón al Mahatma— pues ocurre que no saben cómo juega. En términos generales no saben de fútbol, pero tienen una visión reducida de lo que pasa en La Liga u otras competiciones porque solo ven a su equipo. No es algo inhabitual pues muchos aficionados no ven más que a su equipo, pero no son analistas/periodistas y les pagan por ello. Bueno, en realidad, les pagan por hacer propaganda, como sucede en casi todos los medios con los analistas o doxósofos, pero aún así habría que trabajarse un poco en terreno.

El Cholo Simeone se quedó con el cliché de ser defensivo y, sin embargo, uno de los equipos que más ocasiones generó el año pasado fue el Atleti. Eso los partidos donde decidían jugar porque en los que estaban tocándose los dídimos, ni defendían. También son los que piensan que en la Premier se juega al pelotazo; en la Bundesliga todo es correr; en la Serie A catenaccio y en la Ligue 1 todo son granjeros. Los clichés de siempre porque no les gusta el fútbol, no saben de fútbol (ni de baloncesto, que para ellos es fútbol con las manos), solamente saben de su equipo y si gana. Mientras tanto actúan a la voz de su amo.

Y encima estamos ante el Atleti de los guapos.

Tres eran, tres, los fichajes del Atleti

Mucho “¡ji, ji, ja, ja!” con la araña; mucho trabajo del equipo de marketing —en parte para luchar contra los aparatos ideológicos— con sus videos; mucha ilusión vendida desde todos los canales de redes sociales; pero la realidad es que el Atlético de Madrid ha fichado a tres jugadores. Tres eran, tres, las hijas de Elena, aunque en esta ocasión parecen que sí son buenas. Rubén Uría elevó el número hasta cinco fichajes, pero la realidad es que el equipo sigue con carencias más que evidentes para cualquiera que analice los partidos de pretemporada sin pasión.

Actualmente, inscritos en La Liga hay 23 jugadores (no están ni Julián Álvarez, ni el senderista luso, ni Samu Omorodion). 23 jugadores de los que Le Normand y Sørloth son las únicas novedades. De esos son carne de cañón o cesión/venta Carlos Martín, Mouriño y (cada vez menos) Galán. A estos habría que sumar al senderista y a Omorodion. Por lo tanto se quedaría una plantilla donde, con Julián, habría 21 jugadores. Carlos Bucero ha hecho un gran trabajo eliminando altos sueldos y jugadores muy lejos de sus buenos años, pero no se ha terminado ese cupo de salidas.

Parece que podría salir el senderista luso, más le vale a su representante Jorge Mendes después de reventar la operación trueque Gallagher-Omorodion, y dejar más espacio salarial en el Fair Play Financiero (FPF). Lo que sí parece es que pocos negocios más va a hacer con el Atleti a este ritmo (y que su cartera de jugadores ha bajado mucho de nivel). Más hueco supone permitirse alguna sorpresa o alguna oportunidad de mercado fuera de los cauces trazados por la nueva dirección deportiva, no que no se puedan realizar fichajes como el de Conor Gallagher. El Atleti sigue teniendo FPF, según fuentes de La Liga, para acometer esa operación independiente pese a lo que cuentan algunos por ahí. Lo que pasa es que no están a las jugarretas mendesianas.

Esto es el estado actual de la plantilla para el primer partido de liga el próximo lunes frente al Villarreal en su casa. Prácticamente los mismos jugadores que el año pasado daban pena lejos de casa con el cambio de Sørloth por Morata (algo mejora) y Le Normand por Savic (o el que estuviese disponible). No hay más. Los mismos que el año pasado sufrieron para ser cuartos y con algunas de las mismas carencias que se pudieron adivinar en el partido contra la Juventus en Gotemburgo. Sí, porque pese a las supuestas alabanzas por el triunfo, con goles del senderista y Correa, durante todo el partido la Juventus pasaba, por físico, al medio campo rojiblanco y entraban por las bandas de la misma forma que el año pasado. En los corners se sufrió menos por la presencia de las dos torres fichadas, pero ni el marido de Érika está bien físicamente, ni Koke y De Paul tienen capacidad defensiva suficiente sin las ayudas de los de arriba.

En algún jugador se siguió observando el mismo pasotismo y eso solo se resuelve con competencia de verdad. Es por ello que el Atleti necesita un fichaje claro en el mediocampo, uno físico, uno con presencia suficiente para cubrir lagunas. Tampoco la construcción futbolística fue enorme. Hubo un buen control del partido en algunas fases pero sin generar demasiado peligro y con poco juego hacia el delantero centro, que sí fijaba centrales y no estaba en fuera de juego. La presión tras pérdida, que sí se vio más en Hong Kong, no fue empleada demasiado y cualquier pelotazo a las espaldas de los centrocampistas generaba peligro.

