domingo, 14 diciembre, 2025

Proteger a las maltratadas, eterna asignatura pendiente

Según cifras oficiales, desde principios de año, 45 mujeres y siete menores (hijos/as de la mujer con edades comprendidas entre los ocho meses y los 12 años) han sido asesinados en un contexto de violencia de pareja, cifra a la que podrían llegar a añadirse otros tres casos “en proceso de investigación”. A falta de algo más de un mes para que termine el año, son 52 víctimas mortales frente a las 45 de 2016 (44 mujeres y un menor). En el caso de los siete menores asesinados, estamos ante la cifra anual más alta de toda la serie histórica.

Los dos últimos casos conocidos en este mismo mes de noviembre son el de Jessica Bravo, asesinada por su expareja, que después se suicidó, de cinco disparos a las puertas del colegio en presencia del hijo común y el asesinato de la niña de dos años en Alzira, cuya madre ha declarado que sufría malos tratos y amenazas desde que le pidió el divorcio a su agresor.

Son los dos últimos casos de entre las casi 1.100 mujeres asesinadas por su pareja o expareja y un número indeterminado de menores (ni siquiera contamos con cifras estadísticamente fiables al respecto) desde el año 2000. Y lo cierto es que el sistema actual ha demostrado sobradamente su limitada capacidad para predecir y prevenir adecuadamente estos comportamientos. A mi juicio estas serían las principales razones:

 

En primer lugar, necesitamos un modelo que, a diferencia del actual, no haga depender la protección de la mujer –que sabemos (o podemos saber) que se encuentra en situaciones de elevado riesgo– de la previa presentación de denuncia. El porcentaje de denuncias de las mujeres que han sido asesinadas en contextos de pareja o expareja en los últimos años registra guarismos singularmente bajos (entre un 15 y un 20%). Las víctimas, especialmente en los casos más graves (arraigo de la relación de dominio y control abusivo), generalmente no se encuentran en condiciones de denunciar y, por diversas razones, tampoco funcionan los mecanismos de denuncia paralelos que pueden ser ejercitados por terceros.

Uno de los objetivos del sistema de protección debe ser la consecución de tasas muy superiores de denuncia. Sin embargo, tal objetivo no se va a conseguir a corto plazo y tampoco se debe presionar de forma extrema a la víctima a presentar dicha denuncia mientras no se den las condiciones adecuadas para ello, en especial las relativas a su seguridad personal.

Las limitaciones constitucionales impiden, si no hay denuncia, cualquier tipo de medida restrictiva (prisión provisional, orden de alejamiento, etc.) sobre el supuesto agresor, pero en absoluto imposibilitan la protección de la mujer, cuya situación de máximo riesgo ha sido identificada, lo que no es en absoluto infrecuente.

Ahora bien, para que este modelo funcione resulta imprescindible, en segundo lugar, contar con un sistema verdaderamente eficaz de detección, valoración y gestión del riesgo. Hemos visto que la inmensa mayoría de las mujeres que son y serán asesinadas en este contexto ni denuncian ni llegarán nunca a denunciar. Las pocas que sí lo hacen, como Jessica Bravo, sólo a veces, son sometidas a un proceso de valoración del riesgo. Sin embargo, los vigentes sistemas de valoración (VPR) han demostrado su ineficacia en la identificación de riesgos de feminicidio. Según el Informe sobre víctimas mortales de la Violencia de Género y de la Violencia Doméstica en el ámbito de la pareja o ex pareja en 2014 (publicado el 8 de noviembre de 2016), sólo 18 de las 54 mujeres asesinadas en el año 2014, o bien habían formulado previamente denuncia contra su agresor o bien existían respecto a las mismas antecedentes judiciales de violencia de género (33,3%). De esas 18 mujeres, únicamente a nueve se les realizó una valoración policial del riesgo (VPR) (16,6% sobre el total). La mayor parte de las valoraciones dieron un resultado de riesgo “No Apreciado” (+/-60%) y ni una sola de riesgo “Extremo” (0%), siendo esta última la única que, como ya se apuntó, posibilita la adopción de medidas de protección física personal directa sobre la víctima.

En el año 2013 del total de asesinadas (52) sólo a cuatro se les había realizado la VPR y a ninguna se le atribuyó riesgo extremo y tampoco alto. Del mismo modo, en el año 2012 del total de mujeres asesinadas (49), únicamente a cinco se les había realizado la VPR y, de ellas, sólo una se identificó con riesgo alto y ninguna con riesgo extremo. Los feminicidas, reales y potenciales, presentan características parcialmente diferenciadas respecto al resto de maltratadores, que deben permitir mejorar sensiblemente los ratios de identificación, a través de métodos de valoración construidos en términos cualitativos (y no sólo cuantitativos como los actuales) para, a partir de ahí, establecer estrategias específicas diferenciadas de protección a la víctima.

En tercer lugar, ante determinados perfiles de maltratadores, es preciso elaborar programas para una correcta gestión del riesgo en procesos de ruptura de la relación a instancias de la mujer maltratada. En la primera toma de datos relevante que se llevó a cabo en España tras cada feminicidio (por parte del Centro Reina Sofía para el Estudio de la violencia sobre la mujer) desde el año 2000 y hasta su desaparición en octubre de 2011, ya se detectaba un factor concurrente que sobresalía por encima de los demás: el elevado número de supuestos en los que constaba que víctima y agresor estaban “en trámites de separación”, exactamente igual que en el caso de Jessica Bravo y la niña de Alzira.

Los datos relativos a dicho indicador pueden hoy actualizarse utilizando datos del Portal Estadístico de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género. Pues bien, examinado el periodo 2003-2017 el porcentaje de supuestos en que víctima y agresor se encontraban en fase de ruptura (conocida) es de aproximadamente un 40%. Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que la referencia a “en trámites de separación” o “fase de separación” sólo parece predicable de aquellos casos en los que existía un previo vínculo matrimonial. Además, en muchas ocasiones, la decisión de ruptura no ha transcendido, y por ello no consta en las estadísticas, por lo que en realidad esta cifra es muy superior.

