sábado, 19 julio, 2025

Cojan palomitas que esto se anima

Para cualquier persona que trabaje en el ámbito periodístico lo que se viene produciendo tras el fallecimiento de Benedicto XVI es sumamente jugoso. Sin necesidad de caer en el puro morbo –igual por eso mismo los medios televisivos y masivos no prestan tanta atención–, lo cierto es que el viento de los puñales que se están lanzando podría ser una nueva fuente de energía alternativa. Como toda organización que se precie, la Iglesia católica tiene en su interior oligarquías que no quieren dejar en monipodio y grupos que quieren convertirse en oligarquía. De todo ello cabe un análisis sociopolítico que se están perdiendo los medios.

Hace unos días ya que se advirtió que la batalla entre “conservadores” y “progresistas” estaba comenzando. Hoy, y los próximos días, ya está comenzando a intensificarse. Según van pasando los días del luto por el pontífice emérito, las partes en conflicto –que parecen obviar que el sillón de Pedro está ocupado, o por eso mismo– van lanzando indirectas que cada vez lo son menos. Es paradójico que algún intelectual de izquierdas, de los pocos preocupados por el diálogo Iglesia-agnosticismo/Fe-Razón, hayan escrito obituarios donde, desde la discrepancia, hacen elogios del finado. Por ejemplo, Antonio García-Santesmases ha valorado el haber tenido un tan inteligente contrincante. Mientras teólogos, presbíteros, cardenales y periódicos católicos andan a la gresca sin guardarse nada.

Conservadores

El obispo Athanasius Schneider ha lanzado una pequeña andanada contra Francisco I al reivindicar que “el acto mayor y más benéfico de su pontificado [de Benedicto XVI] fue el Motu Proprio Summorum Pontificum con la plena restauración de la liturgia latina en toda su expresión”. Benedicto XVI siempre explicó que no había oposición del Concilio Vaticano II a que se celebrase el culto por ese método, aunque no debía ser el único. Con el motu proprio lo único que hizo fue darle una pátina de legitimidad, en especial, para evitar ciertos cismas à la Lefebvre y para atraer a personas de otras confesiones. Como hizo con los ordinariatos anglocatólicos. Sin embargo, Francisco I revocó aquella posibilidad en Traditionis Custodes, algo que también ha afeado el secretario del emérito Georg Gänswein.

Monseñor Schneider no sólo se queda en la misa pre-conciliar sino que avisa que en la actualidad se asiste en “la vida de la Iglesia a un proceso de dilución de la fe católica y de su adaptación al espíritu de los herejes, incrédulos y apóstatas por medio del engañoso y eufónico nombre de la sinodalidad y por medio del abuso de la institución canónica del sínodo”. Todo un ataque a la línea de flotación de ciertos grupos progresistas que vienen aprovechando el Sínodo de Francisco para pedir hasta lo queer.

Progresistas

Los más progresistas de la Iglesia tampoco están callados sino que se aferran a alguna teoría de la conspiración contra Francisco. Ahora que Benedicto XVI, quien ejercía de freno a los más ultramontanos, ya no está, la posibilidad de acabar con el pontificado de Francisco está más cerca. No dudan en señalar a los cardenales Robert Sarah, Raymond L. Burke, Walter Brandmüeller, Antonio María Rouco Varela o Carlo María Viganò, con el añadido del obispo vengativo Gänswein, como cismáticos y ejecutores de una conspiración contra el actual pontífice. Es cierto que en el pasado fueron bastante batalladores pero ya ha advertido el cardenal Chistoph Schönborn que de dimisión o cese de Francisco nada de nada.

Según parece en esta conspiración estarían clásicos como el Opus Dei, la Orden de Malta o Comunión y Liberación. Extraño lo del último movimiento, entre otras cosas, porque aceptaron el Tu est Petrus cuando Francisco intervino Memores Domini (mujeres de la asociación han cuidado de Benedicto en su retiro) y obligó a Julián Carrón a dimitir como jefe de CL. El actual dirigente máximo, Davide Prosperi, ha hecho un elogioso artículo en recuerdo del finado (“Un verdadero gigante de la fe” ha dicho) sin ningún doble sentido ni nada. Tampoco se ve a Angelo Scola (otro eminente teólogo) o Carlos Osoro, por citar a cardenales, metidos en refriegas palaciegas. Como ayer se expresó, Massimo Camisasca incluso denunció movimientos dentro de la propia Iglesia contra Benedicto cuando vivía.

Vayan preparando las palomitas porque en todos estos movimientos hay mucho que analizar a futuro. Dan Brown tendría para un nuevo libro y Francis Ford Coppola para una película. A veces la realidad supera con mucho a la ficción.

La preservación del medioambiente es prioridad del gobierno del presidente Luis Abinader

El medioambiente debe ser cuidado para la existencia de todos los seres vivos como el corazón para cada ser humano. La biodiversidad se debe proteger como una de las cuestiones más importante del mundo. A pesar de los esfuerzos que se están realizando, no se ha detenido su deterioro, por esta razón se hace más necesario tomar medidas firmes.

En el caso de la República Dominicana, el tema del medioambiente y la preservación de especies se ha convertido en prioridad para la gestión de gobierno del presidente Luis Abinader. ¿Qué medidas ha apoyado el mandatario dominicano que sustenten esta afirmación? Son múltiples, las cuales ya han sido dadas a conocer, pero se dedicarán estos párrafos a continuación para plasmar algunas.

Una de las iniciativas tomadas por el Jefe de Estado dominicano es la denominada “Rescate Rosado”, una campaña fundamentada en la conservación de flamencos del Caribe, que consiste en la detener la captura y posesión ilegal del ave y devolver a la vida silvestre las que están cautivas.

Otra medida importante es la recuperación de la especie en extinción, Orquídea “Cacatica” (Tolumnia henekekii). Cabe resaltar, tal y como publicó Diario16, que la reinstauración de esta es la primera que se realiza en 10 años.

El rechazo a la caza de ballenas para alimentación, para mitigar los efectos de una posible crisis alimentaria en el mundo, fue la decisión de República Dominicana en la 68ª Reunión de la Comisión Ballenera Internacional. Un hecho más que demuestra la sensibilidad del actual gobierno dominicano con la biodiversidad.

Como otra prevención al deterioro del medioambiente, el presidente Abinader ha sido participe de la implementación del «Interceptor 004», iniciativa multisectorial que busca articular a todos los actores que trabajan en favor de la reducción del consumo, la eliminación de los plásticos y residuos de los ríos de la República Dominicana con una visión de desarrollo sostenible.

