martes, 30 diciembre, 2025

La batalla cultural: ¿está la izquierda preparada?

La semana pasada gritaba en un plató televisivo como si le fuese la vida en ello Antonio Maestre que lo importante es lo cultural, dar la batalla cultural, luchar por la hegemonía cultural… Desde luego existe una batalla cultural pero no en el sentido en que lo entiende, si es que lo entiende, el todólogo televisivo. Es más, no es una simple batalla cultural sino una batalla ideológica, como verán, para la que unos están perfectamente pertrechados y los otros andan a coger mariposas entretenidos en pequeñas disputas sinsentido o simples peleas de desgaste. Maestre acierta a ver que existe una gran disputa, no sólo en España, pero parece que no logra ver el alcance, ni la fuerza a emplear. Quedarse solamente en los desvaríos de los neofranquistas, aunque sus discursos llevan implícitos distintos armamentos ideológicos, lleva a pensar más en “¡He venido a hablar de mi libro!” que de la lucha que, en estos tiempos sombríos, se está produciendo.

Es paradójico que la derecha occidental haya sustraído a la izquierda algunos de los conceptos de lucha contra el capitalismo que venían utilizando. Lucha ideológica o batalla cultural eran elementos propios de la lucha de clases. Elementos de la filosofía de la praxis, de la lucha de clases en la teoría, de la pelea por vencer en el aspecto supraestructural, de la batalla ideológica en general. Hoy se los ha apropiado la derecha, mejor dicho, son elementos de la ideología dominante para conseguir seguir ejerciendo su dominio. Términos también como biopolítica o bioideología son presentados por la derecha contra la izquierda acusando a ésta de querer construir al “ser humano nuevo”, de estar creando una ateología, de favorecer la desintegración de las sociedades cuando desde el principio eran, y siguen siendo, conceptos de crítica al transcurrir del capitalismo como estructura del sistema y el neoliberalismo como ideología dominante. Desde la derecha en esta batalla ideológica han dado la vuelta a esos conceptos para hacerles perder toca su carga crítica contrasistémica y utilizarlos contra la izquierda, o lo que queda de ella. Siendo hegemónicos están en la fase de destrucción total de una (¿posible?, ¿inexistente?) alternativa al sistema con las armas de los propios críticos.

Mientras que para gran parte de la izquierda la disputa cultural/ideológica es sobre cosas de fascistas, nimiedades sobre sentidos patrióticos y demás cuestiones menores –que son parte de la lucha, sin duda, pero no lo principal-, las derechas están atacando desde un posicionamiento en el que impelan a una cosmovisión general. No sólo a los aspectos de dominación sino a todos los aspectos que conforman la vida del ser humano. La ideología no es falsa conciencia, ni algo puramente político en ligazón con un partido político concreto o una posición concreta (socialismo, comunismo, liberalismo…), bien al contrario la ideología es un continuo proceso de interpelación que acaba conformando la conciencia de cada cual mediante procesos psicodinámicos, unos inconscientes y otros racionales, que “funcionan mediante un orden simbólico de códigos de lenguaje” que diría Göran Therborn. Son, por tanto, una multiplicidad de mensajes de todo tipo que apelan a la parte racional o a la inconsciente de muy diversas formas, generando en numerosas ocasiones lo que se ha dado en llamar el inconsciente colectivo. Así la ideología interpela a los individuos para establecer lo que existe y lo que no; lo que es bueno, justo, agradable, etcétera y lo que no; y, esto es importante, lo que es posible y lo que no es posible. No sólo se trata de una disputa política, que parece es como se entiende por parte de la izquierda, sino una interpelación global. De ahí que no sea extraño que la derecha acabe por utilizar las armas de la izquierda contra esta misma cuando han sido abandonadas en favor de esencialismos, innovacionismos o han caído en las redes de la identidad (que es sólo una ideología menor excluyente/incluyente).

La ideología dominante ha venido durante décadas asumiendo todas aquellas interpelaciones que le servían para mantener su dominio, expulsando todas las partes que ponían en cuestión al propio sistema en sus cimientos. Por eso no han tenido problemas en aceptar lo ecológico (con limitaciones), lo identitario, el feminismo (hasta que ha puesto en duda al sistema), o demás luchas propiamente culturales. En cuanto ha llegado a dominar todos esos ámbitos, la clase dominante pasa a la acción y comienza a deshacerse de todo aquello que le sobra para realmente establecer un dominio total. Si algunos críticos de la actual democracia, desde la derecha, afirman que los actuales regímenes democráticos son totalitarios, como Dalmacio Negro, no se equivocan demasiado, pero no tanto por la acción constante de una izquierda contrasistémica sino por la propia dinámica de la clase dominante. Parte de esas críticas, las cuales señalan colectivismos varios, biopoder y demás cuestiones que ustedes habrán escuchado a personajes, unos ilustrados, otros menos, como Cayetana Álvarez de Toledo o Juan Carlos Girauta, no son disputadas en realidad por la izquierda (de esto no dice nada Maestre) sino que miran con cara de asombro. Pero en realidad son el ariete de la clase dominante para hacerse con el control total del sistema. Mientras les entretienen con disputas baladíes respecto a sentimientos, que si Pedro Sánchez es un totalitario (cuando los totalitarios serían otros) o demás zarandajas de la política espectáculo, la disputa ideológica de nuestra época se disputa con otras armas bien distintas.

Desde hace unas décadas, más con irrupción de los mecanismos digitales, se viene infantilizando a la población como nunca se ha hecho a lo largo de la historia. Anteriormente se carecía de conocimientos, ahora se hace creer que se poseen conocimientos (y se poseen los que ha escogido) y se ratifican ideológicamente mediante los aparatos ideológicos en el Estado y sobre el Estado pero con una carga ideológica de dominio que imposibilita pensar como algo productivo en una alternativa, más o menos factible, al propio sistema. Ahora que las personas carecen de mecanismo críticos, que están enfrascados en la política espectáculo con sus peleas “culturetas”, con sus expresiones individualistas e identitarias, justo en este momento han lanzado la última ofensiva para ejercer sin ningún tipo de cortapisas la violencia simbólica que diría Pierre Bourdieu: “la violencia simbólica se instituye a través de la adhesión que el dominado se siente obligado a conceder al dominador (por consiguiente, a la dominación) cuando no dispone, para imaginarla o para imaginarse a sí mismo o, mejor dicho, para imaginar la relación que tiene con él, de otro instrumento de conocimiento que aquel que comparte con el dominador y que, al no ser más que la forma asimilada de la relación de dominación, hacen que esa relación parezca natural”.

Esa violencia simbólica o ideología dominante (son sinónimos) procede de tal forma que los que deberían estar pensando en una alternativa al sistema acaben por defenderlo con uñas y carne frente a operaciones de falsa bandera que les lanzan desde la derecha o contra los críticos al sistema (a los que catalogan de utópicos o reaccionarios, según se levanten ese día). No hay más alternativa, como ideologizaba Francis Fukuyama, que el sistema parlamentario, el Estado de partidos, el dirigente de turno o la forma actual del Estado. Mientras la derecha está apoyándose en la disputa ideológica de una cosmovisión que engloba todo el andamiaje sistémico, en España por ejemplo, la izquierda tan sólo ofrece productos sin encajar o pensando, pues han caído dentro de la dinámica de la ideología dominante en su versión espectáculo, que con sólo desear algo o publicitar (con muchos memes eso sí) ya se conseguirá. Como bien dice Esteban Hernández en sus columnas, y en esta entrevista, la izquierda abandonó la formación de mayorías sociales en la práctica, en el día a día de las personas, en favor de la política espectáculo, por ello se encuentra sin armamento y sin poderío ideológico con el que responder al ataque. Está más a la defensiva intentando salvar los muebles que en vanguardia de la lucha. Y peor aún con el enemigo empleando el armamento que en el pasado resultó eficaz a la izquierda. Lleva la izquierda, política e intelectual, sin hacer un análisis global de la situación que ahora se encuentra con cierto poder político pero, en realidad, con falta de fuerza ideológica, teórica y social. Porque una cosa es que a este o aquel partido le voten más o menos y otra es tener el apoyo social detrás gracias a esa interpelación social que es la ideología.

A día de hoy, aun cuando se tenga en poder del gobierno (que ayuda a frenar en parte las embestidas primeras en la batalla ideológica), la izquierda se encuentra completamente carente de una cosmovisión, de una teoría con la que poder luchar, de un compendio de elementos prácticos con los que conforman un todo para confrontar. Hay muchas peleas pequeñas, nimias, sobre cuestiones que acaban afectando al 0,6% de la población y que se sitúan en primera plana, en ocasiones para esconder las propias carencias, que no ayudan a conformar un marco suficiente para la batalla cultural. Los partidos han ido apostando tanto por la unanimidad que han dejado de ser espacios de debate y al crítico se le excomulga y se le persigue con legiones de bots o trolls. Los sindicatos se estancaron en un tipo de relaciones de producción que están estallando y bastante tienen con detener la hemorragia, pero abandonaron (o fueron expulsados de) su participación en la lucha ideológica. La sociedad civil que podría situarse en la izquierda participa del “¿qué hay de lo mío?” de los partidos políticos o, en el mejor de los casos, es ocultada por los medios de comunicación. La operación de derribo comenzó hace mucho tiempo y ahora, como veremos en otros artículos, han decidido hacerse con el poder absoluto e intentar aplicar todas las consignas teóricas que llevan años maquinando escondidos. Y frente a esto hay que despertar para poder luchar.