Una vez que conocemos que el proceso o decisión de ruptura en determinado tipo de relaciones de dominio es un factor de máximo riesgo, las potenciales víctimas deben contar con opciones específicas de protección, llegando en determinados casos, a la protección física personal. Además, es precisa la construcción de canales para trasladar adecuadamente esta información a las potenciales víctimas y a la sociedad en general, de cara a conseguir que las mujeres que, en este contexto de violencia, han iniciado o decidido iniciar un proceso de ruptura, no aceptada por el agresor, sean conscientes de la situación de riesgo en que se pueden encontrar, a fin de adoptar también las medidas adecuadas de autoprotección.

Para terminar de enfocar el fenómeno analizado, en cuarto lugar, no podemos seguir sustentando gran parte del modelo de protección en el endurecimiento de las penas, bajo la idea –errónea– de que todos los seres humanos somos motivables por la amenaza penal, pues frente a determinados perfiles de agresores dicho mecanismo no funciona. Hoy puede afirmarse que los feminicidios de pareja o expareja se corresponden en su inmensa mayoría con un perfil determinado de autor, una de cuyas características es precisamente que no se activa el factor motivador esperado, derivado de la amenaza penal. Dicha afirmación puede ser constada por varias vías, pero sin duda la más relevante parte del análisis retrospectivo del propio comportamiento de estos sujetos, tras acabar con la vida de su pareja o expareja. En particular, más de un 30% de ellos (en el último periodo esa cifra se aproxima ya al 40%) se suicidan o lo intentan. Además sabemos que, por lo general, el feminicidio y el propio suicidio se planean previamente como un solo acto; no se trata –salvo excepciones– de una decisión de homicidio que da lugar a una (posterior) decisión de suicidio, como dos hechos distintos; por el contrario, ambas conductas, homicidio y posterior suicidio, por lo general, obedecen, como decimos, a un plan común, en cuya ejecución apenas se aprecian rasgos de improvisación. Pero además, la inmensa mayoría de los restantes feminicidas (los que no se suicidan ni lo intentan) se entregan inmediatamente a las autoridades policiales o esperan a ser detenidos sin oposición. Aceptan, en definitiva, la respuesta penal (sea cual sea) que prevea el sistema para ellos, porque la resolución traumática de su conflicto está muy por encima de todo lo demás.

En definitiva, las medidas penales y procesales previstas (incluido el alejamiento y control del agresor) revisten escasa utilidad como mecanismos de control de estos comportamientos. Frente a estos perfiles es preciso recurrir a otras fórmulas, en las que con frecuencia resultará imprescindible la protección física directa de la víctima, al menos de manera temporal. Sin embargo, ello sólo será posible en un número limitado de supuestos, por lo que a su vez resulta ineludible la configuración de mecanismos de detección del maltrato y evaluación de riesgo que, como apuntamos, necesariamente deben tener estrechos márgenes de error.

“Las mujeres tienen mucho miedo a no ser creídas, a las consecuencias de la denuncia”

La directora de la Fundación Mujeres es una de las activistas más importantes del colectivo feminista que lucha por visibilizar una lacra que aún emite señales y datos escalofriantes mientras la sociedad de este país sigue en cierto modo mirando hacia otro lado con una pasividad inconcebible. Consciente de que no cabe otro final en una sociedad democrática que vencer definitivamente el machismo milenario que impera aún en pleno siglo XXI y desterrar de una vez por todas los feminicidios, Marisa Soleto insta a la clase política española en general y a los distintos estamentos del poder judicial a poner mucho más de su parte. Bastaría con que se limitaran a aplicar con esmero la ley y poner en marcha medidas aprobadas por el Pacto de Estado contra la violencia machista que aún no se han ejecutado por intereses partidistas o simplemente por dejadez e inercia.

La lacra machista sigue siendo una realidad aplastante que no disimula unos balances estremecedores mes a mes, trimestre a trimestre, año tras año. Y también ya tenemos, además de una ley integral, un supuesto Pacto de Estado. ¿Y a partir de ahora qué?

Las medidas de prevención previstas en la ley no se han puesto plenamente en marcha

Aunque parezca una obviedad, a partir de ahora hay que cumplir la ley y poner en marcha las medidas del Pacto de Estado de forma efectiva. De hecho, muchas de las medidas del Pacto de Estado son cuestiones que no se han ejecutado adecuadamente a pesar de ser una parte de los objetivos de las políticas y el contenido de la legislación en materia de igualdad y prevención de la violencia de género. Debemos exigir que los compromisos se cumplan y, además, hacer seguimiento de su ejecución para comprobar que están consiguiendo los efectos deseados.

Con esta tasa insoportable de feminicidios y denuncias por violencia machista, ¿hay algo que celebrar institucionalmente o simplemente es una fecha para tomar conciencia de un problema que sigue dando señales alarmantes?

El 25 de Noviembre es una fecha sin duda para la toma de conciencia del problema, pero sobre todo es un día de homenaje a las víctimas, a todas, pero especialmente a las que han sido asesinadas. No las hemos podido proteger y esta es una forma también de pedirles perdón.

El tema de los menores ante la violencia de género ha sido uno de los aspectos más olvidados

¿De qué manera las instituciones no deben asumir con resignación que la lacra machista seguirá aún institucionalizada a todos los niveles en la sociedad española?

Nosotras, las organizaciones feministas no nos resignamos. Esta es una batalla larga, pero la vamos a ganar porque no cabe otro final en una sociedad democrática. No vamos a dejar que las instituciones se resignen.

Evidentemente se ha avanzado y se avanza en esta lucha, pero a veces son más llamativos los escollos que los impulsos hacia adelante. ¿Es simplemente un problema generacional basado en la educación o todo lo que rodea la violencia machista es mucho más complejo? Encuestas realizadas a nuestros jóvenes no dan motivo para la esperanza en este sentido precisamente.

El caldo de cultivo de la violencia de género es el machismo y la forma en que se entienden las relaciones entre mujeres y hombres en el mismo. Si no hacemos nada para contrarrestar los estereotipos sobre sumisión y control en la pareja que están presentes en muchos productos culturales y de entretenimiento que consumen niños, niñas y jóvenes, seguiremos alentando un modelo de relaciones afectivas propenso al desarrollo de violencia de género. Las medidas de prevención previstas en la legislación de igualdad y de violencia de género no se han puesto plenamente en marcha, por lo que no hay nada que frene la inercia social hacia el machismo. No es un problema generacional, es un problema cultural y hay que intervenir, desde la educación sí, pero también desde la sensibilización y el compromiso de toda la sociedad.