El Primer Foro de Carbono, celebrado en abril del 2022, que sentó las bases para la búsqueda del reporte voluntario de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), es otra muestra de que el gobierno de Luis Abinader ha centrado la atención en esta cuestión desde sus inicios.

Además de lo anterior, el presidente dominicano, aprobó la Ley de Residuos Sólidos, la cual no sólo beneficia al medioambiente, sino a la calidad de vida de las personas. La puesta en marcha de una estrategia para la restauración y reforestación ecológica en cuatro áreas fundamentales: plantaciones de mangles en la ruta de huracanes en el sur, la reforestación en la zona fronteriza desde Elías Piña hasta Restauración, la plantación de árboles en áreas protegidas y la previsión del fomento de 8.900 empleos verdes para que los ríos dominicanos tengan la debida protección y sostenibilidad, son otras de las tantas acciones medioambientales que ha ejecutado el mandatario dominicano.

La practicas del gobierno no se limitan a los hechos antes mencionados, sino que además el Ministerio de Medioambiente y Recursos Naturales, durante estos últimos dos meses sembró en las zonas costeras del país, más de 120.000 plantas con el objetivo de lograr su protección. “En el período enero-diciembre 2022 fueron plantados 98.000 mangles, dentro del Programa de Restauración Costera de las especies Mangle Rojo, Mangle Blanco y Mangle Negro, así como 33.225 otras plantas costeras, en una superficie de 181.550 metros cuadrados”.

El presidente Luis Abinader con un nuevo estilo de gobernar, va por más en su política medioambiental, que al final tiene como único resultado “más vida para los seres vivos”.

El secretario de Benedicto XVI “cantará la Traviata”

Los enemigos de Benedicto XVI no han tenido ningún reparo en atacar al papa emérito en el momento en que ya no podrá defenderse. Ya estaban envalentonados, como se contó ayer, desde que Francisco I –siguiendo la línea marcada por su antecesor, todo cabe decirlo– comenzó con la limpieza de la casa de los católicos. Aprovechando que estaba recluido en el monasterio Mater Ecclesiae, intentaron ajustar cuentas sabiendo que ya no respondería por su compromiso de guardar silencio. Se creen vencedores de un juego de poder que, para su desgracia, no está ni en su fase primera.

El secretario de Benedicto XVI desde 1996, Georg Gänswein, ha advertido que en este mismo enero se publicará, primero en Italia, un libro donde se espera que “cante la Traviata”. En algunas entrevistas a distintos medios italianos o católicos, el secretario ha venido, desde hace tiempo, señalando cómo alrededor del hoy fallecido pontífice se han contado muchas mentiras de forma interesada. Por ello, en el libro piensa contar toda la verdad. Ese “el diablo ha actuado contra Benedicto XVI”, que han publicado los diarios generalistas, tendrá cara en breve.

Es muy posible que el obispo alemán deje de ser prefecto-secretario de la Casa Pontificia, cargo que casi no desempeñaba por estar al lado del emérito, pero seguramente parte de la Curia va a llevarse su parte. Cuentan los que conocen las interioridades del Vaticano, que Gänswein ha tenido que luchar bravamente para que a Benedicto XVI se le otorgase la pompa que todo pontífice recibe. Parece ser que no estaban muy por la labor de prestarle un último adiós digno de cualquier sucesor de san Pedro. Así se las gastan en Roma.

El libro contará, tal y como ha revelado la editorial, la verdad sobre las “miserables calumnias y las oscuras maniobras que han tratado en vano de arrojar sombras sobre el magisterio y las acciones” de Benedicto XVI. La facción “progresista” ya acusa al secretario alemán de pretender interferir en el pontificado de Francisco I, cuando seguramente quienes salgan marcados sean otros o muchos. Progresistas, conservadores y ultramontanos. La eliminación de la misa tradicional por parte del actual pontífice les causó tristeza a Benedicto, y así lo contó no hace mucho Gänswein. Pero más allá de eso y algún que otro aspecto menor, no se espera que dirija sus críticas al actual pontífice.

No será el único que piensa hablar. Massimo Camisasca, de quien se ha comentado un libro en estas mismas páginas y obispo emérito de Reggio Emilia, ha denunciado sin rubor que ha existido una trama contra el Papa emérito dentro de la propia Iglesia. Señaló a los sectores liberales de la propia casa, en clara connivencia con algunos actores de la sociedad civil. Como les contábamos ayer, la batalla por debajo de los pies de Francisco está en auge ahora que Benedicto se encuentra en los brazos del creador.

La plataforma feminista PFRG presenta queja ante la Valedora do Pobo por la censura de un acto feminista

“No estoy de acuerdo con lo que dice, pero defenderé con mi vida su derecho a decirlo”. Esta famosa cita de Evelyn Beatrice Hall, erróneamente atribuida a Voltaire, se refiere al derecho a expresar una opinión, aunque sea incómoda, como ingrediente esencial de una sociedad libre.

Lamentablemente, ese  derecho a que se refiere la cita, la libertad para discrepar públicamente, el debate, están siendo amordazados por una nueva forma de censura, la ofensa.

El significado bíblico de ofensa se refiere a una falta, pecado, traición o transgresión, como negar a Jesucristo o exclamar atributos negativos de él, es decir, atentar contra la fe de otros.

Así, la ofensa no es otra cosa que el desagrado que producen opiniones discrepantes que no validan o cuestionan determinado credo.

¿Qué pasa cuando esa incómoda discrepancia está basada en hechos y datos objetivos?Pues que si éstos son incómodos al dogma, han de ser silenciados a través de la censura.

Cuando en 2015 se aprobó la conocida como “Ley Mordaza” muchos se sintieron espantados ante las consecuencias que tendría sobre el derecho a la libre expresión, siendo tildada por los defensores de la democracia como un atentado contra las libertades públicas.

Casi ocho años y un cambio de gobierno después, la peligrosa mordaza legal mantiene toda su vigencia, a pesar del espanto producido entonces entre los demócratas que ahora gobiernan. Pero, lejos de avanzar en la reconquista de este derecho exceptuado a través de esa ley, se han creado nuevas excepciones, también ley mediante, justificadas por la ofensa que puedan inferir sobre determinados colectivos ver cuestionadas sus respectivas creencias.

Entonces, si determinadas opiniones gozan  de la protección legal frente a otras que pueden no solo ser silenciadas, sino además sancionadas, estamos, de facto, ante la prohibición legal del debate, la imposición del pensamiento único y una confesión impuesta a todo el Estado.

