miércoles, 14 mayo, 2025

Se pierde un profesor pero se gana un poeta

El poemario que les presentamos está escrito por una persona que ha tenido dos pasiones públicas: la defensa de los más contra los menos y la enseñanza de la filosofía. Si para la primera tiene tiempo de sobra para seguir peleando, la segunda ya es historia por mor de la edad de jubilación. Se pierde un profesor de filosofía en algún instituto de Castellón pero se gana un poeta para el alma de aquellas personas que tengan la oportunidad de leerle.

Con el sencillo título de Poemario (2018-2021) (Letrame) Javier Méndez-Vigo nos lleva a través de un imaginario personal donde la belleza del ripio no está reñida con la profundidad de la lucha por un mundo mejor en algunos poemas.

La mar roja;

la sangre inocente

acoge a nuestros hijos

y abraza al amante

sediento de paz,

y renace la esperanza

mientras la paloma vuela.

La mar, porque para Javier no es el mar sino la mar es una constante en sus poemas. Una especie de proyección hacia lo peligroso, lo insondable, lo misterioso o la búsqueda perpetua de un más allá que puede tener su heroísmo (como en Homero) o la simple contemplación abrazado a la persona amada.

Un poemario con, en su recuerdo al vate Neruda, sus Canciones desesperadas, con sus requiebros pandémicos y siempre con la esperanza como luz que permite vislumbrar que sí hay un futuro mejor, una posibilidad de un mundo mejor para aquellos que nos siguen, un motivo para lucha en un mundo descompuesto y alienado.

Poemas de amor, de batalla, de miedo, de esperanza… siempre buscando la belleza aunque se dude si es posible salir de la caverna, ver la Idea y volver para explicarlo. La intención está, el resultado es incierto, pero siempre hay que seguir intentándolo, como esa mar que día tras día choca contra la tierra que le impide ocupar el todo.

Comienza La Liga ¡Qué ilusión!

¡Ya está aquí! Todo el sufrimiento de los futboleros por ver a su equipo compitiendo se termina este fin de semana. El partido Almería-Rayo Vallecano ha dado el pistoletazo de salida a un campeonato que proporcionará a equipos y aficionados alegrías, decepciones y biberones. También comienza la Premier League que, dice Javier Tebas, es la gran competidora por los contratos televisivos allende las fronteras. La gran parte del botín se juega en las televisiones y otras formas de transmisión de imágenes audiovisuales.

Algunos aficionados tan solo verán jugar a su equipo. Lo normal. Lo que hace la gran mayoría. Los más futboleros podrán disfrutar de numerosos partidos donde descubrir esa nueva estrella, al jugador sorpresa o mofarse con las desdichas de algunos rivales. El fútbol es como la vida. Tienen cabida las mismas miserias humanas en un producto que hace décadas dejo de ser meramente deporte. Palancas incontables y ayudas administrativas desvirtúan la competición, como en el capitalismo de amiguetes. Aunque si usted es futbolero y tiene la suerte de poder pagarse ver otras ligas, tan solo verá a su equipo y otros partidos.

Mientras se estaba pensando qué escribir en este artículo estaba en la televisión el partido inaugural. Cierto que en Almería hace bastante calor y sería hasta denunciable tener a 22 jugadores corriendo tras un balón. Podrían jugar lento y tendría su interés. Lo malo es que lento o rápido la calidad dejaba bastante que desear. Dos goles de penalti entre bostezos hasta que comenzó el Burnley-Manchester City  (con bastante calor también) y se veía otra cosa.

Lo malo es que esto va a pasar durante todo el campeonato. Una liga que solo ficha descartes, donde solo dos tienen carta blanca para fichar e inscribir, donde la mayoría carece de aspiraciones (más allá del manido juegan todos para ganar), pues ilusionar, realmente, no ilusiona. Si lo que proponen los otros 18 equipos son bostezos fin de semana tras fin de semana pues poco se puede hacer. La juventud que hoy tiene la cabeza necesitada de impactos constantes no entiende esa táctica del cangrejo, el 7-2-1 o las estadísticas insustanciales (fuera del marco conjunto cualquier estadística no sirve de nada). Ilusión no parece que hay más allá del equipo propio. Y en algunos casos ni eso. Los que tienen dos equipos al menos buscarán disfrutar con ambos… o con uno solo. Tal vez es porque la edad se va cobrando su camino hacia la eternidad, pero ilusión cada vez menos.

Lo de Vox es raro, raro

Cuando los medios de comunicación de un lado y otro atacan a los mismos, con la misma saña y casi la misma alegría, ya supone un aviso de que algo raro está pasando. Es obvio que los medios más a la izquierda, dentro del sistema no se crean, piensan que dañándose Vox se pierde en España la posibilidad de un partido populista e identitario que arrase entre las capas trabajadoras españolas. Desde el lado más a la derecha del sistema se alegran porque eso de que pudiese haber un partido conservador (temen uno identitario tanto como sus amigos del otro lado) que pusiese al PP en su sitio no gusta nada. Desean el partido único dentro del espectro político de ese lado como a nivel estatal. Lo del pluralismo está bien si siempre ganan los de siempre.