¿Por qué aún existen sectores de la sociedad que ven en el movimiento feminista más un problema a derrocar que un estímulo que todos deberíamos compartir más allá de guerras de sexos indeseables?

El feminismo y las feministas hemos tenido siempre muy mala fama. Todavía hay muchas voces muy influyentes, desde los medios, desde la política, desde la cultura, etc… que continúan denostando a las feministas y al pensamiento feminista. Creo que esto está cambiando y que cada vez hay más gente, mujeres y hombres, que saben que el feminismo, lejos de ser un pensamiento radical y totalitario, es una propuesta esencial para mejorar el funcionamiento social y democrático, pero costará tiempo. Estamos en ello y cada vez somos más.

Son muy necesarios los minutos de silencio tras un crimen machista. Sí, indudablemente. Pero, ¿no cree que existe aún demasiada complacencia institucional en este sentido mientras se relajan los esfuerzos donde precisamente hay que incidir? Es decir, más medios públicos, más coordinación entre estamentos implicados en la lucha contra esta lacra, más profesionalización de servicios…

Son necesarias las dos cosas. Cuando un Ayuntamiento se manifiesta públicamente contra un crimen cometido en su ciudad, no sólo rinde homenaje y condolencias, sino que está de alguna manera educando a toda la sociedad sobre el daño que nos hace la violencia contra las mujeres. Evidentemente no nos podemos queda ahí y necesitamos la reforma de la Ley de bases de régimen local urgentemente, así como más recursos para programas municipales de prevención y erradicación de la violencia de género. Creo que esta es la medida más urgente e importante del Pacto de Estado.

Esta es una batalla larga, pero la vamos a ganar porque no cabe otro final

Las víctimas están perdiendo el miedo a denunciar, sí, pero a continuación algo falla cuando estos casos entran en vía judicial, donde parece que el calvario para ellas continúa. La tasa de sentencias judiciales absolutorias son elevadísimas y el índice de mujeres que retiran sus denuncias tampoco mueve a la esperanza. Entonces, ¿qué se puede hacer?

No estoy de acuerdo. Las víctimas siguen teniendo mucho miedo a denunciar. De hecho, el principal problema que seguimos teniendo muchos años después de la entrada en vigor de la Ley Integral es que la mayoría de las víctimas no denuncian. Las mujeres tienen mucho miedo a no ser creídas, a las consecuencias de la denuncia, a perder a sus hijos e hijas, y otras muchas cosas. La justicia, en muchas ocasiones, no da una respuesta adecuada a las denuncias de las víctimas y esto se convierte en un desincentivo para todas las demás. Necesitamos mejorar la respuesta de la justicia y, por ejemplo, ha sido un error que el pacto de Estado no propusiera la reforma del artículo 416 de la Ley de enjuiciamiento criminal. Como este ejemplo, quedan muchos elementos en el procedimiento judicial que son verdaderos desincentivos para las mujeres, y hay que eliminarlos uno por uno.

El 25-N es un día de homenaje a las víctimas. No las hemos podido proteger y esta es una forma también de pedirles perdón

También el apartado de la protección a las maltratadas deja mucho que desear, empezando por el detalle de que los jueces siguen denegando una cantidad importante de solicitudes. ¿La insuficiencia de medios puede ser en este sentido una excusa a la que se recurre con demasiada asiduidad?

Es evidente que se necesitan más medios, pero sobe todo se necesita una mejor intervención. La falta de una respuesta adecuada en muchos casos por parte de la justicia, los errores en las valoraciones del riesgo, la mala aplicación de medidas cautelares en el caso de menores, por ejemplo, no siempre son cuestión de medios sino de la aplicación de creencias y valores inadecuados. Por ejemplo, desde el feminismo se ha denunciado intensamente que un maltratador no puede ser un buen padre; sin embargo, la retirada de visitas o patria potestad sigue siendo muy baja en las medidas judiciales. Este año los asesinatos de menores por esta causa son al menos ocho, según datos oficiales. No, no siempre es una cuestión de recursos también es ideología.

A modo de balance, ¿estamos mejor que en 2004, año en que se aprobó la ley integral, pero no lo suficiente 13 años después?

Estamos mejor, conocemos mucho mejor el problema y hay un instrumento, la Ley Integral, que, a pesar de sus fallos y problemas de ejecución, ha permitido que muchas mujeres denuncien. Tenemos una sociedad que es mucho más sensible y todo esto son pasos importantes. Hemos fallado en aspectos relacionados con la protección de las víctimas, y el tema de los menores ante la violencia de género ha sido uno de los aspectos más olvidados, especialmente hasta la reforma de 2015. Hay mucho margen de mejora y hay que seguir trabajando.

El machismo no es un problema generacional, es un problema cultural y hay que intervenir

A modo de vaticinio, ¿cómo prevé la evolución de la lucha contra la violencia de género en la próxima década?

Ya he dicho que el machismo y la violencia contra las mujeres solo pueden desaparecer porque es la respuesta lógica de una sociedad democrática a su propuesta de convivencia. Seguramente nos cueste algo más de una década, seguramente, pero lo importante es que cada década, cada año, cada día nos acerque más al objetivo.

El feminismo es una propuesta esencial para mejorar el funcionamiento social y democrático, pero costará tiempo

 

Los mapas de la violencia

Ante los datos y las cifras sobran las palabras. Mucho más que un artículo de opinión, en un 25 de Noviembre, Día Internacional contra la Violencia de Género, cobra mucho más valor tanto para el análisis como para su visibilidad mostrar las cifras de la violencia contra las mujeres en sus diferentes mapas. Para empezar, quiero hacerlo con las cifras de las asesinadas en este 2017, que cada tres días varían ya que en este país cada tres días un hombre asesina a una mujer. Las cifras mal llamadas ‘no oficiales’, que son las únicas que considero creíbles, son las que tienen las organizaciones de mujeres o en este caso Feninicidios.net.