El gran éxito de los que consideran molesto el ejercicio de esas libertades, ahora democráticamente “exceptuadas”, ha sido convencer a una buena parte de la población de que eso es progresismo, justicia y prevención democrática. De ese modo, la pocos molesta que cada vez sean más los espacios, privados y públicos, en los que se ejerza de manera arbitraria la suspensión de ese derecho, en nombre de la temida ofensa.

Durante el pasado mes de noviembre el Ayuntamiento de Santiago comunicó a la Asociación de Mulleres Abolicionistas Galegas la suspensión de la autorización inicialmente concedida para la presentación de un libro de Alicia Miyares titulado “Delirio y Misoginia Trans: Del Sujeto Transgénero al Transhumanismo” en uno de los espacios dedicados al uso de la ciudadanía.

La razón aducida para esa cancelación fue que “con el contenido y el discurso que se promovería con esta actividad se inferiría un agravio hacia el colectivo LGBTIQA+, en especial hacia las personas no binarias y trans” es decir, una ofensa.

Lo cierto es que ese discurso no se ha llegado a producir, por lo que esa censura está basada en suposiciones y prejuicios de los gestores de lo público. Sí es verdad que la obra a la que se refería la autorización sostiene una postura crítica con la elevación del género a categoría jurídica protegida, en tanto que este es definido por el propio Convenio de Estambul como los “papeles, comportamientos, actividades y atribuciones socialmente construidos que una sociedad concreta considera propios de mujeres o de hombres”, siendo éste sobre el que se sustenta la desigualdad sistémica y la posición dominante del hombre sobre la mujer.

Ese acto fue suspendido por ser incómodo a las creencias de cierto colectivo que considera que el género, es decir, el ejercicio de esos roles, es lo que nos convierte en hombres o mujeres, perpetuando ideas estereotípicas y sexistas contrarias al pensamiento feminista.

Decía que se nos había concedido autorización de uso de uno de los espacios destinados a la ciudadanía y colectivos, pero no se trata de cualquier espacio. Se trata del único espacio municipal “que tiene como objetivo la puesta en marcha de acciones dirigidas al empoderamiento de las mujeres” tal y como se recoge en su discurso inaugural.

Debemos, entonces, entender que el empoderamiento de las mujeres tiene su límite allí donde se encuentre la ofensa del colectivoLGBTIQA+ o el celo de los gestores del espacio público por evitarla, evidenciando, una vez más, que los derechos de las mujeres están subordinados a los intereses de otros.

Estamos seguras de que la responsable del área de Cultura, la Concejala Mercedes Rosón, cree estar defendiendo el discurso correcto y los intereses que considera más lícitos, pero esto no deja de ser una apreciación personal. Si un gestor de lo público puede vetar el acceso a una dependencia municipal por una discrepancia ideológica, por muy convencido que esté de tener la razón, ¿cuál es el límite de esa potestad? ¿Podrá vetar el acceso a los espacios públicos a la militancia de otras formaciones políticas, a creyentes de otras confesiones religiosas, a quienes cuestionen su gestión?

El lunes 2 de enero varias representantes de la AMAG se dirigieron al registro de la Valeduría do Pobo para dejar constancia de estos hechos y solicitar la intervención de la Valedora ante una evidente vulneración del derecho recogido en el artículo 20 de la Constitución Española, el derecho a “expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción… sin que el ejercicio de estos derechos pueda restringirse mediante ningún tipo de censura previa”.

Nuestra preocupación no se limita a un acto, ya irrecuperable, o a las pérdidas concretas que nuestra asociación haya podido sufrir, sino a la normalización de la arbitrariedad en la gestión de lo público, a la pérdida de calidad democrática en manos de gestores fanáticos que justifican el despotismo bajo el mantra de la ofensa.

Somos conscientes de lo improbable de que esta acción nos ofrezca algún resarcimiento o reparación, pero solo podemos arañar las paredes del sistema y esperar que, de vez en cuando, lo improbable sea posible.

La muerte de Benedicto XVI pretexto para la batalla por el poder

Desde, al menos, la muerte de Juan Pablo II existe una lucha soterrada en la curia romana por mantener ciertos privilegios, en realidad por mantener el poder, y también entre las distintas corrientes teológicas para ver cuál de ellas influye más en la curia y el pontífice. Se cuenta que Benedicto XVI renunció a la mitra de san Pedro por no encontrarse con la fuerza suficiente para romper con ciertas dinámicas de poder en la curia, si bien se bastaba para impedir ciertas posturas postmodernas en lo teológico y lo eclesiológico. La elección de Francisco I fue reñida y no hubo cierto acuerdo hasta que el cardenal Angelo Scola pidió a quienes le apoyaban que votasen por el argentino para no dilatar más la elección. Una buena muestra de esas batallas internas que no sólo han sido de poder sino también “ideológicas”.

Francisco ha venido moviendo las estructuras, que parecían pétreas, en la Ciudad del Vaticano. Cambios en los dicasterios. Modificaciones en las prelaturas. Nuevos estatutos para la dirección de órdenes, prelaturas y asociaciones. Un intento de democratización y de movilidad en los principales cargos directivos. En lo teológico ha movido a la Iglesia hacia la evangelización y la identidad con los pobres y parias del mundo, mucho más que las cuestiones más sociopolíticas de sus antecesores. Las diferencias no son tantas en realidad sino que se pone el acento más en ciertas partes de la teología y la eclesiología que en otras. Todo ello ha sido visto como un triunfo por las posturas más “progresistas” o como una afrenta por las posturas más “conservadoras”.

Ahora, con la muerte del Papa emérito, parece que ambas facciones han recrudecido sus enfrentamientos. Respecto al finado, salvo excepciones, casi todos los artículos han valorado su capacidad intelectual y ese intento de conciliar tradición y renovación (algo que es patente en sus numerosísimos escritos), pero por el lateral del cuerpo presente han salido los puñales filosos.

Los más “conservadores” se han lamentado porque con su muerte se habría perdido el último pilar de la tradición católica, el último resquicio por evitar que el relativismo y la postmodernidad invadan la doctrina. El katejón desaparecería con Benedicto XVI. Los “progresistas” han aprovechado esta muerte para incidir en sus propias posturas: que si permitir la comunión a los homosexuales y divorciados; que si la incorporación de la mujer al clero; que si concebir en celibato como opcional, etc. En general, llevar a la Iglesia a confluir con lo terrenal en todos los aspectos postmodernos.