Las razones económicas de financiación vía publicidad de los chiringuitos estatales, autonómicos y locales influyen en unos y otros, pero tienen menos que ver con algo que parece más sistémico. No se quiere, ni por asomo, una Meloni o una Le Pen a la española. Y es casi herético que pudiese surgir algo tipo oriental, como los distintos presidentes que existen en los países de la antigua URSS. Con la salida de Iván Espinosa de los Monteros, quien nunca ha recibido tantos elogios de la prensa, han estallado las críticas contra El Yunque, la camarilla de Kiko Méndez, los kikos, el Opus y el falangismo. Algunas tibias hubo cuando quitaron de las listas a unos cuantos lib-lib à la Kaiser, aunque en algún caso habría que dar la razón a la dirigencia porque le faltaba oxígeno en el cerebro.

Lo de El Yunque es un tema que, con razón (si la tiene hay que dársela), ha venido criticando Federico Jiménez Losantos. Un grupo evangélico y paramasónico que tiene unas ideas que ni los reaccionarios españoles que quedan por ahí sueltos. Un grupo, por cierto, que bien inserto que estaba en el PP de José María Aznar y, especialmente, de Esperanza Aguirre. Sería Mariano Rajoy quien les incitase a buscarse la vida en otros sitios, y no porque luchase el gallego contra ellos, más bien por pasotismo y repelús. Pero de ahí a que El Yunque esté controlando a Vox hay un trecho largo. Su influencia es innegable pero la salida de algunos señala que el partido rechaza los postulados, especialmente los económicos, de esa secta. De apostar por algún grupo religioso, igual un 45-45 Opus-Kikos.

El Opus sí mantiene una presencia notable, ninguno de los que siguen la Obra lo han negado (busquen entrevistas), así como las gentes del Camino Neocatecumenal. Nada extraño viendo las posiciones sociales y culturales del PP. A Jorge Buxadé, verdadero demonio con cuernos, de falangista eso sí, siempre se le ha vinculado con el Opus y si le han leído y escuchado en alguna entrevista más personal no encaja (aunque algunos buscan à la Maestre algún resquicio de unión, esto es, el típico “ha dicho esto y esto es parecido a lo que dicen aquellos”, así hasta Pol-Pot podría ser candidato al Nobel de la Paz).

Respecto al giro falangista que quieren ver de derechas a izquierdas pues que quieren, va a ser que no. En España hay unos miles de personas que desearían que eso pasase, incluso muchas personas de izquierdas. Porque hoy en día las propuestas falangistas, tanto se ha movido el sistema, son casi de extrema izquierda. En la batalla mediática vale todo, incluso insultar a la inteligencia de los lectores, pero bueno, vale. Así la pseudoizquierda se siente en una lucha antifascista. Y el PP se puede vender como el muro ante el extremismo peligroso y sectario. Muy bien, todo en favor del capitalismo de amiguetes.

Y, lo último, es que ahora en Vox son iliberales o antiliberales. ¿Se dan cuenta ahora? El problema es que se ha querido meter con forzador al conservadurismo en un tipo de liberalismo con más valores o valores más tradicionales, pero para cualquier conservador el liberalismo, mejor dicho los liberalismos son siempre sospechosos. Un tradicionalista reniega directamente de todo lo que huela a liberalismo. Los identitarios también. Es curioso que el padre del fin de la historia y la victoria sin igual del liberalismo, Francis Fukuyama, escribiera un libro (Identidad, Deusto) observando que estaba equivocado, mientras en España todos siguen por la senda de los elefantes del liberalismo. Si quieren saber más, lean esta entrevista que le hicimos a Alain de Benoist hace pocas fechas.

¿Qué será lo que pase en Vox? No parece que la verdad sea la que reflejan los medios. ¿Alguno se ha enfadado porque no va a pillar sillón ministerial? Es posible. ¿Alguno se ha enfadado porque no va a ser el Milei español? Es posible. ¿Es una batalla típica dentro de un partido por poder y canonjías? Es posible. ¿Tiene algo que ver con sectas u organizaciones religiosas? Es menos posible. ¿Tiene que ver con un cambio hacia el conservadurismo o el identitarismo? Es posible. ¿Está relacionado con las leches que les han dado desde los medios de derechas y que les pueden haber hecho perder votos y las personas que debían controlar esos medios no lo han hecho? Es posible. ¿Habrán ofrecido algo a futuro a alguno de los que “han salido de najas”? Es posible.

Cualquier elucubración puede tener una parte de verdad. En esto como en todo habría que seguir el dinero, el actual y el futuro, pero es tomar por estúpidos a los lectores decir que la influencia de El Yunque es tremenda cuando es conocido que han tenido sus diferencias con Santiago Abascal y Buxadé. Tampoco acusar a Méndez de secuestro del dirigente máximo cuando lleva mucho tiempo asesorándole. Respecto al aborto y la eutanasia, a la defensa de la familia tradicional, la patria y el temor a que España sufra lo que sucede en las banlieues francesas, llevan diciéndolo desde el principio. Es todo raro, raro… o no. Igual la clase dominante se ha cansado y quiere eliminarlos. Auparon a Podemos y ya ni existe (Sumar es un artefacto puramente sistémico). Auparon a Vox y quieren hacerlo desaparecer. Un partido, un pueblo, una oligarquía.