Ellas nos hablan y tienen datadas a 45 mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas. Pero hay cifras que no figuran en la oficialidad, no sé si por vergüenza o por complicidad, y que nos hablan de 90 asesinadas. Porque la violencia de género no sólo es la violencia que  ejercen contra las mujeres los hombres que mantenían una relación de pareja sino que es la violencia que se ejerce contra todas las mujeres por el simple hecho de ser mujeres. Las 90 asesinadas fueron mujeres y niñas, víctimas de sus padres, maridos, novios, exnovios, víctimas de la trata y tráfico de mujeres y niñas, víctimas de otros miembros de la familia como hermanos, cuñados, excuñados, nietos, víctimas de proxenetas y clientes consumidores de prostitución. Y como apunte, añadir que en este país tenemos mas de 4.000 clubs de alterne, donde se alterna impunemente la violencia, la privación de libertad, la extorsión  y  la esclavitud de mujeres, incluidas menores.

Este país también, como apunte a estos mapas de la vergüenza, es el primero de Europa con mayor consumo de prostitución. En este país cada ocho horas un hombre viola a una mujer, y cada año se denuncian mil violaciones, un dato que significa una décima parte de la realidad ya que sólo se denuncian un diez por cien de violaciones. Este país, según informes de la propia Policía correspondientes a 2016, es uno de los que están a la cabeza de las redes de pornografía infantil, y se cifran entren 50.000 y 60.000 el número de esclavas sexuales. En los últimos seis años fueron asesinadas 37 mujeres  por trata y prostitución que jamás aparecieron en ninguna estadística ni mapa, que serán siempre las víctimas invisibles. Como tampoco aparecen en ninguna estadística las más de 400 mujeres que cada año se suicidan en este país teniendo detrás un cuadro de violencia en cualquiera de sus formas.

Y frente a estas violencias tenemos también las institucionales, que se resumen en que los presupuestos para la igualdad y la lucha contra la violencia de genero suponen el 0,01% de los Presupuestos Generales del Estado.

Que a nadie se le llene la boca con palabras como democracia cuando los hogares de este país son los lugares mas peligrosos para las mujeres, cuando ni las calles ni la noche son nuestras, cuando la justicia se escribe en masculino, cuando el aire viene cargado de violencia. Ninguna democracia podrá ganarse el nombre mientas las mujeres, que somos más del 50% de la población vivamos como ciudadanas de segunda, en la periferia de los derechos, sin poder ejercerlos a pesar de ser portadoras de los mismos.

Todas y todos podemos. Rajoy lo desea, el Gobierno y el Congreso no quieren

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Mariano demostraste cuando la sinrazón de ETA atacó a uno de nuestros medios en la persona de nuestro delegado y hermano en Euskadi en aquellos años y tuviste un comportamiento humano cuando nos recibiste en la Moncloa para ponerte a disposición del medio. Son razones suficientes para que tenerte respeto y creer en lo que dices en más ocasiones de las que pudieras pensar. Que tú ayer dijeses que deseabas que diez de diez mujeres se libren del terrorismo machista, es tu deseo de persona más que de Presidente, pero no es lo que demuestran ni tu Gobierno ni el Congreso de los Diputados al que tú también perteneces. Pero si tu gobierno y la clase política quisiesen hacer realidad tu deseo, lo mismo que se protegió a los amenazados por ETA, ahora las mujeres amenazadas por el terrorismo machista necesitan de la misma protección. En los presupuestos de Interior y Defensa habría que asignar más recursos para este fin, tal y como hemos reivindicado en muchas ocasiones en estas páginas. No las podéis dejar indefensas ni vosotros ni la Justicia. Como consecuencia de ello, hacemos la siguiente reflexión.

Todas y todos llevamos en el alma la libertad dormida o expectante. Ha llegado el momento en el que no se debe ni se puede esperar más, así lo creemos en Diario16 mujeres y hombres. Se necesita despertar por necesidad, por dignidad, por rebelión de las conciencias contra la injusticia de la desigualdad, del maltrato, del terrorismo machista, frente al asesinato, el ultraje, la coacción, el chantaje, la traición y el abuso del miedo.

Es tiempo de poner en acción la libertad junto a la razón sin miedo, es tiempo de que la sociedad en general ponga a disposición de la mujer el reconocimiento de una fuerza de valores que le proporcione capacidad legal y humana para que puedan resolver la mayor de las dificultades, vencer la resistencia de la intolerancia machista y patriarcal que las empujan constantemente a un abismo de prepotencia, soberbia e incomprensiones.

La razón sin miedo que magnifica la dignidad nos hará a todas y a todos más útiles, más libres, más fuertes, más humanos en definitiva, para que podamos ser capaces de crear una sociedad fundamentada en el respeto y la tolerancia en favor de una igualdad absoluta sin dudas de ningún tipo. Hay que lograr entre todas y todos, con honestidad y actitudes positivas, transformar los privilegios con sabiduría, los narcóticos de la vanidad en justicia social y la pérdida del sentido de la realidad social en libertad con dignidad.

En definitiva, en esta sociedad autoritaria, controladora, intolerante, terrorista y violenta fundamentalmente contra la mujer, el riesgo no es arriesgarse, el riesgo lo transformaremos en justicia. Un pueblo jamás será libre, democrático y digno si las  mujeres no ostentan los mismos derechos que los hombres en todo y para todo, sin distinción social en absolutamente en nada.

Ha llegado la hora de que la mujer consiga vivir en democracia con dignidad, igualdad y justicia. Los malos tratos, la desigualdad, el terrorismo machista y el asesinato avanzan casi como un “poder en sí mismo”, un modelo de éxito del poder de la intolerancia y la dictadura machista, un “poder” de desgobierno en ausencia de garantías legales e intolerancia e injusticia desmedida.

Las mujeres deben exigir a la sociedad habilitar unas condiciones democráticas adecuadas, porque sin duda lo están en sabiduría, derecho y razón para encarar los retos por derecho, convicción o compulsión por delante de la propia existencia. Defendemos la libertad, la igualdad y el derecho a que la mujer pueda ser feliz, y que no necesite permiso para ello.

La puerta violeta

Ayer, mi querida amiga, mi Mari, ahora ya por todos conocida como «La Rozalén» me enviaba un mensaje, unas palabras como ella: contundentes, serenas, llenas de aire, duras, sorprendentes, que dibujan una melodía que te mece el alma. En su mensaje me cuenta que su Sierra (la del Segura en Albacete) se ha quemado, que todo ha quedado sin vida, que puede respirar el olor de las cenizas entre un silencio que se puede masticar.