En los próximos tiempos, más en esta época sinodal, la batalla será mucho más cruenta. Desde ciertos posicionamientos “conservadores” –esos que llaman comunista  al papa Francisco- sienten que están llamados a una lucha a muerte, si hiciera falta. Otros conservadores están más tranquilos, ejerciendo sus labores cotidianas y aceptando la infalibilidad papal (algo que criticó Hans Kung y por ello le quitaron la posibilidad de dar clases de Teología). Los sectores “progresistas” están también divididos entre quienes se mantienen en el posibilismo reformista (apoyando, por tanto, lo que viene haciendo el actual sucesor de san Pedro) y entre quienes (como ha demostrado el sínodo alemán) quieren hacer de la Iglesia una especie de protestantismo arco iris. Vayan preparando las palomitas.

¿Qué se puede aprender de Benedicto XVI?

Tras el fallecimiento de Benedicto XVI ha habido de todo, como en la viña del señor: loas exageradas, ponderaciones justas y mala baba. Se le ha querido catalogar de nazi (falso), se le ha acusado de imputado por encubridor de abusos a menores (falso, porque tan sólo había una denuncia civil en la que estaba dispuesto a testificar en juicio si la vida le daba para ello y contar que nada le llegó), se le ha acusado de haber perseguido a Hans Kung (falso, quien le retiró de la enseñanza teológica fue Pablo VI) y de haber actuado contra la Teología de la Liberación (cierto y se ha explicado profusamente). En términos generales, se le ha catalogado de reaccionario, pese a haber sido progresista en su juventud, un neorrancio avant la lettre.

Como un debate teologal profundo da para un ensayo y no un artículo, mejor buscar ciertos aspectos que se pueden aprender de su pensamiento con afán práctico. Del pensamiento de Joseph Ratzinger pueden aprender muchas personas sin llegar compartir su fe. No es necesario ser católico para poder discernir virtudes intelectuales que cualquiera puede aplicar a su acción política. Unos observarán y aprenderán que algunos elementos tradicionales no son males, especialmente si son centrales a la doctrinar que dicen defender; otros verán que la hipocresía con la que se mueven por la vida, por mucho que sientan a Dios en sus vidas, tampoco es acorde a la Doctrina.

Libertad

Ratzinger siempre se preocupó por el tema de la libertad. Tanto la personal como la colectiva. Defendía que la libertad sin moral era mero libertinaje (contra el libertinaje escribió en muchas ocasiones) y la moral sin libertad era perniciosa. Esto aplicado al debate político atañe tanto a liberales como a “izquierdistas”. Entender que la libertad del yo es tan amplia como desee la persona, sin ningún tipo de límites, supone un extravío y un vaciamiento del sentido de la libertad. La moral ayuda a fijar los límites que hacen posible la convivencia en sociedad. Ese “nadie me puede decir cuántos vinos me puedo tomar antes de conducir” es libertinaje puro pues no tiene en consideración a los otros (los que pueden morir por ir bebido al volante). La existencia de virtudes éticas en cualquier sociedad permiten la unidad en la diversidad y evitan el relativismo. La persona posee una dignidad inalienable y sin moral esa dignidad es inexistente.

Luego están los que se inventan una moral que imponen por la fuerza, excluyendo cualquier tipo de veracidad de la misma, cancelando opiniones, expresiones o acciones. Son totalitarios del pensamiento, al cual recubren con una moralina que imponen como dogma, negando que pueda existir diversidad que no haya sido aprobada por ellos o ellas. Cualquier atentado contra la razón, que suele ser algo típico en la “izquierda” actual, acaba vendiéndose como un producto moral. Contra esto se pueden aprender en Benedicto XVI.

Caridad

Muchos han resaltado la importancia de la encíclica Deus caritas est de Benedicto XVI. Lo que no queda tan claro es que se haya comprendido en su completa profundidad. La caridad es un concepto clave en la teología, algo que en el proceso de secularización moderno se transformó en fraternidad (más o menos). Amor por el otro en correspondencia al amor que Dios tiene por cada una de las personas por igual. Entender la caridad como un mero donativo monetario, entregar una manta o un poco de comida es confundir la misericordia con el amor. Realmente en este tiempo, ni por la derecha, ni por la izquierda hay caridad/fraternidad porque no hay esa unión amorosa. Más viene existe misericordia de la peor, la que se hace desde una posición de superioridad virtuosa o poderosa.

Si se entiende al otro como un ser amado (no en el eros, basta con la filia), como alguien que es igual a mí, que me es fraterno, la perspectiva cambia radicalmente. Lo que se intenta no es ser misericordioso (algo que no es malo en sí, no vayan a creer) sino caritativo/fraternal. Se legisla en beneficio de todo el mundo porque, al final, somos hermanos (en la fe o en la mera humanidad), se busca el bien común. Que la casa de todos sea confortable y que no exista una diferenciación enorme de tal forma que se ponga a unos bajo la bota de los otros.  Esto no lo tiene en cuenta nadie. Se habla de las personas como meros datos estadísticos, como meros artificios materiales, como simples números que están ahí. Fíjense en la hipocresía cuando se habla de pobreza infantil como si no existiesen progenitores pobres. Ahí no hay amor, ni caridad, ni fraternidad.

Relativismo

Vivimos en la época del relativismo, producto del individualismo propio de la postmodernidad. Una secularización casi completa donde la esperanza y la trascendencia son imposibles. Cuando la Iglesia católica manifestaba su rechazo al marxismo era tanto por el excesivo materialismo como por la teología que presentaba. El tiempo le daría la razón en algunas cosas y menos en otras, como sucedió con el liberalismo cristiano u otras pretensiones de revisar la base fundamental de la doctrina católica.

Hoy en día existen mil liberalismo, dos mil socialismos y tres mil cristianismos. Esto le espantaba a Ratzinger como espanta a personas de derechas e izquierdas, las cuales ya no saben ni qué es la socialdemocracia, ni el liberalismo, ni el propio catolicismo. Respecto a esto último, la gran enseñanza de Benedicto fue volver a poner la Trinidad y la Liturgia en el centro de lo católico. Lo otro parece que no hay quien lo arregle. El socialismo no es que un colectivo pueda utilizar a mujeres para alquilar sus vientres y tener descendencia. El liberalismo no es que desde el Estado se salve a las empresas (grandes) que han cometido errores de gestión. Ni que el Estado sea el dios sobre el que gira la vida de las personas, en especial para lo malo.

Cuando las ideas no son claras; cuando la moral es cambiante; cuando cualquier ocurrencia de un departamento de una universidad californiana toma cuerpo de fe; cuando la historia es una carga que se tira a un lado del camino o se revisa para que encaje con las ocurrencias de presente; cuando lo que se quiere es un socialismo/liberalismo/catolicismo que encaje con las apetencias de cada individuo; cuando se quiere que todo sea líquido, la dictadura está más cerca de lo que se piensa. No sólo la dictadura política, sino la social, que es la que realmente preocupaba a Ratzinger.