A la oposición se le fundieron los fusibles

No hay nada peor para un dirigente político que quedarse sin argumentos o que la prensa acabe haciendo el trabajo por él. Esto parece haberle pasado a la dirigencia de la oposición en España, se quedan sin argumentos y sin fuelle. Pareciera que se les fundieron los plomos después de la fracasada moción de censura de los neofranquistas y el consenso sobre la gestión del coronavirus. Por mucho que protesten, para las gentes de la izquierda más bien parecen ladridos o aullidos, al final sus argumentos, sus memes, sus chuscadas o sus propuestas pasan desapercibidas completamente. Mientras los neofranquistas se van hundiendo poco a poco, los peperos se mantienen a flote pero sin que la población acabe de saber qué dicen o hacen… algunos en el PP dirán que mejor viendo a su dirigente máximo.

Pablo Casado, tras salir triunfante de su disputa con el neofranquismo de Vox durante la moción de censura, continúa por la senda de aparentar cierta respetabilidad, cierto sentido de Estado, algo que no siempre controla, pero parece haber desaparecido. Sí, los medios de comunicación, especialmente la televisión, le sacan de vez en cuando pero no impacta lo que dice. Por un lado, porque los medios de comunicación están siendo un contrapoder crítico al gobierno cuando comete errores (léase la Comisión de control de la desinformación, por ejemplo) o hace propuestas un tanto contrarias al espíritu constitucional; o porque tienen fijación con el sector populista del mismo provocando cierto cansancio en la población. Los zapatos asquerosos de Pablo Iglesias en su viaje junto a Felipe de Borbón a Bolivia ya no son noticia. Pueden ser un atentado al buen gusto pero ya no llaman la atención, por lo que no tienen recorrido las informaciones de ese tipo. Lo que sucede con la esposa del presidente Pedro Sánchez, cuando antes podía ser escandaloso ahora queda en “otra más” pero sin efectos en la producción de algarabía. No se genera, por tanto, un clima donde Casado pueda “soltar sus perlas”.

Por otro lado, la gestión de la pandemia ha tomado tal cariz que ya no se puede reclamar al gobierno que actúe de una forma u otra porque cada cual hace de su capa un sayo y hay 18 formas de combatir la expansión del virus. Desde el gobierno del Estado han entendido, cuidado que les ha costado pese a que en estas mismas páginas se les aconsejó obviar las provocaciones en agosto, que hay que pasar de lo que hagan en la Comunidad de Madrid. Que no hacen pruebas PCR o de antigénicos y se engaña con las cifras para salvar la campaña de navidad, pues se traga con ello. Que no quieren reducir los horarios de actividades no esenciales, que hagan lo que quieran. Una vez que Isabel Díaz Ayuso deja de estar en primera plana por sus enfrentamientos con el gobierno estatal, sigue estando porque las ayusadas no desaparecen, no sirve de caldo de cultivo para generar un clima contrario al gobierno. Un clima mayor del habitual se entiende.

Como los presidentes de otras comunidades gobernadas por el PP están legislando sobre medidas sumamente restrictivas (ahí está Juan Manuel Moreno Bonilla cerrando todo a las seis de la tarde), algo que al gobierno le favorece, ese mismo tipo de medidas que antes toda la derecha decía que eran un atentado contra libertad, Casado se ha quedado sin argumentos necesarios para hacer oposición con un tema candente y que puede mover conciencias. Los Presupuestos Generales del Estado (PGE), a los que ha presentado una enmienda a la totalidad, son tan farragosos en ocasiones que tampoco sirven para lograr vencer a la opinión pública en favor de su propio partido. Hay cuestiones sueltas como el IVA de las mascarillas o subidas de impuestos a los más pudientes que no ayudan a movilizar en su favor. Entre otras cosas porque las críticas a estos temas se producen desde la derecha y desde la izquierda. Nada que hacer con ello. Le queda el tema del español como “lengua vehicular” de la educación, algo que acabará determinando el Tribunal Constitucional algún día, o la eliminación de la educación especial, un tema que no se ha explicado ni pedagógica, ni social, ni políticamente y que no parece tener mucho recorrido… de momento.

Queda Casado sin argumentos de peso con los que hacer oposición de forma que capte la atención -puede haber temas pero deberá ser su partido el que los adivine, no se le va a hacer el trabajo gratis desde estas líneas-, con el añadido de su negativa a renovar el Consejo del Poder Judicial algo que le señala a él como oposición poco constructiva. De hecho desde Ciudadanos ya han advertido que no se puede hacer oposición negándose a todo, algo que no les sirve para aumentar en la intención de voto pero que ayuda a no decaer –al menos hasta que la clase dominante decida si los manda unirse al PP o no-. Incluso Casado se ha unido con fervor a la victoria de Joe Biden frente a Donald Trump afirmando que ambos son de derechas (algo cierto según se entiende “derechas” en Europa) y que él es de la “derecha buena”. El problema es que eso puede servir para perder voto por su izquierda, pero tampoco hay que fastidiarle su momento de felicidad.

Los neofranquistas ahogándose en su vómito.

En el bando neofranquista las cosas son peores. No sólo perdieron estrepitosamente la moción de censura sino que han perdido completamente el norte en su argumentario. Ahí tienen a Hermann Tertsch diciendo que Biden está sometido al gobierno socialcomunista de España. No se sabe en qué estado lo ha escrito pero lo ha escrito. Puestos a decir burradas existen mejores que esa porque, por mucho que se fuerce la realidad, a todas las personas con dos dedos de cerebro les parece que Biden es el presidente del Imperio, de la primera potencia occidental y no Sánchez. Santiago Abascal, por su parte, aún está palpándose el cuerpo intentando ver dónde han quedado todos los golpes que le dieron durante la moción. Una vez que la derecha mediática se ha volcado con Casado con claridad, salvo Federico Jiménez Losantos y su tropa de amargados y resentidos, a Vox sólo le queda… no les queda nada en realidad salvo la decadencia.

¿Qué les queda hacer? Salvajadas y cosas estrambóticas que serán grácilmente elevados a la categoría de verdad por las señoras de la carnaza mañanera… hasta que sus jefes pongan orden o las cuotas de pantalla digan que ya no hacen gracia los payasos. Aprovecharán que tienen cogido al PP por las gónadas en Madrid, Andalucía o Murcia para seguir con su festival franquista, pero eso acaba teniendo un límite y más si se llega a un clima de cierta normalidad política. En cuanto haya presupuestos, con los que aguantar la legislatura, y lleguen los millones de la Unión Europea la inestabilidad política irá llegando poco a poco. Entre otras cuestiones porque hay un interés superior, en la clase dominante, porque el sistema salga de la crisis y se asiente. Y en eso los medios tienen buena parte de culpa tanto como la dirigencia política. En ese clima los neofranquistas quedan en evidencia y de la misma forma en que Antonio Ferreras y Susanna Griso los dan voz y visos de veracidad, los harán desaparecer poco a poco. Como hicieron con Ciudadanos en su momento. Además que no se puede engañar a todas las personas todo el tiempo pues, más allá de lo que digan en la televisión –verdadera conformadora de las mentes infantiles que quieren en el poder-, existe una realidad, unas prácticas sociales que siguen conformando a las personas.

Kamala Harris o cómo entregarse a la propaganda del Imperio

Algo que no deja de sorprender es la capacidad que tienen los medios de comunicación “progresistas” de tragarse toda la propaganda que les mandan desde el Imperio estadounidense –que puede estar en decadencia pero no deja de ser Imperio-, la cual publican sin filtrar o sin un mínimo atisbo de crítica. La victoria de Joe Biden se ha celebrado como si el maná fuese a caer del cielo para alimentar a las personas que viven en el más acá del océano o como si por arte de magia fuesen a cambiar las medidas proteccionistas que Donald Trump impuso a los productos españoles y el veto que esos mismos productos se exporten a Rusia. Para los españoles lo mismo da que haya vencido uno que el otro en lo material, que al final es lo que importa.

La expulsión del demagogo de la presidencia se ha vivido con alivio por el establishment mundial, ya no hay quien altere ese juego oligárquico en el que tienen entretenido al personal. Acaban con un símbolo del populismo pero ahí siguen los Salvini, las Le Pen o los Abascal flotando sobre las cabezas de los biempensantes europeos. Para gustos los colores y parece que es más agradable a la vista Biden que Trump, aunque en EEUU aquellos que han salido beneficiados del proteccionismo del ex-presidente, no se dejen confundir con mensajes contra el populismo, y de la permisividad con ciertas iglesias francamente reaccionarias no pensarán lo mismo. Intentar analizar el voto en EEUU con parámetros de comportamiento europeos, sin meterse en la profundidad de los estados del medio y la fuerza que aún tiene el aspecto religioso (anabaptistas del sur, cuáqueros, mormones, baptistas, protestantes, etc.) es un error muy común. Pero no es eso lo que interesa explicar hoy en esta columna sino cómo la propaganda, en especial la que están difundiendo sobre la vicepresidenta Kamala Harris, se difunde como lo más maravilloso del mundo mundial y se lo traga todo el mundo.