Por eso su canción tiene este vídeo. 

Cuando te has situado en ese lugar, en ese desierto negro, gris, es cuando ha preparado tu corazón para entender que ella habla de algo más. «El machismo que todo lo quema» comienza su siguiente línea.

«Las mujeres que lucharon por nuestros derechos y susurran en la nuca. Las humilladas, esclavas, codificadas, asesinadas… siempre presentes.»

«Nos queremos libres, felices, Vivas.»

Y mientras veo el vídeo me quedo pensando en cuántas mujeres están ahora mismo sufriendo. Cuántas, que aparentan llevar una vida perfectamente normal, sienten terror cuando cierran la puerta de sus casas. Esas que van muriendo por dentro pero, lastre a lastre piensan que siempre pueden aguantar un poco más.

Pienso en que nos asesinan. Nuestras parejas. Los padres de nuestros hijos. Capaces de hacer daño utilizando a sus propios hijos contra nosotras. Pienso en esos que hacen bromas que nos humillan, en los que están convencidos de que somos mucho menos capaces que cualquier hombre pero somos seres adorables a los que proteger y cuidar. Pienso en todas esas mujeres que se expresan con vehemencia, que pelean por su libertad y son «las locas, histéricas, despechadas o resentidas». En la cantidad de años, de vidas, de generaciones que ellas han vivido toda la Historia que nos han contado desde una perspectiva muy diferente a la versión «oficial» de todo lo que ha pasado. Maltratadas, violadas, silenciadas, ninguneadas, humilladas, asesinadas.

Pienso que no hemos aprendido nada. Que es inasumible que el ser humano haya llegado a descubrir, a inventar chismes increíbles que hacen cosas impensables, mientras no hemos sido capaces de respetarnos. La violencia. Todo lo inunda, por todas partes se cuela. Palabras, imágenes, costumbres. Que, por muy inocentes que parezcan ser, van calando día a día. Violencia que llama a más violencia. La consumimos, la buscamos, la criticamos, pero no somos capaces de identificarla.

Violencia cuando conduces. Cuando interactúan en las redes sociales. Cuando enciendes el televisor. Todo carga las pilas de la rabia, de la agresividad. Necesitamos una cultura de la no violencia. Como el aire para respirar.

Combatir la violencia no es (solamente) denunciarla, manifestarse contra ella, establecer leyes que la prohíban en su manera más brutal, y compadecer a las víctimas.

Combatir la violencia es educar, es cuidar, es fomentar. Más que prohibir. Es hacer comprender el sentido del respeto, la convivencia, y en definitiva el amor. 

Necesitamos protegernos de la vorágine que nos desnaturaliza, nos deshumaniza, nos embrutece. De esta oleada de inseguridad, miedo, incertidumbre. Nos quieren con miedo, nos quieren dóciles, nos quieren vulnerables.

Solamente despertando, abriendo esa puerta Violeta de la que habla María, podremos vivir en un mundo en color, muy lejos de este terruño que hemos destrozado.

Ámen (con tilde en la A)

“Le damos rango de normalidad a lo que no es normal, a la esclavitud sexual”

Dos mujeres rotas por motivos bien distintos intentan recomponer el puzle quebradizo de sus vidas uniendo sus fuerzas. La nueva novela de Carmen Amoraga, Basta con vivir (Destino), ahonda en la necesidad del ser humano de arrimar el hombro de forma solidaria cuando flaquean las fuerzas y todo está a punto de caer por la borda. La sociedad es, en muchas ocasiones como este tema que propone Amoraga en su nueva obra, un lobo cruel que normaliza el instinto más primario de la voracidad animal por encima de condicionantes éticos que se suponen nos otorgan el rango de seres inteligentes, cuando en realidad no lo demostramos en el día a día ante los hechos más cotidianos. Homo homini lupus.

Pepa, la protagonista de su nueva novela, es una mujer en quiebra emocional. Hasta que se cruza en su vida otra mujer víctima también de sus circunstancias, muy diferentes a las de la primera. ¿Cruce providencial?

Pepa y Crina representan las dos caras del dolor. Pepa es el dolor cotidiano, del día a día, de que no te pase “nada” que muchas veces es igual de duro que si te pasa algo grave, un dolor con el que nos podemos sentir identificados. Crina en cambio es el dolor que no queremos ver, ante el que permanecemos ciegos: es víctima de una red de trata de personas y su drama se produce cada día en cualquier rotonda o club de carretera sin que nos dignemos a verlo. Le damos rango de normalidad a lo que no es normal, a la esclavitud sexual. El cruce que se produce entre ellas es providencial para ambas, porque las salva mutuamente. Ayudar a otra persona es la mejor forma de ayudarte a ti mismo.

Ayudar a otra persona es la mejor forma de ayudarte a ti

En la nota final de la novela usted concreta cuál fue el germen de la concepción de esta protagonista. ¿Es la realidad el mejor escaparate de donde entresacar historias novelables?

La realidad es una fuente inagotable de historias, tan duras, tan extraordinarias, que pensamos al leerlas que son ficción. Y en mi caso, la realidad siempre es el germen de todas mis novelas. Creo que nunca he escrito una novela de ficción sino que he ficcionado la vida.

Su nuevo trabajo habla de la soledad, de la explotación de la mujer, del inframundo asombrosamente cotidiano y cercano de la prostitución. ¿Se puede concienciar contra esta lacra a través de la ficción?

Estoy convencida de que debemos utilizar todas las herramientas que estén a nuestro alcance para concienciar de los dramas sociales que ocurren a nuestro alrededor, y la ficción es una herramienta inmejorable porque muchas veces empatizamos más con las historias de una novela o de una película que con la realidad.

¿Hasta en las situaciones más injustas y lacerantes puede existir un rayo de esperanza?

Eso siempre. Siempre hay esperanza.

Ser periodista de formación y profesión, ¿ayuda o entorpece la carrera del escritor de ficción, del novelista?

Ayuda. Ayuda porque los periodistas y los novelistas lo que hacemos es contar historias y para contar historias hay que ver las historias. Ser periodista, ser escritor, es tener una mirada curiosa y una necesidad por compartir con el resto el resultado de esa curiosidad.

¿Por qué existen aún reticencias sobre las escritoras que escriben sobre mujeres con problemas y sentimientos que no tienen género?