Tal y como están conformándose las plantillas de primera división, muchos equipos no pueden aguantar a sus jugadores medio-altos y algunos no tienen ni 20 jugadores inscritos, es posible que el Atlético de Madrid pudiese obtener una tercera plaza con menos problemas que el año pasado. Incluso, sin cosas raras, podría quedar por encima del FC Barcelona, pero a 15 puntos en febrero. El equipo necesita dos o tres fichajes más, buenos de verdad para poder competir en liga, Champions y Copa; con Julián, por bueno que sea, no es suficiente. Algunos jugadores están muy acomodados y necesitan que les peleen el puesto para elevar el nivel competitivo. Por este mismo camino, la ilusión de hoy serán lágrimas mañana porque se sigue tropezando con la misma piedra.

Por qué el Atleti sigue siendo el equipo del pueblo

Antes de entrar en lo sustancial del artículo hay que decir que se podría cambiar el nombre del Atlético de Madrid por otros equipos de La Liga, exceptuando los del duopolio, especialmente el Valencia de comienzos de siglo que les peleó todo lo que pudo y le dejaron. Cada equipo que lucha contra el mal es merecedor de ese reconocimiento romántico, el problema es que cada vez son menos los que deciden competirles. Algunos por graves problemas económicos, otros por inutilidad de sus dueños, algunos por falta de coraje. La mayoría prefiere ser casi un filial y esperar a ver si les caen las migajas que dejen. Pero ir a confrontar al mal, parece que solo queda uno.

Como bien dice Pepe Pasqués, el Atleti debe volver a ser ese equipo que provocaba el fallo de los integrantes del duopolio. Siendo esto lo deseable y lo que se vislumbra con los pocos fichajes de este año, el Atleti no compite tan solo en el terreno de juego sino que debe hacerlo más allá. Siendo el FC Barcelona algo más regionalizado y por ello necesario para sustentar el duopolio establecido desde las más altas cúpulas económicas, políticas y sociales, la realidad es que el innombrable es el equipo de la clase dominante. De hecho es clase dominante en sí. Dando igual que lo dirija el señor de Pío XII u otra persona de similar posición.

Luchar contra el equipo-clase dominante no supone solo competir con menor capacidad económica —el Atleti no puede dar 130 millones de prima de fichaje (ni el Barça actual)—, es que además debe competir contra toda una estructura de poder que ocupa los lugares de decisión deportiva (RFEF, CTA, La Liga, UEFA, FIFA) y política (regalar un negocio de 500 millones o recalificaciones); los lugares de decisión económica (el Atleti está vetado en algunos grupos de inversión); y lo que de ello se deriva: el control de los aparatos ideológicos. Lo económico acaba influyendo, en última instancia, pero toda esa estructura social e ideológica que acaba conformando el nacionalmadridismo es un muro complicado de derribar.

Los medios de comunicación, de cualquier tipo, están entregados a esa clase dominante, monopolísitica y autoritaria, que es el innombrable. Da igual que lo haga bien o mal, todos se pliegan a los deseos de la coalición dominante que no solo conforma el señor de Pío XII sino otros elementos situados en su misma posición de clase. Un caso claro sucedió ayer. A las pocas horas de oficializarse el fichaje por el Atlético de Madrid del campeón del mundo y de la copa América Julián Álvarez, se filtró al New York Times (fíjense hasta donde llega el poder) que a un jugador del innombrable le habría ofrecido 200 millones de euros al año.

El artículo del medio estadounidense fue replicado inmediatamente por los medios españoles ocultando la gran y verdadera noticia del día. Paradójicamente la existencia de aparatos ideológicos no quiere decir que sean utilizados por personajes lúcidos, por ello se descuidaron afirmando que el Fondo de Inversión de Arabia Saudí había cerrado el grifo de los millones al equipo que presuntamente quería fichar a ese jugador. No se percataron que si le habían cerrado el grifo de los petrodólares no podría pagar. A más, a más, tampoco contaron lo que sí venía en el medio estadounidense, que la oferta había sido realizada en diciembre de 2023, con lo que la supuesta exclusiva perdía toda su fuerza o actualidad. Ofertas reciben muchos jugadores desde Arabia.

Lo importante no es que las noticias fuesen un invento o no correspondiesen con al realidad, lo importante era opacar la noticia de que “el equipo del pueblo” había fichado a Julián Álvarez. Un jugador diferencial al que han sido capaces de arrancar de las odiadas manos de Josep Guardiola (algo que debería ser motivo de alegría) y el equipo-Estado Manchester City. Así actúan los aparatos ideológicos para convertir a los seres humanos en meros títeres de los poderosos, de la clase dominante. En el fútbol y en la vida normal. Ya llevaban toda la semana lanzando el bulo de que el Atleti no podía gastarse dinero en fichajes porque no lo tenía, dando igual que periodistas hiciesen las cuentas y mostrasen que hasta sobraban céntimos para más.

La Conmebol sacó un mensaje en redes sociales felicitándose de que Álvarez llegue a un equipo que tanto y tan buenos jugadores sudamericanos ha tenido en su historia y esto no es posible, hay que derribarlo. Javier Tebas nada ha dicho, pese a que, supuestamente, este fichaje serviría para potenciar esa empresa que dirige. Solo le valen los fichajes del innombrable y de su Némesis, el FC Barcelona. No puede tener aficionados más allá de las fronteras españolas —y dentro que sean contados— porque impide a las empresas de la coalición dominante tener garantizado su mercado de captación.