Que Harris vaya a ser la primera mujer vicepresidenta es un logro de las mujeres sin duda, eso no se puede poner en duda, pero es un logro en EEUU, en los países europeos e incluso algunos asiáticos de carácter occidental es algo común. Es más, hasta es ya algo que se está consiguiendo que no sean vicepresidentas sino presidentas de países importantes. ¿Por qué no se celebra que Angela Merkel sea la mandamás continental? Esto por no remontarnos a los tiempos de Margaret Thatcher. Hace pocos días se elevó a Jacinda Ardern, presidenta de Nueva Zelanda, a los altares por haber vencido al coronavirus y haber logrado la mayoría absoluta en el parlamento de su país. Hoy aparenta ser bastante menos que una vicepresidenta. Y no es porque no sea “progresista”, que lo es, pero no pertenece al Imperio… bueno al británico sí. La propaganda imperial es lo que tiene, que acaba minusvalorando los primeros logros de otras mujeres en tantos sitios.

En esa propaganda nos venden a Harris como mujer (bien) multirracial (mezcla de negro e india), con los máximos estudios (doctorada), defensora del movimiento LGTB, contraria a la pena de muerte y feminista. Esas cosas también se encuentran en la vicepresidenta primera Carmen Calvo –como ahora los estadounidenses no consideran a los españoles como blancos también hay cuita racial- y nadie ha salido tirando cohetes, ni llenando portadas de los medios de comunicación. La anterior vicepresidenta del gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, tampoco era moco de pavo en cuanto a inteligencia, defensa de la mujer y contraria a la pena de muerte (no era doctora eso sí, pero viendo como se regalan esos títulos en España últimamente se podría animar a ello). Merkel también tiene un doctorado, se ha enfrentado al nazismo y apoya la causa de la mujer –en su partido la CDU apoyó a Annegret Kramp-Karrenbauer, actual ministra de Defensa, para que sea su sustituta-. Carreras de mujeres que han roto muchos techos de cristal pero que los medios de comunicación obvian haciendo propaganda imperial. Y la realidad es que valorar a las magníficas mujeres que están más cerca genera mucha más empatía y apoyos al feminismo que hacerlo con una mujer imperial. Por cierto, el verdadero techo de cristal lo rompió Hillary Clinton al ser candidata a presidenta, no mera vicepresidenta. Sin Clinton no habría Harris.

Lo que puede ser novedoso en EEUU hace mucho tiempo que dejó de serlo en muchos países de Europa, con España como pionera de muchos de esos techos de cristal rotos aunque aún falte una mujer presidenta. Pero claro aquí se es súbdito del poder imperial y hay que vender aquello como el no va más. Eso sí sin pensar en la práctica y las intenciones de la señora Harris y lo que va a ser su trabajo. Ser vicepresidenta de EEUU no confiere una publicidad en favor de las mujeres de forma exuberante, aunque es mejor que esté para el colectivo, sino que se encargará de cuestiones burocráticas, oscuras y más de pelea de barro (como presidir el Senado) con el desgaste que ello conlleva –nadie ha señalado que por primera vez los dos organismos podrían ser dirigidos por mujeres, haciendo un feo a Nancy Pelosi-. Más interesante sería una mujer ocupando la secretaría de Estado (ministerio de exteriores) y que no perteneciese a los halcones. Porque ahí está la clave de todo esto ¿qué es Harris, halcón o paloma?

Ningún medio de comunicación, entretenidos como estaban en su propaganda, ha contado algo que tiene una importancia fundamental para valorar, más allá del techo de cristal, el nombramiento de Harris. Algunos analistas chinos han analizado los discursos de la futura vicepresidenta y ven en ella una halcón. Por tanto peligrosa para la paz mundial y con intenciones poco amistosas, que acabarán costando dinero a los contribuyentes españoles –ya han advertido desde el partido Demócrata que España debe aumentar sus gastos militares- y aumentarán la tensión con China. Son chinos e igual no les convencen sus análisis, como no deben convencer los hechos por las fuerzas imperiales y difundidos por los medios españoles. También ocultan su sionismo y apoyo a los crímenes de Israel, como hace Vox por cierto. Eso sí venden que salió de la nada… de la nada de una familia acomodada, educada en las más elitistas universidades (los pobres van a UCLA, los ricos a Stanford). Muy à la Hollywood y con las mismas intenciones propagandísticas.

Cuando parece que se quiere luchar contra las fake news, contra los bulos y las mentiras en España nadie dice nada de la propaganda imperial, ni los derivados que tendrán para España en materia económica. Aquí las mujeres han roto muchos techos de cristal y de cemento y no se las pondera como se debe. No se han creado figuras simbólicas que utilizar y se importan simbolismos estadounidenses que nada tienen que ver con la mentalidad europea. Mujeres que siguen luchando por la abolición del género, por la igualdad y que llegan gobiernos europeos son despreciadas en cuanto llega el símbolo imperial. Algo que muestra lo cuán atrasados que andan por aquellas latitudes respecto a ciertos derechos, pero tienen la fuerza militar, algo menos la económica, para sostenerse como Imperio y obligar a comulgar con su propaganda. En otros tiempos a los césares se les convirtió el dioses, hoy se vende como avance lo que es habitual en Europa y otros países del mundo desde hace tiempo. Una forma de propaganda que venden los medios de comunicación como si importase realmente las cosas de los sentimientos más que los alimentos. Mientras agricultores españoles pasan las de Caín por culpa de los EEUU, los lambiscones imperiales actúan en favor de su amo. Menos Harris y más Merkel (o Calvo, o Arrimadas, o Montero…), aunque tengan básicamente la misma ideología.

#CríticadeLibros “En primera persona” de Finkielkraut

Alain Finkielkraut es uno de los famosos “Nuevos filósofos” franceses y el que mejor ha envejecido sin lugar a dudas. No sólo se mantiene como maître à penser sino que sus producciones literarias, en su caso ensayos, siguen teniendo fuerza interpretativa y capacidad de hacer pensar. Además no se esconde en subterfugios o añoranzas de un pasado mejor o peor. De ser un pensador del sistema, su colega Bernard Henri-Levy sigue siéndolo, ha ido siendo apartado por las mentes bien pensantes de lo políticamente correcto hacia los bordes. Después de renunciar a sus veleidades trotskistas de juventud –fue uno de los líderes principales del mayo del 68-, de abrazar con fervor el neoliberalismo económico, ha terminado siendo señalado por su defensa de lo que significa en Francia el republicanismo como ideología sustentadora del Estado. En cierto modo, algunos de los que le acompañaron en aquellas fechas de rebeldía juvenil le están haciendo pagar que haya sido considerado uno de los grandes filósofos de finales del siglo XX y comienzos del XXI. Unos le critican porque siguen en posiciones similares (Alain Badiou), otros porque ven reflejado en Finkielkraut sus propias experiencias de renuncia, pero con menos calidad.

El texto que hoy presentamos En primera persona es una introspección del propio autor en su mundo de pensamiento. Sin egolatrías à la BHL, sin petulancia y mostrando la brillantez de una mente que sigue pensando el mundo pese al mundo. Por suerte el ensayo ha sido publicado por la Editorial Encuentro, una rara avis de nuestro mundo literario y que hace el continuado esfuerzo de publicar textos clásicos y actuales del pensamiento liberal-conservador (Jouvenel, Bernanos, Gambescia, Negro o Freund) y del humanismo cristiano que tanta repercusión tienen allende nuestras fronteras pero casi nada aquí. Igual Unión Editorial está a la par en publicaciones de esa cuerda del pensamiento aunque, estos últimos, más centrados en lo económico y lo individualista en su catálogo. La suerte de que sea Encuentro quien lo publique es que se sabe que el texto va a tener calidad, se compartan o no la ideas del autor, y eso es ya un buen comienzo para la lectura.

Lo que pretende en autor en este breve ensayo no es otra cosa que poner negro sobre blanco algo que le sigue acuciando: “La verdad, que yo sigo buscando todavía y siempre es la verdad de lo real; la elucidación del ser y de los acontecimientos sigue siendo, a mis ojos, prioritaria”. De eso versa el texto, de la búsqueda de la verdad de lo que acontece en el mundo, algo de lo que no se puede separar el filósofo (o el pensador de cualquier tipo) para lanzarse a una búsqueda estéril de fantasmas o a la mera publicidad. Y en ese camino buscando la verdad, o algo cercano a la misma, Finkielkraut critica a todo el movimiento deconstruccionista de las identidades deseadas para acabar con una frase clara: “Nadie será nunca capaz de vivir sólo por sí mismo la totalidad de la experiencia humana”.

Interesante también es su vuelta, tras los ardores juveniles de rebeldía, al sentimiento semítico. Es algo que le ha pasado a muchísimos intelectuales de origen judío que con el paso de los años han afrontado su propia cultura religiosa y social, unos para abrazarse al sionismo, otros, como es el caso de Finkielkraut, para defender el judaísmo y despojarle de la “cruz gamada” que les han puesto tras los acontecimientos de Palestina y el olvido del holocausto que se viene produciendo. “Andaban muy lejos de dudar que el odio a Israel llegaría a bordar la cruz gamada en el pecho de los judíos y que estos deberían ser defendidos bajo el estandarte de ‘SOS Antiracisme’” escribe. No por ello deja de lado la cuestión palestina para la cual no duda en defender, al contrario que los más radicales sionistas, la construcción de los dos Estados, con su correspondiente crítica a los colonos. Un acto valiente que le ha costado no pocos insultos.