Pues eso tendría que preguntárselo a quienes tienen esas reticencias, pero supongo que tiene que ver con el poso machista que todavía existe en nuestra sociedad y que se niega a aceptar que las mujeres somos la mitad de una población que tiene exactamente el mismo derecho que la otra mitad. Y no me refiero al derecho a hacer lo mismo que los hombres, sino el derecho a tomar las propias decisiones, a recibir el mismo sueldo por el mismo trabajo, a romper el techo de cristal y, lo más importante de todo, a que no nos maten por el hecho de ser mujeres.

Ser periodista, ser escritor, es tener una mirada curiosa y una necesidad por compartir con el resto el resultado de esa curiosidad

¿Realmente basta con vivir? ¿no puede ser poco o, al contrario, demasiado?

En general, y es algo que ocurre en todas mis novelas, el mensaje, si lo hay, es el que está dentro de cada persona que lee la novela. Trato de poner un espejo que refleja la vida, y en la vida, más que lo que te pasa importa cómo vives lo que te pasa, por eso cada persona saca su propia conclusión sobre lo que lee, sobre lo que vive. El mensaje que yo, como autora, extraigo de esta novela, después de haberla tenido en la cabeza años, después de haberla escrito, es que muchas veces, muchas muchas veces, somos nuestros propios enemigos a la hora de vivir. Porque para vivir, como dice Luis Rosales, basta con vivir como quien da limosna.

 

El Periodismo necesita una profunda reflexión para informar sobre las víctimas

Estudios sobre el tratamiento contra la violencia de género en los medios de Comunicación han destacado lo que todavía queda por avanzar en el compromiso de la Prensa contra la Violencia de Género.

A pesar de la Ley, los avances sociales y la menor permisividad de la sociedad ante la violencia machista, lo cierto es que los medios y los periodistas todavía tenemos una asignatura pendiente sobre esta cuestión. Es necesario el desarrollo de un profunda reflexión sobre el papel que el Periodismo juega en sensibilizar y condenar hechos terribles que todavía hoy, en muchos casos, se tratan más de una perspectiva informativa pasional donde hasta el lenguaje es inadecuado.

El periodista de Diario16, Natalio Blanco,  se ha convertido en un referente como periodista comprometido en la lucha contra la Violencia de Género

En un contexto de estabilidad en la mortalidad por violencia contra las mujeres, los estudios demuestran que las noticias sobre este tema han aumentado, coincidiendo con acontecimientos dramáticos y respuestas políticas al respecto. Los políticos de ambos sexos, los varones juristas y las mujeres sanitarias y de diversas asociaciones son las fuentes informativas principales. Los varones son la fuente informativa principal en las noticias de medidas de castigo. Empieza, es verdad, a darse voz a las víctimas. Pero aún con cierto mensaje paternalista.

Esto es cierto, pero también que todavía hay ejemplos recientes en los que lamentablemente se dedica mucho más espacio,a una denuncia falsa -a pesar de ser excepcional- que un asesinato contra la pareja. Para ser justos, hay honrosas, y cada vez, mayores excepciones. Este es el caso del periodista de Diario16, Natalio Blanco, que se ha convertido en un referente como periodista comprometido en la lucha contra la Violencia de Género.

la aprobación de la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, los medios de comunicación vieron reconocido su inestimable valor como referentes a la hora de abordar las noticias de violencia machista. Sin embargo, también son de algún modo “recordados” por el legislador en su función social primigenia en cuanto a la responsabilidad que éstos tienen al construir la realidad que relatan.

Somos los periodistas, en muchas ocasiones, juez y parte de la noticia. Todavía hay interés, cuando un hombre mata a su pareja, por preguntar en el entorno del barrio y destacar “lo bueno y educado que el personaje en cuestión parecía” o en dejar claro “que ella era muy rara y no hablaba con nadie”.

Los periodistas debemos valorar el papel fundamental que representamos en la lucha contra esta lacra social y comprometernos con las víctimas. Hemos avanzando, pero aún queda mucho por hacer. Vamos por ello.

Desde la igualdad, un paso más

Cada vez estoy más convencido de que el futuro se puede encontrar detrás de las mujeres y los hombres que trabajan para que sea posible. Así de claro. Y cada día, cada momento, estoy también más convencido de que es la mujer quien preserva mayor fuerza y ética en este tránsito por la vida como prólogo o ventaja que nos da la muerte, tránsito que se nos hace pedregoso en muchos de sus espacios.

La violencia que nos rodea parece inmunizarnos ante el dolor, las injusticias, las desigualdades. Por ello, ahora más que nunca en un día especial como es este 25 de Noviembre, que por su motivo no debería existir, en que se celebra el día internacional de la eliminación de la violencia sobre la mujer, se hace más necesario que nunca elevar la voz para clamar por la defensa del destino de las mujeres, ya que ellas son soberanas de decidir su propio futuro en igualdad y en libertad con dignidad.

Pese a vivir en sociedades desarrolladas en pleno tercer milenio, con una enorme batería de comodidades y medios a nuestra disposición que nos deberían hacer disfrutar de la vida –de la tregua que nos da la muerte– en plenitud, el machismo, real y asumido por el hombre en sus conductas y comportamientos, se niega a ofrecer privilegios, “desde la noche de los tiempos, ni siquiera en el amor”. Pero no quieren saber estos que elevan el puño del machismo que amar no es poseer ni invadir ni conquistar, espacios de igualdad, respeto y libertad con dignidad, esas palabras que tan alegremente se emplean como sinónimos, intercambiables sin reparar en el enorme daño que hacen a la lucha contra la intolerancia y la violencia machista que degenera en un puro terrorismo.

Amar es otra cosa, es igualdad y respeto y verdad, lealtad, conciencia, perdón, comprensión y tolerancia. Y, por supuesto, aceptación de igualdad incluso con “un paso más”.

Nos estamos acostumbrando al sufrimiento renunciando a la felicidad posible y eso no es bueno, no porque las personas no lleven implícito en su condición el “dolor” como una extensión natural de sí misma, al igual que la “felicidad posible”, como el amor, sino porque en la agonía de las carencias de todo tipo, fundamentalmente en la de la comprensión de la igualdad, estamos cediendo dignidad y conciencia hasta límites difícilmente humanos y soportables.