Por todo ello, porque se lucha contra una potente estructura de poder político-económico, es por lo que se dice que el Atleti es el equipo del pueblo. La rebelión de la clase media si lo prefieren. Es del pueblo porque no está dentro de esa estructura de poder (algunos lo están en sus estructuras regionales); porque lucha no solo deportivamente sino contra mecanismos del poder que condicionan desde un arbitraje hasta una noticia en cualquier medio; porque supone una rebelión contra el orden establecido. El Atleti no tiene aparatos ideológicos —aunque dentro de la rebelión están las plataformas de outsiders como el Club Uría y tantas otras, como los podcasts— pero está ahí, molestando hasta el punto de acabar por condicionar el discurso dominante por tres fichajes, ¡¡¡tres!!! Igual mañana es el Valencia, o el Sevilla, o el Villarreal el equipo del pueblo, de momento, hoy, lo es el Atleti y lo es por todo lo anterior.

Entre el senderista, los insiders y la gitana me estáis dando el verano

Ilusión no, pero ver que por una vez parece, y solo parece, que las cosas se pueden hacer bien en el gilcerezismo, siempre me genera algún tipo de expectativa. Los fichajes de Le Normand, Sørloth, Gallagher y Julián Álvarez son un buen camino para un Atleti competitivo. Lo he dicho en innumerables ocasiones y este verano no podía dejar de recordarlo. Las salidas han sido correctas, especialmente la de Morata, y quedan unas cuantas más; como llegadas todavía son necesarias. En estas últimas el gilcerezismo hará de las suyas y no podrá terminar lo que bien había comenzado. Son así desde que se apropiaron del Atleti sin poner un euro.

Ahora bien hay cosas que me ponen frenético, me desquician, me soliviantan en este mercado del Atlético de Madrid. La primera, los insiders, esos supuestos seres que dicen tener información o que la copian y pegan del más flipado que está por las redes sociales. Quitando a los italianos, que ya se sabe para quién o qué trabajan, los del Atleti van dado palos de ciego y han llegado a ofrecer cerca de 110 nombres distintos de fichajes. Les utilizan representantes o les chulean desde dentro del propio club. Da igual, pero eso de la confirmación por dos fuentes distintas no lo llevan bien y sueltan lo primero que les llega. Los primeros días tienen su gracia hasta que dejan de tenerla. Al menos Juantxito se lo trabaja aunque le cuelen algún gol que otro. Insufrible porque acaba por distorsionar totalmente la realidad, la verdad.

Luego está lo del senderista. ¿En qué momento alguien en su sano juicio llegó a pensar que ese tipo debe quedarse en el Atleti? En sus perfiles de redes sociales, al menos en Twitter, sigue con la camiseta de otro equipo. Por no hablar de cuando se agarró los huevos para celebrar un gol al equipo rojiblanco. Algunos dicen que tiene mucha calidad. También la tenían Pepe de la Sagra o Avy Nimny, pero no les daba para jugar en un equipo grande de Europa. Hacer un partido bueno y siete malos, hasta yo cuando era joven podía hacerlo. Rubén Uría está dando el coñazo todo el día con ello y si a ustedes les parece exagerado, imagínense lo que me toca aguantarle por whatsapp. Es una pedrada que le ha dado. ¿Jugador perro que haya triunfado? Romario, el resto se lo ha tenido que currar de alguna forma. Y el senderista ni se lo curra, ni lo demuestra. Fuera mañana. A Birmingham o a Arabia.

Y ya para rematar la faena, la vuelta a la canción gafe de la temporada pasada. Todos los partidos cantando “la gitana” y casi ni nos clasificamos para Champions. Pues ahí la tienen otra vez presente en la llegada de Julián Álvarez a Madrid. ¿No se saben otra canción argentina para darle la bienvenida? Ya le están gafando al pobre chaval. ¡Ojo! Que a mi no me importa que vayan con un sol de justicia a intentar verle, cada cual es libre y no deja de ser una locura maravillosa, pero, mamones, cantad algo que no sea gafe que ya lo veo todo oscuro y de forma negativa. La cancioncilla esa está prohibida ya porque es gafe. Muy gafe.

Que estamos disfrutando de las personas desnudas corriendo por las calles de España, del Atleti de los guapos, de las risas con la policía de los fichajes, no vengáis a joder.

Post Scriptum. Otra cosa, de menor importancia, que me tiene alucinado es toda esa gente que dice que no se puede hacer una presentación de algún fichaje porque eso es atentar contra la historia o nosequé honor. Pues yo he visto presentar a unos cuantos jugadores en el Calderón y no pasaba nada. Incluso al nefasto Pato Sosa. También es cierto que antes se presentaba a la plantilla en el Villa de Madrid y ahí veías a todos los fichajes. Pero a Lukic pude ir a verle dando sus toques en el césped y no ha sido ni gloria, ni nada del Atleti. A ver si los que no conocen la historia…

Post Scriptum 2. Los pantalones rojos con el uniforme normal del Atleti también me exasperan.