Prosigue el texto con reflexiones sumamente sabrosas sobre el arte de escribir, sobre los peligros que acontecen en Francia con los brotes islamistas, con la desafección de los jóvenes respecto a la República, con la complejidad de las relaciones humanas en el ámbito político y social que no son solamente materialistas, pero que no por ello dejan de serlo. Una lucha contra lo que se ha denominado “el partido del Orden” que no es sólo un partido en sí, sino que es el consenso entre diversos partidos para que todo aparente cambiar mientras se van destruyendo las bases del sistema mientras se le defiende sin hacer nada. Algo que explica en referencia, como es evidente, a Francia pero que es extrapolable en algunas cuestiones a España u otros países. Especialmente crítico se muestra respecto a lo que se está haciendo con la Cultura: “lo cultivado desaparece de lo cultural” para englobar; o “no se accede a la cultura por la mediación de libros y maestros, se flota en ella, se está dentro de ella se diga lo que se diga o se haga lo que se haga”; incluso esa cultura que ahora los postmodernos catalogan de reaccionaria es defendida por Finkielkraut. Una frase que es clara respecto a lo que sucede en el mundo hoy respecto a lo cultural: “En la charca donde todo el mundo chapotea nada es superior a nada”. O lo que es lo mismo, la protección del relativismo y del dominio de la técnica que acaba con el ser humano.

Un muy buen libro, breve pero intenso, que seguramente no deje indiferente a los lectores salvo a los postmodernos y a los líquidos gatopardistas que utilizan la democracia como simple mecanismo de reemplazo de unas élites por otras o que se sentirán ofendiditos cuando afirma Finkielkraut lo siguiente: “Lo que caracteriza nuestro tiempo no es la evitación irénica o atemorizada de las querellas sino su reemplazo por la práctica feroz de la excomunión”. Un buen libro de un pensador liberal que sigue haciendo estremecer a la Francia acomodaticia y a quienes se acerquen al texto, posean la ideología que posean. Pues, se puede extraer del propio texto del autor, sólo mediante el conocimiento del Otro se puede llegar comprender, a acercase a la Verdad, de conocer y poder actuar y defender las propias ideas desde la racionalidad y no desde el misticismo o el fervor del creyente.

Datos biográficos:

Nació en París el 30 de junio de 1949, hijo único de un judío polaco deportado a Auschwitz. Catedrático de Letras Modernas, es profesor de filosofía en la Escuela Politécnica de París. A finales de los años setenta empezó a colaborar con Pascal Bruckner, con quien escribe una serie de ensayos sobre el fracaso de la aparente liberación de las costumbres. Reivindica su admiración por el pensamiento de Hannah Arendt, Emmanuel Levinas o Milan Kundera, y está actualmente considerado como uno de los más grandes filósofos contemporáneos.

Libros, libros, libros IV

Estas son las novedades literarias de la semana con los textos que han proporcionado las propias editoriales. Una semana con mucha obra ensayística, aunque con alguna perla novelesca, a la espera de las novelas y textos que llenarán los estantes para navidad… si no hay confinamiento claro.

NOVELA

Alma de cántaro de F. David Ruíz, Booket, 12,95 €

Alma de cántaro es un libro de historias, un relato polifónico que recrea los años de posguerra en el contexto de un pequeño pueblo cordobés. Hay en estas páginas una voluntad de novelar el desamparo y la atmósfera asfixiante del franquismo, pero también de invocar el testimonio de aquellas mujeres que, como Piedad, fueron agentes silenciados de las penosas circunstancias que asolaron España tras el conflicto fratricida del 36. En este sentido, la novela es clara expresión de la sororidad durante la posguerra. La recreación de este particular microcosmos andaluz, por el que desfilan viudas enlutadas, señoritos, maestros, civiles con tricornio y miembros de la resistencia refugiados en la sierra, constituye un friso vívido de la realidad del franquismo rural, que nos permite asomarnos a la miseria moral de una época ominosa de la historia de España. A partir de la narración del periplo de diversos personajes, esta novela nos brinda un retrato fidedigno del franquismo en el contexto de un pequeño pueblo cordobés. Gracias a la recreación de ese particular microcosmos, que constituye un friso vívido de la realidad del franquismo rural, accedemos a la atmósfera asfixiante y a la miseria moral de una época ominosa de la historia de España.

El tranvía de navidad de Giosuè Calaciura, Traducción de Natalia Zarco, Periférica, 14,90 €

Un recién nacido aparece abandonado en el último asiento del tranvía número catorce. Es Nochebuena y el vehículo surca cual cometa las vías hacia la periferia de una ciudad sin nombre. ¿Cómo ha llegado hasta allí? ¿Qué va a ser de él? Tal vez por caridad, por improvisación o por locura, alguien ha decidido confiar al niño a los brazos del mundo. Y el «mundo» que lo acompaña en ese primer viaje de su vida es esa parte de la existencia a la que no se le suele prestar atención, la mano de obra de la pobreza: un vendedor ambulante de paraguas, una joven prostituta africana, un muchacho negro sin papeles o un mago inmigrante que ha perdido la memoria. Un pesebre espontáneo y desharrapado que bien podría haber sido imaginado por Vittorio De Sica, y cuyas «figuras» considerarán que la aparición del niño es digna de un verdadero redentor: no descartan la idea de que aquel niño perfecto y perfumado de naranja no haya llegado por casualidad a ese lugar insólito y en ese día señalado, que no sea una posibilidad de salvación. Como un Dickens del siglo XXI (y como ya hiciera de manera magistral en Los niños del Borgo Vecchio), Calaciura pone en primer plano las vidas minúsculas de esos llamados, en palabras de Eduardo Galeano, «los nadies», los hijos de nadie, los dueños de nada, los ningunos, los ninguneados: unas vidas huérfanas de todo y libres del vicio de la riqueza, pero también poseedoras de una resolución invencible. Su escritura nos sitúa en una atmósfera de fábula en la que la crudeza y el lirismo dan lugar a una prosa repleta de hallazgos que mueven y conmueven, que arrullan y arrollan al lector: un autor que comprende y recrea como pocos las dificultades de tantos para estar en el mundo.

Diario de la alarma de Lorenzo Silva, Destino, 18,50 €

Y te irás de aquí de Patricia Kal, Destino, 18,50 €

«Nos aguardan un otoño y un invierno difíciles. Leyendo lo serán menos. Si en su transcurso a alguien le sirven de algo estos dos libros escritos en el primer confinamiento, benditos sean y habrá valido la pena el trabajo de escribirlos y hacerlos existir.

El confinamiento anterior lo enfrenté echando mano del remedio que hace décadas aprendí que mejor me funciona para darles un sentido al encierro y a la soledad: los libros. Me dediqué a leer los de otros, acabé escribiendo uno sobre la propia experiencia de la cuarentena, en forma de diario, y regalando otro que tenía escondido por ahí, por no poner sobre él mi nombre e intentar que llevara una existencia independiente. No porque me avergonzara de él, que no me avergüenzo en absoluto, sino para dejar que el lector se enfrentara al texto sin el estorbo de mi presencia.

Aquellos dos libros, como las circunstancias imponían, tuvieron formato digital. El primero, que titulé Diario de la alarma, se publicó en mi blog, día a día, a medida que iban progresando sus anotaciones. El segundo, que ya se titulaba  Y te irás de aquí, se difundió gratuitamente, como libro electrónico.

En lo que atañe al Diario de la alarma es la primera vez que doy a la imprenta un texto diarístico. Como indico en el prólogo, la atracción que siento por la ficción y las historias ajenas me ha hecho siempre muy difícil mantener un diario, del que tendía inexorablemente a desconectarme dado lo anodino de mi peripecia vital.

Sin embargo, la circunstancia anómala de la alarma y el confinamiento me llevó a probar y a encontrar en la redacción de un diario un aliado para soportar el encierro; incluso para evadirme de él, a través de la lectura y la reflexión sobre lo leído y sobre el resto de los acontecimientos exteriores e interiores, con la que fui entretejiendo sus páginas. Por este libro pasan Heródoto, Tucídides, Jenofonte, Epicteto, Joseph Roth, José Luis Sampedro, Mika Waltari, Ángel Ganivet o Rainer Maria Rilke, pero también Luis Eduardo Aute o Leonard Cohen. Con sus voces y algunas otras, y con las que me iban llegando a través de las pantallas y las conexiones digitales que a todos nos mantuvieron unidos al mundo, en algún caso mucho menos lúcidas y profundas, se alimenta este soliloquio que al publicarlo propongo como conversación y espero que paliativo a este nuevo confinarnos.

Por lo que toca a mi novela del confinamiento, Y te irás de aquí, se publica ahora en papel con el mismo seudónimo que su edición digital homónima: Patricia Kal. En su día dije que iba a lastrar lo menos posible su travesía con el bulto de mi persona.

Digamos que era un experimento, y también una necesidad. La de confrontar a los editores primero, y a los lectores después, con una novela que fuera sólo el texto, sin ninguna indicación acerca de la persona que lo escribió, más allá de su lugar de nacimiento. Quería despojar a la historia de la losa de la autoría, que en mi caso es una marca ya consolidada y por tanto fuente de todo tipo de prejuicios, tanto positivos como negativos.