A ver si Nostradamus iba a tener razón

Con el último motu proprio de Francisco I se pone al Opus Dei, casi exclusivamente, en la “irrelevancia” laical. Los laicos que antes estaban en relación directa con la Prelatura lo dejarán de estar para solo quedar los religiosos bajo ese mando. Los laicos, aunque sean opusdeistas, quedan excluidos, no tanto de la vida dentro de la obra, como de la acción que hasta este momento tenían. Serán los obispos de cada diócesis los que se encarguen de estos católicos, como del resto de católicos. Algo que, según las reglas del Opus, ya ocurría. Para mejor comprender se podría decir que tenían una doble jefatura.

Tras el este motu proprio Francisco ha modificado ya la dirección del Opus Dei, de Comunión y Liberación (junto a sus entes asociados), a los pocos Legionarios de Cristo y a numerosas órdenes mendicantes. Al Camino Neocatecumenal todavía no le ha metido mano porque Kiko Argüello sigue vivo y enfrentarse a un personaje carismático, donde los haya, puede ser un lucha terrible. Toda una revolución interna que siendo muy aplaudida por los progres en realidad no encubre más que una lucha de poder entre distintas partes de la Iglesia católica.

En todo esto no hay posición doctrinal, aparente, en los cambios producidos. El eliminado Javier Prades, cielino, por ejemplo, no discrepaba doctrinalmente de lo que ha venido diciendo Francisco. Posiblemente se sintiese más a gusto con Benedicto XVI o Juan Pablo II, pero en lo referente a doctrina las diferencias eran nimias. Con el Opus Dei podría haber alguna diferencia mayor en lo doctrinal pero es la habitual en una casa tan grande como la Iglesia católica. Lo que realmente molesta a los jesuitas y otras órdenes religiosas, no todas, es el poder.

Opus Dei, Comunión y Liberación (CyL a partir de ahora) y Camino Neocatecumenal fueron los brazos en los que se apoyaron tanto el papa polaco como el alemán. Y no por una cuestión, o no solo si lo quieren ver así, de cercanía doctrinal y de visión del camino de la Iglesia, sino porque esas tres entidades católicas aportaban numerosos laicos a la obra general y al apostolado. Tanto kikos como cielinos aportaron muchísimas personas para las misiones apostólicas en los años de esos papados. Y siguen haciéndolo. El Opus está presente en todo el mundo y sigue ofreciendo desde sus entrañas numerosos sacerdotes, como también hacen los kikos. De los 974 seminaristas de actuales en España, 250 pertencen al Camino y se encuentran en sus seminarios Redemptoris Mater. Por no hablar del poder laical de todas esas entidades (los y las Memores Domini de CyL, por ejemplo), así como su poder cultural. Porque se dedican a la difusión de la cultura mediante diversas editoriales bien conocidas de todos.

La Prelatura del Opus Dei ya no será necesaria que esté en manos de un obispo, como se estableció en el motu proprio Ad charisma tuendum, pero es que tras la salida por jubilación de cardenales y obispos, especialmente de CyL y Opus Dei, los nuevos nombramientos han obviado a estas entidades religiosas. Del cardenal Angelo Scola, que estuvo en un tris de ser papa, se ha pasado a la nada, por ejemplo. Y allí donde ha habido un obispo opusdeista o cielino jubilado, el nuevo se ha dedicado a destruir la obra que habían levantado, como sucede hoy en día en Granada.

Una lucha de poder contra las ramas más potentes, en cuanto a atracción de laicos, para situar a la cabeza a los jesuitas básicamente y algunas diócesis. Eso sí, para expulsar a Rupnik (acusado de beneficiarse a las parroquianas) ha dejado pasar algún año, como ha hecho con algunos abusos a menores de los de su cuerda en América Latina. Ahí no se ha dado prisa, mientras que para descabezar y desmontar a los tres movimientos carismáticos sí. Por ende debe ser algo más que doctrinal lo que se esconde detrás de todo esto. El problema es que esos juegos de poder (que no solo se circunscriben a estos tres grupos) pueden dañar mucho más a la Iglesia católica, especialmente si en el Sínodo de la Sinodalidad se hace caso a ciertas Diócesis con proyectos Queer.

No es de extrañar que venga a la mente la profecía de papa Negro que ofreció Nostradamus. Si bien el papa negro es el general (Superior o Prepósito general) de la Compañía de Jesús (hoy el venezolano Arturo Sosa), como no han tenido papa hasta ahora se supone que Francisco podría ser considerado eso. Tras llevarse a un amigo postmodernito para dirigir la Congregación para la Doctrina de la Fe, viendo que el ambiente terráqueo se calienta, que hay más guerras que nunca y que está el papa Negro en el Vaticano (sin olvidar lo expresado en el Apocalipsis), teman la llegada del fin del mundo. Igual no es para tanto pero…

Mbappé tampoco va a venir este año

La mayor mentira del nacionalmadridismo es Vinicius Jr. Se han inventado que el jugador es de los tres mejores del mundo, que es el mejor en su puesto, que sobre él se asienta el Madrid del futuro pero no hacen más que babear hasta dar asco por Kylian Mbappé. Curiosamente los dos jugadores comparten posición en el campo. Donde mejor se desempeñan es por la derecha, aunque el francés puede jugar en otras posiciones haciendo menos daño, mientras que el brasileño es un mastuerzo en cualquier otro lado. Una gran mentira que no esconden. O sí porque tampoco es que la inteligencia sea una de sus virtudes.