La sociedad tiene que gritar unánimemente ¡BASTA! ¡NO MAS MUJERES ASESINADAS, VIOLADAS Y MALTRATADAS! No podemos seguir tolerando tanta ignorancia. Ni tampoco la falta de voluntad política y justicia de enfrentarse a este drama.

Los hombres, a la hora de enjuiciar a las mujeres, no pensamos nunca en lo difícil que puede resultar ser mujer ante el patriarcado machista evidente. Cada vez estoy más convencido de que, en la lucha por la dignidad de la mujer, los hombres estamos obligados a desempeñar un papel esencial por la educación en valores de igualdad, contra la discriminación por cuestión de sexo, así como en la erradicación de la violencia de género.

Voltaire señaló que “el primero que comparó una mujer con una flor fue un poeta, pero el segundo fue un imbécil”. Ha llegado el momento de la verdad, es el momento preciso para decidir y actuar en cualquier circunstancia de la vida ante las pautas de comportamiento que hayamos heredado de una tradición patriarcal, ante la conducta que asumimos en un mundo hecho a medida del macho, que sitúa al hombre en el centro de los privilegios.

El lugar que hoy reclama la mujer en general no es el de la belleza o el del exorno, sino el del respeto y la igualdad. En definitiva, debemos exigir a la sociedad en general una coeducación en valores democráticos de igualdad. Así lo creo. Por este motivo, quiero hoy, en un día tan especial, solidarizarme y ofrecer mi compromiso personal y profesional en favor de todas las mujeres que sufren marginación, desigualdad y violencia, con todas las mujeres en general, y en especial con los que encarnan con dignidad y lucha todos los valores que como mujer las engrandecen en la sociedad en igualdad o cualquier otro principio que las dignifique con derechos frente a una sociedad machista que en demasiadas ocasiones recibe el amparo vergonzoso del cómplice silencio de leyes, justicia, políticos y medios de comunicación.

Estos poderes son, en ocasiones, símbolos de dictaduras privadas que desde sus comportamientos ensombrecen con sus decisiones la razón sin miedo de otros hombres que no solo aceptan la igualdad sino que luchan y trabajan a favor de ella desde su conciencia social humana y libre.

 

Somos tu Red, campaña de la Junta contra la violencia machista

 

La presidenta de la Junta, Susana Díaz, ha abogado por crear una red de apoyo con más educación a edad temprana ante la «emergencia social de la violencia de género». Así se ha pronunciado durante la presentación en Almería de la campaña anual con motivo del 25N y asegura que el Gobierno andaluz va a poner «todos los recursos a nuestro alcance».

En el acto, en el que se ha guardado un minuto de silencio en memoria de la mujer asesinada por su pareja en Vinarós (Castellón) lo que eleva a 48 las víctimas, Díaz ha indicado que «hay que hacer un esfuerzo importante para formar a ciudadanos libres con valores que respeten a la otra persona, porque sólo desde el respeto pueden aflorar los mejores afectos». Además, ha alertado de que «uno de cada cuatro jóvenes ve habitual ejercer control sobre su pareja». Susana Díaz ha precisado que lo «primero será firmar como Gobierno» el Pacto de Estado y que se «reivindicó hace ya dos años desde el Consejo Andaluz de Participación de la Mujer». Durante su intervención ha recordado que llevará «antes de fin de año» al Parlamento la modificación de la Ley andaluza de Medidas de Prevención y Protección Integral contra la Violencia de Género para adaptarla al Pacto de Estado «ampliándola en las competencias».

Susana Díaz considera fundamental «una red en la que, entre todos, diagnostiquemos y acompañemos a las víctimas de ese terrorismo salvaje que sufren solo por el hecho de ser mujer y que ya se ha cobrado más víctimas que el terrorismo de ETA». La presidenta ha detallado que esa «red permanente» dará «certeza y seguridad» a las mujeres víctimas de la violencia de género y debe empezar por la educación. Asimismo, ha reclamado mayor formación y colaboración, así como «una sensibilidad especial con los menores, porque es fundamental que la justicia vele por la protección del derecho a la vida de los niños y niñas que son víctimas directas de la violencia de género contra su madre», y que ya se ha cobrado ocho vidas en lo que va de año.

Bajo el lema Somos tu Red, la campaña nace con el doble de objetivo de transmitir a las víctimas el apoyo con el que cuentan tanto de la Administración Pública como de su entorno más cercano, así como de hacer una llamada a la ciudadanía para que forme parte activa en la lucha contra esta lacra. En el marco de la celebración el 25 de noviembre del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, esta campaña de sensibilización lanza un mensaje a las víctimas para que se apoyen en todos los medios que tienen a su disposición a la hora de dar el paso de denunciar e iniciar el proceso para salir de la violencia machista.

La campaña hace un llamamiento al activismo de la ciudadanía ante la violencia de género. Somos tu Red transmite un mensaje a la sociedad para que denuncie aquellas situaciones que pudieran estar dándose en su entorno, relacionadas con la violencia de género con el fin de conformar una gran red de apoyo a las víctimas. Las acciones puestas en marcha en el marco de esta iniciativa van dirigidas a la población en general, si bien hace especial hincapié en la juventud, para lo que se han adaptado tanto el lenguaje como los formatos. La campaña recrea el perfil en una red social de una mujer que es víctima de violencia machista, que pide ayuda, denuncia e inicia el camino para comenzar una vida libre de violencia.

La campaña, que arranca con la conmemoración del 25 de noviembre, se difundirá a través de televisión, radio, carteles y webs de la Junta, así como en los perfiles institucionales en Redes Sociales. También se ha desarrollado un vídeo interactivo a través de Youtube que está diseñado para llamar a la participación de los usuarios de la red, especialmente de los más jóvenes.

El PP de M. Rajoy impide a Podemos ejercer sus funciones

Es obvio y claro el desprecio absoluto que siente el Partido Popular por Podemos, tanto en el Congreso como en el Senado (por hablar sólo del nivel estatal). Bien es cierto que les sirve de excusa para lanzar su discurso de la seguridad y neoliberal, pero de ahí a impedirles ejercer las funciones para las que han sido elegidos hay un trecho grande. Hoy hemos conocido que los excluyen del Comité Organizador del 40° Aniversario de la Constitución Española y que se impide visitar a los migrantes de la cárcel de Archidona a la senadora Maribel Mora y al eurodiputado Miguel Urbán.