Pero hubo un día en que decidí revelar el secreto y renunciar al experimento. ¿Por qué? Sucedió algo que lo cambió todo en nuestras vidas. De pronto mi experimento personal me pareció muy poca cosa, incluso algo ligeramente fuera de lugar. Tenía algo que regalar a mis conciudadanos, y eso valió más que mi tentativa de desaparición. Creo que han quedado hermosos, y es una alegría para mí dar la noticia de su llegada a las librería

Vidas breves de Anita Brookner, Traducción de  Catalina Martínez Muñoz, Libros del Asteroide, 19,95 €

Libros del Asteroide continúa con Vidas breves la reivindicación de la figura de Anita Brookner que inició en 2018 con la publicación de Un debut en la vida (1981). Considerada una de las escritoras británicas más importantes de finales del siglo xx, Anita Brookner fue galardonada en 1984 con el Premio Booker. La novela Vidas breves ha sido aclamada como una de las mejores obras de la autora por escritoras como Penelope Fitzgerald o Tessa Hadley. Publicada originalmente en 1990, estaba inédita hasta el momento en castellano.

 Vidas breves cuenta la historia de Fay, de sus discretas alegrías e ilusiones desde que, en los años cuarenta, abandonó su modesta carrera de cantante por un matrimonio muy alejado del romanticismo que predicaban las canciones y películas de la época. Una vida en busca de amor y de verdaderos afectos en la que una extravagante mujer, la glamurosa y egocéntrica Julia, acaba convirtiéndose en una influencia sutil pero constante. Ya en la madurez, en un mundo nuevo que parece haberlas dejado atrás, los lazos que unen a Fay y Julia no son los del secreto inconfesable que se ocultan, ni los de las horas compartidas, sino más bien los del temor a la soledad.  Anita Brookner nació en 1928 en Londres y, salvo las numerosas temporadas que pasó en París, vivió allí hasta su muerte en 2016. Después de realizar estudios de Historia del Arte fue profesora del Courtauld Institute y la primera mujer que accedió a la cátedra Slade de Bellas Artes en la Universidad de Cambridge. Es autora de veinticuatro novelas.

La mercancía más preciosa de Jean-Claude Grumberg, Traducción de Óscar Luis Molina, Tres Puntos ediciones, 14,95 €

Había una vez… una pobre leñadora y un pobre leñador asediados por el hambre, el frío, la gran guerra. Había una vez… un rústico y gris tren de mercancías que iba y venía. Había una vez… una pobre leñadora que clamaba para que el gris tren de mercancías le compartiera alguna de ellas para salvar el hambre, el frío, el desaliento. Había una vez… un matrimonio judío, padres de gemelos, que en un rústico y gris tren de mercancías eran conducidos a su final. Hasta que hubo una vez en que ese padre decidió arrojar a uno de sus bebés desde el rústico y gris tren de mercancías, que era parte de la industria de la muerte, con la esperanza de que sobreviviese. Y hubo también una vez en que el tren escuchó los clamores de la pobre leñadora y le ofrendó la más preciosa de sus mercancías.

ENSAYO

Una Alemania europea. Discursos e intervenciones (1983-1998) de Helmut Kohl, 20 €

El «Canciller de la Unidad», que logró la reunificación de Alemania solo once meses después de la caída del Muro de Berlín, fue también un entusiasta impulsor de la unidad europea desde el inicio de su mandato. Cuando en 1989 se abrió inesperadamente la posibilidad de la reunificación, el canciller logró ganarse el apoyo de sus socios en la Comunidad proponiendo que el paso de la unidad alemana fuera acompañado de otro paso en la unidad europea. En sus últimos años de canciller fue el principal valedor de la moneda única, que esperaba que hiciese casi irreversible el proceso de integración.

Este libro recoge algunas de las intervenciones más significativas de su vida política, como el debate sobre la instalación de misiles norteamericanos en suelo alemán, sus palabras tras lograr el apoyo de Gorbachov a la reunificación o el emocionado discurso sobre la unidad ante la multitud de Dresde. Especial mención merece su intervención con motivo de la visita del presidente del gobierno español, el 3 de mayo de 1983. Kohl se comprometía a hacer lo posible por desbloquear la solicitud de adhesión: «Abogaremos por vuestros intereses». El canciller recordaba aquel día las palabras de ánimo que un español había dirigido a los alemanes en 1949, en el «momento más aciago» de su historia, en el que «muchos habían perdido la fe en el futuro de nuestra vieja nación». Se cumplían entonces cien años del nacimiento de Ortega y Gasset, que tanto había deseado un futuro europeo para España, y que de este modo reaparecía en escena en el momento preciso en el que, con el apoyo del canciller y tras años de negociaciones, se hacía posible la adhesión.

Ser feministas de Alicia H. Puleo (ed.), Cátedra, 15 €

Pensamiento y acción se unen y refuerzan mutuamente en el feminismo. Las consignas escritas de las pancartas y coreadas en las manifestaciones y los textos de las teóricas no son mundos separados. Por el contrario, son dos formas de la fuerza transformadora del mundo que llamamos feminismo. ¿Qué puede ser mejor para festejar los 30 años de la Colección Feminismos que un libro aniversario en el que más de 40 autoras y autores de reconocido prestigio reflexionan a partir de lemas y citas que nos son familiares? En los últimos años, caracterizados por un nuevo auge del movimiento, estos lemas y citas circulan por las redes sociales y acompañan las movilizaciones del 8 de marzo y de otros momentos clave de las reivindicaciones de las mujeres ante la injusticia patriarcal. Autoras y autores: María Xosé Agra Romero, Teresa Alario Trigueros, Paloma Alcalá, Eva Antón, Xabier Arakistain Fátima Arranz, Isabel Balza, Barbi­japuta, Asunción Bernárdez, Mont­serrat Boix, Esperanza Bosch Fiol , Anna Caballé, Rosa Cobo, Ana de Miguel Álvarez, María Luisa Fe­menías, Victoria A. Ferrer Pérez, Carmen García Colmenares, Dina Garzón, Beatriz Gimeno, Amalia González Suárez, María José Guerra Palmero, Roberta Johnson, Marián López Fdz. Cao, Teresa López Pardina, Teresa Lozano (Towanda Rebels), Marta Madruga Bajo, Zua Méndez (Towanda Rebels), Alicia Miyares, Cristina Molina Petit, Isabel Morant, Soledad Murillo, Asunción Oliva, Eva Palomo, Verónica Perales Blanco, Eulalia Pérez Sedeño, Luisa Posada Kubissa, Alicia H. Puleo, Concha Roldán, Rosalía Romero Pérez, Octavio Salazar Benítez, Iván Sambade Baquerín, Aimé Tapia González, Amelia Valcárcel y Angélica Velasco Sesma.

Mujeres invisibles para la medicina de Carme Valls Llobet, Capitán Swing, 22 €

¿Por qué cuando un hombre acude con dolor torácico a urgencias se le somete inmediatamente a un electrocardiograma y cuando es una mujer quien presenta idénticos síntomas se le da un ansiolítico? ¿Por qué una mujer estresada es tachada de histérica y en cambio el hombre padece con toda probabilidad el peso de la responsabilidad? ¿Por qué a las mujeres se les exige una perfección física imposible de alcanzar y un hombre con canas y curva de la felicidad es, sencillamente, un madurito interesante? ¿Por qué las mujeres continúan siendo invisibles para la medicina? El cáncer de mama, las enfermedades cardiovasculares, las enfermedades mentales sin tratamiento, englobadas aún bajo el triste calificativo freudiano de histeria, la osteoporosis y otras enfermedades asociadas a la menopausia no son más que algunos ejemplos que, junto a la anorexia o la bulimia, hijas del tiránico culto al cuerpo, claman por una medicina adaptada a la mujer. Mujeres invisibles para la medicina es un apasionante recorrido por los distintos recovecos de la salud de las mujeres, por cómo se ven a sí mismas y cómo permiten que las vean los demás. Un documento imprescindible para todas ellas, cualesquiera que sean su edad y sus necesidades, que reivindica el nacimiento de una medicina adaptada a las necesidades específicas de la mujer.

Covidosofía de Dulcinea Tomás Cámara (comp.), Paidós, 22 €

Frente a fenómenos que trastocan y cuestionan desde elementos básicos de nuestra cotidianeidad hasta formas estructurales del sistema, la filosofía debe ser un espacio de reflexión indiscutible que se lance a desbrozar los efectos de una crisis como la de la COVID-19. Las consecuencias de esta inesperada anomalía configuran un cuadro de síntomas que, de manera casi impensable tiempo atrás, le devuelve una dignidad de hierro a las humanidades. Por ello, esta obra se erige como el primer acercamiento colectivo en español desde la filosofía a la era de la pospandemia. Para todas las voces indispensables de la filosofía contemporánea aquí reunidas parece enormemente atractivo pensar algo tan radical como lo que estamos viviendo sin el filtro del tiempo de la reflexión demorada, haciendo frente al acontecimiento inmediato. Es por ello que, más allá de sus limitaciones de tiempo y de espacio, así como de su indudable premura, una disciplina como la filosofía se erige como baza privilegiada para hilvanar las primeras reflexiones en torno al impacto y las consecuencias del virus, demostrando así que el pensamiento es lo único que se resiste a la cuarentena.

La retórica reaccionaria de Albert O. Hirschman, Clave Intelectual, 22 €

A lo largo de los últimos dos siglos y medio se produjeron las principales conquistas emancipatorias de la ciudadanía moderna: igualdad ante la ley (siglo XVIII), participación política (siglo XIX) y derechos sociales (siglo XX). Pero a cada una de estas conquistas le siguió una furiosa ola de reacciones conservadoras tan influyentes social y culturalmente como las propias reformas contra las que se levantaban.