Si tienes al mejor extremo derecha (alguno dirá que también tienen a la mejor extrema derecha en el palco) ¿para qué quieres al segundo? Porque el primero que se han inventado no vende camisetas (véase camiseta como símbolo de publicidad) y necesitan al que sí tiene más tirón publicitario. ¿Recuerdan cuando Vinicius estaba viendo un partido NBA junto a Neymar y se puso a saludar a la cámara como si fuese una estrella y la cara posterior al ver que en el marcador/pantalla no ponían su nombre? Luego sí lo pusieron pero la cara de estúpido ya había quedado reflejada. Esa realidad de ser casi desconocido, por mucho que venda el nacionalmadridismo, es la que preocupa y mucho en la avenida de Pío XII.

Lo saben los máximos responsables de los medios de comunicación que trabajan al dictado del ser superior y lo sabe cualquiera que se preocupe medianamente por informarse. Toda la campaña para hacer de Vinicius el nuevo Martin Luther King no era más que un producto publicitario. Lo curioso es que este año fichan un buen jugador (Jude Bellingham) y casi ni le hacen caso centrándose en la tortuga francesa. Algún titular diciendo que era la reencarnación de Zidane ha habido, pero eso lo dicen con cualquier chaval de la cantera un día normal de partido. No cuenta. Es una exageración del manual de periodista que cubre al Real Madrid y desea conservar el salario (salvo excepciones que todos conocen y que no necesitan el manual, son así).

Así que están con la tontada de Mbappé para tapar sus miserias. Un estadio que de 500 millones ha pasado a casi mil. Unas cuentas de ingresos positivas que no son tales porque activan más palancas que Laporta. Un dinero que dicen que existe en caja y que en realidad son créditos concedidos y no activados. Si los activasen tendrían que pagar y con los altos tipos de interés actuales igual no sale a cuenta. Por todo ello es obvio que no van a pagar ni 200, ni 180, ni 20. A Güler le han fichado por más dinero del de su cláusula para poder pagarlo a plazos. No hay dinero para fichar a Mbappé y si los periodistas blancos no lo saben es porque no hacen su trabajo.

A todo ello hay que añadir que una parte del madridismo, ese que no se deja engatusar por los Teleñecos de la noche, los periódicos y las radios nacionalmadridistas, es decir, cuatro, no quieren que llegue a la ciudad deportiva Florentino Pérez. Primero, porque, después de aguantar a un pesetero como Cristiano Ronaldo, ven con estupor a otro que es capaz de tirarse en plancha para coger una moneda de un céntimo del suelo. Y segundo, porque, y en esto tienen razón, después de chulearles el año pasado no quieren a alguien que desprecia a su equipo por un puñado (gordo) de euros. No son los que aparecen en las entrevistas de medios, esos suelen ser los de cerebro menos entrenado, pero si los buscan en redes sociales los encontrarán. Y lo mismo piensa Florentino Pérez.

En el tema Mbappé, al tito Floren le da igual lo futbolístico. Si le importase hubiese fichado un buen nueve después de la traición de Benzemá, pero no. A tirar con Joselu, Rodrygo y Brahim. La llegada del francés es pura economía. Le interesa porque, igual, no es seguro, le vendrá bien para hacer caja y salir de la mala situación económica. Ya que Vinicius no vende ni una maquinilla de afeitar, igual con el nuevo logra vender dos. Puro marketing porque si por él fuese no venía en la vida porque la tiene bien clavada desde el año pasado. Todo lo que está moviendo este año solo tiene como intención fastidiar a los cataríes por no habérselo vendido hace dos años y no haberle ni contestado. Lo lleva muy mal porque está acostumbrado a que le ofrezcan posaderas y le laman los zapatos.

Mbappé tampoco vendrá este año, pero tampoco llegará el delantero. Mientras tanto el madridista se cree todo y no se fija en que un Barça destartalado les metió tres y un equipillo italiano que ni jugará Champions otros tres. Cuentan con el apoyo de los árbitros pero a veces no es suficiente. Y eso lo está tapando Florentino, de igual forma que tapó los 155 millones por Hazard o los problemas económicos. Sigan con la llegada de la tortuga de Bondy que es el mejor alimento para incautos.

Post Scriptum. Si los cataríes tuviesen sentido del humor cederían a Mbappé, asumiendo gastos, al Atlético de Madrid. El chirriar de dienten en las redacciones de España iba a ser para grabarse y difundirse a todas horas.

A los carcas tampoco les gusta la JMJ

Existe en el seno de la Iglesia católica un numeroso grupo de carcas a los que nada les parece bien. No son tradicionalistas en sí, grupo que suele ser más que respetuoso siempre que les dejen seguir con sus cosas tradicionales; no son progresistas, grupo que desea adaptar completamente la Iglesia a la sociedad postmoderna; no son católicos comunes, ese grupo que en ocasiones no entiende algunas decisiones que se toman pero que tampoco hacen demasiado por entender o reaccionar. Son carcas. Personas a las que el Vaticano I ya les parecía malísimo, imaginen el Vaticano II.