Exclusión del Comité Organizador

Todo comienza por el rechazo del partido de M. Rajoy de los juristas Javier Pérez Royo o José Antonio Martín Pallín y otros nombres del Consejo Asesor. No les gustaban a los peperos estas personas. No tanto por sus conocimientos, que son de sobra conocidos, sino por representar a quienes representan. Gloria Elizo y Marcelo Expósito recuerdan a los presidentes de ambas Cámaras que “una celebración de la Constitución no puede estar concebida para impedirnos precisamente reflexionar de manera incluyente, plural y a la altura de los tiempos. Entendemos de hecho que las Cortes Generales pueden y deben asumir esa función privilegiada de promoción de la reflexión y el diálogo entre el conjunto de ciudadanos y ciudadanas”.

Por este motivo preguntaron en la reunión de las mesas de Congreso y Senado si cabía la posibilidad de incorporar a personas ajenas a los representantes de la ciudadanía, pero con suficiente conocimiento y peso social, para mejorar ese aspecto reflexivo. La respuesta fue positiva e, incluso, se les arengó a hacerlo. Por ello desde Unidos Podemos se ofreció la posibilidad de incorporar a los dos juristas ya citados más la profesora de Filosofía del Derecho, María Eugenia Rodríguez Palop, o la presidenta de Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales, Boti García Rodrigo, o la de José María “Chato” Galante, como representante de la lucha en favor de las libertades desde el franquismo.

Ninguno de los nombres ha sido aceptado en un Comité de ¡¡33 personas!! ¿Por qué? Desde Unidos Podemos entienden que debido a que desean “un enfoque más bien celebratorio del pasado, nostálgico, ignorante a propósito de la complejidad actual del debate en torno a la vigencia de la Constitución, negador de la pluralidad que ha adquirido la representación política de la ciudadanía en nuestras instituciones, y de espaldas a las diferencias que separan la sociedad española actual de aquella otra de hace cuatro décadas”.

Les excluyen por querer que la celebración del 40° Aniversario de la Constitución sea algo más que celebrar. Más cuando en la sociedad española está instalada la firma voluntad de la más que necesaria reformar constitucional. Además, afirman en Unidos Podemos que “promete un tipo de celebración que no es neutral, sino que se intuye como una opción inmovilista y conservadora a la hora de abordar cuestiones como las que acabamos de enumerar”. Curiosa paradoja la del PP, en cuyo seno hubo ministros franquistas y numerosas personas que no votaron a favor de la propia Constitución. A  todo ello habría que sumar el ninguneo de la mujer en la composición del citado Comité Asesor: 27 hombres y 6 mujeres. Machismo institucional.

No es de extrañar, entonces, que desde Unidos Podemos clamen afirmando que “Nuestros puntos de vista deben ser respetados e incluidos en el debate como así han pedido los ciudadanos y las ciudadanas, situándonos como la tercera fuerza política del país. Y por ello nos parece desleal que se haga un uso de los mecanismos institucionales que nos arrincona e ignora lo que representamos. Tampoco estamos dispuestos a que se nos obligue a reproducir ningún funcionamiento de las instituciones que ignore las necesidades de la sociedad española actual, que simplifique la diversidad de sus expectativas y niegue los problemas que la afectan”.

No se puede entrar en Archidona.

La senadora Maribel Mora, gran defensora de los DDHH como hemos contado en estas mismas páginas, y el eurodiputado Miguel Urbán habían solicitado acudir a la cárcel de Archidona para observar las condiciones en las que están los migrantes allí “alojados”. Esta utilización de la cárcel es contraria a la Ley de Extranjería y, por este motivo más el de la defensa de los Derechos Humanos, los representantes políticos querían ver in situ cómo están. Solicitaron a la Secretaría de Estado de Seguridad poder acudir de manera urgente e inmediata a visitar las instalaciones. Una facultad que tienen todos los diputados, senadores y eurodiputados.

La respuesta fue negativa. Les conminaron a acudir durante la visita guiada, junto a otros cargos electos que también han solicitado acceder a las instalaciones, con el argumento de que los funcionarios policiales “están desbordados”. Vamos cuando tengan todo controlado y limpito. Cuando todo parezca, dentro de la crueldad de tener a alguien en una cárcel por ser migrante, idílico. Pero los representantes de Unidos Podemos querían ir ahora, hoy, ya, porque las informaciones que llegan hablan incluso de carencia de agua potable.

Los propios funcionarios policiales que participaron en el traslado denunciaban también la escasa previsión a la hora de organizar el dispositivo. Los agentes no disponían ni tan siquiera de agua que ofrecer a las 500 personas a las que se llevaba hasta Archidona, de tal forma que “ha habido varios desfallecimientos”, según apuntaban fuentes policiales. Según los propios agentes tampoco había comida en el Centro Penitenciario Málaga II y tuvieron que ser ellos mismos quienes, acudiendo a estaciones de servicio de la zona, adquirieran alimentos para las 500 personas que, tras cruzar en patera el Mediterráneo, acababan de llegar a nuestro país.

De ahí la urgencia de acudir a defender los Derechos Humanos de esas personas. Así lo ha destacado Maribel Mora: “Era urgente y necesario, a raíz de las alarmantes noticias que hemos conocido, que se nos permitiera acceder a las instalaciones para garantizar que se ha dado un trato digno a las personas a quienes se ha encerrado en la cárcel de Archidona”. Urbán, por su parte, ha querido recordar que “en pocas ocasiones ningún otro gobierno europeo nos ha puesto restricciones similares para visitar instalaciones donde se acoge a personas migrantes o refugiadas, lo que supone una evidente limitación de nuestras funciones de control parlamentario”.

Unidos Podemos considera que la decisión de internar en la prisión de Archidona a 500 migrantes, recién llegados a territorio español y probablemente víctimas de mafias ilegales, es a todas luces ilegal. La Ley Orgánica 4/2000, también conocida como Ley de Extranjería, prohíbe expresamente el internamiento en centros de carácter penitenciario, tal y como son las instalaciones de Archidona, así declaradas por el propio gobierno mediante orden ministerial en marzo del presente año.