En este verdadero clásico de las ciencias sociales, Albert O. Hirschman logró identificar y aislar tres tipos de argumentos reaccionarios paradigmáticos (la tesis de la perversidad, la de la futilidad y la del riesgo de todo intento de cambio histórico) que sirven para analizar la lógica con la que piensan y actúan los reaccionarios de cualquier época… también la nuestra.

La perspicacia y el conocimiento histórico desbordante de Hirschman (que combatió en persona al fascismo en Alemania, Italia, España y Francia durante los años treinta del siglo XX), permiten al lector recorrer en pocas páginas los hitos fundamentales del pensamiento político moderno: en ‘La retórica reaccionaria’ somos testigos de los apasionados debates de los últimos trescientos años en torno a la expansión de los derechos civiles, la universalización del sufragio o el derecho a una vivienda digna.

Este ensayo de 1991, que editamos ahora en nueva traducción y con un extenso estudio introductorio de Joaquín Estefanía, constituye una gran herramienta para comprender el actual ascenso de las derechas en el mundo.

BIOGRAFÍAS

Puccini. Su vida y sus obrasde Julian Budden, Traducción de Juan Lucas, Akal, 28 €

Puccini ha sido, es y seguirá siendo una de las figuras más populares en el mundo de la ópera. Y el autor de este libro, Julian Budden, ha sido uno de los más destacados investigadores de la ópera italiana. La unión de ambos nombres dio como fruto la que muchos consideran la gran biografía sobre el compositor de Lucca.

Con una hábil mezcla de análisis musical y relato colorista, en sus distintos capítulos se ofrece una esclarecedora visión de algunas de los títulos más populares del repertorio operístico de todos los tiempos, como Manon Lescaut, La boheme, Tosca, Madama Butterfly o Turandot. Budden aborda con agudeza el proceso de elaboración de una ópera, en la figura de quien se puede considerar que pone el punto final a la ópera italiana del siglo XIX. Así, en sus páginas el lector asiste a la pugna por encontrar a los intérpretes adecuados para el estreno de La boheme, la angustia de Puccini por terminar Turandot o su animosidad hacia algunos coetáneos como Leoncavallo (a quien llamaba irónicamente Leonasino o «león-asno»).

Asimismo, proporciona un informado análisis de las propias óperas, examinando la música acto a acto. Destaca, entre otras cuestiones, la influencia de Wagner en Puccini, el único entre sus contemporáneos italianos en seguir el ejemplo del alemán a la hora de otorgar protagonismo al motivo musical, lo que algunas veces le permite dar voz a pensamientos no expresados por los cantantes, y otras emitir al público una señal de la que el personaje no es consciente. Y, por supuesto, también nos deja un fascinante e interesantísimo retrato del hombre Puccini: con talento pero modesto, una persona con amistades de toda clase y condición social: tenderos, sacerdotes, terratenientes acomodados, colegas artistas. Afable, cortés, dotado de un gran sentido del humor, rara vez dejó de encandilar a todos los que se encontraban con él.

NOVELA ILUSTRADA/COMIC

¡Qué absurdo! de Lori Mortensen y Chloe Bristol, Traducción de Miguel Ros González, Impedimenta, 20 €

La biografía ilustrada, tan gótica como divertida, del inolvidable Edward Gorey, uno de los ilustradores más espeluznantemente creativos de la historia de la literatura. ¡Qué Absurdo! Biografía fascinante sobre uno de los autores más excéntricos y queridos de la literatura: ¡Edward Gorey! De niño era un ávido lector y disfrutaba con libros como Alicia en el País de las Maravillas y Drácula. Publicó más de cien títulos donde contaba historias que mezclaban el peligro, la oscuridad y el humor. Los niños por fin descubrirán aquel misterio terrorífico que inspiró a toda una generación de artistas… ¡desde Lemony Snicket hasta Tim Burton!

OTRAS LECTURAS

Siempre seremos. Mujeres en las artes visuales de Estrella Poza, Melusina, 9,90 €

Este es un libro de ilustraciones para colorear las historias de algunas de las mujeres españolas en las artes visuales de todas las épocas. Pero no solo: es también una pequeña acción pedagógica y creativa.

Reivindica la recuperación de las vidas, el trabajo y la pasión de estas mujeres que siempre serán, y a las que el sistema del arte ha invisibilizado, a lo largo de la historia y aún hoy en día. Les rendimos un merecido homenaje celebrando sus obras, tratando de vincular sus expresiones a la propia creatividad de cada lectora.

Un proyecto sencillo que invita a la experiencia íntima pero con voluntad de acción colectiva. Como si tuvieses en tus manos un pequeño museo de tapas de cartulina, con un aire un poco nostálgico, que esconde todo el color de nuestras pasiones: la de las artistas y las lectoras.

PSOE y Podemos irán en alianza las próximas elecciones

Según cuentan los que verdaderamente están en el meollo de las negociaciones cada vez es más plausible que en las próximas elecciones generales, que podrían adelantarse a junio de 2021 –cuando ya se haya vacunado a la mayoría de la población española-, PSOE y Podemos acudan a las mismas mediante la fórmula de la coalición electoral. Algo que podía resultar impensable hace solamente un año es a cada día que pasa algo más que factible. Una alianza que los asesores de ambas partes entienden como un proyecto ganador, un win-win dicen con voz engolada, ante la división electoral de la derecha. Esta ha sido la principal razón para limar las asperezas que siempre han existido, lograr la mayoría de diputados para no depender de ningún otro partido y gobernar durante una legislatura completa.

Las primeras conversaciones surgieron de conversaciones informales tras las reuniones del consejo de seguridad nacional entre Iván Redondo y Pablo Iglesias. Como todo el mundo sabe, el camarlengo monclovita siente verdadera fascinación por el podemita y viceversa. Así, entre bromas, halagos e intentos de aparecer como más estratega la posibilidad de esa alianza fue tomando cuerpo. El equipo de Redondo comenzó a hacer simulaciones con las encuestas semanales del gobierno y los números han ido cuadrando y proyectando la tan ansiada mayoría. Tras tener los números en la mano tanto Redondo como Iglesias han convencido a Pedro Sánchez, quien ha acabado dando el visto bueno pues en ningún momento se ha puesto en entredicho su posición principal y sería él quien participase en todos los debates electorales dando la imagen de toda la derecha contra el presidente “más de izquierdas de la historia”.

En efecto, Sánchez será el principal cabeza de cartel pasando Iglesias a repartirse en mítines conjuntos con otros miembros del PSOE pero no con Sánchez, con el que coincidiría solamente en el mitin de apertura y el de cierre. El resto de los mismos, agendas separadas. Iglesias se dedicaría más a las mañanas televisivas y Sánchez al horario nocturno en calidad de presidente presidenciable. Respecto al programa electoral cada partido tendría el suyo propio aunque ofrecerían uno conjunto con lo que se podría catalogar, según dicen las fuentes consultadas, las medidas del “programa de gobierno”. En ambos casos entienden que no habrá problema con las bases de ambos partidos y que todo se aprobará sin problemas, no en vano controlan los mecanismos digitales para hacer que el resultado satisfaga a las direcciones de ambos partidos. Esta alianza, justo antes del proceso congresual del PSOE permitiría a Sánchez presentarse como el político socialdemócrata de la historia y evitar que alguien tenga alguna tentación de realizar la mínima crítica a su persona y programa.

La lucha contra las fake news.

Si ha leído hasta el subtítulo anterior y se ha creído todo entenderá lo que es un bulo. Sin necesidad de recurrir a lo emotivo (“¡Inmigrantes asesinan a niña de seis años!” y cosas por el estilo), bien al contrario, con una redacción sumamente racional pero apelando al deseo alojado en su inconsciente de seguir con un gobierno de coalición con mayoría absoluta se puede conseguir engañar a las personas. También lo pueden hacer los propios partidos políticos filtrando noticias falsas o para ver cómo responde la población o militancia (los famosos globos sonda) a fin de lograr algún rédito personal. Está todo inventado desde hace muchos años. Lo único que cambia es la velocidad a la que circula la mentira, la media verdad o lo ideológico-discursivo.

También puede suceder que desde el primer momento usted no se haya creído nada y se haya dado cuenta del bulo con sólo leer el titular. Bien por usted que tras leerlo habrá pensado que es una “paja mental” del articulista, del director del periódico o de algún poderoso que ha pagado para que se publique algo así. Es normal en los periódicos meter publicidad a través de noticias más o menos impactantes y que se escribe al dictado de la clase dominante, de un partido o de una empresa tampoco es extraño, ni novedoso.

Lo normal con la ciberinformación es comprobar si otros medios, especialmente esos que pueden ser considerados más fiables o grandes, se hacen eco de la información, si la replican o callan. En caso de no ver eco sin duda puede estar ante un bulo, una gran mentira, porque lo habitual es intentar informarse de esa exclusiva contactando con las propias fuentes. Así se consigue, si se tiene un poco de perspectiva crítica, luchar contra las famosas fake news, no desde el gobierno sino desde la educación a la población para que posea una mente crítica. Cuando ABC dice que este gobierno es autoritario y está dispuesto a acabar con la democracia no está informando sino procurando a sus fieles ideología. Lo mismo sucede con los periódicos “progresistas”. ¿Es eso contrario a la democracia? No, en una sociedad con valores democráticos asentados y por tanto conciencia crítica, no es necesario acudir a organismos del propio gobierno para perseguir las mentiras, que como dice el refrán tiene las patas cortas. Es más un problema de educación que de información. Por ello unos poderes tales sobran si se tiene sentido democrático.