Todo está mal y si los jóvenes católicos tienen una forma de divertirse que no entienden o no quieren entender pues les señalan como herejes o blasfemos. Se quedaron en Trento y no han sabido avanzar. No se sabe si gustan del cilicio u otras formas de mortificación del cuerpo para la purificación del alma, pero dan la impresión de que sí. A estas personas habría que ponerles en la situación de lo que dirían los primeros cristianos si viesen en lo que ha devenido la Iglesia que comenzaron a construir, incluso pagando con sus vidas.

La Jornada Mundial de la Juventud, acto que en su forma actual fue creado por san Juan Pablo II, es un festival, sí un festival, donde la Iglesia católica se reúne con sus fieles más jóvenes no solo para rezar sino para convivir durante unos días, aprender unos de otros y reafirmar (mediante charlas, reuniones o conferencias) las convicciones. No pocas vocaciones sacerdotales han surgido de ella como no pocos matrimonios. Siempre ha habido música, juegos, felicidad y momentos más sacros y doctrinales. Ha sucedido con Juan Pablo II, con Benedicto XVI (la de Madrid es buen ejemplo) y sucede con Francisco I.

Pues a este grupo de carcas les parece mal que la Iglesia, sin perder sus momentos de espiritualidad católica, abogue por una juventud sana y divertida. En los años 1990s no eran pocos los que acudían al Happening de la Asociación Atlántida en diversas universidades españolas y no pasaba nada. Incluso contaba con el apoyo de la Conferencia Episcopal Española, que nunca ha sido tenida por “progre”. Ahora los jóvenes se divierten con música techno, se sienten cercanos a lo que representa Hakuna y no por ello van a dejar de ser menos católicos. Pues a ese grupo no les gusta.

No les gustaban las canciones en las misas, la verdad es que en esto hay que darles la razón no por lo musical sino por los destrozos que se suelen cometer, salvo que fuese canto gregoriano. Canciones que en cada vez menos parroquias hay porque los fieles ya no acuden o no existen. Si con festivales como la JMJ se logra que haya fieles igual es bueno para la Iglesia. En el Evangelio no dice nada de no bailar techno, ni de no reir, ni de no compartir, todo lo contrario (mejor que lean el libro de Enrique García-Máiquez, Gracia de Cristo, Ediciones Monóculo), pero parecen empeñados en solo reconocer la caída de Sodoma y Gomorra y el Apocalipsis.

Lo importante de la JMJ lo ha dicho el padre Manuel Navarro, un cura joven, en Twitter (o X que ya no se sabe): “Acabada la JMJ vuelta a la realidad. Tendrás a tu cura, con quien confesaste en la JMJ en el confesionario de tu parroquia; la misa Misa a la que ibas en la JMJ todos los días y el Rosario en tu parroquia; la adoración del Santísimo en silencio todas las semanas. Desaparecerán todos los fuegos de artificio y quedará lo nuclear. Todos los días tu parroquia abierta. ¿Te vienes?”. Esto es lo importante, que la chavalada se anime no solo a acudir a una fiesta católica esporádica sino acudir a la fiesta católica de todos los días.

En verdad los jóvenes sí hacen Iglesia ayudando al necesitado, trabajando gratis en Cáritas, etcétera. Lo que no es tan obvio es que sigan haciéndolo si los carcas y los envidiosos les señalan como menos cristianos. En Introducción al Cristianismo (Sígueme) Joseph Ratzinger, justo tras el Vaticano II (al que siempre apoyó), afirmaba que veía el catolicismo como pequeñas comunidades de fieles luchando contra el desencatamiento del mundo. Luego vendrían Alasdair McIntyre y Rob Dreher con algo parecido. El alemán no lo decía por ver bien que los jóvenes disfrutasen con Led Zeppelin, Eric Clapton o los Pop Tops sino por el proceso global que ya se vislumbraba en esos tiempos (si se hace caso a Romano Guardini, desde el final de la II GM).

Los carcas, sin embargo, están empeñados en que esas comunidades sean pequeñas no por carencia de doctrina sino por tristeza, amargura y una religión oscura y oscurantista. Es curioso como estos mismos carcas luego se olvidan de partes doctrinales porque les interesan menos, pero ahí siguen en el empeño de que todo se haga como a ellos les gusta o si no se llevan el juguete. Y si, además, les apoyan algunos envidiosillos que, no se sabe por qué, pensaban que eran el centro teológico o doctrinal del catolicismo, los guías, peor porque se crecen. En el centro del catolicismo está Cristo (por ende Dios y el Espíritu Santo), a partir de ahí ¿por qué no van los chiquillos a disfrutar de una forma más actual? No dejan de ser hijos de su época. Unos hijos que por católicos serán señalados o mirados de mala forma. ¿Tienen que aguantar el señalamiento de los que deberían abrirles las puertas de par en par?