Y ese relativismo, que acaba convirtiéndose en dictadura, impide la posibilidad de la esperanza. El progreso de los progresistas carece de esperanza, es pura materialidad y tecnociencia. No hay teleología posible y, por ende, se carece de toda capacidad de trascendencia. Ese aquí y ahora. Ese mostrarse al otro en una completa figuración alienante (como sucede en las redes sociales). Todo ello hace al ser humano menos humano. Para combatir todo ello pueden encontrar en el pensamiento de Ratzinger un camino o un pequeño rincón para la reflexión. Quienes estos días se han reído de quienes han dicho que ha sido un eminente pensador (como se sostuvo aquí) lo hacen bien desde la incultura (muy propia de las redes sociales y la época relativista), bien desde la mala leche o la campaña orquestada desde el lobby gay.

2023, Año de Abinader

En occidente existe un estigma político para América Latina. En muchos países de Europa o de Norteamérica se tiene la convicción de que los gobiernos de los países latinoamericanos representan lo que se ha dado en llamar «repúblicas bananeras», donde la acción de gobierno está basada en el populismo más absoluto. Sin embargo, eso es un prejuicio injusto y la República Dominicana de Luis Abinader es el mejor ejemplo para demostrar que eso no es así.

El presidente dominicano llegó al poder con la promesa del cambio y eso es lo que está haciendo al aplicar un nuevo modelo de gobierno que nada tiene que envidiar a lo que se hace en esos países que miran a Latinoamérica con soberbia y desapego. Luis Abinader ya ha cambiado muchas cosas en República Dominicana y, sobre todo, ha incrementado de manera impensable la presencia y el prestigio internacional del país caribeño.

2023 va a ser el «Año Abinader» porque todo lo que se ha hecho en estos dos primeros años de su mandato incrementará los beneficios del pueblo dominicano, tanto los que viven en su territorio como los de la diáspora. Una legislatura no es una carrera de 100 metros lisos, sino que los cuatro años de mandato son un maratón en los que no se puede avanzar más de lo necesario si no se quiere caer en el agotamiento.

Nadie puede esperar que un programa electoral se cumpla íntegramente en los primeros meses de gobierno. Eso es imposible porque los tiempos de la política marcan una hoja de ruta determinada que el presidente dominicano conoce muy bien cómo gestionar.

Además, hay que tener en cuenta la situación global con la que se encontró Abinader cuando llegó a la Presidencia. En primer lugar, la pandemia de Covid-19 estaba en su momento más álgido. Sin embargo, el presidente dominicano no se quedó frustrado ni se escondió en la resignación. Implementó un sistema de vacunación que ha sido ponderado y puesto como ejemplo a nivel internacional, lo que provocó la recuperación de la actividad económica en sectores clave.

La eficacia de las medidas implementadas por el gobierno de Luis Abinader tuvo su reflejo más importante en el sector turístico, con unas políticas que promovieron la seguridad para los visitantes. República Dominicana era un destino seguro de Covid y eso trajo el resultado de que, mientras otros destinos de la región continuaban con duras restricciones, la ocupación y el número de turistas internacionales creciera de manera exponencial.

Si la pandemia había sido un golpe global muy duro para la economía mundial, cuando parecían verse los primeros brotes verdes, Rusia invadió Ucrania. Esta guerra ha tenido como consecuencia una crisis de los precios de la energía en todo el mundo, lo que ha derivado en una inflación que está golpeando a todas las economías.

Abinader no es el culpable de la subida indiscriminada de los precios, a pesar de lo que pretendan decir los opositores trumpistas, y, a pesar de ello, ha aplicado medidas que han repercutido directamente en el bolsillo de la ciudadanía, políticas que han frenado el brutal impacto de la inflación para que República Dominicana siga creciendo.

El nuevo estilo de gobernar de Luis Abinader tiene una repercusión internacional y son muchas las potencias las que han ponderado los cambios que se están implementando en República Dominicana. Países como España o Estados Unidos, dos de los principales países inversores, han alabado públicamente en distintos foros internacionales el cambio que se está produciendo en el país caribeño y, sobre todo, la gestión que está haciendo Abinader.

Lo mismo ocurre con organismos supranacionales como el Fondo Monetario Internacional que han destacado cómo Abinader ha generado un escenario de estabilidad y resiliencia económica que ya está teniendo sus consecuencias en la llegada de inversiones extranjeras como nunca se había en la historia dominicana.

Esta es una de las claves del cambio que Abinader prometió a su ciudadanía. La entrada de inversiones exteriores es la clave. El presidente dominicano sabe, por su experiencia en la gestión empresarial, que no se puede desarrollar un proyecto de país sólo con la explotación de los recursos de los sectores que tradicionalmente eran los pilares de la economía y de la creación de empleo. Por esta razón, Abinader ha planteado dos factores clave: potenciar lo que ya funcionaba, es decir, el sector turístico y las exportaciones y crear nuevas vías en las que los inversores internacionales y las grandes compañías apuesten por República Dominicana.

Esto sólo se puede conseguir con una economía estable y con una imagen de país capaz de generar confianza. Las inversiones son dinero privado que espera obtener beneficios en el medio plazo. Abinader lo sabe y, por eso, durante estos dos primeros años de mandato ha puesto toda la carne en el asador para lograr esa imagen. Lo ha conseguido porque las inversiones están llegando, incluso en un momento de crisis global en el que el dinero está temeroso de dar pasos en falso.

Un ejemplo muy claro lo encontramos en el magnate Elon Musk, quizá el hombre más rico del mundo en la actualidad. Una de las empresas de Musk se puso en contacto con el gobierno dominicano porque tenía intención de invertir en el país con su plataforma de conexión a internet vía satélite. Una multinacional de este tipo no da el primer paso si no tiene garantías y un escenario de estabilidad que le garantice beneficios. Eso lo ha logrado Luis Abinader.

A partir de este año 2023 los frutos del nuevo estilo de gobernar del presidente dominicano serán mucho más visibles para el pueblo. La llegada de nuevas inversiones se traducirá en más puestos de trabajo y en un incremento del bienestar de la ciudadanía. Todo esto no hubiera sido posible sin la proyección internacional que ha logrado Luis Abinader quien ha conseguido transformar la visión que de República Dominicana se tiene en el mundo. Ahora las potencias miran al país caribeño como algo más que un destino turístico. Ahora los principales países del mundo ven a República Dominicana como una oportunidad para que sus empresas se asienten. Por todo ello, 2023 es el año Abinader, el año de un presidente entregado a su pueblo.