El problema es que creando un “ministerio de la Verdad”, como lo han catalogado desde la derecha, al final se infantiliza a las personas pues aparcan el desarrollo de la conciencia crítica a la espera de que ese organismo gubernamental les diga si es verdad o no. Y como no podrá decidir por los millones de artículos que se publican, al final, el bulo seguirá corriendo como la espuma por las redes. El problema es que un organismo así se puede utilizar para hacer el bien (perseguir la mentira), pero también para hacer el mal (perseguir a las conciencias críticas). Y como seres humanos, imperfectos y llenos de debilidades nada impide que se utilice mal y se atente contra la libertad de expresión y de pensamiento. Y no contra el gobierno sino contra el propio sistema a instancias de la clase dominante o una fracción de ella. Incluso no sería extraño que se utilizase en las peleas entre fracciones de clase, entre élites de todo tipo o contra alguna mente crítica. Lo que han aprobado PSOE y Podemos es bastante peligroso y antidemocrático porque se puede utilizar mal. De hecho algunos ya se quejaron cuando M. Rajoy intentó algo similar y la carne política es débil, muy débil. Y no sólo se posicionan contra esto personas de derechas, sino de izquierdas.

Unos presupuestos para terminar la legislatura

Los presupuestos generales del Estado que viene presentando el equipo económico del gobierno son fundamentales no tanto para España como para el propio gobierno de coalición. Significan la supervivencia política de la alianza que se produjo hace casi un año entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Una supervivencia de dos años cuando menos, que es lo que se calcula va a durar el efecto Covid-19 en las economías europeas. Luego habrá que ver por dónde vienen los disparos del Eurogrupo, de Alemania o del propio ritmo económico español. Unos presupuestos con aumentos de las partidas respecto al eterno “presupuesto Montoro” que es criticado por unos y alabado por otros, como suele ser normal en estos casos, pero que permitirían al gobierno aguantar esos dos años –ya se ha planificado que los siguientes pudieran no aprobarse y prorrogar estos mismos-, más los dineros que vengan de la Unión Europea como mecanismo de reflotación coronavírico.

Sin tener en cuenta que esta situación cualquier estrategia, da igual el partido como se verá, no puede ser analizada aportando más certezas que voluntarismo. El PP de Pablo Casado sabiendo que los presupuestos resultan fundamentales para la estabilidad gubernamental se opone a ellos atacando el aumento de los impuestos a las personas que más ingresos tienen. Saben que, en condiciones normales, ese aumento impositivo no supondrá más de 14 o 15 millones de euros al año… con suerte y si no hay elusión fiscal, pero le sirve para legitimar su discurso de la confiscación patrimonial y demás tics que ya son conocidos por todo el mundo. Ese mismo aumento impositivo sirve al equipo de gobierno para justificar que actúan en favor de una mayor solidaridad entre clases y en favor de los menos pudientes, a la vez que aumentan los impuestos indirectos (los más regresivos) y las cotizaciones a autónomos. Todos acaban justificando sus discursos con una medida que, más allá de si es de justicia social, no aportará un gran aumento en los ingresos generales de la hacienda pública. Ciudadanos ya se verá si acaban apoyando o no debido a los acuerdos que se establecen en otras leyes y materias a cambio de apoyos.

Unos presupuestos para dos años que es lo que calculan que durará como máximo la legislatura actual. Una vez que se hay reflotado la economía, que el gobierno tenga a mano poder decir que venció a la pandemia y puso a España en el camino del progreso occidental, el amor que se tenían terminará. Las divisiones dentro del Consejo de ministros, que son carne de prensa amarilla y no coinciden con los distintos partidos que conforman la coalición, no son tan exageradas como se presupone pero no es calma chicha lo que en Moncloa se cuece. Tanto los asesores de Sánchez, como los de Iglesias están deseando justificar una ruptura, más o menos civilizada, e ir a elecciones para sobrevivir cada cual. No se producirá el año que viene pues hasta que no haya una vacunación masiva y se pueda volver a cierta normalidad aguantarán. También lo harán para sacar adelante las leyes y reglamentos que entienden mejor se adaptan a los deseos de cada partido, y eso se logra en un año y poco más. De ahí pasarán al sentimentalismo que tanto gusta al camarlengo monclovita y cuando menos lo esperen los partidos de la oposición… a elecciones.

Salvo catástrofe y disputa demasiado intensa, hoy por hoy, no interesa a ninguno de los dos partidos romper el gobierno. Sí que se va a proceder a modificar el número de ministerios y algunas caras del Consejo, pero el límite de seguir hasta 2022 como poco está en la mente de todos. El año que viene, con sus retrasos, será congresual para el presidente Sánchez, quien espera darse un paseo militar en el mismo y reducir su ejecutiva a los más fieles y, especialmente, tomarse fría venganza de Susana Díaz. Izquierda Unida iba a celebrar su Asamblea Federal pero Alberto Garzón, a quien le están moviendo la silla, ha decidido que se retrase su celebración hasta bien entrado el año. No sólo por la pandemia sino también para mover sus hilos y salvar su pescuezo. Mientras tanto esperan que la derecha siga en su pelea destructiva para poder ir a las elecciones con mayor división a ese lado del espectro. Así pues, sabiendo que habrá muchas dificultades para aprobar otros presupuestos, estos se tornan claves para aguantar toda la legislatura… Si la Unión Europea no lo impide.

#BlockMatallanas llena las redes atléticas

Igual esperaban en esta columna una profunda disquisición sobre las elecciones en EEUU, contando las peculiaridades de cada estado en relación a su idiosincrasia, a ser anabaptistas del sur o el orgullo redneck… Pues no. Porque da igual lo que elijan los estadounidenses que a los españoles les irá mal. Más interesante, empero, es la tendencia en la red social twitter que ha tenido entretenida a la masa atlética durante todo el día, tanto como para hacer trending topic, que dicen los anglos, el lema #BlockMatallanas, o en la lengua de Cervantes Bloquea a Matallanas. Y ustedes se preguntarán ¿quién es Matallanas? ¿Qué ha podido hacer ese ser para que toda la masa atlética quiera bloquearlo? ¿Ha estado contando votos en Wisconsin?

El bloqueo en redes se produce contra Javier Matallanas, periodista del diario As, que tiene por costumbre alabar a los dueños, aunque por apropiación indebida, y atizar al entrenador del Atlético de Madrid sin venir a cuento. El ínclito columnista del periódico madridista del Banco de Santander, lo que ya es un aviso, nunca se ha prodigado en las redes sociales salvo para dejar sus “perlas ensangrentadas” contra el Cholo Simeone. Como está estudiando para entrenador de “furgol” también se cree capacitado para dar explicaciones que a nadie le importan sobre los movimientos tácticos del equipo y el mejor aprovechamiento de los jugadores.

Todo esto sin haber pisado un terreno de entrenamiento con esos jugadores. Esto no empece para que el todólogo deportivo ataque semana tras semana al entrenador rojiblanco. Si gana porque no había puesto hasta ese momento a los jugadores en su verdadero sitio; si empata porque es un amarrategui; si pierde porque no le gusta el “furgol de ataque”; si juega bien el equipo porque ha dejado escapar a no se sabe bien qué jugador que se come siete fueras de juego por partido; y así hasta causar la náusea.

Producto de esa náusea y ese rencor contra el entrenador con el que el Atlético de Madrid ha conseguido tener la mayor regularidad en lo alto de la tabla y de las competiciones europeas de la historia, además de haber nutrido las polvorientas vitrinas rojiblancas con la mayor cantidad de trofeos que se recuerda desde los tiempos de Helenio Herrera, surge entre la familia atlética la intención de bloquearle en la red social para no tener que aguantar más sus –dicen los atléticos, tomando las publicables- “babosadas”, “estupideces”, “gorrineces”, “gilipolleces”, “rencores”, “mala baba”… No vaya a ser que a algún bienintencionado, o a un niño rata, le dé por compartir esa publicación y acabe “lastimando los ojos”. Mientras las redes estaban pendientes, no se sabe para qué, de los resultados en EEUU, la familia atlética estaba “apuñalando” digitalmente a un traidor a los valores republicanos. En otra época fue a César, hoy es a Matallanas, salvando la distancia de personaje histórico y de escritor de calidad, que como habrán entendido es en favor del romano.

Las malas lenguas (redes sociales) dicen que después de no haber concedido una entrevista el entrenador al periodista, cansado de atosigamiento, de pedirle que le filtrase noticias, éste tomó revancha aprovechando que el Cholo Simeone pasa de esas cosas. Otras malas lenguas dicen que su vinculación a cierta agencia de representación de jugadores, la cual filtraba noticias a los medios hasta que el cuadro técnico decidió que se acababa esa historia, es por donde sangra la herida del periodista. Se cargaron a los que les filtraban lo que sucedía en el vestuario y se toma venganza. Otras lenguas hablan de bocadillos de panceta, de devorar canapés y de rendir pleitesía a los usurpadores… A saber.

No es que importe el porqué de su mala baba, sino esa mala baba que ha acabado por agotar la paciencia de la hinchada. Y para acabar con la paciencia de la hinchada del Atlético de Madrid hay que ser muy cansino o muy grosero porque llevan aguantando gilismo décadas y eso no lo puede decir nadie en este mundo. Mientras otros periodistas se ganan el corazón de la hinchada, sin olvidar la crítica cuando es obvia (véase Rubén Uría, Juan Gato e, incluso, Patricia Cazón), este señor parece que sólo busca protagonismo haciendo chiringuiterismo… El problema es que la prensa espectáculo no es del gusto atlético, salvo a los niños rata. Ahora será el madridismo el que disfrute del ínclito.