Un pequeño libro para pequeños momentos

Suele decir el editor Pere Sureda que cada libro tiene su tiempo. Una fórmula en la que podría encajar el libro que hoy se presenta aquí. No es un libro de esos que arrebatan las almas. No es un libro que pasará a la historia universal de la literatura. No es un libro que será superventas. No es un libro al uso y esto mismo es lo que le hace especial. El texto que ha presentado, tomado de su segunda edición francesa ampliada (no reimpresión, sino edición), Cabaret Voltaire está indicado para ciertos tiempos, no todos los tiempos.

El París de mi juventud de Pierre Le Tan, con prefacio de Patrick Modiano, es una bella colección de relatos sobre situaciones vividas en un París que ya no es. Entre otras cosas porque los personajes que por allí deambulan ya no están ni en la imaginería popular de la mayoría. Tampoco las descripciones estéticas, la búsqueda de la belleza hasta en un sencillo local de hetairas, de ese París pueden tener reflejo en un mundo globalizado y estandarizado como el actual. La belleza de un edificio puede persistir o no, pero el elemento humano-profesional que relata Le Tan es tan solo un fantasma.

Un libro de relatos que permitirá a cada lector añorar o imaginar un París que, en esta época de añoranza del ayer, parece mejor, mucho mejor. Si además el texto va acompañado de los típicos retratos y dibujos de Le Tan (lo que le ha hecho conocido), el dejarse llevar por su páginas es más una invitación que una obligación materialista (por aquello de haberse gastado unos euros). El recuerdo como mecanismo de rechazo de un tiempo que desagrada está aquí perfectamente plasmado. Tanto en los textos, llenos de ironía y sarcasmo, antiguos como en los nuevos.

Si a una bella y cuidada edición le suman que es un libro pequeño para momentos pequeños, esto es, para esos momentos en que cualquier amante de los libros necesita ese texto que permita pasar de un libro malo o extraordinario al siguiente. Este es su libro. Bien escrito, no tiene pretensiones de grandiosidad, ni el escritor piensa que es lo mejor que ha parido Calíope, es tan solo lo que promete, relatos sobre un tiempo ya pasado, el cual pudo ser mejor o peor, pero siempre pasado. Que sea sencillo no quiere decir que no contenga un poco de esa belleza creativa que a todo el mundo gusta. Un libro pequeño para momentos pequeños, para tener en la pila de pendientes hasta llegar a ese tiempo en que se necesita algo distinto y bueno.

Ni Punk, ni Pank

En el submundo del pensamiento político-social existe bastante movimiento en España. La putrefacción de la política activa esconde u opaca debates interesantes que se producen en revistas digitales, con la publicación de libros y en algunas columnas de periódicos “para todos los públicos”. Identitarios, liberales-libertarios, conservadores, los restos del marxismo y algún despistado que pasaba por allí. Eso que se da en llamar la “batalla cultural” está mucho más presente en ese submundo que en el de la política y la intelectualidad “oficial”.

Normal, entonces, que al ir a una librería y ver expuesto el libro coordinado por Rodrigo Gómez Lorente, Ser conservador es el nuevo punk (La esfera de los libros), la tentación de hacerse aumente el “Diógenes lector” que cualquier persona interesada por el pensamiento sociopolítico tiene. Gastas los veinte euros (en realidad gastas más porque te llevas unos cuantos), llegas a casa, lo dejas en la pila de libros por leer y en el momento en que terminas esas lecturas que tenías entre manos (como esta o esta otra), incluyendo alguno que se coló por fascinación (como este), disfrutas de ese momento único de abrir el libro. La sensación de estar ante algo nuevo, algo que ha llamado la atención por su eslogan (el título del libro); esa casi necesidad de que se confirme si alguno de esos artículos que te han sorprendido en la Revista Centinela tienen continuación en ese texto que tienes entre las manos… Y no. Al poco de comenzar empiezas a torcer el gesto.

En doscientas páginas, es evidente que hay cosas que pueden gustar, pero la exigencia lectora cuando se trata de un pensamiento como el conservador está ahí. La mayoría de los españoles y muchos lectores seguramente no sepan qué es eso del conservadurismo –no saben qué es el marxismo, que está más en boca de los doxósofos– y este era un buen camino para abrir conciencias. Se puede ser o no ser conservador, pero que es necesario, casi con urgencia en España, un pensamiento conservador que pueda dar pie a cierta acción política es más que evidente. Como dicen en el propio libro hay mucho disfraz de conservador en esta sociedad del espectáculo (por cierto ni se nombra a Guy Debord en todo el texto pese a hablar profusamente de postmodernismo) y gracias a esta publicación se podría desenmascarar a más de dos y de tres. Pero…

No se puede escribir sobre la belleza sin establecer, como punto de partida intelectual, qué es lo bello. No vale con decir que son unos cánones, una forma de entender el arte o la vida, pero sin establecer qué cánones, qué forma. Mucho más cuando, señalando con el dedo, se habla de que contemplar, admirar o extasiarse con lo bello no admite ningún tipo de subjetividad. Cualquier profesor de estética disentiría de ello, así como cualquier persona mínimamente culta. Puede que a alguien le guste Velázquez y no Dalí, por ello ¿es menos bello el cuadro La persistencia de la memoria que La fábula de Aracne? Cierto que arquitectónicamente es más bella la construcción de algún barrio burgués del siglo XX que los mamotretos de ladrillo o cemento de los barrios obreros, pero existe una cuestión tanto de clase como de coste. Algo que se insinúa tibiamente.