Ojalá se le hayan atragantado las uvas a la clase política

Ahora que ya estamos en los albores del año 2023, nada mejor que desear que la pasada noche se le hayan atragantado las uvas a cada miembro de la clase política española. Con los mejores deseos de haberlo pasado mal un rato. Incluso con un poco de asfixia acompañada de pavor. No es maldad ese deseo sino justicia (divina o no). Porque en ningún momento del año anterior se han preocupado realmente de los españoles. Junto a la clase política habría que añadir a algunos miembros del llamado cuarto poder, aunque estos no necesitan atragantarse, ya están así casi todo el año.

El bien común ha desaparecido de las mentes de los dirigentes políticos. Legislan a golpe de ocurrencia o de petición de la clase dominante. Porque, aunque en antiguos estudios politológicos se consideraba a la clase política en ese grupo, la realidad es que no son más que los palanganeros de quienes tienen el poder real. Llevan años gobernando para ese 20% de la sociedad que tiene capacidad de modificar las tendencias sociales. Dentro de ese porcentaje está el 8% de los poderosos que controlan la economía, ergo a los dirigentes políticos y al cuarto poder. El 12% restante son los que tienen intereses comunes con aquellos o son sus lacayos en los medios.

El bien común no existe pero tampoco existe el diálogo, el debate o la deliberación que es propio de los regímenes democráticos. Sin debate no hay democracia. Y hoy en día las Cortes Generales son un lugar donde se vomitan frases u ocurrencias (muchas de ellas fabricadas en algún gabinete de comunicación o ¿incomunicación?). Diputadas y diputados, senadoras y senadores no son más que marionetas de sus respectivos jefes. Agarrados a un sueldo que en su vida habrían logrado trabajando (ya no duro, sino trabajando sin más), tragan con lo que les manden. No vaya a ser que les toque volver a la vida civil. Y con unos parlamentos silenciados ¿qué queda? Los intereses de unos y otros para seguir en el poder político o acercarse al mismo.

Y en todo esto no se salva ni uno. No vengan a decir que este o aquel dicen o hacen cosas para favorecer al pueblo. Cuando parece que hacen eso, en realidad están ayudando a alguien de la clase dominante o dando una migaja a cambio de entontecer la mente y que no se les ocurra levantarse contra los poderosos. Fíjense que la mayoría de las leyes que nos dicen son un aumento de la libertad, en realidad son una transferencia de fondos a los bolsillos de alguien: una empresa, un fondo de inversión o una supuesta ONG de amigos a los que llenar el bolsillo. De vez en cuando cae una propina a alguien que sí trabaja por el bien común. Total, hay que despistar.

La corrupción moral es tan grande que, desear que se atraganten con unas simples uvas, es poco castigo para lo que están haciendo con las vidas de los españoles. Lo peor es que en año electoral, como este 2023, venderán todas las motos y vaciarán las arcas públicas para convencer a sus grupos y se tragará con ello. Porque en la prensa se vive muy bien mamando de la teta de las subvenciones, se callan las miserias de unos o de otros y el pensamiento crítico ni asoma. Da igual que usted sea católico que ateo. Socialista que tradicionalista. Idiota o listo. En todos los casos no piensan en usted salvo como mero portador de un voto cada cuatro años. Y en consonancia con ello le tratan.

Muere uno de los más brillantes pensadores

Tras soportar largamente la enfermedad de Parkinson, Benedicto XVI ha fallecido en la ciudad de Roma. Lugar de donde fue su obispo durante ocho años, los que duró su papado, y donde estuvo trabajando durante más de tres décadas. Su renuncia por enfermedad sorprendió al mundo, más si cabe cuando su antecesor, san Juan Pablo II, aguantó hasta el final con todos sus achaques. Pero Benedicto XVI siempre tuvo cierta conciencia de ser un heredero de Pedro de transición. Su tiempo ha llegado a su fin dejando una estela amplia y soberbia. Porque no sólo ha muerto un papa sin Joseph Ratzinger, uno de los mayores pensadores del XX y parte del XXI.

Nacido en Marktl an Inn, Baviera, Alemania, el sábado santo de 1927, Joseph fue bautizado a las cuatro horas de nacer debido a la gran nevada que había caído. Sufrió el régimen nazi siendo casi un imberbe, siendo obligado a afiliarse a las Juventudes nazis junto a sus compañeros de seminario. No acudiría a ninguna reunión, ni recogería su carnet porque bastante sufrimiento era tener que apuntarse a una organización que detestaba como buen católico y por su padre un convencido antinazi.

Con 16 años poco podía hacer, en contraposición a personas más adultas que se rebelaron (por hablar del campo católico solamente) y lo pagaron con su vida. También fue obligado a alistarse (era eso o un tiro en la nuca en el momento del reclutamiento forzado) al ejército en los últimos compases de la guerra. No pegó ni un tiro pero fue preso en campo de concentración de las tropas estadounidenses.

Tras ser liberado retomó sus estudios en Freising. Su vocación de profesor le llevaría posteriormente a las universidades de Freising, Bonn, Ratisbona, Münster y Tubinga. Gran conocedor de la patrística siempre se decantó más por san Agustín que por santo Tomás (cabe recordar que este último era el modelo de los estudios de Teología), aunque su habilitación de cátedra versaría sobre la Revelación en san Buenaventura. Desde muy pronto se interesó por el personalismo como elemento epistemológico y filosófico, algo que compartiría con su gran amigo Juan Pablo II (verdadero experto en el tema), pero ello no es óbice para verse influido bastante por teólogos-filósofos como Congar, Bath, Rahner, De Lubac o Von Balthasar. Acudió al Concilio vaticano II como asesor y dejó una gratísima impresión como joven teólogo. Algunos, incluso, han querido ver su mano en algunas partes de Fides et spes. Junto a otros grandes teólogos y maestros fundó la revista Communio, verdadero centro del pensamiento católico.

Pablo VI sería quien le apartase, en cierto modo, de las aulas nombrándole obispo y cardenal de Múnich. Posteriormente Juan Pablo II, quien le apreciaba y estimaba su capacidad intelectual, le nombraría n 1981 como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, antes conocida como Inquisición (aunque no sea casi lo mismo pero es más comprensible para los legos). La elección del papa polaco no podría haber sido más acertada. Llevaba a Roma a un cardenal con unos conocimientos teológicos y eclesiológicos excepcionales, a lo que se sumaba su enorme carácter para el diálogo y el debate.