¡Al fin acertó Alberto Garzón!

Cuando se acierta se debe exponer de la misma forma en que se ha venido expresando la cantidad de errores que viene cometiendo Alberto Garzón desde que es coordinador general de Izquierda Unida. La nueva ley contra el juego que ayer se aprobó en el Consejo de ministros es un acierto completo. Un decreto-ley que deberá pasar el trámite de la convalidación parlamentaria y que podría sufrir algún cambio por mor del cambalache político propio de cuando se carece de mayoría parlamentaria. Aun así la ley que presenta el ministro de IU es una buena noticia porque incide en una enfermedad social que viene causando graves perjuicios personales y económicos. Además de la adicción se suma el problema familiar y personal que genera la locura de las numerosas webs de apuestas on-line y las casas de apuestas que están plagando los barrios.

No es que Garzón haya tenido unos buenos meses desde que accedió al ministerio. De hecho viene anunciando esta ley cada vez que le entrevistan, cada vez que le dejan hablar en rueda de prensa y cada vez que no tiene nada que decir en redes sociales. Una ley necesaria que será, a buen seguro, lo único que deje en su paso ministerial y que ha sido posible aplicar pues el lobby del juego propiamente español no tiene la fuerza suficiente y, por qué no decirlo, se quita algo de competencia. Una ley que ataca las prácticas sociales que son perniciosas y evita la publicidad, especialmente deportiva, que es fuente de atracción para los más jóvenes, el grupo más perjudicado aunque no el único. Ahora falta que las casas de apuestas vayan despareciendo de enfrente los colegios o instituciones educativas aunque no es posible acabar con esta lacra social de un supuesto dinero fácil que acaba convirtiéndose en un desastre humano.

La “ley Garzón del juego”, ya que el resto de legislación que tiene en mente igual no llega a buen puerto, quedará ahí y siempre podrá ponerse la medalla de su puesta en marcha. A partir de ahora, salvo alguna crisis de consumo sobre la que tenga competencias (no son muchas), podrá Garzón ponerse a repensar tranquilamente lo que desee. Podrá prepararse unas oposiciones o hacerse fotos y subirlas a las redes sociales. Incluso podrá tomar algunos datos de algún estudio antiguo para escribir un nuevo libro en el que contará obviedades ya sabidas pero que le servirán para ganarse unos eurillos en una de las empresas potentes del sector (Grupo Planeta). Su nombre está en todas las quinielas para abandonar el cargo ministerial por la imposición de la Unión Europea para reducir el número de ministerios y porque Enrique Santiago lleva haciéndole la cama demasiado tiempo para no acabar en una poltrona él mismo. De momento parece que han acordado que siga Garzón de coordinador general de IU durante el proceso de absorción que hará Podemos. De momento, claro.

Como se ha afirmado al comienzo hay que remarcar que por una vez ha hecho las cosas bien y eso hay que reconocérselo. En el resto de situaciones será Pedro Sánchez quien decida si sus otras ocurrencias pasan el filtro del Consejo o si directamente le dejan para inauguraciones y conferencias, algo que era la intención de no sólo del presidente sino del vicepresidente segundo. Yolanda Díaz, su otra compañera del PCE, ya se ha sabido mover mejor y se acerca a poder fichar por el PSOE a no más tardar. Como en su momento Diego López Garrido, ha encontrado su lugar al sol que más calienta. Garzón de tanto repensar se ha olvidado de actuar en su propio favor -hasta sus más leales, como Sira Rego, le han abandonado- y de su gente. De ser despojado de un ministerio, eso sí, siempre podrá pedir a Sánchez que le nombre embajador en el Vaticano, algo que le llenaría profundamente.

Ni Trump, ni Biden son buenos para España

Están todos los periódicos desde el sábado anunciando la buena nueva de las elecciones presidenciales en EEUU. Cada uno defendiendo “lo suyo” pero todos plegados al poder del Imperio, decadente pero imperio, actuando como los cortesanos que acaban siendo. Análisis de todo tipo alabando o vilipendiando a cada uno de los candidatos como si fuesen unas elecciones propias y, por ende, filtrados esos análisis mediante el pensamiento ideológico propio. O lo que es lo mismo, tomando partido por uno u otro en función del posicionamiento del medio de comunicación en cuestión. Si de derechas, Donald Trump, si progresista Joe Biden. Y la realidad es que ninguno de los dos candidatos es bueno para España, lo miren por dónde lo miren.

Si se fijan en el actual inquilino de la Casa blanca, ha hecho todo lo posible por perjudicar las exportaciones agrícolas de España. El aceite, la aceituna de mesa, el vino, el queso u otros productos en los que España es potencia mundial por la calidad que atesoran sus productos han sido vetados directa o indirectamente por la administración Trump. En una decisión proteccionista, pero exigiendo tragar con todas las mierdas, especialmente culturales, que exportan, el actual presidente de EEUU ha perjudicado a las empresas españolas y aquí le ríen las gracias los mismos que piden libre mercado, ayudar al empresario propio y sacan banderas menos cuando se trata del Imperio. A ello hay que sumar que obligó a la Unión Europea, algo que celebró Alemania como cónsul europeo de la fuerza militar del otro lado del Atlántico, a establecer un bloque económico con la Rusia de Vladimir Putin. Esto ha supuesto que España haya perdido turismo eslavo y que numerosos productores de verduras españolas hayan visto cómo se perdían negocios consolidados con el país del norte de Europa. Porque, si les queda alguna duda, Rusia es Europa, oriental pero Europa, y EEUU no.

Esto solamente en el plano económico que se ve y se toca, porque a niveles de fondos buitre o de inversión bien que ha potenciado Trump la compra de acciones y el control de numerosas empresas de todo tipo en España. Desde periódicos hasta constructoras pasando por energéticas. Ahí ha sido el adalid del mercado libre y ha marcado el rechazo generalizado a las potencias económicas antagónicas como son Rusia y China y con las cuales España tenía una gran relación financiera y productiva. En el plano de las relaciones internacionales España, con Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, ha tragado con la doctrina Monroe (Venezuela, Chile…), los golpes de Estado blandos (Bolivia) y todo lo que desean desde Washington. Una política completamente plegada a la voluntad estadounidense de la que la UE es buen ejemplo de cobardía. Cuando los lazos de unión entre España y la América Latina van más allá de lo comercial, la administración Trump ha impuesto a los gobiernos españoles una política contraria a los intereses patrios. Al menos no ha empezado ninguna guerra más por el mundo.

Los medios de la derecha quieren que gane Trump en general pero saben que si vence Biden la ideología que defienden estará perfectamente protegida. No es este provecto un radical del socialismo sino un liberal de los de toda la vida. Igual con cierta mirada más social pero solamente en lo que se refiere a los conflictos internos de EEUU y sin ir más allá de algún proyecto de sanidad gratuita y poco más. Un liberal de mercado libre, para los demás, y mucha guerra por todo el mundo. Biden, que apoyó el golpe de Estado de los fascistas ucranianos y del que sacó una tajada económica importante cuando era vicepresidente de Barack Obama, sigue la tradición de la fuerza imperial de inmiscuirse en las economías de los demás, en los conflictos de los demás y de ir a buscar controlar las riquezas minerales de cualquier país que les interese. Un viejo halcón de Washington que une potencia militar a negocios personales del establishment estadounidense. Si usted que lee esto es de izquierdas si analizase el discurso completo, no lo que le cuentan los medios que dice, y las intenciones prácticas del personaje que le presentan como progresista pensaría “ese tipo es de derechas”. No piensen que los bloqueos comerciales serán quitados si gana Biden, igual hasta los aumenta porque la presión para que se vetase a España venía de la administración Obama ya.

¿Cuál es la diferencia entonces? Para el resto del mundo ninguna. Con la presidencia de Trump ya se ha cumplido lo que quería la internacional populista de derechas: llenar el mundo de noticias falsas, generar inestabilidad social en todos los países, volver a tiempos de guerra fría para establecer un falso miedo que permita que las sociedades acaben tragando con la limitación de libertades y acepten estar enganchados física y mentalmente a diversos dispositivos electrónicos que les controlan sin rechistar. Trump ha finalizado la creación del ser-dispositivo en las mentes de occidente (en oriente es algo distinto), algo que Obama no pudo lograr pero que Biden asegurará sin moverse un milímetro de lo ya conseguido. En el plano militar igual es peor Biden que Trump, no tanto en el gasto, el cual se aumentó por imposición trumpiana, pero sí en el uso de armamento en guerras éticamente reproblables pero que siempre son en beneficio de los mismos EEUU. Realmente a las españolas y españoles que gane uno u otro ni fu, ni fa, porque con ambos salen a perder. Pero si les hace ilusión seguir el desarrollo y pensar que dependiendo de quién gane, gana uno de los suyos tienen todo el día de hoy y el de mañana para entretenerse. Es más pónganse a sus telepredicadoras favoritas de las mañanas para análisis harto sesudos dominados por la ideología imperial o al señor de negro que es lo mismo que ellas pero vestido más acorde a su oficio de dar el sermón desde el púlpito. La realidad es que a España le irá mal con uno y con otro.