Tampoco se puede romantizar la vida en un pueblo, entre otras cuestiones, porque te puedes encontrar con alguien que viva en uno y trabaje en varios, que haya pasado más de cuarenta años veraneando y pasando los fines de semana en Guadarrama. No, Guadarrama no es el epítome de la vida local perfecta o cercana. Tampoco lo era antes cuando en las fiestas de la Virgen de la Jarosa los locales, con sus chalecos de las peñas (amarillos Los clarines, rojo El capote), salían a dar de leches a las gentes de las urbanizaciones. O la mala “follá” que se gastaban en el día a día. No es mal sitio Guadarrama pero no es ese paraíso de localismo comunitario que se intenta vender.

Hay que cuidar las citas de los libros, entre otras cosas porque igual solo igual, hay alguien que se ha leído el libro o los libros y piensa que se le está tangando. Tampoco se pueden dar citas incorrectas. Cuando Friedrich Nietzsche asombró al mundo con su muerte de dios no fue en Así habló Zaratustra sino en la Gaya ciencia o Ciencia jovial (según la traducción) que es anterior. De hecho, siguiendo la edición de Gredos de sus obras, en la página 440 (parte 125) afirma en alemán: “¡Dios ha muerto! ¡Dios sigue muerto! ¡Y nosotros lo hemos matado! ¿Cómo nos consolaremos los asesinos de todos los asesinos? […] ¿Nos hemos convertido nosotros mismos en dioses, solo para estar a su altura? ¡Nunca hubo un hecho más grande –todo aquel que nazca después de nosotros, pertenece a causa de este hecho a una historia superior que todas las historias existentes hasta ahora!”. Pues eso, tener un poco de cuidado.

Está muy bien hablar de Chesterton, de Oakeshott, Kirk, Scruton y demás conservadores clásicos pero es poco preciso si para fundamentar, aunque en cuestiones de pensamiento se pueden tomar ideas y mezclarlas, algunas posiciones se recurre a identitaristas como Alain de Benoist (entrevista aquí) o reaccionarios como Eric Zemmour. Y tampoco se puede esconder lo que dicen esos autores en realidad. Respecto al feminismo, parece que no se sabe distinguir perfectamente entre ideología de género y feminismo ilustrado. Lo curioso es que es algo que se explica perfectamente en el libro citado de De Benoist Los demonios del bien (Editorial EAS). Es mejor, parece ser señalar a todo el feminismo como feminazismo. Es mejor hacer caso de las estupideces de Zemmour sobre las mujeres como ejército de reserva (algo que está descartado por el empirismo), cuando la mujer proletaria lleva trabajando desde hace siglos. Suponer que siempre ha existido esa imagen burguesa de la mujer en casa es una falsedad.

Resulta que les parece bien que Roger Scruton tome de las demás ideologías lo que considera positivo y, empero, en el libro no se toma nada positivo de nadie. Bueno sí, del evangelismo estadounidense y el Tea party. De ahí les viene esa manía de señalar al marxismo como causante de todos los males actuales cuando deben quedar unos seis o siete marxistas reales. Más o menos como el número de conservadores. Olvidan que existen numerosos estudios sobre cómo el neoliberalismo se ha nutrido de la escuela (no marxista, cabe recordar) francesa. Incluso a Michel Foucault se le considera uno de los padres de la ideología dominante. Enrique García-Máiquez da una pista en el epílogo al citar a R. R. Reno y su libro El retorno de los dioses fuertes (Homo Legens). Ahí tienen uno de los más lúcidos ataques contra la situación actual por parte de un conservador. Como lo ha hecho alguien tan poco sospechoso como el arzobispo emérito de Granada, Javier Martínez.

Por supuesto que las ideas fuertes son necesarias. Como lo es cuidar lo local; como generar comunidad; como seguir apoyándose en el catolicismo (no en el cristianismo en general para el caso de España); como defender que todo progreso no es bueno en sí; como salir al campo de batalla de la ideas con desparpajo. Todo está bien pero el libro, en ocasiones, está entre lo carca-reaccionario (para ser conservador o tradicionalista) o lo hipster. Pareciera que esto del eslogan y la revista solo fuese un mecanismo para que les hagan casito, o acceder a algunas columnas medianamente pagadas, o ser tiktokeros, o vaya usted a saber qué cosa postmoderna. Tomar el camino de los viejos marxistas para la lucha, como se dice en el texto, tampoco parece buen camino viendo dónde está el marxismo hoy en día (cenizas quedan). El intento es bueno pero hay que mejorar bastante y analizar mucho mejor la realidad. Para ser buen conservador no hay que anteponer lo doctrinal antes del análisis, lo que se dice poner la carreta delante de los bueyes. Y hay poco análisis y poca crítica al sistema capitalista. En eso son poco chestertonianos.

Sin valer la pena, valió la gloria

Y es que la depresión es cruel en todas las formas que se presente.

La depresión roba tu identidad, tu dignidad, tu tranquilidad.