No sólo le servía para proteger la fe de ciertas desviaciones (los seguidores de Hans Kung o la Teología de la Liberación), sino que podía ayudar para expandir la misma por su capacidad intelectual, muy complementaría de la magnífica capacidad del pontífice polaco. Hasta su nombramiento como sucesor de Pedro se mantendría en ese puesto y suyo sería el último catecismo de la Iglesia católica. En todos esos años ayudó a clarificar la doctrina y jugó un papel fundamental con pensadores laicos y algún que otro hereje.

No existe teólogo que cite, de una u otra forma, algunos de los cientos de publicaciones de Joseph Ratzinger. En los últimos años se ha venido recuperando su primera gran obra, Introducción al cristianismo, ya que en ella, entre otras cuestiones, preveía lo que ha venido sucediendo en las sociedades occidentales y cómo ello haría sufrir a la Iglesia. Desde Alasdair MacIntyre hasta Rob Dreher son muchos los pensadores que han postulado el refugio en pequeñas comunidades, lo que se conoce como opción benedictina, para salvaguardar la Fe en estas sociedades secularizadas. En una novela reciente con tintes distópicos, Miguel Ángel Poblet (De bruces en el charco, Nuevo Inicio) utiliza mucho a Ratzinger en el desarrollo de la trama.

El proceso de secularización ha sido un lugar común en sus análisis (incluso en algunos eclesiológicos). Tanto desde un punto de vista católico, lógico y de esperar, como desde un punto de vista meramente democrático o civil. El ocultamiento o cancelación de la razón religiosa, al menos por sus connotaciones éticas, sólo puede ser origen de consecuencias negativas para la persona y las sociedades. El peligro de caer en el sincretismo new age, el generismo, la inculturación o el buenismo está ahí. Es un camino completamente abierto al relativismo y la perdida de la razón (en todas sus formas). Al final, como decía él, el peligro fáustico de que todo sea sentimiento. Por eso insistía Ratzinger que Fe y Razón estaban fuertemente vinculadas. Ambas por separado no ofrecían nada positivo, mientras que unidas procuraban el Bien al ser humano.

La conexión entre razón y fe es necesaria pues “están llamadas a purificarse y regenerarse recíprocamente, se necesitan mutuamente y deben reconocerlo” (pp. 67 y 68, Dialéctica de la secularización, Ediciones Encuentro). De tal forma llegó a convencer al gran filósofo Jürgen Habermas de la necesidad de esa comunión, plasmada en la razón religiosa, que la acabaría incluyendo en su propio sistema filosófico. No puede haber ética, nos dice, ni moral puramente científica, se necesita algo más que la religión puede aportar.

Ese camino que aporta la religión supone dotar, entre otras cuestiones, a la libertad de sentido. Si no quiere ser mero nihilismo o libertinaje, la libertad necesita de la moral para poder ser plena. Existe un requerimiento entre ambas para que la persona pueda elevarse interiormente. Porque, continua Ratzinger, si se niega lo moral, la conciencia, se acaba negando al propio ser humano. La libertad, recordará, no existe sin sacrificio y renuncia, o lo que es lo mismo, sin tener claro que lo justo y lo bueno son complementos necesarios (p. 31, Verdad, valores, poder, Rialp).

A nivel sistémico el pensador alemán ha advertido en diversas ocasiones lo fundamental que es la razón religiosa para la democracia, si es que esta no quiere quedar completamente vacía (como sucede en la actualidad), nihilista y sin seres humanos libres. Cuando el relativismo campa a sus anchas el poder y el diablo sonríen porque la maldad acaba difuminándose. La verdad de la razón religiosa permite aclarar los valores fundamentales de la persona, especialmente de la dignidad, y permite a la verdad hacer posible la praxis correcta. Y así se podría seguir hablando de tantos temas tratados con conocimiento y profundidad.

Si deseasen profundizar en el pensamiento de este hombre que se ha marchado para estar junto al Padre, tienen en Ediciones Encuentro, Palabra, Sígueme, Rialp, la Biblioteca de Autores Cristianos una buena muestra de sus amplios conocimientos. Destaca junto a Introducción al cristianismo (Sígueme) su magna obra Jesús de Nazaret (las versiones de BAC o Encuentro son estupendas) y si quieren conocer mejor a la persona cabe recurrir a la biografía de Peter Seewald (quien se convirtió al catolicismo tras hablar con el pontífice), Benedicto XVI. Una vida, recientemente publicada por Mensajero.

Quedan algunos buenos teólogos de la vieja escuela, como Angelo Scola, pero casi ninguno con la repercusión a nivel intelectual que tuvo Ratzinger. Se le colocó el sambenito de ultraconservador, pero sólo aquellos que le han leído en profundidad saben que era injusta esa calificación. Fue un hombre dialogante y lo bastante heterodoxo para debatir, y lo suficientemente ortodoxo para que el catolicismo no cayese en el buenismo, en el moralismo, el relativismo o una adaptación individualista a la carta, como pretenden algunos. Mantuvo en pie el catolicismo mostrándose como un gran pensador. Uno de los mejores del siglo XX y parte del XXI. Deja un enorme legado para las futuras generaciones, especialmente para muchos curas jóvenes. Un digno sucesor de Pedro, aunque se pareciese más a san Pablo. Dios le tenga en su gloria.

#NovedadesD16 Últimas novedades del año 2022

Les presentamos las últimas novedades de libros de ficción y no-ficción publicadas en España a fines de 2022. Se incluyen grandes, medianas y pequeñas editoriales. Como es usual, la presentación de las obras se hace mediante un corta y pega de las notas de presentación de las obras tal y como llegan u ofrecen las editoriales sin ningún tipo de apreciación sobre ellas, salvo la elección de unos u otros títulos.

Alain de Benoist, La capa de plomo, Editorial EAS, 16,95€

Alain de Benoist nos previene de algo insólito: el Gulag y los comisarios políticos, contra toda lógica, no han desaparecido, siguen omnipresentes en nuestras sociedades para imponer el “pensamiento único” y censurar y perseguir el “pensamiento crítico disidente”. El autor nos describe todo un sistema técnico-político-judicial-mediático dirigido al establecimiento de un totalitarismo soft, un Nuevo Orden moral impuesto por la Nueva Clase mundial, una perversa combinación del Panóptico de Jeremy Bentham y de 1984 de George Orwell en un mercado global de mensajes presuntamente democráticos y “transparentes”. Al final, el autor nos recuerda que “no hay nada más transparente que el vacío” y, por tanto, nos exhorta a “seguir siendo opacos”. Al menos así eludiremos la censura de la Nueva Inquisición.