La depresión se hace dueña de todo lo que eres en todas tus formas.

La depresión te arrincona sin preguntarte. Ella llega sin previo aviso, y cuando te saluda, ya te está abrazando. Y te empieza a consumir.

Tan desesperada, tan frágil, tan triste y sin fuerzas para moverte.

Y es que la culpa, te atrapa, te ahoga, te ciega y te destruye.

Amanecer pensando en que no mereces vivir, lo normalizas.

Conducir cada día con visiones y alucinaciones, se convirtió en normalidad.

Y caminar por la calle sin poder mirar a alguien, ni mantener una conversación fluida y básica, era lo habitual.

Convertí en rutinario, salir en plena noche, cuando llegaba ése pensamiento intrusivo, para anularlo, para seguir ganando tiempo, huyendo de ésa perversión y honda seducción que te quiere consumir para terminar contigo.

Ésa locura que te persigue constantemente, y que cada hora del día y de la noche, luchas para no obedecer, sin antes cuestionar.

No quería que mis oídos se volviesen sordos a la vida, y mis ojos se cegaran ante el desafío que suponía enfrentarme a ése monstruo.

Algunos médicos pensaron internarme. Otros no. Y en ése desbarajuste, me encontraba yo. Desorientada, sin entender nada.

La locura me dio la mano diplomáticamente, y planeaba mi final constantemente.

La depresión, enamoró hasta mis entrañas, se hizo dueña de todo mí ser, y mi alma bailaba a su son. En su perfecta máquina de matar la vida.

He sido muy dura conmigo misma, y todos los días, me perdono por ello.

Porque nadie merece querer dejar de sufrir suicidándose.

Que la vida no se nos convierta en una cárcel para el alma, sino en la liberación con cierta cordura de un alma en paz.

Porque siempre encontraremos la manera, una mejor manera de vivir.

Mientras tanto, trato dignamente de recuperarme.

Porque mi mayor triunfo, es amanecer todos los días.

¿Bernardo Silva? Laporta es el que va a jugar

Existe mucho cachondeo con la prensa nacionalmadridista, ese aparato ideológico del Estado que lucha denodadamente por establecer la única verdad y coronar a su único dios, el tito Floren. Pero lo del nacionalbarcelonismo tampoco se queda atrás, con matices eso sí. Son únicos en vender humo, mucho más que sus antagonistas. Y lo que viene pasando estos días es una muestra de cómo un aparato ideológico funciona.

Normalmente suelen ser tan exagerados como sus contrincantes blancos. Un taconcito o media hora buena de un canterano ya es portada. No llegan al extremo de pedir el balón de oro para cualquier “churriminga”, pero venden el producto muy bien hasta que al otro fin de semana no hay producto que vender o se inventan otro. Respecto a los presidentes culés, la realidad es que viven en un sin vivir en ellos mismos. Suelen darles palos con frecuencia, no ocultan (si es que se han enterado) las tropelías que se pueden cometer, pero luego salen a hacer la pelota de igual forma que hace el nacionalmadridismo. Una cosa que daría para terapia de psicoanálisis en algunos casos, especialmente de columnistas.

Hasta que la ruina es tan grande que ya deben vender humo para que el olor pestilente que sale de las oficinas del FC Barcelona no llegue a las narices de los aficionados. La última es que van a fichar a Bernardo Silva ahora que han perdido a Dembélé y van a colocar a Kessie en tierras sauditas. ¿De dónde van a sacar los ochenta millones que cuesta si les han fallado dos palancas de 60 millones?

No se fía nadie de dejarles unos milloncetes (los grandes préstamos son con la garantía de quedarse con el Barça) y van a sacar ochenta para ofrecer al Manchester City. Es que Guardiola prometió que le dejaría salir, dicen. Sí, pero por una oferta enorme. Y tres paquetes de nueces y seis fines de semana en la Costa Brava no son suficientes. Quienes dirigen el club inglés son árabes o españoles que no tienen intención de hacer balconing.

Aun así, suponiendo que consiguiesen los millones ¿cómo la iban a inscribir? Algún cachondo ha dicho que como se divide el costo por los años de contrato y va a venir cobrando menos sería fácil. O sea, no pueden inscribir a Araujo, Balde, Alonso, Gundogan y demás jugadores y el encaje de Bernardo ¿va a ser porque sí, porque qué? Con las salidas de Kessie, Dembélé y Lenglet podrán inscribir a todos y ya se verá porque, cabe recordar, que estaba pasado de salario el año pasado. ¿De dónde va a sacar para Silva y su inscripción? Salvo que no cobre, hay que encajar entre 20 y 25 millones salariales.

Será Joan Laporta quien deba jugar de medio centro, la roca inamovible, para poder configurar un once en el primer partido liga a este paso. Una cosa es soltar que el Barça está interesado en este o aquel, que hay que conseguir visitas en el web, y otra vender humo y tratar a los culés como si fuesen gilipollas. Alguno habrá por probabilidad, pero por mucho que sea de Jorge Mendes (al que ya han cogido cierta tirria en el PSG), si no hay, no hay. Y palancas solo le quedan a Laporta las del freno de mano del coche y la que tiene detrás de la puerta de su casa para que no le entren ladrones.