Eduard Alcántara, Tradición. Antídoto a la decadencia, Editorial EAS, 16,95€

El autor de este libro, el profesor Eduard Alcántara, hoy es uno de los mayores exponentes y difusores del pensamiento evoliano en nuestra Patria; ha escrito infinidad de artículos sobre la Tradición en general, metafísica, metapolítica, temas históricos, religiosos; ha dado varias conferencias, concedido entrevistas, etc. Sus anteriores libros El Hombre de la TradiciónReflexiones contra la Modernidad y Evola frente al Fatalismo son verdaderas joyas que sintetizan magistralmente lo mejor del pensamiento evoliano en particular y de la doctrina tradicional en general, verdaderos manuales o guías existenciales que, interiorizándolas y vivenciándolas, nos pueden ayudar un poco más a «mantenernos en pie en medio de este mundo en ruinas» como decía ese gran Testigo de la Tradición que fue el Maestro romano y Barón Julius Evola, y también a comprender el mundo en crisis y totalmente ayuno de principios, referentes y valores verdaderamente elevados en el que actualmente estamos inmersos y en el que nos desenvolvemos. Este libro que el lector hoy tiene entre manos sigue pues esa misma tónica, inspirado completamente en la Weltanschauung tradicional del mundo y en la doctrina esencialmente estoica, viril y olímpica de Julius Evola.

Paul Nizan, La conspiración, Montesinos, 18€

Nizan narra con maestría las experiencias de un grupo de jóvenes, educados en la tradición intelectual de la alta burguesía parisina pero decididos e impacientes por cambiar las cosas y llevar a cabo una acción revolucionaria. La fundación de la revista Guerra Civil les permite entrar en contacto con una realidad distinta y, con todo su entusiasmo juvenil, se introducen en una trama de conspiraciones, traiciones y una muerte. Nizan configura así un relato reflejo de una burguesía que ha rehusado su papel revolucionario y ha firmado una alianza con las fuerzas reaccionarias, lo que impulsa a los personajes de La conspiración a buscar valores auténticos en un mundo fragmentado y hundido en la degradación en vísperas de los graves acontecimientos que asolarían Europa durante la Segunda Guerra Mundial. 

Esta edición incluye un texto de Walter Benjamin sobre esta obra dirigido a Max Horkheimer.

PlatónPlatón y la valentía. Laques, Plaza y Valdés, 12€

‘Laques’ constituye una potente herramienta propedéutica de la que Platón se sirve, no tanto en vista a transmitir doctrinalmente su propio pensamiento, cuanto a caracterizar cómo entiende la filosofía y a despertar en el lector la reflexión sobre cuestiones filosóficamente pertinentes y la revisión crítica de sus propias opiniones.

Jesús Lorente, ¡Viva Cristo rey! Historia de las Guerras Cristeras mexicanas (1926 – 1934), Editorial EAS, 19,95€

Las dos Guerras Cristeras libradas en México entre los años 1926 y 1941 fueron un sangriento enfrentamiento desarrollado entre los guerrilleros católicos y los soldados de leva del ejército de la República Federal. La causa fue la desesperación de los fieles, especialmente entre el campesinado, frente a las medidas de los gobiernos revolucionarios radicales contra el culto religioso en la Nación. Fue una Guerra de Fe dirigida contra un ejército profesional por caudillos carismáticos como Enrique de Gorostieta que supieron aglutinar a los indisciplinados campesinos orientando su fuerza en la lucha unida por un ideal.

En un ambiente revolucionario que había acostumbrado al pueblo mexicano a la violencia cotidiana, se desarrollaron escenas tanto de inusitada nobleza como de la más abominable crueldad. El mártir Cristero Anacleto Fernández Flores anotó al respecto:

“La historia se escribe bajo la gravitación irresistible de la supervivencia de los muertos…”.

Jesús Sebastián-Lorente, Los vikingos de la Edad del Bronce, Editorial EAS, 29,95€

“Algo” o “alguien” favoreció el surgimiento de la civilización europea, de sus lenguas, su tecnología, su arte, su filosofía, su pensamiento, su humanismo, su organización y, también, por qué no, de su carácter guerrero y su deseo de conquista. Quizás un pueblo que, en sus remotos orígenes, se formó bajo duros criterios selectivos. Ese ingrediente, sin duda, fue el “indoeuropeo”, el elemento que ha hecho de la civilización europea algo excepcional en la historia de la humanidad, un genio creativo e impulsivo con una insaciable voluntad vital de conquista y de creación, no solo traducida en términos bélicos, sino, sobre todo, en el impulso de la ciencia, la técnica y de todo lo que marca el auge de las sociedades humanas.

El autor no solo ha intentado ofrecer una visión de conjunto sobre el origen y etnogénesis de los indoeuropeos que pueda resultar bastante concluyente desde una perspectiva interdisciplinar, sino que, como una lógica sucesión, describe los rasgos esenciales de cada uno de los grupos indoeuropeos conocidos desde la Antigüedad, tanto desde un punto de vista histórico, como desde una perspectiva étnica, lingüística y antropológica, ofreciendo una especie de síntesis sobre la formación y la expansión de estos pueblos paleoeuropeos en su contexto. Su lectura aspira a ser una modesta contribución para la solución de la llamada “cuestión indoeuropea”, derribando los mitos de lo políticamente correcto impuestos por la historiografía oficial, aportando soluciones alternativas basadas en la simple lógica de los datos arqueológicos, lingüísticos, mitológicos y genéticos, y, en fin, situando el origen de Europa y de los europeos en una larga continuidad desde tiempos remotos.

Jaques de Mahieu, La naturaleza del Cosmos, Editorial EAS, 17,95€

El profesor Jaques de Mahieu en La Naturaleza del Hombre, considerada un antecedente directo de esta obra, describe el hombre, sus procesos internos y sus relaciones con el ambiente en tanto que en El Estado Comunitario se detiene en el hombre y su acontecer social.

La obra que el lector tiene en sus manos intenta abarcar la totalidad de lo existente. Desde la composición de la materia y las leyes de la energía a la expansión y renovación cósmica. Desde los rudimentos de la vida al origen del espíritu, deteniéndose en el plan que ordena tanto a lo inanimado como a lo vivo.

Nuestro autor amplía su mirada para dar lugar a la inmensidad de lo existente. Los conceptos científicos expresados por el profesor en algunos casos pueden haber sido superados pero la óptica de este trabajo tiene la vigencia de lo imperecedero.